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CLASE 05-10

Excepciones dilatorias
- Me demandan ante un tribunal incompetente y me demandan por una deuda que no tengo,
es decir tengo dos métodos para defenderme. La regla del legislador es de que primero se
defienda por los mecanismos procesales y luego lo de fondo. Art 303 CPC excepciones
dilatorias.
EXCEPCIONES PERENTORIAS
- Excepciones que atacan la pretensión o el fondo de la acción deducida, van en la
contestación de la demanda. Se asemejan a los Modos de extinguir las obligaciones. La falta
de legitimación activa, celebro un contrato de compraventa, yo no he pagado el precio, pero
mi vendedor no es el demandante es su hermano, yo lo celebre con su hermano, no puedo
pagarle a el porque le estaría pagando del alguien que no le debo.
- La cosa juzgada también es de excepción perentoria, lo que me discutes ya se discutió por
otro tribunal, yo voy a volver a debatir por esto. Este es otro ejemplo.
EXCEPCIONES MIXTAS
- Son anticipaciones a la contestación de la demanda a través de cosas juzgada y la
transacción, me autorizan anticipar el debate.
EXCEPCIONES ANOMALAS
- Se me paso el plazo y en tu caso están estas excepciones, no importa que se te haya pasado
el plazo igual las puedes deducir. Las excepciones son la prescripción, la cosa juzgada, la
deuda, la transacción y el pago efectivo de la deuda que se funde en un antecedente escrito.

LA RECONVENCION
- En esta opción yo no solo me defiendo, sino que puedo contraatacar, es una demanda que
presenta el demandado al demandante en el marco del mismo procedimiento, utilizando el
mismo procedimiento. Alexia demanda a la valentina y valentina demanda a la alexia por
razón x, pero en otro procedimiento o en otro juicio en ese caso no es reconvención, para
que sea la valentina tiene que hacerlo en el mismo procedimiento, aquí hay duplicidad de
calidades. Requisitos que también que tienen que el tribunal tiene que tener la misma
competencia para conocer del asunto. Y también debe tener conexión subjetiva.

Clase 07-10
Emplazamiento
Yo notifico al demandado y este tiene un plazo de normalmente de 15 días para que haga valer sus
derechos, ya sea para que presente excepciones perentorias o una contestación.
Notificación personal: la hace un ministro de fe y la hace entregándole algo en la mano.
Cada procedimiento tiene distintos plazos.

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Los plazos varían según la distancia de la notificación, por ejemplo, alguien que vive en punta arenas
y le toca juicio en Temuco no es el mismo plazo para alguien que se le notifica en Temuco.

CAPITULO I:
EL PROCESO
CLASE 10/08/2021
I.- NOCIONES GENERALES.

A. Concepto genérico de proceso:


Toda actitud para llegar a un fin sigue un proceso.
Desde este punto de vista genérico, el proceso es el estado dinámico de cualquier fenómeno (químico,
biológico, histórico, social).

B. Concepto etimológico:
Significa avanzar, desenvolvimiento, acción de ir hacia adelante. Una secuencia.

C. Concepto procesal:
El proceso “es la secuencia o serie de actos que se desenvuelven progresivamente, con el objeto de resolver,
mediante un juicio de la autoridad, el conflicto sometido a su decisión”.
El proceso es, de acuerdo con esa definición, una institución de carácter teleológico, es decir, persigue a través
de su secuencia un fin, que consiste en obtener la dictación de una sentencia por parte del tribunal que resuelva el
asunto sometido a su decisión.

De la definición dada respecto del proceso se desprende:


a) Que él se vincula con el ejercicio de la función jurisdiccional.
b) Constituido el proceso, se produce una circunstancia jurídica diferenciada, cuya naturaleza depende de la
doctrina que respecto de él se acepte.
De acuerdo con la evolución histórica acerca de la naturaleza jurídica del proceso, se han sostenido las
siguientes teorías:
1. Contrato: Contratactualista.
2. Cuasicontrato: Cuasicontractualista (cuasicontrato de "litis contestatio").
3. Relación jurídica: Relación jurídica procesal (Von Bulow, Chiovenda, Kohler, Hellwig,
Wach,etc)
4. Situación Jurídica: Goldschmidt.
5. Proceso Institución: Jaime Guasp.
6. Relación Jurídica compleja: Camelutti. Eduardo Couture.

c) Su finalidad normal es la solución del litigio.

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d) La decisión constituye un acto jurisdiccional que debe emanar del órgano adecuado y establecido por la
Constitución y la ley.

D) Terminología:
La voz proceso desgraciadamente se utiliza por la legislación, doctrina y jurisprudencia con diversos alcances,
los cuales es necesario precisar para determinar y aclarar el exacto alcance de éste.
1. Proceso y “litis” o litigio:
La litis o el litigio es el “conflicto intersubjetivo de intereses, jurídicamente trascendente, reglado o reglable por
el derecho objetivo, caracterizado por la existencia de una pretensión resistida”.
los actos judiciales no contenciosos no son jurisdicción y el proceso debe tener jurisdiccion
2. Proceso y juicio:
Juicio se refiere fundamentalmente al "Acto de Juicio, acto de decidir, acto de juzgar", a la sentencia. Pero en el
proceso no sólo hay actos de juicio, sino que también actos de parte y de terceros, e incluso un proceso puede terminar
sin "acto de juicio" como ocurre en el desistimiento de demanda y abandono del procedimiento.
Ahora bien, por influencia española en Códigos Chilenos la expresión juicio es igual a procedimiento.
Es así como se nos habla del Juicio Ordinario en el Libro II del C.P.C., del Juicio Ejecutivo en las obligaciones de
dar, hacer y no hacer en los Título I y II del Libro III del C.P.C., del Juicio arbitral en el Titulo VIII del Libro III del C.P.C., del
Juicio Oral en el Titulo III del Libro II del Código Procesal Penal, para identificarlo con una etapa del Procedimiento
Ordinario,etc.

3. Proceso y procedimiento:
El procedimiento “es el sistema racional y lógico que determina la secuencia de actos que deben realizar las
partes y el tribunal para obtener los fines del proceso”.
Procedimiento: “Es el conjunto de formalidades externas que organiza el desarrollo del proceso hasta el
cumplimiento de su fin”.

Paralelo entre el proceso y el procedimiento.


a) Proceso: Conjunto de actos unidos hacia un fin común, que el procedimiento organiza para el mejor
cumplimiento de su fin.
Procedimiento: Conjunto de ritualidades, de elementos formales.
b) Proceso: Denota la idea de unidad: Uno. -
Procedimiento: diversidad: varios.
c) Todo proceso supone un procedimiento, un sistema para el debate dialéctico en que aquel se devuelve.
Pero puede existir - especialmente en otras ramas - un procedimiento sin proceso (normas científicas, técnicas o de
experiencia).
"El proceso como entidad abstracta también es representado como una sucesión temporal de actos, pero actos
que son iniciados, impulsados y ejecutados por sujetos relacionados entre sí por relaciones, vinculaciones o situaciones
jurídicas.

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Desde otro punto de vista todo proceso se exterioriza en un procedimiento dado, en una suerte de encarnación
positiva; pero naturalmente no todo procedimiento realiza un proceso jurisdiccional, ya que aquél puede ser de orden
administrativo o legislativo, e incluso comprender etapas o pre-etapas de un proceso, como los procedimientos
cautelares, incidentales o impugnativos.
A modo figurado el procedimiento representa los cauces naturales de un río cuya forma existe
independientemente de su contenido. El agua que escurre según su caudal irá cubriendo cauces menores o mayores,
cauces centrales o alternativos para desembocar normalmente en el mar. El agua constituye la actividad de los sujetos
del proceso que conducen su conflicto o litigio a través de un cauce formal en función de un resultado final. Ambos
elementos componen el río. Sin cauce éste no podría escurrir. Así el proceso necesita el procedimiento para que los
sujetos obtengan un pronunciamiento jurisdiccional; es decir, el procedimiento está al servicio del proceso. Sin
procedimiento el proceso sería sólo una idea; con el procedimiento el proceso es una realidad” . (Profesor Mario
Mosquera)

4. Proceso y expediente:
El proceso es una abstracción, un concepto, una idea, un objeto jurídico ideal
El expediente es expresión material del proceso, un objeto físico, una cosa. Legajo de papeles en que se
registran los actos de un juicio. (antiguo art. 29).

5. Proceso y autos:
La expresión "Autos" es usada en múltiples sentidos por la ley: Como sinónimo de proceso en la acumulación de
autos (art. 92 C.P.C.); como sinónimo expediente (art. 161 C.P.C.) y como una especie de resolución Judicial (art. 158
C.P.C.).
Autos, también es una especie de resolución judicial

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II.- EL DEBIDO PROCESO LEGAL.
A) Orígenes históricos.
La legislación, los tribunales y la doctrina procesalística de todos los países han ido elaborando durante el curso
de muchos siglos una serie de reglas o principios fundamentales del proceso civil; que representan al mismo tiempo las
garantías fundamentales de la parte frente al juez, al adversario y a los terceros.
Bastará recordar los principios milenarios de la acción de parte ("nemo judex sine actore"), de la imparcialidad
del juez ("nemo judex in re sua"), del contradictorio ("auditur et altera pars”).
Otros principios constituyen conquista menos antigua, como el de la independencia de los jueces frente al
ejecutivo y la garantía del juez natural preconstituido por ley, o el principio de carácter abierto y público del
procedimiento.
Finalmente otros tienen naturaleza menos general -y aparecen como típicos solamente de algunos
ordenamientos- como por ejemplo la garantía de motivación de las sentencias, el derecho de impugnar una sentencia
desfavorable ante una corte (tribunal) superior o ante la Corte Suprema, la participación de los jueces populares y la
administración de la justicia.
El "due process of law" se trata de una institución de origen y desarrollo anglosajón. Es comúnmente aceptado y
así ha sido demostrado que la frase "due process of law" es una variación de la contenida en la Carta Magna de 1215
"per legem terrae", "by de law of tha land".
Este texto constituyó en su momento, el apotegma de la libertad civil. Pero juzgado con el espíritu de nuestro
tiempo y tratando de medir su justo significado técnico, se advierte el carácter procesal de sus dos garantías principales.
El "legale iudicium suorum" configura la garantía procesal del juez competente. Nuestros textos actuales que
obligan al actor a acudir, en las acciones personales, al juez del fuero del demandado, tienen que inclinarse, como un
remoto predecesor histórico, ante ese derecho configurado políticamente , de ser juzgado solamente por el juez
natural, el de la misma condición.
El '"iudicium per legem terre" constituye en el derecho moderno, la garantía de la ley preexistente. La ley de la
tierra es la ley preestablecida, aquella a la cual el individuo ajusta su conducta en la vida. Solo por infringir esa ley se
puede sufrir castigo. Cuando nuestros textos procesales dicen hoy que el juez en su sentencia aplicará las disposiciones
legales vigentes, lo único que hacen es reglamentar la garantía política de ser juzgado tan sólo a la luz de ese derecho.

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La garantía procesal constituida por la necesidad de aplicar la ley de la tierra, fue recogida en las primeras
constituciones anteriores a la Constitución federal de los Estados Unidos. Las constituciones de Maryland, de
Pensylvania y Massachusetts recogieron en una disposición expresa el concepto de que nadie puede ser privado de su
vida, libertad o propiedad sin el debido proceso legal ("due process of law")
Más tarde las enmiendas V y XIV, a la Constitución de Filadelfia habrían de recoger ese texto expreso.
Enmienda V : "... nadie será privado de su vida, libertad o propiedad, sin el debido proceso legal"
Enmienda XIV: "Ningún Estado privará a persona alguna de su vida, libertad o propiedad sin el debido proceso
legal, ni denegará dentro de su jurisdicción, a persona alguna, la igual protección de las leyes."

Hoy no se habla del juicio de los pares y de la ley de la tierra: se habla de un "debido proceso legal” como de
una garantía que involucra el derecho material de la ley preestablecida y el derecho procesal del juez competente.

El “Due Process of Law” (en adelante DPL), pese a tratarse de una institución cuya vigencia se extiende a lo
largo de varios siglos , y pese a ser constante objeto de estudio y aplicación tanto de la doctrina como por la
jurisprudencia, se ha resistido a una definición en el sentido al que estamos acostumbrados en los ordenamientos
continentales. Ello puede deberse a que las ideas políticas y jurídicas fundamentales, de la misma manera que las
grandes obras de arte, se resisten a una definición final, e incluso y posiblemente a una definitiva comprensión.
Si existe sin embargo entre los autores un sustrato básico de común aceptación que atribuye al DPL unos
determinados contenidos, que, como mínimo, deben concurrir para que efectivamente se dé. En este sentido se
concibe el DPL como una válvula reguladora entre la libertad individual y las previsibles imposiciones de la autoridad.
Es el concreto alcance de esa legalidad el que, y en la práctica, ha ofrecido sucesivas versiones del DPL, dependiendo de
las oscilaciones de conceptos indeterminados tales como interés general, arbitrariedad, injusto o desleal.

Una primera acepción del DPL que, no por obvia, debemos dejar de tratar es la que considera el mismo como
"aquél proceso que es debido — entendido como derecho subjetivo- cuando los poderes de la administración se
movilizan con el objetivo de privar a un individuo de su vida, libertad o propiedad". El mismo lo constituyen las
salvaguardas para la protección de los derechos individuales que han sido establecidos por la Constitución de los EEUU
e interpretadas por la jurisprudencia norteamericana para la aplicación y protección de los derechos privados; DPL
implica el derecho fundamental de una persona a ser libremente escuchada, el derecho a la tutela jurisdiccional "day in
court".
Aparece el concepto en el sistema norteamericano para significar la fundamental protección de la libertad
individual, la Justicia. El DPL se fundamenta doblemente en la United States Code, Enmiendas Quinta y Decimocuarta,
cada una de cuyas cláusulas dispone que la vida, la libertad o la propiedad no pueden ser objeto de privación sin un
proceso debido.

En la práctica, las mencionadas previsiones constitucionales junto con los preceptos también constitucionales
que las determinan, incluyen dos garantías distintas, según se deduce de una inicial aproximación al tema:
"1°.- El DPL dispone lo que es conocido como "Due Process procesal", lo que significa que ningún órgano
jurisdiccional puede privar de la vida, libertad o propiedad, a ningún sujeto de derecho, excepto a través de procesos

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ajustadas a la United States Code. Así, una persona no podrá ser expropiada sin ser notificada de ello y oídas sus
alegaciones, ni puede ser privado nadie de su libertad sin un juicio limpio ("Fair Trial").
2° La cláusula de DPL garantiza el "Due Process sustantivo", lo que significa que la administración no puede
limitar o privar arbitrariamente a los individuos de ciertos Derechos Fundamentales, como aquellos contenidos en la
United States Code, sin disponer de un motivo que así lo justifique. Se trata en definitiva de una forma de autocontrol
constitucional, de la dliscrecionalidad en la actuación de la administración pública en general (v.gr. el Due Process
sustantivo prohíbe a los poderes públicos la aplicación de leyes restrictivas a la libertad de expresión, excepto si
pueden, los poderes públicos, demostrar que tales leyes son necesarias por un apremiante -y por tanto superior -
interés público).

CLASE 12/08/2021
La finalidad del DPL procesal lo constituye en esencia la garantía de un juicio limpio para las partes en cualquier
proceso y en especial para las partes en un proceso penal, ya que la función jurisdiccional aplicada de acuerdo a sus
características minimiza el riesgo de resoluciones injustas. Ello no supone la obligación para todos los estados de
circunscribirse a un exclusivo tipo de procedimiento, ya que cualquiera que respete su finalidad, especialmente que
evite el ejercicio arbitrario del poder, será perfectamente válido.
Varias de las garantías que constituyen los elementos irrenunciables del "Fair trial" y por lo tanto
manifestaciones propias del DPL procesal, están recogidas a modo de catalogo en la Sexta Enmienda de la United States
Code y son :
a.. Derecho a un proceso rápido ("Justice delayed is justice denied")
b.- Derecho a un proceso público
c.- Derecho a un proceso con jurado imparcial
d.- Derecho a juez natural
e.- Derecho a ser informado de la naturaleza y causa de la acusación formulada
f.- Derecho al careo con testigos
g.- Derecho a la asistencia letrada.

Podemos provisionalmente concluir que en los EEUU la garantía del juicio limpio no es un concepto simple, sino
una combinación de elementos que aseguran una determinada forma de proceso en torno a los valores equidad,
imparcialidad, independencia, igualdad, publicidad, racionalidad, certeza y universalidad, estando todos ellos incluidos y
presentes en la cláusula DPL que además incorpora otros requisitos específicos contenidos en otras partes de la United
States Code.

La extraordinaria trascendencia que tiene el debido proceso para la adecuada protección de los derechos de la
persona humana generó la incorporación de este concepto como uno de los trascendentales derechos que posee en
todos los tratados de derechos humanos que sobre la materia se han celebrado a nivel internacional a partir de la mitad
del presente siglo.

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Al efecto, podemos reseñar como los principales tratados internacionales de derechos humanos en los cuales
nuestro país es parte y que contemplan la existencia del debido proceso corno una de las principales garantías - por no
decir la principal garantía- para los derechos de la persona humana, los siguientes:

Declaración Universal de Derechos Humanos :


Artículo 8
Toda persona tiene derecho a un recurso efectivo, ante los tribunales nacionales competentes, que la ampare
contra actos que violen sus derechos fundamentales reconocidos por la constitución o la ley.
Artículo 10
Toda persona tiene derecho, en condiciones de plena igualdad, a ser oída públicamente y con justicia por un
tribunal independiente e imparcial, para la determinación de sus derechos y obligaciones o para el examen de cualquier
acusación contra ella en materia penal.

Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos :


Artículo 14.1
Todas las personas son iguales ante los tribunales y cortes de justicia. Toda persona tendrá derecho a ser oída
públicamente y con las debidas garantías por un tribunal competente, independiente e imparcial, establecido por la ley,
en la substanciación de cualquier acusación de carácter penal formulada contra ella o para la determinación de sus
derechos y obligaciones de carácter civil. La prensa y el público podrán ser excluidos de la totalidad o parte de los juicios
por consideraciones de orden moral, orden público o seguridad nacional en una sociedad democrática, o cuando lo
exija el interés de la vida privada de las partes o, en la medida estrictamente necesaria en opinión del tribunal, cuando
por circunstancias especiales del asunto la publicidad pudiera perjudicar los intereses de la justicia ; pero toda sentencia
en materia penal o contenciosa será pública, excepto en los casos en que el interés de menores de edad exija lo
contrario, o en las actuaciones referentes a pleitos matrimoniales o a la tutela de menores.

Declaración Americana de los derechos y deberes del Hombre


Artículo XVIII: Derecho de justicia.
Toda persona puede concurrir a los tribunales para hacer valer sus derechos. Asimismo debe disponer de un
procedimiento sencillo y breve por el cual la justicia lo ampare contra actos de la autoridad que violen, en perjuicio
suyo, alguno de los derechos fundamentales consagrados constitucionalmente.

Artículo XXVI: Derecho a proceso regular.


Se presume que todo acusado es inocente, hasta que se pruebe que es culpable.
Toda persona acusada de un delito tiene derecho a ser oída en forma imparcial y pública, a ser juzgada por
tribunales anteriormente establecidos de acuerdo con leyes preexistentes y a que no se le imponga penas crueles,
infamantes o inusitadas.

Convención Americana de Derechos Humanos.


Artículo 8. Garantías judiciales.

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1.- Toda persona tiene derecho a ser oída, con las debidas garantía y dentro de un plazo razonable, por un juez
o tribunal competente, independiente e imparcial, establecido con anterioridad por la ley, en la substanciación de
cualquier acusación penal formulada contra ella, o para la determinación de sus derechos y obligaciones de orden civil,
laboral, fiscal, o de cualquier otro carácter.

B) El debido proceso en nuestra Constitución Política:


El artículo 19 N° 3 de la Constitución Política de 1980 establece "que toda sentencia de un órgano que ejerza
jurisdicción debe fundarse en un proceso previo legalmente tramitado. Corresponderá al legislador establecer siempre
las garantías de un procedimiento y una investigación racionales y justos".
 Alguien no puede ser juzgado, mientras no exista un proceso.
Encontramos aquí varios requisitos para la validez de la sentencia de cualquier órgano que ejerza jurisdicción.
Se trata de un texto aplicable a cualquier autoridad, expresión sinónima de órgano en la Constitución, que
ejerza jurisdicción, o sea, que deba cumplir funciones o ejercer atribuciones que afecten derechos de las personas.
Además, dejamos establecido que la expresión "sentencia" no se refiere exclusivamente a la sentencia judicial,
sino a cualquier resolución, ya vimos que de cualquier autoridad, que ejerciendo sus atribuciones afecte derechos
constitucionales o legales.

Para que esa resolución de autoridad sea válida debe reunir los siguientes requisitos :
1) Que exista un proceso previo, legalmente tramitado. La resolución es nula si no existe una tramitación
anterior a ella, en que el afectado haya sido oído en sus defensas y sus pruebas.
De acuerdo con ello, no sería legítimo que se ejerciera la función jurisdiccional para la solución de cualquier
conflicto si no emana ella de un proceso previo legalmente tramitado.
2) El proceso debe desarrollarse para los efectos de permitir la dictación de la sentencia dirigida a resolver
el conflicto siempre a través de un procedimiento racional y justo, correspondiendo al legislador su establecimiento.
Al efecto, se ha señalado que para la validez de la resolución de autoridad es necesario que "la ley haya
establecido un racional y justo procedimiento. Si la ley no lo ha establecido, corresponde que la autoridad que va a
aplicar una sanción o que de alguna manera va a afectar derechos, antes de resolver cumpla con la exigencia del
"racional y justo procedimiento".
Si así no sucede, la sanción aplicada y el acto de autoridad son nulos (art. 7° de la Constitución) y así debe
declararlo la justicia ordinaria.

Las Garantías que deben contemplarse por el legislador para que la sentencia emane de un proceso previo,
desarrollado según un racional y justo procedimiento:
En primer lugar, debemos recordar que el Derecho Procesal, así como sus principales instituciones como la
acción, la jurisdicción y el proceso, conforman una unidad, reconociendo la diversidad que pueden existir entre los
procedimientos civiles y penales para el desarrollo de un proceso en atención al conflicto que debe resolverse mediante
él.

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En consecuencia, las garantías para que el procedimiento sea racional y justo y permita el desarrollo del
proceso destinado a la dictación de la sentencia destinada a resolver el conflicto deberán ser comunes tanto para el
proceso civil como para el proceso penal.
Sin embargo, ello no obsta a que en atención a la diversa naturaleza del conflicto que se debe resolver luego del
desarrollo del proceso, se contemplen respecto del procedimiento penal garantías adicionales tanto por parte del
Constituyente como del legislador, las que serán estudiadas en la asignatura de Derecho Procesal Penal.
Las garantías mínimas para que nos encontremos ante un procedimiento racional y justo para el desarrollo de
un debido proceso son las siguientes:
a.- El derecho a que el proceso se desarrolle ante un juez independiente ( que no este sujeto a otros
órganos del estado) e imparcial (que no tenga interés en el asunto)
b.- El derecho a un juez natural preconstituido por la ley.
c.- El derecho de acción y de defensa.
d.- El derecho a un defensor.
e.- El derecho a un procedimiento que conduzca a una pronta resolución del conflicto.
f.- El derecho a un procedimiento que contemple la existencia de un contradictorio.
g.- El derecho a un procedimiento que permita a las partes la rendición de prueba.
h.- El derecho a un procedimiento que contemple una igualdad de tratamiento de las partes dentro de él.
i.- El derecho a un procedimiento que contemple la existencia de una sentencia destinada a resolver el
conflicto.
j. El derecho a un recurso que permita impugnar las sentencias que no emanen de un debido proceso.

a.- El derecho a que el proceso se desarrolle ante un juez independiente e imparcial:


En primer lugar, debemos dejar establecido que la independencia del juez dice relación con los órganos
legislativos y ejecutivos del Estado, base orgánica para el ejercicio de la función jurisdiccional que se encuentra
contemplada en el artículo 76 de la Carta Fundamental y a la cual ya nos hemos referido en cuanto a sus diversos
alcances.
En segundo lugar, a través de la imparcialidad o competencia subjetiva, básicamente nos estamos refiriendo a
la necesidad de que el juez no se encuentre en una especial relación con una de las partes o con la materia del
conflicto de manera que sea de temer la existencia de influencias y perturbaciones respecto de la objetividad y
serenidad de juicio.
Para que nos encontremos ante un debido proceso, que permita el pronunciamiento de una sentencia para dar
cumplimiento a la garantía de igual protección de la ley en el ejercicio en los derechos contemplada en el art. 19 N° 3 de
la Carta Fundamental, es menester como requisito sine qua non que el órgano jurisdiccional encargado de ejercer esa
función sea imparcial.
Es de la esencia del ejercicio de la jurisdicción, que el órgano encargado de ejercer la función sea imparcial,
puesto que éste se sitúa “supra partes” para los efectos de imponerles la solución del conflicto.
De allí, que el juez que ejerce la jurisdicción debe ser “impartial”, es decir, debe ser una persona distinta a las
partes del conflicto , e imparcial, es decir, no debe poseer ninguna vinculación con las partes que le motive un designio
en favor o en contra de alguna de las partes.

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En caso que concurra una causa que le reste imparcialidad al juez para la solución del conflicto se dice que éste
no posee una competencia de carácter subjetiva.
Al efecto, el artículo 194 del C.O.T. establece que "los jueces pueden perder su competencia para conocer
determinados negocios por implicancia o recusación declaradas, en caso necesario, en virtud de causas legales."
Nuestro legislador celoso de resguardar la efectiva imparcialidad de los jueces ha establecido una serie de casos
que pueden generan o pueden generar la inhabilidad de un juez para los efectos de conocer un determinado proceso,
no obstante poseer por el tribunal del cual forma parte competencia objetiva en virtud de las reglas de la competencia
absoluta y relativa. Los medios a través de los cuales se pueden hacer valer las inhabilidades de un juez por carecer de
la imparcialidad necesaria para conocer de un determinado proceso son las implicancias y recusaciones. (ya
estudiadas)

b.- El derecho a un juez natural preconstituido por la ley:


Para que nos encontremos ante un debido proceso, no basta con que el juez sea independiente e imparcial,
sino que además es necesidad que el tribunal se encuentre predeterminado por la ley y no nos encontremos en
presencia de un tribunal que sea designado especialmente para la solución de un determinado conflicto. (que se
nombre a juez exclusivamente para juzgarme a mi)
Este principio se encuentra contemplado en el inciso 4° del N° 3 del art. 19 de nuestra Carta Fundamental al
señalarnos que "nadie puede ser juzgado por comisiones especiales, sino por un tribunal que señalare la ley y que se
hallare establecido con anterioridad a la perpetración del hecho."
La disposición guarda perfecta concordancia con el artículo 76 que al definir la jurisdicción reitera el principio de
la legalidad del tribunal, y además, con el artículo 77, que establece que una ley orgánica constitucional determinará la
organización y atribuciones de los tribunales que “fueren necesarios para la pronta y cumplida administración de
justicia"
La repulsa por las "comisiones especiales " ya se manifestaba en la Constitución de 1822: " todos serán juzgados
en causas civiles y criminales por sus jueces naturales y nunca por comisiones particulares".
Debemos destacar que el inciso 4º que analizamos más arriba, es el único correspondiente al numeral 3° del
artículo 19 de la Carta Magna, que se encuentra tutelado por el recurso de protección.

c.- El derecho de acción y de defensa:


Al efecto, nuestra Carta Fundamental establece en su artículo 19 N° 3 inciso primero que "La Constitución
asegura a todas las personas: 3° La igual protección de la ley en el ejercicio de sus derechos”.
Como es natural, no basta con que la ley establezca derechos si ello no va acompañado de las medidas de
protección adecuadas para asegurar que tales derechos se respeten. Pero hay más, cualquiera que recurra a la justicia
a de ser atendido por los tribunales con arreglo a unas mismas leyes y con sujeción a un procedimiento común, igual
y fijo.
La igualdad ante la justicia supone no solamente un trato igualitario a todas las personas comprometidas o
sometidas a un mismo proceso o juicio, sino también el derecho de quienes son juzgados en un juicio determinado a
recibir el mismo trato que en otros juicios o procesos han recibido otras personas que estaban en su misma situación.

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d.- El derecho a un defensor:
Al efecto, nuestra Carta Fundamental establece en su artículo 19 N° 3 incisos segundo que "toda persona tiene
derecho a defensa jurídica en la forma que la ley señale y ninguna autoridad o individuo podrá impedir, restringir o
perturbar la debida intervención del letrado si hubiere sido requerida. Tratándose de los integrantes de las Fuerzas
Armadas y de Orden y Seguridad Pública, este derecho se regirá en lo concerniente a lo administrativo y disciplinario,
por las normas pertinentes de sus respectivos estatutos. La ley arbitrará los medios para otorgar asesoramiento y
defensa jurídica a quienes no puedan procurárselos por sí mismos."
Sabido es que sin el auxilio del letrado (abogado) todas las garantías de un proceso justo pueden quedar
malogradas. De ahí que, junto con elevarse a rango constitucional el derecho que tiene toda persona para contar con
asistencia letrada, se asegura a los abogados plena libertad para el desempeño de sus tareas. La intervención del
letrado debe admitirse no sólo ante los tribunales ordinarios de justicia, sino en cualquier órgano jurisdiccional o ante
cualquier autoridad.

e.- El derecho a un procedimiento que conduzca a una pronta resolución del conflicto:
El artículo 77 de la Carta Fundamental establece que "una ley orgánica constitucional determinará la
organización y atribuciones de los tribunales que fueren necesarios para la pronta y cumplida administración de justicia
en todo el territorio de la República."
El derecho a un proceso rápido es esencial para la existencia de un debido proceso , puesto que se ha
entendido que la consagración de un procedimiento que contemple plazos más allá de los necesarios para la resolución
del conflicto, importaría en definitiva una denegación de la justicia .
De acuerdo con lo anterior, y teniendo presente que el proceso debe conducir como señala nuestra
Constitución a una pronta y cumplida administración de justicia en todo el territorio de la República, si se estableciera
un procedimiento que contemplara plazos y trámites innecesarios para la resolución del conflicto, dilatando
innecesariamente su solución en el proceso, el referido procedimiento no sería racional y por ello tendría un carácter
inconstitucional.

f.- El derecho a un procedimiento que contemple la existencia de un contradictorio:


Esta garantía se manifiesta como la "del día ante el tribunal" en el derecho anglosajón.
Para que se verifique la existencia del contradictorio respecto del demandado, y este tenga un efectivo derecho
de defensa, es menester que se cumplan respecto de éste los siguientes requisitos:
i) Que se le notifique de la existencia de una acción en su contra, de manera de poder ejercer su defensa
respecto de ella, en otras palabras, que se le dé un conocimiento real o presunto de la existencia de existir un proceso
en su contra;
ii) Que la noticia que se le de del proceso existente en su contra sea tal que le permita conocer de la pretensión
hecha valer en el proceso, para que pueda formular su defensa;

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iii) Que se contemple la existencia de un plazo razonable para que el demandado pueda hacer efectivo su
desea su derecho de defensa respecto de la pretensión hecha valer en su contra.

Sin embargo, debemos tener presente que la garantía general del contradictorio debe ser respetada no sólo al
inicio del procedimiento, sino que durante todo su curso y respecto de todos quienes son partes en el mismo.

g.- El derecho a un procedimiento que permita a las partes la rendición de prueba:


En esta materia, es necesidad tener presente que nada se sacaría con la consagración de un contradictorio en lo
que dice relación con la defensa, si no se otorga a las partes la posibilidad de rendir prueba dentro del proceso para
los efectos de acreditar los fundamentos fácticos de ellas.
De acuerdo con ello, se ha estimado que el debido proceso de ley contempla respecto de las partes "un derecho
garantizado a la prueba, derecho que debería asegurar a ellas la posibilidad de valerse de los medios de prueba
generalmente reconocidos por el ordenamiento y, al mismo tiempo, impedir al legislador poner obstáculos no
razonables de los derechos hechos valer en juicio".
Sin embargo, es necesidad tener presente que este derecho no es absoluto como para permitir rendir de
pruebas que hayan sido ilícitamente obtenidas, las cuales no deberían ser consideradas en el proceso.
Un ejemplo de la inadmisibilidad de estas pruebas ilícitamente obtenidas nos la da en nuestro derecho el inciso
penúltimo del artículo 276 del Código Procesal Penal que "el juez excluirá las pruebas que provinieren de actuaciones o
diligencias que hubieren sido declaradas nulas y aquellas que hubieren sido obtenidas con inobservancia de garantías
fundamentales." (las grabaciones de audios, no son pruebas ya que la persona no sabe que la están grabando.)
El mismo principio de exclusión de pruebas obtenidas con inobservancia de garantías fundamentales se
contempla expresamente en los artículos 31 de la Ley que crea los Tribunales de familia.
CLASE 16/08/2021
h.- El derecho a un procedimiento que contemple una igualdad de tratamiento de las partes dentro de él:
En tanto sea posible dentro de las necesidades técnicas del debate, la ley procesal primero, y el juez luego,
deben propender a que el actor y el demandado actúen en el proceso en un plano de igualdad. En la etapa de
conocimiento esa igualdad debe consistir en dar a ambos contendientes análogas posibilidades de expresión y de
prueba. En la etapa de ejecución, en admitir dentro de términos más reducidos, los medios de defensa necesarios para
evitar la ruinosa realización de los bienes del deudor.
Finalmente, se ha estimado que el principio de igualdad en el debate, tiene un aspecto que, dentro del sistema
constitucional, ha adquirido extraordinario significado: el problema de la igualdad económica ante el litigio. ¿De qué
vale una declaración afirmando la igualdad ante el derecho, si la tal igualdad no existe ante los hechos? Qué mayor
ironía que la de proclamar a todos iguales, si el costo de la justicia es, por sí mismo, un instrumento de desigualdad.
En consecuencia, es menester para que exista una real igualdad que la parte de escasos recursos cuente con
una asesoría jurídica según ya hemos visto; que el ejercicio de facultades del proceso no se vea entorpecido por tener
que asumir cargas económicas para ejercer sus derechos procesales antes de la dictación de una sentencia, lo que se ha
tratado de obtener con la eliminación de consignaciones para deducir los recursos como criterio general y respecto de
todos ellos; y finalmente que la escasez relativa de recursos respecto de determinados procesos no conduzca a la

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imposibilidad de rendición de prueba, lo que se pretende remediar con la concesión del beneficio de privilegio de
pobreza, ya sea legal o judicial.

i.- El derecho a un procedimiento que contemple la existencia de una sentencia destinada a resolver el
conflicto:
El proceso tiene una finalidad, que no es otra que la solución del conflicto, por lo que necesariamente éste debe
contemplar la existencia al termino de su tramitación de la dictación de una sentencia que tenga por objeto dar una
solución al litigio, la que tendrá un carácter inmutable una vez que ella haya pasado en autoridad de cosa juzgada.
La necesidad de que el proceso termine por la existencia de una sentencia nos lo revela el propio precepto de la
Carta Fundamental que contempla el principio del debido proceso, al señalarnos que toda sentencia de un órgano que
ejerce jurisdicción debe fundarse en un proceso previo, legalmente tramitado.-
Por otra parte, el artículo 76 inciso primero de la Carta Fundamental nos señala que los procesos deben en
algún momento pasar a adquirir el carácter de fenecidos, lo que ocurrirá una vez que hayan precluído los medios de
impugnación en contra de la sentencia dando lugar a la cosa juzgada.
Finalmente, pensamos que el debido proceso que contempla nuestra Carta Fundamental exige como regla
general que la sentencia que pronuncian los órganos jurisdiccionales sea fundada, puesto que ellos necesariamente
deben existir, no obstante que ni el Presidente de la República ni el Congreso Nacional se encuentran facultados en caso
alguno para "revisar los fundamentos o contenido de sus resoluciones"(artículo 76 inciso primero de la Carta
Fundamental).
j) El derecho a un recurso que permita impugnar las sentencias que no emanen de un debido proceso:
Finalmente, consideramos que al establecerse la ineludible exigencia para el legislador de establecer un
racional y justo procedimiento, es menester que se contemple la existencia del recurso de casación para los efectos de
impugnar la sentencia que se dicte con omisión de los trámites y requisitos necesarios para que nos encontremos ante
un procedimiento que dé cumplimiento a esos principios.
Si no se contemplara la existencia del recurso de casación para impugnar una sentencia viciada dentro del
procedimiento, todos los principios que resguardan la existencia de un debido proceso carecerían del instrumento
necesario para velar por su efectivo resguardo y existencia.

Finalmente, cabe señalar que para la existencia de un debido proceso penal es menester que además se dé
cumplimiento a una serie de otros principios específicos que, atención a la especial naturaleza de la pretensión
deducida en éste y las medidas cautelares personales que afectan el preciado bien de la libertad, se han establecido
tanto en los tratados internacionales como en las Constituciones de los diversos países. Será materia de estudio en los
años venideros.

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III.- CLASIFICACION DEL PROCESO.
Esta clasificación es más bien de los "procedimientos" y no del proceso, refiriéndose, por tanto, a una
agrupación de las normas que regulan el desenvolvimiento del proceso.
Veamos ahora las principales clasificaciones sobre las bases recién señaladas:

A. - CIVILES
Debemos recordar que la expresión civil se refiere - como en otras materias - a todo lo que no es penal o
criminal. Se entiende, por lo tanto, como procedimiento civil, el propiamente tal y, el comercial, el de minas, trabajo,
etc.
Dentro de los civiles existen dos grandes categorías:
a) De cognición o conocimiento
b) De ejecución.

a) El de cognición: Podemos distinguir a su vez, como especies de él, los procedimientos ordinarios, especiales,
sumarios y cautelares; y a su vez dentro de los ordinarios fundamentalmente pueden distinguirse entre:
I. Meramente declarativos.

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2. Constitutivos, y
3. De condena.

b) De ejecución: También en ellos puede distinguirse entre ordinarios, especiales, incidentales y supletorios.

B.- PENALES
Existen dos órdenes básicos: público y privado.
En Chile se denominan procedimientos por delitos de acción penal pública y procedimiento de acción penal
privada.
Los delitos de acción penal privada son aquellos cuya sanción no puede obtenerse sin que el ofendido o las
personas señaladas por la ley requieran la intervención de la justicia, comenzando siempre la actuación jurisdiccional
respecto de estos delitos por querella. (un ejemplo tipio son las calumnias y las injurias, la victima tiene que iniciar el
procedimiento y una vez iniciado tiene que mantener la voluntad)
Los delitos de acción penal pública son aquellos en que la violación de la ley interesa a toda la comunidad y en
que no es necesario el requerimiento del afectado para que se inicie y continúe. Más aún, si el afectado no requiere que
continúe o comience, puede iniciarse por otros medios.
Aparte de los delitos de acción privada y pública, en Chile existe una tercera categoría: los delitos de acción
penal mixta o pública previa instancia particular, los que en su naturaleza presentan particularidades de los delitos de
acción penal privada y de acción penal pública. En los delitos de acción penal mixta el procedimiento nace por
requerimiento de la parte que la ley establece, a lo menos a través de una denuncia, con lo cual se asemeja a los de
acción penal privada; pero una vez que se efectúa tal requerimiento, se considera como un delito de acción pública para
su tramitación posterior. (ej: lo que lo caracteriza es que para que el procedimiento pueda iniciarse, necesita una
comunicación del onfendido, el ministerio publico, no puede inicer de oficio)

Clasificación de los procedimientos civiles.


Desarrollaremos ahora la clasificación civil a que antes nos referimos.
La clasificación del proceso en procesos de conocimiento o declarativos genéricos y de ejecución responde a las
distintas funciones del proceso.
Los procesos de cognición, sean meramente declarativos, constitutivos o de condena tienen como finalidad la
declaración de un derecho, la constitución de una relación jurídica o la declaración de la responsabilidad a ejecutar
una prestación.
En todos ellos el juez regula un conflicto de singular de intereses, y determina quien tiene el derecho, es decir,
el juez es quien ius dicit.
Son procesos de juzgamiento o conocimiento o declarativos genéricos.
Cuando no se trate de una pretensión discutida que implique la necesidad de declarar quien tiene la razón, sino
de una pretensión cuya existencia aparece clara y determinada en el título que se aduce, pero que no está satisfecha
porque el obligado no ha cumplido una obligación correlativa, estemos en presencia del proceso ejecutivo.

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1.- Cognición:
Los procesos de cognición o declarativos genéricos están destinados a establecer fundamentalmente la
aplicabilidad de una o varias normas jurídicas a un hecho o hechos que han acontecido. Dentro de este grupo podemos
subdistinguir:
a) De declaración de mera certeza.
b) Constitutivo.
c) De condena.

a. Procedimiento de declaración de mera certeza .


El procedimiento meramente declarativo o de declaración de certeza son aquellos que tienden a eliminar un
estado de incertidumbre a través de un pronunciamiento que resuelva acerca de la existencia, alcance y modalidad
de una relación jurídica o de un derecho, o sea que se limita a reconocer una situación jurídica existente, sin que se
imponga al demandado ninguna condena ni se le solicite la modificación de una situación determinada
Su objetivo es establecer que una norma jurídica determinada es aplicable o inaplicable a un caso concreto
persiguiéndose que no haya incertidumbre a su respecto.
Si el proceso, es de esta clase el tribunal no crea en su sentencia una relación jurídica nueva.
Esta es preexistente, pero se discute en su alcance por una parte; y la otra, incluso, discute su existencia.
El tribunal al fallar establecerá la certidumbre de esta relación.

Al respecto se nos ha explicado que "cuando el interesado solicita al juez que declare la existencia o
inexistencia de un derecho o relación jurídica, sin que se trate de imponer al demandado ninguna responsabilidad, ni
de alegar incumplimiento, nos hallamos en presencia de un proceso declarativo puro, que busca la certeza jurídica
del derecho o la relación jurídica”.
"La sentencia de fondo procede: a) cuando se pide la declaración de una pretensión, cuya existencia discute el
supuesto sujeto pasivo demandado en el proceso, sin pedir condena alguna contra éste y sólo para producir la
certidumbre jurídica; b) cuando aún sin discutirse actualmente una pretensión y no habiéndose, por lo mismo,
manifestado el litigio, exista su posibilidad en el futuro, en razón de hechos o situaciones objetivas concretas; c) cuando
existe interés jurídico en la declaración de un estado civil, y se requiera su certidumbre jurídica mediante la sentencia.
Para que proceda hacer en la sentencia la declaración solicitada, debe existir un interés jurídico actual en el
demandante, en que ella se haga y que ese interés jurídico esté relacionado con algún hecho o acto que pueda
originarlo y no con la sola apreciación subjetiva del demandante.
Muy distinto es el caso de lo que podría llamarse demanda interrogativa, que se formula con el objeto de
obligar al demandado a que explique qué consecuencia se propone sacar de tal o cual facultad que le pertenece, o qué
pretensiones tiene en relación con un derecho o título que no se le discute. Esta clase de demandas no son
procedentes.
La sentencia dictada en un proceso declarativo produce cosa juzgada, pero dado que en ella no se contiene la
condena a prestación alguna respecto del demandado no requiere, al igual que respecto de las dictadas en los procesos
constitutivos, del ejercicio de la acción de cosa juzgada para exigir su cumplimiento, puesto que ellas satisfacen al actor
con su sola dictación.

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b.- Procedimiento Constitutivo:
El procedimiento constitutivo es aquel que procura una sentencia que además de declarar un derecho,
produzca la génesis de un nuevo estado jurídico, al innovar sobre el preexistente, o sea no se limitan a la mera
declaración sino que crean, modifican o extinguen un estado jurídico. (DIVORSIO, UN NUEVO ESTADO CIVIL)
El tribunal en el procedimiento constitutivo cumple dos misiones que lo caracterizan:
i) Cumple una misión propia del ejercicio de la jurisdicción: jurisdicere;
ii) La sentencia constitutiva establece la modificación de una situación existente y en consecuencia hace
nacer, "constituye" una nueva situación jurídica en reemplazo de la anterior.
Por ejemplo, sentencia que declara el divorcio. La declaración del divorcio produce la nueva situación. Otros
casos serían las sentencias que declaran estados jurídicos nuevos, especialmente, estados civiles, como los de hijos
matrimoniales o extramatrimoniales; la separación de bienes, etc.
Las sentencias constitutivas, al igual que las meramente declarativas, no son susceptibles de ejecución ni la
necesitan, puesto que lo perseguido por el actor se satisface con la sola dictación de la sentencia.

c.- Procedimiento de Condena:


El procedimiento de condena es aquel que el actor procura la dictación de una sentencia en la que además de
declarar un derecho, se imponga al demandado el cumplimiento de una prestación de dar, hacer o no hacer.
El procedimiento de condena tiene lugar cuando una parte pretende frente a la otra que esta reconozca la
existencia de un derecho de la primera, quede obligada por él y lo satisfaga, o que quede sujeta a las consecuencias del
incumplimiento de una obligación suya y se le imponga la consecuente responsabilidad.
Es decir, cuando se persigue que se imponga al demandado una condena cualquiera . Por ejemplo: se pide que
se declare un hecho ilícito o una obligación y la responsabilidad del demandado.
La condena del demandado va ligada, por lo tanto, a la declaración de que el derecho del demandante existe
como base de aquella.
La conexión que existe entre la sentencia de condena y la de ejecución radica en que aquélla declara la sanción
a que el obligado debe ser sometido o impone la prestación que debe cumplir, con lo cual prepara el proceso ejecutivo,
pues la ejecución es la aplicación de la responsabilidad y ésta, a su vez, viene declarada precisamente en la condena.
La sentencia de condena tiene una peculiaridad fundamental: es siempre preparatoria, no permite por sí sola la
satisfacción del derecho, como ocurre en los dos procedimientos anteriores. El procedimiento de condena siempre
desemboca en una ejecución posterior para los efectos de obtener la satisfacción de la pretensión.

2.- De Ejecución:
Es aquel que tiene por objeto satisfacer, para la parte que ha obtenido en el juicio declarativo de condena o que
es titular de un derecho que permite aplicarlo por constar en un título ejecutivo, la plena satisfacción de lo establecido
en la sentencia de condena o en la fuente de la obligación que ha sido infringida.
El procedimiento ejecutivo es subsidiario del de condena. Nace para llevar a cabo la sentencia condenatoria que
ha establecido alguna prestación. Su objetivo o propósito es que a través de la acción de cosa juzgada se cumpla
íntegramente la sentencia condenatoria.

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Además, se aplica directamente el procedimiento ejecutivo cuando la parte tiene un derecho que consta en un
título ejecutivo; y en tal caso, no opera en forma subsidiaria de un procedimiento de condena, sino que en forma
directa.
Los procedimientos ejecutivos se han clasificado de acuerdo al objetivo perseguido en :
a.- Procedimientos ejecutivos de dación (o de obligación de dar) (pagar una suma de dinero)
Son aquellos en los cuales el actor pretende obtener por la vía ejecutiva de parte del ejecutado que se entregue
un objeto determinado de éste en pago de la obligación, que será una suma de dinero en las obligaciones de género o
de una especie o cuerpo cierto que no se encuentra en poder del deudor, o del bien específico que se adeuda en caso
de tratarse de una especie o cuerpo cierto que se encuentra en poder del deudor: y
b.-Procedimientos ejecutivos de transformación (o de obligación de hacer o no hacer)
Son aquellos en los cuales el actor pretende obtener por la vía ejecutiva de parte del ejecutado que se ejecute
una obra o se deshaga lo hecho indebidamente a su costa.
Ej: construir un edificio, (hacer)
Ej : abstenerse de hacer algo, abstenerse desarrollar determinada labor (no hacer)

Los procesos de cognición se clasifican también, ya dijimos, en ordinarios, especiales, sumarios y cautelares.

Ordinario: Es aquel que debe aplicarse siempre al desenvolvimiento de un conflicto, salvo que exista disposición
expresa en contrario (artículo 20 del C.P.C.) dentro de lo ordinario según su cuantía se clasifica .de mayor, menor o de
mínima cuantía
Especial: Es aquél que sólo se aplica a los asuntos para los que ha sido expresamente previsto (art. 2° C.P C.).
Primero, entonces, debe analizarse si acaso la ley ha asignado un procedimiento especial y si no se así se aplica
el procedimiento ordinario.
(cada vez que llegemos a una controversia, primero tenemos que ver que es lo que vamos a pedir, si es de mera
certeza, constitutivo o de condena, eso nos va a servir para redactar la demanda, pero después tenemos que saber en
que procedimiento se va a tramitar, cuanto plazo va a tener la contraria para contestar la demanda, cuanto plazo por
ejemplo, van a tener para contestar la prueba, cuanto plazo va a tener para dictar sentencia, etc. Para saber eso,
tenemos que determinar la materia y vamos a tener que buscar si hay una ley especial que regula esa materia: el
ejemplo: es el juicio de arriendo o procedimiento de arriendo, el legislador en materia de arrendamiento establece un
procedimiento especial, todas las discusiones que giren en torno al contrato de arrendamiento: por ejemplo que no
haya pagado la renta; que quiera recuperar la especie arrendada. Que quiera demandar al arrendatario por los daños
que el arrendatario ocaciono al inmubele. Para todas esas materias se estableció un procedimiento especial)
Sumario: Son los que tienen características comunes con los procedimiento ordinarios y especiales, pero que
tienen vida autónoma y propia separados de ellos.
Su aplicación se produce normalmente, en general, en aquellos casos en que la acción deducida requiere de
una tramitación rápida para ser eficaz.

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Los sumarios participan de características del ordinario ya que pueden ser declarativos, de mera certeza o
constitutivos. Además, participan de las características de los especiales, pues su tramitación es concentrada.
Según el artículo 680 del Código de Procedimiento Civil,(aquí hay hipótesis donde se puede aplicar el
procedimiento sumario) el llamado juicio sumario tiene una aplicación especial en todos aquellos casos en que
la ley lo hace aplicable especialmente y que se encuentran enumerados en dicho precepto y, además tiene una
aplicación general, como antes se expresó en todos los casos en que la acción (pretensión) deducida, requiera
por su naturaleza, de una tramitación rápida para que la acción sea eficaz como se indica en el inciso primero de
ese precepto.(la reividicacion: acción que tiene el dueño no poseedor, contra el poseedor no dueño no tiene
regla especial y no esta en el 680 CPC, pero yo podría pedirle al juez que se tramite de acuerdo al procedimiento
sumario, porque, en un caso concreto yo podría decirle al juez, “yo estoy reivindicando un conteiner que me
dejo atrapado aduana en un puerto, y dentro de ese conteiner hay fruta que compre, y tengo toda la
documentacion, el conteneier es refrigerado, pero se desconecto de su refrigeración, y se esta pronosticado
que esa fruta dentro de uno a dos meses se eche a perder, luego no tendría sentido que dentro de tres meses
me acogiera la demanda, porque, esa fruta ya no me va a servir de nada y si bien es cierto este juicio es de
reivindicación, yo le pido que de acuerdo al art. 680 cpc lo tramite de acuerdo a un procedimiento sumario,
porque, la acción que yo pido y de acuerdo a la naturaleza del producto necesita una tramitación eficaz.) el
juicio ordinario y el sumario, son la base de los demás procedimiento existentes.
Cautelares: El demandante tiene la facultad de impetrar medidas que aseguren el cumplimiento de la
sentencia que eventualmente le será favorable.
En Chile las llamadas en doctrina providencias o medidas cautelares son las medidas precautorias.
Se ha disentido si existe o no un proceso (procedimiento) autónomo de carácter cautelar. Carnelutti dice que
el proceso cautelar constituye un proceso separado. Pero los autores en su mayoría son contrarios a la tesis de
Carnelutti. Por razones obvias, lo que caracteriza un proceso es su vigencia por si solo. No hay autonomía en la
providencia cautelar, pues el fin de éstas está subordinado completamente al proceso (procedimiento) propiamente tal.
Esto parece claro en la legislación chilena: las medidas precautorias son accesorias al juicio principal y se tramitan como
incidentes.

En el proceso de ejecución podemos subdistinguir cuatro categorías:


Ordinarios: que equivalen, en Chile, al juicio ejecutivo de mayor y mínima cuantía (arts. 434 y siguientes y 729
y siguientes C.P.C.). se aplica siempre que no haya norma especial
Especiales: Entre otros pueden citarse en Chile los relacionados con las prendas (especial, industrial, agraria) y
otros que establecidos en el propio Código de Procedimiento Civil, como el cumplimiento de la sentencia en juicio de
hacienda (mediante decreto supremo).
Ej: especial hipotecarío: cuando un banco le presta a una persona dinero, puede garantizar la deuda con una
hipoteca, entonces dice la ley que cuando un banco tiene un titulo ejectivo para iniciar una ejecución y además tiene
una hipoteca a su favor tiene un juicio especial hipotecario
Incidental: Se sigue ante el mismo tribunal que dictó la sentencia en única o primera instancia siempre que su
aplicación se solicite dentro de 1 año contado desde que la prestación contenida en el fallo se hizo exigible (arts. 231 y
sgtes. del C.P.C.). es pedirle al mismo tribunal que dicto sentencia que la cumpla, que siga con las reglas para que se

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cumpla lo juzgado (se empieza a contar por ejemplo si se dicto que tenia que pagar un dinero en 90 dias, esto corre
desde que se cumplieron los 90 dias en adelante.)
Supletorios: Reciben aplicación en los casos que no hay medios compulsivos, establecidos por la ley para
cumplir la sentencia quedando entregados al criterio del tribunal, consistiendo principalmente en multas y arrestos (art.
238 C.P.C. leer articulo). Cuando el tribunal manda a hacer algo y el tribunal no lo cumple, puede el tribunal proceder
con multa o arresto

IV.- NATURALEZA JURIDICA DEL PROCESO.


Determinar la naturaleza jurídica del proceso consiste en establecer si el proceso puede ser explicado a través
de alguna de las figuras jurídicas conocidas por el Derecho o si por el contrario, constituye una categoría especial de
éste.
La determinación de la naturaleza jurídica del proceso reviste importancia porque con ello se precisa la
legislación que debe aplicarse.
De acuerdo con la evolución histórica acerca de la naturaleza jurídica del proceso, se han sostenido las
siguientes teorías:
1. Contrato: Contratactualista.
2. Cuasicontrato: Cuasicontractualista (cuasicontrato de "litis contestatio")
3. Relación jurídica: Relación jurídica procesal (Von Bulow, Chiovenda, Kohler, Hellwig, Wach,etc)
4. Situación Jurídica: Goldschmidt.
5. Relación Jurídica compleja: Carnelutti. Aplicable casi enteramente al proceso civil, pero trasladadas al penal
con algunas características diferenciadoras, sobre todo en los procesco penales de acción pública.
6. Proceso Institución: Jaime Guasp.

1. Teoría del contrato.- (Pothier, Aubry y Rau, Demolombe)


a) Esta teoría aplica la figura privatística del contrato para explicar la naturaleza jurídica del proceso. Esta teoría
supone la existencia de un contrato entre el demandante y el demandado, en el cual determinan el conflicto, lo que
limita el poder del juez para su resolución.
Para esta teoría arranca del derecho romano y específicamente del contrato de litis contestatio, la que supone
en forma expresa o implícita un acuerdo de voluntades. Al comienzo, el proceso se desenvuelve como una deliberación
más que como un debate. Las partes exponen su derecho ante el pretor, hablando libremente tanto entre sí como con

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el magistrado. De estas circunstancias y del carácter de la formula, se infiere que durante esta primera etapa del
derecho romano, no puede existir litis contestatio si las partes de común acuerdo no lo quieren. Más que un juicio, este
fenómeno debe considerarse como un arbitraje ante el pretor.
b) La doctrina francesa de los siglos XVIII y XIX continuo considerando que el juicio suponía la existencia de una
convención entre las partes, en la cual ambos litigantes se hallaban de acuerdo en aceptar la decisión de su conflicto
por el juez.
De acuerdo con ello, se afirmó que el efecto entre las partes de la cosa juzgada no era otra cosa que la
consecuencia lógica del principio que las convenciones sólo afectan a los contratantes, y que la fuente de la cosa
juzgada es la convención, esto es, el acuerdo entre las partes llamado contrato judicial, por el cual ambos litigantes
aceptan someter a la decisión del juez el litigio que los divide.
c) Esta explicación responde a la idea filosófica de Rosseau del contrato social, en cuanto la sujeción de la
voluntad individual a la autoridad dentro del proceso deriva de un contrato entre las partes.
d) Esta teoría tuvo el mérito de ser el primer intento de sistematización respecto de la naturaleza jurídica del
proceso, pero ella ha perdido toda vigencia a la fecha.
e) De lo expuesto aparece que esta teoría no explica el proceso en sí, sino alude a la institución que lo origina.
En el derecho moderno sabemos que la obligatoriedad de la sentencia emana de la ley, de modo que carece
de sentido justificar el imperio o vinculación del fallo desde un punto de vista privado. Sólo subvirtiendo la realidad de
las cosas se puede ver en el proceso un acuerdo de voluntades en que conmina al adversario, aún contra sus deseos, a
contestar o defenderse.
El proceso romano era arbitral y no jurisdiccional y de ahí la limitación del juez en la resolución del conflicto,
lo que no se justifica en un proceso en que el juez desempeña una función pública.
Por otra parte, a través de la teoría del contrato resulta imposible explicar los procesos en rebeldía, en los
cuales no se puede llegar a configurar una convención judicial para la generación de un proceso, por faltar la
existencia de una de las partes de éste.

2.- Teoría del cuasicontrato (DE GUÉNYVEAU)


a) Dejada la figura del contrato para explicar la naturaleza jurídica del proceso, se procedió “por descarte” a
encuadrar la figura del proceso en una de las fuentes de las obligaciones.
b) Esta teoría emana de la constatación de la ausencia de una voluntad enteramente libre del demandado para
la generación del proceso, por lo que descarta al contrato como instituto para explicar la naturaleza jurídica del
proceso.
Asimismo, usando el método de descarte se excluye al delito y cuasidelito civil, ya que el proceso no se origina
en un hecho ilícito.
Acontecido ello, sólo resta explicar el proceso por la fuente cuasicontrato.
c) La existencia de una voluntad coaccionada explicaría al proceso como un cuasicontrato judicial, entendido
como un hecho voluntario, lícito y que genera obligaciones.
Existe un hecho voluntario y licito del demandante al acudir a los tribunales para la solución del conflicto, y
también de parte del demandado, quien en forma voluntaria concurre a defenderse en éste.

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Sin embargo, esta teoría del cuasicontrato tampoco nos puede explicar la existencia de los procesos en
rebeldía, puesto que el demandado, que se encuentra en la situación de rebelde, no efectúa ningún acto voluntario
destinado a manifestar su voluntad de aceptar los resultados del proceso que se sigue en su contra.
d) Esta teoría también pretende explicar el origen del proceso y no el proceso mismo. La cuestión se centra en
explicar, desde un punto de vista civil y por la vía de descarte de las diversas fuentes de las obligaciones
e) Esta teoría imperó en España y en América, y por consiguientemente en Chile hasta la década del 1950. Hasta
esa fecha, es posible de examen de nuestra Jurisprudencia encontrar diversos fallos en los cuales se hace referencia a la
explicación del proceso como un cuasicontrato de litis contestatio, teoría que se puede reconocer también en los
antecedentes legislativos, y específicamente en el art. 19 del proyecto de Vargas Fontecilla del Código de Procedimiento
Civil.
f) En este método de descarte, lamentablemente, no se tuvo en cuenta que en el propio Código de Napoleón
las fuentes de las obligaciones no eran cuatro sino que cinco, omitiendo considerar la ley para los efectos de
determinar la naturaleza jurídica del proceso. De acuerdo con ello, se señaló que el proceso es una relación jurídica
específica regida por la ley.

CLASE 19/08/2021

3.- El proceso como relación jurídica (Bulow, Moler, Wach, Hellwig, Stein)
a) Esta teoría fue enunciada por el insigne procesalista alemán Oscar von Bullow, profesor de la universidad de
Giessen en el año 1868 en su obra "La teoría de las excepciones y presupuestos procesales", de quienes la tomaron los
autores de más prestigio en Italia, formados en las enseñanzas de los maestros alemanes, y especialmente por
Giuseppe Chiovenda.
b) Por relación jurídica debe entenderse toda vinculación intersubjetiva regulada por la voluntad de la ley.
Una especie de esta relación jurídica es la relación jurídica procesal, que es el vínculo o ligamen regulado por la
ley que une a los sujetos del proceso, generando poderes y deberes en relación con los actos procesales.
De acuerdo con ello, se ha definido la relación jurídica procesal como "el vínculo jurídico, creado a petición de
parte, en razón de la actuación del Estado a través de sus órganos jurisdiccionales que impone a todos sus intervinientes
una forma de actuar regulada, según la naturaleza del asunto, para la obtención de la solución del conflicto a través de
una sentencia que produzca cosa juzgada. (Mario Mosquera R).
c) Entre los sujetos del proceso (actor, demandado y juez) se crean vínculos o ligámenes, que los unen entre sí,
constituidos por poderes y deberes que pueden ejercerse en los diversos actos procesales previstos en la ley.
d) La relación jurídica crea derechos y obligaciones recíprocas, como la obligación del juez de proveer y
sentenciar, y de las partes de comparecer, ejercer sus facultades y de acatar las resoluciones del Tribunal.-
e) En cuanto a la forma y los sujetos entre los cuales se generaría la vinculación subjetiva del proceso se han
formulado diversas teorías:
i) Kohler
Sostiene que la relación jurídica procesal se concibe como vínculos recíprocos entre demandante y demandado
a modo de dos líneas paralelas, excluyendo al juez como sujeto de dicha relación.

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ii) Ellwig
Afirma que la relación jurídica procesal no puede admitirse sin involucrar al juez ante quien las partes formulan
sus peticiones y quien, a su turno, dicta resoluciones que impulsan la actividad procesal. Al mismo tiempo observa que
la relación no se da directamente ente las partes sino a través del juez, por su intermedio a modo de ángulos.
iii) Wach
Esta tercera posición considera la relación en forma triangular, en la cual no se dan sólo relaciones de partes a
juez y de juez a partes, sino que también de las partes entre sí, las que vienen a cerrar el triángulo.

f) Esta relación jurídica procesal se caracteriza por una relación jurídica de Derecho Público, autónoma, unitaria,
compleja, dinámica, formal, y heterogénea.
i) Es una relación de Derecho Público, puesto que está destinada a regular el ejercicio de la función
pública que debe ejercer-el juez, como lo es la jurisdicción, destinada a mantener la paz social y a solucionar los
conflictos que se presentan entre los miembros de ella
ii) Es autónoma del derecho substancial, por cuanto existe independientemente de la relación jurídica
material, observando un contenido e intervinientes diversos de aquella.
iii) Es unitaria, en el sentido de que las relaciones recíprocas que se traban entre los sujetos en forma
bilateral se enlazan y coordinan en función de un fin común. El proceso se presenta como una unidad, porque a
pesar de que las relaciones jurídicas que en él se producen son varias, todas ellas están orientadas a la
consecución de un mismo fin, como institución teológica que es el proceso: la solución del conflicto o litigio.
iv) Es compleja en la medida que comprende un conjunto de derechos y obligaciones de los sujetos del
proceso. La complejidad del proceso es la resultante de la multiplicidad de derechos y obligaciones que la
constituyen, sin perjuicio de estar todos ellos vinculados a una finalidad común, los que le otorgan un carácter
unitario y no de diversidad.
Es dinámica, en cuanto todos los hechos, actos y negocios procesales inherentes a la relación jurídica
procesal presentan idéntico carácter (son públicos); se verifican en forma continuada y constante, moviéndose
progresivamente a un fin.
La relación jurídica procesal se desarrolla, se desenvuelve, y se extiende en forma sucesiva en el tiempo
cubriendo diversas etapas y fases. Se trata de una relación en movimiento hacia una meta precisa: la decisión
jurisdiccional, y opera, por ende, con eficacia de cosa juzgada, permitiendo la resolución del litigio.
Esta relación es dinámica y continua por cuanto debe encontrarse en movimiento y atravesar distintas
etapas que lo conforman (instancias, recursos, ejecución).
Durante su desenvolvimiento la relación jurídica procesal supone un estado de incertidumbre para las
partes, que da su tónica al proceso: durante el proceso no se sabe quien tiene la razón. Solamente la sentencia
final, resolviendo la cuestión controvertida, pone término a dicha incertidumbre. De ahí deriva la necesidad de
dar a las partes los medios para hacer valer sus razones y los fundamentos de los derechos y obligaciones que
eventualmente, pudieren corresponderles o a que pudieren estar sujetas.
La relación jurídica no supone la necesaria comparecencia o intervención del demandado, ya que éste
es parte con o sin su voluntad o concurso. Es el emplazamiento válido el instante que marca su vinculación
necesaria a la relación procesal.

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Desde el punto de vista de su existencia depende de la voluntad manifestada en forma legal por el
actor, y presupuestada por la ley.
Desde el punto de vista de su desarrollo depende en el juicio civil también del impulso indispensable del
actor, si bien puede éste ser sustituido por el demandado ante la inacción de aquel. De modo que si bien para
su nacimiento depende de la voluntad del actor, su pasividad no detiene la relación la que puede desenvolverse
a instancia del demandado, salvo que aquel se desista. Además, es necesario tener presente que esta relación
puede terminar en cualquier momento, aún antes de que se llegue a una sentencia, toda vez que durante su
transcurso puede presentarse un equivalente jurisdiccional.
v) Es formal, por cuanto encuentra su fuente en la ley.-
Debe desarrollarse en forma continua a través de una serie sucesiva de actos de las partes y el tribunal
que la conforman hasta la solución del conflicto, todos los cuales deben ejecutarse en la forma preestablecida
por la ley.
vi) Es una relación heterogénea.- La relación jurídica sustancial se caracteriza por la homogeneidad del
vínculo que lo crea. Así, en un contrato, existe un solo vínculo entre dos personas, generador de derechos y
obligaciones de eminente carácter estático.
En la relación jurídica procesal existe multiplicidad de vínculos que están constantemente variando y
combinándose. El vínculo contiene estructuras comunes y estructuras diversas para llegar al fin: facultades,
preclusiones, plazos fatales, plazos no fatales, etc.

En Chile, se ha aceptado la teoría de la relación jurídica procesal tanto por un sector de nuestra doctrina
como la mayoría de nuestra Jurisprudencia.
La determinación del momento en que se constituye la relación jurídica procesal reviste particular importancia,
puesto que a partir de ella es posible solicitar medidas precautorias, solicitar alimentos provisionales, promover
incidentes, se genera el estado de litispendencia, etc.

