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Revue Linguistique et Référentiels Interculturels, volume 1, n° 2, Décembre 2020

ISSN: 2658-9206

CUESTIONES TEÓRICAS SOBRE LA ADAPTACIÓN DEL


PRÉSTAMO LINGÜÍSTICO
----------
THEORETICAL ISSUES ABOUT LOANWORD ADAPTATION

Souad DAHORI,
FLAM, Universidad Cadi Ayyad, Maroc
felizit@yahoo.fr

Resumen :
El objetivo del presente artículo es dilucidar los cambios asimilatorios que los
préstamos lingüísticos sufren desde su adopción hasta su adaptación y su arraigo definitivo
en el léxico de la lengua de llegada. Se trata de exponer las modificaciones que la
transferencia del préstamo conlleva abarcando los niveles: fonético-fonológico, ortográfico,
morfológico y léxico-semántico desde un punto de vista teórico que engloba las más
consideradas aportaciones de los lingüistas acerca del tema.
Palabras clave : préstamo lingüístico, adaptación, fonético-fonológico, ortográfico,
morfológico, léxico-semántico.

Abstract:
The objective of this article is to elucidate the assimilatory changes that the loanwords
undergo since their adoption to their adaptation and their taking a root in the target language
lexicon. It is about exposing the modifications that the loanword transfer entails, covering the
levels : phonetic-phonological, orthografic, morphological and lexical-semantic from a
theoretical point of view that includes the most considered contributions of linguists on the
subject.
Keywords: loanword, adaptation, phonetic-phonological, orthografic, morphological lexical-
semantic.

Introducción
A lo largo de la historia, en materia lingüística, se ha demostrado y con frecuencia que
las lenguas no pueden valerse por sí mismas, dicho de otro modo, no pueden cumplir a
cabalidad con todas las necesidades de comunicación de sus usuarios sin recurrir a tomar
palabras de otros idiomas. Sin lugar a dudas, las palabras de otra lengua contribuyen a
dinamizar y a enriquecer otro sistema sumándose al acervo de este último y alterando su
fisonomía lingüística conforme con el número de palabras acogidas y conforme con las
derivaciones producidas.
La terminología tradicional sobre los contactos interlingüísticos se ha servido de
términos provenientes del lenguaje ordinario que posteriormente se han matizado y se han
forjado para su empleo metalingüístico. Este problema es especialmente patente en el término
clave de los contactos interlingüísticos: la palabra préstamo. Es un término de origen
comercial, pero en lingüística ha pasado a nombrar metafóricamente la transferencia de
constituyentes lingüísticos, particularmente léxicos, de una lengua a otra. Entre los
lingüistas, es el vocablo que ha gozado de mayor difusión y aceptación a pesar de su vastedad
y ambiguidad. En la introducción a su libro "Parole straniere", Zolli lo tilda de impreciso e
infeliz: "Le parole importate da altre lingue si chiamano, con un vocabolo infelice e
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impreciso, ma ormai comunemente accettato nella terminología lingüística internazionale,


prestiti linguistici" (1990, p.11)
Empero, otros autores prefieren denominarlo con otros nombres como importación o
adopción o transferencia lingüística…; los más sigilosos reconocen que la palabra préstamo
no da abasto. Se trata de un fenómeno complejo y muy debatido por los estudiosos que no han
acertado en hallar una definición homogénea y unívoca, puesto que el préstamo no designa un
concepto unitario, más bien una tipología de fenómenos lingüísticos.
A menudo, la lengua prestante posee propiedades fonético-fonológicas, ortográficas,
morfológicas y léxico-semánticas que no encajan en el sistema prestatario, un motivo por el
cual los préstamos se sujetan a varios cambios para moldearlos a la lengua receptora. A
continuación, expondremos los cambios que estos préstamos experimentan en su proceso de
adaptación a la lengua de llegada.

