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TEMA-6-LA-JURISDICCION-Y-COMPETE...

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Derecho Procesal

1º Grado en Derecho

Facultad de Derecho
Universidad de Málaga

Reservados todos los derechos.


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TEMA 6: JURISDICCIÓN Y COMPETENCIA
DE LOS TRIBUNALES PENALES
1. CRITERIOS DE COMPETENCIA
1.1 Competencia genérica
La existencia del poder punitivo del Estado constituye presupuesto material necesario
de la sentencia considerados delito o falta en el CP o las leyes penales especiales.
Sin embargo, esta aproximación se desarrolla fundamentalmente dentro de los límites impuestos
en los artículos 8 CC, 21 y 23 LOPJ. El problema se plantea cuando ha de delimitarse el ámbito de
la jurisdicción de un Estado frente a las de otros Estados.
● Normas de Derecho Internacional público: Encontramos normas que limitan la
jurisdicción penal entre los Estados sin autorización que afectan no sólo a los Estados
extranjeros como tales entes, sino que abarcan también a las representaciones diplomáticas y
consulares, estableciéndose por ello lo que se denomina inmunidad diplomática
● En las normas de Derecho interno existen límites al ejercicio de la jurisdicción
penal, por establecerse en nuestra Constitución determinadas inmunidades.
En principio, el Estado tiene la facultad frente al delincuente y frente a los demás Estados de
ejercer la coacción jurídica mediante el Derecho Penal. Pero, por un lado, la figura del Rey
es inviolable, ello supone a nivel procesal y sustantivo que no puede ser considerado
responsable criminalmente en ningún caso.
Por otro lado, está la figura de la inmunidad absoluta de los Senadores y Diputados que rige
en cuanto a las manifestaciones vertidas en el ejercicio de sus cargos, y la imposibilidad de
ser detenidos, si no es in fraganti, y la necesidad de suplicatorio de la Cámara respectiva
para poder ser procesados
Y por último y fundamentado en un criterio de especialidad, los órganos jurisdiccionales
penales no pueden conocer de los delitos contenidos en el Código Penal Militar, pues a tal
fin se constituye un orden especial, el orden militar al que se le atribuye tal competencia

1.2 Competencia internacional


La atribución de la competencia jurisdiccional española en el orden penal se sustenta
sobre cuatro principios fundamentales que se contienen en el artículo 23 LOPJ:
● Principio de territorialidad
● Principio de nacionalidad
● Principio del bien jurídico protegido
● Principio de justicia universal
1.2.1 Principio de territorialidad (artículo 23.1 LOPJ)
En función de dicho criterio, los órganos penales españoles son competentes siempre y
cuando el delito se haya cometido en territorio español o a bordo de buques o aeronaves que
naveguen bajo bandera española. Posibilita el enjuiciamiento de todas las acciones punibles
cometidas en territorio español con independencia de la nacionalidad del autor.

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1.2.2 Principio personal o de nacionalidad (artículo 23.2 LOPJ)
Determina el enjuiciamiento de los hechos previstos en las leyes penales españolas como
delito, aunque haya sido cometido fuera de su territorio por españoles o extranjeros que hubieren
adquirido la nacionalidad con posterioridad a la comisión del delito.
Independientemente del lugar de comisión del hecho delictivo, los órganos jurisdiccionales españoles
serán competentes para conocer si el hecho ha sido cometido por un español o por un
extranjero que con posterioridad haya adquirido la nacionalidad española, pero esta competencia
está sujeta a una serie de presupuestos:
● Que se haya presentado querella por el agraviado o el Ministerio Fiscal
● Que el hecho sea punible en el lugar de ejecución, salvo que en virtud de Tratado o
acto normativo de una OI no sea necesario dicho requisito
● Que el delincuente no haya sido absuelto, indultado o penado en el extranjero,
o en este último caso no haya cumplido la condena

1.2.3 Principio real o de protección (artículo 23.3 LOPJ)


Se basa en la nacionalidad del bien jurídico lesionado. Independientemente del lugar de
comisión o de la nacionalidad del presunto autor, serán competentes los jueces españoles para
conocer de los delitos siguientes, cuyo rasgo común es afectar a bienes pertenecientes de interés
nacional:
● Traición, contra la paz y la independencia del Estado
● Contra el titular de la Corona, su Consorte, su Sucesor y el Regente
● Rebelión y sedición
● Falsificación de la firma o estampillas reales, del sello del Estado, de las firmas de los
Ministros y de los sellos públicos u oficiales
● Falsificación de moneda española y su expedición
● Cualquier otra falsificación que perjudique directamente al crédito o intereses del Estado,
e introducción o expedición de lo falsificado
● Atentado contra autoridades o funcionarios públicos españoles
● Los perpetrados en el ejercicio público de sus funciones por los funcionarios públicos
españoles residentes en el extranjero y los delitos contra la Administración Pública española
● Los relativos al control de cambio

