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Principio de Oralidad

El principio de oralidad permite que los actos procesales sean realizados de manera
hablada, elemento que ha reducido las piezas escritas a las estrictamente
indispensables, normalmente en audiencia. ¿Desde cuándo existe la oralidad en los
actos procesales? ¿Cuál es el mejor modelo de comunicación procedimental? A
continuación te presentamos una descripción de este principio y sus ventajas para
luego focalizarnos en el contexto ecuatoriano, donde la oralidad es una nueva
herramienta en los procesos civiles.

Innegablemente la palabra hablada produce un entendimiento más claro y rápido de los


hechos que cuando estos son narrados a través de escritos. No obstante, la escritura
es indispensable en el proceso oral como tratamiento previo a la audiencia, en donde la
demanda es el acto procesal típico de iniciación que debe constar por escrito porque en
ella se indica de manera precisa los fundamentos de hecho, los fundamentos de
derecho, la pretensión del autor y los medios de prueba que acompañan dicha
demanda, garantizando la defensa de ambas partes. La escritura es de gran uso al
momento de documentar todo lo ocurrido en la audiencia.

La oralidad en virtud de sus principios de inmediación, concentración y publicidad, tiene


una serie de implicaciones sobre el proceso que determinan no solo la forma en la que
se desarrolla el proceso, sino a la forma de actuación de quienes intervienen en él,
como el juez, los abogados, el demandante, el demandado, peritos, testigos y otras
partes que son las personas físicas o morales involucradas en un proceso jurídico
presentes ante un órgano jurisdiccional para resolver alguna controversia, a solicitarle
que dé solemnidad a ciertos actos jurídicos, o para que dicte providencias respecto de
otros. 

La influencia de la oralidad implica modificaciones a los sistemas de impugnación tanto


en la iniciación, desarrollo y culminación de los procesos civiles donde hasta ahora
existen vacíos.
Principio de Inmediación

Como lógica consecuencia de la vigencia del principio de oralidad surge el principio de


inmediación, al que no sin razón se le ha denominado «compañero de viaje de la
oralidad». Este principio aparece también en la fase probatoria y se une en forma
inseparable a la oralidad, para funcionar como principios hermanos que dan
fundamento al sistema acusatorio.

Para conseguir el imperio de la verdad es necesario que los sujetos procesales reciban
inmediata, directa y simultáneamente los medios de prueba que han de dar fundamento
a la discusión y a la sentencia. Por consiguiente, la regla de inmediación implica:
1º.-El contacto directo del Juez con los elementos probatorios en que ha de basar su
juicio y decisión;
2º.-El contacto directo de todos los sujetos procesales entre sí, en el momento de
recibir esas pruebas. Ambos aspectos son importantes.

La presencia de los jueces implica, entonces, el desarrollo de ciertas cualidades de


observación, receptividad, reflexión y análisis. El proceso penal produce consecuencias
jurídicas de importancia ya que genera el título apto para entrar en la esfera jurídico
fundamental de la libertad del individuo. No puede, por tanto, consentirse que las
actuaciones que dan base a la sentencia se lleven al cabo en ausencia de los jueces.
Este principio procesal se hace patente en el proceso penal, pues de acuerdo con el
Código, exige que el debate se realice con la presencia ininterrumpida de los jueces
llamados a dictar la sentencia, del Ministerio Público, del acusado, de su defensor y de
las demás partes o sus mandatarios; los sujetos procesales principales, no pueden
abandonar la sala donde se desarrolla el juicio, excepto las partes civiles.

Principio de Concentración Procesal

Este principio exige que las actuaciones procesales se realicen lo más próximas entre
sí, a ser posible en un solo acto, y que la sentencia se dicte en el plazo más breve
posible. Es un principio inherente al principio de oralidad. Se pretende que el Juez
conserve en la memoria las actuaciones realizadas y tenga una visión global, y no
fraccionada, del proceso

A favor de este objetivo, en el orden jurisdiccional penal, las sesiones del juicio oral se
celebrarán de forma consecutiva hasta la conclusión del juicio, salvo que concurra
alguna causa de suspensión legalmente previstas.

