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PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA DEL PERÚ


ESTUDIOS GENERALES LETRAS

TRABAJO INDIVIDUAL

Título: Ser libre por Dios o de Dios: La representación ambivalente de la idea de


libertad desde una perspectiva cristiana en la serie Lucifer durante las cuatro
primeras temporadas.

Nombre: Lorena de las Nieves Pacora Abanto

Tipo de evaluación: Entrega final monografía

Curso: Investigación Académica

Horario: 689

Comisión: B

Profesor: María de los Ángeles Fernández Flecha

Jefe de Práctica: Claudia Duharte

SEMESTRE 2019-2
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Ser libre por Dios o de Dios: La representación


ambivalente de la idea de libertad desde una perspectiva
cristiana en la serie Lucifer durante las cuatro primeras
temporadas.

Presentada como parte del curso Investigación Académica, EEGGLL, PUCP

Nombre: Lorena de las Nieves Pacora Abanto

Código 20180602
Horario 689 B
Correo electrónico: a20180602@pucp.edu.pe

Diciembre 2019

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Resumen

El siguiente trabajo aborda la representación ambivalente de la idea de libertad desde una perspectiva
cristiana en la serie Lucifer durante las cuatro primeras temporadas. Este planteamiento es explicado en
dos capítulos. En el primero, se analiza la relación del mal con la libertad del ser humano que se presenta
en la serie. En este se busca explicar que el mal ha sido asociado con la figura del Diablo como una
forma de justificar su existencia en el mundo y para evitar que este recaiga en la figura de Dios. A partir
de esta idea, el segundo apartado del capítulo explica que el mal no proviene del Diablo o de Dios, sino
de la propia libertad con la que Dios ha dotado a los seres humanos. Esta libertad, al ser seres finitos,
es limitada y por lo tanto, susceptible al fallo y al error. Por otro lado, el segundo capítulo busca analizar,
por medio de los comentarios del personaje principal, Lucifer, y los personajes secundarios, cómo Dios
es presentado como un ser limitante de la libertad. En este capítulo, se explica la idea de un Dios
completamente soberano sobre su creación, en donde todos los eventos del mundo ya han sido
predeterminados por Él. En el segundo apartado, se explica que Dios tiene un plan manipulador para
sus creaciones, lo cual implica que permite y provoca el dolor, el mal, como parte de su plan el cual
busca que sea obedecido. Así, este análisis lleva a la conclusión principal de que la serie plantea dos
concepciones distintas con respecto a la libertad y el mal lo cual refleja la ambigüedad presentada en
los estudios teológicos.

Palabras clave: Diablo, mal, Dios, libertad, determinismo religioso, Lucifer, Netflix

Abstract

The following investigation addresses the ambivalent representation of the idea of free will from a
Christian perspective in the TV series Lucifer during its four first seasons. This approach is explained
in two chapters. In the first chapter, the relation between evil and human freedom that the series presents
is analyzed. This chapter intends to explain that evil has been associated with the figure of the Devil as
a way to justify its existence in the world and to prevent this from being associated with God. From this
idea, the next section of the chapter explains that evil doesn’t come from the Devil or God, but from
our own free will which was given to humans by God himself. As we are limited creatures, this free
will is limited and as such, prone to error. On the other hand, the second chapters tries to analyze how
God, through the comments of the main character, Lucifer, and the secondary characters, is presented
as a being who limits our freedom. In this chapter, the idea of God complete sovereign over its creation
is explained, that being the fact that all the events of the world had already been determined by Him. In
the next section, it’s explained that God has a manipulative plan for his creations, which implies he
allows and causes pain, evil, as part of his plan which God expects humanity to obey. As a result, this

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analysis comes to the main conclusion that the TV series presents two different conceptions regarding
our free will and evil, which reflect the ambiguity presented in many theological studies.

Key words: Devil, evil, God, free will, divine determinism, Lucifer, Netflix

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Tabla de contenido

Introducción 7

Capítulo 1: “¡Deja de culparme por todo!” La relación del mal con la libertad del ser humano 9

1.1 La asociación de la idea del mal con la imagen del Diablo desde el punto de vista de los personajes
secundarios 9

1.2 La defensa de Lucifer hacia la idea del mal como resultado de la libertad humana 14

Capítulo 2: ¡Manipulador, cruel infeliz! La presentación de Dios como un ser limitante de la libertad 21

2.1 La idea de Dios completamente soberano sobre su creación desde el punto de vista de Lucifer 21

2.2 La percepción que Lucifer tiene de sí mismo como parte del plan manipulador de su Padre (Dios) 26

Conclusiones 31

Bibliografía 33

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Introducción

La libertad es un concepto que ha sido ampliamente trabajado tanto por filósofos y teólogos debido a la
importancia que tiene en nuestras vidas como seres humanos, seres racionales y pensantes. ¿Somos
realmente libres? ¿Nuestras acciones en el mundo son libres o estamos determinados por una fuerza
superior? A lo largo de la tradición cristiana, el concepto que se tenía sobre la libertad ha ido cambiando
progresivamente, especialmente después de la modernidad, una época en la historia de la humanidad
donde la razón y la ciencia comenzaron a primar sobre la religión. Para el presente trabajo, la libertad
no se entiende como un “comportamiento irreflexivo, sin apelar a su conciencia, reflexión y
responsabilidad de las decisiones, sino como el hecho de obrar como ser dotado de razón. El hecho de
hacer opciones realistas, consecuentes y responsables” (Morin 1990: 66).

Para observar cómo es que este concepto es desarrollado en la actualidad, este trabajo plantea que la
serie estadounidense de Netflix Lucifer, producida por Tom Kapinos y estrenada en 2016, presenta dos
concepciones distintas de libertad desde una perspectiva cristiana por medio de los personajes
principales y secundarios. La serie desarrolla la historia de Lucifer, el Diablo, quien después de
renunciar a su trabajo como castigador en el Infierno, se retira a Los Ángeles, California. Es aquí donde
abre un lujoso bar y termina volviéndose un civil consultor de la policía de Los Ángeles para estar con
Chloe Decker, una detective de quien él se enamora y con quien resuelve casos de homicidios. Durante
las cuatro temporadas, además de los casos que los personajes deben resolver, la serie alude a temas
religiosos, mitos y lugares bíblicos y se mencionan diferentes personajes importantes de la tradición
cristiana, como Dios, el cielo y los ángeles, como Amenadiel, el hermano de Lucifer quien inicialmente
trataba de regresar a Lucifer al Infierno para volviera a realizar su trabajo.

Lo resaltante en esta serie no es la utilización de temas religiosos, pues la industria cinematográfica y


televisiva ha empleado temas cristianos para realizar productos artísticos mucho antes que la serie, —
véase el caso de La pasión de Cristo de Mel Gibson y Dios no está muerto, de Harold Cronk—, sino
que el valor que en este trabajo se le está asignando es la manera que le otorga una gran importancia a
la libertad y su relación con el mal y Dios. Esta serie representa no solo un desafío a la idea común que
se tiene del Diablo y el Infierno, sino que también plantea una imagen particular de Dios, lo cual
cuestiona su acción creadora y sus intenciones por medio de la humanización de los personajes
‘celestiales’ y la interpretación que se realiza de estos.

De esta forma, el tema principal de esta investigación es la concepción ambivalente de la idea de libertad
desde una perspectiva cristiana en la serie estadounidense de Netflix Lucifer a lo largo de sus cuatro
primeras temporadas. Para desarrollar esta idea, el presente trabajo se divide en dos capítulos, con dos
subcapítulos cada uno y se ha empleado distintas fuentes teológicas que comprenden el marco teórico

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de este trabajo. En el primer capítulo, se analizará que el mal no proviene del Diablo, sino que guarda
relación con la libertad con la que Dios dotó a la humanidad. En el primer apartado, se explicará cómo
los personajes secundarios asocian la imagen de Lucifer, el Diablo, con el mal y los problemas por los
que pasa la humanidad. Para esto, se empleará el trabajo de autores como Leon-Dufour, quien expresa
que el Diablo ha sido empleado por las autoridades cristianas como una figura para evitar que la
responsabilidad del mal recaiga en Dios, y Schiavo, quien señala que el Diablo es una representación
social de todo lo que una sociedad considera malo, el cual libra de responsabilidad al hombre. Esta
asociación le causa un gran resentimiento al personaje de Lucifer, quien expresa que él solo es un
castigador, un verdugo. A partir de esto, en el segundo apartado, se explica la manera en que se defiende
la libertad humana y el mal como resultado de esta. Para sustentar este subcapítulo, se emplea los
trabajos de Torres Queiruga, quien defiende la idea de un Dios respetuoso de la libertad del ser humano,
una libertad empero, limitada y finita, por lo que es propensa al fallo. Asimismo, con sustento de Mora,
se explicará que son las mismas personas las que se castigan a sí mismas, pero que pueden volver a
Dios por su propia voluntad.

En el segundo capítulo, se analizará la caracterización que la serie realiza de un Dios limitante de la


libertad. En el primer apartado, se explicará la idea de Dios completamente soberano sobre su creación
mediante comentarios realizados principalmente por Lucifer. Para sustentar, se empleará como fuentes
principales a Morin, quien expresa que esta caracterización de Dios es una visión pre moderna, antes
de la secularización y el calvinismo, descrito por Beeke,y Stratton y Erasmus, quienes expresan que en
esta corriente se afirma que Dios controla, y decide sobre el mundo y la vida de los seres humanos. A
partir de esta idea, se explicará, en el segundo apartado, que Dios posee un plan predeterminado para
sus creaciones. Esto implica la representación de un Dios capaz de permitir o provocar el dolor como
parte de un plan. Para este subcapítulo se empleará igualmente las ideas de la corriente calvinista, así
como el trabajo de autores como Pagola, quien describe un modelo de plan más adecuado a la
modernidad, y Mardones, quien explica las imágenes antiguas que se poseía de Dios.

