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TEOLOGIA DE LA LIBERACION
Facultad: Teología
Sección: Sección A
1
Índice
Introducción……………………………………………………………….3
Capítulo 1…………………………………………………………………..4
Capítulo 2……………………………………………………………………7
Capítulo 3……………………………………………………………………9
Conclusión………………………………………………………………….11
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Introducción:
Quizás entre ustedes haya quienes se pregunten “¿Qué es eso de la Teología de la
liberación?”, o quizás alguien se enteró de algo pero no sabe bien de qué se trata, o tal
vez haya quien se pregunte si la Teología Liberación es algo del pasado, o qué
perspectivas de futuro tiene.
Primero, quisiera compartir con ustedes sobre qué trata la TL: durante los años ‘60s,
surge en el continente una camada de teólogos católicos y protestantes, que se
formaron en Europa y EE.UU. pero se enfrentan a la necesidad de elaborar teología
desde la realidad sufriente de los pueblos latinoamericanos. En este sentido, el
peruano Gustavo Gutiérrez, quien es considerado como el primero que sentó las bases
de la Teología de la Liberación, reflexiona: “¿Cómo hablar de Dios en un contexto de
injusticia? ¿De qué manera hablar de un Dios que se revela con amor en una realidad
marcada por la pobreza y la opresión? ¿Cómo anunciar al Dios de la vida a personas
que sufren una muerte prematura e injusta? ¿Cómo reconocer el don gratuito de su
amor y su justicia desde el sufrimiento del inocente?
¿Con qué lenguaje decir a los que no son considerados personas que son hijos e hijas
de Dios? En conclusión: El sufrimiento humano, el compromiso con él, las preguntas
que surgen sobre Dios, son el punto de partida y el tema central de la teología de la
liberación”.1 Como vemos, la teología ya deja de mirar el cielo para hacerse concreta,
acompañando los sufrimientos del pueblo oprimido, sus luchas y esperanzas, con
vistas a caminar hacia su liberación plena, un tiempo futuro en donde Dios y el ser
humano se encontrarán, y no habrá llanto ni dolor ni muerte. 2
1
(Hablar de Dios desde el sufrimiento del inocente. Sígueme. Salamanca, 1988, pág. 19, citado por
Carmen Alegre en “¿Tiene futuro la Teología de la Liberación?” en la revista de la Provincia Mercedaria
Argentina Camino de Libertad, 2007).
2
(Apocalipsis 21:4).
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Capítulo 1
Orígenes y conceptos
Entre los teólogos más conocidos se distinguen: J.L. Segundo, J. Comblin, J. Miguez, H.
Assman, R. Muñoz, L. Gera, A. González F., J.C. Scannone, P. Richard, L. Boff, C. Boff, J.
Sobrino, D. Irarrázaval, L.C. Susin, A. Brighenti, C. Mesters, I. Ellacuría, P. Trigo, V.
Codina, E. López, J.B. Libanio, F. Taborda, P. Suess y las mujeres M.A. Aquino, A.M.
Tepedino, E. Támez, M.C. Bingemer, C. Vélez, e I. Gevara. No menciono a las nuevas
generaciones por no alargarme. El comienzo teológico, sin embargo, de la Teología de
la liberación es la constatación de la opresión de los pobres como un hecho repudiado
por Dios. G. Gutiérrez entiende que la Teología de la liberación nace del deseo de
anunciar el Evangelio a “pueblos dominados, clases sociales explotadas, razas
despreciadas y culturas marginadas” (Gutiérrez 1972, p. 22). El problema teológico
más hondo se expresa en la pregunta: “¿Cómo anunciar el Dios de la vida a personas
que sufren una muerte prematura e injusta? ¿Cómo reconocer el don gratuito de su
amor y de su justicia desde el sufrimiento inocente? ¿Con qué lenguaje decir a los que
no son considerados personas que son hijas e hijos de Dios?” (Gutiérrez 1986, pp. 18-
19).
Algunos de estos teólogos, debe decírselo, han sido hostigados, expulsados de las
universidades e incluso asesinados, como es el caso de Ignacio Ellacuría. Su relación
con los episcopados nacionales y con la Congregación para la Doctrina de la fe ha sido
muy difícil. Por cierto, esta Congregación publicó dos documentos –uno de ellos muy
crítico- sobre la Teología de la liberación (1984 y 1986). Pero el mayor problema de
esta teología, al menos su versión más conocida, ha sido irse quedando “sin iglesia”.
Sea por los acelerados procesos de individuación, sea por el descuido de las CEBs
4
(Comunidades eclesiales de base) por parte del clero, cuando no por una política de
recuperación del poder sobre los fieles, la Teología de la liberación ha ido perdiendo su
lugar de arraigo. Por otra parte, tampoco ha podido renovar su combate contra
capitalismo. El intento venezolano de reflotar el discurso revolucionario ha terminado
en el mayor de los fracasos. La revolución cubana, ahora último al comando de Miguel
Díaz-Canel, ya no entusiasma a su pueblo deseoso de libertad y respeto a los derechos
humanos. La resistencia al neoliberalismo corre hoy por carriles más moderados, como
las propuestas del PNUD (Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo).
Principales conceptos:
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(Evangeli gaudium, 53)
4
(Laudato si’,161)
5
(Evangeli Gaudium, 133)
5
Es una teología cristocéntrica, es decir, Jesucristo es el centro, pero ahora se pone de
relieve lo que en teología se llama una cristología (el estudio de Jesucristo) “desde
abajo”, es decir la vida y el ministerio de Jesús de Nazaret, por encima de una
cristología “desde arriba” que le daría más importancia al Cristo celestial (es muy
interesante leer los estudios cristológicos del barcelonés Jon Sobrino, por ejemplo, su
obra Jesucristo liberador. Lectura histórico-teológica de Jesús de Nazaret).
