Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Historia y antecedentes.
El Código y la Constitución
El texto constitucional prevé que : “[…] Hasta tanto comiencen las funciones de
los tribunales en lo contencioso administrativo, la Suprema
Corte de Justicia decidirá, en única instancia y juicio pleno, todas las causas
correspondientes al
referido fuero que se hubieren iniciado, hasta su finalización”, -art. 215, 2do
párrafo de la C. Prov.-.
Ley 12.008
Para que pueda apreciarse lo sustancial de las modificaciones que trajo este
nuevo código, a modo de ejemplo diremos que era tan estricta y restringida la
interpretación que hacia la Suprema Corte sobre su competencia, que en cuanto
a los legitimados pasivos se declaraba incompetente para juzgar reclamos de
empleados públicos de Legislatura o del mismo Poder Judicial, también
contratos administrativos firmados por esos poderes.
En cuanto a la importancia del agregado de la acción u omisión, debe tenerse en
cuenta que antes solo se permitía el acceso a esta vía cuando se trataba de
derechos subjetivos, y los mismos eran violados por una disposición definitiva
de los sujetos mencionados en esa primer a cláusula . No se le reconocía
legitimación a las asociaciones sindicatos - por sus afiliados; ni a los vecinos por
sentirse afectados por una habilitación para construir; ni tampoco a los oferentes
y concursantes a quienes solo se les reconocía un “interés legitimo”, que
únicamente les permitía impugnar en sede administrativa. Tampoco se le
reconocía legitimación a los agentes que reclamaban por ascensos, dado que era
calificada como una actividad discrecional no justiciable.
La segunda parte del art. 1º, expresa que la actividad de los sujetos mencionados
en primer término, se presume realizada en el ejercicio de funciones
administrativas y regida por el derecho administrativo. Procediendo esta
presunción aun cuando se aplicaren por analogía normas de derecho privado o
principios generales del derecho, -art. 1º , 2do párr. de la ley-.
En muchas ocasiones, cuando la norma no es demasiado clara se espera que el
alcance y la interpretación de la misma, esté a cargo de los jueces, -en este caso
es importante la opinión de la Suprema Corte, que dirime en esta jurisdicción los
conflictos de competencia-, más en supuestos como el que nos ocupa, por la
entrada en vigencia de un nuevo código que reemplaza a uno casi centenario que
nos rigió hasta fines de 2003.
Entonces para interpretar la norma comentada, vale acudir a la jurisprudencia de
la Suprema Corte : es competencia del fuero contencioso administrativo decidir
las pretensiones que tengan por objeto la impugnación de actos administrativos
emanados de los órganos superiores de las cajas de previsión social de
profesionales cuando actúan en ejercicio de la función administrativa, aún
cuando se invocaren o aplicaren por analogía normas de derecho privado (cfr.
arts. 166 in fine de la Constitución provincial; 1 incs. 1º y 2º, 2 inc. 3º y 75 de la
ley 12.008 -texto según ley 13.101; art. 10 ley 6716), -confr. SCBA, causa B.
69.512 del 17-IX-2008-. También tenemos que, resultan competentes los
juzgados contenciosos administrativos, cuando versen sobre la responsabilidad
patrimonial, generada por actividad lícita o ilícita del municipio, aún cuando se
invocaren o aplicaren por analogía normas del derecho privado … -confr.
SCBA, causa 69.569 del 10-X-2008-. Asimismo, se consideró competencia de
los juzgados contenciosos administrativo, el reclamo por accidente en una
autovía al colisionar el actor con un animal suelto en ruta, -a pesar de no
demandar a la Provincia-, por la omisión de una de las personas mencionadas en
el art. 166 de la C. provincial, conflicto suscitado entre prestadores de servicios
públicos y concesionario y usuarios, -confr. SCBA, causa B. 69.947 del 18-III-
2009- .
Las que versen sobre limitaciones al dominio por razones de interés público,
servidumbres administrativas y expropiaciones, -art. 2º inciso 9º de ley 12.008
incorporado por ley 13.101-. El último inciso del artículo 2º con la reforma
introducida por la ley 13.101 incorporó dos instituciones que son típicas de la
materia administrativa como las servidumbres y expropiaciones, que habían sido
dejadas de lado por el primer legislador que intervino en la redacción del código
de la materia. De todos modos el legislador advierte al final de la norma, que la
mención de estos supuestos no es taxativa, ergo se podrían incorporar otras
situaciones a las ya enumeradas.
Las que tramitan mediante los juicios de desalojo, interdictos y las pretensiones
posesorias, -art. 4º inciso 2º ley 12.008-. Como ejemplos de los criterios de la
Suprema Corte sobre la aplicación de esta norma, pueden verse sobre desalojo
causa B. 69.748 del 22-IV-2009, sobre interdicto de recobrar la causa B. 69.630
del 10-IX-2008, y sobre interdictos posesorios, la causa B. 69.854 del 10-VI-
2009.
El tercer supuesto, se refiere a la solución de los llamado conflictos
interadministrativos provinciales que serán dirimidos por el Poder Ejecutivo
Provincial, conforme al régimen que al efecto se apruebe, -art. 4º inciso 3º de ley
12.008-. Cabe agregar que aún no se ha concretado la mencionada
reglamentación, pero que dichos conflictos se dirimen de conformidad a la ley
de procedimientos administrativos provincial – decreto-ley 7647/70-.
Improrrogabilidad de la competencia
Conflictos de competencia.
La norma describe las distintas situaciones que se dan dentro de estas
circunstancias relacionadas a los conflictos de competencia, que son numerosos sobre
todo teniendo en cuenta que se trata de un código de pocos años de vigencia, con
normas que a veces no son lo suficientemente claras para determinar qué juzgado es
competente.
La ley dice que: Los conflictos de competencia entre los jueces contencioso
administrativos serán tramitados por vía incidental y resueltos por la Cámara de
Apelaciones en lo Contencioso Administrativo con competencia territorial común,
causando ejecutoria su decisión. Los conflictos planteados entre un Juez Contencioso
Administrativo o una Cámara de Apelaciones en lo Contencioso Administrativo y un
Tribunal de otro fuero, serán resueltos por la Suprema Corte de Justicia, causando
ejecutoria su decisión, -art. 7º según ley 13.101-. La regla establecida por la ley es
sencilla, si dos órganos son del mismo fuero y tienen una alzada en común, esta última
dirime el conflicto. Si se trata por ejemplo de conflicto entre un juzgado contencioso
administrativo y un tribunal laboral o juzgado civil, le corresponderá a la Suprema Corte
resolver.
Declaración de incompetencia
Coadyuvantes
La figura del coadyuvante había sido introducida en el código en 1906 por Luis
V. Varela, el codificador en su nota al art. 48 expresó, que dicha norma se
limitaba a amparar a quienes se beneficiaban con una decisión administrativa
amenazada en su ejecución por una demanda judicial y debido a que su interés
se mantenga.
El coadyuvante puede intervenir tanto en defensa de la posición oficial como en
sustento de la postura privada, y en los dos casos puede asumir el rol de actor o
demandado. El único requisito es que se encuentre favorecido por el proceder
activo u omisivo, dentro del caso o contienda suscitada, -confr. Botassi, Carlos
A.; “El nuevo proceso contencioso…”.
El coadyuvante tiene los mismos derechos procesales que la parte con la que
coadyuva, actúa con amplitud, algo que no es reconocido en la mayoría de los
códigos provinciales, que solo regulan al coadyuvante adhesivo. Su
participación en el proceso según Botassi, es voluntaria lo que lo distingue del
tercero, que en ocasiones puede ser obligado a presentarse en juicio.
Jurisprudencia relacionada: SCBA, causa B. 56.769 del 18-III-2009.
Terceros
Pretensiones
El Código bonaerense de 1905 (arts.1º y ss) otorgaba a la pretensión en el
contencioso administrativo una función netamente revisora por parte del Poder
Judicial sobre actos de la Administración considerados ilegítimos, injustos o
denegatorios de los derechos de los administrados. Esta fue la doctrina de la
Corte provincial durante su vigencia (ver fallos B-49.498, B-54.790 y 54.628).
Acatando dicha función y dentro del principio de congruencia, lo debatido en el
ámbito jurisdiccional no podía ser más amplio o diverso que lo planteado en
sede administrativa.
El proceso contenido en este código de 1905 era un esquema de impugnación de
un acto administrativo contra una autoridad administrativa y hecho por quien
tenía un derecho subjetivo, incorporándose luego por vía pretoriana aquellos que
demandaran por un interés legítimo.