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Capítulo 1

“¡Deja de culparme por todo!” La relación del mal con la libertad del ser humano

En este primer capítulo se sustentará que la serie Lucifer postula, a través de su afirmación de que el
mal no proviene del Diablo, que la libertad es una cualidad que Dios le ha otorgado a los seres humanos
y que somos nosotros los responsables del mal que realizamos. La definición del “mal” hasta el
momento presenta dificultades, mas según Gómez Santibáñez, “se ha definido tradicionalmente de una
manera clásica como mal moral, mal físico, mal social. Esta tríada pone de manifiesto el carácter
poliédrico y proteico del término. Pero, aunque la realidad del mal es multiforme, en su esencia segrega
la crueldad concreta de lo maligno; hiere, desgarra, provoca dolor” (2017:3). Este concepto será
trabajado transversalmente a lo largo del capítulo por lo que es importante tenerlo en cuenta. En el
primer subcapítulo se explicará de qué manera los personajes secundarios asocian la imagen de Lucifer,
el Diablo, con el mal y los problemas de la humanidad debido a la asociación que se ha venido afirmando
en la tradición cristiana a lo largo de los años. Para Lucifer, ser culpado de todo lo malo que acontece
representa para él una cuestión muy dolorosa a lo largo de la serie, y es a partir de sus afirmaciones que
se trabajará el segundo subcapítulo. En este, se tiene en cuenta la crítica y el rechazo de Lucifer a la
naturaleza perversa que las personas le atribuyen, y afirma que él no causa el mal ni fuerza a la gente a
cometer actos viles, sino que son ellos mismos, los seres humanos, los que se condenan, aludiendo a la
libertad y libre albedrío.

1.1. La asociación de la idea del mal con la imagen del Diablo desde el punto de vista de los
personajes secundarios

Entre los siglos XVI y XVII se publicaron un gran conjunto de obras de demonología, así como de
obras sobre posesión demoniaca, monstruos, vampiros, genios familiares, entre otros. Lo resaltante de
todas estas obras, sin embargo, es que todas nos presentan “a un Satán abyecto y sin el más mínimo
asomo de valores positivos, la perfecta imagen en negativo de la Divinidad” (Risco 1985:8-9). La
imagen del Diablo ha cambiado mucho a lo largo de la historia de la tradición cristiana. De acuerdo con
Robert Muchembled, “Satanás entra en vigor en una época tardía de la cultura occidental. Los elementos
dispares de la imagen demoniaca existían desde hacía mucho tiempo, pero solo alrededor del siglo XII
o del siglo XIII ocupan un lugar decisivo en las representaciones y en las prácticas, antes de desarrollar
una entidad imaginaria terrible y obsesiva a fines de la Edad Media” (2002:19-20). Los rasgos
negativos, maléficos y monstruosos del demonio se acentuaron, y se evocaba “un Infierno
multitudinario donde el Diablo es el centro y actúa como rey”. Esto se evidencia en la serie a través de
las varias menciones de Lucifer como rey del Infierno, cuando Mazikeen, la demonio que trabaja para
Lucifer en el primer episodio lo llama “Señor del Infierno”, cuando los demonios en la cuarta temporada

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lo llaman “mi rey”, e, incluso, cuando Lucifer le comenta a Chloe durante un caso que “hace mucho
que no se sentaba en un trono”. Evidentemente, para el análisis de este trabajo, se considera al Diablo
no como un símbolo, sino como un ser real, representado por el personaje principal de la serie.

A partir de lo mencionado anteriormente, el miedo que el demonio causa “produce un shock emotivo
que conduce a un arrepentimiento y a una confesión” (citado en Muchembled 2002: 36). Esto revela la
instrumentalización de la figura del Diablo, que no solo fomentaba la obediencia religiosa, sino también
el reconocimiento de la Iglesia, el Estado, y una moral rigurosa basada en la culpabilización individual
(Muchembled 2002: 36-37). Lucifer sabe que su apariencia diabólica causa miedo a las personas con
las que se enfrenta y esto lo utiliza para que las personas se arrepientan de sus acciones y respondan a
lo que él quiere. Esto ocurre por ejemplo en dos ocasiones en la primera temporada. En el capítulo 4,
cuando Lucifer muestra su “cara de Diablo” a Lindsay, que estaba por matar a su pareja. Ella responde
con terror y retrocede diciendo “¡Lo siento! ¡Por favor, no me lastimes!”. En el capítulo 6, Lucifer causa
un efecto similar en un hombre que había tomado sus alas. El hombre, aterrorizado, retrocede de Lucifer
diciendo ¡Dios! ¡Lo lamento! ¡Lo lamento, perdón! ¡Lo lamento! ¡Por favor, no! ¡No! ¡NO!” (Netflix
2016). Sin embargo, esa no es la única utilización que se le da a su imagen. Esta representación es la
que predomina en la serie, por lo cual lo explicaré a continuación.

Lucifer Morningstar (Estrella de la Mañana), el Diablo de la serie, en concordancia con la tradición


cristiana, era o es un ángel caído. Lo llama así su hermano Amenadiel y Chloe, cuando descubre su
verdadera identidad en la temporada 4. De acuerdo con Risco, él apareció “en el seno de la luz misma,
creado por Dios con innumerables ángeles” y él era uno de los más excelentes y el más hermoso entre
todos (1985: 31). En la serie, hay muchas menciones de cuando Lucifer vivía en el cielo y cómo después
de que él “se rebeló y pecó, fue arrojado del cielo y condenado a pena eterna en el Infierno.” (Risco
1985: 33). Esto se evidencia en la temporada 1, episodio 12, cuando Lucifer se encontraba hablando
con Chloe, después de una pelea que había tenido con Amenadiel, su hermano, y le dice lo siguiente:
“Con la más grande caída en la historia del tiempo o tal vez con el castigo aún más horrible que le
siguió.” Asimismo, se puede evidenciar en la temporada 2, episodio 2, cuando la madre de Lucifer
regresa del Infierno. Su madre le dice que nunca la visitó en el Infierno a lo que Lucifer responde “Oh
perdóname. Cuándo papá me exilió, ¡¿quién se quedó muda sin hacer nada?!” (Netflix 2016).

El haber sido desterrado al Infierno no representa el problema en sí para Lucifer; él sabe que su trabajo
es ser un “verdugo”, como se llama a sí mismo en varios episodios. Para él, esto significa practicar
escarmientos en los pecadores. Su trabajo como castigador responde a la figura que se tenía de él en el
Antiguo Testamento. De acuerdo con Fraijó, se llama “satán” al ‘fiscal’ o ‘acusador’ y para realizar
bien su trabajo, debe estar bien informado de la conducta de las personas a las que acusa. Por lo tanto,

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actúa como “un fiscal celeste que actúa con permiso e incluso por encargo de Dios” (2004:228). Esto
se refleja en dos conversaciones que Lucifer tuvo con su Madre en la temporada 2, episodio 3. Primero,
cuando ella le pregunta por qué realiza un trabajo humano y Lucifer le responde “Soy un verdugo,
madre, siempre lo he sido, lo único distinto es el local” (Netflix 2016) y luego, cuando le vuelve a
preguntar por qué sigue atormentando pecadores, su madre dice: “Eso no es cierto, eso es lo que tu
padre te convirtió”. Lo que implica que ese trabajo se lo encargó Dios, como explicó Fraijó.

En el mismo episodio, tuvo otra conversación con su madre respecto al castigo que ella debía recibir
debido al trato que Lucifer había hecho con su Padre al final de la primera temporada. Lucifer le dice
que sí la iba a castigar y “no porque papá me haya lavado el cerebro ni porque quiera probar nada, soy
verdugo, porque soy bueno en ello. Gozo imponiendo castigos…me pone feliz” (Netflix 2016). Aquí
se revela el verdadero trabajo de Lucifer: él no es quien fuerza a la gente a cometer crímenes, Lucifer
es un castigador de quienes hacen el mal. Sin embargo, a pesar de que Lucifer sí disfruta de su trabajo,
se puede ver cómo le molesta que por el trabajo que hace, lo asocien con el mal en el mundo, a pesar
de que él no lo causa. En la temporada 1, capítulo 6, cuando Lucifer estaba hablando con su terapeuta
Linda Martin, Linda le dice que Dios lo exilió porque necesitaba que hiciera el trabajo más difícil
(cuidar el Infierno) y que esto fue un obsequio, pero Lucifer le responde: “¿¡Un obsequio!? Él me
rechazó, él me envileció, hizo de mí un torturador. (…) ¡Esto es injusto! ¡Por toda la eternidad mi
nombre será invocado para representar depravación! ¡Ese fue el obsequio que me concedió mi Padre!”
(Netflix 2016).

Lucifer siente rencor contra su Padre, pues debido a este “obsequio” que le entregó al ser expulsado del
cielo, es injustamente usado para “representar la depravación”, el mal. Sin embargo, no es debido a su
Padre que se le conoce de tal manera, sino por los mismos seres humanos, que asignan al Diablo el
“valor de un mito cósmico explicativo” (Muchembled 2002:131). La figura del Diablo ha sido empleada
por mucho tiempo para explicar relaciones sociales y el origen del mal cuando las explicaciones
tradicionales eran incapaces de definir lo que sucede (Schiavo 2:218). Un ejemplo de cómo el Diablo
se vuelve un personaje autónomo y más responsable del mal se aprecia en la explicación de Leon-
Dufour, quien afirma que en la tradición judeo-cristiana para evitar la atribución del mal al único Dios
infinitamente justo y bueno que profesaban, se recurrió a la intervención de terceros personajes como
en el relato del Génesis, en el que el pecado tiene su origen en la serpiente (2002:348). Adán y Eva son
mencionados en la serie, y cuando aparece Eva, se menciona el momento en el que Lucifer tentó a Eva,
mas el acto de tomar la manzana se utiliza como una metáfora para expresar que tuvieron relaciones
sexuales. Otro ejemplo se aprecia en el texto de Fraijó, quien explica que, en el caso del censo de Israel,
fue Yahvé quien impulsa al rey David a realizar el censo, — lo cual iba en contra de la ley mosaica y

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por lo tanto era algo malo—, pero después, surge una nueva versión donde fue Satán, ahora responsable
de la trasgresión, quien incitó a David a censar. (2004:228).

