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La pregunta por la educabilidad de las personas es sin duda una pregunta por
las posibilidades de educarse y por el aprendizaje de los sujetos. Aspectos que
necesariamente nos llevan a tener que indagar cuestiones y posiciones
históricas que definieron determinados modelos educativos.
Todos los días, seguramente, Uds. se harán esta pregunta al ingresar a sus
escuelas, al empezar sus clases o al observar las diversas dinámicas áulicas.
Una pregunta que es sumamente importante hacerse, pero que también es
importante “responderse”. La pregunta por la educabilidad no puede ser una
pregunta meramente filosófica o retórica, porque cada vez que estamos ante una
situación educativa se pone a jugar esa pregunta y esa respuesta. Todo discurso
de la enseñanza porta, conlleva, implica una concepción de educabilidad del
sujeto. Todo discurso del aprendizaje supone necesariamente una respuesta
acerca de la posibilidad de ser educado.
Educabilidad remite a una vieja categoría de la pedagogía a la que, por ejemplo, Herbart dio
estatus de concepto fundamental de la pedagogía. El concepto de educabilidad se asocia a
las posibilidades de ser educado, a la ductilidad y plasticidad guardando marcas distintivas
con las posibilidades de aprender de otras especies. Más allá de las posibilidades cambiantes
o variadas de acuerdo a los factores que inciden sobre el aprender, señala crucialmente el
rasgo inacabado o abierto de la naturaleza humana, su incompletud. La visión sobre la
educabilidad es muy diferente de acuerdo a si concebimos su naturaleza como similar al
adiestramiento o el condicionamiento o aún, si consideramos que trata de la perfectibilidad
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La conducción de los procesos escolares
Así cada trayectoria se vuelve tan singular como cada alumno y por lo tanto será
importante analizar la diversidad de modos en que la escuela se torna el
escenario donde estos alumnos construyen y recorren subjetividad.
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• Escritores de la Libertadhttps://www.youtube.com/watch?
v=GARXxJsmOY0
• La sociedad de los poetas muertoshttps://www.youtube.com/watch?
v=iZExl1ge66w
• Al frente de la clasehttps://www.youtube.com/watch?v=R9rLslyqsBM
Una trayectoria implica un camino en construcción “Las trayectorias escolares han comenzado a ser
permanente, pero no un camino que hace en base objeto de atención en los estudios sobre infancia,
a modelos mecánicos o matrices anticipadas, sino adolescencia y juventud, en las políticas sociales y
más bien un itinerario en situación, refiere Nicastro educativas y en las iniciativas de las escuelas. No es
(2009). Una trayectoria educativa implica un una novedad que las trayectorias escolares de
recorrido, un camino que se desarrolla en diversas muchos de quienes asisten a las escuelas en
instituciones del sistema escolar. Organizaciones calidad de alumnos están desacopladas de los
en las que se llevan a cabo múltiples relaciones en recorridos esperados por el sistema (…) Tampoco
el marco de variadas condiciones institucionales… es una novedad que estos desacoplamientos sean
percibidos como problema. Sin embargo, no ha
sido sino recientemente que han sido recolocados
de la categoría de problema individual a la de
problema que debe ser atendido sistémicamente.
Una trayectoria educativa para cualquier Es esta reconsideración de la categoría del
institución la necesidad de ofrecer situaciones en problema lo que ha convertido al desacoplamiento
las cuales los sujetos puedan construir una de las trayectorias y a las trayectorias mismas en
relación con el saber y alcanzar aprendizajes, objeto de reflexión pedagógica”
ligadas con su deseo y su decisión de aprender por
parte de los alumnos, pero también el deseo de Terigi, Flavia. (2007) “Los desafíos que plantean las
enseñar desde la perspectiva del docente… trayectorias escolares”. Paper presentado en el III Foro
Latinoamericano de educación. Jóvenes y docentes. La
escuela secundaria en el mundo de hoy. Fundación
Santillana, 2007.
