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ISSN: 2658-9206
Souad DAHORI,
FLAM, Universidad Cadi Ayyad, Maroc
felizit@yahoo.fr
Resumen :
El objetivo del presente artículo es dilucidar los cambios asimilatorios que los
préstamos lingüísticos sufren desde su adopción hasta su adaptación y su arraigo definitivo
en el léxico de la lengua de llegada. Se trata de exponer las modificaciones que la
transferencia del préstamo conlleva abarcando los niveles: fonético-fonológico, ortográfico,
morfológico y léxico-semántico desde un punto de vista teórico que engloba las más
consideradas aportaciones de los lingüistas acerca del tema.
Palabras clave : préstamo lingüístico, adaptación, fonético-fonológico, ortográfico,
morfológico, léxico-semántico.
Abstract:
The objective of this article is to elucidate the assimilatory changes that the loanwords
undergo since their adoption to their adaptation and their taking a root in the target language
lexicon. It is about exposing the modifications that the loanword transfer entails, covering the
levels : phonetic-phonological, orthografic, morphological and lexical-semantic from a
theoretical point of view that includes the most considered contributions of linguists on the
subject.
Keywords: loanword, adaptation, phonetic-phonological, orthografic, morphological lexical-
semantic.
Introducción
A lo largo de la historia, en materia lingüística, se ha demostrado y con frecuencia que
las lenguas no pueden valerse por sí mismas, dicho de otro modo, no pueden cumplir a
cabalidad con todas las necesidades de comunicación de sus usuarios sin recurrir a tomar
palabras de otros idiomas. Sin lugar a dudas, las palabras de otra lengua contribuyen a
dinamizar y a enriquecer otro sistema sumándose al acervo de este último y alterando su
fisonomía lingüística conforme con el número de palabras acogidas y conforme con las
derivaciones producidas.
La terminología tradicional sobre los contactos interlingüísticos se ha servido de
términos provenientes del lenguaje ordinario que posteriormente se han matizado y se han
forjado para su empleo metalingüístico. Este problema es especialmente patente en el término
clave de los contactos interlingüísticos: la palabra préstamo. Es un término de origen
comercial, pero en lingüística ha pasado a nombrar metafóricamente la transferencia de
constituyentes lingüísticos, particularmente léxicos, de una lengua a otra. Entre los
lingüistas, es el vocablo que ha gozado de mayor difusión y aceptación a pesar de su vastedad
y ambiguidad. En la introducción a su libro "Parole straniere", Zolli lo tilda de impreciso e
infeliz: "Le parole importate da altre lingue si chiamano, con un vocabolo infelice e
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De la adopción a la adaptación
En El maravilloso mundo del lenguaje (1964), Porzig divide los préstamos en dos
subcategorías: por adopción o por adaptación. Los préstamos por adopción se han insertado
en una lengua sin sufrir ningún tipo de adaptación al sistema de la lengua receptora. Los
préstamos por adaptación, en cambio, han sido adaptados ya sea morfológica, fónica u
ortográficamente a la lengua receptora.
En ciertos casos, como ha sido aclarado por muchos estudiosos, no se exige adaptación
porque la palabra extranjera engloba todas las condiciones para ser acogida como propia por
la lengua de llegada. Esto es lo que ocurre, por ejemplo, con la voz finlandesa «sauna»,
(García Yebra, 1984, p. 339), o con ciertos vocablos de origen griego o latino. Lorenzo (1996,
p. 21) opina que […] si la voz se acepta tal cual, como bingo, sería falso, en rigor, decir […]
que viene del inglés bingo; no viene, es la misma voz inglesa, con idéntica grafía y acaso con
timbre más español para la o final.
Otras veces, en cambio, el préstamo se percata como extranjero ya que su forma es
distinta de la del resto del léxico de la lengua receptora. En estos casos, las palabras no se
sujetan a las reglas de la estructura de dicha lengua, sino a las de la lengua fuente. Según Sala
(1988, p.141)1, a través de este tipo de préstamos no adaptados acceden a la lengua nuevos
fonemas, variantes y morfemas.
