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Si te interesa contar “cuentos que son verdad”, conoce cómo desarrollar estas cuatro etapas:
1. La preparación
Para Guerriero, el trabajo del periodista narrativo es saber qué mirar, y mucho antes de
proponer el tema y salir a la calle, debe tener claro su punto de interés: “Encontrar un punto
de vista es sinónimo de tener la historia clara en la cabeza. Si saben qué es lo que van a contar,
pueden establecer las bases para lo que van a hacer”.
2. El reporteo
Para Leila Guerriero está claro que el periodismo narrativo es ante todo periodismo. Por lo
tanto, la reportería es fundamental para la construcción de un texto, aunque las técnicas de
recolección de datos son distintas a las de las noticias. Entre ellas destacan las entrevistas a
profundidad y la observación directa.
“Si nos quedamos suficiente tiempo, siempre ocurre algo interesante. Es como ser un
pescador. Si eres un buen pescador, te quedarás horas hasta que puedas encontrar un pez
interesante”.
En el caso del perfil, el ejercicio de mirar cobra una importancia especial: “Más que hacer
preguntas, hacer un buen perfil es el arte de mirar. Nuestra labor está en revisar la leyenda
que una persona cuenta de sí misma”. No basta con entrevistar una vez al personaje, es
necesario volverse un experto en el personaje y escuchar a otras personas.
Leila Guerriero confiesa que recopila mucho más material del que podría llegar a publicar: “El
5% es el texto que el lector lee. Esa pequeña parte flota y se sostiene por el 95% de cosas que
están abajo y no se ven: el reporteo, la calidad, la voz autorizada”. Aconseja no escribir
pensando en el límite de caracteres, sino continuar hasta agotar la historia. Después habrá
tiempo de quitar las partes que no funcionen.
En cuanto a cuándo empezar a escribir, hay dos tipos de periodistas narrativos: los que van
escribiendo a medida que investigan y reportean, y los que ponen la primera frase cuando han
terminado el trabajo en la calle. Guerriero pertenece a este último grupo: “Antes de sentarme
a escribir tengo que repasar todo el material. En ese repaso es cuando surgen los temas
fundamentales. Para mí todo termina de armarse en esa lectura de uno o dos días antes de
sentarme a escribir”.
4. La escritura
Aquí, frente a la hoja en blanco, es cuando el periodista pone a prueba todo el trabajo previo.
El primer paso, para la maestra, es tener clara la frase de inicio y desde ahí sentarse a
desarrollar el texto. Un mal inicio –al igual que un mal final- puede tirar por la borda el trabajo,
por eso aconseja “enganchar -por algo, lo que sea- al lector. Prueben con estructuras visuales,
estructuras de sonidos, frases impactantes”.
En cuanto a la estructura, explica que en todas las crónicas siempre debe haber un tiempo
pasado (la historia del personaje retratado) y el presente (el tiempo en que está sucediendo la
crónica).
En cuanto al lenguaje, es enfática al aconsejar que cada frase aporte información, y en usar un
lenguale sencillo sin caer en lo simple. También prefiere la descripción en lugar de los
adjetivos, pero aclara que describir no es hacer un inventario de cosas sino una edición “una
selección de la esencia de un lugar”.
*El contenido de esta nota se basa en la relatoría del Taller Periodismo narrativo para la
información cultural, que condujo Leila Guerriero en abril de 2012 en México D.F.
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