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MARCIA DM
ÍNDICE
Sin título
Introducción
PRIMERA PARTE
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Segunda Parte
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
TERCERA PARTE
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 51
Capítulo 52
Capítulo 53
Capítulo 54
Capítulo 55
CUARTA PARTE
Capítulo 56
Capítulo 57
Capítulo 58
Capítulo 59
Capítulo 60
Capítulo 61
Capítulo 62
Capítulo 63
Capítulo 64
Capítulo 65
Capítulo 66
Capítulo 67
Capítulo 68
Capítulo 69
Capítulo 70
Capítulo 71
Capítulo 72
Capítulo 73
QUINTA PARTE
Capítulo 74
Capítulo 75
Capítulo 76
Capítulo 77
Capítulo 78
Capítulo 79
Capítulo 80
Epílogo
Agradecimientos
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Resiliencia Adelanto
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SIN TÍTULO
Principe
Oscuro.
Marcia DM.
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una copia por separado. Gracias por respetar el arduo trabajo de este autor. Todos
los derechos reservados. Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida
en cualquier forma sin el permiso escrito, excepto en el caso de citas breves en
artículos críticos y revisiones este libro es una obra de ficción. Los nombres,
personajes, lugares e incidentes son producto de la imaginación del autor, son
usados de manera ficticia y no debe ser interpretado como real. Cualquier
parecido con hechos reales, lugares, organizaciones o personas vivas o muertas,
es pura coincidencia.
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INTRODUCCIÓN
1587
Walpurga Hauss.
Mujer.
Viuda.
Madre.
Pobre.
Y el caso más famoso de brujas en la historia de Alemania.
No por las torturas incesantes, no por su carácter fuerte y
decidido, su caso hacía eco por los pueblos por haber
realmente confesado su práctica pagana. Aquel amor
prohibido por el que vive bajo tierra que llevó a la hoguera a
tantas mujeres.
Walpurga gritaba su confesión a los siete vientos mientras
arrastraban su cuerpo por diferentes estaciones de tortura.
En la primera parada, ella confesó haber conocido a un
demonio llamado Federlin y haber tenido relaciones sexuales
con él, y como consecuencia, la iglesia rasgó su seno derecho
y su brazo izquierdo.
En la segunda, ella reveló haber firmado un pacto con el
diablo, entregándose a él y a cambio, él le prometió una vida
sin pobreza y protección para su hija, en esa estación el
obispo lastimó su seno izquierdo.
En la tercera estación manifestó haber asesinado a
cuarenta niños no bautizados, su castigo fue su mano
derecha.
En la cuarta parada dijo haber utilizado la sangre y los
huesos para rituales de brujería, por ello cortaron su brazo
derecho.
Finalmente, en la quinta parada, la ataron a un poste de
madera y le prendieron fuego delante de todo el pueblo.
Algunos dijeron que ella sonreía en paz, mientras miraba la
torre más alta de los sacerdotes, otros dijeron que gritaba el
nombre de “Eleanor” sin control.
PRIMERA PARTE
CAPÍTULO 1
H endrix
H endrix
H endrix
H endrix
H endrix
H endrix
H endrix
H endrix
V EINTE AÑOS
–¡Necesito ir papá! ¡Por favor! –Escucho los gritos de
Eleanor a kilómetros de distancia, puedo sentir su agitación,
su frustración. Acelero el paso para llegar a ella más rápido.
– ¡Dije que no! ¡Deja de discutir por todo! –La voz del
doctor se escucha cansada e irritada. Sujeto el golpeador con
forma de gárgola y la puerta se abre, el mayordomo de los
Solís es un humano, decidieron contratarlo luego de adoptar
a Eleanor, me pareció una excelente idea, así no se sentiría
tan sola durante día.
– Mi señor. –se inclina el hombre.
– Hola Charles, se a donde tengo que ir, no te preocupes.
–camino hacia el comedor, donde los dos discuten.
Cuando me ven entrar, el doctor hace su reverencia, pero
Eleanor corre hacia mí y me abraza.
Mi cuerpo se paraliza por sentir esa proximidad tan tibia
otra vez, hace mucho tiempo que esto no ocurre.
Lavanda y azúcar.
Aspiro su olor con profundidad, los años pasan y me
vuelvo aún más adicto, más necesitado.
Mis últimos años con Eleanor han sido una tortura, me
sentía absolutamente miserable y muy internamente, creía
que a ella le pasaba por algo similar.
– ¡Hen! ¡Llegaste justo a tiempo!
– ¿Para qué? –Me suelta y a mí me cuesta dejarla ir. A el
doctor todavía le molesta inmensamente que me llame por
mi nombre, pero para mí es el sonido más dulce de todos.
– Mi papá no me quiere dejar salir, ¡hice una amiga hoy
en el mercado! ¡Yo! ¡Una amiga! ¿Entiendes? Ella me invitó a
cenar, ¡no puedo perder esta oportunidad!
La vida de Eleanor es…complicada y solitaria por sobre
todo lo demás. Por más que ella pueda salir de día, se ha
adaptado a la vida de la casa donde vive y la mía en general.
Su día transcurre de noche, donde todos los otros humanos
duermen o se esconden de los males que podrían llegar a
acecharlos, debido a esto su actividad social es prácticamente
nula.
Ella ya está lista para salir a la sociedad, el que no lo está
soy yo, no puedo perderla de vista, no con ese maldito de
Kraus rastreándola como un sabueso, sus movimientos por el
pueblo son restringidos y vigilados y cuando viene a el
castillo por su cuenta, envío guardias para que la escolten.
– Solís, ¿por qué no quieres que vaya?
Siempre jugamos este juego. El que no la deja salir en
realidad soy yo, pero Solís es el que paga los platos rotos,
pretendiendo ser un padre castrador.
– Príncipe, no conozco a esta familia, viven en la aldea y
no la puedo acompañar tengo lugares a los que asistir en este
momento. Eleanor debe entender que no podemos estar
todos a su servicio... –Mis ojos van hacia Eleanor, ella me
mira con ojos de perrito abandonado. ¿Cómo resistirme a esos
ojos?
– Yo te acompaño, pero solo tienes una hora, tengo cosas
que hacer. –Me gusta ser el bueno de la historia, porque
siempre soy recompensado con una sonrisa y un abrazo.
– ¿Sí? ¡Gracias, gracias, gracias!
Sus brazos rodean mi cuello y yo me aprovecho otra vez
de la situación, por sobre su hombro observo al doctor, quien
muy en el fondo sé que no aprueba mi comportamiento con
ella, eso hace que la suelte rápidamente, sintiéndome
extrañamente culpable.
Los dos sabemos que vivo una mentira y de esa mentira se
formó una realidad donde podía controlar mi deseo, mi
necesidad de tenerla. Me auto convencí de que Eleanor y yo
éramos algo importante para el otro, algo familiar y
amistoso, pero la mentira siempre vuelve a su origen y el
fuego que arde dentro de mí, quema cada centímetro de mi
alma inmortal. Mis fantasías con el paso del tiempo se
vuelven más gráficas, más explícitas y lujuriosas. Quiero
tomarla, besarla descaradamente, amarla con todo este
fuego, pero no puedo.
Nunca me lo permitiría, porque todo lo que me importa es
su seguridad y su felicidad, aunque por dentro siento odio a
mí mismo por ser como soy y escucho a mi corazón
desgarrarse por ella.
– No me agradezcas ahora, prepárate antes de que me
arrepienta…–Sale corriendo de la habitación y la observo ir
con una sonrisa. En cuanto escuchamos la puerta cerrar, el
doctor camina hacia mí con ojos preocupados.
– No me gusta señor, tengo una mala sensación y usted
no puede ir solo a la aldea, se pone en riesgo por nada. –Sé
que tiene razón, pero me es muy difícil decirle que no.
– No te preocupes por mi Solís, voy a vigilarla todo el
tiempo. –Los dos nos observamos por unos momentos,
esperando que el otro hable, pero cuando no lo hace,
comienzo yo. – Solís, sé que acordamos que Eleanor…
– Por favor Príncipe, Eleanor es nuestra familia, usted lo
sabe.
Es verdad, a donde Con el paso de los años, Eleanor se ha
instaurado en nuestras vidas casi por completo, ha pasado
festividades en mi castillo, rodeada de mi familia y amigos,
todos la adoran tanto como yo.
Bueno quizás no tanto.
– Pero tenemos que entender que ella es humana, ella
dentro de poco va a tener las mismas necesidades que
cualquier humano.
Solís indica un sillón cerca de mí, para que tome asiento.
Escucho a Eleanor abrir y cerrar cajones, aún no se decide
qué usar.
– ¿A qué te refieres? –Sinceramente no quiero ir hacia
donde se dirige esta conversación, no estoy listo para dejarla
ir.
– Eleanor se está convirtiendo en una mujer mi señor,
prontamente querrá una pareja estable, hijos y cosas que no
podemos intervenir. –Siento como si clavaran agujas en el
estómago.
El día llegó.
– ¿Hay alguien ya? ¿Ella te dijo algo? –¿Por qué estoy tan
nervioso?
– No, ni tampoco a mi mujer, pero es prácticamente su
madre, comenzó a notar los cambios en ella, ya no es una
niña mi señor.
Carajo.
Dalia y yo por momentos nos hemos encargado de la
educación de Eleanor, un privilegio para una mujer humana
en los años que vivimos, no todas pueden decir que saben
hacer grandes cálculos matemáticos, ni tienen la dicción que
ella tiene. La sociedad de los humanos por alguna razón, deja
a las mujeres solo a cargo de la reproducción y la
manutención del hogar. En nuestra sociedad esas cosas son
del pasado, hoy cualquier hembra es libre de hacer o decir lo
que quiera, de hecho, una gran mayoría de nuestra sociedad
es liderada por ellas.
