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INTRODUCCIÓN
La diabetes es una enfermedad heterogénea, que carece de causea única y de tratamientos estándares. Es necesario
individualizar el tratamiento según la naturaleza y la gravedad de la enfermedad.
Dentro de los recursos terapéutico a utilizar en un paciente diabético, la dieta continúa siendo uno de los pilares
fundamentales junto con el ejercicio y la educación sanitario-alimentaria.
La medicación puede o no estar presente en el tratamiento, y en muchos de los casos la eficiencia de su acción se
ve disminuida por el incumplimiento de la dietoterapia implementada.
En las dos dietas (D.I.D. o tipo 1), la medicación constituye uno de los cuatro pilares del tratamiento; mientras que
en los (D.I.I. o tipo 2), y en aquellos pacientes que no toma medicación hipoglucemiantes, la dieta se constituye en un
doble pilar.
La actividad física aumenta la efectividad de la alimentación y facilita la acción de los agentes hipoglucemiantes
orales si el paciente lo recibe.
No existe una dieta específica para la diabetes, el diabético no requiere una alimentación especial: su alimentación
debe estar constituida por lo mismo alimentos que para los no diabéticos. Por ello el término “plan de alimentación” es
una expresión moderna que se adapta mejor al concepto anterior y que le quita rigidez a la clásica expresión “dieta del
diabético” o “dieta para la diabetes”.
CLASIFICACIÓN
La diabetes se puede clasificar en las siguientes categorías generales:
-Diabetes tipo 1 (debido a la destrucción autoinmune de las células β, que generalmente conduce a una deficiencia
absoluta de insulina).
-Diabetes tipo 2 (debido a la pérdida progresiva de la secreción de insulina de las células β con frecuencia en el
fondo de la resistencia a la insulina).
-Diabetes mellitus gestacional (GDM, por sus siglas en inglés) diabetes diagnosticada en el segundo o tercer
trimestre del embarazo que no fue claramente evidente en la diabetes antes de la gestación.
-Tipos específicos de diabetes debido a otras causas, por ejemplo, síndromes de diabetes monogénica (como
diabetes neonatal y diabetes de inicio en la madurez [MODY]), enfermedades del páncreas exocrino (como fibrosis
quística y pancreatitis) y diabetes inducida por sustancias químicas (como con el uso de glucocorticoides, en el
tratamiento del VIH / SIDA o después de un trasplante de órganos)
DIAGNÓSTICO:
Hay varias formas de diagnosticar la diabetes. Por lo general, cada método debe repetirse en un segundo día para
diagnosticar la diabetes.
Las pruebas deben realizarse en un entorno de atención médica (como el consultorio de tu médico o un
laboratorio). Si tu médico determina que tu nivel de glucosa (azúcar) en sangre es muy alto, o si tienes los síntomas
clásicos de un nivel alto de azúcar en sangre además de una prueba positiva, es posible que tu médico no requiera una
segunda prueba para diagnosticar diabetes
GLUCOSA PLASMÁTICA EN AYUNAS (FPG)
Esta prueba mide tus niveles de glucosa (azúcar) en sangre en ayunas. En ayunas significa no comer ni beber nada
(excepto agua) durante al menos 8 horas antes de la prueba. Esta prueba generalmente se realiza a primera hora de la
mañana, antes del desayuno.
•La diabetes se diagnostica cuando el nivel de glucosa (azúcar) en sangre en ayunas es superior o igual a 126 mg/dl.
A1c
La prueba de A1c mide tu nivel de glucosa (azúcar) en sangre promedio durante los últimos dos o tres meses. Las
ventajas de recibir un diagnóstico de esta manera es que no tienes que ayunar ni beber nada.
•La diabetes se diagnostica con una A1c mayor o igual al 6,5 %.
•Si tu nivel de A1C está entre 5.7 y menos de 6.5 %, tus niveles han estado en el rango de prediabetes.
•Si tienes un nivel de A1C de 6.5 % o más, tus niveles estuvieron en el rango de diabetes.