El cambio en la figura de Lucifer proviene de su representación en el Nuevo Testamento, donde cobra


más protagonismo y ya no es un “inofensivo fiscal o tanteador. Lucifer se convierte en un temible
tentador que no se detiene ni ante la figura de Jesús. De un hombre malo, el Nuevo Testamento dice
que es ‘hijo del Diablo’; las obras malas son calificadas de ‘obras del Diablo’” (Fraijó 2004: 235).
Mazikeen repetidamente le recuerda que “él es el Diablo”. En el primer episodio se sentía decepcionada
de Lucifer por “salvar una vida humana” (a Chloe), y le preocupaba que los humanos lo estén
“ablandando”. Además, le dice que no debía protegerlos porque era el Diablo. Otro ejemplo de cómo
Lucifer es asociado a “las obras malas”, se refleja por medio del Padre Kinley en el episodio 2,
temporada 4, cuando le dice a Chloe en dos repetidas ocasiones: “Donde quiera que vaya, la muerte y
la destrucción lo sigue” y “El Diablo ha manipulado a la humanidad desde el principio de los tiempos”
(Netflix 2019). Al decir que el Diablo ha manipulado a la humanidad, está afirmando que “la muerte y
destrucción” hecha por los humanos han sucedido porque el Diablo los obligó a hacerlo.

De esta forma, se revela la nueva instrumentalización que se le da al Diablo: como comenta Schiavo,
comenzó a verse como una representación social del mal, “fruto de momentos culturales y sociales
diferentes y que condensa lo que es visto como ‘mal’ por las sociedades (2012:54). Mediante la
producción de imágenes y representaciones comunes, “la sociedad da un nombre y una identidad al
mal, lo clasifica y cataloga”. Asimismo, se vuelve algo familiar pero dominado, exorcizado, algo
definido con límites y ritos para mantenerlo lejos a nosotros. (2012:55). Así, el mal, —que es visto
como una amenaza y peligro para las personas, que es rechazado, condenado y si es posible,
eliminado—, puede recibir “un nombre y una nueva identidad personal: el Diablo, el opositor de Dios
y de los seres humanos”, el responsable de todos los males que afligen a la humanidad. (2012: 55-56).
En la temporada 1, episodio 12, en un enfrentamiento que Lucifer tuvo con un reverendo debido al
asesinato de unos chicos de una secta satánica, se puede apreciar mejor esa asociación que la gente tiene
de Lucifer.

Reverendo: ¡Tú! Yo sé que tú provocaste esto, porque yo te conozco. Sé quién eres en realidad. ¡Sé que
estos homicidios son tu obra! ¡Eres un asesino, un homicida!!

Lucifer: ¡¡YA BASTA DE CULPARME DE TODO!! (Netflix 2016)

Lucifer siente una gran ira por la asociación que se realiza entre el mal y su persona. Como expresa
Schiavo, se puede ver que ahora todo el mal es reconducido a él, como un “mágico transfer que libera
y alivia al ser humano de sus responsabilidades. De este modo, el Diablo se convierte en el seductor, el

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corruptor, que conoce la flaqueza humana y a través de ella consigue llevar a la perdición a sus
seguidores” (2012:56).

Teniendo en cuenta que la serie humaniza constantemente la figura de Lucifer, faltaría aludir a este lado
humano del personaje y su reacción a la asociación que las personas realizan entre el mal y su persona.
Lucifer es representado como un ser con sentimientos, que va a terapia para entender “sus dilemas
existenciales”, se enamora, llora, y sufre. Por lo tanto, la asociación que se le hace le causa mucha ira
e incluso, en algunas ocasiones, le ha hecho llorar. Debido a esta humanización, la manera en que es
tratado por la gente impacta en la manera en que él se percibe a sí mismo, y en muchas ocasiones se
puede llegar a apreciar cómo es que él ha interiorizado las culpas que le atribuyen y las asume como
parte de su identidad.

Esto se debe a que la identidad, entendida como “las características que posee un individuo mediante
las cuales es conocido” se forma a partir de las interacciones sociales con las distintas personas con las
que se socializa (Páramo 2008: 541). La manera de actuar de una persona se da por encuentros y
relaciones sociales con otros; por lo tanto, debido a su extensa interacción con los humanos a lo largo
de la historia, Lucifer ha comenzado a pensar inconscientemente que lo que expresan de él, —que es el
causante de los males y el villano del mundo—, es parte de quien es él en realidad. Un ejemplo de esto
es cuando en el episodio 13 de la primera temporada, Chloe estaba a punto de arrestarlo por un
homicidio que no cometió. Lucifer se muestra inicialmente dolido porque Chloe no le cree, pero luego
se ríe y dice lo siguiente:

Chloe: ¿Qué estás haciendo…?

Lucifer: ¡Voy a aceptar mi papel en todo esto! Todos los pecados de la humanidad son culpa del Diablo,
¿verdad? Pensé que eras diferente, pero me equivoqué. Eres igual a los otros…Así que ¡¿por qué no
agregar un homicidio más al montón?! Vamos, ¿qué están esperando? ¿Querían un villano? ¡Pues aquí
está, un obsequio para ustedes! (Netflix 2016).

Al decir que aceptará su “papel”, Lucifer está implicando que aceptará el rol que la gente cree que le
pertenece: el del Diablo que causa el mal y las desgracias en el mundo. Esto se relaciona con el siguiente
calificativo que se asigna: “villano”, pues Lucifer estaría aludiendo a un aspecto de su identidad; él sería
un ser malvado que solo sirve para explicar y justificar el mal en el mundo, como el asesinato por el
que lo acusaban. Así, Lucifer se resigna a cómo el mundo lo ve, como “extremo y deseo de Maldad, de
Impiedad, de Blasfemia, de Fealdad monstruosa e innoble, de Mentira, de Injusticia…” (Risco 1985:
27).

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Otro ejemplo destacable de la interiorización de que él como Diablo es responsable del mal, ocurre
después de asesinar a su hermano Uriel. Lucifer lo hizo para salvar a Chloe de él, pero siente una
tremenda culpa y, a lo largo de los episodios 6 y 7 de la segunda temporada, Lucifer realiza comentarios
como “Soy el Diablo, ¿recuerdas detective? ¡SOY MALVADO!” “Soy un monstruo que merece
penitencia” “Mi persona es un problema, por donde voy lastimo a alguien” “Esta es la cuestión, Dan.
A la última persona con la que me abrí, la herí, y mucho. Y luego lastimé a mi propia familia... Al
parecer es lo único que hago…” (Netflix 2016). El asesinato de su hermano fue un accidente, pero aun
así Lucifer creía que él era un monstruo, que lo que hizo es acorde a como lo ve el resto.

Es así que el Diablo es representado como el “enemigo del ser humano, quien enseña las malas artes,
quien prolonga las guerras y fomenta los odios, las disputas, las envidias” (Risco 1985: 50), lo que
molesta mucho a Lucifer. Después de haber visto que él no es el causante del mal, sino un castigador,
en el siguiente apartado se explicará la naturaleza del mal y la manera en que se relaciona con la libertad
humana.

1.2 La defensa de Lucifer hacia la idea del mal como resultado de la libertad humana

Como se trató en el primer apartado, Lucifer afirma que él no causa el mal y que tampoco es el monstruo
que todo el mundo piensa que es. Por medio del siguiente comentario de Lucifer, se presentará de
manera inicial cómo es que, por medio de declaraciones similares, Lucifer expresa la libertad que
tenemos como seres humanos. En la temporada 3, episodio 1 cuando Lucifer se sube a un camión que
un ladrón había robado después de haber despertado en el desierto, el ladrón le dice que fue su culpa
que haya ido a la cárcel, a lo que Lucifer le responde “La culpa fue solo tuya creo, yo no era el de la
pistola y la máscara” (Netflix 2017).

Lucifer aclara que las decisiones que este criminal tomó fueron solamente suyas, nadie lo estaba
obligando a realizarlas y tampoco fue culpa de él. En relación a este pensamiento, Restrepo González
señala que “el mal para San Agustín es ‘privación’ del bien. El mal moral tiene su origen en la voluntad;
y existe no porque se apetezcan cosas malas, ya que ‘toda criatura de Dios es buena’, sino porque se
apetece una cosa inferior en lugar de otra más excelente” (2007:108-109). Por lo tanto, vemos que las
acciones malas de la gente, el mal del pecado o ‘mal moral’ provienen de la propia voluntad de las
personas que deciden erróneamente, como en el caso del ladrón.

Torres Queiruga señala que la evidencia del mal en el mundo siempre ha representado un choque con
la experiencia religiosa (2011:15), pero que es importante que la religión y la manera en que se piensa
la relación de Dios con el mundo natural, con la subjetividad y la historia humana, cambiara. Se debe
hacer un esfuerzo por renovar la imagen “de ese Dios humanissimus anunciado por Jesús de Nazaret”

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(2004: 106). Tomando esto en cuenta, la nueva teodicea, la “vía larga de la teodicea” como la califica
el autor, afirma, entre otras cosas, que los seres humanos hemos sido creados libres y con libre albedrío
para decidir y ser responsables sobre nosotros mismos, incluso ante la posibilidad de elegir hacer el
mal. Esto se afirma una vez más en el capítulo 6 de la primera temporada cuando Lucifer se desahoga
con Linda respecto al robo de sus alas (que él mismo se cortó al llegar a la Tierra):

Lucifer: ¡¿Y por qué me culpan a mí por todas sus fallas?! ¡Como si yo pasara mis días sentado en sus
hombros obligándolos a cometer actos que son repulsivos! ¡El Diablo me forzó a hacerlo! ¡Pues yo jamás
he obligado a hacer algo, JAMÁS! (Netflix 2016).