1.2.4 Principio de universalidad o justicia mundial (artículo 23.4 LOPJ)


A través de él se pretende lograr que determinados delitos muy graves no queden impunes, y
por tanto su persecución pueda darse en cualquier lugar del mundo. A este respecto, casi todos
los ordenamientos prevén esta competencia que en algunos casos puede ser desorbitada. Protección
de un valor supremo como la justicia, aunque el bien lesionado no sea nacional, que pretende que
delitos muy graves no queden impunes.
La LO 1/2014 de modificación de la LOPJ, relativa a la justicia universal, ha modificado
sustancialmente el principio de justicia universal en España. La reforma ha venido a suprimir el
carácter casi general del principio, limitando los supuestos en los que España puede ser
competente para conocer de los delitos que se denominan universales, estableciendo diferentes
criterios que fundamentan la jurisdicción de España.

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Así, se diferencian en el artículo 23.4 LOPJ los diferentes delitos y las condiciones necesarias que
deben concurrir para que España pueda conocer de la comisión de esos hechos delictivos. Dichos
delitos son, entre otros:
● Genocidio
● Delitos de tortura y contra la integridad moral
● Delitos de piratería, terrorismo, tráfico ilegal de drogas tóxicas, estupefacientes o
sustancias psicotrópicas
● Delitos de trata de seres humanos
● Delitos de apoderamiento ilícito de aeronaves
● Delitos de constitución, financiación o integración en grupo u organización criminal
● Delitos contra la libertad o indemnidad sexual sobre víctimas menores de edad
● Delitos de violencia de género y violencia doméstica
● Delitos de corrupción entre particulares o en las transacciones económicas
internacionales
● Delitos de falsificación de productos médicos
Las condiciones a las que está sometida la comisión de los anteriores delitos para fundar la
jurisdicción de los tribunales españoles dependen de cada hecho delictivo y habrá que acudir a la
regulación específica del artículo 23.4 LOPJ, que determina dichas circunstancias para cada delito
concreto. Estas pueden ser, entre otras:
● Que el autor del hecho delictivo sea español
● Que el autor del hecho delictivo sea extranjero residente en España
● Que la víctima sea española o resida habitualmente en España
● Que el autor sea una persona jurídica con domicilio en España o sea un directivo,
administrador o empleado extranjero de dicha persona jurídica
Además, como en los dos casos anteriores, para la persecución de estos delitos en España,
han de concurrir una serie de circunstancias añadidas a las anteriores:
● Que el Ministerio Fiscal o el agraviado interpongan querella ante los Tribunales
● Que en otro país competente o en el seno de un Tribunal Internacional no se
haya iniciado procedimiento que suponga una investigación y persecución efectiva
● Que no se haya iniciado procedimiento en el país donde se cometieron los
hechos o, habiéndose iniciado, que éste no vaya a llevar a cabo la investigación

1.3 Competencia objetiva


En cuanto a la competencia objetiva, definida como aquel criterio que otorga competencia a un
determinado órgano penal para conocer de un proceso en primera instancia, hemos de
advertir que en el ámbito penal esta norma se complica.
Como ya sabemos, el proceso penal por delitos se estructura en dos fases: la fase de instrucción y
la fase de juicio oral. Cada una de ellas es conocida por un juez diferente para garantizar el
derecho fundamental al juez no prevenido que consagra la CE.
Es por ello, por lo que al hablar de normas que otorgan competencia objetiva, deberemos distinguir
entre juez competente para la instrucción y juez competente para el enjuiciamiento y fallo.

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Algunos autores entienden que la auténtica norma de competencia objetiva es aquella que atribuye la
competencia para la segunda fase del proceso, que es la auténticamente jurisdiccional,
mientras que la norma a través de la cual conocemos cuál será el juez instructor, no es más que una
norma de competencia funcional.
La materia se torna mucho más simple si hablamos en ambos casos de normas de competencia
objetiva, pues en todo caso atribuyen la competencia para conocer en primera instancia.
Las normas de competencia objetiva se dividen en varios tipos, que a su vez son de
aplicación subsidiaria, es decir, en primer lugar aplicaremos las normas de especialidad y
sólo en el caso en que no fuesen de aplicación aplicaremos los criterios ordinarios. Los criterios
de atribución concreta de una causa penal a un juez o tribunal se realizan en torno a los siguientes
criterios:
● Objetivo:
○ Por razón de la materia (naturaleza o tipo de la infracción y cuantía de la
pena)
○ Por razón de la persona (contra la que se dirige el proceso)
○ Por razón de la gravedad (criterio ordinario)
● Funcional: Según los distintos cometidos de los jueces (instrucción, juicio,recurso)
● Territorial: Según el lugar donde se haya cometido el delito
1.3.1 Competencia objetiva por razón de la persona
En determinados supuestos, las normas ordinarias de atribución de la competencia penal ceden a
favor de una especial atribución para el enjuiciamiento de determinadas personas a favor de
determinados órganos jurisdiccionales, generalmente de mayor rango que aquellos llamados a
enjuiciar en los supuestos ordinarios, es lo que se conoce procesalmente con el término
aforamiento.
No se trata, como pueda parecer en un primer momento, de un privilegio, sino de una garantía de
justicia, que protege no sólo el cargo aforado sino la independencia de la Administración de
Justicia, pasando siempre por otorgar competencias a Tribunales Colegiados.
Las normas sobre aforamiento las encontramos en varios textos legales: Constitución española,
LOPJ, Estatutos de Autonomía (cuando la LOPJ delega en ellos esta atribución) y en leyes especiales
como la LOCFSE (Ley Orgánica de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado).
1.3.1.1 Aforamientos ante el Tribunal Supremo
Comenzaremos con los aforamientos establecidos en nuestra norma fundamental.
● El artículo 71.3 CE dispone que “En las causas contra Diputados y Senadores será
competente la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo”
● El artículo 102 CE refiriéndose al Gobierno establece que “La responsabilidad criminal
del Presidente y los demás miembros del Gobierno será exigible, en su caso, ante la
sala de lo Penal del Tribunal Supremo”
La LOPJ, por su parte, dedica varios preceptos a establecer los aforamientos:

