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“DE LOS CACIQUES DEL AGUA A LA MENDOZA DE LAS ACEQUIAS. Cinco siglos de
historia de acequias, zanjones y molinos”; 442 páginas, con 156 planos y 78
ilustraciones [32 planos a 4 col...
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“RASTREO HISTÓRICO DEL SISTEMA HÍDRICO DEL OASIS DEL ÁREA METROPOLITANA DE MENDOZA. La historicidad del territorio a partir de la cartografía, como base y recaudo en
su planificación.” “Ciudad y Territorio" del INCIHUSA-Conicet, Mendoza. PROYECTO 13-04865. Período de ejecución: abril de 2000/ nov 2003. Finalizado y APROBADO. View project
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Se trata de un relato que abarca casi 500 años, delimitados por la situación
hipotética previa a la llegada de los españoles en 1561 y el presente. De
historia del agua en Mendoza y de la forma en que ésta moldeó a esta
ciudad. Intentamos mostrar las maneras en que el agua, ya sea regulada:
mediante los canales y acequias; o no-regulada: fruto de las bajadas
aluvionales e intempestivas de la precordillera que bordea a la Ciudad de
Mendoza; y que a través de zanjones y ríos secos, impuso sus condiciones y
sus consecuencias sobre la forma y la estructura urbana. De las distintas y
sucesivas racionalidades que se impusieron a la ocupación de este oasis que
constituye Mendoza.
*************************************************************
INTRODUCCIÓN
**^*^*^*^*^*^*^*^*^*^*^*^*^*^*^*^*^*^*^*^*^*^**^*^*^*^*^*^
PREFACIO
Distinguen a libro mendocino en la XVª BIENAL PANAMERICANA 2006
DE ARQUITECTURA DE QUITO – BAQ 2006: Las ciudades visibles
1. GUILLERME, André, Les temps de l'eau. La cité, l'eau et les techniques. Seys-
sel, Champ Vallon, 1990.
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D E LO S C AC I Q U E S D E L AG UA A L A M E N D O Z A D E L A S AC E Q U I A S
mentales. Ha perdurado la tradición de lanzar una moneda un agua sucia. En 1786, la aparición del agua de Lejía revo-
en la fuente de Trevi pidiendo un deseo, para estar seguro lucionó el blanqueo de las telas y del papel. Se utilizaba
de volver allí algún día2. En Francia, en cambio, son los agua bajo presión, y no más un agua estancada, para lavar
puentes los que ocupan en el imaginario de los parisinos el los tejidos. De la misma manera, en el siglo XIX, el papel
lugar que deberían ocupar las acequias en el de los mendo- se fabricó a partir de la celulosa extraída de la madera: no
cinos: el gran poeta Guillaume Apollinaire cantó al puente era ya necesario hacer macerar trapos durante semanas en
Mirabeau (“bajo el Puente Mirabeau corre el Sena, y nuestros cubas que apestaban y que se calentaban bajo el efecto de
amores, el me lo hace recordar... “); el Puente Nuevo (en re- la fermentación. Al mismo tiempo, con la evolución de las
alidad el más antiguo de la capital) fue envuelto por Chris- tácticas militares, quedaron obsoletos las murallas y los fo-
to3 antes de ser él, objeto mismo de una película de Léo sos que rodeaban las ciudades. Las zanjas utilizadas para la
Carax (Los amantes del Pont Neuf); la estatua del Zouave defensa (y también, a menudo, para la pesca) se rellenaron,
del Puente de Alma sirve siempre de referencia para medir implicando ello la desaparición de un agua que, durante si-
las crecidas del Río Sena, como el antiguo nilómetro permi- glos, había formado parte de los paisajes urbanos.
tía a los Egipcios evaluar las crecidas del Nilo y prever la Por último, el uso del vapor dio el golpe de gracia a los
próxima cosecha... molinos hidráulicos que habían modelado barrios enteros
Con todo, en Europa, cuando la Edad Media fue borra- de algunas ciudades del norte de Francia, enteramente de-
da progresivamente por el Renacimiento y los tiempos lla- dicados a la industria textil, como el barrio Saint-Leu, en
mados “modernos”, el agua en la ciudad conoció un largo Amiens. La comparación con la historia de los molinos de
período de menosprecio y decadencia. Esta actitud se ex- Mendoza, respecto de los cuales Jorge Ricardo Ponte y
plica por causas culturales y técnicas, ya que no se descu- Paola Figueroa encontraron rastros en los archivos históri-
brió drásticamente que el agua estancada y los excremen- cos, en los planos antiguos e in situ, resulta aquí rica en
tos podían apestar, ni que las zonas pantanosas ponían en perspectivas de investigación. Al describir la historia mal
peligro la salud pública, como magistralmente lo demostró conocida de estas máquinas hidráulicas, recuerdan la im-
Alain Corbin en su libro, El miasma y el junquillo4. En reali- portancia para la economía regional de un sistema de pro-
dad, numerosas eran las actividades proto-industriales que ducción estrechamente vinculado con el agua, pero que
necesitaban humedad para desarrollarse (tejido, curtidurí- hoy ha desaparecido completamente.
as, armas de fuego, imprenta). Hasta mediados del siglo En Europa, y también en América, las teorías higienistas
XVIII, los principales protagonistas económicos no necesi- del siglo XIX condujeron a ocultar y cubrir las corrientes
taban de un agua corriente sino de un agua estancada, ya de agua, puesto que el agua sucia, el agua industrial, apare-
que la fermentación y la maceración desempeñaban un rol cía como una molestia y un peligro para la colectividad. En
central en los procesos de fabricación y transformación de vez de curar el mal limitando las fuentes de contaminación,
los materiales: agua ácida para blanquear las telas; borra de se decidió ocultarlo, cubriendo los ríos y canales más con-
vino y sangre para los tintes; ceniza de madera, vinagre, ori- taminados. Por ello en París, el río Bièvre, que abastecía las
na, excremento de gallina o de cerdo para fijar los colores; manufacturas de los Gobelinos desapareció bajo el asfalto,
paredes húmedas cubiertas de salitre, materia prima utiliza- mientras que en Marsella el río Jarret se convirtió en un bu-
da en la elaboración del polvo negro; grandes tanques don- levar circular. En México, la misma suerte conoció el río del
de se pudrían los trapos viejos que se volvían pasta para ha- Consulado, cuyas riberas se podían aún bordear a princi-
cer papel... en las curtiembres, se dejaba la piel de los ani- pios de los años cincuenta, pero que desde aquel entonces
males desollados en remojo en agua y tanino (extraído de la ha sido cubierto por las múltiples vías del Circuito Interior.
