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FE Y CONVERSION

¿COMO VIVIR LA VIDA DE DIOS?

La respuesta de Pedro fue sencilla: crean en Jesús, conviértanse de sus pecados, y,


entonces podrán vivir la vida del Hijo de Dios resucitado. Fe y conversión es lo que
necesitamos. Jesús salva, pero el medio por el cual esa salvación llega a nosotros es la FE
(Rom. 5,1-2 ; He. 10,43). Esta fe, que es un don de Dios
(Ef 2,8) es, al mismo tiempo nuestra respuesta a la
iniciativa de Dios.

La forma más concreta como se manifiesta la fe es


mediante la conversión. La conversión es más profunda
que un simple cambio de conducta, es una transformación
total de la vida, es un “nacer de nuevo”. Un cambio de
conducta puede tomar mucho tiempo; con mayor razón, la
conversión demanda tiempo y gran fuerza de voluntad.

La fe en Cristo muerto y resucitado nos llevará a morir


con El para resucitar con El. Esta fe que transforma es la
que cree todo lo que viene de Dios. Un famoso equilibrista tendió una cuerda entre las
azoteas de dos rascacielos ubicados a 30 metros de distancia el uno del otro con el fin de
pasar caminando sobre ella. Antes dijo a la multitud expectante: “Me subiré y cruzaré
sobre la cuerda; pero necesito que ustedes crean en mí y confíen que lo voy a lograr”. –
Claro que sí, respondieron todos. Subió por el ascensor y ayudándose de una vara de
equilibrio logró cruzar de un edificio al otro. Bajó nuevamente y dijo a la multitud que le
aplaudía emocionada: “Ahora volveré a pasar pero sin la ayuda de la vara. Por tanto, más que
antes, necesito su confianza en mí”. La gente le vitoreaba y aplaudía llena de asombro. El
equilibrista subió y por segunda vez completó la hazaña. Nuevamente descendió y frente a
la multitud les dijo: “Ahora pasaré llevando una carretilla. Necesito más que nunca que
crean en mí”. La gente guardó silencio y nadie hablaba. De pronto sólo una persona empezó
a gritar: “Sí, sí, yo creo en ti; tú puedes. Yo confío en ti”. El equilibrista le contestó: “Si de
veras confías en mí, vente conmigo y sube a la carretilla”.

Cuando en verdad creemos en Jesús, somos capaces de dejar toda seguridad terrena, de
abandonar todo lo que El nos pida y subirnos a su cruz con la plena confianza que seremos
salvos y alcanzaremos la verdadera felicidad. Es esta fe la que finalmente nos lleva a la
conversión total.

REFLEXIONEMOS:

1. ¿Fe y confianza es lo mismo? ¿En qué se diferencian?


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2. ¿Cuál es la forma más concreta de manifestar la fe?
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