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La dicción literal del artículo 57.1.2 es la siguiente: “La Sala Penal del Tribunal Supremo
conocerá:
2. De la instrucción y enjuiciamiento de las causas contra el Presidente del
Gobierno, Presidentes del Congreso y del Senado, Presidente del Tribunal
Supremo y del Consejo General del Poder Judicial, Presidente del Tribunal
Constitucional, miembros del Gobierno, Diputados y Senadores, Vocales del
Consejo General del Poder Judicial, Magistrados del Tribunal Constitucional y del
Tribunal Supremo, Presidente de la Audiencia Nacional y de cualquiera de sus
Salas y de los Tribunales Superiores de Justicia, Fiscal General del Estado,
Fiscales de Sala del Tribunal Supremo, Presidente y Consejeros del Tribunal de
Cuentas, Presidente y Consejeros del Consejo de Estado y Defensor del Pueblo,
así como de las causas que, en su caso, determinen los Estatutos de Autonomía”
Por su parte, el artículo 57.1.3 LOPJ hace lo propio para asignar dicho aforamiento a los
Magistrados de la Audiencia Nacional y de los Tribunales Superiores de Justicia.
Por tanto, todos ellos serán enjuiciados por el TS, pero surge la duda sobre la distribución en el
TS de la competencia para la instrucción y la del enjuiciamiento y fallo. El artículo
57.2 LOPJ dispone que “En las causas a que se refieren los números segundo y tercero del
párrafo anterior se designará de entre los miembros de la Sala, conforme a un turno
preestablecido, un instructor, que no formará parte de la misma para enjuiciarlas.”
Por otro lado, en el Tribunal Supremo también existe una Sala Especial regulada en el
artículo 61 LOPJ. Esta Sala conoce de la Instrucción y enjuiciamiento penal, y
recusación de los Magistrados y Presidentes de Sala del Tribunal Supremo, entre otras
competencias detalladas en el artículo 61 LOPJ.
1.3.1.2 Aforamientos ante los Tribunales Superiores de Justicia (Sala de lo Penal)
Artículo 73.3 LOPJ: Como Sala de lo Penal, corresponde a esta Sala:
● a) El conocimiento de las causas penales que los Estatutos de Autonomía reservan
al conocimiento de los Tribunales Superiores de Justicia.
● b) La instrucción y el fallo de las causas penales contra jueces, magistrados y
miembros del Ministerio Fiscal por delitos o faltas cometidos en el ejercicio de su
cargo en la comunidad autónoma, siempre que esta atribución no corresponda al
Tribunal Supremo.
Para la distribución entre instrucción y enjuiciamiento y fallo, el artículo 73.4 LOPJ
establece idéntica manera que la que hemos visto en el TS
1.3.1.3 Aforamiento ante la Audiencia Provincial
La LOFCSE establece en su artículo 8.1 un aforamiento específico: “Para el enjuiciamiento de
los delitos leves siempre serán competentes los Juzgados de Instrucción, mientras que
para los delitos cualquiera que fueren, serán conocidos por la Audiencia Provincial
(enjuiciamiento y fallo)”. Fue declarado inconstitucional por la STC 55/1990 en cuanto a las
facultades de instrucción.

1.3.2 Competencia objetiva por razón de la materia


El siguiente criterio a aplicar en defecto de aforamiento es el criterio de la materia, a través de él
se realiza una correspondencia de determinados delitos (tipos delictivos) o procedimientos a un
determinado órgano jurisdiccional.