– Lo sé, lo sé –Aunque no quiero saberlo– Voy a tener una
charla con ella, necesito focalizarme en su futuro –Que
obviamente está a mi lado, solo que no me animo a decirlo
en voz alta. Estoy por continuar la charla, cuando escucho la
puerta cerrarse y a los pocos segundos la veo entrar.
– ¡Lista! –Es increíble cuánto puede cambiar una mujer
con tan solo un poco de maquillaje y un vestido, mi
respiración se detiene, puedo sentir mi cuerpo reaccionar por
ella, casi instintivamente, esa es la hembra que quiero, pero
me está prohibida, prohibida Hendrix… vuelvo a entrar en
razón y le sonrío tensamente.
– Estas muy hermosa Eleanor. –Me levanto del sillón y
me coloco a su lado, estirando mi brazo para que ella lo tome
y lo hace con una sonrisa. – Volveremos en unas horas Solís,
no te preocupes por nada.
El padre adoptivo de Eleanor asiente sin creerme
demasiado, ¿por qué cree que la pondría en peligro? Ella es lo
más importante que tengo.
Caminamos por el bosque y la escucho relatarme
situaciones embarazosas con su madre adoptiva, Dalia a
veces puede ser muy estricta y a pesar de estar prestando
atención a todo lo que ella quiere contarme, mi mente está
buscando la manera para tener la conversación sin sentir.
– Eleanor, hay algo de lo que tenemos que hablar…–No sé
cómo continuar, esa frase es todo lo que mi mente había
creado.
– Si lo sé –dice apenada.
– ¿Lo sabes? –tengo miedo de estar pensando en dos
cosas completamente distintas.
– Sí, llegó el momento de que me vaya.
– No precisamente, los Solís están muy contentos de
tenerte con ellos, pero sabemos que esta vida que estás
llevando puede ser muy difícil para una mujercita como tú.
– ¿Mujercita? ¡Hen! ¡Qué horror! No me llames así. –Me
río por su cara de asco.
– Bueno, el punto es que, es normal que quieras
relacionarte con humanos, ya sabes, seres que pueden estar
al sol y todo eso.
Ahora ella es la que se ríe.
– Yo no quiero estar con los humanos Hen, yo quiero
estar contigo. –Siento un nudo en el estómago cuando la
escucho. – Con los Solís, con el mundo que conozco.
Wow, por un momento pensé que…
– No puedes, tu vida continúa, te haces adulta, necesitas
una familia.
– ¿Familia? Tú eres mi familia. –Más cuchillos en mis
tripas.
– Sí, tú eres mi familia también, pero ya sabes, querrás
tener un hombre a tu lado en algún momento, alguien que te
cuide y que se haga cargo de ti.
– No, yo quiero trabajar, no quiero depender de nadie
Hen, y-yo podría trabajar para ustedes, podría ser la persona
que les hace los recados durante el día.
– ¿Qué tipo de recados? –Comienzo a molestarla porque
lo que dice es un disparate. Aunque por dentro me gusta
escucharla decir que no necesita un hombre en su vida… pero
¿qué tal un vampiro? Quizás…
No, ¡detente maldición! ¡¿Qué está mal contigo?!
– ¡No lo sé Hen! ¡Algo que necesiten! No quiero ir a vivir a
la aldea, no quiero esa vida aburrida para mí.
Por supuesto que no iba a dejarla vivir en la aldea, lejos de
mis ojos para custodiarla, yo solo pretendo no ser tan
malditamente obsesivo con respecto a su seguridad.
Llegamos a una zona más urbana y ella me indica el
camino hacia la casa de su nueva amiga.
– Ella se acercó a mi cuando estaba con Charles, ¡pensó
que era mi mayordomo! –Lo es– Así que le expliqué que él es
solo un amigo, cuando me preguntó dónde vivía, tuve que
mentirle, pero al menos le caí bien, ¡creo! ¿Está bien mi
vestido?
– Estas perfecta.
Ella es mucho más inocente de lo que esperaba, por
momentos parece una mujer adulta y por otros sigue siendo
la misma niña de aquel día.
La del olor a lavanda y azúcar.
Una pequeña choza se encuentra iluminada, humo sale de
la chimenea, ella corre hacia la puerta y golpea. Pero cuando
afilo mis sentidos me pareció oler a…
– ¡Eleanor! –grito, la puerta se abre y una adolescente le
sonríe del otro lado, solo me calmo unos segundos, porque
esa pequeña humana no parece una amenaza, pero ese olor
sigue allí, ese olor me confunde.
– ¿Qué? –grita pretendiendo reír por un chiste que no
hice. Me acerco hasta la puerta y las dos me miran con
curiosidad.
– Hola –dice su amiga mirándome de arriba abajo, puedo
sentir el olor a estrógenos emanando de su cuerpo, Eleanor
nota el cambio de actitud de su amiga, pero no termina de
entender qué ocurre.
Hay algo que no me gusta.
– Hola, soy el tío de Eleanor –me presento. Ella me mira
extrañada cuando digo “tío” yo también me siento extraño.
No soy su tío.
Soy su amigo, maestro, compañero y otras cosas que aún
no me animo a decir.
– ¡Hola! Soy Mary, ¿quieres pasar? –Por supuesto que no,
yo no puedo pasar a los hogares de los humanos, bueno,
puedo, pero eso está contra el pacto.
Aunque ahora mismo una guerra fría ocurre entre los dos
bandos, no hay razones suficientes para empeorar todo este
ambiente.
– Oh no, gracias, solo quería acompañar a Eleanor –Mi
oído se concentra en escuchar los sonidos de la casa, hay
cinco personas dentro.
– Si quieres pasar a comer eres bienvenido, solo están mis
padres.
Un momento…
No están solo sus padres, dentro de la casa hay más que
solo dos.
Tomo a Eleanor del hombro, solo por seguridad, ella no
entiende qué ocurre.
– Eleanor, ¿podemos hablar un segundo…? –Unos pasos
se mueven más rápido dentro de la casa.
Es una trampa.
Cuatro pares de manos aparecen en la puerta e intentan
arrebatarme a mi Eleanor.
¡MI ELEANOR!
¡Maldición! nunca, NUNCA podrían ser más rápidos o más
fuertes que yo.
Tomo a Eleanor de su cintura y la arrastro lejos, mis pies
saltan y caigo a unos metros de ellos.
Ella termina detrás de mí.
– Quédate detrás de mi –susurro. Los hombres se quedan
en el marco de la casa, con armas apuntando directamente a
nosotros.
Lo veo detrás de ellos, pidiéndoles permiso para pasar.
El obispo nos observa siniestramente desde allí.
El corazón de Eleanor se dispara, su respiración es
discontinua y convulsiva, puedo sentir el perfume de sus
lágrimas asomándose por sus ojos.
Lo ha reconocido.
– Kraus, acabas cometer un grave error –grito, mis
dientes están afuera, no quiero que me vea Eleanor, nunca
los vio, nunca me vio en este estado tan violento.
Podría matarlos a todos en un segundo, pero eso significa
que Eleanor vería el lado más oscuro de mi raza, algo que por
años he intentado ocultarle.
Él se ríe.
– Hallo Hexe… –habla en su idioma Germanico.
– ¡No te atrevas a hablarle! pedazo de mierda, no la
mires, ¡ni siquiera la pienses! –tengo que irme de aquí,
ahora mismo.
– Es solo cuestión de tiempo Eleanor, puedes entregarte
ahora y evitar una guerra o escapar con el hijo del diablo.
– No lo escuches –digo sobre mi hombro, puedo percibir
su duda y la culpa formándose en su pecho – ¡Eleanor! –
vuelvo a gritar– Tápate los malditos oídos. Kraus, acabas de
firmar tu sentencia de muerte, intenta dormir esta noche,
porque no creo que despiertes.
– Vampir, tu creador no tiene lugar en mí, no importa lo
que intentes, Dios siempre cuidará mi espalda de criaturas
como tú. –Escucho sonidos a nuestro alrededor, no necesito
mirar para saber que estamos rodeado.
Tomo a Eleanor entre mis brazos y susurro en su oído:
– Sujétate bien.
Mi salto nos impulsa en el aire, dejando esa choza a miles
de metros bajo mis pies. Eleanor grita y se sujeta de mis
ropas con más fuerza, no puedo viajar tan rápido ni tal alto
como quisiera, ella no podría soportar la presión en sus
pulmones.
Odio que sea tan frágil en estos momentos.
Tan…humana.
Pero la física la supera, se desmaya aún con lágrimas en
los ojos.
CAPÍTULO 9
H endrix
H endrix
LA PIERDO .
Nunca quise razonar que iba a ocurrir con Eleanor,
siempre viví en el momento. Cada vez que ese pensamiento
se me cruzaba por la cabeza, lo reemplazaba
automáticamente por otra cosa.
Eso era antes.
Estoy acostado en mi cama gigante, sí, los vampiros
dormimos, menos horas, pero lo hacemos. Aunque no habría
horas de sueño para mí hoy.
Eleanor se encuentra a exactamente cien metros de mi
cuarto y puedo olerla y escucharla como si estuviera a mi
lado.
Ella tampoco duerme.
A la mierda…
Me cercioro de que nadie esté caminando por el corredor
que nos separa. Y camino hasta allí.
– ¿Puedo entrar? –susurro en la puerta. Escucho como se
limpia las lágrimas e intenta destapar su nariz, acomoda las
sabanas de la cama y se cubre antes de susurrar.
– Pasa….
El cuarto azul es uno de los cuartos de invitados más
lujosos que tiene este castillo, solo los invitados más nobles
son los que tienen el honor de estar en esta habitación. El
techo está pintado con un azul profundo y unas estrellas
doradas lo acompañan, los muebles tallados y una cama
digna de una soberana.
Como ella.
Cuando entro a la habitación me encuentro con la
completa oscuridad. Aunque no es un problema para mí, sé
que ella no puede verme, lo cual es mejor, me siento más
cómodo.
