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Versión preliminar, Para uso interno

Versión preliminar, Para uso interno Problemáticas de la educación contemporánea

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Capítulo 2
Transmisión, autoridad y
justicia
2.1. Transmisión intergeneracional
2.2. Autoridad: el problema de la autoridad peda-
gógica
2.3. Justicia y educación

L os momentos educativos ponen en juego un sa-


ber, una experiencia, una tradición que se cree
importante y vital para un otro. En ese proceso de
transmisión nos encontramos con la necesidad de
autorizar nuestro rol y mensaje, de dimensionar la
relevancia que tiene la distribución de ese saber
para nuestra sociedad.
Preguntas en torno al proceso de transmisión, a la
construcción de la autoridad y a la justicia curricular
son las que nos ocuparán en este capítulo. Pregun-
tas que se producen desde los tiempos de Herodes
hasta nuestros días, pero que al situarlas en el con-
texto socio-histórico contemporáneo cobran un re-
lieve determinado y particular.
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2.1. Transmisión E
n este apartado nos detendremos en los aportes
que realiza Jacques Hassoun (1996) a lo largo de
su obra Los contrabandistas de la memoria. Trabaja-

intergeneracional remos alrededor de la idea de “transmisión interge-


neracional”.
Está muy difundida la creencia de que otrora la trans-
misión de una cultura, de una historia, de las tradicio-
nes, se desarrollaba en forma natural, sin inconve-
nientes; lo que implica creer, entonces, que hoy esa
naturalidad en la transmisión se ha perdido. Nuestra
misión aquí es poner en cuestión este supuesto y lo-
grar comprender qué hay de similar y qué de diferen-
te en las formas de transmisión a lo largo del tiempo.
La idea de un pasado en el que existía una reproduc-
ción en la transmisión, la imagen bucólica y nostál-
gica de nuestros antepasados rurales transmitiendo
sin inconvenientes la cultura, es falsa. Es común a
todo cambio de algo antiguo por algo novedoso una
cuota de temor, de vacilación, de peligro por la pér-
dida de una estabilidad: “el origen de este malestar
es el desgaste psíquico que lo nuevo exige siempre
a la vida psíquica y la incertidumbre llevada hasta el
extremo de la expectativa ansiosa, que lo acompa-
ña” (Hassoun, 1996: 10).
¿Qué necesidad de emprender tan desgastador ca-
mino? En cada generación late la necesidad de trans-
mitir a los nuevos de nuestra sociedad lo que nos han
dado nuestros ascendientes. Esta necesidad se pue-
de rastrear a lo largo de la historia; Hassoun mencio-
na a modo de ejemplo la forma en que los beduinos
se interrogan al cruzarse: ¿a dónde vas, quién eres,
de dónde vienes? Se traduce un interés que excede
lo geográfico y que se inscribe entonces en el recorri-
do personal relacionado con lo que se ha transmitido.
Hasta aquí hemos hablado del carácter universal de
la idea de transmisión, pero también nos pregunta-
mos por su diferenciación: ¿Existen distintos mo-
mentos en la historia de los hombres y las mujeres
que marcan diferentes tipos de transmisión? Si bien
la herencia de la cultura es constante, hay momen-
tos críticos en los cuales el valor de la transmisión
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toma dimensiones estructurantes. Es ahí, en la con- éxito, a la movilidad social o a la felicidad. Es así
moción, en el conflicto, en la guerra, en la migración como muchas veces miles de argentinos hijos de in-
masiva, donde la idea de transmisión de vuelve vital. migrantes se sienten foráneos en el centro mismo
Esta asociación que establecemos entre crisis y del país en el que han venido al mundo; siendo la
transmisión también es histórica y universal; todos escuela, entre otros tantos aparatos culturales, una
somos conscientes, y así lo fueron nuestros antepa- de las instituciones con más peso en potenciar ese
sados, de que somos mortales. Es para garantizar sentimiento de fracaso. Sin embargo, es en la escue-
un mínimo de continuidad que Hassoun afirma en la misma donde reside la posibilidad de poder sim-
relación a la cultura: “Somos sus depositarios y sus bolizar aquello que muchos padres no pueden con-
transmisores. Somos sus pasadores” (Ib.: 15). tar a sus hijos sobre su propia historia, de estimular
¿Cómo pensar la transmisión más allá de la repro- una “transmisión lograda” que hable del pasado y
ducción? Lo que hemos heredado es modificado de del presente: la existencia se torna menos dolorosa
acuerdo a las particularidades de nuestra vida. So- si se escucha a los padres, a los docentes, a quienes
mos siempre distintos a quienes vinieron antes que nos quieren y rodean hablar de la propia historia y de
nosotros y seguramente nuestros descendientes to- la cotidianeidad compartida.
men caminos diferentes a los nuestros. Sin embargo, ¿Cómo posicionar la historia de nuestros chicos en
la transmisión existe y se inscribe en esa doble dife- contextos tan distintos, en tradiciones culturales
rencia. Para dar cuenta de una buena transmisión, tan opuestas? La mera enunciación de las raíces o
Hassoun utiliza el término “transmisión lograda”; la postal folclórica no satisfacen los requisitos para
ésta “ofrece a quien la recibe un espacio de liber- una buena transmisión: “no será entonces sino una
tad y una base que le permite abandonar el [pasado] burla mentirosa adecuada para crear una rebeldía ra-
para [mejor] reencontrarlo” (Ib.: 17). Una transmisión dical, una marginalidad o una desesperación extre-
lograda es, entonces, la posibilidad de reconocer y ma, acompañadas de una tentación a reconstruir, en
tramitar las dificultades que se producen en la con- otro tiempo y en otro espacio, un modelo pasatista
ciliación entre la historia pasada de cada uno y el de- […] ¿todas estas situaciones no nacen de la nostal-
seo subjetivo, personal, del aquí y ahora. En térmi- gia por un pasado enigmático y de un presente vivi-
nos más limpios: una transmisión lograda prepara a do como discordante al que los padres [podríamos
nuestros chicos y chicas para hacer frente a las difi- tomarnos la licencia y ampliar la idea a todo proce-
cultades que se dan a lo largo de la vida. so educativo] no han podido en verdad enfrentar?”
¿Qué sucede cuando un pibe o una piba ignora su (Ib.: 23). En este contexto, en el que una generación
pasado? ¿Qué sucede cuando su historia es un se siente huérfana de historia y la otra, incapaz de
enigma que se le es negado? Supongamos por un transmitir algo, es donde son más fértiles los razona-
momento la infinidad de niños que nacen en Argen- mientos de extrema derecha, que permiten llenar ve-
tina y cuyos padres son extranjeros. Comparten su lozmente de contenido “nacional” ese espacio vacío.
vida cotidiana, en su primera socialización, un es- “Romper el silencio, ¿no es transmitir?”, se pregunta
pacio común familiar, una cultura, unas costumbres, Hassoun. ¿Qué acciones desarrollamos para que se
una historia para enfrentarse. ¿Quiénes son ellos? rompa ese silencio, para que un niño pueda indagar
¿De dónde vienen? ¿A dónde los llevan sus padres? sobre sus orígenes y para que se produzcan en nues-
Es habitual que se nieguen las historias de los pa- tros momentos educativos columnas de porqués que
dres sobre su emigración, sintiéndose, en muchos traccionen la historia oculta en las sombras?
casos, como extranjeros que no tienen derecho al Los ejemplos más drásticos que se suceden a la
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hora de pensar en torno a la transmisión se basan de aquellos cuya genealogía es diferente y entre los
en los cambios geográficos movidos por eventos cuales transcurre mi vida” (Ib.: 150).
traumáticos: pérdida del trabajo, guerras, dictadu- Repongamos las posibilidades presentadas hasta
ras, desastres climáticos, etc. Sin embargo, Has- ahora. Toda transmisión implica la presencia de tres
soun, insistiendo en la idea de que transmitir es un generaciones. Analizamos la opción más maniquea
imperativo constante de todas las sociedades en to- del mimetismo: “reproducción minuciosa de los ges-
dos los tiempos, afirma que: “todos somos exiliados tos de las generaciones precedentes, fijando el tiem-
de nosotros mismos y de nuestra historia, sea cual po y el espacio, instalándose en un tensión imitadora
fuere nuestro grado de sedentarismo” (Ib.: 27). de sus antepasados, sean cuales fueran las circuns-
tancias exteriores” (Ib.: 156). Otra posibilidad radica
en abrir una grieta temporal, un paredón que niega el
pasado; aquí los sujetos niegan su trayectoria.
2.1.2. La construcción Por último, están los contrabandistas de la memoria
que “se dejan trabajar por la herencia sin importarles
de la transmisión la profundidad del abismo que los separa de sus as-
cendientes” (Ib.: 157). Estos contrabandistas reco-

