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el tratamiento de aguas
Roberto Rosal
50. DESINFECCIÓN
i. Consideraciones teóricas
= − [50.1]
= − [50.2]
· = [50.3]
Las unidades de c · t son mg min L-1 o análogas. En caso de que la concentración sea
constante o se pueda extraer un valor medio, c · t es simplemente el producto de la
concentración por el tiempo de actuación del desinfectante. En caso de que la concentración
sea constante a partir de 50.2 y para n = 1 se obtiene:
· = − [50.4]
Figura 50.1. Relación c · t (exposición) para diversos sistemas de desinfección (La flecha se
refiere al ejemplo 50.1)
− = − [50.5]
Es decir, una eficacia 1-log supone una inactivación del 90% de los microorganismos en la
población inicial, 2-log un 90%, 3-log un 99.9% y así sucesivamente. Los patógenos
usualmente más resistentes a la desinfección son los virus entéricos (rotavirus, hepatovirus)
y los protozoos parásitos (Giardia lamblia). También son particularmente resistentes las
esporas bacterianas como las de la bacteria anaerobia Clostridium perfringens, de origen
esencialmente fecal y que se asocian a contaminación por aguas residuales, por lo que es
uno de los organismos indicadores cuyo control establece la legislación. Los desinfectantes
se dosifican para los microrganismos más resistentes y así, la exposición necesaria para una
inactivación 3-log de G. lamblia es suficiente para asegurar una desinfección 4-log de todos
los virus importantes, por lo que la práctica habitual es fijar la dosis para el organismo
indicador e ignorar el resto.
El valor del pH determina las concentraciones relativas de ambas especies. A partir de 50.9
se obtiene un valor de [ClO-] = [HOCl] para pH = 8,3 por lo que a pH < 8.3 predomina el ácido
hipocloroso, que es un biocida más eficaz que el hipoclorito en el rango de pH usual en los
tratamientos de potabilización. A la suma de ácido hipocloroso e hipoclorito se le denomina
“cloro residual libre”.
El cloro reacciona con especies reductoras presentes en el agua tales como manganeso,
hierro, nitritos, sulfuros, con la materia orgánica y, significativamente, con el amoníaco
dando lugar a las reacciones siguientes:
&= + &'# → &$ # + &$ ' [50.10]
&$ # + &'# → &# $ + &$ ' [50.11]
&# $ + &'# → # = + &$ ' [50.12]
Estas reacciones generan una demanda inmediata de cloro y las tres indicadas
anteriormente producen cloraminas. Las cloraminas son también agentes desinfectantes
que si bien tienen una eficacia menor que el sistema HOCl/ClO- se mantienen activas por
más tiempo en la conducción de agua, motivo por el cual se utilizan como desinfectantes
secundarios. Como resultado de estas reacciones la curva de cloro residual frente al cloro
dosificado (Figura 50.2) presenta un mínimo que corresponde al momento en el cual las
reacciones con el amonio dejan de consumir cloro y este puede acumularse en el agua en
forma de cloro residual libre. A la técnica de cloración que consiste en añadir cloro más allá
del mínimo de la curva, se la denomina cloración residual libre (breakpoint chlorination) y es
la más usada en la práctica. Otra posibilidad es la cloración residual combinada en la cual se
dosifica el cloro para que reaccione con el amoníaco sin llegar a la destrucción total de éste,
de manera que sea este cloro residual combinado el encargado de mantener la actividad
antimicrobiana en la red. La suma del cloro residual libre y el combinado constituye el cloro
residual total.
Figura 50.2. Ejemplo de curva de cloración mostrando las cantidades de cloro residual libre y
combinado. (Los datos y las flechas se refieren al ejemplo 50.4)
La energía requerida para una desinfección dada se denomina dosis, que es el producto de la
tasa de fluencia por el tiempo de aplicación:
?
