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LA ADORACIÓN CELESTIAL

La tendencia nuestra, como seres humanos es a mostrar demasiada curiosidad por saber el futuro,
y olvidarnos que el futuro está en las manos de Dios, y lo que a nosotros nos toca es enfocarnos en
el presente, sobre el cuál podemos influir… Escatología de los evangelios: “Velad y orad…”

El autor de Apocalipsis aplica su mensaje, principalmente, como todos los libros de la Biblia; no a
que conozcamos el futuro para sentir soberbia de saber que ya lo conocemos y que sepamos que
hacer cuando lleguen los acontecimientos; sino aplica su mensaje al presente de las siete iglesias a
las que fue dirigido. Uno de los temas que transcurre en todo el libro es: Arrepentirse.

Vv. 2-3:

Es sumamente interesante que Juan habla del trono y de uno que estaba sentado en él, e incluso
describe su aspecto, pero nunca dice quién es. Parece como si para los lectores originales es muy
obvio de quién se trata, y los lectores de 20 siglos después debemos deducir de quién se trata.
Parece como una novela de misterio; pero debemos entender que Dios quiere que el lector se
involucre completamente en la narrativa, ya que tiene que ver con su vida.

Aunque no es clara la identificación de los colores de las gemas, resalta el simbolismo del arco iris
que representaba al Pacto de Dios (Gen. 9:13), en donde Dios se comprometió a tratar a la raza
humana con buena voluntad. Por cierto, el arco iris simboliza “promesa después del juicio.”

Vv. 4-5:

Al igual que el autor hace uso del misterio al no mencionar el nombre del que estaba sentado en el
trono principal, cuando describe los “24 tronos,” también hace uso del mismo misterio. A no ser
que, igual que en el primer caso,” los lectores originales sabrían identificar, por el simbolismo del
número, de quiénes se trata.

Los tronos que rodean el trono (4) sugieren el consejo celestial, asesores de Dios que determinan
con él los eventos de la historia terrenal (Job 1:6; Sal. 89:7; Jer. 23:18). La corona de oro en sus
cabezas confirma que comparten la autoridad de Dios. Sin embargo, el número veinticuatro es un
múltiplo de doce, y simboliza el pueblo de Dios.

Esta escena resalta la autoridad del Rey que está sentado en el trono, de tal forma que tiene 24
consejeros a su alrededor. Y a la vez nos enseña que Él es un rey capaz de delegar la autoridad a
sus seguidores. Eso seguramente proveería esperanza para los cristianos perseguidos.

Para darnos cuenta de los personajes principales del drama de éste capítulo debemos notar los
adverbios de lugar: “Alrededor,” (v. 4), “delante,” (v. 5b), “junto a,” y “alrededor de…” (v. 6): El del
trono, los de los 24 tronos, las siete lámparas y los 4 seres vivientes.

Alrededor del trono, Juan ve cuatro seres vivientes (6b-7). Representan el reino animal: el león,
rey de los animales salvajes; el toro, animal domésti¬co; el águila, la más noble de las aves, y el
hombre, la humanidad. El número cuatro simboliza la naturaleza, el mundo que Dios creó para
que lo habitara el hombre. Así que en conjunto, los cuatro representan la creación material, la
naturaleza.

CONCLUSIÓN: En lo vv. 8 al 11 se acaba el misterio sobre quién está sentado en el trono, porque
recibe la adoración que sólo Dios merece, y se exaltan sus atributos: Santidad, Poderío y Eternidad
(v. 8). Luego es interesante notar que en la adoración los seres vivientes toman la batuta y los 24
ancianos responden cada que los 4 seres vivientes dan la pauta. Es como un coro celestial.

Aquí debemos preguntarnos: si los lectores tienen una expectativa de saber lo que acontecerá en
el futuro, ¿por qué en lugar de eso aparece el trono de Dios en toda su majestad rodeado de seres
majestuosos adorándole como el Creador del Universo?

5:1-5:

El capítulo 5 inicia también con misterio. Juan describe que hay un libro en la mano del que estaba
sentado en el trono. ¿De cuál libro se trata? ¿Qué contenía el libro en su mensaje? Pero el autor
no nos revela de qué libro se trata ni su contenido. Probablemente el lector debe usar el sentido
común y deducir que se trata del fin de la historia de la humanidad o tal vez del juicio de Dios. O
probablemente las dos cosas.

Obviamente, el contenido del libro no se conocerá si no se abre. Y aquí hay mucho drama, porque
el ángel expresa que “no hay ninguno digno de abrirlo.” Hasta que después de muchas lágrimas
uno de los ancianos (cap. 4), consuela a Juan porque ha descubierto quién es digno de abrirlo.

Vv. 6 y ss:

Luego aquí aparece otro adverbio de lugar, como los que notamos en el capítulo anterior para
señalar al último personaje de la escena: “en medio del trono…”

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