Al comienzo de este discurso en Santo Padre ha referido al origen de la
teología occidental y de las raíces de la cultura europea, manifestando la importancia que tiene la búsqueda de Dios. Los monjes querían dedicarse con empeño por manifestar una vida bajo los mandatos del Señor. Deseaban caminara lo que es dignamente importante y honrado por medio de la palabra en los libros de las Sagradas Escrituras que establecía la ley para la convivencia de los hombres. De esta manera es entendible que encontrar a Dios implica dedicación y amor por la palabra. Es necesario comprenderla en su estructura porque la lectura de las escrituras es a mi parecer un encuentro personal con Dios. Se menciona en el discurso del Santo Padre: La Palabra que muestra el camino de la búsqueda de Dios y es ella misma el camino, es una Palabra que se dirige a la comunidad. De hecho, llega hasta el fondo del corazón de cada uno (cf. Hch 2, 37). Entendemos de esto que una de las cosas más importante de la palabra es que no lleva a un camino, sino que conlleva en una misma comunión de fe y por eso hace falta no sólo recapacitar en ella, sino leerla apropiadamente, para que se abra un camino hacia el corazón y reconozcamos la Palabra Bíblica como Palabra de Dios El Dios que habla en la Biblia nos guía cómo hablar con Él desde una lectura cercana con fe. Este libro representa una colección de textos literarios, cuya redacción duró más de un milenio con la recopilación de información verídica que nos brinda un camino hacia Cristo. Así como a través de las palabras humanas, es decir que Dios nos habla a través de los hombres, mediante sus palabras y su historia, por lo tanto es importante la interpretación de la Palabra de Dios. La fe comprende en las palabras que desarrolla su misterio a través de tal composición y de la realidad de una historia humana. Esta estructura especial de la Biblia es un reto siempre nuevo para cada generación. La Palabra de Dios y su acción en el mundo se muestran solamente en la palabra y en la historia humana. Qué el mayor significado tenga la escritura y su comprensión únicamente a partir del contenido, lo ha expresado de manera fuerte en la frase: “La letra por sí mata y, en cambio, el Espíritu da vida” (2 Cor 3, 6). Así como también: “Donde está el Espíritu… hay libertad” (2 Cor 3, 17). La grandeza y la profundidad de tal enfoque de la Palabra bíblica, sin embargo, solo se puede comprender si se alcanza entonces que ese Espíritu liberador tiene un nombre y que la libertad tiene por tanto un orden interior: “El Señor es el Espíritu, y donde está el Espíritu del Señor hay libertad” (2 Cor 3,17). El Espíritu es Cristo, y por lo tanto, Cristo es el Señor que nos indica el camino. Con la palabra sobre el Espíritu y sobre la libertad se nos da un abanico de posibilidades donde podemos interpretar y aprender de la misma, generando un lazo mucho más profundo al de la letra. Justamente es necesario entender que Dios es el Creador del mundo, y la creación todavía no ha acabado. Esto nos muestra que todas las personas tenemos un arduo trabajo de la mano de Dios que nos capacita dándonos los dones y talentos necesarios para participar en su obra, la creación del mundo. Del monaquismo una misión junto con la prédica de la palabra, la valentía por parte del hombre sean un colaborar con el Creador, tomándolo como modelo, como guía, dejando todo saber propio bajo la voluntad y providencia de Dios. Históricamente se conoce que la actitud más importante de los monjes era la búsqueda de Dios. Se podría decir que esta era como una misión que ellos tenían, con la cual se acercaban a los demás enseñándoles la verdad de la palabra y la importancia para la salvación. Quien se constituía como monje, avanzaba por un camino largo y profundo, pero había encontrado ya la dirección: la Palabra de la Biblia en la que oía que hablaba el mismo Dios. Entonces hacía lo posible para comprenderle, para poder caminar hacia Él. Así el camino de los monjes, pese a seguir por mucho, se desarrolla ya dentro de la Palabra acogida. La Palabra de Dios mismo se encuentra con los hombres y por eso los hombres a través de ella pueden alcanzar a Dios, es decir que debe haber un cambio en las personas que evidencie como ha creado así una convicción que puede transformarse en vida. La expresión clásica de esa necesidad de la fe cristiana de hacerse comunicable a los otros es una frase de la Primera Carta de Pedro, la universalidad de Dios y de la razón abierta hacia Él comprenden para ellos la motivación y también el deber del anuncio. Para ellos la fe no representaba a las costumbres culturales, diversas según los pueblos, sino al ámbito de la verdad que igualmente tiene en cuenta a todos. La importancia de llevar la buena noticia de la palabra de Dios, es la oportunidad de decir ahora a todos los pueblos: Él se ha revelado. Él personalmente. Y ahora está abierto el camino hacia Él. La gran importancia del anuncio cristiano esta en que podemos tomar la decisión de actuar: Él se ha mostrado, Él está aquí por amor a nosotros y para acompañarnos en nuestro caminar por la vida. Siempre humildes del corazón, y confiar en que Dios ve lo que hay en nuestros corazones, partiendo de esta verdad, mantener una actitud recta en los mandamientos de Dios y ser personas de buena voluntad con el prójimo. Ya para finalizar, la lectura de las santas escrituras nos permiten comprende bajo la gracia del espíritu santo, nos orientan cómo comportarnos y dan sentido a nuestras vidas por medio de la identidad que obtenemos de Dios Padre. ¡Que todos seamos un pueblo aferrado a leer, aplicar y dar a conocer el tesoro más grande: Las Santas Escrituras!