El nuevo código contencioso administrativo –ley 12.008 y modif.- ha
modificado notoriamente dos circunstancias en cuanto a las pretensiones
procesales posibles de deducir: a) el Poder Judicial bonaerense ha dejado de ser
un organismo meramente revisor; y b) no puede descartarse la posibilidad de
extender su conocimiento a cuestiones no planteadas en sede administrativa.
La pretensión procesal es más amplia y diversa. Ahora el reclamo hecho ante la
justicia es para que otro sujeto (una entidad de derecho administrativo o un
sujeto comprendido dentro de esa rama) cumpla el acto, la omisión o la
prestación objeto de dicha reclamación.
La exposición de motivos de 1997 explica que el objeto de la pretensión ya no es
solo el acto administrativo denegatorio de derechos, sino que se contempla un
amplio abanico de pretensiones que abarca la anulación de actos administrativos
de alcance general o particular; el reestablecimiento o reconocimiento del
derecho o interés tutelados; el resarcimiento de los daños y perjuicios, la
declaración de certeza sobre una determinada relación o situación jurídica; el
cese de una vía de hecho administrativa; o el emplazamiento para el dictado de
un acto administrativo.
La reforma de la ley 13.101 excluyó las pretensiones referidas a la anulación de
ordenanzas municipales y a poder exigir la realización de una determinada
prestación por parte de algunos de los entes previstos por el artículo 1º del
Código; e incluyó dentro de la competencia material de los juzgados contencioso
administrativos las ejecuciones fiscales provinciales (arts.2º inc.8 y 76 bis del
CCA).
Con este precepto y respecto de las relaciones o situaciones jurídicas regidas por
el derecho administrativo, el nuevo código ha incorporado expresamente este
instituto resolviendo la expresa negativa mantenida por la Suprema Corte
provincial sobre el particular.
Bajo el régimen anterior, la corte bonaerense sentó una doctrina contraria a la
admisión de este remedio preventivo que no persigue una sentencia constitutiva
de derechos o de condena del demandado, ya que consideró que no formaba
parte de su competencia originaria, aún cuando versara sobre una situación
regida por normas de naturaleza y contenido administrativos (SCBA causa B
52.692 “Fundación Mainetti” 30/10/90).
La Suprema Corte en su actual integración admitió esta clase de acciones bajo la
órbita de su jurisdicción originaria cuando se tratara de casos contencioso
administrativos. El precedente fue “Caja de Previsión Social para Agrimensores,
Arquitectos, Ingenieros y Técnicos” (causa B 64.222 del 17/7/02) dejando de
lado el criterio que este tipo de pretensiones aún en materia administrativa eran
improponibles por no hallarse expresamente reguladas en el Código Varela.
Legitimación activa.
Con respecto a la “legitimación activa” el código es muy amplio, sobre todo
teniendo en cuenta lo restringido que era el que lo precedió, sumado a ello los
criterios restrictivos que tuvo la Suprema Corte para habilitar la instancia
judicial.
Según Botassi en la Provincia de Buenos Aires el “incidente” de habilitación de
instancia judicial se transformó en un obstáculo procesal de dificultad superior al
propio litigio sobre el fondo del asunto. Todo accionante para arribar ganancioso
a la sentencia definitiva, debía triunfar primero en ese minijuicio previo,
engorroso y árido donde las presunciones jugaban en su contra y donde todas las
situaciones dudosas eran resueltas de manera adversa a su postura.
La norma sobre legitimación activa, expresa que: Está legitimada para deducir
las pretensiones previstas en el presente Código, toda persona que invoque una
lesión, afectación o desconocimiento de sus derechos o intereses tutelados por el
ordenamiento jurídico, -art. 13 ley 12.008-.
Según Botassi, el nuevo C.C.A. en su concreta referencia a la invocación por la
parte accionante de toda forma de afectación de “derechos e intereses tutelados
por el ordenamiento” permite afirmar que quedan comprendidos no sólo quienes
posean un derecho subjetivo (exclusivo, perfecto e individualizado, según la
definición clásica) sino también aquellos que compartan, en concurrencia con
algunos o muchos, un interés determinado que se apoye en una norma o
principio jurídico que le otorgue sustento.
El mismo autor, la referencia del art. 13 a quienes encuentren sus derechos o
intereses “tutelados por el ordenamiento jurídico” debe complementarse con las
disposiciones de la Constitución Nacional reformada de 1994 que configura un
régimen directamente operativo de protección de los denominados derechos de
incidencia colectiva (derecho a la salud y a un adecuado nivel de vida, al
usufructo de los recursos ambientales, al funcionamiento continúo y eficiente de
los servicios públicos, al consumo en condiciones equitativas, a la información
veraz y otros). Ver SCBA, causa B. 60.094 del 19-V-1998.
Siguiendo a Botassi en su trabajo sobre “legitimación activa” , el destacado
jurista manifiesta que aplicando por analogía lo prevenido en el segundo párrafo
del art. 43 de la Constitución Nacional para el juicio de amparo, cuando se trate
de situaciones en que se vean comprometidos los derechos colectivos debe
otorgarse legitimación activa al Defensor del Pueblo (Provincial o municipal) a
las organizaciones no gubernamentales (ONGs) con personería cuyo objeto
social apunte a la defensa de tales derechos.
Respecto a los entes públicos estatales y a la acción de lesividad, señala el autor
que de conformidad al art. 2º inciso 7) se determina que la competencia
contencioso administrativa comprende las controversias promovidas por los
“entes públicos estatales previstos en el art. 1º (Provincia de Buenos Aires,
municipios, entes descentralizados, empresas estatales y de economía mixta).
Por su parte el art. 9º inc. 3)alude a la representación judicial de los entes
estatales que comparezcan “como actores”.
Del juego de las normas mencionadas supra Botassi deduce que estaría
incorporada al código la “acción de lesividad”, apoya también sus conclusiones
en lo previsto en el art. 12 inc. 1º que habla de que incluye la “pretensión
anulatoria” si referir quién actúa como parte demandante. Otro argumento que
da, es sobre el coadyuvante a quien si bien se lo define como un tercero
favorecido por la conducta oficial, el código no indica que siempre su rol será de
defensor de la parte estatal. Coincidimos con Botassi que al no estar incluida
otrora la “acción de lesividad” la Administración hizo un uso abusivo de los
“generosos” – como los llama él- arts. 114 y 117 de la ley de procedimientos
administrativos, que permitía al órgano estatal revocar por si sus propias
resoluciones. De todos modos vale agregar que dicha conducta fue siempre
avalada por la Suprema Corte provincial en anteriores integraciones. Agregamos
que tampoco ahora el legislador incluyó la mencionada “acción de lesividad”,
por lo que puede interpretarse que mas allá de la opinión del mencionado autor,
actualmente tampoco resulta obligatorio para la Administración acudir a una vía
que no está expresamente prevista.
Respecto al Fiscal de Estado como vimos el nuevo art. 9 inc. 2º lo autoriza a
presentarse como actor, para promover una acción anulatoria emanado de una
autoridad provincial. Estando la defensa del Estado en este caso, a cargo del
Asesor General de Gobierno.
Silencio administrativo
Vale aclarar que en los casos de silencio denegatorio a que alude el artículo 16
del CCA no rige plazo de caducidad puesto que es irrazonable que la
Administración pueda beneficiarse como consecuencia de su propia mora.
El plazo de caducidad comienza a correr de la siguiente forma: 1) Para las
pretensiones anulatorias de alcance particular y de reconocimiento de derecho a
partir del día siguiente a la notificación del acto que agota la vía administrativa.
2) Para las anulaciones de actos de alcance general desde el día siguiente a la
fecha de publicación o del acto definitivo que agota la vía administrativa. 3) Para
vías de hecho administrativas desde que fuera conocida por el afectado.
El nuevo código de la materia, incorporó este valioso instituto que permite a los
justiciables, la posibilidad de dar una respuesta más rápida a sus reclamos, ya no
cuando se trate de impugnar un acto administrativo, sino justamente cuando la
ausencia de dicho acto, convierte prima facie la actuación de la Administración
en una conducta reprochable por no ajustarse al “principio de juricidad” que
debe orientar toda su actividad.
La norma pertinente, expresa: “1. Contra las vías de hecho producidas por
alguno de los entes previstos en el artículo 1°, podrá deducirse la pretensión
directamente en sede judicial, sin que sea menester formular un reclamo previo
en sede administrativa. 2. A excepción de lo relativo al plazo para la
interposición de la demanda, el trámite de esta pretensión se regirá por las
disposiciones relativas al proceso sumarísimo previstas en el Código Procesal
Civil y Comercial”, -art. 21 ley 12.008-.
