Está en la página 1de 16

ALIMENTACIÓN DE CARNE EN SIETE ETAPAS

Templanza

Templanza — Abstinencia de todo lo que es perjudicial, y el uso moderado de lo


que es bueno — es una doctrina bíblica. Uno de los frutos del Espíritu Santo es
templanza:

“Mas el fruto del Espíritu es: caridad, gozo, paz, tolerancia, benignidad, bondad,
fe, mansedumbre, templanza”. Gálatas 5:22, 23.

Templanza es uno de los grados de la escalera de la perfección cristiana:

“Vosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo, mostrad en vuestra
fe virtud, y en la virtud ciencia; y en la ciencia templanza, y en la templanza paciencia, y
en la paciencia temor de Dios; y en el temor de Dios, amor fraternal, y en el amor
fraternal caridad”. 1 Pedro 1:5-7.

Pablo predicó sobre templanza:

“Y disertando él de la justicia, y de la continencia [templanza], y del juicio


venidero, espantado Félix, respondió: Ahora vete, mas en teniendo oportunidad te
llamaré”. Hechos 24:25.

“Y todo aquel que lucha, de todo se abstiene”. 1 Corintios 9:25.


LA PRIMERA ETAPA

En el Paraíso, antes del pecado:

CEREALES, FRUTAS Y NUECES

Después que Dios creó el hombre en su propio imagen Él determinó cual sería su
alimentación:

“Y dijo Dios: He aquí que os he dado toda hierba que da simiente, que está sobre
la haz de toda la tierra; y todo árbol en que hay fruto de árbol que da simiente, seros ha
para comer”. Génesis 1:29.

“Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto comerás”.
Génesis 2:15.

Esta fue la alimentación del hombre en el Paraíso. Carne no se le fue dada, porque
no debería haber muerte ni del ser humano, y ni de animal alguno.
La dieta prescrita para todas las criaturas vivientes en el reino animal fue la hierba
verde — el pasto y las verduras. Ni el hombre ni el animal ha recibido permiso para
matar y comer alimento carneo.

“Y a toda bestia de la tierra, y a todas las aves de los cielos, y a todo lo que se
mueve sobre la tierra, en que hay vida, toda hierba verde les será para comer: y fue así”.
Génesis 1:30.

Esta condición en el Paraíso era muy buena, según el relato en siguiente versículo:

“Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera”.
Génesis 1:31.

LA SEGUNDA ETAPA

Después del Pecado hasta el Diluvio:

CEREALES, FRUTAS, NUECES Y VERDURAS


Después que el pecado entró en el mundo, la naturaleza del hombre ha cambiado.
Él ahora tenía que cultivar la tierra para obtener su alimento en el sudor de sus rostro
(Génesis 3:19). Porque su naturaleza ha cambiado, él recibió un añadido para su dieta:

“Espinos y cardos te producirá, y comerás hierba del campo”. Génesis 3:18.

Todavía no se le permitió al hombre a comer carne. El salmista explica la


diferencia entre la hierba para el hombre y la hierba para los animales, en las siguientes
palabras:

“Él que hace producir el heno para las bestias, y la hierba para el servicio del
hombre; sacando el pan de la tierra”. Salmos 104:14.

Mientras que el hombre se alimentaba de esos buenos alimentos, su vida se


prolongó a un promedio de 912 años. Esta dieta fue la alimentación del hombre por 1656
años, hasta el diluvio. Aquí abajo damos las edades de los hombres antes del diluvio:

Adán vivió 930 años Génesis 5:5.

Seth ” 912 ” Génesis 5:8.

Enós ” 905 ” Génesis 5:11.

Cainán ” 910 ” Génesis 5:14.

Mahalaleel ” 895 ” Génesis 5:17.

Jared ” 962 ” Génesis 5:20.

Henoch ” ? ” Génesis 5:24. El vive aun.

Mathusalam” 969 ” Génesis 5:27.

Lamech ” 777 ” Génesis 5:31.

Noé ” 950 ” Génesis 9:29.

No tenemos ninguna información que afirme que esos antediluvianos eran


enfermos, o que murieron de cualquier dolencia. Ellos todos murieron en buena edad Éy
buena condición física.
LA TERCERA ETAPA

Después del diluvio, hasta el Éxodo:

CEREALES, FRUTAS, NUECES, VERDURAS, Y CARNE

Después del diluvio hubo un otro cambio en la dieta del hombre. La carne fue
añadida a su alimentación:

“Todo lo que se mueve y vive, os será para mantenimiento: así como las
legumbres y hierbas, os lo he dado todo”. Génesis 9:3.