Respecto al instante en el cual se traba la relación jurídica procesal se han sustentado dos teorías:
a) Para algunos, la relación jurídica procesal se constituye con la notificación valida de la demanda.
Esta teoría encuentra su respaldo legal en los artículos del Código Civil: Art. 1.603 inc.5, sobre pago por
consignación, y art. 1.911 relativo a la cesión de derechos litigiosos.
Los detractores de esta teoría sostienen que se trata de preceptos específicos y que no poseen alcances
generales para la determinación del momento en que debe existir juicio, sino que tienen por objeto proteger intereses
de terceros (art. 1911) o de evitar la existencia de situaciones poco claras. (art. 1.603)
b) Para la mayoría, la relación jurídica procesal se constituye una vez que se ha verificado el emplazamiento,
en que se configura en la primera o única instancia por la concurrencia de dos elementos: la notificación válida de la
demanda y el transcurso del término de emplazamiento, aún cuando el demandado no conteste la demanda.
El segundo elemento se encuentra constituido por el transcurso del término de emplazamiento. Notificada la
demanda nace para el demandado la posibilidad de defenderse, lo que debe hacer en término preestablecido en la
ley.

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El termino de emplazamiento, entendido como el plazo fatal para que el sujeto pasivo del proceso se
defienda varía según el procedimiento civil que se trate.
En caso que no se hubiere cumplido con estos requisitos de la notificación valida de la demanda y el transcurso
del término de emplazamiento, el procedimiento será nulo, y en contra de la sentencia definitiva que se dicte para
resolver el conflicto podrá deducirse el recurso de casación en la forma. (arts 768 N° 9 en relación con el art. 795 N° 1
del C.P.C.).

A esta teoría de la relación jurídica procesal se le han formulado dos objeciones.


En primer lugar, que no hay realmente verdaderos derechos y obligaciones procesales. (se dice esto por que el
demandado no esta obligado a contestar la demanda)
En segundo lugar, que los derechos y obligaciones procesales, aunque existan, por el hecho de ser múltiples,
exigen la formulación de un concepto superior que los sintetice y que sirva para designar la unidad procesal.
La primera de estas objeciones da lugar a la teoría de la situación jurídica procesal; la segunda, a la teoría de la
institución jurídica procesal.

4.- El proceso como situación jurídica: (James Goldschmidt)


a) La teoría de la situación jurídica fue creada por el autor alemán James Goldschmidt en su obra "El proceso
como situación jurídica" como una reacción frente a la teoría de la relación jurídica.
b) El proceso no es una relación jurídica, porque el juez no está obligado para con las partes y porque entre los
litigantes no existe ninguna obligación.
La obligación del juez de dictar una sentencia no es una obligación procesal, sino una obligación ex officio
que, como funcionario público corresponde al juez frente al Estado. El juez no dicta sentencia porque esté obligado
para con las partes, sino que porque como funcionario público tiene ese deber.
Las partes tampoco tienen verdaderos deberes ni derechos; sólo sumisión como ciudadanos al cumplimiento
de deberes o, en su caso, ejercicio de derechos públicos al margen del proceso.
En el proceso no hay, pues, una relación jurídica, sino una mera situación, la cual se define por oposición a la
correlación de deber y derecho que caracteriza a la relación jurídica, como un complejo de meras posibilidades de
obrar, expectativas y cargas.
No existen obligaciones entre las partes entre sí, sino que sólo un estado o posición de cada una de las partes
frente a una sentencia que se espera obtener dentro del proceso.
c) El proceso como situación jurídica procesal representa el conjunto de expectativas, posibilidades, cargas y
liberaciones de cargas de cada una de las partes y que significa el estado de una persona desde el punto de vista de la
sentencia judicial que se espera con arreglo a las normas jurídicas,.
Se entiende por expectativas la esperanza de obtener ventajas procesales futuras, de obtener una sentencia
favorable, sin tener la necesidad que realizar un acto propio. Por ejemplo, el demandado rebelde tiene la expectativa
que se rechace la demanda por no estar debidamente fundada, que el actor se desista de la demanda, etc.

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Se entiende por posibilidades el hacer algo para mejorar la posición para obtener una sentencia favorable en
cuanto mediante un acto propio que la parte realiza en el proceso, puede proporcionarse una ventaja procesal. Por
ejemplo, el actor que fundamenta adecuadamente su demanda aumenta las posibilidades de obtener una sentencia
favorable.
Se entiende por carga procesal el ejercicio de un derecho para el logro del propio interés.
El concepto de carga procesal es el principal aporte de la teoría de la situación-jurídica procesal, el que se
diferencia claramente de la obligación de acuerdo a lo siguiente:
i) La carga es una facultad que conlleva un riesgo para su titular, siendo voluntario el sobrellevarla. En la
obligación la realización de la conducta es necesaria, puesto que en caso de incumplimiento puede ser forzado a
cumplirla.
ii) En la carga, el interés que se tutela cuando ella es sobrellevada es el interés propio. En la obligación, cuando
el obligado realiza la conducta el interés que se tutela es el ajeno.
iii) En la carga, el incumplimiento no genera un derecho para la otra parte. La contraparte en caso que una
parte no sobrelleve su carga no tiene derecho para exigirle compulsivamente que realice el acto procesal en beneficio
de su propio interés. Así por ejemplo, cuando el demandado no contesta la demanda, el demandante no puede solicitar
al tribunal que compulsivamente lo obligue a cumplir con ese deber; o cuando el demandante no rinde prueba para
acreditar su pretensión no puede el demandado pedirle al tribunal que compulsivamente obligue a ello a la
contraparte.
En la obligación, en caso de incumplimiento se genera el derecho para la otra parte de exigir el cumplimiento
compulsivo de la prestación.
Con el concepto de carga se puede explicar fundadamente la situación de la rebeldía del demandado en la
contestación de la demanda.

Las principales cargas que podemos apreciar en el proceso es la carga de la afirmación que pesa sobre el
demandante; la carga de la defensa que recae en el demandado; y la carga de la prueba, que es donde mayor
aplicación de ha dado a este concepto como podremos apreciar el próximo año al estudiar la teoría de la prueba.
Liberación de carga se verifica cuando una parte es libre de no cumplir con cierto acto, sin que de esta omisión
se le pueda generar un perjuicio procesal. Así por ejemplo, si el demandado opone una excepción, el actor queda
liberado de la carga de probar los hechos en que fundamenta su pretensión, puesto que en tal caso ella se traslada al
demandado.

La crítica mayor formulada a esta tesis es la de haber considerado una visión empírica y sociológica, muchas
veces defectuosa o apartada de lo que debe ser el proceso. Según sus críticos es preciso buscar la naturaleza jurídica del
proceso no en su realidad práctica, sino en su estructura jurídica de carácter teleológico o finalista. La situación jurídica
nos indica como puede tener lugar el proceso en la vida del foro, pero no nos indica como debe ser el proceso.
Además, se señala que ella no es aplicable al derecho procesal penal, en el cual si es posible apreciar la
existencia de derechos y obligaciones, con lo cual se rompe con el concepto de la unidad del proceso.
Es por ello, se señala que esta teoría sólo persigue destruir la teoría de la relación jurídica procesal, pero no
establece una visión unitaria respecto del proceso.

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No se justifica la exclusión del juez como parte del proceso y sometido en cuanto a sus deberes solo a las
normas constitucionales y administrativas, puesto que las partes poseen los medios para exigir dentro del proceso el
cumplimiento de los deberes por parte del juez.
Finalmente, se ha señalado que la situación jurídica nos puede conducir a la ley de la selva, puesto que el
proceso aparece concebido como un medio para hacer aparecer y valer como derecho lo que no es derecho.
CLASE 23/08/21

5.- El proceso como entidad jurídica compleja (Carnelutti, Rocco, Foschini).


a) El proceso es una entidad jurídica de carácter UNITARIO y COMPLEJO.
La característica principal es la PLURALIDAD de sus elementos estrechamente coordinados entre sí.
b) Dicha pluralidad puede examinarse desde un punto de vista normativo, en cuyo caso el proceso es relación:
jurídica compleja; desde un punto de vista estático, el proceso es situación jurídica compleja; y desde un punto de vista
dinámico el proceso es un acto Jurídico complejo.
c) Como el proceso es una combinación de actos, se negó la existencia de una relación jurídica única.
Cada conflicto que se plantea durante su desarrollo implica una relación jurídica, porque el proceso es un
CONJUNTO DE RELACIONES.
d) A esta tesis se le formula como crítica que decir que el proceso es un fenómeno complejo es sólo un punto
de partida. Se trata de constatar que estamos ante un instituto más complejo que lo habitual.

6.- El proceso como institución: (Guasp)


a) El proceso es un complejo de actividades relacionadas entre sí por una idea común objetiva, a la cual se
adhieren las voluntades particulares de las partes.
b) Se funda esta teoría en las siguientes ideas:
 El proceso es una realidad jurídica permanente, ya que la idea de actuación estatal siempre existe no obstante
el nacimiento o la extinción de procesos concretos.
 El proceso tiene carácter objetivo, ya que su realidad trasciende las voluntades individuales.
 El proceso se sitúa en un plano de subordinación jerárquica.
 El proceso no es modificable en su contenido por la voluntad de los sujetos procesales.
 El proceso es adaptable a las necesidades del momento por la ley.
 Las actividades procesales están vinculadas entre sí por una idea común y objetiva, independientemente de la
finalidad concreta que persigan los distintos sujetos intervinientes.

A esta tesis se le formula como crítica:


 Decir que el proceso es una creación del Derecho para lograr sus fines significa apuntar más que a su naturaleza
jurídica a un aspecto jurídico-sociológico.
 Esta tésis no excluye la aplicación de las otras teorías.
 El concepto "institución" tiene diversas acepciones: establecimiento, fundación, organización, materias
principales del Derecho. Esa imprecisión es incompatible con una respuesta precisa y adecuada.

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V.- LOS FINES DEL PROCESO.
En un sentido genérico el fin del proceso es dirimir un conflicto de intereses sometido a los órganos de
jurisdicción.
Este fin satisface imperativos privados y públicos.
A.- Función privada del proceso: El proceso sirve para protegernos a nosotros del estado
El Derecho sirve al individuo, satisface sus aspiraciones; por ello, el proceso es una garantía individual. El
proceso ampara al individuo y lo defiende del "abuso de la autoridad del juez, de la prepotencia de los acreedores o
del rencor de sus perseguidores".
Esa garantía no sólo favorece al actor, sino en términos equivalentes al demandado. En este segundo aspecto
especial relevancia tiene en el orden penal en que aparece con énfasis el principio de la legalidad o del "debido
proceso".

B.- Función pública del proceso: el proceso es una herramienta de paz social, para solucionar de
manera pacifica un conflicto entre partes
Como institución el interés de la comunidad es la declaración y/o la realización del Derecho.
Ello constituye un afianzamiento de la paz jurídica.

C.- Fin y fines procesales del proceso:


En verdad los fines apuntados en los párrafos precedentes no pueden ocultar los fines del proceso como
método o instrumento:
1) El fin del proceso es posibilitar un acto de conocimiento del juez, tanto por la reconstrucción histórica de
los hechos alegados, como por la ubicación, interpretación y aplicación del derecho; y
2) Su finalidad estrictamente procesal es posibilitar la declaración y/o la realización del derecho material.
(aplicación practica)

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DESDE AQUI
VI.- LOS ELEMENTOS DEL PROCESO.
En el proceso pueden distinguirse dos clases de elementos: los subjetivos y el objetivo.

Los elementos subjetivos: (personas que participan en el proceso)Pueden considerarse tales las partes y el
juez, sin perjuicio que existan otros intervinientes subjetivos del proceso que pueden llegar a ser partes en él,
especialmente, en el orden penal: Ministerio Público, víctima, querellante, defensa e imputado.
Las partes pueden ser directas o indirectas.

El elemento objetivo del proceso es el conflicto sometido a resolución del tribunal, que se integra por dos
instituciones procesales trascendentes: la pretensión que hace valer el actor y las excepciones que opone el
demandado. (por ejemplo: si el demante demanda el cobro de un precio a consecuencia de un contrato, que quedo un
saldo de 5millones de pesos, si el demandado, niega la existencia del contrato, ¿Cuál es la controversia? Determinar si
existío o no el contrato, y si existió va a tener que acoger la demadnad (el juez) en cambio si el demandado dice si, si
existió el contrato pero yo pague el precio el conflicto central es si el demandado pago o no efectivamente por que se
reconoce que exisitio un contrato.) (en materia procesal penal, la controversia central va a estar determinada por
eestablecer si el imputado efectivamente participo en el hecho que se le imputa y si ese echo que se le imputa reviste el
carácter de delito)

A.- LOS ELEMENTOS SUBJETIVOS DEL PROCESO.


1.- Los sujetos del proceso:

a) Las partes y el juez.-


i) El Juez:
La calidad de sujeto en el proceso del juez dependerá de la doctrina que sobre la naturaleza jurídica del proceso
se acepte.

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Si es la de la relación jurídica, dependerá a su vez de la variante que se acoja.
En la variante de Kohler el vínculo es sólo entre el demandante y el demandado; aquí el juez no es sujeto.
En la de Wach se reconoce plenamente al juez como sujeto: la relación jurídica se traba entre partes y el juez.

La variante de Hellwigh considera que, la relación se traba entre las partes a -través del juez; el juez es sujeto
indirecto.

El juez tiene un papel decisivo y vital dentro del proceso.


La relevancia varía según si en el procedimiento prima el principio dispositivo o inquisitivo. Si prima el
dispositivo (estamos señalando que el juez tiene participación en el proceso, pero deja su participación a instancias de
partes, es decir, el interviene cuando las partes se lo piden) es más pasivo que las partes. Si prima el inquisitivo el juez
pasa a ser el sujeto trascendental en la tramitación del procedimiento. (cuando la ley le otorga al juez la facultad de
oficiosamente echar a andar este carro que es el proceso; ej: el proceso es como un tren con varios vagones, algunos
son mas chicos otros mas grandes, unos de un material, y otros vagones de otro material y la forma en que se organizan
esos vagaones da lugar al procedimiento, entonces hay vagones que son solo de metal y dan a lugar el procedimiento
ordinario, hay otros vagones que son mas cortos, y esos son el procedimiento sumario, cuando este vagón se mueve y
supognamos que tiene de maquinista al juez, cuanod el juez mueve el vagón solamente cuando las partes se lo piden
estamos frente al principio dispositivo, cuando el juez oficiosamente hace andar el tren sin que las partes se lo pidan,
hablamos de principio inquisitivo) medio ejemplo para lw que ya se entendía xd
La misión del juez como elemento subjetivo:
1º Recibe las presentaciones de las partes; esto como la aplicación de un principio casi sin variación, la
bilateralidad de la audiencia. Debe verificar la exactitud de las peticiones de las partes por examen de las pruebas. Aquí
intervienen los principios de mediación o inmediación.
2º El juez resuelve o provee las presentaciones de las partes como medio de hacer avanzar el proceso. Lo hace a
través de las resoluciones judiciales que no tienen carácter de sentencia definitiva.
3º Tiene la gran misión de ponderar el valor de la prueba rendida por las partes (sistema de la prueba legal o
reglada(este es en que el juez da a la prueba el valor que predeterminadamente ha establecido el legislador a la prueba)
, sistema de la libre convicción y sistema de la sana crítica(este caso, es en que el juez le da el valor que quiera a la
prueba, pero tiene que respetar 3 cosas, principios de la lógica, conocimientos científicamente afiansados y las máximas
de la experiencia). Ej: la ley me dice que yo le tengo que creer mas a una escritura publica, que ha un testigo
4º La gran misión del juez como elemento subjetivo es fallar, originar el acto jurídico procesal sentencia.

ii) Las partes mismas:


1º Concepto
Partiendo de la base de la doctrina que explica el proceso como una relación jurídica, partes son los sujetos de
la relación procesal.
Es diferente el enfoque del concepto de partes en la relación sustancial al concepto de partes en la relación
procesal. No es lo mismo parte en un contrato de compraventa, que el de parte como sujeto de la relación procesal.

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Importa determinar con exactitud el concepto, porque la sentencia que se dicte va a afectar sólo a los que han
sido parte en el juicio.

En el sentido procesal, parte "es cualquiera que promueva o en cuyo nombre se promueva un proceso y el que
sea llamado o provocado por el hecho de otro a tomar parte en ese proceso o contreñido a someterse a él".
Otro concepto que podemos dar desde un punto de vista procesal es: "todo aquél que pide o frente al cual se
pide en juicio la actuación de la ley en un caso concreto".
Demandante: "Es quien promueve o en cuyo nombre se promueve el proceso".
Demandado: "El que es llamado o provocado a tomar parte en el proceso, por hecho de otro ".

2º Clasificación de las partes.


Partes directas u originarias: Que son el demandante o actor y el demandado.
Partes indirectas o derivadas: Que son los terceros.

3º Capacidad de las Partes:


La ley procesal requiere, para ser parte en un litigio, de una determinada capacidad, y en el derecho procesal a
diferencia del derecho civil, hay que distinguir 3 situaciones:
a) Capacidad para ser parte en juicio: Para ser parte como titular de una relación jurídica procesal basta tener
la capacidad de goce (todas las personas naturales y jurídicas tienen capacidad de goce, tanto incpaces absolutos como
incapaces relativos) que reglamentan en el Código Civil y en el Código de Comercio, y en general en las leyes de carácter
sustantivo. La cual es la aptitud legal para adquirir derechos, luego todo hombre es persona y como tal puede ser parte
en el proceso desde su nacimiento hasta su muerte, sin que haya problemas en esto, salvo el caso del naciturus ( el que
esta por nacer).
En el C.P.C., no hay ninguna regla que se refiera a la capacidad procesal, para ser parte, y por ende se aplican
todas las reglas y normas sobre la capacidad que se contienen en el Código Ciivil o en el Código de Comercio, en general
en todas aquellas leyes de carácter sustantivo. De ahí que pueden ser parte en juicio todas las personas naturales o
jurídicas, comprendiendo a los plenamente capaces y a los absoluta y relativamente incapaces.
(Ejemplo: si yo voy caminando y se me cae un macetero en la cabeza de un departamento, eso genera un
perjuicio y yo puedo demandar al dueño del macetero por no tomar los resguardos necesarios para que no se cayera.
Yo soy abogado y voy a demandar indemnización de perjuicios por 100 millones porque me quiero mucho xd, y van a
entrar a mi patrimonio, eso es lo que yo pretendo, yo como soy abogado voy a escribir la demanda, presentar la
demanda y tramitar la demanda, es decir, comparecer a la prueba de testigos, si me va mal yo voy a apelar;)
b) Capacidad para comparecer en juicio o capacidad procesal: Es correlativa a la capacidad de ejercicio, en
efecto es la aptitud que se requiere para realizar los actos procesales válidamente, necesitando una capacidad
superior, lo cual se dice que esta capacidad procesal es la aptitud legal que se requiere para comparecer ante los
tribunales o para actuar en juicio por si mismo.
Poseen esta capacidad para comparecer en juicio todas aquellas personas que según la ley sustantiva son
capaces de ejercitar derechos por sí mismos sin el ministerio o autorización de otra, es decir, aquellas personas que
tienen capacidad de ejercicio. De allí que no van a tener esta capacidad procesal las personas que indica el art. 1447

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C.C., las que deben suplir esa incapacidad de acuerdo a las normas materiales contenidas en el C.C. o en la ley
respectiva. Lo que implica que ellas deberán comparecer ante los tribunales por medio de intermediarios, de sus
representantes o autorizados por ellos en el caso de los relativamente incapaces, o a través de sus representantes
legales en el caso de los absolutamente incapaces.
Cuando estos incapaces actúan por medio de sus representantes se dice que están representados y esa
representación recibe el nombre de representación judicial y se rige por las normas del C.C.
Cuando una persona que no tiene esta capacidad procesal inicia un litigio, asumiendo el rol de demandante, de
actor, el demandado puede oponer una excepción dilatoria y se consagra en el art. 303 nº2 C.P.C., por falta de
representante. En cambio, si es el demandado quien carece de esta capacidad procesal, no obstante se le notifica la
demanda y se sigue el juicio con él, en todos sus aspectos, esa sentencia que se dicte al término de esa contienda va a
poder ser impugnada por alguno de los siguientes medios que plantea la ley procesal: A través del recurso de
casación en la forma, por falta de emplazamiento. O bien impugnarse por el demandado, por una excepción dilatoria,
art. 303 nº 6 (contiene una regla general). También puede promover el demandado un incidente de nulidad de todo lo
obrado según el art. 83 C.P.C. Por último el propio juez puede corregir de oficio, este vicio, por el uso de una facultad
otorgada por el arte 84 C.P.C.
(Ahora otro ejemplo: el que va pasando es un niñito de 4 años al que le cae el macetero, y el niño puede ser
parte del juicio y reclamar los daños morales que se le produjeron por el accidente, ahora hay que hacer una distinción,
¿puede este niñito por muy aventajado que sea presentar la demanda por el mismo? No, porque tiene que tener un
representante, ya que si bien tiene la capacidad para ser parte, no tiene la capacidad para comparaecer en un juicio)
c) Capacidad para pedir en juicio o ius postulandi: Para intervenir en un juicio, durante su desarrollo, en el
proceso haciendo peticiones o solicitando diligencias al tribunal se requiere de una capacidad especial.
Es el carácter técnico y la materia sobre las cuales versan, cada vez que ven afectados el interés de las partes,
así como también el Estado requiere señalar que los actos procesales no los pueden realizar las partes por sí solas, sino
que necesitan de alguna persona, que posea ciertos conocimientos del derecho para que actúe por ella, por ende se
está ante una capacidad especial, técnica, típica del derecho procesal y que está reglamentada en el derecho procesal.
Las personas que carecen de ese ius postulandi necesitan buscar el ministerio de ciertas personas para actuar
en el proceso, so pena de que si no lo hicieren se declaran improcedentes sus peticiones, luego suplen esta incapacidad
técnica con esta representación especial llamada representación procesal regulada en leyes procesales. Gozan de esta
capacidad de postulación las personas indicadas en la ley 18.120 art. 2°.
El representante se llama procurador o apoderado.
El representado poderdante.
La fuente de la representación es un poder o un mandato judicial,
(Siguiendo con el ejemplo del niño, su madre puede presentar la demanda, pero no puede tramitarla, tiene que
contratar a un abogado, pero puede tener excepciones por ejemplo en materia de juicios de arriendo hasta
cierto monto las personas pueden defenderse solas sin necesidad de alguien que tenga capacidad de pedir en el
juicio)

4º Diferencia entre la representación legal y procesal

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La representación legal tiene por fin permitir la comparecencia en juicio, sus normas están contenidas en el C.C.
y otras leyes sustantivas y su fuente es la voluntad de la ley.
La representación procesal que proviene del ius postulandi permite la actuación de ciertas personas en el
proceso, se rige por leyes procesales y su fuente es un acto convencional llamado mandato judicial.

LA COMPARECENCIA
Aquella persona que debe comparecer en juicio al tenor de lo que se establece en el art. 4 C.P.C., debe hacerlo
en la forma que determine la ley, regulado puntualmente en la ley N° 18.120, sobre la “comparecencia en juicio”.
Si bien el legislador, habla de la comparecencia en juicio, en realidad se refiere al ius postulandi, a esa
capacidad especial para pedir en juicio, para realizar personalmente ciertos procedimientos.
Es esta ley 18.120 a la que debe ajustarse quien desee comparecer en juicio, la que determina esa forma.
Excepcionalmente el legislador permite la comparecencia personal de una persona, la cual no va a estar
obligada a constituir un mandato judicial, y será suficiente para esta persona tener la capacidad para comparecer en
juicio. (del juicio de arriendo de monto pequeño)

¿Qué personas pueden ser mandatarios o procuradores judiciales?


Son personas técnicas del derecho y que van a asumir una representación de la parte que va a comparecer en
juicio.
Pueden serlo aquellas personas que según la ley 18.120 tienen ius postulandi y es el art. 2° de esta ley la que se
encarga de indicarlos:
a) Abogado habilitado para el ejercicio de la profesión:
Se entiende por tal aquel que no está suspendido del ejercicio profesional, que no ha sido objeto de una medida
disciplinaria.
Antes, además se entendía que implicaba estar al día en el pago de la patente profesional. En la actualidad, a partir
de la resolución de 8 de agosto de 2008, de la Excma. Corte Suprema en que se pronunció acerca de la petición
formulada por el Colegio de Abogados AG., no se debe exigir el pago de patente municipal para el ejercicio de la
profesión para autorizar el poder, alegar en estrados o efectuar alguna gestión ante los tribunales de justicia. La calidad
de abogado se deberá acreditar, en caso de duda, exhibiendo la cedula de identidad en que conste la identificación
profesional o consultando el Registro de Abogados que lleva el poder judicial (hoy a a disposición en la página web).
En consecuencia, abogado habilitado es aquél que no se encuentra afectado por alguna sanción que le impida
ejercer sus funciones. Pero también puede ser por una sanción penal, como prevaricación

26/08/2021
b) Procurador del número, están consagrados en el art. 394 y siguientes del C.P.C. y son auxiliares de la
administración de justicia, y su finalidad es justamente representar a las partes.
c) Aquellos que designe la Corporación de Asistencia Judicial.
La Corporación de Asistencia Judicial es una corporación de derecho público encargada de velar porque que puedan
tener representación ante los tribunales de justicia y defensa jurídica, las personas que carecen de los medios

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necesarios para contratar un abogado, lo que se logra principalmente a través de la práctica de los egresados de
derecho, los postulantes a abogado para obtener el título profesional, es decir con los licenciados.
d) Estudiantes de derecho de 3° a 5° año, se refiere a los estudiantes actualmente inscritos en 3°, 4° o 5° año de
derecho de las facultades de ciencias jurídicas y sociales de alguna de las universidades autorizadas.
e) Egresados de derecho, se refiere a los egresados de estas mismas facultades hasta tres años después de haber
rendido los exámenes correspondientes.

Comparecencia ante las Cortes de Apelaciones: Art 398 COT


Las disposiciones del art. 2° de la ley 18.120 se refieren al ius postulandi ante los tribunales de primera
instancia, sean ellos ordinarios, arbitrales o especiales, así lo dice el art. 1° de la ley 18.120.
Pero esto no rige igualmente tratándose de las Cortes de Apelaciones y la Corte Suprema.
Ante las Cortes de Apelaciones se puede comparecer y litigar personalmente, representado por un abogado o
representado por un procurador del número, pero lo alegatos deben hacerse siempre a través de abogados habilitados
o por los postulantes de la corporación de asistencia judicial.
Pero si ese litigante ha sido declarado rebelde en la segunda instancia, se le priva de esta facultad de
comparecer personalmente y solo puede comparecer y litigar en ella a través de un abogado habilitado para el ejercicio
de la profesión o por un procurador del número.

Comparecencia ante la Corte Suprema: Art. 398 COT


En cuanto a la Corte Suprema, en ella solo se puede comparecer por medio de un procurador del número o a
través de un abogado habilitado para el ejercicio de la profesión.
No hay comparecencia personal.

La ley no solamente impone a los litigantes la carga de conferir su representación a un procurador para que
actúe en su nombre, sino que también les exige designar una abogado patrocinante en su primera presentación, así lo
establece el art. 1° de la ley 18.120.
Estas personas que tienen ius postulandi van a representar a las personas en juicio, pero sólo una de ellas, el
abogado habilitado para el ejercicio de la profesión puede asumir el patrocinio de estas gestiones ante cualquier
tribunal de la República.

EL PATROCINIO
Es un contrato solemne por el cual las partes o interesados en un asunto, encomiendan a un abogado la defensa
de sus pretensiones ante los Tribunales de Justicia.
Es un mandato; hay un vínculo y un encargo, cuyo objeto es la defensa de los intereses.
El art. 528 del COT. se refiere al mandato, pero es aplicable al patrocinio. Pero no se puede confundir el
patrocinio con el mandato.
La exigencia de patrocinio está señalada en el art. 1° de la Ley sobre comparecencia en juicio, en relación con el
art. 4 del C.P.C..

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1º) Requisitos para ser patrocinante:
Sólo puede ser patrocinante un abogado habilitado para el ejercicio de la profesión, es decir, una persona
natural que posea el título de abogado y no está inhabilitado.

2º) Forma de constituir el patrocinio:


Es un contrato solemne que se constituye sólo de la manera señalada por la ley.
Dice el art.1° de la Ley 18.120, en su segundo inciso que se entenderá cumplida la obligación de constitución
del patrocinio, cuando en la primera presentación de cada parte o interesado en asuntos contenciosos o no
contenciosos, "el abogado ponga su firma indicando además su nombre, apellidos y domicilio".
Con la firma en el escrito se configura el patrocinio.
Habitualmente esto se cumple en forma mixta. En un otrosí del primer escrito, se señala el nombre, apellidos y
domicilio del abogado, y la firma se estampa al final del mismo escrito.
Sin embargo, hay profesores que estiman que el patrocinio es un contrato consensual ,que se perfecciona por la
sola aceptación entre el abogado y su cliente, el cual se configura al margen de los tribunales y por esta razón que el inc.
2° del art. 1° sólo establece cuando se entiende cumplida esta obligación. Sólo para los efectos de constancia en autos y
para el ejercicio de los derechos procesales, en relación a esta institución, es que se exige la obligación mencionada en
el art. 1° inc. 2° de la ley 18.120.
El art. 7 de la Ley 20.886, señala que : el patrocinio por abogado habilitado para el ejercicio de la profesión podrá
constituirse mediante firma electrónica avanzada.
Agrega en el inciso final: La constatación de la calidad de abogado habilitado la hará el tribunal a través de sus registros.

El patrocinio se exige en una etapa determinada del asunto.


No se exige durante el curso del juicio y respecto de cada escrito que se presente, sino al momento de hacerse
la primera presentación en un juicio que se sigue ante los tribunales de la República.

3º) Sanciones:
Si el patrocinio no se cumple en la forma señalada, la sanción es gravísima.
Si la primera presentación se efectúa sin contener el patrocinio, el incumplimiento de este requisito provoca
que el escrito no podrá ser proveído y se tendrá por no presentado para los efectos legales. (art.1° inc.2° Ley 18.120).
Las resoluciones que al respecto se dicten no serán susceptibles de recurso alguno.
Este patrocinio que se constituye en la primera presentación cubre todo el juicio, hasta el cumplimiento de la
sentencia.
No obstante, excepcionalmente existen recursos que a pesar de presentarse en el proceso con posterioridad a
la primera presentación requieren del patrocinio específico de un abogado.
En primer lugar, hay un recurso que no debiera tener un patrocinio especial, y sin embargo la ley lo exige, como
si se tratara de una nueva presentación: este recurso es el de queja, que debe contar con el patrocinio de un abogado,
porque se estima que es un asunto separado al que está siendo conocido por el tribunal que dictó la resolución con"
falta o abuso. Puede ser el mismo abogado, ya antes designado en el proceso en que se dictó la resolución que motiva

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la interposición del recurso. (Art. 548 inc. 2° del C.O.T y N°1 Autoacordado sobre tramitación y fallo del recurso de
queja).
En segundo lugar, el escrito de presentación de los recursos de casación en la forma y en el fondo, debe ser
patrocinado por abogado habilitado que no sea procurador del número. (art.772 inc. final C.P.C.).

4º Duración del patrocinio:


El Patrocinio dura mientras en el expediente no hay testimonio de su cesación. La cesación del patrocinio puede
darse por diferentes modos de extinguir: muerte, renuncia, revocación, etc.

5º Facultades del patrocinante:


Unidas a ellas está su responsabilidad. El patrocinio significa defensa, del asunto. La realización de las defensas
se manifiesta:
- En primera instancia. En el hecho la defensa la realiza el mandatario; él firma los escritos en que se realiza la
defensa, pero orientado por el abogado patrocinante.
- Ante los tribunales colegiados: el concepto de defensa nace en plenitud. Las defensas orales ante las Cortes las
hacen los abogados. Pueden alegar los abogados y también pueden hacerlo los egresados que están haciendo su
práctica en favor de las personas patrocinadas por las Corporaciones de Asistencia Judicial, pero sólo respecto de esas
causas y ante las Cortes de Apelaciones y Marciales y no ante la Corte Suprema. (art. 527 C.O.T.).

En cuanto a la facultad del patrocinante de asumir la representación de la parte debemos distinguir varias
situaciones:
1) En ciertos casos, la ley exige la actuación personal de la parte, y en ellos el patrocinante no podrá asumir
jamás la representación de ella. P. Ej. La absolución de posiciones o confesión de la parte pedida para que se preste por
ella en persona.
2) En los casos en que la ley dispone que el acto jurídico se realice precisamente por el apoderado, tampoco
podrá el patrocinante asumir la representación.

6º) Facultades de representación del patrocinante:


La defensa o sea el patrocinio no significa por si misma representación, la misión del defensor o sea del
patrocinante no es sustituir la persona del litigante o interesado, sino tener la dirección superior del negocio judicial,
esbozar las presentaciones, preparar las acciones y excepciones, en definitivo acomodar el derecho abstracto al caso
concreto.
Como dice Carnelutti el abogado patrocinante es el técnico del derecho, mientras que el procurador o
mandatario judicial es el técnico del proceso.
El art. 1° inc. 3° de la ley 18.120 señala además que el abogado patrocinante puede tomar la representación de
un patrocinado en cualquiera de las actuaciones, gestiones o trámites de las diversas instancias del juicio o asunto.
Así, si se designo un abogado patrocinante, este defenderá sus derechos en juicio, pero la ley autoriza para que
ese abogado tome también la representación de dichas personas, constituyéndose así en mandante o procurador.

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7º) Término del patrocinio:
1) Por el desempeño del encargo: es la forma normal de terminar.
2) Por revocación:
Es la manifestación de voluntad del mandante en el sentido de no continuar con el mismo patrocinio.
Esa revocación puede ser expresa o tácita:
Es expresa cuando el mandante manifiesta de manera explícita su voluntad de poner término al vínculo que lo
liga con el patrocinante.
La revocación es tácita cuando proviene de la ejecución de ciertos actos que manifiestan de manera implícita la
voluntad para terminar con el patrocinio.
3) Por renuncia:
Señala en el inciso 4° del art.1° de la Ley 18.120, que la renuncia del abogado patrocinante debe ser puesta en
conocimiento del patrocinado junto con el estado del asunto. La renuncia no produce efectos por el solo hecho de
presentarse al tribunal: se debe comunicar al cliente. El patrocinante mantiene su responsabilidad por todo término de
emplazamiento (entre la notificación y el transcurso del término del emplazamiento), salvó que antes se haya
designado otro patrocinante.
4) Por muerte o incapacidad del abogado patrocinante.
En caso de muerte o incapacidad del abogado patrocinante debe nombrarse otro en la primera presentación
posterior a este evento. (la muerte del otorgante no termina con el patrocinio).
El art. 529 del C.O.T. se refiere al mandato, pero se aplica también al patrocinio.
Esto ocurre, porque cuando se dictó esa ley, aún no existía la institución del patrocinio separadamente.

EL MANDATO JUDICIAL
A) Concepto:
Es un contrato solemne por el cual una persona otorga a otra facultades suficientes para que la represente ante
los Tribunales de Justicia.
Este concepto está insinuado también por el art.528 del C.O.T., al decir "que este mandato se rige por el Código
Civil, con las modificaciones introducidas por el C.O.T. y por el C.P.C.", pero este mandato judicial es solamente otorgado
para actuar ante los tribunales de justicia y no para usarse en otros efectos.

B) Diferencias entre mandato civil y judicial:


1.a) Mandato civil: Es generalmente consensual
b) Mandato judicial: Es siempre solemne.

2.a) Mandato civil: Se extingue generalmente con la muerte del mandante.


b) Mandato judicial: No se extingue por la muerte del mandante.

3.a) Mandato civil: Puede ser mandatario cualquier persona; incluso los incapaces, porque la voluntad del
mandante perfecciona el acto.
b) Mandato judicial: pueden ser mandatarios sólo las personas enumeradas en el art.2° de la Ley 18.120.

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4.a) Mandato civil: Pueden designarse cualquier número de mandatarios.
b) Mandato judicial: Se discute si puede haber uno o varios mandatarios, lo lógico es que haya uno solo.
Esto es solo una distinción doctrinal, en la práctica, en ambos casos pueden haber varios mandatarios.

5.a) Mandato civil: La representación es un elemento de la naturaleza, pudiendo concebirse el mandato sin
representación.
b) Mandato judicial: La representación es de la esencia del mandato, puesto que siempre el mandatario actúa
dentro del proceso en representación de su mandante.

C) Requisitos para ser mandatario judicial:


Las personas que pueden ser mandatarios judiciales están señaladas en el art.2° de la Ley 18.120 y ellos son:
1) Abogado habilitado para el ejercicio de la profesión;
2) Procurador del número;
3) Personas que designen las Corporaciones de Asistencia Judicial (egresados de la Escuela de Derecho que se
encuentren haciendo su práctica, sin importar el tiempo de egreso);
4) Estudiantes actualmente inscritos en 3°, 4° o 5° año de las Escuelas de Derecho de las Facultades de Ciencias
Jurídicas y Sociales de algunas de las Universidades autorizadas (debe entenderse acomodado al régimen curricular); y
5)Egresados de las Facultades de Derecho, que hubieren cursado 5° año y hasta tres años después de haber
rendido los exámenes correspondientes (También entendido según el régimen de estudios vigentes).
La autoridad universitaria competente certificará, a petición verbal del interesado, el hecho de estar vigente la
matrícula o la fecha del egreso, en su caso.
La exhibición del certificado respectivo habilitará al interesado para su comparecencia.

D) Forma de constituir el mandato judicial:


Como es un contrato solemne, su nacimiento sólo puede producirse en algunas de las formas contempladas por
la ley, contenidas en el art. 6 del C.P.C., art. 7 de la Ley 20.886 y en el art.29 de la Ley 18.092. (art.4°del C.P.C.).
Las formas de constituir el mandato judicial son las siguientes:
1) Art. 6° N° 1 C.P.C.: Por escritura pública.
No sólo puede otorgarse ante notario, también puede otorgarse ante un Oficial de Registro Civil, que tenga
facultades para ejercer esta función específica, (tiene este funcionario esta facultad especial en el ámbito territorial
donde no hay notario).
En los mandatos con administración de bienes que se otorgan por escritura pública puede conferirse al
mandatario la facultad de comparecer en juicio, pero si este no es abogado habilitado para el ejercicio de la profesión o
procurador del número, deberá delegarlo en caso necesario, en persona que posea alguna de estas calidades.

2) Art. 6, N° 2 C.P.C.: Acta extendida ante Juez de Letras o Arbitro y suscrita por todos los otorgantes.

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En el caso de los juicios de partición de bienes se usa generalmente esta forma de constituir el mandato en el
acta que se levanta del primer comparendo.

3) Art. 6, N° 3, C.P.C.: Declaración escrita del mandante autorizada por secretario del tribunal.
Es la forma habitual. Consta en una declaración escrita del mandante, autorizada por el secretario del tribunal
que está conociendo del asunto.
Presentado ante el tribunal, el primer escrito de la parte debe cumplir con la "constitución efectiva del
mandato".
Se cumple con ella cuando el secretario del tribunal autoriza la declaración escrita del mandante.
El secretario escribe "autorizo" o "autorizo el poder", fecha, firma (Ley 18.120).
El secretario para autorizar el mandato debe cerciorarse previamente que el mandatario reúne alguna de las
calidades previstas en la Ley de Comparecencia en Juicio (art. 4° Ley 18.120).
Señala el artículo 7 de la Ley 20.886 El mandato judicial podrá constituirse mediante la firma electrónica avanzada del
mandante. En consecuencia, para  obrar como mandatario judicial se considerará poder suficiente el constituido mediante
declaración escrita del mandante suscrita con firma electrónica avanzada, sin que se requiera su comparecencia personal para
autorizar su representación judicial.

En las causas seguidas ante los Juzgados de Garantía o Tribunales Oral en lo Penal, tal autorización la realiza el
jefe de la unidad administrativa que tenga a su cargo la administración de causas del respectivo Tribunal. (art 389 G
COT)

4.- Art. 29 de la Ley sobre letra de cambio y pagaré (Ley 18.092). : Endoso en comisión de cobranza de letra de
cambio y pagaré.
Normalmente al cobrarse una letra de cambio, ésta se endosaba al abogado, lo que impedía que pudieran
oponerse excepciones representadas en la letra de cambio; dado que la letra de cambio es un instrumento autónomo
que nada tiene que ver con las obligaciones contenidas en el contrato que la haya originado.
Esto creó graves problemas éticos por lo que se ideó un sistema en el cual con el endoso de la letra se diera por
constituido eI mandato con todas las facultades que requieren mención expresa.
Al efecto, el inc. 2° de la Ley 18.092 estableció que "el endosatario en cobranza puede cobrar- y percibir
judicialmente y tiene todas las atribuciones propias del mandatario judicial comprendidas también aquellas que
conforme a la ley requieren mención expresa. Con todo el mandatario sólo puede comparecer ante los tribunales en la
forma que exige la ley".
Esta última forma de constitución se materializa a través de las cláusulas "valor en cobro'', "en cobranza'', "en
comisión de cobranza" o cualquiera otra mención que indique siempre mandato.
Debe tenerse presente que esta forma de constituir el mandato judicial.
1º) Solo se aplica con respecto de la letra de cambio y pagaré (también se aplica con respecto del cheque,
aunque algunos lo discuten).
2) Este mandato judicial puede otorgarse a cualquier persona, pero debe comparecer en juicio en la forma
establecida en la ley y a través de las personas facultadas al efecto.

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Por el solo hecho de endoso, se entienden conferidas al mandatario todas las facultades especiales que en los
demás casos requieren ser otorgadas expresamente.

E) Excepciones de la Ley de Comparecencia en Juicio relativas a la constitución del mandato judicial:


La excepción es doble:
1º) Hay asuntos en que puede comparecer la parte personalmente.
2º) Para la iniciación y secuela del juicio podrá solicitarse autorización para comparecer y defenderse
personalmente. El juez podrá concederla atendida la naturaleza y cuantía del litigio o las circunstancias que se hicieren
valer, sin perjuicio de exigir la intervención de abogados, siempre que la corrección del procedimiento así lo aconsejare.
Las resoluciones que se dictaren en esta materia solo serán apelables en el efecto devolutivo. (art. 2° inc. 3° Ley
18.120).
Estas excepciones son comunes también al patrocinio.
En estos casos no será necesario constituir mandato judicial ni patrocinio, siendo facultativo para el juez aceptar
la petición.

Además, no se requiere un mandato judicial ni patrocinio, en los siguientes casos:


Primer caso: Se refiere al territorio y al número de abogados que ejercen la profesión en ese territorio. (art 2
Ley 18.120 inc. 9°)
La obligación del mandato judicial y del patrocinio no se aplica en los departamentos en que el número de
abogados en ejercicio sea inferior a cuatro (en la actualidad debemos entender hecha la referencia a la comuna); hecho
que determinará la Corte de Apelaciones respectiva.
Segundo caso: Se refiere a la materia y a la cuantía de un asunto:
a) Las solicitudes sobre pedimentos de mina. (Ley 18.120 art.2° inc.10).
b) Casos del art.2° inc.11 de la Ley 18.120

En las ciudades donde se aplican los arts.1° y 2° de la Ley 18.120, y no existen entidades públicas o privadas que
presten asistencia jurídica gratuitas los necesitados serán representados y patrocinados gratuitamente por el abogado
de turno.
Con ello se insiste en no permitir mandatarios que no tengan conocimientos legales y que no cumplan los
requisitos legales.

F) Sanción a la no constitución del mandato judicial:


La sanción en el patrocinio es drástica, el tribunal no provee el escrito y se tiene la solicitud por no presentada
para todos los efectos legales.
En el mandato, la ley establece una sanción menos drástica, puesto que se da una oportunidad al que omite el
mandato, pero puede llegar a tenerse por no presentado la solicitud. (inc.4° art.2° Ley 18.120).
Se da una posibilidad por el tribunal para que dentro de un plazo máximo de tres días se constituya el mandato
legalmente. Pasado el plazo, la solicitud se tiene por no presentada para todos los efectos legales.
Estas resoluciones (sobre patrocinio y mandato) no son objeto de recursos de ninguna clase.

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Esta sanción se aplica a cualquiera de las formas de constitución del mandato, aunque en la práctica recibe su
máxima aplicación en el caso de falta de autorización por el secretario del tribunal, cuando los abogados o procuradores
constituyen los mandatos por esa vía.

Entonces, si ocurre que cuando se presenta la solicitud, no está legalmente constituido el mandato, acontecerá
que:
1º) No se provee el escrito;
2º) Se ordena la constitución legal del mandato por el tribunal bajo apercibimiento en el plazo que él determine
y que no puede ser superior a de tres días.
3º) Si no se constituye el mandato dentro del plazo fijado por el tribunal en el apercibimiento, se tiene por no
presentada la solicitud.
Contra la resolución que se dicte en este sentido, sólo se puede intentar el recurso de queja, si hubo falta o
abuso.

G) Facultades que emanan del mandato judicial:


Las facultades que emanan del mandato judicial se encuentran contempladas en el artículo 7 del C.P.C. y se
clasifican del mismo modo que los elementos de los actos jurídicos. Las facultades otorgadas pueden ser:
1º Esenciales u Ordinarias.
2º De la Naturaleza.
3º Accidentales o Especiales.

1º.- Facultades esenciales u ordinarias:


Son aquellas que nacen por la sola circunstancia de otorgarse un mandato judicial, y que no pueden ser
limitadas de modo alguno.
El sólo hecho de darse un mandato judicial involucra de pleno derecho y en forma inmodificable el
otorgamiento de ciertas facultades, que no pueden limitarse por la voluntad de las partes. Por eso son esenciales.
Ellas son las que autorizan al procurador para tomar parte del mismo modo que podría hacerlo el que da el
mandato, en todos los trámites e incidentes del juicio y en todas las cuestiones que por vía de reconvención se
promueven, hasta el cumplimiento completo de la sentencia definitiva.
Estas facultades nacen aún cuando en el poder no se diga nada acerca de ellas.
Estas facultades esenciales normalmente se individualizan como las facultades contempladas en el inciso
primero del art.7 del C.P.C.
Caracteres.
a) Nacen aún sin que se diga nada con respecto a ellas. El solo hecho de darse el poder, aunque no se
mencionen, les da vida. Basta con que se diga "Confiero poder judicial a ...", para que se entiendan otorgados
automáticamente estas facultades.
b) No pueden limitarse de modo alguno por las partes, como lo señala el art.7, inc.1° del C.P.C.: "Las cláusulas
en que se limiten o nieguen las facultades esenciales, son nulas". .

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Hay situaciones en que es discutible la plenitud de la representación. Hay tres procedimientos que comienzan
por un juicio preparatorio. No se trata de demandas judiciales propiamente tal. Ellos son:
i) Cualquier juicio que empiece por medida prejudicial;
ii) En ciertos casos, el juicio ejecutivo, puede empezar por gestiones preparatorias de la vía ejecutiva.
iii) Juicio contra terceros poseedores de la cosa hipotecada: comienza cuando se le notifica al tercer poseedor
del juicio en su contra.

Si se da poder para estos tres procedimientos preparatorios, ¿cubre el poder la demanda correspondiente del
juicio como tal, o es necesario volver a dar mandato en la demanda misma?.
El mandato es concedido para la representación judicial, comprende también lo vinculado a la gestión que se
realiza; abarca el juicio preparatorio y el juicio como tal hasta su sentencia definitiva. El poder es amplio.
Hay un antecedente que corrobora lo anterior: Una de las excepciones a la distribución de causa, está
constituida por estos casos: "Iniciar el juicio principal por medida previa": Si orgánicamente se considera todo como un
mismo asunto, es absurdo pensar, por la compatibilidad entre el mandato y las normas del C.O.T., que el mandato no
sea amplio.

Otra duda surge en relación a la ejecución. En efecto, en el caso en que se deba seguir un nuevo juicio para
ejecutar la sentencia definitiva que se ha dictado por el tribunal, cabe preguntarse si el procurador necesita un nuevo
mandato para continuar el nuevo juicio o si bastan las facultades ordinarias ya conferidas.
La jurisprudencia es vacilante, se puede decir que por un lado como el mandato para el juicio se entiende
conferido hasta la ejecución completa de la sentencia definitiva, debe entenderse entonces comprendido el
procedimiento de apremio que sea necesario para exigir el cumplimiento con o contra el mandatario constituido en la
medida que ese cumplimiento se solicite dentro del mismo juicio y en la forma que indica el art. 233 inc. 1° del C.P.C.,
pero la situación no es tan clara cuando el cumplimiento de la sentencia definitiva requiere que se inicie un nuevo
juicio. Autores como Alessandri y Cassarino estiman que el mandatario constituido tendrá las facultades suficientes
para iniciar ese nuevo juicio sin necesidad de un nuevo mandato. En la práctica, a fin de evitar problemas por falta de
personería, se otorga un nuevo mandato judicial.
Una vez otorgado el poder, todas las diligencias y actuaciones se realizan con o a través del procurador. El
mandante desaparece de la vida procesal durante todo el curso del procedimiento y sólo vuelve a ser considerado en
los casos en que por la naturaleza de la actuación o la expresa disposición de la ley deba o pueda actuar personalmente.
Ej: absolución de posiciones, cuando se solicite que ella sea prestada personalmente por la parte.
Como consecuencia de lo anterior, todas las notificaciones durante el procedimiento se deben hacer al
mandatario judicial, siendo nulas las que se practiquen al mandante.

2º.- Facultades de la naturaleza:


Son aquellas que se suponen incorporadas a un poder aunque las partes nada digan de ellas, pero se pueden
modificar por acuerdo expreso de las partes.

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Reviste tal naturaleza la que mira a la delegación del mandato. Si el mandatario no tiene prohibición expresa de
delegar el mandato, puede hacerlo. Para que no proceda la delegación, el mandante debe en el mandato expresamente
prohibirla. Esta delegación obliga al mandante. (art.7, inc.1° del C.P.C.).
No existe inconveniente para otorgar un mandato puro y simple, y antes de producida la delegación, efectuar la
limitación a la delegación del mandato.

Finalmente, se debe tener presente que la delegación de delegación no vale. La segunda delegación no
produce efectos; lo actuado en virtud de la segunda delegación es nulo.
El C.P.C. solo se refiere a la primera delegación, la cual tolera. Se termina la posibilidad de delegar, cuando se
ejercita la facultad de delegar por primera vez.
Esto es importante cuando se puede producir la comparecencia ante tribunal superior a través de procurador
del número. Acá el poder debe darlo el mandante y no el delegatario, porque se produce en caso contrario,
automáticamente, la segunda delegación con los efectos señalados.
La delegación del mandato sólo puede ser efectuada en las personas habilitadas legalmente para desempeñarse
como procuradores (art. 2° inc. 5° Ley 18.120) y reviste el carácter de solemne, puesto que la delegación debe
efectuarse en alguno de las formas contempladas en el inciso 2° del artículo 6° del Código de Procedimiento Civil.

3) Facultades accidentales o especiales:


Estas facultades sólo se entienden incorporadas al mandato judicial, cuando expresamente han sido concedidas
al mandatario.
Se les puede otorgar en forma amplia o restringida.
Si se concede un mandato judicial sin aludir a estas facultades, el mandatario no puede ejercer ningún acto que
las lleve envuelta.
Su origen no es la voluntad de la ley sino la voluntad de las partes contratantes quienes la consignan en forma
expresa al momento de otorgar el mandato.
Se pueden entregar limitándolas o en forma amplia, dando todas o algunas de ellas.

¿Son Taxativas?
La mayoría de la doctrina piensa que sí, pues no habría facultades extraordinarias más allá de las que se
mencionan, enumerados en el artículo 7 inc. 2° del C.P.C..
Sn embargo algunos autores estiman que no es así, porque hay actos que no están comprendidos en esta
enumeración, y requieren de una mención especial, así acontece, por ejemplo con la conciliación. Por lo tanto no sería
taxativa para estos autores.

Las facultades extraordinarias según lo señala el art. 7 inc. 2° son las siguientes:
"Sin embargo, no se entenderán concedidas al procurador sin expresa mención, las facultades de:
a) Desistirse en primera instancia de la acción deducida.
Esto se confunde con el desistimiento de la demanda. O sea, es el acto por el cual el demandante decide no
continuar el juicio, decide dejar sin efecto las peticiones formuladas al tribunal. Este acto tiene gran importancia:

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produce cosa juzgada, con respecto de las pretensiones hechas valer. Si existe desistimiento, no pueden volver a
promoverse nunca más la pretensión. Por eso se exige mención expresa, porque el desistimiento extingue para siempre
la pretensión hecha valer en la acción deducida.
Se puede decir también que el fundamento de esta facultad especial, se haya en que el legislador estima que si
el poderdante dio mandato para litigar lo ha sido con el ánimo que este juicio termine normalmente mediante la
dictación de una sentencia y resuelva el litigio. Si por el contrario el mandatario tuviera esta facultad en forma ordinaria
no se vería entonces el objeto de haberle conferido tal mandato.
Esta facultad extraordinaria presenta algunas observaciones o comentarios:
¿Puede el mandatario desistirse de la acción en segunda instancia?
Se podría pero no por lo que establece el art. 7 inc. 2°, sino que por lo que establece el art. 148 del C.P.C. que
reglamenta el incidente de desistimiento de la demanda señalando que procede esta facultad en cualquier estado del
juicio ante el tribunal que conozca del asunto. Pero no se podría hacer esto ante el tribunal de casación puesto que
este no constituye instancia.

¿Es necesario que el procurador tenga facultad expresa para desistirse en segunda instancia?
Se ha concluido que el procurador para desistirse de la acción en segunda instancia necesita mención expresa
porque el ejercicio de esta facultad importa una extralimitación absoluta del mandato pues imposibilita para llevar a
efecto el negocio que el poderdante encomienda al procurador.
No obstante esta redacción del art. 7 inc. 2° ha permitido a algunos autores concluir lo contrario y estimar que no
se requiere mención expresa.
b) Para aceptar la demanda contraria.
La aceptación de la demanda contraria es lo que se llama "allanamiento a la demanda", que es esencialmente
un acto de disposición (art.313 del C.P.C.).
El allanamiento es la aceptación de los hechos y el derecho.
Se requieren facultades expresas para que disponga el mandatario, de parte del mandante, la aceptación de la
demanda por ser un acto de disposición.
c) Absolver posiciones, o sea, confesar en juicio.
Es la confesión provocada o absolución de posiciones.
Las posiciones son las preguntas hechas por escrito y dentro de un sobre cerrado por una parte a la otra, para
que las conteste en una audiencia que el tribunal fija especialmente para ese efecto.
Para dar el mandatario judicial de una parte respuesta a esas posiciones se requiere que no se hubiere
solicitado que se den las respuestas personalmente por la parte y que al mandatario judicial se le hubiere conferido la
facultad de absolver posiciones expresamente, porque puede llegar a ser un acto de disposición.
Por ejemplo, a través de la confesión y del reconocimiento de los hechos por parte del demandado puede
acogerse la demanda contra él (art.1.713 Cód. Civil y 402 del. CPC.).
Esta facultad no impide que en un litigio pueda absolver posiciones el mandatario -aún cuando carezca de esta
facultad especial- sobre hechos personales del mismo; porque esta facultad extraordinaria se refiere a confesar sobre
hechos personales del mandante y no del mandatario según lo ordena el art. 396 del C.P.C.
d) Renunciar a los recursos o a los términos legales :

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No se debe confundir la renuncia de los recursos con el desistimiento de ellos, renuncia es la dejación o
abandono del derecho que se tiene pero que aún no se ha ejercitado, por el contrario se desiste del recurso cuando se
manifiesta la voluntad de abandonarlo después de interponerlo.
Esta facultad se refiere a renunciar anticipadamente a éstos en forma expresa posibilitando el éxito de la
contraparte.
Para esto también se requiere manifestación expresa.
La renuncia se refiere a una renuncia expresa. No puede cubrir la circunstancia de que no se haga uso del plazo
o que no se interponga el recurso en el plazo correspondiente. De otro modo, es trastocar todo el sistema del mandato
judicial. Este es el criterio de la jurisprudencia chilena.
Por otra parte, una vez interpuesto el recurso, el mandatario judicial puede desistirse de él, puesto que la ley
exige facultades especiales para desistirse de la demanda y no de los recursos que se hayan hecho valer.
e) Transigir:
La transacción es un acto de disposición, porque se hacen concesiones recíprocas. No se puede someter a la
sola voluntad del mandatario judicial. (art. 2.246 del Cód. Civil).
Como en el texto del art. 7° no aparece comprendida la facultad de celebrar avenimiento y conciliación, al
conferirse el poder para transigir si ellas quieren ser otorgadas debe dejarse expresa constancia que las facultades de
transar comprende la de avenir y aceptar conciliación. Con ello se salva toda discusión que pudiere presentarse acerca
de sí en el caso de otorgamiento de poder con las facultades de ambos incisos del art.7° se encuentra comprendidas o
no las de avenir y celebrar conciliaciones.

f) Comprometer.
Tampoco se entiende incorporada, sin expresa mención, la facultad de comprometer, es decir celebrar un acto
por el cual se designa un árbitro para que resuelva un asunto. Se sustrae un asunto de la justicia ordinaria para
someterlo a conocimiento y resolución de un juez árbitro.
g) Otorgar a los árbitros facultades de arbitradores:
Tampoco puede hacerlo el mandatario, sin expresa mención en el mandato, ya que ello significa alterar las
reglas generales de la ley da al respecto. (art.223 del C.O.T.).
h) Aprobar convenios:
Cuando alguien pasa a ser insolvente (cuando una persona con su patrimonio se declara en quiebra), puede
ocurrir que los acreedores pidan su, valga la redundancia, “Insolvencia”.
Este no es el único medio de poner término a la insolvencia. La ley ha creado otra institución: Los Acuerdos,
antes denominados (en la Ley de Quiebras) Convenios. Por ende, esta referencia a los “Convenios”, debe hoy
entenderse hecha a los “Acuerdos”.
Hay dos clases de Acuerdos (antes denominados Convenios) reglamentados por la ley: El Preventivo: Es aquel
que el deudor propone a sus acreedores para impedir la declaratoria de Insolvencia.
Hay también Acuerdos judiciales, que operan durante la Insolvencia y en que el fallido cita a los acreedores con
la misma finalidad de los Acuerdos preventivos. Los Acuerdos son autorizados, asimismo, por la junta de acreedores.

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Los Acuerdos son excepcionales desde todo punto de vista. En el acto de suscribirlos, se manifiesta una facultad
de disposición en que se renuncia a una cuota del crédito por vía directa o indirecta.
Por vía indirecta, se pagan los acreedores a prorrata del resultado de la liquidación de bienes.
Por vía directa, se puede estipular, por ejemplo, que se paga sólo un 75% del crédito.
i) Percibir:
Es la operación mediante la cual los productos, frutos o rentas de una cosa son objeto de apropiación o cobro
por parte de la persona calificada para gozar de ellos. (Capitant)
En el Código Civil no es tampoco una facultad común.
En lo procesal se requiere que aunque sea una facultad que normalmente va en beneficio del mandante
(percibir frutos y rentas), se tenga especificación con respecto de ella, porque puede tener implicancia en asuntos
monetarios.
El legislador no quiere crear el problema de restitución entre mandante y mandatario. No se quiere que el
mandatario cobre y no reintegre. Por eso debe expresarse esta facultad.
De allí que si el mandatario judicial no posee esta facultad, todos los dineros que correspondan a su mandante
no se le pagaran al mandatario judicial. En este caso, los cheques que se giren en el proceso deberán extenderse en
forma cruzada y nominativa a nombre del mandante y no del mandatario judicial, quien sólo podrá efectuar el retiro
material del documento para su posterior entrega al mandante.
Significa que en las costas y el pago del crédito se le puedan realizar al mandatario.
Nota: Esta facultad se entiende conferida por el solo ministerio de la ley en el caso del endoso de letras de
cambio con cláusula "valor en cobro" u otro semejante; no siendo necesaria ninguna otra especificación en esta forma
especial de constituir el mandato para que se entienda ella comprendida. (art.29 de la Ley 18.092).

¿Cómo debe otorgarse el mandato judicial para que se entiendan incorporadas las facultades especiales?
El C.P.C. en el art.7°, inc.2°, dice: "no se entenderán concedidas al procurador las siguientes facultades, sin
expresa mención...."
Por largo tiempo la doctrina y la jurisprudencia sostuvieron que se entendían otorgadas al enumerarlas una a
una; se las debía señalar en forma específica y casuística.
Hoy no es así. Se acepta como válida la forma de otorgar el mandato judicial, con las facultades especiales
incluidas, por esta sola mención de carácter general: "confiero poder judicial a NN, con las facultades de ambos incisos
del art.7° del C.P.C. que el mandante declara conocer y da por expresamente reproducidas una a una".
Ello es factible porque el art.7° es una ley. Como tal se presume conocida de todos y al establecerse en el
mandato la cita de la ley y el hecho de darse por expresamente reconocidas estas facultades del mandato es suficiente
resguardo para el mandante.
En el caso que la parte NO hubiere conferido al mandatario judicial todas o algunas de las facultades especiales
del inciso 2° del artículo 7° del Código de Procedimiento Civil, la parte deberá firmar con el mandatario judicial los
escritos que digan relación con esas facultades ante el secretario del tribunal o jefe de la unidad de administración de
causas (art. 2° inciso 6° Ley 18.120).

H) Efectos del mandato judicial:

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Se produce el efecto básico del cual emanan el resto de las consecuencias: Al otorgarlo desaparece del proceso
la persona física del mandante, y todas las actuaciones deben entenderse a partir de su otorgamiento con el
mandatario. Al no cumplirse este efecto, lo actuado es nulo.
Por ejemplo, si en vez de notificarse al mandatario la sentencia, se notificara a la parte, tal notificación es nula.
Sin embargo, es menester tener presente que existen casos en que la ley, en forma expresa, requiere la
intervención de la parte, como ocurre por ejemplo en la absolución de posiciones, en las cuales se puede solicitar que
ellas sean prestadas personalmente por la parte y no por el mandatario judicial, aún cuando tenga conferidas facultades
para ello.
Tampoco juega el mandato cuando la ley requiera la intervención de otra persona distinta de la parte y del
mandatario, como sucede en la comparecencia que debe efectuarse a través del procurador del número o de abogado
habilitado ante la Corte Suprema.

I) Término o extinción del mandato judicial:


Se puede extinguir por distintas causas.
1º) Por el cumplimiento del encargo:
En un caso normal se extingue por la ejecución completa de la sentencia definitiva. El mandatario puede
representar al mandante hasta la ejecución completa de la sentencia.
2º) Anormalmente puede pedir el mandante la terminación del mandato en los casos en que el juicio no llegue
a sentencia.
El desistimiento de la demanda pone término al mandato judicial cuando tiene un carácter específico y no
general.- El mandato general, otorgado por escritura pública, no tiene limitación en el tiempo ni en los diversos asuntos
para los cuales se ha otorgado.
3) Revocación: que puede ser expresa o tácita.
Expresa: En forma explícita se manifiesta la voluntad de revocar, se deja sin efecto el mandato judicial.
Tácita: Sin aludir al mandato anterior, se confiere uno nuevo.
La revocación se reglamenta en el art.10 del C.P.C. que establece la exigencia de existir constancia en el
expediente de la revocación: "Todo mandato legalmente constituido es tal mientras en el proceso no haya testimonio
de su expiración o de su revocación".
Si no se acompaña al expediente la revocación, todas las diligencias se siguen haciendo con el mandatario. La
revocación no es oponible a la contraparte, mientras no haya constancia de ella en el proceso.
4) El mandato puede extinguirse por renuncia del mandatario.
La revocación es un acto unilateral del mandante; la renuncia un acto unilateral del mandatario.
La renuncia se debe poner en conocimiento del mandante junto con el estado del juicio.
Para que la renuncia desafecte al mandatario del juicio, debe cumplir copulativamente los siguientes requisitos:
a) Poner en conocimiento del mandante el hecho de la renuncia y el estado del juicio.
b) Debe transcurrir el término de emplazamiento desde la notificación de la renuncia a la parte. Durante todo
este término (18 días) el procurador conserva la responsabilidad de mandatario. Transcurrido el plazo deja de serlo.
Si se designa nuevo mandatario antes de transcurrido el término de emplazamiento, será con este mandatario
con quien se entenderá la contraparte, porque ya habrá constancia de ello en el proceso.

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La renuncia debe ser expresa. Si no se notifica, no opera y en este caso, si el mandatario no actúa, es
responsable de lo ocurrido por su culpa o dolo y comete delito o cuasidelito civil.
5) La muerte como causa de extinción.
El mandato judicial, con respecto a la muerte de las partes, difiere con el mandato civil.
a) La muerte del mandante no extingue el mandato judicial (arts. 396 y 529 del C.O.T.).
b) El mandato judicial se extingue por muerte del mandatario. La muerte del mandatario es un hecho no
regulado en forma general en sus efectos procesales por el C.P.C. Por tratarse de un hecho público y notorio (la muerte
consta en un registro público) toda actuación hecha a través de mandatario muerto es nulo, aunque no haya constancia
de la muerte en el proceso. Esta nulidad la puede hacer valer la parte que estuvo asistida por el fallecido, acompañando
certificado de defunción.

J) Responsabilidad del mandatario:


Por regla general, el abogado patrocinante no está afecto a ninguna responsabilidad por el pago de honorarios,
costas y demás cargas pecuniarias que se produzcan en el procedimiento. La responsabilidad del patrocinante es
causada por la defensa del juicio, respondiendo civil, criminal y disciplinariamente. La responsabilidad pecuniaria es
excepcionalísima. Así, por ejemplo, en el recurso de casación rechazado existe una solidaridad legal en el pago de la
multa.
Situación distinta es la que afecta al procurador o representante judicial del mandante . En efecto, de acuerdo al
art.28 del C.P.C., "los procuradores judiciales responderán personalmente del pago de las costas procesales generadas
durante el ejercicio de sus funciones, que sean de cargo de sus mandantes, sin perjuicio de la responsabilidad de éstos".
El legislador ha establecido una responsabilidad solidaria del procurador y del mandante respecto de las costas
procesales.

K) Paralelo entre patrocinio y mandato judicial:


Con el fin de precisar en mayor forma las diferencias y semejanzas que existen entre uno y otro, podemos
efectuar entre el patrocinio y poder las siguientes comparaciones:
1.- Naturaleza Jurídica.
Tanto el patrocinio y el poder revisten la naturaleza jurídica de un mandato solemne.

2.- Objetivo
Patrocinio: Defensa de los derechos, teniendo el patrocinio una representación más bien de carácter esporádica
a pesar de las facultades que al respecto establece el inc.3° del art.2 de la Ley 18.120.
Poder: Representación de una persona en las diversas gestiones dentro del proceso.

3.- Casos en que se exige y exenciones a esa obligación.


Son comunes tanto el patrocinio y poder según lo establecido en los arts. 1° y 2° de la Ley 18.120.

4.- Personas que pueden asumirlo


Patrocinio: Sólo abogados habilitados para el ejercicio de la profesión.

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Poder: Abogado habilitado para el ejercicio de la profesión, más las otras personas señaladas en el inc.1° del
art.2° de la Ley 18.120.
Un abogado puede ser patrocinante y apoderado a la vez.

5.- Forma Constituirlo.


