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CULTIVEMOS RELACIONES SALUDABLES CON LOS HERMANOS DE LA

IGLESIA
“Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las
oraciones” (Hechos 2:42).

Poder llevarnos bien con los demás en la iglesia requiere compromiso. Solo el Espíritu Santo puede crear la
comunión verdadera entre los creyentes, pero la cultivamos con las elecciones que hacemos y los
compromisos que asumimos. Pablo señala esta doble responsabilidad: “solícitos en guardar la unidad del
Espíritu en el vínculo de la paz;…” (Ef 4:3). Para producir una atmósfera cristiana que perpetúa el amor se
necesita tanto el poder de Dios como nuestro esfuerzo.

Por desgracia, muchas personas se crían en familias con problemas y, por lo tanto, carecen de las habilidades
relacionales necesarias para la comunión verdadera. Debemos aprender cómo llevarnos bien y entablar
relaciones con otros miembros de la familia de Dios.

“para que si tardo, sepas cómo debes conducirte en la casa de Dios, que es la iglesia del Dios viviente, columna y
baluarte de la verdad” (1 Timoteo 3:15).

Para poder llevarte bien con los demás, necesitas tomar algunas decisiones difíciles y arriesgarte.

1. Cultivar buenas relaciones con los demás requiere sinceridad.

“Hermanos, si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu de
mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado. Sobrellevad los unos las cargas de los
otros, y cumplid así la ley de Cristo” (Gálatas 6:1-2).

Debes estar lo suficientemente interesado para decir la verdad fraternalmente, incluso cuando prefieras pasar
por alto un problema o no tratar un asunto espinoso. Muchas personas persisten en sus conductas
autodestructivas porque no tienen a nadie que las ame lo suficiente como para decirles la verdad (aunque
duela).

“sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo,… Por lo cual,
desechando la mentira, hablad verdad cada uno con su prójimo; porque somos miembros los unos de los otros”
(Efesios 4.15, 25).

A veces surge un asunto que puede provocar tensión o incomodidad y lo pasan por alto. La comunión
verdadera es el resultado de una franqueza amorosa, ya se trate de un matrimonio, una amistad o tu iglesia.
Cuando un conflicto es bien manejado y se encaran y solucionan las diferencias, se estrechan las
relaciones.

“El que reprende al hombre, hallará después mayor gracia Que el que lisonjea con la lengua” (Proverbios 28:23).

La franqueza no debe ser una licencia para decir lo que a uno se le antoja, dondequiera y cuando quiera. Eso
es descortés. Las palabras irreflexivas dejan cicatrices profundas (1 Timoteo 5.1-2).

2. Cultivar buenas relaciones requiere humildad.

Nada destruye la comunión tan rápido como la arrogancia, la autocomplacencia y el orgullo empedernido. El
orgullo construye paredes entre las personas; la humildad construye puentes.

“Igualmente, jóvenes, estad sujetos a los ancianos; y todos, sumisos unos a otros, revestíos de humildad; porque: Dios
resiste a los soberbios, Y da gracia a los humildes” (1 Pedro 5.5).
Este es otro motivo por el que debemos ser humildes: el orgullo bloquea la gracia de Dios en nuestra vida,
la que necesitamos para crecer, cambiar, sanar y ayudar a los demás. Es una manera peligrosa de vivir.

Podemos desarrollar la humildad de manera práctica: reconociendo nuestras debilidades, siendo tolerantes
con las debilidades de otros, estando dispuestos a ser corregidos y destacando lo que hacen los demás.

La humildad no es pensar menos de ti mismo sino pensar menos en ti mismo. Humildad es pensar más en
los demás.

3. Cultivar buenas relaciones requiere amabilidad.

La cortesía o amabilidad consiste en respetar nuestras diferencias, tener consideración por los sentimientos
de otras personas y ser tolerantes con las que nos molestan.

“Que a nadie difamen, que no sean pendencieros, sino amables, mostrando toda mansedumbre para con todos los
hombres” (Tito 3:2).

