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Estilos de crianza

Son cuatro estilos de crianza básicos, digamos así, pero existen algunos que se aproximan más a
un estilo que a otro sin embargo tienen características de otros; de cualquier forma, sea cual fuere
el estilo de crianza, sin duda causa efectos en los hijos a corto y largo plazo.

Los seres humanos a lo largo de nuestra vida vamos adquiriendo todo tipo de conocimientos de
acuerdo a la etapa que vamos viviendo; en la tapa infantil es cuando se empiezan a forjar
cualidades de la personalidad y el comportamiento, por ello los estilos de crianza juegan un
factor de alta relevancia en el futuro adulto. La personalidad de un adulto si bien puede ser
modificada; su estructura y se basa en la raíz, es decir en la etapa infantil.

Autoritario
En este tipo de crianza los padres son sumamente estrictos, no permiten al niño explorar más
allá de lo que consideran pertinente; se les suele castigar constantemente lo cual provoca
confusión entre lo que está bien y está mal desde la perspectiva del niño. Quizás no es del todo
malo para el desarrollo psicológico; es decir que podría crecer de una manera rígida pero
ordenada. Los seres humanos por naturaleza instintiva necesitamos de afecto y no solo de
disciplina, es por eso que aunque, hay cosas positivas, no es un estilo de crianza cien por ciento
optimo; con este estilo de crianza se forman personalidades del tipo militar y es probable que en
la etapa adulta les cueste demostrar o manifestar afecto hacia otras personas, podrían en
apariencia ser muy plenos y funcionales, pero internamente vivir con frustración y represión.

Permisivo
El estilo permisivo es muy común en padres muy amorosos que sienten que deben satisfacer no
solo las necesidades básicas del hijo, sino también cualquier clase de capricho por grande que
sea. Este tipo de casos al principio son positivos para los niños, en el sentido de que no sufren por
estar protegidos por sus padres del mundo real, pero cuando se crece y se empieza a socializar
con otros niños, con maestros y demás personas es cuando empiezan a generarse los conflictos;
en el momento que no obtenga lo que desea, de la manera que siempre lo ha hecho, es cuando el
niño criado así empieza a sufrir, se enfadara al no obtener lo que desea o al momento de que las
demás personas no quieran hacer lo que quiera, situación que causa mucho sentimiento de
frustración, ira, desesperación, tristeza y confusión entre otros. El mayor problema (como en la
mayoría de los estilos de crianza) es que en la etapa adulta sigue siendo un conflicto mayúsculo
en las diversas situaciones de esta etapa; en cuestiones como de pareja, amigos, compañeros de
trabajo etc., se sigue generando angustia y todos los sentimientos ya mencionados, al momento

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de no conseguir lo que desea, esa es la parte difícil, al enfrentarse con la realidad en donde ya los
padres no pueden interceder aunque lo quisieran. El adulto criado así vuelve a sentirse como un
niño que desea un juguete o un caramelo y molestarse por situaciones irrelevantes y pueden
terminar una relación sentimental por un arranque o dejar de frecuentar amistades por la misma
causa; la frustración que se genera los lleva a ser funcionales siempre y cuando las condiciones
sean de la forma en que ellos desean; una personalidad así tiene dificultad para trabajar en
equipo por lo que se puede volver una persona solitaria. En general al no haber tenido limites en
la infancia, en la etapa adulta les cuesta resolver conflictos porque siempre se los han resuelto.

Democrático
Quizás sea el estilo más optimo de crianza, el niño va creciendo con una estabilidad emocional
equilibrada, si bien ha tenido episodios emocionales extremos, con el paso del tiempo va
aprendiendo lo que es correcto y lo que no; es natural en los seres humanos buscar
independencia o elegir lo que se desea desde la primera etapa de la vida y este tipo de padres
guían y ordenan positivamente la estructura de las emociones. Recibirán castigos cuando sea
necesario y al igual recibirán recompensas; es un estilo de crianza digamos, justa y equilibrada; el
niño va aprendiendo a ser independiente, va reconociendo que actitud es la adecuada para cada
situación, siente seguridad en si mismo y sabrá resolver los conflictos de una manera prudente.
En la etapa adulta son personas sanas emocionalmente, no suelen entrar en conflictos en el
ámbito social, de pareja o de trabajo, son objetivos, saben escuchar y buscan equidad en toda
situación; no intentan sacar provecho de las demás personas y analizan más a profundidad
cualquier situación en las que deban resolver algo y no se dejan llevar completamente por las
emociones.