Patrocinio: Por el sólo hecho de poner el abogado su firma, indicando además su nombre, apellido y domicilio.
Poder: En cualquiera de las formas establecidas en el art.6° del C.P.C. o mediante un endoso en comisión de
cobranza de la Ley 18.092.

6.- Oportunidad.
Ambos deben constituirse en la primera presentación que haga cada parte en asuntos contenciosos o no
contenciosos.

7.- Sanciones a la no Constitución.


Patrocinio: Se tiene por no presentado el escrito para todos los efectos legales.
Poder: Se tiene por no presentado el escrito, si no se cumple con la debida constitución del poder dentro del
plazo en que el tribunal lo hubiere ordenado, el que no puede ser superior a tres días.

8.- Responsabilidad
Patrocinio: La responsabilidad del patrocinio es causada por la defensa del juicio y responde civil, criminal y
disciplinariamente y sólo eventualmente el patrocinante tiene una responsabilidad pecuniaria directa por las costas
procesales del juicio. (Ej. Recurso de Casación rechazado).
Poder: El mandatario tiene responsabilidad civil y criminal. Además siempre tiene una responsabilidad
pecuniaria directa por las costas procesales del juicio.

9.- Ejercicio ilegal


Tanto el que ejecute actos de abogados a que se refiere la Ley de Comparecencia en Juicio, como el que sin
poseer las calidades que establece la Ley represente a otro en un escrito contencioso o no contencioso que no sea de
los expresamente exceptuados, comete el delito de ejercicio ilegal de la profesión sancionado con la pena de reclusión
menor en su grado mínimo a medio (art. 3° Ley 18.120).

10.- Pluralidad
Para algunos pueden haber varios patrocinantes o apoderados. Se basan en la normas contenidas en el C.C.,
relativas al mandato civil; ya quede acuerdo al art. 2126 del C.C. puede haber uno o más mandantes y uno o más
mandatarios.
Otros en cambio estiman que tratándose del mandato judicial la pruralidad es improcedente, y la razón de no
aceptarlo es la discrepancia que puede presentarse en la actuación de varios mandatarios y considerando la naturaleza
del juicio que requiere de una sola mano, sin divergencias ni discrepancias y para evitar estos problemas no se acepta la
mentada pluralidad. Por el contrario, si permiten estos autores que las partes en un juicio puedan ser defendidas por

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más de un abogado patrocinante ya que no se opone a la economía procesal, además los patrocinantes son solamente
los encargados de cómo se va a efectuar una defensa.

SITUACIONES ESPECIALES CON RELACION A LA REPRESENTACION


Respecto de la representación es menester analizar las situaciones siguientes:
1) Agencia oficiosa procesal o comparecencia con fianza de rato.
2) Procurador común.
3) Representaciones especiales. (De las personas jurídicas y del ausente).

1) Agencia Oficiosa:
a) Concepto:
Lo normal es la exigencia de la ley de cumplir estrictamente con el ius postulandi, o sea, en la primera
presentación de cada parte, debe constituirse mandato judicial.
Pero puede ocurrir un caso de emergencia en que la parte que debe realizar un acto jurídico procesal no se
encuentre. (Ej. una persona es válidamente notificada media hora antes de irse al extranjero). Esto se salva por la
agencia oficiosa procesal (art.6° inc.finales del C.P.C.).
El mandatario debe exhibir el título en virtud del cual representa al mandante. La agencia oficiosa permite
comparecer en juicio sin exhibición de título, sin acreditar la existencia de mandato judicial de parte del mandante.
La agencia oficiosa consiste en que una persona determinada comparece ante un tribunal asumiendo la
representación de otra y ofreciendo la ratificación posterior de lo actuado de parte del que normalmente debió ser su
mandante.

b) Requisitos:
1°) Que el que actúa sin poder sea persona habilitada para comparecer en juicio o en caso contrario, se haga
representar en la forma que la Ley 18.120 establece (art.6° inc.4° del C.P.C.).
2°) Se debe invocar por parte del agente oficioso las causas calificadas que impiden al directamente afectado
comparecer.
3°) Se debe ofrecer por la agente oficioso una garantía de que lo actuado por él va a ratificarse. Si no se ratifica,
la garantía se hace efectiva. Esta garantía se denomina "fianza de rato"o "fianza de ratificación".

El tribunal deberá calificar las circunstancias del caso y lo hace libremente. Establece si lo expuesto es motivo
suficiente para que la parte no haya podido comparecer directamente. Si le parecen adecuados, califica la garantía y si
la acepta, señala un plazo razonable para que se efectúe la ratificación por parte del que ha sido representado sin
poder. Las circunstancias que se exponen configuran la imposibilidad de comparecer de la parte. La garantía que
normalmente se ofrece es una fianza simple. Lo que el Tribunal hace es calificar los bienes del fiador; se aceptan
mínimas garantías y normalmente no se exigen depósitos en dinero o hipotecas.
El plazo de ratificación dependerá de las circunstancias invocadas. El representante debe; en todo caso, cumplir
en el momento de su comparecencia con los requisitos corrientes de la comparecencia (Ley 18.120).

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Si la ratificación no se produce, hay efectos procesales y civiles:
1º) Efectos procesales: Se tiene por inexistente todo aquello en que ha intervenido el represente (todo es
nulo). Como el plazo es judicial, puede ser prorrogado a petición de parte las veces que estime conveniente el tribunal.
2º) Efectos civiles: Se indemnizan los perjuicios causados de los que responde el fiador.

Si la ratificación se produce dentro del plazo establecido, se confirma todo lo actuado por el agente oficioso, se
alza la fianza y continúa la tramitación del juicio con el correspondiente mandato judicial debidamente constituido.

2) Procurador común:
Su modo de designarse, sus facultades y sus modos de actuación se establecen en los art.12 a 16 del C.P.C.
a) Concepto:
Es aquel mandatario que obligatoriamente debe designarse para la representación conjunta por dos o más
demandantes o demandados que dentro de un proceso hacen valer idénticas pretensiones o excepciones.

De acuerdo con lo previsto en los artículos 19 y 23 del C.P.C. se exige la designación de procurador común :
i) Cuando se deducen las mismas acciones por los demandantes.
ii) Cuando se oponen las mismas excepciones o defensas por los demandados.
iii) En el caso de intervención de tercero coadyuvante.

En estos casos, el procurador común deberá ser nombrado de común acuerdo por las partes a quienes éste
haya de representar de acuerdo a lo establecido en el inciso 1° del artículo 12 del C.P.C.-
El nombramiento deberá hacerse por las partes dentro del término razonable que señale el tribunal.
Si por omisión de todas las partes o por falta de acuerdo entre ellas no se hace el nombramiento del procurador
común dentro del término establecido por el tribunal, deberá él hacer la designación, con la limitación de que en este
caso ella deberá recaer el nombramiento en un procurador del número o en una de las partes que hayan concurrido al
proceso de acuerdo a lo previsto en el artículo 13 del CPC.
Si la omisión es de alguno algunas de las partes, el nombramiento hecho por la otra u otras valdrá respecto de
todas.

Designado el procurador común por las partes o el tribunal, este nombramiento puede ser revocado en las
condiciones previstas en el artículo 14 del C.P.C.-
De acuerdo con ese precepto legal, este procurador común designado por las partes o el tribunal no podrá
revocarse sino que por el acuerdo unánime de las partes o por el tribunal a petición de una de ellas, siempre que
existan motivos justificados que hagan procedente la revocación.
Los procedimientos a que dé lugar esta medida se tramitarán en cuaderno separado y no suspenderán el curso
del juicio.
La revocación, sea que se acuerde por las partes o se decrete por el tribunal, no producirá efectos mientras no
quede constituido el nuevo procurador.

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Sus facultades son las de un mandatario judicial: es un representante de las partes que lo han designado o para
las cuales ha sido designado.
Debe ajustarse en su actuación a lo que le indiquen las partes. (art.15 del C.P.C.).
El procurador común designado deberá obrar ajustándose en su actuar a las instrucciones y voluntad de las
partes que representa; y en los casos en que éstas no estén de acuerdo, podrá proceder por sí solo y como se lo
aconseje la prudencia, teniendo siempre en mira la más fiel y expedita ejecución del mandato (Art. 15 del C.P.C.).-

Cualquiera de las partes representadas por el procurador común que no se conforme con el procedimiento
adoptado por él, podrá separadamente hacer las alegaciones y rendir las pruebas que estime conducentes, pero sin
entorpecer la marcha regular del juicio y usando de los mismos plazos concedidos al procurador común. Podrá,
asimismo, solicitar dichos plazos o su ampliación, o interponer los recursos a que haya lugar, tanto sobre las
resoluciones que recaigan en estas solicitudes, como sobre cualquier sentencia interlocutoria o definitiva. ( Art.16 del
C.P.C.).-

No obstante, no es necesaria la designación de procurador común en los casos en que exista pluralidad de
partes en los casos contemplados en el artículo 20 del C.P.C., en los que ellos podrán actuar separadamente en el
juicio . Dichos casos son :
- Cuando son distintas las acciones de los demandantes
- Cuando son distintas las defensas de los demandados.
- Cuando habiéndose comenzado el proceso con una acción o defensa común actuando las partes
representadas por un procurador común, surgen en el curso del proceso incompatibilidades de intereses entre las
partes que litigan conjuntamente.

3) Representaciones especiales: NO ENTRA


a) Representación de las personas jurídicas: (Art.8 C.P.C.).
¿Quién representa en juicio a determinadas personas jurídicas?
El C.P.C. distingue entre Sociedades, Corporaciones y Fundaciones, con personalidad jurídica.
El art. 8 se refiere sólo a las personas jurídicas de Derecho Privado, persigan o no, fines de lucro.
Quedan sustraídos:
i) Personas jurídicas de Derecho Público.
ii) Instituciones de Administración, Instituciones Autónomas, Instituciones semi-fiscales, etc.
O sea, queda excluidas todas aquellas en que el Estado está en su organización.

Normas globales de acuerdo con la naturaleza de la persona jurídica:


a) Personas jurídicas de Derecho Público: no hay reglas en cuanto a su representación en juicio. Es necesario
consultar a la ley que las crea y reglamenta.
Ej: Al Fisco, lo representa el Presidente del Consejo de Defensa del Estado. A los municipios los representa el
Alcalde.
b) En el ámbito privado:-

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Es distinto si se trata por un lado las corporaciones y fundaciones o por otro de asociaciones que persiguen fines
de lucro.
A las corporaciones y fundaciones las representa su presidente (art.8 del C.P.C.).
A las asociaciones con fines de lucro los representa su gerente o administrador.
Aquí hay dos modalidades:
1º) En cuanto a la protección de la persona jurídica: La representación sólo comprende las facultades ordinarias
del mandato judicial. Debe haber una expresa manifestación de voluntad para el otorgamiento de facultades especiales.
2º) En cuanto a la protección del tercero litigante: Aunque las partes alteren o limiten esta representación, esta
limitación contenida en su estatuto, no produce efectos de ninguna especie (art.8 C.P.C).

b) Representación de las personas ausentes (Art 11 CPC)


Tal materia está reglamentada en el artículo 11 del CPC, aunque en realidad, dicha norma aislada no basta.
La situación de los ausentes está reglamentada en los artículos 11, 285, 844, 845 y 846 del C.P.C. y el art. 367
del C.O.T.

Hay que ver tres situaciones:


1º) Si se teme la ausencia de la persona y quiere el demandante emplazarla para un juicio posterior.
Se aplican los arts.284 y 285 del C.P.C. que regulan una medida prejudicial, en la cual es posible pedir que se
constituya en el lugar en que se desarrollará el proceso, un apoderado que represente a la persona cuya ausencia se
tema y que responda por las costas y multas en que sea condenado, bajo apercibimiento de nombrársele un curador de
bienes.
2º) El ausente ha partido del país sin dejar mandato constituido. Hay que distinguir dos situaciones:
i) Si se sabe del paradero del ausente en el exterior.
En este caso se le notifica por exhorto. También existe la posibilidad que el defensor público asuma su
representación; pero, en este caso en que se conoce el paradero del ausente, es una facultad, no una obligación, para el
defensor público asumir esta representación. (art.367 del C.O.T.).
ii) Si no se conoce su paradero en el exterior:
Es necesario designarle un curador de ausentes (curador de bienes): art.473 del Cód. Civil y 844 y siguientes
del C.P.C.
3) El ausente ha dejado mandatario constituido antes de irse o de iniciarse el juicio: Hay que subdistinguir tres
situaciones:
i) El apoderado tiene facultades generales para actuar en juicio:
Se le aplica el art.11 del C.P.C. en sus incisos 1° y 2°. El mandatario es capaz de recibir notificaciones y de
contestar la demanda. A él se notifica y con él sigue el juicio.
ii) El apoderado tiene facultad para un negocio determinado solamente.
Se le aplica el art.11 inciso 3° del C.P.C. Sólo podrá ser emplazado válidamente si el asunto se refiere a ese
negocio determinado.
iii) El apoderado no tiene facultad para contestar nuevas demandas. Hay que distinguir dos situaciones:
Si se sabe el paradero del ausente. Se le notifica por exhorto.

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Si no se sabe el paradero del ausente: Se aplican los arts. 367 inciso 2° del C.OT. y 846 del C.P.C. El
defensor público debe asumir la representación del ausente obligatoriamente. Esta representación no es
permanente; dura el tiempo necesario para que el mandatario que carece de facultades, obtenga que se
otorguen; o que se nombre un nuevo mandatario; o que se nombre un curador de ausentes.

Cesación del mandato legal de alguna persona:


Esta tratada en el art. 9 del C.P.C. el cual nos señala que "si durante el curso del juicio termina por cualquier
causa el carácter con que una persona representa por el ministerio de la ley derechos ajenos, continuará no obstante la
representación y serán válidos los actos que ejecute, hasta la comparecencia de la parte representada o hasta que hay
testimonio en el proceso de haberse notificado a este la cesación de la representación y el estado del juicio. El
representante deberá gestionar que se practique esta diligencia dentro del plazo que el tribunal designe, bajo pena de
pagar una multa de un cuarto a un sueldo vital y de abonar los perjuicios que resulten".
El representante legal de otro deja de serlo tan pronto como suceden aquellos hechos que en concepto de la
ley sustantiva ponen término a la representación. Un caso típico es el del padre cuando el hijo llega a la mayoría de
edad. Pero en materia procesal se precisa algo más que la simple ocurrencia de aquellos hechos para que termine la
representación procesal.
Según el art. 9 así se requieren que el representado comparezca al juicio ya sea personalmente o a través de un
mandatario, además se requiere que en el expediente conste que se haya notificado a ese representado la cesación de
la representación y el estado del juicio, por su parte el representante está obligado a gestionar para que se practique
esa notificación dentro del plazo que el tribunal dispone bajo sanción de pagar una multa y de abonar los perjuicios que
resulten.
El art. 9 no se refiere a la situación del fallecimiento del representante legal.

La suspensión del procedimiento:


Está regulado en el artículo 5 del CPC, para el caso de la persona que litiga personalmente
Son dos los efectos que produce el citado artículo:

a) Se produce la suspensión de pleno derecho de la tramitación del juicio el día y la hora exacto en que la
persona murió, aún cuando no lo sepa ni el juez ni la contraparte.
b) Se debe pedir que se notifique a los herederos de la parte fallecida la existencia y el estado del juicio, que
deben comparecer a hacer uso de su derecho en un plazo igual al de emplazamiento para contestar
demanda que conceden los arts. 258 y 259 del C.P.C.
Todo aquello que se realice en ese juicio con posterioridad al fallecimiento de la parte que litiga personalmente
es nulo.
Si la parte estuviera litigando a través de un procurador o mandatario judicial su muerte es irrelevante para
todos los fines procesales pues el mandato judicial no se extingue por la muerte del mandante.

Reglamentación de las partes


en el Código de Procedimiento Civil.

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A.- La pluralidad de partes o “Litisconsorcio”.- NO ENTRA
La intervención de las partes en el proceso y en especial el número de partes que pueden intervenir en él se
reglamenta en los artículos 18 y siguientes del Código de Procedimiento Civil.
La regla general es que en un proceso intervenga una persona detentando la calidad de demandante y otra
persona detentando la calidad de demandado.
No obstante, el legislador contempla también la posibilidad de que haya más de un demandante o más de un
demandado en el proceso; en cuyo caso nos encontramos ante un "litisconsorcio" o relación procesal múltiple.
El litisconsorcio puede ser clasificado desde distintos puntos de vista:
a.- Según la posición que ocupan los varios sujetos de la relación procesal que actúan en una misma calidad
de parte.
El litisconsorcio, en cuanto a los sujetos respecto de los cuales se pueden dar, se clasifica en:
Litisconsorcio activo, en caso de pluralidad de demandantes;
Litisconsorcio pasivo, en caso de pluralidad de demandados; y
Litisconsorcio mixto, caso en el cual hay pluralidad de demandantes y demandados dentro de un mismo
proceso.

b.-Según su origen
El litisconsorcio, en cuanto al instante en que se genera, se clasifica en:
Litisconsorcio originario o inicial, que es aquel que nace con la demanda misma que se puede
interponer por uno o más demandantes contra uno o más demandados; y
Litisconsorcio subsiguiente o sobreviniente, que es aquel que se origina con posterioridad a la
interposición de la demanda y durante el curso posterior del proceso.

c.- Según la necesidad de la presencia de varios sujetos en el proceso.


Nos encontramos en presencia de un litisconsorcio necesario si es obligatoria la presencia de varios sujetos para
poder pronunciarse el tribunal respecto del conflicto; y en cambio, estaremos en presencia de un litisconsorcio
facultativo o voluntario cuando la presencia de varios sujetos no es indispensable para la solución del conflicto, sino que
ella se genera con motivo de la forma en que se decide presentar la demanda por el actor.

El litisconsorcio voluntario o facultativo, presenta las siguientes características:


1º) El litisconsorcio facultativa o voluntaria, se encuentra regulada en los artículos 18 y siguientes del C.P.C.,
ubicados dentro del Libro I de ese Código, por lo que tienen el carácter de reglas de aplicación general al estar tratada
dentro de las disposiciones comunes a todo procedimiento y son aplicables a toda clase de juicios: ordinarios, sumarios
y especiales.
2º) La generación del litisconsorcio es facultativo, puesto que podrá producirse la relación procesal múltiple a
voluntad del sujeto activo en la relación procesal.
3º) Los requisitos para que pueda generarse el litisconsorcio son:
i) La existencia de una pluralidad de acciones interpuesta por el actor;
ii) Que las acciones afirmadas no sean incompatibles entre sí y

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iii) Que todas las acciones se tramiten conforme a un mismo procedimiento.

El objeto del litisconsorcio o relación procesal múltiple es:


1) Evitar la duplicidad de litigios,
2) Evitar el desgaste de la actividad jurisdiccional,
3) Evitar el mayor costo para las partes y
4) Evitar la posibilidad de dictación de sentencias contradictorias.

El legislador no ha reglamentado esta materia en forma muy completa, limitándose a establecer los casos en
que procede el litisconsorcio.
Estos casos están enumerados en el artículo 18 CPC, que no es una norma amplia sino de restricción. Lo normal
es que se acepte sólo un demandante y un demandado y sólo en los casos señalados taxativamente por el mencionado
precepto legal se acepta lo contrario.
Los casos de pluralidad de partes o litisconsorcio activo o pasivo, inicial voluntario, se contemplan por el
legislador en el artículo 18 del C.P.C.
"En un mismo juicio podrán intervenir como demandantes o demandados varias personas siempre que se
deduzca la misma acción, o acciones que emanen directa e inmediatamente de un mismo hecho, o que se proceda
conjuntamente por muchos o contra muchos en los casos que autoriza la ley"
De acuerdo con ese precepto legal, los casos en los cuales es posible que se genere un litisconsorcio activo o
pasivo inicial son:
1º Cuando varias personas deducen la misma acción.
Como ejemplo de esta situación se ha señalado por la doctrina el caso en que cinco personas entablan una
acción reivindicatoria respecto de un predio que dicen haber obtenido por herencia; cuando varios herederos ejercen la
acción de petición de herencia; etc.
2º Cuando varias personas deducen acciones que emanan directa e inmediatamente de un mismo hecho.
En las Actas de la Comisión Revisora del Código de Procedimiento Civil, el señor Urrutia observa que nacen
directa e inmediatamente de un mismo hecho la acción reivindicatoria que fluye de la nulidad, resolución o rescisión de
un acto o contrato; y asimismo la del arrendador contra el arrendatario directo para la terminación del arrendamiento y
a la vez contra el subarrendatario, a fin de que éste restituya la cosa arrendada. Personales, las acciones rescisoria, de
nulidad y resolución, se dirigen contra el contratante con el fin de terminar los efectos o anular los actos contractuales;
pero como de la infracción declarada hay derecho para deducir acción real contra terceros, como lo establecen
especialmente los artículos 1490, 1491 y 1689 del Código Civil, es útil en todo concepto que ambas acciones puedan
tramitarse en un mismo juicio. De este modo la sentencia sobre la acción personal empecerá al poseedor contra quien
se reivindica. Igual cosa puede decirse de las acciones que se dirigen contra el arrendatario y subarrendatario."
La Jurisprudencia ha señalado que puede deducirse en un solo juicio, contra cinco compañías de seguros
diferentes, la “acción de cobro de pesos derivada de un mismo incendio.".
La Doctrina ha señalado como ejemplo de este caso, cuando diez personas entablan una acción de
indemnización de perjuicios en contra de una empresa de transportes por lesiones sufridas con motivo de un accidente
ocurrido durante el viaje".

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3º Cuando la ley autoriza para proceder por muchos o contra muchos, como en el caso de las obligaciones
solidarias.
De acuerdo a lo señalado en las Actas de la Comisión Revisora esta "parte final del artículo se refiere
especialmente a los juicios que surgen de las obligaciones solidarias e indivisibles; acciones de comuneros o contra
comuneros, pago de deudas hereditarias o testamentarias, etc.".
La doctrina ha señalado como ejemplo de esta situación, cuando tres acreedores solidarios demandan el
cumplimiento de su obligación al deudor; o a la inversa, un acreedor demanda el cumplimiento de una obligación a
diversos deudores solidarios.

El hecho que exista pluralidad de partes puede ser un elemento disociador en el juicio, por lo que para evitar
esta situación se ha contemplado por el legislador los casos en que las partes que actúan en litisconsorcio deben
proceder a designar procurador común.
Esta regla de designación de procurador común es aplicable tanto a los demandantes y demandados.
De acuerdo con lo previsto en el artículo 19 del C.P.C. se exige la designación de procurador común :
a) Cuando se deducen las mismas acciones por los demandantes.
b) Cuando se oponen las mismas excepciones o defensas por los demandados.

No obstante, no es necesaria la designación de procurador común en los casos en que exista pluralidad de
partes en los casos contemplados en el artículo 20 del C.P.C., en los que ellas podrán actuar separadamente en el juicio.
Dichos casos son :
a) Cuando son distintas las acciones de los demandantes
b) Cuando son distintas las defensas de los demandados.
c) Cuando habiéndose comenzado el proceso con una acción o defensa común actuando las partes
representadas por un procurador común, surgen en el curso del proceso incompatibilidades de intereses entre las
partes que litigan conjuntamente.

El litisconsorcio necesario no se encuentra regulado en el Código de Procedimiento Civil , no obstante que este
es aceptado en el derecho comparado y por nuestra jurisprudencia.
" El litisconsorcio necesario puede ser de dos tipos, a saber: propio e impropio.
En el litisconsorcio necesario propio la ley señala expresamente cuando los varios sujetos de una relación
jurídica sustancial deben actuar obligatoriamente en una misma relación procesal, ya sea activa o pasivamente. No
obstante lo anterior, en nuestro derecho, hasta donde hemos podido investigar, no se presentan casos de litisconsorcio
necesario propio.
Por el contrario, las típicas manifestaciones apuntadas en la doctrina procesal como ejemplos de esta figura en
nuestro ordenamiento o están tratadas como supuestos de litisconsorcio voluntario v.gr. las obligaciones indivisibles; o
bien, los preceptos donde se contienen no son claros en orden a su reconocimiento, debiendo reconducirse tales
hipótesis a supuestos de litisconsorcio necesario impropio.

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Por su parte, el litisconsorcio necesario impropio se caracteriza por no estar establecido expresamente por la
ley, sino que viene condicionado por la naturaleza de la relación jurídica deducida en juicio. En este caso, una
determinada relación de derecho sustancial obliga a constituir la relación procesal con todos los sujetos a quienes pueda
afectar la sentencia que sobre el fondo se pueda dictar, pero a diferencia del litisconsorcio necesario propio, el
legislador no indica expresamente los casos en que se debe conformar la relación procesal necesariamente plural.
Esta figura nace de la imposibilidad que tiene el legislador para fijar de manera anticipada y nominativa los
supuestos en que se debe configurar obligatoriamente un proceso con pluralidad de sujetos, que actúen en una misma
posición de parte ( activa o pasiva).Por lo mismo, la determinación de este tipo de litisconsorcio es una cuestión que
debe calificarse atendiendo a la situación de derecho sustancial deducida en juicio, determinando si ella exige para la
producción de sus efectos iniciar una relación procesal con todos los sujetos que, activa o pasivamente, allí deben ser
parte. (Alejandro Romero Seguel. La acumulación inicial de Acciones. Páginas 23 y 24.Editorial Jurídica Conosur Ltda.
Septiembre 2000. Santiago. Chile.)
" La presencia de una pluralidad de sujetos que actúan en un proceso en una misma posición de parte no
produce por sí una pluralidad de acciones. Por el contrario, la doctrina coincide en señalar que en el litisconsorcio
necesario el objeto del recurso está compuesto por una única acción o una única pretensión, sin que obste a ello la
pluralidad de sujetos que intervienen”.
"Esta unidad de acción que se aprecia en el litisconsorcio necesario explica los diferentes efectos procesales que
se verifican en comparación con el denominado litisconsorcio voluntario, los que se pueden resumir de la siguiente
forma:
a) Los actos de disposición del objeto del proceso ( desistimiento, allanamiento, transacción) sólo producen
efectos cuando concurren todos los litisconsortes necesarios;
b) Se debe pronunciar una sentencia única para todos los sujetos que necesariamente deben ser parte de la
relación procesal;
c) Las defensas o excepciones favorecen a todos los litisconsortes necesarios; y
d) Al tratarse el litisconsorcio necesario de una única acción desaparece la base de toda acumulación de
acciones, que es la existencia de una pluralidad de las mismas afirmadas en un mismo proceso. Por lo mismo, en esta
situación no es aplicable la facultad de separar la tramitación de los litigios que reconoce el artículo 172 del C.P.C. ya
que la sentencia que se pronuncie en el litisconsorcio necesario debe ser única para todos los sujetos.

"Aunque nuestra doctrina procesal prácticamente no se ha ocupado mayormente del problema del
litisconsorcio necesario, en la jurisprudencia se ha sancionado la existencia de esta figura en varias ocasiones. Se trata
de situaciones vinculadas preferentemente con las sentencias constitutivas de nulidad de un acto o contrato (entre
partes y respecto de terceros); con las sentencias declarativas que se pronuncian sobre una situación que afecta a varias
personas ( v.gr. la resolución de un contrato) y con algunas situaciones vinculadas al ejercicio de acciones en materia de
comunidades. En la doctrina civil se apunta como hipótesis de un litisconsorcio de esta clase el que se puede generar en
relación al ejercicio de la acción de demarcación, cuando ella va a producir efectos entre distintos propietarios de
predios colindantes. (Alejandro Romero Seguel. La acumulación inicial de Acciones. Páginas 26 y 27.Editorial Jurídica
Conosur Ltda. Septiembre 2000. Santiago. Chile.)

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“Finalmente, debemos tener presente que en el derecho comparado es reiteradísima la jurisprudencia que
sustenta que la excepción de litisconsorcio puede ser apreciada de oficio por los tribunales, porque a ellos incumbe
cuidar que el litigio se ventile con todos los que claramente pueden resultar afectados por las declaraciones de la
sentencia, ya que el principio de orden público de la veracidad de la cosa juzgada, exige la presencia en el proceso de
todos los que debieron ser parte de él, y la posible apreciación de oficio de la existencia de litisconsorcio impide que se
incurra en incongruencia. (María Encarnación Dávila Millán. Litisconsorcio necesario. Concepto y tratamiento procesal.
Pág.230. Segunda edición. Bosch.1992. Barcelona)

B.- La intervención forzada de partes:


Uno de los caracteres básicos del ejercicio de las acciones es su voluntariedad por parte del demandante que
cree ser afectado en algún derecho para concurrir a los tribunales.
Sin embargo, excepcionalmente existen en nuestra legislación casos de intervención forzada de partes, sean
demandantes o demandados; en los cuales no nos encontramos ante un caso de compulsividad para forzar su presencia
ante los órganos jurisdiccionales, sino que ante situaciones en que las partes tienen la necesidad de comparecer en un
proceso so pena de tener que soportar las consecuencias que genera su incomparecencia, es decir, la pérdida del
derecho de accionar o de defenderse y evitar así los efectos de una sentencia contraria a sus intereses.

Los casos de intervención forzada de partes que contempla nuestra legislación son los siguientes:
a) Cuando una acción corresponde a otras personas que el demandante. (Art. 21 del C.P.C.)
b) La jactancia
c) Citación de evicción
d) Citación de acreedores hipotecarios en el juicio ejecutivo
e) Verificación de créditos en el juicio de quiebra.

1.- Artículo 21 del Código de Procedimiento Civil. ESTO ENTRA


El referido precepto legal establece que "si la acción ejercida por alguna persona corresponde también a otra u
otras personas determinadas, podrán los demandados pedir que se ponga la demanda en conocimiento de las que no
hayan concurrido a entablarla, quienes deberán expresar en el término de emplazamiento si se adhieren a ella."
"Si dichas personas adhieren a la demanda se aplicará lo dispuesto en los artículos 12 y 13; si declaran su
resolución de no adherirse, caducará su derecho; y si nada dicen dentro del término legal, les afectará el resultado del
proceso, sin nueva citación. En este último caso podrán comparecer en cualquier estado del juicio; pero respetando todo
lo obrado con anterioridad."
Este precepto legal se refiere a la circunstancia en que una determinada acción interpuesta en el proceso
corresponda también a otras personas distintas a la persona que ha demandado.
Este es un derecho que el legislador contempla sólo en favor del demandado para que otras personas
comparezcan al juicio como demandantes y reviste para él un carácter facultativo, puesto que puede hacer uso
discrecionalmente de él.
El fundamento de este precepto es que el demandado no tenga que sufrir la interposición de diversas y
sucesivas demandas sobre una misma materia y evitar que se dicten sentencias contradictorias.

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Esta solicitud del demandado de ponerse la demanda en conocimiento de las otras personas que no hubieren
demandado deberá formularse en el término para contestar la demanda y antes de evacuar ese trámite.
Esta solicitud podría ser una forma de excepción dilatoria; pero no es posible otorgarle esa naturaleza al ser
válido el procedimiento que se sigue contra el demandado. Simplemente es una facultad procesal que debe ejercitarse
previamente a cualquier defensa sobre el fondo del asunto.
Dicha petición debe ser tramitada como un incidente de previo y especial pronunciamiento, por lo que se
tramitará en el cuaderno principal y se suspenderá el procedimiento mientras el tribunal no se pronuncie acerca de la
solicitud.
Accediéndose por el tribunal a la solicitud del demandado, ella debe ser puesta en conocimiento de las
personas a quienes les corresponde la acción y no hubieren demandado, suspendiéndose el procedimiento hasta que la
demanda sea notificada a los demás titulares de la acción para que se adhieran a la demanda dentro del término de
emplazamiento.

Las actitudes que pueden asumir los notificados de la demanda dentro del término de" emplazamiento pueden
ser las siguientes:
1º.- Declarar que adhieren a la demanda.
En este caso pasan a adquirir el carácter de demandantes y estaremos en presencia de un litisconsorcio activo
de partes, debiendo aplicarse las normas sobre designación de procurador común contempladas en los artículos 12 y 13
del C.P.C..-
2º.- Declarar que no se adhieren a la demanda.
En este caso caducarán los derechos del potencial demandante y si demanda con posterioridad se opondrá a
esa demanda la excepción de cosa juzgada. Esta resolución de no adherirse a la demanda importa un verdadero
desistimiento a la demanda.
3º.- Dejar transcurrir el término de emplazamiento sin manifestar voluntad alguna.
En este caso, los notificados no adquieren el carácter de parte, pero tampoco pierden el derecho de
comparecer posteriormente en el juicio, pero respetando todo lo obrado con posterioridad.
En todo caso, sea que comparezcan o no con posterioridad durante el curso del juicio, les afectará el resultado
del proceso sin nueva notificación, por lo que la sentencia que se dicte producirá respecto de ellos cosa juzgada, la que
se podrá oponer en el juicio posterior que ellos pretendieren iniciar mediante la interposición de una nueva demanda.
El término de emplazamiento contemplado en el precepto legal es el del juicio ordinario civil de mayor cuantía,
cualquiera sea el procedimiento en que el demandado pretendiera ejercer este derecho.

2.- La jactancia. (Artículos 269 y siguientes). Y ESTE TAMBIEN


La Jactancia puede ser definida como la acción y efecto de atribuirse, por persona capaz de ser demandada,
derechos propios sobre bienes de otro, o asegurar ser su acreedor. (Couture).
Es la situación en que se encuentra una persona que dice tener derecho del que no está gozando, es decir,
cuando una persona se atribuye tener un determinado derecho, puede ser obligado por aquel a quien la jactancia
afecta a interponer la demanda correspondiente a los derechos de que se jacta.

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De acuerdo a lo previsto en el artículo 270 del CPC, se puede deducir demanda de jactancia en los siguientes
casos:
a) Cuando la manifestación del jactancioso conste por escrito.
b) Cuando la manifestación del jactancioso se haya hecho de viva voz, a lo menos, delante de dos personas
hábiles para dar testimonio en juicio civil.
c) Cuando una persona haya gestionado como parte un proceso criminal del cual puedan emanar acciones
civiles contra el acusado, para el ejercicio de esas acciones.

Aquel a quien la jactancia puede afectar, puede deducir una demanda en contra del jactancioso para que se
declare la obligación de éste de demandar el derecho que dice poseer y que no está gozando.
Esta acción de jactancia prescribe en el plazo de 6 meses, contados desde que tuvieron lugar los hechos en que
pueda fundarse de acuerdo a lo establecido en el artículo 272 del C.P.C..-
Dicha demanda que se deduce en contra del jactancioso se debe someter a los trámites establecidos para el
juicio sumario.(Art. 271 inc.1° del C.P.C.).-
En dicho procedimiento sumario, la sentencia que se dicte puede resolver dar lugar a la demanda de jactancia,
en cuyo caso el jactancioso tiene el plazo de 10 días para entablar la demanda, plazo que puede ampliarse por el
tribunal hasta 30 días por motivo fundado.
Si el jactancioso entabla la demanda dentro del plazo, se inicia el juicio correspondiente, que se tramitará de
acuerdo al procedimiento que corresponda aplicar según la naturaleza del derecho que se haya atribuido el jactancioso.
Si el jactancioso no deduce la demanda dentro de ese plazo, debe la parte interesada solicitar al tribunal
declarar que el jactancioso no será oído después sobre el derecho que se jactaba. Esta solicitud del interesado se
tramita como incidente de acuerdo a lo establecido en el inciso 2° del artículo 271.
Una vez que el tribunal dicte la sentencia que declara que el jactancioso ha incurrido en el apercibimiento legal,
no puede éste deducir demanda sobre el derecho que se jactaba con posterioridad.

3.- Citación de evicción.


Uno de los elementos de la naturaleza del contrato de compraventa es la obligación de saneamiento del
vendedor, la que comprende dos objetos:
a) Amparar al comprador en el dominio y posesión pacífica de la cosa vendida,
b) Responder de los defectos ocultos de ésta, llamados vicios redhibitorios.

En el contrato de compraventa, una de las obligaciones de la naturaleza es la de saneamiento de la evicción por


parte del vendedor, que es la privación de la cosa vendida, por sentencia judicial, en virtud de causa anterior a la venta.
Dado que el vendedor tiene la obligación de la naturaleza de amparar al comprador en el dominio y posesión
pacífica de la cosa vendida, el comprador a quien se demanda la cosa vendida, por causa anterior a la venta, debe citar
al vendedor para que comparezca a defenderla.
Esta facultad del comprador de citar al vendedor para que comparezca en el juicio a defenderlo respecto de las
acciones judiciales deducidas en su contra destinados a privarlo de la cosa vendida por causa anterior a la venta, es la

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denominada citación de evicción que se regula en los artículos 1843 y 1844 del código Civil y 584 del C.P.C. y que da
lugar a la intervención forzada de parte.-

El comprador para hacer efectiva la obligación de saneamiento debe citar al vendedor para que comparezca en
el juicio a defender la cosa, la que debe efectuarse antes de la contestación de la demanda.
Si el comprador no cita al vendedor, este no responderá por la evicción que se produzca.
Si el comprador cita al vendedor y concurre éste al juicio, el proceso se sigue con él como parte demandada,
pero conservando el comprador el derecho a intervenir en el juicio para defender sus derechos sobre la cosa.
Si el vendedor citado no comparece, es responsable de la evicción, salvo que el comprador haya dejado de
oponer una defensa o excepción propia y en virtud de ello, la sentencia fuere desfavorable y la cosa evicta.

La hipoteca es un contrato de garantía y genera un derecho real que otorga la facultad de perseguir la cosa sin
importar las manos de quien se encuentre.
Si en un juicio ejecutivo se embarga una propiedad hipotecada, el que concurre a adquirirla la adquiere con
todos sus gravámenes hipotecarios. Sin embargo, existe un sistema de intervención forzada en virtud del cual la
propiedad queda libre de la hipoteca.
La norma pertinente está señalada en el artículo 2.428 del Código Civil, en relación con el artículo 492 del
Código de Procedimiento Civil y establece la citación de los acreedores hipotecarios a los que debe notificárseles
personalmente el remate de la propiedad, remate que se realiza una vez transcurrido el término de emplazamiento.
El silencio de un acreedor hipotecario debe interpretarse según lo establecido en el artículo 492 del Código de
Procedimiento Civil, es decir, se entiende que optan por pagarse sobre el precio de la subasta.

5.- Verificación de créditos en los juicios de insolvencia.


Se refiere esta materia a los acreedores del insolvente, que tienen la obligación de verificar sus créditos en la
oportunidad que la ley señale.
Al declararse la insolvencia quedan afectos a ella todos los bienes del deudor. El pasivo se determina mediante
el procedimiento de verificación de créditos.
Todos los acreedores para tener derecho a concurrir en el pago de los créditos tienen que verificarlos, ante el
tribunal que conoce de la Insolvencia.
Si no lo hacen en la oportunidad que señala la ley, no participan en el dividendo de la Insolvencia y sus créditos
no se satisfacen.

Dos instituciones vinculadas al concepto de parte.


Estas dos instituciones, que tienen vinculación y efectos en el proceso son : La substitución procesal y la
sucesión procesal.

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1.- La Substitución procesal. NO ENTRA
a.- Concepto.-
Es la institución que faculta a una persona para comparecer en juicio en su propio nombre, haciendo valer un
derecho que pertenece a otro, adquiriendo el carácter de parte para todos los efectos legales.
Puede ocurrir que un patrimonio (y todo lo que con él diga relación) interese a un tercero, y que el sujeto titular
de ese patrimonio no tenga interés en que se incorpore a él un determinado derecho. El interesado, entonces, hace uso
de esta facultad para incorporar el derecho al patrimonio del indolente para hacer efectivos sus créditos.
No es un caso de representación, pues no se actúa aquí a nombre de otro sino en el propio nombre; Se actúa en
el propio interés, sin perjuicio de que este interés esté vinculado con el interés del que no ejercita sus derechos (el
sustituido).

b.- Casos de substitución procesal en nuestro derecho.


1º Artículo 2.466 del Código Civil.
Se refiere a la acción oblicua o subrogatoria.
2º Artículo 2.468 del Código Civil.
Se refiere a la acción pauliana o revocatoria, la cual está tratada también en la ley 20.720, en forma más
completa y detallada.
3º En la citación de evicción.
En la citación de evicción, cuando el vendedor asume la defensa. Artículo 1844 del código civil.

2.- La Sucesión Procesal. NO ENTRA


En este caso, los cambios en la relación jurídica procesal pueden producirse durante el curso del proceso.
Los principales casos de sucesión procesal son:
a.- Fallecimiento de la parte que actúa personalmente en el juicio.
El artículo 5 del C.P.C., que tiene en la actualidad poca aplicación debido a que la comparecencia personal de la
parte implica no tener que cumplir con el requisito del jus postulandi (necesidad de abogado patrocinante y de
apoderado), establece que si muere la parte que estaba litigando personalmente, el juicio se suspende y para
continuarlo es necesario notificar a los herederos del fallecido y esperar después de la notificación el transcurso del
término de emplazamiento. Sólo así el juicio se reinicia procesalmente. La ley, en todo caso, no exige que se comunique
la muerte de la parte a la contraparte.

b.- Cesión de derechos litigiosos.


Art 1911 y sgtes del C.Civil.

c.- La subrogación.
El pago es el principal modo de extinguir las obligaciones. Una de las formas de realizar el pago es mediante la
subrogación en que una persona paga por otra produciéndose una traslación de los derechos y obligaciones que recaen
en la persona que paga por el otro. La subrogación puede ser legal o convencional.

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c.1.- Subrogación Legal.
Contemplada en el artículo 1.610 del Código Civil opera por el solo hecho del pago en las situaciones que ese
artículo contempla.
c.2.- Subrogación Convencional.
Establecida en el artículo 1.611 del Código Civil, por expresa disposición del artículo anterior produce el efecto
de traslación de los derechos y obligaciones del subrogado. El que paga ocupa el lugar procesal del acreedor antiguo por
la subrogación convencional; se produce una alteración de la parte en el juicio.

LOS TERCEROS. DE AQUÍ PARA ABAJO ENTRA (REVISAR SI HAY COSAS QUE NO ENTRA)

A.- Concepto y clasificación:


Hemos visto hasta el momento que existen dos clases de partes:
Las partes directas: Demandantes y demandados.
Las indirectas : Los terceros.

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Los Terceros son aquellas personas que no están vinculadas expresa y directamente a un conflicto promovido
ante el órgano jurisdiccional.
Dentro de este concepto general, pueden clasificarse en:
1.- Terceros Indiferentes.
2.- Terceros Interesados.

Terceros Indiferentes son todos aquellos a quienes no va afectar de modo alguno ni el proceso, ni la sentencia
dictada en él.
El proceso sólo tiene efectos relativos y la sentencia sólo afecta a las partes que han intervenido en el
procedimiento del cual emana. Normalmente, los que no han sido demandantes ni demandados no son afectados por
la sentencia.

Terceros interesados son todos aquellos que, sin ser partes directas en un proceso, ven afectados sus derechos
a causa de ese proceso.
Hay tres maneras de intervenir como tercero interesado en el proceso:
a.- Por Vía Adhesiva. (Tercero Coadyuvante)
b.- Por Vía Principal. (Tercero Independiente)
c.- Por Vía de Oposición. (Tercero Excluyente).
Cuando un tercero interviene en un asunto, su intervención se llama tercería.

Tercero interesado es pues, aquel que teniendo interés en los resultados del juicio, no ha sido parte originaria
en él y llega a serlo por afectarse un derecho propio.
La intervención de terceros se rige por las normas generales contempladas en los artículos 22, 23 y 24 del
Código de Procedimiento Civil.
Sin perjuicio de ello, es menester hacer presente que el legislador se ha encargado de regular especialmente la
intervención de los terceros en el juicio ejecutivo a través de las tercerías que en él se contemplan, siendo ellas de
acuerdo con la Jurisprudencia de nuestros tribunales la única forma que puede revestir la intervención de los terceros
en ese proceso.
Las tercerías que se contemplan en el juicio ejecutivo son la tercería de dominio, en la cual un tercero persigue
la exclusión del embargo de diversos bienes atribuyéndose el carácter de propietario; la tercería de posesión, en la cual
un tercero persigue la exclusión del embargo de diversos bienes atribuyéndose el carácter de poseedor; la tercería de
prelación, en la cual un tercero sostiene su derecho a ser pagado preferentemente respecto del ejecutante en el juicio
ejecutivo con el producto de la liquidación de los bienes por poseer un crédito privilegiado; y la tercería de pago, en la
cual un tercero solicita concurrir como valista a pagarse a prorrata con el ejecutante de su crédito con el producto de la
liquidación, por no poseer el ejecutado otros bienes.
B.- Requisitos para interponer una tercería:
Los requisitos que deben concurrir para interponer una tercería son:
1º Debe estar investido de la calidad de tercero.

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El carácter de tercero es sumamente fácil de determinar, pues tercero es todo aquel que no ha sido parte
originaria en el litigio.
2º Debe existir un proceso en tramitación. El concepto de juicio en tramitación está en estrecha vinculación
con el de relación procesal. Hay juicio en tramitación cuando se ha constituido una relación procesal. Para que exista
relación procesal válida deben concurrir los requisitos:
a) Que se haya notificado válidamente la demanda
b) Que haya transcurrido el término de emplazamiento.
3º Debe tenerse un interés actual en el resultado del juicio.
El interés actual en el resultado del juicio se entiende que debe existir en el momento de la intervención. No
puede tratarse de un interés eventual o condicionado. (Art. 23 del C.P.C.).
El interés será actual cuando haya comprometido un derecho y no una mera expectativa en el momento de la
intervención del tercero.

C.- Clases de tercería:


Las clases de tercerías que pueden hacer valer los terceros o las formaS en que ellos pueden llegar a intervenir
en relación con las partes son:
a.- Por Vía Adhesiva. (Tercero Coadyuvante)
b.- Por Vía Principal. (Tercero Independiente)
c.- Por Vía de Oposición. (Tercero Excluyente).

a.-Tercería Coadyuvante o intervención por Vía Adhesiva.


Es aquella intervención en el juicio de las personas que tienen un interés actual en su resultado, defendiendo
pretensiones armónicas y concordantes con los de una de las partes directas. Los terceros coadyuvantes pasan a ocupar
prácticamente un lugar de colaborador del demandante o demandado.
La doctrina ha señalado que a la solicitud de intervención en el juicio por parte del tercero coadyuvante debe
conferírsele la tramitación de un incidente para dar a la otra parte la oportunidad de hacer valer las objeciones que le
pudiere caber esa intervención.
El tercero puede intervenir en el carácter de coadyuvante en cualquier estado del juicio, ya sea en primera
instancia, segunda instancia y aún en los recursos de casación deducidos para ante la Corte Suprema.
Al existir una identidad de defensas y posiciones del tercero con una de las partes, el tercero deberá actuar
conjuntamente con esa parte a la que adhiere a través de un procurador común de acuerdo a lo previsto en el artículo
23 del Código de Procedimiento Civil, sin perjuicio de hacer separadamente las alegaciones y rendir las pruebas que
estimare conducentes, cuando no se conformare con el procedimiento adoptado por el procurador común.
La Jurisprudencia ha señalado que poseen este carácter los acreedores de una de las partes, los cesionarios de
una cuota de derecho de herencia, los accionistas de una sociedad anónima en un juicio que se sigue en contra de la
sociedad, el comunero; etc.

b.- Tercería Independiente o intervención por Vía Principal.

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Son aquellos, como su nombre lo indica, que sostienen un interés independiente del que han hecho valer las
partes en el juicio.
Estos terceros independientes de acuerdo a lo señalado por la doctrina y jurisprudencia, no obstante lo
establecido en el inciso final del artículo 23 del C.P.C., debe obrar separadamente y no a través de un procurador
común.
De acuerdo a la Jurisprudencia tendría este carácter el tercero que compra un bien raíz afecto a una medida
precautoria.

c.-Tercería Excluyente o intervención por Vía de Oposición.


Son aquellos que intervienen en el juicio sosteniendo una pretensión incompatible con las de las partes. Es un
juicio distinto inserto en el proceso originario.
Estos terceros no actúan conjuntamente con alguna de las partes a través del procurador común, sino que en
forma separada y sin sujeción al procurador común.
Un ejemplo típico de tercería excluyente son las tercerías de dominio y de posesión dentro del juicio ejecutivo.

Efectos de las resoluciones dictadas en los juicios en que intervienen terceros.


Las resoluciones que recaen en los juicios en que intervienen terceros, cualquiera sea la clase de éstos,
producen respecto de ellos los mismos efectos que respecto de las partes principales de acuerdo a lo previsto en el
artículo 24 del C.P.C.

LAS PARTES EN EL PROCESO PENAL.


En el nuevo sistema procesal penal, el artículo 12, titulado Intervinientes, dispone que para los efectos
regulados en este Código, se considerará intervinientes en el procedimiento al fiscal, al imputado, al defensor, a la
víctima y al querellante, desde que realizaren cualquier actuación procesal o desde el momento en que la ley les
permitiere ejercer facultades determinadas.

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Como sujeto activo de la pretensión penal se encuentra el Ministerio Público, a quien le corresponde ejercer y
sustentar la acción penal pública en la forma prevista por la ley (artículo 77), para lo cual deben practicar todas las
diligencias que fueren conducentes al éxito de la investigación y dirigirán la actuación de la policía, con estricta sujeción
al principio de objetividad consagrado en la Ley Orgánica Constitucional del Ministerio Público, formalizar la
investigación, cerrar la investigación, acusar y asistir al juicio oral rindiendo las pruebas que fueren necesarias.
Asimismo, constituye un deber para los fiscales durante todo el procedimiento adoptar medidas, o solicitarlas,
en su caso, para proteger a las víctimas de los delitos; facilitar su intervención en el mismo y evitar o disminuir al
mínimo cualquier perturbación que hubieren de soportar con ocasión de los trámites en que debieren intervenir,
pudiendo con tal objeto realizar las actividades contempladas en el artículo 78 del Código Procesal Penal.
La víctima ( art. 108 del C.P.P), puede participar en el proceso ejerciendo los derechos que le confiere el
artículo 109 de ese Código.
Sin embargo, la victima podrá ser parte activa del proceso penal si ejerce la respectiva querella criminal (art.
111), quien podrá acusar particularmente o adherirse a la acusación, y presentar la demanda civil en contra del
imputado, ofreciendo pruebas (art. 261) , y asistir al juicio oral para sustentar la pretensión penal que hubiere hecho
valer por vía de adhesión a la formulada por el Fiscal o en forma principal, rindiendo las pruebas necesarias para tal
efecto y que se hubieren aceptado en la audiencia preparatoria de juicio oral.
En el nuevo sistema procesal penal, sólo la victima puede ejercer la acción civil, debiendo todo otro tercero que
hubiere experimentado algún daño proceder a demandar ante los tribunales civiles competentes según las reglas
generales.
En cuanto al sujeto pasivo, el imputado es la persona a quien se atribuyere participación en un hecho punible
desde la primera actuación del procedimiento dirigido en su contra y hasta la completa ejecución de la sentencia .( art.
7° Código Procesal Penal.)
Para este efecto, se entenderá por primera actuación del procedimiento cualquiera diligencia o gestión, sea de
investigación, de carácter cautelar o de otra especie, que se realizare por o ante un tribunal con competencia en lo
criminal, el ministerio público o la policía, en la que se atribuyere a una persona responsabilidad en un hecho punible.
Durante todo el procedimiento debe intervenir el defensor, que es el abogado que debe asesorar al imputado
para ejercer su derecho a ser defendido desde la primera actuación del procedimiento dirigido en su contra.(art 102)

LA ACCIÓN, LA PRETENSION,
LA DEFENSA Y LA CONTRAPRETENSION.

I.- Introducción. NO ENTRA


El elemento objetivo del proceso lo constituye el conflicto, cualquiera sea la naturaleza jurídica que se acepte
respecto de aquel.

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Se entiende por litigio el conflicto intersubjetivo de intereses jurídicamente trascendente, reglado o reglable por
el derecho objetivo, y caracterizado por la existencia de una pretensión resistida.(Francisco Hoyos H. Temas
Fundamentales de Derecho Procesal. Página 91).
El proceso está destinado a resolver el litigio, el cual adquiere su existencia sólo en virtud de la afirmación de su
existencia que realiza el actor, puesto que basta su sola postulación para los efectos que se genere el proceso necesario
para los efectos de obtener su solución.
De acuerdo con ello, es menester para que el proceso se origine que se ejerza una acción para poner en
movimiento la jurisdicción destinada a obtener la solución del conflicto promovido.
Debemos tener presente al respecto que respecto de la función jurisdiccional rige el principio de la pasividad,
según el cual los tribunales no pueden ejercer su ministerio sino a petición de parte, salvo en los casos en que la ley los
autorice para proceder de oficio.(Art. 10 C.O.T.). En consecuencia, la acción aparece como un presupuesto para que se
ponga en movimiento el ejercicio de la función jurisdiccional, los que se manifiesta en el aforismo "nemo iudex sine
actore"
Ante la prohibición del ejercicio de la autotutela, y la imposibilidad de auto componer el conflicto, se dota al
ciudadano del derecho de la acción para poner en movimiento la jurisdicción y obtener en el proceso la solución del
conflicto.
De acuerdo con lo anterior, tenemos que la acción va dirigida al Estado, que es su destinatario, y no al
adversario, respecto de quien el ejercicio de ella opera únicamente la sujeción, presupuesto lógico para que la decisión
del órgano jurisdiccional despliegue su eficacia con relación al demandado o acusado, creándose así las relaciones
jurídicas entre los diversos sujetos del proceso.

II.- Acepciones. NO ENTRA


La voz acción ha sido utilizada a lo largo del campo del derecho en los más variados significados.
En Derecho mercantil se usa para referirse a la parte o cuota en que se divide el capital de una sociedad
anónima.
En Derecho penal, ha sido tomada en el sentido de conducta constitutiva de un tipo penal.
En el orden procesal, la expresión acción se utiliza bajo las siguientes tres acepciones:
a) Como sinónimo de derecho (así, se suele decir que el actor “carece de acción”, para significar la ausencia del
derecho cuya tutela se invoca)
b) Como similar a pretensión, hablándose entonces de "acción fundada o infundada", de "acciones reales o
personales", de "acciones mobiliarias o inmobiliarias", "de acción triunfante" y de "acción desechada"; y
c) En el sentido de "potencia o posibilidad de provocar la actividad jurisdiccional", que es el sentido técnico
procesal auténtico de la palabra mencionada, constituyendo la base para la elaboración dogmática del instituto.
(Francisco Hoyos H. Temas Fundamentales de Derecho Procesal. Páginas 94).

III.- Evolución histórica del concepto de acción. NO ENTRA


Respecto de la acción han existido diversas teorías a través de la evolución histórica, las que se han clasificado
en cuanto a la identidad o diversidad existente entre la concepción de la acción en relación con el derecho material, en
monistas y dualistas

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Respecto de las dualistas se han subclasificado esas teorías en concretas, abstractas y abstractas atenuadas.

A.- Teoría monista de la acción.-


Esta teoría parte de la existencia de una identidad entre la acción y el derecho material. De acuerdo con esta
teoría, la acción es el derecho sustancial deducido en juicio.
La acción no es sino el derecho de perseguir en juicio lo que nos es debido. La acción es el derecho en
movimiento o el “derecho con casco y armado para la guerra”.
De acuerdo con esta identidad entre la acción y el derecho sustancial, nos encontraríamos con que no hay
acción sin derecho sustancial.
Esta teoría no es admisible en la actualidad, puesto que no permite explicar diversas situaciones que se
presentan, como son a saber:
-En primer lugar, no nos explica la existencia en el ordenamiento jurídico de derechos sin acción, como ocurre
en el caso de las obligaciones naturales.
-En segundo lugar, no nos explica los casos en que existe el ejercicio de una acción sin derecho, como ocurre
con todas las demandas que son rechazadas en la sentencia definitiva por ser ellas infundada.
- En tercer lugar, no nos explica las acciones insatisfechas no obstante haberse acogido en proceso, como
ocurre en los casos de insolvencia del deudor.-
- Tampoco esta teoría logra explicar las situaciones en las que se contempla su ejercicio sin que exista un
derecho, sino que la acción se ejerce para los efectos de proteger un hecho como es la posesión, y para cuyos efectos
es posible ejercer las diversas acciones posesorias.

B.- Teorías dualistas de la acción:


La teoría monista de la acción aparece hoy universalmente desechada, y son en cambio, las concepciones
pluralistas de la acción, esto es, las que sostienen la diferencia entre la acción y el derecho material, las que dominan en
este terreno, después de una lenta y progresiva evolución que ha ido poniendo de relieve distintos puntos de vista a
este proceso.
Las teorías dualistas parten de la escisión o separación en un binomio conceptual de la acción con el derecho
material.
Lo más importante de este nuevo concepto de acción fue, más que un concepto jurídico nuevo, constituir la
base de la autonomía del derecho procesal del derecho civil, deja de ser dependiente del derecho civil, ya que antes
había estado adscrito a esta rama.
Como se ha dicho, esta teoría postula que la acción y el derecho subjetivo son cosas distintas y separan estas
nociones, sin embargo no todos los seguidores de esta teoría están de acuerdo en cuál es la relación entre la acción y el
derecho subjetivo, distinguiéndose tres corrientes dentro de las teorías dualistas, cada una de las cuales trata de
determinar qué relación hay entre la acción y el derecho subjetivo.
a) Teorías dualista concretas: Estas teorías conciben a la acción como un derecho a la tutela jurisdiccional.
Parten por postular que la acción es un derecho subjetivo público y de un contenido distinto del derecho y privado, no
se trata simplemente de un derecho al proceso, si no a la tutela jurisdiccional, favorable a su titular, como también se
sostiene el derecho a que se preste por los órganos jurisdiccionales la tutela jurisdiccional pretendida.

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Esta teoría se llama concreta, por que el objetivo de la acción, no es el proceso, sino la obtención de una sentencia
de un contenido determinable y favorable a alguien.
Se le critica pues si se entiende de ese modo el derecho a la acción, la existencia de ese derecho es dudoso y lo es,
hasta que se emita la correspondiente la sentencia, es decir estas teorías no da una explicación a la eficacia y validez del
acto de iniciación procesal que existe con anterioridad y con independencia de la certidumbre del derecho.
Tampoco explican los casos en que el litigante ejerce una acción sin poseer las condiciones necesarias para obtener
una sentencia favorable.
b) Teorías dualista abstractas: contiene ciertos aspectos comunes con la concreta. De acuerdo con ellas, los que
las propugnan sostienen que la acción compete tanto al que tiene derecho como al que no lo tiene y que no existe
ninguna relación entre el derecho subjetivo y la acción.
Se sostiene la existencia de un derecho o interés de carácter auxiliar o secundaria a la actividad del Estado. Y que
surge como una consecuencia de la prohibición de la autotutela, es decir acción es el derecho al proceso. El derecho a la
actividad jurisdiccional del Estado es independiente de la existencia de un derecho material subjetivo.
El objeto de la acción no es una sentencia favorable a quien solicita la tutela jurisdiccional
El autor italiano Carnelutti manifiesta que la acción es un derecho subjetivo procesal y público que se dirige contra el
Estado y que persigue la justa composición del litigio, concibe la acción por ende no como un derecho al juicio favorable
sino que simplemente como un derecho al juicio.
c) Teoría dualista abstracta atenuada: ésta sostiene que el derecho a la acción, no puede concebirse en forma total
e independiente de la afirmación de una determinada situación de hecho jurídicamente relevante y objeto de la
actividad jurisdiccional; que es indispensable encontrar un nexo, una relación que una al derecho material con el
derecho procesal y más concretamente al derecho subjetivo y a la acción, y para ellos este nexo se encuentra en la
afirmación por parte del accionante de estar asistido de un derecho subjetivo, es este derecho el que le sirve de
fundamento a la pretensión.

El derecho a accionar para los partidarios de esta teoría no exige ser titular de un derecho, sino que exige sólo
afirmar la existencia de un hecho o de determinados requisitos.

Además, se diferencia del derecho de acción abstracto, en que no basta para accionar ejercer un derecho de
petición, sino que es menester además que a través de él se formule una pretensión, esto es, un reclamo de un bien de
la vida frente a otro sujeto distinto de un órgano jurisdiccional.
La pretensión es el derecho a invocar un derecho a su favor sea que se tenga o no y ese es el nexo entre el derecho
subjetivo y la acción.

IV.- La acción en nuestra legislación: NO ENTRA


Los códigos procesales latinoamericanos del siglo XIX, y parte del siglo XX, contienen disposiciones que dan una
definición de lo que se debe entender por acción y que normalmente son coincidentes con la teoría romanistas o
clásica.
Nuestro código de enjuiciamiento civil, no participó de esta tendencia, no contiene ninguna definición de lo
que se debe entender por acción, pero en su articulado puede deducirse que los redactores de nuestro Código de

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Procedimiento Civil tuvieron presente el concepto de acción como un elemento del derecho sustancial, del derecho
subjetivo, es decir, participaron de la teoría monista o clásica de la acción.
Así en diversos artículos del Código se puede observar que ese fue el sentido que se le da, por ejemplo:
artículos 17, 19, 21, 271, 290 C.P.C. todos ellos se refieren claramente a la teoría monista, pues hablan de asegurar la
acción. Debiendo destacarse lo que se manifiesta en el art. 290 “para asegurar el resultado de la acción...”
Siendo estos ejemplos típicos sobre como se configura el derecho subjetivo como parte de la acción, siguiendo
la teoría monista.
Cabe destacar que en materia de competencia, se puede clasificar acciones muebles - inmuebles, acciones
personales – acciones reales. De manera que la redacción del C.O.T., también se tuvo presente esta idea clásica de
acción o civilista, al no hablar de pretensiones.
Hay autores que opinan que el artículo 254 del C.P.C. indicaría tangencialmente que nuestro derecho se acoge
una concepción abstracta atenuada, pues dicha norma nos estaría demostrando al establecer los requisitos de la
demanda, que no basta con el mero accionar para que se inicie un proceso, sino que es menester que se haga valer una
pretensión (parte petitoria), la que debe encontrarse fundada en los hechos y en el derecho, precisándose quien la
ejerce, respecto de quien se ejerce y el tribunal ante el cual se hace valer.

V.- Clasificaciones de la acción: NO ENTRA


La acción es un concepto único y común a todas las formas de enjuiciamiento, con diferencias mínimas entre la
acción civil y penal provenientes de la distinta naturaleza de los conflictos que procesan en uno y otro campo.
Más que hablar de una clasificación de la acción, concebida ella como el derecho de poner en movimiento el
ejercicio de la función jurisdiccional, lo que procede es referirse a la clasificación de las pretensiones que se hacen valer
mediante el ejercicio de ésta.
Sin embargo se suele clasificar las acciones desde distintos puntos de vista:
a.- De acuerdo a la pretensión que se hace valer, se suele clasificar en acciones civiles y penales.
b.- De acuerdo al objeto que se persigue a través de la pretensión civil que se hace valer, se suelen clasificar
en acciones muebles, inmuebles y mixtas.
c.- De acuerdo con el contenido de la pretensión hecha valer se clasifican en acciones civiles petitorias, cuando
el bien protegido es el dominio de un bien u otro derecho real; y posesorias, cuando lo que se pretende es la protección
de la posesión respecto de inmuebles. Esta clasificación reviste particular importancia para el procedimiento aplicable,
puesto que se contemplan procedimientos especiales respecto de las acciones posesorias.
d.- En cuanto al objetivo de la pretensión hecha valer, se clasifican en:
1. Pretensiones declarativas, y dentro de ellas:
a) Declarativas puras, con ellas se pretende obtener la simple declaración de un derecho o situación jurídica
determinado, por ejemplo la declaración de nulidad de un contrato. Su particularidad es que a través del
ejercicio de esta, no se obtiene una condena a dar, hacer o no hacer.
b) Constitutivas, con ellas se persigue que mediante una sentencia se constituyan estados jurídicos nuevos
modificando uno existente, por ejemplo, la nulidad de matrimonio (las acciones).

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c) De condena, con ellas se pretende que el actor pida que se imponga al demandado el cumplimiento de una
determinada prestación, es decir, que sea condenado a una determinada prestación, por ejemplo, pagar el
precio, que se imponga al demandado la acción de restituir un bien (acción reivindicatoria).
2. Pretensiones ejecutivas, ellas tienden a obtener el cumplimiento forzado de una obligación que consta en un titulo
ejecutivo o que lleva aparejada su ejecución. Tienden a obtener coactivamente lo que es debido o su
equivalencia en dinero.
3. Pretensiones precautorias o cautelares, tienen por finalidad conseguir una resolución judicial de carácter
provisional que garantice la efectividad se la sentencia que recaiga en el juicio.

VI.- Ejercicio de la acción: NO ENTRA


La acción es un derecho meramente potestativo, es un derecho cuyo ejercicio depende exclusivamente de la
voluntad de su titular, de manera que nadie puede en términos generales estar obligado a ejercitar una acción, que está
en su patrimonio, de la cual es el titular.
Sin embargo, pese a esta característica, hay ciertos casos en que la acción debe ejercitarse en una oportunidad o
termino preciso, dentro de un plazo, o de lo contrario se pierde la acción, o también de sufrir ciertos efectos que se
derivan de la inacción y que van en perjuicio de ese titular , tales casos ya los analizamos al hablar de la intervención
forzada de las partes.

VII.- La pretensión: DE AQUÍ PARTE LA MATERIA


1.- Concepto:
La pretensión es la manifestación de voluntad destinada a exigir la subordinación del interés ajeno al interés
propio.
La pretensión procesal es una declaración de voluntad por la que se solicita una actuación de un órgano
jurisdiccional frente a persona determinada y distinta del autor de la declaración. (Jaime Guasp Derecho Procesal Civil.
Tomo I. Página. 206. Civitas.4a edición. 1998).

La pretensión es una declaración de voluntad:


La pretensión es una declaración de voluntad porque en ella se expone lo que un sujeto quiere y no lo que sabe
o siente. Es una manifestación de voluntad petitoria que se valida por su referencia que ella contiene respecto al
derecho, sosteniendo su autor que lo reclamado coincide con lo establecido en el ordenamiento jurídico.
Para alcanzar fuerza de derecho le basta a la pretensión con esta referencia, subjetiva y externa, sin necesidad
de que la coincidencia exista o no, o incluso, se crea o no en ella; hay tanto pretensiones fundadas y sinceras como
pretensiones infundadas o insinceras.
La pretensión no es un derecho, sino que un acto, algo que se hace, pero no que se tiene.
La pretensión reclama una cierta actuación del órgano jurisdiccional que el actor especifica.
La pretensión se interpone siempre frente a una persona determinada distinta del actor, pues en otro caso,
carecería de la dimensión social que el derecho exige para concederle el tratamiento adecuado,

2.- Estructura:

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La pretensión procesal requiere la concurrencia de:
a) El órgano jurisdiccional, que debe contar con jurisdicción y competencia objetiva y subjetiva
b) El actor, que es quien formula la pretensión y debe contar con la capacidad para ser parte, capacidad
procesal, ius postulandi y con la legitimación activa para obrar; y
c) El demandado, que es la persona frente a quien se dirige la pretensión y debe contar con la capacidad para
ser parte, capacidad procesal y con la legitimación pasiva para obrar, sin requerirse para formular la
pretensión respecto de éste que se determine quienes actuarán por el sujeto pasivo dando cumplimiento a
los requisitos del ius postulandi.

