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Entre 1652 y 1673 las Provincias Uni- pese a la cual logró alcanzar su objetivo
das e Inglaterra combatieron tenazmente político.
por definir la supremacía marítima. A lo Este artículo analizará el desarrollo de
largo de veintiún años ambas potencias se esa compleja etapa de la historia europea,
enfrentaron en tres guerras, a las que se de la cual emergió Inglaterra como la nue-
sumaron numerosos conflictos entre sus va potencia marítima mundial.
respectivas compañías comerciales por
controlar el comercio en Asia, África y La nueva potencia marítima europea:
América. La lucha fue esencialmente ma- las Provincias Unidas1
rítima, aun cuando involucró operaciones
terrestres por parte de los contendientes Desde la Baja Edad Media las ciuda-
y de sus aliados, con acciones que reper- des del norte de Europa eran abastecidas
cutieron en otras partes del mundo, en- por un núcleo de comerciantes estableci-
tre ellas nuestro país. La primera guerra dos primero en torno a ciudades alemanas
(1652-1655) fue un claro triunfo inglés, unidas en la liga hanseática, y luego en
logrando con ello notables ventajas co- la región genéricamente conocida como
merciales, pero la pronta recuperación de Flandes (hoy Bélgica y Holanda). Carlos
las Provincias Unidas amenazó esas ven- I de España y de las Indias, y V de Ale-
tajas y motivó una segunda guerra (1665- mania, recibió esta región como herencia.
1667) en la que los resultados fueron ba- Los pobladores de las ciudades y bur-
lanceados. La tercera guerra (1672-1673) gos flamencos conservaban aún un alto
concluyó con una derrota militar inglesa, sentido de identidad local que, de algún
1 Un trabajo clásico sobre el desarrollo marítimo de los Países Bajos es el de C.R. Boxer, The Dutch
Seaborne Empire 1600-1800 (Londres, Penguin Books, 1990). Puede verse también a Jorge Edmundson,
“Gobiernos de Juan de Witt y de Guillermo de Orange”, Eduardo Ibarra y Rodríguez (director), Historia
del Mundo en la Edad Moderna (Buenos Aires, Universidad de Cambridge, 1913), IX, pp. 261-307.
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modo, reflejaba el antiguo orgullo ciuda- militar y naval de esa nueva organización
dano de la Grecia clásica. Cada una de política, conocida como las Provincias
estas ciudades obtenía privilegios y era Unidas.
gobernada por una fuerte burguesía in- Por su lado, las provincias católicas
dustrial y comercial, generando un am- valonas (hoy Bélgica) también se unieron
biente liberal en el que la Reforma encon- en 1579 a través del tratado de Arras, ali-
tró campo fértil para desarrollarse. Felipe neándose con España en su lucha contra
II de España inició una fuerte persecución los protestantes.
de los protestantes, enviando a esa zona al El desvío del río Escalda y la posterior
Duque de Alba, cuya dura represión forzó decisión española de cerrar el puerto de
al levantamiento de las provincias de Ho- Lisboa al comercio flamenco (1594) im-
landa y Zeelandia en 1568. Los rebeldes pulsó a los comerciantes de las ciudades
pidieron la ayuda de Guillermo I de Oran- marítimas holandesas a organizar expe-
ge, quien inició así la larga guerra de Flan- diciones en busca de los productos que
des que sólo concluiría ochenta años más usualmente obtenían en Portugal: las es-
tarde con la firma del Tratado de Müns- pecias y los efectos de Oriente y China.
ter (1648). En el curso de esta guerra el Por la misma fecha los holandeses pene-
centro de gravedad comercial flamenco se traron en el Mediterráneo y en pocos años
desplazó de Amberes a Ámsterdam, luego habían logrado establecer vínculos econó-
que los españoles conquistaran la primera micos con el Imperio Otomano. También
de estas ciudades y desviaran el curso del iniciaron su comercio con las colonias
río Escalda (1585). españolas en América, pues a pesar de la
El carácter religioso de la lucha mo- guerra de independencia que sostenían
tivó la división de Flandes en una parte con España nunca llegaron a romper del
católica y otra protestante. Las siete pro- todo los lazos con la península ibérica2.