Sin embargo, la carne podría ser usada como alimento solamente con ciertas
restricciones:

La sangre no se le permitió comer: “Empero carne con su vida, que es su sangre,


no comeréis”. Génesis 9:4.

Ninguna carne de animales no limpios se le permitió comer: “De todo animal


limpio te tomarás de siete en siete, macho y su hembra; mas de los animales que no son
limpios, dos, macho y su hembra”. Génesis 7:2. (Concluimos que Noé no comió el cerdo;
porque si él comiese hoy día no habría más cerdo).

La grasa, o gordura, no se le permitió comer: “Estatuto perpetuo por vuestras


edades; en todas vuestras moradas, ningún sebo ni ninguna sangre comeréis”. Levítico
3:17.
El motivo porque ese añadido, el permiso para comer carne, fue concedido es
porque:

Todas las verduras y todos los árboles fructíferos fueros destruidos por el diluvio.

“Dios no dio al hombre permiso para consumir alimentos animales hasta después
del diluvio. Todo aquello a base de lo cual el hombre pudiera subsistir había sido
destruido, y por lo tanto el Señor, a causa de la necesidad humana, dio a Noé permiso
para comer de los animales limpios que había llevado consigo en el arca”. Consejos
Sobre el Régimen Alimenticio, p. 445.

Por ese medio de comer carne el tamaño del hombre disminuyó, y su vida se
acortó. Adán era más que el doble de la altura de los hombres de hoy día:

“Al salir Adán de las manos de su Criador, él era de estatura noble, y de bella
simetría. Él era más que el doble de altura de los hombres que hoy viven sobre la tierra, y
era bien proporcionado. Su color no era ni blanco, ni descolorado, sino rosado, brillando
con el rico color de la salud. Eva no era tan alta como Adán. Su cabeza alcanzaba un
poco arriba de los hombros de Adán. Ella también era noble — perfecta en simetría, y
muy bella”. Spiritual Gifts, vol. 3, p. 34.

“Después del diluvio la gente comía mayormente alimentos de origen animal.


Dios vio que las costumbres del hombre se habían corrompido, y que él estaba dispuesto
a exaltarse a sí mismo en forma orgullosa contra su Creador y a seguir los dictámenes de
su propio corazón. Y permitió que la raza longeva comiera alimentos de origen animal
para abreviar su existencia pecaminosa. Pronto después del diluvio la raza humana
comenzó a decrecer en tamaño y en longevidad”. Consejos Sobre el Régimen
Alimenticio, p. 446.

La vida del hombre después del diluvio disminuyó tremendamente en longevidad,


según muestra la siguiente estadística:

Noe vivió 950 años Génesis 9:29.

Shem ” 600 ” Génesis 11:10, 11.

Arphaxad ” 438 ” Génesis 11:12, 13.

Sala ” 433 ” Génesis 11:14, 15.

Heber ” 464 ” Génesis 11:16, 17.

Peleg ” 239 ” Génesis 11:18, 19.

Reu ” 239 ” Génesis 11:20, 21.

Serug ” 230 ” Génesis 11:22, 23.

Nachor ” 148 ” Génesis 11:24, 25.

Thare ” 205 ” Génesis 11:32.

Abrahán ” 175 ” Génesis 25:7, 8.

Isaac ” 180 ” Génesis 35:28

Jacob ” 147 ” Génesis 47:28.

En los días de David, el promedio de la vida de los hombres era de 70 u 80 años.


(Salmos 90:10).
LA CUARTA ETAPA
Del Éxodo al Desierto:

CEREALES, FRUTAS, NUECES, Y VERDURAS (Sin carne)

Hasta el tiempo del Éxodo la vida de los hombre ha sido disminuido lo suficiente,
y Dios quería retirar de ellos la alimentación de carne que les fue dada temporariamente.
En el desierto, antes de llegar al Sinaí, la gente clamó al Señor pidiendo carne para
comer. Dios les había dado el mana por la mañana, y por la noche Él les dio carne, pero
solamente por un día, y no los castigó. Ellos aun no habían llegado al Sinaí.

