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La matriz Boston Consulting Group (BCG) fue introducida en el año 1968 por la
organización con el mismo nombre: The Boston Consulting Group (BCG, 2013), en un
artículo titulado “The Product Portafolio”, para asesorar el manejo del portafolio de una
organización en base a sus flujos de caja y crecimiento, categorizando los productos dentro
del portafolio de una compañía clasificándolos como estrellas, vacas, perros o interrogantes
Según Schnaars (1994) durante la década de los setenta, las tendencias en estrategia se
popularizaron, en muchos casos, a través de modelos basados en matrices, como fueron los
casos de la matriz de nivel de atracción y posición de los mercados, la matriz del ciclo de vida
del portafolio y la matriz direccional de políticas. Señaló además que todas estas matrices
actual, en ese sentido, Kiechel III (2010) argumentó que es importante entender dicho
la matriz, ya que esta provenía de una era donde la competencia no era entendida en los
términos en los cuales se entiende hoy en día, una época marcada por el lanzamiento de
Por otra parte, es importante conocer la secuencia de conceptos sobre los cuales se
desarrolla la matriz BCG para preferir el análisis y la crítica de sus raíces conceptuales por
sobre los juicios superficiales. Según la recopilación hecha por Schnaars en 1994, la matriz
BCG fue resultado de una adaptación hecha por el equipo de Bruce Henderson, Consejero
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aprendizaje, lo cual permitió deducir implicaciones estratégicas bajo la forma de una matriz
La curva de aprendizaje, cuyo artículo primigenio: “Profit from the learning curve”
fue escrito en 1964 por Winfred Hirschmann, distinguió que la explicación para la reducción
de toda la organización destinada a la producción de dichos artículos (Kiechel III, 2010). Este
estudio fue la base para que en 1966 John Clarkeson, joven consultor de BCG, estableciese la
curva de la experiencia al incluir todos los costos de la organización, y no solo los costos
directos en la producción, los cuales eran costos basados en flujos de caja y de esta manera
tiempo que los costos se reducían en un monto predecible cada vez (Kiechel III, 2010). El
siguiente paso fue relacionar los costos con la participación del mercado, por lo que el
participante con la mayor porción de mercado, que vendía más productos y por lo tanto había
producido en mayor cantidad, era el poseedor de mayor experiencia y por ende tenía los
costos más bajos del mercado. Entre 1966 y 1967 los consultores de BCG Alan Zakon y
Sandra Moose como parte de un estudio de diversificación (Kiechel III, 2010) concluyeron
que si una compañía deseaba crecer debía diversificar a negocios con alto crecimiento con
recursos provenientes del negocio principal en ausencia de otras fuentes de recurso, los
consultores establecieron cuatro puntos guía para la obtención de dichos recursos que las
denominaron como cuentas de tipo ahorro, cuentas bonos, cuentas hipotecas y cuentas
incógnita; esta idea que en principio le pareció obvia al mismo Zakon derivó en la matriz
participación con las compañías del mismo sector, y en el eje vertical el ratio de crecimiento
esperado del mercado (Kiechel III, 2010). Para Henderson (1970) fue evidente que toda
empresa con diversos productos debía saber manejar su portafolio, con productos que generen
retornos y con productos donde sea posible invertir estos retornos, entender de otra manera la
De modo que uno de los argumentos principales que BCG subrayó para el éxito de una
organización con varios productos fue que para ser exitosa se debía tener un portafolio con
diferentes ratios de crecimiento y variada participación de mercado, así los productos con alto
crecimiento requerían flujos de caja para crecer y los productos con baja tasa de crecimiento
deben generar excedentes de flujo de caja necesarios para sustentar dicho crecimiento
(Henderson, 1970).
para su época.