A pesar de que la situación se hallaba regulada por el art. 109 del decreto-ley
7647/70 (LPABA), hacia falta este refuerzo incorporado al código de la materia
como una pretensión expresamente prevista, para hacer cesar la conducta
prohibida en el la ley de procedimiento administrativo. Soria sostiene que la
falta de protección procesal en la legislación anterior, provocaba que ni aún
mediante un amparo, se lograra ponerle límites a esta irregularidad. El
mencionado autor, -ahora ministro de la Suprema Corte-, afirmó que el núcleo
duro del concepto en cuestión alude a la actuación material administrativa no
basada en título alguno. Requerir su cesación, implica pretender que el juez
ponga fin a un atentado grosero a los derechos efectuados por entes públicos, sin
cobertura jurídica justificante ni decisión administrativa habilitadora. Esta
pretensión no requiere reclamo administrativo previo, ni agotamiento de la vía.
El cese de la actuación material constituye, entonces, el objeto de una pretensión
presidida por la regla de la demandabilidad directa –según refiere Daniel Soria-.
MEDIDAS CAUTELARES
A diferencia del código anterior, la nueva normativa prevé un marco más amplio
para que las partes puedan acudir a la instancia judicial con menos limitaciones,
y a la vez con más alternativas para el magistrado que ahora cuenta con un menú
amplio de posibilidades para encuadrar la situación que amerite la concesión de
este remedio precautorio.
Así tenemos, que el art. 22 del código vigente, establece un principio general
estableciendo los requisitos que prima facie deberán estar presentes para que se
confiera tal medida.
De lo anterior, resulta que podrá disponerse medidas cautelares siempre que: a)
Se invocare un derecho verosímil en relación al objeto del proceso, -conf. inc. 1
a) del art. 22 según texto ley 13.101-.
O sea, que tal como en las medidas cautelares previstas en el C.P.C.C. el primer
análisis también se centra en la existencia del requisito de la “verosimilitud del
derecho” o el “fumus bonis iuris”, como algunos prefieren denominarlo con un
lenguaje más técnico. ////
según Piero Calamandrei, se trata de la apariencia del buen derecho, es decir, el
cálculo de probabilidades de que el solicitante de la medida, será en definitiva el
sujeto del juicio de verdad, plasmado en la sentencia; se trata de la apariencia del
buen derecho emitiéndose un juicio preliminar, el cual no toca fondo del juicio
principal.
Respecto al segundo de los requisitos que impone la norma, tenemos que deberá
existir la posibilidad de sufrir un perjuicio inminente o la alteración o el
agravamiento de una determinada situación de hecho o de derecho, -conf. Inc. 1
b), art. 22 C.C.A.-.
Aquí nos encontramos tal como ocurre en el derecho procesal civil, con otro
requisito conocido, “peligro en la demora” o “periculum in mora”, es decir que
exista riesgo manifiesto de que quede ilusoria la ejecución del fallo en caso de
serle favorable cuando se resuelva el fondo de la cuestión sometida a
juzgamiento.
Ambos requisitos deberán evaluarse con mayor rigurosidad que en el caso del
derecho procesal civil, dado que lo que suele cuestionarse en estos casos es un
“acto administrativo” que goza de legitimidad” del que gozan en principio todos
los actos administrativos, no obstante ello, recordemos que tal como lo sostiene
la S.C.B.A. esa presunción es iuris tantum, y puede eventualmente ser
desvirtuada con una prueba adecuada. –ver SCBA, causa C. 88046, sent. del 6-
V-2009-.
Un tercer requisito que impone la norma, que no tiene su correlato en las
medidas precautorias contempladas en las normas procesales civiles, es respecto
de la “no afectación del interés público” cuando se otorgue la medida, -confr.
Inc. 1-c) art. 22 del C.C.A.-. Y ello es así, porque podría ocurrir que estando
presente los dos primeros requisitos para otorgar la medida, ante la ausencia de
este tercer requisito, el magistrado eventualmente podría denegar la medida
cautelar. Por ejemplo si la concesión de la medida afectara algún servicio
público.
En el segundo inciso de la norma analizada, marca sustancialmente la diferencia
con el régimen anterior, dado que le confiere al magistrado una serie de
alternativas, que le permite escoger – en el caso de otorgarla-, no sólo la medida
peticionada por la parte, sino la que el juez considere más adecuada para
satisfacer esa situación planteada.
El legislador atendiendo las peculiaridades de la materia, estableció, que el juez
podrá adoptar toda clase de medidas que resulten idóneas para asegurar el objeto
del proceso, tanto las regladas en el código ritual específico, como las previstas
en el Código Procesal Civil y Comercial, -confr. art. 22, inciso 2 del C.C.A.
La norma se complementa con lo contemplado en la última parte de su
redacción, que expresa que podrán disponerse medidas de contenido positivo,
con el objeto de imponer la realización de una determinada conducta a la parte
demandada. A tal fin, el juez deberá ponderar, además de los extremos previstos
en el inciso 1, la urgencia comprometida en el caso y el perjuicio que la medida
pudiera originar tanto a la demandada como a los terceros y al interés público, -
confr. art. 22, inciso 3 del C.C.A.-.
Como podemos apreciar, la evaluación de la situación que se pondera al
momento de decidir la concesión de la medida cautelar, debe ser compleja, ya
que estimamos que deben reunirse todos los requisitos y recaudos que exige el
legislador en esta normativa.
Contracautela.
El código ritual ha dedicado una norma particular a este tipo de medida, tal
como lo hizo en su momento Varela en la normativa que rigió casi durante cien
años en la Provincia. En la primera parte de la norma, se hace una remisión al
inciso 1º del artículo 22 del código contencioso, respecto a los requisitos que
deben ser evaluados por el magistrado para el otorgamiento de la medida, esto es
en cuando a: 1º)verosimilitud del derecho, 2º)peligro en la demora y 3º)no
afectación del interés público. En lo que atañe a la “contracautela” o “caución”,
resulta aplicable todo lo visto respecto del art. 23 del mismo ordenamiento.
La norma analizada, expresa que: Las partes podrán solicitar la suspensión de la
ejecución de un acto administrativo siempre que se alegare fundadamente el
cumplimiento de los recaudos previstos en el artículo 22 inciso 1). El juez
deberá evaluar si la medida suspensiva tiende a evitar prejuicios irreversibles,
aún cuando pudieren ser objeto de una indemnización posterior, -confr. Art. 24,
inciso 1º, texto según ley 13.101-.
La segunda parte de la norma analizada, establece una serie de requisitos que
deberían ser cumplidos en sede administrativa, para que el juez comience el
análisis de la situación para el otorgamiento de la medida cautelar de
“suspensión del acto”. En este sentido exige, que se peticione expresamente esa
situación ante la Administración, y que pasados cinco días sin que se responda,
se considerará denegado la solicitud habilitando el reclamo en sede judicial.
Entendemos que si se habilita el pedido en estas condiciones en que existe
silencio de la Administración, también deberá – con más razón-, tenérselo por
cumplido cuando exista una negativa “expresa” de parte del órgano.
El texto de la norma expresa: para decretar la suspensión de la ejecución de un
acto administrativo será necesario el planteo previo de esa medida en sede
administrativa y que su resolución hubiera sido adversa para el peticionante.
Presentada la petición en sede administrativa el estado deberá expedirse en el
plazo de 5 días hábiles, fenecidos los cuales sin que hubiere un pronunciamiento
expreso se presumirá la existencia de resolución denegatoria quedando expedita
la instancia judicial, -confr. art. 25, inciso 2º, texto según ley 13.101-. Este
requisito muchas veces es soslayado, por considerárselo excesivamente ritual.
Levantamiento de la medida cautelar por razones de interés público. Cambio
de circunstancias.
Tal como se puede apreciarse, allí se exigen requisitos comunes que suelen
pedirse en cualquier código procesal civil, lo cual en principio no presupone
ninguna dificultad de interpretación. Como puede apreciarse son los requisitos
comunes que se exigen en todo escrito que se presente en sede judicial.
En cambio en el tercer inciso, por ser más específico es donde se debe prestar
especial atención, dado que el legislador incluye allí cuestiones que son muy
específicas de códigos procesales de esta materia.
Tenemos entonces, que el inciso 3º de la norma en análisis, reza lo siguiente:
“La individualización y contenido de la actuación u omisión administrativa que
configura el caso, precisando los motivos por los que se considera lesionado,
afectado o desconocido el derecho o interés jurídicamente tutelado del
demandante”.
