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Alimentos Alimentos Transgénicos

explicar que son, como se hacen, como se producen,proposito en dónde, etc LISTO
alimentos transgénicos en el mundo: ee.uu, y algunos más
cuales cultivan y cómo *no muy extenso*
alimentos transgénicos en argentina LISTO
cuales cultiva, como LISTO
ley de aprobación de los mismos LISTO

(si no me alcanza analizar alguno en profundidad)


beneficios y consecuencias

(algún caso de enfermedad relacionado a los alimentos transgénicos)

opinión personal
3 ……………………………………………………………………..

10 ……………………………………………………………………

18 ………………………………………………………………... Conclusión

19 ………………………………………………………………... Bibliografía
La genética es un tema que conlleva varias ramas y temáticas muy
interesantes, pero cuando se trata de los alimentos es muy extensa y variada
lo cual me llamó la atención para analizar en profundidad. En la actualidad,
varios de los países actuales producen alimentos transgénicos y toda la
población los consume, a excepción de aquellos que consuman orgánicos o
tengan una huerta.
Antes de ver cuáles son y qué países los producen, definiremos qué son,
cómo se producen y qué recaudos y cuidados se deben tomar al producir
este tipo de producción.

GENERAL

PROPOSITO El cultivo transgénico es aquel al que se le han insertado genes de


distinta especie. La técnica, que ya abarca 185 millones de hectáreas alrededor del
mundo, nació para reducir el agotamiento de los recursos que provoca la agricultura
tradicional y proteger las cosechas de plagas y otras condiciones adversas, así
como reducir costes de producción.

La biotecnología se refiere a toda aplicación tecnológica que utilice sistemas biológicos y


organismos vivos o sus derivados para la creación o modificación de productos o procesos para
usos específicos. Dichos organismos pueden o no estar modificados genéticamente por lo que
no hay que confundir Biotecnología con Ingeniería Genética. biotecnología como la «aplicación
de principios de la ciencia y la ingeniería para tratamientos de materiales orgánicos e
inorgánicos por sistemas biológicos para producir bienes y servicios».
La ingeniería genética es la manipulación directa de los genes de un organismo usando la
biotecnología para modificar sus genes, ya sea eliminando, duplicando o insertando material
genético por medio de las diferentes tecnologías de edición genética.

La ingeniería genética incluye un conjunto de técnicas biotecnológicas, entre ellas destacan:1​


● Amplificación del ADN 2​
● La secuenciación del ADN.
● La reacción en cadena de la polimerasa (PCR).
● Plasmocitosis
● Clonación molecular
● Mutación excepcional
● Bloqueo génico

La tecnología del ADN recombinante


La tecnología del ADN recombinante consiste en aislar y manipular un fragmento de ADN de un
organismo para "re-combinarlo" con el de otro organismo3​*tecnologia más utilizada por este
campo para producir alimentos trangenicos*
Los principales compuestos herbicidas asociados a los cultivos transgénicos
son el glufosinato de amonio y el glifosato

Los alimentos genéticamente modificados (GM) tienen un ADN modificado usando genes de
otras plantas o animales. Los científicos toman el gen de un rasgo deseado de una planta o
animal e insertan ese gen dentro de una célula de otra planta o animal.

Funciones
La ingeniería genética se puede realizar con plantas o bacterias y otros microorganismos muy
pequeños. La ingeniería genética permite a los científicos pasar el gen deseado de una planta o
animal a otro. Los genes también pueden pasarse de un animal a una planta, y viceversa. Otro
nombre para esto es organismos genéticamente modificados u OGM.

El proceso para crear alimentos GM (transgénicos) es diferente a la cría selectiva. Esta involucra
la selección de plantas o animales con los rasgos deseados y su crianza. Con el tiempo, esto
resulta en la descendencia con los rasgos deseados.

Uno de los problemas con la crianza selectiva es que también puede resultar en rasgos que no
son deseados.

Con la cría selectiva, todos los rasgos del animal o la planta pasan a sus
descendientes. Pero eso implica también que se genera mucha “basura”, es
decir características que no interesan, y hay que repetir y repetir hasta obtener
lo buscado.

Además sólo funciona con especies similares, como dos variedades de


maíz, por ejemplo. Para obtener una planta transgénica, en cambio, los
científicos tienen que aislar ADN de distintos organismos, que pueden no
estar relacionados, ya sean una bacteria, un virus, o incluso ADN humano.
Con la cría selectiva, todos los rasgos del animal o
la planta pasan a sus descendientes

Esos genes se combinan entre sí mediante procesos bioquímicos hasta


conseguir una construcción genética, en la que puede haber ADN de cinco
a quince procedencias. Para resumir, un transgénico es “un organismo cuyo
material genético ha sido alterado de una forma que no sucede en la
naturaleza”, según definición de la directiva de la UE.

Los alimentos transgénicos son aquellos que han sido producidos a partir de un organismo
modificado mediante ingeniería genética y al que se le han incorporado genes de otro organismo
para producir las características deseadas.