Para Seeger (1984) fue imperioso ir más allá del estereotipo y análisis superficial que
muchos quería realizar sobre la matriz BCG, afirmando que los negocios del portafolio de una
acaparar atención de los directivos sino también para mantener alejados a nuevos ingresantes
negocio decaía, los gerentes se convencían que su rol primordial era cuidar la salud financiera
de esa organización cuyo papel no era crecer sino proveer recursos y perdían la visión de
largo plazo. En su artículo de 1984, Seeger propuso cambiar ese punto de vista, de un
negocio proveedor de recursos a un negocio que fuese generador de otros negocios, siempre
que se le brinde el ambiente, recursos e ideas propicios, de tal manera que el negocio del
hecho que una compañía se pudiera dar el lujo de desechar una línea de negocio bajo el
supuesto que esta no debía crecer y sólo dedicarse a proporcionar flujos de caja, concluyendo
que un negocio generador de caja necesitaba en algún momento de nuevas inversiones e ideas
suficiente criterio para justificar la inversión en sectores donde la tasa pudiera no ser sostenida
en el tiempo, alertando que este criterio, tomado por sí solo como base de inversión de los
directivos, fue una simplificación excesiva de la matriz BCG. Además, de acuerdo con el
se juzgaba y predecía el comportamiento era principalmente un patrón del pasado que podía,
conjetura: “el costo unitario de los productos se reduce progresivamente en función del
convierte también en líder de costos” (p.218), el resultado sería que los productos
posición de líder, entendiéndose entonces que podrían no requerir de recursos de los otros
productos del portafolio que son los denominados vacas. Posteriormente, el ciclo de vida del
producto del cuadrante denominado estrella lo llevaría a la madurez, con menores tasas de
De manera que lo notable de la matriz recayó no solo en los conceptos empleados para
manejados permitieron atribuirle una gran contribución al enfoque estratégico que realizó
incluirlo en sus análisis, no obstante los escrutinios a los que fue sometido en los años
la utilizó en un principio, hasta posteriormente análisis más complejos realizados por otras
organizaciones. Coincidiendo con otros autores, Schnaars (1994) resaltó las bondades de la
matriz en dos objetivos principales: (a) Optimizar el comportamiento de una empresa en las
áreas donde compite y (b) equilibrar el flujo de efectivo al considerar a productos como
generadores de caja y otros como receptores de recursos. De esta forma, no sólo se podía
realizar un análisis estático sino también dinámico al mostrar posiciones que la empresa podía
obtener en los años futuros, siendo así, se pudo ver cambios en el mercado por los
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movimientos de los productos y los cambios en las estrategias por su ubicación en los
cuadrantes. Para el autor fue muy meritorio el hecho que Henderson quiso hacer universal los
enfoques estratégicos que presentó, a su juicio la conceptualización empleada por BCG fue
que las empresas podían diversificar los riesgos a los que se exponían y podían optimizar el
inversiones. Además la matriz BCG proveyó, a través del análisis de la participación del
mantenimiento o defensa, (c) cosecha y (d) desinversión. Lo más resaltante fue que estas
hacia el producto o servicio” (Schnaars, 1994, p.77). Es así que el aspecto estratégico podía
para plantearse estrategias pero sin olvidar el trasfondo conceptual que ella llevaba y que
concentrarse en sus fortalezas más que en sus debilidades, pues en el fondo se buscó producir
al más bajo costo, no existiendo, a entender de BCG, otro componente más relevante para el
éxito, este hecho de por sí propugnó la búsqueda de una ventaja competitiva, pero esta
evolución del pensamiento gerencial y estratégico pues irónicamente cuando la matriz estuvo
en boga en los setenta, los costos subieron excesivamente producto de la inflación (Schnaars,
1994).
Para Mintzber, Quinn y Voyer (1997) uno de los primeros caminos, y probablemente
el más fácil, para entender las técnicas de la cartera de negocios en esos años fue a través de la
matriz de BCG. Para los autores esta concedió enorme importancia a la reducción de costos
en razón de la curva de la experiencia, aunque pasó por alto otras políticas, pues “el poder en
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el mercado se puede obtener por otros medios, además del económico” (p.94). Los autores
analizaron la matriz indicando que las investigaciones hechas por BCG para soportar el
modelo vinieron de grandes industrias y sectores maduros de donde era factible obtener los
datos necesarios para validar el modelo. Por lo tanto, los beneficios que se podían obtener en
economías de escala, fueron aspectos que estarían más al alcance de empresas de gran porte
análisis que Pride y Ferrell (2007) hicieron a la utilización de la matriz BCG se desprendió
que los directivos que utilizaron la herramienta desarrollada por BCG debieron examinar la
posición competitiva del negocio y las oportunidades existentes para mejorar la contribución
del negocio a la generación de flujo de caja. Concluyeron que la matriz es una poderosa