Hablar de nuevos contextos escolares, nos lleva a tener que analizar algunas ideas
que vienen –hace mucho tiempo– intentando instalarse en las prácticas educativas.
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implicará que aquí también sea necesario liderar una posición ideológica para
delinear visiones e idearios en las instituciones.
Decir que las personas no son iguales en esta sociedad, no otorga novedad alguna,
menos en estos tiempos en que el reconocimiento por las diferencias y las
libertades individuales, se han vuelto del ámbito de lo natural y del derecho. Esto
trae entonces, la necesidad moral de comprender e identificar las diversas
características de los contextos escolares, a fin de que puedan comprenderse los
diversos ámbitos en el que se desarrollan los estudiantes.
"La educación es, y ha sido siempre, un componente insoslayable de la construcción social y una
co-productora de subjetividad. El tratamiento institucional del enigma subjetivo en relación con
el conocimiento es su objeto, así como el tejido del lazo social es su meta. Tramita ambas
cuestiones de modos diversos, a partir de abordar conocimientos disciplinares, distribuir capital
cultural, socializar distintos saberes (saberes para vivir, saberes para pensar, saberes para
trabajar, saberes para crear), diseñar formas organizacionales, integrar actores diversos,
recordar mitos, instituir ritos, ofrecer inscripciones y filiaciones simbólicas, tejer vínculos (con lo
desconocido, con el conocimiento, con los otros, con el mundo), institucionalizar la relación con
la ley estructurante de lo social. (…)”
“La educación desborda lo escolar y las "formas escolares", esto es, al modo en que los tiempos,
las historias y los actores resuelven institucionalizarla. Primera resonancia que remite a la
cuestión de borde. En ese borde no sabemos aún la textura que tomarán las escenas escolares
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del nuevo siglo, tenemos actores encariñados con viejas formas; otros preocupados por cambiar
modos, conscientes del sufrimiento que provocan; muchos no quieren decir no a lo que vendrá,
no somos pocos los que queremos tener parte en su producción y considerar la producción de lo
nuevo con el saber de la experiencia y los aportes de una crítica, que nos impida construir
espejismos o enamorarnos de imágenes en el agua, para no tener el trágico final de Narciso. (…)”
“Las narraciones remiten a los bordes de una edad que no se deja capturar en un grupo etario.
Borde que coincide, por ejemplo, con el contorno de una adolescente embarazada que no
necesariamente es el correlato de un deseo de maternidad. El borde en que la textura del límite
toma la forma de "delito" (más como desesperación que como vocación), o adopta nombre de
sida, o se perfila como suscripción a una adicción, como reclusión y judicialización o con nombre
de desempleo, cobra cuerpo de amenaza. Cuando la ausencia de límite (del límite de una
sociedad justa) habilita conductas agresivas, machistas o se consuma como violación es también
el borde, el comienzo del tiempo de un sufrimiento psíquico sin nombre. Es también al borde, del
barrio, de la escuela, de la clase (a leerse en todos los sentidos) que las instituciones trabajan, y
son esos bordes los que hoy dan cuenta de que las organizaciones escolares en sus formas
"modernas" y supuestamente "conocidas" en el sentido que nos son al menos aparentemente
familiares, están en la frontera que separa el ya no más del aún no, no todavía.”
- ¿Qué será necesario hacer desde la gestión para sostener estas situaciones
y producir las condiciones de posibilidad que requieren los estudiantes para
aprender y los docentes para enseñar?
sostiene que:
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da, las relaciones interpersonales que tienen lugar en torno a él y a las diversas regulaciones
formales que afectan dicho trabajo”
Profundicemos estas cuestiones a partir de los aportes que el citado autor realiza en
el texto del anexo bibliográfico. Intente realizar un subrayado de ideas centrales
para poder establecer relaciones en el próximo apartado…
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ANEXO BIBLIOGRAFICO
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CAPÍTULO 5
Es por los efectos por los que reconocemos la potencia del conocimiento, la
creatividad, la experiencia. Los efectos están ligados al poder de transformación de una
realidad determinada al resolver exitosamente un problema, o identificar y aprovechar
una oportunidad presentada.