De la adopción a la adaptación
En El maravilloso mundo del lenguaje (1964), Porzig divide los préstamos en dos
subcategorías: por adopción o por adaptación. Los préstamos por adopción se han insertado
en una lengua sin sufrir ningún tipo de adaptación al sistema de la lengua receptora. Los
préstamos por adaptación, en cambio, han sido adaptados ya sea morfológica, fónica u
ortográficamente a la lengua receptora.
En ciertos casos, como ha sido aclarado por muchos estudiosos, no se exige adaptación
porque la palabra extranjera engloba todas las condiciones para ser acogida como propia por
la lengua de llegada. Esto es lo que ocurre, por ejemplo, con la voz finlandesa «sauna»,
(García Yebra, 1984, p. 339), o con ciertos vocablos de origen griego o latino. Lorenzo (1996,
p. 21) opina que […] si la voz se acepta tal cual, como bingo, sería falso, en rigor, decir […]
que viene del inglés bingo; no viene, es la misma voz inglesa, con idéntica grafía y acaso con
timbre más español para la o final.
Otras veces, en cambio, el préstamo se percata como extranjero ya que su forma es
distinta de la del resto del léxico de la lengua receptora. En estos casos, las palabras no se
sujetan a las reglas de la estructura de dicha lengua, sino a las de la lengua fuente. Según Sala
(1988, p.141)1, a través de este tipo de préstamos no adaptados acceden a la lengua nuevos
fonemas, variantes y morfemas.
La adaptación suele surgir espontáneamente por parte de los propios hablantes,
fundamentalmente en lo relacionado a rasgos fonéticos y fonológicos. De no ser así, o de no
existir unanimidad respecto a la adaptación de un vocablo, muchos estudiosos opinan que a
las academias de la lengua les incumbe promover, mediante la estandarización2, la adaptación
de cada préstamo. De esta manera, se pretende solventar uno de los problemas implicados en
la penetración de étimos extranjeros, consistente en: […] la diversidad de soluciones léxicas y
fonéticas que se proponen y se adoptan para cada uno de los préstamos […]. (Lorenzo, 1996,
p. 19)
En el caso de muchos idiomas, se plantea la dificultad adicional para la adaptación: la
existencia de numerosas variedades dialectales entre las que, hablando en términos de Coseriu
(1986, pp.123-130)3, no existen sólo diferencias de norma, sino también de sistema, lo que se

2
Granda (1994, p. 80) define la estandarización como el proceso mediante el cual una variedad lingüística se
transforma en norma supradialectal para una comunidad específica.
3
Coseriu (1986: 126) precisa: ″La norma abarca todo lo que, en la «técnica del discurso», sin ser necesariamente
funcional (distintivo), está tradicionalmente (socialmente) fijado y constituye uso común de la comunidad
lingüística. El sistema, por el contrario, abarca todo lo que, dentro de lo tradicional, es, al mismo tiempo,
objetivamente funcional (distintivo).″
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manifiesta claramente en la lengua española, a nivel fonológico, a través de fenómenos de


simplificación como el seseo y el yeísmo. Una labor estandarizadora monocéntrica1, se topará
entonces con una dificultad muy grande: no tendrá que intentar tan sólo imponer una norma
supradialectal, sino que además se tiene que imponer una de índole supradialectal.
Hope (1971, pp. 609-621) resume el proceso de asimilación de los préstamos
distinguiendo tres fases:
1. Acto de transferencia (act of transfer). Es la fase en la que comienza la aceptación del
extranjerismo2, según Hope tiene una gran importancia. Durante esta etapa de oscilación y de
experimentación, el elemento foráneo encara las convenciones formales de la nueva lengua y
es posible ya prever si conseguirá imponerse o si será rechazado. El hecho más relevante que
tiene lugar en el paso de la recepción del préstamo es la pérdida de su transparencia
morfémica y semántica al carecer todavía de paradigmas en los que organizarse. Según
Gómez Capuz (2005, p. 17) en esta fase el extranjerismo se caracteriza por su ″uso
esporádico e individual y falta de adaptación″. Además sostiene que:
“(...) la palabra extranjera (...) aun no es comprendida por los hablantes
de la lengua receptora, los sectores socio-profesionales que la han tomado
se ven obligados a explicar su significado mediante marcas autonímicas; se
trata de sinónimos, paráfrasis o explicaciones...: es un concierto unplugged,
es decir, sin instrumentos eléctricos”. (p. 16)