La mejora de las especies que serán usadas como alimento ha sido un motivo común en la
historia de la Humanidad. Entre el 12 000 y 4000 a. C. ya se realizaba una mejora por selección
artificial de plantas. Tras el descubrimiento de la reproducción sexual en vegetales, se realizó el
primer cruzamiento intergenérico (es decir, entre especies de géneros distintos) en 1876. En
1909 se efectuó la primera fusión de protoplastos,4​y en 1927 se obtuvieron mutantes de mayor
productividad mediante irradiación con rayos X de semillas. En 1983 se produjo la primera
planta transgénica.5​En estas fechas, unos biotecnólogos logran aislar un gen e introducirlo en
un genoma de la bacteria Escherichia coli (E. Coli).6​Tres años más tarde, en 1986, Monsanto,
empresa multinacional dedicada a la biotecnología, crea la primera planta genéticamente
modificada. Se trataba de una planta de tabaco a la que se añadió a su genoma un gen de
resistencia para el antibiótico Kanamicina. Finalmente, en 1994 se aprueba la comercialización
del primer alimento modificado genéticamente, los tomates Flavr Savr, creados por Calgene,
una empresa biotecnóloga.7​A estos se les introdujo un gen antisentido con respecto al gen
normal de la poligalacturonasa, enzima que provoca la degradación de las paredes celulares en
los frutos maduros, de manera que el fruto aguanta más tiempo sin estropearse una vez
cosechado, y tiene mayor resistencia a los daños por su manipulación, como rasguños o golpes.
Pero pocos años después, en 1996, este producto fue retirado del mercado de productos
frescos, en gran medida a causa de su insipidez, y también porque, aún sin descomponerse,
acababa resultando poco apetecible, con una piel blanda, un sabor extraño y cambios en su
composición. Estos tomates se siguen usando para la elaboración de conservas y zumos.8​
Los alimentos transgénicos son organismos que poseen en su
composición uno o varios genes diferentes de los que se les atribuyen
en un principio. Mediante técnicas de biotecnología, se pueden utilizar
genes extraídos de seres vivos, modificados en laboratorios y
reintroducidos en el mismo u otro organismo. Técnicamente se conocen
como Organismos Modificados Genéticamente (OMG) y su objetivo es
dotar a estos organismos de cualidades especiales de las que
carecerían. De este modo, las plantas transgénicas pueden sobrevivir a
plagas, aguantar mejor las sequías, o resistir el efecto de algunos
herbicidas.

Un alimento transgénico es aquel que contiene organismos a los que se


ha incorporado material genético (un gen o un trozo de ADN) de otros
organismos mediante técnicas de ingeniería genética para producir las
características deseadas.

Por lo tanto, todos los transgénicos son OGM, pero no todos los OGM
son transgénicos.
De forma simplificada, se puede afirmar que las técnicas clásicas de
mejora de plantas se basan en los cruzamientos y la selección de las
mejores variedades. En cambio, la ingeniería genética permite el
aislamiento de un gen, la caracterización y el manejo en el
laboratorio, así como su introducción en el genoma de otro ser vivo. De
esta manera se puede afinar mucho más en la consecución de las
características deseadas.
Hoy en día, gracias a la biotecnología se puede transferir un gen de un
organismo a otro para dotarle de alguna cualidad de la que este último
carece. En el caso de las plantas agrícolas, el objetivo puede ser lograr
que aguante mejor las sequías, sean resistentes a un herbicida o a
insectos, tengan un mayor contendio de alguna vitamina...

Un producto transgénico procede de un organismo transgénico, en el que


se ha introducido un trozo de ADN, con uno o varios genes, mediante
tecnología de ADN recombinante. Los genes pueden proceder de la
misma especie, de especies cercanas o de otros organismos. Es por
tanto, una técnica de mejora que permite transferir material genético
entre organismos, incluso cuando éstos no son compatibles sexualmente.

Ingeniería genética bioalimentaria

Consiste en la alteración selectiva de los genes de un organismo,


generalmente modificando uno o pocos caracteres, que se realiza
mediante el uso de técnicas de ADN recombinante.

En los transgénicos el producto mejorado se obtiene usando la


tecnología de ADN recombinante que permite incorporar uno o varios
genes de un organismo a otro, aunque no sean compatibles
sexualmente. El requerimiento previo es conocer la función del gen o
genes que se introducen.

En las técnicas de selección e hibridación, la mejora se hace siempre


cruzando individuos compatibles sexualmente. Mediante esta
técnica se pueden mejorar varios caracteres a la vez o modificar
características controladas por muchos genes.

En los transgénicos, se suelen modificar uno o pocos caracteres


(resistencia a herbicidas, resistencia a insectos, vida poscosecha) y
suele requerir menos tiempo que las técnicas de hibridación-selección.
Ambas tecnologías son complementarias, y persiguen el mismo
objetivo: lograr un producto de mejores características para el
agricultor y el consumidor.
Aunque es cierto que la legislación europea evalúa todos y cada uno de los
productos transgénicos que se pretende comercializar para asegurarse de que
son seguros para los consumidores, de momento no obliga a poner ningún
sello bien visible, como reclaman algunas organizaciones, que especifique
que se trata de un producto OMG. Sí es preceptivo indicarlo en la etiqueta de
cualquier producto que contenga al menos un 0,9% de algún transgénico,
pero hay que leer detenidamente la letra pequeña para saberlo.

