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Templanza
“Mas el fruto del Espíritu es: caridad, gozo, paz, tolerancia, benignidad, bondad,
fe, mansedumbre, templanza”. Gálatas 5:22, 23.
“Vosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo, mostrad en vuestra
fe virtud, y en la virtud ciencia; y en la ciencia templanza, y en la templanza paciencia, y
en la paciencia temor de Dios; y en el temor de Dios, amor fraternal, y en el amor
fraternal caridad”. 1 Pedro 1:5-7.
Después que Dios creó el hombre en su propio imagen Él determinó cual sería su
alimentación:
“Y dijo Dios: He aquí que os he dado toda hierba que da simiente, que está sobre
la haz de toda la tierra; y todo árbol en que hay fruto de árbol que da simiente, seros ha
para comer”. Génesis 1:29.
“Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto comerás”.
Génesis 2:15.
Esta fue la alimentación del hombre en el Paraíso. Carne no se le fue dada, porque
no debería haber muerte ni del ser humano, y ni de animal alguno.
La dieta prescrita para todas las criaturas vivientes en el reino animal fue la hierba
verde — el pasto y las verduras. Ni el hombre ni el animal ha recibido permiso para
matar y comer alimento carneo.
“Y a toda bestia de la tierra, y a todas las aves de los cielos, y a todo lo que se
mueve sobre la tierra, en que hay vida, toda hierba verde les será para comer: y fue así”.
Génesis 1:30.
Esta condición en el Paraíso era muy buena, según el relato en siguiente versículo:
“Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera”.
Génesis 1:31.
LA SEGUNDA ETAPA
“Él que hace producir el heno para las bestias, y la hierba para el servicio del
hombre; sacando el pan de la tierra”. Salmos 104:14.
Después del diluvio hubo un otro cambio en la dieta del hombre. La carne fue
añadida a su alimentación:
“Todo lo que se mueve y vive, os será para mantenimiento: así como las
legumbres y hierbas, os lo he dado todo”. Génesis 9:3.
Sin embargo, la carne podría ser usada como alimento solamente con ciertas
restricciones:
Todas las verduras y todos los árboles fructíferos fueros destruidos por el diluvio.
“Dios no dio al hombre permiso para consumir alimentos animales hasta después
del diluvio. Todo aquello a base de lo cual el hombre pudiera subsistir había sido
destruido, y por lo tanto el Señor, a causa de la necesidad humana, dio a Noé permiso
para comer de los animales limpios que había llevado consigo en el arca”. Consejos
Sobre el Régimen Alimenticio, p. 445.
Por ese medio de comer carne el tamaño del hombre disminuyó, y su vida se
acortó. Adán era más que el doble de la altura de los hombres de hoy día:
“Al salir Adán de las manos de su Criador, él era de estatura noble, y de bella
simetría. Él era más que el doble de altura de los hombres que hoy viven sobre la tierra, y
era bien proporcionado. Su color no era ni blanco, ni descolorado, sino rosado, brillando
con el rico color de la salud. Eva no era tan alta como Adán. Su cabeza alcanzaba un
poco arriba de los hombros de Adán. Ella también era noble — perfecta en simetría, y
muy bella”. Spiritual Gifts, vol. 3, p. 34.
Hasta el tiempo del Éxodo la vida de los hombre ha sido disminuido lo suficiente,
y Dios quería retirar de ellos la alimentación de carne que les fue dada temporariamente.
En el desierto, antes de llegar al Sinaí, la gente clamó al Señor pidiendo carne para
comer. Dios les había dado el mana por la mañana, y por la noche Él les dio carne, pero
solamente por un día, y no los castigó. Ellos aun no habían llegado al Sinaí.
“E hizo llover sobre ellos maná para comer, Y dióles trigo de los cielos. Pan de
nobles comió el hombre: Envióles comida a hartura”. Salmos 78:24, 25.
Pero la gente no estaba satisfecho con ese alimento simple, pero bueno. Ellos
querían volver a las ollas de carne de Egipto. Entonces comenzó una otra etapa en la dieta
del hombre.