“Y toda la congregación de los hijos de Israel murmuró contra Moisés y Aarón en


el desierto; Y decíanles los hijos de Israel: Ojalá hubiéramos muerto por mano de Jehová
en la tierra de Egipto, cuando nos sentábamos á las ollas de las carnes, cuando comíamos
pan en hartura; pues nos habéis sacado a este desierto, para matar de hambre á toda esta
multitud. Y Jehová dijo á Moisés: He aquí yo os haré llover pan del cielo; y el pueblo
saldrá, y cogerá para cada un día, para que yo le pruebe si anda en mi ley, ó no . . . Y
Jehová habló a Moisés, diciendo: Yo he oído las murmuraciones de los hijos de Israel;
háblales, diciendo: Entre las dos tardes comeréis carne, y por la mañana os hartaréis de
pan, y sabréis que yo soy Jehová vuestro Dios”. Éxodo 16:2-4, 11, 12.
“Nuevamente comenzaron a clamar pidiendo carne para comer. A pesar de que se
les había suministrado maná en abundancia, no estaban satisfechos. Durante su esclavitud
en Egipto, los israelitas se habían visto obligados a sustentarse con una alimentación
común y sencilla, pero su apetito aguzado por las privaciones y el trabajo rudo la
encontraba sabrosa. Pero muchos de los egipcios que estaban ahora entre ellos, estaban
acostumbrados a un régimen de lujo; y éstos fueron los primeros en quejarse. Cuando
estaba por darles maná, un poco antes de que llegara Israel al Sinaí, Dios les concedió
carne en respuesta a sus clamores; pero se la suministró por un día solamente”. Patriarcas
y Profetas, p, 395.

La Biblia nos dice que el mana era un buen alimento.

“Y la casa de Israel lo llamó Maná; y era como simiente de culantro, blanco, y su


sabor como de hojuelas con miel”. Éxodo 16:31.

“E hizo llover sobre ellos maná para comer, Y dióles trigo de los cielos. Pan de
nobles comió el hombre: Envióles comida a hartura”. Salmos 78:24, 25.

“Y te afligió, e hízote tener hambre, y te sustentó con maná, comida que no


conocías tú, ni tus padres la habían conocido; para hacerte saber que el hombre no vivirá
de solo pan, mas de todo lo que sale de la boca de Jehová vivirá el hombre. Tu vestido
nunca se envejeció sobre ti, ni el pie se te ha hinchado por estos cuarenta años”.
Deuteronomio 8:3, 4.
El maná era un alimento tan bueno que en su peregrinación nunca se cansaron, ni
tenían sus pies hinchados. El maná se podía comer al natural, podía ser cocinado en agua
o asado en el horno, y tenía sabores diferentes: sabor de aceite nuevo, hojuelas de miel,
etc.
“Y era el maná como semilla de culantro, y su color como color de bdelio.
Derrámabase el pueblo, y recogían, y molían en molinos, o majaban en morteros, y lo
cocían en caldera, o hacían de él tortas: y su sabor era como sabor de aceite nuevo”.
Números 11:7, 8.

Pero la gente no estaba satisfecho con ese alimento simple, pero bueno. Ellos
querían volver a las ollas de carne de Egipto. Entonces comenzó una otra etapa en la dieta
del hombre.

LA QUINTA ETAPA

Desde el Desierto del Sinaí a 1844:

CEREALES, FRUTAS, NUECES, VERDURAS, Y CARNE

“Y el vulgo que había en medio tuvo un vivo deseo, y volvieron, y aun lloraron
los hijos de Israel, y dijeron: ¡Quién nos diera á comer carne! Nos acordamos del pescado
que comíamos en Egipto de balde, de los cohombros, y de los melones, y de los puerros,
y de las cebollas, y de los ajos: Y ahora nuestra alma se seca; que nada sino maná ven
nuestros ojos”. Números 11:4-6.

(Una explicación: Muchos dicen que el pescado no es carne. La Biblia nos afirma
que era el pescado que el vulgo entre los hijos de Israel codiciaban. Hay tres reinos en la
naturaleza: el vegetal, el mineral, y el animal. El pescado no es ni vegetal ni mineral.
Pertenece al reino animal. La Bibla hace bien claro que el pescado es carne:

“Mas todas las cosas que no tienen aletas ni escamas en la mar y en los ríos, así de
todo reptil de agua como de toda cosa viviente que está en las aguas, las tendréis en
abominación. Os serán, pues, en abominación: de su carne no comeréis, y abominaréis
sus cuerpos muertos”. Levítico 11:10, 11.
“Toda carne no es la misma carne; mas una carne ciertamente es la de los
hombres, y otra carne la de los animales, y otra la de los peces, y otra la de las aves”. 1
Corintios 15:39.