• Aquí puede percibirse la relación entre la norma y la competencia asignada
al fuero, pues se exige que se identifique cuál es la “acción” u “omisión”
administrativa que configura el caso, o sea que ello se vincula al artículo
166 in fine de la Constitución provincial y a la cláusula general del artículo
1º del código contencioso administrativo, pues allí se hace alusión a los
sujetos pasivos – estatales y otros que cumplan funciones administrativas-
que pueden ser demandados, y a que dichos sujetos pueden incurrir en
omisiones o actividades que puedan afectar derechos subjetivos o intereses
jurídicamente tutelados. O sea que se debe identificar el acto o la omisión
en los deberes de los sujetos mencionados en las cláusulas citadas para tener
por cumplido este requisito.
• El art. 30 del código hace referencia a los “nuevos documentos” que pueden
presentar las partes, que se pueden presentar en el proceso después de presentada
la demanda o contestada la misma, en el primer inciso establece tres requisitos, a
saber: “a) Ser de fecha posterior a la demanda y su contestación y tener
relación directa con la cuestión sometida al proceso. b) Ser de fecha anterior,
pero con juramento de la parte que los presente, de no haber tenido antes
noticia de su existencia. c) Habiendo sido individualizados en la demanda o
contestación, la parte sólo los haya podido obtener después de presentado el
escrito respectivo”.
• La norma es suficientemente clara, describiendo el legislador los distintos
supuestos donde procede la presentación de estos “nuevos documentos”. El final
de la norma en el segundo inciso, hace referencia al traslado de los “nuevos
documentos” presentados por la parte que haga uso de la norma en estudio.
• El segundo inciso del art. 29, expresa que: “2. En tales casos se dará vista a la
otra parte, quien deberá cumplir la carga prevista en el artículo 37° inciso 2)
del presente Código”. El traslado de la nueva documentación, asegura que la
parte contraria a quien presentara dicha prueba, pueda expedirse sobre la misma,
ya sea para cuestionar su procedencia, para reconocer o desconocer la prueba, y
eventualmente para dar su punto de vista sobre la documentación que no fue
acompañada con la demanda o con la contestación.
• El art. 30 del código texto según ley 13.101, regula sobre la “remisión de
expedientes administrativos por el ente demandado”. Debe tenerse en cuenta,
que el objetivo de esta norma es solamente para la realización del examen de
admisibilidad por parte del juzgado, esto es contar con la documentación
pertinente, necesaria para ese acto procesal.
• El primer inciso de la norma comentada, expresa: “Cuando correspondiere por
las características del caso, el Juez requerirá por oficio al órgano o ente
correspondiente los expedientes administrativos relacionados con la pretensión
deducida, los que deberán serle remitidos en su totalidad dentro de los quince
(15) días. El órgano competente de la autoridad requerida deberá dar
constancia firmada, con indicación de fecha y hora, de la recepción del oficio
pertinente”. Mientras que en la segunda parte del artículo comentado, se dice:
“Si la autoridad requerida no remitiere los expedientes en el plazo
correspondiente, el Juez proseguirá la causa en la forma prevista en el artículo
32º, última parte, tomando como base la exposición de los hechos contenida en
la demanda, sin perjuicio de la facultad de la demandada de ofrecer y producir
toda la prueba que estime corresponder a su derecho”.
• De la norma comentada se puede apreciar que si la demandada remite en
términos la documentación requerida, procede el traslado de la misma a la
actora, para que amplíe o modifique la demanda. En cambio si la demandada no
cumple con la remisión de los expedientes o actuaciones administrativas, luego
de efectuado el examen de admisibilidad teniendo como base los hechos
relatados por la actora, se efectuará cuando corresponda el traslado de la
demanda, para que la contraria responda en el plazo de ley.
• Cabe agregar, que no hay que confundir la exigencia de esta norma, con el
derecho que la corresponde a la demandada, aún incumpliendo el mandato del
art. 30, para cuando se le confiere traslado de la demanda, acompañe toda la
prueba que considere necesaria para su defensa, incluyendo si lo creyere
conveniente la que no presentara al serle requerida por esta norma.
• El art. 31 del código en su redacción según ley 13.101, legisla sobre el “examen
de admisibilidad de la demanda”, dentro de esta etapa el legislado incluye la
posibilidad que tiene la actora para subsanar los defectos que pudiera tener su
escrito de inicio. El primer inciso del art. comentado expresa: “Antes de dar
traslado de la demanda, el juez examinará si la pretensión reúne los requisitos
de admisibilidad”.Entre los requisitos que analiza el magistrado, se encuentran –
entre otros – el agotamiento de la vía cuando corresponda, o la excepción al
agotamiento de la misma; los plazos para interponer la acción; el pago previo o
“solve et repete”, cuando la norma lo exija, etc.
• La misma norma en su segundo inciso, refiere al examen de la competencia de
parte del juez, es decir que allí es donde el magistrado debe expresar si se
considera o no competente para entender en esa causa.
• En este segundo inciso, se hace referencia a la obligación que tiene el juez de
ordenar la subsanación de los defectos que pudiera tener la demanda, en el caso
de que ya se haya declarado competente. La norma en el mencionado inciso,
reza lo siguiente: “Si la pretensión no cumpliere alguno de los requisitos de
admisibilidad, y de ser ello posible, el juez, determinará la subsanación de los
defectos incurridos dentro del plazo que al efecto fije, el que no podrá ser
inferior a cinco (5) días, bajo apercibimiento de desestimar la pretensión. Si
ello fuere improcedente, declarará inadmisible la pretensión deducida”.
• Por supuesto, que si la demanda fuera manifiestamente improcedente, así será
declarado por el juez, dado que ya no habría defectos que corregir, que le
permitieran continuar con el proceso. En cuanto al plazo para subsanar, lo fija el
juez discrecionalmente con el límite de piso que establece la norma comentada.
• En el cuarto inciso del art. 31, se dispone que tratándose del requisito del “pago
previo” o “solve et repete”, el plazo para subsanar o cumplir dicho requisito es
el establecido en el art. 19, 2da parte del código, que fija el plazo para subsanar
la falta de este requisito en diez (10) días.
• El texto de la norma comentada, dice así: “En el supuesto del artículo 19° del
presente Código, se aplicará el plazo establecido en el inciso 2) de la citada
norma”.
• También puede suceder, que el requisito del pago previo no se cumpla, porque el
actor considera que el mismo no puede ser satisfecho dado que por su monto
puede eventualmente constituir un impedimento para el acceso a la justicia, en
este caso acreditada tal circunstancia, no se exigirá el pago previo.
• El art. 32 – texto ley 13.101- titulado “Ampliación o transformación de la
demanda”, consta de dos partes la primera es cuando la demandada responde
positivamente al pedido de remisión de las actuaciones administrativas, en ese
caso se da traslado a la parte actora para que en el plazo de quince (15) días para
que amplíe o transforme la demanda, dado que pueden existir pruebas o datos
que lleven a la parte a modificar su planteo original. A modo de ejemplo, se
puede dar que la Administración acompañe algún decreto que se hallaba
pendiente, o algún documento que la parte actora desconocía.
• La parte pertinente de la norma comentada dice así: “Recibidos los expedientes
administrativos en Secretaría, la parte actora, dentro de los quince (15) días de
notificada por cédula tal recepción, podrá ampliar o transformar la demanda
[…]”.
• Mientras que la segunda parte del artículo comentado, establece que: “Cumplido
el referido trámite o vencido el plazo, el Juez dispondrá correr traslado de la
demanda, previo examen de admisibilidad conforme a lo dispuesto en el artículo
31 del presente Código”.
• En esta parte de la norma, se dispone que cuando se cuente con la
documentación requerida, o en el supuesto que vencido el plazo otorgado para la
presentación de la misma sin que se cumpla la requisitoria, el juez examina la
admisibilidad de la demanda, y se pasar este filtro, confiere el traslado de la
demanda por el plazo de ley.
• Vale recordar que como expresamos anteriormente la no presentación de las
actuaciones requeridas de conformidad al art. 30 del Código ritual, no impide
que la misma documentación sea presentada con la contestación de la demanda.