2. Periodo de transición (interim period). En esta fase, la unidad lingüística va recibiendo el


impacto de su nuevo entorno y debe lograr ya un compromiso entre su forma exportada y los
factores modificadores. En esta segunda fase la palabra se halla en la frontera borrosa entre
extranjerismo y préstamo, empieza a poseer cierto uso, estabilidad y comprensión. Los
resultados son diversos, es posible que el extranjerismo sea acogido tal cual, si sus formantes
son alófonos con los fonemas de la lengua meta. En lo que atañe al nivel morfológico, los
sufijos que son idénticos en ambos idiomas pueden sustituirse recíprocamente. En este estadio
el préstamo se naturaliza y forma parte del patrimonio lingüístico de la lengua de acogida. En
esta etapa Gómez Capuz afirma que:
“Una palabra extranjera comienza esta segunda etapa siendo todavía un
extranjerismo y la termina siendo ya un préstamo, formalmente asimilado,
ampliamente usado y apenas sentido como extranjero por muchos hablantes
de la lengua receptora” (2005, p. 17).

3. Explotación (exploitation). Para Hope esta fase es de gran relevancia. Se trata de la


contribución del elemento prestado a la lengua que lo acoge, el idioma de llegada altera el
elemento lingüístico prestado hasta el extremo y tiende a sacarle el máximo partido. Así, la
madurez del préstamo está muy patente cuando éste se sirve de los mismos procedimientos
neológicos que cualquier lexema nativo.

1
Granda (1994: 80) señala que la estandarización es monocéntrica cuando la norma prestigiosa se identifica sólo
con la de un punto de referencia.
2
[…] una palabra prestada de otro idioma es extranjerismo si la pronunciación y la grafía no corresponden a las
reglas de pronunciación de la lengua receptora, mientras que es préstamo léxico si corresponden a estas reglas.
(Kiesler 1993, pp. 508-510, Duckworth 1977, p. 46)[…] a word borrowed from another language is a foreign
word if the pronunciation and the spelling do not correspond to the pronunciation rules ofthe receiving
language, while it is a loanword if they correspond to these rules.
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Adaptación fonológica y/o fonética


Según Fries y Pike (apud Sala, 1988, p. 30), la adopción o adaptación de los sonidos
prestados depende directamente de la situación de bilingüismo o monolingüismo de los
hablantes. El hablante bilingüe tiende a aferrarse al modelo fónico de la lengua fuente. El
monolingüe, en cambio, al intentar reproducir los sonidos propios del préstamo, los asimila a
los de su propia lengua.
En los casos donde existe bilingüismo pasivo, se producen modificaciones en el
inventario de fonemas que con el tiempo, y con la ausencia de una ente estandarizadora,
pueden originarse cambios en la distribución de los mismos y, como señala Alarcos (1969,
pp.94-95), Las reglas de combinación de fonemas son especiales en cada lengua: ″Puede
decirse que no hay normas de validez universal para la combinación de fonemas. La única
combinación universal de fonemas es la formada por «consonante más vocal», que se
encuentra en todas las lenguas″.
Lorenzo (1996, p. 21) juzga negativamente estos cambios y los califica de anómalos:
“(…) me atrevo a conjeturar que, con el tiempo y una mayor apertura del
oído hispánico a fonemas y grupos consonánticos anómalos de otros
idiomas, se alteren en español las leyes fonológicas para dar cabida en
ellas, como en otras lenguas, a sonidos característicos de voces
extranjeras.”

Deroy, a su vez, afirma que:


“En règle générale, les emprunteurs s’efforcent de reproduire avec
exactitude la prononciation étrangère, s’ils l’ont entendue et si elle ne leur
semble pas trop rébarbative, mais les résultats sont souvent imparfaits. Les
phonèmes familiers de la langue maternelle tendent spontanément à se
substituer à des sons inhabituels et rebutants″ (p. 235).

Para adaptar estos sonidos raros (inhabituels) y repulsivos (rebutants), Deroy propone
cuatro posibilidades : “ (...) négliger les phonèmes inconnus ou imprononçables, leur
substituer des phonèmes usuels, introduire des phonèmes nouveaux pour donner au mot un
air familier, déplacer le ton conformément aux règles de la langue emprunteuse. ″
Tanto Coetsem como Deroy, consideran que los locutores que acogen el vocablo
extranjero se empeñan en pronunciarlo conforme con la lengua fuente. Dado que no es
factible a causa de las divergencias entre los sistemas fonológicos, tienden a sustituir el
fonema extranjero por el fonema más cercano en la lengua receptora. Según Coestem:
“When borrowing a vocabulary item from the sl, the rl speaker may imitate to
the best of this ability the sl pronunciation of the phonological constituents of
the vocabulary item in question; for example, a speaker of english, using the
well-known French expression “déjà vu”, may imitate the French [ü]
pronunciation in „vu‟, a pronunciation unknown to this native phonological
system. In doing so, he obeys social considerations”.1