La industria alimentaria es bien consciente de la controversia ante los


transgénicos y ya son muchas las empresas, explícitamente opuestas al uso de
transgénicos, que así lo hacen constar.
Etiquetado de los alimentos transgénicos
En los países de la Unión Europea la regulación obliga a que cualquier
alimento que tenga más de un 0,9% de algún organismo transgénico en
su composición lo especifique en su etiquetado. Por ejemplo, si unas
magdalenas que llevan almidón de maíz transgénico debe constar en su
etiqueta.

ARGENTINA

LOS CULTIVOS TRANSGÉNICOS EN ARGENTINA

El primer cultivo transgénico en Argentina fue la soja tolerante a glifosato. Se


aprobó, y sembró por primera vez, en 1996 y desde ese momento el área sembrada
con cultivos transgénicos, también llamados genéticamente modificados (GM), ha
crecido en forma sostenida. Otro tipo de cultivos transgénicos aprobados, y muy
rápidamente adoptados en Argentina, son los cultivos resistentes a insectos (cultivos
Bt). Incluso hay varios cultivos transgénicos que combinan la tolerancia a herbicidas y
la resistencia a insectos. Con alrededor de 24 millones de hectáreas sembradas, que
representan el 12-13% de la superficie global de transgénicos, Argentina está
posicionada como el tercer productor mundial de cultivos GM, después de Estados
Unidos y Brasil.

La tasa de adopción de cultivos transgénicos es una de las más altas en cuanto a


adopción de nuevas tecnologías en el sector agropecuario argentino, y supera
inclusive a la observada con la incorporación de los híbridos en el cultivo de maíz. Esto
indica un alto grado de satisfacción por parte del agricultor con respecto a los
beneficios que provee la biotecnología que ofrece, además de la disminución de los
costos, otras ventajas, como mayor flexibilidad en el manejo de los cultivos,
disminución en el empleo de insecticidas, mayor rendimiento y mejor calidad de la
producción. Adicionalmente, lo cultivos transgénicos se complementan muy bien con
prácticas de labranza conservacionistas, como la siembra directa, contribuyendo a la
conservación del suelo, simplificación de manejo y reducción de costos de producción.
EVALUACIÓN Y APROBACIÓN DE CULTIVOS
TRANSGÉNICOS EN ARGENTINA

Para poder ser adoptados por los agricultores, los cultivos transgénicos deben tener la
aprobación de las autoridades regulatorias correspondientes. La autorización para la
comercialización de un cultivo transgénico en Argentina está a cargo de las
autoridades del Ministerio de Agricultura Ganadería y Pesca, y se basa en los informes
técnicos elaborados por tres Direcciones y sus Comisiones Asesoras. Se evalúa que
los cultivos transgénicos y sus productos sean seguros para el consumo, tanto humano
como animal, que sean seguros para el ambiente, y que no tengan un potencial
impacto negativo en las exportaciones.

LEER MÁS

CARACTERÍSTICAS DE LOS CULTIVOS


TRANSGÉNICOS ADOPTADOS EN ARGENTINA

Hoy en día, los principales cultivos transgénicos sembrados en Argentina son soja,
maíz y algodón con distintas combinaciones de tolerancia a herbicidas y resistencia a
insectos. Como hace más de una década, prácticamente el 100% de la superficie de
soja en Argentina se siembra con variedades transgénicas tolerantes a herbicidas. En
el norte del país, donde la presión de insectos plaga es muy elevada, una proporción
importante de las variedades de soja sembradas combinan la tolerancia a herbicidas
con la resistencia a insectos. Para el caso del maíz, más del 97 % de la superficie se
siembra con maíz transgénico. La mayoría corresponde a híbridos con características
combinadas de tolerancia a herbicidas y resistencia a insectos y una fracción muy
menor a híbridos con tolerancia a herbicida o resistencia a insectos por separado. En
algodón, prácticamente el 100% de la superficie sembrada corresponde a variedades
transgénicas con características combinadas de resistencia a insectos y tolerancia a
herbicidas.
CRITERIOS PARA LA EVALUACIÓN DE

TRANSGÉNICOS

Para evaluar la seguridad de un alimento derivado de un organismo genéticamente


modificado primero se lo compara con el alimento más parecido que se encuentre
disponible (generalmente, el alimento que deriva de su par no transgénico). Este
método establece el punto de partida de la evaluación y determina lo que se conoce
como “equivalencia sustancial”. Se trata de una comparación pormenorizada entre
ambos productos que va desde la morfología de la planta hasta la composición
nutricional del producto alimenticio. Cuando los cambios en la composición del
alimento son intencionados (por ej. modificación de ácidos grasos en aceites) debe
estudiarse el balance nutricional exhaustivamente, sobre todo cuando se pretende
que el nuevo producto reemplace al anterior.
La evaluación debe asegurar también que la modificación genética no haya
provocado cambios que puedan afectar la inocuidad o el valor nutricional del
alimento. Por ejemplo, si el organismo hospedador posee un determinado nivel de
toxinas, como es el caso de la solanina en papa, este nivel no puede aumentar en el
transgénico.
La ingeniería genética puede introducir genes cuyos productos son nuevos en la
cadena alimentaria. Tal es el caso de los productos destinados al mejoramiento de
características agronómicas, como tolerancia a herbicidas o resistencia a insectos.
En tal caso, se aplican una serie de ensayos consensuados internacionalmente, que
permiten decidir si un compuesto es un alérgeno potencial o no.