Esto alude a lo que se mencionó en el apartado anterior, respecto a la relación que se hace a la figura
del Diablo con el mal, pero también implica que es el mismo ser humano quien decide hacer el mal,
dentro de la libertad finita que se le ha otorgado. Torres Queiruga cita a Leibniz para expresar que “hay
una imperfección original en la creatura antes del pecado, porque la creatura es limitada esencialmente;
de donde resulta que no podría saberlo todo, y que puede equivocarse y hacer otras faltas” (2011: 49).
Esto lo expresa Lucifer cuando le dice a Linda “Entonces quédate en los límites de tu capacidad
intelectual” (Netflix 2016) cuando ella le dijo que no pretendía saber las intenciones de Dios al sugerirle
por qué Dios lo expulsó al Infierno.

Esto no solo alude a las limitaciones que tienen los seres humanos para comprender todo lo que pasa en
el mundo, no podemos conocerlo todo, sino que también hace referencia al misterio de Dios, una idea
que “se dirige hacia una realidad que se encuentra más allá de los limites propios y naturales de la
experiencia puramente sensible”, “el misterio divino que sobrepasa y envuelve al hombre” (Moraga
2007:112-113). Entonces, en la finitud encontramos la fuente del mal, ya que cualquier “mundo será
necesariamente finito, resultará imposible pensar un mundo sin mal, expuestos a carencias, sufrimiento”
(Torres Queiruga 2011: 71), lo que genera conflicto.

Continuando con la idea de libertad finita, en la temporada 2 episodio 3, cuando Lucifer se enfrenta a
un homicida que estaba a punto de quemar viva a una mujer. Le pregunta lo siguiente:

Lucifer: ¿Por qué eres un verdugo? Entiendo el deseo de justicia o el gozo en la dulce venganza. Pero
nadie te obliga a hacer esto, entonces, ¿por qué tomar tal encomienda?

Ray: Porque yo ya no lo soporto. Todo ese mal que se esparce yo-yo tenía que evitarlo, ¡yo debía
castigarlos!

Lucifer: Te equivocas…no debías hacer nada, tú querías imponer castigo. (Netflix 2016)

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En este episodio, Ray había asesinado a todas las personas porque creía que era su deber, como Lucifer
mencionó, pero en realidad esta fue solo una mala utilización de su libertad. Como comentaba Duquoc,
citando a Paul Ricoeur en su obra Finitude et Culpabilité, el mal es visto como algo terrible cuando
afecta al hombre justo, pero se ve aún más enigmático cuando “el justo, buscando el bien, produce el
mal. Al buscar darle una explicación a estas acciones, se justifica que “el justo, fascinado por el bien,
no sabe lo que se hace y que tampoco él se libra completamente de la corrupción” (1991). Así, se puede
apreciar cómo la finitud y la susceptibilidad al fallo o al error son una constante de la libertad humana.
Ray consideraba que lo que él realizaba era correcto, era ‘bueno’, pero solo fue un fallo del uso de su
razón, un fallo en el uso de su libertad.

Al ser imposible pensar en una libertad finita perfecta, indefectible, que siempre haga el bien, la teodicea
considera al mal como algo inevitable. El dilema d Epicuro1 cuestiona la omnipotencia y el amor de
Dios a los hombres al señalar que Dios no puede eliminar el mal o no quiere hacerlo. “Esto hace difícil
mantener la coherencia de la fe en Dios y se ha convertido en “la roca del ateísmo” como ha dicho
Georg Büchner. Sin embargo, “carece de sentido pretender que Dios pueda crear un mundo sin mal.
Sería tan absurdo como exigirle que crease un círculo cuadrado. No es que Él “no pueda”, sino que “es
imposible” (Torres Queiruga 2004: 113-114).

El mal existe porque es inevitable, tanto física como moralmente, pero Torres Queiruga recuerda que
Dios es un ser que crea por amor y solo quiere lo mejor para sus criaturas, por lo que sufre con sus
creaturas y se compadece “como frustración de la obra de su amor en nosotros. Dios es el Anti-mal: el
Salvador que lucha contra el mal y nos convoca a colaborar con Él por medio de nuestra libertad”
(Torres Queiruga 2004:113-114). Por medio de algunos personajes secundarios de la serie se expresa
esa naturaleza de Dios. Un primer ejemplo se puede apreciar en el episodio 9, temporada 1, cuando
Lucifer conoce al padre Frank y se amista con él. Al encontrarse conversando sobre Connor, un chico
por el que el sacerdote se preocupaba mucho, Lucifer le dice que hay personas que ya no tienen
salvación, a lo que el sacerdote le dice: “Se equivoca, aún hay esperanza. Dios es quien tiene fe en todos
nosotros, especialmente en nuestros peores momentos” (Netflix 2016). Esto significa que Dios no deja
de tener fe en nosotros, pues nos ama y, respetuoso de nuestra libertad, busca que luchemos contra el
mal. Dios siempre está impulsándonos hacia nuestro bien y nuestra realización, al ser un Dios Anti-
Mal, nos hace un llamado a colaborar con el remedio del mal y el sufrimiento. Dios ni siquiera deja de

1
O Dios quiere quitar el mal del mundo, pero no puede; o puede, pero no lo quiere quitar; o no puede ni quiere,
o puede y quiere. Si quiere y no puede, es impotente; si puede y no quiere, no nos ama; si no quiere ni puede, no
es el Dios bueno y, además, es impotente; si puede y quiere, ¿de dónde viene el mal real? (citado en Torres
Queiruga 2011: 16)

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amar al verdugo y “con toda la fuerza de la gracia sigue trabajándole el corazón para convertirlo”
(Torres Queiruga 2001: 267).

Otro ejemplo está presente en la temporada 2, episodio 18, cuando Amenadiel y Lucifer se encontraban
hablando de la espalda flameante para regresar al Cielo, Amenadiel comenzó a darse cuenta de varias
cosas a lo largo del capítulo. Primero, en una sesión de improvisación dijo “Todo este tiempo creí que
Dios ya no tenía fe en mí, pero fue al revés, ya no tenía fe en él, ¡puedo entenderlo ahora!” (Netflix
2017). En esta primera declaración, Amenadiel se da cuenta de que su Padre no lo había abandonado
como creía, era Amenadiel mismo quien se estaba castigando por haberse alejado del bien (en este caso,
acostarse con Mazikeen). Y a pesar de todo, Dios continuaba teniendo fe en él. Esto se relaciona con lo
que le dice a Lucifer más tarde en el capítulo: “Papá no pone las cosas claras para que formemos nuestras
propias opiniones. ¡Y ahora es mi opinión de que soy el guardián de esa pieza! Tal vez haya perdido el
camino, pero no significa que no lo rectifique ahora” (Netflix 2017). Aquí responde una vez más a cómo
Dios es respetuoso de la libertad de sus criaturas (tanto humanos como ángeles, en este caso) y cómo
por medio de su propia libertad, espera que sus creaturas colaboren con él para hacer el bien.

Sin embargo, al pensar en el Infierno puede ponerse en entredicho ese respeto que Dios tiene con
respecto a la libertad humana, “¿por qué nos castiga después si usamos la libertad como considerábamos
debíamos emplearla?” (Mora 2012: 161). Como se mencionó con anterioridad, Dios solo desea nuestra
felicidad y realización, por lo que interesa expresar que el Infierno es algo que Dios no quiere. Este
representa la frustración de su propósito, y es algo que no puede evitar, ya que la libertad humana, al
ser finita “está inevitablemente expuesta al fallo y al fracaso moral” (Torres Queiruga 1991: 52-56).

Lucifer aparece como un verdugo, el encargado de castigar a los pecadores en el Infierno y es posible
enlazar el Infierno con la idea de libertad al estar de acuerdo con Leibniz cuando afirma que “es el
condenado quien quiere seguir obstinado contra Dios, de forma que está siempre haciendo recomenzar
el Infierno” (citado en Torres Queiruga 1991: 57). Lucifer ha mencionado esta idea repetidas veces en
la serie. Por ejemplo, en el capítulo 6 de la primera temporada, él le dice a Linda: “No puedes
comprender cómo fue. ¡Eones conservando un lugar para que los mortales se castigaran a sí mismos!”
(Netflix 2016). Esto implica que es la misma persona, en su propia libertad quien se condena y se aleja
de Dios: “Es la libertad misma la que puede crear la propia perdición. Ahí radica su riesgo, pero también
su grandeza” (Torres Queiruga 1991: 59). De acuerdo a la creencia cristiana, la resurrección, la vida
eterna, “es siempre un don de Dios” (1991:72). Uno puede aceptar ese don, y quien no lo acepta, queda
privado de él y ‘muere’ (1991:76). De esta forma, el pecador se condena a sí mismo, dentro de su
libertad, y esta condenación, en la visión bíblica, se ve como “muerte definitiva”.

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A partir de esta idea, como consecuencia de un uso errado de la libertad y del rechazo de Dios, la serie
plantea la idea de un Infierno al que las mismas personas que se condenan. Como le comentó Lucifer a
Reese, el ex esposo de Linda, en el capítulo 7, temporada 3, no es Lucifer quien elige a la gente que va
al Infierno, sino que son las mismas personas las “que se envían motivados por su propia culpa. Se
obligan a revivir sus pecados una y otra vez y la mejor parte, no hay cerrojos. Saldrían si quisieran”
(Netflix 2017). Esto responde a lo comentado por Mora, quien expresó que “el castigo, por tanto, puede
ser recibido con toda la disposición voluntaria (libertad y aceptación particulares) si la criatura así lo
desea”, de modo que es un paso más “para avanzar en la vida espiritual” (2012: 161).