– ¿Cómo estás? –pregunto a los pies de la cama, cruzo
mis brazos y me apoyo en una de las columnas que la
encierran. Un dosel envuelve los costados.
– Bien. –responde secamente. Bueno, esto será difícil.
– ¿Segura qué quieres hacer esto? –Dime que no, dime qué
no.
– Sí, lo estoy Hen. –Se mueve y acomoda su cuerpo para
estar más argüida, su voz está congestionada– ¿Cómo estás
tú?
– No tan bien como tú…–Suelto con resentimiento. Mis
brazos todavía cruzados los cuales son mi escudo, me sofoco
rápidamente cuando estoy cerca de ella. Camino hacia el gran
sillón y me desplomo allí.
– No quiero hacerte mal, pero es algo que estuve
pensando hace mucho y creo que me haría bien, ya sabes,
endurecerme, tu viste el poder que tiene sobre mí.
– Si, lo vi.
– Entonces entiendes.
– Entendería si algún día supiera la historia. –Merezco
saberla y si esta es la última vez que vamos a estar en la
misma habitación, es el perfecto maldito momento.
Eleanor se mantiene en silencio, sé que en estos
momentos su cerebro está recordando todo lo que había
ocurrido, no es mi intención hacerle recordar todo lo que le
provocaba dolor, pero necesito saber.
– Mi madre era devota de la iglesia, siempre trabajó allí,
nunca supe como terminaron juntos, recuerdo que la
mantenía encerrada, oculta de todos, la llamaba “Asmodea”
no sé por qué, pero siempre supuse que era algún nombre
bíblico. Mi madre me educó y me crio en un pequeño sector
de la iglesia. –Eleanor se detiene, toma una bocanada de aire
y luego continúa. Mi cuerpo ruega por ir hacia ella, está
sufriendo y necesito consolarla, pero por alguna razón, no
muevo un solo músculo de mi cuerpo– Todas las noches ella
solía irse, en su momento no entendía bien porqué, pero
ahora sé que ella iba a saciar las necesidades de ese inmundo.
Un día no volvió, rogué y rogué por ella, pero la puerta no se
abría. Al poco tiempo él vino por mí, me acusó de bruja y de
un montón de adjetivos que no entendía todavía por la edad
que tenía y la poca educación, al principio no deducía si lo
que decía era bueno o malo, pero por su tono sabía que no
podía ser del todo bueno, lo que sí pude entender fue cuando
dijo que iba a quitar el demonio de mí y que luego iba a
reencontrarme con mi madre. –Las últimas cuatro palabras
apenas fueron formadas en su garganta, mi cuerpo se
impulsa lejos del sillón y en un segundo estoy a su lado,
sosteniéndola. Ella ya no se asusta por mi rapidez.
– Esta bien, no es necesario que sigas –Deslizo mi brazo
por sus hombros y la atraigo hacia mí, para darle un poco de
consuelo, pero demonios, se siente como un movimiento
muy arriesgado.
– Al principio solo fue pasar hambre –continuó– Luego el
encadenamiento. Los latigazos vinieron mucho después. El
día que llegaste había violado mi cuerpo, aunque no sabía
exactamente que eso era lo que había hecho, solo sabía que
estaba muy mal, el cura que viste era el encargado de
limpiarme para que él no sienta asco al día siguiente.
Mi respiración se volvió profunda y rápida, la adrenalina
me envenena el cerebro, podría matarlo ya con tanta
facilidad, sería tan grato hacerlo y traería tantas
complicaciones a la vez.
– Cuanto lo siento Eleanor, realmente me lamento no
haber sentido tu perfume antes…–Tan desesperado me
siento por no poder cambiar el pasado, que dije eso sin
pensar. Es demasiado tarde para corregirme ahora.
– ¿Perfume? –Maldición.
– Sí, tú hueles a lavanda y azúcar –Ella levanta la mirada
y nuestra cercanía se vuelve insoportable. Tengo que
alejarme, rápido, pero ¿Por qué no lo hago?
– ¿Eso es bueno? –Maldición es el perfume más adictivo
que alguna vez sentí. Quiero decirle que no, que es
sumamente malo, para mí especie era peligroso sentir olores
así.
– Sí, siempre hueles muy bien. –Su dulzura vuelve a mí,
su aliento cálido me envuelve drogándome por completo, es
hora de alejarme. Me despego de ella y comienzo a caminar
por el cuarto, no es seguro, yo ya no soy seguro para ella–
Estás a tiempo, puedes quedarte, yo voy a protegerte, juro
que él nunca va a ponerte las manos encima.
Mi voz es una plegaria, si le ruego quizás…
Ella niega con su cabeza, mientras algunas lágrimas caen
por su mejilla, ella no quiere irse, ¡lo sé!
Un rayo de esperanza.
– Hen, sé que tú no crees en Dios y sinceramente todavía
no estoy convencida de hacerlo, pero el día que llegaste,
había rezado, le había pedido ayuda, no me importaba si era
la muerte o la vida, solo necesitaba detener el dolor. No
recuerdo mucho, porque mi visión estaba nublada, pero en
mi mente se repite una imagen donde te veo ingresar por la
ventana, pensé que eras un ángel y que al fin iba a ser
salvada.
El ángel de la muerte quizás.
– Y al final fui todo lo contrario…–Río entre dientes.
Pobre chica, pidiendo ayuda y fue solo un vampiro adicto, el
que la encontró.
– No Hen, ¿no lo ves?, tú ya me salvaste. –¿La salve?
Porque lo único que hice en los últimos años fue plantearme
esta situación, la vida de esta, ahora mujer, es un laberinto,
sin escapatoria. Cuando despierto de mis pensamientos
profundos, ella está delante de mí. Su estatura ha cambiado
durante los últimos años y aunque aún soy más alto que ella,
mi altura ya no la intimida. Se pone en puntitas de pie y
coloca sus tibios labios sobre los míos.
Lento, caliente y breve.
– Gracias por todo lo que hiciste por mí.
Estoy absolutamente petrificado, congelado. Mis labios
vibran con nerviosismo, me besó…
Un beso inocente y efímero, pero un beso lleno de
mensajes.
Estoy a segundos de romper mi auto control, a segundos
de tomarla y hacerla mía, mis manos se extienden, quiero
traerla hacia mí, más cerca, más cerca, pero ella se aleja de
mí, dando varios pasos hacia atrás.
– No te vayas…–Mi voz se entrecorta, mis cuerdas vocales
duelen debido al nudo que siento en la garganta. Eso es todo
lo que logro decir.
– Es necesario.
SEGUNDA PARTE
CAPÍTULO 11
H endrix
H endrix
E leanor
5 AÑOS antes
E leanor
P RESENTE .
UN AÑO ATRÁS .
P RESENTE .
U NA SEMANA ANTES .
– N O QUIERO que viajes sola hasta el pueblo, vas a viajar con el
último escuadrón que se dirige a la fiesta de honor y luego te vas a
mover hasta la casa del doctor.
– Esta bien. –Estoy inquieta por Hendrix, no quiero verlo.
Desde el día que vine aquí, sabía que íbamos a vernos cada vez
menos, pero nunca esperé que desapareciera así. Ni una carta, ni
un solo “Feliz cumpleaños”, me siento traicionada por él, pero por
sobre todo dolida. Parecía que se había quitado de encima un
estorbo.
Un estorbo humano.
Will se levanta de su silla y camina hacia donde estoy, se
inclina ante mí, colocando sus rodillas en el suelo y sus manos
sobre mis muslos.
– Tenemos que hablar de un factor importante. –Frunzo mi
ceño, no entendiendo de qué habla, tenemos el plan tan detallado
que me sorprende que hable de algo nuevo ahora– Hendrix.
Demonios.
– ¿Qué pasa con él?
– Va a querer verte, eso es un hecho, va hacer muchas
preguntas, debes tener cuidado en no contestarlas. Puede que
quiera detenerte.
– No te preocupes, sé cómo manejarlo. –Sonrío, pero por
dentro se me despedaza el alma. No es la primera vez que Will
ataca a Hendrix, muchas veces pretendía olvidar que hablaba
conmigo y me contaba el cotilleo del castillo.
Lo que la gente dice sobre Hendrix y su nueva novia.
O qué tan contenta estaba la madre por recibirla en la familia.
Después pretendía sentir culpa por decirme estas cosas.
No entiendo si lo hace para que me olvide de Hendrix o para
lastimarme. A veces siento que me pone a prueba, para observar
mis reacciones cada vez que lo nombra, pero mi rostro siempre se
mantiene frío, sin movimiento, sin vida. Después de todo, siempre
he sido especialista en ocultar mis sentimientos cuando se trata de
Hendrix, toda mi adolescencia me la pasé pretendiendo no sentir
un cosquilleo en el estómago cada vez que lo veía.
O calor entre mis piernas cuando se acercaba a mí.
Ahora Hendrix ya no existe para mí y no voy a dejar que
interrumpa mis planes.
– Solo recuerda todo lo que pasamos en estos últimos diez
años, que él no quite en un segundo todo lo que trabajamos.
¿Hablaba del plan o de nuestra “relación”?
– ¿De qué hablas Will? Se claro…
– No quiero perderte. –Coloca la palma de su mano en mi
mejilla– Y siento que puede pasar.
Para darle un poco de tranquilidad, coloco mi mano sobre la de
él y la tomo para besarla.
– No lo hará, no te preocupes.
Sin más aviso, Will deposita sus labios sobre los míos. Me toma
totalmente de sorpresa, coloca su mano sobre mi nuca y me
empuja hacia él, devorando cada centímetro de mi boca.
– Creo que estoy perdiendo la cabeza aquí, El, siento que soy
capaz de matar a cualquiera que ponga las manos sobre ti.
Su tono es increíblemente aterrador, amenazante. Quiero
calmarlo de alguna manera, pero no sé cómo.
