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CUSCO – 2022-I
UNIDAD I
Salud y enfermedad en el contexto actual
expectativas, motivaciones, etc., que, en última instancia, son las que juegan el papel
decisivo en la adopción y mantenimiento de pautas saludables, y 3) Las consecuencias
anticipadas de las conductas saludables con relación a los costos y beneficios
percibidos, también son elementos importantes, diferentes al de las contingencias de
refuerzo o castigo del momento presente.
La percepción subjetiva respecto de la probabilidad de padecer ciertos síntomas
o una determinada enfermedad (grado de vulnerabilidad percibida) incide en las
conductas saludables a adoptar y mantener. También, la percepción anticipada que el
individuo tenga acerca de las consecuencias positivas (refuerzo) a experimentar como
resultados de sus prácticas saludables, constituye un importante regulador de sus
elecciones presentes. Por ejemplo, José fuma permanentemente en su oficina a pesar de
haber sido operado de un tumor cerebral. Está convencido que de algo ha de morir, que
no tiene sentido abandonar ese hábito porque inevitablemente todos vamos a terminar
muriéndonos de algo, por tanto, no percibe ninguna ganancia en suprimir esta práctica.
Esta creencia le ayuda a defender y justificar su conducta autodestructiva.
La persona tiene que percibir una relación significativa entre su comportamiento
específico y los síntomas que experimenta, reconocer una relación causa-efecto evidente
para modificar su conducta patogénica y reemplazarla por otros comportamientos más
protectores y adaptativos. De lo contrario, la persona mantendrá sus pautas perjudiciales
ya que no percibe el riesgo potencial de las mismas. Por ejemplo, Antonio fuma una
caja de cigarrillos por día y aún no percibe síntomas limitantes; su vida es sedentaria y
sin mayores exigencias físicas. Ante situaciones de estrés cotidiano, incrementa el
consumo de cigarrillos porque siente que ese comportamiento, lo tranquiliza.
Por su parte Edgardo tiene 47 años, en el presente, no experimenta señales ni
síntomas significativos, pero sabe que ha sufrido de hipertensión; no realiza controles
médicos periódicos y su estilo de vida no está acorde con las prescripciones médicas
recibidas. Parece ignorar el riesgo potencial de su conducta, la cual tiene una gran
probabilidad de favorecer procesos de Enfermedad.
Si el individuo percibe que el costo del cambio de conductas es muy alto y el
beneficio a corto y/o largo plazos es escaso, la modificación de sus pautas de
comportamiento será temporal; el cambio no se estabilizará en el tiempo.
Factores emocionales y cognitivos pueden determinar conductas saludables o
patológicas. Un alto grado de distrés emocional puede paralizar la iniciativa de la
persona para llevar cabo comportamientos convenientes. Por el contrario, si el estrés
experimentado es alto, el individuo es proclive a adoptar conductas patogénicas.
Según Leventhal, Nrenz y Steele, 1984, las creencias y pensamientos pueden
diferir, en gran medida, de la percepción médica objetiva. Por ejemplo, el médico le
manifiesta a Edgardo que él está en una situación límite, que es necesario que cambie el
estilo de comportamiento que ha llevado hasta ahora; de lo contrario, su vida corre
serios riesgos. Pero el sistema de creencias de Edgardo no le permite asimilar esta
información; está convencido que su accidente cerebro vascular se debió sólo al mal
momento que pasó y que si evita este tipo de situaciones puede seguir su vida como
antes. José ha focalizado sólo un factor importante o desencadenante de la situación
problema y no percibe el contexto más amplio en el que surge su alteración.
Bibliografía
- Amigo, I. (2012). Manual de Psicología de la Salud. Madrid - España: Pirámide.
- Gil, F., León, J. y Jarana, L. (1955). Habilidades Sociales y Salud. Madrid:
Barcelona
Actividades:
lo físico lo espiritual
cuerpo mente
Este planteamiento dualista, que con el tiempo ha llegado a ser dogma oficial de
la naturaleza humana (Ryller, 1949), fue admitido muy prontamente por la iglesia
católica y aquel avance científico dejaba de ser un peligro para sus dogmas. El espíritu y
la mente pasaban a ser entendidos como algo inmaterial, no sujeto a las leyes del mundo
físico a las que estaba sometido el cuerpo.
No obstante, esta aproximación mecánico-analítica de la enfermedad derivada
del posicionamiento dualista, ha reportado grandes beneficios a la humanidad. Así, por
ejemplo, las enfermedades infecciosas han sido en gran medida controladas y las tasas
1
Amigo Vásquez y otros. Manual de Psicología de la Salud. Pág. 22.
