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Entre 1870 y 1890, se produce una crisis económica de alcance mundial, y que se hizo
sentir en aquellos lugares que habían estado bajo un fuerte siglo de crecimiento
económico, producto de la segunda revolución industrial. Aunque fue un periodo de
deflación generalizada y bajo crecimiento que comenzó en 1873 no tuvo las
características de importante regresión económica y quiebras espectaculares que si se
van a producir en la Gran Depresión en la década de 1930.
Hobsbawm afirma en que en una época en que el incremento de los precios o inflación
seria un desastre económico los hombres de negocio del siglo XIX se preocupaban más
por el descenso de los precios. La inflación no solo era positiva para quienes estaban
endeudados sino también porque produce un incremento de los beneficios a la inversa
deflación hace que disminuyan esos beneficios para compensar esta situación una gran
expansión del mercado daría las respuestas necesarias. Ante los bajos beneficios precios
y tazas de interés introdujeron un monetarismo inverso para lograr una inflación
monetaria.
La gran depresión, puso fin a la era del liberalismo económico, comenzaron aplicarse en
productos textiles, tarifas proteccionistas, de esta manera se logró favorecer a las
industrias nacionales, haciendo frente a la importación de productos extranjeros y esta
herramienta paso a ser un elemento permanente en el escenario económico internacional,
exceptuando el Reino Unido que continuo defendiendo la libertad de comercio,
acentuando su centralidad como exportador y a la vez como el mayor receptor de
exportaciones de productos primarios del mundo dominando el mercado mundial,
incluyendo zonas del planeta remotas y transformando a todas esas regiones.
Las respuestas que se intento dar para aumentar el beneficio fue la combinación de la
concentración económica (Oligopolios, trusts), la racionalización y la gestión científica o
Taylorismo (sacar mayor rendimiento de los trabajadores)
Por otro lado, existió una coincidencia en el tiempo entre la depresión y la división colonial
del planeta, es decir una expansión territorial para conseguir inversiones más productivas,
la búsqueda de nuevos mercados. Todo acompañado por una gran agitación social que
transcurrió durante este periodo de gran depresión, el tema relevante no fue quien creció
más en la economía mundial en expansión sino su crecimiento global en un todo.
Esta era del imperio se caracterizo por la rivalidad entre los diferentes estados y se
complejizaron las relaciones entre en mundo desarrollado y el subdesarrollado (Los
grandes países industrializados y por otro África, Asia y América Latina).