En todo lugar siempre habrá por lo menos una persona “difícil”. Podríamos llamarlas personas NGE: que
“necesitan gracia extra”. Dios puso a tales personas en medio de nosotros para nuestro beneficio como para
el de ellas. Son una oportunidad para el crecimiento y poner a prueba la comunión. Los miembros de una
familia se aceptan porque pertenecen a la misma familia. Defendemos y protegemos la familia.

“Amaos los unos a los otros con amor fraternal; en cuanto a honra, prefiriéndoos los unos a los otros” (Romanos 12:10).

4. Cultivar buenas relaciones requiere discreción.

Para que las personas sean sinceras y expresen sus más profundas penas, necesidades y errores, se requiere
una atmósfera segura que las haga sentirse cálidamente aceptadas y donde puedan desahogarse con
confianza. La discreción no implica permanecer en silencio si nuestro hermano peca. Significa que lo que
se expresa dentro del grupo no sale fuera de él, que el grupo tratará el asunto internamente y nadie saldrá a
contar chismes.

“El hombre perverso levanta contienda, Y el chismoso aparta a los mejores amigos” (Proverbios 16:28).

Los chismes provocan sufrimiento y divisiones, y destruyen la comunión. Dios es claro: debemos enfrentar
“al que cause divisiones” (Tit 3.10). Estas personas pueden enojarse y abandonar el grupo o la iglesia cuando
se las amonesta por sus acciones divisivas, pero el compañerismo de la iglesia es más importante que
cualquier individualidad.

5. Cultivar buenas relaciones requiere contacto frecuente.

Para tener buenas relaciones con los demás, debes invertir tiempo.

“no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que
aquel día se acerca” (Hebreos 10:25).

Debemos desarrollar el hábito de reunirnos. Un hábito es algo que hacemos con frecuencia y regularidad, no
ocasionalmente. Debemos pasar tiempo juntos para construir relaciones sólidas. Las buenas relaciones no se
construyen sobre la conveniencia (“nos reuniremos cuando nos parezca”), sino que se apoya en la
convicción de que la comunidad es necesaria para la salud espiritual. Al principio, los cristianos ¡se reunían
todos los días!

“Y perseverando unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan en las casas, comían juntos con alegría y sencillez
de corazón,” Hechos 2:46).
CULTIVEMOS RELACIONES SALUDABLES CON LOS HERMANOS DE LA
IGLESIA
“Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las
oraciones” (Hechos 2:42).

Poder llevarnos bien con los demás en la iglesia requiere _______________________. Solo el Espíritu Santo
puede crear la comunión verdadera entre los creyentes, pero la cultivamos con las elecciones que hacemos
y los compromisos que asumimos. Pablo señala esta doble responsabilidad: “solícitos en guardar la
unidad del Espíritu en el vínculo de la paz;…” (Ef 4:3). Para producir una atmósfera cristiana que perpetúa
el amor se necesita tanto el poder de ______________ como nuestro _______________________.

Por desgracia, muchas personas se crían en familias con problemas y, por lo tanto, carecen de las
_______________________ relacionales necesarias para la comunión verdadera. Debemos aprender cómo
llevarnos bien y entablar relaciones con otros miembros de la familia de Dios.

“para que si tardo, sepas cómo debes conducirte en la casa de Dios, que es la iglesia del Dios viviente, columna y
baluarte de la verdad” (1 Timoteo 3:15).

Para poder llevarte bien con los demás, necesitas tomar algunas decisiones difíciles y arriesgarte.

1. Cultivar buenas relaciones con los demás requiere _______________________.

“Hermanos, si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu de
mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado. Sobrellevad los unos las cargas de los
otros, y cumplid así la ley de Cristo” (Gálatas 6:1-2).

Debes estar lo suficientemente interesado para decir la verdad fraternalmente, incluso cuando prefieras pasar
por alto un problema o no tratar un asunto espinoso. Muchas personas persisten en sus conductas
autodestructivas porque no tienen a nadie que las ame lo suficiente como para decirles la verdad (aunque
duela).

“sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo,… Por lo cual,
desechando la mentira, hablad verdad cada uno con su prójimo; porque somos miembros los unos de los otros”
(Efesios 4.15, 25).