Argentina, el tercer país que más


siembra transgénicos: destacan los
beneficios de su uso

Hoy en día, los principales cultivos transgénicos sembrados en Argentina son


soja, maíz y algodón con distintas combinaciones de tolerancia a herbicidas y
resistencia a insectos.
El miedo a los transgénicos se debe a
la falta de información
El temor a los transgénicos se debe a la falta de información de los
consumidores, ha indicado un grupo de expertos en biotecnología
aplicada a la alimentación reunidos en el curso titulado ‘Cultivos y
alimentos transgénicos: actualidad y futuro’, organizado por la
Universidad Internacional Menéndez Pelayo en Huesca.

“Los alimentos transgénicos no conllevan ningún riesgo superior al de los


alimentos convencionales. Es más, la manipulación genética ofrece la
posibilidad de tener un mayor control sobre los cambios que se producen,
algo que no es reconocido en términos generales. La naturaleza de esta
manipulación goza de muy mala prensa por razones, en ocasiones, casi
filosóficas y en donde influyen componentes relativos a la preservación
del medio ambiente o a la tecnofobia”, explicó Néstor Carrillo, profesor de
Biología Molecular de la Universidad de Rosario, en Argentina.

Los especialistas coinciden en que existe una gran falta de información


que permita que los ciudadanos conozcan y decidan libremente. Según
señaló José Pío Beltrán, vicepresidente del Consejo Superior de
Investigaciones Científicas (CSIC), “nuestra obligación como científicos
es la de facilitar información a la opinión pública, con datos claros y
objetivos para que puedan formar su propia opinión. Nosotros nos
encontramos en medio de un debate que protagonizan, con posturas
enfrentadas, las multinacionales y los grupos ecologistas. Sin duda, las
bases del debate encierran un gran contenido ideológico”.

BENEFICIOS Y CONSECUENCIAS
Los productos de alimentación que han sido modificados genéticamente para tener ciertas
propiedades especiales son objeto de debate desde su aparición, hay quienes lo aprueban y
quienes están en contra. La guerra entre científicos y ambientalistas/activistas persiste
todavía en la actualidad sobre que posición tomar ante esta problematica.

Al escuchar la palabra “trasgénico” lo primero que se le viene a la mente es


malo, negativo, perjudicial para la salud, no saludable, etc. y, aunque la
palabra suene como otra cosa, pero se ha demostrado científicamente varias
veces lo contrario.

qué “beneficios” y consecuencias trae este tipo de producción, tanto en la


salud como en la tierra.
Los posibles beneficios de los alimentos transgénicos incluyen:

Alimentos más nutritivos


Alimentos más apetitosos
Plantas resistentes a la sequía y a las enfermedades, que requieren menos
recursos ambientales (como agua y fertilizante)
Menos uso de pesticidas
Aumento en el suministro de alimentos a un costo reducido y con una mayor
vida útil
Crecimiento más rápido en plantas y animales
Alimentos con características más deseables, como papas (patatas) que
produzcan menos sustancias cancerígenas al freírlas
Alimentos medicinales que se podrían utilizar como vacunas u otros
medicamentos
Algunas personas han expresado preocupaciones sobre los alimentos
transgénicos, tales como:

Creación de alimentos que pueden causar una reacción alérgica o tóxica


Cambios genéticos inesperados y dañinos
La transferencia inadvertida de genes de una planta o animal GM a otra
planta o animal cuyo propósito no sea la modificación genética
Alimentos que son menos nutritivos
Se ha probado que estas preocupaciones hasta ahora no tienen fundamento.
Ninguno de los alimentos transgénicos usados hoy en día ha causado
algunos de estos problemas. La Administración de Alimentos y Medicamentos
de los Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) evalúa todos los
alimentos transgénicos para asegurarse que sean seguros antes de que
salgan a la venta. Además de la FDA, la Agencia Estadounidense de
Protección Ambiental (EPA, por sus siglas en inglés) y el Departamento de
Agricultura de los Estados Unidos (USDA, por sus siglas en inglés) regulan
las plantas y animales producto de la bioingeniería. Ellos evalúan la seguridad
de los alimentos transgénicos para los humanos, animales, plantas y el medio
ambiente.

La Organización Mundial de la Salud, la Academia Nacional de Ciencia, y varias de las


organizaciones científicas más importantes alrededor del mundo han revisado investigaciones
sobre alimentos transgénicos y no encontraron evidencia de que sean dañinos. No hay informes
de enfermedades, lesiones o daños al medio ambiente debido a los alimentos transgénicos. Los
alimentos transgénicos son tan seguros como los alimentos convencionales.
El Departamento de agricultura de los Estados Unidos ha empezado a solicitar a los fabricantes
de alimentos que divulguen la información relacionada con alimentos con procesos de
bioingeniería y sus ingredientes.

Y aseguran que no se han podido demostrar que los OMG sean


perjudiciales para la salud humana, que provoquen daños
medioambientales o haya aumentado las alergias alimentarias. Todo lo
contrario de sus detractores, que basan su percepción negativa en el hecho de
que hace tan poco tiempo que los transgénicos forman parte de nuestra vida
que es muy pronto para calibrar si son peligrosos o no para las personas,
animales y el ecosistema en general.

A favor

> Los cultivos están protegidos frente a virus, insectos y malas hierbas.

> Gracias a plantas tolerantes a los herbicidas y a los pesticidas, éstos se


utilizan menos, lo que es bueno para el medioambiente y para la economía,
porque reducen costes.