corteza de la encina) y se los hacía hinchar varios meses en Los barrios directamente vinculados con el agua, como el
cubas llenas de agua y materia fecal para ablandarlos. Delan- barrio Saint-Leu de Amiens, cruzado por varios brazos del
te de la puerta de los tejedores y tintoreros, se colocaban Río Somme, canalizado desde la Edad Media para propor-
algunos barriles para recoger la materia prima (la orina) be- cionar energía hidráulica a los talleres de tejido, sufrieron de
névolamente depositada por los transeúntes. golpe este cambio de situación. Los antiguos molinos, las
Estos son los cambios tecnológicos que implicaron el re- manufacturas y las casas de los obreros de la industria textil
chazo de un agua que iba a ser, en adelante, considerada se deterioraron, antes de ser ocupados por habitantes po-
sucia y peligrosa, en vez de percibirse como un elemento bres, marginalizados, a menudo de origen inmigrado. Des-
esencial en los procesos de producción: a partir del mo- de el siglo XVIII, se suprimió la mayor parte de los canales,
mento en que se necesitó menos del agua estancada, sólo aunque el barrio conservó su apodo de “Venecia picarda”,
se tomaron en cuenta sus defectos. Ahora bien, en la indus- en referencia al arquetipo universal de la ciudad lacustre.
tria textil, la química mineral sustituyó rápidamente a la quí- Como la misma política tiene los mismos efectos, los ca-
mica orgánica: se necesitaba pues de un agua clara, y no de nales que formaban la trama urbana de México-Tenochtitlán
2.Este ritual es lucrativo para los mendigos que recogen las monedas dejadas que ya ha envuelto muchos monumentos en el mundo (hasta islas enteras en EE-
por los visitantes, aunque el municipio de Roma reivindica la posesión de este UU) y, particularmente, ha envuelto el Pont-Neuf en 1985.
pequeño tesoro.
4. CORBIN, Alain, 1982, Le miasme et la jonquille. Paris, Champs Flammarion.
3. Christo Javacheff, nacido en Bulgaria en 1935, artista pionero del "land-art",
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PREFACIO
antes de la llegada de Cortés se rellenaron o se cubrieron bre de su cráneo aparece un hueco que contiene una pe-
entre el tiempo de la Conquista y el principio del siglo XX. queña cantidad de líquido: si éste falta, debe llenarse con
Por razones estratégicas, económicas o políticas, los dirigen- sangre de animales o con el agua que los niños traen o ja-
tes españoles (luego mexicanos) eligieron destruir los siste- lan desde abajo. Para permitirles prosperar a los japoneses
mas hidráulicos que habían diseñado los aztecas con el fin de sin poner en peligro la vida de los chavales, la profundidad
sacar provecho de todos los recursos de los lagos circundan- máxima de estos ríos artificiales trazados sobre los antiguos
tes. Los trabajos de desagüe empezados en 1607 bajo la di- arroyos no sobrepasa los veinte centímetros7.
rección de un ingeniero de origen alemán, Enrico Martínez, De la misma manera, en Francia, el barrio de Saint-Leu de
y oficialmente concluidos en 1900, bajo los auspicios de Por- Amiens ha sido enteramente rehabilitado en nombre de la
firio Díaz, han causado la desaparición no solamente de un protección del patrimonio, para convertirse hoy en día en
medio ambiente muy particular, sino también de los últimos una de las atracciones de la capital picarda: los canales están
paisajes urbanos heredados de la época precolombina5. cuidadosamente mantenidos, las casas en ruinas se renova-
Por todo ello, surge particularmente importante no so- ron y nuevas actividades (turísticas y comerciales) se des-
lamente conservar la memoria de las acequias de Mendo- arrollaron gracias al apoyo logístico y financiero de la alcaldía
za, sino, como hace Jorge Ricardo Ponte en esta obra, de y de las autoridades regionales. La comparación con Men-
intentar comprender cómo y por qué ellas continúan fun- doza es aquí tanto más pertinente ya que el tejido urbano de
cionando, a fin de explicar a los citadinos/ciudadanos su uti- Saint-Leu no es sino una herencia de antiguas estructuras
lidad para la ciudad contemporánea. De hecho, en los paí- agrarias reutilizadas durante la Edad Media, cuando la ciudad
ses industrializados, la sociedad urbana había cortado sus se extendió hacia el fondo del valle para utilizar mejor el po-
vínculos tradicionales con el mundo complejo de las aguas tencial hidráulico del Río Somme8. La trama viaria, el parce-
de superficie. Sin embargo, desde los años 1970-80 se pue- lario y el tejido urbano del barrio reflejan la organización que
de observar un cambio de tendencia, un redescubrimiento prevalecía sobre estos terrenos pantanosos, cuando los usos
de la “cultura del agua”. En este ámbito, seguramente Ja- del suelo eran todavía esencialmente agrícolas9.
pón ha desempeñado el papel de precursor. Gracias a una Ahora bien el sistema actual de acequias que sirvió de
industrialización que fue mucho más rápida que en los paí- trama al tejido urbano de Mendoza, fue en sus inicios con-
ses europeos (solamente dos generaciones, contra seis o cebido para permitir el riego de los campos de la comuni-
siete en Francia), los habitantes de las ciudades no rompie- dades aborígenes locales y eso, como lo destaca Jorge Ri-
ron con su pasado. No abandonaron su relación intelectual cardo Ponte en este libro, desde hace 1.700 años.
y sensible con los paisajes acuáticos que ocupan siempre un El ejemplo de Mendoza nos enseña hasta qué punto un
lugar central en la memoria colectiva y las experiencias in- trabajo sobre la larga duración parece indispensable para
dividuales. A pesar de las transformaciones recientes y a comprender mejor el ordenamiento de los territorios y las
menudo drásticas de la sociedad japonesa, el conocimiento sociedades urbanas: el enfoque puramente geográfico, a
íntimo de los “meisho”6 forma parte del universo diario de veces tributario de un tiempo demasiado corto, de una
los habitantes del archipiélago y ello ejerce una influencia cronología demasiado próxima, no debe enmascarar el he-
directa sobre su práctica de los espacios urbanos. cho que la ciudad es el resultado de un largo proceso de
Por ello, en algunos barrios de Tokio, antiguos arroyos formación y evolución, a cuyas etapas más antiguas no de-
transformados en cloacas fueron canalizados y ocultados, be descuidarse. No debe sorprendernos ver que Jorge Ri-
antes de ser rehabilitados para mantener la ilusión de la na- cardo Ponte, antiguo alumno de Bernard Lepetit en la Es-
turaleza en la ciudad. En la superficie, al nivel de la calle, los cuela de Altos Estudios de Ciencias Sociales de París
arquitectos diseñaron ríos artificiales con el propósito de [EHESS], siguiendo las huellas de uno de los más famosos
reconstruir lugares de sociabilidad. La religión sintoísta ju- historiadores franceses, no dude al emplazar su investiga-
gó un papel importante en estas decisiones urbanísticas, ción en el marco de una “larga duración” [más de 500 años]
puesto que los expertos tomaron en cuenta la existencia de heredera de la geohistoria braudeliana.10 Como Ponte mis-
los pequeños espíritus del agua, los “kappas”, a los cuales mo dice en su introducción, se trata «de vincular los proce-
los japoneses están muy apegados. Estos batracios míticos sos históricos culturales con los espaciales».