En cuanto a las estrategias para modificar la pronunciación divergente de la lengua


receptora, Coestem prosigue:
1
Cuando se toma prestado un ítem de vocabulario de la lengua fuente, el hablante de la lengua receptora puede
imitar de la mejor manera posible la pronunciación de los constituyentes fonológicos del ítem en cuestión; Por
ejemplo, un hablante de inglés, utilizando la conocida expresión francesa "déjà vu", puede imitar la
pronunciación francesa [ü] en "vu", una pronunciación desconocida para este sistema fonológico nativo. Al
hacerlo, obedece a consideraciones sociales. (Traducción nuestra)
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“The very fact that this sound is not integrated into his own system,
however, triggers in the rl speaker a pressure to adapt the different sl
pronunciation to the nearest or closest equivalent in his system; for
example, many speakers of English pronounce the <u> of „déjà vu‟ as [u],
which represents an adaptation of the French [ü] pronunciation″. (p.7)1

Según (Filipović 1986, pp. 69-70), la adaptación fonológica o la transfonemización es


la sustitución de los elementos fonológicos de la lengua donante por aquéllos de la lengua
receptora. Filipović distingue entre tres tipos de transfonemizaciñn: a) sustituciñn del grado
cero en la cual la descripción de los fonemas de la réplica corresponde completamente a
aquélla de los fonemas del modelo, b) sustitución parcial en la cual esta descripción
corresponde parcialmente a la del modelo y c) sustitución libre en la cual algunos fonemas de
la réplica son completamente diversos de los elementos articulados del modelo (Filipović
1986, p. 72).
Otros de los mecanismos fonéticos que se manifiestan en este nivel, citemos los
siguientes: la asimilación fónica, la importación y redistribución fonémicas, las
modificaciones prosódicas, los cambios producidos por la influencia de una tercera lengua, las
interferencias conformes con la forma escrita u oral de un préstamo y la asimilación fónica
regresiva.
Gómez Capuz (1998, p. 226) afirma que el grado de asimilación fónica suele ser más
restringido de lo que se podría pensar, muy raras veces nos encontramos con una asimilación
completa, incluso en situaciones de bilingüismo, lo que se impone es una asimilación a
medio camino entre ambas lenguas.
En cuanto al fenómeno de la importación de un sonido o fonema a la lengua receptora
es Gusmani (1983:137) quien lo describe concienzudamente. Este autor plantea que una
lengua importa un fonema extranjero cuando éste posee rasgos distintivos que ya existen en
esta lengua y de este modo completa un hueco en el sistema fonológico y puede crear una
nueva oposición fonológica.
En lo que atañe al tercer mecanismo ha sido estudiado por Bloomfield (1933, p. 447) y
denominado por Haugen (1950, p. 217) phonemic redistribution. Éste consiste en el hecho de
que fonemas ya existentes sean posibles en posiciones no comunes en las pautas fonotácticas
de la lengua debido a un préstamo léxico muy profuso. Por ejemplo, en inglés el grupo
consonántico escandinavo sk- en posición inicial absoluta estaba restringido a voces nórdicas
sky, skin, pero con el tiempo llegó a neologismos internos como scream o scrawl.
En lo que respecta a la ubicación del acento en el léxico de la lengua receptora, son
varios los estudiosos que analizan el papel del acento en los préstamos. Entre éstos citemos a
Mathesius (1964, p. 408), que resalta la importancia de la posición del acento a la hora de
distinguir entre elementos prestados y nativos. Por su parte Deroy (1980, pp. 243-244),
mantiene que la lengua receptora normalmente manifiesta una propensión hacia la asimilación
prosódica incluso en situaciones de contacto prolongado. Sin embargo, Lapesa (1966, pp.
377-378), concluye que la escasa asimilación fónica de los anglicismos en español determina
la difusión de una serie de patrones acentuales impropios del léxico español, que se refuerzan
por los patrones prosódicos de determinados cultismos: -er, como prócer, cáncer y
anglicismos como líder, gánster, -on, como plancton, colon y anglicismos como claxon,
nylon.
1
El hecho de que este sonido no esté integrado en su propio sistema, desencadena en los hablantes de la lengua
receptora una presión para adaptarlo a la lengua fuente, el equivalente más cercano en su sistema; Por ejemplo,
muchos hablantes de inglés pronuncia el <u> de "déjà vu" como [u], que representa una adaptación de la
pronunciación de la [ü] francesa. (Traducción nuestra)
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En lo que se refiere a la modificación de la realización fónica de una palabra extranjera