– Todo va a salir bien Will, tranquilo…–Tengo miedo, su
respiración se vuelve trabajosa y sus ojos se llenan de ira, no, no
ira, lujuria.
– Solo quiero que sepas que me perteneces ahora El, eres
solamente mía y cuando salgas de esa iglesia con una vendetta
sobre sus hombros, finalmente vamos a poder estar juntos. Es eso
lo que quieres, ¿no?
Muy, muy profundo dentro mío, la respuesta no sale tan rápida
como en otras ocasiones. No me gusta esta obsesión, este hombre
posesivo es alguien que me mantiene alerta.
– Sí Will, es lo que quiero.
CAPÍTULO 15
E leanor
P RESENTE .
H endrix
H endrix
E leanor
H endrix
H endrix
E leanor
H endrix
E leanor
H endrix
E leanor
A ÑO 2020.
La guerra milenaria era, fue y será la guerra más
despiadada y silenciosa de la historia.
El humano promedio no comprende que está en la línea
de fuego constantemente y nosotros, los vampiros, debemos
cubrir nuestros culos cada vez que algo ocurre.
La iglesia ha tomado la muerte de mi padre muy mal,
generación tras generación, fueron haciéndose el imperio
más grande conocido, hasta tienen su maldito estado en
Roma, rodeados de guardias disfrazados de bufones.
El enfrentamiento más grande que tuvimos fue pocos
años luego de mi evolución, el pobre monaguillo que me
había encontrado con las manos sobre mi padre fue el que se
encargó de llevar todo a cabo. Habían pedido tregua, el rey,
un pobre vampiro desesperado por la paz creyó en ellos y
casi exterminan la raza.
Tengo que admitir que a Hendrix le costó aceptar que yo
era la mejor en eso, yo lo sabía, solo tenía que convencerlos a
ellos. Pude probarme en cada batalla, en cada elección y cada
vez que maté por ellos sin vacilar.
El día de la coronación de Hendrix, él me nombró jefa de
seguridad del castillo y el rey. Sí, ahora Hendrix es rey,
dentro de la nobleza vampírica, se heredan el trono, cada
tres milenios y aunque el padre siempre está al tanto de
todo, el que toma las decisiones ahora es Hendrix.
Muchos cambios ocurrieron durante todos estos siglos, la
aristocracia vampírica es casi el 100% de la raza, la
acumulación de haberes y el dinero hicieron de ellos los CEO
´s más grandes del mundo.
Inclusive la realeza.
Gracias a las nuevas ideas que Hendrix trajo, ahora ellos
son los dueños de las grandes corporaciones, tienen acciones
en las empresas más exitosas del mercado, monopolios y
tierras.
Sí, Hendrix empujó el cambio para esta raza y yo tuve la
suerte de ser testigo. Bueno, eso es lo que le digo al resto del
mundo, íntimamente es otra la historia.
Hendrix me tiene como su mano derecha, confía en mí
plenamente, yo soy su sombra, su amiga y su confidente.
Todos hablan a mis espaldas de “La mascota” del rey.
No me importa una mierda, yo estoy donde he elegido
estar.
Cumplo con mi deber y protejo a Hendrix de cualquiera
que intenta dañarlo.
Se patear traseros y todo el mundo es consciente de ello.
Los machos vampiros tienen ese problema con aceptar a
una hembra ex humana en su comunidad, yo he sido el
último caso y parece que no pueden aceptar mis habilidades.
Y creo que eso es algo que toda mujer humana experimenta
en algún momento de su vida. La caza de brujas hoy tiene
otro nombre y otro color, pero la misma descabellada
intención, mantener a las mujeres a raya.
Gracias a Dios un cambio se avecina.
En cuanto a William no se sabe nada, habíamos enviado
cuadrillas de búsqueda, el general de guerra había
desaparecido de la faz de la tierra.
Todos lo creen muerto, todos menos yo.
Yo sé que está suelto por ahí, lo siento en mi nuca cuando
camino por la calle, siento una mirada llena de locura, pero
nunca se acerca, nunca intenta ningún movimiento. Bien
sabe él que va a ser muy difícil atraparme.
Los años me hicieron hecho de piedra, tener a Hendrix a
centímetros mío todos los días y no poder tocarlo ha sido
duro, me han cambiado, ya no soy aquella niña alegre de
antes.
Hendrix no lleva bien el juramento o al menos no es
bueno ocultándolo como lo hago yo. Él está muy pendiente
de mí, busca mi opinión en cada decisión o movimiento, vivo
en el castillo con él (ahora moderno y lleno de tecnología),
estoy rodeada de lujos, tengo un sueldo que hace posible
cualquier cosa que me plantee. Como dije antes, Hendrix no
superó nada de lo que había ocurrido hace mucho tiempo
atrás. A veces lo encuentro observándome cuando cree que
no lo noto, rozando mi piel a propósito o sintiendo el
perfume que él dice que tengo.
Hace un tiempo, su padre le advirtió que la comunidad
había empezado a hablar, acusándolo de no tener un
heredero ni familia. Una vez más, a Hendrix lo habían puesto
entre la espada y la pared por el bien común.
Odia su título, odia el peso que tiene sobre sus hombros.
Hace un año se comprometió con una hembra de la más alta
aristocracia, una Barbie de plástico, hueca y vacía.
Había sido fácil vivir a su lado, hasta ahora.
Y aunque él se cuida de no mostrarse con ella frente a mí,
a veces es inevitable.
Volviendo a la realidad…
Me encuentro en la sala de juntas, Hendrix se sienta en la
cabecera de una mesa ovalada de vidrio, otros miembros lo
escuchan hablar de números atentamente. Yo me mantengo
de pie, detrás de él con los brazos cruzados sobre mis pechos.
Mientras Hendrix viste como lo hace cualquier CEO, de traje
y con cierta arrogancia, yo visto más rebelde. De jeans rotos,
botas de combate y campera de cuero. Esta soy yo y Hendrix
no tiene ningún problema en dejarme vestir así. Yo aquí soy
su guardaespaldas y esa es mi función, si lo que quieren es
ver algo bonito y delicado, tienen a la Barbie.
– Bueno señores, eso es todo, pueden retirarse. –Antes
que Hendrix termine la frase, yo ya estoy abriendo la puerta,
para que los multimillonarios más grandes del país se retiren
del cuarto. En cuanto el último se va, Hendrix afloja su
corbata y frota sus ojos, como si estuviera cansado.
Sé que no lo está físicamente, no puede, él solo se siente
agobiado. Es tarde y el sol está saliendo. Cuando dije que el
castillo es un lugar tecnológico no estaba mintiendo, los
vidrios de las ventanas filtran los rayos UV y nos protegen de
nuestro enemigo.
Todavía recuerdo el primer amanecer que Hendrix
observó desde su cuarto.
– No puedo creer que hayas renunciado a este espectáculo–
susurra observando cada espacio de cielo, yo me mantengo detrás
de él, sin estar tan sorprendida, extraño el sol, sí, pero él es mucho
más importante.
– Nada es tan importante como estar aquí. –No tendría que
haber dicho esas palabras, porque veo el efecto que han tenido en
él, es tanto, que voltea para acercarse a mí, pero mi frialdad hace
que dé un paso atrás, alejándome de su tacto. – No dejes de verlo
Hendrix, nunca se repetirá el primer amanecer.
– Nada es tan importante como estar contigo–Lo escucho
decir por lo bajo mientras me retiro.
El único resabio del pueblo en el que había nacido, es una
parte de la iglesia donde mi padre había muerto, por
supuesto lo hicieron santo y el edificio lleva el nombre de él,
pero el pueblo ahora es una ciudad que se expande y Hendrix
tuvo que comprar varias hectáreas para cerciorarse que los
humanos no nos pisen los tobillos, gracias al crecimiento y a
la sobre-población.
Tenemos la más alta seguridad y un gran terreno.
Vivimos tranquilos.
Estamos en invierno y eso significa noches más largas.
Hoy Hendrix tiene una gran fiesta en uno de los clubes más
importantes del país, él es el dueño por supuesto y aunque
los humanos están permitidos, es territorio de vampiros más
que nada.
– No tienes que trabajar en la fiesta de hoy, puedes
tomarte lo que queda de la noche o ir y pasarla bien un rato–
dice mientras recolecta varios papeles que tiene sobre su
mesa y los coloca sobre el teclado de su laptop.
– Si no me necesitas entonces quizás use el tiempo para
hacer algunas cosas que tengo atrasadas.
– No dije que no te necesitaba, dije que te tomaras el resto
de la noche y que no lo uses para terminar tu trabajo. –
Hendrix siempre hace esos comentarios solapados, dando a
entender algo más de lo que en realidad está diciendo y yo
con los años aprendí a manejarlos.
– Voy a pensarlo. –Él me sonríe satisfecho y camina hacia
donde estoy yo, deteniéndose más cerca de lo que conviene.
– Espero verte allí. –Me observa detenidamente unos
segundos hasta que los dos sentimos el olor de la Barbie.
Anís
Asqueroso y vomitivo Anís.
– ¿Bebé? –pregunta con su tono de voz irritante, Hendrix
rueda sus ojos, siempre se exaspera cuando escucha su voz,
pero cuando ella aparece frente a él, le sonríe abiertamente–
Bebé ¡vamos! Tienes que cambiarte para la fiesta. –Ella me
dedica una sonrisa falsa y yo ni me molesto en devolvérsela.
Hendrix se aleja de mí, hablando con ella como su tuviera
algún tipo de retraso mental.
Esta es mi vida ahora y sin embargo no me arrepiento de
nada.
CAPÍTULO 26
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EL ELEVADOR SE ABRE .
Primero entra un guardia, luego, veo al estúpido de mi
sobrino, con su arrogancia de siempre, obstruyendo la vista
de lo que en realidad quiero ver.
A ella.