El elemento objetivo de la pretensión se encuentra configurado por el bien litigioso que se pretende, el que
puede consistir en una cosa corporal o en una conducta de una persona. El objeto de la pretensión debe ser física y
moralmente posible, idóneo en cuanto se debe hacer valer en un proceso que permita formular de esa pretensión, y
con causa, esto es, con la existencia de un fundamento legal o motivo que la justifica, o cuando hay por lo menos, un
interés personal legítimo y directo en el que la plantea.

3. Efectos de la pretensión:
La pretensión constituye el elemento objetivo del proceso y representa el núcleo central de éste. La
pretensión es la declaración de voluntad del actor cuya existencia determina que se origine, mantenga y concluya un
proceso.
La pretensión procesal engendra un proceso, en el sentido que normalmente esa manifestación de voluntad ha
de constituir su acto primero e inicial. Sin embargo, nada se opone a que un proceso comience sin pretensión procesal,
si lo hace siempre con vistas a una pretensión futura, como ocurre en el en el proceso civil con la medidas prejudiciales
preparatorias, probatorias y precautorias, en las cuales solo es necesario señalar "la acción que se propone deducir y
someramente sus fundamentos".(Art. 288 del C.P.C.).
La pretensión procesal determina el mantenimiento del proceso, la pretensión procesal mantiene
funcionalmente en vida al proceso. Esto no quiere decir que el proceso haya de conservar una armadura rígida durante
todo su desarrollo, guardando siempre dentro de sí un núcleo inconmovible que no pueda sufrir la variante más ligera.
Por el contrario, nada se opone a que la pretensión procesal, conservando su existencia, experimente un cierto
desarrollo durante la pendencia procesal, lo que explica las modificaciones que puede experimentar a lo largo de la
pendencia, que permiten hablar metafóricamente desde luego, de una biología de la pretensión procesal. El cambio de
los sujetos de la pretensión mediante la transmisión de la titularidad de la misma de una a otra persona, fenómeno que
cabe llamar transmisibilidad de la pretensión; el cambio en el bien de la vida a que la pretensión se refiere; el cambio en
la petición o en los acaecimientos de hecho que le sirven de título, son todas las vicisitudes que pueden,
evidentemente, producirse en el proceso y que no afectan a su existencia en tanto perdure el núcleo esencial de la
pretensión a que debe la vida. Cabe hablar, pues, de un efecto de la pretensión conservatorio del proceso, sin perjuicio
del principio de transformabilidad, que lleva consigo por la misma razón, una modificación del proceso en que la
pretensión se deduce.
La pretensión procesal determina la conclusión de un proceso, puesto que cuando esta reclamación de parte
deja de existir por algún acaecimiento jurídico que tenga asignada esa eficacia el proceso debe terminar. “Cuando la
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pretensión desaparece, el proceso queda eliminado. Si la pretensión se satisface, entonces el proceso ha llegado a su fin
normal, y concluye mediante la decisión judicial, ya que la decisión judicial no quiere decir otra cosa que satisfacción de
una pretensión o, en palabras más amplias, expresión de una voluntad que decisoriamente examina y actúa o deniega
la actuación de una pretensión procesal. Si la pretensión procesal, sin llegar a quedar satisfecha, desaparece del mundo
del derecho, por ejemplo, porque, considerada como objeto de un acto de disposición, se admite la posibilidad de
revocarla íntegramente, entonces el proceso se extingue igualmente, sin que resulte justificada su ulterior continuación,
lo que explica que los actos de disposición de la pretensión, característicamente, el desistimiento, lleven consigo una
verdadera terminación anormal del proceso, esto es, una extinción en sentido técnico del mismo”. (Jaime Guasp
Derecho Procesal Civil. Tomo I. Página. 222 y 223. Civitas.4a edición.1998).

4.- Paralelo entre la acción, pretensión y demanda.


La acción es un concepto previo al proceso, y consiste en la facultad de recurrir a la jurisdicción para los efectos
de formular una pretensión que debe ser resuelta mediante un proceso.
La pretensión es una petición fundada formula por el actor y que pretende la subordinación del interés ajeno al
interés propio.
La demanda es el acto material que da nacimiento al proceso. Es una actividad procedimental de iniciación que
marca el comienzo cronológico del proceso y que encierra dentro de sí a la pretensión procesal.
La demanda es el vehículo para introducir la pretensión al proceso. La acción es una facultad de poner en
movimiento la jurisdicción que se diferencia del derecho material.

5.- Pretensiones múltiples:


Lo normal es que el proceso tenga por objeto la satisfacción de una sola pretensión.
Sin embargo, el legislador por razones de armonía y de economía procesal admite que dentro de un proceso se
pretenda la solución no de una, sino que de una pluralidad de pretensiones. En virtud de la armonía procesal, se
impone evitar decisiones contradictorias, lo que podría ocurrir si, ventilándose cada una de las pretensiones que tienen
elementos comunes en procesos diferentes, llegara el órgano jurisdiccional a resultados distintos y opuestos entre sí; y
la economía procesal, aconseja unificar el tratamiento de dos o más pretensiones entre las que existe una comunidad
de elementos para reducir el costo de tiempo, esfuerzo y dinero que supondría decidirlas por separado.
Se distinguen los siguientes tipos de pluralidad de pretensiones:
a.- Por razón de tiempo, se distingue la pluralidad de pretensiones inicial sucesiva.
La pluralidad inicial de pretensiones es la que se produce desde el inicio del proceso al contenerse en la
demanda la formulación de dos o más pretensiones.
La pluralidad sucesiva es aquella que se genera no con motivo de la interposición de una demanda, sino que con
posterioridad y luego de haber comenzado el proceso. Esta pluralidad sucesiva puede ser por inserción, que se produce
cuando la pretensión no se ha hecho valer procesalmente y ella se añade a otra pretensión que ha originado ya un
proceso el que se encuentra pendiente (ampliación de demanda, reconvención) o por acumulación, que se produce
cuando dos o más pretensiones que sean hecho valer en procesos distintos se acumulan de forma tal de pasar a formar
parte de un solo proceso (acumulación de autos).

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b.- Por razón de forma, hay tres tipos de pluralidad de pretensiones: la simple, la alternativa y la eventual o
subsidiaria.
La pluralidad simple es aquella en que las diversas pretensiones reunidas se reclaman todas de modo
concurrente, o sea que, para satisfacer al titular de la pretensión, debería el órgano jurisdiccional acogerlas todas frente
al sujeto pasivo de la misma.
La pluralidad alternativa es, por el contrario, aquella en que el titular, si bien reclama dos o más actuaciones
distintas, no pide que sean realizadas una y otra, sino que la verificación de cualquiera de ellas basta para satisfacerle. El
Juez o Tribunal no podrá entonces, por lo tanto, sin incurrir en incongruencia (ultrapetita), condenar al demandado, a la
realización de todas las prestaciones debidas.
La pluralidad eventual o subsidiaria es, finalmente, aquella en que el actor pide al órgano jurisdiccional, en
primer término, una sola actuación; pero en segundo lugar, subordinadamente, para el caso que la primera petición sea
denegada, formula otra pretensión.

La pluralidad inicial de pretensiones se contempla expresamente en el artículo 17 de nuestro Código de


Procedimiento Civil, al señalarnos que "en un mismo juicio podrán entablarse dos o más acciones con tal que no sean
incompatibles”.
Sin embargo, podrá proponerse en una misma demanda dos para que sean resueltas una como subsidiaria de la
otra".

En nuestra legislación, se permite la formulación de diversas pretensiones en una misma demanda, con la sola
limitación que no sean incompatibles entre sí.
Se estima que no son incompatibles entre sí todas las pretensiones que no son contradictorias entre sí, esto es,
que pueden ser cumplidas en forma simultánea.
Dos o más pretensiones son materialmente incompatibles cuando los efectos jurídicos o los simples efectos
económicos que tienden a producir no pueden subsistir simultáneamente, sino que se oponen entre sí. Así son
incompatibles las pretensiones en que un vendedor pide la resolución del contrato y el pago del precio. Pero es
evidente que este supuesto de incompatibilidad se refiere tan sólo a la acumulación simple no a la alternativa, ni mucho
menos a la eventual o subsidiaria, donde puede existir perfectamente esta posibilidad de simultanear. (Jaime Guasp
Derecho Procesal Civil. Tomo I. Página. 231. Civitas.4" edición.1998).
Si las pretensiones son incompatibles materialmente entre sí, ella puede ser salvada si la petición se formula
respecto de ellas en la demanda en forma subsidiaria.

Sin embargo, es menester tener presente que la pluralidad de pretensiones exige para que puedan hacerse
valer simultáneamente en una misma demanda que el tribunal sea competente para conocer de todas ellas y que las
pretensiones deban hacerse valer y tramitarse de acuerdo a un mismo procedimiento y no una de acuerdo con un
procedimiento y las otras de acuerdo con otro procedimiento
Si no concurre la competencia del tribunal y la identidad del procedimiento a aplicarse para la tramitación de
todas las pretensiones, ellas no podrán hacerse valer en forma simultánea, presentándose en este caso una
incompatibilidad procesal de carácter insalvable.

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LA DEFENSA DEL DEMANDADO.

1.- Concepto:
En sentido lato, la defensa del demandado no es más que el poder jurídico del demandado de oponerse a la
pretensión que el actor ha formulado frente a él y ante el órgano jurisdiccional.
Tanto el actor, mediante la acción, como el demandado mediante la excepción tienen un derecho al proceso.

2. La defensa del demandado.-


Ante la acción ejercitada por el demandante, formulando una pretensión mediante la interposición de la
demanda, el sujeto pasivo o demandado puede inaccionar o reaccionar.
De acuerdo con ello, el sujeto pasivo frente a la demanda deducida en su contra haciéndose valer en ella una
pretensión, puede adoptar las siguientes actitudes:

A.- Rebeldía o contumacia:


La rebeldía o contumacia es aquella situación que se produce en el proceso cuando el demandado asume una
actitud pasiva manteniéndose inactivo sin hacer nada.
La rebeldía no importa una aceptación por parte del demandado de la pretensión hecha valer por el actor en su
demanda, sino que por el contrario, implica una contestación ficta de la demanda en la que se tienen por negados
genéricamente los fundamentos de la pretensión.
De acuerdo con ello, la inactividad del demandado importa que el actor deberá necesariamente probar los
hechos en que funda su pretensión.
El artículo 318 del C.P.C., reconoce en su inciso primero está situación al señalarnos que "concluidos los
trámites que deben preceder a la prueba, ya se proceda con la contestación expresa del demandado o en su rebeldía, el
tribunal examinará por si mismo los autos y si estima que hay o puede haber controversia sobre algún hecho substancial
y pertinente en el juicio, recibirá la causa a prueba y fijará en la misma resolución los hechos sub tanciales y
controvertidos sobre los cuales debe recaer".
Además, en la primera instancia el demandado rebelde debe ser considerado respecto de todos los trámites,
notificándole las diversas resoluciones que se dicten, y debe acusársele las rebeldías respecto de cada trámite cuando
ello sea procedente por contemplarse plazos no fatales para que realice sus actuaciones.
En cambio, en segunda instancia, el apelado rebelde adquiere esta situación por el sólo ministerio de la ley si no comparece ante el
tribunal de alzada dentro del plazo contemplado para ese efecto, no siendo necesario notificarle de las resoluciones que se dicten, las cuales
producen sus efectos respecto del apelado rebelde desde que se pronuncien. Sin perjuicio de ello, el apelado rebelde puede comparecer en
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cualquier estado del recurso, pero ya no en forma personal, sino que representado por un procurador del número o abogado habilitado para el
ejercicio de la profesión. (Arts. 202 del C.P.C. y 398 inc.2° del C.O.T.)
NOTA: La rebeldía en segunda instancia a la que se acaba de hacer mención, sólo opera en relación a apelaciones repecto de causas
iniciadas con antelación al día 18 de junio de 2016. (Ley 20.886)

B.- Reacción.-
En cambio, si el demandado comparece al proceso puede asumir respecto de la pretensión hecha valer en su
contra en la demanda, alguna de las siguientes actitudes:
1º.- Allanamiento.
El allanamiento importa una aceptación o adhesión que presta expresamente el demandado a la pretensión
que ha hecho valer el sujeto activo en su demanda.
Para que un mandatario judicial se allane a la demanda requiere de contar con un poder con facultad especial
para ese efecto de conformidad con lo establecido en el inciso 2° del art.7° del C.P.C., al señalarnos que "no se
entenderán concedidas al procurador, sin expresa mención, la facultad de aceptar la demanda contraria",
El allanamiento, cuando es total, esto es, importa la aceptación de todos los fundamentos de hecho y de
derecho de la pretensión contenida en la demanda, no conlleva a la terminación del proceso en nuestro derecho, sino
que sólo libera al tribunal de la obligación de recibir la causa a prueba luego de concluido el periodo de discusión del
juicio de conformidad a lo establecido en el art.313 de C.P.C.-
Cuando el allanamiento es parcial, sólo se genera la omisión de la prueba respecto de los fundamentos de
hecho y de derecho de la demanda que son aceptados, debiendo recibirse la causa a prueba respecto del resto de los
hechos sobre los cuales no hubiere recaído el allanamiento del demandado

2º.- Oposición a la pretensión:


La oposición a la pretensión consiste en la declaración de voluntad del demandado, por la que se reclama del
órgano jurisdiccional frente al actor el rechazo de la pretensión formulada por éste. En la oposición a la pretensión, el
demandado solicita la desestimación por parte del tribunal de la pretensión hecha valer por el actor.
La oposición a la pretensión puede revestir las siguientes formas:
a.- La defensa negativa.
En un sentido estricto, la defensa consiste en la contestación de la pretensión que hace el demandado y en la
que procede a negar el elemento de hecho o de derecho que sirve de fundamento a la pretensión. Consiste en una
mera negativa que no lleva consigo ninguna afirmación respecto de un hecho nuevo.
La contestación de la demanda en la que el demandado se limita a formular meras alegaciones o defensas y no
a formular excepciones en relación con la pretensión formulada en la demanda, implican que la carga de la prueba
recaerá en la parte demandante, puesto que con aquellas el sujeto pasivo no introduce en el proceso un hecho nuevo
que tenga por objeto destruir la pretensión hecha valer.
Además, el tribunal no tiene que hacerse cargo de las alegaciones o defensas para su resolución en la parte
dispositiva del fallo, sino que ellas pueden ser analizadas por parte del tribunal en la parte considerativa de éste.

b. Las excepciones.

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Las excepciones son aquellas peticiones que formula el demandado, basadas en elementos de hecho y de
derecho que tienen eficacia extintiva, impeditiva o invalidativa del efecto jurídico afirmado como fundamento de la
pretensión.
Las excepciones se clasifican en nuestro derecho en:
b.1.- Excepciones dilatorias.
Las excepciones dilatorias son aquellas que se refieren a la corrección del procedimiento sin afectar el fondo de
la acción (pretensión) deducida, de conformidad a lo prescrito en el N°3 del artículo 303 del C.P.C..-
Las excepciones dilatorias son aquellas que versan sobre vicios del procedimiento y no se refieren a la
pretensión que se ha hecho valer por parte del actor.
Las excepciones dilatorias tienen un carácter taxativo, puesto que ellas se encuentran enumeradas en el art.
303 del C.P.C., pero genérico, atendido a que se pueden comprender en el número 6 todos los vicios del procedimiento
cuya corrección es posible solicitar del tribunal por esta vía, los cuales no se especifican. Así por ejemplo, es posible
solicitar por esta vía la nulidad del procedimiento por falta o defectuosa notificación de la demanda, la falta de
capacidad del demandado o personería o representación legal de quien ha sido emplazado en su nombre; etc.
Las excepciones dilatorias deben hacerse valer todas en un mismo escrito, antes de la contestación de la
demanda y dentro del término de emplazamiento. Las excepciones dilatorias suspenden la tramitación del juicio y
deben ser resueltas por el tribunal una vez concluida la tramitación del incidente que ellas genera.-
b.2.- Excepciones perentorias.
Son aquellas que tienen por objeto destruir el fundamento de la pretensión e importan la introducción al
proceso de un hecho nuevo de carácter impeditivo, modificativo o extintivo de la pretensión del actor.
Nuestra Jurisprudencia ha definido la excepción perentoria como todo título o motivo jurídico que el
demandado invoca para destruir, enervar y, más propiamente dicho, para hacer ineficaz la acción del actor, como por
ejemplo, la prescripción, el pago de la deuda, etc. (Corte Suprema.18.8.1964.R.D.J. T.61.Sec.1 pág. 252.)
Las excepciones perentorias normalmente se confunden con los modos de extinguir las obligaciones que se nos
señalan en el Código Civil, sin perjuicio de tener presente que nuestra jurisprudencia ha otorgado también ese carácter
a excepciones de carácter procesal como sucede con la falta de jurisdicción, la falta de legitimación para obrar, la cosa
juzgada, etc.
La contestación de la demanda en la que el demandado formula excepciones en relación con la pretensión
formulada en la demanda, implican que la carga de la prueba recaerá en el demandado y no el demandante (reus in
exceptione actor fit), puesto que con ellas el sujeto pasivo introduce en el proceso un hecho nuevo de carácter
impeditivo, modificativo o extintivo que tiene por objeto destruir la pretensión hecha valer.
Finalmente, el tribunal tiene que pronunciarse acerca de las excepciones hechas valer por el demandado en la
parte dispositiva de la sentencia definitiva, debiendo contener las consideraciones de hecho y de derecho en las que se
basa para emitir pronunciamiento.(Art. 170 N°6 del C.P.C.)
b.3.- Excepciones mixtas.
Son aquellas excepciones que no obstante tener el carácter de perentorias, el legislador posibilita al
demandado hacerlas valer como excepciones dilatorias antes de la contestación de la demanda.
Las excepciones de carácter perentorio que el legislador posibilita hacerlas valer como excepciones dilatorias
son las de cosa juzgada y transacción.

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Formuladas las excepciones de cosa juzgada y transacción como dilatorias el tribunal puede fallarlas luego de
concluida la tramitación del incidente que ellas generan, o estimarlas que son de lato conocimiento, en cuyo caso
mandará contestar la demanda y se reservará el fallo de esas excepciones para la sentencia definitiva. (Art. 304 del
C.P.C.).

b.4.- Excepciones anómalas.


Son aquellas excepciones perentorias que el legislador posibilita al demandado para deducirlas por escrito con
posterioridad a la contestación de la demanda durante todo el curso del juicio, hasta la citación para oír sentencia en
primera instancia y hasta la vista de la causa en segunda instancia. (Art. 309 del C.P.C.).
Revisten el carácter de excepciones perentorias que anómalamente se pueden hacer valer durante el curso del
juicio con posterioridad a la contestación de la demanda las de: prescripción (extintiva), cosa juzgada (excepción de),
transacción, y pago efectivo de la deuda, siempre que se funde en un antecedente escrito.
Estas excepciones anómalas si se formulan en primera instancia, después de recibida la causa a prueba, se
tramitarán como incidentes, que pueden recibirse a prueba, si el tribunal lo estima necesario, y se reservará su
resolución para definitiva.
Si se deducen en segunda, se seguirá igual procedimiento, pero en tal caso el tribunal de alzada se pronunciará
sobre ellas en única instancia.

C.- La Reconvención.
La reconvención es una “contrademanda” del demandado frente al demandante, que se deduce utilizando el
procedimiento judicial originado por iniciativa de este último.
En términos más simples, se dice que la reconvención es la demanda del demandado en contra del
demandante, en el mismo juicio.
El demandado puede en el proceso no solo adoptar una actitud defensiva para los efectos de obtener el
rechazo de la satisfacción de la pretensión hecha valer frente a él, sino que además puede adoptar una actitud agresiva
haciendo valer el demandado una pretensión en contra del demandante, quien pasa a ser sujeto pasivo respecto de
ella.
Si el demandado deduce una reconvención amplía el ámbito objetivo del proceso, puesto que introduce en él
una nueva pretensión.
La razón por la cual se permite al demandado deducir la reconvención obedece a un principio de economía
procesal, puesto que se permite que mediante un mismo procedimiento se resuelva tanto la pretensión del
demandante hecha valer en su demanda como la pretensión del demandado hecha valer en su r convención.-
La oportunidad en la cual el demandado debe deducir su reconvención es en el escrito de contestación de la
demanda.(art. 314 del C.P.C.) De acuerdo con ello, dicho escrito se sumara: En lo principal : contesta la demanda. En el
Primer otrosí: Deduce demanda reconvencional.
La reconvención se substanciará y fallará conjuntamente con la demanda principal (art. 316 del C.P.C.), por lo
que ella deberá ser notificada al demandante, quien podrá asumir respecto de la reconvención las mismas actitudes
que el demandado respecto de la demanda.

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Los requisitos que se contemplan para que el demandado pueda deducir su reconvención en contra del
demandante en nuestro Código de Procedimiento Civil son:
a.- Que el tribunal tenga competencia para conocer de la reconvención estimada como demanda. (Art. 315 del
C.P.C. y 111 y 124 del C.O.T.)
b.- Que la contrapretensión se encuentre sometida en su tramitación al mismo procedimiento de la demanda y
que se admita la formulación de ella de acuerdo con el procedimiento según el cual se tramita la demanda.
Para los efectos de deducir la reconvención no se ha contemplado por parte de nuestro legislador en el Código
de Procedimiento Civil un vinculo de conexión entre la demanda y contestación de la demanda diferente a la conexión
subjetiva, en cuanto a que la reconvención sólo puede ser deducida por el demandado en contra del demandante y no
de un tercero.

EL EMPLAZAMIENTO
I.- Concepto.
El emplazamiento es el llamamiento con plazo hecho por el juez, citando a alguna persona para que
comparezca en un proceso o instancia a manifestar su defensa o a cumplir con lo que se mandare.(Couture)
Es la notificación que se le hace a la parte para que dentro de un determinado plazo haga valer sus derechos.

2.- Elementos.
El emplazamiento siempre se encuentra compuesto de dos elementos:
1.- Existencia de una notificación.
2.- Transcurso del plazo para que se hagan valer los derechos.
Para analizar el emplazamiento dentro del proceso es menester distinguir entre el emplazamiento de la primera
o única instancia y el emplazamiento de la segunda instancia.

3.- Elementos del emplazamiento en la primera o única instancia.


El emplazamiento en la primera o única instancia se encuentran compuestos de los siguientes dos elementos:
A.- Notificación válida de la demanda y de la resolución que recaiga en ella:
La notificación de la demanda y de la resolución que en ella recaiga debe efectuarse en forma personal al
demandado, puesto que normalmente la demanda constituye la primera gestión judicial que se realiza dentro del
proceso, de acuerdo a lo previsto en el artículo 40 del Código de Procedimiento Civil.
Excepcionalmente, al demandado no deberá notificársele personalmente la demanda y la resolución que en ella
recaiga en caso que el proceso se hubiere iniciado con anterioridad a su presentación por una medida prejudicial
propiamente tal, probatoria o precautoria notificada al futuro demandado o mediante una gestión preparatoria de la
vía ejecutiva.
En estos casos, la notificación de la demanda y de la resolución del tribunal que en ella recaiga podrá efectuarse
al demandado por el estado diario, o por cédula si el tribunal así lo ordena. En el caso del juicio ejecutivo que se hubiere
iniciado por una gestión preparatoria esta situación se regula específicamente en el inciso segundo del N° 1 del artículo
443 del C.P.C..-

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Al actor o demandante, siempre se le notifica la resolución que recaiga en la demanda por el Estado Diario de
acuerdo a lo establecido en el inciso final del artículo 40 del C.P.C..-

B.- Transcurso del plazo que la Ley otorga al demandado para hecer valer sus derechos frente a la demanda
deducida en su contra.
El término de emplazamiento o plazo que el demandado tiene para comparecer a hacer valer sus derechos
respecto de la demanda interpuesta en el proceso se cuenta desde la notificación de ella y su extensión varía de
acuerdo a la naturaleza del asunto.
No existe un plazo o término de emplazamiento único, sino que el varía en los diversos procedimientos que
contempla el legislador.,
Dentro del juicio ordinario civil de mayor cuantía, el término de emplazamiento para que el demandado
oponga las excepciones dilatorias o presente su escrito de contestación de la demanda puede ser:
-De 15 días si el demandado es notificado en la comuna donde funciona el tribunal.
- De 15 días, más 3 días, si el demandado es notificado dentro del territorio jurisdiccional, pero fuera de los
límites de la comuna que sirve de asiento al tribunal
-De 18 días, más los días de aumento contemplados en la tabla de emplazamiento que cada cinco años
confecciona la Corte Suprema si el demandado es notificado fuera del territorio jurisdiccional del tribunal, sea dentro o
fuera del país.
Este término de emplazamiento del juicio ordinario contemplado en los artículos 258 y 259 del C.P.C. tiene
importancia, puesto que él deberá aplicarse en todos los casos en que el legislador se refiere en sus disposiciones al
término de emplazamiento sin señalar su extensión. Esta situación es la que se produce por ejemplo en los casos
contemplados en los artículos 5, 21 y 492 del Código de Procedimiento Civil.

No obstante, es menester tener presente que el término de emplazamiento no siempre tiene la extensión que
se contempla dentro del juicio ordinario, sino que este varía de acuerdo a los diversos procedimientos.
En el juicio sumario, el término de emplazamiento se cuenta desde la última notificación, que normalmente es
la del demandado, y es de:
- De 5 días, si el demandado es notificado en el territorio jurisdiccional del tribunal.
- De 5 días, más los días de aumento contemplados en la tabla de emplazamiento que cada cinco años
confecciona la Corte Suprema si el demandado es notificado fuera del territorio jurisdiccional del tribunal, sea dentro o
fuera del país.
Este plazo en el juicio sumario es para que las partes comparezcan ante el tribunal a un comparendo de
discusión.
En el juicio ejecutivo, el término de emplazamiento, que se cuenta desde el requerimiento de pago que tiene
el carácter de plazo individual y para que el demandado presente su escrito de oposición de excepciones, tiene la
duración siguiente:
- De 4 días si el demandado es requerido de pago en la comuna donde funciona el tribunal.
- De 8 días, si el demandado es requerido de pago dentro del territorio jurisdiccional, pero fuera de los límites de
la comuna que sirve de asiento al tribunal.

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- De 8 días, mas los días de aumento contemplados en la tabla de emplazamiento que cada cinco años
confecciona la Corte Suprema si el demandado es requerido de pago fuera del territorio jurisdiccional del tribunal, sea
dentro o fuera del país.

El emplazamiento en la primera o única instancia constituye un trámite esencial para la validez del
procedimiento (Art. 795 N° 1 del C.P.C.), por lo que la omisión de los elementos que lo configuran en el proceso
posibilita que en contra de la sentencia definitiva o de las interlocutorias que pongan término al juicio o hagan
imposible su continuación que en él se dicte se interponga el recurso de casación en la forma.(art. 768 N° 9 del C.P.C.).-
Por otra parte, el artículo 80 del C.P.C. posibilita al demandado rebelde para solicitar que se declare la nulidad
de todo lo obrado en caso de acreditar que no se le ha hecho llegar las copias de la demanda y resolución recaída en
ella o que ellas no son exactas en su parte substancial.

4.- Elementos del emplazamiento en la segunda instancia:


El emplazamiento en la segunda instancia se encuentran compuesto por los siguientes dos elementos:
A.-Notificación válida de la resolución que concede el recurso de apelación.
El emplazamiento para la segunda instancia se encuentra relacionado con la interposición, conocimiento y fallo
del recurso de apelación.
El primer elemento del emplazamiento para la segunda instancia acaece ante el tribunal de primera instancia, y
se configura por la notificación de la resolución que pronuncia ese tribunal concediendo un recurso de apelación
deducido ante él para ante el tribunal que ha de conocer de la segunda instancia.
La notificación de la resolución que concede el recurso de apelación se notifica a las partes ante el tribunal de
primera instancia por el estado diario.
En consecuencia, el primer elemento para la segunda instancia se encuentra configurado por la notificación de
la resolución que concede el recurso de apelación y este trámite se debe efectuar ante el tribunal de primera instancia.

B.-Transcurso del plazo para comparecer ante el Tribunal de segunda instancia:


En este punto debemos distinguir la fecha de inicio de la causa. En efecto, conforme al artículo 2 transitorio de
la Ley 20.886, debemos disntinguir entre aquellas iniciadas hasta el 17 de junio de 2016 y despúes de dicha fecha.
a) Causas iniciadas hasta el día 17 de junio de 2016:
El segundo elemento del emplazamiento para la segunda instancia se encuentra configurado por el transcurso del plazo que la ley
establece para comparecer ante el tribunal de alzada. (art. 200 CPC)
Este plazo comienza a correr desde el hecho material consistente en el certificado del secretario del tribunal de alzada de haber
ingresado los antecedentes correspondientes al recurso de apelación.
El plazo fatal para que las partes comparezcan ante el tribunal de segunda instancia, que se cuenta desde el certificado de ingreso, varía
de acuerdo a la ubicación del tribunal de primera instancia en relación con la del tribunal de alzada, pudiendo ser éste a saber:
- De cinco días, si el tribunal de primera instancia funciona dentro de la comuna del tribunal de alzada.
- De cinco días, más un aumento de tres días del inciso 2° del artículo 258 del CPC , si el tribunal de primera instancia funciona fuera de
la comuna, pero dentro del territorio jurisdiccional del tribunal de alzada
- De cinco días más tres días, más el aumento de la tabla de emplazamiento si el tribunal de primera instancia funciona fuera del
territorio jurisdiccional del tribunal de alzada.

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Este caso por regla general no es posible de ser concebido. En efecto, el actual artículo 55 del COT establece el territorio jurisdiccional
de las diversas Cortes de Apelaciones y todos los Tribunales de primera instancia que de ellas dependen funcionan dentro de este territorio
jurisdiccional, por lo que no es posible concebir el otorgamiento de esta ampliación. Excepcionalmente, sólo podría darse esta situación en caso de
subrogación de una Corte de apelaciones por otra para conocer del recurso.-

Los efectos que genera la falta de comparecencia de las partes ante el tribunal de segunda instancia son muy disímiles según si las falta
de comparecencia se refiere al apelante o al apelado.
Si quien no comparece dentro de plazo es el apelante, se debe declarar la deserción del recurso de apelación, generándose el término
de éste.
En cambio, si quien no comparece dentro del plazo es el apelado, no se produce la deserción del recurso de apelación, sino que éste
continúa con su tramitación teniéndose al apelado por rebelde por él solo ministerio de la ley respecto de todos los trámites posteriores hasta su
comparecencia, sin ser necesario notificarle las resoluciones que se dicten, las que producen efectos respecto del apelado rebelde desde que se
dicten.
Este segundo elemento para el emplazamiento de la segunda instancia se debe efectuar ante el tribunal de la segunda instancia.
En consecuencia, en el emplazamiento para la segunda instancia que se abre con motivo de la interposición del recurso de apelación, el
primer elemento del emplazamiento que es la notificación de la resolución que concede el recurso de verifica ante el tribunal de la primera
instancia; pero el segundo elemento consistente en el transcurso del plazo para comparecer ante el tribunal de segunda instancia se verifica ante
éste.
El emplazamiento en la segunda instancia también constituye un trámite esencial para la validez del procedimiento (Art. 800 N° I del
C.P.C.), por lo que la omisión de los elementos que lo configuran en el proceso posibilita que en contra de la sentencia definitiva o de las
interlocutorias que pongan término al juicio o hagan imposible su continuación que se dicten en la segunda instancia se interponga el recurso de
casación en la forma. (art. 768 N° 9 del C.P.C.).-

b) Causas iniciadas con posterioridad al día 17 de junio de 2016:


La Ley 20.886, en su artículo 12 nº 21 modificó el artículo 200 del C.P.C. que contemplaba el deber de
comparecencia en segunda instancia.
La norma actual, eliminó tal deber de comparecencia (y consecuencialmente lo efectos de la incomparecencia,
entre ellos la deserción); disponiendo el artículo 200 en su actual redacción, que el Tribunal de alzada certificará en la
carpeta electrónica el ingreso de la causa, que también es electrónico.
En otras palabras, en relación a las causas iniciadas post 17 de junio de 2016, no existe la obligación de
comparecer ante el Tribunal de alzada.

EFECTOS DE LA NOTIFICACION VALIDA DE LA DEMANDA.-


A partir de la notificación válida de la demanda se configura el primer elemento del emplazamiento, y con ella
se generan importantes efectos de carácter procesal y civil.
1.- De carácter procesal.
a) El proceso pasa a tener existencia legal, creándose un vínculo de las partes entre sí y de estas con el tribunal.
De acuerdo con ello, las partes permanecen ligadas ante ese tribunal para la resolución del conflicto y el tribunal se
encuentra obligado a dictar sentencia para su resolución, a menos de producirse un término anormal del procedimiento
durante su tramitación.
b) A partir de la notificación de la demanda se produce la radicación de la competencia para el conocimiento
del asunto ante el tribunal.

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c) A partir de la notificación de la demanda precluye la facultad del demandante de retirar materialmente la
demanda deducida ante el tribunal.
El demandante, a partir de la notificación de la demanda, sólo puede desistirse de la demanda, y la resolución
que acoge el desistimiento extingue la pretensión hecha valer, pudiendo oponerse la cosa juzgada respecto de
cualquier otro proceso posterior en el cual se quiera hacer valer la pretensión desistida.
d) Las partes tienen la obligación de realizar las actuaciones necesarias para que el procedimiento avance.
Si las partes del proceso civil permanecen inactivas sin realizar actuaciones útiles para darle curso al
procedimiento por más de seis meses contados desde la última resolución recaída en una gestión útil, el demandado
podrá solicitarle al tribunal que declare el abandono del procedimiento.
El abandono del procedimiento no extingue las pretensiones que se hubieren hecho valer dentro de él, pero
genera la pérdida de todo lo obrado en el procedimiento, incluida la notificación de la demanda con las trascendentales
consecuencias que ello puede tener para la interrupción civil de la prescripción.
e) La sentencia declarativa produce efectos desde que se notifica la demanda La sentencia constitutiva
produce efectos erga omnes desde que se notifica la sentencia misma.
f) A partir de la notificación de la demanda se genera el estado de litis pendencia, pudiendo el demandado
oponer la excepción dilatoria del mismo nombre en caso que el demandante pretenda con posterioridad iniciar un
nuevo proceso respecto del cual concurra la triple identidad respecto de aquel que se encuentra pendiente.

2.- De carácter civil:


A partir de la notificación de la demanda, se han contemplado en el Código Civil los siguientes efectos:
a.- Se constituye en mora al deudor, puesto que la notificación de la demanda es la interpelación necesaria que
se contempla al efecto en el artículo 1551 N° 3 del C.C..
b.- Se transforman en litigiosos los derechos para los efectos de su cesión de acuerdo a lo previsto en el
artículo 1911 del C.Civ.
c.- Se interrumpe civilmente la prescripción adquisitiva y extintiva de acuerdo a lo establecido en los artículos
2.503 y 2.518 del C. Civil.
d.- La prescripción extintiva de corto tiempo se transforma en prescripción de largo tiempo conforme a lo
previsto en el artículo 2.523 del C. Civil.
e.- Impide que el pago por consignación sea calificado de suficiente por el tribunal en la gestión voluntaria,
debiendo ella efectuarse en el juicio que se hubiere iniciado o se encontrare pendiente al efecto de acuerdo a lo
previsto en el artículo 1.603 del C. Civil.

LOS PRESUPUESTOS
PROCESALES
1.- Concepto.

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Los presupuestos procesales son aquellos antecedentes necesarios que deben concurrir para que el juicio tenga
una existencia jurídica y validez formal.
De acuerdo con esta definición, nos encontramos en que es posible distinguir los presupuestos procesales de
existencia, esto es, aquellos antecedentes que deben concurrir para que nos encontremos ante un proceso para que
tenga una existencia jurídica, y presupuestos procesales de validez, esto es, aquellos antecedentes que deben concurrir
para que un proceso no obstante poseer una existencia jurídica, tenga una validez formal.

2.- Presupuestos procesales de existencia.


Los presupuestos procesales que deben concurrir para que nos encontremos ante un juicio que tenga existencia
jurídica son los siguientes:
a.- La existencia de un juez que ejerza jurisdicción
b.- La existencia de partes
c.- La existencia de un conflicto o litigio.

En caso de faltar alguno de tales presupuestos de existencia de un proceso, se generan las siguientes
situaciones:
-El proceso es inexistente y los actos realizados en él no generan efecto alguno
-El tribunal no está obligado a proveer la demanda para dar inicio a un proceso si constata la falta de
concurrencia de un presupuesto de existencia del proceso.
-No se genera el estado de litispendencia, puesto que no existe un proceso que lo genere.
-No se produce una vez firme la sentencia la cosa juzgada, sino que estamos en presencia de solo una cosa
juzgada aparente.
-Las partes pueden desconocer en cualquier momento el fallo por cualquier vía, sin que exista un plazo para
que se pueda sanear la inexistencia.
-No se puede producir la convalidación del acto inexistente ni por voluntad de las partes ni por transcurso del
tiempo.
-No es procedente interponer recursos, puesto que ellos están destinados a impugnar una sentencia que tenga
una existencia jurídica.
-Nuestra Jurisprudencia ha señalado que la vía para alegar la falta de presupuestos de existencia es la
formulación de una excepción perentoria. Sin embargo, se ha sostenido por la doctrina que la inexistencia sólo requiere
ser constatada por el juez tan pronto compruebe que el negocio jurídico que se invoca le falta un presupuesto de
existencia.

3.- Presupuestos procesales de validez.


Los presupuestos procesales que deben concurrir para que nos encontremos ante un juicio que tenga existencia
jurídica son los siguientes:
a.- La existencia de un tribunal competente
b.- La capacidad de las partes
c.- El cumplimiento de las formalidades legales contempladas para el desarrollo del procedimiento.

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En caso de faltar alguno de tales presupuestos de validez de un proceso, se generan las siguientes situaciones:
- El tribunal se encuentra facultado en diversos preceptos legales para, apartándose del principio de la
pasividad, adoptar diversas medidas de oficio durante el curso del procedimiento para prevenir o declarar la nulidad de
un proceso por la falta de un presupuesto de validez de éste, siendo las principales de ellas las siguientes:
a.- No dar curso a la demanda en caso de no cumplir con alguno de los tres primeros requisitos
contemplados en el art.254 del C.P.C. (art. 256)
b.- No proveer la primera presentación en juicio en que no se contenga la constitución del patrocinio y no
proveer apercibiendo de tenerse este por no presentado si no se ha constituido el poder.
c.- Declarar de oficio su incompetencia absoluta
d.- Declarar de oficio la nulidad procesal (art. 83 del C.P.C.)
e.- Corregir de oficio los errores que observe en la tramitación del proceso. (Art. 84 inc. Final del C.P.C.)
f.- Casar de oficio la sentencia en la cual concurre un vicio que hace procedente el recurso de casación en
la forma.(art. 775 C.P.C.)

- Las partes pueden durante el curso del proceso alegar la nulidad procesal que afecta al proceso o a un acto
específico de este mediante alguna de las siguientes vías:
a.- Deduciendo una excepción dilatoria
b.- Formulando un incidente de nulidad procesal
c.- Deduciendo un recurso de casación en la forma
d.- Ejerciendo la acción de revisión en los casos excepcionales que la ley contempla.

-El proceso nulo y los actos realizados en él generan todos sus efectos jurídicos mientras no sea declarada la
nulidad.
-El proceso nulo genera el estado de litispendencia, y este permanece vigente con todos sus efectos mientras
no se declare la nulidad.
-La nulidad procesal debe ser declarada, salvo disposición expresa de ley en contrario, sólo en el caso que el
vicio irrogue un perjuicio a las partes que sea reparable sólo con la invalidación del fallo.
-La sentencia dictada en un proceso una vez firme produce cosa juzgada, puesto que han precluído los medios
de impugnación para reclamar del vicio. Excepcionalmente, se puede pretender la declaración de nulidad en los casos
específicos que se contemplan en el llamado recurso de revisión.
-Las partes sólo pueden alegar la nulidad dentro del proceso y antes de que se encuentre ejecutoriado el fallo,
puesto que la cosa juzgada produce el saneamiento de los vicios de nulidad procesal.
-El acto nulo puede ser convalidado por voluntad expresa de las partes y por transcurso del tiempo, en caso de
no ejercerse los medios para reclamar la nulidad dentro del término establecido en la ley.
-El recurso contemplado en la ley para alegar la nulidad procesal por haberse dictado una sentencia viciada o
emanar de un procedimiento viciado es el recurso de casación en la forma.

4.- La oponibilidad procesal:

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Para el desarrollo de la inoponibilidad procesal se ha acudido a la obra del profesor Juan Colombo Campbell,
denominada "los Actos Procesales", quien en el Tomo II de ellas, páginas 522 y siguientes, ha abordado por primera vez
en forma orgánica en nuestro ramo dicho tema, debiendo para profundizar los conceptos aquí extractados acudirse al
estudio de ella.
Como claramente nos señala el profesor Colombo, además de la inexistencia y de la nulidad del proceso, se
contempla en la doctrina la sanción de ineficacia de la inoponibilidad del proceso.
El acto procesal es oponible cuando produce efectos con relación a las personas a quienes está destinado; es
inoponible en todos los demás casos. La inoponibilidad debe examinarse dentro del esquema de los actos procesales,
puesto que impide que el acto produzca sus efectos normales.
La inoponibilidad tiene su fundamento en los efectos relativos del proceso y de la sentencia que en él se dicte y,
como consecuencia, la protección de los terceros que no pueden verse afectados por lo decidido por el órgano
jurisdiccional.
La ineficacia puede tener diversos grados. Es necesario distinguir de pronto, de la nulidad en sus diferentes
aspectos, la inoponibilidad. El acto declarado nulo, en principio, no produce, respecto de nadie, los efectos a que estaba
destinado, ya sea desde el origen o a partir de la declaración judicial de nulidad. Pero a veces un acto es ineficaz sólo
respecto de los terceros o de ciertos terceros, conservando su validez para regir las relaciones entre las partes. Se trata
entonces de una simple inoponibilidad. En otros términos, entre las partes el acto es válido y eficaz, pero no es oponible
a los terceros: éstos pueden considerarlo como no celebrado.
El termino inoponibilidad ha nacido con la doctrina moderna, que ha dado este nombre a la sanción que priva
de efectos a un acto contra terceras personas que no han concurrido a su celebración.
Para el análisis de la oponibilidad e inoponibilidad de los actos procesales debe distinguirse entre la
oponibilidad del proceso y de la sentencia y recordar el concepto de parte y de terceros.
En cuanto al proceso, recuerde que éste se forma al vincularse el juez, las partes y el conflicto.
En tomo a la relación procesal que genera oponibilidad, ella se genera a partir de la constitución de la relación
procesal. La del actor surge con el juez cuando el juez acoge el ejercicio de la acción y abre el proceso, y la del sujeto
pasivo cuando es debidamente emplazado conforme a las reglas precisas que contienen los Códigos de Procedimiento.
En cuanto a las partes la inoponibilidad procesal está fuertemente vinculada a los efectos de las sentencias
jurisdiccionales. Concordante con este presupuesto, el artículo 177 del Código de Procedimiento Civil, que contiene los
requisitos de la cosa juzgada, establece que la sentencia sólo afectará a las personas en cuanto hayan litigado en un
proceso con un objeto y con una causa determinados. En otras palabras, es el conflicto sometido a proceso y los sujetos
vinculados a él lo que hace que los efectos de la sentencia les sean oponibles.
Por el contrario, lo resuelto por la sentencia será inoponible al resto de las personas y conflictos. Los actos
procesales ejecutados en un proceso no son oponibles a los terceros absolutos, entendiéndose por tales a todos
aquellos a que no vincula la relación procesal.
Este fenómeno jurídico se presenta fundamentalmente cuando el sujeto pasivo no ha sido emplazado de
manera alguna en el proceso. No se trata aquí de que haya sido mal emplazado, sino que no haya sido emplazado. Igual
situación se presenta con la extra petita en función del conflicto. En tales situaciones, no estamos frente a un problema
de inexistencia o de nulidad procesal, sino de una posición de inoponibilidad de la sentencia y de todos los actos del
proceso, con relación a quienes no fueron vinculados en tiempo y forma en él.

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En los casos en que nos encontremos ante la concurrencia de la falta de presupuestos de oponibilidad de un
proceso, se generan las siguientes situaciones:
-La inoponibilidad debe hacerse valer por un tercero en contra de quien se pretende hacer valer un acto
procesal o una sentencia.
-La inoponibilidad se puede hacer valer en contra de toda persona que pretenda prevalerse del acto o de la
nulidad afectada de ineficacia.
-La inoponibilidad puede oponerse generalmente como excepción o defensa del proceso.
-La inoponibilidad no es una sanción que tenga por objeto atacar el acto mismo, sino sus efectos.
-La inoponibilidad da eficacia al debido proceso al permitir a los terceros defenderse respecto de la eficacia de
actos de un proceso o de una sentencia del cual no han sido partes.
-Para reclamar la inoponibilidad no hay plazos y los actos no se convalidan por el transcurso del tiempo.
-Los actos inoponibles pueden ser ratificados por las partes
-La inoponibilidad está vinculada a los limites subjetivos y objetivos de la cosa juzgada.
-La inoponibilidad procesal se encuentra reconocida en nuestro ordenamiento jurídico en relación a los efectos
de la sentencia en relación a las partes y el conflicto (art. 30 inc 2° C. Civ, arts. 177, 254 N' 2, 303 N° 2, y 170 N° 1 del
C.P.C.), la inoponibilidad en el cumplimiento del fallo (art.234 inc. 20 del C.P.C.) y en la agencia oficiosa procesal (art.6
del C.P.C.).

LOS ACTOS JURIDICOS PROCESALES.

I.- Generalidades.
Los miembros de una comunidad civilizada saben anticipadamente que el proceso, cuando no tenga cabida la
autodefensa o no se haya arribado o no sea admisible la autocomposición, constituye el medio normal para la
resolución de los conflictos jurídicamente trascendentes que se susciten dentro de la sociedad.
Todos los actos que configuran el proceso constituyen una unidad, que tiene un carácter teleológico, cuyo fin es
la decisión del conflicto mediante un juicio de autoridad que adquiera el carácter de cosa juzgada.
Sin embargo, el proceso es una idea de carácter abstracta y por ello era menester que se estableciera una
forma externa que canalizara su desarrollo o avance para arribar a su fin propio. La forma externa destinada a canalizar
este desarrollo del proceso para arribar al fallo del conflicto es el procedimiento. Por procedimiento entendemos.; "el
sistema racional y lógico que determina la secuencia o serie de actos que deben realizar las partes y el tribunal para
obtener los fines del proceso."
Es así como el proceso es la totalidad, la unidad. El procedimiento es la sucesión de los actos en su sentido
dinámico, de movimiento. Cada acto se encuentra vinculado y coordinado a un grupo más o menos numeroso de actos
procesales que se suceden en el tiempo y forman una serie continua, como los anillos de una cadena: el grupo forma
unidad que toma el nombre de procedimiento, y los actos singulares son, respecto de esta unidad, los elementos
constitutivos.

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Los actos están, ante todo, vinculados por la unidad del fin, entendido en sentido formal, en cuanto están
dirigidos a provocar y preparar el acto final que cumplirá y cerrará el procedimiento. Cada acto tiene, desde luego, una
finalidad inmediata propia, que lo califica en su individualidad, pero esta finalidad inmediata no tiene otra razón de ser
que la de representar un paso hacia un objeto más lejano, que es común a todos los actos y es la formación del acto
final, que resumirá el entero procedimiento y constituirá su resultado. (Liebman).
Es así como los actos procesales son los actos jurídicos del proceso, el cual se compone, como hemos dicho, de
una sucesión de actos tendientes a un fin. La relación procesal significa una combinación de estos actos. (Vescovi),
siendo la oportunidad, forma y lugar en que ellos deben ser llevados a cabo establecida por el procedimiento. Corno
señala el profesor Colombo, el proceso vendría a ser una secuencia de actos ligados por la relación procesal; podría
compararse con una tira cinematográfica en que los actos procesales representan cada uno de los cuadros de la misma;
éstos aisladamente, carecen de sentido, pero vistos y proyectados en el tiempo y en el espacio tienen un contenido y un
fin.

II.- Concepto general:


Se llaman hechos jurídicos procesales a aquellos acontecimientos o aquellas circunstancias de hecho relevantes,
a los cuales o a las cuales el derecho procesal objetivo vincula efectos jurídicos procesales, esto es, el nacimiento, la
modificación o la extinción de las relaciones jurídicas procesales. (Rocco)
Dentro de los hechos jurídicos procesales se distinguen los hechos jurídicos procesales propiamente tales
(hechos jurídicos involuntarios o hechos naturales) y los hechos jurídicos procesales voluntarios (actos jurídicos
procesales).
El acto jurídico procesal no viene a ser más que una especie del acto jurídico, diferenciándose de éste
fundamentalmente en que está destinado a producir sus efectos en el proceso.
Es por ello, que los actos jurídicos procesales se rigen por las disposiciones del derecho sustancial y cuando
corresponda por ciertas disposiciones especiales establecidas por el Derecho Procesal modificatorias de los requisitos y
efectos establecidos por aquel.
En nuestro Derecho Procesal no existe una regulación orgánica y específica de la teoría de los actos procesales ,
debiendo por ello aplicarse siempre en forma supletoria la teoría del acto jurídico desarrollada en los artículos
pertinentes del Código Civil según lo previsto en el art. 4 de ese cuerpo legal. En consecuencia, se deberán aplicar los
artículos 1445 a 1469 y 1681 y sgtes. del Código Civil al acto jurídico procesal en todas aquellas materias de éste no
reguladas por nuestros Códigos Procedimentales y que no pugnen con la naturaleza del proceso.

III.- Concepto de hecho jurídico procesal.


El hecho jurídico propiamente tal es aquel suceso de la naturaleza que produce consecuencias de derecho.
El hecho jurídico es procesal cuando éste produce efectos en el proceso.
Desde el punto de vista del derecho procesal, es evidente que existen hechos en sí mismos jurídicamente
indiferentes y otros que pueden afectar el proceso, por lo cual son regulados por nuestra ciencia.
Así, el transcurso del tiempo adquiere en el proceso - en determinados casos - excepcional trascendencia, al
punto que se le ha catalogado como el hecho de la naturaleza más importante desde el punto de vista del proceso
(Alsina). Existen también otros, como el terremoto, la inundación, etc, que pueden influir, por ejemplo, para

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imposibilitar a una parte o tercero concurrir al tribunal para realizar un acto. Por otro lado, están los hechos humanos
(como un parto, el nacimiento, la muerte) que también pueden influir. (Vescovi)
Por su parte, Couture nos señala como ejemplos de hechos jurídicos procesales la pérdida de la capacidad de
una de las partes, la amnesia de un testigo, la destrucción involuntaria de una o más piezas de un expediente.
Dentro de nuestro Código de Procedimiento Civil nos encontramos con la mención de los siguientes hechos
jurídicos procesales:
a) La fuerza mayor (art.79 CPC);
b) La cesación de la representación legal (Art 9 C.P.C.);
c) La ausencia física del país (Arts 11,284 y 285 C.P.C.y 367 C.O.T.);
d) La muerte (Arts 77, 396, 529 del COT;5,165 N° 3 y 6 CPC; 1377 C.Civ.)
Finalmente, cabe mencionar el transcurso del tiempo, que tiene gran importancia en el derecho procesal,
puesto que el proceso consta de una serie de hechos y actos regulados en las formas y el tiempo por las normas
procesales.

IV.- Concepto de acto jurídico procesal.


Los hechos humanos voluntarios que crean, modifican o extinguen relaciones jurídicas son los actos jurídicos, y
si éstos son realizados con la intención de producir efectos respecto del proceso se denominan actos jurídicos
procesales.
Couture nos da una definición sin pronunciarse acerca de la naturaleza jurídica del proceso, por lo que ella tiene
un carácter mas general y es ampliamente aceptada por la doctrina nacional y extranjera."Por acto procesal se entiende
el acto jurídico emanado de las partes, de los agentes de la jurisdicción o aún de los terceros ligados al proceso,
susceptible de crear, modificar o extinguir efectos procesales".
Los elementos del acto jurídico procesal de acuerdo con su definición, son los siguientes:
1.- La existencia de una o más voluntades destinadas a producir efectos en el proceso.
Normalmente en los actos procesales, la manifestación de voluntad se efectúa en forma unilateral, sin que con
ello se descarte la posibilidad que la manifestación de voluntad para generar el acto sea de carácter bilateral.
2.- La voluntad debe manifestarse, expresarse o exteriorizarse.
El acto jurídico procesal se diferencia del resto de los actos jurídicos en que normalmente la exteriorización de
la voluntad deberá manifestarse en forma solemne o formal y no en forma consensual.
En efecto, el acto jurídico procesal debe realizarse según las formas procesales, entendidas éstas como las
condiciones de lugar, tiempo y medios de expresión a la que deben someterse los actos procesales. (Chiovenda).
3.- Debe existir la intención de producir efectos en el proceso.
Para definir un acto jurídico procesal el énfasis se pone no en que éste se haya realizado dentro del proceso,
sino en que necesariamente, cualquiera sea el lugar e instante en que se realice, él está destinado a producir efectos en
el proceso.

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Lo normal será que el acto jurídico procesal se realice dentro del proceso, pero existen actos procesales que se
realizan fuera del proceso o antes incluso de su constitución que están destinados a producir efectos a su respecto. Así
podemos mencionar a título meramente ejemplar el compromiso, la cláusula compromisoria, la prórroga expresa de la
competencia, la transacción, etc.-

V.- Características de los actos jurídicos procesales.


En primer lugar, son actos esencialmente solemnes.
Se puede escoger cualquier acto jurídico procesal para comprobar ese aserto. Así, v,gr., la demanda (art.254
C.P.C.), la contestación de la demanda (art.309 C.P.C.); la sentencia definitiva (art.170 C.P.C.), etc. En todos estos
preceptos el legislador indica una serie de requisitos, los que son imperativos, dada la redacción de todos ellos al
contemplar las formas verbales "debe", "contendrán", etc.
Nuestro legislador establece permanentemente sanciones a la omisión de las solemnidades. Así, v.gr., la
ineptitud del libelo (art.303, N°4 C.P.C.), la inadmisibilidad del escrito de oposición de excepciones del juicio ejecutivo
(arts. 465 y 466 C.P.C.), la inadmisibilidad en el incumplimiento de los requisitos para interponer el recurso de casación,
etc.
En segundo lugar, los actos procesales son mayoritariamente unilaterales, es decir, la manifestación de
voluntad es generada por un solo sujeto para producir los efectos en el proceso.
Esta unilateralidad de los actos se rompe excepcionalmente cuando la ley exige la concurrencia de la voluntad
de dos o más sujetos. Ejemplo: el compromiso, la cláusula compromisoria, la prórroga expresa de la competencia, la
transacción, la conciliación, etc. La doctrina denomina negocios jurídicos procesales a estos actos procesales en que
concurre la voluntad de las partes litigantes en el proceso.
En tercer lugar, cualquiera sea la teoría de la naturaleza del proceso que se sustente, los actos jurídicos
procesales se integran de tal manera al proceso que lo suponen (no pueden existir sin él) y lo crean (el proceso se
configura por una serie de actos jurídicos procesales). Sin ellos, el proceso no existe.
En cuarto lugar, se trata de actos autónomos, pero esta autonomía se debe determinar comparando un acto
jurídico procesal con otro. Una prueba de testigos se basta a sí misma, una prueba confesional, una demanda, etc. Pero,
si definimos al procedimiento como sistema racional y lógico que determina la secuencia de actos que deben realizar las
partes y el tribunal para obtener los fines del proceso, esta autonomía comparativa no puede ser jamás apreciada en
términos absolutos.
La unidad del proceso y del procedimiento es la que permite llegar al fin. Ejemplo una confesión se puede pedir
una vez que esté contestada la demanda, siendo autónoma respecto de los hechos no se extiende al fallo del asunto.

Finalmente, el principio de la autonomía de la voluntad se encuentra, en esta materia, absolutamente


restringido. Sólo existen mínimas manifestaciones de este principio en la solicitud de que dicte sentencia sin más
trámite evitando una etapa de prueba (art.313, inc.2° C.P.C.); en materia de convención de compromiso y contrato de
cláusula compromisoria.

VI.- Clasificaciones.
Los actos jurídicos procesales admiten una serie de clasificaciones. Tales son:

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a) Desde el punto de vista de la voluntad necesaria para la existencia del acto, se clasifican en actos jurídicos
procesales unilaterales y actos jurídicos procesales bilaterales.
Los actos jurídicos unilaterales son la regla general y nos da una idea de que los actos principales del
procedimiento siempre tienen esta naturaleza. así, v.gr., la demanda, la contestación, el ofrecimiento de prueba, la
apelación, la sentencia, etc.
En doctrina, se reserva la denominación de "acto jurídico procesal para referirse a los actos jurídicos
unilaterales. En cambio, la nomenclatura cambia en el caso de los actos bilaterales, los que se denominan "negocios
jurídicos procesales".

b) Desde el punto de vista del sujeto que origina el acto, éstos se clasifican en:
1.- Actos del tribunal (resoluciones judiciales; actos de proveimiento, y decisión);
2.- Actos de las partes, y
3.- Actos de terceros, entendiendo por tales a las personas que son ajenas al litigio, pero vinculadas al
proceso y que no son parte del mismo.
En un sistema procesal fundado en el principio dispositivo, la regla general estará constituida por los actos de
parte. El tribunal tiene una situación de pasividad respecto de la voluntad de las partes.
Algunos actos son esenciales para la iniciación del procedimiento.
Es esencial en primera instancia civil la demanda; puesto que sin ella no puede haber ejercicio de actividad
jurisdiccional (art.10 C.O.T.).
En segunda instancia es esencial el recurso de apelación, ya que sin él la alzada nunca puede existir, salvo, claro
está, que se contemple el trámite de la consulta.

c) Desde el punto de vista de las partes, los actos procesales se clasifican en:
1.- Actos de impulso procesal;
2.- Actos postulación,
3.- Actos probatorios, y
4.- Actos de impugnación.

1.- Los actos de impulso procesal son aquellos que realizan las partes para dar curso al procedimiento.
Estos constituyen peticiones que cada parte dirige al tribunal para que éste proceda, según corresponda, a dejar
afinado el proceso para sentencia.
2.- Distintos son los actos de "postulación" de las partes, en que éstas pretenden no sólo dar curso al
procedimiento sino que también formular cuestiones de fondo o que se vinculan con el asunto que ha sido objeto del
juicio. Entre estos destacan la demanda, la réplica, el desistimiento de la demanda, las excepciones perentorias, las
defensas, la contestación de la demanda, etc.
3.- Los actos probatorios se explican por sí mismos. Se refieren a aquéllos que las partes realizan para
acreditar los hechos fundantes de sus respectivas pretensiones y oposiciones.

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4.- Los actos de impugnación son aquellos que, indistintamente utilizados por las partes, pretenden atacar
resoluciones o actos del tribunal por defectos de forma o de fondo, o bien, porque tales actos producen un agravio o un
gravamen irreparable. Los principales actos de impugnación son los recursos procesales.

d) Desde el punto de vista de los terceros, los actos que éstos realizan se clasifican en:
1.- Actos probatorios de terceros;
2.- Actos de certificación de terceros, y
3.- Actos de opinión de terceros.

1.- Los actos probatorios de terceros son, fundamentalmente, el informe de peritos y la declaración de
testigos. En ambos medios, los terceros se desvinculan del litigio y carecen de todo interés en el asunto; la imparcialidad
es el requisito necesario para que sus actos puedan tener algún valor en el procedimiento. Ambos medios de prueba
están sometidos a un examen de imparcialidad (preguntas de tacha y tachas, tratándose de los testigos; y las
implicancias y recusaciones, tratándose de los peritos).
2.- Los actos de certificación de terceros están entregados a los ministros de fe, que son auxiliares de los
tribunales que dan fe o acreditan la realización de un hecho o de un acto, o lo materializan.
Dos son los típicos ministros de fe, dentro del procedimiento, que se encuentra presentes a lo largo de toda
nuestra legislación procesal: el receptor y el secretario.
La presencia y realización de los actos de certificación importan para los efectos de que ellos, normalmente, son
esenciales para la validez de ciertos actos jurídicos procesales.
En efecto, prescribe el art.61, inc.3° C.P.C. que "la autorización del funcionario a quien corresponda dar fe o
certificado del acto es esencial para la validez de la actuación".
En seguida, los actos de certificación pueden tener una finalidad bastante clara: dejar constancia en el
expediente de lo que en el proceso ha ocurrido. Esta modalidad hace aplicable el principio de la protocolización y se
traduce en dejar constancia de una circunstancia que sea relevante en el derecho positivo chileno. Así, por ejemplo, la
constancia de las búsqueda estampadas de acuerdo al art.44 CPC.; la certificación que hace el secretario del tribunal
para los efectos de determinar el momento en que una resolución se encuentra ejecutoriada (art.174 CPC.).
Las partes, para efectos de seguridad jurídica, siempre deben estar atentas a solicitar por sí actos de
certificación, aunque la ley no los exija.
Finalmente, existen actos de certificación con consecuencias probatorias. En efecto, en nuestra legislación
existe un caso en que el certificado de un ministro de fe es un medio de prueba: " Sin perjuicio de las demás
circunstancias que, en concepto del -tribunal o por disposición de la ley, deban estimarse como base de una presunción,
se reputarán verdaderos los hechos certificados en el proceso por un ministro de fe, a virtud de orden de tribunal
competente, salvo prueba en contrario". (art.427, inc.1° C.P.C.).
Esta finalidad es una novedad dentro del ordenamiento jurídico nacional, permitiendo mejorar la prueba
rendida.

3.-Los actos de opinión de terceros son todos aquellos que el tribunal está obligado o queda facultado para
recurrir al informe de un tercero.

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En el Código Orgánico, los funcionarios públicos que pueden o deben intervenir en éstos son el Ministerio
Público y los Defensores Públicos.

REQUISITOS DE EXISTENCIA Y DE VALIDEZ DE


LOS ACTOS JURIDICOS PROCESALES. ENUNCIACION

Hemos afirmado que el acto jurídico procesal no es más que una especie dentro del género acto jurídico que se
contempla en el derecho sustancial. Es por ello que los requisitos de existencia y de validez de estos actos, en principio,
son los mismos. Sin embargo, existen ciertas peculiaridades que los diferencian y que pasamos someramente a esbozar
a continuación.
El orden del análisis será el siguiente:
1) La voluntad y sus vicios;
2) La capacidad procesal;
3) El objeto;
4) La causa, y
5) Las solemnidades.

1) La voluntad y sus vicios.-


Elemento primario de todo acto jurídico es la voluntad, entendida como "la facultad que nos permite hacer o no
hacer lo que deseamos".
En los actos jurídicos procesales, la voluntad también puede manifestarse expresa o tácitamente. La voluntad
expresa será la regla general. ¿Cómo se manifiesta esta voluntad expresa? A través del cumplimiento de las
formalidades legales.
La voluntad expresa en los actos jurídicos procesales debe producirse a través del exacto cumplimiento de las
formas que señala la ley. El ejemplo más claro de este requisito es el acto jurídico procesal de presentación de un
recurso de casación: el escrito debe señalar expresa y determinadamente la ley o leyes que se suponen infringidas, la
forma en que se ha producido la infracción y la manera cómo ésta influye en lo dispositivo del fallo (recurso de casación
en el fondo);o la mención expresa y determinada del vicio o defecto en que se funda y la ley que concede el recurso por
la causal que se invoca (recurso de casación en la forma), etc.
En la demanda, la contestación, el ofrecimiento de prueba, la sentencia, etc. y en todos los actos vitales dentro
del procedimiento, la voluntad debe manifestarse en forma expresa y cumpliendo solemnidades.
La manifestación tácita de la voluntad ha de ser vinculada con el silencio, encontrándose éste regulado
estrictamente en nuestra legislación.
Si en el Derecho Civil los requisitos exigidos para dar valor al silencio son de por sí minuciosos y excepcionales;
en el Derecho Procesal el legislador es extraordinariamente riguroso. En ningún caso se requiere que el juez deduzca,
por sí, alguna orientación de la voluntad en el silencio de alguna de las partes.
La voluntad tácita se producirá existiendo una previa declaración de rebeldía más otros requisitos particulares.

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Sin perjuicio de lo que posteriormente diremos sobre la rebeldía, hemos de tener presente que en primera
instancia, ésta nunca produce efectos generales, sino que debe ser solicitada en cada trámite en que el silencio y la
inactividad se presente. En ningún caso, la sola rebeldía implica reconocimiento de hechos, sino que para ello se
necesita la existencia de algún tipo de apercibimiento legal.
Nuestra jurisprudencia ha señalado que no procede en nuestro derecho la aceptación tácita de la demanda, y
que la rebeldía en el trámite de la contestación equivale a una contestación ficta de la misma con negación de todo lo
que en ella se ha expresado.
Hay casos en que el silencio de la parte produce consecuencias jurídicas importantes en el procedimiento. Así,
por ejemplo, en la confesión judicial tácita, el absolvente con su silencio reconoce los hechos que se contengan en
preguntas que se han redactado en forma asertiva, siempre y cuando la rebeldía se produzca en la segunda audiencia y
bajo el apercibimiento legal (art.394 C.P.C.); otro tanto ocurre con la prórroga tácita de la competencia (art.197 C.O.T.)
y con la notificación tácita (art.55 C.P.C.), etc.
En materia procesal, los vicios de la voluntad son el error, la fuerza y el dolo. Estos aparecen en Derecho
Procesal más atenuados en su regulación y efectos que en materia sustancial civil.

A.- Errror.
Manifestaciones de este vicio del consentimiento encontramos en la posibilidad de revocar una confesión
(art.402, inc.2° C.P.C.).-
El error no sólo puede estar presente en los actos de las partes, sino que también en los del tribunal. Así por
ejemplo, el error de derecho es causal del recurso de casación. (art.767 C.P.C.).
En general, se puede afirmar que todo el régimen de recursos de nuestra legislación tiene por finalidad reparar
los errores que los jueces pudieren cometer en la calificación de los hechos o en la determinación del derecho.

B.- La fuerza:
Este vicio de la voluntad, en realidad, está menos reglamentada en los Códigos procesales que el error. Cuesta
encontrar alguna disposición precisa en que el legislador se haya puesto en el caso de que exista fuerza en el
procedimiento. Es por ello que todas las disposiciones sobre fuerza del Código Civil deben entenderse incorporadas al
Derecho Procesal, en lo que sean aplicables.

