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1870-1913.
2.1.Introducción:
(Capítulo 5 del libro de Palafox (de.) (2014), Los tiempos cambian, 141-167).
Entre 1815 y 1913 se produjo un crecimiento notable del comercio internacional. El comercio
exterior per cápita se multiplicó por 25 a lo largo del siglo. El crecimiento del comercio es a la vez
causa y consecuencia de la Revolución industrial y de su difusión. El comercio se convierte
también en un medio de difusión del crecimiento económico desde los países desarrollados al
resto del mundo. Las economías más ricas y de más rápido crecimiento iniciaron un proceso de
apertura. Buena parte del mundo integró sus divisas tomando como referencia el patrón oro,
reduciendo los riesgos vinculados con los cambios de moneda y facilitando los pagos en las
transacciones internacionales.
Características del comercio internacional:
1. Un enorme crecimiento tanto en términos absolutos como en relativos per cápita, siendo
muy superior tanto al aumento de la población como al de la producción.
1
2. Un crecimiento muy desigual en cuanto a la participación en el comercio internacional tanto
de los diversos países como de los diferentes productos (principalmente, cereales, carne,
azúcar, el café, aceites, fertilizantes, caucho, algodón, carbón, maquinaria y minerales).
3. Claro predominio de Europa sobre el comercio mundial, tanto por el volumen
comercializado como por los beneficios logrados. El predominio comercial británico fue
incontestable hasta 1870, disminuyendo desde ese momento por la aparición de tres grandes
competidores: Alemania, EEUU y Japón
4. Una mayor separación entre las áreas que ofrecen productos primarios y las que ofrecen
productos manufacturados. Un intercambio desigual entre el centro y la periferia (países
subdesarrollados). La apertura comercial fue clave para la industrialización del centro rico y
provocó, en muchos casos, la desindustrialización de la periferia.
5. Una rápida expansión colonial en las zonas más atrasadas de África, Oriente Medio, Asía
oriental y Oceanía, debida en parte a la búsqueda de mercados por los productores de los
países ricos. Este dominio de los países industrializados sobre el resto del mundo se ha
denominado Imperialismo, siendo fuente de conflictos armados
1. Las grandes migraciones europeas (Tabla 1). Millones de personas se desplazaron a las
regiones más dinámicas de Europa, países de reciente colonización y otros lugares
abandonando las zonas más pobres de Asia y de Europa. Más de 44 millones de personas
emigraron de Europa hacia otros continentes. Entre 1820-1880 los emigrantes procedieron
principalmente de Inglaterra e Irlanda, incorporándose después alemanes y europeos del
Norte y a partir de 1880 se incorporaron europeos originarios de Europa mediterránea y
oriental. El destino principal: EEUU y países de reciente colonización.
2. Los movimientos de capitales (Tabla 2): inversiones extranjeras en el exterior en gran
medida en bonos (títulos de deuda pública) y acciones (compañías ferrocarriles, canales,
empresas mineras...). A principios del siglo XX las inversiones en el extranjero suponían
1
entre la cuarta y la tercera parte de la riqueza de las principales potencias . Grupo de países
netamente inversor: Gran Bretaña, Francia, Alemania y Bélgica. Grupo de países
prestatarios o destinatarios de la inversión: otros países europeos, EEUU, América del sur,
principalmente.
1
Frieden, J. A. (2007), Capitalismo global, Crítica, Barcelona, 40.
2
Tabla 1
Tabla 2
3
LA DEPRESIÓN DEL ÚLTIMO CUARTO DEL SIGLO XIX (1873-1896) Y EL INICIO DEL
NACIONALISMO ECONÓMICO.
Tabla 3
4
2.3.La empresa en la segunda revolución industrial.
En apartado 2.3 haremos un repaso a los cambios tecnológicos de finales del siglo XIX, vinculados a la
explotación de nuevos recursos y nuevos materiales. Seguidamente, mostraremos la evolución de la gran
empresa y la consolidación de una dirección de empresa gerencial. Asimismo, insistiremos en la idea de
que este tipo de organizaciones empresariales no han sido las únicas fórmulas con éxito. Ha habido una
experiencia mucho más diversa, como lo demuestran la persistencia de las pequeñas y medianas
empresas y las economías externas que pueden aprovecharse en los distritos industriales. Observaremos
que la producción en masa y la gran empresa no fueron los únicos resultados de la segunda
revolución industrial. La “especialización flexible” organizada mayoritariamente en pequeñas y
medianas empresas agrupadas en distritos industriales fue predominante en muchos sectores industriales
tanto antiguos como modernos. (Manual de Salort i Vives, páginas 129-136)
El nuevo paradigma tecnológico (segunda revolución industrial) que surge en estos años y que
perduró hasta 1970 presenta, las siguientes características (Palafox, 2014, pp. 161-162):
5
6
Tipología de empresas en el período 1870-1914.
