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LOS PREJUICIOS SIEMPRE ESTÁN PRESENTES

Alguna vez en nuestra vida, hemos realizado algún tipo de juicio precipitado ya sea por la
forma de vestir, caminar, preferencias musicales, profesión, etc que pueda tener una
persona. El problema surge cuando las generalizaciones son sacadas fuera de contexto y
son tratadas como principios universales, aplicadas a situaciones en las que sus
justificaciones ya no funcionan bien. Es por ello, que quisiera indicar que la apariencia
conduce al error y espero dar una posible respuesta de por qué las personas lo cometen.
En primer lugar, podemos mencionar un claro ejemplo, como es el caso de la forma de
vestir, este prejuicio es muy conocido. Un joven, que se viste de una forma muy singular,
empleando sus gorras reguetoneras, un polo (De Alianza Lima o Universitario de Deportes),
un pantalón bien ajustado (siempre arriba del tobillo), un canguro colgado en el pecho y
unas zapatillas multicolor. Esta forma de vestir de aquellos jóvenes, ha sido mal vista por
todos o casi la mayoría. La idea de que ... “mira a ese chico, de seguro es un ladrón” ha
sido universalizada, pero aquellos críticos no saben el verdadero significado de su crítica,
sabiendo que no todos son iguales, pero aun así esa forma de pensar quedó archivada en
su cerebro. En una ocasión, conocí a un niño o púber que se vestía así y que al final terminó
siendo mi amigo, este era un chico que ayudaba a su mamá, poniéndose a trabajar los días
que no iba a la escuela. El prejuicio que a un principio tenía sobre él quedó hecho cenizas
después de conocerlo.
Acerca del mismo grupo de personas, podemos hablar de sus preferencias musicales, que
en su mayoría optan por la música tropical andina o más conocida como chicha. Sucede lo
mismo, critican, pero se olvidan de sus acciones. Por ejemplo, en una fiesta, ya mareados,
se ponen a bailar esta música e inclusive se ponen a realizar ademanes (la popular
pistolita). El mensaje radica en ello, no juzgar cosas que al fin y al cabo nosotros mismos
somos los que también lo realizamos.
Otro caso es el de la profesión. Ahora los policías están vistos de una manera poco
“apropiada” algo que me ocurrió y me hizo reflexionar fue esta situación. Mi compañera me
comentaba sobre cómo le estaba yendo en la academia, porque ella quiere postular para
la carrera de medicina y pues se me ocurrió decirle del por qué no intentaba postular a la
policía, ya que contaba con todos los requisitos, a mi parecer (ser alta, tener conocimientos,
etc), tomando de cierta forma el caso de mi prima. A lo cual ella contestó de qué no, porque
se ganaba muy poco, además de que todos los que estaban allí eran unos burros. La verdad
me sorprendió mucho su forma de pensar, porque generalizó a todo una Institución, pero
yo también me puse a pensar, ya que yo también de cierta forma pienso de tal manera.
Reconocer que tenemos una idea generalizada y que no es la situación de todos nos
ayudará a hablar con propiedad.
Para añadir, que una persona escuche o se vista de tal forma, así como de la profesión que
ocupe, no lo hace superior ni inferior a los demás. Los valores y actitudes no se miden por
lo superfluo sino conociendo a la persona, conviviendo con la persona.
En conclusión, no debemos dejar por juicios, es mejor tratar de conocer a las personas, actuar
con sensibilidad y tolerancia. Interesarse verdaderamente por sus actitudes y así podremos
descubriremos que su historia puede ser muy parecida a la nuestra y que, si somos
comprensivos y considerados, podemos lograr que nuestra sociedad sea más agradable.

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