C.- El dolo.
Con este vicio de la voluntad pasa lo mismo que con la fuerza. El dolo no fue considerado, dentro del Código de
Procedimiento Civil, como vicio de la voluntad.
En materia civil sustancial, el dolo vicia el consentimiento cuando es obra de la contraparte (art.1458, inc.1°
c.c.). En materia procesal, eI dolo debe ser obra de una de las partes, aunque no se trate de actos bilaterales. Esto hace
difícil la aplicación del dolo en esta sede, ya que la gran mayoría de los actos son unilaterales y la voluntad de la otra
parte es independiente de la primera.
Existe una situación en que el dolo no es ya un vicio del consentimiento o de la voluntad, sino que una fuente
de responsabilidad. En efecto, las medidas prejudiciales precautorias tienen o presentan un riesgo en el procedimiento
nacional, el que dice relación con la oportunidad para presentar la demanda: "Si no se deduce demanda

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oportunamente, o no se pide en ella que continúen en vigor las medidas precautorias decretadas, o al resolver sobre
esta petición el tribunal no mantiene dichas medidas, por este sólo hecho quedará responsable el que las haya solicitado
de los perjuicios causados, considerándose doloso su procedimiento". (art.280, inc.2° C.P.C.).
Empero, en la actualidad se ha ido configurando las figuras del "proceso fraudulento" y de la "cosa juzgada
fraudulenta o colusoria", concepto en que el dolo, el fraude o la malicia están presentes atentando contra el principio
de la buena fe.
En nuestra legislación existe un mecanismo destinado a atacar las sentencias ejecutoriadas que han sido
ganadas injustamente, utilizando dolo o malicia. Es el recurso o acción de revisión. Se refieren indirectamente al dolo
los N° 1 y 2 del art.810 C.P.C.; y, en forma directa, el N°3 del mismo precepto: ("Si la sentencia firma se ha ganado
injustamente en virtud de cohecho, violencia u otra maquinación fraudulenta...").

2) La capacidad procesal:
La capacidad debe analizarse desde el punto de vista del tribunal y desde la perspectiva de las partes.
Desde el punto de vista del tribunal, la capacidad está constituida por su competencia. La jurisdicción no es
requisito de validez, sino que de existencia
Un tribunal es tal desde que tiene jurisdicción, esto es, desde que ha sido nombrado y ha jurado en el cargo el
juez.
La competencia del tribunal le permite actuar válidamente en el procedimiento y en el proceso. Un juez
incompetente puede conocer de un asunto, porque tiene jurisdicción, pero todo lo que haga será ineficaz y nulo. El juez
debe ser absoluta y relativamente competente.
Respecto de las partes, por regla general, toda persona tiene capacidad, salvo aquellos que son incapaces por
expresa disposición de la ley. La capacidad procesal se completa con el ius postulandi.
La parte plenamente capaz y la incapaz debidamente representada, al igual que en materia civil sustancial
(art.1447 C.C.), pueden ejecutar válidamente actos en el procedimiento. En Derecho Procesal son capaces todos
aquellos que la ley no declara incapaces.

3) El objeto:
Asimismo, no debe ser ilícito o contrario a la moral, a las buenas costumbres o al orden público.
En materia procesal, la idea de "objeto" se vincula con el concepto de beneficio jurídico que con un acto
procesal se pretende obtener.

4) La causa:
Nuestra legislación sustancial señala que la causa es "el motivo que induce al acto o contrato"(art.1467, inc.2°
C.C.) Esta idea se vuelve a hacer presente tratándose de los actos procesales. En efecto, " la causa de un acto jurídico
procesal es un motivo o por qué en cuanto jurídicamente relevante, pero no el principio a que obedece, los rasgos con
que se exterioriza o el fin que lo inspira".
En todos los actos jurídicos procesales siempre existe un causa. Así, v.gr., en la apelación es el agravio, en el
patrocinio es tener un debate de alto nivel jurídico , en el mandato es tener buenos representantes, etc.

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Asimismo, la causa de todo acto debe ser lícita. Su opuesto se vincula con el dolo y con la colusión procesal, con
los testigos falsos, etc. (art.810 C.P.C.), etc.
Este elemento, referido al contenido y finalidad de los actos, no ha sido hasta ahora, en general, considerando
debidamente por la doctrina, en virtud del carácter formalista que se asigna a nuestra disciplina.
Sin embargo, en ella no se prescinde totalmente de los fines, de la causa o motivo de los actos procesales.

5) Las solemnidades:
Los actos jurídicos procesales, hemos visto, son eminentemente formalistas. La voluntad expresa se manifiesta
a través de ciertas formas cuya omisión acarrea la nulidad del acto o su ineficacia (solemnidades).
No por el formalismo en sí, sino como manera de expresión de voluntad, del contenido del acto, las formas
adquieren en esta rama del derecho una importancia fundamental. Es que solo mediante el respeto a las formas
establecidas legalmente, es como puede obtener la verdadera garantía del debido proceso. Esto tiene especial
relevancia en algunos procesos (el penal, por ejemplo), aunque es aplicable a todos.
Es cierto que el primer impulso es antiformalista y nos lleva a aborrecer las formas por encontrarlas como un
obstáculo a la realización de la justicia que debe mirar el fondo de las cosas. Pero, luego, la meditación y la experiencia
nos hacen considerar dichas formas como indispensables para la función jurisdiccional misma.
Naturalmente que nos referimos a las formas necesarias como garantías de los derechos de las partes en el
proceso e indispensables para el mejor cumplimiento del fin público de aquel, mientras que rechazamos todo
formalismo vacío e inútil.
Debemos señalar que, en razón de la propia estructura del proceso ("conjunto de actos formales..."), en general
las formas deben ser observadas y que su apartamiento provoca invalidez (nulidad) o consecuencias perjudiciales para
el que las infringe (p.ej., el que no cumple con la "carga"). Esto acaece por la violación de las formalidades externas, que
son las que realmente importan en el procedimiento, no el fondo, los motivos.
Por supuesto que el predominio del principio dispositivo hace que, en ciertos casos, las formas estén
establecidas para cumplir la voluntad de las partes, por lo que éstas pueden apartarse de ellas. Así sucede con el propio
proceso, que las partes pueden iniciar o no, sustituirlo por el juicio arbitral, desistir de él, etc. Así ocurre con la
posibilidad de prorrogar la competencia, de minorar los plazos de prueba, de renunciar a las excepciones del juicio
ejecutivo pero, como cualquiera que sea se trata de normas expresas estatuidas en leyes, que son, como sabemos, las
que pueden establecer el orden y la formalidad de los juicios. Además, son casos limitados e instituidos expresamente
por las leyes.
En otros casos, el acto se halla establecido en interés de una de las partes (apelación) y esta puede no
cumplirlo. Por lo demás, la mayoría de las nulidades procesales quedan convalidadas durante el propio proceso, si no se
reclama de ellas inmediatamente. Este principio, estatuido para sanear el procedimiento y evitar que se hagan
reclamaciones tardías, no implica renunciar a las formas, sino imponer otros valores necesarios (certeza, no necesidad
de anular si no hay perjuicio, etc.).
O sea que, en definitiva y fuera de las formas que las partes están autorizadas para alterar por expresa
disposición legal, existe la posibilidad de prescindir de algunas de ellas, establecidas solo en interés de las partes.

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Por forma de actos procesales debe entenderse no solo el mecanismo (procedimiento) por el que se exterioriza
el hecho jurídico, sino también su ubicación en el tiempo y en el espacio. Esto es, que fuera de la manera como se debe
actuar, hay que considerar también el lugar y el plazo o término fijado para su realización.

LA INEFICACIA DE LOS ACTOS JURIDICOS


PROCESALES
A) Generalidades:
El acto jurídico procesal que se ajusta en su realización a todos los requisitos contemplados por el
ordenamiento jurídico es eficaz.
Sin embargo, no siempre es observado el derecho objetivo para la ejecución de los actos, motivo por el cual se
sigue de ello la ineficacia del acto realizado.
El acto jurídico es ineficaz en sentido amplio cuando no genera sus efectos propios o deja de producirlos por
cualquier causa, sea intrínseca o inherente a la estructura del acto mismo, sea que dicha causa consista en un hecho
extrínseco o ajeno a él.
Las sanciones que se establecen respecto al acto que no respeta en su realización el derecho objetivo, no sólo
son aquellas que se contemplan en el derecho común, sino que existen también otras contempladas especialmente en
el derecho procesal.

B) La inexistencia.
La inexistencia es la sanción que tienen los actos jurídicos procesales ejecutados con omisión de los requisitos
exigidos para que ellos tengan existencia jurídica.
Formando el acto jurídico procesal parte del proceso, necesariamente la falta de los presupuestos procesales de
existencia de este conllevará la inexistencia del acto procesal. "El concepto de inexistencia se utiliza para denotar algo
que carece de aquellos elementos que son de la esencia y de la vida misma del acto; un quid incapaz de todo efecto .
(Couture)".
La doctrina nacional y extranjera ha señalado como casos de inexistencia respecto del acto jurídico procesal, los
siguientes:
a) La falta de jurisdicción (inexistencia de tribunal).
Así, la sentencia dictada por quien no es juez no es una sentencia sino una "no sentencia". Ni siquiera es un
acto; es frente al proceso un simple hecho de terceros.
b) La falta de parte.
En el caso que se trabara una relación procesal para resolver un conflicto, sin que existiera sujeto activo o
sujeto pasivo, en los casos en que no puede procederse de oficio.
Jamás podría acogerse en materia civil una demanda que no se dirigiera respecto a alguna persona, como
tampoco podría iniciarse un proceso sin que existiera un actor.
c) La falta de proceso.

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El acto jurisdiccional tiene que emanar de un proceso, por lo que su inexistencia sólo lo hace consistir a éste en
meras opiniones carentes de toda eficacia.

El reconocimiento de la inexistencia procesal tiene relevancia por cuanto:


a) Si el proceso es inexistente, no hay sentencia ni cosa juzgada real. Sólo existe una mera apariencia, que
para desconocerla no es necesario deducir recurso alguno ni efectuar gestiones dentro del pseudo proceso.
b) El tribunal no tiene obligación de pronunciarse acerca de la inexistencia de un acto, puesto que no
puede resolver sobre algo que no existe. La acción carecería de objeto y de causa.
c) No existe plazo alguno para desconocer los supuestos efectos que genera un acto inexistente.
d) El acto inexistente no necesita ser convalidado sea por la voluntad de las partes o el transcurso del
tiempo.
e) El acto inexistente no requiere ser invalidado.

C) La nulidad.
La nulidad es una sanción de ineficacia respecto de los actos jurídicos del proceso por el incumplimiento de
algunos de los requisitos que la ley prescribe para su validez.
La nulidad procesal se caracteriza por cuanto:
1) La nulidad procesal es autónoma en su naturaleza, en sus consecuencias, en su configuración jurídica.
La nulidad del acto jurídico procesal se rige por normas procesales y que no aplican directamente respecto de
ellas las normas sobre la nulidad civil.
La jurisprudencia es la que se ha encargado de sentar la teoría acerca de la nulidad procesal en nuestro
Derecho, puesto que ante la legislación inorgánica e incompleta han sido las sentencias dictadas a propósito de la
casación en la forma y el incidente del artículo 84 del C.P.C. las que han configurado en la esencia esta institución.
El legislador mediante las últimas reformas se ha limitado básicamente a introducir en los códigos del ramo los
principios ya sustentados por la Jurisprudencia.
2) La nulidad procesal no es clasificable.
La nulidad procesal es una sola, no es ni absoluta ni es relativa.
Sin embargo, en doctrina se distingue ante la nulidad y anulabilidad procesal.
La nulidad es aquella que puede ser declarada de oficio a petición de parte por haberse infringido normas que
emanen del interés público, es decir, se refieren a la relación procesal o que tengan por finalidad el orden público. Son
casos de nulidad procesal los de incompetencia absoluta, implicancia, nulidad incidental del art.84 del C.P.C. y la
casación de oficio.
La anulabilidad es aquella que puede ser declarada por el juez sólo a petición de parte por haberse infringido
normas que miren al orden privado. Son casos de anulabilidad las excepciones dilatorias, la incompetencia relativa. Ello
es así, se ha señalado, por cuanto el juez no está en su intervención en el proceso destinado a reemplazar a las partes
en el cumplimiento de sus obligaciones, sino que para velar por el respeto de todo aquello que estrascendente para la
existencia de un debido proceso.
3) La nulidad procesal requiere para que opere de una causal.

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En nuestro Derecho, para los efectos de la nulidad procesal se contemplan causales genéricas y causales
específicas.
Las causales genéricas son aquellas contempladas en el art.84, relativas a vicios que anulen el proceso o
circunstancias esenciales para la ritualidad o la marcha del juicio; la contemplada en el N°9 del art.768 del C.P.C. y la
causal de casación en el fondo en materia civil.
Las causales especificas son las contempladas en los 8 primeros números del art.768 del C.P.C. y las nulidades
especificas señaladas en los arts.79 y 80 del C.P.C. a propósito del litigante rebelde y la fuerza mayor.
4) La nulidad procesal requiere para que opere de la dictación de una resolución judicial que la declare.
El acto que adolece de un vicio produce todos sus efectos mientras no es declarada la nulidad procesal que lo
afecta.
El tribunal que debe dictar la resolución para declarar la nulidad procesal y el procedimiento que debe de
seguirse para obtener esa declaración dependerá del medio que se utilice para hacerlo valer. (P.Ej. incidente nulidad;
casación en la forma, casación en el fondo; recurso de revisión.).
5) La nulidad se aplica solamente a los actos jurídicos procesales realizados dentro del proceso.
Es por ello que los actos procesales que se hubieren realizado fuera del proceso (por ejemplo la transacción) no
deben ser anuladas por vía de la nulidad procesal.
Además, la nulidad procesal se sanea en la mayoría de los casos si ella no es alegada dentro del proceso y jamás
podrá en un juicio ordinario posterior pretenderse anular un acto jurídico procesal realizado en un proceso afinado. Es
así como el legislador ha señalado categóricamente en el mensaje del C.P.C. que "se desconoce de un modo expreso la
acción ordinaria de nulidad para invalidar sentencias, no admitiéndose otro camino que el de la casación para lograr
este resultado".
6) La nulidad procesal genera la ineficacia especifica del acto viciado y en algunos casos, también la de los actos
realizados con posterioridad en el proceso por existir una dependencia directa entre todos ellos.
Por regla general, la nulidad de un acto procesal sólo afecta a éste y no al resto de los actos realizados en el
proceso. En tal caso, la doctrina nos habla de nulidad propia. Por ejemplo, la nulidad de la declaración de un testigo.
Ello se contempla expresamente en la actualidad en el art.83 inc. final, al establecer que "la declaración de
nulidad de un acto no importa la nulidad de todo lo obrado".
Por otro lado, existe la nulidad extensiva o derivada, que es aquella que se produce cuando la nulidad de un
acto jurídico procesal no afecta sólo a éste, sino que a todos aquellos que se hubieren realizado con posterioridad en
atención a la vinculación existente entre ellos en el proceso.
Ello se produce por el denominado efecto extensivo de la nulidad procesal.
El acto procesal nulo derivativamente, en sí, es perfectamente ajustado a derecho, no adolece de vicio alguno
intrínseco, y su falta de eficacia proviene de haber sido contaminado, valga la frase, por la nulidad del que le precedió.
Ejemplo típico en nuestro derecho de nulidad extensiva o derivada es la que proviene de la falta de
emplazamiento, puesto que declarada la nulidad de la notificación de la demanda el proceso se retrotrae al estado de la
notificación de ella de pleno derecho y todos los actos que se hubiere ejecutado con posterioridad son nulos. A quien la
corresponde determinar el efecto extensivo de la nulidad es al tribunal; y así se establece a propósito del incidente de
nulidad procesal en el inciso final del art.83 del C.P.C.;a propósito del recurso de casación en la forma en el inciso
primero del art.786 del C.P.C. y a propósito del llamado recurso de revisión en inciso segundo del art.815 del C.P.C.

102
7) La nulidad procesal se sanea.
En nuestra legislación se han contemplado diversas causas o maneras de sanear la nulidad. En primer lugar, la
nulidad procesal de sanea mediante la resolución que la deniega.
Ejecutoriada que sea la resolución, y que normalmente tiene el carácter de sentencia interlocutoria, ella va a
producir el efecto de cosa juzgada y con ello se producirá la máxima purga de la nulidad procesal.
En segundo lugar, la nulidad procesal se sanea por la preclusión de la facultad establecida por la ley para
hacerla valer. Debe promoverse dentro del plazo de 5 días desde que se tuvo conocimiento del vicio. Transcurrido dicho
plazo se extingue la facultad de hacerla valer, a menos que se trate de la incompetencia absoluta.
En tercer lugar, la nulidad se purga cuando la parte ha originado el vicio o concurrido a su materialización. Con
ésta disposición contemplada en el inciso 2° del art.83 del C.P.C. se ha consagrado la existencia de una circunstancia
impeditiva para hacer valer la nulidad semejante a la contemplada en el artículo 1.683 del Cód. Civil, la que establece
que no se puede alegar la nulidad por aquel que contrató sabiendo o debiendo saber el vicio que invalidaba el acto o
contrato.
En cuarto lugar, la nulidad se purga por la convalidación expresa o tácita del acto nulo. (art.83 inc.2° del C.P.C.)
El principio de la convalidación es aquel que establece que toda nulidad se convalida con el consentimiento expreso o
tácito del afectado.
Existe una convalidación expresa o por confirmación cuando se ejecuten actuaciones que manifiesta e
inequívocamente demuestran, aunque sin decirlo, que el perjudicado con el acto irregular prescinde de invocar la
nulidad. Sería en caso de la notificación tácita del art.55 y de la prórroga de la competencia del art.187 del C.O.T.
La convalidación tácita se produce cuando la parte legitimada para solicitar la nulidad deja pasar las
oportunidades prescritas por la ley para hacerla valer.
Es así como en un fallo de muchos años atrás de don Rafael Fontecilla se declaró valida la ratificación de un
mandato judicial no autorizado por el secretario del tribunal sobre la base de la falta de perjuicio y de haberse tolerado
por largo tiempo por la parte contraria el que ese mandatario interviniera en el juicio.
7) La nulidad procesal debe ser declarada sólo en el caso que el vicio que la genera hubiere causado un
perjuicio.
En doctrina, se ha establecido respecto de la nulidad procesal el principio de la trascendencia o protección. Este
se enuncia en una forma muy simple y escueta, pero tremendamente categórica: No hay nulidad sin perjuicio (pas de
nullité sans grief), esto es, la nulidad sin perjuicio no opera.
Este principio se explica por el profesor Colombo señalado que el proceso no es un fin; es un medio que la ley
coloca a disposición de las partes para que hagan efectivo sus derechos y al juez para que puede ejercer la función
jurisdiccional.
Por tanto, si se comete un vicio que en nada altera los resultados finales, o sea, que no produzca un perjuicio,
no se podrá pedir la nulidad aun cuando el vicio exista".
Este principio se reconoce expresamente por el legislador en el art.768 inciso penúltimo en el recurso de
casación en la forma, al establecer que "el tribunal podrá desestimar el recurso de casación en la forma, si de los
antecedentes aparece de manifiesto que el recurrente no ha sufrido un perjuicio reparable sólo con la invalidación del
fallo o cuando el vicio no ha influido en lo dispositivo del mismo".

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Por otra parte, el art.767 requiere para interponer un recurso de casación en el fondo no sólo que exista una
infracción de ley, sino que ella además hubiere causado un perjuicio por haber influido sustancialmente en lo
dispositivo de la sentencia.
Finalmente, es menester hacer presente que el legislador a propósito del incidente de nulidad recogió este
principio de la protección y trascendencia ya sustentado con anterioridad en numerosos fallos de nuestros tribunales, al
prescribir en el inciso primero del art.83 que "la nulidad procesal podrá ser declarada, de oficio o a petición de parte, en
los casos que la ley expresamente lo disponga y en todos aquellos en que exista un vicio que irrogue a alguna de las
partes un perjuicio reparable sólo son la declaración de nulidad".
8) La nulidad procesal puede hacerle valer por diversos medios.
Los medios directos son aquellos que atacan directamente el acto que se pretende invalidar. Revisten este
carácter la declaración de nulidad de oficio por el tribunal (art.84 C.P.C.);la casación en la forma de oficio por el tribunal
(art.776); la casación en el fondo de oficio (art.785); el incidente de nulidad; las excepciones dilatorias; el recurso de
casación en la forma; el recurso de casación en el fondo y el recurso de revisión.
Los medios indirectos son aquellos que sin perseguir directamente la nulidad, pretenden que ella sea declarada.
Revisten este carácter el recurso de reposición; el recurso de apelación; el recurso de queja.
La elección del medio dependerá de la naturaleza del acto viciado, la trascendencia de la irregularidad y/o la
oportunidad en que se genere la nulidad.

D) La inoponibilidad.
La inoponibilidad es la ineficacia del acto jurídico procesal respecto de terceros por no haberse cumplido con un
requisito para que este produzca efectos a su respecto.
En la inoponibilidad nos encontramos con un acto jurídico procesal que tiene existencia y es válido, pero que no
produce efectos respecto de terceros.
La regla general es que el acto procesal es sólo oponible a las personas vinculadas con el proceso en que
produce o que hayan tomado parte en la celebración de un acto jurídico procesal extrajudicial.
Es así, como el acto jurídico procesal más importante que emana del proceso como es la sentencia, sólo
produce sus efectos respecto de aquellos que hubieren sido parte en el proceso. (art.177 del C.P.C.).
Si pretendiere ejecutarse un fallo respecto de quien no ha sido parte en el proceso del cual éste emanado, se
podrá oponer la excepción de no empecerle la sentencia.
Por otra parte, el art.185 del C.O.T. establece que la prorroga de competencia sólo tiene efectos entre las
personas que han concurrido a otorgarla, mas no respecto de otras personas como los fiadores o codeudores; en otras
palabras, la prórroga expresa de competencia es inoponible respecto de quienes no hubieren concurrido a convenirla.
Finalmente, la celebración del compromiso sólo es oponible a las partes litigantes que hubieren convenido, y es
inoponible respecto de terceros (art.234 N°2° del C.O.T.).

E) La preclusión.

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En los procesos inspirados por el orden consecutivo legal es posible concebir la preclusión (extinción) de la
facultad de solicitar la nulidad procesal si no se respeta el orden y las oportunidades establecidas para tal efecto por el
legislador.
Respecto de la preclusión nos remitimos a lo que se señalará más abajo en los apuntes acerca de los principios
formativos del procedimiento.
Claros ejemplos de preclusión de la nulidad procesal son los contemplados en el inciso 2° del art. 83; 85 y 86
del C.P.C.
Además, debe tenerse presente que la sentencia ejecutorida produce la cosa juzgada (suma o máxima
preclusión), momento a partir de la cual se extingue la facultad de impetrar la nulidad procesal en el proceso de
cualquier acto.

E) Otras sanciones.
Por otra parte, dentro del derecho procesal se establecen otras sanciones para el incumplimiento de una carga
u obligación dentro del proceso.
Podemos citar a título meramente ejemplar las siguientes: La condena en costas; las consignaciones; la
deserción; prescripción de los recursos; el apercibimiento al no acompañarse copia de los escritos; la inadmisibidad
como incumplimiento a requisitos formales de escritos de defensa o recursos, etc.

LOS PRINCIPIOS FORMATIVOS


DEL PROCESO:

Existen ciertos principios conforme a los cuales el proceso siempre debe configurarse de modo que ellos sean
efectivos y respetados. Donde el proceso se sujeta a ideas o principios centrales y básicos.
Para lograr la finalidad social y colectiva del proceso, en los distintos sistemas procesales, se han ideado
diversos regímenes que abarcan tanto lo relativo a la organización de los tribunales como a lo concerniente a los
principios básicos del enjuiciamiento.
El valor de los principios no es solo teórico, doctrinario, tienen gran importancia practica, en diversos campos,
por ejemplo, pueden servir como elemento auxiliar de la interpretación o como elemento integrador de la analogía en
los casos en que haya lagunas o vacíos legales, y como marco jurídico para las discusiones de la formación de la ley.
Estos principios sean cual sean, no se realizan siempre en los procesos concretos de forma absoluta, en forma
pura, lo normal es que las leyes no sean el reflejo de un principio, sino un compromiso entre el principio y la realidad
social en que deba aplicarse.
Los sistemas de enjuiciamiento surgen entonces de la mezcla, asociación o agrupación de diversos principios
rectores de la actividad procesal. Puede entonces decirse que se entiende por principios formativos del proceso. “ los
conceptos fundamentales que concurren consciente o inconscientemente a la formación y caracterización de los
sistemas procesales”.

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Estos principios formativos del proceso son los siguientes:
1. La contradicción también llamada bilateralidad de la audiencia.
2. La igualdad.
3. Principio dispositivo e inquisitivo.
4. Instancia de parte e impulso oficial.
5. Oralidad y escritura.
6. La mediación o mediatividad, y la inmediación o inmediatividad.
7. La continuidad o dispersión y la concentración.
8. La publicidad y el secreto.
9. El formalismo y el aformalismo.
10. La fundabilidad e infundabilidad.
11. La preclusión y la libertad o elasticidad.
12. La economía procesal.
13. La buena fe procesal.

1) Principio de la Contradicción o Bilateralidad de la audiencia

Se encuentra a la cabeza de los principios procesales, porque es común a todo tipo de proceso, no sólo en el
campo del derecho procesal, sino en todo el derecho.
Puede tener diversas configuraciones, pero siempre está presente, y es propio de la noción del Debido Proceso,
que consiste en la efectiva posibilidad de que toda persona que pueda ser afectada por una resolución de carácter
judicial puede influir en el contenido de la misma, que tenga derecho a reclamar de esta, cuando se infringe la ley, e
implica también la circunstancia de otorgar a una parte la posibilidad de intervenir en un acto procesal que le pueda
afectar (es una carga: puede o no realizar, asumiendo el riesgo).
Ejemplo: El demandado no tiene la obligación de contestar la demanda, y tampoco tiene la obligación de probar,
pero puede hacerlo.
Para que un acto procesal sea válido no requiere necesariamente la presencia del afectado, pero si la posibilidad
que concurra, porque sin su concurrencia, no se paraliza la actividad jurisdiccional llamada proceso, con la posibilidad,
se da una oportunidad, aunque el juicio sigue en su ausencia, teniendo que atenerse a los resultados del mismo
En consecuencia el contenido de este principio consiste:
 En la posibilidad real y efectiva de tomar conocimiento del contenido material y jurídico del proceso.
 La igual posibilidad de formular alegaciones y peticiones.
 Implica la posibilidad de probar las alegaciones y de intervenir en la práctica de las pruebas.

2) Principio de la Igualdad

Petro Castro dice que la igualdad significa que los derechos, cargas y las responsabilidades que nacen durante el
desarrollo un proceso recaen o se imponen respectivamente sobre las partes sin ningún tipo discriminación entre ellas
de modo tal que el resultado que aspira cada una de ellas a obtener, deberá ser siempre imparcial, no puede ser
favorecido por privilegios a favor, ni gravámenes en perjuicio.

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Este principio, tiene su origen en el principio constitucional de la igualdad de todas las personas ante la ley.
Esto, primero que nada se traduce en el igual trato en cuanto a la concesión de los derechos tanto de acción y de
defensa, y se traduce también en que las partes están frente a un juez imparcial, y que a ellas se les conceden iguales
posibilidades y derechos, y se les somete a las mismas cargas.

3) Principio dispositivo e inquisitivo


Estos principios se relacionan con la preponderancia de la iniciativa de las partes o del juez en el aporte,
reconstrucción y comprobación de los hechos trascendentes para la resolución final del juicio.
Se puede hablar de principio dispositivo para aludir al sistema en que la iniciativa en la proposición y en la
producción de las pruebas queda reservada principalmente a las partes, limitándose la intervención del juez a la
ordenación ritual de la prueba, es decir, a su dirección formal.
Por el contrario, el principio inquisitivo implica que la labor de construcción y comprobación de los hechos
transcendentes, corresponde tanto a las partes como al juez, es decir, corresponde a todas las partes del proceso,
donde este aporte afecta a todos los sujetos de la relación procesal, donde se mantiene subsistente además el principio
de la carga de la prueba como dice Wach en la teoría triangular.
La tendencia dominante en el campo del derecho procesal actual, es el principio inquisitivo, así sucede por
ejemplo en el ámbito de familia o laboral.

4) Principio de la Instancia de Parte o Impulso Oficial


Don Aniceto Alcalá Zamora y Castillo, dice que el proceso es un mecanismo esencialmente libre, y que se
requiere de motores de fuerza que lo hagan avanzar y como los protagonistas del proceso son únicamente: el juez o las
partes, estos motores o impulsos no pueden venir más que de ellos.
De ahí que se define el impulso procesal como la fuerza o actividad que pone en movimiento el proceso y lo
hace avanzar hasta su fin una vez iniciado.
Si esa fuerza o actividad procede de los litigantes, se habla de impulso o de instancia de parte.
Si esa fuerza o actividad proviene del tribunal o del juez se habla, de impulso oficial o de oficio.
En nuestro país se concibe el proceso civil como el campo propio de la actividad de las partes, del impulso o
instancia de parte, en tanto que se reserva el impulso oficial a por ejemplo los Juzgados de Familia o del Trabajo.
El C.P.C. tiene como fundamento la concepción absolutamente privatista del proceso civil y allí que las partes
potestativamente tiene la facultad de ejercitar la acción y también la facultad que una vez instaurado el proceso pueden
ponerle fin, cuando lo estimen conveniente. Aquí el proceso está totalmente dominado por las partes, ellas son dueñas
del juicio, ejemplo los actos de desistimiento de la demanda o la renuncia de los recursos.

5) Principio de la oralidad y la escritura


Es oral el proceso en que las alegaciones, la prueba y las conclusiones se presentan al juez por regla general de
viva voz.
Por el contrario, el principio de la escritura es aquel con arreglo al cual la resolución judicial ha de basarse solo
en el material procesal manifestado por escrito en la causa.
Se va a estar ante este principio cuando la forma literal constituya lo normal, para que las partes se manifiesten.

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Es difícil encontrar un sistema absolutamente oral o absolutamente escrito, en su forma pura, de manera que lo
que existe es una combinación de estos 2 principios, y para saber si un proceso está formado por el principio de la
oralidad o escritura, hay que atender a la tendencia dominante en el proceso de que se trate.
El proceso oral según se señala, da una marcha más acelerada al proceso evitando así retrasos, que se pueden
dar por la interposición de incidentes, o de recursos que solo sirven para dilatar la tramitación causa.
Se reconoce en doctrina que las bondades de la oralidad no derivan tanto de este principio en si mismo, sino
que ellas son el resultado de la concurrencia de otros principios que se han asociado al de oralidad y que son los de
inmediación y concentración.
Estos dos principios, inmediación y concentración son connaturales de la oralidad, y por eso se dice que la
oralidad no tiene prácticamente vida sino es con estos 2 principios.
De ambos principios, oralidad y escritura hay manifestación en nuestro sistema.
El procedimiento ordinario de mayor cuantía, contenido en el C.P.C., es esencialmente escrito, pero dentro de él
hay una serie de actuaciones que se realizan en forma oral, así por ejemplo, en el campo probatorio, la producción de
pruebas de los testigos declaran oralmente, lo mismo ocurre con la absolución de posiciones.
En los procedimientos de menor y mínima cuantía se permiten actuaciones orales y lo mismo ocurre en leyes
especiales como las relativas al juicio sumario en que incluso se permite que la demanda se pueda presentar oralmente,
y que contempla en su tramitación la oralidad, pero que en la práctica se ha transformado en un producto de la
escrituración, pero en el tenor de la ley debiera ser oral.
De manera que aunque predomine la escrituración hay también manifestaciones de la oralidad e incluso ciertos
recursos como el de apelación, de casación se emplea la oralidad, a través de los alegatos, ante la Corte.
Por regla general, en todos los procedimientos este comienza por una demanda, y esta demanda es
normalmente escrita de manera que las actuaciones posteriores a ella, serán orales, en una audiencia o en un
comparendo, donde se va a contestar esa demanda, en forma oral, pero su inicio comienza de forma escrita.
En los tribunales de familia, también hay manifestaciones de la oralidad, donde el procedimiento es
esencialmente oral.

6) Principio de Mediación o Mediatividad y el Principio de la Inmediación o Inmediatividad

La inmediación es el principio en virtud del cual se procura asegurar que el juez o tribunal se halle en
permanente e íntima vinculación personal con los sujetos y elementos que intervienen en el proceso, llevando a cabo
directamente las alegaciones, así como las aportaciones probatorias, para que pueda conocer en toda su magnitud, el
batallar de la causa, desde el principio de ella hasta su término, oportunidad en que se debe dictar sentencia que
resuelva el litigio.
Este principio de la inmediación tiene consagración legal en nuestro sistema procesal, así se indica por ejemplo
que los testigos serán examinados por el juez, y que el juez está facultado para tomar la prueba confesional. Esto quiere
decir que hay un contacto entre el órgano y las partes o tercero.
En cambio el principio de la mediación o mediatividad es aquel en virtud del cual el juez o tribunal no se haya en
permanente e intima vinculación personal con los sujetos y elementos que intervienen en el proceso, así como tampoco
con aquellos elementos que intervienen en el mismo, sino que ese contacto o vinculación se logra a través de un agente
intermediario.

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En los hechos aunque nuestro proceso, sigue el principio de la inmediación en nuestro proceso civil, el juez por
distintos motivos delega sus facultades en funcionarios subalternos y son estos los que muchas veces van a intervenir
en la práctica, en algunas diligencias o actuaciones y el juez no va a tener ese contacto directo con la partes no con los
testigos, ni peritos.
7) Principios de la continuidad o dispersión y de la concentración
El principio de la continuidad o dispersión, también llamado principio consecutivo obligatorio, consiste en que la
causa se desarrolla a través de diversas etapas constituidas cada una de ellas por una serie de actuaciones que deben
desenvolverse separada y sucesivamente abarcando el procedimiento un lapso relativamente prolongado. Requiere
este principio la resolución previa de las cuestiones accesorias que se puedan plantear durante el curso del juicio.
En nuestro sistema existe este principio, todos los procedimientos que se contemplan dentro del C.P.C., aplican
este principio, por que en cada uno de estos procedimientos el legislador ha ido indicando los trámites, los actos que las
partes deben realizar o debe realizar en una oportunidad determinada con ciertas formalidades, y si no se cumplen esas
etapas indicadas por el legislador, pueden llegar a no tener ningún valor jurídico.
Por eso se llama consecutivo obligatorio, porque está prescrito en la ley, y las partes deben someterse a esta
tramitación y so pena que si no lo hacen sus diligencias, van a carecer de eficacia. Este principio requiere para su
eficacia que se resuelvan en forma previa todas las cuestiones accesorias que se pueden suscitar durante el curso del
juicio, donde estas cuestiones accesorias constituyen lo que se llama Tramites de Incidentes, donde hay incidentes que
se deben resolver necesariamente de forma previa, para continuar el juicio y hay otros que no afectan la marcha de la
causa principal.
El principio de la concentración por su parte tiene por finalidad reunir o concentrar, sin demora, tratando de
abreviar los plazos y de concentrar en una sola audiencia o en el menor número de audiencias el desarrollo total del
proceso, o las diligencias que sean menester realizar.
Este principio de la concentración se opone al de la dispersión, que es el que predomina en el C.P.C. A través de
este principio, se precisa la no admisión de excepciones dilatorias, los que en caso de hacerse valer, van a ser resueltas
al igual que las perentorias en la sentencia definitiva
Este principio de la concentración requiere para poder existir de otros principios como son el de la oralidad y el
de la inmediación.
En nuestro C.P.C. hay una tendencia al principio de la concentración en el juicio sumario en que una vez
presentada la demanda al tribunal, el tribunal cita a un comparendo a verificarse el quinto día hábil después de la
última notificación en donde debe contestarse la demanda o poner excepciones dilatorias e incidentes cualquiera que
sea su naturaleza, para que puedan resolverse en la sentencia definitiva.

8) Principio de la publicidad y el secreto


Según el diccionario de la RAE, publicidad es la calidad o estado de público, y público es aquello notorio,
patente, conocido por todos.
Dando una idea es posible manifestar que éste es aquel que requiere que el procedimiento mismo, que se
persigue por las partes asesoradas por sus abogados quede abierto no solo a las partes, sino que también a cualquier
persona, que se puedan imponer a ellas, sea que tenga interés directo en la causa o no.

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Cabe señalar que para las partes es connatural que se produzca la publicidad para ellos de manera que para las
partes necesariamente deben estar al tanto de lo que ocurre en la causa, es decir donde radica entonces este interés es
en el aspecto de los terceros ajenos a la litis, extraños a la condena, a los curiosos por así decirlo, que pueden o no tener
interés, es aquí donde se manifiesta este principio.
Esta publicidad del proceso se concibe como un medio para garantizar dentro del sistema democrático, la
defensa de los derechos del imputado, en este caso en el proceso penal, en especial del Debido Proceso, frente a jueces
o policías arbitrarios, o frente a procedimientos injustos.
La publicidad se establece fundamentalmente es los procesos penales, en los cuales se pretende que las
actuaciones de los jueces sean transparentes, no de cómo lo están haciendo, sino de qué están haciendo, para observar
si se ajustan a la realidad, a la legalidad del proceso.
Se está por el contrario en presencia del secreto cuando el procedimiento no puede ser conocido por los
interesados y mucho menos por terceros ajenos. Este principio del secreto existía en nuestro país tratándose del
proceso penal en la etapa sumaria. En el Código de Procedimiento Penal, en su art. 78, establece que el sumario es
secreto.

9) Principio del formalismo y el aformalismo


El principio del formalismo es llamado también principio de la legalidad de forma, y el principio del aformalismo
es conocido también como antiformalismo, libertad de forma o desformalismo).
De acuerdo al principio del formalismo las actuaciones procesales deben acomodarse a las prescripciones que
en cada caso determina el legislador, en cambio el aformalismo se limita a mencionar los correspondientes actos
procesales dejando su realización al buen criterio, a la experiencia proporcional de los que intervienen en la
administración de justicia.
Cuando la ley no señala un procedimiento especial para la realización de un acto deben reputarse admitidas
todos aquellas formas que tienden a lograr los objetivos del mismo. En el sistema del aformalismo se deja a las partes
que acceden a un órgano jurisdiccional en libertad para dirigirse al mismo en la forma que consideren más oportuna y
persuasiva, sin necesidad de seguir un orden preestablecido.
El formalismo, se dice que es necesario, e indispensable, ya que sólo una forma preestablecida y expresa evita
el arbitrio judicial, pues su ausencia determina la confusión, incertidumbre y desorden. Ya que la forma es la
consecuencia necesaria para la certeza, es el precio que se paga por la seguridad.
Lo que es criticable eso sí es un formalismo excesivo, cuando la forma pierde su objetivo de garantía procesal y
se convierte en un obstáculo para el normal desenvolvimiento de la actividad jurisdiccional. Ejemplo de esto son los
recursos de casación, los cuales son rechazados por la Corte Suprema, en la gran mayoría no por su trasfondo sino por
su forma, como no indicar un art., o no constituir un abogado patrocinante, y lo mismo ocurre con la nulidad procesal
del proceso penal.

10) Principio de la fundabilidad e infundabilidad


En toda contienda judicial no basta que las partes intenten la protección judicial y que el juez se limite a decidir,
a fallar, tanto unos como otros deben exponer las razones o motivos que hacen atendibles sus pretensiones o
decisiones.

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Por eso el principio de la fundabilidad reviste una serie de manifestaciones, y desde el punto de vista de los
litigantes se traduce en la necesidad de que sus peticiones se asienten en una exposición de los hechos y en una
alegación de los motivos que la justifican. Así se establece por ejemplo en el art. 254 n°4 del C.P.C. que indica que la
demanda debe contener una enumeración precisa y clara de los hechos y de los fundamentos de derecho en que se
acogen.
Mirado desde el punto de vista del juez se requieren iguales fundamentos jurídicos respecto de su sentencia,
donde se debe fundar en los hechos y en el derecho, así el art. 170 n°4 del C.P.C. indica que las sentencias definitivas
deben contener las consideraciones de hecho o de derecho que sirven de fundamento a la sentencia.
Este principio de la fundabilidad se impone también a otros personajes secundarios del proceso como son por
ejemplo los testigos y los peritos, así los testigos deben dar razón de sus dichos, y los peritos deben sujetarse a las
reglas de la ciencia, arte u oficio conforme a la cual emiten su peritaje o pericia.

11) Principio de la preclusión y de la libertad o elasticidad


Según Couture, este principio es aquel “que importa la pérdida, extinción o consumación de una actividad
procesal”.
Por su parte Chiovenda señala que es aquel “en que cada actividad procesal destinada a una finalidad determinada
tiene establecido un periodo en el proceso, transcurrido el cual la actividad no puede realizarse”
Así entonces se puede decir que la preclusión consiste en la pérdida de una facultad procesal por haberse llegado a
los límites fijados por la ley para el ejercicio de esa facultad en el juicio o en una fase del juicio. A través de la preclusión
se produce el efecto que tiene una etapa procesal de clausurar la anterior la que permanece firme, el proceso luego
puede avanzar pero no retroceder.
Se habla de preclusión y de elasticidad como características generales de un procedimiento según si el orden de
procedencia de los distintos actos procesales está o no prescrito de un modo preciso y rígido, de manera que si el acto
no se realiza en ese momento o dentro de la fase prescrita la parte pierde el poder de realizarlo. En cambio a través del
principio de la elasticidad se va a dar a la parte que debe llevar a cabo tal acto una cierta libertad para escoger el
momento más oportuno sin tener señalados lazos perentorios de caducidad.
La preclusión es un concepto puramente negativo, ella no crea nada, solo impide que en una determinada situación
jurídica se intente de cualquier manera sustituirla por otra, donde esta extinción puede obedecer a distintos causas, a
distintos motivos.

Manifestaciones de la preclusión
a) El plazo, el transcurso del tiempo sin haberlo aprovechado para cumplir con una determinada actividad
precluye la oportunidad para llevar a efecto dicho acto en beneficio de la parte que debía realizarlo. Ninguna
actuación procesal puede realizarse más allá del plazo fijado por la ley para su ejercicio, todo plazo fatal constituye
un termino preclusivo, y un plazo no fatal llega a serlo por la declaración de la correspondiente rebeldía.
b) La consumación procesal, se dice que una facultad procesal se extingue por un trámite, se consuma con su
ejercicio, así por ejemplo, el demandado que ha evacuado el trámite de contestación de la demanda no puede
pretender, con pretexto que ha omitido alegaciones de interés para su defensa, realizar una nueva contestación. En

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síntesis se dice que la consumación se traduce en el impedimento que existe de pretender cumplir por segunda
vez una actividad procesal ya ejercitada válidamente con anterioridad.
c) La eventualidad procesal, de acuerdo con este motivo la parte tiene la necesidad de deducir conjuntamente
todos los medios de ataque o de defensa de que dispone en previsión de que uno o varios de ellos sean
desestimados, si así no lo hace precluye su derecho a hacer uso de aquellos medios de ataque o defensa que no
adujo en su oportunidad, el interesado debe deducir en forma simultánea o sucesiva diversas pretensiones o
defensas, aún cuando sea incompatibles entre sí para el evento de no ser acogido alguno de ellos y puedan tener
éxito los restantes, un ejemplo son las excepciones dilatorias que deben deducirse todas y conjuntamente en un
escrito, y las excepciones perentorias, que deben formularse todas al contestar la demanda, excepciones
perentorias, por regla general deben formularse al constar la demanda.
d) Incompatibilidad, tiene lugar en aquellos casos en que una disposición legal brinda a un litigante dos o más
vías para la consecución de un determinado objetivo, pero con la condición de que solo pueda hacer uno de uno de
ellos, de manera entonces que la utilización de una de esas vías descarta automáticamente a las otras y por lo tanto
precluye el derecho de hacerla valer, por ejemplo para hacer valer la incompetencia relativa de un tribunal se puede
alegar la vía declinatoria o inhibitoria, pero nunca se puede alegar por ambas.
e) La cosa juzgada, la preclusión se vincula con la cosa juzgada formal, que implica que la vía procesal se agota en
un determinado momento impidiendo su prosecución, puesto que ella se traduce en la prohibición de volver a
discutir lo ya decidido, la doctrina la llama suma preclusión o preclusión máxima. No obstante la preclusión y la cosa
juzgada tienen diferencias:
 La cosa juzgada produce efectos fuera del proceso, en cambio la preclusión produce efectos dentro del
proceso y para ese proceso.
 La cosa juzgada supone un proceso terminado, en cambio la preclusión sólo produce efectos en un
proceso en desarrollo.
 No obstante estas diferencias, ambas tienen en común que impiden una nueva discusión.
 La cosa juzgada versa sobre toda la materia del proceso, en cambio la preclusión versa sobre materias
especificas, particulares.

12) Principio de la economía procesal

Este principio persigue que el proceso se desenvuelva en el menor tiempo, con el menor número de actuaciones
y con los menores gastos posibles, luego son tres las finalidades que se persiguen con este principio:
 Ahorro de actuaciones.
 Ahorro de tiempo.
 Ahorro de gasto.
El proceso como medio que es no puede exigir un gasto superior al valor de los medios que están en debate,
siempre debe existir una proporción entre el fin y los medios, así por ejemplo los procesos de mínima cuantía deben ser
objeto de trámites más simples. Por otro lado el proceso no puede demandar gastos excesivos para los litigantes
por que se estaría entrabando el derecho que tiene todo individuo a pedir la tutela jurisdiccional del Estado.

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Según el autor Eduardo Couture aplicación de este principio de economía procesal son la simplificación de las
formas del debate, también se aplicaría asimismo en la limitación de ciertas pruebas, por ejemplo el peritaje que es
muy oneroso. Se aplica también este principio en una economía pecuniaria, por ejemplo las costas, los gastos
generalmente son menores en los asuntos más modestos e incluso en algunas legislaciones como la nuestra, el Estado
colabora con la economía procesal eximiendo de todo tributo a las actuaciones o gestiones que se practican ante los
tribunales.

13) Principio de la buena fe procesal


Este principio también se llama principio de la moralidad, de la probidad o principio de la inmaculación del proceso.
Se puede definir como el poder de ser veraces y proceder de buena fe de todos cuantos intervienen en el proceso
con el sincero convencimiento de hallarse asistido de la razón. Este principio busca impedir abusos de las partes que
tengan por objeto dilatar u oscurecer el proceso, desvirtuando de este modo sus fines característicos de ahí que
corresponde a todos los que intervienen en el desarrollo de un litigio hacer primar la buena fe y la lealtad procesal en
todos sus actos. Este principio no tiene oponente o contradictor, no existe el principio de la mala fe.
Nuestra legislación procesal en algunas disposiciones como por ejemplo el art. 88 inc.2° y 4°, 724, 561 inc. 3° del
C.P.C. hacen referencia a la mala fe procesal para sancionar conductas reñidas con la buena fe procesal.

EXTERIORIZACIÓN DEL PROCESO.-


El proceso a través del cual se persigue la solución de conflictos es una relación jurídica que importa derechos y
obligaciones para las partes y para el juez.
Pero ese proceso en cuanto es una relación jurídica es un fenómeno intemporal, en definitiva no es más que
una abstracción, y esta abstracción hay que traerla a la realidad física, es decir, que se pueda materializar; esta
materialización se logra a través de actos procesales, de los cuales debe dejarse constancia material y que está
constituido por los escritos, documentos, resoluciones, actas de audiencias y actuaciones de toda especie, que
consignan los actos judiciales de las partes y de los órganos de la autoridad, así por lo demás lo indica el art. 29 del
C.P.C.
Estos actos procesales representan el desenvolvimiento de los diversos actos procesales, y este cuerpo de
escritos recibe el nombre de autos, causa y tras la ley 20.886 “carpeta electrónica”.
La carpeta electrónica se forma con dichos antecedentes, que se registran y conservan íntegramente en orden
sucesivo conforme a su fecha de presentación o verificación, así por lo demás lo indica el art. 34 del C.P.C. Agrega esta
última norma, que el sistema de tramitación electrónica del Poder Judicial numerará automáticamente cada pieza de la
carpeta electrónica.

A) La materialización del proceso:


Se lleva a efecto de dos formas, debiendo para ello distinguirse si se trata de actos procesales orales o escritos:
En actos procesales orales, se debe proceder a su transcripción por escrito, y se debe dejar constancia de ellos
reduciéndolos a un escrito, o a una acta, es decir documentándolos. Esta materialización recibe el nombre de
documentación. Ejemplo un testigo a viva voz, ante un juez o ministro de fe.

113
En actos procesales escritos basta unirlos a la carpeta digital de un modo permanente, lo que se conoce con el
nombre de incorporación.
Hay que considerar que todo vuelve a la escritura por su constancia y veracidad.

B) Concepto de carpeta digital y formación de él.


La formación del proceso se encuentra regulada en el Titulo V del Libro I del Código de Procedimiento Civil, el
que se denomina "De la formación del proceso, de su custodia y de su comunicación a las partes", comprendiendo los
artículos 29 a 37 de ese cuerpo legal.
En dicho Título al emplearse por el legislador la voz proceso, más que estarse refiriendo a éste alude a la
materialidad en la cual se deja constancia de las diversas actuaciones judiciales que se van realizando durante el
desarrollo de un procedimiento.
De acuerdo con ello, podemos señalar que proceso en el sentido de carpeta electrónica (antes expediente), en
que se utiliza en dicho Título, es el conjunto de escritos, documentos, resoluciones, actas de audiencias y actuaciones
de toda especie que se presentan o verifican en el juicio.(art. 29 del C.P.C.).
Las reglas que deben respetarse para la formación de la carpeta electrónica son las siguientes:
a.- Todas las piezas que deben formar la carpeta electrónica se deben ir agregando sucesivamente en el orden
de presentación o verificación.
b.- Al agregarse una pieza a la carpeta electrónica, se deberá numerar en cifras y en letras, lo que se hará
automáticamente por el sistema de tramitación electrónica del Poder Judicial.
Sólo se exceptúan del cumplimiento de esta obligación las piezas que por su naturaleza no pueden agregarse o
que por motivos fundados se manden reservar fuera del proceso.(Art. 34 del C.P.C.)
c.- Ninguna pieza de la carpeta electrónica podrá eliminarse sin que previamente lo decrete el tribunal que
conoce de la causa.(Art. 29 inc. 3° del C.P.C.)

Señala el artículo 2 de la Ley 20.886.


Principios. La tramitación de las causas regidas por la presente ley se sujetará a los siguientes principios
generales:
b) Principio de fidelidad. Todas las actuaciones del proceso se registrarán y conservarán íntegramente y en
orden sucesivo en la carpeta electrónica, la que garantizará su fidelidad, preservación y la reproducción de su
contenido.
Por su parte el artículo 3 de la mentada ley señala:
Uso obligatorio del sistema informático, respaldo y conservación. Los jueces, auxiliares de la administración de
justicia y funcionarios de cada tribunal estarán obligados a utilizar y a registrar en el sistema informático todas las
resoluciones y actuaciones procesales que se verifiquen en el juicio.
La conservación de los registros estará a cargo del tribunal correspondiente a través de la Corporación
Administrativa del Poder Judicial, de conformidad a lo previsto en el Código Orgánico de Tribunales.
La carpeta electrónica y sus registros deberán ser respaldados informáticamente en forma periódica.

114
Si por cualquier causa se viere dañado el soporte material del registro electrónico afectando su contenido, el
tribunal ordenará reemplazarlo en todo o parte por una copia fiel, que obtendrá de quien la tuviere, si no dispusiere de
ella directamente.
Si no existiere copia fiel, las resoluciones se dictarán nuevamente, para lo cual el tribunal reunirá los
antecedentes que le permitan fundamentar su preexistencia y contenido, y las actuaciones se repetirán con las
formalidades previstas para cada caso. Sin embargo, no será necesario volver a dictar las resoluciones o repetir las
actuaciones que sean el antecedente de resoluciones conocidas o en etapa de cumplimiento o ejecución.

C) Los escritos:
La forma natural en la cual las partes se comunican con el tribunal para los efectos de formular sus diversas
peticiones en nuestro procedimiento en el cual predomina el principio de la escrituración es mediante la presentación
de escritos.
De acuerdo con ello, un escrito es el acto solemne que contiene las solicitudes que presentan las partes al
tribunal y que debe reunir los requisitos contemplados en la ley.
Los requisitos que deben cumplirse respecto de la presentación de cada escrito son los siguientes:
a.- En cuanto al papel que se debe utilizar para formular la solicitud nada se establece en la actualidad.
Antiguamente, la Ley de Timbres y Estampillas establecía que los escritos debían presentarse en papel sellado,
que era un papel impreso por la Casa de Moneda que tenía un valor determinado por cada hoja y que contenía 30
líneas por cada foja para ser utilizados en su escritura. Con posterioridad, se eliminó la existencia de dicho papel y la
costumbre hizo que se reemplazara por papel proceso. Sin embargo en la actualidad, por el uso de la computación la
mayoría de los escritos son presentados sólo en papel blanco, sin importar el tamaño de éste.
b.- En cuanto a la forma o contenido, el legislador sólo se establece que el escrito debe encabezarse con una
suma que indique su contenido o el trámite de que se trata.(art. 30 del C.P.C.)
En general, podemos señalar que en todo escrito encontramos tres partes : La suma, el contenido y la petición.
La suma del escrito es la parte en la cual se contiene un resumen del contenido de éste o de las peticiones que
se formulan al tribunal, pudiendo ser ellas una (P.Ej. Patrocinio y poder) o varias, debiendo en tal caso diferenciarse en
la práctica mediante el señalamiento de las diversas peticiones que se formulan señalándose la petición principal ( En lo
principal), de las otras que se contienen mediante otrosíes, que en nuestro idioma significa "además". (P.Ej. En lo
principal: Deduce demanda en juicio ordinario. En el primer otrosí: Acompaña documentos, con citación. En el segundo
otrosí: Patrocinio y poder.)
El contenido del escrito es aquella parte en que:
i) Se individualiza el tribunal.
ii) Se individualiza la parte que efectúa la presentación.
iii) Se individualiza el proceso en el cual se realiza la presentación: Se identificará con el número de rol que se le
debe asignar en la primera resolución que pronuncie (art.51 del C.P.C.) y con el nombre de las partes que figuran en la
carátula del expediente.
iv) Finalmente encontramos el desarrollo del escrito, para lo cual no existen términos sacramentales,
terminando el contenido con el POR TANTO, en el cual se señalan las normas legales que fundamentan la petición
formulada.

115
Ejemplo:
Delega poder.-
S.J.L.Civil de Temuco (1º)
Perico Palotes González Pérez, abogado, apoderado de la parte demandante, en autos ordinarios sobre
reivindicación, caratulados “Guillier con Piñera”, rol nº 666-2015, a US. con respeto indico:
Que vengo en delegar el poder que me fue conferido para actuar en estos autos, con las mismas facultades con
que me fue otorgado, en el abogado habilitado para el ejercicio de la profesión, Sr. Alexis Salvador Uwu Finoli, quien se
domicilia en Temuco, en calle Antonio Varas nº 989, piso 17; lo anterior, sin perjuicio de reasumirlo en cualquier
momento.
Por tanto, conforme lo dispuesto en el artículo 7 del Código de Procedimiento Civil,

Debemos recordar que para dirigirse al tribunal la Corte Suprema tiene el tratamiento de Excelencia (Excma.
Corte), las Cortes de Apelaciones tienen el tratamiento de Señoría Ilustrísima (Ilma. Corte) y cada uno de los miembros
de estos mismos tribunales y los jueces de letras tienen el tratamiento de Señoría (S.J.L., US, S.S.;) de conformidad a lo
establecido en el artículo 306 del C.O.T..-

Finalmente, el escrito termina con una petición, que no es otra cosa que la solicitud que se le formula al
tribunal.
En ejemplo:
Por tanto, conforme lo dispuesto en el artículo 7 del Código de Procedimiento Civil,
Ruego a Us., tener presente la delegación de poder.

En todo caso, es menester tener presente que además de estas reglas generales existen determinados escritos
en los cuales el legislador se ha encargado de regular en forma expresa y específica otros requisitos que deben ser
cumplidos respecto de ellos, corno ocurre por ejemplo con la demanda (art. 254 del C.P.C.), la contestación de la
demanda (art. 309 del C.P.C)., el recurso de apelación (art. 189 del C.P.C.), el recurso de casación en la forma y en el
fondo (art.772 del C.P.C.)

c.- En cuanto a su forma de presentación, señala el artículo 30 del C.P.C, que los escritos y documentos se
presentarán vía electrónica, conforme se dispone en los artículos 5º y 6º, de la Ley General sobre Tramitación
Electrónica de los Procedimientos Judiciales.
Dichas normas, señalan básicamente lo siguiente:
1º) Las demandas y en general todos los escritos, se deben presentar, vía electrónica a través del sistema de
tramitación electrónica del Poder Judicial.
2º) Para lo anterior, los abogados o habilitados en derecho se deben registrar en los términos que se regulen en
un auto acordado que la Corte Suprema dictará al efecto. Lo anterior, en la práctica, implica la obtención, ante el
Registro Civil, de una “clave única”, que permite ingresar al sistema de tramitación electrónica del Poder Judicial.
3º) En casos excepcionales, cuando las circunstancias así lo requieran o se trate de una persona autorizada por
el tribunal por carecer de los medios tecnológicos necesarios, los escritos podrán presentarse al tribunal materialmente

116
y en soporte papel por conducto del ministro de fe respectivo o del buzón especialmente habilitado al efecto. Estos
escritos presentados en formato papel, deben ser digitalizados e ingresados a la carpeta electrónica inmediatamente.
4º) Los documentos electrónicos se presentarán también a través del sistema de tramitación electrónica del
Poder Judicial o, en caso de requerirlo así las circunstancias, se acompañarán en el tribunal a través de la entrega de
algún dispositivo de almacenamiento de datos electrónicos.
5º) Los documentos cuyo formato original no sea electrónico, pueden presentarse materialmente en el tribunal
y quedarán bajo la custodia del funcionario o ministro de fe correspondiente.
6º) Sin perjuicio de lo señalado en el número anterior, los títulos ejecutivos cuyo formato original no sea
electrónico, deberán presentarse materialmente en el tribunal y quedarán bajo la custodia del funcionario o ministro
de fe correspondiente, bajo apercibimiento de tener por no iniciada la ejecución.
7º) Sin perjuicio de lo señalado en los dos números anteriores, los documentos y títulos ejecutivos presentados
materialmente, deberán acompañarse con una copia en formato digital a través del sistema de tramitación electrónica
del Poder Judicial o, en caso de requerirlo así las circunstancias, en el tribunal, a través de la entrega de algún
dispositivo de almacenamiento de datos electrónicos.
8º) Sanción a la no presentación de las copias digitales de los documentos o títulos ejecutivos, o a la existencia
de una disconformidad substancial entre aquellas y el documento o título ejecutivo original: El tribunal ordenará, de
oficio o a petición de parte, que se acompañen las copias digitales correspondientes dentro de tercero día, bajo
apercibimiento de tener por no presentado el documento o título ejecutivo respectivo.
9º) Excepción a la sanción: En casos excepcionales, cuando se haya autorizado a una persona para presentar
escritos materialmente por carecer de los medios tecnológicos, no será necesario acompañar copias digitales. En este
caso, los documentos y títulos ejecutivos presentados en formato que no sea electrónico serán digitalizados e
ingresados inmediatamente por el tribunal a la carpeta electrónica.

d.- En cuanto a la formalidad de la recepción del escrito, cuando se entrega materialmente: se establece que
entregado un escrito al secretario, deberá éste en el mismo día estampar en cada foja la fecha y su media firma o un
sello autorizado por la respectiva Corte de Apelaciones y que designe la oficina y la fecha de presentación, timbre que
se posee en cada secretaría de un tribunal y cuya labor es realizada por un oficial de sala, es obligación del secretario
dar recibo de los documentos que se le entreguen, siempre que lo exija la parte que los presenta, sin que pueda cobrar
derecho alguno por los servicios a que este artículo se refiere.(art. 32 C.P.C.)

D) La consulta de la carpeta electrónica:


De conformidad a lo establecido en el artículo 9° del C.O.T., los actos de los tribunales son públicos, salvo las
excepciones expresamente establecidas en la ley.
Señala por su parte el artículo 29 inciso 2º del C.P.C, que la carpeta electrónica estará disponible en el portal de
internet del Poder Judicial, salvo que:
i) La ley establezca lo contrario.
ii) La ley habilite al Tribunal para restringir su publicidad, o la de alguna parte de la carpeta.

Señala el artículo 2 de la Ley 20.886 sobre el punto


117
Principios. La tramitación de las causas regidas por la presente ley se sujetará a los siguientes principios
generales:
c) Principio de publicidad. Los actos de los tribunales son públicos y, en consecuencia, los sistemas informáticos
que se utilicen para el registro de los procedimientos judiciales deberán garantizar el pleno acceso de todas las
personas a la carpeta electrónica en condiciones de igualdad, salvo las excepciones establecidas por la ley.
No obstante lo anterior, las demandas, las presentaciones relativas a medidas cautelares, incluso aquellas
solicitadas en carácter prejudicial, y a otras materias cuya eficacia requiera de reserva serán accesibles únicamente al
solicitante mientras no se haya notificado la resolución recaída en ellas.
La Corte Suprema regulará mediante auto acordado la búsqueda de causas en el sistema de tramitación
electrónica del Poder Judicial.

E) La custodia del expediente.


Las piezas que se presenten al Tribunal, se mantendrá en la oficina del secretario bajo su custodia y
responsabilidad. (Art. 36 C.P.C.).Esta obligación de los secretarios se reitera en el N° 4 del art. 380 del C.O.T., según el
cual son funciones de los secretarios guardar con el conveniente arreglo los procesos y demás papeles de su oficina,
sujetándose a las órdenes e instrucciones que la Corte o juzgado respectivo les diere sobre el particular.
Dichas piezas, no podrán retirarse de la secretaría, sino por las personas y en los casos expresamente
contemplados en la ley.(art. 36 del C.P.C.)
El expediente puede ser retirado de secretaria (respecto de aquellos casos en que aún existe expediente
material):
a) Por el oficial del Ministerio Público Judicial o el defensor público siempre que los tribunales lo pidan o
hayan por mandato de la ley tener que oír el dictamen de éstos, en cuyo caso el secretario les entregará el
proceso, exigiéndoles en correspondiente recibo. Si estos funcionarios a quienes se pide su dictamen
retardan la devolución del proceso, podrá el tribunal señalarles un plazo razonable para que la efectúen y
ordenar a su vencimiento que se recojan por el secretario los autos. (art. 37 incisos 1° y 2° del C.P.C.)
b) Por los receptores. Los otros funcionarios que se encuentran autorizados por ley para retirar el expediente
de la secretaría del tribunal son los receptores, quienes sólo deberán hacerlo respecto de las piezas del
expediente que sean estrictamente necesarias para la realización de la diligencia que deban efectuar. El
expediente o respectivo cuaderno, en su caso, deberán devolverse a la secretaría del tribunal dentro de los
dos días hábiles siguientes a la fecha en que practicó la diligencia, con la debida constancia de lo obrado.
Todo incumplimiento a estas normas constituirá falta grave a las funciones y será sancionado por el
tribunal, previa audiencia del afectado, con alguna de las medidas contempladas en el artículo 532 COT.
c) Por los relatores, para los efectos de revisar los expedientes y hacer la relación de conformidad a los
establecido en los N° 3 y 4 del art.372 del C.O.T.

F) La remisión del expediente a otro Tribunal.


El Artículo 159 N° 6 del Código de Procedimiento Civil establece como una medida para mejor resolver, la
presentación de cualquiera otros autos que tengan relación con el pleito.

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Conforme al artículo 37 del C.P.C, este trámite se cumple enviando la correspondiente comunicación de la
carpeta electrónica a la que deben acceder a través del sistema de tramitación electrónica del Poder Judicial.

G) Extravío del expediente y su reconstitución.


El Código de Procedimiento Civil no contempla normas para los efectos de regular el procedimiento que ha de
seguirse en caso de extravío de un expediente y su posterior reconstitución.
En la práctica se ha procedido a dar una aplicación acomodaticia a normas que estaban contenidas en el Código
de Procedimiento Penal, para lo cual reviste particular importancia la conservación de las copias de los escritos y
actuaciones realizadas ante el tribunal, debidamente timbradas por el Secretario de éste.
Extraviado un expediente, lo que debe realizarse es presentar un escrito al tribunal solicitándole que ordene al
secretario del tribunal que certifique el extravío del expediente.
Certificado el extravío del expediente por el secretario del tribunal, debe procederse a la reconstitución de éste.
En tal caso, la parte que desee reconstituir el expediente debe presentar un escrito solicitando que este se
tenga por reconstituido con el mérito de las copias simples de los escritos y actuaciones del proceso que acompañe, en
lo posible encontrándose ellas timbradas por el secretario del tribunal, puesto que el artículo 669 inc. 2° del C.O.T.
reconoce a éstas como auténticas para éstos efectos.
Nuestros tribunales generalmente proceden en este caso a dictar una resolución teniendo por reconstituido el
expediente con el mérito de las copias acompañadas por parte del solicitante con citación, disponiendo la notificación
de dicha resolución por cédula.
En caso que se formule oposición, el tribunal al resolver el incidente generado por ella determinará las piezas
con el mérito de las cuales debe tenerse por reconstituido el expediente.
Lo anterior se refiere, desde luego, a las causas con expediente material. Tratándose de carpetas electrónicas,
sobre el punto señala el artículo 3 de la Ley 20.886:
La conservación de los registros estará a cargo del tribunal correspondiente a través de la Corporación
Administrativa del Poder Judicial, de conformidad a lo previsto en el Código Orgánico de Tribunales.
La carpeta electrónica y sus registros deberán ser respaldados informáticamente en forma periódica.
Si por cualquier causa se viere dañado el soporte material del registro electrónico afectando su contenido, el
tribunal ordenará reemplazarlo en todo o parte por una copia fiel, que obtendrá de quien la tuviere, si no dispusiere de
ella directamente.
Si no existiere copia fiel, las resoluciones se dictarán nuevamente, para lo cual el tribunal reunirá los
antecedentes que le permitan fundamentar su preexistencia y contenido, y las actuaciones se repetirán con las
formalidades previstas para cada caso. Sin embargo, no será necesario volver a dictar las resoluciones o repetir las
actuaciones que sean el antecedente de resoluciones conocidas o en etapa de cumplimiento o ejecución.

LA SUSPENSION, PARALIZACION Y
EXTINCION DEL PROCEDIMIENTO.

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A) La paralización del procedimiento:
Las partes, desde la notificación de la demanda, en los procedimientos en que recibe aplicación el principio de
la instancia de parte, tienen la carga de dar curso progresivo a los autos para obtener que este llegue al estado de fallo y
se proceda por el órgano jurisdiccional a la dictación de la resolución que decida el conflicto sometido a su decisión.
El proceso puede paralizarse durante su tramitación por la inactividad de las partes y de los órganos de la
jurisdicción.
En la paralización nos encontramos ante una inactividad de hecho de las partes y el tribunal, sin que exista
ninguna resolución o disposición legal que les impida actuar dentro del procedimiento.
Si las partes nada hacen, el procedimiento permanecerá paralizado, puesto que en ellos radica el impulso
procesal de acuerdo con el principio ya señalado.
Esta inactividad de las partes en el procedimiento, si se prolonga por más de seis meses contados desde la
fecha de la última resolución recaída en una gestión útil, puede dar origen sólo a petición del demandado a que el
tribunal dicte una resolución declarando la sanción denominada abandono del procedimiento, y que se contempla en
los artículos 152 y siguientes del Código de Procedimiento Civil. Esta sanción produce la pérdida de lo obrado en el
procedimiento, pero no de la pretensión hecha valer en él.

