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Psicología de la Salud

Doc Ps. Eliana A.Vargas Espinoza


(Texto compilado)

CUSCO – 2022-I

DOC PS. VARGAS ESPINOZA, ELIANA AMARILIS 1


Psicología de la Salud

UNIDAD I
Salud y enfermedad en el contexto actual

1.1 Concepto de salud y enfermedad


Entendida, desde el enfoque biomédico, como el bienestar físico, psicológico y
social, la salud abarca además la esfera subjetiva y del comportamiento del ser
humano. Sabemos que la salud no solo implica la ausencia de alteraciones y de
enfermedad, sino abarca un concepto positivo que implica distintos grados de
vitalidad y funcionamiento adaptativo.
En cuanto a lo subjetivo, está relacionada con un sentimiento de bienestar. Los
aspectos objetivos de la misma tienen relación con la capacidad de funcionamiento
de la persona, como dirían Gil, León y Jarana, es el sustrato básico para la
autorrealización del ser humano; un recurso para la vida (1995). Para Brenner y
Wrubel, el bienestar, como sentimiento subjetivo, es el resultado de experimentar
salud y autopercibir que nuestro organismo funciona de manera congruente e
integrado.
El bienestar biológico, mental y social, no es un mero accidente en la vida, ni un
premio o castigo que cae del cielo, sino que corresponde con situaciones ecológicas,
económicas y sociales precisas, que, a través de la historia, nosotros hemos
provocado (San Martín, 1982). Implica un buen estado de adaptación al medio y la
capacidad del ser humano para funcionar en las mejores condiciones en ese medio.
Así, el concepto de salud implica las distintas partes de nuestro sistema,
constructo que está relacionado con la interconexión e integración de múltiples
niveles. Existe un principio psicofisiológico básico que Green y Green (1977)
expresan: “cada cambio en el estado fisiológico es acompañado por un cambio
apropiado en el estado mental (emocional, consciente o inconsciente), e
inversamente, cada cambio en el estado mental (emocional, consciente e
inconsciente), es acompañado por un cambio apropiado en el estado fisiológico”.
Entonces, se debe entender que constituimos una unidad como sistemas individuales
y también en relación con el mundo que nos rodea, puesto que formamos parte de
una totalidad mayor que es el ambiente físico y social, el planeta, el universo. A
través de nuestros comportamientos, interactuamos con el entorno y este
comportamiento está en función tanto de variables personales cuanto ambientales, las
cuales permanentemente interactúan y se condicionan entre sí.
La salud es un estado y al mismo tiempo, un proceso cambiante. Continuamente
sufrimos alteraciones en nuestro medio interno, físico y psicológico, así como en
nuestras relaciones interpersonales, las que suponen permanentes reestructuraciones
de nuestros esquemas internos. En palabras de Luis Oblitas, en la actualidad ya no se
percibe a la salud como algo de conservar sino más bien como algo a desarrollar.
En los últimos años se ha producido un cambio radical en la concepción de salud
y enfermedad. El modelo actual reconoce la complejidad de estos constructos pues
acepta que los factores psicosociales afectan los sistemas corporales, lo cual altera la
vulnerabilidad del individuo ante los procesos patológicos. El paradigma actual en
este campo señala que la calidad del bienestar psicológico y físico, depende
principalmente de los hábitos de vida. Ello significa que las creencias y actitudes, los

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hábitos cotidianos, en definitiva, nuestro comportamiento, constituye aspecto central


de esta problemática humana.
Las conductas saludables, que implican acciones cognitivo-emocionales
orientadas a manejar adaptativamente el estrés cotidiano, incluyen entre otras, una
alimentación basada en nutrientes naturales y equilibrada en sus componentes;
contacto con la naturaleza; beber alcohol moderadamente o no hacerlo, ejercicio
físico regular; respirar aire oxigenado, es decir, evitar ambientes contaminados;
dormir siete a ocho horas diarias, realizar controles médicos preventivos, cumplir con
las prescripciones médicas, etc. Todo ello tiene como objetivo, incrementar la
vitalidad para favorecer un mejor nivel de funcionamiento psicobiológico y, a la vez,
hacer más lento el envejecimiento biológico.
En relación a esto la OMS en el año 1983, emitió como recomendaciones: a)
promover la responsabilidad individual por medio del fomento de la autonomía
personal, b) destacar los aspectos saludables de la vida y de las personas, en lugar de
fijar la óptica en la enfermedad, c) favorecer la comunicación interprofesional en el
abordaje de los problemas sanitarios, y d) estimular la participación de la comunidad
en los problemas sanitarios.
Esta nueva perspectiva implica desarrollar nuevas estrategias de comunicación,
es decir, crear nuevas pautas interpersonales que aseguren la bidireccionalidad de la
comunicación entre el profesional y el usuario. El paciente tiene que transformarse
en un agente de salud mediante la creación de conductas participativas en el cuidado
de la salud, y mantener una actitud de autovigilancia (Gil, Leon y Jarana, 1995).
Muchas de las enfermedades crónicas, son el resultado de la acumulación de
conductas no saludables y condiciones ambientales perjudiciales. De tal manera que
los cuidados médicos no pueden sustituir los hábitos y las condiciones ambientales
saludables. El mantenimiento de conductas saludables constituye una medicina
esencial.
En cuanto a la psicología, esta ha evolucionado desde la enfermedad y la
disfunción hacia un enfoque centrado en la salud humana, en el funcionamiento
positivo. Es enfática la importancia de desarrollar potencialidades y reforzar aspectos
emocionales positivos de las personas.
En los últimos años han cobrado especial relevancia, los aspectos preventivos de
las enfermedades, en gran parte, por razones económicas. También se ha
incrementado el interés por encontrar estrategias para sobrellevar ciertas
enfermedades crónicas como controlar el dolor con el cual muchas veces, hay que
convivir; estrategias para evitar el ausentismo laboral e incrementar la productividad
del trabajador y, en general, cómo mejorar integralmente la calidad de vida de las
personas.
Por otro lado, los estudios epidemiológicos indican que los gastos relativos a
cuidados médicos tienen poca influencia en la expectativa de vida. La medicina
preventiva y los programas de inmunización, han incrementado la esperanza de vida
de la población. Sin embargo, la muerte prematura está ampliamente determinada por
el estilo de vida, los hábitos y las condiciones ambientales perjudiciales evitables.
Sin embargo hay que reconocer que una multiplicidad de factores tales como el
descontrol emocional, el control o inhibición emocional excesivos y ciertos hábitos
nutricionales inadecuados, predisponen a enfermedades cardiovasculares; hábitos

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como fumar, asociados frecuentemente con el cáncer, enfermedades respiratorias y


cardiacas; el consumo de alcohol y drogas, que afecta diversos sistemas del cuerpo; y
la carencia de habilidades interpersonales y de comunicación, predisponen a padecer
alteraciones en distintos sistemas biológicos.
1.2 Paradigmas en salud
De acuerdo a Hill y Smith (1985), se encuentran los paradigmas de salud en la
tabla 1.
Tabla 1
Paradigmas en salud
Paradigma tradicional Típico Paradigma emergente-actual
Es una máquina Cuerpo Es un sistema dinámico en un
contexto determinado
interrelacionado
Cuerpo y mente separados Cuerpo-mente La mente es un factor principal
La mente es un factor Mente La mente es un factor principal
secundario
La enfermedad es una entidad Enfermedad La enfermedad es un proceso
Dolor y enfermedad son Dolor y enfermedad son
totalmente negativos informaciones sobre conflicto y
desarmonía
Especialización Diagnóstico Integración del paciente en su
totalidad
Dependencia de datos Dependencia de información
cuantitativos subjetiva y objetiva
Eliminación de síntomas Tratamiento Centrado en el bienestar
Tratamiento de síntomas Búsqueda de modelos causales y
tratamiento de síntomas
Intervención basada en Intervenciones mínimas con
medicamentos y cirugía tecnologías apropiadas: técnicas
no invasivas (dieta, ejercicio)
El efecto placebo muestra el Placebo El efecto placebo muestra el papel
poder de la sugestión de la mente en la enfermedad y en
la curación
Descanso, vitaminas, Prevención Tiene en cuenta la totalidad.
inmunización, no fumar, Cuerpo-mente, trabajo, relaciones,
ambiente metas, espíritu
Emocionalmente neutro Profesional La afectividad es un componente
fundamental de la curación
El paciente es dependiente y el El paciente es autónomo y el
profesional una autoridad profesional un socio.