tienen una cara de tigre, una boca puntiaguda, y en la cum- La herramienta elegida para llevar a buen puerto esta in-
5. MUSSET, Alain, 1992, El agua en el valle de México, siglos XVI-XVIII. México, tanques formados por el río Somme y divididos en islotes separados por estrechos
DDF -CEMCA. canales de drenaje (los "rieux"). Eran generalmente de forma rectangular y sólo
cubrían algunas decenas de metros cuadrados, con el fin de conservar la humedad
6. De "mei": reputación y "sho": lugar. El "meisho" es un lugar notable, cantado por
necesaria para la producción de las verduras destinadas a la ciudad vecina. El re-
los escritores, reproducido ad infinitum por los pintores, y muy conocido de los ha-
parto de las parcelas no era homogéneo: algunas estaban cercadas por una o más
bitantes de la ciudad.
zanjas (o por uno estanque); otras estaban aisladas y no disponían de un acceso
7. GUILLERME, André, 1990, Tokyo et l'aménagement de ses eaux de surface, Pa- directo a las aguas de río Somme o sus afluentes.
ris, Metropolis, n° 92-93, pp. 63-70.
10. Publicado en 1949, "El Mediterráneo en tiempos de Felipe II" marca una rup-
8. Musset, Alain, L'agriculture sur l'eau en milieu urbain : les hortillonnages d'A- tura epistemológica en las concepciones tradicionales de la geografía histórica. La
miens et les chinampas de Xochimilco, Bulletin de l'Association de géographes geohistoria aparece como una nueva manera de estudiar les relaciones entre las
français, Paris, AGF, n° 3, 2003, pp. 325-337. sociedades y los territorios, situando sus relaciones en los periodos largos que po-
nen en valor las evoluciones, las rupturas y les continuidades de los diferentes mo-
9.Se trata del sistema agrícola de los "hortillonnages", comparable al de los "chi-
dos de ocupación del espacio.
nampas" de México. Huertas muy productivas están ubicadas en medio de los es-
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vestigación es, demás está decirlo, una herramienta de re- Como hemos visto, la envergadura de esta obra sobre-
ferencia tanto para los geógrafos como para los historiado- pasa entonces largamente las fronteras de la provincia de
res, ya que se trata del plano o el mapa. Y es allí, sin ningu- Mendoza y ella participa en una reflexión mucho más am-
na duda, donde se encuentra uno de los más grandes apor- plia sobre el agua y la ciudad, en una perspectiva interdisci-
tes de esta obra, la cual no se contenta con ofrecer al pú- plinaria situada al entrecruce de numerosas ciencias socia-
blico una compilación casi exhaustiva de todas las repre- les: geografía, historia, antropología, sociología, arquitectu-
sentaciones cartográficas de Mendoza, desde sus orígenes ra y urbanismo. Más allá de que Ponte nos propone a todos
hasta nuestros días. Aunque estemos en presencia de los universitarios un nuevo objeto de estudio, se puede
aquello que se llama un «libro de arte » sobre el plan edi- pensar que esta obra tendrá, sin dudas, una utilidad adicio-
torial, De los caciques del agua a la Mendoza de las acequias nal, más política diríamos: ayudar a repensar el ordena-
no es solamente un catalogo ilustrado, acompañado de ex- miento del territorio urbano en la región metropolitana de
plicaciones pertinentes y de interpretaciones siempre jui- Mendoza. De esta manera, el proyecto científico respon-
ciosas: es, antes que nada, la exposición de un método de derá también a una demanda social, ésa que está en la fina-
trabajo que se apoya sobre los documento antiguos para lización exitosa y lógica de toda investigación «comprome-
hacerles hablar utilizando todos los recursos de la informá- tida» donde los resultados, los más destacados, deben es-
tica moderna. Y en este campo, el trabajo realizado es im- tar al servicio de la comunidad de los ciudadanos.
presionante. Los planos dañados o poco legibles se volvie-
ron a dibujar respetando escrupulosamente la información Alain Musset
original, la semiología gráfica y hasta el estilo del autor. En École des Hautes Études en Sciences Sociales de Paris
cuanto a los mapas temáticos realizados en la sede del EHESS - Grupo de geografía social y estudios urbanos.
Cricyt-Mendoza, a partir de fuentes históricas variadas,
pueden ser considerados como verdaderos modelos.
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A MANERA DE
PRÓLOGO
El agua ha sido, desde siempre, un recurso insuficiente. trábamos por una calle y salíamos por otra. Toda una aven-
En Mendoza desde tiempos antiguos se ha tenido concien- tura que nos exigía ser cautelosos en no revelar el secreto.
cia de esta escasez. Por ello, a partir de su fundación espa- Del Tovar nacía la acequia de tierra que pasaba por el
ñola en 1561 hubo de regularse para que todos los vecinos, frente de mi casa. Como el agua se daba por turnos, a ve-
a su tiempo, pudieran aprovecharla. Esta temprana sociali- ces, ésta no corría por nuestra acequia. Para jugar a las ca-
zación del uso rreras de bar-
del agua se hacía quitos íbamos a
mediante em- abrir, irrespon-
banques y deri- sablemente, la
vaciones de un compuerta del
canal a otro, de canal para que
una acequia a pasara el agua
otra. Así, a pesar por nuestra ace-
que el agua esta- quia y poder ha-
ba siempre pre- cer, así, nuestra
sente, iba circu- propia regata.
lando por un lu- También la abrí-
gar u otro me- amos cuando
diante sucesivos hacía mucho ca-
turnos de riego. lor y nos gusta-
Cuando yo ba charlar sen-
era niño vivía en tados en los
la calle Manuel puentes de la
A. Sáez de Pedro acequia, con
Molina. Por la nuestros pies
esquina de mi descalzos in-
casa corría el en- mersos en el
tonces canal To- agua fresca; o
var. No conocía- cuando necesi-
mos su nombre, tábamos regar,
lo llamábamos con un tacho de
“el canal”. Me aceite en el ex-
advertían que tremo de un pa-
tuviera cuidado lo, la calle de
porque a una ni- tierra en la que
ñita se la había llevado la corriente y se contaba que la ha- vivíamos, para aplacar el polvo que levantaban los coches al
bían encontrado ahogada, unas cuadras más abajo, en la pasar [Repetíamos, sin saberlo, un ritual que los mendoci-
compuerta de una antigua curtiembre que estaba en la es- nos ya venían haciendo desde siempre. El estudio de la his-
quina de Alberdi y Aristóbulo del Valle [allí hubo molinos, toria local me lo develaría después].
movidos por esta acequia, desde la fundación misma de la Entre las acequias y las veredas hay un espacio interme-
ciudad] Aún así, desafiando las advertencias nos arriesgába- dio que suele cubrirse con pasto o, simplemente, de tierra.