producida por la influencia de una tercera lengua. Klajn (1972, pp. 53-54) y Chitoran (1988,
pp. 299-300) aducen como ejemplos la pronunciación afrancesada de los algunos anglicismos
– bluff [blɛf] o [bløf] y suspense [sys‟pas] con una pronunciaciñn nasalizada.
El mecanismo consistente en la influencia en las interferencias basadas en la forma
escrita en la realización fónica de un préstamo, esto tiene lugar cuando existe una gran
diferencia entre pronunciación y escritura en la lengua original. Es lo que Bloomfield (1933) y
Haugen (1950, p. 350) denominan spelling pronunciations. Según Deroy (1980, pp. 247-248)
es la fidelidad a la grafía la que provoca una alteración de la pronunciación.
El último mecanismo es el que ha sido entendido por Bloomfield (1933, pp. 447-452)
como reborrowingy Gusmani (1981, pp. 69- 70) y Capuz (1998, p. 232) lo denominan
asimilación fónica regresiva. Este tipo de asimilación tiene lugar cuando la influencia de una
lengua sobre otra es constante y fuerte (situaciones de bilingüismo oral), y por lo tanto los
préstamos producidos con fuerte asimilación a la lengua receptora son prestados de nuevo o
reborrowed más fielmente a la lengua origen, es decir, con un grado menor de asimilación
fónica. Deroy (1980, p. 260) y Klajn (1972, p. 52) apuntan a pesar de la falta de bilingüismo,
este fenómeno es posible en aquellos casos donde una lengua presenta un gran impacto sobre
otras y hay un conocimiento relevante por parte de los hablantes de las lenguas nativas.
Urge señalar que el interés por el estudio fonológico ha crecido en las dos últimas
décadas, particularmente, con el surgimiento de la Teoría de la Optimidad (John McCarthy y
Alan Prince), lo novedoso de esta teoría es abandonar las reglas fonológicas y apostar por la
jerarquía de las restricciones (constraints). La Teoría de Optimidad ofrece un nuevo marco
para tratar el problema del préstamo lingüístico, sugiriendo que no existe una fonología de
préstamos separada de la de la lengua materna: es la jerarquía de las restricciones de la lengua
materna la que puede explicar las adaptaciones aplicadas a las formas foráneas cuando son
tomadas como préstamos.

Adaptación ortográfica
Haugen reflexiona sobre la forma de inserción de una palabra cuando se trata de
palabras de uso internacional, comunes a muchas lenguas europeas, o cuando el préstamo se
encuentra en las lenguas que tienen la misma notación gráfica. Según él, estas palabras
internacionales presentarían una grafía y sentidos similares. A pesar de la pronunciación muy
diferente, muchas palabras prestadas tomarían la pronunciación ortográfica. Esta característica
aparece, en general, en el caso en el que la fuente primitiva del préstamo es un texto escrito y
consiste en la reproducción de la forma según las reglas de la lectura de la lengua receptora.
Aunque la pronunciación es el reflejo de una estrategia de interpretación de los grafemas de la
lengua de llegada por el locutor nativo, hay que distinguir entre los préstamos que se
introdujeron oralmente y los que lo hicieron por escrito, porque la ortografía aporta a los
locutores informaciones, que por la pronunciación sola, no serían notadas. De este modo, la
grafía puede haber una consecuencia en la manera de adaptar la palabra.
Esta observación sobre el papel que el registro ortográfico pueda haber en la elección de
la adaptaciñn del préstamo, está presente en Coetsem: ″As is well-known, we may borrow not
only on the basis of pronunciation (acoustic aspect), but also on the basis of spelling (visual
aspect). Spelling and pronunciation they interact intimately.″ 1(p.94).