• El artículo 33 de la ley comentada aborda el tema de las “notificaciones” en el
expediente judicial, exponiendo en un listado no taxativo distintas opciones que
se pueden dar en relación a este acto procesal, cuando se deba dar traslado de la
demanda. Así tenemos que debemos notificar: “1.Al Fiscal de Estado, cuando
la pretensión fuere dirigida contra la Provincia o un ente provincial cuya
representación legal le correspondiere. 2. Al Intendente Municipal, cuando la
pretensión fuere dirigida contra una Municipalidad. Si se tratare de una
impugnación contra una ordenanza municipal, también deberá notificarse al
Presidente del Concejo Deliberante. 3. A la autoridad superior del ente
descentralizado provincial cuando la pretensión fuere dirigida contra aquél,
cuya representación procesal no estuviere a cargo del Fiscal de Estado. ///
• 5. A la autoridad superior de la persona pública no estatal, cuando la
pretensión fuere dirigida en su contra. Al particular demandado, con arreglo a
las reglas del Código Procesal Civil y Comercial. 6. Al Asesor General de
Gobierno, cuando se diere el supuesto del artículo 9° inciso 2) del presente
Código. ”.
• Resulta importante observar las reglas mencionadas en cada caso, dado que no
es un baladí el acto de la notificación de demanda, pues en la práctica suelen
cometerse errores por la falta de adecuación a la norma, o cuando aparece alguna
persona de las omitidas en el catalogo materializado por el legislador.
• Respecto al primero de los supuestos, se cuestionó en principio la regla de
notificar al Fiscal de Estado las demandas contra la Provincia, pero ello surge de
la de la Ley Orgánica de dicho organismo.
• En los artículos 34, 35 y 36 del código ritual, se tratan las “excepciones”, sobre
este instituto procesal, se puede decir que el tema de la excepción guarda
paralelismo con otro concepto de liminar importancia dentro del Derecho
Procesal como lo es la pretensión. Las excepciones son una forma de oponerse a
la pretensión; supone una defensa frente al ataque que es la pretensión. En ese
sentido equivale a defensa, o sea todo lo que el demandado puede aducir para
proteger su derecho, evitando el progreso de la pretensión del actor.
• La acción, como derecho a atacar, tiene una especie de réplica en el derecho del
demandado a defenderse. Toda demanda es una forma de ataque; la excepción es
una especie de defensa contra ese ataque del demandado, - Ver Hutchison-.
• Para Couture la “excepción” es el poder jurídico del demando, que le habilita
para oponerse a la acción promovida contra él. En cierto modo, la excepción es,
la acción del demandado.
• Hay que tener presente cuando se plantean excepciones se debe hacer de modo
prolijo verificando en su caso los presupuestos para que la misma sea tratada y
proceda, como así también el tema del plazo, pues alguna de ellas pueden ser
tratadas al comienzo del proceso y al final, depende la forma y la situación como
se planteen y en qué plazo se hace, pueden prosperar al comienzo mismo del
proceso, e impedir que una demanda que estaba alcanzada por alguna de las
excepciones que concluyen el proceso, se deje para el final, pudiéndose tratar al
comienzo.
• En el primer inciso, se establecen los plazos para interponerlas, las formas y los
efectos que su presentación produce dentro del proceso.
• En el primer inciso de la norma comentada, se expresa que: “1. Dentro de los
primeros quince (15) días del plazo para contestar la demanda, la demandada
podrá oponer, en un solo escrito, las excepciones de previo y especial
pronunciamiento previstas en el artículo siguiente. La oposición de excepciones
suspende el plazo para contestar la demanda en relación a todos los
emplazados en la causa, aún respecto de aquellos que no las hubieren opuesto”.
• La norma establece el plazo para la presentación, permite acumular en una sola
presentación mas de una excepción de previo y especial pronunciamiento de las
previstas en el artículo 35, y describe los efectos de la presentación de
excepciones de este tipo, cuando existen más de un demandado.
• Los siguientes dos incisos de la norma, complementan los recaudos de la
presentación de excepciones, al decir que: “2. Con el escrito respectivo se
acompañará toda la prueba documental y se ofrecerá la restante.
• 3. Del escrito de oposición de excepciones se correrá traslado a la parte
contraria, quien deberá contestarlo dentro de los cinco (5) días de notificado,
personalmente o por cédula, plazo en el cual deberá agregar la prueba
documental y ofrecer la restante”.
• Aquí se estipula sobre la presentación de la prueba tanto de parte de quien opuso
la excepción, como de la parte contra la que va dirigida la misma. Asimismo se
fija la forma de notificar la excepción, y el plazo que tiene la parte contra quien
se opone para responder el traslado y eventualmente presentar la prueba que
creyere conveniente.
• Los incisos 3 y 4 de la norma comentada, completan los pasos de este mini
proceso dentro del expediente judicial, al respecto se dice que: “4. Contestado el
traslado o vencido el término para hacerlo, y no habiéndose ofrecido prueba, o
siendo ésta desestimada por el juez llamará autos para resolver, debiendo
pronunciarse en un plazo de quince (15) días. 5. Si se ofreciere prueba y el Juez
la considerase procedente, se abrirá un período para su producción no mayor
de diez (10) días, vencido el cual se procederá conforme a lo dispuesto en el
inciso anterior”.
• Básicamente esta parte de la norma, prevé dos situaciones: si se contesta la
excepción sin ofrecer prueba – o no se contesta en término-, o bien la prueba
presentada es desestimada por el juez, este llama a autos para sentencia, y debe
resolver la o las excepciones planteadas en el plazo de quince días.
• /// Continuando con lo anterior, si se presenta prueba por parte del
“excepcionado”, y la misma es declarada procedente por el magistrado, éste
“abre a prueba” por un plazo que no podrá superar los diez días, luego de lo cual
vencido el plazo, producida o no la prueba a la que se hizo lugar, se procede
como en el supuesto anterior, esto es llamar a autos para sentencia y resolver en
el plazo de quince días. El legislador incluye en el último inciso una situación
que no es propia de las excepciones, pero la asimila en cuanto al trámite, cuando
expresa: “6. Las reglas previstas en el presente Capítulo se aplicarán, en lo
pertinente, al trámite de las excepciones opuestas contra la reconvención”.
• El artículo 35 del código ritual, en el texto de la ley 13.101, trata sobre las
distintas “excepciones admisibles” que permite el legislador en estos procesos
contenciosos administrativos. Se incluyen en esta norma ocho excepciones que
podrán interponerse como “de previo y especial pronunciamiento”, de las cuales
dos también pueden interponerse para ser resueltas como el fondo del juicio al
momento del dictado de la sentencia.
• Cuando se habla de “excepciones de previo y especial pronunciamiento”, se está
diciendo que las mismas se tratan al comienzo del proceso, o sea al momento de
ser opuestas siguiendo el procedimiento regulado en la norma anterior. No
obstante ello, si estas excepciones no son interpuestas en el plazo de los
primeros quince días para contestar la demanda, y se plantean posteriormente en
el plazo que resta para cumplir con la contestación, estas excepciones serán
tratadas con la sentencia final – las de los incisos g) y h) las otras no-, se
aconseja en lo posible presentarlas oportunamente dentro del plazo inicial de
quince días como dice el artículo 34, dado que por ejemplo si fuera la excepción
de “prescripción”, y cuando se den las circunstancias para que prospere, si se
presenta inicialmente se evita la tramitación de un proceso, que llevará tiempo y
generará gastos de recursos para finalmente terminar rechazando la demanda por
la excepción planteada.
• La norma comentada establece las siguientes excepciones: “Sólo se admitirán
como previas las siguientes excepciones: “a) Incompetencia del juez.
• b) Falta de personería en el demandante, en el demandado o en sus
representantes. c) Litispendencia. d) Defecto legal en el modo de proponer la
demanda, por no cumplir con los requisitos enumerados en el artículo 27° del
presente Código d) Defecto legal en el modo de proponer la demanda, por no
cumplir con los requisitos enumerados en el artículo 27° del presente Código. e)
Cosa Juzgada. f) Transacción, conciliación y desistimiento del derecho. g)
Falta de legitimación para obrar en el demandante o en el demandado cuando
fuere manifiesta, sin perjuicio, en caso de no ocurrir esta última circunstancia,
de que el juez la considere en la sentencia definitiva. h) Prescripción. i)
Inadmisibilidad de la pretensión, por no cumplir con los requisitos previstos en
los artículos 14°, 15°, 16°, 18° y 19° del presente Código, por demandarse la
nulidad de un acto administrativo consentido o impugnarse un acto que no
revista la condición de definitivo o asimilable, de acuerdo a lo dispuesto en el
artículo 14°”. Mientras que en el segundo inciso de la norma comentada, se
expresa que: “2. Las excepciones enumeradas en los apartados g) y h) podrán
también oponerse como defensa de fondo al contestar la demanda”.