mos a recorrer el canal por dentro, agachándonos, raspán- Las veredas mendocinas tienen, como remate, una banda de
donos con sus estrechas paredes, ensuciándonos con la ba- cemento alisado por donde hacíamos circular réplicas, en
sura que arrastraba y mojándonos cuando llevaba agua. En- plástico, de autitos de turismo carretera de la época, relle-
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nos con masilla, para hacerlos más pesados, ya que de tan li- Con el paso de los años devine arquitecto y estudié pri-
vianos eran inestables. Organizábamos competencias lan- mero, y pude conocer, personalmente después, los castillos
zando, a su propio impulso, a los autitos por estas sendas. La medievales y otros no tanto, con sus zanjones para prote-
parte más peligrosa era cuando debíamos hacerles cruzar gerse de los ataques enemigos. Solución defensiva que yo
los puentes, ya que corrían el peligro de caer en la acequia y ya había presentido de chico, cuando no sabía que “los in-
que se los llevara la corriente. Las acequias eran, de una u dios” ya habían estado en Mendoza y que ese canal, precisa-
otra manera, el centro de nuestros juegos infantiles. mente, en el que jugaba, había regado las tierras de un ca-
Por esa época, años ’50-’60, el cine Recreo de Pedro Mo- cique verdadero: el señor de este valle y tierras huarpes: Dn.
lina, estaba en su apogeo. Tenía una sede cerrada para el in- Felipe Esteme. Podía haber indios diferentes, y de hecho los
vierno y otra sa- hubo, a los
la al aire libre “Sioux del far-
para el verano, west” que me
con piso de ri- asustaban desde
pio. Los domin- el cine.
gos íbamos a la El Zanjón, ob-
función matinée. viamente en mi
Las películas fa- caso, era el Ca-
voritas eran las nal Cacique
de “coboys”. Me Guaymallén, que
asustaban, pero está 50 metros
igual me gustaba más hacia el
ir a verlas. Una oeste, cruzando
escena se repe- la calle Alberdi,
tía en cada una donde empeza-
de ellas, o al me- ba, por enton-
nos así me pare- ces, un cañaveral
cía a mí, y siem- [lugar obligado
pre tenía el mis- para buscar las
mo impacto: una cañitas para los
carga de indios a volantines del
galope. Cuando mes de agosto,
la pantalla se lle- el mes de los
naba de los in- vientos] que
dios enardeci- desapareció pa-
dos en malón, ra dar paso a un
con sus caballos carril costanero
“en pelo” y cla- rápido. También
vando sus lan- íbamos a bañar-
zas, yo me es- nos desnudos en
condía detrás de la butaca hasta que pasara el peligro. Aun- el Zanjón en las siestas calurosas del verano [a un viajero ex-
que hiciera el ridículo, no podía evitarlo... tranjero le llamó la atención, en el siglo XIX, que las muje-
Este asunto de la venida de los indios en malón me preo- res se bañaran desnudas en el canal Tajamar] o a buscar pie-
cupaba más allá de la salida del cine. En mi mente infantil dras chatitas para jugar al Tejo, un juego del mundo andino
elaboraba estrategias para defenderme, si acaso a los indios, que hoy, entre nosotros, se ha perdido, reciclándose en un
de cuya existencia, ni se me ocurría dudar, se les pasaba por juego playero con tejos “de madera”.
la cabeza venir a Mendoza. Por eso, con mucha seriedad y También cuando corría poca agua, obviamente, para ir a
ante la risa de los mayores, le preguntaba, obsesivamente, la escuela, bajábamos y cortábamos camino por dentro del
a mi madre: Zanjón, saltando de piedra en piedra. Luego cruzábamos “la
- ¡Mamá!: ¿Los indios no pueden venir a Mendoza? ¿Se caen costanera” (¿en un lugar donde no hay costa? ¿Ni de río ni
al Zanjón? de mar? Sí, la costanera del Zanjón) para ir a la Feria Muni-
Se me ocurría que no, que no iban a poder saltar con sus cipal, en el solar donde había estado el antiguo Cabildo de
caballos el Zanjón, ya que por ser éste muy ancho y profun- Mendoza, dato que, por supuesto, todos –vecinos inclui-
do, se iban a caer dentro y se los iba a llevar la corriente. Es dos- ignorábamos.
decir, el Zanjón me garantizaba estar a resguardo. Así, el mundo de mi infancia lo dividía el Zanjón. Del Zan-
11. Escritor italiano nacido en Santiago de las Vegas, Cuba, en 1923 y muerto en
Siena, Italia, en 1985, en su hermoso libro Las Ciudades invisibles.
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PRÓLOGO
jón para allá estaban: el centro, el tranvía, la plaza Pedro del Pero, aquel trabajo, aunque completo para la ciudad, es-
Castillo, la Feria y mis escuelas: José Federico y Mariano taba aún en deuda con el territorio que hoy contiene al
Moreno. Hacia acá del Zanjón: el canal, mi calle, mi casa. Área Metropolitana de Mendoza. Aquella pregunta inicial a
Por ello, de niño no podía concebir a Mendoza sin canales, mi madre se transformó, posteriormente, en una interpela-
ni acequias, ni Zanjón. De grande -educación mediante- lo ción más intelectual a Mendoza, a la otra madre-tierra, en
olvidé. Tuve que reencontrarme con ellos después de ter- una cuestión que remite al origen-agua, ese elemento esen-
minar mis estudios universitarios y, más precisamente, cial que hace posible la vida, más en esta región semidesér-
cuando viví en Italia, cursando estudios en restauración de tica y con características de oasis. Por eso, años después,
monumentos. Hablando de nuestro patrimonio, yo intenta- postulé para promover esta investigación, de manera de
ba explicarles a mis compañeros y profesores que vivía en cumplir aquella deuda pendiente con el oasis mendocino y
una ciudad con acequias en las calles, ¡en todas las calles! con aquel niño que permanece en mí. Para poder explicar-
Era el único rasgo de rareza u originalidad que yo creía po- le a otros niños, y a grandes que forman niños, la historia de
día seducir a mis colegas extranjeros respecto de mi lejana Mendoza vista desde la historia del agua.
ciudad, la que, en comparación con Florencia, parecía no Como tantos otros mendocinos y sin proponérmelo, fui
tener patrimonio, al menos, eso me habían enseñado en la un testigo ayer y sería un portavoz hoy, de la participación
escuela y en la Facultad. y significación de las acequias en la vida cotidiana. Esa que,
Paradójicamente, fue en Italia donde comprendí la nece- precisamente, por su obviedad, no suele quedar en el regis-
sidad que había de contar la historia de la ciudad, porque tro histórico, apenas sí, en la literatura costumbrista de la
entendí que no se puede preservar lo que no se conoce y que Mendoza no cuenta, o no están difundidos, demasiados
no se valora. Como quien cuenta la historia de la familia al ejemplos. Las acequias y zanjones han estado, sin embargo,
calor de los álbumes de fotos viejas, se fue armando un re- presentes genuinamente en la poesía y en las canciones cu-
lato que luego se plasmó en un libro: Mendoza, aquella ciu- yanas. Aunque, también cabe decirlo, se ha construido, pa-
dad de barro [1987]. Obra en la que empecé a destacar la ralelamente y respecto de ellas, un discurso más retórico y
trascendencia de las acequias y zanjones en la historia de la rimbombante, que de manutención efectiva y preservación.
ciudad. Grande fue mi sorpresa al ver, en el origen de estos Hacia comienzos de marzo, época de festejos vendimiales,
canales, y como hacedores de este patrimonio cultural a reaparecen hasta el hartazgo los discursos y las imágenes
nuestros aborígenes: los huarpes. acerca de las acequias, los surcos y el vino. Luego sobrevie-
ne el olvido, hasta la próxima vendimia…
Así, en todos los barrios del Gran Mendoza hay siempre
un zanjón de referencia local y todos los usamos para preci-
sar las distancias: pasando el zanjón, antes del zanjón, cruzan-
do el zanjón… El lenguaje, que de todo lo importante da re-
gistro, deja algunas palabras fijadas al discurso de lo cotidiano
y precisamente por ello, poco sensibles a toda su conciencia.