La adaptación suele surgir espontáneamente por parte de los propios hablantes,
fundamentalmente en lo relacionado a rasgos fonéticos y fonológicos. De no ser así, o de no
existir unanimidad respecto a la adaptación de un vocablo, muchos estudiosos opinan que a
las academias de la lengua les incumbe promover, mediante la estandarización2, la adaptación
de cada préstamo. De esta manera, se pretende solventar uno de los problemas implicados en
la penetración de étimos extranjeros, consistente en: […] la diversidad de soluciones léxicas y
fonéticas que se proponen y se adoptan para cada uno de los préstamos […]. (Lorenzo, 1996,
p. 19)
En el caso de muchos idiomas, se plantea la dificultad adicional para la adaptación: la
existencia de numerosas variedades dialectales entre las que, hablando en términos de Coseriu
(1986, pp.123-130)3, no existen sólo diferencias de norma, sino también de sistema, lo que se
2
Granda (1994, p. 80) define la estandarización como el proceso mediante el cual una variedad lingüística se
transforma en norma supradialectal para una comunidad específica.
3
Coseriu (1986: 126) precisa: ″La norma abarca todo lo que, en la «técnica del discurso», sin ser necesariamente
funcional (distintivo), está tradicionalmente (socialmente) fijado y constituye uso común de la comunidad
lingüística. El sistema, por el contrario, abarca todo lo que, dentro de lo tradicional, es, al mismo tiempo,
objetivamente funcional (distintivo).″
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1
Granda (1994: 80) señala que la estandarización es monocéntrica cuando la norma prestigiosa se identifica sólo
con la de un punto de referencia.
2
[…] una palabra prestada de otro idioma es extranjerismo si la pronunciación y la grafía no corresponden a las
reglas de pronunciación de la lengua receptora, mientras que es préstamo léxico si corresponden a estas reglas.
(Kiesler 1993, pp. 508-510, Duckworth 1977, p. 46)[…] a word borrowed from another language is a foreign
word if the pronunciation and the spelling do not correspond to the pronunciation rules ofthe receiving
language, while it is a loanword if they correspond to these rules.
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Para adaptar estos sonidos raros (inhabituels) y repulsivos (rebutants), Deroy propone
cuatro posibilidades : “ (...) négliger les phonèmes inconnus ou imprononçables, leur
substituer des phonèmes usuels, introduire des phonèmes nouveaux pour donner au mot un
air familier, déplacer le ton conformément aux règles de la langue emprunteuse. ″
Tanto Coetsem como Deroy, consideran que los locutores que acogen el vocablo
extranjero se empeñan en pronunciarlo conforme con la lengua fuente. Dado que no es
factible a causa de las divergencias entre los sistemas fonológicos, tienden a sustituir el
fonema extranjero por el fonema más cercano en la lengua receptora. Según Coestem:
“When borrowing a vocabulary item from the sl, the rl speaker may imitate to
the best of this ability the sl pronunciation of the phonological constituents of
the vocabulary item in question; for example, a speaker of english, using the
well-known French expression “déjà vu”, may imitate the French [ü]
pronunciation in „vu‟, a pronunciation unknown to this native phonological
system. In doing so, he obeys social considerations”.1
“The very fact that this sound is not integrated into his own system,
however, triggers in the rl speaker a pressure to adapt the different sl
pronunciation to the nearest or closest equivalent in his system; for
example, many speakers of English pronounce the <u> of „déjà vu‟ as [u],
which represents an adaptation of the French [ü] pronunciation″. (p.7)1
Adaptación ortográfica
Haugen reflexiona sobre la forma de inserción de una palabra cuando se trata de
palabras de uso internacional, comunes a muchas lenguas europeas, o cuando el préstamo se
encuentra en las lenguas que tienen la misma notación gráfica. Según él, estas palabras
internacionales presentarían una grafía y sentidos similares. A pesar de la pronunciación muy
diferente, muchas palabras prestadas tomarían la pronunciación ortográfica. Esta característica
aparece, en general, en el caso en el que la fuente primitiva del préstamo es un texto escrito y
consiste en la reproducción de la forma según las reglas de la lectura de la lengua receptora.
Aunque la pronunciación es el reflejo de una estrategia de interpretación de los grafemas de la
lengua de llegada por el locutor nativo, hay que distinguir entre los préstamos que se
introdujeron oralmente y los que lo hicieron por escrito, porque la ortografía aporta a los
locutores informaciones, que por la pronunciación sola, no serían notadas. De este modo, la
grafía puede haber una consecuencia en la manera de adaptar la palabra.