LA QUINTA ETAPA
“Y el vulgo que había en medio tuvo un vivo deseo, y volvieron, y aun lloraron
los hijos de Israel, y dijeron: ¡Quién nos diera á comer carne! Nos acordamos del pescado
que comíamos en Egipto de balde, de los cohombros, y de los melones, y de los puerros,
y de las cebollas, y de los ajos: Y ahora nuestra alma se seca; que nada sino maná ven
nuestros ojos”. Números 11:4-6.
(Una explicación: Muchos dicen que el pescado no es carne. La Biblia nos afirma
que era el pescado que el vulgo entre los hijos de Israel codiciaban. Hay tres reinos en la
naturaleza: el vegetal, el mineral, y el animal. El pescado no es ni vegetal ni mineral.
Pertenece al reino animal. La Bibla hace bien claro que el pescado es carne:
“Mas todas las cosas que no tienen aletas ni escamas en la mar y en los ríos, así de
todo reptil de agua como de toda cosa viviente que está en las aguas, las tendréis en
abominación. Os serán, pues, en abominación: de su carne no comeréis, y abominaréis
sus cuerpos muertos”. Levítico 11:10, 11.
“Toda carne no es la misma carne; mas una carne ciertamente es la de los
hombres, y otra carne la de los animales, y otra la de los peces, y otra la de las aves”. 1
Corintios 15:39.
Moisés no pensaba que sería posible proveer tanta carne para aproximadamente
600.000 hombres (sin contar las mujeres y los niños), para un mes entero. Por eso él
preguntó al Señor:
“¿Se han de degollar para ellos ovejas y bueyes que les basten? ¿ó se juntarán
para ellos todos los peces de la mar para que tengan abasto?” Números 11:22.
El pueblo de Israel sabía muy bien que su sustancia, el ganado, las ovejas, y el
rebano que han traído de Egipto no era para ser degollado y ser consumido como
alimento. El día siguienteocurrió un milagro, según leemos:
“Empero aun tornaron a pecar contra él, enojando en la soledad al Altísimo. Pues
tentaron a Dios en su corazón, pidiendo comida a su gusto. . . . E hizo llover sobre ellos
carne como polvo, y aves de alas como arena de la mar. E hízolas caer en medio de su
campo, alrededor de sus tiendas. Y comieron, y hartáronse mucho: Cumplióles pues su
deseo. No habían quitado de sí su deseo, aun estaba su vianda en su boca, cuando vino
sobre ellos el furor de Dios, y mató los más robustos de ellos, y derribó los escogidos de
Israel. Con todo esto pecaron aún, y no dieron crédito a sus maravillas”. Salmos 78:17,
18, 27-32.
“Háblales por tanto, y diles: Así ha dicho el Señor Jehová: Cualquier hombre de
la casa de Israel que hubiere puesto sus ídolos en su corazón, y establecido el tropiezo de
su maldad delante de su rostro, y viniere al profeta, yo Jehová responderé al que viniere
en la multitud de sus ídolos”. Ezequiel 14:4.
Aunque Dios ha tolerado a comer carne, Él tenía siempre sus siervos fieles que
hacían progreso en la cuestión de la alimentación. Un ejemplo tenemos en la vida de
Elías. Su dieta inicial fue: pan, carne, y agua.
“Entonces él miró, y he aquí a su cabecera una torta cocida sobre las ascuas, y un
vaso de agua: y comió y bebió y volvióse á dormir”. 1 Reyes 19:6.
“No estés con los bebedores de vino, ni con los comedores de carne”. Proverbios
23:20.
“Por tanto el Señor Jehová de los ejércitos llamó en este día a llanto y a endechas,
a mesar y a vestir saco. Y he aquí gozo y alegría, matando vacas y degollando ovejas,
comer carne y beber vino, diciendo: Comamos y bebamos, que mañana moriremos. Esto
fué revelado a mis oídos de parte de Jehová de los ejércitos: Que este pecado no os será
perdonado hasta que muráis, dice el Señor Jehová de los ejércitos”. Isaías 22:12-14.