A veces surge un asunto que puede provocar tensión o incomodidad y lo pasan por alto. La comunión
verdadera es el resultado de una franqueza amorosa, ya se trate de un matrimonio, una amistad o tu iglesia.
Cuando un conflicto es bien manejado y se encaran y solucionan las diferencias, se estrechan las
relaciones.

“El que reprende al hombre, hallará después mayor gracia Que el que lisonjea con la lengua” (Proverbios 28:23).

La franqueza no debe ser una licencia para decir lo que a uno se le antoja, dondequiera y cuando quiera. Eso
es _______________________. Las palabras irreflexivas dejan ________________________ profundas.

2. Cultivar buenas relaciones requiere _______________________.

Nada destruye la comunión tan rápido como la arrogancia, la autocomplacencia y el orgullo empedernido. El
orgullo construye paredes entre las personas; la humildad construye _______________________.

“Igualmente, jóvenes, estad sujetos a los ancianos; y todos, sumisos unos a otros, revestíos de humildad; porque: Dios
resiste a los soberbios, Y da gracia a los humildes” (1 Pedro 5.5).
Este es otro motivo por el que debemos ser humildes: el orgullo bloquea la gracia de Dios en nuestra vida,
la que necesitamos para crecer, cambiar, sanar y ayudar a los demás. Es una manera peligrosa de vivir.

Podemos desarrollar la humildad de manera práctica: reconociendo nuestras debilidades, siendo tolerantes
con las debilidades de otros, estando dispuestos a ser corregidos y destacando lo que hacen los demás.

La humildad no es pensar menos de ti mismo sino pensar menos en ti mismo. Humildad es pensar más en
los ____________________.

3. Cultivar buenas relaciones requiere ________________________.

La cortesía o amabilidad consiste en respetar nuestras ________________________, tener


_______________________ por los sentimientos de otras personas y ser ________________________con
las que nos molestan.

“Que a nadie difamen, que no sean pendencieros, sino amables, mostrando toda mansedumbre para con todos los
hombres” (Tito 3:2).

En todo lugar siempre habrá por lo menos una persona “____________________”. Podríamos llamarlas
personas NGE: que “necesitan gracia extra”. Dios puso a tales personas en medio de nosotros para nuestro
_____________________ como para el de ellas. Son una oportunidad para el crecimiento y poner a prueba
la comunión. Los miembros de una familia se aceptan porque pertenecen a la misma familia. Defendemos y
protegemos la familia.

“Amaos los unos a los otros con amor fraternal; en cuanto a honra, prefiriéndoos los unos a los otros” (Romanos 12:10).

4. Cultivar buenas relaciones requiere _______________________.

Para que las personas sean sinceras y expresen sus más profundas penas, necesidades y errores, se requiere
una atmósfera segura que las haga sentirse cálidamente aceptadas y donde puedan desahogarse con
confianza. La discreción no implica permanecer en silencio si nuestro hermano _____________. Significa
que lo que se expresa dentro del grupo no sale fuera de él, que el grupo tratará el asunto internamente y nadie
saldrá a contar chismes.

“El hombre perverso levanta contienda, Y el chismoso aparta a los mejores amigos” (Proverbios 16:28).

Los ____________________ provocan sufrimiento y divisiones, y destruyen la comunión. Dios es claro:


debemos enfrentar “al que cause divisiones” (Tit 3.10). Estas personas pueden enojarse y abandonar el grupo
o la iglesia cuando se las amonesta por sus acciones divisivas, pero el compañerismo de la iglesia es más
importante que cualquier individualidad.

5. Cultivar buenas relaciones requiere contacto _____________________.

Para tener buenas relaciones con los demás, debes invertir ____________________.

“no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que
aquel día se acerca” (Hebreos 10:25).

Debemos desarrollar el hábito de reunirnos. Un hábito es algo que hacemos con _____________________ y
regularidad, no ocasionalmente. Debemos pasar tiempo juntos para construir relaciones sólidas. Las buenas
relaciones no se construyen sobre la conveniencia (“nos reuniremos cuando nos parezca”), sino que se apoya
en la convicción de que la comunidad es necesaria para la salud espiritual. Al principio, los cristianos ¡se
reunían todos los días! (Hechos 2.46).

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