En esencia, todas las emociones son impulsos para actuar, planes instantáneos para
enfrentarnos a la vida que la evolución (y personalmente agregaría la cultura) nos ha
inculcado: la raíz de la palabra emoción es motere, del verbo latino “mover”. Además el
prefijo “e” implica alejarse, lo que sugiere que en toda emoción está implícita la tendencia
a actuar. 3
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Con razón podría argüirse que las percepciones, al ser individuales, pueden ser muy
distintas de acuerdo con la historia, posición y perfil de cada sujeto-actor. Esto es cierto,
pero una de las características de los climas, los espacios emocionales y estados de ánimo,
es que contagian, se socializan por las características de los sistemas abiertos.
Por eso, la risa, el humor, la tristeza, las ganas, la ira, el resentimiento, la resignación
y la frustración nos tocan, impactan e influencian. Podemos identificar y percibir climas
colectivos, mas allá de las diferencias subjetivas de siempre.
¿Cuáles podrían ser los efectos sobre el aprendizaje como producción educativa en
uno u otro caso?
En los ambientes tóxicos se puede gritar pero no hablar, existe la queja pero no la
propuesta. Está instalado un malestar, “pero de eso no se habla”.
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4. Hay una profunda vinculación entre las condiciones materiales y estados deánimo
del contexto donde se desenvuelve la organización y su propio capital emocional.
Los salarios docentes, el reconocimiento social que le adjudica una comunidad,
así como “humor de la sociedad”, son factores intervinientes en la emocionalidad
que circula en la escuela.
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Lugar. “Capacidad para sentirse con derecho, lejos de los títulos o de los diplomas
en el bolsillo. Asumir el riesgo de hablar para decir no, compromiso del propio nombre en
el ‘no. Instalación de una tensión entre la propia ambición y lo que esperan los otros,
entre la propia voluntad y la imagen en la cual otros nos colocan” (Bruneau). 7
Tener lugar, hacer lugar, dar lugar, movimientos de una danza por la cual las
instituciones se nos aparecen incluyendo a los sujetos en sus diferencias o en el
empobrecimiento de la homogeneidad.
Cuando existe lugar para el sujeto en el colectivo y lugar en el sujeto para el
colectivo, allí hay una institución sostén, una red microsocial que nos contiene.
En un entorno de exclusión estamos apostando a los efectos de la inclusión.
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Coopetir. Término adoptado por Nalebuff 8 para referir esta aparente contradicción
entre cooperar y competir, tanto en lo interno como en lo externo.
Los docentes necesitan cooperar en su tarea, pero también compiten por
reconocimiento, recursos: la escuela debe cooperar con otras instituciones, pero también
debe competir por espacios, alumnos, reconocimientos, resultados deportivos, recursos,
etcétera.
La cooperación relaja y la competencia tensa. En los extremos dañan. Es en su
tensión dinámica donde hay que encontrar la vertical para cada situación:
Es, sin duda, en el terreno de las relaciones intersubjetivas en el que se juega una
gran parte del partido emocional. Y es ahí donde es importante hacer un alto para
reconocer las competencias que contribuyen a los resultados a obtener ese partido.
