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Las pruebas se pueden clasificar principalmente como plenas o semiplenas dependiendo de su poder de persuasión y valor probatorio. También se pueden clasificar como directas e indirectas dependiendo de si el juez percibe el hecho directamente o a través de un tercero. Las pruebas indirectas se subdividen en históricas, cuando la percepción del juez es a través de la representación de un testigo o perito, y críticas, cuando se comprueba un hecho histórico a través de otros hechos relacionados. Además, las p
Descripción original:
CLASIFICACION DE LAS PRUEBAS
Título original
Clasificación de la prueba y didáctica de la prueba
Las pruebas se pueden clasificar principalmente como plenas o semiplenas dependiendo de su poder de persuasión y valor probatorio. También se pueden clasificar como directas e indirectas dependiendo de si el juez percibe el hecho directamente o a través de un tercero. Las pruebas indirectas se subdividen en históricas, cuando la percepción del juez es a través de la representación de un testigo o perito, y críticas, cuando se comprueba un hecho histórico a través de otros hechos relacionados. Además, las p
Las pruebas se pueden clasificar principalmente como plenas o semiplenas dependiendo de su poder de persuasión y valor probatorio. También se pueden clasificar como directas e indirectas dependiendo de si el juez percibe el hecho directamente o a través de un tercero. Las pruebas indirectas se subdividen en históricas, cuando la percepción del juez es a través de la representación de un testigo o perito, y críticas, cuando se comprueba un hecho histórico a través de otros hechos relacionados. Además, las p
2 “Clasificación de la prueba y didáctica de la prueba”
La clasificación de las pruebas se puede decir que tiene su origen en el término
“fuente de prueba” pues queda claro que las pruebas surgen antes que el proceso, si bien la ley establece que “será admitido como medio de prueba todo aquello que sea ofrecido como tal” de aquí que no todo lo que se presente tendrá valor probatorio, sino que solo es una fuente de prueba.
Existen diversas clasificaciones, pero las pruebas se clasifican principalmente
según su poder de persuasión y su grado de valor, esto sería prueba plena y semiplena. Se puede decir que de estas dos grandes clasificaciones que la prueba plena es la que provee de total convicción de certeza al juez; mientras que la semiplena es imperfecta, esto significa que no prueba la existencia del hecho histórico, sino que existe la posibilidad de que suceda.
Al establecer que el objeto de la prueba son los hechos y el sujeto de la prueba es el
juez, podemos clasificar la prueba en directa e indirecta. En lo que respecta a la clasificación directa es en la cual la percepción del hecho la realiza directamente el juez por ejemplo en una inspección judicial; mientras que por otro lado la prueba indirecta es aquella en la que existe un tercero (algo, cosa o persona) entre el juez y el hecho que se intenta demostrar cierto, por ejemplo, en una testimonial o un perito.
De esta clasificación podemos partir que la indirecta se subdivide en histórica y
critica. La histórica se hace presente cuando la percepción del juez es por medio de la representación por ejemplo el informe de un perito o el relato de un testigo. Mientras que por otro lado a la prueba critica se llega mediante un razonamiento lógico y esta comprueba un hecho histórico por medio de otros hechos o cosas relacionadas con el hecho a probar. Por otro lado, las pruebas también se pueden clasificar por el momento de su creación siendo preconstituidas o circunstanciales. La diferencia entre ellas es que la primera se refiere a actos que sucedieron previo al juicio mientras que las circunstanciales se desarrollan o surgen posterior al acto a probar. ACT. 2 “Clasificación de la prueba y didáctica de la prueba”
Esta clasificación ayuda a que la didáctica de la prueba recaiga tanto en el oferente
de la prueba, como en la contra parte y en el juez. De esta manera el oferente expone, explica y describe su contenido, por otro lado, la parte contraria puede descomponer y explicar su opinión sobre la misma; mientras que el juzgador analiza, explica y genera una convicción sobre la veracidad de los hechos y así logre resolver el litigio de la manera más imparcial y legal posible. Con fundamento en los hechos probados veraces.