Está en la página 1de 6

UNIVERSIDAD DE SAN CARLOS DE GUATEMALA -USAC-

CENTRO UNIVERSITARIO SUR ORIENTE DE JALAPA -CONSURORI-

TÉCNICO EN CRIMINOLOGÍA Y CRIMINALÍSTICA

PRIMER SEMESTRE

CIENCIA POLÍTICA

“ENSAYO: LA CULTURA POLÍTICA GUATEMALTECA”

HERBER MAGLONY MORÁN CAL

CARNÉ: 202246789

SECCIÓN: “A”

Guatemala, abril de 2022


Ensayo sobre La Cultura Política Guatemalteca

La noción de cultura política tiene sus orígenes en Platón y Aristóteles y continúa a


lo largo de la historia del pensamiento político en autores clásicos como Montesquieu,
Rousseau y Tocqueville. La cultura política ha sido definida desde ámbitos diversos como
la Antropología, la Psicología, la Sociología y la Ciencia Política.

Para Parsons la cultura política hacía referencia a los “sentimientos subjetivos, las
actitudes y las conductas que caracterizaban las orientaciones políticas individuales y
colectivas en un sistema político”. El momento en el que el concepto de cultura política
tuvo un impacto de mayor alcance hay que situarlo en la década de 1960 con la aparición
del libro de Almond y Verba (1965) The civic culture. Esta obra, además de suponer el
punto de referencia de todos los estudios posteriores sobre cultura política, destacó por
su carácter innovador al verse envuelta en la revolución behaviorista del momento y de
los desarrollos teóricos funcionalista y sistémico (Morán, 1996: 11)

Almond y Verba (1965: 15) dieron una definición de cultura política diciendo que:
“la cultura política de una nación es una particular distribución de los patrones de
orientaciones hacia objetos políticos entre los miembros de una nación”. La cultura
política es, además, uno de los recursos que utilizan los actores para dar un significado
a las situaciones políticas y establecer guías de actuación (Morán, 1997).

La cultura política está compuesta por valores y percepciones, y generalmente hay


dos procedimientos para inferir en las propiedades de la cultura política en cuestión: a. a
partir de las condiciones sociales y económicas; b. a partir de actitudes que se presentan
en los sistemas democráticos.

La cultura política en países democráticos debe tener componentes, tales como. a. La


ciudadanía, b. La participación, c. La sociedad abierta, activa y deliberativa, d. La
secularización, e. Competencia o eficacia cívica, f. legalidad, g. pluralidad, h. La
cooperación con los conciudadanos, i. Una autoridad políticamente responsable. Está
sustentada por un grupo de individuos racionales, libres e iguales ante la ley; el
ciudadano es el protagonista de la esfera pública, quiere participación, ante todo ser un
sujeto activo de la política, e incrementa el potencial democrático de una nación con sus
valores ante una sociedad atenta y vigilante de los actos de los gobernantes.

La cultura política en Guatemala se vio reflejada a través de los acontecimientos de


movilización ciudadana del año 2015, en donde el protagonismo de la esfera pública es
el ciudadano quien tuvo una amplia participación e involucramiento de la ciudadanía ante
el accionar del gobierno, pudo desencadenar procesos de cambios para una
reconstrucción de las relaciones sociales y de poder. Los problemas sociales en
Guatemala se han venido precipitando desde inicios del siglo XXI, pero en el año 2015
las grandes movilizaciones de la Plaza desaceleraron y abrieron la ruta del “Estado
Fallido”.

Se sostiene la hipótesis de que la fragilidad del Estado guatemalteco tras las


transiciones del autoritarismo a la democracia y de la guerra a la paz, sumadas a los
irresistibles impactos de la globalización (incluyendo la geopolítica del crimen
organizado), lo conducían hacia lo que la literatura anglosajona calificó a inicios del siglo
XXI como el “Estado fallido”. Justamente fue el escenario detrás del diseño local de la
Cicig en el 2002/3 (Gutiérrez, 2016).

La población en general, desde abril del 2015 vivía en descontento por una crisis
política reflejado en el gobierno, tanto que originaron manifestaciones para dar a conocer
el descontento. Sin embargo, dichas manifestaciones se convocaban principalmente a
través de las redes sociales, aunque en esos tiempos se venía poca participación
ciudadana para protestar frente a la Corte Suprema de Justicia y de la Corte de
Constitucionalidad. Se manifestó de manera legal y pacifica como lucha contra la
impunidad, lucha que desveló una crisis más profunda, funcionarios implicados en casos
de corrupción.

Es así como la internet, en especial las redes sociales han evolucionado nuestras
maneras de percibir el mundo y la manera de participar en la vida pública, ofrecen voz a
quienes antes no lo tenían, de esta manera se democratizan los espacios de
participación política para resaltar una cultura cívica, es decir, un nuevo mecanismo que
ha abierto grandes oportunidades para facilitar la realización de las opiniones públicas.
La participación e intervención de la ciudadanía en el sistema político es muy
importante para garantizar la respuesta del Estado a las demandas sociales. Los
movimientos ciudadanos desde abril hasta agosto del 2015 triunfaron ante la renuncia
de la entonces vicepresidenta Roxana Baldetti, (esto ocurrió el 8 de mayo) y también de
la renuncia del presidente Otto Fernando Pérez Molina, (2 de septiembre). El impacto de
las redes sociales se veía reflejado a través de hashtag, tales como: #RenunciaYa,
#JusticiaYa, #ReformaYa, #YoNoTengoPresidente y entre otros.