• La primera de las excepciones o sea “incompetencia”, pueden darse varios
supuestos ya sea se trate de incompetencia en razón de la “materia”, del
“territorio” o del “tiempo”, deberá en cada caso analizarse que tipo de
incompetencia es la que se da, para saber cuáles serán las reglas a seguir. Por
ejemplo puede darse en un “daños y perjuicios” una cuestión de competencia
entre un juez contencioso administrativo y un juez civil, ante la inexistencia de
una alzada en común, el expediente se elevará a la Suprema Corte como tribunal
común y superior para que este resuelva. En el caso de plantearse la
incompetencia entre dos juzgados del fuero, deberá resolver la respectiva
Cámara cuando la tengan en común, sino la misma Suprema Corte provincial.
• La “falta de personería” se daría por el incumplimiento en lo normado en el
artículo 28 del código ritual, a no acreditarse en debida forma la personería
invocada por los sujetos mencionados en la norma de referencia.
• En relación a la “falta de personería” señala Palacios, que dos son las causales
susceptibles de condicionar la admisibilidad de la excepción del falta de
personería: la ausencia de capacidad procesal en el actor o en el demandado y la
falta, defecto o insuficiencia de la representación - necesaria o voluntaria- de
quienes comparecen al proceso en nombre de aquéllos. Recuerda Hutchinson -
parafraseando a Argañaraz-, que la autoridad administrativa no podrá prevalerse
de esta excepción de falta de personalidad en el actor o su representante, si esa
personalidad había sido admitida en instancia administrativa.
• En cuanto a la excepción de “litispendencia”, se configuraría por la existencia
de otro proceso donde coinciden los sujetos, el objeto y la causa, resulta lógico
entonces que no se permita la tramitación de dos juicios que tengan las
coincidencias señaladas. Debe recordarse que, en el ámbito procesal en general,
la situación de litispendencia se produce cuando existe otro proceso entre las
mismas partes, en virtud de la misma causa y por el mismo objeto, es decir,
frente a la coexistencia de las pretensiones cuyos elementos son idénticos. La
notificación de la demanda, entre otros efectos procesales, produce el obstáculo
a la promoción de un nuevo juicio por el mismo asunto. El fundamento de la
litispendencia es evitar la posibilidad de fallos contradictorios, en desmedro de
la institución de la cosa juzgada, - Hutchinson-.
• La excepción de “defecto legal” en el modo de proponer la demanda, hace
referencia al incumplimiento de los requisitos establecidos en la norma que trata
sobre la estructura y forma de la demanda, y está relacionada a la omisión de
alguno de los requisitos allí señalados – ver artículo 27 del código-.
• Sostiene Hutchinson, siguiendo a la doctrina procesalista, que se puede decir de
la excepción de “defecto legal”, que constituye un medio procesal para
denunciar la omisión o la formulación imprecisa y ambigua de las enunciaciones
legalmente exigibles al escrito de interposición de demanda. Tiene como causa
la omisión en la demanda de datos o formas exigidos como requisitos por el
ordenamiento, que obstaculiza y pone en riesgo el principio constitucional de la
inviolabilidad de la defensa en juicio.
• La excepción de “cosa juzgada” se relaciona a la existencia de una sentencia
que se encuentra firme sobre las mismas causas y objeto donde intervienen las
mismas personas, que en el proceso que se inicia, tampoco allí de darse este
presupuesto se puede seguir con el nuevo proceso. La excepción de cosa juzgada
tiende a asegurar la inmutabilidad e irrevocabilidad de las cuestiones ya
resueltas con carácter firme en un proceso anterior, y de evitar, por lo tanto, el
pronunciamiento de una segunda sentencia eventualmente contradictoria. La
admisibilidad de esta excepción se halla supeditada al requisito de que entre la
sentencia firme y la pretensión posterior medie identidad en relación a los
sujetos, al objeto y a la causa, - Hutchison-.
• La “falta de legitimación”, especialmente la falta de legitimación activa, se
funda en la carencia manifiesta de letimatio ad causam, o sea que no media
coincidencia entre las personas que efectivamente actúan en el proceso y las
personas a las que la ley habilita, especialmente, para pretender o contradecir
respecto de la materia sobre la que versa el mismo.
• Trata de favorecer la economía procesal tornando innecesaria la tramitación de
un juicio en todas sus etapas, cuando desde el principio existe certeza que es
procedente la defensa de la falta de acción. Es verificable de oficio por el órgano
judicial. Así no puede ser demandado el Estado provincial cuando la cuestión
reclamada reconoce su causa en la actividad administrativa de un ente
autárquico – Hutchinson-.
• La excepción de “prescripción” de un derecho es un impedimento de carácter
sustancial y no formal que hace a la existencia misma del derecho pretendido y
puede ser invocado por la parte en el juicio aunque no se haya invocado en sede
administrativa. Debe ser opuesta obligatoriamente por la Administración, y sólo
por excepción se permite su renuncia.
• La interposición de la excepción no implica necesariamente que deba tratarse
como de previo y especial pronunciamiento, ya que sólo puede ser decidida en
esa calidad cuando no fueren necesarias pruebas para decidir sobre el carácter de
la acción, los hechos que la motivan ni sobre el cómputo del plazo; en caso
contrario debe diferirse al momento de la sentencia definitiva, - Hutchison-.
• En lo que atañe al último inciso de la norma comentada, allí convergen varios
supuestos, relacionados al “agotamiento de la vía” cuando el mismo resulte
obligatorio, y no se justifique la excepción a dicho agotamiento – ver artículos
14 y 15 del código-.
• También se puede interponer cuando se intente acceder a la instancia judicial por
“silencio” – antes llamada “retardación”-, y por ejemplo no se hubiere
interpuesto el “pronto despacho” en sede administrativa, ante el incumplimiento
de la Administración para responder en término un reclamo o petición del actor,
-ver respecto al silencio artículo 16 del código ritual-.
• Otro supuesto de excepción es ante el vencimiento de los plazos previstos en el
artículo 18 del código ritual, dado que estaría cumplido el plazo de “caducidad”
previsto para interponer la acción correspondiente. En el código anterior, esto se
definía como “incompetencia”
• continuando con lo anterior, en el “Código Varela” que rigió hasta diciembre de
2003, ante la falta de una norma específica sobre este tipo de excepción, la
Suprema Corte históricamente en inveterada jurisprudencia, consideraba que
vencido el plazo de caducidad – que era de 30 días-, procedía la “excepción de
incompetencia”, ya que por una cuestión temporal el tribunal no podía entender
en ese proceso.
• Para concluir con el comentario de esta norma, se recuerda que ante la no
presentación de las excepciones de “falta de legitimación” y “prescripción”
dentro de los quince primeros días del plazo para contestar demanda, las mismas
serán tratadas al resolver la cuestión de fondo, como primer punto de la
sentencia, dado que de prosperar ya no se justifica el tratamiento de las restantes
cuestiones planteadas en el proceso.
• El artículo 36 según redacción ley 13.101 del código ritual, trata sobre la
“Resolución de las excepciones”, la norma básicamente se divide en dos partes,
en el primer inciso se expresa que: “1. La decisión del juez que desestimare las
excepciones planteadas, ordenará la reanudación del plazo para contestar la
demanda, lo que deberá hacerse dentro de los treinta (30) días de notificada”.
• Esta parte de la norma, no contiene mucha complejidad, dado que ante el
rechazo o desestimación del juez a la excepción interpuesta deberá reanudarse el
plazo suspendido, y comienza a correr un plazo de 30 días desde la notificación
para contestar la demanda.
• En el segundo inciso de la norma comentada, se describen las distintas
circunstancias, que pueden darse según que excepción ha sido acogida por el
magistrado, y la conducta a seguir por el mismo. El tratamiento de esta segunda
parte, lo iremos tratando separadamente para su mejor comprensión.
• Así tenemos, que en el apartado a) del inciso 2º del artículo 36, se expresa
que: “a) En el caso de la excepción prevista en el inciso 1), apartado a) del
artículo anterior, aplicará lo dispuesto en el artículo 8°”. De prosperar esta
excepción, el magistrado por resolución motivada, declarará su incompetencia.
En tal supuesto remitirá los autos al tribunal considerado competente, si
perteneciere a la jurisdicción provincial. En caso contrario, dispondrá su archivo.
• En el apartado b) del segundo inciso del artículo 36 se establece, que: “b) En
el caso de las excepciones previstas en los apartados b) y d) del artículo
anterior, fijará el plazo dentro del cual deben subsanarse los defectos, bajo
apercibimiento de tener al demandante por desistido del proceso. Subsanados
ellos, se aplicará lo dispuesto en el inciso anterior”.