Aquí son mencionados animales limpios solamente. Sin embargo el Señor dice
que ese pecado no será perdonado, o expiado. ¿Desde cuando? Desde que el llamamiento
fue hecho para afligir las almas. ¿Como sabemos que esta es una profecía que debería
cumplirse en 1844? Vamos a leer más en el mismo capítulo:
“Y será que, en aquel día, llamaré a mi siervo Eliacim, hijo de Hilcías; y vestirélo
de tus vestiduras, y le fortaleceré con tu talabarte, y entregaré en sus manos tu potestad; y
será padre al morador de Jerusalén, y a la casa de Judá. Y pondré la llave de la casa de
David sobre su hombro; y abrirá, y nadie cerrará; cerrará, y nadie abrirá”. Isaías 22:20-
22.
“Los enemigos de la verdad presente han estado tratando de abrir la puerta del
lugar santo, que Jesús cerró, y de cerrar la puerta del lugar santísimo, que él abrió en
1844, donde está el arca que contiene las dos tablas de piedra en las cuales fueron escritos
por el dedo de Jehová los diez mandamientos”. Primeros Escritos, p. 43.
Desde 1844 hasta 1863 el pueblo adventista comía carne aun de animales no
limpios. La luz sobre la reforma pro salud vino solamente en 1863. Como ocurrió en
Israel, ellos no tenían culpa antes de llegar al Sinaí, antes de recibir la ley. Cuando Dios
les concedió carne por primera vez, solamente por un día, Dios no los castigó, pero
después del Sinaí, Él envió una plaga muy grande, porque ahora ya conocían las leyes.
Comprendemos que después que la ley fue dada en 1863, el comer carne de animales
limpios es un pecado que no será expiado.
El Espíritu de Profecía nos dice que en nuestro tiempo el propósito de Dios es
llevarnos a la condición edénica. Estamos de este lado del Paraíso, y el próximo paso es
el retorno al plan original de Dios dado en Edén.
“ Una y otra vez se me mostró que Dios está tratando de guiarnos de vuelta, paso
a paso, a su plan original: que el hombre subsista a base de productos naturales de la
tierra”. Consejos Sobre el Régimen Alimenticio, pp. 453, 454.
LA SÉPTIMA ETAPA
Nuevamente en el Paraíso:
“Vi una mesa de plata pura, de muchos kilómetros de longitud y sin embargo
nuestra vista la abarcaba toda. Vi el fruto del árbol de la vida [frutas], el maná [cereales],
almendras [nueces], higos, granadas, uvas y muchas otras especies de frutas”. Primeros
Escritos, p. 19.
En la nueva tierra aun los animales comerán lo que originalmente fue su alimento
en el Paraíso. Por ese motivo habrá perfecta armonía entre los hombre y los animales:
“Vi otro campo lleno de toda clase de flores, y al cortarlas, exclamé: ‘No se
marchitarán.’ Después vi un campo de alta hierba, cuyo hermosísimo aspecto causaba
admiración. Era de color verde vivo, y tenía reflejos de plata y oro al ondular
gallardamente para gloria del Rey Jesús. Luego entramos en un campo lleno de toda clase
de animales: el león, el cordero, el leopardo y el lobo, todos vivían allí juntos en perfecta
unión. Pasamos por en medio de ellos, y nos siguieron mansamente. De allí fuimos a un
bosque, no sombrío como los de la tierra actual, sino resplendente y glorioso en todo. Las
ramas de los árboles se mecían de uno a otro lado, y exclamamos todos: ‘Moraremos
seguros en el desierto y dormiremos en los bosques.’ Atravesamos los bosques en camino
hacia el monte de Sión”. Primeros Escritos, p. 18.
“El justo atiende a la vida de su bestia: Mas las entrañas de los impíos son
crueles”. Proverbios 12:10.
“A causa del pecado del hombre, ‘la creación entera gime juntamente con
nosotros, y a una está en dolores de parto hasta ahora.’ (Rom. 8: 22. V.M.) Así cayeron
los sufrimientos y la muerte no solamente sobre la raza humana, sino también sobre los
animales. Le incumbe pues al hombre tratar de aligerar, en vez de aumentar, el peso del
padecimiento que su transgresión ha impuesto a los seres creados por Dios. El que abusa
de los animales porque los tiene en su poder, es un cobarde y un tirano. La tendencia a
causar dolor, ya sea a nuestros semejantes o a los animales irracionales, es satánica.