vincias protestantes (Holland, Zeeland, Se iniciaron así los primeros viajes a la
Friedland, Groningen, Drenthe, Overij- India y otros países de Asia, donde poco a
ssel y Gelderland) se unificaron mediante poco fueron sustituyendo a los debilitados
un tratado firmado en Utrecht, en 1579, portugueses. Entre 1595 y 1602 sesenta
encomendando la representación común y cinco buques salieron de los diversos
al estatúder o gobernador de Holanda, puertos flamencos hacia Asia, despacha-
Guillermo I. Dos años después dichas dos por asociaciones de comerciantes,
provincias se declararon independientes muchas veces rivales entre sí. Esto generó
y establecieron un complejo sistema de muchos problemas, no sólo con los gober-
gobierno a través de los llamados Estados nantes de esas tierras, que los veían a to-
Generales. Sin embargo, en la práctica, dos iguales y achacaban a unos las culpas
el estatúder de Holanda retuvo el mando de otros, sino que los precios de algunos
2 Philip Bosscher, “Shipping Economics and Trade”, Robert Gardiner, editor, The heyday of Sail. The
Merchant Sailing Sihp 1650-1830 (Londres, Conway Maritime Press, 1995), pp. 136-137.
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los Estados Generales. Existían, además, como el ejército fueron de los pocos que
un partido republicano o popular, y otro en la Europa de esa época recibían suel-
monárquico que respaldaba las pretensio- dos con regularidad5.
nes de la Casa de Orange, y ambos bus- Ámsterdam se convirtió en el princi-
caban respaldar sus posiciones mediante pal proveedor de granos y pescados en
alianzas con Francia e Inglaterra, respec- Europa, dominando el comercio del Bál-
tivamente. A la muerte de Guillermo II tico. Sus botes de pesca sobrepasaban a
de Orange (1650), el partido republicano, los ingleses en los ricos bancos del Mar
dirigido por Jacobo de Witt y sus hijos del Norte y en las ballenerías del Atlánti-
Cornelio y Jan, se hizo del poder y abo- co y del Ártico. La mayor parte del hierro
lió el estatuderato. Entre 1653 y 1672, Jan sueco, así como un buen porcentaje del
de Witt dirigió los destinos de las Provin- carbón de Newcastle, también era trans-
cias Unidas, retornando luego la Casa de portado por buques holandeses, con un
Orange. valor que superaba varias veces a su más
Casi sin recursos naturales, totalmente cercano competidor6. Pero la vocación
dependientes del comercio marítimo y de monopólica holandesa causaba dificulta-
la actividad fabril, las Provincias Unidas des a otra potencia emergente: Inglaterra.
habían logrado importantes avances tan- En marzo de 1608, siendo ya el prin-
to en las ciencias matemáticas como en cipal transportista de Europa, Holanda
la economía, la banca y la construcción aprobó una resolución secreta señalando
naval, superando largamente en estos as- que nunca renunciaría a la libertad de los
pectos a cualquier otro estado europeo. mares en cualquier región del mundo, re-
Hacia mediados del siglo XVII contaban solución que fue ratificada por los Estados
con más de diez mil naves (dos mil qui- Generales en 1645 cuando proclamó que
nientas de las cuales estaban dedicadas “la existencia, el bienestar y la reputación
al comercio, cifra similar a la que todo el del Estado consiste en la navegación y el
resto de Europa podía reunir), ciento se- comercio marítimo”. En esencia, no debía
senta y ocho mil tripulantes y unos dos haber restricciones a la navegación, a la
millones de habitantes4. Esto les permitió pesca, al comercio con todas las naciones
levantar una importante fuerza naval, que y a la protección de los derechos neutra-
contrastaba con un ejército compuesto les en caso de guerra, debiendo limitar al
mayoritariamente por mercenarios ingle- máximo la definición del contrabando de
ses, franceses, escoceses y alemanes. No guerra. Esto atentaba contra las preten-
obstante esta debilidad, tanto la armada siones de países como Dinamarca, que
4 Para 1637 se reportó 1750 buques mercantes, fuera de los de las dos compañías de las Indias, además
de 600 pesqueros de altura [Bosscher, “Shipping Economics and Trade”…, pp. 134-135].