Principio de Publicidad

El principio de publicidad comporta la posibilidad de que los actos procesales sean


presenciados o conocidos incluso por quienes no participan en el proceso
como partes, funcionarios o auxiliares. Ha sido adoptado por la mayor parte de las
leyes procesales civiles modernas, y reconoce su fundamento en la conveniencia de
acordar a la opinión pública un medio de fiscalizar la conducta
de magistrados y litigantes.

Por ello, aparte de cumplir una función educativa, en tanto permite la divulgación de las


ideas jurídicas, sirve para elevar el grado de confianza de la comunidad en
la Administración de justicia.

Desde luego que es en los procesos orales donde este principio puede alcanzar su


máxima efectividad.
Principio de Bilateralidad

Este principio se ha denominado también de bilateralidad o de controversia, e


implica la prohibición para el juez de dictar sentencia y varias otras resoluciones dentro
del proceso, sin haber brindado previamente la oportunidad a ambas partes de ser
oídas, así como la prohibición de practicar algunas diligencias dentro del proceso sin
brindar esa misma oportunidad a las partes. Este principio debe entenderse como la
obligatoriedad de dar la oportunidad a las partes de ser escuchadas en el proceso, pero
no implica la necesidad de que las partes hagan uso de ese derecho. Así se refleja en
el Código Procesal Civil y Mercantil, al regular, por ejemplo, en sus Artículos 113 y 114
la institución de la rebeldía cuando el demandado no comparece a juicio dentro del
plazo de que goza para contestar la demanda. De esa cuenta, se le da un plazo al

demandado para fijar su actitud con respecto al proceso, pero si no hace uso de ese
plazo, no por ello queda el proceso suspendido indefinidamente.
Este principio se encuentra contenido en el Artículo 12 de la Constitución Política
de la República, al decir “La defensa de la persona y sus derechos son inviolables.
Nadie podrá ser condenado ni privado de sus derechos sin haber sido citado, oído y
vencido en proceso legal ante juez o tribunal competente y preestablecido. . .” Esta
norma se encuentra también, en simulaciones que establece términos, en el Artículo 16
de la Ley del Organismo Judicial.

Principios de lealtad, buena fe y probidad

Tanto quien hace justicia como quien la pide, lo haga con lealtad, con buena fe.
Prosigue que tanto las partes como el juez actúen en el proceso con rectitud, integridad
y honradez. Ley del Organismo Judicial recoge este principio, al indicar que los
derechos deben ejercitarse conforme a las exigencias de la buena fe. Art. 17 Ley del
Organismo Judicial
Principios de Economía y de Celeridad Procesal

El principio de economía procesal se define como la aplicación de un


criterio utilitario en la realización empírica del proceso con el menor desgaste posible
de la actividad jurisdiccional.

Por su trascendencia jurídica y social, el principio de economía procesal pertenece a la


temática de la política procesal y, por consiguiente, constituye un prius que
el legislador debe tener en cuenta como inspirador de las formulaciones legales, sea
implantandolo como un principio encaminado a configurar
un ordenamiento procesal de acuerdo al criterio utilitario en la realización del proceso,
sea configurandolo como un poder-deber del juez en la realización del proceso.

Los puntos de ataque del criterio utilitario se refieren a la duración del proceso y al


costo de la actividad jurisdiccional que el principio de economía no ignora ni repudia,
sino que, aceptando que el proceso tiene una dimensión temporal y que el proceso
significa un gasto, trata únicamente de regularlos en forma tal que no conspiren
seriamente contra el justiciable.