Después que Moisés comunicó al Señor la murmuración del pueblo (Números


11:11-15), el Señor ordenó a Moisés:

“Entonces Jehová dijo a Moisés: Júntame setenta varones de los ancianos de


Israel, que tu sabes que son ancianos del pueblo y sus principales; y tráelos a la puerta del
tabernáculo del testimonio, y esperen allí contigo. Y yo descenderé y hablaré allí contigo;
y tomaré del espíritu que está en ti, y pondré en ellos; y llevarán contigo la carga del
pueblo, y no la llevarás tú solo. Empero dirás al pueblo: Santificaos para mañana, y
comeréis carne: pues que habéis llorado en oídos de Jehová, diciendo: ¡Quién nos diera a
comer carne! ¡cierto mejor nos iba en Egipto! Jehová, pues, os dará carne, y comeréis. No
comeréis un día, ni dos días, ni cinco días, ni diez días, ni veinte días; sino hasta un mes
de tiempo, hasta que os salga por las narices, y os sea en aborrecimiento: por cuanto
menospreciasteis a Jehová que está en medio de vosotros, y llorasteis delante de él,
diciendo: ¿Para qué salimos acá de Egipto?” Números 11:16-20.

Moisés no pensaba que sería posible proveer tanta carne para aproximadamente
600.000 hombres (sin contar las mujeres y los niños), para un mes entero. Por eso él
preguntó al Señor:
“¿Se han de degollar para ellos ovejas y bueyes que les basten? ¿ó se juntarán
para ellos todos los peces de la mar para que tengan abasto?” Números 11:22.

El pueblo de Israel sabía muy bien que su sustancia, el ganado, las ovejas, y el
rebano que han traído de Egipto no era para ser degollado y ser consumido como
alimento. El día siguienteocurrió un milagro, según leemos:

“Y salió un viento de Jehová, y trajo codornices de la mar, y dejólas sobre el real,


un día de camino de la una parte, y un día de camino de la otra, en derredor del campo, y
casi dos codos sobre la haz de la tierra. Entonces el pueblo estuvo levantado todo aquel
día, y toda la noche, y todo el día siguiente, y recogiéronse codornices: el que menos,
recogió diez montones; y las tendieron para sí a lo largo en derredor del campo”.
Números 11:31, 32.

¿Qué? ¿Codornices de la mar? Las codornices se encuentran en el desierto, en la


tierra, no en el agua. El vulgo y los hijos de Israel codiciaban los pescados que se
encuentran en el agua, y agora aves de alas vinieron de la mar. La gente salió a recoger
esas aves por todo aquel día y toda la noche, y el día siguiente, y el que menos recogió
fue diez montones (diez homeres que equivale a aproximadamente 2.700 centímetros
cúbicos). ¿Que pasó entonces? Leemos así:
“Aun estaba la carne entre los dientes de ellos, antes que fuese mascada, cuando
el furor de Jehová se encendió en el pueblo, e hirío Jehová al pueblo con una muy grande
plaga. Y llamó el nombre de aquel lugar Kibroth-hattaavah, por cuanto allí sepultaron al
pueblo codicioso”. Números 11:33, 34.

He aquí lo que el salmista dice de aquella experiencia:

“Empero aun tornaron a pecar contra él, enojando en la soledad al Altísimo. Pues
tentaron a Dios en su corazón, pidiendo comida a su gusto. . . . E hizo llover sobre ellos
carne como polvo, y aves de alas como arena de la mar. E hízolas caer en medio de su
campo, alrededor de sus tiendas. Y comieron, y hartáronse mucho: Cumplióles pues su
deseo. No habían quitado de sí su deseo, aun estaba su vianda en su boca, cuando vino
sobre ellos el furor de Dios, y mató los más robustos de ellos, y derribó los escogidos de
Israel. Con todo esto pecaron aún, y no dieron crédito a sus maravillas”. Salmos 78:17,
18, 27-32.

“Y desearon con ansia en el desierto; y tentaron a Dios en la soledad. Y él les dió


lo que pidieron; Mas envió flaqueza en sus almas”. Salmos 106:14, 15.

El apóstol Pablo hablando de la misma experiencia dice así:

“Mas de muchos de ellos no se agradó Dios; por lo cual fueron postrados en el


desierto. Empero estas cosas fueron en figura de nosotros, para que no codiciemos cosas
malas, como ellos codiciaron. . . . Y estas cosas les acontecieron en figura; y son escritas
para nuestra admonición, enquienes los fines de los siglos han parado”. 1 Corintios 10:5,
6, 11.