R etomemos el peligro de la reproducción que es-


bozamos en el apartado anterior: “¿Existe algo
más ridículo, más insoportable que ver esos clones,
nocen que toda transmisión es del orden de la crea-
ción: “si la repetición inerte implica con frecuencia
una narración sin ficción, la transmisión reintroduce
que, como si fuesen sombras, imitan con la mayor la ficción y permite que cada uno, en cada genera-
seriedad a sus padres o sus ancestros?” (Ib.: 141). ción, partiendo del texto inaugural, se autorice a in-
A esto podemos llamarlo mimetismo, una acción ri- troducir las variaciones que le permitirían reconocer
dícula que fuerza una reproducción que nunca pue- en lo que ha recibido como herencia, no un depósi-
de ser tal. to sagrado e inalienable, sino una melodía que le es
La transmisión -en un sentido amplio y necesario- propia. Apropiarse de una narración para hacer de
se asocia a un saber-vivir; desde las posibilidades ella un nuevo relato, es tal vez el recorrido que todos
de trabajar la tierra hasta poder asimilar determina- estamos convocados a efectuar” (Ib.: 178).
das normas de escolaridad, saber que un fruto es Existe una cita, ya casi canónica en el mundo de la
venenoso, entonar una canción religiosa, y así la lis- educación que ilustra a estos contrabandistas de la
ta nos resulta infinita. ¿Cómo hacer esto sin caer en memoria. Eduardo Galeano (1993) nos cuenta:
el mimetismo o en calcomanías de los adultos en los “A orillas de otro mar, otro alfarero se retira en sus
chicos? Hassoun utiliza un término que es ilustrati- años tardíos. Se le nublan los ojos, las manos le tiem-
vo y da nombre a su obra: el discurso de la transmi- blan, ha llegado la hora del adiós. Entonces ocurre
sión, la herencia, opera clandestinamente a modo la ceremonia de la iniciación: el alfarero viejo ofrece
de “contrabando” de medianoche en la frontera. al alfarero joven su pieza mejor. Así manda la tradi-
La homogeneidad entre sujetos deja de ser un va- ción, entre los indios del noroeste de América: el ar-
lor supremo: “es más hacia la diferenciación que ha- tista que se va entrega su obra maestra al artista que
cia la especificidad que se dirige la transmisión […], se inicia. Y el alfarero joven no guarda esa vasija per-
aquella que permite aprehender plenamente lo que fecta para contemplarla y admirarla, sino que la estre-
me diferencia de quienes poseen una historia simi- lla contra el suelo, la rompe en mil pedacitos, recoge
lar a la de los míos, pero que también me diferencia los pedacitos y los incorpora a su arcilla”.
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m omento tienen que atravesar los llegados del altipla-

r
no, una realidad que “El imperio de los colores”