> Los frutos son más resistentes, duraderos o incluso más nutritivos.

> Los hay preparados para desarrollarse en zonas estériles o de sequía donde
hasta ahora era prácticamente imposible plantar.

> Se consiguen frutos de mayor tamaño y, en consecuencia más rentables.

> Se les pueden añadir proteínas que ayudan a combatir enfermedades y


malnutrición.

> Plantas y animales crecen más deprisa.


> Como consecuencia de la tolerancia y resistencia, teóricamente, los
rendimientos de los cultivos aumentarán y con el tiempo se contribuirá a un
mejor abastecimiento de una población que se multiplica.

En contra

No se sabe aún si estas nuevas especies son más invasivas que las
convencionales y por lo tanto pueden alterar seriamente al ecosistema. Ponen
en peligro la biodiversidad porque se eliminan organismos de la naturaleza.

> El cruce de genes puede provocar la resistencia de las bacterias a


antibióticos.

Para esta última los cientificos Se ha postulado el papel de los alimentos transgénicos
en la difusión de la resistencia a antibióticos, pues la inserción de ADN foráneo en las
variedades transgénicas puede hacerse (y en la mayoría de los casos se hace) mediante la
21
inserción de marcadores de resistencia a antibióticos. ​No obstante, se han desarrollado
alternativas para no emplear este tipo de genes o para eliminarlos de forma limpia de la variedad
22
final ​y, desde 1998, la FDA exige que la industria genere este tipo de plantas sin marcadores
en el producto final

> Hongos y virus pueden mutar hacia especies desconocidas para


autoprotegerse.

> Hay sospechas de que pueden afectar a la fertilidad.

En cuanto a la evaluación toxicológica de los alimentos transgénicos, los resultados obtenidos


por los científicos son contradictorios. Uno de los objetivos de estos trabajos es comprobar la
pauta de función hepática, pues en este órgano se produce la detoxificación de sustancias en el
organismo. Un estudio en ratón alimentado con soja resistente a glifosato encontró diferencias
en la actividad celular de los hepatocitos, sugiriendo una modificación de la actividad metabólica
38
al consumir transgénicos. ​Estos estudios basados en ratones y soja fueron ratificados en
39 40
cuanto a actividad pancreática ​y testículo. ​No obstante, otros científicos critican estos
hallazgos debido a que no tuvieron en cuenta el método de cultivo, recolección y composición
nutricional de la soja empleada; por ejemplo, la línea empleada era genéticamente bastante
estable y fue cultivada en las mismas condiciones en el estudio de hepatocitos y páncreas, por
lo que un elemento externo distinto del gen de resistencia al glifosato podría haber provocado su
comportamiento al ser ingerido. Más aún, el contenido en isoflavonas de la variedad transgénica
puede explicar parte de las modificaciones descritas en el intestino de la rata, y este elemento
41
no se tuvo en cuenta puesto que ni se midió en el control ni en la variedad transgénica. ​Otros
estudios independientes directamente no encontraron efecto alguno en el desarrollo testicular de
42
ratones alimentados con soja resistente a glifosato ​o maíz

> Según Greenpeace un estudio de laboratorio con ratas detectó que estas se
reproducían menos si eran alimentadas con transgénicos.

> Algunas personas afirman/creen que los productos transgénicos pueden


provocar alergia en ciertas personas

Se ha discutido el posible efecto como alérgenos de los derivados de alimentos transformados


genéticamente; incluso, se ha sugerido su toxicidad. El concepto subyacente en ambos casos
difiere: en el primero, una sustancia inocua podría dar lugar a la aparición de reacciones
alérgicas en algunos individuos susceptibles, mientras que en el segundo su efecto deletéreo
sería generalizado. Un estudio de gran repercusión al respecto fue publicado por Exwen y
Pustzai en 1999. En él se indicaba que el intestino de ratas alimentadas con patatas
genéticamente modificadas (expresando una aglutinina de Galanthus nivalis, que es una lectina)
36
resultaba dañado severamente. ​No obstante, este estudio fue severamente criticado por
varios investigadores por fallos en el diseño experimental y en el manejo de los datos. Por
ejemplo, se incluyeron pocos animales en cada grupo experimental (lo que da lugar a una gran
incertidumbre estadística), y no se analizó la composición química con precisión de las distintas
variedades de patata empleadas, ni se incluyeron controles en los experimentos y finalmente, el
37
análisis estadístico de los resultados era incorrecto. ​Estas críticas fueron rápidas: la
comunidad científica respondió el mismo año recalcando las falencias del artículo; además,
también se censuró a los autores la búsqueda de celebridad y la publicidad en medios
37
periodísticos. ​RESUMIR

> Desde el punto de vista ético, los pequeños agricultores se ven


perjudicados porque las patentes de las semillas modificadas están en manos
de unas pocas multinacionales. Ellas controlan los precios y son demasiado
caras para que los campos de tamaño medio o pequeño resulten rentables.
El uso de especies transgénicas en la agricultura no sólo aumenta la productividad promedio al
minimizar las plagas de insectos y maleza, sino que también hace un uso más racional de los
agroquímicos, reduciendo los costos económicos,15​sanitarios y ambientales asociados. Los
cultivos transgénicos también presentan mayor resistencia a climas adversos y crecen en tierra
seca y salina, lo cual podría representar una solución al problema de reducción en las cosechas.