Como se aprecia en la serie, es la misma persona la que piensa que merece castigo y se envía al Infierno
por su propia culpa. Por ejemplo, el profesor Carlisle, quien apareció en los episodios 12 y 13 de la
segunda temporada, estuvo en un accidente de carro en el que salvó su trabajo y dejó morir al conductor.
Cuando se suicidó al final del episodio 12, terminó en el Infierno donde estaba atrapado en una creación
de su propia culpa, donde repetía el accidente una y otra vez y el castigo eran los insultos de los testigos.
A raíz de esto, añade Mora “el castigo muchas veces es dictado por la misma conciencia de la criatura
racional y que en eso va su mayor pesadumbre y que, cuando se acepta, la mayor gracia de Dios
encamina a la misma en un proceso de mayor virtud” (2012: 161).

Por esta razón, este infierno, a diferencia de otras caracterizaciones pasadas, por ejemplo, el infierno de
Dante que ha inspirado muchas representaciones pictóricas, no es un lugar colectivo donde todos los
pecadores son enviados por un tercero para ser castigados, sino que, en sustento con el discurso de
libertad de las personas, es un infierno individual, a donde las personas mismas se envían guiadas por
un sentimiento de culpa que les recuerda que actuaron mal. Esta visión es congruente con la concepción
que Lucifer tiene del Infierno que reinaba, un lugar que funciona por la culpa y que, sin embargo, se
puede abandonar solo si la persona deja de pensar que se lo merece. Esto es posible porque el Infierno
no es algo eterno, como aseguró Paul Evdokimov “es impropio otorgar el calificativo de eterno al
Infierno, pues la eternidad solo es un atributo divino” (citado en Quevedo 2013: 68).

En la serie no se trabaja la idea de muerte definitiva, tal como la comentó Torres Queiruga, pero sí se
desarrolla la idea de cómo la gente puede cambiar su final y volver a Dios. Existen pensadores como
san Agustín quienes han interpretado que el Infierno es una decisión definitiva e incondicional de Dios;
se habla de una “predestinación al Infierno” (Torres Queiruga 1991: 31). Este pensamiento es contrario
a la libertad del ser humano y su posibilidad de reconciliarse con Dios, y, por lo tanto, contrario a lo
que se propone en la serie. Esta incongruencia se evidencia en la serie mediante el personaje de Charlotte
Richards, una abogada que defendía a criminales quien fue asesinada en la temporada 2. Su cuerpo fue
ocupado por la madre de Lucifer y cuando ella partió, Charlotte regresó a la vida. Ella había estado en

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el Infierno y expresó con temor el miedo de volver allí, por lo que decidió cambiar, ser mejor persona.
Al final, Amenadiel, al recuperar sus alas al final de la temporada 3, llevó su alma al cielo. Entonces,
se cumple lo que señala Mora: “el retorno a Dios siempre es posible desde el momento en que la
voluntad humana afirme su deseo de volver al Padre y a la beatitud divina” (2012: 162).

En síntesis, se puede decir que en la serie Lucifer, se presenta el mal como resultado de la libertad del
ser humano. En primer lugar, se establece que el mal no proviene de ninguna entidad; sin embargo, la
figura del Diablo ha sido empleada históricamente como una representación social del mal para explicar
la presencia del mal en el mundo y para evitar que tal responsabilidad recaiga en Dios. Por medio de
comentarios de Lucifer se sustenta que el Diablo no es el responsable de las atrocidades cometidas por
los seres humanos, y a través de los personajes secundarios, se destaca que, a pesar de eso, esta
asociación sigue presente en la mente de algunas personas, lo cual afecta a Lucifer, debido a la
humanización del mismo. En segundo lugar, partiendo de lo establecido por Lucifer, se establece que
el mal existe en el mundo, debido a que la libertad del ser humano, quien al ser un ser finito, es
susceptible a caer en el fallo y en el pecado. Las personas no están obligadas; son ellas mismas las que
se alejan de Dios. Lucifer actúa como castigador de los pecadores que, en su misma libertad y
consciencia, se envían al Infierno al creer que lo merecen. Sin embargo, estos serán capaces, una vez
más, en su propia libertad, de volver a Dios, quien ama a su creación y solo busca nuestra realización.

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Capítulo 2

¡Manipulador, cruel infeliz! La presentación de Dios como un ser limitante de la libertad

En este segundo capítulo, se va a sustentar que, en la serie Lucifer, se postula una idea ambivalente con
respecto a la libertad al afirmar que Dios es un ser que limita al mundo y a los seres humanos. Se debe
tener en cuenta que este pensamiento es pre-moderno, previa a la secularización, —la cual, según Marlé,
hace alusión al “fenómeno según el cual las realidades del mundo y de la vida humana tienden a
establecerse en una autonomía cada vez mayor respecto al orden sagrado, religioso, eclesial (citado en
Morin 1990:25) —, y es a partir de este marco de pensamiento que Lucifer concibe a su padre como un
ser manipulador, cruel, que tiene tanto al mundo como a las personas bajo su control. En el primer
subcapítulo, se explicará de qué manera Lucifer concibe a Dios como un ser que es completamente
soberano sobre su creación y el cual dirige como prefiere. Lucifer se queja y asegura que todos los
acontecimientos por los que él pasa son resultado de su padre. El segundo subcapítulo se relaciona con
el primer apartado, pues se explicará, además, que Dios posee un plan predeterminado para sus
creaciones. Esto implica la representación de un Dios capaz de permitir o provocar el dolor como parte
de un plan. En la serie, hay varias menciones de este, y por los comentarios de Lucifer, se aprecia que
él se rehúsa a ser parte de “sus juegos manipuladores”.

2.1. La idea de Dios completamente soberano sobre su creación desde el punto de vista de
Lucifer

A lo largo de la serie, Lucifer, el protagonista de la serie, muestra gran resentimiento contra a su padre,
Dios, a quien le guarda un gran rencor. Lucifer piensa que Él ama y perdona a toda la creación, excepto
a él, y que después de que uno de sus hijos se hiciera rebelde, este “se enojó y lo echó de la casa” al
infierno, para “ser culpado por cada momento de maldad que ha sufrido la humanidad” (Netflix 2016).
De esta forma, se podría llegar a pensar que Dios decidió ese final para Lucifer. El escritor Giovanni
Papini “involucra a Dios en la caída de Satán. Si Dios es el creador de todo, y nada ocurre al margen de
su voluntad, es corresponsable de lo que le ocurrió al pobre Satán” (citado en Fraijó 2004:212).

A partir de la decisión de Dios, se puede decir que la relación que Lucifer tiene con su padre es
complicada. Esto lo expresó Dios en la serie cuando narró el episodio 26 de la tercera temporada, el
cual consistía en un universo alterno. Sin embargo, su relación no solo es complicada porque fue Dios
quien envió a Lucifer al infierno e hizo que, según él, los humanos lo culparan del mal en el mundo y
las atrocidades que cometían, sino también porque ve a Dios como un ser que tiene todo el destino del
mundo bajo su poder, incluyéndolo a él y a sus demás creaciones.

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Al respecto, Beeke comenta que “Dios es el Señor de la vida y Soberano del universo. Él conoce el fin
desde el inicio; Él crea, sostiene, gobierna, y dirige todas las cosas” (2010: 79) (traducción propia). Esto
se representa en la temporada 2, episodio 6, cuando preguntan qué haría Dios en la tierra y Lucifer
contestó: “que la tierra es su precioso juguete y se cansó de mirarlo de lejos” (Netflix 2017). Al llamar
a la tierra un juguete, Lucifer está implicando que Dios puede disponer de esta a su voluntad, tanto con
los humanos como el mundo mismo. Este pensamiento corresponde a lo que Monares expresa de la
doctrina propuesta por John Calvino, el calvinismo. Calvino inició este movimiento entre los siglos
XVI y XVII, y este continuó mucho después de su muerte. Este se centra principalmente en la creencia
de que Dios puede hacer lo que él desee con sus creaciones; confía que nada puede ocurrir en el mundo
a menos que Dios así lo permita. Asimismo, esta corriente afirma que Dios ya tiene predeterminado
quienes se salvarán y quienes irán al infierno. De esta forma, las personas están a su total merced, y
solo su gracia podría salvarlos (Geertz 2018) (traducción propia).

Esta caracterización se puede apreciar en la temporada 3, episodio 2, en el cual Amenadiel y Lucifer se


encontraban conversando sobre las alas de Lucifer, las cuales volvieron a aparecer después de que este
se las cortara. En este fragmento, Amenadiel relaciona la pérdida de la cara de diablo de Lucifer con
haber sido maldecido por Dios, condenado a verse como un monstruo, y ahora que ya no la posee y que
ha recuperado sus alas, Amenadiel expresa con confianza que fue debido al perdón de su padre, el único
que puede asegurar el perdón, la salvación de Lucifer. Esto se refleja en la siguiente conversación:

Amenadiel: Pero tú… ¡las cortaste de nuevo!

Lucifer: ¡Lo hice! ¡Pero las malditas alas parecen que vienen más tenaces esta vez!

Amenadiel: Como te dije, tengo fe. Confío en que todo es parte del plan divino

Lucifer: ¡Jaja! Sí, sobre todo si su plan es seguir manipulándome y controlándome estoy de acuerdo. Y
para tu información, no solo las alas han vuelto…me-me robó mi cara diabólica…

Amenadiel: Luci, ¿no entiendes lo que significa? ¡Tal vez padre intenta decir que-que te perdonó al fin!