1.3 Variables independientes en salud


Según el modelo interactivo de conducta saludable de Heiby y Carlson (1986), se
pueden distinguir tres tipos de variables independientes: 1) Las situaciones tales como
el apoyo social que se recibe de otros, modelos sociales a los cuales el individuo está
expuesto, evaluaciones externas, etc., que son factores que ayudan a acrecentar o
suprimir conductas saludables; 2) Las personales tales como creencias, percepciones,

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expectativas, motivaciones, etc., que, en última instancia, son las que juegan el papel
decisivo en la adopción y mantenimiento de pautas saludables, y 3) Las consecuencias
anticipadas de las conductas saludables con relación a los costos y beneficios
percibidos, también son elementos importantes, diferentes al de las contingencias de
refuerzo o castigo del momento presente.
La percepción subjetiva respecto de la probabilidad de padecer ciertos síntomas
o una determinada enfermedad (grado de vulnerabilidad percibida) incide en las
conductas saludables a adoptar y mantener. También, la percepción anticipada que el
individuo tenga acerca de las consecuencias positivas (refuerzo) a experimentar como
resultados de sus prácticas saludables, constituye un importante regulador de sus
elecciones presentes. Por ejemplo, José fuma permanentemente en su oficina a pesar de
haber sido operado de un tumor cerebral. Está convencido que de algo ha de morir, que
no tiene sentido abandonar ese hábito porque inevitablemente todos vamos a terminar
muriéndonos de algo, por tanto, no percibe ninguna ganancia en suprimir esta práctica.
Esta creencia le ayuda a defender y justificar su conducta autodestructiva.
La persona tiene que percibir una relación significativa entre su comportamiento
específico y los síntomas que experimenta, reconocer una relación causa-efecto evidente
para modificar su conducta patogénica y reemplazarla por otros comportamientos más
protectores y adaptativos. De lo contrario, la persona mantendrá sus pautas perjudiciales
ya que no percibe el riesgo potencial de las mismas. Por ejemplo, Antonio fuma una
caja de cigarrillos por día y aún no percibe síntomas limitantes; su vida es sedentaria y
sin mayores exigencias físicas. Ante situaciones de estrés cotidiano, incrementa el
consumo de cigarrillos porque siente que ese comportamiento, lo tranquiliza.
Por su parte Edgardo tiene 47 años, en el presente, no experimenta señales ni
síntomas significativos, pero sabe que ha sufrido de hipertensión; no realiza controles
médicos periódicos y su estilo de vida no está acorde con las prescripciones médicas
recibidas. Parece ignorar el riesgo potencial de su conducta, la cual tiene una gran
probabilidad de favorecer procesos de Enfermedad.
Si el individuo percibe que el costo del cambio de conductas es muy alto y el
beneficio a corto y/o largo plazos es escaso, la modificación de sus pautas de
comportamiento será temporal; el cambio no se estabilizará en el tiempo.
Factores emocionales y cognitivos pueden determinar conductas saludables o
patológicas. Un alto grado de distrés emocional puede paralizar la iniciativa de la
persona para llevar cabo comportamientos convenientes. Por el contrario, si el estrés
experimentado es alto, el individuo es proclive a adoptar conductas patogénicas.
Según Leventhal, Nrenz y Steele, 1984, las creencias y pensamientos pueden
diferir, en gran medida, de la percepción médica objetiva. Por ejemplo, el médico le
manifiesta a Edgardo que él está en una situación límite, que es necesario que cambie el
estilo de comportamiento que ha llevado hasta ahora; de lo contrario, su vida corre
serios riesgos. Pero el sistema de creencias de Edgardo no le permite asimilar esta
información; está convencido que su accidente cerebro vascular se debió sólo al mal
momento que pasó y que si evita este tipo de situaciones puede seguir su vida como
antes. José ha focalizado sólo un factor importante o desencadenante de la situación
problema y no percibe el contexto más amplio en el que surge su alteración.

Bibliografía
- Amigo, I. (2012). Manual de Psicología de la Salud. Madrid - España: Pirámide.
- Gil, F., León, J. y Jarana, L. (1955). Habilidades Sociales y Salud. Madrid:
Barcelona

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- Oblitas, L. (2017). Psicología de la salud y calidad de vida. México: Cengage


Lesarning. 4ª edición
- San Martín, H. (1982). La crsis mundial de la salud: problemas actuales de la
medicina social. Madrid: Karpos

Taller N° 01: Salud, enfermedad en el contexto actual


Objetivo: Identificar y describir conceptos relacionados a la salud-enfermedad,
para una comprensión actual.

Estrategia: resolver las actividades propuestas las que serán expuestas

Actividades:

1. Define con tus palabras (07 líneas) a) Salud, b) Enfermedad y c) Psicología


de la Salud.
2. Analiza e interpreta los paradigmas en salud de acuerdo a Hill y Smith
(1985) (tabla N°1-pag.4).
3. ¿Cuáles son las variables independientes en salud y porque los será?
4. ¿Qué paradigmas en psicología de la salud, actualmente existe?

2. Psicología de la salud, aproximación histórica, definición e importancia

El origen de la psicología de la salud a manera de nacimiento, habría que


situarlo, en un contexto en el que, tras los espectaculares avances que se han vivido
dentro de la medicina y la farmacoterapia, se ha alcanzado un punto en el que se ha
puesto de relieve que la salud y el tratamiento de la enfermedad no son sólo una
cuestión de tecnología que ponga a punto todos y cada uno de los sistemas biológicos.
De hecho, se reconoce que esto no es suficiente. La salud depende no sólo de lo que el
sujeto tiene o no tiene, sino también de lo que hace o deja de hacer. En este sentido, las
prácticas individuales y culturales que se adoptan para potenciar ese estado de bienestar

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físico y psíquico que es la salud, están íntimamente relacionadas con el modo de


entenderlo y explicarlo. Un breve repaso de las concepciones relacionadas a la relación
mente – cuerpo nos permite comprender la necesidad de la psicología de la salud.

2.1 Dualismo cuerpo – mente


Fue uno de los problemas más debatidos en muchas épocas. Éste tiene enormes
implicancias en el tema de la salud y de la enfermedad y ha sido objeto de diferentes
conceptualizaciones a lo largo de la historia y en las diferentes culturas. Dicha
conceptualización tiene mucho que ver con las prácticas culturales que se adoptan
dentro de cada sociedad para definir aquello que es sano y con las prácticas terapéuticas
utilizadas para tratar las enfermedades. Mientras que en algunas culturas mente y cuerpo
han sido entendidas como un todo indisociable, en otras, como elementos separados.
En la Grecia antigua se consideraba que la mente y el cuerpo estaban
esencialmente unidos, de tal manera que se influían de un modo recíproco. De acuerdo
con este planteamiento se entendía que la enfermedad se debía a causas naturales.
Hipócrates es, probablemente, el mejor representante de esa tradición. Se plantea
que mientras la salud era la resultante de un estado de armonía del individuo consigo
mismo y el exterior, la enfermedad devenía de la ruptura de ese equilibrio por causas
naturales. Dentro de las causas naturales se incluían tanto las de naturaleza biológica
como las relativas al comportamiento del individuo, así como a su personalidad. Por
entonces, en China, también se desarrollaba una concepción naturalista de la salud y la
enfermedad. Esta aproximación evolucionó de un modo independiente a las nociones
desarrolladas en el mundo occidental, aunque también entendía la enfermedad como un
fenómeno natural. El concepto clave para entenderla sería el del balance entre fuerzas.
La enfermedad aparecía cuando se rompiese el balance de esas fuerzas opuestas, por
ejemplo, cuando el cuerpo padece mucho calor o mucho frío o cuando se sufre un
acontecimiento emocional o se da un desequilibrio en la dieta. Desde esta perspectiva,
mente y cuerpo están indisolublemente unidos, y la salud física se ve decisivamente
influida por las emociones y conductas de las personas. Esta visión sigue vigente
aún en día en la medicina china actual.