de eflexión
torna vívida, a partir de recorrer tres peque-
ñas historias de inmigrantes bolivianos en Río
Cuarto. El documental, que llegó al gran público
1 Les proponemos la lectura de la siguien- a través de la pantalla de Canal 13 el fin de se-
te reseña3 del cortometraje “El imperio de mana anterior, instala la idea de que toda mi-
los colores”4 gración arrastra a la construcción de una nue-
va realidad y se detiene en este niño, que con
La conmovedora historia de Fidel, un niño su bicicleta deambula por la ciudad en busca
boliviano de película de protección social.
Su humilde y, a la vez, muy rica vida es un A lo largo de 23 minutos, el valioso producto
disparo al blanco para comprender las penu- audiovisual realizado y producido por Marcos
rias por las que tienen que atravesar los in- Altamirano y Hugo Curletto, de la Universidad
migrantes del altiplano. Nacional de Río Cuarto, resalta los aspectos
positivos del fenómeno de la migración como
Fidel tiene 13 años y cada día le pone el cuerpo una estrategia de vida, como un derecho esen-
y el alma a la dolorosa adaptación por la que cial e inalienable que contribuye a la inclusión
deben atravesar quienes, apremiados por la social y el respeto por la diversidad cultural.
más aguda miseria, dejan para siempre sus “Mi nombre es Fidel Mamanillo Cruz, tengo 13
lugares de origen y deciden radicarse en estas años y vengo de Bolivia”, dice en el filme el niño,
tierras. Es boliviano, nació en Potosí y desde mientras sale de la casa que alquilan -de techo
hace tres años está en Río Cuarto. Muy pobre bajo, con los ladrillos blocks al desnudo, piso
e hijo de padres separados, se convirtió en el rústico y construida varios metros por deba-
protagonista de “El imperio de los colores”, una jo del nivel de la calle- y se monta en su bici-
película que duele y cautiva por su realismo so- cleta de color bordó, para luego transitar las
bre la inmigración latinoamericana en la ciudad. calles de la ciudad, mientras se escucha su re-
“En la escuela no me llevaba bien con los chi- lato: “Nosotros teníamos unos familiares que
cos… me decían andate a tu país, qué haces vivían acá, que nos esperaron en la llegada de
acá, no te entiendo lo que hablás… me dibuja- Bolivia. Y nos llevaron a su casa. Ahí vivimos
ban cosas en el pizarrón, me insultaban…”, re- casi una semana… y después de algunos meses
lata n una de las escenas más duras del cor- mis padres se pelearon, discutieron por pro-
to, este chico que vive en una precaria casita blemas, cosas de ellos… y mi mamá y mi papá
de la calle Río Juramento al 600, en el barrio se separaron… No teníamos plata para vivir y
San José de Calasanz, y cuyo único sostén es mi papá vivía en otro lado… mi mamá se fue
su madre, que habla en quechua y su dificul- a buscar trabajo y no la aceptaban porque no
tad para comunicarse en español se traduce podía hablar y no tenía documentos. Y después
en problemas para conseguir trabajo. yo hice unos trámites para el documento, para
Su humilde y a la vez muy rica vida, a pe- que trabaje mi madre… ella sufría porque no
sar de tan corta edad, es un disparo al blan- podía hablar… ahora entiende un poco…”. Luego
co para comprender las penurias por las que se lo ve tocando el siku, cuyo sonido se escucha
3 • Fuente: www.puntal.com.ar/v2/article.php?id=70690
4 • El imperio de los colores. Río Cuarto. 2010. 23 minutos. Documental. Realización: Marcos Altamirano y Hugo Curletto. Producción: Marcos Altamira-
no. Cámara: Hugo Curletto. Sonido: Gastón Molayoli. Edición y Postproducción: José Tabarelli. Música original: Kayab. Trailer en la web: http://vimeo.
com/14056886
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mientras Fidel confiesa que le gustaría volverse quechua, que la mujer escuchaba con atención,
a Bolivia y que extraña los amigos, el paisaje, mientras asentía con la cabeza.
las fiestas y a todos los que lo querían. “Ella ahora está hablando algunas palabras en
“Yo lloraba mucho y pasé un año sin ir al cole- español y entiende más, pero hasta hace poco
gio” “Una de las cosas que más extraño de Bo- no podía comunicarse…”, indicó este niño, que
livia es la comida y a todos los que me quieren se comporta casi como un hombre y que de-
y que se quedaron allá, familia y amigos. Y ex- cididamente ha tomado las riendas de la inte-
traño cómo son las ciudades y cómo te hablan gración en esta sociedad y se ha convertido en
las personas. Pero no hay trabajo, allá se vive un comprometido guía de esa familia, un pre-
de las minas y cuando se acaba eso se queda maturo jefe de hogar, al tiempo que dijo: “Mi
toda la familia sin trabajo”, dijo este chico a madre se quedó sin empleo en el vivero donde
PUNTAL que, tras el certero golpe que produjo trabajaba y se está dedicando a limpiar casas.
con su aparición en la pantalla del canal abier- Pero no es mucho. Ella anda buscando trabajo.
to de Río Cuarto, fue al encuentro del pequeño Yo no trabajo, porque no hay nada para mí.
protagonista de esa gran historia. Pero cuando mi mamá estaba en el vivero iba
“Ya nos estamos acostumbrando, aunque no a ayudarla. Y ahora ya no tengo tanto tiempo,
es fácil. Al principio fue muy duro. Yo estaba porque comencé a jugar al fútbol para Atenas,
todo el tiempo encerrado en la casa. No salía, voy dos días en la semana y los sábados, y
porque me daba miedo que me trataran mal. El estoy estudiando”.
acento que llevamos nosotros genera risas, a Agregó: “Con ella me comunico todo el tiempo en
veces insultos. Yo lloraba mucho y pasé un año quechua, aunque prefiere que le hable en es-
sin ir al colegio”, contó Fidel Mamanillo Cruz, pañol para aprender un poco más. Pero como
aunque rápido agrega: “Los chicos son así. An- ella me habla en quechua, yo le respondo igual
tes no entendía por qué me decían esas co- (risa…)”. Y siguió: “Ella nunca pudo ir a un co-
sas, pero ahora los entiendo, porque siempre legio, es del campo y no estudió. Y, como no
se dicen estas cosas. Ahora ya casi me siento fue a la escuela, sólo aprendió a hablar como
como ellos. Al principio fue mucho más difícil, en la casa”.
porque no conocía nada, ni a nadie”. “Esto es algo que la complicó para conseguir
“Antes, estábamos todos juntos y mi papá trabajo. Ella no podía hablar y la gente no la
trabajaba de ayudante -de albañil-. Él empezó entendía. Ahora ya entiende más y habla poco,
a hacer eso porque no conocía nada de acá y pero mucho más que antes”, acotó el chico, que
además mi papá y mi mamá no tenían docu- fiel a una de las características salientes de
mentos y se les complicó para trabajar. Prime- sus paisanos, marca bien las eses al hablar,
ro fuimos a vivir a Banda Norte, después nos tiene la piel del color de la tierra, los ojos rasga-
vinimos para acá. Un año vivimos todos juntos, dos, con un lóbulo en su parte inferior, el cabe-
después ellos se separaron. Y mi mamá tenía llo negro y lacio, la boca carnosa y oscura y una
que trabajar, pero necesitaba el documento…”, mirada piadosa a la vez que vivaz y tímida.
narró Fidel, mientras su madre lavaba ropas Fidel juega al fútbol en Atenas en la categoría
a mano, en una batea en el patio de esa humil- '97, como volante. El 25 de octubre va a cumplir
de vivienda. Y, de vez en cuando, él la actuali- 14 años. Y cursa el tercer año en el Ipem N˚27,
zaba sobre la conversación con una síntesis en donde almuerza los días de semana. Dice que le
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va bien en la escuela y que le gusta estudiar. más la escasa productividad local, influyeron en
“A mí me encantaría ser futbolista, pero no sé la economía mediante la producción y comerciali-
si va a ser posible. Si no puedo, me gustaría zación fruti-hortícola. También llegó otro grupo
estudiar para contador. Quisiera ir a la Uni- vinculado con la construcción y los hornos de
versidad, porque nadie de mi familia pudo ha- ladrillos, aunque con más precariedad laboral”.
cerlo. Mi mamá no fue a la escuela y mi papá Siguen: “La condición de extranjero provoca ma-
hizo el primario nomás”, contó. yor vulnerabilidad y tiene una expresión crítica
“Ya no bajan de los barcos. Ahora llegan en co- en la ausencia de derechos que afecta a inmi-
lectivos. La mayoría proviene del altiplano. Las grantes irregulares, en general, y más profun-
causas principales que influyen en la decisión damente a mujeres y niños”.
migratoria se relacionan con aspectos econó- “En el imaginario social, la idea de crisol de ra-
micos, laborales y familiares. Toda migración zas que forman el origen del pueblo argentino,
arrastra a la construcción de una nueva reali- pareciese excluir, en cierto modo, a los oriun-
dad”, indica uno de los mensajes que aparecen dos de países latinoamericanos, arribados al
en este producto del Instituto de Desarrollo Re- país en las últimas décadas del siglo XX. Si
gional y la Dirección de Comunicación y Cultura bien hoy no hay plena aceptación ciudadana,
de la Facultad de Ciencias Económicas, realizado se comienza a ver que la presencia de es-
en el marco del Proyecto “Planificación y ges- tos inmigrantes contribuye con la identidad y
tión territorial del desarrollo del aglomerado Río la economía de la ciudad; la década del noven-
Cuarto. Situación actual. Escenarios futuros y ta estuvo signada por reacciones xenófobas y
estrategias políticas”, dentro del Programa “Sis- obstáculos en el acceso al trabajo, la salud y
temas productivos locales y ciudades interme- a la educación”.
dias. Dinámica actual y escenarios futuros en “El desafío para el futuro es reconocer y acep-
el aglomerado Río Cuarto”. tar los aspectos positivos del fenómeno de in-
Se indica que “la llegada considerable de inmi- migración como una estrategia de vida, como
grantes latinoamericanos se produjo en la déca- un derecho esencial e inalienable, que contribuye
da del noventa, con lo cual se modificó la com- a la inclusión social y el respeto por la diver-
posición étnica de las comunidades extranjeras sidad cultura,”, concluyen.
en Río Cuarto, donde residen pobladores prove-
nientes de Paraguay, Perú, Chile, Uruguay, Co- Protagonista del documental
lombia, Brasil, Venezuela, Ecuador, Cuba, Re- Sobre su trabajo en “El imperio de los colores”,
pública Dominicana”. Y agregan: “Sin embargo, Fidel dijo que conoció a Marcos Altamirano, el
sólo se identifica como colectivo al boliviano, realizador del documental, a través de un ami-
ya que hubo una importante entrada de gente. go que se hizo en la Defensoría del Pueblo,
Crearon su propio barrio, mantienen sus cos- donde fue a golpear las puertas para tramitar
tumbres, consolidan el reclutamiento mediante los documentos para él, su hermano y su ma-
redes migratorias, fortalecieron su territorio y dre. “Fuimos charlando y se dio así nomás. Lo
generaron riqueza. Mantienen escaso contacto disfruté, pero tenía miedo, porque nunca me
con el resto de la sociedad riocuartense… Se es- habían filmado. La cámara me seguía por toda
tablecieron en el cinturón verde de la ciudad y, la ciudad y la gente me miraba. No lo pensé
aprovechando el amplio mercado de ese sector, mucho al principio”, comentó.
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La madre se llama Eugenia y aunque parece 5 En los ejemplos que pensaron en el punto an-
tener muchos más, es una mujer de apenas terior, ¿qué papel juegan o podrían jugar las
37 años, que trabaja como empleada domésti- diversas instancias educativas?
ca por diez pesos la hora. Y para llegar a una
de las casas camina durante una hora, sacri-
ficio del que la suele salvar su hijo Fidel que
la lleva en la parrilla trasera de su bicicleta.
Su hermano más chico tiene 12 años, va al co-
legio Almirante Brown, y ahora a esa humilde
casa se sumó su hermana María, de 18 años,
que acaba de separarse de su marido y fue
en búsqueda de refugio para ella y su hijito
de un año y medio.
“Todavía no tenemos los documentos que tanto
necesitamos. La verdad, se nos complica para
recibirlos. Tenemos que ir a Córdoba, nos di-
jeron que los teníamos que esperar acá, pero
como no nos llegaron vamos a tener que via-
jar para reclamar, aunque no sé con qué plata,
porque no tenemos”, indicó Fidel, a la vez que
agregó: “Tenemos que pagar la luz y el alquiler
de 300 pesos y comprar la garrafa de gas. Mi
mamá trabaja, pero a veces no comemos mu-
cho y a veces no hay nada. De la Municipalidad
nos dan un bolsón, pero no nos alcanza”.