Decía Italo Calvino11 que: “las ciudades no cuentan su his-
toria... sino que la contienen como las líneas de una mano”.
Mirando mi palma no veo en ella a las líneas del corazón o
de la vida, esas líneas se me representan: el zanjón, las ace-
quias, los canales...de Mendoza. ¿Habrá vislumbrado Calvino
esta posibilidad cuando, tan poéticamente, señalaba el ata-
jo para conocer el alma de una ciudad? No lo sé, pero sos-
pecho que en su sabia reflexión intuyó a Mendoza.
La cultura del agua en Mendoza no ha sido el mérito de
una sola generación. Es la yuxtaposición de esfuerzos de va-
rias generaciones y de varias culturas en un mismo territo-
rio, largamente historizado.
Mientras que en otros sitios del mundo los cauces de
agua han unido, aquí se han usado como excusa para sepa-
rar. Se usaron para desmembrar a la Ciudad de Mendoza
histórica de sus tradicionales arrabales [San José- mi barrio-
Pedro Molina y La Chimba]; para dividir los barrios de los
ricos de los barrios de los pobres, cuando no constituyeron,
directamente, los cauces secos, o sus márgenes, sitios con
aparente reparo y donde se refugian aún los indigentes
[nuestros homeless]. Cuando el agua caía intempestivamen-
te, se llevaba puesto todo a su paso: animales, gentes, ca-
sas, cultivos…
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D E LO S C AC I Q U E S D E L AG UA A L A M E N D O Z A D E L A S AC E Q U I A S
Son las acequias, pese a todo, las que más connotan la ur- tiempos coloniales. Nada extraño para una ciudad latinoame-
banidad mendocina. Todos los barrios y las casas que aquí se ricana, como Mendoza, donde conviven todos los tiempos: la
edifican, aun las más modestas o las más alejadas de los re- pre-modernidad, la modernidad y la post-modernidad en un
ales cursos de agua, se urbanizan con acequias y se planta mismo presente y en espacios que se rozan.
un árbol en el frente de las mismas. Porque toda casa en
Mendoza para ser tal: debe tener acequia y árbol. No cum- ¿Por qué los Caciques del Agua?
plir con este ritual denotaría no ser de Mendoza, ser un Porque Mendoza constituyó el punto más austral del impe-
bárbaro. La acequia está prevista por si en algún momento rio Inca, circunstancia que entronca su genealogía con la cul-
aparece o circula el agua, aunque la tura aborigen más desarrollada del he-
mayoría de las veces ésta nunca corra misferio sudamericano. Una ciudad con
de manera efectiva, ya sea porque di- un pasado Huarpe, Incaico, español y una
chas casas están situadas en el piede- pertenencia al mundo andino que suele
monte, o porque están emplazadas minimizarse o simplemente olvidarse.
fuera del circuito de regadío y a ese No poca historia, no poca tradición, que,
árbol plantado se deba regarle con la sin embargo, se desdeña a la hora de in-
canilla familiar del agua potable. La tentar definir nuestra identidad.
forma aquí excusa a la función. Porque así como yo de niño, aún vi-
Cien razones podrían darse y todas viendo sobre un sustrato indígena huar-
serían válidas para explicar el por qué pe: las tierras de Tantayquen, no lo supe,
del olvido y el degrado de nuestras dado que el espacio no estaba cultural-
acequias urbanas. Éstas deberían es- mente historizado, muchos otros tam-
tar limpias y generalmente están su- bién lo desconocen. Aquel canal Tovar
cias; la gente barre las veredas y es- de mi infancia había sido, precisamente,
conde las basuras en ellas, mezclán- aquella Acequia alta de Tantayquen de la
dose allí con plásticos y roedores; de- que hablaban los caciques comarcanos
berían ser de canto rodado para faci- en una reunión de 1574.
litar la permeabilidad del agua y por Porque merece conocerse más res-
razones “prácticas” hoy son de ce- pecto de aquella comunidad huarpe que
mento; deberían ser a cielo abierto y sus tierras perdieron, sus hijos desper-
la gente las recubre con veredas. La digaron y sólo el rastro de sus acequias
excusa es que no siempre están “pre- quedó. Y que, si no fuera por ellas, que
sentables”. conservaron los nombres de sus caci-
Por más que las queramos enno- ques, habrían desaparecido del todo.
blecer diciendo que los árabes embe- No digo de la historia grande, que los ha
llecieron con ellas los huertos de Gra- ignorado, sino de la memoria colectiva,
nada, sospecha hay en las acequias de aunque su legado no fue para nada me-
ser pariente pobre y puede que sea nor: un sistema hídrico base del desarro-
cierto. Por ello, presiento que más llo de toda la comunidad mendocina.
allá del cliché de las “acequias cantari- Porque estos caciques no trascen-
nas y rumorosas” hay algo más, que no dieron, como otros pueblos aboríge-
se manifiesta en el discurso, pero que nes, por sus batallas ni por sus excesos
está en el imaginario social de los de furia. Fueron, ni más ni menos, man-
mendocinos, una señal que nos remi- sos agricultores: Los caciques del
te a nuestro origen agrario, a nuestra agua. Los dueños de las acequias...
vulnerabilidad como oasis. Para concluir, cabe admitir que este li-
Sin embargo, son las acequias las bro ha sido hecho con obstinada pasión,
que más nos recuerdan nuestro pasado indígena, en una so- esfuerzo y minuciosa perseverancia. Escudriñando, tanto en
ciedad, como la argentina, que se tiene por tan europea. Tal nuestro pasado como comunidad, como en nuestras propias
vez puedan ser ellas el disparador social para ver nuestra vivencias personales; rescatando el testimonio propio y el de
identidad también desde otros lugares más consistentes otros; reconstruyendo la memoria en materia hídrica de la
que los que hemos solido usar para explicarnos. herencia huarpe, del aporte español y del inmigrante extran-
Las acequias han tenido el mérito de haber estado desde jero; contestando, de alguna manera, a quienes creen que só-
siempre, desde antes que la ciudad misma existiera y haber- lo descendemos de los barcos...
la acompañado en sus diferentes etapas y en sus diferentes
prácticas sociales. Así, puede explicarse que, en las zonas ru-
rales o marginales, aún hoy, se las siga usando como provisión J. R. P.