Eleanor es imponente, siempre viste de negro, pero por
Dios, que bien que le sienta. En cuanto entra le sonríe a
Kozlov, mientras el idiota le besa la mano como el galán que
cree que es.
Ya me siento alterado por eso.
Nunca dejé de observar a Eleanor, nunca quité mis ojos de
ella, verla a la distancia no es nada nuevo para mí, pero saber
que estoy a punto de escuchar su voz y que vamos a
realmente tener una conversación, me da mucha ansiedad.
Me siento…nervioso.
Mi sobrino entra a la oficina y ella se posiciona en la
puerta, rígida, eficaz, letal, sabía que ella iba a ser un
excelente espécimen, a pesar de su impureza.
Estoy observándola desde las oficinas situadas cruzando
la calle, en un gran edificio, con la misma cantidad de pisos.
Me siento cómodo dentro de la seguridad de la oscuridad,
puedo darme el lujo de mirarla con mucho detalle y sin
perderla de vista. Su piel es increíble, su cabello impecable y
negro como la noche, su cuerpo es pura perfección.
No veo la hora de destruirla.
Mi mano tiembla cuando tomo el celular y marco su
número, parezco un maldito neófito. Coloco el celular en mi
oído y me sostengo con mi mano izquierda sobre el ventanal,
para relajar mi cuerpo que esta malditamente tenso. Agudizo
mis sentidos para poder verla con aun más detalles. Siente su
celular vibrar, su ceño sé frunce porque no reconoce el
número, pero eso no la detiene, porque muy en el fondo,
sabe que soy yo, por eso contesta la llamada.
Observo sus labios moverse, cuando escucho…
– ¿Hola?
Maldición.
Mis ojos se cierran, ante el más puro éxtasis. Su voz es un
tranquilizante para mí, puedo sentir la agitación en mi
estómago, pidiendo a gritos tenerla. Un siseo como el de una
serpiente sale de mi boca, solo ella hace salir al animal en mí.
– Pasan los siglos y tu voz aun le hace cosas a mi cuerpo.
–lujuria, amor, ansiedad, ardor, posesión…locura. Su rostro
esta tan sorprendido y asustado, que hace todo más
interesante.
– Will. –Oh…mi nombre en sus labios, va a hacer que
acabe en este preciso momento.
– ¿Me extrañaste, El? –Porque yo si lo hice.
Pierdo control de mi voz, ahora suena oscura y encendida.
Aprieto mi polla para calmarla, ella esta tan ansiosa como yo.
– ¿Qué quieres? –Camina hacia la ventana, nerviosa,
incomoda por escucharme. No debería, pero internamente,
me gusta alterarla así, aún tengo algo de poder sobre ella.
– ¿Recibiste mi nota? –La había escrito mil veces,
primero fueron palabras románticas y excitantes, luego se
fueron volviendo oscuras y pervertidas, hasta que decidí ir
por lo seguro.
Necesitaba darle un solo mensaje: Estoy aquí y voy por ti.
Hoy cuando me desperté, no pude resistirme a enviarle el
correo electrónico, quería prepararla para este momento.
– Lo hice, gracias… supongo.
– Pensaba en hacerte una carta más romántica, como las
que solía hacerte antes, pero no sabía si tus gustos habían
cambiado, así que me limité a los hechos.
En mi observación personal sobre Eleanor, he descubierto
que suele tener aventuras con machos de algunas horas,
nada importante, puramente fugaz, probablemente para ella
era solo una necesidad natural, para luego volver a su amor y
verlo de la mano con Marilyn.
Oh Marilyn, pobre criatura, cree estar a la altura de la
circunstancia y es la única que está fuera de este juego.
– Will, acaba con todo esto, dime que quieres así podemos
terminar con este show.
A ti Eleanor, a ti atada en mi cama, hasta que esté
satisfecho, hasta que pagues por lo que me hiciste.
– Todavía recuerdo el momento en el que me traicionaste
como si fuera ayer, yo quería ser positivo, quería creerte,
pero muy en el fondo, sabía que ibas a caer en sus brazos.
– Yo no…–No quiero que hable y arruine el momento.
Pretendo no escucharla.
– ¿Sabes cuándo realmente sentí la traición? Cuando
descubrí que eras vampira y que yo no era tu creador,
después de todo lo que hice por ti. –solo recordarlo me
hierve la sangre, YO era el dueño de Eleanor, YO debía ser su
maestro, su creador, no el idiota de mi sobrino. Ella se queda
en silencio, ¿acaso no sabía que yo estaba al tanto de todo lo
que ocurría en su vida? – ¿Qué?, ¿sin respuesta?
– Sigo esperando que contestes la pregunta que yo hice
Will, que es lo que quieres. –Tan rápida.
Hasta que te tenga entre mis manos.
– Oh sí, claro, los términos, iba a decírtelo, pero tu
actitud no me gusta El, creo que prefiero que sea una
sorpresa.
Todo está listo, en marcha y a tiempo. La vida de mi ex
familia se va a volver una pesadilla.
– No quiero sorpresas, ¡quiero que desaparezcas! –Su
tono de voz pierde la paciencia conmigo, mi sobrino, siempre
tan pendiente de ella, está a su lado en un segundo. Me dan
asco, tan melosos.
Celos, celos, celos, los odio.
– Hendrix no aprende su lugar, ¿eh? Quiero un segundo a
solas contigo y ya lo tienes atrás. –Busca desesperada desde
todos los ángulos posibles, su mirada pasa por mi ventana,
pero es tan rápido el movimiento que no logra localizarme–
No mi amor, no busques, no puedes encontrarme, al menos
no todavía, nuestro tiempo a solas será más adelante.
Mándale mis saludos al rey, ah, y saluda al chofer de mi
parte.
Termino la llamada y me dedico a ver cómo se desarrolla
la escena de pánico. Ella se ve tan alterada que me hace
sonreír, Hendrix por otro lado, solo está preocupado por ella.
Como siempre.
Pocos segundos después de encontrar el cadáver, salen de
la oficina.
Me siento satisfecho conmigo mismo. Contacte a mi viejo
amor, le había avisado ya de todas las maneras posibles que
iba por todo, solo espero que me dé una buena pelea cuando
lo haga.
Ya puedo imaginarla gritando, pidiendo por favor,
pidiendo perdón luego de tantos años.
Agh, esta erección me está matando, me doy la media
vuelta, de camino a la salida, destruyo el celular con mi
mano y lo arrojo a un cesto de basura.
Necesito liberarme.
CAPÍTULO 36
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Eleanor,
¿Fue tedioso el viaje? Mi tío William siempre dice que odia viajar,
dice que es poco el tiempo que tienen sin sol, para la distancia que
tienen que recorrer y que los caminos son precarios. Le solicité que
por favor consiguiera algún medio para que pueda ir. Quizás
pueda quedarme un tiempo.
Espero que te estén tratando bien, si no es el caso, por favor,
infórmamelo cuando respondas esta carta.
Debo confesarte algo.
Ese beso que me diste hace casi ya una semana, todavía vibra
sobre mí.
¿Está mal? Porque siento que está mal. Pero si tú me lo diste, es
porque probablemente tengas los mismos sentimientos confusos
que tengo yo.
¿Quieres hablar sobre ello? No quiero presionarte, es solo que, no
puedo dejar de reproducir el momento en mi mente.
No puedo dormir.
No estoy alimentándome bien.
Puede ser también porque te extraño. ¿Tú me extrañas? Si me
necesitas allí, solo dilo.
Espero con ansias tu carta.
Tuyo.
Hendrix.
Eleanor,
¿Estás bien? Van dos semanas sin escuchar nada de ti y estoy
empezando a preocuparme. Creo que voy a ir y verificarlo con mis
propios ojos.
¿Fue algo que dije? Si mi última carta te hizo enojar, por favor
hazla desaparecer, arrójala al vacío, quémala, lo que sea
necesario, no quiero hacerte sentir incomoda ni mucho menos.
Me gustaría contarte que mi padre está entrenándome para ser el
siguiente rey, ¿recuerdas lo que te dije de las herencias en nuestra
raza? Eventualmente va a ocurrir, pero falta mucho.
¿Cómo son las clases allí? ¿Mi tío te trata bien? ¿Ya tienes amigos
o son todos unos idiotas? Si alguien te molesta dímelo y con
mucho gusto lo matare.
Te extraño.
Tuyo.
Hendrix.
Eleanor,
Viajaré al colegio de entrenamiento en los próximos días, no sé
porque no me contestas, mi tío dice que recibes las cartas y que no
tiene idea porque no me respondes.
¿Hice algo mal? Necesito saberlo. Porque no soporto estar en la
oscuridad. No me dejes afuera de tu cabeza, déjame entrar.
Te extraño tanto, que me duele el cuerpo entero cuando me doy
cuenta que no puedo sentirte cerca. Extraño tu perfume, el calor
de tu piel, tu sonrisa.
La comunidad cree que estoy loco por querer a una humana, pero
tú no eres solo una humana.
Eres mi humana.
Voy por ti Eleanor, solo quiero que lo sepas, para que no te
sorprendas cuando escuches lo que tengo que confesarte.
Tuyo, siempre.
Hendrix.
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T RES NOCHES .
Han pasado tres noches desde mi “encuentro” con
William.
Desde que él tomó mi sangre y yo la de él, puedo
percibirlo y sentirlo por todos lados. Es una sensación que
me ahoga por momentos, es demasiado para mí y me
pregunto por qué no me ocurre esto con Hendrix. En los
últimos tres días se me ha hecho costumbre leer sus
sentimientos, se había vuelto una adicción, una horrible,
porque no puedo salir de allí, solo puedo concentrarme en
que siente él y en escarbar pedazos de su cerebro.
Superioridad.
Poder.
Orgullo.
Pero también puedo sentir…
Amor.
Obsesión.
Perversidad.
Sobre todo, perversidad, un sentimiento oscuro y
dominante prevalece por sobre todos los demás y me asusta.