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Durante la Alta y Baja Edad Media se fue produciendo un cambio en esta


concepción naturalista, especialmente dentro del mundo occidental. Cada vez adquiría
más prestigio el enfoque espiritualista de la enfermedad, debido, entre otras razones, a
que la práctica médica fue quedando bajo los auspicios de la iglesia católica. La
influencia fue tal que en el año 1139 el Papa Inocencio II dictó una norma por la
que prohibía a los sacerdotes dispensar de la medicina, con el objeto de que se
dedicaran más intensamente a las prácticas propias de su ministerio (Shelton,
Anastopoulos y Elliot,1991). La enfermedad se pasó a ver como el resultado de la
violación de una ley divina. La curación era vista, al menos en parte, como resultado de
la fe y arrepentimiento del pecado. No es de extrañar entonces que muchos sacerdotes
se dedicaran a la práctica médica.
Durante el renacimiento se recuperó una cierta conceptualización de la
enfermedad en términos naturalistas. Durante este periodo, se vivió un renovado interés
por el estudio de las ciencias, fruto del cual fueron, por ejemplo, el desarrollo del
microscopio o la realización de las necropsias. Sin embargo, tal y como señalan Gil
Róales-Nieto (1996): “esta visión holística del fenómeno salud-enfermedad empieza a
cobrar influencia en el pensamiento médico como un residuo ancestral notablemente
desnaturalizado. Será durante el renacimiento cuando tenga lugar el hecho que cambió
la historia de la medicina y que posibilitó la aparición, consolidación y absoluta
primacía del modelo biomédico”1
El modelo biomédico encontró su mejor fundamento en las doctrinas que
defendieron el dualismo mente-cuerpo, cuyo principal representante es, quizá, René
Descartes. Plantea, como de sobra es conocido, como que lo físico y lo espiritual son
dos realidades separadas; mientras que el cuerpo pertenecería a la realidad física, la
mente sería una realidad espiritual. De acuerdo con esta visión el cuerpo sería como una
máquina que podría ser analizada en términos de sus partes constituyentes, y entendida
así en términos mecánicos. La enfermedad sería, el resultado del fallo de algún
elemento de la máquina y, al igual que haría un mecánico, el trabajo del médico sería el
de diagnosticar dicho fallo y reparar la maquinaria. Desde esta perspectiva, la salud y la
enfermedad pasan a ser vistas como una cuestión meramente bioquímica, omitiéndose la
importancia de los factores sociales y psicológicos.

lo físico lo espiritual

cuerpo mente

Este planteamiento dualista, que con el tiempo ha llegado a ser dogma oficial de
la naturaleza humana (Ryller, 1949), fue admitido muy prontamente por la iglesia
católica y aquel avance científico dejaba de ser un peligro para sus dogmas. El espíritu y
la mente pasaban a ser entendidos como algo inmaterial, no sujeto a las leyes del mundo
físico a las que estaba sometido el cuerpo.
No obstante, esta aproximación mecánico-analítica de la enfermedad derivada
del posicionamiento dualista, ha reportado grandes beneficios a la humanidad. Así, por
ejemplo, las enfermedades infecciosas han sido en gran medida controladas y las tasas

1
Amigo Vásquez y otros. Manual de Psicología de la Salud. Pág. 22.

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de mortalidad han decrecido espectacularmente en el mundo occidental además que la


cirugía ha permitido tratar e, incluso, curar algunas enfermedades que antes resultaban
fatales.

2.2 El modelo Biomédico


El modelo biomédico descansa sobre dos supuestos básicos (Engel, 1977). El
primero de ellos es la doctrina del dualismo mente-cuerpo, descrita en el aparato
anterior en virtud de la cual se entiende que el cuerpo es una entidad física y la mente
forma parte del dominio espiritual. El segundo principio es del reduccionismo. Se
asume que todo proceso de la enfermedad se limita a una cuestión de reacciones físicas
y químicas. Un cáncer, por ejemplo, es visto como un fenómeno de naturaleza física en
la cual la proliferación incontrolada de células, fruto de una mutación genética, acabarán
dañando otros órganos y tejidos del organismo, mientras que la reacción emocional de
la persona a esa enfermedad, así como a otros elementos que pueden ser importantes en
su evolución, son, generalmente, dejados de lado. En definitiva, se aborda la
enfermedad, atendiendo a sus aspectos físicos, así se trata un cáncer o un infarto de
miocardio, olvidándose que detrás de ellas hay una persona cuya respuesta (personal,
familiar, social, etc.) a ese nuevo estado, va a influir en el curso de la patología.

Aunque este modo de entender la enfermedad ha dado lugar a grandes éxitos


médicos, Engel (1977) ha puesto de manifiesto algunas de las insuficiencias que esta
perspectiva médica presenta a la hora de dar cuenta del proceso salud-enfermedad.
En primer lugar, desde el modelo biomédico, el criterio fundamental para el
diagnóstico de la enfermedad es la presencia de anormalidades bioquímicas. Esto ignora
el hecho documentado de que esas alteraciones bioquímicas son condiciones necesarias,
pero no suficientes para el establecimiento del diagnóstico. Este sería el caso, por
ejemplo, de la llamada hipertensión de bata blanca, en la que la medición de un
parámetro biológico se puede mostrar insuficiente e incluso, iatrogénico en el
diagnóstico y el tratamiento de la hipertensión esencial.
En segundo lugar, el diagnóstico del estado físico depende también, en gran
medida, de la información que proporciona el paciente. Aunque el examen físico y las
pruebas de laboratorio son decisivos para identificar la enfermedad, el diagnóstico
descansa además sobre lo que el paciente es capaz de comunicar al profesional de la
salud. Así, por ejemplo, el diagnóstico de los trastornos digestivos funcionales se
establece únicamente por los síntomas que el paciente refiere, una vez excluida la
patología orgánica. Por lo tanto, la exactitud en el diagnóstico también depende, en
cierta medida, de la habilidad del médico en la entrevista terapéutica y su capacidad

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para comprender los determinantes psicológicos, sociales y culturales de los síntomas


presentados por los pacientes.
En tercer lugar, la aproximación biomédica de la enfermedad, concentrada en el
estudio de la problemática fisiológica, ignora la influencia de determinadas situaciones
vitales en la salud de las personas. La enfermedad no sólo está mediada por la
susceptibilidad biológica del organismo, sino que también son decisivos en ella los
eventos vitales estresantes que una persona sufre a lo largo de su vida.
Por otra parte, los factores psicológicos y sociales son fundamentales a la hora
de determinar cuándo una persona y aquellos que le rodean llegan a verla como
enferma. Puesto que esta etiqueta suele ser la razón última para tomar la decisión de
buscar ayuda médica, el modelo biomédico resulta insuficiente para explicar por qué la
gente, en algunos casos, no busca ayuda, por qué decide tomar esa decisión o por qué
cumple o no las prescripciones médicas.
En quinto lugar, el modelo biomédico también puede fracasar a la hora de
determinar la recuperación de la salud después de la enfermedad. Se sobrentiende, en
muchos casos, que la enfermedad finaliza cuando se han corregido las alteraciones
fisiológicas. Sin embargo, no siempre ocurre así, tal y como queda ilustrado en el caso
del dolor crónico benigno, en el cual las consecuencias sociales pueden mantener las
quejas del paciente.
Finalmente, dentro de estas críticas del modelo biomédico, Engel también señala
el hecho poco reconocido de que el resultado del tratamiento también se verá influido
decisivamente por la relación médico-paciente. Si bien desde la perspectiva biomédica
el énfasis se pone en el uso de medicamentos u otras tecnologías, la interacción con el
médico puede ser decisiva puesto que de ello depende, en gran medida, la cooperación
del paciente. Además, las reacciones a la conducta del médico pueden traducirse en
cambios psicofisiológicos que alteran el curso de la enfermedad. En este sentido Engel
(1977) ha señalado que los requerimientos de insulina de un diabético pueden fluctuar,
significativamente dependiendo de la percepción que el paciente tiene de su relación
con el médico.

