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Este documento proporciona instrucciones para la preparación de esmaltes, incluyendo moler terrones hasta un tamaño fino usando un mortero, lavar repetidamente los esmaltes con agua para eliminar el limo, y en algunos casos acidular ligeramente los esmaltes transparentes para mejorar su brillo y color.
Este documento proporciona instrucciones para la preparación de esmaltes, incluyendo moler terrones hasta un tamaño fino usando un mortero, lavar repetidamente los esmaltes con agua para eliminar el limo, y en algunos casos acidular ligeramente los esmaltes transparentes para mejorar su brillo y color.
Este documento proporciona instrucciones para la preparación de esmaltes, incluyendo moler terrones hasta un tamaño fino usando un mortero, lavar repetidamente los esmaltes con agua para eliminar el limo, y en algunos casos acidular ligeramente los esmaltes transparentes para mejorar su brillo y color.
Para la molienda de esmaltes se debe usar un mortero de porcelana dura, en piedra de
ágata o carburo de tungsteno.
MOLIENDA DE TERRONES:
Se pueden hacer más pequeños por dos sistemas:
A) A temperatura normal se introducen en el horno. Cuando este bien caliente (rojo cereza subido), se vierte en un recipiente con agua lo más fría posible, se cuela el agua y se recogen los trozos de esmaltes. B) Envolverlos en un pliego de papel o un trapo limpio y golpearlo sobre el tas. Se depositan los trozos más pequeños ya en el mortero y se cubre de agua, se muelen al tamaño deseado. Colores transparentes tamiz nº 60 Colores opacos tamiz nº 80
AFINADO DEL ESMALTE:
Para determinados trabajos nos resultará interesante afinar el esmalte para lo
cual utilizaremos los morteros antes citados.
LAVADO DE LOS ESMALTES:
El brillo, el color y la nitidez del esmalte sobre todo de los transparentes,
dependerá de la pulcritud con que realicemos esta operación de limpieza. En recipientes limpios mejor de vidrio que de plástico, introducimos agua a presión para agitar bien el esmalte, tantas veces como sea necesario hasta que el agua después de la precipitación del esmalte se observe limpia y transparente. Hay que tener especial atención en esperar el tiempo justo para que se deposite el esmalte y no el limo, verter con cuidado todo el agua turbia hasta que el esmalte llega al borde y repetir la operación las veces necesarias. Si no eliminamos el limo éste produciría en los colores transparentes opacidades y empañamientos después de la cocción. El proceso de limpieza de un esmalte lo haremos con agua del grifo las veces necesarias (entre 10 a 12 veces generalmente), y los dos últimos enjuagues con agua destilada.
EL LIMO:
Al triturar el esmalte este produce unas partículas minúsculas del propio
esmalte, al disgregarse un cuerpo y ser absorbido por el agua. Las partículas de limo o légamo son producidas por los componentes que integran el esmalte (sílice, cal, sodio, alúmina, etc.).
ACIDULACION DEL ESMALTE:
En el último lavado, dejar unos milímetros de agua sobre el esmalte.
El procedimiento de acidulación del esmalte varia dependiendo de cada esmaltador, por tanto haré una referencia muy particular de la acidulación, ya que los esmaltes que vamos a utilizar ya vienen en polvo y bastante limpios. A una cantidad de esmalte de aproximadamente 30 ó 40 gramos, aplicaremos de 3 a 5 gotas de ácido nítrico puro (40 berilios), removiendo de medio a un minuto, volviendo a lavar de 5 a 6 veces de nuevo el esmalte para eliminar posibles restos de ácido. El ácido disuelve: Sales dejadas por el esmalte durante el triturado. Corpúsculos metálicos no asimilados en el seno del esmalte. Disuelve partículas de polvo u otros restos que quedan en suspensión. El ácido tiende a endurecer los esmaltes, por ello es conveniente no dejarlo mucho tiempo en contacto con el mismo. Los colores opacos apenas si necesitan ser lavados, pero caso de que así sea, no es necesario acidularlos, sobre todo a los rojos que son atacados por el ácido.
CONSERVACION:
Los esmaltes deben conservarse secos, en recipientes herméticamente cerrados
para aislarlos del polvo, lejos de zonas húmedas para que no se hagan grumos, debidamente clasificados por etiquetas: transparentes, opacos y ópalos. El esmalte que se prepare debe ser el justo para trabajar en periodos cortos de tiempo, ya que en agua se estropean con más facilidad, y si se secan (cosa bastante frecuente en Sevilla), se harán grumos y tendremos que volver a molturarlos y limpiarlos de nuevo.