> !@
= A′
!@
C [50.13]
E' o tasa de fluencia es la energía que atraviesa en todas direcciones una esfera de área
diferencial dividida entre su superficie. (La tasa de fluencia a veces se denomina
erróneamente “intensidad de radiación”, que es otro concepto.) Las dosis objetivo para
distintos microorganismos y grados de eficacia se recogen en tablas ampliamente
difundidas. Por ejemplo, una reducción 2-log de un cultivo de E. coli requiere una dosis de 9
mJ/cm2, mientras que microorganismos más resistentes como Bacillus subtilis o C.
perfringens requieren 46 y 95 mJ/cm2 respectivamente para un mismo grado de
desinfección.
En todo caso, las dosis deben de incrementarse debido a factores operativos que limitan la
eficacia de la desinfección tales como agregación de microorganismos, asociación de estos
con partículas, efecto sombra de material particulado en suspensión o la capacidad que
poseen los microrganismos para autorreparar los daños producidos por la radiación. La
reparación puede producirse en oscuridad, en el período subsiguiente a la irradiación o
activada por luz visible (que emiten las propias lámparas de mercurio de media presión, por
ejemplo). Los mecanismos de reparación permiten reactivar hasta el 1% del total de
microorganismos originales.
= −: DE AF !*
[50.14]
= − DE AF !
[50.15]
Para calcular la tasa de fluencia efectiva se suele aplicar un factor de corrección de 0,85 que
tiene en cuenta las variaciones de intensidad de emisión de un punto a otro de las lámparas,
ya que esta tiende a disminuir en los extremos con el uso. La transmitancia del fluido a la
radiación UV depende de las características del agua y a falta de medidas precisas se puede
aproximar por un coeficiente corrector del 0,75 para unidades de pequeño tamaño en las
que no se dispone de mejores datos.
ii. Cálculos
: :P
· = 1,2 : /< 1,07 :P = 1,29
<
La exposición corresponde al punto señalado con una flecha en la Figura 50.1.
50.2. Cálculo del tiempo de contacto para una eficacia de desinfección dada.
En una cloración de un agua potable, se observa que con una concentración de 0,1 mg/L de
cloro libre se produce una reducción de un 99 % de la población de bacterias en 5 min.
¿Qué tiempo de contacto sería necesario para aumentar la eficacia de la desinfección a 3-
log si la concentración de cloro libre se reduce a 0,06 mg/L? Se puede suponer que se
cumple la cinética de Chick-Watson de primer orden.
Solución:
A partir de la expresión 50.2:
1
− J L = − 0,1 : /< 5 :P
100
De donde se obtiene la constante de letalidad, kCW = 9,2 L mg-1 min-1. Para una eficacia del
99,9% y C = 0,02 mg/L, el tiempo necesario es:
1
= 1000 = 12,5 :P
9,2 < : * :P * 0,06 : /<
10 := : :P
· XUY1 = 2 : /< 0,3 Z [ = 120
0,05 := /:P <
Para obtener una concentración de cloro residual combinado de 0,35 mg/L es preciso no
superar el breakpoint. De la Figura 50.2 (punto 2) se obtiene una dosis de 0,5 mg/L. Para
obtener dosis de 2.3 y 0.5 mg/L de cloro (Cl2) se necesita, aplicando la estequiometría de la
reacción 50.7 (1:1) y los pesos moleculares de hipoclorito (74,5 g/mol) y cloro (71 g/mol), se
obtienen las cantidades solicitadas:
= 2,303 = − DE AF !
0.6
0.4
ln[-ln(N/No)]
0.2
0.0
-0.2
m = 0,603
-0.4
-0.6
0.5 1.0 1.5 2.0 2.5 3.0 3.5
ln(t)
Bibliografía:
Bolton, J.R., Cotton, C.A., The Ultraviolet Disinfection Handbook, American Water Works Association,
2008.
Howe, K.J., Hand, D.W., Crittenden, J.C., Trussell, R.R., Tchobanoglous. G., Principles of Water
Treatment, John Wiley & Sons, New Jersey, 2012, pp. 525-584.
Metcalf & Eddy Inc. Tchobanoglous, G., Burton, F.L., Stensel, H.D., Wastewater Engineering:
Treatment and Reuse, McGraw-Hill, 2003, pp. 1217-1343.
Roberto Rosal P á g i n a 10