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Registrar las emociones de los otros. Es con los otros con quienes hay que
coordinar, aprender, enseñar, trabajar. Reconocer como están es una condición previa
para articularse de la manera más eficaz en el vínculo compartido. De ahí que la cuarta
competencia sea:
Síntesis
“Vivimos una cultura que ha desvalorizado las emociones en función de una supervaloración
de la razón, en un deseo de decir que nosotros, los humanos, nos diferenciamos de los otros
animales en que somos seres racionales. Pero resulta que somos mamífero, y como tales,
somos animales que viven en la emoción. Las emociones no son oscurecimientos del
entendimiento, no son restricciones de la razón; las emociones son dinámicas corporales que
especifican sus dominios de acción en que nos movemos. Un cambio de emoción implica un
cambio de dominio de acción. Nada nos ocurre, nada hacemos que no esté definido como
una cción de una cierta clase por una emoción que la hace posible” (Maturana). 8
Una parte importante del poder de una organización reside en el monto de su capital
emocional y en los estados de ánimo recurrentes que comparten sus miembros. Poder,
porque les amplía las posibilidades de acción o por el contrario les restringe cuando las
emociones relevantes juegan en contra del proyecto.
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Notas
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Entre trayectorias
Escenas y pensamientos en
espacios de formación
SANDRA NICASTRO
MARÍA BEATRIZ GRECO
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HomoSapiens
EDICIONES
CAPÍTULO 2
MÁRAI (2007)
JABÉS (1991)
Mirar una trayectoria supone sostener una mirada múltiple y que reúne dos tiempos
en uno, produciendo un recorte y una ampliación a la vez. No se trata de mirar sólo a un
sujeto ni de centrar la atención sólo en la organización escolar. El sujeto habla a su
manera, a lo largo de su recorrido educativo o formativo e incluso de vida, de la
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A continuación, haremos un recorrido por algunos conceptos, según un modo de pensarlos que
habilita postular a las trayectorias como cuestión institucional.
Identidad es huella, es nombre, es lo que permite que la gramática de lo singular sea inscripta y
reconocida en una gramática de la plural. Es herencia y creación, continuidad y ruptura. Deseo de
reconocimiento. Identidad es el otro nombre de la alteridad.
Proponemos pensar, ante todo, que hablar de identidad en relación a las trayectorias
educativas es hablar de:
la narración de una vida en singular y en un sentido común con otros, a la vez la dimensión de
promesa de todo acto educativo, lo que aún no es la convicción acerca del sentido de educar como
experiencia sensible a recibir a otros
Para que estas tres perspectivas cobren fuerza se hace indispensable articular una
concepción de identidad no esencialista, abierta a una temporalidad no lineal (que
resignifica el pasado en relación a un presente donde el futuro ya se perfila) y a una
alteridad siempre allí, convocante de transformaciones, de experiencias sensibles del
educar. Estos tres sentidos cuestionan fundamentalmente un modo de pensar la identidad
como sustancia que define a un sujeto cerrado sobre sí mismo 1 o en tanto pertenecía a un
grupo clausurado, modo instalado en discursos y prácticas, pensamientos, teorías y
cotidianeidades. La tradición moderna nos ha llevado a concebir de esta manera a la
identidad, coherente con una idea de sujeto moderno. Este sujeto pensado en sentido
cartesiano como dueño de sí mismo, pura conciencia, autocentrado, autosuficiente, sujeto
del conocimiento, claramente recortado del mundo y de los objetos, a distancia, dueño de
la naturaleza y de este mundo “sensible y engañoso”, y a la vez recipiente de saberes. La
identidad es, en este pensamiento, un estado fijo, un punto a alcanzar que se establece y
escasamente se moviliza o diferencia de sí mismo, un lugar distinguible de otros al que se
llega en determinado momento del desarrollo supuestamente natural del sujeto. Un lugar
que, una vez obtenido, garantiza una respuesta cierta a la pregunta por quién soy o quién
es el otro.