Lucifer: ¡¿Y si yo no quiero su perdón divino?!

Amenadiel: Mi hermano, si tú puedes redimirte, significa que todos pueden. (Netflix 2017).

Continuando con la corriente calvinista, si Dios controla todos los eventos del mundo, entonces significa
que tanto los acontecimientos físicos como la vida de las personas dependen únicamente de Dios.
Tomando como referencia el ejemplo anterior, Lucifer está seguro de la soberanía que Dios tiene, la
cual él cree que emplea para molestarlo; el haberle devuelto sus alas lo considera una acción
manipuladora y controladora, pues, a pesar del evidente empeño que Lucifer coloca en deshacerse de

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estas, las alas vuelven a crecerle. Es decir, sin importar las decisiones que Lucifer tome, Dios está
actuando por encima de él, imponiéndole algo que él no desea.

El hecho de que Dios pueda decidir sobre lo que ocurre con las personas se denomina determinismo
religioso, el cual “usualmente se define como la creencia de que Dios determina todas las cosas. Esto
incluye cada evento que pasa, incluyendo los pensamientos y acciones de las criaturas” (Stratton y
Erasmus 2018: 3) (traducción propia). Adicionalmente, estos autores mencionan la definición que el
mismo John Calvino tenía al respecto: “Por predestinación nos referimos al eterno mandato de Dios,
por lo que él determino con él mismo lo que sea que desee que pase con respecto a cada hombre”. Él
no la llama determinismo divino, sino predestinación, pero “su creencia era que lo que sea que una
persona haga en vida, esa persona lo hace porque Dios predestinó a esa persona para que lo haga”
(citado en Stratton y Erasmus 2018: 3) (traducción propia).

Esta soberanía en el mundo sería inversa al punto de vista otorgado por la Modernidad y la
secularización, en la cual se afirma la “autonomización de los distintos ámbitos de la realidad” (Torres
Queiruga 2000:18). Es decir, el mundo, el cual se considera actualmente que está regido por los
principios físicos de la ciencia y la razón, no sería algo independiente de la figura de Dios. Un ejemplo
al respecto se puede encontrar el episodio 26 de la tercera temporada en el que se presenta un universo
alternativo donde Chloe era una actriz en lugar de detective y conoce a Lucifer en otras circunstancias.
Dios narra ese episodio y comenta que la gente lo acusa de ser controlador y admite que sí puso a Chloe
en el camino de Lucifer. Además, casi al final, comenta que las personas “sin importar cuanto muevas
las cosas, terminan tomando las mismas decisiones, las mismas personas, las mismas pasiones.
¿Significa que nunca debí manipular las cosas para empezar?” (Netflix 2018).

En este episodio se puede reflejar el poder que Dios posee sobre la creación. Resulta oportuno resaltar
que Dios emplea el verbo “manipular” para referirse a su acción de disponer del mundo que Él crea. Al
respecto, señala Boettner que Dios “es el Dueño absoluto y el que al final dispone de todo lo que Él ha
creado. No ejerce una simple influencia general, en realidad gobierna todo el mundo que Él ha creado”
(2015:9) (traducción propia). Por lo tanto, por medio de este episodio se puede evidenciar cómo el
mundo no se muestra completamente autónomo, al ser susceptible a los cambios que Dios es capaz de
realizar para manipular los hechos de la realidad a su voluntad. Además, se hace mención al hecho de
que, a pesar de las diferencias, Lucifer y Chloe terminan encontrándose y enamorándose, pues siempre
estarán destinados a cruzar sus caminos.

En relación a lo anterior, cabe mencionar que parte de la trama de la serie es la relación que tienen
Lucifer y Chloe y el conflicto para estar juntos. En el episodio 12 de la segunda temporada, cuando
Lucifer descubre que Amenadiel fue enviado por su padre para bendecir a la madre de Chloe con el

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objetivo de que pueda concebir, se siente decepcionado y le causa un gran impacto al enterarse que
“nada de eso fue real” y cómo expresó en una conversación con su madre en el episodio 13, “Papá la
puso en la existencia para aparecer en mi camino. Todo fue una trampa, una jugada y me la tragué”
(Netflix 2017). Debido a esto, Lucifer se aleja de ella, pues cree que ella solo lo ama porque no tienen
ninguna elección al respecto: Dios ya predestinó que debía estar con Lucifer.

El determinismo religioso, o bien la predestinación descrita por el calvinismo está en contra del libre
albedrío, de la libertad de elegir, pues no existiría una verdadera elección si de antemano las acciones
ya tienen un final determinado. De acuerdo con Morin, “hoy es impensable, incluso para el creyente,
admitir que Dios lo ha previsto todo de antemano y que lo gobierna todo, permaneciendo perfectamente
inmutable y transcendente. Dios no es el demiurgo todopoderoso que lo ha previsto todo, sino el que
ama a los hombres con un amor infinito y, lejos de manipularlos, los acompaña respetando su libertad
y responsabilidad (1990:78). Sin embargo, la percepción que la serie posee de Dios es de uno que no
permite la libertad y la libre elección de las personas. Esto se puede apreciar en la temporada 2, episodio
12, cuando el profesor Carlisle expresó lo siguiente antes de suicidarse: “Jamás fui un monstruo.
Llámalo biología o Dios. Elegir es una ilusión, no tuve elección cuando escapé de la explosión, soy
humano. Al igual que no la tengo ahora” (Netflix 2017).

El plan de Dios será explicado en el siguiente apartado, pero es importante centrarnos en el supuesto de
que Dios es soberano absoluto del mundo y limita de esta forma la libertad. A diferencia del Dios de
amor de Torres Queiruga, el Dios que buscaba nuestra realización, pero que respeta nuestra libertad y
no impone que lo sigan, el Dios en el que cree Lucifer es uno soberano que busca la obediencia a su
persona y sus mandatos. Mardones describe esta concepción como una imagen idólatra de Dios, la cual
responde a una imagen pre moderna de Dios que fue construida por medio del miedo y el terror (citado
en Mardones 2013: 23). De esta forma, de acuerdo con Mardones, la imagen de Dios que se estaría
representando en la serie es la de un ‘Dios juez’ el cual registra todos nuestros pecados de manera
minuciosa y “exigirá cuentas estrictamente” (Mardones 2013: 24) si no se cumple con lo que él manda.

Esta concepción se puede apreciar en el episodio 13 de la primera temporada, después de que a Lucifer
le dispararan y estuviera a punto de morir, —y por tanto, regresar al infierno—, él le reza a su padre
para pedirle que proteja a Chloe que estaba cerca y en peligro. Lucifer dice: “Voy a ser el hijo que
siempre quisiste que fuera, haré lo que tú digas, iré a donde tú quieras que vaya, pero a cambio, todo lo
que quiero, es que protejas a Chloe” (Netflix 2016). Al pronunciar esas palabras a su padre, Lucifer está
implicando que Dios tenía un rol designado para él, y él, a pesar de que intentaba huir de este y ser
alguien distinto, se ve incapaz de hacerlo, y termina mostrando sumisión ante las órdenes de su padre;
se rinde ante la manera en que Dios quiere que sea con tal de que proteja a Chloe. En relación a esto,
de acuerdo con Mardones, una imagen muy corriente en las catequesis es el del ‘Dios-prohibición’, el

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cual “manda, ordena, impone, decreta, prohíbe, impide. Esta idea genera súbditos, pero “no creyentes
libres ni ciudadanos” (2013: 91-92). Por esta razón, Lucifer describe a su padre como un “controlador
absurdo” (Netflix 2017), el cual fuerza a las personas a actuar como Él desea.

Asimismo, cabe mencionar que la petición que Lucifer realiza implica la creencia de un Dios
aparentemente pasivo al cual debemos mover con “nuestras súplicas, conquistarle con nuestras obras y
sacrificios, conseguir su perdón con nuestra penitencia” (Torres Queiruga 2000: 15) de lo contrario, no
alcanzaremos la salvación ni su ayuda. Este autor nombra a esta visión “deísmo intervencionista”, que
considera que Dios está “en el cielo”, es decir, alejado de nosotros, y que Dios realiza “intervenciones
divinas concretas”, en otras palabras, “interviene de vez en cuanto y no es para todos” (Torres Queiruga
2004: 108), lo cual implicaría que Dios es selectivo en cuanto su relación con los seres humanos y elige
a quién salvar y ayudar, a pesar de que todos estén en necesidad.

De acuerdo a Morin, una de las consecuencias de la secularización fue que se obtuvo una imagen más
acertada de Dios. Permitió entender que el Dios de la revelación cristiana no tenía nada que ver con un
Dios absoluto y dueño omnipotente de un mundo donde los hombres no tienen libertad. En lugar de ser
“sepultero” de la libertad humana, Dios es “su fundamento y garantía” (1990: 29). A pesar de esto, la
idea que la serie tiene de Dios es una concepción pre-moderna, una visión anterior a la secularización,
en la que Dios no garantizaba la libertad de los seres humanos, sino más bien tenía el mundo y sus
creaturas bajo su voluntad. Incluso, en la tercera temporada, episodio 1, Lucifer llega a expresar que
Dios está en contra de la libertad de decisión de las personas. Él pensaba que su padre había contratado
a falsos plagiarios para secuestrarlo, y cuando Chloe le pregunta por qué, él responde: “¡Se enojó porque
le di a mamá su propio universo! De verdad que nada molesta a Dios más que ejercer el libre albedrío…”
(Netflix 2017).