Objetivo del tratamiento
Con el plan de alimentación se persiguen los siguientes objetivos:
1. Fomentar o promover la ingesta de una alimentación adecuada y aceptable; en la que se contemple la
individualización y la flexibilidad.
2. Lograr o mantener el peso cercano al ideal y obtener un crecimiento y desarrollo normales en niños y adolescentes.
3. Facilitar la normalización del metabolismo de hidratos de carbono, proteínas y grasas.
4. Minimizar las fluctuaciones de los niveles de glucemia, a los que los diabéticos tipo 1 son particularmente
susceptibles.
5. Prevenir o retardar la enfermedad de los vasos sanguíneos de corto y grueso calibre o tratar las complicaciones
existentes (nefropatías, vasculopatías, etcétera)
Prescripción dietética
Se dará extensión a este punto por ser básico para comprender la selección actual de alimentos, ya que aún sigue
presentándose algunas controversias.
La prescripción dietética debe traducirse en la realización de un plan de alimentación que sea aceptable para el
individuo, que contemple sus necesidades y que se adecue lo mejor posible a su ocupación, actividad física,
características étnicas, culturales, económicas y sociales, donde se fundamentas sus hábitos de consumo. Prioridades
del tratamiento del diabético tipo 1 y 2 leer pág. 177-178
En la prescripción se debe considerar los siguientes puntos:
• Valor calórico total
• Hidratos de carbono, proteínas, grasas totales y colesterol
• Fibras
• Fraccionamiento y horario de cada comida
Se analizarán cada uno de estos puntos, en los que existen diversas posturas, algunas clásicas y otras actuales, y la
indicación que el factor económico tiene en el cumplimiento del plan de alimentación.
Características
Valor calórico: su finalidad es normalizar el peso, y puede ser normo calórica, hipo calórica o hiper calórica. Para su
cálculo debemos tener en cuenta los siguientes factores: edad, peso corporal, situación biológica y actividad muscular.
Formula calórica: La Asociación Americana de Diabetes propone: H de C. 50-60%- Proteína. 12-15% y grasas que
cubren el resto del valor calórico total.
Hidratos de carbono: El plan actual para el diabético propicia aportar una cantidad variable pero alta en
macronutrientes. Se recuerda que en este marco se debe evitar una ingesta diaria inferior al 150g para impedir la
cetosis (Acumulación anormal de cetonas en el cuerpo. Es consecuencia de una alteración en el metabolismo de los
hidratos de carbono, que hace que en su lugar se metabolicen ácidos grasos, uno de cuyos productos finales, las
cetonas, se van acumulando en el organismo).
Proteínas: Para un adulto sin complicaciones se recomienda de 0.8 a 1 g/kg de peso: para niños, en el embarazadas y
la lactancia de 1.5 a 2 g/kg. Para ancianos de 1 a 1.5 g/kg. Como es lógico, cualquier complicación puede hacer
necesario el aumento o la disminución de estas cuotas.
Grasas: Es aconsejable no obtener de las grasas más del 30 % de la energía. Se recomienda que el 7% de las mismas
sean provistas por grasas saturadas, el 10% por grasas mono insaturadas y el resto por grasas poliinsaturadas.
Asimismo, se recomienda que el colesterol total diario no supere los 300mg.
Fibras: Numerosas evidencias de los últimos tiempos sugieren que una dieta alta en fibras, especialmente fibras
solubles, mejoran el metabolismo de los hidratos de carbono, disminuye el colesterol total y las lipoproteínas de baja
densidad, además de otros efectos beneficiosos. Se recomienda que la dieta tenga unos 40g de fibra por día o unos
25g/1000 kcal.
Fraccionamiento de las comidas
El diabético debe saber que lo que le diferencia de un individuo no diabético es que no puede existir una amplia
variación en los alimentos que se ingieren en una comida y en otra, en un día y en el siguiente, y al mismo tiempo que
debe espaciar sus comidas debidamente, consiste su tratamiento solo en una dieta, en una dieta con agentes
hipoglucemiantes en una dieta más insulina.
