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1.1. Origen
Ansiosas por revertir un mal desempeño, muchas firmas adoptaron el enfoque del BCG
como principal herramienta para racionalizar su cartera. Su relativa simplicidad, junto
con el énfasis puesto en el cash flow y la rentabilidad de la inversión representa su
rápida aceptación. El concepto de CG, más que cualquier otra técnica, dio forma a la
estrategia corporativa de muchas empresas durante esa época.
Una de las razones más importantes para tener un plan, es evitar el desperdicio
de recursos y fuerzas en afanes que muy poco contribuyen a la “razón de ser” de la
organización. Por esta razón, el pensamiento estratégico es una actitud de vida basada
en la reflexión que desemboca en un actuar que cimienta el futuro de la empresa al
permitir que el pensador estratégico articule sus acciones diarias con los objetivos a
largo plazo del negocio, teniendo claro que estos son procesos que necesitan una
secuencia lógica que se logra optimizando los procesos de evaluación y estudiando,
preparando y analizando las situaciones que se encuentran relacionadas con la
creación de una estrategia o la implementación de un plan dentro de la empresa.
El autor más destacado por sus contribuciones a los inicios del pensamiento
estratégico fue Sun Tzu, quien por medio de su libro El arte de la guerra describe el
armamento y el ejército chinos, así como sus sistemas de mando, comunicación,
disciplina, distinciones de rango, estrategia y logística.
El pensamiento estratégico parte de las maniobras militares que debían
determinar la manera de atacar al rival para que saliera lo más debilitado posible e
incapaz de reaccionar. Estos modelos militares empezaron a influir con más fuerza
hacia el siglo XV cuando la fundamentación militar tomó especial relevancia. En el área
administrativa se aplicaron hacia 1900 en el momento en que las empresas y los
intercambios empezaban a tomar fuerza en el mercado.
Otro autor importante que influyó en la evolución del pensamiento estratégico fue
Nicolás Maquiavelo, quien parte de la premisa de que “adaptarse al entorno consiste en
protegerse de las amenazas que suponen los cambios ocurridos y supone también
aprovechar ciertas oportunidades que el entorno ofrece”. Desde entonces la actitud
estratégica se ha considerado como una postura abierta al cambio y crítica de las
propias concepciones y prácticas administrativas, que supone la capacidad de
cuestionarlo todo y salir de lo rutinario para poner en práctica soluciones nuevas. Con la
Segunda Guerra Mundial surge la estrategia empresarial como una manera de
enfrentar el mercado y el ambiente, ya que el conflicto aportó un estímulo vital al
pensamiento estratégico porque planteó el problema de asignar recursos escasos a la
economía.
Por otro lado Minzberg (1999) plantea que “el pensamiento estratégico es el arte
de ordenar los conocimientos y los recursos para superar esa diferencia tradicional que
existe entre el plan y el resultado. La estrategia se mueve en dos polos: el de la
reflexión y el de la acción, pero da prioridad al segundo”, prioridad que es ratificada por
cuando afirma que estrategia es “el patrón de una serie de acciones que ocurren en el
tiempo”.
La clave para la gerencia estratégica está, la mayor parte del tiempo, en:
sostener estabilidad, o por lo menos realizar un cambio estratégico adaptable.
Pero periódicamente hay una necesidad de transformación. Y para poder
manejar ese proceso quebrantador sin destruir la organización. La manera en
que se forma la estrategia debe adaptarse a su propio tiempo y contexto,
mientras que toma una o más de una de las 10 formas antes mencionadas. Por
lo tanto, la formación de la estrategia en sí misma tiene varias configuraciones.
Este punto es la mejora del anterior, se debe profundizar en cada una de las partes
anteriormente citadas. Por tanto, debes especificar:
Misión, visión y valores de la empresa.
Análisis DAFO, PEST y Porter, son algunos de los más comunes.
Análisis de la competencia.
Desarrollar el plan de acción, en base a los objetivos y estrategias, en un periodo
de tiempo limitado.
Definir los KPIs.
Establecer el presupuesto.
En esta etapa se trata de que todas las decisiones estratégicas estén alineadas con los
objetivos, los valores de la organización y los recursos disponibles. ¿Cómo avanzar
dentro de esta etapa?
Establece un plan en el que estén alineados tus recursos con las acciones
planteadas.
Identifica aquello que no está funcionando correctamente y de ser necesario,
realiza los cambios oportunos. ¿Por qué no se están cumpliendo los objetivos? ¿Se
están alcanzando las metas?
Si han de realizarse cambios, inclúyelos en el documento de planificación
estratégica.
Comunica esta estrategia a todas las personas implicadas para que estén al
tanto de los nuevos cambios y objetivos fijados.
Los planes estratégicos cuentan con un cierto presupuesto disponible, por lo que
es esencial la correcta determinación de los objetivos a cumplir. De lo contrario, el
dinero puede no ser suficiente para alcanzar las metas y la planeación estratégica falla.
En una línea parecida, Lawrence y Lorsch, estudian las influencias del entorno
en la estructura a través de la necesidad de implantación de nuevas estrategias que se
adapten al nuevo escenario competitivo que, a su vez, requerirán de cambios
estructurales.
Otra serie de autores que mantienen esta relación o que basan en la misma sus
estudios y propuestas son Galbraith, Allio, Ansoff y Mcdonnell, Thompson y Strickland,
y Rowe et al. cuyas teorías se exponen a continuación.
Allio, por su parte, va más allá y concede una gran importancia a la estructura
organizativa atribuyéndola el carácter de esencial en la implantación estratégica. Este
autor apunta que el éxito en la implantación estratégica consiste en el fluido y correcto
funcionamiento de los sistemas gerenciales de la empresa entre los que se encuentra
en primer lugar el adecuado diseño de la estructura organizativa de la empresa.