2.3 Una nueva conceptualización de la salud y la enfermedad


Ante las dificultades planteadas al modelo biomédico, diversos autores han
sugerido la necesidad de formalizar una nueva conceptualización que permita
comprender y controlar mejor la enfermedad (Jasnoski y Schwartz, 1985). Aunque este
intento de plantear opciones con matices distintos, existe un gran acuerdo en la
necesidad de incorporar obviamente, los aspectos positivos del modelo biomédico así
como sus avances técnicos y farmacológicos. Lo que se pretende es, en definitiva,
superar la formulación dualista cuerpo-mente.

2.4 El modelo biopsicosocial


El modelo biopsicosocial sostiene que todos los factores biológicos, psicológicos
y sociales son elementos determinantes de la salud y de la enfermedad. De este modo,
tanto los que se podrían calificar como macro procesos (apoyos sociales, trastornos de la
salud mental, etc.) como los micro procesos (alteraciones bioquímicas) interactúan en el
proceso de salud-enfermedad. De todo lo cual se desprende que la salud tiene una
causación múltiple y múltiples también, son sus efectos. El modelo biopsicosocial,
además, pone en el mismo ámbito de su interés la salud y la enfermedad (frente al
modelo biomédico que se ocupa fundamentalmente de la enfermedad) y sostiene que la
salud es algo que se alcanza cuando el individuo tiene cubiertas sus necesidades
biológicas, psicológicas y sociales y no como algo que le es concedido como un don.

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Factores
Biológicos

SALUD

Factores Factores
Psicológicos sociales

En el ámbito de la investigación, el modelo sostiene que, para comprender los


resultados en el dominio de la salud y la enfermedad, se deben tener en cuenta todos los
procesos implicados y se deben tratar de medir los tres tipos de variables antes
mencionados. Si ello no se hace así y el investigador atribuye a un tipo particular de
variables, el protagonismo principal, se deberá sobre entender que los otros tipos de
variables son condiciones necesarias para que tenga lugar el proceso. Por ejemplo, en el
caso de un infarto de miocardio, si se atribuye al estrés un papel decisivo como
desencadenante del mismo, se está asumiendo que ciertas condiciones del organismo
son necesarias para que este proceso ocurra.
Para comprender el proceso de interacción de las variables biológicas,
psicológicas y sociales, los investigadores, en general, han adoptado la teoría de
sistemas. Según esta todos los niveles de organización en cualquier ente están
relacionados entre sí jerárquicamente y los cambios afectarán a todos los demás. Por lo
tanto, la salud y la enfermedad y la atención médica serían todo un conjunto de procesos
interrelacionados que incluyen cambios que interactúan dentro del individuo, y estos, a
su vez, sobre los otros niveles. Obviamente, esta conceptualización fuerza a adoptar una
perspectiva multidisciplinar, y en el ámbito de la investigación, requiere la utilización
del análisis multivariado y otras complejas pruebas estadísticas para el estudio de los
determinantes de la salud y de la enfermedad.
El modelo biopsicosocial conlleva, como es natural, distintas implicaciones
clínicas. En primer lugar, se sostiene que el proceso de diagnóstico debería considerar
siempre el papel interactivo de los factores biológicos, psicológicos y sociales a la hora
de evaluar la salud o enfermedad de un individuo. Por lo tanto, el mejor diagnóstico es
el que se hace desde una perspectiva multidisciplinar.
Por otra parte, el modelo también sostiene que las recomendaciones para el
tratamiento deben tener en cuenta los tres tipos de variables antes mencionadas, se trata,
en definitiva, de ajustar la terapia a las necesidades particulares de cada persona,
considerando su estado de salud globalmente y haciendo aquellas recomendaciones de
tratamiento que sirvan para abordar globalmente los problemas que esa persona plantea.
En tercer lugar, el modelo biopsicosocial destaca explícitamente la importancia
de la relación entre el paciente y el clínico. Se reconoce que una buena relación entre

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ambos puede mejorar, de un modo sustancial, la adhesión del paciente al tratamiento, la


propia afectividad del mismo y acortar el tiempo de recuperación de la enfermedad. En
definitiva, desde este modelo se insiste en la necesidad que el médico debe comprender,
además de los factores biológicos, los factores psicológicos y sociales que contribuyen
al desarrollo y mantenimiento de la enfermedad con el objeto de abordarla
adecuadamente.

Taller N° 02: Modelo biomédico-Modelo biopsicosocial

Objetivo: Comparar ambos modelos para esclarecer los beneficios de ambos y


demostrar la comprensión de los contenidos antes abordados.

Estrategia: Establezca la diferencia entre el modelo biomédico y el modelo


biopsicosocial

Actividad: resolver dicha actividad que será expuesta

.
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Como se ha afirmado anteriormente, el modelo biomédico considera a la salud y la


enfermedad de acuerdo al funcionamiento bioquímico del cuerpo, y el modelo
biopsicosocial, de acuerdo a la conjunción de factores biológicos, Psicológicos y
sociales.

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2.5 El nacimiento de la psicología de la salud


En un contexto interesado por un modelo holístico de salud, surge el nacimiento
formal de la psicología de la salud (Ballester, 1998). Además, ello también coincide con
la propuesta formulada a finales de los setenta de considerar la psicología como una
profesión sanitaria, al reconocerse que la conducta del ser humano puede ser crucial
tanto en el mantenimiento de la salud como en el origen y evolución de la enfermedad.
Básicamente, son tres las razones que se suelen plantear como causas
particulares de la emergencia de la psicología de la salud. En primer lugar, desde
mediados de este siglo, asistimos a un cambio en la preocupación sanitaria que se ha
desplazado, en una medida importante, desde las enfermedades infecciosas (que hoy se
encuentran, en general, bastante bien controladas a través de los antibióticos) hasta los
trastornos de carácter crónico de etiología pluricausal que están ligados al estilo de vida
propio de las sociedades industrializadas y la sociedad pos capitalista. El incremento de
estas “nuevas” enfermedades (como el cáncer o los problemas cardiovasculares) es, en
definitiva, producto de hábitos poco saludables o insanos que, actuando sinérgicamente,
facilitan la aparición de la enfermedad.
En segundo lugar, este tipo de enfermedades crónicas, con las cuales el paciente
tiene que convivir durante muchos años, suele conllevar una serie de cambios
importantes en la calidad y estilo de vida de las personas (por ejemplo, mantener una
buena adhesión a los tratamientos crónicos).
Finalmente, el modelo médico de la enfermedad, como ya hemos señalado,
entiende la enfermedad en términos de un desorden biológico o desbalances químicos y,
en definitiva, asume el dualismo mente-cuerpo entendiendo que el cuerpo y la mente
son dos entidades separadas. Esta perspectiva es, a todas luces, insuficiente tanto para
entender como para tratar los problemas de la salud crónicos que han emergido con
fuerza a lo largo del siglo XX y son muy visibles en el siglo XXI. En este sentido, los
clínicos que gozan de mayor prestigio y conocimiento saben que, incluso, un
diagnóstico y tratamiento óptimo de una enfermedad siempre se verá influido, en gran
medida, por la relación médico-paciente que se haya establecido.