organizaciones. Así, se pueden analizar varios aportes, críticas y posturas sobre la matriz que
Partiendo del análisis de Seeger en 1984, para quien las críticas no debieron estar
ligadas a lo que contiene el modelo sino a que este no puede ni debe reemplazar el buen juicio
y análisis que todo directivo debe hacer. Desde su punto de vista, el problema principal
ocurrió cuando el modelo sustituyó el análisis y desvío el juicio de sus usuarios. El modelo
no era sencillo de aplicar como a simple vista parecía, sino que requería una visión y un claro
estratega responsable que deba, y sobretodo sepa, analizar ambos espectros. En consecuencia,
un problema serio radicó no tanto en criticar a la matriz con escaso fundamento sino en el mal
uso que se le pueda dar estando en manos poco experimentadas o poco conocedoras (Seeger,
1984). De modo que, no obstante la teoría utilizada en el modelo de BCG era simple y
elegante, este hecho no garantizó su uso de manera idónea entre los gerentes. Los conceptos
sencillos que utiliza puede ser simplificados hasta el extremo y sus descripciones gráficas
pueden ser estereotipadas, situación que ha ocurrido con la matriz BCG a través de los años,
cuadrante denominado estrella, desechar a los producto del cuadrante denominado perro y
En esa misma línea, a decir de Schnaars (1994) uno de los temas sobre los cuales se
hecho que para muchos de sus usuarios mermó la creatividad al orientar la estrategia a
respuestas “enlatadas”. A juicio de Schnaars esta situación se dio como consecuencia no del
uso de la matriz como herramienta, sino como una cartilla de respuesta a situaciones de
mercado y crecimiento, que en el fondo podían ser resultado de otros factores que en su
momento no se sopesaron adecuadamente. Por otra parte, primó el criterio que era posible
ofrecer una sola respuesta estratégica a diferentes mercados y negocios, teniendo a la matriz
BCG como solución mágica, producto de una visión obtusa, a todas las preguntas esbozadas
que las estrategias propuestas a sus usuarios se basaron principalmente en explotar dicha
otros análisis como los realizados en el estudio Profit Impact on Market Strategy demostraron
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que si bien la participación de mercado es un factor importante, no debe ser el único a tomarse
matriz BCG con la finalidad de sopesar su uso apropiado. Para Stonehouse, Campbell,
Hamill y Purdie (2004) la matriz tuvo un relativamente sofisticado enfoque al considerar que
existió una alta correlación entre los elementos de análisis como son la participación de
concluyó que era más barato y menos riesgoso ganar participación en un mercado cuando este
compras. Entre las limitaciones que citaron Stonehouse et al. (2004) se encontraron la
medición y definición precisa del mercado para evitar malas interpretaciones. Para los
autores, a pesar que la matriz podía tener muchos detractores, sus creadores nunca indicaron
que su modelo iba a ser la solución perfecta para cubrir todos los aspectos de la estrategia. La
matriz ayudó a identificar que productos pueden, y deben ser apuntalados, y en que momento;
asignar recursos a ciertos productos o negocios, pero también mostro falencias en otras
La globalización añadió otro aspecto al análisis de la matriz BCG, y con los años esta
fue también criticada por la naturaleza imprecisa de sus cuatro cuadrantes y por las
dificultades inherentes a predecir el futuro en el crecimiento del mercado, pero entiéndase las
globalización. Sin embargo a pesar de dichas limitaciones en su época sirvió para el análisis
en una economía globalizada le añadió una dimensión adicional al proceso de análisis del
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portafolio de producto debido a que el estadio en el ciclo de vida del producto y participación
podían asumir como valederas las hipótesis sobre las cuales se fundamentaba. Para Robbins y
Coulter (2005) la matriz de BCG ofreció un marco para entender la relación entre empresas de
lo más importante fue el enfoque que se le debió dar a la matriz como ayuda a identificar la
empresa con el mayor potencial y además que empresa del portafolio pudiera considerarse
portafolios y los ciclos económicos a los que se exponían, se extrajeron conclusiones sobre su
aplicabilidad en esos entornos. Así, a juicio de Francés (2006) el razonamiento empleado por
la matriz BCG no resultó siempre válida pues para algunos mercados es factible mantener el
liderazgo en un negocio desde el ingreso en él, sin optimizar los costos, incluso en países
determinado. Al mismo tiempo, remarcó que un producto en un mercado pasa de una etapa
de alto crecimiento a una etapa de bajo crecimiento como consecuencia de ciclos económicos
y no únicamente como resultado del ciclo de vida del producto (Francés, 2006).
estrategas pues su fundamento teórico no era tan poderoso como el original. Una extensión
de la matriz fue planteado por Gelb en 1982, en el cual le incorporó la posibilidad de recoger
tasas negativas en el crecimiento del mercado incluyendo dos nuevas denominaciones dentro
del portafolio, designando a estos productos como cántaro y como producto perdedor (Gelb,