Otro ejemplo que muestra cómo la serie caracteriza a un Dios que tiene a las creaturas bajo su control
está presente en el episodio 7 de la primera temporada, cuando Lucifer llamó a su hermano para que le
ayude a encontrar sus alas. Ante el pedido, Amenadiel responde “Querías libre albedrío, querías ser
responsable de ti. Bueno, resuelve tu problema, aunque sea una vez” (Netflix 2016). En este fragmento,
se hace evidente cómo Amenadiel se rehúsa a ayudar a su hermano, y le reclama por querer alejarse de
las órdenes de su Padre, por querer ser libre de sus órdenes. Al decirle que se enfrente solo a sus
problemas, le está diciendo que debería obedecer a Dios y que está perdido sin él. Como expresó Beeke,
es solo el espíritu de Dios el que nos abre los ojos al remedio de la salvación que nos ofrece, y “esta
salvación, como la predestinación detrás de esa salvación, está enraizada en la soberanía de Dios” (2010:
82) (traducción propia).

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2.2. La percepción que Lucifer tiene de sí mismo como parte del plan manipulador de su Padre
(Dios)

Resulta pertinente comenzar este apartado con una cita de Boettner: “Es impensable que un Dios con
conocimiento y poder infinito crearía un mundo sin un plan definido para ese mundo. Y porque Dios es
infinito su plan debe extenderse a cada detalle de la existencia del mundo. Si vemos el mundo con todas
sus relaciones, podremos ver que este sigue un curso predeterminado con exacta precisión” (2015: 5-6)
(traducción propia). Como se trató en el primer apartado, el conflicto que Lucifer tiene con su Padre
surge a raíz de que este lo enviara al infierno, lo cual conduce a Lucifer a afirmar que su padre es un
Dios que tiene todo el mundo bajo su control y que, a diferencia de lo que las personas puedan creer de
él, él es un ser controlador que utiliza a las personas como él mejor desea. Por medio del siguiente
apartado, se desarrollará, por medio de los comentarios de Lucifer y los personajes secundarios, cómo
es que Dios se representa como alguien que limita nuestra libertad al emplearnos para realizar su plan.

En primer lugar, resulta importante mencionar que Morin cita a Boussuet para expresar que este creía
que “lo que es azar para nuestros consejos inciertos es un designio concertado en un consejo más alto,
en ese consejo eterno que encierra todas las causas y todos los efectos…” (1990: 80). Es decir, no existe
el azar, todo es designado por Dios. Relacionando esto con el pensamiento calvinista, Monares añade
que, además de poseer la creencia de un Dios absolutamente soberano, también se mantiene la creencia
de que “Dios creó el universo y predeterminó todos los acontecimientos desde la eternidad y, por su
providencia, se hace siempre presente para llevarlos a cabo” (2004:2).

De acuerdo con Boettner, la providencia divina implica que Dios preserva y gobierna a todas sus
creaturas y sus acciones, y que la creación depende de Dios para su continua existencia (2015:10).
Morin señala que este concepto, el cual para él representa la convicción de que Dios ama a su creación,
fue trastornado por el pensamiento que se tenía en la antigüedad, como en la Grecia antigua, donde era
común el pensamiento de un destino predeterminado y un mundo controlado por los Dioses. De esta
forma, se imagina un Dios que “interviene a su capricho, si le parece bien” (1990:80), lo convierte a
Dios en el “autor del destino inexorable del mundo y de cada uno de los hombres”, en la que “la misión
del hombre no es más que la de corresponder de buena o de mala gana a ese ‘plan’ de Dios” (1990:80).
De esta forma, la providencia de Dios se relaciona con el desarrollo de un plan, para el cual Dios puede
intervenir en el mundo y emplear a las personas a su voluntad para llevar a cabo ese plan si así lo desea.
Un primer ejemplo se puede ver en lo que dijo Lucifer en la temporada 3, episodio 11 cuando Lucifer
le dice a Amenadiel: “¿Por qué intento complacer a mi padre? Eones y eones condenado a mi destino
en el infierno, y aun así intento buscar su aprobación, aún tengo un papel en su obra, pues se acabó,
hermano” (Netflix 2018). En este fragmento, Lucifer alude a que Dios le había designado un rol para
que forme parte de su plan, sin embargo, él se rehusaba a ser utilizado de esa forma.

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Otro ejemplo que ofrece la serie con respecto al plan de Dios y la intervención que Dios puede realizar
para llevarlo a cabo es el amor entre Lucifer y Chloe que fue mencionado en el primer apartado. Lucifer
la conoció y se enamoró de ella, pero por un largo tiempo en la serie renuncia a estar con ella, pues
descubre que su relación fue planeada y desarrollada por Dios como parte de su plan. Cuando Lucifer
descubre que Chloe había sido envenenada en el episodio 13 de la temporada 2, se enfrenta a Amenadiel
y le dice lo siguiente:

Lucifer: ¡¿Esto es parte del plan de papá?! ¡Contéstame! ¡Desde cuándo llevas manipulándome! ¡Tú
pusiste a la detective en mi camino!

Amenadiel: No, no lo hice, Papá lo hizo, solo fui un peón en su tablero, yo no tenía idea (Netflix 2017).

En este fragmento se puede notar que Lucifer atribuye la terrible condición de salud de Chloe a una
acción de Dios, quien habría causado esto a Chloe para el desarrollo de su plan. Ante la pregunta de
Lucifer, Amenadiel reconoce que Chloe sí es parte del plan de Dios con respecto a la vida de Lucifer.
Además, emplea la palabra ‘peón’, comparando el plan de Dios con un juego de ajedrez. Esto es
relevante, pues este juego implica desarrollar una estrategia y continúa acción con diversas piezas que
son usadas a la voluntad del jugador: así es como la serie caracteriza el plan de Dios. Además, el peón
es la pieza menos importante del tablero, lo cual alude a que Amenadiel cree que fue solo un instrumento
prescindible utilizado como medio para el gran plan de su padre.

A diferencia del plan que se plantea en la serie, un plan manipulador donde Dios dispone de las personas
como él desea, de acuerdo con Torres Queiruga, el único plan que tiene Dios, por lo único que esta
infinitamente interesado es “nuestra realización y nuestra posible felicidad” (2011: 265), atento para
apoyar, con “comprensión incansable y perdón nunca negado”, pero sin forzar nuestra libertad, pues
sino “no habría verdadera realización humana” (2011: 265). De acuerdo con Pagola, este plan es su
Reino, el Reino de Dios, el cual Jesús anunció y el que se expresa en los Evangelios del Nuevo
Testamento. El autor expresa que “la llegada de Dios es algo bueno. No viene a defender sus derechos
y a tomar cuentas a quienes no cumplen sus mandatos. No llega para imponer su dominio religioso”
(2015: 106). Esto se opone a lo expresado por la corriente calvinista, y por lo tanto, a la representación
de la serie, pues Calvino afirmaba que nosotros “existimos por un propósito: darle Gloria a Dios. No
tenemos derechos ante Dios, solo deberes. Estamos llamados a servirlo en alma y cuerpo” (Beeke
2010:81) (traducción propia).

En adición al Reino de Dios, Mardones afirma que este no se trata de culto o acciones religiosas, sino
que Dios busca nuestra liberación y la sanación para todos, especialmente para los pobres, los oprimidos
y los excluidos (2013: 139-140). Como dice Pagola, “Dios es el antimal: busca destruir todo lo que hace

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daño al ser humano. Por eso Jesús no habla ya de la ira de Dios, como el Bautista, sino de su compasión.
Dios no viene como juez airado, sino como padre de amor desbordante” (2015:108).

En relación al fragmento anterior, Cabrera describe al Dios del Antiguo Testamento como un Dios
colérico: “La cólera de Dios se enciende a veces con razón, y otras sin ella. A veces es expresión de
castigo: Yavé [sic] se enoja con quien desobedece su ley” (1990:16). Esto se expresa en la temporada
3, episodio 11, cuando Amenadiel le advierte a Lucifer que “Padre se pondrá furioso y tendrás que sufrir
su ira” (Netflix 2018), en alusión a la desobediencia de Lucifer y su decisión de no regresar al infierno
(un trabajo que Dios le había designado), así como también en el episodio 16 “¿No te das cuenta de lo
peligroso que es enojar a papá? Hay muchas cosas que padre si quiere te arrebataría” (Netflix 2018).
Esto se relaciona con el Dios-juez descrito en el primer apartado, el cual busca la obediencia de sus
creaciones y exigirá cuentas a quien no cumpla.

De esta forma, se puede afirmar que el Dios que la serie busca caracterizar es el Dios del Antiguo
Testamento, o en palabras más acertadas, un Dios pre moderno cuya interpretación fue realizada de una
manera fundamentalista. Arens describe el fundamentalismo como “una visión absolutista y
antimodernista de la vida, que se revela por una actitud intransigente e impositiva” (2008:15-16). Esta
lectura fundamentalista de la Biblia predominó antes de la secularización y el avance de la Iglesia hacia
la modernidad, por lo que su visión de Dios es pre-moderna. Una de sus características más importantes
de esta visión es la lectura realizada en sentido literal. Si el Dios en el Antiguo Testamento mandó un
castigo, impuso ciertas acciones, o si mostró resentimiento e ira, entonces se interpreta que sucedió de
esa manera.

En alusión a esta caracterización pre- moderna de Dios, en la temporada 3, episodio 1, Ella López, la
forense de la policía, cuando estaba hablando con Amenadiel le dice:

Ella: ¿Tú tienes fe?, pues no importa lo que te acongoje, te prometo que es parte de su plan. Porque hasta
la más patética e impotente criatura sirve un propósito. ¡Como la ardilla Leo! Jamás se sabe si tu más
profundo sufrimiento o humillación será ayuda para otros. Porque Dios actúa de forma misteriosa así que
debes tener fe de que cuando te hace tortilla es por una razón. (Netflix 2017).