5 Paul Kennedy, Auge y Caída de las Grandes Potencias (La Punta, Escuela Superior de Guerra Naval,
1997), p. 123.
6 John Merriman, Modern Europe (New York, W.W. Norton, 1996), vol I, From Renaissance to the Age of
Napoleon, I, p. 265.
exigía el pago de derechos por navegar cían un celoso imperialismo. Algo similar
el estrecho que la separaba de Suecia, y habían hecho en el caso de la boca del
también de Inglaterra, que reclamaba a su Escalda para evitar que Amberes pudiera
vez soberanía sobre el canal que la sepa- competir con Ámsterdam. Ello había lle-
ra del continente, donde pretendía poner vado a enfrentamientos con los ingleses
en práctica una ley de contrabando para en 1623, 1639 y 1650, cuando ocuparon
evitar el abastecimiento de alimentos y el cabo de Buena Esperanza. Aún retenían
municiones a sus enemigos, y ejercer el una parte importante de Brasil, domina-
derecho de registro a buques neutrales . 7
ban varias islas en el Caribe y con su co-
Inglaterra también reclamaba derechos lonia en Nueva Ámsterdam (Nueva York)
sobre las pesquerías cercanas a sus costas. se insertaban entre las colonias inglesas
Todo ello había generado extensos deba- en Norteamérica.
tes legales que sentarían las
bases del Derecho Marítimo,
en los que el holandés Hugo
Grocio defendió la libertad
de los mares en su Mare Li-
berum (1609), mientras que
el inglés John Selden replicó
con Mare Clausum (1635)
señalando que el mar sí era
pasible de tener propietario y
que el rey de Inglaterra lo era
de las aguas que rodeaban las
islas británicas. También se
produjeron actos de sobera-
nía como la prohibición a los
En el siglo XVII los países bajos y Holanda tuvieron la flota mas
extranjeros de pescar en las grande del mundo. Pese a tener un pequeño territorio, sus colonias
aguas circundantes a las islas se extendieron por todo el mundo.
británicas, decretada por Car-
los I en 1636 y renovada por Cromwell
en 1652. Inglaterra y la marina inglesa: Blake,
Pero si bien los holandeses defendían Monck y las Instrucciones de Batalla
los principios de Mare Liberum en aguas
europeas, optaban rápidamente por el Inglaterra había vivido una cruen-
concepto contrario en la costa africana y ta guerra civil entre el rey Carlos I y el
asiática, donde las Provincias Unidas ejer- Parlamento, que concluyó en 1649 cuan-
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8 William B. Cogar, “Robert Blake, el almirante del Estado (1599-1657)”, en Jack Sweetman, editor, Los
grandes almirantes, Comando en el Mar, 1587-1945 (Buenos Aires, Instituto de Publicaciones Navales,
1999), pp. 73-106.
9 Antiguo oficial realista, se pasó luego al bando de Cromwell. Había servido a los holandeses en su lucha
contra España entre 1629-1638.
10 Brian Lavery, “The ship of the line”, en Robert Gardiner, editor, The Line of Battle (Londres, Conway Mari-
time Press, 1992), pp. 13-14.
11 Keith Feiling, A History of England. From the Coming of the English to 1918 (Londres, Macmillan, 1966),
pp. 499-500. Edmunson, “Gobiernos de Juan de Witt y de Guillermo de Orange”..., pp. 263-264.