Por esta razón, la teología de la liberación plantea un concepto que es una novedad
para este tiempo, pero que no es extraño a los y las marxistas, habla de “praxis”, este
es un término de origen griego que significa “práctica”, es decir, es una práctica en
diálogo con la teoría, es una práctica que transforma la realidad para hacerla más
habitable, más digna y justa, en síntesis, acorde al reino de Dios 6.
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( Militancia y ética cristiana de José Luis Segundo)
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Capítulo 2
Para Gustavo Gutiérrez, el término pobre “implica siempre una connotación colectiva y
tiene en cuenta la conflictividad social”. El pobre en la Biblia forma parte de un grupo
social, es un pueblo entero, se trata de “los pobres de la tierra”, es decir, los anawim o
“Pobres de Yahveh” según la Escritura.
A nivel eclesiológico, los pobres no son una parcela de la Iglesia, sino el núcleo o “lugar
preeminente” del tomar cuerpo Cristo (709). La promoción espiritual y temporal de los
pobres debe ser el afán de la Iglesia; salvación y promoción humana están ligadas en el
plano histórico.
Nos referimos al Dios judeocristiano revelado escatológicamente por su Hijo Jesús. Dios
se revela por su nombre en el proceso de liberación de grupos oprimidos por el imperio
egipcio, proceso que comprende la salida de su zona de influencia y la constitución de
un pueblo liberado, es decir, creyente y fraterno, en el esfuerzo de crear vida y de
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crearse como pueblo en el desierto donde no había condiciones para vivir.7 En ese
proceso de liberación Dios se revela a los oprimidos como el que va con ellos, dándoles
consistencia cuando se derrumbaban, entereza y solidez cuando sentían que no podían
más, fundamento cuando estaban desfondados, que eso significa el nombre de
Yahveh. Cuando el pueblo se sedentariza, Yahveh se revela como el Dios del
extranjero, el huérfano y la viuda, que son los que no tienen piso para asentarse: Dios
les da la consistencia que la sociedad les niega, rompiendo la fraternidad que debe
caracterizar al pueblo de Dios. En ese trance Dios se revela, a través de la palabra de
los profetas, como un Dios incompatible con la opresión, que exige que se haga justicia
a los oprimidos y que no se explote a los débiles.
Esta predilección de Dios por sus pobres llegó hasta el punto de confiar tanto en ellos
que los eligió como hábitat de su Hijo: así aparecen caracterizados María y José, los
pastores, Simeón y Ana, en el evangelio de la infancia de Lucas.
Así pues, el Dios judeocristiano no es el dios de los dioses y el señor de los señores, el
que culmina y trasciende las jerarquías sociales, un dios que no existe sino que es
proyección de la fuerza de los poderosos y de los anhelos de los débiles, sino el que
está con los de abajo, dándoles consistencia, su misma consistencia, como se reveló en
su Hijo Jesús, una consistencia que no pudieron quebrar los poderes de este mundo y
de la que vivimos y viviremos siempre.
En fin sabiendo todo esto, como iglesia debemos asumir esta postura, ya que somos
Seguidores de este Dios de justica y que toma la condición de hombre y asume la
pobreza de la gente de su tiempo para que a través de este gesto demostrar que es
posible al igual que El, ser testigos de su amor en la realidades más pobres del mundo.
De igual manera la iglesia en los distintos documentos del celam8 nos invita a tener una
postura comprometida con las causas sociales de justicia e igualdad.
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(opción por los pobres, Gustavo Gutiérrez)
8
(Conferencias episcopales latinoamericanas)
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Capítulo 3
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(Espiritualidad de la liberación Pedro Casaldaliga)
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(De lado de los pobres Gustavo Gutiérrez)
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El segundo aporte original de la Teología de la Liberación surge orgánicamente del
anterior. Si lo central de la fe es la praxis de liberación, entonces los creyentes deben
hacer una opción decidida por los pobres, entendiendo que “pobre” es como el
símbolo, la cifra o el sumo analogado que designa a todos los necesitados de
liberación. Esta opción por los pobres que hace el creyente en Jesús no es más que el
eco de la opción de Dios tal como nos lo presenta la Escritura, de modo que, aquí
también, la Teología de la Liberación no hace más que ser fiel al Dios de Jesús. Como lo
que busca la opción por los pobres es su liberación, la Teología de la Liberación se
vincula inevitable y necesariamente con el contexto en que viven los pobres cuya
liberación hay que contribuir a lograr de la manera más eficaz posible; y se vincula
también con las ciencias humanas y sociales que permiten, en principio, percibir con
más claridad lo que está en juego en ese contexto, ayudando así a encontrar los
caminos de una praxis que sea eficazmente transformadora.
Quizás otro aporte puede ser que lo más interesante de la Teología de la Liberación es
la fuerza transformadora de la ideas. El descubrir que a raíz del Concilio Vaticano II
surge un movimiento que es intelectual pero también popular y que pone las ideas se
ponen al servicio de los más pobres. La Teología de la Liberación tiene una expansión
extraordinaria en multitud de países en muy poco tiempo. Esto teólogos, además, no
estaban interconectados ni eran una organización. Era una filosofía de
comportamiento que pretendía cambiar el mundo. También es cierto que nace en un
momento especial. El alumbramiento de la Teología de la Liberación se produce en los
años sesenta. Una década especialmente recordada por la eclosión de los movimientos
sociales.
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Conclusión:
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Bibliografía
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