1
Como es bien sabido, se puede tomar prestadas palabras no sólo sobre la base de la pronunciación (el aspecto
acústico), sino también sobre la base de la ortografía (el aspecto visual). Ortografía y pronunciación interactúan
íntimamente. (Traducción nuestra)
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Según Wagner (1990, p. 63), resulta más sencillo adaptar préstamos incorporados por
vía oral que por vía escrita: ″Como el cuerpo gráfico extraño está a la vista […], se hace más
difícil imponer una forma alternativa que implique algún grado de adaptación″.
Mineiro afirma que existen dos diferentes tipos de préstamos. El primero por contacto
personal, y el segundo por contacto impersonal, por vía de textos. En el segundo caso, es más
notable la influencia de la ortografía y, sobre todo, la explicación de casos de adaptación tan
lejanos de la pronunciación extranjera, de hecho que las correspondencias grafema / fonema
divergen considerablemente entre las lenguas.
Deroy subraya, igualmente, la interrelación entre los dos aspectos, el oral y el escrito en
el proceso de adaptación.
Il est donc inexact, à mon sens, de dire, comme on le fait souvent que les emprunts
anciens sont plus altérés parce qu‟ils étaient presque toujours oraux ou auditifs, tandis que les
emprunts récents sont plus fidèlement conservés parce qu‟ils sont, en général, écrits ou
visuels. S‟il y a, touchant l‟adaptation des emprunts, une différence entre les temps anciens et
les temps modernes-encore ne faut-il pas exagérer cette différence-, n‟est-ce pas plutôt que la
moyenne de culture intellectuelle et d‟information a sensiblement monté dans beaucoup de
régions du monde depuis la lointaine antiquité? Ainsi donc, ce ne sont pas, à proprement
parler, les emprunts oraux « populaires » qui sont le plus sujets à s‟altérer.
Desde el punto de vista de Gómez Capuz (1998, p. 233), es difícil hablar de reglas
generales de asimilación gráfica porque en cada lengua entran en juego criterios diversos
siguiendo condicionamientos estructurales y no estructurales. En este sentido, Mathesius
(1964, p. 409) afirma que la grafía está estrechamente vinculada a aspectos no estructurales
por el valor simbólico de la escritura como marca de distinciones sociales en lenguas de
cultura.

Adaptación morfológica o gramatical


Otro nivel lingüístico en el que se manifiestan procesos de asimilación de los préstamos
es el morfológico donde se nota la incorporación de morfemas de otras lenguas a la lengua
receptora - según Glück (1993, p. 357) -. Dentro de estos 'morfemas prestados' se pueden
generalmente distinguir dos tipos. Por un lado, tenemos ejemplos de 'prefijos prestados'. Por
otro lado, nos encontramos con ejemplos de 'sufijos prestados'.
Según Rodríguez González (1994), además de este tipo de préstamo morfológico
manifestado en la adquisición de sufijos y prefijos de otras lenguas, la lengua receptora
dispone también de formaciones derivadas compuestas de una raíz extranjera unida a un sufijo
nativo, taxonómicamente consideradas derivados híbridos por Haugen (1950).

Según Filipović (1986) existen tres tipos de sustitución morfológica:


1. La sustitución de grado cero, son los préstamos sin morfemas ligados.
2. La sustitución parcial, son los préstamos con morfemas ligados no conformes con el
sistema morfológico de la lengua receptora.
3. La sustitución completa que tiene lugar cuando los morfemas de la lengua donante son
sustituidos por aquéllos de la lengua receptora.

Junto al nivel puramente morfológico no se debe olvidar la adaptación gramatical que


sufren muchos elementos de la lengua donante al pasar a formar parte de la lengua meta. Esta
aclimatación a sus nuevas categorías gramaticales en la lengua receptora se pone de
manifiesto en aspectos como el género, el número o la clase de palabra. Como afirma Capuz
(1998, p. 234), este proceso de adaptación es más sencillo o más complejo en función de la
convergencia estructural de ambas lenguas, aunque la concretización de este proceso
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también puede verse influenciada por factores extralingüísticos. De este modo, la asimilación
gramatical es más profunda a nivel popular, mientras que la flexión original de los préstamos
se suele mantener entre hablantes cultos.
Klajn (1972, pp. 58-59) propone dos modos de integración a) uno funcional, al
introducir el préstamo en una clase léxica y gramatical de la lengua receptora siguiendo una
identificación de las clases de palabras existentes en las dos lenguas para permitir su adecuado
uso en la lengua receptora; y b) otro es formal, al incorporar fónica y gráficamente el
préstamo - ing. Sheriff >it. Sceriff + o -, aplicándose en éste correspondencias analógicas
entre morfemas del tipo fr.–age>.it-aggio.