12 George Edmunson, History of Holland (Cambridge, The University Press, 1922), cap. XIV.
13 Jacques Pirenne, Historia Universal (Barcelona, Océano, 1982), t. IV, pp. 1250-51.
14 Hubert Granier, L’amiral de Ruyter au combat (1607-1676). Le Zélandais qui fit trembler l’Anglaterre
(París, Económica, 1992).
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derosa Casa de Austria, que tenía bajo su fondos adicionales para triplicar su flota
control o influencia a importantes zonas (compuesta por setenta y cinco navíos) y
de Europa central. Esto llevó a Francia a enviaron al mar a Martin Tromp con un
establecer una alianza temporal con los escuadrón de cincuenta buques para pro-
estados alemanes y las Provincias Uni- teger sus líneas de comunicaciones. El 29
das protestantes, procurando anexarse las de mayo de 165216 dicho escuadrón se
posesiones españolas en Flandes -actual encontró frente a Dover con una fuerza
Bélgica-. Asimismo, la política francesa inglesa al mando de Robert Blake, quien
buscó crear un gran poder naval, que no le exigió el saludo a su bandera, como
sólo aumentase la riqueza del reino sino reconocimiento a la reclamada sobera-
que pudiese hacer frente a su vieja rival: nía inglesa sobre el estrecho. Al parecer,
Inglaterra15. A la muerte de Richelieu Tromp dispuso que sus naves llevaran a
(1642) Luis XIV asumió el control total cabo dicho saludo, pero Blake entró en
del gobierno, convirtiendo a Francia en la batalla antes que dicha orden se pudiera
mayor potencia terrestre europea. Se hizo ejecutar. Lo cierto es que ambas fuerzas
de varias posesiones, compró Dunkerque
a los ingleses y obligó a los holandeses
a devolver a los portugueses la parte del
Brasil que ocupaban (1654), lo que no
evitó que Portugal estrechara sus víncu-
los con Inglaterra. Luis XIV nombró mi-
nistro de Marina a Jean-Baptiste Colbert,
quien inició un importante programa de
construcción naval con técnicos de Malta,
Barcelona, Holanda e incluso Inglaterra.
I Guerra (1652-1654)
15 Alfred T. Mahan, La influencia del Poder Naval en la Historia. 1660-1783 (El Ferrol, Imprenta de El Correo
Gallego, 1901), p. 114.
16 Las fechas varían según el calendario utilizado, juliano o gregoriano.
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que fue aprovechado por los ingleses para la flota francesa. Monck estaba cometien-
cortar la línea enemiga y atacar por sepa- do un serio error estratégico, pues tanto su
rado a las fuerzas de vanguardia y reta- fuerza principal, formada por cincuenta y
guardia. Los holandeses perdieron dieci- seis naves, como la fuerza de contención,
nueve buques y unos siete mil hombres, eran más débiles que las flotas que debían
entre ellos Wassenaer; y varios capitanes enfrentar. En esas condiciones el 11 de
fueron condenados a muerte por falta de junio de 1666 se inició la Batalla de los
valor frente al enemigo. La derrota holan- Cuatro Días.
desa pudo haber sido mucho más costosa Dos fragatas inglesas descubrieron a
en naves y vidas, pero Cornelius Tromp la flota holandesa fondeada cerca a Dun-
logró cubrir la retirada del grueso de la kerque, llevando a Monck a lanzar un
flota mediante diversas maniobras de con- sorpresivo ataque contra la retaguardia
tención. enemiga, al mando de Tromp, mientras
Ese mismo año los ingleses volvieron despachaba una fragata para avisar a
a incursionar en el Báltico, enviando una Rupert que se le uniera. Al verse ataca-
flota al mando de Edward Montagu, con- dos, los holandeses picaron cables y la
de de Sándwich. Su intento de capturar un división de Tromp pudo refugiarse en los
convoy holandés en el puerto noruego de bajos costeros, pasando Monck a atacar
Bergen se frustró por el oportuno arribo a De Ruyter en el centro, navegando am-
de De Ruyter, proveniente de Terranova; bas formaciones al rumbo Oeste Noroes-
pero cuando dicho convoy se hizo a la te. El combate duró hasta caer la noche,
mar y fue dispersado junto con su escolta habiendo perdido los ingleses varias na-
por una tormenta, Montagu pudo capturar ves. Al amanecer del 12 Monck volvió a
varias naves. Pese a ello, las Provincias lanzarse contra la formación holandesa,
Unidas mantuvieron abiertas sus líneas pero De Ruyter logró cortarle la línea
de comunicaciones marítimas en ese mar, y ganar el viento. En esa posición or-
pudiendo así aprovisionarse tanto de hie- denó un ataque general contra la fuerza
rro como de madera, tan necesarios para inglesa, pero Tromp no se percató de la
su esfuerzo militar. señal y su división se adelantó y pron-
Si bien en el Caribe los ingleses ha- to se vio rodeada por las naves inglesas.