Sin embargo, como norma de interpretación, formuliza el precepto mediante la


utilización de locuciones comparativas: "más rápida y económica", "mayor economía",
expresiones que carecerían de significado si no encontraran correlato en
el ordenamiento procesal. Oportuna como expresión de carácter general o pragmática,
la inapropiada redacción del precepto es criticable porque significa una formulación
polémica, ya que en su esencia el principio de economía procesal no se define por la
pugna de la rapidez contra la lentitud ni de lo gratuito contra lo oneroso; en todo caso,
lo apropiado seria invertir los términos de la formulación estableciendo que se
preceptúa la realización del proceso y la actuación de los sujetos procesales menos
lenta y menos dispendiosamente, que solo se diferencia de la anterior fórmula optimista
en el escepticismo que comporta la frase.
Despojado, pues, de éstas formulaciones programáticas, poco normativas,
el principio de economía procesal adquiere categoría de principio general de carácter
político-procesal por sus aplicaciones concretas, a saber: a) economía financiera del
proceso; b) simplificacion y facilitación de la actividad procesal.

Principio de Preclusión Procesal

Este principio implica que el proceso se desarrolla por etapas sucesivas, cada
una de las cuales tiene como efecto la clausura de la anterior, y que una vez llegado el
proceso a determinada etapa, no puede regresar a etapas anteriores.
Contrario a este principio, y de aplicación muy limitada, se encuentra el principio
de unidad de vista o de indivisibilidad, según el cual, el proceso no se desarrolla en un
orden consecutivo riguroso, sino que las partes pueden, hasta el momento en el que el
tribunal declara visto un asunto y en estado de resolver, plantear defensas y
excepciones y proponer pruebas que no se hicieron valer con anterioridad.
En Guatemala priva en cuanto al proceso civil, el principio de preclusión, por lo
que el proceso civil se desarrolla por etapas consecutivas, siendo imposible, en líneas
generales, volver a etapas ya concluidas. Este principio no se encuentra claramente
establecido por ningún Artículo, pero puede inferirse de normas tales como el Artículo
64 del Código Procesal Civil y Mercantil, que establece: “Los plazos y términos
señalados en este Código a las partes para realizar los actos procesales, son
perentorios e improrrogables, salvo disposición legal en contrario.- Vencido un plazo o
término procesal, se dictará la resolución que corresponda al estado del juicio, sin
necesidad de gestión alguna.” Por plazo perentorio se entiende aquél cuyo transcurso
implica la extinción de los derechos que dentro de él pudieron haberse ejercitado. La
generalización de la perentoriedad de los plazos en el proceso civil guatemalteco,

constituye una implicación del principio de preclusión, precisamente porque la extinción


del derecho no ejercitado dentro del plazo que se tenía para el efecto, implica el no
poder volver atrás en las etapas ya concluidas del proceso.
Principio de Adquisición Procesal

Llamado también de adquisición de la prueba. Implica especialmente que los


elementos de prueba aportados por una de las partes no sólo prueban a su favor, sino
también en su contra, una vez incorporados al proceso.
Éste es otro principio que no se encuentra genéricamente contemplado por
ninguna norma legal, pero, para la prueba de documentos, lo establece el Artículo 177
del Código Procesal Civil y Mercantil: “. . . El documento que una parte presente como
prueba siempre probará en su contra.” Así también, la parte final del primer párrafo del
Artículo 139 del mismo Código, que se refiere a la declaración de parte dice: “Las
aserciones contenidas en un interrogatorio que se refieran a hechos personales del
interrogante, se tendrán como una confesión de éste.” Además, el Artículo 141 del
mismo cuerpo legal establece la posibilidad de utilizar como prueba las
manifestaciones
de la contraparte hechas dentro del proceso cuando no está absolviendo posiciones,
así: “Cuando la confesión no se haga al absolver posiciones, sino en la demanda o en
otro estado del proceso, la parte interesada podrá pedir y deberá decretarse la
ratificación.- Hecha ésta, la confesión quedará perfecta.

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