de agua potable, como en los tiempos indígenas, como en los
20
JORGE RICARDO PONTE
INTRODUCCIÓN
CAPÍTULO I
NACIMIENTO Y REFUNCIONALIZACIÓN DE UN SISTEMA HÍDRICO
BASADO EN ACEQUIAS DE RIEGO
CAPÍTULO II
PLANOS POR LITIGIOS DE TIERRAS QUE DAN CUENTA DE LA RED
HÍDRICA EN LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XVIII
CAPÍTULO III
LA APARICIÓN DEL ZANJÓN [1757 c.] COMO QUIEBRE Y
REORGANIZACIÓN DEL SISTEMA HÍDRICO DE LA CIUDAD COLONIAL
CAPÍTULO IV
ACEQUIAS, ZANJONES Y MOLINOS EN LOS PLANOS HISTÓRICOS
DE LA CIUDAD DE MENDOZA
CAPÍTULO V
LOS MOLINOS HIDRÁULICOS
CAPÍTULO VI
LA CULTURA DE LAS ACEQUIAS
CAPÍTULO VII
EL CAMBIO DE REGISTRO DE LA REALIDAD TERRITORIAL E HÍDRICA.
SIGLO XX
EPÍLOGO
EL RASTREO HISTÓRICO DEL SISTEMA HÍDRICO DEL
OASIS DEL ÁREA METROPOLITANA DE MENDOZA
BIBLIOGRAFÍA
ÍNDICE GENERAL
AGRADECIMIENTOS
ÍNDICE
11 SUMARIO
21 INTRODUCCIÓN
25 LA CONFORMACIÓN HISTÓRICA DEL MODELO DE ASENTAMIENTO MENDOCINO
26 Plano 1. Sudamérica, Argentina, Mendoza, Área Metropolitana
27 Respecto de lo histórico
27 El Río Mendoza, antiguo Río de Cuyo
28 Ilustración 1. Vista del Río Mendoza a la altura de Blanco Encalada
28 Ilustración 2. Vista del Río Mendoza a la altura de Álvarez Condarco
29 Ilustración 3. Vista del Río Mendoza hacia la montaña
30 Respecto de lo económico
30 La estructuración de los espacios urbanos y rurales a partir de la “cultura del agua”
31 Sobre la metodología de trabajo
31 Cambios y permanencias de la toponimia histórica
33 Uso de la cartografía histórica existente y construcción de nueva información gráfica
33 Advertencia al lector
CAPÍTULO 1
35 NACIMIENTO Y REFUNCIONALIZACIÓN DE UN SISTEMA
HÍDRICO BASADO EN ACEQUIAS DE RIEGO
35 EL SISTEMA HÍDRICO EN EL VALLE DE HUANTATA ANTES DE 1561
35 La presencia del Inca en el Valle de Huantata
35 En el cultivo en terrazas inclinadas
36 Plano 2. Extensión del imperio incaico en su apogeo y su relación con Mendoza
37 En la cartografía histórica
37 En los paredones del Inca
38 Reconstrucción hipotética del asentamiento “Huarpe”.
39 Plano 3. El futuro sitio del Área Metropolitana de Mendoza antes de 1561. Infografía territorial construida a partir de la In-
formación del Acta Capitular de los Caciques Comarcanos de 1574, según trascripción de 1696 [A.N.Chi.] y otras fuentes
40 Las bajadas aluvionales desde el piedemonte hacia el glacis
40 EL FUTURO SITIO DE LA CIUDAD DE MENDOZA ANTES DE 1561
40 La localización de la ciudad y la condicionante hídrica de su asentamiento
41 Plano 4. El sitio de Mendoza antes de 1561. Reconstrucción hipotética de la situación hídrica del asentamiento huarpe
42 Plano 5. El plano de la Ciudad de Mendoza, Nuevo Valle de Rioja, en 1561, por Pedro del Castillo
43 Acta de los Caciques Comarcanos del 01/09/1574
45 La “mala” ubicación de la ciudad
45 Falta de confirmación de la llamada 2ª fundación
46 Tabla 1. Elenco incompleto de caciques huarpes, sus tierras y sus acequias prehispánicas
46 Caciques, propiedades y acequias prehispánicas de Mendoza
46 El sistema de acequias, tomas y zanjones en la etapa fundacional y en la Mendoza colonial
47 Plano 6. Plano del repartimiento de tierras y el ejido de la Ciudad de Mendoza confeccionado por
el capitán Pedro del Castillo en 1561. Infografía construida a partir del original en el A. G. Indias
425
D E LO S C AC I Q U E S D E L AG UA A L A M E N D O Z A D E L A S AC E Q U I A S
426
ÍNDICE
70 Plano 13. Desde la cordillera nevada hasta San Luis. Incluyendo la Ciudad de Mendoza y las lagunas de Guanacache. 1800 [c.]