Gregory Jaffe, director de biotecnología en el Centro para la Ciencia en el Interés Público


asegura que: «Los cultivos transgénicos actuales son seguros para comer y su plantación no
entraña riesgos para el entorno».

Se han aprobado más de cien cultivos transgénicos para consumo tanto humano como animal
en un lapso de 15 años, y de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, son tan seguros
como los convencionales.

Por otro lado, la práctica de modificar genéticamente las especies para uso del hombre,
acompaña a la humanidad desde sus orígenes (ver domesticación), por lo que los sectores a
favor de la biotecnología esgrimen estudios científicos para sustentar sus posturas, y acusan a
los sectores anti-transgénicos de ocultar o ignorar hechos frente al público.17​

Por su parte, los científicos resaltan que el peligro para la salud se ha estudiado
pormenorizadamente en todos y cada uno de este tipo de productos que hasta la fecha han
obtenido el permiso de comercialización y que sin duda, son los que han pasado por un mayor
número de controles.18​

La Organización para la Agricultura y la Alimentación (FAO por sus siglas en inglés) por su parte
indica con respecto a los transgénicos cuya finalidad es la alimentación:19​

Hasta la fecha, los países en los que se han introducido cultivos


transgénicos en los campos no han observado daños notables para la
salud o el medio ambiente. Además, los granjeros usan menos
pesticidas o pesticidas menos tóxicos, reduciendo así la contaminación
de los suministros de agua y los daños sobre la salud de los
trabajadores, permitiendo también la vuelta a los campos de los
insectos benéficos. Algunas de las preocupaciones relacionadas con el
flujo de genes y la resistencia de plagas se han abordado gracias a
nuevas técnicas de ingeniería genética.

Resumen de las conclusiones de "El Estado Mundial de la Agricultura


y la Alimentación 2003-2004" (Freen Facts)

La Organización Mundial de la Salud dice al respecto:

Los diferentes OGM (organismos genéticamente modificados) incluyen


genes diferentes insertados en formas diferentes. Esto significa que
cada alimento GM (genéticamente modificado) y su inocuidad deben
ser evaluados individualmente, y que no es posible hacer afirmaciones
generales sobre la inocuidad de todos los alimentos GM. Los
alimentos GM actualmente disponibles en el mercado internacional
han pasado las evaluaciones de riesgo y no es probable que
presenten riesgos para la salud humana. Además, no se han
demostrado efectos sobre la salud humana como resultado del
consumo de dichos alimentos por la población general en los países
donde fueron aprobados. El uso continuo de evaluaciones de riesgo
según los principios del Codex y, donde corresponda, incluyendo el
monitoreo post-comercialización, debe formar la base para evaluar la
inocuidad de los alimentos GM

Aunque se trata de un procedimiento controlado y la mayoría de modalidades


utilizadas para producir estos organismos están autorizadas, han suscitado un intenso
debate entre quienes ven una mejora significativa y muchas ventajas y quienes
señalan los riesgos que estos productos podrían esconder. A esta discordancia se le
añade el hecho de que ninguna ley obliga a los productores a indicar qué productos
tienen modificaciones genéticas aunque sí es perceptivo de señalarlo cuando un
producto cuenta con al menos un 0.9% de algún transgénico.

Sus detractores, por otro lado, apuntan a que el uso de estos productos se ha
generalizado en muy poco tiempo sin que se pueda comprobar si los alimentos
transgénicos tienen consecuencias a largo plazo. Juan Felipe Carrasco, ingeniero
agrónomo que encabezó en 2010 una campaña de Greenpeace contra los
transgénicos, es uno de los muchos opositores a este tipo de alimentos debido al
impacto medioambiental y la pérdida de biodiversidad que suponen.

Uno de los mayores argumentos en contra del uso de transgénicos no se refiere a los
transgénicos en sí mismos, sino al modo de uso de los mismos: estos productos no
generan semillas viables por lo que se pone a los agricultores en una situación de
dependencia total frente a los suministradores, generalmente grandes empresas
multinacionales que controlan qué, cómo y cuánto se produce. Mientras que
muchos proclaman que los alimentos transgénicos serán capaces de alimentar a toda la
población mundial, otros señalan que, verdaderamente, el problema del hambre en el
mundo es de distribución, no de tecnología: hay comida para todos, pero está mal
repartida.

Efectos sobre la salud de los transgénicos


Los alimentos transgénicos han sido objeto de una intensa polémica en
torno a sus supuestos efectos perjudiciales para la salud. El científico
José Miguel Mulet, profesor titular de biotecnología en la Universidad
Politécnica de Valencia, resume en una frase en qué ha quedado ese
debate al cabo del tiempo: "Nada de lo que han dicho los grupos
ecologistas durante 20 años se ha cumplido". Ni reacciones alérgicas, ni
cáncer, ni afectación renal o hepática ni disminución de la fertilidad...
Ninguna de las predicciones sobre efectos nocivos para la salud se ha
podido demostrar, y eso que muchos alimentos transgénicos llevan ya
muchos años comercializados.

Los productos transgénicos tienen las mismas propiedades que los


convencionales. A veces, estas propiedades pueden estar mejoradas
como es el caso del arroz dorado, más rico en provitamina A, o el
trigo sin gluten.