2 Analicen la nota en función de las ideas de-


sarrolladas. Localicen las distintas generaciones
en juego y los roles que ocupan.

3 ¿Qué ejemplos de la historia argentina se


muestran como puntos críticos o de inflexión
en los relatos de transmisión?

4 Elaboren un ejemplo de trasmisión miméti-


ca –copia o reproducción-, y otro de transmi-
sión lograda – “contrabandistas de memoria” en
los términos trabajados. Pueden basarse en la
biografía personal, ajena o en una construc-
ción hipotética.
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2.2. Autoridad: E
n este apartado nos proponemos analizar el pro-
blema de la autoridad pedagógica, entendida
como una de las principales temáticas teóricas edu-

el problema de la cativas actuales, por lo que puede pensarse como


eje común del conjunto de los temas que desarro-
llaremos.
autoridad pedagógica ¿Qué es lo que nos autoriza a educar? ¿Por qué con-
sideramos que podemos ponernos delante de los
otros para acompañarlos y guiarlos en un proceso
educativo? ¿Qué relación guarda la autoridad con la
transmisión? ¿Cómo se construye hoy una autoridad
pedagógica igualitaria, que establezca las distancias
óptimas entre los sujetos que participan? Estas son
algunas de las preguntas que debemos tener laten-
tes a lo largo de la lectura.
Vivimos en una época supuestamente signada por
una “crisis de la autoridad”, que en el terreno edu-
cativo lleva, por lo general, a la consolidación de dos
posiciones antagónicas: o bien se trataría de “recu-
perar” una autoridad perdida, aquella sostenida en
otros tiempos dorados, con otras instituciones, otros
sujetos y otros proyectos políticos más sólidos y me-
nos dispersos, o bien habría que “abandonar” el in-
tento de toda refundación de autoridad, accediendo
al aplanamiento de las relaciones maestro-alumno y
a la total simetría generacional/relacional. Estas dos
posiciones tienen efectos en el modo de plantear po-
sibles formas de establecer relaciones pedagógicas,
investigar acerca de la autoridad y promover desa-
rrollos profesionales.
A diferencia de estas dos posiciones, proponemos
pensar una alternativa que no renuncie al lugar de
autoridad de aquel que enseña como condición de
producción de sociedades más justas -que se dis-
tancia tanto de la copia fiel del pasado signado por
el vínculo autoritario como de la fuga a modelos más
próximos a un presente consumista- para inaugurar
un modo responsable, habilitante, emancipador, que
se traduzca en múltiples formas de hacer lugar a la
igualdad como potencia, a partir de la comprensión
de la autoridad como “autorización”.
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desarrollar en el niño cierto número de estados físi-
2.2.1. La autoridad como cos, intelectuales y morales, que exigen de él la so-
ciedad política en su conjunto y el medio especial al
imposición que está particularmente destinado”.
Esta posición determina con fuerza el lugar del edu-

L a historia, y muchas veces nuestra propia bio-


grafía, nos ha hecho desconfiar del término “au-
toridad” cuando se lo aplica a temas educativos:
cador (las generaciones adultas) y del educando (las
que no están todavía maduras para la vida social);
lugares que son tomados, en forma prioritaria, por
rápidamente se desliza hacia autoritarismo, y des- los adultos y los infantes respectivamente.
ata recuerdos e imágenes desagradables, silencios Partiendo de una separación absoluta entre los suje-
obligados y hasta humillaciones diversas. En estos tos intervinientes, se construyó así una figura docente
casos, la autoridad pedagógica aparece pura y ex- sin fisuras, que debía constituirse en ejemplo -físico,
clusivamente como un acto de imposición absoluta, biológico, moral, social, epistémico, etc.- de con-
omnímoda y omnipotente, un “porque lo digo yo”, ducta a seguir por sus alumnos. El alumno se definió
sin ningún lugar a un porqué, a una explicación, a como el sujeto incompleto, imposibilitado de respon-
un diálogo. sabilizarse por sus actos, sobre el cual el docente es-
Como todo, esta situación tiene un origen histórico. taba habilitado a ejercer su autoridad. Dice Durkheim
En la modernidad comenzó el proceso de diferencia- (1984): “La sociedad encuentra a cada nueva gene-
ción de las edades, y el colectivo “infancia” -y más ración en presencia de una tabla casi rasa, en la cual
tardíamente “juventud”- fue separado del de los ma- tendrá que construir con nuevo trabajo. Hace falta
yores. Así, se aportó a la construcción de su espe- que, por las vías más rápidas, al ser egoísta y asocial
cificidad diferenciándola de la adultez. Los menores que acaba de nacer, agregue ella otro capaz de llevar
fueron comprendidos como seres incompletos, lo una vida moral y social. He aquí cuál es la obra de la
que los convirtió en sujetos que debían ser educa- educación, y bien se deja ver toda su importancia”.
dos en instituciones específicas. Se construyó un su- Así, docente y alumno aparecen como las únicas
jeto pedagógico, el “alumno”, y se lo volvió sinónimo posiciones de sujetos educativos posibles. El maes-
de infante normal. Desde entonces, educar se enten- tro se presenta como el portador de lo que no porta
dió como completar al niño para volverlo adulto. Esto el alumno, y el alumno -construido sobre el infante-
llevó a una infantilización de todo aquel que, en cual- no es comprendido nunca en el proceso pedagógi-
quier circunstancia, ocupara el lugar de alumno (por co como un “igual” o “futuro igual” del docente, sino
ejemplo, el adulto analfabeto, el adulto que se for- indefectiblemente como alguien que siempre -aun
ma o capacita para trabajar como docente, el adulto cuando haya concluido la relación educativa- será
que concurre a actividades educativas comunitarias, menor respecto del otro miembro de la díada.
etc.). En este marco, la autoridad aparece como un La desigualdad es la única relación habilitada entre
dato natural y evidente, como una relación desigual los sujetos, negándose la coexistencia de planos de
constituyente del vínculo. igualdad o de diferencia. Esto estimula la construc-
Esta concepción se condice con la definición de ción de mecanismos de control y continua degrada-
educación presentada por Emilio Durkheim en 1911: ción hacia el subordinado: “el alumno no estudia, no
“La educación es la acción ejercida por las genera- lee, no sabe nada”. Cabe agregar, finalmente, que
ciones adultas sobre las que todavía no están ma- cuando este tipo de relación se establece entre el
duras para la vida social. Tiene por objeto suscitar y alumno y el docente, también se entabla entre el do-
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cente y sus superiores: la autorización sigue un ca-