Si Dios busca nuestra plena realización y felicidad, no es posible que el sufrimiento, humillación, o el
dolor por el que se atraviese sea obra de Dios. El mal, sea el que fuere, “es siempre un mal y jamás es
querido por Dios” (Morin 1990: 128), y se lo estaría colocando como el Dios más cruel de los sádicos
y pervertidos si se afirma como Varone, que “a Dios le gusta infinitamente el sufrimiento. Cuando más
se le ofrece, más contento se queda” (citado en Morin 1990: 128). Como ya se estableció en el primer
capítulo, el mal existe porque es inevitable y proviene de nuestra propia libertad finita. Lo que en ese
diálogo se expresa es una lectura literal del Dios del Antiguo Testamento, en el cual, de acuerdo con

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Cabrera, Dios encarna “lo demoniaco” y representa tanto “la vida y la muerte, la paz y la desgracia”
(1990: 16), así como también “una tradición inveterada que tiende a situar a Dios al otro lado de nuestro
sufrimiento, como quien lo ve desde afuera, permitiéndolo o peor aún, mandándolo (Torres Queiruga
2011: 266).

Como expresa Pagola, Dios no busca “hacer pagar a los malos sus pecados”, él no viene a “manifestar
su poderío por encima de todos, sino para manifestar su bondad y hacerla efectiva”. Este no se impone
“a nadie a la fuerza”, y solo busca que las personas vivan de manera digna y dichosa (2015: 108). Por
lo tanto, en la serie se estaría adjudicando el mal como una característica del plan de Dios, el cual
emplea para limitar la libertad de las personas al decidir lo que cada uno debe hacer para satisfacerlo.
Un ejemplo de esto aparece en el episodio 2, temporada 3, cuando Amenadiel y Linda tienen que
deshacerse de las alas que Lucifer se había cortado. Amenadiel cree que su padre constantemente le
pone pruebas para que recupere sus poderes. Linda le pregunta cómo sabe que es una prueba, y tienen
la siguiente conversación:

Amenadiel: Porque enfrento tener que desechar la única cosa que en verdad quiero recuperar

Linda: ¿Y esto podría ser solo mala suerte?

Amenadiel: No. Mi padre siempre tiene un plan. No hay duda al respecto

Linda: Esto parece tan cruel…

Amenadiel: Pues si fuera sencillo no sería una prueba real, ¿o sí? (Netflix 2017).

De acuerdo con Deman, “los males que nos afligen, con frecuencia se les llama pruebas. Es un nombre
bien escogido. Significa que nuestros males tienen la eficacia de verificar o controlar lo que somos.
Gracias a ellos, se sabrá lo que valen exactamente nuestras virtudes” (citado en Morin 1990: 128). De
esta forma, Amenadiel estaría indicando que Dios permite que él sufra a través de las pruebas que le
manda, que se torture viendo las alas de Lucifer, todo como parte de su plan en el que Él espera que sea
un mejor ángel, alguien que merezca sus alas de nuevo. Este pensamiento también responde a lo que
Leibniz propone, que es que “el mal es necesario en el mundo, lo mismo que las sombras en un cuadro,
para destacar la luz y el relieve. El mal es espantoso y terrible, pero evita siempre otros malos muchos
peores y desemboca siempre en el bien” (citado en Morin 1990: 121). A pesar de que en la actualidad
el mal no se puede reducir solo a ser “una sombra del bien, pues, como expresó Varillon, se estaría
empleando “el mal en un plan o en una realización más amplia en donde juega el papel de medio o de
condición necesaria para un bien mayor” (citado en Morin 1990:121). Esto es lo que ocurre en la serie.,
como en el caso de Amenadiel, quien aparentemente tiene que experimentar el sufrimiento para pasar

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la prueba que su Padre le está imponiendo. Este tipo de planteamiento resulta ‘literalmente escandalosa’
frente al sufrimiento. Al mal no se le puede justificar de ninguna forma” (1990: 121-122).

Relacionándolo con el pensamiento calvinista, Beeke expresa que existen textos que expresan que Dios
es soberano sobre lo malo, y que negar la soberanía de Dios sobre nuestros sufrimientos “hacen a Dios
impotente y nos roba del consuelo que nuestro Padre celestial sabe cómo disciplinarnos mejor que
nuestros padres en la tierra, por su propia gloria y nuestro beneficio” (2010:83) (traducción propia). A
raíz de esto, se puede decir que el mal es una forma en que Dios busca disciplinar a sus creaciones para
que cumplan correctamente su papel en sus planes. Como a Amenadiel, quien debe sufrir esta difícil
prueba para que pueda recuperar sus alas, o como en la temporada 3, episodio 5, cuando Lucifer hablaba
con Chloe sobre cuando le dispararon en el rancho. Ella le dijo que no fue su culpa lo que le pasó y
Lucifer responde “Es cierto, fue de mi padre. Es claro que él manipuló las cosas, él siempre lo hace.
Quiere enseñarme a que vea la responsabilidad o una estupidez de esas” (Netflix 2017). De esta manera,
Dios estaría utilizando y colocando a Chloe en peligro para manipular a Lucifer, lastimándolo para que
aprenda una lección.

En síntesis, se puede decir que en la serie Lucifer, se presenta a Dios como un ser limitante de nuestra
libertad. En primer lugar, por medio de los comentarios de Lucifer y los personajes secundarios, se
realiza una caracterización de un Dios que es soberano de toda la creación y que puede disponer de esta
como mejor le parezca. Asimismo, se plantea la idea de un Dios que impone castigos a quienes no lo
obedecen y se oponen a él. En segundo lugar, partiendo de lo establecido anteriormente, se establece
que Dios posee un plan ya predeterminado para cada persona en la tierra, un plan sin errores que ha
creado desde el inicio de los tiempos. A diferencia del pensamiento actual de los teólogos quienes
afirman que el único plan de Dios es liberarnos del mal y el sufrimiento, en la serie Lucifer, se plantea
que Dios emplea el mal y el sufrimiento como parte de su plan y como un medio de obediencia para
que la gente cumpla con lo que él ha establecido.

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Conclusiones

La conclusión general de la investigación es que la serie Lucifer, a lo largo de las cuatro primeras
temporadas, mediante diversos diálogos entre los personajes principales y secundarios, presenta
concretamente dos ideas ambivalentes, opuestas, de la idea de libertad. Por un lado, en el primer capítulo
se manifiesta que la serie expresa que los seres humanos han sido creados libres por Dios, un Dios que
es siempre respetuoso de nuestra libertad, aunque eso signifique ver a sus hijos alejarse de él, y permite
que la humanidad se responsabilice de sus acciones. Asimismo, se reafirma la idea de que no es el
Diablo quien obliga a los seres humanos a actuar mal; él no fuerza a nadie, sino que son las mismas
personas quienes actúan de esa forma en total libertad. Por otro lado, en contraposición, en el segundo
capítulo, se propone que las personas son controladas por un Dios manipulador quien tiene el mundo y
a las personas bajo su voluntad, la cual limita nuestra libertad al predeterminar nuestras vidas y acciones.
A partir de esta disparidad, se puede concluir que esta dualidad en la serie responde a la misma
ambigüedad que existe en los estudios teológicos, en las que aun después de que el Concilio Vaticano
II anunciara cómo debía realizarse la teodicea en un mundo moderno, todavía existen contradicciones
entre las maneras en que se concibe a Dios, en este caso, relacionado a la libertad del ser humano y al
mal.

En adición, a un nivel más específico respecto al primer capítulo, se puede concluir que la
representación que la serie Lucifer mantiene respecto al Infierno es congruente con la visión moderna
de un Dios que ha creado a la humanidad con libertad y responsable de sus actos. A diferencia de las
representaciones pre modernas que han primado acerca del Infierno a lo largo de la historia, —
principalmente, como un lugar sin salida al que el Diablo (o Dios), te envían a modo de castigo para ser
eternamente torturado en conjunto bajo las brasas del fuego eterno—, la serie presenta una nueva
imagen del Infierno, un Infierno individual donde las malas acciones son revividas repetidamente. En
esta interpretación, apegada a una visión moderna del hombre, las personas mismas se envían al
Infierno, pues piensan que merecen ese castigo. Sin embargo, las puertas están abiertas, pues Dios no
busca castigar a los seres humanos, sino que espera que se reconcilien con él y alcancen la salvación.

Otra conclusión específica a la que se puede llegar es que en el segundo capítulo se puede apreciar que
la serie realiza un vínculo entre la predeterminación de la vida de las personas con la imagen de un Dios
cruel y manipulador, quien para hacer cumplir su palabra, puede llegar a permitir o crear el mal con ese
fin. La serie Lucifer no refuerza la confianza que el calvinismo tiene en Dios, ni tampoco muestra
resignación a tener nuestro destino en las manos de Dios (como en la antigua tradición griega en
Occidente, en la cual era aceptado el pensamiento de que el destino era algo dictado por los dioses, y
por lo tanto, algo ajeno a nuestras acciones y del que no se podía escapar); sino que, por el contrario, la
serie critica el control del destino humano como algo erróneo, y como un acto manipulador, pues este

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solo debe depender de las libres acciones de la persona. La creencia de que el destino de nuestra vida
no debe depender más que de uno mismo, se muestra acorde al pensamiento moderno que gobierna
nuestra sociedad occidental. Lo que prima actualmente es la libertad y el uso de la razón, ideas que
comenzaron a exaltarse en la era de la Ilustración, donde se defendía la razón y la ciencia por sobre las
estrictas reglas y explicaciones tradicionales de la religión. Por lo tanto, Lucifer presenta una inclinación
a la defensa de la libertad humana presentando dos ideas contrarias de la libertad, pero en la que se
critica y se relaciona con aspectos negativos a la versión de Dios que es soberana del mundo. Esto
refleja que la serie tiene una inclinación a favor del pensamiento moderno actual, relacionado con las
ideas de libertad y la razón.

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