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MISTICISMO

Así era el nacimiento de un bebé mexica


La tlamatlquiticitl asistía a la madre en diversas aristas,
desde emocionales hasta religiosas, y el temazcal formaba
parte de este advenimiento de la vida.
Por Enrique Morales Salazar.

El nacimiento humano, al menos hasta donde sabemos, es la culminación del gran misterio de


la vida consciente. La concatenación de hechos para que una vida aparezca es asombrosa.
Nace un ser nuevo, irrepetible, cuya asimilación y entendimiento de la experiencia de la vida
no será jamás si quiera duplicado. Toda formación cultural, referida aquí como el
entendimiento y creencias sobre el mundo, no podría replicarse, transformarse o traspasarse,
sin el nacimiento de los nuevos seres humanos.

Por ser una preservación de la especie, y de la cultura, en todas las sociedades el nacimiento
fue un arquetipo en sí mismo, un acontecimiento, el más importante para cada uno. En el
mundo azteca se sabía que este momento era imprescindible en la formación de las
personalidad del bebé, y por lo tanto también en la conformación de la sociedad.

Hace poco publicamos un artículo sobre las particularidades atribuidas al parto maya tseltal y
tzotzil aún hoy en los Altos de Chiapas (que bien podríamos traducir como lecciones
contundentes para nuestra sociedad). En este último el padre toma parte activa, como un
mensaje conciso de que el advenimiento de un niño al mundo es de una cooparticipación
imprescindible de padre-madre. Y en el que, sobre todo en el postparto, se continúa con una
serie de rituales médicos que sacralizan de algún modo la llegada de un nuevo ser humano;
como el hecho de que todos los miembros de la familia besen al bebé a su llegada con el fin de
que no enferme, o que el esposo forme un hoyo profundo en la tierra para enterrar la
placenta.

La revista National Geographic recién publicó un artículo titulado Call the Aztec Midwife:
Childbirth in the 16th Century, que nos sumerge el contexto en el cual se recibían a los bebés
durante el parto entre los mexicas (la manera  correcta de nombrar a los aztecas). Fray
Bernardino de Sahagún, en su Historia General de las Cosas de la Nueva España, relata con
admiración los minuciosos cuidados vinculados al parto, tanto previos como posteriores, que
aliviaban el dolor propio de este proceso y lo revestían con un carácter ceremonial. 
Compartimos algunas de las particularidades que encontramos en el parto mexica;
recordemos que los actos en torno a acontecimientos tan grandes como este soy muy
significativos, signos refulgentes de la filosofía detrás de la cultura, de las creencias más
profundas de una sociedad:

 El anuncio del embarazo se hacía en un festejo entre ambas familias, mostrando,


así, su importancia y su cualidad de un motivo de gozo.

 Al séptimo y octavo mes, ambas familias se reunían nuevamente con el fin de


concertar la elección y contacto con la partera.

 Todas las mujeres, nobles o del pueblo, tenían acceso a las parteras, se trataba de
una especie de servicio comunitario.

 La partera tomaba un rol muy


importante en la sociedad
mexica. Se le
llamaba tlamatlquiticitl y sus
conocimientos eran herbolarios,
pero también metafísicos y
religiosos.
 Durante el parto la mujer era
visitada por la tlamatlquiticitl,
quien hacía revisiones
periódicas. Era muy importante
que el bebé viniese acomodado,
si estuviba volteado, entonces
hacía una especie de masaje en
el vientre para acomodarlo.

Las parteras eran también



asesoras de la madre; le
aconsejaban desde aspectos de higiene hasta de dieta. También aconsejaba a la
madre sobre su estado emocional: lo mejor era evitar el dolor, la ira, o las
grandes sorpresas durante el embarazo.

 La tlamatlquiticitl llegaba a la casa de la mujer embarazada unos 5 días antes del


parto. De esta manera iba preparando el espacio, las hierbas, el ambiente
familiar para recibir al bebé.
 Partera e insignias que emulan la llegada de un bebé/ Códice Mendoza  

 El orden y la limpieza fue fundamental. La madre debía estar muy bien aseada,
desde su cuerpo hasta su cabello; el cuarto de parto debía estar completamente
limpio.