No fue la voluntad de Dios que el pueblo de Israel volviera a la comida de carne.


Pero, Él cedió a los deseos de sus corazones.

“Háblales por tanto, y diles: Así ha dicho el Señor Jehová: Cualquier hombre de
la casa de Israel que hubiere puesto sus ídolos en su corazón, y establecido el tropiezo de
su maldad delante de su rostro, y viniere al profeta, yo Jehová responderé al que viniere
en la multitud de sus ídolos”. Ezequiel 14:4.

Aunque Dios ha tolerado a comer carne, Él tenía siempre sus siervos fieles que
hacían progreso en la cuestión de la alimentación. Un ejemplo tenemos en la vida de
Elías. Su dieta inicial fue: pan, carne, y agua.

“Y él fué, e hizo conforme a la palabra de Jehová; pues se fue y asentó junto al


arroyo de Cherith, que está antes del Jordán. Y los cuervos le traían pan y carne por la
mañana, y pan y carne a la tarde; y bebía del arroyo”. 1 Reyes 17:5, 6.

Es paso siguiente en su dieta fue: pan, aceite, y agua.


“Y ella respondió: Vive Jehová Dios tuyo, que no tengo pan cocido; que
solamente un puñado de harina tengo en la tinaja, y un poco de aceite en una botija: y
ahora cogía dos serojas, para entrarme y aderezarlo para mí y para mi hijo, y que lo
comamos, y nos muramos. Y Elías le dijo: No hayas temor; ve, haz como has dicho:
empero hazme a mí primero de ello una pequeña torta cocida debajo de la ceniza, y
tráemela; y después harás para ti y para tu hijo”. 1 Reyes 17:12, 13.

El último paso en su dieta fue: Pan y agua.

“Entonces él miró, y he aquí a su cabecera una torta cocida sobre las ascuas, y un
vaso de agua: y comió y bebió y volvióse á dormir”. 1 Reyes 19:6.

Un otro ejemplo fue de Daniel y sus compañeros:

“Daniel propuso en su corazón de no contaminarse en la ración de la comida del


rey, ni en el vino de su beber: pidió por tanto al príncipe de los eunucos de no
contaminarse. . . . Entonces dijo Daniel a Melsar, que estaba puesto por el príncipe de los
eunucos sobre Daniel, Ananías, Misael, y Azarías: Prueba, te ruego, tus siervos diez días,
y dennos legumbres a comer, y agua a beber. Parezcan luego delante de ti nuestros
rostros, y los rostros de los muchachos que comen de la ración de la comida del rey; y
según que vieres, harás con tus siervos. Consintió pues con ellos en esto, y probó con
ellos diez días”. Daniel 1:8, 11-14.

Un otro ejemplo que tenemos es de Juan el Bautista:

“Y tenía Juan su vestido de pelos de camellos, y una cinta de cuero alrededor de


sus lomos; y su comida era langostas y miel silvestre”. Mateo 3:4.
“Juan se separó de los amigos y de los lujos de la vida. La sencillez de su vestido,
un manto tejido con pelo de camello, era una reprensión permanente de la extravagancia
y la ostentación de los sacerdotes judíos y del pueblo en general. Su régimen alimenticio,
puramente vegetal, de langostas y miel silvestre, era un reproche de la complacencia del
apetito y la glotonería que prevalecía por doquiera”. Consejos Sobre el Régimen
Alimenticio, p. 84.

El ideal de Dios, en la cuestión de la alimentación, es revelado tanto en el antiguo


como en el nuevo testamento:

“No estés con los bebedores de vino, ni con los comedores de carne”. Proverbios
23:20.

“Bueno es no comer carne, ni beber vino, ni nada en que tu hermano tropiece, o se


ofenda o sea debilitado”. Romanos 14:21.
LA SEXTA ETAPA

Desde 1844 hasta la venida de Jesús:

CEREALES, FRUTAS, NUECES, Y VERDURAS


(Sin carne)

Al estudiar las profecías comprendemos que en 1844 ha comenzado el gran día de


la expiación en el cielo, cuando nuestro gran Sumo Sacerdote intercede por nosotros. En
ese tiempo, así como fue en el tiempo de Israel de antaño, tenemos que afligir nuestras
almas:

“Por tanto el Señor Jehová de los ejércitos llamó en este día a llanto y a endechas,
a mesar y a vestir saco. Y he aquí gozo y alegría, matando vacas y degollando ovejas,
comer carne y beber vino, diciendo: Comamos y bebamos, que mañana moriremos. Esto
fué revelado a mis oídos de parte de Jehová de los ejércitos: Que este pecado no os será
perdonado hasta que muráis, dice el Señor Jehová de los ejércitos”. Isaías 22:12-14.