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1.3.2.1 Tribunal del Jurado
En la Ley Orgánica del Tribunal del Jurado encontramos la siguiente atribución de competencia por
razón de la materia. El artículo 1.2 LOTJ establece que el Tribunal del Jurado conocerá de los
siguientes delitos:
● Homicidio (consumado)
● Allanamiento de morada
● Infidelidad de la custodia de documentos
● Infidelidad en la custodia de presos
● Tráfico de influencias
● Cohecho
● Malversación de caudales públicos
● Amenazas
● Omisión del deber de socorro
● Fraudes y exacciones ilegales
● Negociaciones prohibidas a funcionarios
1.3.2.2 Audiencia Nacional y Juzgados Centrales de lo Penal
En la LOPJ encontramos el artículo 65 que atribuye el conocimiento de los delitos en él
enunciados a la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional, dichos delitos son:
● Delitos contra el titular de la Corona, su Consorte, su Sucesor, Altos Organismos de la
nación y forma de Gobierno
● Falsificación de moneda, delitos monetarios y relativos al control de cambios
● Defraudaciones y maquinaciones para alterar el precio de las cosas que produzcan o puedan
producir grave repercusión en la seguridad de tráfico mercantil, en la economía nacional o
perjuicio patrimonial en una generalidad de personas en el territorio de más de una audiencia
● Tráfico de drogas o estupefacientes, fraudes alimentarios y de sustancias farmacéuticas o
medicinales, siempre que sean cometidas por bandas o grupos organizados y produzcan
efectos en lugares pertenecientes a distintas audiencias
● Delitos cometidos fuera del territorio nacional
● Procedimientos de extradición pasiva
1.3.2.3 Juzgados de Menores (Art. 2 LO 5/2000 Resp. Penal Menores)
De los hechos cometidos por mayores de 14 años y menores de 18 tipificados como delito o
delito leve en el Código Penal o leyes civiles especiales (Juzgados Centrales de Menores,
respecto de los delitos específicos competencia de la AN).
1.3.2.4 Juzgados de Violencia sobre la Mujer
Recientemente, la creación de los Juzgados de Violencia sobre la Mujer ha determinado que
los delitos enunciados en el artículo 87.ter 1 LOPJ serán conocidos exclusivamente por estos
Juzgados de Instrucción, en su fase sumarial. Por otro lado, la LO 6/1984 reguladora del Habeas
Corpus establece la competencia para el conocimiento de este procedimiento a los Juzgados de
Instrucción.

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1.3.2.5 Juzgado de Instrucción en funciones de guardia (art. 2 LO 6/84)
Instrucción y resolución del procedimiento de Hábeas Corpus.
1.3.3 Competencia objetiva ordinaria (por la gravedad de la pena)

El último grupo de normas a aplicar para determinar la competencia objetiva de los órganos
jurisdiccionales penales son las normas ordinarias o comunes, las denominamos así pues son
aquellas que entran en juego sólo en el caso de que no sean de aplicación las
especialidades anteriores (persona o materia).
A través de ellas se atribuye con carácter genérico la competencia penal a determinados
órganos. La norma fundamental en este caso la encontramos recogida en el artículo 14 LECrim.
Según esta norma:
● Instrucción de las causas:
○ Tribunal Supremo: Respecto de las materias que le están reservadas (Art.
57.2 LOPJ)
○ Tribunal Superior de Justicia de las CCAA: De las materias que le están
reservadas (art. 73.3. b) LOPJ)
○ Juzgados Centrales de Instrucción: De los delitos cuya competencia por razón
de la materia se encuentra atribuida a la Audiencia Nacional (art. 88 LOPJ)
○ Juzgados de Instrucción: Del resto de los delitos
● Enjuiciamiento:
○ Tribunal Supremo: Respecto de las causas que él mismo instruye
○ Tribunal Superior de Justicia de las CCAA: Respecto de las causas que él
mismo instruye
○ Audiencia Nacional: De los delitos cuyo enjuiciamiento no esté reservado a los
Juzgados Centrales de lo Penal (Art. 65 LOPJ)
○ Audiencia Provincial: De los delitos cuyo enjuiciamiento no esté reservado a los
Juzgados de lo Penal. (Art. 82.1.1º LOPJ): “De las causas por delito, a excepción
de los que la Ley atribuye al conocimiento de los Juzgados de lo Penal o de
otros Tribunales previstos en esta Ley.”
○ Tribunal del Jurado: De los delitos a que hace referencia el artículo 1 LO 5/95:
1. El Tribunal del Jurado, como institución para la participación de los
ciudadanos en la Administración de Justicia, tendrá competencia para el
enjuiciamiento de los delitos atribuidos a su conocimiento y fallo por esta u
otra Ley respecto de los contenidos en las siguientes rúbricas:
a) Delitos contra las personas.
b) Delitos cometidos por los funcionarios públicos en el ejercicio de
sus cargos.
c) Delitos contra el honor
d) Delitos contra la libertad y la seguridad