bían perdido algunas posesiones en ma- Pese a que otros dos almirantes holande-
nos francesas y Surinam en manos de los ses tampoco vieron su señal, De Ruyter
holandeses, el mayor peligro para Ingla- pudo rescatar a Tromp y reorganizar su
terra era que las flotas de Francia y las fuerza, trabándose una feroz lucha en la
Provincias Unidas actuaran juntas contra que cortó otras dos veces la formación
la suya. Al conocerse que ambas fuerzas inglesa. A mitad de la tarde, cuando a
planeaban reunirse en Dunkerque, Monck los ingleses sólo le quedaban veintinue-
decidió atacar a la flota holandesa, despa- ve naves en condiciones de sostener el
chando al príncipe Rupert con veinticua- combate, se avistó una cuarta división
tro naves al sur del Canal para contener a holandesa aproximándose desde el Este.
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Las guerras anglo-holandesas: dos poderes marítimos en lucha por el predominio
Ante esto, habiendo perdido varias na- guardia cayó en una zona de baja presión
ves y causado también fuertes averías a quedando prácticamente inmovilizada y
sus enemigos, Monck rompió contacto y sometida a un fuerte castigo por la flota
buscó el abrigo de las costas británicas. inglesa. De Ruyter con el centro de su
Al tercer día los holandeses se lanzaron formación logró contener dicho ataque,
contra Monck entablándose nuevamente mientras que Tromp con la división de
una feroz lucha, pero en la tarde final- retaguardia cortó la línea inglesa y sepa-
mente se avistó a unos veinte buques de ró a su retaguardia, con la que entabló un
la división de Rupert, lo que puso a los reñido combate que la forzó a huir hacia
holandeses en serios aprietos, pese a lo el Oeste. Al amanecer Tromp se encontró
cual lograron mantener el viento a su fa- separado de la flota holandesa, debiendo
vor. Al amanecer del cuarto día ambas enfrentar a los buques que había persegui-
fuerzas volvieron a enfrentarse contando do el día anterior y a la flota británica que
los ingleses con sesenta y cinco naves y le cortaba el paso por el Este. Con gran
los holandeses con sesenta y ocho. Ma- habilidad logró evadir esa trampa y final-
niobrando hábilmente, estos últimos for- mente arribó al continente, mientras que
zaron a la división del príncipe Rupert De Ruyter y el resto de la flota holandesa
a abandonar la lucha, lanzándose luego debieron soportar un feroz castigo duran-
en persecución de la división de Monck, te buena parte del día, hasta que finalmen-
que finalmente pudo escapar en medio de te comenzó a soplar un viento del oeste
una cerrada niebla. En esta batalla los in- que les permitió volver a adoptar una
gleses perdieron diecisiete naves y unos formación de batalla y romper el contac-
cinco mil hombres, además de unos tres to. Si bien los holandeses perdieron sólo
mil más que fueron tomados prisioneros. dos naves, sufrieron unas cinco mil bajas
Los holandeses perdieron tres vicealmi- entre sus tripulantes, viéndose forzados a
rantes, dos mil hombres y cuatro buques, abandonar sus intenciones de bloquear el
pero ganaron el control de la boca del Támesis y el estrecho que separa Dover y
Támesis, pudiendo amenazar no sólo el Calais. Por su parte, los ingleses también
comercio inglés sino planear un ataque sufrieron importantes pérdidas, lo que
anfibio contra el astillero de Chatam, unido a las dificultades económicas de la
donde la flota inglesa se reparaba. corona, vinculadas a la gran plaga y luego
Con ese propósito, a mediados de julio al gran incendio, impidieron que sacaran
de 1666, De Ruyter se dirigió a la boca mayor provecho de su triunfo.