Aquí son mencionados animales limpios solamente. Sin embargo el Señor dice
que ese pecado no será perdonado, o expiado. ¿Desde cuando? Desde que el llamamiento
fue hecho para afligir las almas. ¿Como sabemos que esta es una profecía que debería
cumplirse en 1844? Vamos a leer más en el mismo capítulo:

“Y será que, en aquel día, llamaré a mi siervo Eliacim, hijo de Hilcías; y vestirélo
de tus vestiduras, y le fortaleceré con tu talabarte, y entregaré en sus manos tu potestad; y
será padre al morador de Jerusalén, y a la casa de Judá. Y pondré la llave de la casa de
David sobre su hombro; y abrirá, y nadie cerrará; cerrará, y nadie abrirá”. Isaías 22:20-
22.

“Y escribe al ángel de la iglesia en Filadelfia: Estas cosas dice el Santo, el


Verdadero, el que tiene la llave de David, el que abre y ninguno cierra, y cierra y ninguno
abre”. Apocalipsis 3:7.

¿Cuando fue abierta una puerta y cerrada la otra? Leemos así:

“Los enemigos de la verdad presente han estado tratando de abrir la puerta del
lugar santo, que Jesús cerró, y de cerrar la puerta del lugar santísimo, que él abrió en
1844, donde está el arca que contiene las dos tablas de piedra en las cuales fueron escritos
por el dedo de Jehová los diez mandamientos”. Primeros Escritos, p. 43.

Desde 1844 hasta 1863 el pueblo adventista comía carne aun de animales no
limpios. La luz sobre la reforma pro salud vino solamente en 1863. Como ocurrió en
Israel, ellos no tenían culpa antes de llegar al Sinaí, antes de recibir la ley. Cuando Dios
les concedió carne por primera vez, solamente por un día, Dios no los castigó, pero
después del Sinaí, Él envió una plaga muy grande, porque ahora ya conocían las leyes.
Comprendemos que después que la ley fue dada en 1863, el comer carne de animales
limpios es un pecado que no será expiado.
El Espíritu de Profecía nos dice que en nuestro tiempo el propósito de Dios es
llevarnos a la condición edénica. Estamos de este lado del Paraíso, y el próximo paso es
el retorno al plan original de Dios dado en Edén.

“ Una y otra vez se me mostró que Dios está tratando de guiarnos de vuelta, paso
a paso, a su plan original: que el hombre subsista a base de productos naturales de la
tierra”. Consejos Sobre el Régimen Alimenticio, pp. 453, 454.

LA SÉPTIMA ETAPA

Nuevamente en el Paraíso:

CEREALES, FRUTAS, Y NUECES (Sin carne, y sin verduras)

“Vi una mesa de plata pura, de muchos kilómetros de longitud y sin embargo
nuestra vista la abarcaba toda. Vi el fruto del árbol de la vida [frutas], el maná [cereales],
almendras [nueces], higos, granadas, uvas y muchas otras especies de frutas”. Primeros
Escritos, p. 19.

En la nueva tierra aun los animales comerán lo que originalmente fue su alimento
en el Paraíso. Por ese motivo habrá perfecta armonía entre los hombre y los animales:

“Morará el lobo con el cordero, y el tigre con el cabrito se acostará: el becerro y el


león y la bestia doméstica andarán juntos, y un niño los pastoreará. La vaca y la osa
pacerán, sus crías se echarán juntas; y el león como el buey comerá paja. Y el niño de teta
se entretendrá sobre la cueva del áspid, y el recién destetado extenderá su mano sobre la
caverna del basilisco. No harán mal ni dañarán en todo mi santo monte; porque la tierra
será llena del conocimiento de Jehová, como cubren la mar las aguas”. Isaías 11:6-9.