m omento
r
mino jerárquico de un solo sentido, en el que los “ya
autorizados” autorizan a “los nuevos”. Al respecto,
un profesor puede decir “a mí no me tienen que au- de eflexión
torizar mis alumnos porque ya me autorizaron mis
docentes”, basándose en que entiende el proceso Les proponemos la lectura del siguiente po-
educativo como una operación mediante la cual los sible modelo de reglamento escolar5.
ya-Completos completan a los aún-Incompletos. Disciplina
De esta forma, el profesor se funde en la autoridad. • Formar en la fila, mirando la nuca del
Históricamente, esta situación se materializó en la de adelante, porque sólo querían ver una
obtención “de una vez y para siempre” del título ha- cabeza.
bilitante. Su tenencia autorizaba al portador a ense- • Ubicarse entre dos, uno un poco más bajo
ñar, y era dado y controlado en forma monopólica y otro un poco más alto. Pararse dentro de
por el propio aparato escolar con una fuerte inter- una baldosa, tomar distancia y estirar el bra-
vención estatal. El “título habilitante” marcaba una zo apenas rozando el hombro del compañero.
clara línea divisoria y establecía una jerarquía de au- • Levantar la mano para pedir la palabra. Y
toridad entre quienes habían sido formados por las esperar que sea dada. Pararse cuando entra
instituciones autorizadas y quienes podían ejercer la un adulto. Y merecer su generosidad para vol-
docencia de manera transitoria hasta tanto el cargo ver a sentarse.
fuera cubierto por alguien con autoridad plena. Así, • Cortarse el pelo a dos dedos del cuello de la
el docente gozaba de una autoridad “vitalicia” otor- camisa. Atarse y recogerse el cabello. Sacarse
gada por la tenencia de cierto capital institucionali- el flequillo de la cara.
zado que se materializaba en el título habilitante ex- • No usar jeans, ni pulseras, ni aros colgantes.
pedido por el Estado. Bajar los ruedos de los delantales, tensar las
En esta concepción, el docente se siente autorizado medias tres cuartos, subir la corbata hasta el
a enseñar lo que enseña “porque así lo dicen los que tope, ajustarse el último botón de la camisa.
saben”. La “actualización en contenidos” y la consti- • Referirse al otro de “Usted”, y recibir el mis-
tución del “buen gusto” son sus dispositivos de legi- mo trato.
timación más frecuentes, en cuyos debates ocupan • Saber que no se estaba en la cancha.
un lugar primordial la determinación de los saberes • El silencio ante todo: era a la vez el punto de
erróneos y obsoletos que deben ser quitados de la partida, la necesidad y el objetivo de la tarea.
escuela, la inclusión de los conocimientos “de pun- Un silencio que se buscaba siempre y en todo
ta” y el armado de un cierto canon escolar de sabe- lugar, que tapaba las voces interiores, que a
res y experiencias validadas por la Academia. veces se escuchaba tanto que ensordecía.
• Quietud permanente que sólo debía interrum-
pirse con movimientos medidos, controlados y
coordinados.
• Empujones, golpes menores, palmadas, tiro-
nes de orejas y patillas. Plantones, demoras y
retenciones.
• Degradaciones sutiles y efectivas, humillacio-
5 • Fuente: Di Pietro, Susana y Pineau, Pablo (2008): Aseo y presentación: un ensayo sobre la estética escolar, Buenos Aires, edición del autor.
Versión preliminar, Para uso interno Problemáticas de la educación contemporánea

42
nes y sadismos varios. Sentirse expuesto ante construcción de la autoridad. En caso de no en-
los otros, ante los pares, ante quienes luego contrar en su memoria películas, pueden basar-
sacarían provecho de la situación. se en obras literarias, series televisivas, etc.
De adultos, insólitamente, algunos añoran esos
muros que encerraban hasta ahogar, extrañan
la separación entre alumnos y docentes, entre
hombres y mujeres, reclaman el retorno de esa 2.2.2. Críticas y propuestas
autoridad absorbente y lamentan la pérdida de
aquel orden opresor que les daba seguridad
y garantías tan grises como el color de esas
paredes.
A lo largo del siglo XX se fueron constituyendo
críticas a la concepción de la autoridad como
imposición. La mayoría de ellas se refirieron al lu-
gar que se daba al alumno en tanto sujeto sobre el
1 Busquen datos en su biografía que podrían que se aplica una autoridad decidida y ejercida por
ampliar esta posible lista de normas. otros. En algunos casos -como explicaremos más
adelante- estas críticas fueron utilizadas para cons-
2 “La disciplina es la forma extrema de la truir la concepción de educación como satisfacción
forma de autoridad pedagógica moderna”. ¿Qué de demandas, muchas veces traicionando las posi-
argumentos pueden esgrimir para consolidar ciones político-pedagógicas de quienes las habían
esta afirmación? enunciado.

p mirar
Lorenzo Luzuriaga, un pedagogo español que se

ara
exilió en la Argentina luego de la Guerra Civil, pro-
ponía en la década del cincuenta -en clara oposi-
ción a la concepción durkheimiana- un rescate de
la juventud como motor de cambio social, contra
No sólo la literatura, sino también el cine, ha una generación adulta que debía aceptar su fracaso
dado muchos ejemplos de esta concepción de como condición imprescindible para la construcción
“autoridad” presente en el acto educativo. Les de una “nueva educación”.
proponemos ver dos clásicos como ejemplos, y En sus propias palabras: “En un mundo dividido como
analizar allí la concepción de autoridad presente: el actual, con conflictos agudos y antagonismos al
parecer irreductibles, la juventud es nuestra última
• “Los cuatrocientos golpes (Les quatre cents esperanza. El fracaso de los adultos al promover o no
coups, 1959), dir: François Truffaut. evitar dos guerras mundiales en poco más de vein-
• “El Muro” (The wall,1982), dir: Alan Parker te años es demasiado evidente para que podamos
tener fe en los hombres actuales. Al mismo tiempo,
Otras opciones pueden encontrarse en el Ar- los problemas de la posguerra en todos los órdenes
chivo Fílmico Pedagógico, http://www.bue- -políticos, económicos, sociales- se han ido acumu-
nosaires.gov.ar/areas/educacion/cepa/filmico. lando de tal modo, que los adultos de hoy parecemos
php?menu_id=16817 incapaces de resolverlos. […] La juventud es nuestra
Observen la lista de películas relacionadas con el última esperanza, nuestra única solución. Es necesa-
eje de Autoridad, ¿agregarían otra? ¿Por qué? rio que los adultos, en vista de sus fracasos, se reti-
Descríbanla brevemente focalizándose en la ren humildemente a un segundo plano y que dejen la
Versión preliminar, Para uso interno Problemáticas de la educación contemporánea

43
escena a las nuevas generaciones para que ensayen,
actúen e incluso se equivoquen. De los yerros ven- 2.2.3. La autoridad como
drán los aciertos. Tiempo tendrán para rectificar sus
errores, que desde luego difícilmente serán mayores satisfacción de demandas
que los nuestros” (Luzuriaga, 2002: 111 y ss.).

pescuchar E n las últimas décadas, las críticas a estas for-

ara
mas de autoridad condujeron a la generación de
nuevas formas en las que, a diferencia de los casos
anteriores, la autorización no se presenta como un
dato previo al encuentro educativo sino como el re-
En 1990, Ignacio Copani cantaba “A quién le im- sultado de su puesta en práctica. La escuela pierde
porta”, una canción de protesta ya un tanto su poder de autolegitimación como espacio educati-
demodée, en la que un alumno cuestionaba la vo, como institución que tiene algo específico y dis-
selección curricular propuesta por la escuela. tinto que decir, y ahora son los sujetos involucrados
En 1973 , Sui Generis, también desarrolló un (los alumnos, las familias, la comunidad), entendidos
himno que cuestionaba distintas dimensiones como consumidores, quienes en última instancia la
de la vida escolar. autorizan en función de la satisfacción de sus de-
Les proponemos escucharlas: mandas. Quedan habilitadas así formas de “autori-
dad a demanda”.
• “A quién le importa” Ignacio Copani. Disco: Co- En las últimas décadas, la llegada de las teorías em-
pani (1990) http://youtu.be/DriXoILGwtE presariales al campo educativo parece haber fundi-
• “Aprendizaje” Sui Generis. Disco: Confesiones do el concepto de “Autoridad” en el de “Control de
de un invierno (1973) http://youtu.be/OK2x2lLsljw Calidad”. En consonancia con esto, las políticas re-
formistas de los noventa caracterizaron a los mo-