Factores
Biológicos
SALUD
Factores Factores
Psicológicos sociales
.
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Por todas estas razones, y una vez desarrollada esta emergente perspectiva de los
problemas de salud, en 1978 la Asociación Americana de Psicología (APA) creó como
una más de sus divisiones, la 38, concretamente, la Health Psichology (división de la
psicología de la salud) que, al año siguiente, en 1979, publica su primer manual: Health
Psichology. A Handbook (Stone, Cohen y Adler, en 1979) en 1982 también aparece la
revista de esta división de la APA con el título Health Psichology.
Las atribuciones de esta disciplina y sus áreas de trabajo quedan descritas en la
aún vigente y ampliamente aceptada, definición de Matarazzo (1980). La psicología de
la salud es la suma de las contribuciones profesionales científicas y educativas
específicas de la psicología como disciplina, para la promoción y mantenimiento de
la salud, la prevención y tratamiento de la enfermedad, la identificación de los
correlatos etiológicos y diagnósticos de la salud, la enfermedad y la disfunción
asociada, además del mejoramiento del sistema sanitario y la formulación de una
política de la salud.
En esta formulación de Matarazzo se recogen las cuatro líneas de trabajo
fundamentales del psicólogo de la salud. Tales son:
b) Psicología médica
La definición muy amplia y general de lo que es la psicología médica formulada
por asken puede ilustrar perfectamente el campo diverso y disperso que se le asigna a
esta disciplina. Según este autor su objetivo es: el estudio de los factores psicológicos
relacionados con cualquiera de los aspectos de la salud física, la enfermedad y su
tratamiento a nivel del individuo, el grupo y los sistemas. La psicología médica no
representa una orientación teórica en particular; los problemas de la misma pueden ser
conceptualizados desde cualquier orientación deseada. La psicología médica tiene,
además, como foco, todas las áreas de interés académico: investigación, intervención,
aplicación y enseñanza.
Desde una perspectiva, dentro de la psicología médica, cabría prácticamente
todo. Se podría recoger en ella la medicina psicosomática en su primera etapa, se
aceptaría la intervención psicológica en el ámbito médico desde posiciones teóricas
distintas e, incluso, contradictorias o, simplemente, cabría el uso de técnicas
psicológicas (de tipo psicométrico, por ejemplo) para el diagnóstico y evaluación de la
enfermedad física. A pesar de todo ello, la psicología médica no ha podido englobar
todo el ámbito de trabajo que caracteriza a la psicología de la salud ni la
conceptualización del objeto de estudio de la misma. La psicología médica no pone en
primer plano la salud como objeto de intervención y olvida, además, el papel de otras
profesiones clínicas en el cuidado de la salud, subordinando el campo psicológico al
médico y confundiendo el objeto de estudio con la competencia profesional.
c) Medicina conductual
Posiblemente, deslindar los conceptos de medicina conductual y psicología de
la salud constituye el ejercicio más difícil de delimitación conceptual dentro de esta área
de conocimiento, ya que, por ejemplo, hasta los años ochenta ambos términos se usaron
casi indistintamente para referirse a esta nueva aproximación de tipo biopsicosocial a la
salud.
Al margen de este inicial solapamiento, cabe señalar que el término medicina
conductual, fue utilizado por primera vez en 1973 al aparecer en el título del libro
Biofeedback: Behavioral Medicine (Birk, 1973). Se presenta este término como un
sinónimo y complemento del biofeedback y se reconoce así la importancia que tuvo el
biofeedback en el nacimiento de esta disciplina. No obstante, el término equivalente en
el ámbito infantil, behavioral pediatrics, ya había sido empleado en 1970 en un artículo
sobre los factores conductuales en la etiología y el curso de la enfermedad somática en
el contexto hospitalario.
Tal y como expresa el concepto, la medicina conductual nace como una
extensión de la tradición teórica conductista, por lo cual su preocupación principal
fueron las conductas de salud y enfermedad, las contingencias que las mantienen y los
cambios necesarios que habría que operar en las mismas para modificar dichas
conductas. En la práctica clínica, la medicina conductual emplea las técnicas de
modificación de conducta para la evaluación, prevención y tratamiento de la
enfermedad física o disfunciones psicofisiológicas, además de la utilización del análisis
funcional de la conducta para la comprensión de las conductas asociadas a los trastornos
médicos y problemas en el cuidado de la salud.