Según Deroy (pp. 257-260) en la integración de género de los préstamos pueden tener
lugar tres casos posibles:
a. si la lengua origen presenta esta categoría morfológica y la lengua receptora no la posee,
la diferenciación de género desaparece al no ser tan importante en la lengua meta;
b. si la lengua fuente no dispone del género, pero en la lengua receptora sí se da esta
distinción morfológica, se generan situaciones difíciles de adaptación a las que Deroy no
acierta en dar una solución; y
c. si las dos lenguas presentan el género como categoría gramatical necesaria en los dos
sistemas lingüísticos, se podría pensar que se mantiene el género inicial, sin embargo, en
varios casos los préstamos adquieren el sistema de género de la lengua receptora distinto del
original.

Hock (1986, pp. 401-403) apunta a que lo normal es adaptarse al sistema morfológico
de la lengua receptora, una opinión que se plasma en el planteamiento de Hope (1971), según
el cual el préstamo se deshace de su sistema morfológico en el act of transfer entre sistemas
lingüísticos.
Como subraya Capuz (1998, p. 236), la gran mayoría de los autores abogan por la
importancia del criterio semántico en la atribución de género. Así, jeep es femenino en
francés y en italiano porque se vincula a la voiture y la macchina respectivamente, mientras
que en español es masculino porque se asocia a el coche.
Empero, Haugen y Weinrich (1953), al analizar diversas situaciones de préstamo: la
mayor productividad de uno de los géneros de la lengua receptora, indican que el género más
productivo es el masculino en el caso de las lenguas románicas. Klajn (1972, pp. 59-63)
justifica la asignación del género masculino por ser el género no marcado en términos
estructuralistas. Tenemos el caso de pijama exotismo originario de la India introducido por el
inglés, que en español se inclina por el masculino, quizás influenciado por la analogía con
otros préstamos griegos terminados en - ma (el problema, el sistema).
En el trabajo de Poplack, Pousada y Sankoff (1982, p. 4) se explica que aún falta una
unanimidad en cuanto a decidir el origen y la función del género si son sintácticos o
semánticos. Dicho de otra manera, si un nombre tiene un género determinado en virtud de sus
propiedades fonológicas, semánticas o sintácticas o sólo porque se ha transmitido así de
generación en generación, lo que aclara el caudal de estudios sobre la asignación de género a
los préstamos lingüísticos. Se enumeran también los siguientes factores al atribuir el género
de los préstamos:
1. La proclividad de los préstamos a adquirir el género no marcado de la lengua receptora.
2. La forma fonológica del vocablo foráneo se identifica con otras formas fonológicas que
en la lengua receptora reciben un género determinado (homógrafos y homófonos).
3. El sexo fisiológico del referente animado.

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4. La asociación del sufijo de un préstamo con el sufijo correspondiente de la lengua


receptora.
5. El préstamo se combina por analogía a otra palabra del idioma receptor a la cual sustituye,
por consiguiente, adquiere el mismo género.

En lo que atañe a la asimilación de número en los préstamos, ni Haugen ni Weinreich


se ocuparon de este aspecto en su panorámica general de la integración gramatical de las
palabras prestadas, debido a las diversas características de las lenguas en contacto.
En lo referente a los préstamos verbales, según Haugen (1950, p. 218) y Deroy (1980, p.
482), éstos tienen una flexión muy rica y presentan un claro carácter funcional en la oración.
De hecho, su asimilación es inevitable en la estructura de la lengua meta a fin de facilitar su
correcto funcionamiento en ella. Asimismo, su asimilación no presenta excepciones, son
asignados a una conjugación determinada y reciben las inflexiones correspondientes a su
sistema temporal. En la mayoría de los casos suelen seguir los verbos regulares de la primera
conjugación. A este respecto, Gómez Capuz (1998, p. 242) afirma que:
“…la elección de la 1ª conjugación (-ar en español y portugués, -are en
italiano,-er en francés) se justifica por el hecho de ser en la actualidad la
única conjugación productiva en la que se integran nuevos verbos… En
español los verbos ingleses se integran siempre en la primera conjugación
en –ar (chutar, flipar) aunque algunos por razones eufónicas y
morfológicas (valor iterativo) adoptan la derivación mediata con –ear
(boicotear, boxear), especialmente productiva en el español de América, lo
cual provoca algunos dobletes con el español peninsular (chutear, chutar)”.
En lo que atañe a la adscripción de estos étimos prestados a una categoría gramatical,
este proceso no suele plantear dificultades porque son frecuentemente de carácter nominal. No
obstante, Gómez Capuz (2005, p. 24) observa que unos ″ latinismos usados como sustantivos
en español, pertenecen a otras clases de palabras en la lengua latina: audio (verbo), tándem
(adverbio), quórum (pronombre relativo).