Los actores de dichas movilizaciones en la Plaza, tales como Justicia Ya,


Coordinadora Estudiantil Universitaria de Guatemala, Asamblea Social y Popular,
Plataforma Nacional para la Reforma del Estado, Movimiento Semilla, Somos, Vos.
Fueron varios los actores que han quedado en la historia por levantar la voz y de esa
manera impactar en la vida política democrática del país; movimientos que fueron
promoviendo convocatoria en la Plaza de la Constitución a través de las redes sociales.
La voluntad manifiesta por los ciudadanos en 2015 de recuperar los espacios públicos,
e interesarse más en cuestiones políticas y participar, podría ser el impacto más notable
de esta crisis en la cultura política de los guatemaltecos.

Debemos resaltar la importancia del periodismo que también fue la clave para los
movimientos cívicos del 2015, ya que se está multiplicándose el periodismo digital
independiente (Plaza Pública, Nómada, el Centro de Medios Independientes y otros), los
blog y otras formas de comunicación que los medios tradicionales se ven obligados a
tomar en cuenta. Entre los factores de poder, la prensa se mantuvo neutral, salvo el diario
el Periódico que denunció permanentemente al régimen, aunque dando amplia cobertura
a las manifestaciones ciudadanas y a las acciones del MP y la Cicig, con excepción de
los cuatro canales de televisión abierta, propiedad de Ángel González y su enorme red
de radiofusoras.

Por primera vez en décadas, la población de la capital de Guatemala y de las


principales ciudades del país salió masivamente a las plazas a protestar exigiendo la
renuncia y el procesamiento judicial de los entonces presidente Otto Pérez Molina, y
vicepresidenta, Roxana Baldetti, que habían sido electos para el periodo 2012-2016.
Mientras la población abarrotaba las calles, la Cicig y el MP ganaban las batallas en las
cortes de Justicia y la presión se volvió irresistible para el propio Congreso de la
República, que terminó despojando de su inmunidad al mandatario con los votos de los
diputados de su propia bancada, el Partido Patriota (PP).

Muchos jóvenes que a partir de las manifestaciones del 2015 y los casos de
megacorrupción en el Estado, nos empezamos a involucrar e interesar en la política y
los espacios de discusión y organización. Sin embargo, nadie imaginó que la historia
volvería a repetirse con la llegada de Jimmy Morales a la presidencia del país. No sólo
destruyó la frágil institucionalidad que quedó desde de la Cooptación del Estado por
estructuras criminales, que aún siguen vigentes y funcionando con total impunidad.
Jimmy Morales les brindó las herramientas y puso al Estado de Guatemala como un botín
para servirse de él y procurar inmunidad e impunidad. Prueba de ello es, ver a casi todo
el gabinete del gobierno de Morales acusados, procesados e investigados por casos de
corrupción en el Estado.

Sigue reinando la impunidad en el país, y las estructuras criminales se niegan a


desaparecer, y utilizan sus medios para continuar fraguando y pactando impunidad y
corrupción. El objetivo fue siempre capturar el sistema de justicia para operar sin ser
perseguidos e investigados. La crisis política de 2015, provocada por el
desmantelamiento de esos Ciacs evolucionados y que fue legitimada por las
movilizaciones ciudadanas, representa un punto de inflexión en la ruta hacia el “Estado
fallido”.

Este es el poder de un movimiento que cambió la historia, es importante rememorar


dichos movimientos, para apreciar su magnitud, como lo mencionaba anteriormente, se
logró la renuncia de la vicepresidenta Roxana Baldetti y posteriormente la renuncia del
presidente Otto Pérez Molina ante la indignación por la corrupción que sigue imperando
en el país.

Han pasado varios años, y estamos conscientes de que muchos anhelamos un país
más próspero sin líderes corruptos al frente. No permitir más robo frente a nuestras
narices, no permitir más un congreso que aprueba leyes en beneficio de ellos mismos y
no en beneficio de las necesidades del pueblo de Guatemala. Las acciones por una
Guatemala mejor, no se quedan aquí. En nuestras manos está la oportunidad de hacer
un cambio positivo a través de las próximas elecciones, debemos de analizar y pensar
bien a quienes debemos elegir como nuestros gobernantes, es decir, estudiar bien a los
posibles candidatos.

La construcción de una sociedad democrática requiere, entonces, de una estrategia


de varias pistas, ya que hay que promover declaradamente las bondades de los valores
democráticos, a la vez que impulsar la construcción de instituciones que funcionen a
partir de los principios de legalidad, pluralidad, competencia, responsabilidad política, es
decir, a partir de principios democráticos.

También podría gustarte