B) La suspensión del procedimiento:


Es posible la suspensión del procedimiento en su tramitación por acuerdo de las partes.
De acuerdo a lo previsto en el inciso segundo del artículo 64 del Código de Procedimiento Civil, las partes, en
cualquier estado del juicio, podrán acordar la suspensión del procedimiento hasta dos veces por instancia, sea o no por
periodos iguales, hasta un plazo máximo de noventa días en cada instancia.
Se puede acordar además, ante la Corte Suprema en caso que, ante dicho tribunal, estuvieren pendientes
recursos de casación o de queja en contra de sentencia definitiva.
De acuerdo con ello, tenemos que la suspensión tiene su origen en una convención de carácter procesal, puesto
que ella sólo puede operar por el acuerdo de ambas partes.
Ese acuerdo se encuentra acotado en cuanto a su procedencia por parte del legislador, puesto que sólo puede
ser ejercido hasta dos veces por instancia y hasta por un plazo máximo de noventa días, y ante la Corte Suprema, pero
sólo si ella se encuentra avocada al conocimiento de recursos de casación y queja y siempre que esos recursos se hayan
interpuesto en contra de sentencias definitivas.
En consecuencia, no procederá la suspensión ante la Corte Suprema en caso que ella se encuentre conociendo
recursos de casación y de queja deducidos en contra de otras resoluciones que no tengan el carácter del sentencia
definitiva.
El efecto que genera el acuerdo de las partes, que se debe materializar mediante la presentación de un escrito
de común acuerdo al tribunal, consiste en que los plazos que estuvieren corriendo se suspenderán al presentarse el
escrito y continuarán corriendo vencido el plazo de suspensión acordado.
Ello significa que el período que media entre la presentación al tribunal del escrito de suspensión de común
acuerdo por las partes y el del vencimiento del plazo de suspensión acordado, no debe ser considerado en el computo
de ningún plazo dentro del procedimiento, puesto que se establece expresamente la suspensión de ellos dentro de ese
período.

120
Sin perjuicio de la suspensión del procedimiento por acuerdo de las partes, es posible también que ella se
produzca con motivo de la dictación de diversas resoluciones por parte del tribunal que conoce la causa o del tribunal
superior de aquel.
En efecto, la tramitación de un asunto ante el tribunal de primera instancia se suspende en caso que se conceda
en contra de una resolución dictada por él un recurso de apelación que comprenda el efecto devolutivo y suspensivo.
En ese evento, la causa se suspenderá en su tramitación ante el tribunal de primera instancia hasta que no notifique el
cúmplase de la resolución pronunciada por el tribunal de segunda instancia que hubiere resuelto el recurso de
apelación, puesto que el efecto suspensivo suspende la competencia del tribunal inferior para seguir conociendo de la
causa desde la concesión del recurso hasta su resolución de acuerdo a lo previsto en el artículo 191 del C.P.C.
Tratándose de los recursos de casación, la regla general establecida en el artículo 774 del C.P.C. es que la
concesión de ellos no suspende la tramitación del procedimiento ante los tribunales inferiores.

Por otra parte, los tribunales superiores de aquel que conoce de un proceso pueden ordenarle al inferior la
suspensión de la tramitación de una causa mediante la orden de no innovar en los recursos de apelación concedidos en
el sólo efecto devolutivo y en el recurso de queja.

Finalmente, es posible que la suspensión del procedimiento se produzca también por la muerte de la parte que
obre por si misma (art. 5° C.P.C.)..

C) La extinción del procedimiento.


La forma normal de terminación del proceso, dado su carácter teleológico, será mediante la dictación de una
sentencia definitiva, a través de la cual una vez firme o ejecutoriada se resuelve en forma irrevocable e inmutable el
conflicto sometido a la decisión del tribunal.
Sin embargo, existen otros medios o manera anormales de poner término al proceso, como la transacción (Art.
2.460 C.Civ.), el avenimiento y la conciliación total (Art. 267 C.P.C.), el desistimiento de la demanda (Art.148 del C.P.C.),
el abandono del procedimiento (Art. 152 y siguientes del C.P.C.).

LOS PLAZOS
A) Reglamentación:
Las disposiciones más importantes que se contemplan en nuestra legislación para la regulación de los plazos se
encuentran en los artículos 48 a 50 del Código Civil, 64 a 68 del Código de Procedimiento Civil.

B) Concepto:
El plazo o término procesal es el espacio de tiempo fijado por la ley, el juez o las partes para el ejercicio de una
facultad o la realización de un acto jurídico procesal dentro del proceso.

121
Hay quienes efectuaban una distinción entre el plazo, que era el período establecidas para cuestiones derivadas
del cumplimiento de obligaciones civiles y el término, que era el período establecido para cuestiones procesales. En
nuestra legislación, doctrina y jurisprudencia no se efectúa esa distinción, siendo ambas expresiones sinónimas.

C) Cómputo de los plazos:


La forma de computar los plazos se encuentra establecida en el artículo 48 del Código Civil.
De acuerdo con ese precepto legal "todos los plazos de días, meses o años de que se haga mención en las leyes
o en los decretos del Presidente de la República, de los tribunales o juzgados, se entenderá que han de ser completos y
correrán además hasta la medianoche del último día del plazo.
El primero y el último día de un plazo de meses o años deberán tener un mismo número en los respectivos
meses. El plazo de un mes podrá ser, por consiguiente, de 28, 29, 30 o 31 días, y el plazo de un año de 365 o 366 días
según los casos.
Si el mes en que ha de principiar el plazo de meses o años constare de más días que el mes en que ha de
terminar el plazo, y si el plazo corriere desde alguno de los días en que el primero de dicho meses excede al segundo, el
último día del plazo será el último día de este segundo mes.
Se aplicarán estas reglas a las prescripciones, a las calificaciones de edad, y en general a cualesquiera plazos o
términos prescritos en las leyes o en los actos de las autoridades chilenas; salvo que en las mismas leyes o actos se
disponga expresamente otra cosa".

De acuerdo al artículo 49 del Código Civil, "Cuando se dice que un acto debe ejecutarse en o dentro de cierto
plazo, se entenderá que vale si se ejecuta antes de la medianoche en que se termina el último día del plazo; y cuando se
exige que haya transcurrido un espacio de tiempo para que nazcan o expiren derechos, se entenderá que estos derechos
no nacen o expiran sino después de la medianoche en que termine el último día de dicho espacio de tiempo."

Según estas normas contenidas en el Código Civil, dos son los principios que se establecen respecto del
cómputo de los plazos:
1°.- Los plazos han de ser completos.
2°.- El plazo corre hasta la medianoche del último día del plazo, si este es de días, meses o años.
De acuerdo con ello, si se confiere traslado para responder un incidente, y la resolución se notifica por el Estado
diario el día Lunes a las 14:00 horas, el plazo de tres días para evacuar ese trámite se extingue a la medianoche del día
Jueves.

D) Clasificación de los plazos procesales:


Los plazos son susceptibles de ser clasificados desde diversos puntos de vista:
1º) En atención al sujeto que los establece:
Desde este punto de vista los plazos se clasifican en plazos legales, judiciales y convencionales.
2º) En atención a su extensión:
Desde este punto de vista se clasifican en plazos de horas, días, meses y años.
3º) En cuanto a la forma de extinción de una facultad por su no ejercicio en el plazo:

122
Desde este punto de vista se clasifican en fatales y no fatales.
4º) En cuanto a la posbilidad de extender el plazo más allá de su vencimiento una vez que hubiere comenzado
a correr:
Desde este punto de vista los plazos se clasifican en prorrogables e improrrogables.
5º) En cuanto al instante a partir del cual comienza el cómputo del plazo:
Desde este punto de vista se clasifican en comunes e individuales.
6º) En cuanto a su suspensión por la interposición de días feriados:
Desde este punto de vista se clasifican en continuos y discontinuos.

Estas clasificaciones son importantes por los diversos aspectos en atención a los cuales se establecen y porque
ellas deben ser relacionadas entre sí para establecer los efectos que genera el transcurso de uno u otro plazo, su forma
de cómputo o la forma de extinción de la facultad por su transcurso.
Además el establecimiento de una u otra clase de plazos en un procedimiento permite establecer la
preponderancia de los diversos principios formativos dentro de él.

E) Plazos legales, judiciales y convencionales:


Plazos legales son aquellos establecidos por la ley.
Los plazos legales constituyen la regla general dentro de nuestra legislación y a través de ellos se establece la
aplicación dentro de los procedimientos nacionales de los principios formativos del procedimiento del orden
consecutivo legal y de la preclusión.
Ejemplos típicos de los plazos legales son todos aquellos que se establecen dentro de los diversos
procedimientos para los efectos de evacuar él o los trámites que se comprenden en el período de discusión, el término
probatorio y los plazos para deducir los diversos recursos legales.
Plazos judiciales son aquellos fijados por el juez cuando la ley lo autoriza expresamente para ello.
Como ejemplo de plazos legales tenemos el plazo en que debe comparecer a absolver posiciones en el juicio
ordinario, el plazo para comparecer a confesar deuda o reconocer firma como gestión preparatoria de la vía ejecutiva,
etc.
El tribunal sólo puede fijar un plazo para la realización de actuaciones judiciales en los casos en que la ley lo
hubiere facultado para ello.
Plazo convencional es aquel fijado de común acuerdo por las partes o por aquel que debe concurrir a realizar
un acto jurídico unilateral.
Como ejemplo de plazos convencionales, que importan la aplicación dentro del procedimiento del principio
formativo del orden consecutivo convencional, podemos señalar el procedimiento ante árbitros arbitradores en el cual
las partes pueden de común acuerdo establecer el procedimiento para la resolución del conflicto.
Esta clasificación, que se efectúa atendiendo al origen del establecimiento del plazo, tiene importancia para los
siguientes efectos:
a.- Para establecer el carácter de fatal o de no fatal del plazo.
Los plazos que establece el Código de Procedimiento Civil son fatales, salvo que se refieran a actuaciones
propias del tribunal (Art. 64 del C.P.C.).

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Los plazos judiciales revisten el carácter de no fatales. (Art. 78 del C.P.C.).
b.- Para establecer la posibilidad de prórroga del plazo.
Los términos legales no son prorrogables.
Los plazos judiciales son prorrogables en el evento de darse cumplimiento de los requisitos que establece la ley.
Los términos convencionales son prorrogables de común acuerdo por las partes.

F) Plazos de horas, días, meses y años:


En cuanto a la extensión del término es posible distinguir dentro del procedimiento el establecimiento de plazos
de horas, de días, meses y años.
La regla general dentro de nuestro procedimiento la constituyen los plazos de días.
Excepcionalmente se contemplan dentro de nuestro procedimiento los plazos de meses, como ocurre con el
plazo de inactividad de 6 meses que se requiere para que a petición del demandado se pueda declarar por el tribunal el
abandono del procedimiento (art.152 del C.P.C.).
Finalmente, de forma excepcional también es posible encontrar dentro de nuestro procedimiento el plazo de
años, como ocurre con el plazo de un año contado, desde que la prestación contenida en la sentencia se hizo exigible,
para poder solicitarse el cumplimiento de una sentencia a través del procedimiento incidental (Art. 233 del C.P.C.), con
la facultad el tribunal para denegar de oficio la ejecución si el titulo ejecutivo presentado en la demanda ejecutiva tiene
más de tres años contados desde que la obligación se hizo exigible (Art. 442 del C.P.C.), con el plazo de un año contado
desde que la sentencia adquirió el carácter de firme o ejecutoriada para los efectos de deducir el recurso de revisión en
materia civil (Art. 811 del C.P.C.).-
La distinta extensión con la cual se contempla el establecimiento del plazo tiene importancia en los siguientes
aspectos:
a.- En cuanto a su computo, dado que el carácter de computo completo de un plazo, en el sentido de
extenderse éste hasta la medianoche del día en que éste vence, sólo se aplica a los plazos de días, meses y años, pero
no respecto de los plazos de horas de acuerdo a lo establecido en el artículo 48 del Código Civil.
b.- En cuanto a su carácter de continuo o discontinuo, puesto que sólo los plazos de días y que se encuentran
establecidos en el Código de Procedimiento Civil se suspenden durante los días feriados. (Art. 66 del C.P.C.)

G) Plazos fatales y no fatales:


Plazos fatales son aquellos en que la posibilidad de ejercer un derecho o la oportunidad para ejecutar un acto
se extingue o precluye al vencimiento del plazo por el sólo ministerio de la ley y sin necesidad que se dicte resolución
alguna que declare extinguida la facultad.
En nuestro derecho se encuentra contemplada la existencia de los plazos fatales en los artículos 49 del Código
Civil y en el inciso primero del artículo 64 del Código de Procedimiento Civil.
Al efecto, establece el mencionado artículo 49 del C.Civ, que "cuando se dice que un acto debe ejecutarse en o
dentro de cierto plazo, se entenderá que vale si se ejecuta antes de la medianoche en que se termina el último día del
plazo; y cuando se exige que haya transcurrido un espacio de tiempo para que nazcan o expiren derechos, se entenderá
que estos derechos no nacen o expiran sino después de la medianoche en que termine el último día de dicho espacio de
tiempo."

124
El artículo 64 del C.P.C., establecía “los derechos para cuyo ejercicio se conceda un término fatal o que supongan
un acto que deba ejecutarse en o dentro de cierto término, se entenderán irrevocablemente extinguidos por el
ministerio sólo de la ley, si no se han ejercido antes del vencimiento de esos términos."
En consecuencia, de acuerdo con esos preceptos para los efectos de poder establecer cuando un término tenía
el carácter de fatal era menester que se señalara por el legislador su carácter de fatal o se utilizara por éste las
expresiones en o dentro de cierto plazo.
No obstante, mediante la dictación de la Ley 18.882 de 20 de Diciembre de 1989, se modificó el artículo 64 del
Código de Procedimiento Civil, estableciéndose en el inciso primero de ese precepto actualmente que "los
plazos que señala este Código son fatales cualquiera sea la forma en que se exprese, salvo aquellos establecidos
para la realización de actuaciones propias del tribunal. En consecuencia, la posibilidad de ejercer un derecho o la
oportunidad para ejecutar el acto se extingue al vencimiento del plazo. En estos casos el tribunal, de oficio o a
petición de parte, proveerá lo que convenga para la prosecución del juicio, sin necesidad de certificado previo."
A partir de esa modificación legal, la regla de la fatalidad de los plazos se extendió a todos los términos que el
legislador establece en el Código de Procedimiento Civil, sin importar la expresión que se utilice para su
establecimiento.
En consecuencia, en la actualidad se puede establecer como regla general que revisten el carácter de fatales
todos los plazos establecidos por el legislador en el Código de Procedimiento Civil, cualquiera sean la expresiones que
éste utilice y la extensión que ellos tengan.
Dada la extensión de esta regla a todos los plazos establecidos en el Código de Procedimiento Civil, algunas
disposiciones de éste carecen en la actualidad de trascendencia, puesto que sólo reiteran para situaciones específicas la
fatalidad del plazo. Ello ocurre por ejemplo en el artículo 463 del C.P.C. al señalar la fatalidad de los plazos para oponer
excepciones por el ejecutado en el juicio ejecutivo.
Excepcionalmente, no revisten el carácter de fatal, no obstante tratarse de términos contemplados en el Código
de Procedimiento Civil, aquellos establecidos para la realización de actuaciones propias del tribunal. En estos casos, si el
tribunal no ejerce la facultad dentro del plazo establecido en la ley, ella no se extingue y puede ser ejercida con
posterioridad, sin perjuicio de la sanción disciplinaria que podría imponerse a éste. Es así por ejemplo, que si un tribunal
no dicta en el juicio ordinario sentencia definitiva dentro del término de 60 días contados desde que la causa quede en
estado de sentencia, ella podrá ser dictada con posterioridad, sin perjuicio de poderse deducir por el retardo en la
dictación una queja disciplinaria de acuerdo a lo previsto en el N° 1 del artículo 545 del C.O.T..-
Sin perjuicio de lo anterior, existe una contraexcepción en la cual no obstante tratarse de términos establecidos
para la realización de actuaciones propias del tribunal, el transcurso de éste impide que produzca efectos la resolución
que dicte transcurrido ese plazo. Esta situación es la que se presenta en las medidas para mejor resolver, puesto que de
acuerdo a lo previsto en el artículo 159 del C.P.C. "los tribunales sólo dentro del plazo para dictar sentencia, podrán
dictar de oficio medidas para mejor resolver. Las que se dicten fuera de este plazo se tendrán por no decretadas."
El efecto que se produce por el sólo ministerio de la ley y sin necesidad de dictación alguna por parte del
tribunal al transcurso de un plazo fatal es la extinción de la facultad procesal. Al efecto, se señala por el legislador en el
citado artículo 64 del C.P.C. que "la posibilidad de ejercer un derecho o la oportunidad para ejecutar el acto se extingue
al vencimiento del plazo."

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La extensión por la modificación legal de la fatalidad de los plazos a todos los términos que establece el Código
de Procedimiento Civil, con la excepción de aquellos establecidos para la realización de actuaciones propias del tribunal,
permitió que adquiriera una mucho mayor aplicación dentro de nuestro procedimiento civil el principio de la preclusión,
puesto que una de las cuatro modalidades para que éste opere es precisamente el no ejercicio de una facultad en el
procedimiento dentro del plazo establecido por el legislador y que trae como consecuencia que la facultad precluya o se
extinga por el sólo ministerio de la ley.
Extinguida la facultad por el solo ministerio de la ley al sólo transcurso del plazo sin haberse ella ejercido, debe
el tribunal de oficio o a petición de parte dictar la resolución pertinente para dar curso al procedimiento, sin necesidad
de certificado previo acerca de haber transcurrido el plazo y no haberse ejercido la facultad. Al efecto, el mencionado
artículo 64 del C.P.C. establece que "en estos casos el tribunal, de oficio o a petición de parte, proveerá lo que convenga
para la prosecución del juicio, sin necesidad de certificado previo."
Así por ejemplo, si el demandado no contesta la demanda dentro del término de emplazamiento del juicio
ordinario, deberá el tribunal de oficio o a petición de parte, conferir traslado al demandante para replicar.
Plazos no fatales son aquellos en que la posibilidad de ejercer un derecho o para ejecutar un acto no se
extingue al vencimiento del plazo por el sólo ministerio de la ley, sino que es necesario para ello que se dicte una
resolución por el tribunal, de oficio o a petición de parte, teniendo por evacuado el trámite en rebeldía de la parte.
En la actualidad, sólo revisten el carácter de no fatales en nuestra legislación los plazos judiciales.
Al efecto, el artículo 78 del C.P.C. establece que "vencido un plazo judicial para la realización de un acto
procesal sin que éste se haya practicado por la parte respectiva, el tribliunal de oficio o a petición de parte, declarará
evacuado dicho trámite en su rebeldía y proveerá lo que convenga para la prosecución del juicio, sin certificado previo
del secretario."
En un plazo judicial que reviste el carácter de no fatal, mientras no sea declarada la rebeldía por el tribunal una
vez transcurrido el plazo, ya sea de oficio o a petición de parte, la parte respectiva no ve extinguida su facultad procesal
y puede practicar la actuación judicial.
De allí, que los plazos fatales se encuentren estrecha e indisolublemente vinculados con la institución de las
rebeldías, puesto que mientras ella no sea declarada por el tribunal, no obstante haber transcurrido el plazo, la facultad
no se extingue y puede ser ejercida por la parte.
De acuerdo con ello, para que una facultad procesal se extinga por la rebeldía de la parte respectiva en su
ejercicio es menester que concurran los siguientes requisitos.
a.- Que se haya establecido un plazo judicial para el ejercicio de la facultad por la parte respectiva
b.- Que haya transcurrido el plazo judicial sin haberse ejercido la facultad por la parte respectiva
c.- Que el tribunal, de oficio o a petición de la otra parte, acuse la rebeldía teniendo por evacuado ese trámite,
proveyendo lo que convenga para la prosecución del juicio.
d.- Que se notifique la resolución que declare tener por evacuado el trámite en rebeldía, puesto que esa
resolución no produce efectos mientras ella no sea notificada de acuerdo a lo establecido en el artículo 38 del C.P.C..-
De lo expuesto se desprende que esta clasificación tiene importancia para determinar el instante en que se
extingue la facultad para realizar una actuación dentro del procedimiento.
En los plazos fatales, la facultad para realizar la actuación se extingue por el sólo ministerio de la ley al
transcurso del plazo; en cambio, en los plazos no fatales es necesario para que se extinga la facultad que, además del

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transcurso del plazo, se proceda a declarar la rebeldía mediante una resolución judicial y que ella sea debidamente
notificada a las partes.

H) Plazos prorrogables e improrrogables:


Plazos Improrrogables son aquellos que pueden extenderse más allá de su vencimiento natural o
primitivo.
En materia civil, revisten siempre el carácter de improrrogables los plazos legales.(P.Ej. El plazo para
contestar la demanda en el juicio ordinario; el plazo para oponer excepciones en el juicio ejecutivo; etc).
Plazos Prorrogables son aquellos que pueden extenderse más allá de su vencimiento natural o primitivo.
En materia civil, pueden prorrogarse los plazos judiciales siempre que se de cumplimiento a los requisitos que al
efecto contemplan los artículos 67 y 68 del código de Procedimiento Civil.
Para los efectos de obtener una prórroga de un plazo judicial es menester que se cumplan copulativamente con
los siguientes requisitos:
1° Que se trate de un plazo judicial;
2° Que se pida la prórroga antes del vencimiento del término.
En consecuencia, nunca será prorrogable un plazo judicial si la prórroga se solicita una vez transcurrido el
término judicial, sin perjuicio de poder ejercer la facultad si no se hubiere acusado la rebeldía.
3° Que se alegue justa causa, la que será apreciada prudencialmente por el tribunal.
En todo caso, la prórroga que se conceda por el tribunal nunca podrá comprender una ampliación del término
más allá de los días asignados por la ley de acuerdo a lo previsto en el artículo 68 del Código de Procedimiento Civil.

I) Plazos individuales y comunes:


Plazos Individuales son aquellos que empiezan a correr separadamente respecto de cada parte desde el día de
la notificación efectuada a cada una de ellas.
Los plazos individuales constituyen la regla general dentro de nuestra legislación.
Constituyen ejemplos de esta clase de plazos el que establece el legislador para los efectos de deducir el
recurso de apelación conforme a lo previsto en el artículo 189 del C.P.C. y por interpretación jurisprudencial el plazo del
ejecutado para oponer excepciones dentro del juicio ejecutivo.
Plazos Comunes son aquellos que corren conjuntamente para todas las partes a contar de la última
notificación.
Los plazos comunes constituyen la excepción dentro de nuestro derecho, y en consecuencia, su consagración
requiere de texto expreso de ley.
Constituyen ejemplos de plazos comunes el que tienen los demandado para contestar la demanda en el juicio
ordinario de acuerdo a lo previsto en el artículo 260 del C.P.C., el término probatorio en el juicio ordinario según lo
prescrito en el artículo 327 de ese Código y el plazo para la realización de comparendo de discusión en el juicio sumario
de acuerdo a lo establecido en el artículo 683 del citado cuerpo legal.
Esta clasificación de los plazos individuales y comunes se encuentra contemplada en el artículo 65 del Código de
Procedimiento Civil y ella tiene gran importancia para los efectos de determinar el instante a partir del cual comienza a
correr el plazo para la realización de una actuación dentro del procedimiento.

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J) Plazos continuos y discontinuos:
Plazos Continuos son aquellos que corren sin interrumpirse por la interposición de días feriados.
Esta clase de plazos constituye la regla general dentro de nuestra legislación.
En materia del derecho común, el artículo 50 del Código Civil establece que "en los plazos que se señalaren en
las leyes o en los decretos del Presidente de la República o de los tribunales o juzgados, se comprenderán aún los días
feriados, a menos que el plazo señalado sea de días útiles, expresándose así, pues en tal caso no se contarán los
feriados",
En consecuencia, todos los plazos establecidos por el Poder Ejecutivo, Legislativo o Judicial, son continuos,
puesto que se comprenden en su cómputo todos los días, incluidos los feriados.
Para que nos encontremos en los actos que emanan de esos Poderes ante un plazo discontinuo es menester
que expresamente se le otorgue ese carácter.
Plazos Discontinuos son aquellos que se suspenden en su cómputo durante los días feriados.
De acuerdo a lo previsto en el artículo 66 del Código de Procedimiento Civil, "los términos de días que
establece el presente Código, se entenderán suspendidos durante los feriados, salvo que el Tribunal, por motivos
justificados, haya dispuesto expresamente lo contrario”
En consecuencia, excepcionalmente en nuestro ordenamiento jurídico, revisten el carácter de plazos
discontinuos aquellos respecto de los cuales concurren los siguientes requisitos copulativos:
a.- Que se trate de un plazo de días; y
b.- Que ese plazo de días se encuentre establecido en el Código de Procedimiento Civil.
La suspensión de los plazos para su computo se produce durante todos los días feriados (Domingos y festivos).
De acuerdo con lo anterior, no tendrán el carácter de plazo discontinuo en el procedimiento civil:
1.-Los plazos de meses y años que se encuentran establecidos en el Código de Procedimiento Civil.
2.-Tampoco tendrán el carácter de plazos discontinuos, los plazos de días si ellos no se encuentran establecidos
en el Código de Procedimiento Civil, sino que en otro cuerpo legal, a menos que en este se contemple expresamente la
interrupción del plazo durante los días feriados como ocurre por ejemplo en el procedimiento ante los Jueces de Policía
Local (Art.27 Ley 18.287) .
3.-Los plazos de días establecidos en el Código de Procedimiento Civil, cuando el tribunal por motivos
justificados hubiere dispuesto la no suspensión del plazo durante los feriados.

Esta clasificación tiene importancia para los efectos de establecer los días que no deben ser considerados en el
cómputo de un plazo.

LAS ACTUACIONES JUDICIALES.


A) Reglamentación.-

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Las actuaciones judiciales se encuentran reglamentadas en el Título VII del Libro I del Código de Procedimiento
Civil, que comprende los artículos 59 a 77 de éste.

B) Concepto:
Debemos recordar que el proceso es la secuencia o serie de actos que se desenvuelven progresivamente, con el
objeto de resolver mediante un juicio de autoridad, el conflicto sometido a su decisión.
En un sentido genérico, la actuación judicial vendría a ser todo acto jurídico procesal realizado por las partes, el
tribunal o terceros que conforman el proceso que ha de existir para la resolución de un conflicto.
Conforme los artículos 61 inciso 3° y 70 del CPC, podemos señalar que las actuaciones judiciales son los actos
jurídicos procesales, más o menos solemnes, realizados por o a través de tribunal, por las partes, los terceros o
auxiliares de la administración de justicia, de las cuales se deja testimonio en la carpeta electrónica y que deben ser
autorizadas por un ministro de fe, en caso que la ley expresamente lo disponga.

C) Requisitos generales de validez de las actuaciones judiciales.-


El Código de Procedimiento Civil contempla normas especiales para la realización de determinadas actuaciones
judiciales (P. Ej. Las Notificaciones se regulan en el Titulo VI del Libro I y Las Resoluciones Judiciales en el título XVII del
Libro I).
A falta de normas especiales para la realización de actuaciones judiciales se deben aplicar las reglas generales
que se contemplad en el Título VII del Libro I del Código de Procedimiento Civil.
Los requisitos que deben concurrir copulativamente para la validez de una actuación judicial son los siguientes:
1.- Deben realizarse ante o por orden del tribunal que conoce de la causa;
2.- Deben realizarse en días y horas hábiles;
3.- Debe dejarse testimonio fidedigno en la carpeta electrónica;
4.- Debe practicarse por el funcionario que indica la ley;
5.- Debe ser autorizada por el Ministro de Fe o funcionario competente, cuando la ley expresamente así lo
disponga.

En consecuencia, pasaremos a analizar a continuación específicamente cada uno de estos requisitos generales
que deben concurrir para la realización válida de una actuación judicial.

1.-Las actuaciones judiciales deben realizarse ante o por orden del tribunal que conoce de la causa:
En el procedimiento le corresponde al juez dirigir el debate, por lo que todas las actuaciones que se realizan
deben ser efectuadas previa orden o ante el tribunal.
Una actuación judicial que se realiza por orden del tribunal será por ejemplo el comparendo de discusión en el
juicio sumario.
Por otra parte, será una actuación judicial que se realiza ante el tribunal la rendición de una prueba de testigos
(art.365 del C.P.C.), la confesión judicial provocada o absolución de posiciones (Art. 388 del C.P.C.), etc.
Excepcionalmente, las actuaciones no se realizan ante el juez o por orden del juez que conoce de la causa en los
casos en que se encomienden expresamente por la ley a los secretarios u otros ministros de fe, o en que se permita al

129
tribunal delegar sus funciones, o en que las actuaciones hayan de practicarse fuera del lugar en que se siga el juicio. (Art
70 CPC)
La forma en la cual el tribunal delega su competencia en otros tribunales es a través de los exhortos, la que
tiene un carácter específico dado que el tribunal exhortado no puede más que ordenar su cumplimiento en la forma
que indique el exhorto, y no podrá decretar otras gestiones que las necesarias a fin de darle curso y habilitar al juez de
la causa para que resuelva lo conveniente. (art 71 CPC)

2.- Las actuaciones judiciales deben realizarse en días y horas hábiles:


De acuerdo a lo establecido en el artículo 59 del Código de Procedimiento Civil, "las actuaciones judiciales
deben practicarse en días y horas hábiles"
"Son días hábiles los no feriados". Es decir, son días hábiles a los cuales la ley no le haya conferido el carácter de
feriados.
"Son horas hábiles las que median entre las ocho y las veinte horas”.
No obstante, dicha regla general respecto de los días y horas en que deben practicarse las actuaciones judiciales
puede experimentar modificaciones a través de la habilitación de día u horas de acuerdo a lo establecido en el artículo
60 del C.P.C.
Según ese precepto legal, "los tribunales pueden, a solicitud de parte, habilitar para la práctica de actuaciones
judiciales días u horas inhábiles, cuando haya causa urgente que lo exija.
Se estimarán urgentes para este caso:
- Las actuaciones cuya dilación pueda causar grave perjuicio a los interesados
- Las actuaciones cuya dilación pueda causar grave perjuicio a la buena administración de justicia
- Las actuaciones cuya dilación pueda hacer ilusoria una actuación judicial.
El tribunal apreciará la urgencia de la causa y resolverá sin ulterior recurso.

En el proceso penal, el artículo 14 del Código Procesal Penal prevé que todos los días y horas serán hábiles para
las actuaciones del procedimiento penal y no se suspenderán los plazos por la interposición de días feriados.

3.- De las actuaciones judiciales debe dejarse testimonio fidedigno en la carpeta electrónica:
De acuerdo a lo previsto en el artículo 29 del C.P.C., la carpeta electrónica se forma con los escritos,
documentos, resoluciones, actas de audiencias y actuaciones de toda especie que se presenten o verifiquen en el juicio.
El juez debe pronunciar la sentencia de acuerdo con el mérito del proceso según lo previsto en el artículo 160
del C.P.C., por lo que necesariamente debe dejarse constancia de las actuaciones que se practiquen en la carpeta
digital.
El artículo 61 del C.P.C. se encarga de establecer la forma en que debe dejarse constancia en el proceso de las
actuaciones que se realicen.
Al efecto, prescribe ese precepto que "de toda actuación deberá dejarse testimonio fidedigno en la carpeta
electrónica, con expresión del lugar, día, mes y año en que se verifique, de las formalidades con que se haya procedido, y
de las demás indicaciones que la ley o el tribunal dispongan.

130
A continuación y previa lectura, firmarán todas las partes que hayan intervenido; y si alguna no sabe o se niega
a hacerlo, se expresará esta circunstancia. El acta correspondiente se digitalizará e incorporará a la carpeta electrónica
inmediatamente".

4.-Las actuaciones judiciales deben practicarse por el funcionario que indica la ley;
La regla general, de acuerdo a lo previsto en el artículo 70 del Código de Procedimiento Civil, "todas las
actuaciones necesarias para la formación del proceso se practicarán por el tribunal que conozca de la causa."
Excepcionalmente, las actuaciones judiciales no se realizarán ante el tribunal que conoce de la causa en los
siguientes casos:
- Cuando se encomienden expresamente por la ley a los secretarios u otros ministros de fe.
Así por ejemplo, corresponde a los secretarios autorizar los poderes judiciales, autorizar la firma del juez
estampada en la resolución (Art 380 N° 2 del C.O.T.); corresponde a los Receptores practicar las notificaciones personal
o por cédula en los lugares hábiles que no sean las oficinas de los secretarios, actuar en los procesos civiles como
ministros de fe en la recepción de la prueba testimonial y absolución de posiciones (Art.390 del C.O.T.); etc.-
- Cuando se permita al tribunal delegar sus funciones.
Así por ejemplo, la avaluación de las costas procesales puede ser delegada por el tribunal unipersonal en el
secretario y por el tribunal colegiado en uno de sus miembros de acuerdo a lo previsto en el inciso segundo del artículo
140 del C.P.C.; la dictación de los decretos en los tribunales colegiados que pueden ser dictados por uno solo de sus
miembros de acuerdo al art.168 del C.P.C.; la interrogación de testigos y absolución de posiciones en los tribunales
colegiados puede ser delegada en uno de los ministros de acuerdo a lo previsto en los artículos 365 y 388 y 389 del
C.P.C. respectivamente; etc.-
El tribunal sólo puede delegar las funciones para la realización de la diligencia sólo en los casos en que cuente
con autorización expresa de la ley.
- Cuando la actuación haya de prestarse fuera del lugar en que se sigue el juicio, caso en el cual se encomienda
la práctica de la actuación a otro tribunal por medio de un exhorto de acuerdo a lo previsto en los artículos 71 y
siguientes del C.P.C..-

5.-Las actuaciones judiciales deben ser autorizadas por el Ministro de Fe o funcionario competente:
Este requisito – cuando la ley expresamente lo disponga- es esencial para la validez de la actuación de acuerdo
a lo previsto en el inciso final del artículo 61 del C.P.C., el cual señala expresamente al respecto que "la autorización
del funcionario a quien corresponda dar fe o certificado del acto es esencial para la validez de la actuación, en todos
aquellos casos en que una ley expresamente lo disponga."
Así por ejemplo, el secretario o receptor debe certificar haber practicado una determinada notificación (Arts.
43, 48 y 50 del C.P.C.); el secretario debe autorizar la firma que el juez estampe en una resolución (Art. 380 N° 2 del
C.O.T.); el receptor debe autorizar el acta de una información sumaria de testigos, de una prueba testimonial o de una
prueba confesional o de absolución de posiciones rendidas en un procedimiento civil. (Art.390 del C.O.T.).

131
D) Requisitos especiales de validez respecto de algunas actuaciones judiciales..
Además de los requisitos generales señalados precedentemente, es necesario para la práctica de determinadas
actuaciones judiciales que se dé cumplimiento a requisitos específicos para la validez de una actuación judicial,
consistiendo ellos básicamente en el Juramento y la intervención de Intérprete.

1º El juramento:
El legislador respecto de diversas actuaciones judiciales ha establecido como trámite necesario para la validez
de la actuación judicial que uno de los intervinientes preste juramento, sea acerca de decir verdad, como en el caso de
los testigos (Art. 363 del C.P.C.) y de los absolventes en la confesión judicial provocada (Art. 390 del C.P.C.) o acerca de
desempeñar un cargo con fidelidad, como los peritos (Art. 417 del C.P.C.).
La forma y la fórmula en que se debe tomar el juramento, salvo norrna especial diversa, es la contemplada en el
artículo 62 del C.P.C., el cual establece al respecto:
"Siempre que en una actuación haya de tomarse juramento a alguno de los concurrentes, se le interrogará por
el funcionario autorizante al tener de la siguiente fórmula: "¿Juraís por Dios decir verdad acerca de lo que se os va a
preguntar?, o bien, Juraís por Dios desempeñar fielmente el cargo que se os confía?, según la naturaleza de la
actuación. El interrogado deberá responder: "Si juro".-

2º) Intervención de intérprete:


Excepcionalmente, en algunas actuaciones judiciales se requiere la intervención de un intérprete, como ocurre
por ejemplo con el interrogatorio de un testigo que no entiende o habla castellano de acuerdo a lo previsto en el
artículo 382 del C.P.C., o en la traducción de instrumentos acompañados al proceso de acuerdo a lo previsto en el
artículo 347 del C.P.C.-
Al efecto, el artículo 63 del C.P.C. establece que "cuando sea necesaria la intervención de intérprete en una
actuación judicial, se recurrirá al intérprete oficial, si lo hay; y en caso contrario, al que designe el tribunal".
El artículo 1 letra d) del Decreto 738 del Ministerio de Relaciones Exteriores, publicado en el Diario Oficial de 19
de enero de 1967, establece que "el Departamento de Traductores e Intérpretes de la dirección de los Servicios
Centrales del Ministerio de Relaciones Exteriores tendrá a su cargo las siguientes funciones:
d) Intervenir en todas aquellas diligencias judiciales en que sea requerida la mediación de un Intérprete Oficial,
de acuerdo a lo dispuesto en el artículo 63 del Código de Procedimiento Civil".
En todo caso, "los intérpretes deberán tener las condiciones requeridas para ser peritos y se les atribuirá el
carácter de ministros de fe.
Antes de practicarse la diligencia, deberá el intérprete prestar juramento para el fiel desempeño del cargo.

E) Formas en que se puede ordenar una actuación judicial:


La práctica de las actuaciones judiciales puede ser decretada de cuatro formas distintas:
Con Audiencia
Con Citación
Con Conocimiento
De Plano

132
La distinción en cuanto a la forma en que puede decretarse la práctica de una actuación judicial tiene gran
importancia para los efectos de determinar el procedimiento previo y el instante a partir del cual puede llevarse ella a
cabo.
En consecuencia, los dos aspectos que deben tenerse claro para diferenciar las diversas formas de decretar una
actuación judicial consisten en determinar la tramitación que ha de darse a la solicitud y precisar el instante a partir del
cual ella puede practicarse.

1º Actuación decretada con audiencia:


Esta forma de decretar la práctica de una actuación judicial no se encuentra expresamente contemplada en el
artículo 69 del Código de Procedimiento Civil.
No obstante, esta forma de decretar una actuación judicial se encuentra reconocida en nuestro ordenamiento
jurídico, constituyendo el ejemplo clásico en esta materia el de la solicitud de aumento del término probatorio para
rendir prueba fuera del territorio de la República, el cual debe ser decretado con audiencia de acuerdo a lo previsto en
el inciso primero del artículo 336 del C.P.C..-
El que la práctica de una actuación judicial se ordene con audiencia significa que el tribunal antes de decretarla
debe conferir traslado por un plazo fatal de tres días a la parte que no solicitó la actuación para que exponga respecto
de ella lo que estime conveniente.
En otras palabras, el que se ordene la realización de una actuación judicial con audiencia importa que la
solicitud en la cual se solicita la práctica de la actuación judicial genera de inmediato un incidente y ella debe ser
proveída "Traslado y autos".
Dicha actuación judicial sólo podrá llevarse a cabo una vez que se hubiere fallado por el tribunal el incidente
que generó la solicitud dando lugar a ella y sea notificada esa resolución a las partes.
La apelación que se deduzca en contra de la resolución que dispone la actuación no suspende la realización de
ella, puesto que ese recurso debe ser concedido en el sólo efecto devolutivo de acuerdo a lo previsto en el artículo 194
N° 2 del Código de Procedimiento Civil.
La solicitud de una actuación judicial que debe decretarse con audiencia importa que a ella debe dársele la
tramitación de un incidente proveyendo la solicitud "traslado" y que la actuación puede efectuarse a partir de la
notificación de la resolución que falle favorablemente el incidente dando lugar a la solicitud.

2º Actuación judicial decretada con citación:


A esta forma de disponer la práctica de una actuación judicial se refiere el inciso primero del artículo 69 del
Código de Procedimiento Civil, al establecer que "siempre que se ordene o autorice una diligencia con citación, se
entenderá que no puede llevarse a efecto sino pasados tres días después de la notificación de la parte contraria, la cual
tendrá el derecho de oponerse o deducir observaciones dentro de dicho plazo, suspendiéndose en tal caso la diligencia
hasta que se resuelva el incidente "
En otras palabras, ello significa que presentada una solicitud de parte para la práctica de una actuación judicial
que debe decretarse con citación, el tribunal debe proveer el escrito en que solicita esta "Como se pide, con citación".
La contraparte tiene un plazo de tres días fatales desde la notificación de esa resolución para oponerse o
deducir observaciones respecto de la actuación solicitada.

133
Dentro del plazo de esos tres días fatales la parte contraria puede asumir dos actitudes:
a) No oponerse o deducir observaciones dentro de ese plazo.
En este caso, la actuación judicial podrá llevarse a cabo inmediatamente de transcurrido el plazo de tres días
contados desde la notificación de la resolución que dio lugar a su práctica al proveer la solicitud "Como se pide, con
citación ".
b) Oponerse o deducir observaciones dentro del plazo de tres días respecto de la actuación solicitada.
En este caso, la oposición u observaciones darán origen a un incidente y del escrito en que ellas se formulen
deberá darse traslado a la parte que solicitó la práctica de la actuación judicial.
La actuación judicial podrá llevarse a cabo en este caso sólo una vez que se haya fallado y notificado a las partes
la resolución que rechace el incidente que generó el escrito de oposición u observaciones a la solicitud de la realización
de la diligencia.
La apelación que se deduzca en contra de la resolución que rechace el incidente a que dio lugar la oposición u
observaciones formuladas respecto de la actuación solicitada no suspende la realización de ella, puesto que ese recurso
debe ser concedido en el sólo efecto devolutivo de acuerdo a lo previsto en el artículo 194 nº 2 del Código de
Procedimiento Civil.
La solicitud de una actuación judicial que debe decretarse con citación importa que ella debe ser proveída de
inmediato "Como se pide, con citación"; la que puede efectuarse luego de transcurridos los tres días de notificada esa
resolución si no se deducen observaciones u oposición por la otra parte, o luego de notificado el fallo que resuelve el
incidente a que dan lugar las observaciones u oposición que se hubiere formulado dentro de esos tres días.
Como ejemplo de esta forma de decretar una actuación judicial podemos citar el aumento del término
probatorio para rendir prueba dentro del territorio de la República. (Art.336 C. P.C.).-

3º Actuación judicial decretada con conocimiento:


A esta forma de disponer la práctica de una actuación judicial se refiere el inciso segundo del artículo 69 del
Código de Procedimiento Civil, al establecer que "cuando se mande proceder con conocimiento o valiéndose de otras
expresiones análogas, se podrá llevar a efecto la diligencia desde que se ponga en noticia del contendor lo resuelto."
En otras palabras, para la práctica de la actuación no se requiere dar tramitación alguna a la solicitud que
requiere su realización proveyéndose ella "como se pide" o "como se pide con conocimiento" y se podrá llevar a cabo la
actuación apenas sea notificada a las partes la resolución que la dispuso.

4º Actuación judicial decretada de plano:


Esta forma de decretar la práctica de una actuación judicial no se encuentra expresamente contemplada en el
artículo 69 del Código de Procedimiento Civil.
Se ordena o autoriza de plano una actuación, cuando el tribunal la decreta de inmediato, sin mayores
formalidades ni espera de términos y notificaciones.
En otras palabras, la actuación no recibe tramitación alguna y se puede llevar a cabo de inmediato una vez
ordenada por el tribunal, sin requerirse siquiera la notificación a las partes de la resolución que dispuso su práctica.

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Debemos advertir que esta forma de decretar de plano las actuaciones judiciales no se encuentra contemplada
en nuestro ordenamiento jurídico y que no sería posible darle aplicación a menos de existir disposición legal expresa,
puesto que las actuaciones siempre deben a los menos ser ordenadas por una resolución judicial, la que para producir
efectos requiere, como regla general y salvo norma expresa especial en contrario, ser siempre notificada a las partes de
acuerdo a lo previsto en el artículo 38 del C.P.C.-

LAS NOTIFICACIONES
I.- GENERALIDADES
A) Reglamentación:
Se rigen por las reglas del Título VI del Libro I del C.P.C. (art.38 y sgtes.) y por las disposiciones comunes
referentes a las actuaciones judiciales del Título VII del Libro I del C.P.C.
A este respecto, es menester precisar que esos preceptos del Código de Procedimiento Civil regulan normas
acerca del procedimiento relativas a las notificaciones, por lo que ellas son de orden público e irrenunciables. Es por
ello, que las partes no pueden renunciar en un contrato ni prescindir o alterar las formalidades con las que la ley ha
revestido a las notificaciones judiciales. Excepcionalmente, en los juicios arbitrales se faculta a las partes para que
unánimemente acuerden otra forma de notificación distinta a la personal o por cédula. (art.629 C.P.C.).

B) Concepto:
Etimológicamente la expresión notificar proviene del latín notificare, derivado de notus, que significa conocido,
y de facere, que quiere decir hacer. En consecuencia, notificar significa hacer conocido, poner en conocimiento o hacer
conocer.
Dentro de la doctrina nacional podemos destacar las siguientes definiciones:
La Notificación es la actuación judicial que tiene por objeto poner en conocimiento de las partes una resolución
judicial. (Fernando Alessandri).
La Notificación es la actuación judicial, efectuada en la forma establecida por la ley, que tiene por finalidad
principal dar eficacia a las resoluciones judiciales y comunicar éstas a las partes o terceros. (Mario Mosquera Ruiz).

C) Importancia:
Las notificaciones judiciales son importantes desde un triple aspecto:

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1.- Permiten materializar dentro del proceso el principio de la bilateralidad de la audiencia, puesto que al poner
en conocimiento de las partes una resolución judicial les posibilita ejercer respecto de estas sus derechos; en definitiva,
ejercer su posibilidad a ser oído.
2.- Permiten que las resoluciones judiciales produzcan efectos.
Al efecto, el art. 38 del C.P.C. prescribe que "las resoluciones judicial sólo producen efectos en virtud de
notificación hecha con arreglo a la ley, salvo los casos expresamente exceptuados por ella".
Entre las excepciones que confirman esa regla general, se señalan:
a) Las medidas precautorias, que pueden decretarse y llevarse a efecto sin previa notificación (art.302 del
C.P.C.).
b) La resolución que ordena despachar o denegar el despacho del mandamiento de ejecución y embargo, que
produce efectos sin audiencia ni notificación del demandado, aunque este se haya apersonado (comparecido) en el
juicio (art.441 del C.P.C.).
c) La resolución que ordena la suspensión de una obra nueva (art. 566 C.P.C.).

3.- La notificación de una sentencia definitiva o interlocutoria a una de las partes produce el desasimiento del
tribunal (art.182 del C.P.C.).
El desasimiento del tribunal, uno de los más importantes efectos que se producen respecto de las resoluciones
judiciales, es el que impide al tribunal que la dictó alterarla o modificarla en manera alguna una vez notificada a alguna
de las partes. (art.182 C.P.C.)
De lo expuesto, se desprende que para operar el desasimiento requiere:
i) Que la resolución tenga la naturaleza jurídica de sentencia definitiva o interlocutoria, y
ii) Que se hubiere notificado la resolución a sólo una cualquiera de las partes en el proceso.

D) Requisitos:
Las notificaciones son una categoría especial de actuaciones judiciales y como tales, salvo norma expresa en
contrario, deben aplicarse las disposiciones del Título VI del Libro I del C.P.C.
Las notificaciones, como en general la mayoría de los actos jurídicos procesales, son actos de carácter
unilateral. Ello se ratifica expresamente para las notificaciones por el art.39 del C.P.C., el cual prescribe que "para la
validez de la notificación no se requiere el consentimiento del notificado".
Al respecto, agrega el art. 57 de ese Código, que "las diligencias de notificación que se agreguen a la carpeta
electrónica, no contendrán declaración alguna del notificado, salvo que la resolución ordene, o que por su naturaleza,
requiera esa declaración".
En consecuencia, legalmente dos serían las excepciones a la regla general de no contener la diligencia de
notificación declaración alguna del notificado, a saber:
1) Cuando la resolución ordene la declaración; y
2) Cuando la resolución, por su naturaleza, requiera tal declaración. (P. Ej. art.417 inc.2° del C.P.C. designación
perito; art.434 N°4 inc.1° del C.P.C. notificación protesto de una letra de cambio, pagaré o cheque).

E) Clasificación:

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Las notificaciones pueden clasificarse fundamentalmente en cuanto a: 1.- La finalidad que se persigue con su
práctica y 2.- En cuanto a la forma en la que se practican

1º) En cuanto a su objetivo o finalidad inmediata:


Las notificaciones en cuanto al objetivo o finalidad inmediata que se persigue con su práctica pueden
clasificarse en:
a.- Notificación Citación.
b.- Notificación Emplazamiento
c.- Notificación Requerimiento
d.- Notificación propiamente tal.

LA CITACION es el llamamiento que se hace por el órgano jurisdiccional a una parte o tercero a fin de que
comparezca al tribunal para determinado objeto en un término determinado, bajo apercibimiento de incurrir en las
sanciones que la ley establece para este caso. Ejemplo: se cita a la parte a prestar confesión judicial provocada o
absolución de posiciones, se cita a la parte a comparendo para designar perito, se cita al testigo a declarar, etc.
EL EMPLAZAMIENTO es la notificación que se hace a las partes para que dentro de un determinado plazo haga
valer sus derechos, en especial, para que conteste la demanda o comparezca a proseguir un determinado recurso. De
ahí que el emplazamiento conste de dos elementos: notificación legal y transcurso del plazo. Este plazo es fatal, por lo
que su sólo transcurso genera por el solo ministerio de la ley la preclusión facultad. Ejemplo: La notificación de la
demanda, la notificación de la resolución que concede el recurso de apelación.
EL REQUERIMIENTO también es una especie de notificación; pero por medio de él, se apercibe a una parte para
que en el acto haga o no haga alguna cosa, o cumpla o no cumpla con alguna prestación. Ejemplo, se requiere de pago
al deudor en el juicio ejecutivo.
Por último, LA NOTIFICACION PROPIAMENTE TAL es el hecho de poner en conocimiento de las partes o de un
tercero, una determinada resolución judicial, nada más que con el objeto de que produzca efectos legales y sin el
propósito de que comparezca o se cumpla una determinada prestación o abstención. La regla general es que las
notificaciones sean propiamente tales. Por excepción, la notificación reviste el carácter de citación, de un
emplazamiento o requerimiento.

2º En cuanto a la forma:
El Título VI del Libro I del C.P.C. reglamenta las siguientes especies o formas de notificación:
1.- Notificación personal
2.- Notificación personal subsidiaria, notificación personal no en persona o notificación personal art. 44 del
C.P.C.
3.- Notificación por cédula.
4.- Notificación por avisos.
5.- Notificación por el Estado Diario.
6.- Notificación tácita.
7.- Notificación ficta

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8.- Notificaciones especiales.

I) Notificación personal:
1.A) Notificación personal propiamente tal o en persona:
a) Concepto:
Es aquella que consiste en entregar a quien se debe notificar, en forma personal o en persona, copia integra de
la resolución y de la solicitud en que haya recaído, cuando sea escrita. (art.40 del C.P.C.).

b) Requisitos de validez:
b.1) Requisitos comunes a toda actuación judicial:
La notificación personal debe dar cumplimiento a los requisitos comunes a toda actuación judicial siguientes:
1.- Debe efectuarse en días hábiles (art.59 C.P.C.).
2.- Debe efectuarse en horas hábiles;
3. - Debe dejarse testimonio fidedigno en la carpeta electrónica (art.61 inc.1° del C.P.C.), lo que se realiza
mediante una certificación o acta de haber efectuado la diligencia.
Pasemos a continuación a un breve análisis de dichos requisitos.
La norma general contemplada en el artículo 59 del Código de Procedimiento Civil, consistente en que las
actuaciones judiciales deben practicarse en días y horas hábiles; siendo días hábiles los no feriados y horas hábiles las
que median entre las ocho y las veinte horas, ha experimentado modificaciones respecto de la practica de la
notificación personal mediante la dictación de la ley 19.382.-
Debe efectuarse en días hábiles
Respecto de los días hábiles para la práctica de la notificación personal, debemos tener presente que a partir de
la reforma introducida por la Ley 19.382, publicada en el Diario Oficial de 24 de Mayo de 1995, para la practica de la
notificación personal todos los días son hábiles para tal efecto, si ella se practica en lugares y recintos de libre acceso
público, en la morada o lugar donde pernocta el notificado o en el lugar donde éste ordinariamente ejerce su industria,
profesión o empleo, o en cualquier recinto privado en que éste se encuentre y al cual se permita el acceso del ministro
de fe.(Artículo 41 incisos 1° y 2° del Código de Procedimiento Civil.)
Sin embargo, debemos tener presente que "si la notificación se realizare en un día inhábil, los plazos
comenzarán a correr desde las cero horas del día hábil inmediatamente siguiente."(Art.41 primera parte del inciso
tercero del Código de Procedimiento Civil.)
Además, si la notificación personal "se hubiere practicado fuera de la comuna donde funciona el tribunal, los
plazos se aumentarán en la forma establecida en los artículos 258 y 259 ".(Art.41 segunda parte del inciso tercero del
Código de Procedimiento Civil.)
En consecuencia, en la actualidad no cabe la habilitación de día para la práctica de la notificación de acuerdo a
lo previsto en el art.60 del C.P.C., puesto que para esos efectos todos los días son hábiles a partir de la vigencia de la Ley
19.382 que modificara en tal sentido su artículo 41.

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Por otra parte, existe una expresa constancia que el cómputo del termino de emplazamiento no puede
comprender días inhábiles, por lo que de efectuarse la notificación en día inhábil, siguiendo a éste otros días inhábiles,
el plazo se comienza a computar sólo a partir del día hábil inmediatamente siguiente.
El legislador, en el inciso final del artículo 41 del C.P.C., no ha señalado los días hábiles para la práctica de la
notificación personal cuando ella se verifique en el oficio del secretario, la casa que sirva de despacho del tribunal y la
oficina o despacho del ministro de fe que practique la notificación. En consecuencia, en los casos en que la notificación
personal se verifique en alguno de estos lugares deberá aplicarse la regla general contemplada para las actuaciones
judiciales contemplada en el artículo 59 del Código de Procedimiento Civil, de acuerdo con la cual son días hábiles lo no
feriados.

Debe efectuarse en horas hábiles.


En relación a las horas hábiles para la práctica de la notificación personal (a partir de la dictación de la Ley
19.382, que modificó el artículo 41 del Código de Procedimiento Civil), es preciso distinguir el lugar en que ella se
verifique.
i) Horas hábiles para la práctica de la notificación en lugares y recintos de libre acceso público:
De acuerdo a lo previsto en inciso primero del artículo 41 del C.P.C., "en los lugares y recintos de libre acceso al
público, la notificación personal se podrá efectuar a cualquier hora, procurando causar la menor molestia al notificado”.
Excepcionalmente, en los juicios ejecutivos no podrá efectuarse el requerimiento de pago en público y, de haberse
notificado la demanda en un lugar o recinto de libre acceso al público se estará a lo dispuesto en el N° 1 del artículo
443.
ii) Horas hábiles para la práctica de la notificación en la morada o lugar donde pernocta el notificado o en el
lugar donde éste ordinariamente ejerce su industria, profesión o empleo, o en cualquier recinto privado en que éste se
encuentre y al cual se permita el acceso del ministro de fe:
De acuerdo a lo previsto en inciso segundo del artículo 41 del C.P.C., "la notificación debe hacerse entre las seis
y las veintidós horas en la morada o lugar donde pernocta el notificado o en el lugar donde éste ordinariamente ejerce
su industria, profesión o empleo, o en cualquier recinto privado en que éste se encuentre y al cual se permita el acceso
del ministro de fe.”- La determinación de estas horas hábiles para la práctica de la actuación judicial notificación
personal, que difiere de las contempladas como regla general en el artículo 59 del C.P.C., es sin perjuicio de la
habilitación de hora inhábil para la práctica de la notificación personal de acuerdo a lo previsto en el art.60 del C.P.C.
iii) Horas hábiles para la práctica de la notificación en el oficio del secretario, la casa que sirva de despacho del
tribunal y la oficina o despacho del ministro de fe que practique la notificación.
El legislador, en el inciso final del artículo 41 del C.P.C., no ha señalado ninguna hora hábil para la práctica de la
notificación personal cuando ella se verifique en el oficio del secretario, la casa que sirva de despacho del tribunal y la
oficina o despacho del ministro de fe que practique la notificación. En consecuencia, en los casos en que la notificación
personal se verifique en alguno de estos lugares deberá aplicarse la regla general contemplada para las actuaciones
judiciales contemplada en el artículo 59 del Código de Procedimiento Civil, de acuerdo con la cual son horas hábiles las
que median entre las ocho y las veinte horas.

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3. - Debe dejarse testimonio fidedigno en la carpeta electrónica (art.61 inc.1° del C.P.C.), lo que se realiza por
el Ministro de fe mediante una certificación o acta de haber efectuado la diligencia.
Respecto de la notificación personal, es menester "que ella se haga constar en el proceso por diligencia que
suscribirán el notificado y el ministro de fe, y si el primero no puede o no quiere firmar, se dejará testimonio de este
hecho en la misma diligencia.
Se expresará, además, el lugar en que se verifique el acto y la fecha con indicación de la hora, a lo menos,
aproximada"(art. 43. C.P.C.).
La Ley 19.382 sustituyó el inciso segundo de este artículo 43, disponiendo en su lugar que "la certificación
deberá, además, señalar la fecha, hora y lugar donde se realizó la notificación y, de haber sido hecha en forma personal,
precisar la manera o el medio con que el ministro de fe comprobó la identidad de notificado."

b.2) Requisitos propios de la notificación personal:


Los requisitos propios que deben cumplirse respecto de la notificación personal son los siguientes:
1.-Debe efectuarse en lugar hábil (art.41 del C.P.C.).
2.-Debe efectuarse la notificación personal por funcionario competente.
3.-Debe efectuarse la notificación en la forma que establece la ley.

Analicemos a continuación brevemente esos requisitos.


Debe efectuarse en lugar hábil (art.41 del C.P.C.).
Son lugares hábiles para la práctica de la notificación personal los siguientes:
1º) Los lugares y recintos de libre acceso público.
2º) La morada del notificado, esto es, la casa en la que una persona vive.
3º) El lugar donde pernocta el notificado.
4º) El lugar donde ordinariamente el notificado ejerce su industria, profesión o empleo.
5º) En cualquier recinto privado en que se encuentre el notificado y al cual se permita acceso al ministro de fe.
6º) El oficio del secretario, esto es la oficina donde el desempeña sus funciones.
7º) La casa que sirve de despacho al tribunal, esto es, el edificio destinado al funcionamiento del tribunal.
Excepcionalmente, los jueces no pueden ser notificados en el local en que desempeñan sus funciones.
8º) La oficina o despacho del ministro de fe que practique la notificación.

Además, cuando la persona a quien se trata de notificar no tenga habitación conocida en el lugar en que ha de
ser notificada, el tribunal puede autorizar que la notificación se practique en otros lugares. La circunstancia de no tener
habitación conocida en el lugar, hace procedente la habilitación de lugar, lo que se debe acreditar con un certificado del
ministro de fe, en el cual dejara constancia de haber hecho las indagaciones posibles para tal averiguación (art.42 del
C.P.C.). Este artículo para la habilitación de lugar en el cual puede practicarse una notificación dejó de tener una real
aplicación práctica, dada la amplitud de los lugares hábiles que actualmente se contemplan para la verificación de una
notificación.

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Debe efectuarse la notificación personal por funcionario competente.
Los funcionarios competentes se determinan según el lugar en que se practique la notificación y de acuerdo con
ello puede señalarse que ellos son:
1º) El secretario del tribunal, sólo respecto de las notificaciones personales que efectúa dentro de su oficio.
(art.380 N°2 del C.O.T.); y
2º) El Receptor, respecto de las notificaciones personales que realice en los restantes lugares hábiles, pero
nunca dentro de las oficinas del Secretario. (art.390 del C.O.T.).
3º) El Notario Público u Oficial de Registro Civil que exista en la localidad, en aquellos lugares en que no exista
receptor judicial.(Art.58 inciso segundo del Código de Procedimiento Civil, incorporado por la Ley 19.382).
d) Un empleado del tribunal designado por el juez como ministro de fe ad hoc (art 58 CPC)
Al respecto, debemos tener presente además:
i) El Secretario puede delegar sus funciones en el oficial primero (art.58 inciso primero del C.P.C.);
ii) En caso que por ausencia, inhabilidad u otro motivo calificado, los receptores judiciales no pueden practicar
la notificación, el tribunal puede designar receptor (ad-hoc) a un empleado de la secretaria del mismo tribunal para el
sólo efecto que practique esa determinada actuación (art.392 del C.O.T. e inciso segundo del artículo 58 del C.P.C.).
iii) Existen organismos públicos que cuentan con funcionarios propios para la práctica de las notificaciones (P.
Ej. Consejo de Defensa del Estado).

Debe efectuarse la notificación en la forma que establece la ley.


En la notificación personal, existe un enfrentamiento físico entre el ministro de fe y la persona a quien se debe
notificar.
En dicho acto, el ministro de fe debe de entregar al notificado personalmente los siguientes antecedentes:
1º) Copia íntegra de la resolución y
2º) Copia íntegra de la solicitud en que haya recaído la resolución, cuando la solicitud sea escrita (art.40 del
C.P.C.).
Además, debe dejarse constancia en el proceso por el ministro de fe de la notificación personal en la forma
establecida en el art. 43 del C.P.C., habiéndose incorporado por la reforma introducida por la Ley 19.382 la exigencia de
precisar en el certificado la manera o el medio con que el ministro de fe comprobó la identidad del notificado.

c) Resoluciones que deben notificarse personalmente:


En primer lugar, la notificación personal por ser la más completa de aquellas que establece la ley puede ser
utilizada en todo caso para notificar cualquiera resolución judicial, puesto que ella es supletoria a todas las otras que
contempla la ley. AI efecto, se dispone que podrá usarse la notificación personal en todo caso (art.47 inc. final del
C.P.C.).
En otras palabras, si una resolución debe notificarse en una forma de menor entidad en cuanto a sus requisitos
como lo sería la notificación por cédula o por el estado diario, no hay inconveniente que en su lugar se practique en
voluntariamente en forma personal.

En segundo lugar, debe siempre utilizarse la notificación en los siguientes casos:

141
1º) En toda gestión judicial, la primera notificación a las partes o personas a quienes haya de afectar sus
resultados debe hacerse personalmente (art.40 del C.P.C.).
Al respecto, debemos tener presente que la ley nos habla de "la primera notificación" y no de la notificación de
la demanda.
En consecuencia la demanda y la resolución que en ella recaiga se notificaran personalmente al demandado
sólo cuando la demanda hubiere sido la primera presentación que dio inicio al procedimiento , que será lo normal según
lo previsto en el art.253 del C.P.C.
No obstante, si el proceso se hubiere iniciado por una medida prejudicial, ella y la resolución que sobre esta
recaiga deberá ser notificada personalmente por ser la primera notificación y no la demanda que se presentará con
posterioridad, la que en tal caso no se encontrará en la situación de ser la primera notificación.
Por otra parte, la primera notificación es personal sólo respecto del sujeto pasivo y no respecto del actor, a
quien sólo se le notifica por el Estado Diario (art.40 inc.2° del C.P.C.).
2º) Cuando la ley dispone que se notifique a alguna persona para la validez de ciertos actos (art.47 del C.P.C.)
como ocurre por ejemplo, en la notificación de la cesión de un crédito nominativo (art.1.902 del Cód. Civil), notificación
títulos ejecutivos a los herederos del deudor fallecido (art. 1377 del C. Civil), notificación pago por consignación (1603
inc. 1° C.Civil); etc.
3º) La resolución que de lugar al cumplimiento de una sentencia en contra de un tercero dentro del
procedimiento incidental (art.233 inc.2° del C.P.C.).
4º) Cuando los tribunales lo ordenen expresamente (art.47 del C.P.C.). 31

En tercer lugar, el legislador establece que en determinados casos puede emplearse la notificación personal o
por cédula:
a) Las notificaciones que se hagan a terceros que no sean parte en el juicio (testigos, peritos) o a quienes no
afectan sus resultados (art.56 del C.P.C.).
b) Las resoluciones que se dicten en el proceso, luego de haber estado éste paralizado y sin que se hubiere
dictado resolución alguna durante un plazo superior a seis meses, deberán ser notificadas personalmente o por cédula y
no se consideran como notificaciones válidas las que se hubieren hecho por el estado diario respecto de ellas. ( art.52
del C.P.C.).

1.B) La notificación personal subsidiaria o por el artículo 44 del C.P.C:


a) Procedencia:
Esta forma de notificación personal se aplica cada vez que, intentando el ministro de fe competente practicar la
notificación del art.40 (personal en persona), ésta no se verifique por no haberse encontrado a la persona que se trata
de notificar en su habitación o en el lugar donde habitualmente ejerce su profesión, industria o empleo, en dos días
distintos (art.44 inc.1° del C.P.C.).
Esta notificación personal siempre se efectúa fuera del recinto del tribunal, por lo tanto, el único funcionario
competente para practicarla es el receptor, y en aquellos lugares en que no exista éste, el Notario Público u Oficial de
Registro Civil que exista en la localidad.

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Teniendo en consideración que en esta materia juega un papel importante la costumbre, el art.44 ha sido
acomodado en la práctica para que ella se lleve a cabo de la siguiente manera:
1.- Búsqueda.-
2.- Certificación.
3.- Solicitud de notificación personal subsidiaria.
4.- Resolución del Tribunal que ordene la práctica de la notificación.
5.- Notificación.
6.- Aviso.