Por todas estas razones, y una vez desarrollada esta emergente perspectiva de los
problemas de salud, en 1978 la Asociación Americana de Psicología (APA) creó como
una más de sus divisiones, la 38, concretamente, la Health Psichology (división de la
psicología de la salud) que, al año siguiente, en 1979, publica su primer manual: Health
Psichology. A Handbook (Stone, Cohen y Adler, en 1979) en 1982 también aparece la
revista de esta división de la APA con el título Health Psichology.
Las atribuciones de esta disciplina y sus áreas de trabajo quedan descritas en la
aún vigente y ampliamente aceptada, definición de Matarazzo (1980). La psicología de
la salud es la suma de las contribuciones profesionales científicas y educativas
específicas de la psicología como disciplina, para la promoción y mantenimiento de
la salud, la prevención y tratamiento de la enfermedad, la identificación de los
correlatos etiológicos y diagnósticos de la salud, la enfermedad y la disfunción
asociada, además del mejoramiento del sistema sanitario y la formulación de una
política de la salud.
En esta formulación de Matarazzo se recogen las cuatro líneas de trabajo
fundamentales del psicólogo de la salud. Tales son:

Promoción y Incluye todo el ámbito de las campañas destinadas a promover


mantenimiento de hábitos saludables como, por ejemplo, es el de una dieta
la salud adecuada.
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Prevención y Enfatiza la necesidad de modificar los hábitos insanos con el


tratamiento de la objeto de prevenir la enfermedad, sin olvidar que se puede
enfermedad trabajar con aquellos pacientes que sufren enfermedades en las
cuales tienen gran importancia ciertos factores conductuales,
además de enseñar a la gente que ya ha enfermado, ha adaptarse
más exitosamente a su nueva situación o aprender a seguir los
regímenes de tratamiento.
Estudio de la En este contexto la etiología hace referencia al estudio de las
etiología y causas (conductuales y sociales) de la salud y enfermedad.
correlatos de la Dentro de las mismas se incluirían hábitos tan referidos como el
salud, consumo del alcohol, el tabaco, el ejercicio físico o el modo de
enfermedad y las enfrentarse a las situaciones de estrés
disfunciones
El estudio del En definitiva se trataría de analizar el impacto de las instituciones
sistema sanitario sanitarias y de los profesionales de la salud sobre el
y la formulación comportamiento de la población y desarrollar recomendaciones
de una política de para mejorar el cuidado de la salud.
la salud.

2.6 Delimitación conceptual disciplinaria


a) Medicina psicosomática
La medicina psicosomática constituyó el primer intento de investigar, dentro del
ámbito médico, las relaciones entre las variables psicosociales y las alteraciones
psicofisiológicas. El termino fue acuñado en 1918 por Heinroth (Reig, 1981), y con el
se quiso dar cuenta de las relaciones entre los procesos psicológicos y las estructuras
somáticas. Históricamente se han descrito dos momentos en la evolución de la medicina
Psicosomática (Lipowski, en 1986). El primero comprende entre 1935 y 1960 y se
caracteriza por la notable influencia del psicoanálisis. De hecho, en esta fase, la
medicina psicosomática se centró, fundamentalmente, en el estudio de la etiología y
patogénesis de la enfermedad física desde una perspectiva abiertamente psicodinámica.
Se asumía que las causas de algunas enfermedades orgánicas concretas se encuentran en
ciertas características de personalidad, conflictos interpersonales y el modo de
responder a dichos conflictos. Si se suma una cierta vulnerabilidad orgánica,
constitucional o adquirida, a la presencia de los tres factores antes mencionados, el
resultado será una enfermedad específica. Según uno de los representantes más
relevantes, Alexander (1950), las alteraciones de la salud más importantes que podían
considerarse de naturaleza psicosomática serían el asma, la neurodermatitis, la úlcera de
duodeno, la colitis ulcerosa, la artritis reumatoide, la hipertensión esencial y la diabetes.
A partir de 1965 se observa un cambio de orientación en esta disciplina. Se
abandona progresivamente la formulación psicoanalítica para explicar la enfermedad, se
busca una base científica más sólida de conocimiento equiparable a la de la medicina y
se plantea la necesidad del desarrollo de técnicas terapéuticas eficaces para el
tratamiento de la enfermedad psicosomática. Este cambio de orientación queda
plasmado en los objetivos que, según Lipowski (1977), le correspondería a la medicina
psicosomática, tales son: 1. el estudio de los factores psicológicos, biológicos y sociales
en la homeostasis del ser humano; 2. una aproximación holística a la práctica de la
medicina, y 3. una relación con la práctica psiquiátrica de consulta-apoyo.

DOC PS. VARGAS ESPINOZA, ELIANA AMARILIS 14


Psicología de la Salud

A pesar de esta notable evolución, las diferencias entre la medicina


psicosomática y la psicología de la salud se plantean de un modo evidente. El énfasis de
la primera en la enfermedad y en el tratamiento frente al interés de la segunda en la
salud y la prevención, son algunos de los elementos de contraste que se acentúan si se
atiende a la metodología o las técnicas de intervención. En definitiva, al margen de su
papel histórico de sensibilizar a los médicos y psicólogos hacia la interacción de las
emociones y los desórdenes físicos, el interés casi exclusivo de la medicina
psicosomática por el tema de la enfermedad (en detrimento de la salud), su inicial
vinculación con la teoría psicoanalítica y su atención limitada a un pequeño grupo de
alteraciones fisiológicas, redujeron las posibilidades de esta disciplina para hacerse
cargo de la temática de la salud en su sentido más amplio.

b) Psicología médica
La definición muy amplia y general de lo que es la psicología médica formulada
por asken puede ilustrar perfectamente el campo diverso y disperso que se le asigna a
esta disciplina. Según este autor su objetivo es: el estudio de los factores psicológicos
relacionados con cualquiera de los aspectos de la salud física, la enfermedad y su
tratamiento a nivel del individuo, el grupo y los sistemas. La psicología médica no
representa una orientación teórica en particular; los problemas de la misma pueden ser
conceptualizados desde cualquier orientación deseada. La psicología médica tiene,
además, como foco, todas las áreas de interés académico: investigación, intervención,
aplicación y enseñanza.
Desde una perspectiva, dentro de la psicología médica, cabría prácticamente
todo. Se podría recoger en ella la medicina psicosomática en su primera etapa, se
aceptaría la intervención psicológica en el ámbito médico desde posiciones teóricas
distintas e, incluso, contradictorias o, simplemente, cabría el uso de técnicas
psicológicas (de tipo psicométrico, por ejemplo) para el diagnóstico y evaluación de la
enfermedad física. A pesar de todo ello, la psicología médica no ha podido englobar
todo el ámbito de trabajo que caracteriza a la psicología de la salud ni la
conceptualización del objeto de estudio de la misma. La psicología médica no pone en
primer plano la salud como objeto de intervención y olvida, además, el papel de otras
profesiones clínicas en el cuidado de la salud, subordinando el campo psicológico al
médico y confundiendo el objeto de estudio con la competencia profesional.