m omento
delos anteriores como “gestión burocrática” ejem-

de reflexión
plificados en currículum centralizados que no se
aplicaban o se aplicaban mal. Uno de los modelos
que se contrapuso fue el de la “gestión por resulta-
dos” mediante definición de estándares o dispositi-
1 Busquen textos, imágenes, historietas o can- vos de evaluación de la calidad según parámetros
ciones en los que puedan encontrarse impug- internacionales supuestamente objetivos.
naciones a la concepción clásica de autoridad. Junto a esto, la “autoridad vitalicia” que otorgaba la
Identifiquen regularidades entre ellos (época de tenencia de un cierto capital institucional -ejemplifi-
escritura, género al que pertenecen, autores y cado en el título habilitante- comenzó a ser horadada
movimientos, etc.). por el discurso de la profesionalización docente y por
la generalización de la idea de la obsolescencia de
2 Tomen las citas presentadas de Durkheim, los conocimientos que trasmiten las agencias educa-
Luzuriaga, Copani y Sui Generis. Indaguen en tivas. Por ejemplo, en los últimos años se ha introdu-
sus períodos de producción y establezcan rela- cido en América Latina la discusión sobre las carreras
ciones entre las situaciones contextuales y sus docentes, en cuyo marco se cuestiona la idea de que
consideraciones sobre la autoridad pedagógica. sea el título y la antigüedad -es decir, la acumulación
Versión preliminar, Para uso interno Problemáticas de la educación contemporánea

44
de experiencia reconocida bajo la forma del “ascen- los cuales nos encontramos, por la fuerza inexorable
so” y de aumentos de salarios- la forma principal del de las cosas, en una situación de diferenciación natural
reconocimiento de la trayectoria profesional. Asisti- connotada en términos de superioridad, y tenemos
mos entonces a la intensificación de los requisitos de incluso la impresión de que no existe una educación,
capacitación y de actualización profesional y, más re- familiar o escolar, sin una dimensión de disimetría, sin
cientemente, a las propuestas que insisten en la ne- el reconocimiento de una especie de desnivel que es
cesidad de que los docentes se sometan a evalua- el único que parece hacer posibles la autoridad y la
ciones periódicas. En la misma línea se encuentra la transmisión. Sin embargo, también sabemos que no
tendencia a asociar carreras docentes a los resulta- podemos ni debemos vivir en adelante esta relación
dos en los aprendizajes de los alumnos. La autoridad en la modalidad que va vinculada, en las sociedades
vitalicia que se consolidaba e incrementaba por el tradicionales, a la relación de los superiores naturales
paso del tiempo es suplantada por una noción de au- (o quienes se presentaban a sí mismos de ese
toridad que debe ser validada y renovada periódica- modo) con los inferiores. Y no podemos hacerlo en
mente, lo que en algunas propuestas implica some- la medida en que, también aquí, el trabajo de la
terla a criterios externos como es el cumplimiento de igualdad ha llevado a cabo su labor, aunque por otras
“estándares” para los docentes y para los alumnos. vías. [....] Toda la dificultad reside entonces en esto:
Si bien en estos temas están imbricadas numerosas el régimen de la equiparación, que ya forma parte de
dimensiones, nos interesa recorrerlas desde la pers- las costumbres, encuentra por sí mismo sus propios
pectiva de la autoridad, ya sea estatal, docente e in- límites que no puede, sin embargo, fijar con claridad.
cluso curricular. Tanto las propuestas de evaluación (Jacquard, Menent y Renaut, 2004)
de desempeño como aquellas que proponen aso-
ciar las carreras profesionales al rendimiento de los
alumnos, desplazan la autoridad de una legitimidad
burocrática -que como tal se asienta en normas y en
M ás allá de estas críticas, también sabemos que
es imposible una propuesta educativa sin au-
toridad. De acuerdo a Richard Sennett (1982) la au-
procedimientos-, hacia una legitimidad basada en la toridad no es sólo cuestión de la credibilidad y la le-
responsabilidad por los resultados cercana al “con- gitimidad que tiene quien la ejerce, sino también de
trol de calidad”, es decir, en una autoridad sostenida las necesidades por parte de quienes la padecen de
en el cumplimiento de compromisos verificables es- sentirse habilitados por ella. Como sostienen los au-
tablecidos previamente. tores en la cita que encabeza este apartado, la caída
de las formas tradicionales y autolegitimadoras de
la autoridad educativa debe permitir la construcción
de nuevas formas que den respuesta a los cuestio-
2.2.4. Una nueva propuesta: namientos, sobre todo respecto del establecimiento
de nuevos posicionamientos en el plano de la igual-
la apuesta a la autorización dad entre los sujetos intervinientes. El docente debe
hacerse cargo de su ineludible ejercicio de autoridad
La enorme confusión en la que actualmente estamos para la concreción del acto educativo, y las institu-
inmersos en los espacios en los que se desarrolla la ciones educativas deben volverse un lugar autoriza-
educación, es decir, la familia y la escuela, procede al do pero no autoritario, que no disuelva las asimetrías
menos en gran parte de esta circunstancia ineludible. En sino que las vuelva motor de trabajo, y las ponga
la educación, nos relacionamos, en efecto, con seres ante en diálogo y fricción con las otras formas de rela-
Versión preliminar, Para uso interno Problemáticas de la educación contemporánea

45
ción (igualdad, diferencia, autonomía) entre alumnos autorizado a enseñar lo que enseña “porque está en
y maestros. el programa”. El supuesto es que quien lo ha determi-
Etimológicamente, el término “autoridad” -autoritas- nado en la esfera estatal goza de la legalidad y la legi-
proviene de la palabra latina auctor -autor-, que a su timidad para hacerlo, y de esta forma irradia la autori-
vez viene del verbo augere, que significa “hacer au- dad a los que deben llevarlo a cabo. A su vez, habilita
mentar, hacer crecer”. Es decir, que el origen de la dispositivos de control sobre el resto de los elemen-
palabra no es “mandar”, sino “hacer crecer”. Ya he- tos, como la aprobación de los libros de texto.
mos dicho que la cadena principal de interpretación Esta forma de autorización muestra sus facetas más
fue “autoridad-autoritarismo-imposición-desigual- conflictivas especialmente en aquellos campos del
dad plena”. Pero vale recordar que pueden pensar- saber más “opinables”, en los cuales no hay un cla-
se otras más fértiles a la hora de problematizar esta ro referente académico. Un ejemplo clásico en la es-
cuestión, y que están presentes en la raíz del térmi- cuela media es la enseñanza de los saberes vincu-
no. Específicamente, creemos fértil indagar en la ca- lados con la educación sexual o con la formación
dena “autoridad-autorizar-autorizarse”. ciudadana. Para el caso argentino, el de la formación
Analicemos a continuación algunas de las respues- ciudadana es uno de los que más ha cambiado de
tas actuales posibles. Por supuesto, debe recordar- denominación a lo largo de los años en consonancia
se que no son excluyentes entre sí, y en las prácti- con los cambios políticos. Se lo ha llamado Instruc-
cas concretas admiten miles de matices. ción Cívica, Doctrina Nacional y Cultura Ciudadana,
Educación Democrática, Estudios de la Realidad So-
cial Argentina (ERSA), Formación Cívica, Formación
Moral y Cívica, Educación Cívica y Formación Ética
2.2.4.1. Las formas “a oferta” y Ciudadana, entre otras.
Así, esta posición hace que la problemática educati-
La autorización estatal va quede demasiado sujeta a los avatares políticos,
y -como nuestra historia lo demuestra- esto puede

N os estamos refiriendo aquí a la operación de


autorización del docente mediante la esfera
política de los Estados modernos. La concepción
favorecer procesos sociales autoritarios al no existir
formas de contralor del accionar estatal.