71 Plano 14. Detalle del plano del antiguo camino de la travesía.
72 D) CURSOS DE AGUA EN EL PLANO DE 1800 QUE MUESTRA LA SITUACIÓN DE MENDOZA Y SAN
LUIS, PROVINCIA DE CUYO Y SUS CAMINOS REALES
72 Plano 15. Descripción del camino viejo al litoral incluyendo las Lagunas hacia 1800
73 Plano 16. Detalle del plano y descripción del camino viejo al litoral. 1800
74 Descripción de los Caminos Reales hacia 1800
74 El Camino Viejo
74 El Camino nuevo
CAPÍTULO 1I
75 PLANOS POR LITIGIOS DE TIERRAS QUE DAN CUENTA DE LA RED HÍDRICA EN LA
SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XVIII
75 Consideraciones generales para el período
76 ACEQUIAS, ZANJONES Y MOLINO EN EL PLANO MAYORGA-JURADO
DE TIERRAS DE MARÍA MIRANDA Y OTROS, 1754
76 El 1er plano de la Ciudad de Mendoza real
76 Ocupación del ejido de la ciudad, entre la Acequia Principal de Tabalqué y la Acequia de la Ciudad
76 Valor e importancia de este documento gráfico
76 Aporte que significa este plano
77 Calidad del trazado
77 Alcance territorial del plano
77 El casco urbano.
77 Referencias incluidas en el plano
78 Plano 17. Plano Mayorga-Jurado de tierras de María Miranda y otros en Mendoza. 1754
79 Plano 18. Plano Mayorga-Jurado. de tierras de María Miranda y otros en Mendoza. 1754. Infografía del autor
80 Plano 19 . Traspaso del plano de tierras de María Miranda y otros sobre la traza de la ciudad de fines del siglo XIX
81 Plano 20. Traspaso del plano de de tierras de María Miranda y otros sobre la traza actual de la Ciudad de Mendoza
82 Vinculaciones con el territorio
82 Zanjones, canales y acequias
82 Acerca de las propiedades
82 El área cultivada
83 Observaciones que surgen del traspaso del plano de 1754 sobre la traza actual
83 ACEQUIAS EN EL ACTUAL DEPARTAMENTO DE GUAYMALLÉN A TRAVÉS
DE VARIOS PLANOS DE MEDIADOS DEL SIGLO XVIII
83 A) ACEQUIAS EN EL PLANO DE TIERRAS EN MENDOZA DE JUAN DE MIRANDA. 1750
83 Valor e importancia de este documento gráfico
84 Plano 21. Tierras de Juan de Miranda y otros. 1750
85 Plano 22. Traspaso del plano de Tierras de Juan de Miranda en 1750 sobre la traza actual
86 Calidad del trazado
86 Zanjones, canales y acequias
86 B) ACEQUIAS EN EL PLANO DE TIERRAS DE MENDOZA LITIGADAS POR EL HOSPICIO. 1766
86 Valor e importancia de este documento gráfico
87 Zanjones, canales y acequias
87 C) ACEQUIAS EN EL PLANO DE TIERRAS DE GREGORIO PUEBLA Y OTROS. MENDOZA. 1764
87 Valor e importancia de este documento gráfico
87 Materialidad del plano
87 La Acequia de la Ciudad, por calle Alberdi de San José
87 Referencias incluidas en el plano
88 Plano 23. Tierras en Mendoza litigadas por el Hospicio de San Antonio. 1766
89 Plano 24. Traspaso del plano de Tierras en Mendoza litigadas por el Hospicio de San Antonio en 1766 sobre la traza actual
90 Plano 25. Tierras de Gregorio Puebla y otros. Mendoza. 1764
91 Plano 26. Traspaso del plano de Tierras de Gregorio Puebla y otros, en 1764 sobre la traza actual
427
D E LO S C AC I Q U E S D E L AG UA A L A M E N D O Z A D E L A S AC E Q U I A S
CAPÍTULO 1II
115 LA APARICIÓN DEL ZANJÓN [1757 c.] COMO QUIEBRE Y REORGANIZACIÓN DEL
428
ÍNDICE
429
D E LO S C AC I Q U E S D E L AG UA A L A M E N D O Z A D E L A S AC E Q U I A S
145 LAS ACEQUIAS DEL SIGLO XVIII LUEGO DE LA APARICIÓN DEL ZANJÓN
145 La acequia de Guevara
145 La acequia del Jarillar [o del Rey o del Estado]
146 La acequia de los Coria [actual acequia Chacras de Coria]
146 La acequia de Figueredo
146 La hijuela de La Horqueta
146 La primitiva acequia de los Gómez [actual hijuela Higuerita]
147 El canal Tortugas actual canal Sobre Monte
147 Ilustración 16. El canal en zona de Vistalba, Departamento de Luján
148 EL CANAL TAJAMAR [1755/61]
148 Razones que explican su aparición
149 Ilustración 17. Toma actual del canal Tajamar en el Canal Zanjón
150 Degradación del canal Tajamar
150 Puentes de madera en el canal Tajamar
150 Los saltos de agua en los canales como posibilidad para mover turbinas
CAPÍTULO 1V
151 ACEQUIAS, ZANJONES Y MOLINOS EN LOS PLANOS
HISTÓRICOS DE LA CIUDAD DE MENDOZA
151 EL PLANO TERRITORIAL DE 1802. PLANO TOPOGRÁFICO DE LA CIUDAD DE MENDOZA
151 Límites
152 Plano 49. El plano topográfico de Mendoza. 1802. Restaurado digitalmente
153 Plano 50. Infografía construida sobre la base del plano territorial de 1802
154 El casco urbano
154 Referencias gráficas y equipamiento
154 Vinculaciones con el territorio
155 Plano 51 a. Zoom sobre el casco urbano del plano original restaurado hacia 1802
155 Plano 51 b. Zoom sobre el casco urbano de la Infografía del plano hacia 1802
156 Zanjones, canales y acequias
156 El área cultivada
156 EL SISTEMA HÍDRICO IDENTIFICADO Y EL PRESUMIBLE HACIA 1802
156 Inferencia del sistema hídrico en el plano de 1802
157 Plano 52. Infografía construida sobre el sistema hídrico identificado y el presumible hacia 1802
158 El sistema de riego “presumible” al este del Canal Zanjón y de sur a norte
158 El sistema de riego “presumible” a partir del sistema del canal Desagüe, de oeste a este
158 Las bajadas aluvionales en 1802
159 Plano 53. Traspaso del plano de 1802 sobre un plano de fines del siglo XIX
160 Plano 54. Traspaso del plano de 1802 sobre la traza actual de Área Metropolitana de Mendoza
161 EL PLANO ESPINOSA DE LA CIUDAD HACIA 1822 [c.]
161 Límites
162 Plano 55. 1822. Plano Espinosa. Biblioteca Nacional de Río de Janeiro. Brasil
163 Plano 56. Infografía construida sobre la base del plano de 1822
164 El casco urbano
164 El equipamiento urbano
164 Las vinculaciones con el territorio
165 Plano 57. Traspaso del plano de 1822 sobre la traza actual
166 Zanjones, canales y acequias
166 El área cultivada
167 ACEQUIAS, ZANJONES Y MOLINOS EN EL PLANO DE LA CIUDAD EN 1846:
“DE LOS MOLINOS, LAS IGLESIAS Y LOS BARRIOS”
168 Plano 58. El Plano topográfico de la ciudad y suburbios de Mendoza de 1846. Restaurado digitalmente
169 Plano 59. Infografía basada en el plano de 1846 sobre la traza urbana, la zona cultivada y la red de canales de
provisión de agua potable y riego. Los callejones de los arrabales
430
ÍNDICE
431
D E LO S C AC I Q U E S D E L AG UA A L A M E N D O Z A D E L A S AC E Q U I A S
CAPÍTULO 1V
221 LOS MOLINOS HIDRÁULICOS
222 Estado de la cuestión
223 Antecedentes historiográficos regionales
224 Fuentes primarias
224 Fuentes inéditas
432
ÍNDICE
433
D E LO S C AC I Q U E S D E L AG UA A L A M E N D O Z A D E L A S AC E Q U I A S
434
ÍNDICE
CAPÍTULO VI
297 LA CULTURA DE LAS ACEQUIAS
297 LAS ACEQUIAS COMO CONDICIONANTES Y COMO POSIBILITANTES DE UNA REALIDAD DE OASIS