del Támesis con ochenta y ocho naves, Lo único que pudieron hacer en las se-
encontrándose el día 25 cerca a North manas siguientes fue una incursión al es-
Foreland con ochenta y nueve naves in- tuario del Vlie, destruyendo más de ciento
glesas al mando del príncipe Rupert. De sesenta buques mercantes holandeses me-
inmediato inició su persecución, pero un diante un ataque con brulotes incendiarios
cambio en la dirección del viento lo obli- el 9 de agosto de 1666. El resto del año
gó a dirigirse hacia el Este, donde su van- la flota inglesa permaneció prácticamente
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inactiva, mientras que su cancillería bus- siones americanas, las Provincias Unidas
caba obtener el apoyo francés para poner retuvieron sus posesiones en África y se
fin a la guerra en condiciones ventajosas. quedaron con Surinam. La soberanía in-
En marzo de 1667 se iniciaron conversa- glesa se vio reducida al Canal y las Pro-
ciones de paz en Breda, pero éstas fueron vincias Unidas adquirieron el derecho de
dilatadas por los representantes del rey reexportar los productos de las ciudades
Carlos con la esperanza de mejorar su si- alemanas y belgas. Las condiciones eran
tuación. Ante esta situación Jan de Witt, duras para Inglaterra, produciendo la caí-
gran pensionario de las Provincias Uni- da de su gobierno.
das, consideró necesario ejecutar el plan
de ataque a Chatam que había intentado La III Guerra (1672-1674)
llevar a cabo después de la Batalla de los
Cuatro Días, despachando a De Ruyter Atendiendo a las presiones de las
con sesenta naves para penetrar por el compañías de navegación inglesas, el
Támesis y luego el Medway, y atacar el rey Carlos II perseveró en su propósi-
referido astillero. El 6 de junio de 1667 to de desplazar a las Provincias Unidas
los holandeses llegaron a la boca del Tá- como la primera potencia marítima. Las
mesis y, luego de seis días de un lento dos guerras precedentes habían sido su-
avance por ese río y el Medway, atacaron mamente costosas para Inglaterra y no
y prendieron fuego el astillero de Chatam, le habían permitido alcanzar ese objeti-
incendiando trece buques, capturando el vo. El poder naval inglés no había sido
buque insignia inglés, el Royal Charles, y suficiente para ello, por lo que debía en-
a otras naves, y forzando a Monck a hun- contrar otros mecanismos que lo com-
dir a una treintena de sus pro-
pias naves. Al día siguiente la
fuerza holandesa se replegó a
la boca del Támesis, habien-
do no sólo causado la mayor
derrota que jamás ha sufrido
la marina inglesa en toda su
historia, sino un gran pánico
en Londres que llevó final-
mente a la firma de la paz el
31 de julio de 1667.