Se recomienda leer el apartado 8.1. del capítulo 8. La empresa en la segunda revolución industrial,
de Palafox (de.) (2014), Los tiempos cambian. No obstante, el manual aborda el estudio de la
empresa en la segunda revolución industrial entre 1870 hasta la crisis de los 70. Nosotros
distinguiremos tres etapas: 1870-1914, 1914-1849 y 1950-1973. Ahora nos fijaremos en el mundo
de la empresa entre 1840-1914.
1. Las pymes y los distritos industriales flexibles. ¿Por qué se mantuvieron las pymes? ¿Cuáles son
las características de los distritos industriales? ¿Cuáles son las características tecnologías y laborales
de dichos distritos y de las pymes? Capítulo 8, apartado 8.5. (Palafox, 2014, pp. 246-249).
Según Chandler, se entiende por empresa moderna la gran empresa con una organización
burocrática, administrada por gerentes asalariados, cuya forma jurídica más característica es la sociedad
anónima. Su tamaño, su equipo o su jerarquía directiva y la naturaleza de los recursos que controla están
directamente relacionados con el número de unidades operativas.
La empresa moderna posee dos características básicas. Un cierto número de unidades operativas
o departamentos distintos. Esta dirigida por una jerarquía de ejecutivos a sueldo y a plena dedicación. Es
decir, la empresa moderna es multiunitaria, cumpliendo diversas funciones económicas que controlan
sus empleados en vez del mercado, y se rige por una jerarquía de mandos intermedios y altos directivos
donde la propiedad ha quedado enteramente separada de la dirección. Las empresas modernas se dotan
de una compleja jerarquía integrada por personas empleadas o managers y adquieren una estructura
departamental. Se crean departamentos especializados de producción, ventas, finanzas, jurídico, de
ventas, etc. (Valdaliso y López, 200º, pp. 366-374).
7
Una vez que la inversión en producción y distribución alcanzaba el volumen suficiente para
explotar plenamente las economías de escala o de diversificación y una vez que se había constituido la
necesaria jerarquía directiva, la empresa industrial creció, aumentó su número de cuatro maneras:
1. Por medio de la adquisición o fusión con empresas que utilizasen en buena medida los mismos
procesos para obtener el mismo producto para los mismos mercados (combinación horizontal –
cartel, centrales o sindicatos de ventas, consorcio, holdings, trusts, fusiones horizontales de
empresas). Objetivos: controlar la producción y distribución, fijar precios y compartir parte de
os beneficios.
2. Absorción de unidades dedicadas a las fases anteriores o posteriores de fabricación de un
producto, desde la minería o tratamiento de materias hasta el montaje o envaso final,
completándose también con la adición de unidades orientadas a la distribución (integración
vertical). Objetivos: a partir de la integración de la producción y distribución se buscaba
eliminar intermediarios. Ejemplo de la industria siderúrgica norteamericana de A. Carnegie.
1. Las pymes y los distritos industriales flexibles. ¿Por qué se mantuvieron las pymes? ¿Cuáles son
las características de los distritos industriales? ¿Cuáles son las características tecnologías y laborales
de dichos distritos y de las pymes? Capítulo 8, apartado 8.5. (Palafox, 2014, pp. 246-249). Ver las
diapositivas.
8
2.4. Mercado de trabajo y formas de organización del trabajo:
Desde finales del XIX, las características de los mercados de trabajo cambiaron de
acuerdo con las transformaciones, económicas sociales y políticas que se estaban produciendo
en las sociedades industrializadas: crisis económica, nuevas tecnologías, nuevos métodos de
organizar la producción, crecimiento de la clase obrera, sufragio universal masculino, etc. Los
mercados de trabajo se fueron haciendo cada vez más estables donde antes eran ocasionales;
integrados donde antes eran locales; homogéneos en lugar de jerarquizados y regulados en lugar de
2
flexibles .