Esta observación sobre el papel que el registro ortográfico pueda haber en la elección de
la adaptaciñn del préstamo, está presente en Coetsem: ″As is well-known, we may borrow not
only on the basis of pronunciation (acoustic aspect), but also on the basis of spelling (visual
aspect). Spelling and pronunciation they interact intimately.″ 1(p.94).
1
Como es bien sabido, se puede tomar prestadas palabras no sólo sobre la base de la pronunciación (el aspecto
acústico), sino también sobre la base de la ortografía (el aspecto visual). Ortografía y pronunciación interactúan
íntimamente. (Traducción nuestra)
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Según Wagner (1990, p. 63), resulta más sencillo adaptar préstamos incorporados por
vía oral que por vía escrita: ″Como el cuerpo gráfico extraño está a la vista […], se hace más
difícil imponer una forma alternativa que implique algún grado de adaptación″.
Mineiro afirma que existen dos diferentes tipos de préstamos. El primero por contacto
personal, y el segundo por contacto impersonal, por vía de textos. En el segundo caso, es más
notable la influencia de la ortografía y, sobre todo, la explicación de casos de adaptación tan
lejanos de la pronunciación extranjera, de hecho que las correspondencias grafema / fonema
divergen considerablemente entre las lenguas.
Deroy subraya, igualmente, la interrelación entre los dos aspectos, el oral y el escrito en
el proceso de adaptación.
Il est donc inexact, à mon sens, de dire, comme on le fait souvent que les emprunts
anciens sont plus altérés parce qu‟ils étaient presque toujours oraux ou auditifs, tandis que les
emprunts récents sont plus fidèlement conservés parce qu‟ils sont, en général, écrits ou
visuels. S‟il y a, touchant l‟adaptation des emprunts, une différence entre les temps anciens et
les temps modernes-encore ne faut-il pas exagérer cette différence-, n‟est-ce pas plutôt que la
moyenne de culture intellectuelle et d‟information a sensiblement monté dans beaucoup de
régions du monde depuis la lointaine antiquité? Ainsi donc, ce ne sont pas, à proprement
parler, les emprunts oraux « populaires » qui sont le plus sujets à s‟altérer.
Desde el punto de vista de Gómez Capuz (1998, p. 233), es difícil hablar de reglas
generales de asimilación gráfica porque en cada lengua entran en juego criterios diversos
siguiendo condicionamientos estructurales y no estructurales. En este sentido, Mathesius
(1964, p. 409) afirma que la grafía está estrechamente vinculada a aspectos no estructurales
por el valor simbólico de la escritura como marca de distinciones sociales en lenguas de
cultura.
también puede verse influenciada por factores extralingüísticos. De este modo, la asimilación
gramatical es más profunda a nivel popular, mientras que la flexión original de los préstamos
se suele mantener entre hablantes cultos.
Klajn (1972, pp. 58-59) propone dos modos de integración a) uno funcional, al
introducir el préstamo en una clase léxica y gramatical de la lengua receptora siguiendo una
identificación de las clases de palabras existentes en las dos lenguas para permitir su adecuado
uso en la lengua receptora; y b) otro es formal, al incorporar fónica y gráficamente el
préstamo - ing. Sheriff >it. Sceriff + o -, aplicándose en éste correspondencias analógicas
entre morfemas del tipo fr.–age>.it-aggio.
Según Deroy (pp. 257-260) en la integración de género de los préstamos pueden tener
lugar tres casos posibles:
a. si la lengua origen presenta esta categoría morfológica y la lengua receptora no la posee,
la diferenciación de género desaparece al no ser tan importante en la lengua meta;
b. si la lengua fuente no dispone del género, pero en la lengua receptora sí se da esta
distinción morfológica, se generan situaciones difíciles de adaptación a las que Deroy no
acierta en dar una solución; y
c. si las dos lenguas presentan el género como categoría gramatical necesaria en los dos
sistemas lingüísticos, se podría pensar que se mantiene el género inicial, sin embargo, en
varios casos los préstamos adquieren el sistema de género de la lengua receptora distinto del
original.
Hock (1986, pp. 401-403) apunta a que lo normal es adaptarse al sistema morfológico
de la lengua receptora, una opinión que se plasma en el planteamiento de Hope (1971), según
el cual el préstamo se deshace de su sistema morfológico en el act of transfer entre sistemas
lingüísticos.
