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GLOSARIO
Esquema compositivo: organización formal o modo con que una figuración se dispone
gráficamente. Es un término que puede funcionar como sinónimo de motivo, aunque existe una
diferencia de matiz (vid. motivo). Los esquemas compositivos pueden codificarse también en
modelos, de modo que los tipos iconográficos suelen ir asociados a modelos de esquemas
compositivos, pudiendo evolucionar su organización formal. También pueden ser observadas, en
la Historia del arte, disociaciones de esquema compositivo y tipo iconográfico, aplicándose un
mismo esquema compositivo, asociado tradicionalmente a un concreto tipo, a otro tipo distinto.
Motivo: en arte, rasgo característico que se repite en una obra o en un conjunto de ellas. Esto es
aplicado fundamentalmente a la ornamentación. De este modo puede hablarse de los motivos
que configuran un friso, una cenefa, una orla, etc. Serán motivos en dicho sentido las hojas de
acanto, el ajedrezado jaqués, los roleos vegetales, etc. Desde la perspectiva iconológica, una
organización figurativa, en la cual solamente interesa tener en cuenta su significado primario
(fáctico y expresivo). Su ámbito de estudio es el estilo. No debe confundirse con el contenido
iconográfico de una obra de arte ni con el concepto de tipo iconográfico. Es admisible su
utilización como sinónimo de esquema compositivo de una imagen o de una disposición
figurativa. No obstante esquema compositivo va referido más específicamente a la organización
formal de los elementos o figuras que componen una imagen o una obra artística y el motivo es
esa misma organización formal, pero en ella cuentan también las cualidades expresivas.
Significado o contenido: todo aquello que viene a representar la obra de arte visual. Las
representaciones visuales pueden ser miméticas o no. Las representaciones con las que opera la
iconología son fundamentalmente las imágenes de naturaleza mimética --como imitación de las
cosas del mundo--. Es esencial la distinción analítica de forma y contenido. Los teóricos del arte
a partir del Renacimiento lo supieron diferenciar funcionalmente. Alberti, por ejemplo,
distingue la configuración técnica y formal de la pintura respecto del contenido, que él llama
historia o invención. Si para la forma exige del pintor un dominio de la geometría, para el
contenido, será de la retórica y la poesía.
Símbolo: puede ser definido, a grandes rasgos, en función de dos enfoques diferentes: el
realista, nacido de la corriente aristotélica de pensamiento, y el idealista, que derivaría de otras
corrientes, como la platónica. La definición realista coincide básicamente con la del
Diccionario de la Real Academia Española: «Representación sensorialmente perceptible de una
realidad, en virtud de rasgos que se asocian con ésta por una convención socialmente aceptada».
Desde este punto de vista, el concepto de símbolo es sinónimo o equivalente a signo, metáfora,
alegoría, atributo, emblema, etc. El símbolo sería así una imagen u objeto, y en general un
recurso retórico de la expresión humana, dotado de un significado convencional, semejante al
signo lingüístico --si bien, no arbitrario como sí lo es el signo lingüístico--. Desde esta
perspectiva, la imagen del pelícano alimentando a sus pollos con su propia sangre puede ser un
símbolo, un signo, un emblema o una metáfora de la obra redentora de Cristo. La definición
idealista es mucho más compleja, y se podría hablar de diferentes definiciones en función de
sistemas, aunque nos vamos a centrar en dos de estos sistemas: el de la iconología y el de la
arquetipología. En cuanto a la primera, Ernst Cassirer parte de la idea de raíz kantiana según la
cual el conocimiento consiste en una conceptualización de la experiencia o de lo sensible, pero a
diferencia de Kant que aplicó esta idea al conocimiento en el ámbito de las Ciencias naturales,
Cassirer se ocupa de aplicarlo a las Ciencias culturales o conjunto del saber. Aquí los conceptos
adquieren la denominación de símbolos, los cuales son transversales a las diversas formas