Sí, estoy asustada y me pregunto si él puede sentir mis
sentimientos como yo siento los de él.
Me encuentro en la azotea del castillo, observando el
jardín de Astrid, mientras el viento mueve mis ropas y mi
cabello. Aquí es el único lugar donde puedo ocultarme de
Hendrix.
Desde el hecho que había acontecido hace tres noches, no
para de seguirme a todos lados. Es una sombra.
Constantemente preguntándome si me siento bien, si quiero
hablar…sinceramente todo lo que necesito es silencio y
contención. Necesito que alguien quite a Will de mi cabeza,
las sensaciones de nuestro último encuentro se sienten
frescas.
La impotencia de no haber podido combatir la fuerza de
Will, me llevó siglos atrás, cuando de niña, tampoco podía
luchar la de mi padre. Las similitudes son infinitas, la mezcla
de amor y odio, la fuerza, la perversión brillando en sus ojos.
Todo es muy difícil de asimilar.
La fiesta de la raza se acerca en dos noches y la familia
Real no quiere cancelarla. Ni siquiera después de mi ataque.
Suspiro cuando escucho a Hendrix llamarme a lo lejos,
desde que Will ha tomado mi sangre, él ya no tiene el poder
de encontrarme, mucho menos de sentirme.
– Estoy en la azotea–susurro. No necesito gritar, él puede
escucharme a kilómetros de distancia. Un segundo después,
la puerta se abre.
– ¿Qué haces aquí? –Camina hacia mí, pero se detiene
detrás mío.
– Estoy comprobando el perímetro para la fiesta, estaba
pensando en colocar un francotirador, en caso de cualquier
emergencia. –No estoy mintiendo completamente, si había
premeditado eso, solo que me había detenido más tiempo de
lo normal.
– Claro, ¿quieres probar con otra mentira? –Una sonrisa
triste aparece en mi rostro, cuando volteo encuentro el rostro
de Hendrix enojado, me conoce muy bien, está preocupado
por mí y yo solo lo alejo.
– Eso fue un cincuenta por ciento real–respondo. Da un
paso hacia mí y toma mi cadera entre sus grandes manos.
– No vayas allí.
– ¿A dónde?
– Al lado oscuro de tu mente, cuando vas allí no puedo
encontrarte.
– Sácame de allí entonces Hen, porque él está gobernando
toda mi mente, no entiendo qué ocurre…
– ¿Qué quieres decir?
– Que siento a Will por todos lados, en mi mente, puedo
percibirlo como si yo fuera parte de él, puedo sentir lo que
siente y es muy oscuro Hen, me está consumiendo…–Un
beso necesitado me sorprende, cuando Hen acerca mi cuerpo
al suyo. Se lo que hace, borra cualquier rastro que Will sobre
mí, intenta llevarme lejos de mi mente.
Me limpia.
Sus manos comienzan a recorrer cada centímetro de mí,
me sienta en el balcón y acerca nuestros cuerpos aún más,
demandando contacto. Yo me dejo ir esta vez sin pelear y
disfruto de ello, necesito esto, necesito dejar de pensar en él.
Pero dura solo unos minutos, hasta que el sentimiento de
Will me golpea.
Furia.
Irritación.
Violencia.
Detengo todo.
– Espera, espera. –Pero Hen no escucha, sigue
besándome.
– No. –Logra decir– Ignóralo, no dejes que te controle.
Tristeza.
Dolor.
Desesperación.
Locura extrema.
Lágrimas aparecen en mis ojos, cuando sus sentimientos
se filtran con los míos. Hendrix se detiene, preocupado.
– Lo siento…–sollozo, mi disculpa va hacia los dos, pero
eso Hendrix no lo sabe.
– No te disculpes, estás dejando que te gane.
– Es demasiado dolor. –Masajeo mi pecho, intentando
calmarme.
– Solo siénteme Eleanor, siente el amor que tengo por
ti…–Sus besos se vuelven lentos, casi como una caricia,
intento concentrarme en esa sensación. Los labios de
Hendrix pincelan mi boca, mi necesidad física demanda más
y él lo comprende.
– Puedo tomarte aquí si quieres o puedo llevarte a mi
cama y follarte por horas. –quiero todo lo que él dice. Pero
mi necesidad tira más fuerte.
– Aquí, ahora Hen, te necesito. –Su miembro golpea
contra mí. Grito, lloro, gimo y me pierdo absolutamente en
esa sensación. En un segundo Hendrix me saca de ese oscuro
rincón de mi mente, llevándome al cielo más brillante.
– Siénteme Eleanor, acostúmbrate a mi dentro de ti,
porque no pienso irme a ningún lado.
Cada palabra es puro placer, cada movimiento, olor y
tacto.
Por momentos Will se atraviesa en mi mente, pero Hen
logra traerme de vuelta con sus palabras y sus caricias.
– Hen... –El orgasmo me golpea en el centro de mi
cuerpo, mientras él se libera dentro de mí.
– Mierda, mierda… –habla sin sentido, mientras descarga
su orgasmo dentro de mí. –Maldición, te amo…
– Yo también te…–De repente, una nube negra aparece en
mi mente. Un dolor punzante en mi cerebro hace que
comience a gritar, desgarrando mis cuerdas vocales.
Todo se vuelve negro.
CAPÍTULO 45
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E leanor
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E leanor
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E leanor
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H endrix
E leanor
W illiam
W illiam
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W illiam
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W illiam
N oah
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W illiam
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M E DESPIERTO DE GOLPE .
Desorientado.
Enmarañado.
Eleanor.
Miro hacia mi lado derecho, buscándola en la cama, pero
no está allí. Mis pies se mueven rápidamente y comienzo a
buscarla por la habitación.
Oh no, no, no, no, no otra vez.
– ¡Guardias! ¡Guardias! –Comienzo a gritar. Ellos abren la
puerta inmediatamente. – ¡Eleanor! ¡No está!
– Majestad, nadie salió o entró. –Se miran entre ellos,
confundidos, y es allí cuando veo la luz por debajo de la
puerta de su baño.
Estoy cagado, mal de la cabeza, absolutamente ido.
– Lo siento…creí que…
– No se preocupe, Majestad.
Camino hacia el baño y delicadamente toco con mis
nudillos la puerta.
– Eleanor, ¿estás bien? –Nadie responde. – Eleanor…–
Vuelvo a golpear la puerta. – Voy a entrar…–Ya no puedo
esperar más.
Empujo la puerta y allí la encuentro.
De pie, desnuda frente al espejo, mirándose. Pero no está
usando realmente los ojos, están perdidos en la lejanía, como
si no se encontrara en el reflejo.
– Eleanor…–susurro, no sé qué decir o hacer. Ella
pestañea lentamente, sus brazos cuelgan, sus piernas no
resisten su peso y su cuerpo se balancea extrañamente. –
Mírame…
Puedo escuchar su respiración lenta, su energía se siente
débil, no me mira y yo me asusto cada vez más. Introduzco
mi mano derecha en mi bolsillo, buscando el celular, tengo
que llamar a Solís. Justo cuando estoy por presionar el botón
de llamada, sus ojos se posan en mí.
– ¿Will?
Tomo aire profundamente, esto me está desgarrando por
dentro.
– No, soy Hendrix, estás en casa.
– ¿Casa? –Sus cejas se juntan en el medio de su frente, su
confusión es excesiva, casi que puedo decir que no está
viviendo la realidad.
– Sí, en el castillo, estas a salvo.
– ¿Dónde está Will?
– Preso.
– ¿Por qué?
Porque te violo y te drogó, por eso.
– Porque te hizo cosas horribles y tiene que lidiar con las
consecuencias. –Siento que la sobrecargo de información, su
rostro empieza a ser cada vez más confuso no sabe dónde
está, no entiende que ocurre a sus alrededores. – ¿Cómo te
sientes?
– ¿Dónde está Will? –vuelve a preguntar y esta vez,
definitivamente me dispongo a llamar al doctor.
Sé que en cualquier momento va a entrar por la puerta y
va a ver a su hija desnuda, otra vez, no sería lo mejor para
ambos, así que quito mi camisa y lentamente me acerco a
ella para colocársela.
– Déjame cubrirte Eleanor, debes tener frío. –Retrocede
rápidamente hasta chocarse con la pared detrás de ella.
– No, Will no quiere que me cubra. –Maldito hijo de puta.
– Él me acaba de decir que esta vez si quiere, ven déjame
cubrirte. –Al decir estas palabras, se acerca a mí y deja que la
cubra, en el momento que termino con el último botón, Solís
entra por la puerta.
– Hija… –Miro sobre mi hombro, no quiero decir con
palabras lo grave que la situación es, pero él entiende. –
¿Hace cuánto que se despertó?
– No lo sé, me desperté y no estaba en la cama, la
encontré aquí, mirándose al espejo. –Los dedos de Eleanor
tocan mi piel y automáticamente vuelvo a depositar mi
atención en ella, con apenas las puntas de sus dedos, toca la
piel de mi pecho que está al descubierto, con curiosidad en
sus ojos, mira mi pecho y yo siento que pierdo los estribos. –
¿Qué es Eleanor? ¿Qué necesitas?
Ella niega con la cabeza.
– ¿Tienes hambre? –pregunta Solís. Ella levanta la
mirada y por primera vez mira a su padre desde que llegó.
Asiente lentamente. – Ven, vamos a alimentarte.
Con cuidado desliza sus pies, uno frente a otro, yo la
sostengo del brazo, intentando ayudarla. Se acuesta en la
cama y deja caer su cabeza sobre la almohada.
Qué le hiciste William.
El doctor comienza a preparar todo.
– ¿No cree que pueda tomar directamente de mí?
– No, no todavía, no está aquí, Majestad, no sabe lo que
ocurre a su alrededor, su cerebro todavía no puede asimilar
que debe alimentarse de usted. –Asiento, pretendiendo no
sentir dolor por todo esto. Solís coloca la aguja en su brazo y
ella no reacciona en absoluto.