de la educación como un juego de deberes y dere- La autorización académica


chos, la constitución del Estado educador como su
garante, el establecimiento del andamiaje jurídico En este caso, nos referimos a la operación por la que
-leyes y decretos- y administrativo -Ministerios, se- quienes están autorizados a determinar qué enseñar
cretarías y demás instancias burocráticas- fomen- son aquellos que ocupan un sitial destacado en la
tan esta concepción. producción de saberes “académicos” -sean cientí-
El Estado se vuelve el gran agente de determinación ficos o expresivos-. Son los expertos, los “sabios”,
curricular, basado en su condición de ser el órgano quienes otorgan la autoridad al docente.
representativo de la soberanía popular. De esta for- Universidades, centros de investigación y asociacio-
ma, sanciona la enseñanza obligatoria de ciertos sa- nes científicas, así como las instituciones legitimadas
beres que se consideran necesarios para la formación del campo artístico -críticos literarios, museos, fun-
de la ciudadanía. Su materialización son los planes y daciones- construyen un cierto “buen saber” cientí-
currículos “oficiales”. El docente se siente entonces fico y estético que la escuela debe trasmitir. En este
Versión preliminar, Para uso interno Problemáticas de la educación contemporánea

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caso, el docente se siente autorizado a enseñar lo los alumnos a los cuales va a enseñársele. Así, lo
que enseña “porque así lo dicen los que saben”. que se enseña está autorizado por su capacidad
La “actualización en contenidos” y la constitución del para responder a las características individuales y
“buen gusto” son sus dispositivos de autorización personales de los alumnos, tales como su nivel evo-
más frecuentes. En sus debates, ocupan un lugar pri- lutivo, sus intereses y gustos, la cercanía a sus mun-
mordial la determinación de los saberes erróneos y dos y prácticas, o la utilidad y aplicación que pue-
obsoletos que deben ser quitados de la escuela, la dan darle. La psicologización de la pedagogía a lo
inclusión de los conocimientos “de punta” y de las largo del siglo XX fue la base del fortalecimiento de
nuevas teorías y el armado de un cierto canon escolar esta posición, ejemplificada en la canción de Ignacio
de saberes y experiencias validados por la Academia. Copani presentada más arriba. Esta forma de auto-
Desde perspectivas críticas, es posible denunciar rización abre una instancia de negociación con los
que la supuesta “objetividad” que otorga la cientifi- alumnos entre lo que se pretende enseñar y lo que
cidad a esta forma de autoridad en realidad encubre ellos quieren/pueden aprender. A diferencia de los
luchas sociales e impone como válida para el con- casos anteriores, la autorización no es un dato pre-
junto una visión del mundo que responde a un cierto vio al encuentro educativo, sino un resultado de su
grupo. Un buen ejemplo de esto es, sencillamente, puesta en práctica: el docente no está autorizado de
considerar que la ciencia es el mejor saber posible. antemano; debe autorizarse en el acto.
A la autoridad estatal y a la autoridad académica es En los últimos años, al calor del neoliberalismo y de
necesario sumar, para algunos casos concretos -a ciertas lecturas autodenominadas “constructivistas”,
veces en sintonía y a veces en oposición- la autori- esta posición muchas veces fundió ambos térmi-
dad eclesial, que hablita su imprimatur para la ense- nos y creyó que debía enseñarse lo que los alumnos
ñanza y circulación de ciertos saberes. querían aprender. Se habilitaron formas pedagógi-
Más allá de sus diferencias, estas tres formas de au- cas de “satisfacción de la demanda”, o de “atención
torización, que dominaron los debates en el pasado, al cliente”, que pusieron en duda la función escolar
comparten su condición de ser formas “a oferta”; de “abrir el mundo” a las nuevas generaciones. Phi-
esto es, formas con una fuerte capacidad proposi- lippe Meirieu (1998) critica fuertemente las prácticas
tiva que generaba prácticas educativas que creían pedagógicas basadas en los “intereses del sujeto”
tener “algo bueno para dar a sus alumnos”. Por su- al sostener que: “Atender sus peticiones, someterse
puesto, esto fue una puerta abierta a variadas y crea- a sus necesidades, proponerle tan sólo aquello que
tivas formas de represión, censura y autoritarismo. tiene ganas de hacer y que ya es capaz de hacer, es
arriesgarse a mantenerlo en un estado de dependen-
cia, incluso en una vida vegetativa en la que, priva-
do de exigencias, se dejará caer al nivel más bajo.
2.2.4.2. Las formas “a La educación, entonces, se reduciría a la contempla-
ción embobada de unas aptitudes que se despiertan;
demanda” ratificaría todas las formas de desigualdad y dejaría
a los ‘hombrecitos’ completamente inermes, incapa-
La autorización psicológica ces de entender lo que ocurre, privados de voluntad
y prisioneros de sus caprichos y de toda clase de

E sta forma de autorización pedagógica pone su


centro no ya en los saberes a trasmitir, sino en
manipulaciones demagógicas”.
Versión preliminar, Para uso interno Problemáticas de la educación contemporánea

47
La autorización institucional por definición, tratar de comunicárselo a todos”.
A estas últimas formas de autorización “a demanda”,
También en los últimos años se vio fortalecida una podemos sumar la llamada “autorización familiar”,
posición que basa la autoridad del docente en los vinculada a la idea de la autoridad incuestionable de
acuerdos que éste pudo alcanzar con los sujetos “la familia” en las cuestiones educativas. Por un lado,
con los que se relaciona. A diferencia de las posicio- esta posición se basa en una concepción “ideal” y
nes “a oferta”, en las que los criterios de autoridad ahistórica de la institución familiar y, por otro, limita
eran muy lejanos -el Estado, la Ciencia, la Acade- las posibilidades de ampliación de los universos cul-
mia, el Dogma-, esta posición se basa en la cerca- turales con los que concurren sus alumnos. En mu-
nía de concertación de los involucrados directos. La chos casos, los “intereses” de los alumnos, las fa-
propuesta del docente es un acuerdo idiosincráti- milias o las comunidades son comprendidos como
co entre sus propias posiciones, las de sus colegas, elementos innatos y asociales a los que debe some-
las de los directivos y las de los alumnos y los pa- terse la totalidad del accionar educativo. Esto es, no
dres, englobados todos en el término “comunidad se concibe lo que interesa como producto de expe-
escolar”. A su vez, implica un trabajo del sujeto en riencias sociales como el consumo y los medios de
la autorización, que ya no le es externa y dada por comunicación, sino como marcas identitarias pro-
un ajeno, sino resultado de su propio accionar. Una pias y personales, “verdaderas”, que deben ser res-
de sus manifestaciones materiales son los PEI (Pro- petadas a rajatabla, por lo que todo intento de cues-
yecto Educativo Institucional), entendido como los tionamiento y modificación es una práctica educativa
acuerdos alcanzados por las partes involucradas. El autoritaria entendida como “imposición”.
docente se siente autorizado a enseñar lo que en- A nuestro entender, estas posiciones son mezquinas
seña porque está en el PEI, un contrato pedagógi- porque se corren de la función de “abrir el mundo”
co de validez local. En esta operación lo comunitario a las nuevas generaciones implicada en todo acto
sustituye a lo general, a lo “objetivo”, como criterio educativo y, por consiguiente, dificultan el ejercicio
de autoridad. Como en el caso anterior, esta forma de ciertos derechos. En una posición que acerca pe-
de autorización puede ser fuertemente solidaria con ligrosamente la educación al marketing y al geren-
las posiciones neoliberales, al sostener que lo que la ciamiento empresarial y que convierte a los alumnos
escuela debe enseñar es lo que la comunidad quiere y la comunidad en “consumidores inteligentes” que
aprender y así limitar su accionar a responder a su saben todo lo que necesitan, por lo que concurren al
horizonte de expectativas cercano. Su mayor riesgo mercado educativo a saciar “demandas previas” in-
es la atomización y fragmentación del sistema, en el cuestionables, a cuya satisfacción debe limitarse el
que cada escuela enseña lo que considera, perdien- acto educativo.
do la dimensión de lo común que implica toda pro-
puesta educativa democrática.
Dice Meirieu (1998) en defensa de la universalidad
del currículum: “Porque sería una extraña educación 2.2.5. Reponiendo la trama
aquella que renunciase de golpe al horizonte posi-
ble de una dimensión universal en la que pudiera ha-
ber concordancia entre los hombres […] Enseñar es
tratar de comunicar lo más grande y lo más hermo-
H emos realizado una genealogía de la escuela
que encuentra su presente en crisis. Esta crisis
radica en la naturalización que se hace de la escuela
so que los hombres han elaborado pero también es, y es por eso que nos interesa pensar en términos de
Versión preliminar, Para uso interno Problemáticas de la educación contemporánea