En este sentido Schwartz y Weiss en 1978 formularon una definición de la
medicina conductual, ampliamente aceptada, en la que se recogen sus características
esenciales. La medicina conductual es un campo interdisciplinario ocupado en el
desarrollo e integración de la ciencia biomédica y conductual, conocimiento y
técnicas relevantes para la salud y la enfermedad y la aplicación de esas técnicas y
ese conocimiento para la prevención, diagnóstico, tratamiento y rehabilitación.
Sobre la base de esta formulación dos son las diferencias fundamentales que se
pueden enfatizar entre la psicología de la salud y la medicina conductual. En primer
lugar, en la medicina conductual se pone el acento en su naturaleza interdisciplinaria
frente a la psicología de la salud que se presenta como una rama de psicología, y, en
segundo lugar, mientras que la medicina conductual parece centrarse en el tratamiento y
rehabilitación de la enfermedad, la psicología de la salud se preocupa, especialmente,
del ámbito de la prevención.
En esta línea y dentro de esta polémica, se puede afirmar que el término
medicina conductual es utilizado por los investigadores y clínicos que trabajan en el
ámbito médico, mientras que el término psicología de la salud suele ser asumido por los
psicólogos que se dedican a la investigación dentro de los distintos departamentos de las
facultades de psicología.
No obstante, en el trabajo profesional cotidiano ambos términos no están tan
distantes como las discusiones conceptuales a veces dan a entender, y, de hecho, la
mayor parte de los psicólogos que trabajan en el campo de la conducta, la salud y la
enfermedad combinan los elementos de ambas disciplinas.
d) Psicología clínica
Muy recientemente ha surgido una abierta polémica sobre la delimitación de
campos entre psicología clínica y psicología de la salud. Se trata de definir si son
disciplinas distintas o si cualquiera de ellas puede asumir los contenidos y tareas de la
otra. Frente a este dilema se han destacado dos posturas opuestas. Por un lado, algunos
autores sostienen que no hay justificación para la creación de una nueva especialidad de
psicología de la salud ya que consideran que la psicología clínica puede asumir todas las
funciones que se pretenden desempeñar en el campo de la psicología de la salud. Entre
los argumentos que se han desgranado para defender esta postura, se encuentra que: no
existen elementos suficientes que diferencien adecuadamente la psicología clínica de la
psicología de la salud; que la psicología clínica puede contener a la psicología de la
salud porque el único elemento que quedaría, hoy por hoy, fuera de la primera sería el
de la prevención, de la que también se podría hacer cargo el psicólogo clínico; que
aceptar la división entre la psicología clínica (dedicada a los trastornos emocionales) y
la psicología de la salud (dedicada al tratamiento de la enfermedad física) supondría
reasumir la dualidad mente-cuerpo, que es, precisamente, lo que se intenta superar; que
lo único que se intenta es cambiar la etiqueta pero sin que ello suponga un auténtico
cambio de funciones en lo que ha venido siendo el trabajo del psicólogo clínico; y,
finalmente, que, al menos en algunos países, la psicología de la salud ha tomado un
camino errado porque se está haciendo mayoritariamente, una psicología de la
Psicología médica
Medicina conductual
Psic. Clínica
Estas son sólo algunas de las actividades en las que intervienen los psicólogos de la
salud. De hecho, el dominio de la psicología de la salud es la intersección del sistema
total de la salud con toda la psicología. Consiste en la aplicación de cualquier aspecto
del conocimiento o técnica psicológica a cualquier problema del sistema de salud.
Aunque la Psicología de la Salud no tiene una definición oficial:
Resumen
El artículo propone una reflexión crítica de los fundamentos históricos y teóricos del
área aplicada de la psicología, llamada psicología de la salud. Discute el rol y las
funciones del psicólogo dentro de este campo ocupacional específico y propone
herramientas teóricas y metodológicas para el trabajo en tres situaciones específicas,
como son: la atención primaria, con la gestión de proyectos de promoción y prevención
en salud, la psico-oncología, y la atención e intervención de los pacientes que formulan
pedidos de carácter estético.
Palabras Clave: Psicología de la salud, proceso salud-enfermedad, psico-oncología,
promoción de la salud, prevención de la enfermedad, tratamiento estético.
''...La enfermedad se originaba por un castigo de los dioses y no se curaba entonces con
medicamentos, sino con cantos, himnos y otros rituales simbólicos...''