Pasemos a continuación a analizar brevemente esos trámites.-


1.- Búsqueda.-
El Ministro de fe debe buscar a la persona que se trata de notificar en su habitación o en el lugar donde
habitualmente ejerce su industria, profesión o empleo, a lo menos en dos días distintos sin ser habida. Esto significa,
que deben efectuarse dos búsquedas. Las búsquedas deben efectuarse en dos días distintos de la semana, según queda
de manifiesto en la historia de la ley, puesto que puede suceder que quien se trata de notificar se encuentre fuera del
lugar hábil precisamente los mismos días de la semana, v.gr., todos los miércoles.
2.- Certificación.
El interesado debe requerir al receptor que incluya en la carpeta electrónica un certificado de "búsquedas", en
el que se consigna lo actuado por él, según lo señalado precedentemente.
Además el Ministro de Fe deberá certificar los siguientes hechos:
i) Que la persona que se trata de notificar se encuentra en el lugar del juicio. Se entiende por lugar del juicio, la
ciudad donde el tribunal tiene su asiento.
ii) Cuál es la morada de la persona que se trata de notificar o el lugar donde ejerce su industria, profesión o
empleo.
Dos eran los sentidos que se le daban a la expresión morada hasta antes de la dictación de la ley 19.382 , uno
amplio y otro restringido. En la actualidad, el legislador contempla expresamente en el inciso segundo del artículo 44
del C.P.C. los lugares en los cuales cabe efectuar la notificación personal subsidiaria o no en persona, siendo ellos la
morada o el lugar donde la persona que se va a notificar ejerce su industria, profesión u empleo.
3.- Solicitud de notificación personal subsidiaria.
Una vez que el receptor ha certificado las búsquedas y dejado constancia de ello en la carpeta electrónica, el
interesado debe presentar un escrito, solicitando que se ordene por el tribunal la práctica de la notificación personal
subsidiaria del art.44,inc.2° del CPC. Ese escrito puede sumarse de la siguiente manera: "Se ordene la notificación del
art.44, inc.2° del C.P.C., con el mérito de la certificación efectuada por el ministro de fe.".
El tribunal debe proveer "Como se pide, o, practíquese la notificación de acuerdo a lo previsto en el artículo 44
del C.P.C.”.-
4.- Resolución del Tribunal que ordene la práctica de la notificación.
El inc.2° del art.44 prescribe que establecido que el demandado se encuentra en el lugar del juicio y cual es su
morada o lugar donde ejerce su industria, profesión u empleo, ordenará el tribunal que la notificación se haga.

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Del tenor de dicho precepto legal se colige claramente que para practicarse por el Ministro de Fe la notificación
personal subsidiaria es menester que el tribunal previamente la ordene dictando una resolución judicial para tal efecto.
Además, dado los términos imperativos del precepto legal, acreditados los supuestos que hacen procedente la
notificación es obligatorio y no facultativo para el tribunal dictar la resolución ordenando la práctica de la notificación
personal subsidiaria.
El tribunal, si encuentra conforme la certificación del ministro de fe, ordena practicar la notificación sustitutiva
del art.44 inc.2° CPC.
5.- Notificación.
Señala el art.44, inc.2° del C.P.C. que una vez que se hayan acreditado los dos hechos mencionados
precedentemente con el certificado del ministro de fe, "ordenará el tribunal que la notificación se haga entregando (el
receptor) las copias a que se refiere el art.40 a cualquiera persona adulta que se encuentre en la morada o en el lugar
donde la persona que se va a notificar ejerce su industria, profesión o empleo. Si nadie hay allí, o si por cualquiera otra
causa no es posible entregar dichas copias a las personas que se encuentren en esos lugares, se fijará en la puerta un
aviso que dé noticia de la demanda, con especificación exacta de las partes, materia de la causa, juez que conoce en ella
y de las resoluciones que se notifican ".-
De acuerdo a lo previsto en ese precepto se da por notificada a una persona que ni siquiera se le ha encontrado
no existiendo en este caso un enfrentamiento físico del Ministro de Fe con una persona para que se entienda
perfeccionada la notificación. La desvinculación entre el "notificado" y la persona a la que se trata de notificar, es
evidente, toda vez que no es necesario notificar a la persona misma que debe serlo sino que a cualquier persona adulta
que recibe del Ministro de Fe las copias que el precepto indica o debe fijarla en la puerta si nadie acude a sus llamados.
En el inciso final del artículo 44 se establece para facilitar la practica de esta notificación personal subsidiaria,
que "en caso que la morada o el lugar donde pernocta o el lugar donde habitualmente ejerce su industria, profesión o
empleo, se encuentre en un edificio o recinto al que no se permite el libre acceso, el aviso y las copias se entregarán al
portero o encargado del edificio o recinto, dejándose testimonio expreso de esta circunstancia."
El receptor debe dejar en la morada de la persona que se trata de notificar o en el lugar donde ejerce su
industria, profesión u empleo o con el portero o encargado del edificio o recinto al que no está permitido el libre
acceso, los siguientes documentos:
1° Copia íntegra de la solicitud; y
2° Copia íntegra de la resolución que sobre ella haya recaído (Art. 40 del C.P.C.).-
En la práctica y de acuerdo a lo sostenido por algunos autores, como la notificación personal subsidiaria
requiere para ser practicada de la dictación de una resolución previa que la ordene y ésta debe ser también notificada;
conjuntamente con las copias de la solicitud que se notifica y de la resolución recaída en ella se hace entrega también
de copia íntegra de la solicitud de autorización para practicar la notificación personal subsidiaria y de la resolución
favorable recaída en ella.
En el caso que nadie haya en la morada, en la práctica, estos documentos se tiran por debajo de la puerta, si es
posible.
6.- Aviso.
El legislador, por la Ley 18.705, modificada por la Ley 18.804, introdujo el envío de un aviso por carta certificada
para asegurarse que en la notificación del art.44, el notificado tuviera conocimiento de ella.

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Al respecto, se estableció que el ministro de fe deberá dar aviso de la notificación practicada al notificado
conforme al art.44, dirigiéndole para tal efecto carta certificada por correo, en el plazo de dos días contados desde la
fecha de la notificación o desde que se reabran las oficinas de correo, si la notificación se hubiere efectuado en
domingo o festivo.
La carta podrá consistir en tarjeta abierta que llevará impreso el nombre y domicilio del receptor y deberá
indicar el tribunal, el número de ingreso de la causa y el nombre de las partes.
La omisión en el envío de la carta no invalidará la notificación, pero:
i) Hace responsable al ministro de fe de los daños y perjuicios que se originen; y
ii) El tribunal, previa audiencia del afectado, deberá imponerle al Ministro de fe alguna de las medidas que se
señalan en los números 2, 3 y 4 del art.532 del C.O.T. (art.46 del C.P.C.).
7.- Acta y devolución de expediente.
Una vez practicada la diligencia, el receptor debe levantar un acta con las menciones que indica el art.45: "La
diligencia de notificación, en el caso del artículo precedente, se extenderá en la forma que determina el art.43, siendo
obligada a subscribirla la persona que recibe las copias, si puede hacerlo, dejándose testimonio de su nombre, edad,
profesión y domicilio". Además, en ese testimonio deberá expresarse el hecho del envío de la carta certificada, la fecha,
la oficina de correo donde se hizo y el número de comprobante emitido por tal oficina. Este comprobante deberá ser
pegado al expediente a continuación del testimonio". (art.46 del C.P.C.).
Son excepcionalísimas las actas en que aparece la firma de la persona que ha recibido las copias indicadas. En la
práctica, y por razones de evidente comodidad, se suele agregar una cláusula que ha pasado a formar parte de toda
diligencia de esta clase:"... entregué las copias correspondientes a una persona adulta que no quiso firmar..."
Una vez que el receptor ha puesto certificado de lo por él obrado y firmada que sea el acta respectiva, debe
dejar constancia en la carpeta electrónica respectiva. (art.393 del C.O.T.).

II) Notificación por cédula:


A) Concepto:
Es aquella que consiste en la entrega que hace el ministro de fe en el domicilio del notificado de copia íntegra
de la resolución y los datos necesarios para su acertada inteligencia.

B) Requisitos:
Al respecto, debemos señalar que se aplican los requisitos comunes a toda actuación judicial y que señalamos a
propósito de la notificación personal, debiendo efectuarse en día y hora hábil, puesto que para ella no rigen las
modificaciones que respecto de estas materias se contemplan sólo respecto de la notificación personal; dejarse
constancia en el proceso; y ser el acta autorizada y firmada por el Ministro de Fe.
Además, deben cumplir con los requisitos propios de la notificación por cédula, que son:
a) Debe efectuarse en lugar hábil (art.48 del C.P.C.).
El lugar hábil para practicar la notificación es "el domicilio del notificado".

145
El domicilio del notificado es aquel que debe designar todo litigante en la primera gestión judicial que realice, el
que debe encontrarse dentro de los límites urbanos del lugar en que funciona el tribunal.
Esta designación se considerará subsistente mientras no haga otra la parte interesada, aunque de hecho cambie
su morada.
El inc.2° del art.49 del C.P.C. debemos entenderlo derogado orgánicamente por la eliminación de los tribunales
inferiores (jueces distrito y subdelegación) efectuado por la Ley 18.776.
La sanción para incumplimiento de la obligación de designar domicilio consiste en que las resoluciones que
deben practicarse por cédula, se notificaran por el estado diario, respecto de las partes que no hagan la designación de
domicilio conocido y mientras ésta no se haga.
Esta sanción por expresa disposición de la ley, se hace efectiva "sin necesidad de petición de parte y sin previa
orden del tribunal (art.53 del C.P.C.).
La referida sanción no sería aplicable al litigante que no ha comparecido a juicio (rebelde), puesto que la
exigencia de fijar domicilio que establece el art.49 del C.P.C. se refiere sólo a aquellos que hubieren efectuado alguna
gestión en el juicio, situación en la cual no se encuentra el rebelde. Esta tesis ha sido compartida por la Jurisprudencia,
pero no en forma unánime. Otro sector de la Jurisprudencia ha sostenido que esta sanción es aplicable también al
rebelde, puesto que ella opera atendiendo únicamente a que no se ha fijado domicilio, puesto que la pasividad del
rebelde no puede llegar a constituir un entorpecimiento para el regular desarrollo del procedimiento.
Debemos recordar que en caso de haber designado apoderado o mandatario judicial la parte en el proceso, la
notificación por cédula deberá efectuarse al primero y no a esta última.
b) Debe efectuarse la notificación por cédula por funcionario competente.
Dado que la notificación por cédula se debe efectuar en un lugar que no es el oficio del secretario, este nunca
podrá practicar esta notificación. La notificación por cédula debe ser efectuada por el receptor.
c) Debe efectuarse la notificación en la forma que establece la ley.
La notificación se practica por el ministro de fe entregando en el domicilio del notificado copia íntegra de la
resolución y los datos para su acertada inteligencia en la forma establecida en el inc.2° del art.44. (art.48, inc.1° y 2° del
C.P.C.)
Los datos para la acertada inteligencia (el número del Rol del proceso, la identificación del proceso según la
clase de juicio y nombre de las partes, el tribunal ante el cual se sigue el proceso) generalmente en la práctica son
estampados por el receptor en el margen superior izquierdo de la copia de la resolución que notifica.
Con posterioridad a la notificación, el Ministro de Fe "debe poner en los autos testimonio de la notificación con
expresión del día y lugar, del nombre, edad, profesión y domicilio de la persona a quien se haga la entrega". En la
práctica, los receptores certifican que se ha entregado cédula en el domicilio del notificado a una persona adulta que no
quiso firmar o que se fijo en la puerta de éste al no acudir nadie a sus llamados.

C) Resoluciones que deben notificarse por cédula.


En la estructura del Código las resoluciones que se notifican por cédula son:
1) La sentencia definitiva de primera o única instancia (art.48, inc.1° del C.P.C.). Las sentencias definitivas de
segunda instancia se notifican por el estado Diario (art. 221 del C.P.C.).
2) La resolución que ordena la comparecencia personal de las partes (art. 48, inc. 1° del C.P.C.).

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3) La resolución que ordena recibir la causa a prueba en el juicio (art.48, inc.1° del C.P.C.). La resolución que
recibe un incidente a prueba se notifica por el Estado Diario. (art. 323 C.P.C.).
4) Si transcurren seis meses sin que se dicte resolución alguna en el proceso, no se considerarán como
notificaciones válidas las anotaciones en el estado diario mientras no se haga una nueva notificación personal o por
cédula (art. 52 del C.P.C.).
5) Las notificaciones que se practiquen a terceros que no son parte en el juicio, o a quienes no afecten sus
resultados, se hará personalmente o por cédula (art.56 del C.P.C.).
6) Cuando el tribunal lo ordene expresamente o en los casos en que la ley lo establezca (art.48,.inc. final, 211,
inc. 2°, 233, 442, 450, 595 y 629 del C.P.C.).
Conforme lo dispueto en el artículo 8 de la Ley 20.886, los receptores judiciales deben agregar a la carpeta electrónica un
testimonio dando cuenta de la actuación realizada dentro de los dos días hábiles siguientes a la fecha en que se practicó la
diligencia, con la debida constancia de todo lo obrado. En las notificaciones, el testimonio o acta de la diligencia incluirá un registro
georreferenciado, que dé cuenta del lugar, fecha y horario de su ocurrencia.

III) Notificación por el estado diario:


A) Concepto:
La notificación por el estado constituye una ficción legal, ya que nunca se produce un conocimiento directo de
la resolución que se notifica. En los tres casos anteriores, la parte toma conocimiento directo del contenido de la
resolución, porque ella integra la notificación; en cambio en la notificación por el Estado Diario ella se entiende
practicada por el sólo hecho de incluirse en una lista la noticia de haberse dictado una resolución en un determinado
proceso.
Señala el art. 50, inc.1° del C.P.C. que "las resoluciones no comprendidas en los artículos precedentes se
entenderán notificadas a las partes desde que se incluyan en un estado que deberá formarse electrónicamente el que
estará disponible diariamente en la página web del Poder Judicial...".
Este inciso establece dos conclusiones de importancia:
a) Que la notificación por el estado diario es la regla general dentro de la legislación nacional; y
b) Que existe una ficción legal completa, porque se entiende notificada una resolución por el mero hecho de
incluirse la noticia de haberse dictado ésta en la lista de notificaciones.
De acuerdo con lo expuesto, podemos señalar que la notificación por el estado es aquella consistente en la
inclusión de la noticia de haberse dictado una resolución en un determinado proceso, dentro de un Estado que debe
contener las menciones que establece la ley, el que debe formarse electrónica y diariamente.

B) Resoluciones que se notifican por el estado diario:


Sin perjuicio de que esta manera de notificar constituye la regla general en esta materia, existen además casos
en que específicamente se establece la notificación de terminadas resoluciones por esta forma, produciendo sus
efectos desde que se incluyen en el estado. Así, por ejemplo:
1º) La resolución que recae en la primera presentación debe notificarse por el Estado al actor (art. 40 C.P.C.).
2º) Las resoluciones que, debiéndose notificar por cédula, no lo son por no haberse designado domicilio
conocido (art. 53 del C.P.C.);
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3º) La resolución que recibe la causa a prueba en los incidentes (art.323 del C.P.C.);
4º) La sentencia definitiva de segunda instancia (art.221, inc.1° del C.P.C.), etc.

C) Sujeto que debe practicar la notificación por el estado diario:


De acuerdo a lo establecido en el N° 2 del art.380 del C.O.T., son funciones de los secretarios practicar las
notificaciones por el Estado Diario.
Además, de acuerdo al art.58 del C.P.C. puede practicar la notificación por el estado también el oficial primero
de la secretaria, pero esa función la desempeñará bajo la responsabilidad del secretario.

D) Forma del estado:


El Estado significa lista, rol o relación. De acuerdo con ello señala el art. 50, inc.2° y ss.: "Se encabezará el
estado con la fecha del día en que se forme, y se mencionarán por el número de orden que les corresponda en el rol
general, expresado en cifras y en letras, además por los apellidos del demandante y del demandado o de los primeros
que figuren con dicho carácter si son varios, todas las causas en que se haya dictado resolución en aquel día, y el
número de resoluciones dictadas en cada una de ellas.”

E) Tiempo de fijación y forma de mantenerse:


El Estado debe formarse diariamente.
Estos estados se mantendrán al menos durante tres días en la página web del Poder Judicial en una forma que
impida hacer alteraciones en ellos.
De las notificaciones hechas en conformidad a este artículo, se dejará constancia en la carpeta electrónica el
mismo día en que se publique el estado.
La resolución se entiende notificada el día en que ella es incluida en el Estado.
La notificación por el estado será nula, en caso que no sea posible la visualización de la resolución referida en el
estado diario por problemas técnicos del sistema de tramitación electrónica del Poder Judicial, lo que podrá declararse
de oficio o a petición de parte.
Finalmente, agrega el art. 51, en concordancia con el art. 169 del C.P.C., que "para los efectos del artículo
precedente, a todo proceso que se inicie se asignará un número de orden en la primera resolución que se dicte y con él
figurará en el rol del tribunal, hasta su terminación".

IV) Notificación por avisos:


A) Concepto:
La notificación por avisos es sustitutiva de la notificación personal del art.40 del C.P.C. o de la notificación por
cédula, y se utiliza cuando se trata de notificar a personas cuya individualidad o residencia sea difícil de determinar o
que por su número dificulten considerablemente la práctica de la diligencia.
Señala el art.54 del CPC. que "cuando haya de notificarse personalmente o por cédula a personas cuya
individualidad o residencia sea difícil de determinar, o que por su número dificulten considerablemente la práctica de la

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diligencia, podrá hacerse la notificación por medio de avisos publicados en los diarios o periódicos del lugar donde se
sigue la causa, o de la cabecera de la provincia, o de la capital de Región, si allí no los hay”.

B) Requisitos de procedencia:
Los requisitos que deben concurrir para la práctica de una notificación por avisos son:
1º La notificación que legalmente corresponde efectuar es una personal o por cédula;
2º La concurrencia de las circunstancias que habilitan para solicitar esta forma de notificación.
Estas circunstancias se reducen conforme a lo previsto por el legislador a la concurrencia de a lo menos una de
las dos siguientes:
a) Se trata de notificar a una persona cuya individualidad o residencia es difícil de determinar, o
b) Se trata de notificar a personas que por su número dificultan considerablemente la práctica de la diligencia.
Nuestra jurisprudencia ha resuelto que la notificación por avisos sólo es procedente cuando las personas a
quienes haya de notificarse mediante este modo, se encuentren residiendo en el territorio de la República, atendido el
lugar en que la ley ordene efectuar las publicaciones.
3º El tribunal debe apreciar los antecedentes con conocimiento de causa.
En ningún caso el tribunal puede fallar sin más y de plano la solicitud. En efecto, prescribe el art.54, inc.2° del
C.P.C. que "para autorizar esta forma de notificación, y para determinar los diarios o periódicos en que haya de hacerse
la publicación y el número de veces que deba repetirse, el cual no podrá bajar de tres, procederá el tribunal con
conocimiento de causa".
Este conocimiento de causa se puede adquirir a través de certificados de búsquedas; oficios a distintos servicios
públicos, especialmente, a Correos, Policía Internacional, Registro Civil, etc.
4º Con los antecedentes acompañados, el tribunal debe ordenar expresamente la práctica de la notificación.
En la resolución que se dicta el tribunal debería autorizar la notificación por avisos, determinar los diarios en
que haya de practicarse y establecer el número de veces que deben efectuarse las publicaciones, el cual no puede ser
inferior a tres.

C) Forma de realizarse:
La notificación por avisos se concreta en las publicaciones que exige la ley. Estas publicaciones deben realizarse
por lo menos tres veces en el diario o periódico del lugar en que se sigue el juicio y, en caso de no haberlo, se publicaran
en el de la cabecera de la provincia o de la capital de la Región si allí no los hay.
La ley establece que los avisos publicados contienen los mismos requisitos y menciones que se exigen para la
notificación personal, pero si la publicación en esta forma es muy dispendiosa, atendida la cuantía del negocio, podrá
disponer el tribunal que se haga en extracto redactado por el secretario.(Art.54 inc.1° del C.P.C.).-
Agrega el art.54, inciso final que "cuando la notificación hecha por este medio sea la primera de una gestión
judicial, será necesario además, para su validez, que se inserte el aviso en los números del Diario Oficial correspondiente
en los días primero o quince de cualquier mes, o al día siguiente, si no se ha publicado en las fechas indicadas."
Debemos tener presente, no por requerimiento de la ley sino por razones de seguridad jurídica, que se debe
solicitar al secretario del tribunal que deje constancia de las publicaciones realizadas a través de la certificación
correspondiente, dando con ello aplicación a lo dispuesto en el artículo 61 del C.P.C.-

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Lamentablemente, el legislador no señaló desde qué momento la notificación por aviso iba a producir sus
efectos. A juicio del Sr. Mosquera, la notificación producirá sus efectos desde la publicación del último aviso, sea en el
Diario Oficial o en los otros diarios o periódicos.
Finalmente, se ha sostenido que en la notificación por avisos no es procedente el aumento del término de
emplazamiento, puesto que la notificación debe entenderse practicada en el lugar en que se publicaron los avisos, que
será el lugar en que se sigue el juicio.

V) Notificación tácita:
A) Concepto:
La notificación tácita o presunta es aquella que suple u opera en el caso de existir una notificación defectuosa o
ante la falta de toda notificación de una resolución judicial, por haberse realizado actuaciones por parte de la persona a
notificar que importan un conocimiento de esa resolución, las que no tienen por objeto reclamar de la falta o el vicio
que afecta a la notificación.
Al tratar de esta materia, la ley aplica uno de los más importantes principios formativos del procedimiento: el
de la economía procesal.
El legislador parte de la base de que es absurdo exigir una notificación cuando quien va a ser notificado
demuestra que ya ha tomado conocimiento de lo que se trata de notificarle.
En esto consiste, precisamente la notificación tácita o presunta: la ley le da valor de una notificación a una
actuación de parte que no es, propiamente, una notificación, pero que, por el acto realizado, la supone. No es
procedente en este caso declarar la nulidad de la notificación, puesto que el notificado no ha experimentado un
perjuicio con la falta de notificación o con la realización viciada de ella.
Esta forma de notificación produce un sano efecto: evita la nulidad de una notificación y se aplica para suplir
cualquier clase de notificación que no se hubiere efectuado o que habiéndose practicado lo haya sido en forma
defectuosa.
Señala el art. 55 del C.P.C. que "aunque no se haya verificado notificación alguna o se haya efectuado en otra
forma que la legal, se tendrá por notificada una resolución desde que la parte a quien afecte haga en el juicio cualquiera
gestión que suponga conocimiento de dicha resolución, sin haber antes reclamado la falta o nulidad de la notificación".

B) Requisitos:
Estos son:
1º) La existencia de una resolución que no se ha notificado o habiéndolo sido se ha efectuado en una forma
distinta a la señalada por la ley. Así, v.gr., no se ha notificado la demanda o se notifica una demanda por cédula,
debiendo haberse notificado personalmente.
2º) La parte a quien afecta esa falta o esa nulidad de la notificación, ha realizado en el juicio cualquiera gestión
que suponga el conocimiento de la resolución. Así, v.gr., se apela de una sentencia definitiva de primera instancia que
no ha sido notificada o ha sido notificada por el estado diario; se asiste a un comparendo sin haberse practicado la
notificación.
3º) La parte que realiza la gestión que supone la notificación, no reclama la nulidad o falta de notificación en
forma previa.

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VI) Notificación ficta:
Antes de la reforma al CPC, en la práctica si se anulaba la notificación de la demanda, se eliminaba un elemento
del emplazamiento y debía notificarse nuevamente a la parte demandada. Ello no era lógico ni necesario, y aparecía
como obra de un mero tecnicismo jurídico, difícil de comprender para quienes no poseen los conocimientos jurídicos
para comprender la extensión de los efectos que genera la nulidad.
En vista de ello, el legislador introdujo un inc.2° al art.55 del C.P.C, en el cual estableció con carácter general la
oportunidad en que por el sólo ministerio de la ley debe entenderse notificada de una resolución a la parte que solicita
la nulidad de su notificación cuando se da lugar a ella.
Si la notificación es declarada nula por el tribunal de primera instancia, la resolución se entenderá notificada
desde que se notifique la sentencia que declaró la nulidad de la notificación practicada.
Si la notificación es declarada nula por el tribunal superior, la resolución se entenderá notificada desde que se
notifique por el tribunal de primera instancia el "cúmplase"de la resolución pronunciada por el tribunal superior que dio
lugar a la nulidad.
Respecto de esta norma debemos tener presente:
1º) En primer lugar, que más que una notificación tácita se trata de una notificación ficta, puesto que la parte
afectaba por la nulidad de la notificación realizó una gestión destinada a impugnar ésta, faltando por ello un elemento
esencial para que nos encontramos ante una notificación tácita.
2º) Esta notificación ficta, opera por el sólo ministerio de la ley en las oportunidades señaladas.
3º) Esta notificación ficta opera respecto a toda clase de resoluciones y cualquiera haya sido la forma en que
ella deba haberse notificado;
4º) El legislador debió haber señalado que en caso de acogerse la nulidad debía entenderse notificada no sólo
"la resolución", sino que también la solicitud en que ella recayó, puesto que la notificación personal requiere que ésta
abarque ambos antecedentes.

VII) Otras formas de notificación:


Señala el artículo 8 de la Ley 20.886: Otras formas de notificación. Cualquiera de las partes o intervinientes
podrá proponer para sí una forma de notificación electrónica, la que el tribunal podrá aceptar aun cuando la ley
disponga que la notificación deba realizarse por cédula si, en su opinión, resultare suficientemente eficaz y no causare
indefensión. Esta forma de notificación será válida para todo el proceso.

VIII) Notificaciones especiales:


A) Muerte presunta:
Antes de declarar muerto presunto a una persona desaparecida, es necesario que los interesados en tal
declaración hayan practicado tres publicaciones en el Diario Oficial, corriendo más de dos meses entre cada dos
citaciones (art.81, N°2 del C.C.).

B) Cambio de nombre:

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Señala el art.2° de la Ley 17.344 que la solicitud en que se pida el cambio de nombre " deberá publicarse en
extracto en el Diario Oficial de las días 1° ó 15 de cada mes, o al día siguiente hábil si dicho Diario no apareciere en las
fechas indicadas". (inc.2°).

C) D.L. N°2695.-
Esta norma legal regla la regularización de la posesión de la pequeña propiedad raíz y la constitución del
dominio sobre ella.
La tramitación de la solicitud no es contenciosa y se sigue por la vía administrativa. La resolución que acepta la
petición debe publicarse por dos veces en un diario o periódico que la autoridad administrativa (Ministerio de Bienes
Nacionales) señale, ordenando, además, fijar carteles durante 15 días en los lugares públicos que él determine.
Esas publicaciones se hacen los días 1° ó 15 de cada mes, o en la edición inmediatamente siguiente si el diario o
periódico no circula esos días.

D) Cédula de espera.-
A ella se refiere el art.443 N°1 del C.P.C., relativo a la notificación del requerimiento de pago: "Este
requerimiento debe hacérsele personalmente (al deudor); pero si no es habido, se procederá en conformidad al art.44,
expresándose en la copia a que dicho artículo se refiere, a más del mandamiento, la designación del día, hora y lugar
que fije el ministerio de fe para practicar el requerimiento".

E) Juicio arbitral.-
En el procedimiento arbitral existen dos modalidades especiales de notificación.
Respecto del juicio arbitral, señala el art.629 del C.P.C. que las notificaciones en los juicios arbitrales pueden ser
personales o por cédula, a no ser que las partes unánimemente acuerden otra forma de notificación. Así, por ejemplo,
se notifican por carta certificada, por simple carta, por mail, por teléfono, etc.
En el juicio de partición de bienes, señala el art.663 deI C.P.C.: "Los resultados de la partición se consignan en
un Laudo o sentencia final, que resuelva o establezca todos los puntos de hecho y de derecho que deben servir de base
para la distribución de los bienes comunes, y en una ordenata o liquidación, en que se hagan los cálculos numéricos
necesarios para dicha distribución".
El artículo que nos interesa, para los efectos de la notificación, es el 664, que es del siguiente tenor: "Se
entenderá practicada la notificación del Laudo y Ordenata desde que se notifique a las partes el hecho de su
pronunciamiento, salvo el caso previsto en el art.666. Los interesados podrán imponerse de sus resoluciones en la
oficina del actuario y deducir los recursos a que haya lugar dentro del plazo de quince días".
Aquí, como vemos, existe una ficción legal, cuyo fundamento o razón de existir es muy sencillo: normalmente
dichas sentencias son extraordinariamente extensas, haciendo gravosa la notificación del texto íntegro a cada uno de
los interesados.

LAS RESOLUCIONES JUDICIALES

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A) Concepto:
La resolución judicial es el acto jurídico procesal que emana de los agentes de la jurisdicción y mediante el cual
dan curso al procedimiento, resuelven los incidentes que se promueven durante el curso de él o deciden la causa o
asunto sometido a su decisión.

B) Clasificación.
1) Según nacionalidad del Tribunal del cual emanan:
Se clasifican en resoluciones judiciales nacionales o extranjeras.
Tiene importancia para su ejecución o cumplimiento de acuerdo a las normas previstas en el Título XIX del Libro
I del C.P.C.

2) Según la naturaleza del negocio en que se pronuncian:


Se clasifican en contenciosas y no contenciosas.
Tiene importancia en cuanto a los requisitos de forma, recursos y efectos.

3) Según la naturaleza del asunto sometido a la decisiòn del Tribunal:


Se clasifican en civiles y penales. Tiene importancia por el distinto régimen jurídico a que se hallan sometidas.

4) Según la instancia en que son pronunciadas:


Se clasifican en sentencias de única, primera o segunda instancia.
Las de segunda instancia se pueden clasificar en confirmatorias, revocatorias y modificatorias.
Esta clasificación tiene importancia en materia de recursos y en cuanto a los requisitos de forma que deben
cumplir las resoluciones.

5) Según el estado en que se encuentran respecto de su cumplimiento:


Se clasifican en Sentencias Firmes o Ejecutoriadas o que causan ejecutoría.
Sentencias firmes o ejecutoriadas. (Art.174 del C.P.C.) De acuerdo a ese precepto para establecer si una
sentencia se encuentra firme o ejecutoriada debemos distinguir.
a) Si no proceden recursos: La resolución queda firme desde el momento en que se notifica a las partes.
b) Si proceden recursos se debe subdistinguir:
b.1) Si se han deducido los recursos: queda firme la resolución desde que se notifique a las partes del decreto
que ordena cumplirla (cúmplase) que pronuncia el tribunal de primera instancia.
b.2) Si no se han deducido recursos: queda firme la resolución desde que transcurran todos los plazos que la ley
concede para su interposición.
Si trata de sentencia definitiva, es necesario que el secretario del tribunal certifique el hecho de no haberse
interpuesto los recursos y que el plazo para ello se encuentra vencido.
La sentencia firme o ejecutoriada producirá acción para su cumplimiento y la excepción de cosa juzgada
(art.175, 434 N°1 y 231 del C.P.C.).

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Sentencias que causan ejecutoria son aquellas que pueden cumplirse a pesar de existir recursos pendientes
deducidos en su contra (art.231 del C.P.C.).
Ejemplo típico de esta clase de resoluciones son aquellas respecto de la cuales se ha concedido el recurso de
apelación en el solo efecto devolutivo y aquellas respecto de los cuales se ha deducido recurso de casación en la forma
o en el fondo y no se encuentra en los casos excepcionales en que procede la suspensión del cumplimiento del fallo
(art.774 del C.P.C.).
El cumplimiento que se lleve a efecto respecto de la resolución se encuentra condicionado a que se confirme
ella al fallarse el recurso.
En este punto, debemos dejar en claro que nuestro legislador utiliza también en algunas ocasiones la expresión
sentencia de término (P. ej. art.98 del C.P.C.).
Sentencia de término es aquella que pone fin a la última instancia del juicio. Así, son sentencias de término la
sentencia definitiva de única instancia y la sentencia definitiva de segunda instancia.
Los conceptos sentencia ejecutoriada y de término pueden coincidir, pero ello no siempre es así , puesto que
para efectuar la clasificación se toman puntos de referencia distintos. Así por ejemplo, la resolución dictada en segunda
instancia tiene el carácter de sentencia de término, pero no se encontrará ejecutoriada si respecto de ella se deduce el
recurso de casación.

6) Según la forma en que resuelven el asunto:


Se clasifican en sentencias definitivas parciales y totales.
Sentencia definitiva total es aquella que resuelve la totalidad de las cuestiones planteadas en el proceso.
Sentencia definitiva parcial son aquellas que se pronuncian sólo sobre algunas de las cuestiones planteadas en
el proceso por haber llegado con antelación al estado de fallo, reservándose la resolución de las restantes hasta que
ellas lleguen a ese estado (art.172 del C.P.C.).

7) Según el contenido de las resoluciones:


a) Sentencias de condena. Son aquellas que imponen el cumplimiento de una prestación, ya sea sentido
positivo (dar, hacer) ya sea en sentido negativo (no hacer).
En la sentencia de condena hay una labor declarativa ya que el juez va a declarar el derecho, pero además se
produce otro efecto cual es el de imponer una prestación, siendo este el factor que la caracteriza y distingue de otros
tipos de sentencia. En otras palabras, la sentencia de condena tiene dos funciones, la de declarar el derecho, pero
además se produce otro efecto cual es el de imponer una prestación, siendo este el factor que la caracteriza y distingue
a la sentencia declarativa. Si no se da cumplimiento a la prestación contenida en ella, servirá de título para la ejecución
forzosa de la prestación contenida en ella.
Ejemplo típico de esta clase de resoluciones son las de condena al pago de una indemnización de perjuicios.
b) Sentencias constitutivas. Son aquellas a través de las cuales se produce la constitución, modificación o
extinción de una situación jurídica.
Lo que caracteriza a esta clase de sentencias es la producción de un estado jurídico nuevo que con anterioridad
a la sentencia no existía; modifica uno existente o sustituye un estado jurídico existente por otro.

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Ejemplo típico de esta clase de resoluciones son las que declaran el divorcio, la nulidad de matrimonio, la
separación de bienes, etc.
c) Sentencia declarativas. Son aquellas que deciden acerca de la existencia o inexistencia de una situación
jurídica.
Lo que caracteriza a esta clase de resoluciones es que la actividad del tribunal se agota en la declaración y no
produce más que ese efecto, a diferencia de las otras que además de declarar el derecho, producen otro efecto, como
el constitutivo o de condena según el caso,
Ejemplo de esta clase de sentencias son las que declaran la inexistencia de una obligación, la falsedad de un
documento, etc.
d) Sentencia cautelares. Son aquellas que no suponen un pronunciamiento sobre el fondo del derecho, sino que
se dedican a declarar en vía sumaria una medida de seguridad.
Su necesidad emana del hecho de que desde que se solicita la actividad del juez hasta que éste dicta sentencia
media un lapso de tiempo en el cual pueden variar las circunstancias haciendo imposible o dificultoso cumplir el fallo
que se dictará en el proceso, y tienen por ello como objeto conservar el estado de las cosas existentes al momento de
solicitarse su dictación.
No tienen en nuestro derecho una calidad de figura autónoma en cuanto a ser el fin que se persigue en un
proceso, sino que aparecen injertadas dentro de él.

Esta clasificación reviste importancia por los diferentes efectos que producen unas y otras.
Las sentencias de condena dan lugar a la vía ejecutiva posterior y se constituye en mora al deudor desde la
notificación de la demanda.
Las sentencias declarativas no dan origen a ejecución posterior, su finalidad está en lograr su dictación y el
hecho declarado existirá desde el momento en que se produjo su fuente u origen.

8) Según la naturaleza jurídica de acuerdo a lo establecido en el artículo 158 del C.P.C:


a) Sentencia definitiva:
Es sentencia definitiva la que pone fin a la instancia, resolviendo la cuestión o asunto que ha sido objeto del
juicio (art.158 inc.2° del C.P.C.).
Para que una resolución revista el carácter de sentencia definitiva es menester que concurran copulativamente
los siguientes dos requisitos:
i) Debe poner fin a la instancia; y
ii) Debe resolver la cuestión o asunto que ha sido objeto del juicio.
La instancia es cada uno de los grados jurisdiccionales que la ley establece para que los tribunales puedan
conocer y fallar los negocios sometidos a su decisión con facultad soberana para pronunciarse sobre todas las
cuestiones de hecho y de derecho que en ellos se suscitan.
Las sentencias definitivas pueden ser de única, primera y segunda instancia.
De acuerdo con esa definición, no tiene el carácter de sentencia definitiva aquella que se pronuncia sobre el
recurso de casación, puesto que éste no constituye una instancia.

155
Por otra parte, las sentencias que declaran el desistimiento de la demanda, el abandono del procedimiento o la
prescripción del recurso apelación en contra de la sentencia definitiva, no revisten el carácter de sentencia definitiva
sino que son interlocutorias, puesto que no deciden la cuestión o asunto que ha sido objeto del juicio.

b) Sentencias interlocutorias:
Sentencia interlocutoria es aquella que falla un incidente del juicio, estableciendo derechos permanentes, en
favor de las partes (sentencia interlocutoria de primer grado o clase ) o resuelve sobre algún trámite que debe servir de
base en el pronunciamiento de una sentencia definitiva o interlocutoria (sentencia interlocutoria de segundo grado o
clase ) (art.158, inc.3° del C.P.C.).
Ejemplos de sentencias interlocutorias de primer grado son las resoluciones que declaran abandonado el
procedimiento, aceptan el desistimiento de la demanda, etc.
Ejemplos de sentencias interlocutorias de segundo grado, en materia civil, son las resoluciones que reciben la
causa a prueba, la que ordena despachar mandamiento de ejecución y embargo, etc.
Las sentencias interlocutorias se subclasifican en sentencias interlocutorias que ponen término al juicio o hacen
imposible su continuación y sentencias interlocutorias que no producen estos efectos. Esta subclasificación se formula
por el art.766 del C.P.C. para establecer la procedencia del recurso de casación, el cual puede interponerse sólo en
contra de aquellas interlocutorias que ponen término al juicio o hacen imposible su continuación. (Ej. Resolución que
declara el abandono del procedimiento, declara el desistimiento de la demanda).

c) Autos:
Se encuentran definidos en el inc.4° del art.158 del C.P.C. por exclusión de los efectos que produce el fallo de
un incidente respecto de las sentencias interlocutorias de primer grado.
De la interpretación conjunta de los incisos 3° y 4° del art.158 del C.P.C., podemos llegar a definir los autos
como "la resolución que recae en un incidente, sin establecer derechos permanentes en favor de las partes".
El concepto de autos no puede hacerse extensivo a las sentencias interlocutorias de segundo grado, puesto que
el requisito sine qua non de los autos es el fallo de un incidente, lo que no ocurre en esa otra clase de resoluciones que
sólo se pronuncian sobre un trámite que ha de servir de base para el pronunciamiento de una sentencia definitiva o
interlocutoria.
Ejemplo de resoluciones que revisten el carácter de autos según parte de nuestra jurisprudencia serían la que
pronuncian sobre una medida precautoria, la que designa un curador interino, etc.

d) Decreto, providencia o proveído:


Se encuentran definidos en el inc.5° del art.158 del C.P.C.
Sin embargo, el inc.3° del art.70 del C.O.T. nos da una definición más precisa respecto de ellos al señalar que
"se entienden por providencia de mera sustanciación las que tienen por objeto dar curso progresivo a los autos, sin
decidir ni prejuzgar ninguna cuestión debatida entre partes".

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La característica de los decretos, providencias o proveídos es que son resoluciones que sólo persiguen dar curso
progresivo al desarrollo del procedimiento no fallando un incidente, ni pronunciándose sobre trámite alguno que deba
servir de base al pronunciamiento de una sentencia.
Ejemplo de esta clase de resolución es la que confiere traslado de la demanda al demandado; la que confiere
traslado del escrito de excepciones dilatorias al demandante, etc.

Esta clasificación de las resoluciones es la que reviste mayor importancia dentro de nuestra legislación sirviendo
para determinar a vía de ejemplo las siguientes materias:
i) La forma de notificación de las distintas resoluciones (art.48 y 50 del C.P.C.).
ii) El número de Ministros que deben pronunciarlas en los tribunales colegiados (art. 1 68 del C.P.C.).
iii) La forma en que deben redactarse (arts.169 a 171 del C.P.C.)
iv) Si gozan o no de autoridad de cosa juzgada (art.175 del CPC).
v) La procedencia de los distintos recursos en su contra.
Para algunos profesores, esta clasificación a pesar de su trascendencia adolece de defectos, puesto que existen
resoluciones dentro de nuestra legislación que resulta imposible de encasillar en alguno de los tipos de resoluciones
que ella contempla. P.ej. Resolución que se pronuncia respecto del recurso de casación, etc.

C) Forma de las resoluciones judiciales:


a) Requisitos comunes a toda resolución:
De acuerdo a los arts. 61 y 169 del C.P.C. toda resolución debe cumplir con los siguientes requisitos:
i) Expresar en letras el lugar y fecha en que se expide.
ii) Llevar al pie la firma electrónica avanzada del juez o jueces que las dictaron o intervinieron en el acuerdo.
Señala el artículo 4 de la Ley 20.886.
Artículo 4º.- Firma electrónica de resoluciones y actuaciones del tribunal y copias autorizadas. Las resoluciones
y actuaciones del juez, del secretario, del administrador del tribunal y de los auxiliares de la administración de justicia
serán suscritas mediante firma electrónica avanzada.
Los jueces y los demás funcionarios mencionados en el inciso anterior serán personalmente responsables de la
firma electrónica avanzada que se ponga a su disposición, por lo que les estará prohibido compartirlas.
     Las resoluciones suscritas por los jueces mediante firma electrónica avanzada no requerirán de la firma ni de la
autorización del ministro de fe correspondiente.
Las copias autorizadas de las resoluciones y actuaciones deberán ser obtenidas directamente del sistema
informático de tramitación con la firma electrónica correspondiente, la que contará con un sello de autenticidad.

b) Requisito de la primera resolución judicial:


Fuera de los requisitos generales, la primera resolución debe asignar a la causa un número de orden, con el que
figurará en el rol del tribunal hasta su terminación (art.51 del C.P.C.).

c) Requisitos de los decretos:

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Fuera de los requisitos generales, los decretos deben indicar el trámite que el tribunal ordena para dar curso
progresivo a los autos.
Así, la resolución que recae sobre la demanda debe cumplir con los requisitos comunes a toda resolución y
deberá ordenar "traslado" para contestar la demanda.

d) Requisitos de los autos y sentencias interlocutorias:


Además de los requisitos generales, los autos y las interlocutorias de primer grado deben pronunciarse sobre la
condena en costas (art. 144 del C.P.C.).
Por otra parte, de acuerdo al art.171 del C.P.C. las sentencias interlocutorias y los autos, además de la decisión
del asunto controvertido (elemento obligatorio), pueden, en cuanto la naturaleza del negocio lo permita, contener
considerandos de hecho y de derecho que sirvan de fundamento al fallo (elemento voluntario) (art.171 del C.P.C.).
La inclusión de consideraciones de hecho y de derecho en esta clase de resoluciones es una cuestión de hecho
que queda entregada a la apreciación del tribunal, no pudiendo interponer en su contra el recurso de casación en la
forma en caso de omisión.

e) Requisitos de las sentencias definitivas de única o primera instancia:


Estas sentencias definitivas constan de tres partes: expositiva, considerativa y resolutiva.
Además de los requisitos generales de toda resolución, estas deben cumplir con los requisitos establecidos en el
art.170 del C.P.C. y en el Auto Acordado sobre la forma de las Sentencias de 30 de septiembre de 1920.
Las partes de la sentencia deben contener los siguientes aspectos:
Parte expositiva:
1º La designación precisa de las partes litigantes, su domicilio, profesión u oficio (art.170 N°1 CPC y N°1 auto
acordado).
2º La enumeración breve de las peticiones o acciones deducidas por el demandante y sus fundamentos y de las
excepciones o defensas alegadas por el demandado (art.170 Nos.2 y 3 del C.P.C. y N°2 auto acordado).
3º Si ha sido recibida o no la causa a prueba (N°3 auto acordado).
4º Si las partes fueron citadas a oír sentencia o no en lo casos previstos en la ley (N°4 auto acordado).

Parte considerativa:
1º Las consideraciones de hecho que sirven de fundamento al fallo (art.170 N°4 del C.P.C. y Nos. 5, 6 y 7 del
auto acordado).
2º Las consideraciones de derecho aplicables al caso (art.170 N°5 del C.P.C. y Nos.8 y 9 del auto acordado):
El orden en el cual deben consignarse las consideraciones de hecho y derecho es el señalado en el N°8 del auto
acordado.

Parte resolutiva:
1º La decisión del asunto controvertido (art.170 N°6 y N°11 del auto acordado).
Excepcionalmente, la decisión no comprende el fallo de todas las acciones y excepciones hechas valer en el
juicio en los siguientes casos:

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i) La sentencia definitiva puede omitir la decisión de aquellas acciones o excepciones que sean incompatibles
con las ya aceptadas (art.170 N°6 del C.P.C. y N°11 auto acordado).
ii) Las declaraciones que de oficio puede hacer el tribunal respecto de asuntos en que la ley le mande o permita
proceder así (art. 160 del CPC.).P.Ej. La nulidad absoluta de acuerdo al art.1.683 del CPC.
Si no existiera este precepto el fallo adolecería de ultra petita (art.788 N°4 del C.P.C.).

Además dentro de la sentencia definitiva se debe contener la decisión de otras cuestiones suscitadas en el
proceso, pero en esa parte resolución no tiene el carácter de sentencia definitiva, sino que el de sentencia
interlocutoria de primer grado. Así por ejemplo, en ella se contendrá:
i) La apreciación y resolución sobre comprobación y legalidad de las tachas deducidas en contra de los testigos
que hubieran declarado en juicio (art.379 del C.P.C.).
ii) Un pronunciamiento sobre la condena o absolución al pago de costas (art.144 del C.P.C.).

f) Requisitos de las sentencias definitivas de segunda instancia confirmatorias de las de primera:


Para este efecto, debemos distinguir;
1º La sentencia de primera instancia a confirmar cumple con todos los requisitos legales.
En este caso, la sentencia confirmatoria no requiere cumplir con ningún requisito especial.
Deberá solamente expresar la fecha y lugar en que se expida, la firma de los ministros que las dicten, y la
declaración de que se confirma la sentencia apelada.
2.- La sentencia de primera instancia a confirmar no cumple con uno o más de los requisitos legales
En este caso, nuestro legislador exige que la sentencia de segunda instancia contenga los mismos requisitos que
las sentencias de única o primera instancia (art.170 inc.2° del C.P.C.).
Nuestros tribunales interpretando este precepto han entendido que la sentencia definitiva de segunda instancia
da cumplimiento a este requisito subsanando sólo el vicio cometido en la sentencia recurrida. Así por ejemplo, si se
omite la individualización precisa de las partes litigantes en la sentencia de primera, la de segunda sólo deberá subsanar
este vicio y no contener todos los requisitos contemplados en el art.170 del C.P.C.
Sin embargo, el tribunal de segunda instancia no puede subsanar en tal forma el vicio contenido por la de
primera si ésta ha dejado de fallar una excepción opuesta en tiempo y forma con arreglo a la ley.
En estas situaciones el tribunal de segunda instancia puede asumir dos actitudes:
1) Casar de oficio la sentencia y proceder este tribunal acto continuo y sin nueva vista, pero separadamente, a
dictar la sentencia que corresponde con arreglo a la ley;
2) Ordenar al tribunal de primera instancia que complete la sentencia dictando resolución sobre el punto
omitido y suspender entretanto el fallo del recurso (art. 775 del C.P.C.).
Excepcionalmente no recibe aplicación el art.775 del C.P.C., cuando las acciones y excepciones no fueron
resueltas por el tribunal de primera instancia por ser incompatibles con las aceptadas o cuando el vicio fuere cometido
en la sentencia definitiva dictada en un juicio sumario, habiéndose hecho valer las acciones y excepciones en el
procedimiento y existiendo solicitud de parte al tribunal de segunda para que la falle. En tales casos, el tribunal de
segunda instancia se encuentra facultado para pronunciarse directamente sobre ellas.

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g) Requisitos de las sentencias de segunda instancia modificatorias o revocatorias de las de primera:
Para establecer la forma que deben revestir estas sentencias de segunda instancia debemos distinguir:
1º Si la sentencia de primera instancia reúne los requisitos legales.
En este caso, la sentencia de segunda instancia modificatoria o revocatoria basta que haga referencia a la parte
expositiva de la de primera; exponga los considerandos de hecho y de derecho que demuestran la necesidad de
modificar o revocar la de primera; y termine haciendo declaración acerca de las acciones , y excepciones que
constituyen el asunto controvertido (art.170 inc.final).
2º Si la sentencia de primera instancia no reúne uno más requisitos legales.
En este caso, la sentencia de segunda instancia modificatoria o revocatoria deberá reunir todos los requisitos
legales, esto es, deberá constar de parte expositiva, considerativa y resolutiva.

En las sentencias de segunda instancia si son pronunciadas por un tribunal colegiado deberá expresarse la
opinión del o de los miembros disconformes con la mayoría y el nombre del Ministro redactor del fallo (N°14 y 15 auto
acordado).

D) Sanción a la falta de cumplimiento de requisitos de forma:


Para establecer la sanción al incumplimiento de los requisitos de forma debemos distinguir la naturaleza
jurídica que reviste la resolución en que se incurrió en el vicio.
i) Si se trata de un decreto o auto, deberá pedirse al tribunal que dictó la resolución que subsane el vicio
mediante la interposición de un recurso de reposición (art.181 del C.P.C.).
ii) Si se trata de una sentencia interlocutoria se podrá pedir que se subsane el vicio mediante la interposición de
un recurso de apelación, puesto que las sentencias interlocutorias no deben dar cumplimiento a los requisitos del
art.170 del C.P.C.
iii) Si se trata de una sentencia definitiva se podrá pedir la anulación de la sentencia mediante la interposición
del recurso de casación en la forma (art.768 N°5 en relación con el art.170 del C.P.C).

E) El desasimiento del Tribunal:


El art.182 inc.1° del C.P.C. se encarga de establecer el principio del desasimiento del tribunal.
Es el efecto que producen las sentencias definitivas e interlocutorias en virtud del cual, una vez que han sido
notificadas a alguna de las partes, no pueden ser modificadas o alteradas de ninguna manera por el tribunal que las
pronunció.

F) La impugnación de las resoluciones judiciales:


El recurso es el acto jurídico procesal de parte, realizado con la intención de impugnar una determinada
resolución judicial.
Los recursos están íntimamente vinculados con la naturaleza de la resolución judicial que se impugna, puesto
que atendiendo a este elemento es que el legislador ha establecido la procedencia de los diversos recursos en contra de
las resoluciones judiciales.

160
Por otra parte, el establecimiento de un recurso por el legislador en contra de una determinada resolución
judicial nos va a permitir saber la naturaleza jurídica de ella.
La impugnación, elemento esencial para la definición del recurso de acuerdo con la doctrina, puede perseguir
diversos objetivos respecto de las resoluciones judiciales, siendo estos fundamentalmente los siguientes:

a) La enmienda de una resolución:


Se entiende por enmienda de una resolución judicial, la modificación total o parcial de ella.
La enmienda de una resolución se persigue obtener por el recurrente a través de la interposición de los
recursos siguientes:

1º El recurso de reposición:
Procede en materia civil en contra de los autos y decretos.
Excepcionalmente procede en contra de las sentencias interlocutorias que:
i) Recibe la causa a prueba;
ii) La que declara inadmisible el recurso de casación.
Se interpone ante el tribunal que dictó la resolución para que lo falle el mismo.

2º El recurso de apelación.
Procede en materia civil en forma directa en contra de las sentencias definitivas e interlocutorias dictadas en
primera instancia.
En forma subsidiaria del recurso de reposición y para el evento de ser éste rechazado, procede en contra de los
autos y decretos que ordenen trámites no establecidos en la ley o alteren la substanciación regular del juicio.-
Se interpone ante el tribunal que dictó la resolución, para que sea resuelto por el tribunal superior jerárquico.

b) La nulidad de la resolución:
Los recursos que persiguen en nuestro derecho la declaración de nulidad o invalidación de una resolución son:
1º El recurso de casación en la forma:
Persigue obtener la invalidación de ciertas resoluciones judiciales cuando éstas han sido dictadas con omisión
de las formalidades legales o inciden en un procedimiento viciado.
Procede en contra de las sentencias definitivas y de las sentencias interlocutorias que pongan término al juicio o
hagan imposible su continuación. Se interpone directamente ante el tribunal que dictó la resolución, para que sea
resuelto por el tribunal superior jerárquico.
Nunca procede en contra de los autos y decretos.
2º EI recurso de casación en el fondo:
Persigue obtener la invalidación de ciertas resoluciones judiciales dictadas con infracción de ley, habiendo
influido ésta substancialmente en lo dispositivo del fallo.
Procede en contra de las sentencias definitivas e interlocutorias que pongan término al juicio o hagan
imposible su continuación, inapelables, dictadas por Cortes de Apelaciones o tribunales arbitrales de derecho de
segunda instancia, en causas que tengan la cuantía determinada por la ley.

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Se interpone ante el tribunal que dictó la resolución para que lo resuelva en forma exclusiva y excluyente la
Excma. Corte Suprema.

3º El recurso de revisión, persigue obtener que se invalide una sentencia definitiva o interlocutoria firme o
ejecutoriada que ha sido ganada injustamente en los casos expresamente señalados por la ley. Se interpone
directamente ante la Corte Suprema para que lo resuelva ella misma en forma exclusiva y excluyente.

c) Otros objetivos seún la naturaleza del recurso:


En nuestra legislación se encuentran contemplados una serie de otros recursos que persiguen determinados
objetivos de acuerdo a la naturaleza de cada uno de ellos, a saber:
1º El recurso de amparo, persigue con su interposición el respeto de la garantía individual de libertad personal,
solicitando el término o modificación de la forma en que se ha llevado a cabo o se pretende materializar un arraigo,
detención o prisión arbitraria e ilegal. Se interpone directamente ante la Corte de Apelaciones respectiva, para que lo
falle en primera instancia ella misma.
2º El recurso de protección, persigue que se adopten las medidas necesarias para brindar la adecuada
protección frente a una acción u omisión arbitraria o ilegal, que constituya una amenaza, perturbación o privación de
alguno de los derechos que la Constitución establece y que son procedentes de resguardar mediante éste medio. Se
interpone directamente ante la Corte de Apelaciones respectiva, para que lo resuelva ella en primera instancia.
3º El recurso de queja, el que persigue que el tribunal superior jerárquico adopte todas las medidas necesarias
para poner término a la flagrante falta o abuso cometida por el tribunal inferior jerárquico en la dictación de una
resolución que tenga la naturaleza de sentencia definitiva o interlocutoria, de aquellas que pongan termino al juicio o
hagan imposible su continuación, y que no sean susceptibles de recurso alguno. ordinario o extraordinario .(Art.545 del
C.O.T.) El recurso de queja no tiene un objetivo especifico de enmienda o invalidación de una resolución, ya sea en
forma total o parcial, puesto que el superior jerárquico podrá adoptar esa o cualquier otra medida dependiendo de la
falta o abuso cometida y de la medida que deba adoptarse para reparar ésta. Si bien es cierto que actualmente la
procedencia del recurso se establece en atención a la naturaleza jurídica de la resolución y la improcedencia de otros
recursos en su contra, la causal que lo hace procedente es haberse incurrido en una falta o abuso flagrante, la que de
acogerse el recurso, debe además dar lugar a la aplicación de una sanción disciplinaria en contra del juez o jueces que la
pronunciaron.

MEDIDAS PREJUDICIALES PROBATORIAS


1.- Concepto y finalidad
También pueden decretarse en forma previa a la demanda medidas prejudiciales probatorias. Su objetivo principal es
evitar que las fuentes de prueba puedan desaparecer (testigo puede fallecer, el edificio colapsar antes de su pericia,
etc.). se intenta evitar la indefensión en que podría incurrir el futuro demandante o demandado respecto a la
posibilidad de valerse de todos los medios de prueba a su alcance cuando, por circunstancias ajenas a su voluntad, la

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fuente de prueba corra el riesgo de desaparecer. Aparte de estos supuestos siempre está el riesgo que el futuro
demandante o demandado pueda intencionalmente hacer desaparecer una fuente de prueba. Estos casos también
caben dentro de esta hipótesis, pero deben ser fundados.
Por esta razón parece lógico que se trate de medidas que pueden utilizar tanto el futuro demandante o futuro
demandado, y cuya concesión debería ser generosa por parte del tribunal. En consecuencia, forman parte de las
denominadas medidas asegurativas en sentido lato y que buscan evitar un daño inminente en la prueba.
Se debe hacer presente que la regulación de las medidas prejudiciales probatorias es bastante casuística, ya que sólo se
dispone de casos singulares para la procedencia de las medidas en relación a cada medio de prueba.
No hay una norma general que permita la práctica de prueba frente a un riesgo genérico de que desaparezca la fuente;
por el contrario, el peligro o riesgo que se trata de evitar va tomando diversas significaciones para cada medio de
prueba particular.
Por su parte, la legislación es bastante anacrónica, ya que permite asegurar la prueba con anterioridad a la entrada en
juicio, pero una vez dentro –donde perfectamente puede surgir la necesidad de practicar en forma urgente la prueba-
no contempla la posibilidad de adelantar la práctica de algunos de los medios de prueba.
Con todo, la confesión puede ser solicitada desde el momento en que es contestada la demanda y hasta el vencimiento
del término probatorio, aligerando, en algo, la crítica formulada.
2.- Clases de medidas prejudiciales probatorias:
La ley reconoce al efecto tres situaciones genéricas de peligro para los distintos medios de prueba:
a) Cuando existe peligro inminente de un daño o perjuicio, o se trate de hechos que pueden fácilmente desaparecer.
Art. 281 inciso 1º.
Bajo esta hipótesis se puede solicitar la inspección personal del tribunal, el informe de peritos nombrados por el
tribunal o un certificado de ministro de fe.
La inspección personal del tribunal es un medio de prueba destinado a acreditar hechos o circunstancias materiales
mediante su observación o constatación por parte del tribunal. Aquí el tribunal se desplaza materialmente al lugar de
los hechos, observando y constatando los hechos objeto del futuro litigio, o la fuente de prueba. Por ejemplo, se puede
solicitar como medida prejudicial probatoria la inspección de un edificio que está a punto de colapsar, o bien la
inundación de un predio en período estival, terminado el cual deja de estar inundado. Aún cuando la ley no lo señale
parece claro que la forma de la diligencia se rige por los artículos 403 a 408 CPC que regulan la prueba de inspección
personal del tribunal.
Respecto al informe pericial es un medio de prueba por el que expertos en una ciencia o arte evacuan al proceso un
informe sobre cuestiones técnicas relativas a los hechos controvertidos del proceso. Obviamente cuando se decreta la
pericia en forma prejudicial no hay hechos controvertidos, por lo que la medida debe limitarse a los hechos para cuya
apreciación sea necesario tener una determinada experticia. A diferencia de la regla general del nombramiento de
peritos que la ley deja entregada a la voluntad de los litigantes, estos peritos deben ser nombrados directa e
inmediatamente por el tribunal dentro de los profesionales de la especialidad que se solicita. Se aplican aquí las reglas
generales de la prueba pericial (que serán estudiadas con detalle con posterioridad)
Por último, la certificación de ministro de fe da origen a un instrumento público, y no se explica mayormente a qué tipo
de certificación y ministro de fe se refiere la disposición. Es difícil entender esta disposición puesto que los secretarios
judiciales son ministros de fe dentro de su despacho y tienen una función bastante limitada. Por otro lado, los Notarios,

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que también realizan una labor de fe pública, no requieren una autorización del tribunal para efectuar su labor en tal
sentido.
Por otro lado, la práctica de estas pruebas debe realizarse poniendo en conocimiento a la persona a quien se trata de
demandar (Art. 281 inciso 2º), esto es, notificándole la solicitud y la resolución sobre la que recae. Con este trámite se
posibilita la plena contradicción y el derecho de defensa del futuro demandante o demandado, ya sea oponiéndose a la
medida solicitada por no reunirse los requisitos legales o participando de la práctica de la prueba.
b) Cuando hay motivo fundado para temer que una persona se ausente en breve tiempo del país. Art. 284.
Para este supuesto se puede solicitar la confesión o absolución de posiciones de la persona cuya audiencia
fundadamente se tema.
Se trata de una medida prejudicial probatoria que puede procurarse tanto el futuro demandante como el futuro
demandado.
Tiene lugar siempre y cuando existiere motivo fundado para temer que la persona se ausente breve tiempo del país.
Como se puede apreciar se trata de una causal específica que se muestra claramente insuficiente, ya que excluye una
serie de situaciones donde puede resultar necesario adelantar la práctica de la prueba confesional. Por ejemplo, cuando
haya fundado temor que el futuro demandante o demandado vaya a fallecer.
La absolución de posiciones, en este caso, es más limitada que la prueba confesional normal, puesto que sólo puede
versar sobre hechos que hayan sido “calificados previamente de conducentes por el tribunal”. Esta calificación previa es
respecto a los hechos que se quieren acreditar y que serán objeto del futuro litigio, pero no sobre las preguntas o
afirmaciones que el solicitante efectúe. Estas últimas se rigen por las normas generales y se mantendrán en secreto
hasta que se efectúe la prueba.
Si el tribunal estima que se cumplen los presupuestos para acceder a la medida debe fijar un día y hora determinado
para el efecto.
Ahora bien, si se ausenta dicha persona dentro de los treinta días subsiguientes al de la notificación sin absolver las
posiciones, o sin dejar apoderado con autorización e instrucciones bastantes para hacerlo durante la secuela del juicio,
se le dará por confesa en el curso de éste, salvo que aparezca suficientemente justificada la ausencia sin haber cumplido
lo orden del tribunal.
Esta sanción, sin embargo, dependerá si las preguntas están formuladas en términos asertivos o interrogativos
c) Cuando por impedimentos graves exista fundado temor de que la prueba desaparecerá. Art. 286.
Para este supuesto se puede decretar como medida prejudicial preparatoria la declaración de testigos sobre puntos de
hecho señalados por el actor y que sean calificados de conducentes por el tribunal.
Aún cuando la ley habla de los “puntos que indique el actor” creemos que puede aplicarse tanto al futuro actor como al
futuro demandado, en razón del principio de igualdad de armas y por fundarse esta institución en la protección al
derecho de defensa.
Si el juez accede a la medida deberá señalar un día y hora para que se preste la declaración, debiendo darse
conocimiento a la persona a quien se quiere demandar, esto es, hay que notificarlo para efectos que haga valer sus
derechos, ya sea oponiéndose a la medida cuando no se cumplan los presupuestos legales o bien examinando al testigo
en la oportunidad que le corresponda.
Es criticable que la ley no indique con qué antelación debe citarse a la futura contraparte.

164
Con todo, el Art. 286 plantea que este conocimiento debe darse sólo cuando el futuro demandado se encuentre en el
lugar donde se expidió la orden o donde deba tomarse declaración, debiendo procederse en los demás casos por medio
del defensor de ausentes.
La norma es criticable puesto que el futuro demandado debe tener siempre el derecho a defenderse y a examinar al
testigo, pero el legislador sacrifica parcialmente el derecho de defensa para permitir la realización de la prueba aún sin
la presencia de la futura contraparte. La razón es más que lógica: se trata de situaciones donde la urgencia en la práctica
de la prueba no permiten dilatar o demorar el procedimiento mediante la notificación a la futura contraparte en otros
lugares diferentes a lo señalados en la disposición, por ende, se debe proceder inmediatamente. Ahora bien, los
intereses de la contraparte no citada son defendidos por el defensor de ausentes, solución claramente insatisfactoria
dado que este sujeto nada sabe sobre los hechos.
MEDIDAS PREJUDICIALES PRECAUTORIAS
1.- Concepto y finalidad
Las medidas prejudiciales precautorias tienen por objeto asegurar en forma previa a la iniciación del proceso el
resultado práctico y posterior ejecución de una sentencia favorable, concurriendo los presupuestos que la ley establece.
Al igual que las medidas precautorias reguladas en el título V, del libro segundo del CPC, las medidas prejudiciales
precautorias son de aplicación general. En este sentido, el Art. 279 CPC señala: “ Podrán solicitarse como medidas
prejudiciales las precautorias de que trata el Título V de este Libro”.
Por tanto, pueden solicitarse: en primer lugar, las reguladas expresamente en el Art. 290 CPC.
En segundo lugar, las medidas indeterminadas de creación jurisprudencial previstas en el Art. 298 CPC, así como
también las demás que autoricen las leyes.
Como toda medida precautoria sólo puede ser solicitada por el demandante en contra del futuro demandado, y por su
carácter prejudicial el legislador ha establecido requisitos más exigentes que las medidas precautorias normales .
Con estas exigencias se persigue evitar posibles abusos de parte del futuro demandante, regulándose incluso una
presunción de dolo en su contra. Volveremos más adelante sobre este punto. 
2.- Presupuestos:
a) Que existan motivos graves y calificados (Art. 279 primera parte):
Hay casos graves y calificados en situaciones en las cuales se presuma que la demora en el otorgamiento de la medida
se traducirá en serios perjuicios para el futuro demandante, de allí la urgencia en que estas medidas sean otorgadas por
el tribunal de inmediato.
La jurisprudencia ha sostenido que el Art. 279 está calificando la exigencia de peligro respecto de la concesión normal
de una medida precautoria, aumentando el grado de urgencia que se necesita. La razón radica en que las circunstancias
en que son concedidas estas medidas los elementos de análisis de que dispone el tribunal son mucho menores de los
que cuenta una vez que el proceso judicial se ha iniciado, por lo que las posibilidades de un diagnóstico errado son
mucho mayores.
Se trata de situaciones donde la conducta futura del demandado puede obstruir el cumplimiento y efectividad de la
sentencia estimatoria, ya sea distrayendo, ocultando, disipando o vendiendo bienes para sacarlo de su patrimonio y
disminuir el derecho de garantía general que tiene todo acreedor sobre los bienes del deudor.
b) Que se determine el monto de los bienes sobre los que recaerá la medida (Art. 279 Nº1)

165
La determinación del monto de los bienes sobre los que recaerá la medida es una exigencia que deriva del principio de
proporcionalidad, y sirve para evitar que la medida solicitada sea abusiva. Con esto se conoce de inmediato la parte del
patrimonio del futuro demandado que se desea afectar.
 
c) Que se otorgue fianza u otra garantía suficiente a efectos de responder por los eventuales perjuicios que se
originen y multas que se impongan (Art. 279 Nº2 CPC).
Este presupuesto es más bien excepcional en el orden procesal chileno, y también respecto de las medidas precautorias
en general, puesto que lo normal es que las medidas precautorias se concedan sin necesidad de constituir una caución.
Como veremos con posterioridad la exigencia de la caución (contracautela) tiene por objeto asegurar una futura la
reparación del patrimonio del destinatario de la medida cautelar cuando la concesión se la causado algún daño.
d) Que se acompañen comprobantes que constituyan a lo menos presunción grave del derecho reclamado (Art. 298
CPC).
Este presupuesto no está expresamente contemplado para las medidas prejudiciales precautorias pero sí para las
medidas precautorias, por ende, la jurisprudencia ha dicho que resulta plenamente aplicable a las primeras.
 