“Vi otro campo lleno de toda clase de flores, y al cortarlas, exclamé: ‘No se
marchitarán.’ Después vi un campo de alta hierba, cuyo hermosísimo aspecto causaba
admiración. Era de color verde vivo, y tenía reflejos de plata y oro al ondular
gallardamente para gloria del Rey Jesús. Luego entramos en un campo lleno de toda clase
de animales: el león, el cordero, el leopardo y el lobo, todos vivían allí juntos en perfecta
unión. Pasamos por en medio de ellos, y nos siguieron mansamente. De allí fuimos a un
bosque, no sombrío como los de la tierra actual, sino resplendente y glorioso en todo. Las
ramas de los árboles se mecían de uno a otro lado, y exclamamos todos: ‘Moraremos
seguros en el desierto y dormiremos en los bosques.’ Atravesamos los bosques en camino
hacia el monte de Sión”. Primeros Escritos, p. 18.

ALIMENTO PARA EL PENSAMIENTO

“El justo atiende a la vida de su bestia: Mas las entrañas de los impíos son
crueles”. Proverbios 12:10.
“A causa del pecado del hombre, ‘la creación entera gime juntamente con
nosotros, y a una está en dolores de parto hasta ahora.’ (Rom. 8: 22. V.M.) Así cayeron
los sufrimientos y la muerte no solamente sobre la raza humana, sino también sobre los
animales. Le incumbe pues al hombre tratar de aligerar, en vez de aumentar, el peso del
padecimiento que su transgresión ha impuesto a los seres creados por Dios. El que abusa
de los animales porque los tiene en su poder, es un cobarde y un tirano. La tendencia a
causar dolor, ya sea a nuestros semejantes o a los animales irracionales, es satánica.
Muchos creen que nunca será conocida su crueldad, porque las pobres bestias no la
pueden revelar. Pero si los ojos de esos hombres pudiesen abrirse como se abrieron los de
Balaam, verían a un ángel de Dios de pie como testigo, para testificar contra ellos en las
cortes celestiales. Asciende al cielo un registro, y vendrá el día cuando el juicio se
pronunciará contra los que abusan de los seres creados por Dios”. Patriarcas y Profetas, p.
473.

Nunca se ha visto una vaca, un caballo, o una oveja pescando, o apresurándose a


agarrar un pollo para comer su carne. Eso es así porque para ellos eso no es natural; ellos
no son carnívoros. Para un hombre también debería ser antinatural pescar o agarrar un
pollo, porque por naturaleza el hombre tampoco es carnívoro.
La naturaleza física de los animales vegetarianos es semejante a de los hombres.
Los dientes, las uñas, las glándulas salivares, los intestinos de los vegetarianos son
semejantes. Los carnívoros son diferentes: ellos tiene presas largas y puntiagudas, garras
curvadas y agudas, glándulas salivares reducidas, intestinos cortos, etc.

Los animales carnívoros son feroces, atroces; los vegetarianos son pacíficos,
mansos y calmos. Los animales carnívoros se cansan pronto; los vegetarianos aguantan a
caminar, a correr, y a trabajar por espacio de tiempo más largo.

Todos los animales carnívoros comen un otro animal que sea vegetariano. Por
ejemplo: el león come la zebra, el gnu, etc.; el tigre come el venado, el ciervo, etc.; el
lobo come la oveja, el cabrito, etc. Ellos necesitan de vegetales, a segunda mano. Seria
mucho mejor tener vegetales de primera mano.

La gente come carne sin considerar el hecho de que ellos comen carne en un
estado de descomposición. Entre 8 a 15 minutos después de la muerte del animal, la carne
empieza a descomponerse. Por eso las moscas vienen como nubes porque sienten el olor
de la sangre y el hedor de la carne descompuesta.

La carne en si misma no es sabrosa. Lo que le da un sabor es la sangre, lo que en


la Biblia es prohibido comer. Carne bien preparada pude tener buen sabor a causa de los
condimentos que se le añade. Si se saca toda la sangre del animal hasta la última gota, y
se cocina la carne en puro agua, sin sal, sin condimentos, no tiene buen sabor. Es posible
que a alguien le gusta así, pero decimos que esa persona tiene un paladar pervertido. El
apetito puede ser degradado y puede ser desarrollado y educado a un gusto natural,
bueno.
Para el suplir el cuerpo con proteínas no se necesita de alimento carneo. Mientras
que la carne tiene como 18% de proteína, el fríjol tiene cerca de 22%; el maní tiene cerca
de 25%; el fríjol soya tiene de 35-42% de proteína. Además de eso, la vaca, el caballo, la
oveja, etc., recibe la proteína necesaria del pasto que comen. Ellos no son carnívoros.