• Esta parte de la norma, trata la situación de cuando procedan las excepciones de
“falta de personería” y “defecto legal”, el trámite es sencillo en este caso, si se
subsanan los defectos dentro del plazo dispuesto por el juzgado, se notifica esta
circunstancia y se otorga un plazo de 30 días para contestar demanda. De no
corregirse los defectos, como la misma norma lo indica el juez declarará que se
tiene por desistido del proceso.
• En el apartado c) del inciso 2º del artículo 36, se expresa que: “c) En el
supuesto de las excepciones previstas en el inciso 1) apartado i) del artículo
anterior, cuando se refieran a la falta de agotamiento de la vía administrativa o
a la no configuración del silencio administrativo, conforme a lo dispuesto en los
artículos 14° y 16°, determinará si fuere procedente, el modo de subsanar tales
defectos, aplicándose lo dispuesto en el apartado anterior. Caso contrario, se
declarará la inadmisibilidad de la pretensión”. La norma estipula, que el juez
otorga un plazo a la parte actora, para que subsane los defectos de
incumplimiento de los artículos 14 o 16 – según sea por falta de agotamiento de
la vía, o por no configurarse el silencio-, y en caso de que no se cumpla
declarará la inadmisibilidad de la pretensión por incumplimiento de los
requisitos de los artículos citados.
• Concluyendo con la norma comentada, el apartado d) del inciso 2º del artículo
36, establece que: “d) En el caso de las excepciones previstas en el inciso 1)
apartados c), e), f), g) y h) del artículo anterior, así como en el supuesto
previsto en el apartado i) del mismo precepto, en lo referente a los casos no
previstos en los apartados precedentes de este artículo, se declarará la
inadmisibilidad de la pretensión”. En esta parte de la norma, el legislador
dispuso, que si prosperan las excepciones de: litispendencia; cosa juzgada;
transacción, conciliación, o desistimiento del derecho; falta de legitimación para
obrar; prescripción o incumplimientos para el agotamiento de la vía o la
configuración del silencio, el juez “declarará inadmisible la pretensión”.
• Con respecto a la “contestación de demanda” -artículo 37 del código ritual-, en
principio hay que tener en cuenta los requisitos, estructura y formalidades
establecidos por el legislador para la demanda.
• Los primeros dos incisos de la norma comentada, dicen así: “1. La contestación
de la demanda se efectuará por escrito. Contendrá, en lo pertinente, los
requisitos establecidos en el artículo 27° del presente Código. 2. En ese escrito,
el demandado deberá reconocer o negar en forma categórica cada uno de los
hechos expuestos en la demanda, así como pronunciarse en la misma forma
sobre la autenticidad de los documentos que se le atribuyen. El silencio o la
ambigüedad en la contestación de tales extremos, podrá considerarse como
reconocimiento de los hechos, de la autenticidad de los documentos y de su
recepción”.
• La norma exige además de cumplir con los recaudos establecidos en el artículo
27 del código ritual, negar “categóricamente” los hechos dado que como suele
suceder a veces, las negativas genéricas no son eficaces para desconocer los
hechos. La misma situación se da con el desconocimiento de los documentos,
pues si no los desconoce expresamente, se tendrán por reconocidos con los
efectos propios que produce esta circunstancia. La norma expresamente pone
énfasis sobre el acto de desconocimiento, dado que si no es expreso y
contundente, se pueden tener por reconocidos los hechos, como también los
documentos en su autenticidad y recepción. Estos extremos deben ser cumplidos
oportunamente, pues luego de la contestación, el desconocimiento ya sería
además de inoportuno ineficaz.
• El tercer inciso del artículo 37, prevé que: “3. Podrán invocarse hechos que se
opongan a los alegados por el actor o argumentos de derecho que no se
hubieran planteado en el procedimiento administrativo, siempre que se
relacionen con el objeto de la pretensión”.
• Con el código anterior, en la interpretación de la Suprema Corte, se
aplicaba estrictamente el “principio de congruencia” en relación a lo actuado en
instancia administrativa. Actualmente, tal como lo plantea la norma este
requisito se ha elastizado permitiendo la invocación de hechos no planteados por
la actora, pero relacionados al objeto de la pretensión.
• También en el caso de la demanda, se permite plantear hechos o
cuestiones que no necesariamente están planteados en la instancia
administrativa, como puede ser por ejemplo la solicitud de indemnizaciones.
• El artículo 38 del código regula sobre el “plazo para contestar demanda”, la
norma de sencilla redacción – que no requiere de comentarios para ser
interpretada-, establece lo siguiente: “1. El plazo para contestar la demanda
será de cuarenta y cinco (45) días. 2. Si fueran dos o más los demandados, el
plazo será común. Cuando procediere la suspensión o ampliación respecto de
uno, el plazo se suspenderá o ampliará respecto de todos”.
• El artículo 39 contempla la “reconvención”, tampoco - como en el supuesto
anterior-, esta norma requiere demasiados comentarios, pues su redacción simple
permite interpretarla sin dificultades.
• El artículo 40 del código ritual texto según ley 13.101, trata sobre las
“Diligencias ulteriores”, al respecto en su primer inciso, se expresa que: “1.Si al
contestar la reconvención la parte reconvenida agregase nuevos documentos, se
correrá traslado de los mismos a la reconviniente, por el término de cinco (5)
días, para que reconozca o desconozca su autenticidad, lo que se notificará por
cédula”.
• Mientras que en el inciso 2, la norma dispone que: “2. Contestado el traslado de
la demanda o reconvención, en su caso, o vencidos los plazos para hacerlo,
resueltas las excepciones previas, y siempre que se hayan alegado hechos
conducentes acerca de los cuales no hubiese conformidad entre las partes, el
Juez recibirá la causa a prueba, procediendo a tal fin de acuerdo a lo previsto
en el artículo 41”. La redacción de la norma no trae aparejada ninguna dificultad
para su interpretación, dado la sencillez de su texto.
• La “audiencia preliminar” incorporada por el artículo 41 en él código ritual,
por la ley 12.008 –luego modificada por la ley 13.101-, fue según nuestro
criterio, uno de los grandes aportes del legislador al proceso contencioso
administrativo. Sí bien este acto procesal, se halla incluido en varios
ordenamientos nacionales, provinciales y extranjeros, y con la aplicación de
varios artículos del código procesal civil y comercial de la Provincia, se podía
implementar –gracias a la remisión que hace el art. 77 del C.C.A.-, el hecho de
que estuviera expresamente previsto en este proceso, ayuda enormemente a
agilizar el trámite haciéndolo más rápido y expeditivo, si se tiene en cuenta que
al depurar la prueba dejando la estrictamente necesaria para la resolución del
caso, los tiempos en muchas ocasiones se abrevian notablemente.
• Si bien uno de los objetivos principales de esta norma, apunta a depurar el
proceso excluyendo aquella prueba que sea improcedente o inconducente,
tampoco debe descartarse que estando todos los letrados presentes luego de
trabada la litis, allí en ese espacio se pueda intentar llegar a una conciliación o
acercamiento entre las partes para que se concrete un acuerdo.
• Con respecto al intento de conciliación, el mayor obstáculo reside en que
muchas veces los abogados que representan a los municipios o al Fisco, no
cuentan con facultades e instrucciones para conciliar, de todos modos no debe
dejarse de intentar esta posibilidad que permitiría eventualmente ponerle fin al
proceso.
• Como ventaja de esta audiencia, también se puede destacar que en la misma,
existe posibilidad de interrogar a los letrados sobre la utilidad de cierta prueba
propuesta por ellos, y de acuerdo a su respuesta evaluar si la prueba resulta
pertinente o no.
• También se ha aprovechado esta audiencia para incluir nuevos puntos de pericia,
a los solicitados por las partes, o bien incluir preguntas a los pliegos para las
declaraciones de absolventes o testigos en jurisdicción ajena al juzgado.
• Asimismo, en la mencionada audiencia, se puede informar a las partes sobre
alguna medida de mejor proveer que el juez pueda considerar importante
introducir en esa instancia.
• Además, en las mismas audiencias se ha informado a las partes sobre algún
reconocimiento judicial, que el magistrado quiera agregar a la prueba ya
existente.
• Tenemos entonces, que cumplido lo previsto en el inciso 2º del artículo 40, es
decir contestada la demanda y/o reconvención y resueltas las excepciones, el
juez fija fecha para la realización de la audiencia.
• La norma en análisis, -artículo 41-, en su primera parte dice así:
• “Audiencia. Determinación de los hechos y de la prueba. 1. A los fines de
lo establecido en el artículo 40 inciso 2) del presente Código, el Juez citará a
las partes dentro de los quince (15) días a una audiencia, que se celebrará con
su presencia en la que: a)Fijará por sí los hechos articulados que sean
conducentes a la decisión del proceso, sobre los cuales versará la prueba y
desestimará los que considere inconducentes, de acuerdo con las constancias de
la causa […]
• b)Recibirá y resolverá en el mismo acto el pedido de oposición a la apertura a
prueba de la causa, para lo cual será necesario escuchar a la contraparte.
