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El objeto de este trabajo es examinar las causas profundas del malestar social
característico del capitalismo y analizar su dinámica hasta el momento presente. Para ello
tomaré como referencias nodales los problemas de la desigualdad y de la pobreza. Una y
otra, íntimamente relacionadas por otra parte, son, a mi entender, las situaciones críticas
(obviamente no las únicas) en las que se concretan en términos sociales las principales
iniquidades de este orden socioeconómico y las causantes en última instancia del malestar
social que le es inherente.
En el centro de las luchas contra el viejo orden feudal, el liberalismo (1) situaría el
derecho a la libertad individual –definido también como un derecho natural– considerando
que el núcleo irreductible de este es la libertad económica. La libertad económica individual
presupone y se fundamenta en el derecho, también considerado natural, a la propiedad
privada. De este modo, la libertad es concebida en su esencia como el derecho de todo ser
humano a disponer de sí mismo y de sus bienes como mejor convenga a sus intereses y
deseos. Al carácter natural de estos derechos se le añadiría también una fundamentación
utilitarista: la libertad económica y la propiedad privada –y su correlato inexcusable del libre
mercado– son los únicos instrumentos capaces de generar un creciente nivel de riqueza. De
él se beneficiarán todos los miembros de la sociedad de un modo u otro, más tarde o más
temprano, aunque no, por supuesto, en la misma medida.
Tampoco podían tener igual libertad los carentes de bienes de los que subsistir por
sí mismos. Al no disponer de recursos propios mediante los que obtener los medios
de vida necesarios, se vieron obligados a someterse a una relación de dependencia
de aquellos que se habían apropiado de los medios de producción. La relación salarial,
en los términos en los que la establece el orden liberal, es una relación en la que alguien
entrega a otro su capacidad y su libertad (al menos en los periodos de tiempo en que esta
relación se materializa, aunque ello tiene consecuencias sobre el resto de los tiempos
vitales) a cambio de una retribución económica que con frecuencia no satisface las
necesidades y expectativas existenciales del asalariado.