– Está acostumbrada a las agujas. –susurro.
– Probablemente mediante inyección le metía la droga,
los estudios dicen que aún tiene altas dosis en su torrente
sanguíneo.
– ¿Cuánto cree que debemos esperar para que se le vaya
por completo? –pregunto.
– No lo sé, pueden ser semanas o meses, al desconocer la
droga es difícil saber.
Una hora después, Solís corta los cables y mi sangre deja
de llegarle.
– Majestad, ¿la siente? –Se refiere a mí sangre en ella,
esa extraña conexión entre vampiros.
– No, aún no. –Aborrezco no poder sentirla, pasamos una
vida conectados, al menos yo con ella y ahora se siente un
fantasma.
– Bueno, esperemos a volver a alimentarla en unas horas,
me retiro a mis aposentos y Majestad, por favor, intente
descansar, estamos quitando mucha sangre de su cuerpo y
usted es el único alimento que ella tiene.
– Lo sé.
– Cualquier cambio, por favor llámeme de inmediato.
– Lo haré.
CAPÍTULO 67
E leanor
¿Q UÉ ES ESTO ?
Voces, movimientos, ruidos.
Abro los ojos lentamente y una mujer me observa.
– Doctor, volvió a despertar.
Mi padre se acerca, inspecciona mis ojos y mi rostro y
luego comienza a organizar algo a mi derecha sin dirigirme
la palabra.
– Majestad, ¿está listo? –pregunta mi papá.
– Sí. –Mi estómago se contrae cuando escucho su voz.
Dejo caer mi cabeza hacia la derecha, siento que no tengo
fuerzas en mis músculos.
Hendrix está sentado en un gran sillón a mi lado, con su
brazo estirado conectado a un cable rojo. Como siempre,
inspecciona su celular de reojo. Levanta la mirada un
segundo hacia donde estoy yo, vuelve al celular, pero
lentamente vuelve a mí, mirándome con sospecha, como si
dudara si soy yo o no.
– ¿Hen? –Se levanta de golpe y con desesperación.
– S-sí, sí soy yo…–dice acelerado, todos dentro de la
habitación se detienen, mi padre aparece delante de mí y me
mira con el mismo pasmo que Hendrix.
– ¿Qué ocurrió?
Todos se miran entre ellos, sin saber qué decir.
– Todos fuera–dice mi padre– Eleanor necesita
privacidad.
Hendrix no quita los ojos de mí, mientras yo veo a todo el
mundo desfilar hacia fuera de la habitación.
– Hija, ¿cómo te sientes?
– Rara. –Focalizo mi mirada en el fresco de estrellas y sé
que estoy en mi habitación, pero no se siente como mi hogar,
siento olores extraños, ruidos de máquinas. – ¿Qué ocurrió?
¿Por qué estoy en una cama?
– ¿No recuerdas nada? –pregunta Hendrix. Escarbo por
mi cerebro buscando qué puede ser lo que Hendrix quiere
que recuerde, pero solo encuentro un vacío vibrante y negro.
– No…–Se miran entre ellos, inquietos.
– Quizás sea mejor no decirle–susurra mi padre muy
bajito, Hendrix me mira contemplando mi rostro, indeciso–
No todavía, al menos.
– ¿Qué es lo que no me quieren decir? –inquiero– Hablen.
– Doctor, me gustaría poder hablar con ella, si no se
ofende. –¿Hendrix está siendo cuidadoso con mi padre?
¿Desde cuándo?
– Está bien, estaré en la puerta. –Mi papá me mira una
vez más desde el marco de la puerta y luego sale. Hendrix se
sienta en la cama y toma mi mano.
– ¿Qué es lo último que recuerdas? –Me concentro en
querer responder, hay una imagen que viene a mí y se
reproduce sin parar, no quiero decirle que es, me da
vergüenza.
– Yo…, yo no recuerdo.
– Esfuérzate, por favor, esto es importante.
– Bueno, te recuerdo a ti.
– Aha.
– A punto de dar el discurso del día de la raza, Marilyn
acomodaba tu ropa…tu sonreías.
Hendrix me observa, penetrándome con la mirada. Sus
facciones siguen siendo bellas, pero puedo ver el
agotamiento en sus ojos. Algo no está bien.
– ¿Recuerdas lo que pasó después del discurso?
Mi mente caótica busca entre imágenes perturbadoras,
que entran y salen, gritos, pasos corriendo por los
corredores, Hendrix gritándome, asustado, muy asustado. Lo
miro, explorando su rostro a ver si hay remanentes de ese
día escritos en su rostro, pero no hay nada.
– Es…, es muy confuso. –Masajeo mi frente, intentando
calmar el dolor de cabeza.
– Está bien, está bien, detente. –Suspira– Ese día nos
escondiste en el cuarto anti-pánico, tuvimos una invasión en
el castillo, tu volviste al Hall del día de la raza, pero ya no
quedaba nadie, solo tú, Noah y William…
William.
William.
Su nombre retumba dentro de mí.
Recuerdo a Jason, recuerdo a Will, recuerdo haberme
entregado.
Mis ojos se agrandan y mi presión sube por las nubes,
cuando al fin puedo recordar.
– Tranquila, te encuentras viva y lejos de él.
– Me drogó en el auto, me dijo que iba a…, una inyección
y luego, ¡Hendrix! –Caos, caos, caos, es todo lo que puedo
sentir.
Desorden, furia, odio, traición.
Se siente como un espiral que cae y cae y no me deja
detenerme.
– Shh…–Hendrix me abraza, pero su calor me sofoca,
necesito alejarme y lo empujo, sé que no puedo mover su
cuerpo, estoy demasiado enferma– Está bien, ya te solté,
respira pausado, por favor.
– William, qué hizo, qué pasó, cómo logró…
– Espera, de a poco, ¿está bien? No hay porque apurarse.
William te llevó con la intención de intercambiarte por el
reino, sabía que yo iba a acceder, pero en el mientras te
drogó y te mantuvo a su lado por más de un mes.
– ¡¿Más de un mes?! –grito– ¿Pase un mes con él? –Me
levanto de la cama, arrancando los cables que tengo a mi
alrededor y comienzo a caminar por mi habitación.
Escarbo y escarbo dentro de mí, buscando coherencia,
algún recuerdo, una sombra de lo que Hendrix me está
diciendo.
Y de golpe…
Lo escucho.
Muy dentro de mí, escucho su voz, llamándome, muy
suave, muy sensual.
…Eleanor…
Imágenes de él tocándome, besándome, veo piel y
movimientos bruscos.
– ¡AH! –grito. Hendrix está a mi lado instantáneamente y
me atrapa en el aire mientras caigo de rodillas al suelo.
– Lo siento, lo siento–susurra– Pero conseguimos la
localización, está preso y tú sigues con vida.
Lloro sin parar, siento que colapso, desbordo, me siento
usada, sucia.
– ¿Qué me hizo? –Logro decir.
– Utilizó una droga, todavía no sabemos cuál es, te
adiestraba, te mantuvo a su lado por todo ese tiempo.
– ¡¿Dónde está!? Quiero verlo…, –le digo a Hendrix y sé
que él no aprueba mi requerimiento.
– No creo que sea momento Eleanor, todavía no estás en…
– Llévame a él Hendrix, ahora.
Me mira con dolor, sé que esto lo atormenta, pero no es
su momento, es el mío y mi necesidad de matar a ese
vampiro.
– Está bien, pero por favor, vístete. –miro hacia abajo y
mi cuerpo está absolutamente desnudo, velozmente cubro
mis partes de Hendrix.
– ¿Dónde está mi ropa?
– Intentamos vestirte, pero te la quitabas todo el tiempo,
diciendo que a William no le gustaba así.
Voy a matarlo.
Hendrix me da lo primero que encuentra a mano y me
cubro el cuerpo.
– Vamos.
CAPÍTULO 68
H endrix
H endrix
E leanor
Eleanor,
Hoy mi padre me dijo que un rey justo es recompensado por su
pueblo, pero yo me pregunto, ¿qué puedo hacer por el pueblo para
que me deje ser tu rey?
No me respondas, ya sé la respuesta, nada, ellos nunca
entenderían.
¿Tu si me entiendes no? Dime que fantaseas conmigo como lo
hago yo contigo. ¿Estoy mal? Mi tío dice que no puedo sentirme
atraído por una humana, pero que sabe él si nunca sintió amor en
su vida
Eleanor,
Ya sé que mis cartas son rechazadas, pero escribirlas se
siente sumamente reconfortante. Poner mis palabras al
aire le da un poco de alivio a este cuerpo tan lastimado.
Saber que no las lees o que no me contestas, también me
ayuda, porque así es más fácil expresarme.
Más fácil para confesarme.
Caigo en la locura Eleanor, pierdo el control, cada vez
que mi padre dice que estoy distraído pienso en ti, cada vez
que mi madre me pregunta que me pasa, quiero chillar y la
violencia muy enterrada dentro mío quiere gritarles “es
porque la extraño.”
Eleanor,
Nadie te nombra por aquí, todos quieren pretender que no ocurre
nada, que no estoy desangrándome por ti en el suelo de mi fría
habitación. Y creo que los entiendo, la única vez que mi madre te
nombró perdí la cabeza y exigí cosas que solo un rey puede exigir.
Mi padre se ríe de mí por sentir.
¡POR SENTIR! ¿Entiendes lo grave que es eso? No entiendo como
no puede ponerse en mis pies, si yo eventualmente voy a tener que
ocupar los suyos y solo él sabe, que la soledad que un rey acarrea,
es infinita si su reina no está junto a él.
Eleanor,
Eleanor,
Eleanor,
Te extraño.