• c) Recibirá y resolverá en el mismo acto las manifestaciones de las partes,
si las tuvieren, con referencia a lo prescrito en el artículo 42° del presente
Código.
• d) Declarará cuáles pruebas son procedentes para la continuación del
juicio.
• e) Declarará si la cuestión fuere de puro derecho, con lo que la causa
quedará concluida para definitiva […]”.
• Son varios los pazos que se deben cumplir en esta audiencia, de allí la
importancia de tener bien leído el expediente al momento de realizarla. Además
como se hace en la práctica, existe un proyecto de acta que se lee a todos los
presentes –todos los letrados y en ocasiones concurren también las partes-, los
hechos conducentes sobre los que versará al proceso de acuerdo a la postura de
las partes y al orden que estableció el juzgado, desestimando aquellos hechos
que fueren inconducentes en cumplimiento de lo previsto en el punto a) del
inciso 1º del artículo 41.
• Seguidamente se le pregunta a las partes, si existe oposición a la apertura
a prueba, y en caso de haberla se resuelve en el acto –previo escuchar a la otra
parte-, dado que es obligatoria la presencia del juez en esta audiencia. Por lo
general, salvo que sea un caso donde se pueda resolver con las constancias del
expediente administrativo, existe consenso en la apertura a prueba.
• De este modo se da cumplimiento a lo previsto en el punto b) del inciso 1º del
artículo 41.
• La ley exige interrogar a las partes sobre la existencia de un “hecho nuevo” de
conformidad a lo previsto por el artículo 42 del código. De haberlo, se recibe la
propuesta de la parte que invoca, se concede la palabra a las otras partes y se
resuelve de conformidad a la norma citada. Aunque como veremos luego en el
análisis del artículo 42, los “hechos nuevos”, pueden eventualmente invocarse –
cumpliendo el resto de los requisitos- hasta cinco días después de la audiencia
del artículo 41. Se cumple así con lo estipulado por el apartado c) del inciso 1º
del artículo 41.
• Mientras que para el caso del apartado d) del inciso 1º de la norma antes citada,
se deberá declarar que pruebas son procedentes para la continuación del juicio.
• Finalmente en el apartado d) del inciso 1º del artículo 41, se prevé que cuando
la cuestión sea declarada de “puro derecho”, quedando entonces para definitiva,
esto es que se deberá dar traslado a las partes para que aleguen y luego
presentados los alegatos, o vencido el plazo para que se acompañen y no sean
incorporados por las partes, pasará el expediente a la etapa de “autos para
sentencia”.
• Todo lo cual se regula en el 2º inciso del artículo 41, que dice así: “2.Si en la
audiencia prevista en el inciso anterior, las partes manifestaren que no tienen
ninguna prueba a producir o que ésta consiste únicamente en las constancias
del expediente o en la documental ya agregada y no cuestionada, se dejará
constancia de ello. El Juez correrá traslado por cinco (5) días comunes, para
que las partes expongan sus alegaciones sobre los hechos y el derecho
controvertidos en la causa”.
• En el artículo 42 de la ley, se regula todo lo concerniente a los “hechos
nuevos”, presentados luego de celebrada la audiencia preliminar del artículo
41, en el primer inciso se describe la situación que da lugar a la aplicación de
esta norma, mientras que en el segundo inciso se establece cuál será el
procedimiento a seguir por esa presentación de hechos nuevos.
• La norma expresa: “1. Cuando con posterioridad a la contestación de la
demanda o reconversión, ocurriese o llegase a conocimiento de las partes algún
hecho que tuviese relación con la cuestión que se ventila, podrán alegarlo hasta
cinco (5) días después de celebrada la audiencia prevista en el artículo 41 del
presente Código. 2. Del escrito en que se alegue tal circunstancia, se dará
traslado a la otra parte, quien dentro del plazo para contestarlo podrá también
invocar otros hechos en contra posición a los alegados. En este caso quedará
suspendido el plazo de prueba hasta la notificación de la resolución que los
admita o deniegue”.
• La norma es suficientemente clara, se invoca “hechos nuevos” por una de las
partes, se da traslado de la misma a la otra parte, ésta a su vez puede invocar
otros hechos replicando a los presentados por la primera, luego de lo cual se
resuelve por el juez hacer lugar o no a la presentación. Mientras tanto el plazo
para la producción de la prueba, queda suspendido hasta la notificación de la
resolución que admita o deniegue.
Pruebas y alegatos
• Plazo para producir la prueba: El artículo 43, fija el plazo máximo de cuarenta
(40) días a partir del día hábil siguiente a la celebración de la audiencia
preliminar del artículo 41, o en su defecto desde que se resuelve la denuncia de
“hecho nuevo” prevista en el artículo 42 del código, y a partir del día siguiente a
que se notifique la admisión o negación del hecho nuevo.
• La norma comentada según texto 13.101, dice así: “Plazo de producción de las
pruebas. El plazo de prueba será fijado por el Juez y no excederá de cuarenta
(40) días. Dicho plazo es común y comenzará a correr a partir del día siguiente
al de la fecha de celebración de la audiencia prevista en el artículo 41 del
presente Código”.
• La ley dedica solo un artículo a la “prueba pericial”, dejando a salvo que en el
caso de peritos que sean “funcionarios” o “agentes” públicos, no podrán ser
recusados excepto que se hallen en dependencia jerárquica del órgano
demandado. A modo de ejemplo, si el demandado es el Municipio de Dolores, si
puede ser recusado un perito médico que se desempeñe en relación de
dependencia de la demandada en dicho nosocomio municipal.
• El artículo 44, expresa lo siguiente: : “Prueba de peritos. No será causal de
recusación para los peritos la circunstancia de que sean funcionarios o agentes
públicos, salvo cuando se encontraren bajo la dependencia jerárquica directa
del órgano cuya actuación u omisión diera lugar a la pretensión”.
• Declaración de funcionarios públicos – artículo 45-: Expresa Hutchinson que
surge implícitamente que no procede la absolución de posiciones del
funcionario, que eso se acepta en la mayoría de los códigos de la materia y la
doctrina, que no aceptan la confesional de los funcionarios, ya que los actos
sobre los que se manifiestan son escritos y, por tanto, pueden perfectamente
probarse sin necesidad de declaraciones confesionales.
• La norma en comentario, expresa lo siguiente: “Declaración de funcionarios
públicos. Cuando fuere parte la Provincia, un municipio, o un ente provincial o
municipal, las preguntas a los funcionarios públicos tramitarán por oficio
dirigido a la autoridad superior del ente que en cada caso correspondiere. Las
contestaciones, por escrito, deberán efectuarse dentro de los veinte (20) días
posteriores a la recepción del oficio”.
• Medidas de mejor proveer – artículo 45-: Hutchinson opina que sin perjuicio de
recaer sobre las partes la carga de la prueba, el juez no tiene al respecto una
situación meramente pasiva, receptiva. El puede cooperar al esclarecimiento de
los hechos dictando medidas de prueba para mejor proveer. Tiene la potestad
para ordenar las diligencias necesarias para el esclarecimiento de la verdad de
los hechos. Esta potestad puede ejercerse aún después de cerrado el período a
prueba, tal como se expresa en la norma.
• La norma comentada según texto ley 13.101, dice lo siguiente: Medidas para
mejor proveer. El Juez podrá ordenar de oficio la producción o ampliación de
toda medida de prueba que considere conducente a la averiguación de la verdad
de los hechos. Esta potestad podrá ejercerse en cualquier estado del proceso, aún
después del llamamiento de autos para sentencia. La decisión será irrecurrible”.
De la sentencia.
Costas
RECURSOS EXTRAORDINARIOS:
El artículo 60 del CCA establece que contra las sentencias definitivas de Cámara
procederán los recursos extraordinarios previstos en la Constitución de la Provincia
de Buenos Aires aplicándose las normas previstas por los artículos 278 a 303 del
CPCC, con la salvedad que no será de aplicación en el recurso extraordinario de
inaplicabilidad de ley lo dispuesto por los artículos 278 y 280 del CPCC sobre valor
del litigio y depósito previo cuando el mismo se interponga contra sentencias que
recaigan en materia de impugnaciones a resoluciones del Tribunal de Cuentas y
Fiscal de Apelación.
Bibliografía