297 La primitiva evolución del parcelamiento catastral
297 La acequia de la manzana de la Iglesia de San Francisco Solano. 1789
298 Plano 107. Evolución de la división de la manzana en solares desde los tiempos fundacionales hasta la actualidad
299 Plano 108. Plano icnográfico del Colegio de la Compañía de Jesús
300 El plano del recorrido de las acequias en un sector de Mendoza, 1804
300 Aporte que significa este plano
435
D E LO S C AC I Q U E S D E L AG UA A L A M E N D O Z A D E L A S AC E Q U I A S
300 Referencias
301 Plano 109. Plano del pleito de Godoy contra los Videla por el uso de las acequias en la ciudad colonial. 1804
302 A propósito del litigio por la acequia regadora
302 Ciudades criollas regadas con acequias
303 Plano 110. Riego en la ciudad de La Serena (Chile).1777
304 Plano 111. La acequia en la Villa de Jachal. Pcia de San Juan. 1753
305 Plano 112. Las acequias en Villa Mercedes. Pcia de San Luis. 1754
306 El Paseo de la Alameda a la orilla del canal Tajamar [1808+]
306 Ilustración 41. El Paseo de la Alameda hacia fines del siglo XIX
307 Ilustración 42. El canal Tajamar y el Paseo de la Alameda a fines del siglo XIX
308 Las acequias como ejes de los cuarteles de la ciudad
308 El canal del Medio. Límite entre Luján y Maipú
309 Plano 113. Las acequias y cuarteles en el plano de 1856
310 Plano 114. Cuarteles y acequias en 1872
311 Plano 115. Cuarteles y acequias en 1887
312 Plano 116. Principales ciudades de América del Sur según López de Velasco. 1575
313 LAS ACEQUIAS COMO REFERENTES DEL IMAGINARIO SOCIAL
313 La presencia de las acequias en la mirada de cronistas y viajeros
313 Juan López de Velasco [1575]
313 Alonso Gonzáles de Najera [1607]
313 El jesuita Miguel de Olivares [1738]
313 Juan Ignacio Molina [1776]
313 Ambrosio José de Ochoa [1787]
313 El Cnel. D. Antonio de Alcedo [1789]
314 Ilustración 43. Detalle de la ciudad en el plano de 1793
314 El marqués Rafael de Sobre Monte [1789/96]
315 La percepción de la Ciudad en la primera mitad del siglo XIX
315 Eusebio Videla [1801]
316 Alexander Caldcleugh [1823]
316 Francis Bond Head [1825]
316 Charles Darwin [1835]
316 Samuel Green Arnold [1848]
316 Eusebio Blanco [1852]
316 Benjamín Vicuña Mackenna [1855]
317 Ilustración 44. El Canal Zanjón en la actualidad. Sector sin canalizar
317 Damián Hudson [1852]
317 Hermann Burmeister [1858]
317 Léon Pallière [1860]
318 Ilustración 45. Vista de la Ciudad de Mendoza hacia 1858 por Göering ayudante de Burmeister
318 Ilustración 46. Vista de la Ciudad de Mendoza hacia 1860 por Léon Pallière
319 Balance de la tricentenaria ciudad preterremoto y el desafío que presupuso la reconstrucción posterremoto
321 UN NUEVO TRAZADO DE ACEQUIAS URBANAS Y EL ARBOLADO CALLEJERO
COMO NOVEDADES DE LA CIUDAD POSTERREMOTO [+1863]
322 Plano 117. El sistema de riego a partir de 1872
322 El replanteo del riego urbano a partir de 1872
323 El nuevo sistema de acequias callejeras posibilitan regar los árboles de la ciudad posterremoto
324 Plano 118. Perfiles de acequias y vegetación urbana
325 CUANDO LAS ACEQUIAS URBANAS FUERON PUESTAS EN DISCUSIÓN
326 Plano 119. Esquema simplificado de bajadas aluvionales y calles. Sistema de riego
327 El agua. Otra de las carencias del Pueblo Viejo
327 Ilustración 47. Acequia actual obturada por basura
328 Las acequias y la epidemia de cólera de 1886/87
330 Las acequias en la visión de la prensa finisecular
436
ÍNDICE
CAPÍTULO VII
353 EL CAMBIO DE REGISTRO DE LA REALIDAD TERRITORIAL E HÍDRICA
353 NUEVOS ORGANISMOS DE ADMINISTRACIÓN DEL AGUA A PARTIR DE MEDIADOS DEL SIGLO XIX
353 La expectativa de instalación del agua corriente
354 La creación del Departamento Topográfico
354 El Departamento de Irrigación y de Obras Públicas [1887]
355 La provisión de agua corriente domiciliaria
356 El dique sobre el Río Mendoza que construyó el Ing. Cipolletti
357 Ilustración 55. Actual Dique Cipolletti y su embalse de agua
357 Ilustración 56. Dique derivador en el actual complejo del Dique Cipolletti.
358 Ilustración 57. Puente sobre el actual Dique Cipolletti
358 Otras obras hídricas y de salubridad realizadas
358 Régimen de riego
359 Los turnos de riego
359 La autonomía del Departamento General de Irrigación
359 MAPA HIDROLÓGICO DE LOS ALREDEDORES DE LA CIUDAD DE MENDOZA. 1903[c.]
360 Referencias
360 Fallas geológicas que identifica el plano
360 El sistema hídrico en el plano
360 Referencias
437
D E LO S C AC I Q U E S D E L AG UA A L A M E N D O Z A D E L A S AC E Q U I A S
438
ÍNDICE
EPÍLOGO
401 EPÍLOGO SOBRE EL RASTREO HISTÓRICO DEL SISTEMA HÍDRICO DEL OASIS DEL
ÁREA METROPOLITANA DE MENDOZA
402 Ilustración 68. Empalme de las acequias urbanas con canal principal
402 La racionalidad de ocupación del territorio de la actual Área Metropolitana de Mendoza
403 La unidad dada por la calle y la acequia de riego. El caso de la avenida San Martín
405 De la Mendoza molinera a la Mendoza vitivinícola
406 Epílogo sobre los molinos hidráulicos en Mendoza
407 Ilustración 69. El canal Jarillar (o Jarillal) a cielo abierto paralelo a la Avda. Boulogne Sur Mer
408 RECOMENDACIONES FINALES
408 El sistema de acequias y canales como patrimonio cultural
408 El agua tiene buena memoria…
409 Plano 147. Sistema de desagües urbanos y periurbanos hacia finales del siglo XX.
410 Plano 148. El sistema de desagües pluviales sobre la base de un plano catastral digitalizado.
411 Plano 149. El sistema de cuencas aluvionales del Área Metropolitana de Mendoza aplicado sobre una fotografía satelital.
412 Ilustración 70. El Canal Zanjón en su tránsito por un centro comercial. Godoy Cruz
412 Ilustración 71. El Zanjón aluvional Frías en la actualidad
413 Ilustración 72. El Canal Zanjón en su encuentro con el Zanjón Frías
413 Ilustración 73. El Canal Zanjón en su encuentro con el Zanjón Maure
414 Identificación de antiguas, actuales o potenciales zonas de riesgo
para los asentamientos humanos o productivos
414 Comparación de superficie irrigada en diferentes períodos históricos
415 Plano 150. Comparación de superficie irrigada en 1761 y 1802 sobre una traza de 1896
416 Plano 151. Esquemas de superficie irrigada en 1867/74 y 1896 sobre una traza de 1896
417 Plano 152. La superficie irrigada actual en el Área Metropolitana de Mendoza.
418 Territorio e historia
418 Contribución a las políticas de ordenamiento territorial y planificación urbana
421 FUENTES CONSULTADAS
421 BIBLIOGRAFÍA
423 Abreviaturas utilizadas
441 AGRADECIMIENTOS
439