Eleanor,
Eleanor,
Eleanor,
Sé que no lees estas cartas, pero quería pedirte perdón por tardar
tanto en escribir esta, verás, mi padre pensó que encerrarme en el
calabozo iba a curar mi fiebre por ti, pensó que privarme de mis
cosas diarias iban a combatir esta “enfermedad” como la llama
él, pero que extraño que piense que el amor sea algo maligno para
el cuerpo o que privarme de mis cosas materiales iba a
despegarme de ti.
Eleanor,
Creo que lo único positivo de todo esto que estamos viviendo, es
que he aprendido a camuflar mis emociones ante los demás, me di
cuenta que pretendiendo sentir cualquier cosa menos dolor, hace
que los demás no sigan mis tobillos por todo el castillo y dentro de
esta nueva libertad, puedo lidiar con el duelo de la manera que se
me plazca.
Quizás sonría más, quizás hasta sea simpático, pero ellos nunca
sabrán que dentro mío hay una telaraña putrefacta y pura
oscuridad.
SE ACABÓ .
Se acabó el sufrimiento.
Guardo las cartas con cuidado y las que no había leído aún
las coloco primeras, sé que estas cartas van a ayudarme
cuando más lo necesite en el futuro, por ahora, ya
cumplieron su cometido. Coloco la caja donde estaba, me
visto con la ropa más oscura, más dura y más cómoda, la que
me hace sentir mejor conmigo misma y abro la puerta de mi
cuarto por primera vez en meses.
CAPÍTULO 71
H endrix
E leanor
H endrix
H endrix
E leanor
H endrix
E leanor
H endrix
E leanor
H endrix
Amiga lectora:
Romance oscuro
Resiliencia
Stamina
Deber
Solos:
Rage
Mentiras Robadas
Carter (2021)
Romance distopico:
La Marca Del Silver Wolf
Romance Paranormal:
Príncipe Oscuro
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Capitulo 1
Capitulo 2
Capitulo 3
Por el ojo de Buey veo que las luces del pasillo chispeando
frenéticamente, pego mi nariz al vidrio, pero solo veo
movimientos rápidos. Distingo gente correr dentro de una
cortina de humo, los pasos son fuertes como si tuvieran
botas de acero, chillidos de mujeres y de hombres golpean
mis oídos, tengo que taparlos porque no estoy acostumbrada
a tanto sonido.
De la nada, un rostro cubierto aparece en mi ventana y me
pego un susto de muerte, grito un poco, pero no lo suficiente
para dejar de escuchar a las otras personas. El rostro da un
paso atrás e intenta decirme algo, pero no logro entenderlo,
sus brazos se mueven, pero no entiendo nada.
–¡Atrás! –escucho o al menos eso creo, ¿esa fue su voz? el
hombre del otro lado de la puerta, empieza a empujar con su
hombro, una, dos, tres veces.
–¡Quédate detrás del catre! ¡Cúbrete! –exclama,
finalmente el pedazo de cemento con un colchón encontró su
propósito. Comienzo a correr y me escondo detrás,
tapándome la cabeza con mucha fuerza.
¿Qué mierda este pasando!?
¡¡¡BOOM!!!
Algo explota (y si no estaba sorda antes, lo estoy ahora),
la puerta que se abre y golpea contra la pared con fuerza.
Estoy cubierta de polvo, lo puedo sentir en mi boca
también, no distingo mucho lo que ocurre a mi alrededor.
Antes de que pueda espiar, el hombre, ya se encuentra a mi
lado, agarrándome por mi diminuto brazo y arrastrándome
por el pasillo, no tuve tiempo a reaccionar.
Empiezo a chillar porque no es él, no puedo dejar que me
lleve, tengo miedo que me hagan las cosas que escucho, que
siento, pero la fuerza de este hombre es demasiada, no puedo
ir hacia el lado contrario, por más que lo intente.
Lo único que puedo hacer es observar a este hombre,
quizás sea la última persona que vea después de todo. Tiene
un traje estilo militar, pero absolutamente negro, le cubre las
piernas, el torso y los brazos, tiene un casco opaco también,
con unos anteojos espejados qué cubren casi todo su rostro y
una pañoleta oscura, cubre su nariz y boca por completo, con
un dibujo de una mandíbula de una calavera estampada, era
espeluznante.
Estoy siendo empujada para que camine más rápido, me
grita palabras, pero no las alcanzo a escuchar, me distrae el
entorno donde estoy. Al fin veo otras puertas de celdas
abiertas, algunas con manchas de sangre en la pared, otras
con personas tendidas en el suelo, probablemente muertas
hace mucho tiempo. Hay tanto humo, que no logro ver donde
coloco mis pies, tanta gente corriendo mi alrededor, me
golpean y me derriban como si fuera de papel. Un hombre me
empuja tan fuerte, que pierdo el equilibrio y tropiezo contra
algo, miro hacia mis pies y veo a un cuerpo de un hombre,
no, de un chico, no más de doce años, un charco de sangre
rodea su cabeza, caigo junto a él, mis pulmones piden
clemencia, empiezo a toser, ya no puedo con esto, mi cuerpo
no aguanta y mi mente tampoco.
Alguien me toma por la cintura y me coloca sobre sus
hombros, llevándome al trote por este pasillo infinito,
intento soltarme, pero él me sujeta con más fuerza.
Hay más puertas que letras en el abecedario.
– ¡Suélteme!, ¡usted no entiende!! ¡No puedo irme!, por
favor, ¡usted no sabe! –grito en su oído, pero es totalmente
en vano, él sigue su camino. Es sordo y ciego a todo lo que
ocurre, tiene una sola meta.
Renuncio a hacerlo entrar en razón, cierro los ojos, como
cuando estas en una montaña rusa y no quieres ver a dónde
vas a caer, siento que mi cuerpo rebota contra este hombre y
no tengo mucho más que hacer.
Un viento frio abraza en mi piel y automáticamente abro
los ojos.
Estoy en el exterior…
Hay muchas personas, corriendo de un lado a otro. Es de
noche y me siento desilusionada por no encontrarme con el
sol, que tanto lo extraño, el hombre que me sostiene, corre
hasta una ambulancia, donde me deposita en una camilla y
un médico me atiende.
Antes de que nada, me cubren con una manta, para
calentarme o darme confort, ahí es cuando recuerdo que solo
tengo puesto un harapo, es como una sudadera hasta arriba
de las rodillas, pero es la misma que me dieron cuando
ingrese a este lugar, nunca me lo quitaron, ni me lo lavaron y
no llevo ropa interior, quizás por eso el médico me lanza una
manta roja encima de mi cuerpo y me cubre.
La camilla debajo de mí, se sacude como un terremoto y
me distrae antes de que pueda verle la cara al doctor. El
militar estaba buscando donde sentarse y finalmente lo
encontró a un costado de la camilla, su cuerpo es demasiado
grande y no entramos todos. Cierran la puerta de la
ambulancia y arranca, puedo ver como un viejo edificio
abandonando y gris, se hace cada vez más pequeño, detrás de
nosotros.
¿Ese es el pasado ahora?
El médico, (o por lo menos creo que lo es) comienza a
revisarme los ojos, con una linterna, colocando el haz de luz
sobre mis pupilas, grito por el dolor, mis ojos nos aguantan.
–Hey, ¡idiota! ¡Cuidado! Está muy débil –grita el señor
dentro de su máscara, el sonido de su voz parece como si
viniera dentro de un túnel, la mandíbula cadavérica se mueve
y parece real.
–¡Señor! ¡Señor! Estoy haciendo mi trabajo, ¡por favor no
interrumpa! –grita el doctor – ¡Rápido José! ¡Vamos!
José debe ser el chofer, porque en cuanto grita esas
palabras, se siente el vehículo acelerar más aún, no había
notado el sonido de las sirenas hasta ese momento.
–Dime, ¿sientes alguna molestia? ¿dónde te duele? –
pregunta el paramédico, mientras escucha mi corazón con el
estetoscopio. Yo le echo un vistazo al hombre que me trajo
hasta aquí, él me contempla fijamente, sé que lo hace y
respondo mirando directamente a donde creo que están sus
ojos, me intimida enormemente.
–No tengo dolores en este momento –susurro volviendo
al médico, esta persona me hace sentir pequeña.
–¿Qué? ¡habla más fuerte! –grita sacudiendo mi brazo
con fuerza para que me enfoque en él.
Antes de que me dé cuenta, el militar lo toma del cuello y
lo golpea contra la repisa llena de instrumentos, caen todos
sobre mí y yo me cubro para que ninguno me lastime.
–¡Dije que cuidado hijo de puta, tócala de vuelta y juro
que te arranco el puto brazo! –ruge en un tono muy
amenazante.
–¡Hey! ¿¡Qué pasa ahí atrás!?? –José pregunta mirando
por el espejo retrovisor.
–Nada, ojos en el camino José… –contesta el médico
petrificado, mientras el militar lo suelta y él se acomoda la
bata, mirándolo como si fuera el fantasma de las navidades
pasadas.
–Pídele disculpas –Gruñe, enfurecido.
–Lo siento, ¿¡está bien!? –dice directamente a mis ojos –
Fue una noche larga.
–Está bien…–logro contestar, quiero hablar, pero la
garganta esta tan seca e hinchada que no puedo esforzarme,
cuando ya el silencio se hizo muy incómodo, la camioneta
frena y se abren las puertas traseras.
–¡Rápido! ¡Rápido! –alguien grita.
Me llevan en una camilla tan rápido que el hospital parece
un ciclo infinito, miro hacia mi izquierda y el militar sigue a
mi lado, mirándome.
¿Por qué me mira así? ¿Por qué está aquí? ¿Quién es?
Pero solo una pregunta se formó en mis labios secos.
–¿Esto es un rescate? –escucho mi voz ronca y afónica,
difícil de reconocer.
Él asiente con la cabeza, pero no aclara más nada.
Lo empiezo a ver borroso, creo que estoy quedándome
dormida y digo dormida porque esto no se siente como la
muerte, se siente como un descanso.
Al fin.