Como subraya Capuz (1998, p. 236), la gran mayoría de los autores abogan por la
importancia del criterio semántico en la atribución de género. Así, jeep es femenino en
francés y en italiano porque se vincula a la voiture y la macchina respectivamente, mientras
que en español es masculino porque se asocia a el coche.
Empero, Haugen y Weinrich (1953), al analizar diversas situaciones de préstamo: la
mayor productividad de uno de los géneros de la lengua receptora, indican que el género más
productivo es el masculino en el caso de las lenguas románicas. Klajn (1972, pp. 59-63)
justifica la asignación del género masculino por ser el género no marcado en términos
estructuralistas. Tenemos el caso de pijama exotismo originario de la India introducido por el
inglés, que en español se inclina por el masculino, quizás influenciado por la analogía con
otros préstamos griegos terminados en - ma (el problema, el sistema).
En el trabajo de Poplack, Pousada y Sankoff (1982, p. 4) se explica que aún falta una
unanimidad en cuanto a decidir el origen y la función del género si son sintácticos o
semánticos. Dicho de otra manera, si un nombre tiene un género determinado en virtud de sus
propiedades fonológicas, semánticas o sintácticas o sólo porque se ha transmitido así de
generación en generación, lo que aclara el caudal de estudios sobre la asignación de género a
los préstamos lingüísticos. Se enumeran también los siguientes factores al atribuir el género
de los préstamos:
1. La proclividad de los préstamos a adquirir el género no marcado de la lengua receptora.
2. La forma fonológica del vocablo foráneo se identifica con otras formas fonológicas que
en la lengua receptora reciben un género determinado (homógrafos y homófonos).
3. El sexo fisiológico del referente animado.
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Adaptación semántica
Gusmani (1983, pp. 145-167) confecciona un modelo de estudio estructural de la
asimilación semántica del préstamo, reuniendo propuestas de Weinreich, Coseriu y Hope.
Parte de una distinción básica: que el préstamo afecte o no a la estructura léxica de la lengua
receptora. La primera situación tiene lugar en el caso de préstamos cuyo referente sea
desconocido o no tenga denominación en la lengua receptora, lo que supone una adición al
inventario. Y la segunda se da si existen ciertos “rasgos referenciales” (semas) comunes entre
el préstamo y uno o varios términos nativos, lo que provocará una situación de sinonimia
parcial dentro del sistema. En este caso se intenta eliminar uno de los términos concurrentes,
o bien tendrá lugar la coexistencia de ambos términos, produciéndose la delimitación
recíproca de sus respectivos contornos semánticos, lo que engendra la reestructuración
semántica de la lengua receptora (Gusmani lo denomina ″polarizzazione″).
Asimismo, Gusmani distingue tres tipos de especialización semántica: aquella en la que
se da una relación jerárquica entre un término central, que suele ser el autóctono, y un término
marcado semánticamente o especializado, que suele ser el préstamo; la especialización
semántica pura, es decir, que el término extranjero provoque una reorganización de un campo
léxico nativo de manera que el extranjerismo y el término nativo se repartan mutuamente un
área de significación (por ejemplo en español el anglicismo poster (decorativo) frente a cartel
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Conclusión
No todas las lenguas tienen el mismo inventario de sonidos distintivos ni las mismas
pautas de acentuación. Las lenguas receptoras tienden a acomodar los préstamos,
obedeciendo a las reglas del sistema fonológico de su lengua. Este proceso de nativización
manifiesta cierta sistematicidad. En cuanto a la adaptación morfológica de los préstamos, los
mismos procesos de derivación, flexión y composición que se observan en la formación de
palabras se aplican a los préstamos. Desde el punto de vista semántico, se averigua cómo es
acogido el préstamo por la lengua receptora y cómo se comporta una vez asimilado
semánticamente, se amplía o se restringe.
Bibliografía
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GARCÍA YEBRA, V. (1984). Teoría y práctica de la traducción, Tomo I, Madrid, Gredos,
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"Todo préstamo tiene lugar por una razón. Cada término transferido da testimonio de un impulso, un estímulo
que en el momento de tomarlo en préstamo era suficiente para que ocurriera la transferencia".
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