Muchos creen que nunca será conocida su crueldad, porque las pobres bestias no la
pueden revelar. Pero si los ojos de esos hombres pudiesen abrirse como se abrieron los de
Balaam, verían a un ángel de Dios de pie como testigo, para testificar contra ellos en las
cortes celestiales. Asciende al cielo un registro, y vendrá el día cuando el juicio se
pronunciará contra los que abusan de los seres creados por Dios”. Patriarcas y Profetas, p.
473.
Los animales carnívoros son feroces, atroces; los vegetarianos son pacíficos,
mansos y calmos. Los animales carnívoros se cansan pronto; los vegetarianos aguantan a
caminar, a correr, y a trabajar por espacio de tiempo más largo.
Todos los animales carnívoros comen un otro animal que sea vegetariano. Por
ejemplo: el león come la zebra, el gnu, etc.; el tigre come el venado, el ciervo, etc.; el
lobo come la oveja, el cabrito, etc. Ellos necesitan de vegetales, a segunda mano. Seria
mucho mejor tener vegetales de primera mano.
La gente come carne sin considerar el hecho de que ellos comen carne en un
estado de descomposición. Entre 8 a 15 minutos después de la muerte del animal, la carne
empieza a descomponerse. Por eso las moscas vienen como nubes porque sienten el olor
de la sangre y el hedor de la carne descompuesta.
Hoy día es muy peligroso comer carne. Hace algunos años un barco japonés pescó
30 toneladas de pescado en el Pacífico Norte, cerca de Alaska. Llevaron los pescados a
Los Angeles, y antes de vender, el departamento de salud del gobierno examinó los
pescados y los encontró envenenado con mercurio. Echaron todos los pescados afuera.
Solamente por motivo de la salud uno nunca debería comer carne. Pero nosotros
comprendemos que no debemos ser crueles para con las criaturas de Dios. Es una
violación de la ley de Dios matar los animales que fueron criados para embelesar la tierra
o para servir al hombre, simplemente para satisfacer el apetito pervertido.
Por favor léase otra vez en Patriarcas y Profetas, p. 473, y también el capítulo
siguiente.
Que Dios bendiga al lector a escoger el mejor — la dieta original que Dios ha
indicado.
DECLARACIONES DEL ESPÍRITU DE PROFECÍA
“Deben verse mayores reformas entre nuestros hermanos que pretenden estar
esperando la pronta venida de Cristo. La reforma pro salud ha de hacer entre nuestros
hermanos una obra que todavía no se ha hecho. Hay personas que debieran estar
despiertas ante el peligro de comer carne, pero que continúan consumiendo carne de
animales, poniendo así en peligro la salud física, mental y espiritual. Muchos que están
hoy solamente medio convertidos con respecto al consumo de carne abandonarán el
pueblo de Dios para no andar más con él”. Consejos Sobre el Régimen Alimenticio, p.
456.
“El organismo debe ser sostenido. Sin embargo, no vacilamos en decir que la
carne no es necesaria para tener salud y fuerza. Se la usa porque el apetito depravado la
desea. Su consumo excita las propensiones animales y fortalece las pasiones de la misma
naturaleza. Cuando aumentan estas propensiones, decrecen las facultades intelectuales y
morales. El consumo de carne tiende a hacer tosco el cuerpo y embota las finas
sensibilidades de la mente.
“El pueblo que se está preparando para ser santo, puro y refinado, y ser
introducido en la compañía de los ángeles celestiales, ¿habrá de continuar quitando la
vida de los seres creados por Dios para sustentarse con su carne y considerarla como un
lujo? Por lo que el Señor me ha mostrado, habrá que cambiar este orden de cosas, y el
pueblo de Dios ejercerá templanza en todas las cosas”. Joyas de los Testimonios, tomo 1,
p. 194.