2
Arenas Posadas, C. (2003), Historia económica del trabajo (siglos XIX y XX), Tecnos, Madrid, pg.120
3
Arenas Posadas, C. 2003, pg 121
9
y Fordismo, que acompañaron a los cambios tecnológicos y organizativos.
La tendencia hacia una mayor regulación de los mercados de trabajo por parte de los
gobiernos y la progresiva extensión de la negociación colectiva, favorecieron este proceso de
homogeneización de las condiciones de los trabajadores, reduciendo las divergencias
existentes.
Las líneas de actuación de los gobiernos desde finales de siglo XIX fueron: las políticas
destinadas a armonizar las relaciones laborales por la vía del arbitraje y el consenso, por un
lado, y las políticas que tenían por objetivo la asistencia social y la regulación de los
mercados de trabajo, por otro lado. Aunque no todos los países adoptaron estas políticas al
mismo tiempo y con la misma intensidad.
En estos años se inicia una prolija política en materia legislativa destinada a prohibir
el trabajo infantil y escolarizar a los niños, a proteger a las mujeres de la sobre explotación, a
desarrollar un sistema de pensiones de vejez y a asegurar los accidentes, la enfermedad y el
desempleo (aspecto a desarrollar en el punto 2.6). La mujer en el mercado laboral siguió ocupando
una posición muy precaria. La protección del empleo femenino sirvió de herramienta para la
segmentación y masculinización del mercado laboral.
Junto a estas leyes de carácter social y asistencial se aprobaron leyes laborales como la
ley de salario mínimo en Francia (1915) o la jornada de ocho horas, declarada como objetivo
por la Organización Internacional del Trabajo (O.I.T.) en su primera asamblea en 1919 y
aplicada por primera vez en ese mismo año en Dinamarca, España, Francia y Holanda. Es en el
periodo de entreguerras cuando se va a desarrollar una mayor generalización de estos sistemas
(veremos en el tema 3),
En cuanto a las formas de organización del trabajo, vinculadas al desarrollo de las grandes
empresas capitalistas nacen nuevas formas de organización del trabajo. La segunda industrialización
alejó a los trabajadores del control del trabajo.
A lo largo de finales del siglo XIX y principios del siglo XX, se realizarán cambios
importantes en la organización de la producción. Nuevas tecnologías y nuevas forma de
organización del proceso de trabajo se fueron implantando, llevando como consecuencia a un
proceso de descalificación del trabajo y a un aumento importante de la productividad y del
rendimiento de trabajo. Estas transformaciones no partirán del Reino Unido, tal como pasó en la
primera revolución industrial, sino desde EEUU.
Entre 1880 y 1915, las nuevas oleadas de inmigrantes alteraron la composición del
mercado de trabajo en los EEUU. Estos nuevos inmigrantes (cifrados en unos 15 millones en
este periodo) procedían del Este y Sur de Europa (polacos, húngaros, italianos, griegos, etc.).
Son trabajadores sin ninguna especialización, en su mayoría, que proceden de las áreas rurales
de sus países originarios y que se agrupan en las zonas urbanas (fundamentalmente del Este
de los EEUU) en demanda de trabajo industrial, ya que las posibilidades de encontrar tierra
5
de calidad y barata se han cerrado .
4
Arenas Posadas, 2003, pg.138
5
Coriat, B. (1982): El taller y el cronómetro, Madrid, Siglo XXI, pp.27-33
11
Esto alteró la composición del mercado de trabajo industrial, generando una
segmentación de los trabajadores. Por un lado, un número relativamente pequeño de obreros
de oficio y artesanos que nutrían las asociaciones obreras de defensa y sindicatos. Por otro
lado, una mayoría de obreros no cualificados y sin afiliación sindical.
Por lo expuesto, observamos que en los Estados Unidos se dieron las condiciones
propicias para llevar a cabo cambios técnicos y en la organización del proceso de trabajo
que condujesen a sustituir trabajadores cualificados por no cualificados y, a la vez, a
disminuir el poder de las asociaciones obreras.