c) Medicina conductual
Posiblemente, deslindar los conceptos de medicina conductual y psicología de
la salud constituye el ejercicio más difícil de delimitación conceptual dentro de esta área
de conocimiento, ya que, por ejemplo, hasta los años ochenta ambos términos se usaron
casi indistintamente para referirse a esta nueva aproximación de tipo biopsicosocial a la
salud.
Al margen de este inicial solapamiento, cabe señalar que el término medicina
conductual, fue utilizado por primera vez en 1973 al aparecer en el título del libro
Biofeedback: Behavioral Medicine (Birk, 1973). Se presenta este término como un
sinónimo y complemento del biofeedback y se reconoce así la importancia que tuvo el
biofeedback en el nacimiento de esta disciplina. No obstante, el término equivalente en
el ámbito infantil, behavioral pediatrics, ya había sido empleado en 1970 en un artículo
sobre los factores conductuales en la etiología y el curso de la enfermedad somática en
el contexto hospitalario.
Tal y como expresa el concepto, la medicina conductual nace como una
extensión de la tradición teórica conductista, por lo cual su preocupación principal

DOC PS. VARGAS ESPINOZA, ELIANA AMARILIS 15


Psicología de la Salud

fueron las conductas de salud y enfermedad, las contingencias que las mantienen y los
cambios necesarios que habría que operar en las mismas para modificar dichas
conductas. En la práctica clínica, la medicina conductual emplea las técnicas de
modificación de conducta para la evaluación, prevención y tratamiento de la
enfermedad física o disfunciones psicofisiológicas, además de la utilización del análisis
funcional de la conducta para la comprensión de las conductas asociadas a los trastornos
médicos y problemas en el cuidado de la salud.
En este sentido Schwartz y Weiss en 1978 formularon una definición de la
medicina conductual, ampliamente aceptada, en la que se recogen sus características
esenciales. La medicina conductual es un campo interdisciplinario ocupado en el
desarrollo e integración de la ciencia biomédica y conductual, conocimiento y
técnicas relevantes para la salud y la enfermedad y la aplicación de esas técnicas y
ese conocimiento para la prevención, diagnóstico, tratamiento y rehabilitación.
Sobre la base de esta formulación dos son las diferencias fundamentales que se
pueden enfatizar entre la psicología de la salud y la medicina conductual. En primer
lugar, en la medicina conductual se pone el acento en su naturaleza interdisciplinaria
frente a la psicología de la salud que se presenta como una rama de psicología, y, en
segundo lugar, mientras que la medicina conductual parece centrarse en el tratamiento y
rehabilitación de la enfermedad, la psicología de la salud se preocupa, especialmente,
del ámbito de la prevención.
En esta línea y dentro de esta polémica, se puede afirmar que el término
medicina conductual es utilizado por los investigadores y clínicos que trabajan en el
ámbito médico, mientras que el término psicología de la salud suele ser asumido por los
psicólogos que se dedican a la investigación dentro de los distintos departamentos de las
facultades de psicología.
No obstante, en el trabajo profesional cotidiano ambos términos no están tan
distantes como las discusiones conceptuales a veces dan a entender, y, de hecho, la
mayor parte de los psicólogos que trabajan en el campo de la conducta, la salud y la
enfermedad combinan los elementos de ambas disciplinas.

d) Psicología clínica
Muy recientemente ha surgido una abierta polémica sobre la delimitación de
campos entre psicología clínica y psicología de la salud. Se trata de definir si son
disciplinas distintas o si cualquiera de ellas puede asumir los contenidos y tareas de la
otra. Frente a este dilema se han destacado dos posturas opuestas. Por un lado, algunos
autores sostienen que no hay justificación para la creación de una nueva especialidad de
psicología de la salud ya que consideran que la psicología clínica puede asumir todas las
funciones que se pretenden desempeñar en el campo de la psicología de la salud. Entre
los argumentos que se han desgranado para defender esta postura, se encuentra que: no
existen elementos suficientes que diferencien adecuadamente la psicología clínica de la
psicología de la salud; que la psicología clínica puede contener a la psicología de la
salud porque el único elemento que quedaría, hoy por hoy, fuera de la primera sería el
de la prevención, de la que también se podría hacer cargo el psicólogo clínico; que
aceptar la división entre la psicología clínica (dedicada a los trastornos emocionales) y
la psicología de la salud (dedicada al tratamiento de la enfermedad física) supondría
reasumir la dualidad mente-cuerpo, que es, precisamente, lo que se intenta superar; que
lo único que se intenta es cambiar la etiqueta pero sin que ello suponga un auténtico
cambio de funciones en lo que ha venido siendo el trabajo del psicólogo clínico; y,
finalmente, que, al menos en algunos países, la psicología de la salud ha tomado un
camino errado porque se está haciendo mayoritariamente, una psicología de la

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Psicología de la Salud

enfermedad y se han descuidado, de un modo muy importante, los aspectos


relacionados con la prevención.
Desde el polo opuesto se han postulado distintas razones para justificar la
existencia de una psicología de la salud desligada de la psicología clínica. Se sostiene
que una aproximación biopsicosocial, llevada a sus últimas consecuencias, comportaría
una visión unitaria de la clínica y de la salud, en tanto que lo que se busca es romper la
dualidad entre lo psicológico y lo físico. Aunque desde una perspectiva conceptual y
académica esto parecería idóneo, su aplicación a la práctica profesional que día a día
desempeña hoy el psicólogo, parece más difícil. En cualquier caso, asumir este
planteamiento holístico, tanto conceptualmente como en sus consecuencias aplicadas,
obligaría a un replanteamiento integral del mundo académico y profesional, con la
creación de un tronco disciplinar común que podría girar en torno a las llamadas
ciencias de la salud.
En definitiva, parece que, como ha ocurrido una y otra vez en la historia de la
ciencia, la emergencia de una nueva disciplina que se desgaja de otra, genera siempre
tensiones de muchos tipos (profesionales, académicas y conceptuales). No obstante, en
nuestro caso, parece que la psicología de la salud no es reductible a la psicología clínica,
al menos en el mundo académico. Sin embargo, esa distinción, hoy por hoy, no es tan
clara en el mundo profesional, sin que ello presuponga que la psicología de la salud no
pueda y deba ser la matriz de la psicología clínica, al menos desde una perspectiva
conceptual.

Taller N° 03: Psicología de la salud y otras disciplinas

De acuerdo a la lectura realizada, construya un cuadro comparativo entre cada una de


las disciplinas aludidas y lo que propone la psicología de la salud.
Psicología de la salud
Semejanzas Diferencias
Medicina psicosomática

Psicología médica

Medicina conductual

Psic. Clínica

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Psicología de la Salud

2.7 Concepto de psicología de la salud


Para entender la psicología de la salud, es necesario reconocer algunas de las
actividades en que los psicólogos de la salud están involucrados. Tales son:
A Investigaciones acerca de las relaciones existentes entre personalidad y
susceptibilidad a la enfermedad o la habilidad para enfrentarla.
B Orientación al entorno familiar de los pacientes
C Diseños educativos para facilitar el control de diversas enfermedades.
D Trabajo con organizaciones de cuidado de la salud para asistirlos en la definición
de sus objetivos y en la evaluación de sus éxitos.
E Análisis de políticas alternativas en la previsión y en la provisión de salud por
parte del gobierno desde el punto de vista de las preferencias humanas y de las
tendencias comportamentales.
F Enseñanza a los médicos y todo el personal que labora en hospitales e
instituciones afines para que se comuniquen en forma tal que faciliten la
adherencia de los pacientes a sus programas de medicación.