Mucho de lo que ocurre en el acto educativo y sostiene trayectorias, tiene que ver
con la identidad concebida, en cambio, como narración, promesa y experiencia sensible a
recibir a otros, no sólo en relación al alumno sino también al maestro y a la institución
que lo hace ser tal. En este sentido, constituir una identidad se vincula con cómo nos
pensamos a nosotros mismos enseñando o aprendiendo y cómo pensamos a los otros
enseñando o aprendiendo en el marco de una cierta organización escolar. Esta es una
primera forma de decir lo que la identidad crea en tanto proceso: un conjunto de
pensamientos acerca de uno mismo que es a la vez, narración, lo que nos hace decir
quiénes somos y quiénes queremos ser, cómo nos proyectamos en alguien que es y va
siendo a la vez, inacabadamente, que no está aquí todavía, que está por ser. Y todo ello
ocurre en instituciones-organizaciones2 habitadas según un modo, también, de pensarlas y
narrarlas de hacerlas vivibles. Las narraciones no son nunca informaciones “claras”,
Ahora bien, pensarse a uno mismo no proviene del vacío, sino que tiene que ver con
lo que otros pensaron de uno, con haber sido pensado y narrado por otros en algún
momento o en la actualidad. Desde antes de nacer, desde los inicios de la vida, en el
ámbito familiar y luego en las organizaciones educativas y culturales. Si un niño es
pensado por otros (padre, madre, adulto referente), accederá a pensarse a sí mismo y
construirá la narrativa de su propia historia. Todo ser requiere ser incluido en un orden
simbólico, en un mundo humano que le otorgue un lugar humano de palabra y nombre.
De igual modo, y salvando las distancias, un alumno se instituye –se piensa a sí mismo-
cuando un maestro y una institución-organización lo piensan, lo conciben, le hacen un
lugar en un ordenamiento simbólico e imaginario. Pero es un lugar pensado por otros que
está en parte ya diseñado, a medias concebido, siempre permanecen espacios de
indefinición por donde cada sujeto irá delineando lo suyo.
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El sentido de educar requiere convicción en relación a las acciones que le dan lugar:
hay allí un sujeto –niño, adolescente, adulto– que demanda ser reconocido en otros, por
otros. La transmisión entre generaciones o en el marco de la relación pedagógica le hace
un lugar. Un alumno se hace presente en una institución de la educación o formación, es
heredero de una historia institucional y tiene derecho a ella. A la vez, es necesario
inscribirlo simbólicamente cada vez, en cada gesto y hacerle lugar también
materialmente, en forma de experiencia sensible 4. Esto implicará que se encuentra
suficientemente sostenido como para entramar su propia trayectoria educativa, real,
singular, asumida como propia, con una trayectoria ideal que la organización ofrece como
marco y como legalidad instituyente. Esta posibilidad es institucional y singular a la vez.
No corre sólo por cuenta del alumno ya que el trazado del itinerario tiene que verse
acompañado y debe ajustarse a ciertas normas, a cierta oferta, aceptar determinados
límites propuestos por el currículum, las normativas, el régimen académico; sin embargo,
la instancia del sujeto no queda eliminada, por el contrario, cada uno debe ser sostenido
por una responsabilidad institucional que lo ayuda a anudar lo propio –en tanto
trayectoria subjetiva– a la oferta institucional en tanto trayectoria colectiva.
Esta tensión entre lo teórico y lo real de la trayectoria no tiene por qué resolverse, ni
volcarse hacia un lado u otro; por el contrario, es el espacio intermedio en el que el sujeto
se produce a sí mismo, se arriesga, asume límites, explora posibilidades, arma y desarma
recorridos.
Decía una alumna de una escuela media en una entrevista 5: La relación con algunos
docentes es agradable, como una relación común entre dos personas. Los que considero
que tienen más autoridad, según mi experiencia, son personas muy humanas, con mucho
conocimiento y bastante exigentes. Personas con las que te podés quedar charlando más
4 La cuestión de la experiencia y de “lo sensible” será desplegada en los dos últimos apartados de este
capítulo.
5 En el marco de Ubacyt, p. 424, “Autoridad, ley simbólica y subjetivación” (2008-2010).
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allá de la clase, de inquietudes o propuestas por ejemplo, te das cuenta que les importa
que nosotros estemos en la escuela, que te consideran valiosa.