En la Edad Media, bajo el dominio del discurso de la Iglesia Católica, se
desconocieron los aportes de las escuelas clásicas y prevaleció de nuevo la
interpretación mística de las enfermedades atribuidas a la ira de Dios o a la acción del
demonio. Simultáneamente, la medicina del mundo árabe avanzó en la sustentación
materialista de la enfermedad y señaló seis principios que incidían en el mantenimiento
de la salud o en la producción de la enfermedad, eran estos: el aire puro, la moderación
en el comer y en el beber, el descanso y el trabajo, la vigilia y el sueño, la evacuación de
lo superfluo y las reacciones emocionales.
El Renacimiento, con el nuevo modo de producción capitalista y con su gran
avance cultural y científico, revalorizó las enseñanzas de la escuela hipocrática y de la
medicina árabe e incentivó la investigación médica ante la necesidad de respuestas
prácticas a los problemas de salud que afectaban a la población. El nacimiento de la
microbiología, de la mano del invento del microscopio, confirmó la interpretación
materialista de la enfermedad, pero produjo un esquema biologista unicausal para
explicarla.
El vínculo entre la biología y la medicina se hizo más fuerte en el siglo XX, lo
que permitió que se ampliaran y profundizaran los conocimientos acerca del sustrato
material de las enfermedades, en las que se propone que ya no tienen efectos sólo los
microorganismos sino una serie de procesos que ocurren en los órganos, tejidos y
células, y en los cuales influyen de forma importante los procesos bioquímicos del
organismo. Por su parte, el siglo XXI se define por el paradigma genético bajo el cual se
han producido múltiples explicaciones y aplicaciones de esta área a la interpretación y
tratamiento de las enfermedades, pero se ha consolidado con más fuerza el esquema
unicausal con respecto a que las causas biológicas son las únicas y las últimas para
explicar los procesos de salud y de enfermedad.
''El vínculo entre la biología y la medicina se hizo más fuerte en el siglo XX, lo que
permitió que se ampliaran y profundizaran los conocimientos acerca del sustrato
material de las enfermedades...''
Esta mirada reduccionista de los problemas de salud ha generado como respuesta
que en campos más propios de las disciplinas sociales se haya ido constituyendo una
tendencia que cuestiona la mencionada unicausalidad y propone una perspectiva
multicausal, donde la interacción entre tres componentes -agente, huésped y ambiente-
determinan el mantenimiento de la salud o la génesis de las enfermedades. Este enfoque
advierte sobre la importancia de ingresar en el estudio de los problemas de salud el
carácter activo del sujeto humano, que obliga a superar el esquema simplista de que el
huésped es una entidad pasiva que recibe el influjo de un agente externo patógeno, y
pone en evidencia que múltiples factores, entre ellos los psíquicos y sociales, inciden
tanto en el huésped como en el agente y en el ambiente. Esta nueva perspectiva ha
hecho necesario que nuevas disciplinas contribuyan al estudio de un campo que
tradicionalmente fue exclusivo del discurso médico; particularmente la Psicología, con
su rama específica de la Psicología de la salud, se ha configurado como una disciplina
que se ocupa de los factores psíquicos y sociales que influyen en el mantenimiento de la
salud o inciden en la aparición y evolución de una enfermedad en determinado sujeto
(Morales, 1999).
Actividades:
Referencias
- Cruzado, J. y Olivares, M. (2000). Evaluación y tratamiento psicológico del
cáncer. En J. Buceta (Ed.), Intervención psicológica en trastornos de
salud, (341 - 395). Madrid: Dykinson. [ Links ]
- Díaz, V. (1996). Aspectos psíquicos del paciente oncológico, Monografía para
optar al título de psicóloga. Departamento de Psicología, Facultad de Ciencias
Sociales y Humanas, Universidad de Antioquia, Medellín, Colombia.
[ Links ]
- Díaz, V. y Cortés, N. (2005). Efectos del tratamiento de ortodoncia en la imagen
del cuerpo y la autoestima de los adolescentes. Revista Facultad de
Odontología, Universidad de Antioquia, 16 (1 y 2), 125-134. [ Links ]
- Gómez, M. (1996). Cómo dar las malas noticias en medicina. Madrid: Grupo
Aula médica. [ Links ]
- Hoyos, J., Duvaltier, I., y Giraldo, W. (2003) Límites de los programas de
promoción y prevención. Una perspectiva psicoanalítica, Iatreia, Universidad de
Antioquia, 16 ,132-139. [ Links ]