Estas son sólo algunas de las actividades en las que intervienen los psicólogos de la
salud. De hecho, el dominio de la psicología de la salud es la intersección del sistema
total de la salud con toda la psicología. Consiste en la aplicación de cualquier aspecto
del conocimiento o técnica psicológica a cualquier problema del sistema de salud.
Aunque la Psicología de la Salud no tiene una definición oficial:

Matarazzo (1982) la describió como un campo que engloba aportaciones diversas


de la psicología en relación a la educación, la ciencia y la profesión, aplicadas a la
salud y a la enfermedad.
La American Psychological Association propone que la Psicología de la Salud es un
campo interdisciplinar que aplica el conocimiento obtenido por la psicología a la
salud y a la enfermedad en programas sanitarios. Estas intervenciones se aplican
en la atención primaria o en unidades médicas.
Thielke y otros (2011) describen cuatro subdisciplinas dentro de la Psicología de la
Salud: la Psicología Clínica de la Salud, la Psicología de la Salud Pública, la
Psicología de la Salud Comunitaria y la Psicología de la Salud Crítica, dirigida a las
desigualdades sociales relacionadas con la salud.

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Psicología de la Salud

Artículo de reflexión (recortado) 2012


La psicología de la salud: antecedentes, definición y perspectivas
Psic. Victoria Eugenia Díaz Facio Lince, Magíster en Ciencias Sociales, Profesora del
Departamento de Psicología, Universidad de Antioquia. Dirección
electrónica: victoriadiaz@une.net.co

Resumen
El artículo propone una reflexión crítica de los fundamentos históricos y teóricos del
área aplicada de la psicología, llamada psicología de la salud. Discute el rol y las
funciones del psicólogo dentro de este campo ocupacional específico y propone
herramientas teóricas y metodológicas para el trabajo en tres situaciones específicas,
como son: la atención primaria, con la gestión de proyectos de promoción y prevención
en salud, la psico-oncología, y la atención e intervención de los pacientes que formulan
pedidos de carácter estético.
Palabras Clave: Psicología de la salud, proceso salud-enfermedad, psico-oncología,
promoción de la salud, prevención de la enfermedad, tratamiento estético.

1 La psicología de la salud: la construcción de un campo


Nos proponemos, en este primer apartado, construir las bases que fundamentan
el campo de la psicología aplicada al campo de la salud. Se hace necesario para ello
plantear una breve reseña alrededor de la evolución histórica de la interpretación causal
de la salud y las enfermedades, lo cual nos llevará a desarrollar cuál es el lugar que
ocupa la Psicología en este campo específico.
1.1 Evolución histórica de la interpretación causal del proceso salud-
enfermedad
Históricamente, las interpretaciones causales sobre la salud y la enfermedad se
han orientado en dos perspectivas: las referidas a la explicación de porqué el hombre
enferma y las que hacen énfasis en el discurso sobre la promoción de la salud y la
prevención de las enfermedades. Situemos los antecedentes de esta reflexión en el
mundo griego en donde se reconocen dos corrientes diferenciadas con respecto a la
mencionada interpretación: la escuela platónica, coherente con la interpretación divina
que los primitivos atribuían a la enfermedad, que establecía que tanto la salud como la
enfermedad eran determinadas por un principio no material, el alma divina o pneuma,
que afectaba los órganos. La enfermedad se originaba por un castigo de los dioses y no
se curaba entonces con medicamentos, sino con cantos, himnos y otros rituales
simbólicos. Por su parte, la escuela hipocrática se opuso a esta interpretación teúrgica,
insistió en desacralizar las enfermedades y propuso una causa natural para ellas. Planteó
Hipócrates que el medio externo tiene efectos en la producción de la enfermedad y
reconoció también en ella la incidencia de las características personales; particularmente
postuló la existencia de cuatro humores: sangre, flema, bilis amarilla y bilis negra, cuyo
equilibrio o desequilibrio influían en la salud o la enfermedad y definían el
temperamento de cada individuo (Lain Entralgo, 1975).

DOC PS. VARGAS ESPINOZA, ELIANA AMARILIS 19


Psicología de la Salud

''...La enfermedad se originaba por un castigo de los dioses y no se curaba entonces con
medicamentos, sino con cantos, himnos y otros rituales simbólicos...''
En la Edad Media, bajo el dominio del discurso de la Iglesia Católica, se
desconocieron los aportes de las escuelas clásicas y prevaleció de nuevo la
interpretación mística de las enfermedades atribuidas a la ira de Dios o a la acción del
demonio. Simultáneamente, la medicina del mundo árabe avanzó en la sustentación
materialista de la enfermedad y señaló seis principios que incidían en el mantenimiento
de la salud o en la producción de la enfermedad, eran estos: el aire puro, la moderación
en el comer y en el beber, el descanso y el trabajo, la vigilia y el sueño, la evacuación de
lo superfluo y las reacciones emocionales.
El Renacimiento, con el nuevo modo de producción capitalista y con su gran
avance cultural y científico, revalorizó las enseñanzas de la escuela hipocrática y de la
medicina árabe e incentivó la investigación médica ante la necesidad de respuestas
prácticas a los problemas de salud que afectaban a la población. El nacimiento de la
microbiología, de la mano del invento del microscopio, confirmó la interpretación
materialista de la enfermedad, pero produjo un esquema biologista unicausal para
explicarla.
El vínculo entre la biología y la medicina se hizo más fuerte en el siglo XX, lo
que permitió que se ampliaran y profundizaran los conocimientos acerca del sustrato
material de las enfermedades, en las que se propone que ya no tienen efectos sólo los
microorganismos sino una serie de procesos que ocurren en los órganos, tejidos y
células, y en los cuales influyen de forma importante los procesos bioquímicos del
organismo. Por su parte, el siglo XXI se define por el paradigma genético bajo el cual se
han producido múltiples explicaciones y aplicaciones de esta área a la interpretación y
tratamiento de las enfermedades, pero se ha consolidado con más fuerza el esquema
unicausal con respecto a que las causas biológicas son las únicas y las últimas para
explicar los procesos de salud y de enfermedad.
''El vínculo entre la biología y la medicina se hizo más fuerte en el siglo XX, lo que
permitió que se ampliaran y profundizaran los conocimientos acerca del sustrato
material de las enfermedades...''
Esta mirada reduccionista de los problemas de salud ha generado como respuesta
que en campos más propios de las disciplinas sociales se haya ido constituyendo una
tendencia que cuestiona la mencionada unicausalidad y propone una perspectiva
multicausal, donde la interacción entre tres componentes -agente, huésped y ambiente-
determinan el mantenimiento de la salud o la génesis de las enfermedades. Este enfoque
advierte sobre la importancia de ingresar en el estudio de los problemas de salud el
carácter activo del sujeto humano, que obliga a superar el esquema simplista de que el
huésped es una entidad pasiva que recibe el influjo de un agente externo patógeno, y
pone en evidencia que múltiples factores, entre ellos los psíquicos y sociales, inciden
tanto en el huésped como en el agente y en el ambiente. Esta nueva perspectiva ha
hecho necesario que nuevas disciplinas contribuyan al estudio de un campo que
tradicionalmente fue exclusivo del discurso médico; particularmente la Psicología, con
su rama específica de la Psicología de la salud, se ha configurado como una disciplina
que se ocupa de los factores psíquicos y sociales que influyen en el mantenimiento de la
salud o inciden en la aparición y evolución de una enfermedad en determinado sujeto
(Morales, 1999).