48
genealogía, que en nuestros días se expresa como ticulares de cada población, permiten encontrar fácil
el pasaje de la “autorización por oferta” a la “autori- respuesta en el paradigma neoliberal, produciéndo-
zación por demanda”. se una segmentación cualitativa más que cuantita-
Como vimos, por un lado, a lo largo del siglo XX fue- tiva. Ahora bien, dicha segmentación se materializa
ron hegemónicas las formas de legitimación susten- en fragmentación: el mapa educativo se interpreta
tadas en la autoridad estatal, académica y eclesial, como la yuxtaposición de distintos nichos que de-
que tenían en común la cualidad de basarse en “la mandan un tipo de educación; la analogía con el su-
oferta"; es decir, formas con una fuerte capacidad permercado es evidente. ¿Cómo se ven validados
propositiva que producían una escuela convencida estos conocimientos? De la habilitación del Estado
de tener algo bueno para dar a sus alumnos, y que, a se ha pasado a una habilitación del mercado: todo
su vez, posibilitaban distintas formas de represión y puede ser ahora enseñado; siempre y cuando haya
autoritarismo. Por otra parte, el afianzamiento de las quien esté dispuesto a aprenderlo. ¿Qué tipo de re-
teorías neoliberales y empresariales en el área edu- conocimiento que no sea económico se podrá per-
cativa concatenaron la idea de autoridad con la de cibir? ¿El tipo de reconocimiento que los docentes
control de calidad, lo que hizo que la escuela pier- reclamamos se ajusta a la concepción neoliberal del
da su poder de autolegitimación como espacio edu- conocimiento? ¿Cómo se lee e imparte el reconoci-
cativo, como institución que tiene algo específico y miento cuando la educación tiende a ser la satisfac-
distinto que decir, y situó a los sujetos consumido- ción ciega de una demanda?
res (los alumnos, las familias, la comunidad) como
quienes en última instancia la autorizan en función
de la satisfacción de sus demandas. Quedan habili-
tadas así formas de autoridad “a demanda”. La idea 2.2.6. A modo de conclusión
de formación permanente y de organismos exter-
nos de evaluación se instala en el sistema educa- Hasta en un nivel humilde -el del maestro de escuela-
tivo. En simultáneo con esta búsqueda externa de enseñar, enseñar bien, es ser cómplice de una posibilidad
eficiencia -búsqueda en el modelo empresarial- se trascendente. Si lo despertamos, ese niño exasperante de la
produce una recapitulación en los mecanismos de última fila tal vez escriba versos, tal vez conjeture el teorema
legitimación docente: desdibujada ya la tríada Esta- que mantendrá ocupados a los siglos. (Steiner, 2004)
do-Academia-Iglesia, la escala se acota: la propues-
ta pedagógica del docente pasa a ser un acuerdo
idiosincrásico entre los miembros de la “comunidad
escolar”. A su vez, el sujeto queda implicado en la
E n este apartado hemos revisado la problemática
de la autoridad pedagógica desde la perspecti-
va de la autorización del docente, en una fuerte ten-
autorización, ya que deja de ser externa y dada por sión entre el autoritarismo castrador (“porque lo digo
alguien de afuera para pasar a ser, en parte, el resul- yo”) y la demagogia condescendiente (“porque vos
tado se su propia práctica. Lo común cede frente a lo querés”); entre la autorización externa jerárquica y
lo local y cercano: la atención a las demandas parti- la autorización local situacional; entre la autorización
culares. En este análisis aparecen de vuelta las cate- “de una vez y para siempre” y la autorización inesta-
gorías de lo particular (autoridad como cualidad, au- ble y en construcción.
toridad carismática) y lo general (efecto institucional, En debate a la vez con la concepción “natural” de la
autoridad burocrática). autoridad y con las nociones que provienen del neo-
La atención a la diversidad y a las necesidades par- liberalismo y sus discursos asociados, proponemos
Versión preliminar, Para uso interno Problemáticas de la educación contemporánea

49
nuevas formas de autoridad docente que acepten su res. Esos intérpretes se animan a “legislar” so-
condición de puesta en discusión, que no por eso bre lo que vale la pena enseñar y aprender, a
se deriven de otros externos al propio sujeto, como construir una autoridad cultural y pedagógica,
los estándares objetivos, la evaluación de resulta- y al mismo tiempo evitan la tentación autori-
dos, la satisfacción de las demandas de los alumnos taria sosteniendo que esas normas permanez-
o la comunidad ni la adecuación a los intereses de can abiertas a lo que las nuevas perspecti-
aquellos. Creemos que el docente debe ser alguien vas y generaciones van aportando.” (Dussel y
que se sienta autorizado a serlo. Y, como tal, que se Southwell, 2008)
sienta capaz de autorizarles mundos a sus alumnos.
De acuerdo a esto, como sostiene la cita de Stei- 1 ¿En qué situaciones cotidianas de su prác-
ner, la mejor forma de autorización es la que se des- tica o de colegas pueden visibilizar esta ten-
prende de creer que el acto educativo vale la pena y sión?
que puede inaugurar condiciones inesperadas. Así, Tenti Fanfani (2004) encuentra un par de
si en la primera clase es lícito que el docente deter- oposición para pensar la autoridad: cualidad
mine qué enseñar en uso de su autoridad pedagó- intrínseca de los sujetos vs. efecto institucional.
gica, debe ser un fuerte objetivo que a lo largo del Senett (2006) presenta también un par de
desarrollo del curso se expliquen los porqués y, a análisis, partiendo de una concepción weberia-
su vez, aceptar que los alumnos pueden compren- na de la autoridad: autoridad burocrática -la
derlos, pero no necesariamente compartirlos. Y que institución se hace responsable de mí, y es por
también, en este último caso, no necesariamente el ello que obedezco voluntariamente- vs. autori-
docente debe modificarlos. dad carismática –la relación me completa en lo
En ese juego irreductible de posiciones y sujetos, los que carezco, y es por ello que obedezco volun-
habremos autorizado a crecer. Y lo habremos hecho tariamente. Ahondando en la crisis de autori-
nosotros también. dad, el autor la lee como el divorcio entre po-

m
der y autoridad -cualesquiera de las dos antes
omento
de reflexión
mencionadas-; para esto elabora el concepto de
institución mp3, donde las relaciones de poder
existen, pero aparecen invisibilizadas.

Frente al sentimiento de crisis, ocurre habi- 2 ¿Qué ejemplos encuentran para cada una de
tualmente una solución instantánea: volver a estas categorías? ¿Cuáles de los conceptos de
la situación donde la autoridad no estaba en estos dos autores se relacionan con los pre-
cuestionamiento; pero la añoranza del pasa- sentados en los apartados previos?
do, la vuelta a la tradición, no es efectiva. Una Autoridad. Acción y autonomía. ¿En qué se
construcción contemporánea posible, sin caer piensa cuando en la actualidad se habla de
en el autoritarismo, es la que proponen Dussel autoridad? Cuáles son los parámetros y pers-
y Southwell: “En vez de convertirnos en celosos pectivas al momento de concebir en la escuela
guardianes de un pasado al que no deberíamos quién es el que “manda” y quién el “subordina-
querer volver, habría que buscar autorizarnos do”. Qué paradojas y contradicciones se pre-
como intérpretes y puentes que dibujen otros sentan en el discurso escolar cada vez que se
cruces entre las generaciones y entre los sabe- invoca (casi como a los dioses) a la imprescin-

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