Desde la década de 1880 en los Estados Unidos se fueron introduciendo nuevas máquinas
que eliminaron trabajo cualificado: En la industria del hierro, la pudeladora mecánica de Dank
eliminó las tareas de los pudeladores; en la fábrica McCormick de construcción de maquinaria
agrícola, la introducción de máquinas moldeadoras en 1886 permitieron prescindir de los
moldeadores; En la industria textil, la introducción de nueva maquinaria provocó la sustitución
6
de trabajadores cualificados por el empleo de mano de obra femenina, etc .
Taylorismo y Fordismo.
DE la mano de F.W. Taylor surgió la organización científica del trabajo, que fue rápidamente
introducida en empresas norteamericanas. Está forma de organización desembocó en la puesta en
marcha del trabajo en cadena y la producción en masa, que fueron aplicados en multitud de sectores
y alcanzó su máxima expresión en la fábrica de automóviles de Henry Ford en la primera década del
siglo XX.
(Ampliar este aspecto del Taylorismo y el Fordismo: Salort i Vives (2012), pp. 143-151)
y/o Palafox, 2014, pp. 249-250).
2.5 Del sindicalismo de oficio al sindicalismo de clase (Salort i Vives (2012), pp. 94-100).
Los efectos negativos del capitalismo. Las condiciones sociolaborales que tienen que
soportar los trabajadores asalariados (largas jornadas, bajos salarios, falta de condiciones higiénicas
y de medidas de prevención ante los riesgos laborales, explotación del trabajo de mujeres y niños,
alojamientos insalubres) generan graves problemas sociales que son abordados parcialmente por los
gobiernos liberales. Porque el capitalismo liberal del siglo XIX era demasiado inestable
políticamente.
• Para asegurar la estabilidad del sistema capitalista, los gobiernos decidieron
transformarlo.
• En los países industrializados, como Inglaterra y Alemania, los empresarios
accedieron a pagar más impuestos y a reformar el mercado laboral, para asegurar la
“paz social” y la eficiencia económica:
6
Gordon, Edwards y Reich ( 1986) Trabajadores segmentados, trabajadores divididos, Madrid, Ministerio de Trabajo y
Seguridad Social, pp. 152-153
12
1) aumentaron los gastos públicos;
2) se aprobaron los impuestos progresivos.
3) se establecieron los seguros sociales;
4) se reguló el mercado de trabajo (explicado en el punto 2.4.)
Ya hemos señalado en los apartados anteriores que este proceso coincide con avances en la
legislación laboral, en la negociación colectiva y sistemas de protección social.
El sindicalismo que apareció por primera vez en Gran Bretaña en los años 20 y creció fuertemente a
partir de los años 70, que como hemos señalado se abrió al conjunto de los trabajadores, no solo a los
especializados. En su seno se dieron dos tendencias: la reformista y la revolucionaria. Dentro de la
línea reformista, las Trade Unions en Gran Bretaña (legalizadas en 1871), que mantuvo su carácter
apolítico hasta la creación del Partido Laborista (1905); los sindicatos alemanes, vinculados al partido
socialdemócrata, buscaron la mejora de las condiciones de los trabajadores; en España la UGT desde sus
orígenes vinculada al PSOE; en EEUU la Federeción Americana del Trabajo, un gran sindicato. El
sindicalismo revolucionario alcanzó gran fuerza con la CGT (1906) en Francia y en su rama anarquista
13
en Italia y en España (CNT) y en los países latinoamericanos.
El sindicalismo europeo que va desde finales del siglo XIX hasta inicios de la primera
guerra mundial, con desarrollo desigual, fue consolidándose y fortaleciéndose. Se configuró un
nuevo sindicalismo. Las transformaciones sufridas en la estructura sindical fueron consecuencia de
la existencia de una clase obrera con una estructura distinta a la anterior, más homogénea y de la
generalización de unas expectativas de transformación social, manifestada en la influencia de la
ideología de clase (marxista y/o anarquista). En este proceso cabe destacar los siguientes
aspectos:
Todos los movimientos sindicales evolucionaron como una mezcla de sindicatos de oficio,
de sindicatos industriales y de sindicatos generales. Estos sindicatos combinaban también distintas
fórmula asociativas: mutualistas, de tiempo libre, cooperativas, constituyéndose de esta manera en
un sindicalismo de base múltiple: sindicatos de clase y sindicalismo católicos. Asimismo, los
sindicatos: fomento de una red social paralela (seguros, escuelas, teatro... esperanto).