 El temazcal era muy importante, tanto antes como después del parto. La partera
lo preparaba con leña especial, sin humo, y con plantas aromáticas. Mientras la
partera hacía las revisiones del feto, la madre se relajaba en este sanísimo baño.
 Cuando las labores de parto iniciaban, tlamatlquiticitl le proveía a la mujer de un
té de la hierba cioapatli (Montanoa tomentosa Cerv). Si se complicaba el parto,
se le hacía ingerir medio dedo de la cola del tlacuatzin (hoy conocido como
tlacuachín), y con ello reducía el dolor y la dilatación era mayor.

 Cuando la labor del parto era ya un hecho, la mujer embarazada daba a luz de
cuclillas, mientras la partera (generalmente también de cuclillas) le sostenía los
talones para que hubiese un eje de presión, ayudándose asimismo de la fuerza de
gravedad.

 Cuando nacía el bebé, la madre era llevada nuevamente al temazcal con el fin de


que su cuerpo eliminara las toxinas necesarias de manera más rápida. También,
las hierbas en su interior, ayudaban a que su cuerpo produjese leche más
rápidamente.
 Se lavaba el bebé para purificar su corazón con inmediación de la diosa de las
aguas Chalchiuhtlicue, el objetivo es que la persona fuese buena y limpia.

 La partera se quedaba en la casa de la madre 4 o 5 días más luego del parto para
asegurarse de que esta última comenzara a lactar debidamente.

 La madre daba leche a su hijo generalmente hasta los 2 años.

 En los 4 días que proseguían al parto, la tlamatlquiticitl se quedaba y hacía


rituales de bienvenida. Entre ellos, la placenta era enterrada en un rincón de la
casa.
 Si el bebé era un niño, su cordón umbilical debía ser entregado a un guerrero y
enterrado en territorio enemigo. En caso de ser niña, su cordón era enterrado a
un lado de la chimenea con el fin de que fuese buena madre y eje del hogar.

 Fragmentos del Huehuetlatolli eran aclamados (enseñanzas sabias de los viejos):


las palabras de bienvenida dependían de si se trataba de una niña o niño. En el
caso de un varón, estas referían a un rol como guerrero: "Tu oficio y habilidad es
la guerra ; tu papel es dar al sol la sangre de tus enemigos para beber y alimentar
la tierra, Tlaltecuhtli, con los cuerpos de tus enemigos.  Para las mujeres era lo
siguiente: "ser a la casa lo que el corazón es para el cuerpo".
 El nombramiento del bebé era importantísimo (una especie de bautizo). El padre
debía informar a los sacerdotes el día exacto y hora del nacimiento. La elección
del nombre se daba por parte de los sacerdotes, quienes consultaban
el Tonalamatl (el calendario azteca de 260 días) estudiando su signo astrológico.
El nombre del niño era una especie de designio de mala o buena fortuna; como
los últimos 5 días del mes eran tomados como mal presagio, entonces los padres
se ocupaban en que se hiciera el nombramiento una vez terminado este periodo.

 A la llegada del bebé se hacían convivios, una especie de celebración con los
parientes, un agradecimiento de la llegada de un niño sano, en el que, otras
madres compartían consejos sobre la crianza de los niños.

  Diosa de las aguas Chalchiuhtlicue, purificadora de los bebés

En caso de que alguno de los dos muriera en las labores de parto:

 Si el bebé nacía muerto, la tlamatlquiticitl debía cortar con un cuchillo


(el itztli) el cuerpo del bebé al interior de la madre para poder sacarlo con
facilidad, de esta manera era más probable que la madre viviera. El espíritu de
los bebés muertos en el parto viajaba a Chichiualcuauhco, donde una nodriza
divina los alimentaba con su leche.

 Si la madre moría, se consideraba como una guerrera. Su destino espiritual, así,


sería grato. Su alma viajaría a la Casa del Sol, y sus restos, al crepúsculo, eran
enterrados en un templo especial.

*Fuentes:

Bueno, Isabel.  Call de Aztec Midwife: Childbirth in the 16th Century.National Geographic

Sullivan, Thelma.(2008). El embarazo y el parto en la mujer mexica. Arqueología Mexicana. V, (29).

*Imágenes:

1 y 3)Partera e insignias que emulan la llegada de un bebé/ Códice Mendoza;   2) Códice Florentino, libro
VI, f.130 v;   ) 3)  Chalchiuhtlicue/ Códice Borbónico; 4) National Geographic;

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