Las plantas resistentes a insectos permiten reducir el uso de


insecticidas, por lo que hay menos intoxicaciones entre agricultores y
menor contaminación del medio ambiente. A veces, como en el caso
de la papaya en Hawai, la introducción de la resistencia a virus, ha
permitido que el cultivo no se pierda. Esta papaya transgénica se lleva
consumiendo en Estados Unidos desde la década de los 90, sin que
haya habido problema alguno
No se han encontrado riesgos hasta el momento actual, los productos
biotecnológicos son los que tienen una regulación más estricta en el mercado.
Además, después de dos décadas de estudios por parte de la comunidad científica,
instituciones gubernamentales y la industria, no se ha encontrado un solo caso en el
que se haya confirmado daño para la salud de un producto biotecnológico en el
mercado.

Son peligrosos para la salud: Los riesgos sanitarios a largo plazo


debidos al consumo de transgénicos no han podido ser evaluados
correctamente. Se sospecha que pueden provocarnos nuevas alergias,
tumores cancerígenos o hacernos resistentes a los antibióticos. Aunque no
hay datos concluyentes que despejen las dudas, ya los estamos
consumiendo en grandes cantidades.

Son peligrosos para la economía: El desarrollo de los transgénicos está


en manos de unas pocas empresas multinacionales que acabarán
controlando todo el mercado mundial de semillas y, con ello, la producción
de alimentos en el planeta. Paralelamente, los herbicidas y otros productos
de síntesis son específicos para estas variedades y están igualmente en
manos de estas empresas.

Son peligrosos para el medio ambiente: Supone aumentar el uso de


productos tóxicos en la agricultura, contaminan genéticamente a las
variedades tradicionales, acabando con ellas y provocando una grave
pérdida de la biodiversidad. Según Greenpeace, los efectos sobre los
ecosistemas son irreversibles e imprevisibles

Los principales cultivos que se producen son cuatro: maíz, soja, colza y algodón.
Ninguno de ellos se destina a la alimentación directa de las personas, sin embargo
terminan en nuestra alimentación, ya que se destinan a piensos para animales,
además de contar con otros usos industriales como agrocombustibles, textiles, etc.
No existen evidencias científicas de que los alimentos transgénicos sean
inocuos para la salud humana o el medio ambiente.

Aunque no afecten a nivel salud, todavía hay algunas sospechas pero no


fueron confirmadas hasta el momento, estas sí afectan al ecosistema, la
naturaleza e incluso a los bolsillos de los pequeños agricultores

. No se han observado efectos en la salud humana como resultado del consumo de dichos alimentos
por la población general en los países donde éstos han sido aprobados.

A priori, no puede considerarse que un alimento, por el solo hecho de ser transgénico, deba
considerarse perjudicial o ventajoso, dañino o inocuo. Como mencionáramos más arriba, cada
organismo genéticamente modificado es analizado con rigor antes de su salida al mercado. La
evaluación de la inocuidad de un OGM se sustenta en el concepto de equivalencia sustancial, que
consiste en determinar similitudes y diferencias entre el alimento nuevo (OGM) y el producto
“homólogo convencional”, ya sea en relación a la presencia de sustancias tóxicas o de nutrientes. El
co

CONCLUSIÓN
Los organismos genéticamente modificados (OGM) se han encontrado con
una enorme oposición pública en las últimas dos décadas. Muchos creen
que los transgénicos son malos para su salud —incluso venenosos— y que
dañan el ambiente. Esto ocurre a pesar de la abrumadora evidencia
científica que demuestra que los OGM son seguros como alimentos, y que
traerán beneficios ambientales al hacer que la agricultura sea más
sostenible. ¿Por qué hay tal discrepancia entre lo que la ciencia dice sobre
los OGM y lo que piensa la gente?

Sin duda, algunas preocupaciones, como la resistencia a los herbicidas en


las malezas y la participación de las multinacionales, no carecen de base,
pero no son específicas de los OGM. Por lo tanto, otra pregunta que
debemos responder es por qué estos argumentos se vuelven más destacados
en el contexto de los OGM.

Recientemente, publiqué un artículo con un grupo de biotecnólogos y


filósofos belgas de la Universidad de Ghent, argumentando que las
representaciones negativas de los OMG están muy extendidas y son
convincentes porque son intuitivamente atractivas.
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Al hacer uso de la intuición y las emociones que trabajan en su mayoría


bajo el radar de la percepción consciente —pero que son constituyentes de
cualquier mente humana— estas representaciones son fáciles de pensar.
Captan nuestra atención, se procesan y se recuerdan fácilmente y, por lo
tanto, tienen más posibilidades de ser transmitidas y volverse cada vez más
populares, aunque sean falsas. Por lo tanto, muchos se oponen a los OGM,
en parte, simplemente debido a que tiene sentido que podrían ser una
amenaza.

Los alimentos transgénicos no son un peligro futuro. Son una amenaza


presente, muy cercana y en expansión, especialmente en nuestro país.

Las consecuencias de la ingesta de alimentos obtenidos de cultivos transgénicos siguen siendo poco conocidas,
rodeadas de opiniones muy polarizadas y de falta de transparencia en la información gubernamental.

"En 20 años no ha habido ninguna evidencia científicamente sustentada de daños


para el consumo humano", expresó con seguridad en declaraciones a Efe.

