Visualización de un video de autores mexicanos de teatro para niños.
En síntesis, de los contenidos del video, podemos afirmar que en México
existen intentos, desde hace varias décadas, de conciliar dentro del sistema educativo (el más incluyente de los ámbitos programáticos en nuestro país), sinergias derivadas del sistema cultural: tal es el caso de la necesaria convergencia en ambos sistemas de la educación artística, y en específico, de las artes escénicas con fuerte énfasis en el quehacer teatral. El video muestra, aunque tangencial y brevemente, la importancia del teatro para transmitir conocimientos de temas que pueden ser complejos de reflexionar en conjunto, y que, el teatro nos permite, de una manera, digamos amable, debatir o conocer sin generar conflictos entre los distintos colectivos infantiles y juveniles. También visualizamos, de manera enunciativa y fugaz, la presencia de algunos autores destacados de narrativas escénicas o literarias, vinculadas con públicos infantiles y juveniles, tal es el caso de Alejandro Licona, uno de los dramaturgos mas recurrentes en los espacios escénicos; Juan Villoro, multifacético escritor e intelectual mexicano; y, Francisco Hinojosa, uno de los escritores para público infantil prolífico y con obra frecuente en los entarimados teatrales. Su obra La peor señora del mundo, es una de las 10 obras con mayor número de reediciones en la prestigiada editorial mexicana FCE. Existen muchos dramaturgos mexicanos que han escrito obras para niños y niñas, por citar a algunos, Berta Hiriart, los hermanos Malpica con su bellísima obra La última bala, Alejandro Ricaño con su exquisita Más pequeños que el Guggenheim, entre otros destacados dramaturgos y obras mexicanas, como Sara y el diablo o Pipí, representadas en todo el territorio nacional con frecuencia exitosa. Francisco Hinojosa, poeta, narrador y dramaturgo nacido en la ciudad de México, (1954 -), lo conocí en la entrega del Premio nacional de cuento Juan de la Cabada, convocado por el INBA y el gobierno del estado de Campeche, confiesa que de niño leía poco, preferentemente comics (de feliz coincidencia para mi), y que, de adolescente, el primer libro que leyó fue Crimen y Castigo, del autor ruso más conocido, salvo mejor opinión. En su casa no había una gran biblioteca, por lo que, al enfermar por varios meses que lo postraron en cama, sus amigos y familiares para consolarlo, y conociendo su afición lectora, le empiezan a obsequiar libros adquiridos en la recién inaugurada librería Gandhi en la ciudad de México. Esta librería jugó un papel importante en su desarrollo como escritor, ya que se inscribe en los talleres literarios que sucedían en los espacios rodeados de libros del inmueble. Empieza a escribir poesía. Se inscribe en la UNAM para estudiar letras hispánicas y conseguir una “bibliografía ordenada”, que le funcione en sus ya claros afanes de escritor. Empieza a escribir libros para niños. El conocido pintor oaxaqueño Toledo y otros pintores, ilustran sus textos que, durante la primera mitad del siglo XX, tendrán como tema principal, el mundo de los niños. Su obra emblemática, La peor señora del mundo, fue escrita en forma de venganza contra una vecina real que, según cuenta, era la peor señora del mundo. Cuento lleno de imaginación y Fantasía, con deliciosas contradicciones dialécticas, a la vez que divertidas, que la ponderan como una obra sencillamente magistral, mutieditada y traducida a varios idiomas. Hinojosa opina que los niños leen mucho y que, si las estadísticas de lectura estuvieran basadas en los grupos de niños de entre 8 y 10 años, las cifras variarían positivamente. Señala que en nuestro país se ha perdido la costumbre de comentar de libros en general. Para él, hay muchos escritores de literatura infantil, que viven de sus libros. Particularmente, le gustan escritores como Toño y Javier Malpica, Manzur, Alejandro Sandoval, Juan Villoro, Martín del Campo y otros. Y sus libros entrañables son: La fábrica de chocolate, y, El gigante bonachón. Me parece que el teatro para niños, actualmente, es como un escape a la libertad y un llamado a las consciencias, pues abordan temas que antes se consideraban tabú. Con planteamientos inteligentes, metáforas claras y hermosas, acerca de temáticas complejas y de difícil solución. Los temas son abordados con imaginación, mucha claridad y con argumentos bien documentados. Acaso habría que reclamar que, dado que México es un país vasto en regiones, el abordaje de las historias tendría que ocuparse quizá, de manera regional, como una forma de contribuir socialmente, puesto que la problemática de la migración en el norte, es diferente que el gravísimo problema del suicidio infantil y juvenil, en el sur de nuestro país, por mencionar dos temas recurrentes en la realidad concreta.