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2. Dentro del ámbito de enjuiciamiento previsto en el apartado anterior, el
Tribunal del Jurado será competente para el conocimiento y fallo de las
causas por los delitos tipificados en los siguientes preceptos del Código
Penal:
a) Del homicidio (artículos 138 a 140).
b) De las amenazas (artículo 169.1.º).
c) De la omisión del deber de socorro (artículos 195 y 196).
d) Del allanamiento de morada (artículos 202 y 204).
e) De la infidelidad en la custodia de documentos (artículos 413 a
415).
f) Del cohecho (artículos 419 a 426).
g) Del tráfico de influencias (artículos 428 a 430).
h) De la malversación de caudales públicos (artículos 432 a 434).
i) De los fraudes y exacciones ilegales (artículos 436 a 438)
j) De las negociaciones prohibidas a funcionarios (artículos 439 y
440).
k) De la infidelidad en la custodia de presos (artículo 471).
3. El juicio del Jurado se celebrará sólo en el ámbito de la Audiencia
Provincial y, en su caso, de los Tribunales que correspondan por razón del
aforamiento del acusado. En todo caso quedan excluidos de la competencia
del Jurado, los delitos cuyo enjuiciamiento venga atribuido a la Audiencia
Nacional.
○ Juzgado Central de lo Penal: De los delitos que por razón de la materia estén
atribuidos al conocimiento de la Audiencia Nacional y para los que la pena señalada
no sea superior a 5 años de privación de libertad (Art. 89. bis 3 LOPJ y art 14.3º
LECRIM).
○ Juzgado de lo Penal: Delitos para los que la pena señalada de privación de
libertad no sea superior a 5 años.
○ Juzgados de Instrucción: Juicios por delitos leves y conformidad en juicios por
delitos flagrante (rápidos)

1.4 Competencia funcional


Las normas sobre competencia funcional son las que nos sirven para establecer qué órgano
jurisdiccional tiene una competencia derivada en un proceso ya en curso, es decir, quién es el
órgano encargado de diferentes derivaciones de un proceso. En este sentido las principales
normas nos atribuyen el conocimiento fundamentalmente de los recursos y la ejecución.
Así, la competencia para conocer de la ejecución de una sentencia recae en el mismo órgano
que la dictó como norma general. Así lo dispone para los juicios de delitos leves los
artículos 974 y 984.1 LECrim; 794 y 803.3 LECrim para los procedimiento abreviados y
rápidos. Sin embargo, en el proceso por delitos graves, la ejecución corresponde al órgano que
dictó la resolución que deviene firme, artículo 985 LECrim.

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En cuanto a los recursos devolutivos, los no devolutivos los conoce el mismo órgano que dictó
la resolución recurrida, el esquema sería:
● Tribunal Supremo. (Art. 57 LOPJ): Recursos extraordinarios (casación - revisión). Sala
de Apelaciones
● Sala de Apelaciones de la Audiencia Nacional. (art. 64 bis 1 LOPJ): Recurso de
Apelación de las Sentencias dictadas en primera instancia por la Sala Penal de la Audiencia
Nacional
● Audiencia Nacional. (art. 65, 5º y 6º LOPJ): De los recursos que procedan contra las
resoluciones dictadas por los Juzgados Centrales de: Instrucción, de lo Penal, de menores y
de vigilancia penitenciaria
● Sala de lo civil y penal de los Tribunales Superiores de Justicia de las CCAA .
(art. 73.3. c LOPJ): Recurso de Apelación de las Sentencias dictadas en primera instancia
por la Sección Penal de la Audiencia Provincial
● Audiencia Provincial. (art. 82.1 LOPJ): De los recursos que procedan contra las
resoluciones dictadas por los juzgados de Instrucción, de lo penal, de violencia sobre la
mujer, de menores y de vigilancia penitenciaria
● Juzgados de Instrucción. (art. 87.1 e LOPJ): De los recursos de apelación que se
interpongan frente a las sentencias de los juzgados de paz
Debemos también tener en cuenta que las sentencias dictadas por el Magistrado Presidente
del Tribunal del Jurado, cuando éste se constituye en el ámbito de la Audiencia Provincial,
son recurribles en apelación ante la sala de lo Penal de los Tribunales Superiores de Justicia.
De otro lado, no debemos dejar de hacer referencia en este ámbito de la competencia funcional a la
Sala de Apelaciones de la Audiencia Nacional (artículo 64 bis LOPJ), que queda creada para
el conocimiento de los recursos de apelación que en su día se puedan interponer frente a las
sentencias dictadas por la sala de lo Penal de la Audiencia Nacional.