culturales: mito, lenguaje, arte, ciencia, religión e historia. Los hombres crean, en virtud de su
comunicabilidad, unos conceptos o símbolos que se encuentran en actualización y configuración
constante a lo largo de la vida de la civilización, o a lo largo de la historia. Panofsky toma esta
formulación del símbolo haciéndola equivaler a síntoma cultural, según lo cual cualquier
manifestación es símbolo o síntoma de una actitud básica de un grupo social; dicha actitud
básica se percibe poniendo en relación diferentes síntomas que se revelan al intérprete en una
situación interdisciplinar. Entendido así el símbolo, Panofsky puede llegar a concebir la Historia
cultural. Esta sería la noción de símbolo en el ámbito de la iconología. G. Durand nos
proporciona la aproximación al concepto de símbolo de acuerdo con la arquetipología que
inspira al círculo de Eranos. Señala que el símbolo pertenece a la categoría del signo. Pero así
como los signos normalmente son solamente subterfugios destinados a economizar, y permiten
una verificación exacta del significado, el símbolo en cambio evoca algo que no puede ser
percibido sensiblemente ni puede ser aprehendido por otro procedimiento de pensamiento. No
es, pues, un signo como el língüístico, arbitrario y convencional. El símbolo pertenece al ámbito
de lo imaginario, y por lo tanto a la conciencia. En los Evangelios, pueden advertirse las
parábolas, auténticos símbolos del Reino. Una imagen como la del pelícano alimentando a sus
pollos con la propia sangre no sería, por tanto, según esta concepción, una simple metáfora, sino
un símbolo del misterio de la Redención. Símbolo sería pues todo signo concreto que evoca, por
medio de una relación natural, algo ausente o imposible de percibir.
Tema de encuadre: término introducido por Jan Bialostocki, al considerar el problema que se
le presenta al artista ante la creación de un tipo iconográfico nuevo que requiere de un concreto
esquema compositivo. Para ello el proceder habitual ha sido siempre basarse en esquemas ya
creados y mantenidos por otros tipos iconográficos, los cuales guardan cierta similitud en la
ordenación de los elementos visuales. Bialostocki quiere poner aquí de relieve que con los
esquemas compositivos se transfieren también similitudes respecto a la función y la situación
espiritual del tema o del tipo de procedencia. Así la ofrenda como reconocimiento sería un tema
de encuadre del que participarían los cortejos de vencidos oferentes y la Adoración de los
Magos en el arte de la Antigüedad. Este último tipo heredaría no sólo la composición del cortejo
de vencidos oferentes, sino también cierto sentido del contenido. Así mismo, el pisar la cabeza
sería otro de estos temas de encuadre, presente tanto en la Judit de Giorgione, que pisa la cabeza
de Holofernes, como en la Inmaculada Concepción, cuando pisa la cabeza de la serpiente o el
dragón. Los temas de encuadre se encuentran en el corazón mismo de la tradición
warburguiana, tratándose de símbolos.
Tipo o tipo iconográfico: modo concreto como se ha llegado a configurar en imagen visual un
tema o un asunto. Por tipo entendió primeramente Panofsky una fusión o síntesis en la cual un
sentido fenoménico --el sentido primario o pre-iconográfico de la imagen, o sencillamente una
figura simple de algo-- se convierte en vehículo de un tema o un significado, creando así el
sentido del significado en una obra de arte visual. Su ámbito de estudio es la iconografía. No
debe de ser confundido con motivo o esquema compositivo, cuyo ámbito de estudio es el estilo.
Visión: proceso físico/fisiológico por medio del cual la luz impresiona los ojos y crea
sensaciones visivas. Es el ámbito al que corresponde lo visivo, que debe ser diferenciado de lo
visual y la visualidad.
Visualidad: desarrollo mental a través del cual se procesan conceptos o significados a partir de
lo percibido por medio del sentido de la vista. Es el ámbito al que corresponde lo visual, que
debe ser diferenciado de lo visivo y la visión.