Negligente
Los padres negligentes son padres que no tienen interés amplio por lo que pase en torno a la vida
de sus hijos, no se ocupan mucho de ellos más allá de lo elemental; si bien esto genera
independencia a temprana edad, por supuesto no es lo más optimo para un desarrollo sano. Son
muchas características que debemos tomar en cuenta en el crecimiento, siendo uno de ellos el
afecto, castigo, la motivación, la recompensa etc., el niño por ejemplo, al no recibir una
recompensa por algo que hizo bien, se desmotiva, creyendo que no vale la pena hacer algo bueno
si no hay beneficio alguno; por otra parte al no tener autoridad se vuelve una persona descuidada
en términos generales, su aspecto, higiene y cuidado personal es pobre, al no ser instruido por
falta de atención en esta y otras situaciones, el no sabe distinguir con claridad entre lo bueno y lo
malo o adecuado e inadecuado. En la etapa adulta suelen ser personas serias, a quienes les cuesta
manifestar afecto ya que no lo recibieron de una manera positiva; podría darse el caso de que se
tengan consecuencias graves, al no haber tenido limitantes en la infancia podría fácilmente

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cometer actos delictivos o vandálicos; es decir al carecer de atención en la primera etapa de su
vida, inconscientemente busca de ella de formas posiblemente negativas. Es común que personas
adolescentes ( y adultas por supuesto) criadas de esta misma manera, se busquen entre sí para
compensar la falta de atención de sus padres. Son muchos los factores que se pueden producir
con este tipo de crianza y podría ser de alto riesgo no solo psicológica y emocionalmente, sino
que también podrían sufrir algún accidente al no tener limites en las acciones o simplemente en
búsqueda de atención.

Existe un llamado quinto estilo de crianza que es la de padres sobre-protectores, este estilo es similar
al estilo permisivo con la diferencia que en este caso los padres no permiten a sus hijos resolver
cuasi ningún conflicto o ninguno. Tienen tanto temor de que algo malo les pase a sus hijos que
intentan a toda costa desobstaculizar su camino para que este no sufra. Por supuesto no es una
manera sana de crecer, los niños se vuelven prácticamente inútiles y al igual que los niños criados
permisivamente, no saben el valor de adquirir las cosas con esfuerzo. Si bien los padres sobre
protectores aman profundamente a sus hijos, lo que provocan en ellos son adultos disfuncionales
y procrastinantes en su mayoría; les costara someterse a cualquier tipo de autoridad; se vuelven
temerosos de las cuestiones de la vida real cuando ya no están sus padres para resolverles las cosas
y podría generarles angustia e inseguridad en su personalidad; difícilmente van a querer trabajar
o lo harán hasta que ya no tengan otra opción.

Todos los patrones tienden a repetirse, es decir, un niño criado de una forma, muy
probablemente criara a si mismo a sus hijos, aunque claro, esto no es un hecho en todos los casos,
en ocasiones adultos logran identificar que su estilo de crianza no fue el optimo y buscan no
cometer el mismo error con sus hijos.

Si bien la mayoría de los estilos de crianza tienen factores bueno y malos (algunos más, algunos
menos) lo ideal sería que los hijos recibieran un estilo de crianza mixto, tomar lo mejor de cada
estilo para un desarrollo general optimo.

Manteniendo un equilibrio en todas las situaciones del infante es seguramente la mejor manera
de criarlo y prepararlo para el mundo real.

Autor: Dante Aurelio Masso Jr.

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