2.6. El Estado providencial (1870-1940): El inicio de las políticas sociales hasta la Primera Guerra
Mundial. Los primeros seguros sociales (1870-1914).
“Los primeros pasos hacia la intervención social, en lo que se conoce como el Estado providencia,
se dieron más a través de la regulación que a través del gasto público, principalmente con la
promoción de los seguros sociales, primero de carácter voluntario, y posteriormente, de carácter
obligatorio. El surgimiento de los seguros sociales antes del establecimiento del Estado de bienestar
fue un proceso lento, complejo y poco uniforme. La respuesta de los Estados fue tímida pero
decidida hacia una mayor intervención y dedicación del presupuesto público. Los seguros sociales
14
fueron el eslabón entre el abstencionismo del Estado liberal en la protección social y la total
implicación del Estado con la protección social que se desarrolló en la mayoría de los países en el
primer tercio del siglo XX” (Gálvez, Carbonell y Rodriguez, 2014, p. 27).
Gran Bretaña fue el primer país que puso en marcha un subsidio a los parados.
Aunque hubo muchas variaciones en los países a la hora de aplicar estos seguros (número
de seguros, fuentes de financiación, organismos gestores, beneficiarios, tipos de prestaciones), se
7
pueden establecer dos líneas de diferenciación :
• Hasta la Primera Guerra Mundial la difusión de estos seguros fue lenta. Tan sólo
Francia, Dinamarca y Reino Unido, habían desarrollado los 4 riesgos
fundamentales, pero con cobertura limitada. Alemania como país pionero había
desarrollado los tres seguros, pero no el de desempleo (hasta 1927).
• El seguro que mayor difusión alcanzó fue el de accidentes de trabajo:
o Interesaba también a los empresarios, ya que a finales del XIX, en la mayoría
de los casos, tenían que indemnizar.
o Era el que requería menor esfuerzo en financiación)
• El de implantación más tardía fue el de desempleo:
o Mayor resistencia por parte de la ideología liberal de finales del XIX y
7
HERRÁNZ LONCÁN, A. (2010): «La difusión internacional de los seguros sociales antes de 1945», en
Pons Pons, J y Silvestre, J (eds.), Los orígenes del Estado de Bienestar en España, 1900-1945. Los seguros
de accidentes, vejez, desempleo y enfermedad, Prensas Universitarias de Zaragoza (PUZ), Zaragoza, págs. 51-83
15
principios del XX, por sus efectos redistributivos y mayor riesgo moral en
su implantación, ya que equivalía a tomar medidas de asistencia trabajadores
en plenas facultades.
o Mayor dificultad para financiarlo en un contexto de crisis.
• El avance de los seguros sociales fue muy rápido en el período de entreguerras.
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ANEXO
ACTIVIDAD A DESARROLLAR:
Ejemplo de gran empresa, La industria siderúrgica en Estados Unidos: el caso
de Carnegie y al United States Steel Co.
El texto nos acerca al caso de una empresa siderúrgica en los Estados Unidos. Está relacionada con
el tema 2 sobre la Segunda Revolución Industrial y el desarrollo de la gran empresa gerencial en los
EEUU y sus estrategias de crecimiento.
Reflexionar sobre:
- ¿qué importancia tuvo el sector siderúrgico en EEUU en la segunda revolución industrial? Ver
cuadro sobre 50 grandes empresas
- ¿Qué factor favoreció el crecimiento siderúrgico en los Estados Unidos?
- ¿A qué se refiere el texto cuando señala que Carnegie introdujo la producción a gran escala en la
industria del acero?
- ¿Qué es una empresa integrada?
- Señalar si desarrolla alguna estrategia de integración horizontal y, en caso afirmativo, indicar por
qué
- Señalar si desarrolla alguna estrategia de integración vertical hacia atrás o hacia delante y, en caso
afirmativo, indicar las razones que llevaron a ello
- Señalar si desarrolla alguna estrategia de diversificación y, en caso afirmativo, indicar por qué.
- Reflexionar si se trata de una gran empresa familiar o gerencial.
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La industria siderúrgica de Estados Unidos: El caso de Carnegie y la United States Steel Co.