1.5 Competencia territorial


Una vez determinado el tipo de órgano jurisdiccional que debe conocer de un asunto en primera
instancia, la última determinación se centra en la división territorial de la competencia. Así, debemos
saber cuál de todos los existentes en los distintos territorios de la nación es el concreto que va a
conocer de un determinado proceso.
La norma de competencia territorial es una con una sola excepción: el juez llamado a
conocer será el de lugar de comisión del hecho delictivo. Esta determinación se conoce
técnicamente como el “fórum delicti comissi”. Artículo 14 LECrim.
El lugar del delito:
● La regla general en orden a determinar la competencia territorial viene dada por el
artículo 14 LECRIM, que consagra el fuero que atribuye la competencia al juez de la
circunscripción donde se hubiera cometido el delito
● La excepción a esta regla general es la de los delitos atribuidos a los órganos con
competencia en todo el territorio (AN y TS)
● En los delitos cuya instrucción o enjuiciamiento sea del Juzgado de Violencia el
fuero lo determinará el domicilio de la víctima

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Existe sin embargo una excepción en los casos de delitos de violencia de género, en los que la
competencia territorial se atribuye al Juzgado del lugar de domicilio de la víctima. Artículo
15 bis LECrim
Aunque a priori pueda parecer muy fácil dicha determinación, en la práctica pueden darse
diversos problemas generados bien por el desconocimiento inicial del lugar de comisión
del delito, o bien en los casos en los que un delito tiene conexión en cuanto a su comisión con
diferentes partidos judiciales. En el primero de los supuestos la LECrim prevé dicha
problemática y establece también una serie de fueros subsidiarios para cuando inicialmente no
conste el lugar de comisión de los hechos.
No siempre es fácil determinar, sobre todo en la fase inicial del proceso, el lugar en el que se cometió
el delito, por ésta razón en el artículo 15 LECRIM se establecen cuatro fueros subsidiarios
que son los siguientes:
Cuando no conste el lugar en que se haya cometido una falta o delito, serán jueces y
tribunales competentes en su caso para conocer de la causa o juicio:
● 1. El del término municipal, partido o circunscripción en que se hayan descubierto
pruebas materiales del delito
● 2. El del término municipal, partido o circunscripción en que el presunto reo haya
sido aprehendido
● 3. El de la residencia del presunto reo
● 4. Cualquiera que hubiese tenido noticia del delito
Lo normal es que en estos casos, durante el curso de la instrucción, pueda determinarse el lugar
de comisión del delito momento en que el juzgado que esté conociendo del asunto debe remitirlo
al competente territorialmente.
Delitos Conexos: Son los relacionados en el artículo 17 LECRIM y plantean alteraciones en las
normas de competencia territorial, atribuyendo el enjuiciamiento a:
● Juzgado del territorio donde se haya cometido el delito con mayor pena. (Fuero
principal)
● Juzgado que primero comenzare la causa en caso de que la pena señalada sea igual. (fuero
subsid.)
● El que la Audiencia o Tribunal Supremo indiquen cuando las causas hubieren comenzado al
mismo tiempo o no conste cuál comenzó primero. (Fuero supletorio)

2. TRATAMIENTO PROCESAL DE LA FALTA DE


JURISDICCIÓN Y COMPETENCIA
Las normas de competencia son normas de aplicación imperativa de ius cogens, por ello
han de ser respetadas en todo caso, siendo un efecto de su incumplimiento la nulidad de las
actuaciones practicadas.
● De oficio: Es el propio juez el que debe poner de manifiesto su propia falta de competencia
y abstenerse de conocer dictando un auto en el que se debe señalar cuál es el órgano
competente e inhibirse a favor de aquel (artículo 25 LECrim)

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● A instancia de parte: Las partes podrán poner de manifiesto dicha situación a través de
dos mecanismos diferentes: bien por declinatoria, planteada ante el Juez que esté conociendo,
o bien inhibitoria, planteada ante el Juez que no está conociendo pero se considera
competente (artículos 26 y ss LECrim)

2.1 Los conflictos de jurisdicción


En nuestro ordenamiento positivo se describe como la pretendida atribución de competencia
por dos órganos distintos (sean jurisdiccionales o no) para resolver una determinada cuestión.
Son las llamadas zonas de conflicto u oscuras que requieren de tratamiento para resolver el
órgano que ha de enjuiciarlas.
La Ley Orgánica del Poder Judicial en sus artículos 38 a 41 se ocupa de establecer quién habrá
de resolver estos conflictos. La Ley Orgánica de Conflictos Jurisdiccionales (2/1987) se
encarga de regular cómo han de plantearse y resolverse dichos conflictos.
Los Conflictos entre Juzgados o Tribunales (incluso militares) y la Administración
(conforme se indica en el artículo 1 LO 2/87) serán resueltos por el Tribunal de Conflictos
descrito en el artículo 38 LOPJ.
● El conflicto puede ser positivo o negativo, lo que sucederá cuando los órganos en
conflicto se consideren al tiempo competentes (positivo) o incompetentes (negativo)
● Desde el órgano jurisdiccional, puede plantearse de oficio o a instancia de parte, previo
informe del Mº Fiscal, se realizaría mediante requerimiento de inhibición a la Administración
que deberá suspender la tramitación del procedimiento y dar vista a los interesados. Tras ello
dictará resolución

2.2 Falta de competencia


En el proceso penal, a diferencia del civil, las normas de competencia son indisponibles en
todos sus criterios (objetivo, funcional y territorial). No cabe la sumisión. El órgano jurisdiccional
debe examinar de oficio su propia competencia.
Cabe la denuncia de parte, que registra las siguientes peculiaridades:
● El acusador particular y el popular deben denunciarla antes de formular su primera
petición después de personado en la causa (art. 19.5 LECRIM)
● El imputado dentro de los tres días siguientes a aquel en que se le comunique la
causa para calificación, puesto que el medio para impugnarla será la declinatoria. (Art.
666 y 667 LECRIM)
No obstante la ausencia de denuncia de parte no significa que opere la sumisión.