El nutricionista debe conocer el tipo de trabajo que realizar el paciente, horarios, disponibilidad de alimentos según
donde se encuentra y tipo de medicación que recibe, para poder distribuir los alimentos que conforman el plan de la
forma más conveniente.
En los diabéticos tipo 2 la distribución es normal en 4 comidas. Se indicarán colaciones si el paciente refiere un
hambre excesiva entre horas, con las que se evitarán las transgresiones.
En los diabéticos tipo 1 se tendrán en cuenta el tipo de insulina que reciben, el número de dosis diarias y las horas de
acción máxima; por lo general se indican 4 comidas y 1-2 colaciones. Las kilocalorías y los nutrientes que componen
el plan de alimentación pueden dividirse sea proporcional y el cuidad que los tiempos de acción máxima de la insulina
coincidan con los momentos de comidas o colaciones. Esto impediría grandes fluctuaciones de la glucemia. Si existe
tendencia evidente a la hiperglucemia o a la hipoglucemia en un momento determinado del día, el ajuste del horario, la
cantidad y el número de comidas pueden mejorar el control, con lo que es posible obviar la necesidad de cambiar el
régimen de insulina. El tratamiento intensivo actual permite cierta flexibilidad en el horario y las cantidades de
comidas.
Ejemplo que orientan la distribución de los alimentos son los siguientes:
Por fracciones
Si la cantidad de kcal fuera 2100 kcal totales con la distribución anterior les corresponderían 300kcal al desayuno,
merienda y colación. 600 kcal a las comidas principales
Por porcentaje
Se debe de conocer los distintos tipos de insulina, para poder distribuir las comidas, de tal forma que exista una cuota
calórica importante en el momento de mayor efecto insulínico, para evitar la consecuente hipoglucemia.
Observación:
Puesto que los rangos de acción son amplios, se deben controlar de cerca a los pacientes cuando comienzan su
tratamiento, para determinar juntos con ellos sus propios y particulares tiempos de acción.
Índice glucémico de los alimentos
Los alimentos que contienen hidratos de carbono se digieren en distintos ritmos. Además, los azucares simples
difieren su efecto sobre los niveles de glucemia.
La glucosa produce un mayor efecto en la glucemia que la sacarosa o la fructosa. Algunas féculas producen un mayor
efecto que algunos azucares imples.
Entre los factores que influyen en la digestibilidad de las féculas se encuentran el tamaño de las partículas, la
naturaleza de la fécula, el proceso de preparación del alimento, la presencia y el tipo de fibra y las interacciones
fécula-proteínas-grasas.
Entonces podemos decir que el índice glucémico (IG) es una medida de la rapidez con la que un alimento puede
elevar su nivel de azúcar (glucosa) en la sangre.
Únicamente los alimentos que contienen carbohidratos tienen un IG. Los alimentos tales como aceites, grasas y carnes
no tienen un IG. En general, los alimentos con un IG bajo aumentan lentamente la glucosa en su cuerpo. Los alimentos
con un IG alto incrementan rápidamente la glucosa en la sangre.
Tabla de clasificación de algunos alimentos comunes según valores de IG (alto, medio, bajo)
El índice glucémico es un concepto que nos ayuda a clasificar los alimentos según su impacto sobre el nivel de
glucosa en sangre después de consumirlos, en una escala de 0 a 100. Se suele decir que es la velocidad con la que los
alimentos ricos en hidratos de carbono se absorben y elevan la glucemia.
Los alimentos se comparan con un patrón, la glucosa, que obtiene el valor 100 y aquéllos con valores por encima de
70 se denominan de índice glucémico alto. Un alimento con un índice glucémico alto (con hidratos de carbono que se
digieren y absorben rápidamente) eleva la glucosa en la sangre más que los alimentos con un índice glucémico
mediano o bajo (con hidratos de carbono que se digieren y absorben más lentamente).