A. Carnegie fue el empresario que introdujo la producción a gran escala en la industria siderúrgica
norteamericana, convirtiendo su empresa en la dominante en el sector durante el último tercio del siglo XIX. En
1875 montó en Pittsburgh la primera empresa siderúrgica integrada, dedicada a producir raíles de acero Bessemer
para las compañías ferroviarias. Hasta entonces la industria siderúrgica de Pittsburgh estaba compuesta por
pequeñas empresas de fase, especializadas en la fabricación de hierro pudelado o en la transformación de ese
hierro en chapa, raíles u otros productos. A partir de entonces, A. Carnegie dominó el sector con una doble
estrategia: por un lado, una innovación y reducción de costes continuos; por otro, una política de control del
mercado y de lucha despiadada contra los posibles competidores, valiéndose de sus relaciones privilegiadas con
las compañías ferroviarias (Ingham, 1991, cap. 2).
En 1881, Carnegie fusionó su planta de Pittsburgh con otras fundiciones, minas de hierro y carbón de su propiedad
en una única empresa. La fusión no se debió a consideraciones de eficiencia, sino al deseo de controlar de forma
más directa unas empresas en las que existía una disputa entre sus diferentes socios. A finales de esa década,
Carnegie adquirió una posición de influencia en la minería del carbón y la producción de coque a través de su
asociación con H. Frick, pero no hay ninguna evidencia de razones estratégicas en este negocio. En la segunda
mitad de los años noventa, la Carnegie Steel Co. Ltd. acabó adquiriendo los yacimientos de mineral de hierro
más ricos del país, a instancias iniciales de un antiguo amigo de Carnegie, H. Oliver; y del apoyo del presidente
de la empresa desde 1897, C. Schwab, y a pesar de las objeciones reiteradas y manifiestas del propio Carnegie a
entrar en ese negocio. También se hizo con una flota de barcos y algunas líneas de ferrocarriles para transportar
las materias primas hasta las acerías. El control de la Carnegie Steel del mineral y su entrada en el negocio
ferroviario amenazó la posición de otras compañías siderúrgicas y destruyó el statu quo vigente en las relaciones
entre éstas y las compañías ferroviarias. A partir de 1898 una estrategia de integración vertical similar fue puesta
en práctica por otras empresas siderúrgicas. Finalmente, todas ellas se fusionaron en 1901 en la United States
Steel Co., agrupando al 60 por 100 de la capacidad productiva del sector. El objetivo inicial, planteado por Schwab,
era racionalizar el sector y aprovechar las economías de escala de la nueva empresa para elaborar productos de
calidad a precios bajos que eliminaran al resto de las empresas. El acuerdo fue posible gracias al respaldo
financiero de J. P. Morgan, cuyos intereses en la siderurgia y el ferrocarril se estaban viendo amenazados por la
agresiva estrategia de Carnegie, a quien, finalmente, compró su grupo de empresas. Lo que hizo la U.S. Steel fue
sobre todo estabilizar el sector de acuerdo con las intenciones de su principal figura, J. P. Morgan, llevando a cabo
una política de precios altos que permitió subsistir a los antiguos competidores (Misa, 1995, cap. 4, y Misa.
1996).
¿Cómo podemos explicar la integración vertical del imperio fundado por Carnegie y finalmente controlado por
Morgan? Chandler explica la integración vertical por rezones estratégicas defensivas: la adquisición de yacimientos
de carbón y hierro suponía evitar el posible oportunismo de los propietarios de esos activos, el ahorro de costes de
transacción y la erección de barreras de entrada contra posibles competidores. Esas razones explican ex post el éxito
de la estrategia integradora. Pero, sin embargo, no las encontramos en la mente de Carnegie ni en la de muchos de sus
directivos: nunca tuvieron una estrategia claramente definida a este respecto y, el propio Carnegie se opuso repetidas
veces a la adquisición de yacimientos de mineral de hierro. La estrategia de Carnegie estaba clara en lo que a la
siderurgia respecta: trató siempre de mantener una posición dominante a través de la introducción de innovaciones
tecnológicas y organizativas que redujeran costes, y de destruir o adquirir a los posibles competidores. La
integración vertical, por el contrario, fue un proceso contingente, motivado por razones que no guardaban
nninguna relación con el proceso integrador, pero que acabó dando un resultado «racional" (Misa, 1996).