Se aplicó el principio del
Utti Possidetis con fecha 10
de mayo de 1667. Francia re-
tornó las islas capturadas en
En la tercera guerra anglo-holandesa Gran Bretaña tuvo que alíarse
el Caribe, Inglaterra se quedó con Francia para derrotar a Holanda.
con Nueva York y otras pose-
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Las guerras anglo-holandesas: dos poderes marítimos en lucha por el predominio
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tados jefes navales que habían participa- da para detener el avance francés, al menos
do en las dos guerras previas habían sido hasta el invierno. Los ánimos en Ámster-
reemplazados por jóvenes de la nobleza. dam estaban crecientemente caldeados y
Por otro lado, la eficiencia de la flota in- muchos de sus ciudadanos se encontraban
glesa también se vio afectada por los me- descontentos por la forma como el parti-
nores fondos que le fueron asignados por do republicano, liderado por los hermanos
el Parlamento. Jan y Cornelio de Witt, habían conducido
Mientras las fuerzas francesas avan- las cosas públicas. De ello tomaron ven-
zaban por el bajo Rin, el 7 de junio de taja los partidarios de la casa de Orange
1672 De Ruyter atacó a la flota anglo- y pronto estalló una revolución que llevó
francesa que al mando del Duque de York a Guillermo III de Orange a liderar los
se encontraba fondeada en Southwold o destinos de las Provincias Unidas. Nom-
Solebay, a ochenta millas al norte del brado estatúder de Holanda el 4 de julio
Támesis. La maniobra de De Ruyter le y de Zeelandia el día 16, Guillermo III no
permitió colocarse entre los ingleses y pudo evitar que los hermanos De Witt y
los franceses, atacando a los primeros y otros jefes del partido republicano fuesen
conteniendo a los segundos. El combate asesinados por una turba. Contribuyeron a
fue favorable a los holandeses, lo que de- exacerbar los ánimos las exageradas con-
bilitó sensiblemente la capacidad de apo- diciones exigidas por los franceses, que
yo de las flotas aliadas a las operaciones obviamente fueron rechazadas.
terrestres. Los franceses no pudieron hacer ma-
Menos de una semana más tarde, las yores progresos durante el resto del año
tropas francesas penetraron en la provin- ni en los primeros meses de 1673, por lo
cia de Overijssel, avanzando luego sobre que el esfuerzo principal se concentró en
Drenthe y Gelderland. Considerando el teatro marítimo, donde la flota anglo-
que la situación era muy peligrosa para francesa debía bloquear las provincias
la supervivencia de la república, el 14 marítimas y, de ser posible, desembarcar
de junio de 1672 los Estados Generales una fuerza expedicionaria. Ese objetivo
acordaron iniciar negociaciones de paz. estratégico sería frustrado por De Ruyter
Si bien consideraba que dichas negocia- a través de tres enfrentamientos, los dos
ciones no llegarían a buen término, Jan primeros frente a Schöneveldt, el 7 y el
De Witt contaba con que servirían para 14 de junio, y un tercero en Texel, el 21
generar divisiones entre franceses e in- de agosto. En los tres casos la iniciativa
gleses. No le faltó razón, pues tanto Car- estuvo en manos del almirante holandés,
los II como Luis XIV se detestaban mu- quien tras llevar a cabo ataques sorpresi-
tuamente, y lo único que los había unido vos sobre las fuerzas inglesas logró re-
era su deseo de humillar a las Provincias tirarse con éxito a la protección de sus
Unidas. costas. El Príncipe Rupert, al mando de
Mientras esas negociaciones tuvieron la flota combinada, no estuvo a la altura
lugar, la provincia de Holanda fue inunda- de su rival, sufriendo la pérdida de varias
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Las guerras anglo-holandesas: dos poderes marítimos en lucha por el predominio
naves a pesar de contar con una fuerza mantuvieron una posición importante en
superior en número. Estos resultados, el comercio europeo hasta principios del
unidos a la pérdida de Nueva York, Santa siglo XVIII, ya no fueron una amenaza a
Helena y otras posesiones23, así como más los intereses ingleses, que se beneficiaron
de quinientos cincuenta buques mercan- de esta situación.