DOC PS. VARGAS ESPINOZA, ELIANA AMARILIS 20


Psicología de la Salud

1.2 El proceso salud-enfermedad como campo de aplicación de la psicología


La preocupación de la disciplina psicológica en relación con los temas de salud
se orientó históricamente al estudio y tratamiento de la salud y las enfermedades
mentales. Sin embargo, desde los años 60 del siglo pasado, la Psicología empezó a
ocuparse del proceso salud-enfermedad en su dimensión más amplia y comenzó a hacer
aportes, como se dijo anteriormente, a un campo tradicionalmente exclusivo del
discurso médico. El área disciplinar que se dedicó a este estudio se consolidó bajo el
nombre de Psicología de la salud y fue construyendo progresivamente un espacio propio
como campo aplicado de la Psicología, orientando su evolución hacia dos enfoques: el
clínico (con los antecedentes de la Psicología clínica, el Psicoanálisis, la Psicología
médica y la Psicología cognitivo-conductual), y el social (fundamentado en la
Psicología social comunitaria).
''La preocupación de la disciplina psicológica en relación con los temas de salud se
orientó históricamente al estudio y tratamiento de la salud y las enfermedades
mentales...''
El psicólogo cubano Francisco Morales Calatayud (1999) hace una revisión del
campo de referencia y lo conceptualiza de la siguiente manera: Se puede considerar que
la Psicología de la salud es la rama aplicada de la psicología que se dedica al estudio de
los componentes subjetivos y de comportamiento del proceso salud-enfermedad y de la
atención en salud. [...] Le interesa el estudio de aquellos procesos psicológicos que
participan en la determinación del estado de salud, en el riesgo de enfermar, en la
condición de enfermedad y en la recuperación, así como las circunstancias
interpersonales que se ponen de manifiesto en la prestación de los servicios de salud, lo
que se expresa en el plano práctico en un amplio modelo de actividad que incluye
acciones útiles para la promoción de la salud, la prevención de las enfermedades, la
atención de los pacientes enfermos y personas con secuelas, y para la adecuación de los
servicios de salud a las necesidades de los que los reciben.
Con base en esta referencia, es importante detenernos en cuatro aspectos
fundamentales para discernir las distintas perspectivas de trabajo de las que se ocupa la
Psicología de la salud:
a) En términos generales, se destaca el interés de este campo en investigar e
intervenir sobre los aspectos psíquicos que inciden en el proceso salud-
enfermedad que, como ya se dijo, se asume como multicausado.
b) Se ocupa de la atención psicológica de los pacientes enfermos o con secuelas de
alguna enfermedad, con base en la premisa de que los factores psíquicos tienen
incidencia en el origen y la evolución de la enfermedad, y en la forma cómo el
sujeto enfrente la experiencia de estar enfermo.
c) Le interesa a esta rama de la Psicología aplicada el área denominada de la ''salud
positiva''; la cual plantea que los factores psíquicos y sociales inciden en el
mantenimiento de la salud y propone una mirada, que desde el estudio
psicológico, apoye los procesos de promoción de la salud y prevención de las
enfermedades.
d) Además de los aspectos anteriores se ocupa del estudio de los factores psíquicos
que intervienen en los vínculos entre los sujetos que hacen parte de las acciones
en salud. Se reconoce entonces que en el campo de la salud juegan un papel
importante, no sólo los aspectos psíquicos y sociales de los pacientes enfermos y
de las poblaciones que son objeto de las campañas de promoción y prevención,

DOC PS. VARGAS ESPINOZA, ELIANA AMARILIS 21


Psicología de la Salud

sino también la subjetividad de los profesionales que se desempeñan en esta


área.
A partir de estos aspectos básicos, enunciaremos a continuación las dos áreas
generales del trabajo que el psicólogo puede desempeñar en el campo de la salud para
pasar, en el próximo apartado, a desarrollar con mayor profundidad los aspectos
psíquicos que inciden en tres situaciones específicas de este campo de la Psicología
aplicada. Se propone que el psicólogo de la salud puede desempeñarse en dos grandes
áreas de trabajo: la atención primaria, con énfasis en la promoción de la salud y la
prevención de las enfermedades, y la atención secundaria en los hospitales y centros de
rehabilitación. Con respecto a la atención primaria, campo que profundizaremos más
adelante, se propone el abordaje de temas prioritarios en cada momento del ciclo vital:
salud de los niños, salud de los adolescentes, salud reproductiva, salud de los adultos y
salud de los adultos mayores, frente a los cuales el profesional de la psicología debe
desarrollar estudios y diseñar intervenciones orientadas fundamentalmente al trabajo de
carácter reflexivo y educativo que fomente, desde la perspectiva psicológica, la
participación y la autogestión de la comunidad en sus procesos de salud (Morales,
1999).
Con respecto a la atención psicológica en los centros de atención secundaria en
salud, como los hospitales y centros de rehabilitación, los antecedentes muestran que
hasta antes de los años 70, los servicios de Psicología de los hospitales se concentraban
en la atención de los pacientes psiquiátricos. Sin embargo, dice Morales (1999, p. 198)
que a partir de esa década se reconoce que, en la causalidad de todas las enfermedades
en general hay, en mayor o menor grado, elementos de carácter psicológico. En todas
están presentes estados emocionales, comportamientos y valoraciones acerca de la
condición patológica, las limitaciones que lleva aparejada, las exigencias de los
procedimientos diagnósticos y terapéuticos, el pronóstico y el impacto para la vida
futura. Cada paciente presentará entonces su propia respuesta a la enfermedad en la que
se pone de manifiesto no sólo las características regulares de la misma como hecho
biológico, sino también, y sobre todo, las del sujeto como persona actuando en una
situación específica.
En la atención secundaria, se propone que los psicólogos de la salud deben estar
integrados a las distintas unidades hospitalarias y ser parte de los equipos
multidisciplinarios que tratan a los pacientes que son atendidos en ellas. En términos
generales, el trabajo del psicólogo en estas instituciones se orienta hacia las siguientes
acciones:
a) La recepción de las interconsultas médico-psicológicas y la asistencia directa de
los pacientes enfermos y las familias que son atendidos en los distintos servicios
clínicos y quirúrgicos de la institución hospitalaria.
b) El trabajo investigativo, educativo y reflexivo que involucre a los estudiantes y
profesionales de las distintas áreas de la salud, acerca de los aspectos
psicológicos que inciden en el proceso salud-enfermedad y en el vínculo
asistencial
c) La participación en los equipos multidisciplinarios que estudian las situaciones
de los pacientes enfermos y toman las decisiones sobre las intervenciones que
sean necesarias.
d) La acción institucional que involucra, entre otros, los temas de la satisfacción o
insatisfacción de los pacientes y los trabajadores de la salud con los servicios
que son ofrecidos por la institución.

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Psicología de la Salud

Taller N° 04: Generalidades de la Psicología de la Salud

Objetivo: Reconocer la importancia de la psicología de la salud a través de su


historia, identificando la nueva concepción de la salud y diferenciándola de otras
disciplinas.

Estrategia: resolver las actividades propuestas las que serán expuestas

Actividades:

1 Construya un organizador gráfico (espina de pescado u otro) relacionado a


las aproximaciones históricas de la Psicología de la Salud.

2 Haga un cuadro sinóptico haciendo referencia a las insuficiencias del modelo


biomédico según Engels.

3 Grafique o simbolice las razones que se suelen plantear como causas


particulares de la emergencia de la Psicología de la Salud

4 De acuerdo a su experiencia personal y familiar (anécdotas), construya


ejemplos en relación a las cuatro líneas de trabajo fundamentales del
Psicólogo de la Salud, según Matarazzo

5 Considerando la lectura, Psic. Victoria Eugenia Díaz Facio Lince, Magíster


en Ciencias Sociales, Profesora del Departamento de Psicología,
Universidad de Antioquia. Dirección electrónica: victoriadiaz@une.net.co
(pag.18) ¿Qué análisis realiza la autora?

Referencias
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cáncer. En J. Buceta (Ed.), Intervención psicológica en trastornos de
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optar al título de psicóloga. Departamento de Psicología, Facultad de Ciencias
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Psicología de la Salud

- Kübler-Ross, E. (1969). Sobre la muerte y los moribundos. Barcelona: Grijalbo.


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- Ministerio de Salud. (1996). Resolución 03997. Bogotá: República de Colombia.
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- Morales, F. (1999) Introducción a la psicología de la salud, Buenos Aires:
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