En realidad se puede decir que las medidas prejudiciales precautorias deben cumplir con todos los presupuestos y
requisitos de las medidas precautorias propiamente tales, con sola salvedad de que el legislador cualifica el peligro en la
demora.
3.- Las cargas procesales
Una vez concedidas las medidas precautorias con carácter previo a la demanda surgen para el futuro demandante una
serie de cargas procesales,
a) Que el que obtuvo la medida prejudicial presente su demanda en el término de 10 días, pudiendo ampliarse a 30
días por motivos fundados.
Con esta exigencia se pone en evidencia la seriedad de la pretensión deducida,
Cabe señalar que no se trata de una exigencia formal, en el sentido que debe existir una coherencia entre la acción que
se pretendía deducir y la efectivamente ejercida.
La ley, sin embargo, establece una clara sanción para el caso en que no se presente la demanda dentro del plazo
asignado: el actor se hace responsable de los perjuicios causados, considerándose doloso su procedimiento (Art. 280
inciso 2º CPC). La sanción es grave, y se trata de uno de los supuestos donde nuestro ordenamiento presume una
actuación dolosa.
En este aspecto el destinatario afectado por la medida podrá hacer efectiva la responsabilidad del actor por los
perjuicios ocasionados, debiendo acreditar el daño y la relación de causalidad, presumiéndose el dolo en la petición de
la medida.
b) El actor debe solicitar que se mantengan las medidas prejudiciales decretadas.
El período que media entre la concesión de la medida y la presentación de la demanda es posible que los elementos
que se tuvieron en cuenta para decretarlas hayan desaparecido, y el primer antecedente que tiene el juez al respecto es
la misma petición del actor.
Si éste no solicita que las medidas sean mantenidas entonces se deben dejar sin efecto, presumiéndose doloso su
actuación (Art. 280 inciso 2º).

166
Por el contrario, si el actor pide la mantención de las medidas prejudiciales precautorias entonces se produce una
segunda oportunidad para revisar la procedencia de las mismas. Aquí el tribunal puede estimar que no concurren los
presupuestos para mantener la medida prejudicial y, por tanto, declarar su cesación inmediata. En este caso también se
presume dolosa la actuación del solicitante de la medida.
Sobre la presunción de dolo, se debe indicar que tiene el carácter de meramente legal admitiendo prueba en contrario,
4.- Tramitación de las medidas prejudiciales precautorias
Una vez que el juez recibe una solicitud de medida prejudicial precautoria surge inmediatamente la pregunta acerca de
su tramitación. En este sentido, existen dos posibilidades: o se decretan de plano, sin la intervención del destinatario de
la medida precautoria y sin que si siquiera se entere de la misma o; por el contrario, se da noticia al destinatario de la
medida resolviendo el juez con posterioridad a esa notificación.
El Código de Procedimiento Civil en los artículos que se refieren a las medidas prejudiciales precautorias no contiene
referencia alguna a la forma en que deben tramitarse estas medidas. Sin embargo, la mayoría de la doctrina y
jurisprudencia han entendido que resulta aplicable el Art. 289 CPC, al señalar que “las diligencias expresadas en este
título pueden decretarse sin audiencia de la persona en contra de quien se piden, salvo los casos en que expresamente
se exige su intervención.”
Ha existido discusión acerca de si en materia prejudicial es aplicable el Art. 302 inciso 2° CPC, en lo relativo a la
notificación de la medida precautoria dentro de determinado plazo.
Parte de la jurisprudencia ha dicho que no resulta aplicable, pues las medidas prejudiciales precautorias se rigen por las
disposiciones del Título IV del libro Segundo, las que no contemplan la necesidad de notificar la medida dentro de cierto
plazo.
Otra parte de la jurisprudencia, entiende que sí resulta aplicable el Art. 302 CPC, siempre y cuando la medida se decrete
bajo el contexto de esa disposición, esto es: que la medida se lleve a cabo antes de notificarse al destinatario y que
existan razones graves para ello. En consecuencia, si la medida prejudicial precautoria no ha sido decretada en esos
supuestos entonces no existe plazo para notificarla. La razón es más que lógica, pues la medida surtirá efecto una vez
que ha sido notificada, por ende no es necesario que se fije un plazo. Pero, si el futuro actor ha pedido que esa medida
surta todos sus efectos antes de ser decretada entonces es necesario que la notifique dentro de los plazos asignados.

MEDIDAS CAUTELARES EN EL PROCESO CIVIL CHILENO.-


I.- INTRODUCCIÓN
Una vez que el demandante plantea una solicitud de medida cautelar el juez no queda obligado a concederla. Hay un
trabajo previo de discernimiento acerca de sus presupuestos o requisitos y de su cumplimiento por parte de la solicitud.
Para que el juez decrete una medida cautelar es necesario que concurran tres requisitos esenciales: el peligro en la
demora (periculum in mora), la apariencia de buen derecho (fumus boni iuris) y un tercer eventual requisito como la
caución o contracautela para asegurar la eventual responsabilidad del peticionario por los perjuicios que pudiera
ocasionar la medida.
A continuación analizaremos brevemente en qué consisten estos presupuestos agregando cómo se configuran en
nuestro ordenamiento jurídico.

167
III.- PRESUPUESTOS GENERALES DE LAS MEDIDAS CAUTELARES EN EL CPC.
 
1.- Peligro en la demora.
Toda medida cautelar para ser concedida requiere la existencia de un situación de peligro,
Peligro en la infructuosidad de la sentencia.
En este caso el sujeto activo está dispuesto a soportar el largo y tedioso camino a la tutela ordinaria pero quiere tener la
certeza que de obtener una sentencia favorable exista un patrimonio donde cumplirla, o que el bien objeto de la
demanda no desaparezca o se deteriore. el legislador le da la posibilidad de solicitar, por ejemplo, la prohibición de
celebrar actos y contratos sobre bienes determinados (Art. 290 N°4 del CPC), evitando de esa forma que el demandado
se desprenda de sus bienes y frustre el cumplimiento de la sentencia.
 
2.- PELIGRO EN LA DEMORA O TARDANZA:
Al contrario del peligro anterior, el sujeto activo de la medida no está dispuesto ni en condiciones de aceptar el largo
tránsito a la sentencia, por ende, la sola espera del desarrollo del procedimiento es la que puede ocasionar el daño
jurídico. Con este tipo de medidas cautelares se busca anticipar provisoriamente la satisfacción de la pretensión porque
de esperarse el completo desarrollo de la tutela jurisdiccional pueden ocasionarse perjuicios irreparables para el
demandante. Por ejemplo, le suspenden el suministro eléctrico a un sujeto dueño de una fábrica procesadora de
alimentos.
¿Cómo se configura el peligro en la demora en el derecho procesal civil chileno?
PARA asegurar los bienes necesarios para que la sentencia pueda ejecutarse, no sólo el transcurso del tiempo puede ser
un enemigo del actor, sino también ciertas actitudes que puede adoptar el demandado con relación a sus bienes.
Por estas razones nuestro CPC, en el Art. 290, da a conocer dos situaciones de peligro, o mejor dicho, dos causas donde
se puede generar un peligro para los derechos del actor: por un lado, el peligro que deriva de una posible situación de
insolvencia del deudor como causa directa de la frustración de la sentencia, y; por el otro, el peligro que se deriva de
cierta actitud que puede asumir el demandado respecto a los bienes objeto de la tutela, como una causa de esa
frustración.
En el primer caso, el patrimonio del deudor no garantiza que la sentencia que se dicte pueda ser ejecutable, por lo
mismo es necesario evitar que ese peligro se transforme en un daño efectivo asegurando uno o más bienes para la
posterior satisfacción del derecho. En el segundo caso, el demandado puede asumir ciertas actitudes que pongan en
peligro de un daño a la cosa objeto de la demanda.
Estas dos situaciones de peligro concreto son tan esenciales que de no existir no hay lugar a las medidas cautelares. De
ahí que la jurisprudencia en forma más o menos unánime acepta que si no concurre una situación de insolvencia del
deudor o no hay riesgo de daño o deterioro de la cosa no es procedente otorgar una medida cautelar.
Estas clases de peligro están presentes en cada una de las medidas cautelares que consagra el Art. 290 del CPC. Así:
a.- Respecto de la prohibición de celebrar actos y contratos sobre bienes determinados del demandado, el legislador
exige que sus facultades no ofrezcan suficiente garantía para asegurar el resultado del juicio (Art. 296)
b.- Respecto de la retención de bienes que no son materia del juicio, es necesario que las facultades del demandado no
ofrezcan suficiente garantía o haya motivo racional para creer que procurará ocultar sus bienes (Art. 295).

168
c.- Respecto del nombramiento de interventor judicial, es procedente cuando hubiere justo motivo de temer el
deterioro de la cosa o que las facultades del demandado no ofrezcan suficiente garantía (Art. 293, en relación con el
inciso 2° del Art. 902 del CC).
d.- Por último, cuando se trata del secuestro y se reivindique una cosa corporal mueble, se exige que hubiere motivo de
temer que se pierda o deteriore en manos del poseedor (Art. 901 CC).
Con todo, si bien nuestro legislador ha sido particularmente parco al consagrar las medidas cautelares reduciéndolas a
las que permiten cubrir los posibles daños derivados de la infructuosidad de la sentencia, el Art. 298 del CPC en la
medida que posibilita la dictación de medidas cautelares innominadas o atípicas (entendiendo por tales las que no
están expresamente reguladas por la ley) podría venir a cubrir los casos de peligro que no sean los de insolvencia del
deudor y deterioro o destrucción de la cosa.
En este evento el legislador no ha precisado concretamente cuál es el peligro que puede afectar al demandante,
dejando entregado su determinación al juez para cada caso concreto. Al menos teóricamente, bajo este precepto, el
juez podría decretar todas las medidas cautelares que estime necesarias y pertinentes para combatir toda clase de
peligros, incluido el peligro en el retardo o tardanza que no se encuentra especialmente previsto en el CPC. Por ende,
podría satisfacer anticipada e interinamente una pretensión cuando el largo y tedioso camino a la tutela sea la principal
causa del daño jurídico.
¿Es necesario probar el peligro en la demora? Nuestro CPC nada dice. Sin embargo, la doctrina ha precisado algunas
distinciones:
a.- Situaciones en que el peligro en la demora se “presume”:
De acuerdo con esta posición hay casos donde el legislador ha sido menos estricto en la exigencia del peligro en la
demora, e incluso ha llegado a “presumirlo”. Así, por ejemplo, tratándose de la medida precautoria de prohibición de
celebrar actos y contratos sobre bienes determinados cuando ésta recae sobre los bienes que son objeto del juicio la
opinión mayoritaria es de no exigir al actor la acreditación de peligro de insolvencia o de daño o deterioro.
b.- Situaciones donde el peligro en la demora debe acreditarse:
Es la regla general, puesto que para acceder a una medida precautoria es necesario probar que el deudor es insolvente
o que la cosa objeto de la demanda puede sufrir razonablemente un deterioro. Respecto a la carga de la prueba el CPC
no contiene ninguna norma especial, aún cuando es posible advertir que debe aplicarse la norma del Art. 1698 del CC.
En consecuencia, el actor al reclamar un determinado efecto jurídico debe acreditar los supuestos de hecho que le
permiten acceder a ese efecto.
Esta afirmación debería ser, sin embargo, atenuada, puesto que la acreditación del peligro puede resultar
especialmente dificultosa para el solicitante de la medida, al extremo de ver frustrada la posibilidad de obtener una
tutela cautelar. Al respecto parece razonable que a falta de norma expresa puedan utilizarse criterios flexibles de la
carga de la prueba por medio de la utilización razonable de presunciones judiciales. Por ejemplo, si no es posible
acreditar la situación de insolvencia del demandado es posible presumirla a partir de ciertos indicios y trasladar la carga
de la prueba al demandado quien deberá probar que no está en una situación de insolvencia.
2.- Fumus boni iuris .
Siempre que se ejerce una pretensión se afirma la existencia de un derecho o interés. Pero esta sola afirmación no es
suficiente para que el juez conceda una medida cautelar, es necesario algo más. Como primera cuestión es fundamental

169
que la existencia de ese derecho afirmado aparezca como jurídicamente posible, es decir, con una probabilidad
cualificada de que existe en la vida jurídica.
se trata de acreditar algo que la doctrina ha denominado “zona intermedia” entre la simple afirmación de un derecho y
la plena convicción de su existencia.
 
¿Cómo se configura el fumus boni iuris en el derecho procesal civil chileno?
Coherente con lo expuesto, para el legislador nacional no basta la simple afirmación de la existencia de un derecho para
autorizar al juez a decretar una medida cautelar. Tampoco exige una prueba absoluta de la existencia del derecho o de
su certeza. En efecto, el CPC, como regla general, impone que el demandante acompañe comprobantes que constituyan
a lo menos presunción grave del derecho que se reclama (Art. 298). Esta exigencia tiene que ser entendida en un doble
sentido:
a.- En primer término, nuestro legislador no requiere plena prueba sino un grado inferior de convicción: presunción
grave del derecho reclamado.
Esto implica que el juez para decretar una medida cautelar no debe estar plenamente convencido de que el derecho
reclamado es cierto, debiendo conformarse con un grado menor de convicción. Lo que quiere el legislador es que el
juez llegue a considerar muy probable el reconocimiento del derecho en la sentencia definitiva,
b.- En segundo lugar, en cuanto a la forma de acreditar el fumus la expresión “comprobantes” que emplea el Art. 298
no está referida únicamente a documentos sino a cualquier medio de prueba.
Esta postura ha sido asumida y aceptada por la jurisprudencia, en el sentido de aceptar cualquier medio de prueba para
acreditar la apariencia de buen derecho, no limitándolos exclusivamente a la prueba documental. Además no requiere
varias pruebas, aún cuando la ley utiliza la expresión plural documentos; basta una prueba con tal que sea capaz de
formar la presunción grave de la existencia del derecho reclamado.

¿Se puede prescindir de la acreditación del fumus boni iuris?


La existencia de la apariencia de buen derecho es esencial para acceder a una medida cautelar, por ende, no es
posible sostener que en algún evento sea legítimo prescindirlo.
Sin embargo, nuestro legislador en el Art. 299 del CPC, tratándose de casos graves y urgentes, permite que se
otorgue una medida cautelar cuando falten los referidos comprobantes.
Se trata, como ha observado la doctrina, de una excepción aparente a la exigencia de acreditación al fumus boni
iuris en la medida que dichos comprobantes deben acompañarse en un momento procesal posterior. El legislador, sin
embargo, impone una serie de resguardos y cargas procesales al demandante para garantizar los derechos del
demandado. Éstas son:
i) Constitución de una garantía para responder de los eventuales perjuicios que puedan ocasionarse al
demandado. La doctrina dice que aquí la caución cumple el rol de sustituir temporalmente el fumus;
ii) La carga de presentar esos comprobantes en un plazo no superior a diez días, bajo amenaza de cancelación si al
momento de acompañarlos la medida no es ratificada por el tribunal
3.- Caución.
Como lo hemos dicho hasta el momento, la idea central de la tutela cautelar es evitar que el peligro de daño en el
patrimonio del actor se convierta en un daño efectivo frente a la insolvencia o actitudes que pueda adoptar el

170
demandado. La tutela cautelar supone, como vimos, una apariencia de que la sentencia que se vaya a dictar sea
favorable para el demandante.
Pero esa es tan solo una cara de la realidad. También hay un sujeto pasivo, destinatario de la medida cautelar, que
puede ver mermada la posibilidad de disponer libremente de parte de su patrimonio durante la tramitación del pleito,
pudiendo desestimarse la pretensión del actor. Así el legislador no puede solamente proteger los intereses del actor
sino que debe además proteger los intereses del demandado que pueden verse gravemente trastocados con una
medida cautelar.
En este sentido, si se causa algún daño en los derechos del demandado producto de una medida cautelar abusivamente
decretada es necesario crear los mecanismos necesarios para que pueda ser resarcido. Para este efecto el legislador
exige la constitución de una caución por parte del peticionario de la medida con la finalidad de proteger al demandado
frente a eventuales perjuicios que se originen.
.
3.- REGULACIÓN DE LA CAUCIÓN EN EL DERECHO PROCESAL CIVIL CHILENO.
3.1 LA CAUCIÓN COMO PRESUPUESTO DE LA ACTIVIDAD CAUTELAR.
De lo primero que hay que hacerse cargo es determinar si la caución constituye un presupuesto general para decretar
las medidas cautelares.
Frente al claro tenor del Art. 298 del CPC podemos decir que la caución no constituye un tercer presupuesto para que
se acceda a la tutela cautelar. Este precepto hace facultativa la exigencia de la caución respecto a las medidas
cautelares que no están expresamente reguladas por la ley.
Según parte de la doctrina la falta de exigencia de caución para otorgar una medida cautelar colocaría al demandado en
una posición sumamente frágil, ya que además de tener que soportar que la medida sea decretada sin su intervención
(ya volveremos sobre este punto) debe acometer un largo tránsito hacia la indemnización de perjuicios en el evento de
haberse producido un daño. Esta afirmación es exacta pero exigir caución para todos los casos donde se decreta una
medida cautelar parece ser una exigencia desproporcionada desde el punto de vista del acceso de la justicia. Sólo
aquellos que tienen los medios económicos para constituir una caución podrían acceder a la tutela cautelar, en
desmedro de los menos habientes que por no poseer los medios económicos verían truncadas sus posibilidades de
éxito en la tutela pedida.

Sin perjuicio de lo dicho, es posible identificar algunas situaciones donde el legislador exige la constitución de una
caución como requisito previo para acceder a una medida cautelar:
a.- Caso del Art. 299, es decir, cuando por casos graves y urgente se autoriza a decretar una medida cautelar sin los
comprobantes que acrediten la apariencia del buen derecho. Aquí la caución sirve como sustituto temporal al fumus
boni iuris,. Una vez que son acompañados los comprobantes el juez debe analizar si constituyen presunción grave del
derecho que se reclama; si es positivo, debe mantener las medidas precautorias decretadas. En este caso, volvemos al
régimen general, por tanto, desaparece la caución y no es necesario mantenerla
b.- El segundo caso en que es obligatoria la constitución de una caución se produce cuando se pide una medida
cautelar pero en forma prejudicial (Art. 279 N°2). Se trata de una situación ya analizada, en el sentido que el
demandante, antes de la iniciación del procedimiento, puede pedir una medida cautelar en forma prejudicial para lo

171
cual debe rendir fianza u otra garantía suficiente para responder de los perjuicios que se originen y las multas que se
impongan. Ahora bien, aquí la caución tiene una explicación concreta: se le exige al actor porque el legislador autoriza
al juez a decretar una medida sin que exista un procedimiento previo por lo que el riesgo de cometer un error en la
apreciación de los presupuestos de la medida es mayor. Por ende, presentada la demanda y mantenidas por el juez las
respectivas medidas se regresa al régimen general, esto es, no es necesario la caución como requisito para mantención
de las medidas.
3.1.1. El monto de la caución.
Otro problema que genera la constitución de la caución en el derecho nacional es la determinación de su monto.
Desde el plano teórico una garantía es suficiente cuando alcanza a cubrir todos los perjuicios causados. Esto que parece
tan fácil, no lo es desde el plano práctico, dado que hablamos de perjuicios hipotéticos y futuros que aún no se han
producido y que tampoco sabemos a ciencia cierta si se van a producir. El problema entonces radica en la inexistencia
de elementos objetivos que sirvan para determinar el monto de los daños que puede sufrir el demandado como
consecuencia de la medida precautoria, y que sirva para determinar el monto de la caución.
En este sentido, la doctrina para determinar la suficiencia de la medida ha precisado una serie de parámetros: la
importancia de la reclamación que ha motivado la solicitud de la medida, el patrimonio de cada parte, e incluso podría
considerarse el comportamiento que hayan observado las partes durante la sustanciación del proceso. Otra parte de la
doctrina señala que en esta materia no es posible formular ninguna regla absoluta, por lo que hay que contentarse con
recurrir a la libre apreciación judicial.
A nuestro juicio, siguiendo a parte de la doctrina nacional y comparada, para determinar el monto de la caución se debe
analizar lo ocurrido con los otros presupuestos de la caución. Así, por ejemplo, si el actor ha acreditado un fumus
intenso, acompañando comprobantes que reflejan con claridad la existencia de la deuda que avizoran un posible fallo a
su favor, es posible que el monto de la caución puede ser inferior a otras situaciones donde se le permite al
demandante prescindir de los referidos comprobantes (casos graves y urgentes) o respecto de las medidas precautorias
prejudiciales que se conceden sin la existencia de un proceso.

MEDIDAS PREJUDICIALES
I.- REGULACIÓN
Se dice que las medidas prejudiciales son una de las formas de iniciar un proceso ordinario. Así lo dispone el Art.
273 al señalar que “el juicio ordinario podrá prepararse…”
Sin embargo, se trata de medidas anteriores a un juicio y precisamente tienen por objeto posibilitar la entrada
posterior a un litigio.
Se encuentran reguladas en el Libro Segundo, Título IV, denominado “De las medidas prejudiciales”, de los
artículos 273 a 289 del Código de Procedimiento Civil (en adelante CPC).
Se critica su ubicación pero por remisión del Art. 3 CPC, es posible sostener una interpretación extensiva a toda
clase de juicio o proceso.
Además es cuestionable que llamen medidas “prejudiciales”, ya que si bien son anteriores a la entrada en juicio,
son medidas eminentemente jurisdiccionales.
II.- CONCEPTO Y FINALIDAD

172
Las podemos definir como “aquellos medios que franquea la ley a los futuros litigantes para preparar su
entrada en juicio o asegurar el resultado práctico de la futura pretension”.
Puede ser que el futuro demandante o futuro demandado, necesiten contar con algunos datos, determinados
documentos o algunos medios de prueba para decidir entrar a juicio y preparar su defensa.
Estos antecedentes pueden ser cruciales al momento de evaluar las posibilidades de éxito en el ejercicio de una
pretensión o de una resistencia, además de procurarse la conservación de bienes suficientes para la ejecución de una
futura sentencia favorable.

En consecuencia, lo que se busca con las medidas prejudiciales es:


i) Asegurar el derecho de defensa de los litigantes (demandante y demandado);
ii) Evaluar la posibilidad de éxito práctico de una demanda a través de la averiguación de algunos datos necesarios para
su correcto ejercicio;
 
iii) Asegurar el resultado práctico de la pretensión deducida asegurando bienes destinados a su cumplimiento.

Por otro lado, no hay que confundir las medidas prejudiciales con las medidas precautorias propiamente tales.
Las primeras pueden ser solicitadas tanto por el demandante como por el demandado, en cambio las segundas
sólo por el demandante.
Las primeras pueden tener por objeto preparar la entrada en juicio o asegurar sus futuros resultados; en
cambio, las segundas tienen exclusivamente por objeto asegurar los resultados de la pretensión deducida.
Las primeras, por su finalidad, pueden solicitarse a la entrada en juicio, mientras las segundas pueden ser
requeridas antes o durante el juicio.

Desde el punto de vista procesal son verdaderas gestiones preparatorias del juicio mismo; por ende, su interposición y
notificación no produce ninguno de los efectos propios de la notificación de la demanda. Así, no interrumpe la
prescripción, no constituye en mora al deudor, etc.
Sólo excepcionalmente se generan consecuencias en los casos en que expresamente lo dispone la ley, como el
Art. 100 inciso 1º de la Ley 18.092 sobre letra de cambio y pagaré, en cuya virtud: “La prescripción se interrumpe sólo
respecto del obligado a quien se notifique la demanda judicial de cobro de la letra, o la gestión judicial necesaria o
conducente para deducir dicha demanda o preparar la ejecución.”

III.- CLASIFICACIÓN DE LAS MEDIDAS PREJUDICIALES


Las medidas prejudiciales admiten diversas clasificaciones, siendo las más importantes las siguientes:
1) Según la parte que puede solicitar las medidas prejudiciales. Si bien es una institución común del
demandante y demandado, hay que precisar que no pueden pedir las mismas medidas prejudiciales. El demandante
puede pedir las consagradas en los artículos 273, 279, 280, 281, 282, 284, 285 y 286, mientras que el futuro demandado
las de los artículos 273 Nº5, 281, 284, 286 y 288.
2) Atendida su finalidad. En este sentido, las medidas prejudiciales pueden ser:

173
Preparatorias: que buscan preparar la entrada en juicio mediante el suministro de datos necesarios para
presentar la demanda en forma correcta, por ejemplo, la declaración jurada del futuro demandado acerca de su
capacidad para comparecer en juicio.
Probatorias: que buscan procurarse pruebas que puedan desaparecer. Aquí el futuro demandante tiene el
fundado temor que determinadas fuentes de prueba puedan desaparecer (el testigo puede fallecer, la cosa objeto de
una pericia puede desaparecer)
Precautorias: alguna parte de la doctrina no las considera medidas prejudiciales sino simplemente medidas
precautorias. Para nosotros lo que caracteriza a una medida prejudicial es una adopción con anterioridad a la entrada
del pleito, y en ese sentido, las medidas precautorias también pueden adoptarse de forma prejudicial.
IV.- TRAMITACIÓN DE LAS MEDIDAS PREJUDICIALES.
El Art. 289 CPC dispone que las medidas prejudiciales –no distingue de qué tipo- pueden decretarse sin
audiencia de la persona en contra de quien se piden, salvo los casos en que expresamente se exige su intervención.

Esta debería ser la regla general para las situaciones donde hay peligro en la demora, es decir, cuando con las
medidas prejudiciales se busca evitar un daño o perjuicio (principalmente las precautorias y las probatorias), ya que la
medida juega un rol de cautela o aseguramiento por el peligro que se produce debido al transcurso del tiempo. Pero no
se puede decir lo mismo respecto de las medidas preparatorias, dado que aquí el peligro en la tardanza no es el
requisito fundamental para su adopción. En estos supuestos creemos que el juez debiera escuchar previamente a la
parte destinataria de la medida, salvo que por razones excepcionales ello no sea posible.

V.- REQUISITOS PARA DECRETAR LAS MEDIDAS PREJUDICIALES


La doctrina sugiere distinguir entre requisitos comunes y requisitos especiales.
Los comunes vendrían señalados en el Art. 287 y son principalmente que la parte que las solicita indique la
acción que se pretende intentar y someramente sus fundamentos.
Estos requisitos deben ser estudiados caso a caso para determinar la procedencia de la medida prejudicial.
Los requisitos específicos dependerán de cada medida particular, debiendo ser analizadas por el juez de
acuerdo a la solicitud respectiva. Serán analizados caso a caso.
VI.- MEDIDAS PREJUDICIALES PREPARATORIAS
1.- Concepto y finalidad:
Como lo habíamos indicado las medidas prejudiciales preparatorias tiene por objeto suministrar al futuro
demandante algunos datos o antecedentes necesarios para el correcto ejercicio de la pretensión. Tienen
principalmente tres fundamentos: la seguridad jurídica, el derecho a obtener una tutela judicial efectiva y la economía
procesal.
En el proceso civil no existe una fase de instrucción judicial dirigida a conseguir las fuentes probatorias y los
hechos que luego servirán para fundamentar la posición procesal de las partes. Pero existen casos en que las partes no
pueden obtener esos datos por sí mismas y sin ellos no existe la seguridad de que puedan llegar a alcanzar la tutela que
quieren solicitar, puesto que existe incertidumbre acerca de su contenido.

174
Para remediar este inconveniente el legislador pone a disposición de las partes las denominadas “ medidas
prejudiciales preparatorias”.
Al respecto la doctrina ha encontrado tres fundamentos de las medidas preparatorias.
En primer lugar, el principio de economía procesal por cuanto resulta absurdo iniciar un proceso sin estar
seguro, en su comienzo, de que pueda conducir a la obtención de una tutela.
En segundo lugar, las medidas preparatorias tendrían como fundamento la obtención de la tutela judicial
efectiva, que se vería amagada si de facto se obliga a los ciudadanos a renunciar a la posibilidad de llevar a la esfera
judicial sus controversias por no acceder a los datos esenciales y determinantes para definir algunos presupuestos
procesales, o si existe o no el derecho a la tutela que se pretende.
Por último, otra parte de la doctrina entiende que a través de las medidas prejudiciales preparatorias se
permite a los ciudadanos acudir con una mayor seguridad jurídica a los procesos, mediante la obtención judicial de
datos esenciales que ellos no pueden conseguir por sí mismos.
Estos tres fundamentos hacen pensar que la concesión de las medidas prejudiciales preparatorias debe ser
generosa puesto que facilitan y permiten el ejercicio de ciertos derechos fundamentales como el derecho de acción que
está consagrado en el Art. 19 Nº3 de la CPR.
2.- Requisitos de las medidas prejudiciales preparatorias

a.- La idoneidad:
Una medida preparatoria es idónea cuando con su realización se puede conseguir la información deseada por
quien la solicita. Debe existir una relación entre la medida que se pide y la información que se pretende. Esta relación
causa-efecto debe ser planteada por quien solicite la diligencia, es decir, se debe indicar en la solicitud respectiva
porqué la medida es apta para conseguir el propósito.
Este requisito no está previsto expresamente en la ley, pero creemos que resulta de la propia naturaleza de la
medida y debe resultar de los fundamentos de la acción deducida.
Parte de la doctrina ha agregado dentro de este requisito a la menor lesividad.
b.- La necesidad:
Una medida preparatoria es necesaria cuando la información que se pretende conseguir con ella no se puede
alcanzar por otros medios por la persona interesada en su adquisición.
Cuando la información no es posible alcanzarla por los medios propios se puede recurrir al tribunal para que
mediante su poder coactivo conminen a quien posea la información a ponerla a disposición del interesado.
Este requisito no está expresamente contemplado en la ley. Sin embargo, creemos que la actividad de
recopilación de datos, hechos o informaciones en un proceso civil le corresponde siempre en forma exclusiva a las
partes mediante una actividad estrictamente privada.
En este aspecto, hay ciertas medidas preparatorias donde no resulta necesario acreditar que previamente se
hayan efectuado averiguaciones o actuaciones: sería el caso de los números 1, 2, y 5 del artículo 273. No sucede lo
mismo cuando se trata de información que puede estar contenida en instrumento públicos, o bien cuando el sujeto que
solicita la información o los datos tiene derechos sustanciales que pueden hacer valer para acceder a ella; sería el caso,
por ejemplo, de los números 3 y 4 del artículo 273.
c.- La relevancia:

175
Cuando se solicita una medida prejudicial preparatoria, el juez además de sopesar la idoneidad y necesidad de
la medida, debe decretarla cuando estime que sin su realización no se podría instar el proceso posterior con las
mínimas garantías para que pueda desarrollarse con éxito, bien porque se ignora un dato esencial para la correcta
configuración de los presupuestos del proceso, bien porque se ignora algún dato esencial para los presupuestos de la
misma acción.
De esta forma, si la información requerida no resulta esencial ni determinante para posibilitar el derecho de
acción entonces el juez puede denegar la medida solicitada.
Esta exigencia, a diferencia de las anteriores, se encuentra expresamente contemplada en la ley. Así el Art. 273
CPC inciso final indica que “la diligencia expresada en el número 5º se decretará en todo caso; las de los otros cuatro
sólo cuando, a juicio del tribunal, sean necesarias para que el demandante pueda entrar en juicio.”.
 
3.- Análisis particular de cada una de las medidas prejudiciales preparatorias
a).- Declaración jurada acerca de algún hecho relativo a su capacidad para parecer en juicio, o a su
personería o al nombre y domicilio de sus representantes. Art. 273 Nº1.
Sólo puede ser pedida por el futuro demandante en relación al futuro demandado.  
i) Declaración jurada acerca de la capacidad del demandado para parecer en juicio:
No hay problema en extenderla tanto a la capacidad para ser parte como a la capacidad procesal.  
ii) Declaración jurada acerca de la personería del futuro demandado:
Se refiere a la determinación de quienes representan a una determinada persona. Cuando se solicita la
declaración jurada de la personería de un sujeto se está pidiendo que declare quién lo representa convencional, legal o
judicialmente, y donde consta materialmente dicha representación (mandato o resolución judicial) de existir.  
iii) Declaración jurada acerca de un hecho relativo al nombre y domicilio de sus representantes:
Se refiere a los datos identificativos de los representantes del futuro demandado, tanto a su nombre como a su
domicilio, sea esta representación convencional o legal.
Una vez que el tribunal recibe la solicitud debe examinar su procedencia, indagando sobre los requisitos comunes y
específicos ya analizados. Si estima que se cumplen los presupuestos deberá citar a audiencia que deberá notificar al
futuro demandado (se notifica personalmente por ser la primera gestión, Art. 40). En esta audiencia el futuro
demandado prestará declaración jurada sobre los hechos de que se trate.
En caso que el futuro demandado se niegue a cumplir con la medida prejudicial preparatoria, ya sea porque se
rehúsa a prestar la declaración ordenada (no comparece o bien compareciendo se niega a prestar la declaración) o ésta
no es categórica, puede imponerse multas que no excedan de 2 sueldos vitales o arrestos hasta por dos meses, los que
son determinados prudencialmente por el tribunal, sin perjuicio de repetir la orden y el apercibimiento.
Por otro lado, lo declarado en esta gestión resulta obligatorio para el futuro demandado, en el sentido que no
podrá alegar con posterioridad un hecho distinto a los declarados en la gestión.
b).- La exhibición de la cosa que haya de ser objeto de la acción que se trata de entablar. Art. 273 Nº2.
Puede pedirla sólo el futuro demandante en contra del futuro demandado; no obstante, de conformidad a lo
establecido en el Art. 276 inciso 2° CPC no creemos que exista inconveniente en extenderla a terceros.
Consiste en el examen de la cosa objeto de la futura pretensión.
Aún cuando la ley no lo dice, por la naturaleza de la medida debe tratarse de una cosa corporal.

176
La medida se cumple dependiendo de quién ostente la cosa objeto de la exhibición. Así, si la cosa se encuentra
en poder del futuro demandado, la medida se cumple mostrando el objeto que deba exhibirse, o autorizando al
interesado para que lo reconozca y dándole facilidades para ello, siempre que el objeto se encuentre en poder de la
persona a quien se ordene la exhibición (Art. 275 inciso 1º). Esta misma regla debería establecerse cuando la exhibición
se le pide a un tercero que detenta la posesión o tenencia de la cosa. Si el objeto se halla en poder de terceros, cumplirá
la persona a quien se ordene la exhibición, expresando el nombre y residencia de dichos terceros, o el lugar donde el
objeto se encuentre (Art. 275 inciso 2º).
Si se niega a exhibir la cosa en los términos solicitados podrá apremiarse al desobediente con multas que no
excedan de dos sueldos vitales o arresto hasta dos meses, determinados prudencialmente por el juez, sin perjuicio de
decretar el allanamiento del local donde se encuentra la cosa cuya exhibición se pide (Art. 275). Iguales apremios
podrán decretarse en contra de los terceros que siendo meros tenedores de la cosa se nieguen a exhibirlo (Art. 276
inciso 2º).
c).- La exhibición de sentencias, testamentos, inventarios, tasaciones, títulos de propiedad u otros instrumentos
públicos o privados que por su naturaleza puedan interesar a diversas personas. Art. 273 Nº 3.
Por su naturaleza sólo puede pedirla el futuro demandante en contra del futuro demandado.
Se trata en general de la exhibición de instrumentos públicos y privados, pero requieren una característica
especial: por su naturaleza pueden interesar a diversas personas. Esta última circunstancia deberá determinarse caso a
caso.
Por ejemplo, puede pedirse al dueño del predio colindante que exhiba algún título que de cuenta de una
servidumbre de tránsito.
Ahora bien, creemos que en virtud del presupuesto de la necesidad, para que el actor pueda recurrir a esta
medida es indispensable que haya agotado las vías extrajudiciales previas para lograr el acceso privado a los
instrumentos públicos o privados.
Una vez que el juez accede a la medida deberá citar a una audiencia para que el futuro demandado exhiba los
instrumentos solicitados o bien se excuse que no existen o no están en su poder. De todo esto, siempre que así se exija,
se dejará en el proceso copia de las piezas que se presenten o de su parte conducente (Art. 283, parte 1º).
La duda puede presentarse respecto de los documentos que se encuentran en manos de terceros. La ley no es clara.
Pero entendemos que es perfectamente posible pedir su exhibición en forma previa a la entrada en juicio.
En primer lugar por la interpretación extensiva que debe hacer el juez a esta clase de medidas.
Por otro lado, no hay razón aparente para que el legislador excluya esta exhibición como medida prejudicial y la
permita como medida judicial.
Por último, el Art. 277 CPC para definir las sanciones en caso de negativa de exhibición se remite al Art. 276 CPC,
y este último hace referencia expresa a la negativa de los terceros. Con todo, siempre podrá pedir la exhibición de
documentos como medio de prueba, ateniéndose a lo dispuesto en el Art. 349 CPC.
Si los instrumentos cuya exhibición se ha solicitado se encuentran efectivamente en poder del futuro
demandado y éste desobedece la medida decretada, pierde el derecho de hacerlos valer con posterioridad, salvo que el
demandante lo haga valer también en apoyo de su defensa, que se justifique o aparezca de manifiesto que no los pudo
exhibir antes, o que se refieren a hechos distintos de aquellos que motivaron la solicitud de exhibición (Art. 277). Lo

177
anterior se entiende sin perjuicio de poder apremiar al desobediente con multa o arresto en la forma ya señalada, e
incluso solicitar el allanamiento del local donde el instrumento se encuentre (Art. 276 y 277).
d).- Exhibición de los libros de contabilidad relativos a negocios en que tenga parte el solicitante, sin perjuicio de lo
dispuesto en los artículos 42 y 43 del Código de Comercio. Art. 273 Nº4.
Esta medida prejudicial preparatoria es una especificación de la anterior, puesto que significa la exhibición de
un instrumento privado como son los libros de contabilidad, con la salvedad que debe tratarse de los libros relativos a
negocios en que sea parte el solicitante, no siendo suficiente el simple interés en el negocio. Puede pedirla el futuro
demandante en contra del futuro demandado.
Esta medida preparatoria tiene una importante limitación contenida en el mismo artículo 273 Nº4, “sin perjuicio
de lo dispuesto en los artículos 42 y 43 del Código de Comercio”. Esto significa que la medida en cuestión se ciñe a dos
limitaciones: a) Que no puede decretarse la manifestación y reconocimiento general de estos libros de contabilidad, y;
b) La exhibición deberá ser ejecutada en el lugar donde los libros se llevan y a presencia del dueño o persona que él
comisione, concretándose a los asientos que tengan relación necesaria con la cuestión que se pretende agitar y a la
inspección precisa para establecer que los libros han sido llevados con la regularidad requerida.
Negativa: perderá el derecho a hacerlos valer en juicio, salvo las excepciones que dispone el Art. 277 y; en
segundo lugar, puede ser apremiado con multas que no excedan los 2 sueldos vitales o con arrestos hasta por dos
meses, y aún puede decretarse el allanamiento del local donde se encuentran los libros.
e).- El reconocimiento jurado de firma, puesta en instrumento privado. Art. 273 Nº5.
A diferencia de las anteriores puede ser pedida tanto por el futuro demandante como por el futuro demandado
y el juez debe decretarla en todo caso (Art. 273 inciso final), no siendo necesario calificar su relevancia para efectos de
la entrada en juicio.
Esencialmente consiste en citar al futuro demandante o demandado a presencia judicial para efectos que
reconozca la firma puesta en un instrumento privado. Por simple lógica debe tratarse de un instrumento firmado, aún
cuando no aparezca la autoría material de la firma o se trata de un instrumento que carezca de fecha cierta.
Además debe ser un instrumento de naturaleza privada.
Si bien la doctrina suele entender que esta medida es una del tipo preparatoria, tampoco puede desecharse su
carácter probatorio, puesto que si bien no asegura ni adelanta la prueba, al menos asegura el reconocimiento del
instrumento de conformidad a lo dispuesto en el Art. 346 Nº1 del Código de Procedimiento Civil.
Si el citado se rehúsa el reconocimiento de firma se procederá en conformidad a las reglas establecidas para el
reconocimiento judicial de documentos en el juicio ejecutivo, esto es, si no comparece o compareciendo da respuestas
evasivas se le dará por reconocida la firma (Art. 435 inciso 2º).
f ).- Declaración jurada o exhibición de título de parte del simple tenedor de la cosa de que procede la acción o es
objeto de ella. Art. 282 Nºs 1 y 2.
Esta medida prejudicial le corresponde sólo al futuro demandante. Su alcance debe ser analizado a la luz de lo
dispuesto en el Art. 896 del Código Civil que dispone: “el mero tenedor de la cosa que se reivindica es obligado a
declarar el nombre y residencia de la persona a cuyo nombre la tiene”. Esta obligación que pesa sobre el mero tenedor
de la cosa se hace efectiva por medio de esta medida prejudicial. Sin embargo, el Código de Procedimiento Civil amplía
esta obligación a la exhibición del título que habilita la tenencia y no sólo la indicación del nombre y residencia de la
persona en cuyo nombre la tiene.

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Si el futuro demandado o mero tenedor de la cosa se niega a cumplir con la medida ordenada se le
puede apremiar con multas de hasta 2 sueldos vitales y arresto hasta 2 meses, determinados prudencialmente por el
tribunal, sin perjuicio de la posibilidad de repetir la orden y el apercibimiento (Art. 274 y 282 inciso 2º).
g) Constitución de apoderado judicial. Art. 285.
Se trata de una medida que sólo puede solicitar el futuro demandante en contra del futuro demandado. La ley,
en este supuesto, exige un requisito adicional a los ya estudiados: que exista motivo fundado para temer que la persona
se ausente en breve tiempo del país.
El objetivo inmediato de la medida es que la persona cuya ausencia se tema, constituya en el lugar donde se
lleva el juicio un mandatario que lo represente y responda por las costas y multas en que sea condenado (Art. 285 inciso
2º). Esta medida resulta esencial para efectos de notificar una demanda e interrumpir las prescripciones. Si el futuro
demandado se ausenta del país el trámite de notificación de la demanda se hace claramente más engorroso y costoso;
para evitar este innecesario gasto de tiempo y recursos, la ley permite al futuro demandante resguardarse de esta
inminente ausencia del país, solicitando que el futuro demandado constituya mandato amplio con la posibilidad de
notificarle a éste las nuevas demandas.
Si la persona en contra de quien se ha dictado esta medida prejudicial se rehúsa cumplirla, incurrirá en el
apercibimiento de nombrarle un curador de bienes (Art. 285, parte final).
MEDIDAS CAUTELARES: TRAMITACION
1.- Forma de tramitar la medida.
1.1.- Tramitación incidental de la medida.
No se decretan de inmediato, da lugar a un incidente.
Debe dar traslado a la parte demandada, y luego resolver. Según esta postura, ésta es la forma en que debe
entenderse el inciso 1° del art. 302 del cpc.
El inciso 2° del art. 302, por su parte, sería una excepción al art. 38 del CPC, esto es, que las resoluciones
judiciales producen efectos una vez notificadas. En esta disposición se estaría haciendo excepción a esa norma
permitiendo, en casos graves y urgentes, que la resolución que concede una medida precautoria (previa tramitación
incidental) se pueda cumplir antes de ser notificada al destinatario.
Esta fue la tesis seguida por los primeros comentaristas del CPC y por la primera jurisprudencia.
1.2.- Tramitación incidental y acceso provisional de la medida.
Esta postura nos dice que no cabe duda que una medida precautoria debe ser tramitada como incidente.
Como se puede apreciar esta postura no difiere de la anterior en cuanto al inciso 1° de la referida disposición, la
diferencia radica respecto a la inteligencia del inciso 2°.
En efecto, para esta posición el juez a solicitud del actor y existiendo razones graves puede conceder
inmediatamente en forma provisional la medida precautoria solicitada mientras se resuelve el respectivo incidente. En
otras palabras, siempre será necesario dar una tramitación incidental pero es posible que el juez acceda a la medida de
inmediato mientras se sustancia el incidente.
Esta posición fue seguida por bastante tiempo por la jurisprudencia nacional.
1.3.- Tramitación de plano de la medida solicitada.

179
De acuerdo con esta posición, una vez que se presenta una solicitud de medida cautelar el juez debe de
inmediato valorar el peligro en la demora y el fumus boni iuris, y pronunciarse sobre la procedencia o improcedencia de
la medida.
De esta forma, una vez que la medida ha sido concedida y notificada al demandado, éste puede oponerse a la
misma, y esa oposición debe tramitarse como incidente de acuerdo al inciso 1° del Art. 302.
El principal argumento de esta posición es que la ley en ningún caso dice que la solicitud de medida precautoria
“se tramitará como incidente”; por ende, si se quiere evitar que el demandado frustre los efectos de la medida es
necesario asegurar el factor sorpresa, lo que podría suceder dando una tramitación incidental a la solicitud dado que le
da tiempo al demandado para reaccionar frente a la medida.
Para esta postura el inciso 2° del Art. 302 permite llevar a cabo una medida precautoria sin necesidad de notificar a la
parte la resolución que concede de plano la medida, cuando asisten razones graves. Es, por tanto, de una excepción del
Art. 38 del CPC al permitir que una resolución surta efectos antes de ser notificada a la parte.
Si el tribunal concede la medida y autoriza a ejecutarla sin necesidad de notificar al demandado, el actor asume
la carga de cumplir con la notificación dentro del plazo de 5 días (que puede ser ampliado por motivos fundados). Si no
cumple con esa carga quedan sin efecto de pleno derecho las medidas decretadas y las diligencias que en cumplimiento
de la medida se hubieren practicado.
Esta posición ha sido la que actualmente adopta la mayoría de la doctrina y jurisprudencia nacional.
Para esta postura el inciso 2° del Art. 302 permite llevar a cabo una medida precautoria sin necesidad de notificar a la
parte la resolución que concede de plano la medida, cuando asisten razones graves. Es, por tanto, de una excepción del
Art. 38 del CPC al permitir que una resolución surta efectos antes de ser notificada a la parte.
Si el tribunal concede la medida y autoriza a ejecutarla sin necesidad de notificar al demandado, el actor asume
la carga de cumplir con la notificación dentro del plazo de 5 días (que puede ser ampliado por motivos fundados). Si no
cumple con esa carga quedan sin efecto de pleno derecho las medidas decretadas y las diligencias que en cumplimiento
de la medida se hubieren practicado.
Esta posición ha sido la que actualmente adopta la mayoría de la doctrina y jurisprudencia nacional.
2.- Forma de notificar la medida cautelar
El inciso 3° del Art. 302 del CPC dispone que “la notificación a que se refiere este artículo podrá hacerse por
cédula, si el tribunal así lo ordena.” La norma en cuestión es clara en cuanto a facultar al tribunal para ordenar la
notificación por cédula de la medida cautelar. El problema nace, no obstante, cuando el tribunal no hace uso de esa
facultad.
La doctrina se encuentra dividida. Para un sector la notificación debe realizarse por el estado diario, por la
sencilla razón de que esa es la forma general de notificación. Otro sector de la doctrina plantea que la notificación de la
medida debe efectuarse personalmente al demandado, ya que no es efectivo que el legislador no haya previsto una
forma especial de notificación. Precisamente el Art. 47 inciso 1° dispone que la notificación personal se empleará
siempre que la ley disponga se notifique a alguna persona para la validez de ciertos actos, y el Art. 302 nos dice que la
notificación es necesaria para la validez de las diligencias practicadas. Además argumentan que si la forma de
notificación fuera por el estado diario no tendría razón de ser el último inciso del Art. 302, puesto que siempre los
tribunales tienen la posibilidad de mejorar la calidad de la notificación de acuerdo a lo dispuesto en el Art. 48 del CPC.
Medidas cautelares: Oportunidad y Tribunal

180
De acuerdo al Art. 290 del CPC las medidas cautelares pueden solicitar en cualquier estado del pleito, tanto en primera
como en segunda instancia, y aún en grado de casación.
Medidas cautelares: Expresamente reguladas CPC
Corresponde ahora entrar al análisis de las medidas cautelares expresamente reguladas en el CPC, para lo cual debemos
remitirnos a los artículos 290 y siguientes. El Art. 290 dispone:
“Art. 290 (280). Para asegurar el resultado de la acción, puede el demandante en cualquier estado del juicio, aun
cuando no esté contestada la demanda, pedir una o más de las siguientes medidas:
1a. El secuestro de la cosa que es objeto de la demanda;
2a. El nombramiento de uno o más interventores;
3a. La retención de bienes determinados; y
4a. La prohibición de celebrar actos o contratos sobre bienes determinados.”
c.- La doctrina a partir de estas disposiciones ha extraído una serie de características de las medidas cautelares :
Son acumulables, es decir, pueden solicitar una o más de estas medidas.Así lo dispone expresamente el
encabezado del Art. 290.
Son no taxativas. Así se desprende de lo establecido en el Art. 300, y por sobre todo, en el Art. 298
Son sustituibles. Así lo dispone expresamente el Art. 301 CPC cuando dispone que las medidas deben hacerse
cesar si se otorgan cauciones suficientes.
Son limitadas, puesto que el monto de los bienes sobre los que recae la medida no puede sobrepasar el monto
del resultado del juicio. Esta exigencia está expresamente contemplada en el Art. 298 CPC.
Carácter patrimonial y meramente asegurativo, es decir, se descarta que a través de estas medidas se pueda
anticipar provisionalmente todo o parte de los efectos de una sentencia estimatoria.
EL SECUESTRO
2.1.- Concepto.
Es una de las medidas más tradicionales en el derecho nacional. Puede ser conceptuada como “ aquella medida
cautelar encaminada a la conservación de una cosa que es objeto del proceso mediante la desapoderación del poseedor
y su constitución en depósito a un tercero”.
En cuanto medida específica el secuestro se encuentra regulado en los artículos 290 N°1, 291 y 292 del CPC, y
demás en una serie de disposiciones del CC a propósito del contrato de depósito (artículos 2211, 2214, y en especial el
Art. 2249 inciso 1°11).
Al amparo de este último cuerpo normativo el secuestro es una clase específica de depósito que se constituye
por decreto del juez cuando dos o más individuos se disputan una cosa y que consisten en la entrega en manos de un
tercero que debe restituirla al que obtenga una decisión a su favor.
2.2.- Presupuestos.
Los presupuestos del secuestro se encuentran regulados en el Art. 291 CPC que dispone: “Habrá lugar al
secuestro judicial en el caso del artículo 901 del Código Civil, o cuando se entablen otras acciones con relación a cosa
mueble determinada y haya motivo de temer que se pierda o deteriore en manos de la persona que, sin ser poseedora
de dicha cosa, la tenga en su poder.” De esta disposición es posible extraer dos supuestos donde es procedente el
secuestro:

181
a.- El primer caso es el del Art. 901 del Código Civil que dispone: “Si reivindicándose una cosa corporal mueble,
hubiere motivo de temer que se pierda o deteriore en manos del poseedor, podrá el actor pedir su secuestro; y el
poseedor, será obligado a consentir en él, o a dar seguridad suficiente de restitución, para el caso de ser condenado a
restituir.”
b.- El segundo caso es el dispuesto en el Art. 291, segunda parte, del CPC, esto es : “cuando se entablen otras acciones
con relación a cosa mueble determinada y haya motivo de temer que se pierda o deteriore en manos de la persona
que, sin ser poseedora de dicha cosa, la tenga en su poder”.
Esta hipótesis presenta similitudes y diferencias con la anterior. Similitudes en cuanto ambas se refieren a los
bienes muebles. Y diferencias en que en esta hipótesis el demandado no es un poseedor de la cosa sino un mero
tenedor.
Ahora bien, la primera interrogante que surge de esta situación es:
¿Cuáles son las otras acciones a que hace referencia la disposición? Debe tratarse de acciones diferentes a la
reivindicatoria. En este sentido, la doctrina está conteste en determinar que se trata de acciones reales diferentes a la
reivindicatoria como de acciones personales que tengan por objeto la restitución de una cosa, como las que emanan del
contrato de comodato o depósito.
Por último, respecto al periculum que hace procedente la medida, el Art. 291 CPC se refiere a uno concreto: “haya
motivo para tener que se pierda o deteriore en manos de la persona que, sin ser poseedor de dicha cosa, la tenga en
su poder.”
Con todo, como ya lo hemos visto, el demandado puede oponerse a la medida ofrecimiento dar seguridad o
garantía suficiente. Esta posibilidad emana de la regla general del Art. 301 CPC, ya que aquí no hay una norma como el
Art. 901 CC que la prevea expresamente.
EL SECUESTRO: Alzamiento
Como sabemos el secuestro procede en los casos donde el demandado puede ofrecer una garantía suficiente de
resultas, caso en el cual debe hacerse valer como oposición.
El otro caso de alzamiento de la medida se produce cuando desaparece el riesgo de pérdida o deterioro de la
cosa. En este caso cuando cesa el peligro el tribunal debe disponer el alzamiento de la medida cautelar.
INTERVENTOR JUDICIAL: Concepto
Puede ser conceptuado como una medida cautelar por medio de la cual el juez, previa instancia del interesado, designa
una o más personas que deben vigilar determinados bienes del deudor, debiendo, además, informar al tribunal y al
solicitante de la medida de toda malversación o abuso que note en la administración de los mismos. La intervención
judicial recae por esencia sobre bienes que son objeto del litigio.
En el ámbito del proceso civil nacional las facultades del interventor son más bien limitadas.
No estamos en presencia de un administrador que participe de la gestión o gobierno de los bienes intervenidos.
Sus facultades se limitan a la posibilidad de examinar libros y papeles y dar cuenta de todo hecho que pueda repercutir
sobre el bien intervenido. Coloquialmente hablando, es una especie de “acusete”.
INTERVENTOR JUDICIAL: Presupuestos
a) Caso del inciso 2° del Art. 902, del CC: “Pero el actor tendrá derecho de provocar las providencias necesarias para
evitar todo deterioro de la cosa, y de los muebles y semovientes anexos a ella y comprendidos en la reivindicación, si

182
hubiere justo motivo de temerlo, o las facultades del demandado no ofrecieren suficiente garantía ”. De acuerdo a esta
disposición el legislador ha supeditado el dictado de la medida cautelar al cumplimiento de los siguientes presupuestos:
b) El segundo caso se refiere al que reclama una herencia ocupada por otro, si hay el justo motivo de temor
que el citado inciso expresa. 
c) En el del comunero o socio que demanda la cosa común, o que pide cuentas al comunero o socio que
administra.
d) La cuarta situación donde es procedente el nombramiento de interventor se produce cuando haya justo motivo
para tener que se destruya o deteriore la cosa sobre que versa el juicio, o que los derechos del demandante puedan
quedar burlados.
Se trata de una causal genérica. Respecto al peligro que la hace procedente, la primera parte de la disposición
habla de peligro de deterioro o destrucción que es el típico o común para esta clase de medidas que son
eminentemente conservativas. Pero el segundo peligro es mucho más amplio, y en teoría entrega una facultad
discrecional al juzgador para determinarlo.
Por tratarse de una causal genérica procede respecto de toda clase de pretensiones o procesos, y no solamente
respecto de las de dominio.
Con todo, esta hipótesis tampoco hace distinción respecto a la naturaleza de la cosa objeto de la acción.  
e) Las demás que señalen las leyes.
INTERVENTOR JUDICIAL: Facultades interventor
Es una especie de veedor e informante que carece de toda clase de facultades de gobierno respecto a los bienes
intervenidos. Sus facultades se circunscriben a examinar libros y papeles, y a dar cuenta de todo hecho que pudiere
repercutir en la situación económica del bien intervenido. Cumple la función de velar por la legalidad de las
operaciones que se realicen. Por eso se dice que dentro de todas las medidas precautorias la intervención es la que
menos detrimento genera en el patrimonio del deudor.
Ahora bien, de acuerdo al inciso 1° del Art. 294 CPC el interventor judicial está expresamente facultado por la
ley para llevar cuenta de las entradas y gastos de los bienes sujetos a intervención. Para llevar esa cuenta puede
imponerse de los libros, papeles, y operaciones del demandado, además de los balances, libros de contabilidad, libros
de ingresos y gastos, de las facturas de compra y venta, y de las demás operaciones que tenga en su poder el
demandado.
INTERVENTOR JUDICIAL: Alzamiento
Se debe partir de la base de que no existe ninguna disposición dentro de las normas que regulan específicamente la
intervención que se refiera a su alzamiento. Por tanto, rige íntegramente el Art. 301 CPC. Esto implica que hay dos
formas de hacer cesar esta medida cautelar:
a.- Ofreciendo garantía suficiente, esto es, una caución. Esta posibilidad es perfectamente posible en todos los
casos señalados en el Art. 293, y la caución debe garantizar el pago de la posible destrucción y deterioro del inmueble.
No así respecto a los casos regulados por las leyes especiales.
b.- La otra situación se refiere a los casos donde desaparece el peligro concreto que se intentar evitar, esto es,
el peligro de destrucción o deterioro, o de insolvencia del demandado.
RETENCIÓN DE BIENES: Concepto

183
Conceptualmente puede ser entendida como una medida cautelar genérica que permite retener en principio cualquier
bien mueble que pertenezca al deudor y que no haya sido declarado inembargable por la ley, para efectos de asegurar
con su posterior realización el pago del crédito.
La retención no sólo puede limitarse a los bienes que son objeto del juicio sino también respecto de los otros
bienes del deudor.
Con todo, el hecho que nuestro legislador haya extendido la retención a los bienes que son materia del juicio ha
desperfilado esta medida en desmedro del secuestro judicial.  

RETENCIÓN DE BIENES: Presupuestos


Los casos de procedencia de la retención de bienes están contemplados en el Art. 295. A partir de esta norma es posible
extraer dos supuestos:
a.- Retención de los bienes que son materia del pleito;
b.- Retención de los otros bienes del demandado.
Ambos supuestos tienen, a su vez, diferencias:
a.- Cuando la retención recae sobre los bienes que son objeto del pleito, se dice que no es posible decretarla
respecto a otros bienes del deudor. No se entiende esta limitación. Nada impide que además de asegurar la cosa objeto
de la acción se pueda asegurar eventuales acciones indemnizatorias.
En cambio cuando la retención recae sobre otros bienes del deudor no existe dicha limitación y la retención
puede recaer sobre cualquier bien mueble del deudor.
b.- La segunda diferencia, y quizá la más importante, es la exigencia del periculum. Al respecto cuando la
retención recae sobre los bienes que son objeto de la demanda no habría necesidad de acreditar ningún tipo de peligro.
RETENCIÓN DE BIENES: Efectos
a.- Efectos sobre la disponibilidad física del bien.
El deudor no queda necesariamente privado de la tenencia física del bien retenido. Se trata de un efecto posible
pero no necesario.  
b.- Efectos sobre la disponibilidad jurídica del bien.
La limitación o restricción jurídica es un efecto esencial de esta medida. La retención produce en el derecho
chileno una indisponibilidad jurídica transitoria de los bienes afectos a la medida. Tal como se explicó anteriormente, la
retención de bienes cumple la función de embargo preventivo en nuestro ordenamiento, con lo cual las cosas retenidas
quedan comprendidas en el numeral 3°, del Art. 1464 CPC. La doctrina fundamenta esta posición en base a la historia
de la ley. Se dice que nuestro legislador no quiso regular dos clases o tipos de embargo el preventivo y el ejecutivo. Por
ende, prefirió llamar embargo sólo al ejecutivo, no así al preventivo al que se le denominó “retención de bienes”.
RETENCIÓN DE BIENES: Alzamiento
Respecto a la posibilidad de alzamiento el legislador no contempló normas específicas para la retención.

184
Por tanto, se aplica íntegramente el Art. 301 CPC, pudiendo solicitarse el alzamiento cuando el demandado
ofrezca una garantía suficiente. Tal como lo hemos dicho, parece razonable distinguir cuando la retención recae sobre
los bienes objeto del juicio y cuando recae sobre otros bienes del demandado. En el primer caso, el tribunal debe ser
particularmente exigente para determinar la sustitución de la medida cautelar puesto que no hay mayor seguridad para
el actor que la retención de la cosa objeto de la demanda. En el segundo caso, es posible la sustitución sin tantas
prevenciones.
Por otro lado, también es posible solicitar el alzamiento cuando desaparezca el peligro que se ha procurado
evitar. Aquí también habría que efectuar una distinción. Cuando la retención recae sobre los bienes que son objeto del
pleito, como no hay exigencia de peligro alguno, tampoco podría hacerse cesar por este motivo.

 PROHIBICIÓN DE CELEBRAR ACTOS Y CONTRATOS


Concepto:
Esta medida tiene una amplia gama de aplicación, ya que recae sobre toda clase de bienes: corporales,
incorporales, muebles e inmuebles, y respecto de todo tipo de actos y contratos. De ahí se explica su amplia aplicación
en la práctica judicial chilena.
  Presupuestos:
Los casos y presupuestos de estas medidas se encuentran consagrados en el Art. 296 CPC. De esa disposición es
posible observar dos supuestos donde es procedente: en primer lugar, respecto de los bienes que son materia del
juicio, y en segundo lugar, respecto de otros bienes determinados del demandado. Estudiaremos estos dos supuestos
identificando sus elementos comunes y diferenciados.
Elementos comunes a los dos supuestos mencionados:
a.- La medida se refiere a actos y contratos, sea unilaterales o bilaterales, gratuitos u onerosos, etc. Los
tribunales tampoco exigen que el actor determine detalladamente los actos o contratos que desea prohibir.
b.- La prohibición debe referirse a bienes determinados. Se trata de un bien específico. No puede, por tanto,
decretarse la prohibición de una universalidad jurídica o de hecho.
c.- La medida en cuestión, tal como lo señalamos, recae sobre bienes muebles, inmuebles, corporales e
incorporales.
d.- Por último, es necesaria la existencia de un proceso judicial, sin perjuicio que esta medida igual puede ser
solicitada prejudicialmente.
Elementos diferentes a los dos supuestos mencionados:
a.- En el primer caso, la doctrina indica que la prohibición recae sobre los bienes que son materia del juicio; por
tanto, no existe en este supuesto la posibilidad de ordenar la prohibición respecto de otros bienes diversos. No se divisa
qué inconveniente hay en pedir la prohibición sobre otros bienes del demandado cuando la pretensión también busca
fines resarcitorios.
b.- En el segundo caso, cuando la medida recae sobre otros bienes determinados del demandado se debe
acreditar un peligro concreto que consiste en que las facultades del demandado no ofrezcan garantía suficiente para
asegurar el resultado del juicio. Es el típico peligro decimonónico. En este sentido, el actor debe acreditar y explicar por

185
qué las facultades del demandado son insuficientes para asegurar el resultado del juicio; esto es sin perjuicio de que el
demandado pueda también ejercer una actividad probatoria destinada a probar su solvencia.
5.3.- Efecto de la medida entre las partes:
Art. 38 CPC. Desde notificación.
Cuando ese acto o contrato que ha sido prohibido es la enajenación de un determinado bien esta medida
genera el efecto propio del embargo; el bien queda sustraído del comercio humano y todo acto sobre el mismo adolece
de objeto ilícito por entenderse incorporada en el Art. 1464 N° 3 CC.
El problema surge cuando el demandado celebra el acto o contrato prohibido y éste no es la enajenación. Por
ejemplo, un arrendamiento. No cabe duda que este demandado comete un delito penal que es el desacato, por
quebrantar una orden judicial.
Parte de la doctrina y jurisprudencia entiende que el quebrantamiento de esa orden judicial transforma en nulo
por objeto ilícito el contrato celebrado. Esa solución no parece jurídicamente correcta, por ende, es necesario postular
una solución de lege ferenda que permita sancionar el acto o contrato celebrado por el demandado sobre el bien
objeto de la medida.
Ahora bien, cuando la medida recae sobre el bien que es objeto del litigio, esto es, sobra la cosa cuya propiedad se
litiga, éste no queda automáticamente incorporada en el numeral 4° del Art. 1464 del CC. Para ello es necesario que el
juez dicte respecto a dicho una prohibición de celebrar actos y contrato conforme lo dispone el Art. 296 inciso 2°.
Con esta solución se intenta evitar los abusos que ocurrían antes de la promulgación del CPC en los que se
accionada sin mayores fundamentos para restringir, sin ninguna injerencia del tribunal, la disponibilidad del bien
litigioso. Hoy, en cambio, se exige la intervención del tribunal para convertir al bien disputado en litigio y sustraerlo del
comercio humano.
Esta materia se encuentra regulada en el Art. 297 CPC:
“Cuando la prohibición recaiga sobre bienes raíces se inscribirá en el registro del Conservador respectivo, y sin
este requisito no producirá efecto respecto de terceros.
Cuando verse sobre cosas muebles, sólo producirá efecto respecto de los terceros que tengan conocimiento de
ella al tiempo del contrato; pero el demandado será en todo caso responsable de fraude, si ha procedido a
sabiendas.”
Alzamiento:
El CPC en la regulación de esta medida no dispone ningún tipo de norma que se refiera al alzamiento de la
medida. Por tanto, nuevamente debemos referirnos al Art. 301 CPC. Tal como lo hemos señalado para las situaciones
anteriores, cuando la medida recae sobre el bien materia del juicio el tribunal debe ser particularmente exigente con la
garantía suficiente y que esta resguarde efectivamente los intereses del actor. No hay mejor garantía que se asegure
jurídicamente el bien que es objeto de la disputa judicial.
En cambio, cuando la medida recae en otros bienes determinados del demandado entonces la posibilidad de sustituirla
por una caución debería ser más flexible. El tribunal debería analizar el tipo de garantía que se está proponiendo y el
mayor o menor perjuicio que genera la caución en relación a la medida.
Por otro lado, también es posible pedir el alzamiento de la medida cuando desaparece el peligro que se ha intentado
evitar.
Cancelación de la inscripción:

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Una vez que el tribunal ordena el alzamiento de la medida hay que proceder a su cancelación de la inscripción
para dar publicidad. El tribunal competente para ordenar la cancelación de la inscripción es el mismo que la decretó. Si
existen inscripciones de medidas cautelares de antigua data, que no se hayan cancelado y en que el tribunal que la
decretó ya no existe, podrá ordenar la cancelación el tribunal que lo hubiere sucedido o al que corresponde de acuerdo
a las reglas generales.
CAUTELARES INNOMINADAS
6.1.- Concepto y regulación.
El Art. 298 CPC dispone que “Las medidas que trata este título se limitarán a los bienes necesarios para
responder a los resultados del juicio; y para decretarlas deberá el demandante acompañar comprobantes que
constituyan a lo menos presunción grave del derecho que se reclama. Podrá también el tribunal cuando lo estime
necesario y no tratándose de medidas expresamente autorizadas por la ley, exigir caución al actor para responder de
los perjuicios que se originen”.
En virtud de esta norma se abre la posibilidad, al menos en teoría, para la creación jurisprudencial de todo tipo
de medidas cautelares. Se trata de medidas cautelares innominadas o indeterminadas que deben ser creadas caso a
caso y de acuerdo a los antecedentes que obren en el proceso por el juez.

Requisitos de las medidas cautelares innominadas:


  a.- Fumus boni iuris:
b.- Peligro en la demora: Las medidas cautelares indeterminadas no señalan el peligro que se quiere evitar. Por
lo mismo, será el juez que en cada caso concreto el encargado de definir.  
c.- Caución:
El legislador estableció la exigencia de caución facultativa para el caso de decretarse una medida cautelar
indeterminada. No se trata, entonces, de una caución obligatoria, sino que queda a criterio exclusivo del juez exigirla.

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