3. EL REPARTO DE ASUNTOS
Tras la aplicación de los criterios que se acaban de exponer, la determinación del órgano
jurisdiccional concreto que ha de conocer del asunto se realiza en función a normas
complementarias relativa al reparto de asuntos entre juzgados del mismo orden jurisdiccional
e igual competencia territorial.
Estas normas de reparto permiten, a la vez, distribuir la carga de trabajo entre órganos de igual
competencia objetiva y territorial ya sean Juzgados de Instrucción, Primera Instancia o Secciones de
una misma Audiencia Provincial.

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Las normas de reparto se aprueban por las diferentes Salas de Gobierno de los TSJ tal y
como establece el artículo 152.2 LOPJ. La LEC en sus artículos 68 a 70 establece las bases
sobre las que han de establecerse las normas de reparto.
Las normas de reparto no son reglas de competencia estrictamente consideradas en
cuanto a su regulación y conexión con del derecho al juez ordinario predeterminado por la
Ley, pero el legislador ha querido asemejarlas a ellas en cuanto a los requisitos de objetividad y
predeterminación, que vendrán sistematizados en los acuerdos de las Salas de Gobierno de los
TSJ.
El encargado de hacer el reparto de asuntos es el Juzgado Decano si este debe atribuirse a un
Juzgado unipersonal. En otro caso, si corresponde a la Audiencia Provincial, será su
Presidente el que realice el reparto entre distintas Secciones.
La infracción de las normas de reparto es susceptible de impugnación a través del cauce
específico que establece el artículo 68.3 LEC. Para ello basta con la presentación de un simple
escrito de impugnación del reparto una vez que éste se haya efectuado y se tenga constancia
de la vulneración de la norma en cuestión. Si el reparto se hubiere hecho por órgano
jurisdiccional distinto del que correspondiere con arreglo a las normas, este podrá declararse
nulo a instancia de la persona a quien perjudicare.

4. CUESTIONES PREJUDICIALES CIVILES E


INCIDENCIAS
4.1 Delimitación conceptual
Todo proceso tiene su objeto, su cuestión principal sobre la que ha de pronunciarse el órgano
jurisdiccional obligatoriamente, y de forma congruente, pero puede suceder que para resolverla el
juez deba atender primero a resolver cuestiones que son un antecedente lógico de la
principal.
Esta cuestión, a pesar de ser un antecedente lógico, podría dar lugar a un proceso distinto con su
objeto autónomo y su conocimiento puede pertenecer a órgano jurisdiccional diferente.
Al poder ser objeto autónomo de otro proceso, el órgano que pueda o deba resolverla es de
radical importancia, ya que si la puede resolver el mismo que conoce de la cuestión
principal la incidencia en el desarrollo del proceso será menor que si dicha cuestión debe ser
resuelto por un órgano jurisdiccional distinto, pues si ésta cuestión es antecedente lógico, el
asunto principal deberá suspenderse hasta la resolución del antecedente.
Pueden definirse las cuestiones prejudiciales como las cuestiones de carácter jurídico que,
por ser el antecedente lógico para poder resolver la cuestión principal de un proceso, deben ser
resueltas por el mismo u otro órgano jurisdiccional con carácter previo. Son cuestiones
prejudiciales las extrañas al orden penal, que pueden surgir en las causas criminales con
motivo de los hechos perseguidos y que se hallan íntimamente ligadas a éstos o son
determinantes de la culpabilidad o inocencia del acusado
Una cuestión prejudicial es aquella que surge en el seno de un proceso penal determinado
y que, por razón de su objeto, debería ser conocido por un tribunal distinto al que está
conociendo del proceso del que se trate.

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En el caso del proceso penal, cabe que en su seno se planteen cuestiones de diverso tipo que
deberían ser resueltas, no por los tribunales penales, sino por otro orden jurisdiccional.
El problema es si cuando se produce una situación de estas características, debe permitirse
conocer al propio tribunal penal (regla de la no devolutividad) o si resultaría mejor
suspender el proceso penal y esperar que se pronuncie el tribunal de la otra rama de la
jurisdicción (regla de la devolutividad).