Hoy día es muy peligroso comer carne. Hace algunos años un barco japonés pescó
30 toneladas de pescado en el Pacífico Norte, cerca de Alaska. Llevaron los pescados a
Los Angeles, y antes de vender, el departamento de salud del gobierno examinó los
pescados y los encontró envenenado con mercurio. Echaron todos los pescados afuera.

Solamente por motivo de la salud uno nunca debería comer carne. Pero nosotros
comprendemos que no debemos ser crueles para con las criaturas de Dios. Es una
violación de la ley de Dios matar los animales que fueron criados para embelesar la tierra
o para servir al hombre, simplemente para satisfacer el apetito pervertido.

Por favor léase otra vez en Patriarcas y Profetas, p. 473, y también el capítulo
siguiente.

Que Dios bendiga al lector a escoger el mejor — la dieta original que Dios ha
indicado.
DECLARACIONES DEL ESPÍRITU DE PROFECÍA

“Deben verse mayores reformas entre nuestros hermanos que pretenden estar
esperando la pronta venida de Cristo. La reforma pro salud ha de hacer entre nuestros
hermanos una obra que todavía no se ha hecho. Hay personas que debieran estar
despiertas ante el peligro de comer carne, pero que continúan consumiendo carne de
animales, poniendo así en peligro la salud física, mental y espiritual. Muchos que están
hoy solamente medio convertidos con respecto al consumo de carne abandonarán el
pueblo de Dios para no andar más con él”. Consejos Sobre el Régimen Alimenticio, p.
456.

“Se me ha presentado claramente que el pueblo de Dios ha de tomar una posición


firme en contra del consumo de carne. ¿Estaría Dios dando a su pueblo durante treinta
años el mensaje de que si sus hijos desean tener sangre pura y mentes claras, deben
abandonar el uso de la carne, si él no quisiera que ellos prestaran atención a su mensaje?”
Consejos Sobre el Régimen Alimenticio, p. 457.

“Repetidamente se me ha mostrado que Dios procura llevarnos de vuelta paso a


paso a su designio original, que el ser humano debiera subsistir a base de productos
naturales de la tierra. Entre los que están esperando la venida del Señor, desaparecerá con
el tiempo el uso de carne; la carne dejará de formar parte de su régimen alimentario”.
Consejos Sobre la Salud, pp. 447, 448.
“¿Por qué es que algunos de nuestros hermanos que ministran manifiestan tan
poco interés en la reforma pro salud? Es porque la instrucción sobre la temperancia en
todas las cosas se opone a su práctica de complacerse a sí mismos. En algunos lugares
ésta ha sido la gran piedra de tropiezo en la tarea de hacer que el pueblo investigue,
practique y enseñe la reforma pro salud. Ningún hombre debe ser consagrado como
maestro del pueblo mientras su propia enseñanza o ejemplo contradiga el testimonio que
Dios ha dado a sus siervos para que presenten con respecto al régimen, porque esto traerá
confusión. Su falta de consideración por la reforma pro salud los descalifica para
presentarse como mensajeros del Señor”. Consejos Sobre el Régimen Alimenticio, p.
545.

“¿Verán nuestros hermanos y sentirán el pecado de complacer el apetito


pervertido? ¿Descartarán ellos el té, el café, la carne y todos los alimentos estimulantes, y
dedicarán los medios gastados en estas complacencias dañinas a esparcir la verdad?”
Consejos Sobre el Régimen Alimenticio, p. 517.

“El organismo debe ser sostenido. Sin embargo, no vacilamos en decir que la
carne no es necesaria para tener salud y fuerza. Se la usa porque el apetito depravado la
desea. Su consumo excita las propensiones animales y fortalece las pasiones de la misma
naturaleza. Cuando aumentan estas propensiones, decrecen las facultades intelectuales y
morales. El consumo de carne tiende a hacer tosco el cuerpo y embota las finas
sensibilidades de la mente.
“El pueblo que se está preparando para ser santo, puro y refinado, y ser
introducido en la compañía de los ángeles celestiales, ¿habrá de continuar quitando la
vida de los seres creados por Dios para sustentarse con su carne y considerarla como un
lujo? Por lo que el Señor me ha mostrado, habrá que cambiar este orden de cosas, y el
pueblo de Dios ejercerá templanza en todas las cosas”. Joyas de los Testimonios, tomo 1,
p. 194.

También podría gustarte