A LA
SANTA
CAMISA
La Santa Compañía de
Dios me acompañe,
el manto de Santa
María, su Madre,
me cobije y de peligros
y males me defienda.
El justo y Señor
Individual hijo de
Santa María,
aquel que nació en
Belén en aquel
solemne día,
que no pueda yo por
eso ser ni muerto
ni con la justicia
envuelto;
que los que me quieran
mal no me vean,
manos tengan y no me
alcancen;
hierros y no me hieran,
nudos y no me aten.
Dios le dijo a Libón que
con dos nueces
no podrán hacer daño
ni a ti
ni a ninguno que esta
oración trajese
consigo:
traeré vendados a los
que intentasen hacerte
daño
y te defenderé aunque
no lo digas.
“Dominus Tecum”. (El
Señor está contigo)
Rezar tres
Padrenuestros
a la Muerte y Pasión de
Nuestro Señor
Jesucristo.
Amén.
Esta es la oración de la
Santa Camisa,
la del Hijo de Dios
vivo;
esta es la que pongo
yo
en contra de mis
enemigos,
pies tengan y no me
alcancen,
hierros y no me hieran,
nudos y no me aten.
Y por las tres coronas
del Patriarca Abraham,
aquí ofrezco esta
oración en unión de mi
persona,
para que vengan mis
enemigos tan mansos
a mí
como fue Jesucristo al
madero de la Cruz.
Rezar el Credo,
Padrenuestro,
Avemaría y Gloria.