Un alumno de otra escuela media, nocturna, reflexionaba: a veces, por el sólo hecho
de venir a la nocturna, algunos profesores te miran con desconfianza, como si algo
hubieras hecho mal desde ya, sin saber quién sos, cómo es tu vida, con qué soñás, qué te
importa. Cuando te miran bien, todo cambia, te da ganas de preguntarle y que te
explique… y de seguir viniendo. Su compañero, en cambio, decía: la escuela no es para
mí, yo ya lo sé, es para los que tienen “cabeza”, en cuanto un profesor me diga algo que
no me guste sobre cómo soy, me voy y listo. Uno me dijo que éste era mi lugar, pero
mucho no le creo.
Una trayectoria se hace y se recorre con otros, por otros, gracias a otros y a veces, a
pesar de otros. Las identidades se entrecruzan allí, sosteniendo o desarticulando la
continuidad de una trayectoria: entablar un diálogo “entre dos personas” puede bastar
para hacer que la trayectoria se asuma como propia, ser bien mirado tiene que ver con una
identidad asignada y asumida como posible alumno con un lugar reconocido, ser mal
mirado puede confirmar un “no lugar”, no ser mirado puede cerrar toda habilitación a
aprender en la escuela y no obstruir una trayectoria.
trayectoria: nadie puede constituirse sujeto humano por otro (en lugar de otro) pero, a la
vez, nadie se constituye solo. Nos vemos, entonces, obligados a redefinir lo que
entendemos por estos conceptos. Si nos remitimos a la identidad como la recorríamos
antes, al decir sujeto tenemos que decir sujeto situado, siendo en una historia,
“historizado”, constituido psíquica y políticamente siempre en relación con otros y con el
mundo, enlazado por la palabra y la narración, la promesa y el sentido del encuentro
sensible con esos otros.
Es así que la subjetividad y los procesos de subjetivación que le dan lugar no buscan
producir un sujeto autosuficiente, desligado de toda ligadura, autoengendrado y “libre”
del entrelazamiento de las relaciones con otros. Por el contrario, la subjetividad aloja
constantemente la preocupación por los otros, por los modos de relación con otros que no
conllevan sujetamiento ni “atontamiento” o palabras indefinidamente explicadoras.
Subjetividad se articula así con legalidad. Las legalidades son intrínsecas a los
procesos de subjetivación y los hacen posibles. Entendemos por legalidad, no un orden
que impide y sólo prohíbe, que se impone más allá de los sujetos para garantizar que nada
cambie o que un orden de denominación se perpetúe; por el contrario, la legalidad es un
ordenamiento simbólico que habilita los encuentros, el movimiento que deviene de ellos y
la búsqueda, lo que humaniza los espacios, diferencia lugares, establece límites de modo
que cada uno pueda delinear su propio espacio, distribuye responsabilidades y otorga
posibilidades. Construir legalidades no es sinónimo de poner límites 9, sino de ofrecer un
marco protector que nos afecta a todos, en el sentido de que nos sostiene, nos toca y nos
transforma, en el sentido de hacer experiencia sensible con ello. Las legalidades permiten
no confundir el tiempo de la infancia y el de la adultez ni los lugares de niño y adulto,
determinar el espacio de cada uno por separado y el espacio de lo compón con otros. Sin
legalidades corremos el riesgo de la indiferenciación, la no subjetivación, la masificación
o el individualismo. Todos ellos efectos des-subjetivantes. La legalidad reúne y separa,
Podemos pensar al recorrido de una trayectoria educativa como uno de los modos de
hacer lugar a las subjetividades y a las legalidades. Y esto nos conduce a retomar la
transmisión educativa como el lugar donde ambas se articulan; entonces, no ya como un
traspaso de conocimiento, normas, costumbres o tradiciones sino como un acto.
La transmisión como acto se lleva mal con el afán de controlarlo todo en la situación
educativa, con la ambición de producir un “objeto” terminado y sin quiebres: el acto
educativo y con la ilusión de eternidad siempre estar allí para transmitirlo todo sin fin.