4.2 Marco normativo


La regulación de las cuestiones prejudiciales hay que obtenerla del artículo 10 LOPJ, que
autoriza a cada orden jurisdiccional y “a los solos efectos prejudiciales” a conocer los asuntos
que no le estén atribuidos privativamente. La única excepción es la existencia de la cuestión
prejudicial penal, que determinará la suspensión del procedimiento mientras no sea resuelta
por los órganos penales. Regla de la no devolutividad, salvo para el orden penal.
La LECrim contiene una regulación de las cuestiones prejudiciales en sus artículos 3 a 7. La regla
general que se adopta es la de no devolutividad, permitiendo al tribunal penal resolver a los solos
efectos del proceso penal, esto es, sin eficacia de cosa juzgada.
Sin embargo, la regla anterior tiene dos excepciones para las que se prevé la devolutividad con
la consiguiente suspensión del proceso penal: primero, cuando la cuestión prejudicial es
determinante para la decisión final; y segundo, cuando dicha cuestión se refiere a unas
materias determinadas, en concreto las relativas a las de validez de un matrimonio o la
supresión del estado civil.
Ahora bien, en el primer caso la devolutividad es relativa, dado que se deja la posibilidad de
acudir al otro tribunal en mano de las partes, y en caso de no acudir en el plazo señalado por el
tribunal penal, éste podrá entrar a conocer de la cuestión prejudicial. Por el contrario, la
devolutividad en el segundo caso es absoluta, puesto que siempre hay que deferir la
decisión al tribunal civil.

4.3 Clases
En función de su naturaleza, se clasifican en:
● Cuestiones prejudiciales homogéneas: Serán aquellas que por competencia genérica
corresponde resolver al un órgano jurisdiccional del mismo orden donde surge la cuestión
● Cuestiones prejudiciales heterogéneas: Son las que corresponde resolver a otro
orden jurisdiccional diferente. En el proceso civil, las cuestiones prejudiciales del orden
penal, social o contencioso
● Cuestiones prejudiciales mixtas: Se trata en este caso, más bien, de la adecuación de
las normas de un orden jurisdiccional concreto, en este caso el civil, a normas de rango
constitucional o comunitario. No reguladas en la LEC, por tanto quedan fuera de tratamiento
Atendiendo al órgano que debe resolver la cuestión:

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● Cuestiones prejudiciales no excluyentes o no devolutivas. Art. 3 LECrim: Son las
resueltas por el propio juez penal. El ámbito objetivo de estas cuestiones está delimitado por
aquellos asuntos que determinen:
○ La distinta calificación jurídica del ilícito cometido
○ Distinto grado de responsabilidad: Es decir su resolución no lleva a excluir o
afirmar la responsabilidad penal por inexistencia del delito
● Cuestiones prejudiciales excluyentes o devolutivas. Art. 4 LECrim: La cuestión
prejudicial ha de ser resuelta por el órgano jurisdiccional que tenga atribuida la competencia
con carácter general para su resolución
Lo que determina esta excepción a la regla general es que la cuestión sea determinante para
apreciar la existencia o no de responsabilidad penal (para determinar si es culpable o
inocente, en términos generales). En este caso, dada la trascendencia que la cuestión puede
tener sobre el proceso penal, se opta porque sea el órgano jurisdiccional “natural” quien
conozca del fondo del asunto

4.4 Tratamiento procesal


Sin embargo en la LECrim no se regula:
● Quién la puede plantear (el juez, las partes…)
● Cuando se pueden plantear
● Ante quién: Juez investigador o enjuiciador
Para resolverlos habrá que estar a la naturaleza de la cuestión prejudicial, de forma que la
respuesta variará según dicha cuestión sea determinante de la existencia del delito o, en otro caso,
de la calificación jurídica de los hechos o el grado de responsabilidad.
Expuesto el régimen que dicha institución observa en la LECrim, ha de referirse la contradicción
que éste presenta con el contenido del artículo 10 LOPJ. (La LOPJ es de 1985 y la LECrim de
1882). En este precepto aparentemente se confiere potestad para resolver las cuestiones
prejudiciales al propio órgano ante el que surja la cuestión, con excepción de la que sea de
orden penal (lo que en el ordenamiento penal no influiría).
La cuestión que se plantea, por tanto, es si la LOPJ, de rango superior y posterior en el tiempo, con
el comentado precepto deroga tácitamente el régimen de la prejudicialidad que se contiene en
la LECrim. Esta cuestión no se resuelve de forma unánime por la doctrina, pues hay quien ve
claro que la norma posterior deroga a la anterior aunque no lo diga expresamente.
Sin embargo existen opiniones autorizadas en contra de la derogación tácita que entiende
vigente el régimen establecido en la LECrim, ya que:
● Desde una perspectiva histórica no se entendería que en el S. XIX el legislador hubiera
previsto un sistema tan detallado y que en el S. XXI se diera un paso atrás vetando el posible
conocimiento del juez competente o por razón de la materia, precisamente cuando el derecho
penal más se expande.
● La jurisprudencia constitucional, de la que es muestra la Sentencia nº 30/1996,
posterior a la entrada en vigor de la LOPJ refiere que: “resulta constitucionalmente
legítimo que el ordenamiento jurídico establezca, en algunos supuestos, a través de
la prejudicialidad devolutiva, la primacía o la competencia específica de una
jurisdicción sobre otra”

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