tes capturados por corsarios de las Pro-
vincias Unidas, llevaron al Parlamento Conclusiones
inglés a demandar a su soberano llegar a
un acuerdo de paz. Carlos II, que tampo- La búsqueda del control del comercio
co deseaba que Francia ocupara los Países europeo llevó a una pujante Inglaterra a
Bajos españoles, entabló negociaciones enfrentarse a las Provincias Unidas en
convencido de que Luis XIV perseveraría tres prolongadas guerras, que concluye-
en su lucha contra las Provincias Unidas, ron con la destrucción del control casi
agotándolas económicamente, lo que a su absoluto que estos últimos ejercían sobre
vez le permitiría a Inglaterra apoderarse el transporte marítimo. Para ambos era
de la mayor parte del tráfico marítimo. De de interés vital dicho control, y es por
esa manera, el 9 de febrero de 1674 Ingla- ello que sus respectivos líderes políticos
terra y las Provincias Unidas suscribieron y navales, así como sus respectivos pue-
el Tratado de Westminster, dando fin a su blos, estuvieron dispuestos a luchar de
tercera guerra en menos de un cuarto de una manera tan enconada y perseverante.
siglo. En dicho acuerdo, las Provincias Si bien el complejo sistema político
Unidas reconocían la supremacía de la imperante en las Provincias Unidas aten-
bandera inglesa desde cabo Finisterre, en tó muchas veces contra la efectividad
España, hasta Noruega. de sus decisiones militares, tal como la
Mientras tanto, en agosto de 1673 democracia ateniense lo hiciera durante
Guillermo de Orange había logrado for- la Guerra del Peloponeso, contribuyó a
mar una alianza con España, Lorena y darle un sólido respaldo al esfuerzo que
el emperador del Sacro Imperio, toman- demandaron las referidas guerras. En el
do la iniciativa en la campaña terrestre. caso inglés, primero con el gobierno del
Ante esto, las tropas francesas se vieron Commonwealth y luego con la restable-
obligadas a desalojar las provincias ocu- cida monarquía, la población también se
padas y a sostener una larga lucha que mantuvo cohesionada en torno a la bús-
sólo concluyó en 1677. Tal como había queda de la primacía marítima.
previsto Carlos II, esta prolongada gue- Ambos contendientes pugnaron de
rra debilitó de manera sensible la econo- manera pertinaz por obtener el control del
mía de las Provincias Unidas, que si bien mar, empeñándose en sucesivos enfrenta-
23 Pritchard, James, “The Franco-Dutch War in the West Indies, 1672-1678: An Early ‘Lesson’ in Imperial
Defense”, William M. McBride, editor, New Interpretations in Naval History (Annapolis, Maryland: Naval
Institute Press, 1998), pp. 3-22.
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mientos, muy pocos de los cuales pueden tes, surgiendo en ese contexto tropas es-
ser considerados batallas decisivas. Esta pecializadas para conducir operaciones
curiosa situación llevó a que dicho con- anfibias.
trol se encontrase en una permanente y Estas tres guerras marcaron, asimis-
muy agresiva disputa, lo que unido a la mo, el nacimiento de la táctica naval que
intervención francesa terminó por dañar habría de imperar durante el resto del pe-
de manera sensible la economía de las riodo de la vela, la que si bien tenía algu-
Provincias Unidas, demasiado depen- nas ventajas en cuanto a la acumulación
diente del comercio marítimo. Esta forma de poder de fuego, recortaba en exceso la
de conducir la guerra, que bien podría lla- deseable libertad de acción que se debe
marse de desgaste, resultaría difícil de ser otorgar a los mandos subordinados.
aplicada hoy en día, pero aun así deja en De una manera u otra, esta disputa por
claro que la decisión final de este tipo de controlar el comercio marítimo se repli-
esfuerzos militares se alcanza finalmente caría en menor escala en el Pacífico Sud-
cuando se ejerce una presión que llega a americano entre el Callao y Valparaíso,
ser inaceptable para la población, afec- a partir de 1810, dando origen a varios
tando su voluntad de lucha. Y esto, por lo conflictos, entre ellos la Reconquista de
general, se alcanza con fuerzas terrestres. Chile, y las guerras de la Confederación
Así lo comprendieron ambos contendien- y del Pacífico.