Adaptación semántica
Gusmani (1983, pp. 145-167) confecciona un modelo de estudio estructural de la
asimilación semántica del préstamo, reuniendo propuestas de Weinreich, Coseriu y Hope.
Parte de una distinción básica: que el préstamo afecte o no a la estructura léxica de la lengua
receptora. La primera situación tiene lugar en el caso de préstamos cuyo referente sea
desconocido o no tenga denominación en la lengua receptora, lo que supone una adición al
inventario. Y la segunda se da si existen ciertos “rasgos referenciales” (semas) comunes entre
el préstamo y uno o varios términos nativos, lo que provocará una situación de sinonimia
parcial dentro del sistema. En este caso se intenta eliminar uno de los términos concurrentes,
o bien tendrá lugar la coexistencia de ambos términos, produciéndose la delimitación
recíproca de sus respectivos contornos semánticos, lo que engendra la reestructuración
semántica de la lengua receptora (Gusmani lo denomina ″polarizzazione″).
Asimismo, Gusmani distingue tres tipos de especialización semántica: aquella en la que
se da una relación jerárquica entre un término central, que suele ser el autóctono, y un término
marcado semánticamente o especializado, que suele ser el préstamo; la especialización
semántica pura, es decir, que el término extranjero provoque una reorganización de un campo
léxico nativo de manera que el extranjerismo y el término nativo se repartan mutuamente un
área de significación (por ejemplo en español el anglicismo poster (decorativo) frente a cartel

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(informativo); y una especialización semántica de tipo estilístico o connotativo, son préstamos


empleados por escritores para ofrecer un colorido local, toques de prestigio, etc.
Guilbert (1975, p. 91) propone distinguir entre los ″préstamos denotativos″, que se
insertan junto al objeto nombrado según la fórmula horaciana res verba sequuntur, y los
″préstamos connotativos″, que se importan más por mimetismo que por ser realmente
precisos. Hope (1971, p. 721) rechaza esta distinction sosteniendo que ″all borrowing takes
place for a reason. Each transferred term bears witness to an impulse, a stimulus which at the
time of borrowing was sufficient for transfer to occur″.1
Ullmann (1974, pp. 257-266) divide las transformaciones semánticas en dos categorías.
En la primera, enumera las modificaciones que se producen en las connotaciones semántico-
estilísticas, que denomina ″desarrollos meliorativos y peyorativos″. El segundo grupo incluye
las restricciones y las extensiones conceptuales. Cuando tiene lugar una simplificación en la
significación de una palabra, ésta restringe su ámbito, su significado se enriquece con un
rasgo adicional y su extensión se reduce, a la vez que su intensión, esto es, su precisión,
aumenta. En lo que concierne a la extensión, se produce justamente lo contrario: la
incorporación de semas adicionales a la estructura del significado corre paralela a la
disminución de su intensión.

Conclusión
No todas las lenguas tienen el mismo inventario de sonidos distintivos ni las mismas
pautas de acentuación. Las lenguas receptoras tienden a acomodar los préstamos,
obedeciendo a las reglas del sistema fonológico de su lengua. Este proceso de nativización
manifiesta cierta sistematicidad. En cuanto a la adaptación morfológica de los préstamos, los
mismos procesos de derivación, flexión y composición que se observan en la formación de
palabras se aplican a los préstamos. Desde el punto de vista semántico, se averigua cómo es
acogido el préstamo por la lengua receptora y cómo se comporta una vez asimilado
semánticamente, se amplía o se restringe.

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1
"Todo préstamo tiene lugar por una razón. Cada término transferido da testimonio de un impulso, un estímulo
que en el momento de tomarlo en préstamo era suficiente para que ocurriera la transferencia".

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