El investigador Salvador Mena, de la Universidad de Guadalajara, propone una


explicación distinta a esta falta de información: "Los resultados de los estudios no
son del dominio público".

El acceso a las autorizaciones que los diferentes organismos gubernamentales


otorgan a los productores de transgénicos no es público, explica el investigador a
Efe.

Mena aporta otros argumentos explicando que al trasladar un gen de un organismo


a otro "puede alterar el metabolismo de la persona que lo consume". El alimento, con
la inserción genética, va a generar sustancias que antes no generaba.

En consecuencia, sin saberlo, el consumidor puede estar ingiriendo un alimento que


contiene sustancias a las que es alérgico.
Sabiendo esto, la aportación de Mena permite observar la desinformación que
menciona Monteagudo a través de otro prisma: "La persona está consumiendo algo
sin saberlo".

La doctora y nutrióloga Amelia Aldana parece concordar con Mena, y en entrevista


con Efe afirmó que las nuevas proteínas presentes en los alimentos debido a la
inserción de genes ajenos pueden provocar "discapacidades en el cromosoma".

"También hay estudios que reportan una afectación en los óvulos y en los
espermatozoides", afirma.

La doctora resalta la importancia de saber detectar qué alimentos han sido


cultivados de manera transgénica. El símbolo distintivo es un triángulo amarillo con
una la letra "T" en su interior.

Por ahora no se vislumbran verdades absolutas en torno a los alimentos


transgénicos, dejando al consumidor únicamente con su propio criterio ante una
opción que, tanto para bien como para mal, seguirá dando de qué hablar.
La palabra transgénico aún nos queda grande a los ciudadanos de a pié por que nos han
inculcado que significa peligro, malformación, problemas de enfermedades que pueden acabar
con la vida, etc., etc.
La realidad es que es una técnica que hace producir comida para una población mundial cada
día más grande, que está creciendo a un ritmo mucho mayor que la que crece la producción.
En el mundo hay intereses comerciales y personales que les importa un carajo el congénere y
sacan información para evitar que la mayoría se beneficie; recordemos el caso de la estevia
para sólo dar un ejemplo.
Necesitamos producir comida para poder alimentar a la humanidad y esta es una de las formas
seguras de hacerlo.
Pregunto si aquellos enemigos de los transgénicos va al supermercado y mira si ese maíz o
esos granos que agrega a su canasta son o no transgénicos ? o igualmente cuando va a un
restaurante, llama al chef y le pregunta si lo que utilizó para preparar su comida es o no con
transgénicos ?
Pienso que debemos de dejar a un lado el terrorismo y ser concientes que debemos de producir
comida suficiente para este mundo hambriento.

es así como la desinformación a veces se apodera de las sociedad y nos impide avanzar.

“Sólo cambian sus métodos o procesos de producción pero no el producto


final.”
En definitiva, los alimentos transgénicos son una maniobra más para vendernos
productos más caros y peores, y sustituir a los que de verdad nos dan lo que
necesitamos: los productos orgánicos que nos brinda la naturaleza.
¿Qué por qué yo estoy en contra de los transgénicos? Porque nadie
con dos dedos de frente se hincha a comer algo sin saber antes si le
puede hacer mal. Porque son indistinguibles de las variedades naturales y
no podemos rechazarlos si así queremos. Y porque con ellos no
acabaremos con el hambre en el mundo, como pregonan sus defensores,
sino todo lo contrario. De hecho, cientos de pequeños agricultores se
han suicidado en la India, endeudados tras pasarse a los caros cultivos
transgénicos y no obtener las producciones prometidas.

Pues no estoy de acuerdo con un etiquetado violento como los mostrados, pero al menos me
gustaría saber qué es lo que estoy consumiendo o bien decidir si lo consumo o no, tengo ese
derecho. Del mismo modo como me advierten si este producto contiene gluten o fenilalanina u
otra sustancia en particular, también podría saber si es transgénico o no.

Una opinión que comparte la Organización Mundial de la Salud, según la


cual, "los alimentos modificados genéticamente deben ser evaluados caso
por caso y no es posible hacer afirmaciones generales sobre su seguridad".
Igualmente, desde esta organización se recuerda que "los alimentos
disponibles en el mercado internacional han pasado las evaluaciones de
seguridad y no es probable que presenten riesgos para la salud humana".

Distintas organizaciones científicas como la Asociación Americana para el


Avance de la Ciencia, la Asociación Médica Americana o la Academia
Nacional de Ciencias de EE.UU. confirman la seguridad de esta tecnología,
mientras que la Comisión Europea ha financiado más de 120 proyectos de
investigación sobre la seguridad de los cultivos transgénicos y no ha
encontrado ningún riesgo asociado a este tipo de productos.

Con respecto a las escasas divergencias que puede haber entre los
investigadores, Puigdomènech recuerda que "también hay quienes niegan
que el cambio climático ha sido provocado por el hombre o incluso los que
ponen en duda que el tabaco provoca cáncer, sin embargo, esa no es la
opinión mayoritaria de la comunidad científica".
Bibliografía

La Vanguardia
Wikipedia

Alimentos Argentinos

ArgenBio

Cuidate Plus

Orgánico Argentina

Ecologistas en acción

Argentina.gob

MedLine Plus

Mundo Deportivo

Tierra.org

Organización Mundial de la Salud

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