Dice Cornu (2005, sp): La transmisión ocurre sólo cuando soslaya cualquier
tentación de omnipotencia. Y tiene que ver con los lugares. No con los lugares a tomar,
sino con aquellos a los que llegamos cuando nos toca el turno, al azar, y por tiempo
limitado. Palabra presente y narración precisa de lo que fue, bordeada por las sombras y
las atentas claridades del silencio, toda transmisión supone, primero, admitir como ley
común, en soledad y solidaridad, su propia finitud.
Podríamos adelantar una idea vinculada a los puntos anteriores que venimos
desplegando: en la escuela, las trayectorias conforman un “común” constituido de
singularidades, de historias de vida y de formación particuales, de recorridos y avatares
subjetivos de maestros y alumnos inscriptos en la institución.
Podríamos definirlo con dos palabras a falta de una que reúna a estas dos
significaciones: lo común es un singular-plural. Un extraño concepto que reúne
singularidades y diferencias en un espacio compartido, sin que esas singularidades y
diferencias tengan que ser resignadas, aunque sí puestas al servicio de “eso” compartido,
que puede ser un trabajo, un proyecto, una idea, una institución-organización, un modo de
actuar, etc.
Lo común puede tener diversas formas, puede tratarse de compartir un modo de ver,
de actuar y de vivir, puede ser un “actuar en común”, como dice Cornu (2008), a través de
un pensamiento atento y crítico que comparta una sensibilidad y una responsabilidad,
como podríamos pensarlo para el trabajo en educación.
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Crear un común, en cambio, tiene que ver con crear un espacio de articulación
distinto, complejo, de reunión de singularidades que no se suman unas a otras ni se
toleran simplemente por la obligación de vivir juntas, tampoco de sujetos que sacrifican
su espacio subjetivo para entrar en una masa indiferenciada con otros. El desafío de crear
lo común es sostener un singular-plural, a la vez, un espacio compartido donde lo singular
se despliega gracias a lo común que se sostiene y sostiene a cada sujeto.
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que tienden más a la fragmentación que a la reunión? Es algo que no está del todo allí
pero del que conocemos su sentido, aunque tengamos que recrearlo una y otra vez.
Ofrecer signos, enseñar formas de estar unos con otros que no se transmiten sólo con
palabras sino con actos. Este sería, tal vez, el sentido de lo común que nos reúne en cada
escuela inicial, primaria, secundaria y en los institutos de formación docente: enseñar a otros
que, a su vez, enseñarán a otros y así… en una especie de herencia que no tiene que ver con
la sangre ni con el origen social o familiar. Hay allí sin duda algo en común que nos reúne y
que es “dirigirnos a otros inalcanzables, esparcidos en el futuro”, como dice Laplanche. Esto
implica la dimensión de promesa de la que hablábamos en relación a la identidad, que nos
caracteriza en tanto humanos y que da lugar, justamente a nuestros oficios vinculados con la
educación.
(…) le había dado algo que rara vez una familia, una madre
o unos hermanos son capaces de dar: con los gestos
imperceptibles del educador genial lo había colocado bajo
el manto protector de una comunidad humana. El hombre
pertenece a algún lugar, eso es todo (…).
MÁRAI (2007)
Notas
1
Fragmentos de Frigerio, G. Los bordes de lo escolar. En Duschatzky, S. y Birgin, A.
(comp.). (2001) ¿Donde está la escuela? Ensayos sobre la gestión institucional en tiempos de
turbulencia. Flacso - Ediciones Manantial. Buenos Aires.
2
BLEJMAR, B (2005)” “GESTIONAR ES HACER QUE LAS COSAS SUCEDAN” NOVEDA-
DES EDUCATIVAS, BUENOS AIRES.
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Actividad 3
Considerando los videos antes referenciados, establezca relaciones entre cada
uno de ellos con aspectos del texto leído. Intente enmarcar esas situaciones en
las expresiones conceptuales de la bibliografía.
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