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1. El escepticismo intelectual
2. El café Canith Haven
3. Luchando con la fe
4. El agnóstico profeso
5. ¿Tomó prestado el cristianismo de la mitología
pagana?
6. Una caminata por el Sendero Katy
7. ¿Cuándo “produjeron” la Biblia?
8. ¿Tiene la Biblia errores?
9. Infalibilidad
10. En contra de lo sobrenatural
11. La ayuda de Jamal
12. ¿Cuándo se escribió el Nuevo Testamento?
13. La prueba bibliográfica
14. ¿Qué ocurre con los “errores” de la Biblia?
15. La prueba de la evidencia intema
16. Joseph Smith, Mahorna y otras afirmaciones de
verdad
17. Nick
18. La prueba de la evidencia externa
19. ¿Se lo inventaron los discípulos?
20. El Canon
21. Un servicio fúnebre en Portland
22. Volver a pensar la verdad
23. ¿Qué ocurre con los demás evangelios?
24. El verdadero evangelio
Notas
M e d ia d o s de septiem bre
-¿C U Á N TO S de ustedes se criaron en Texas?
Cerca de la mitad de la clase levantó la mano.
—Bueno, me alegro. Mi esposa y yo hemos disfrutado
nuestra vida aquí en los últimos doce años. Hemos apren
dido algunas cosas también. Por ejemplo, aquí en el sur, es
pecialmente aquí en Dallas, la hebilla del Cinturón Bíblico,
no nos atrevemos a cuestionar la autoridad
histórica de los libros de la Biblia, ¡o es
tamos condenados a ir al infierno!
Sonaron algunas risitas en el peque
ño auditorio. El Dr. William Peterson,
Profesor Distinguido de Estudios Religio-
sos y un renombrado experto en la crítica de textos antiguos,
era muy conocido por sus opiniones. Sonriéndose con ir onía,
continuó: “Honestamente, aprecio la preocupación que estos
fundamentalistas, católicos y evangélicos tienen por su alma,
y creo que son genuinamente sinceros, pero han sido sincera
mente llevados a conclusiones erróneas”.
Nick, un estudiante del primer año de la Universidad
de Opal, prestó mucha atención a lo que el Dr. Peterson
dijo a continuación. “Los cristianos conservadores nos
juzgan con premura a nosotros los académicos por nues
tras opiniones, pero la pregunta que les hago es: “¿Cuál
es la base histórica para creer que la Biblia es sin duda
la Palabra infalible de Dios?” Deseo saber qué es lo que
los persuade a realmente creer que las copias de la Biblia
traducidas hoy se acercan siquiera a lo que fue escrito ori
ginalmente. Suena como algo bueno y fidedigno, ¿pero
cuáles son los datos? Eso es lo que vamos a explorar aquí.
¿Están listos para los datos?”
La sala quedó en silencio, mientras que el profesor ha
cía una pausa para crear mi efecto. “Estos son los datos en
los que coinciden los principales eruditos de todo el país.
Ni siquiera tenemos las palabras que estos cristianos fu n
damentalistas nos dicen que Dios inspiró de manera infa
lible. Así es. Lo único que tenemos son palabras copiadas
por escribas: algunas veces correctamente pero, por cierto,
no siempre. Tenemos copias plagadas de errores que están
a siglos de distancia de los originales y que son diferentes
a ellos de mil maneras distintas”1.
El corazón de N ick se aceleró al escuchar al pro
fesor que contradecía lo que el pastor de su pueblo en
la Iglesia Comunitaria de Park Springs le enseñaba a
la congregación. En su espíritu, sintió que este era el
momento de ser valiente y defender al Señor. “ ¡Eso no
es cierto!”, declaró. “Cómo se atreve a cuestionar la Pa
labra de Dios”.
El profesor, algo sorprendido por la interrupción del
alumno, respondió amablemente. “Muy bien, por qué no
nos dices qué es verdad. ¿Qué es lo que no es cierto de lo
que acabo de decñ?”
Nick, sintiéndose ahora avergonzado y puesto en un
aprieto, levantó la voz. “Bueno, yo soy un cristiano y creo
que la Biblia es la Palabra inspirada de Dios. ¡Acepto que
es la Palabra de Dios, por la fe\ Hebreos dice: ‘Sm fe es
imposible satisfacer a Dios’ y, dado que Dios es soberano
y nosotros no somos más que seres humanos, ¿quiénes so
mos para cuestionar su soberanía? Además, la Biblia tam
bién dice: ‘Toda la Escribirá es inspirada por Dios y útil
para enseñar, para reprender, para corregir y para instruir
en la justicia a fin de que todos estén siempre preparados
para dar una respuesta”.
El Dr. Peterson se sonrió y asintió con la cabeza. “Ad
miro tu fe personal y preocupación por citar porciones de
Hebreos 11 y 2 Tnnoteo 3. ¿Me podrías recordar por favor
bi nombre?
— Soy Nick.
—Me alegr a mucho que estés en esta clase, Nick. Re
cuerdo cuando yo solía memorizar esos mismos versícu
los. Mirando hacia el pasado, pienso que fue cuando con
curría a la Academia Cristiana Calvino durante mi tempra
na adolescencia.
Al notar la mirada de sorpresa de Nick, él continuó:
—Dicho sea de paso, Nick, pienso que 2 Timoteo 3
termina diciendo: “a fin de que el siervo de Dios esté en
teramente capacitado para toda buena obra”. Quizás, tú lo
estabas combinando con 1 Pedio 3.15, que menciona el dar
mía respuesta o defensa. Eso está bien y realmente no tie
ne importancia. Lo que yo estaba diciendo anteriormente,
Nick, es que no podemos estar realmente seguros que el li
bro original de Hebreos y que la carta de 2 Timoteo hayan
verdaderamente dicho las palabras que acabas de citar y que
ambos hemos memorizado. Nosotros no tenemos el “origi
nal” de la Biblia. Las Biblias que ni y yo poseemos han sido
radicalmente cambiadas en los últimos dos mil años.
— ¡No lo creo! — exclamó Nick.
— ¿De veras? ¿Te importaría enseñamos entonces? —
pidió el distmguido profesor. El resto de la clase murmu
raba, enojados con este cristiano grosero y tan categórico.
—Bueno, este —tartamudeó Nick— . Uno no puede,
este, quiero decñ que no son sólo las palabras, Profesor.
Dios continúa cambiando vidas. Yo experimento la pre
sencia de Jesús en mi vida todos los días. Y ... este... ah sí,
recuerdo que cuando fui a un campamento de jóvenes en
Tyler, un ex ateo nos dio una charla y nos dio su testimo
nio y compartió que nosotros tenemos evidencias arqueo
lógicas y antiguos manuscritos históricos, o copias de la
Biblia, que confirman la Palabra de Dios. Profesor, ¡esta
persona que era atea es ahora un cristiano!
Nick afirmó esta última parte con confianza, creyendo
que el Espíritu Santo lo había ayudado a terminar con más
fuerza que cuando había comenzado.
—Nick. sin duda es verdad que tenemos manuscritos
o copias de las primeras epístolas y evangelios que fueron
escritos, pero la cuestión es ¡qué clase de manuscritos son!
Yo lie mirado personalmente algunos de esos manuscritos,
Nick, y la cantidad de variantes, o diferencias, entres las
diversas copias escritas a mano es enorme2. La mayoría de
los emditos en el país han llegado a reconocer estos he
chos. Por ejemplo, un hombre que respeto, Bart Eluman,
el director del departamento de religión de la Universidad
de Carolina del Norte en Chapel Hill, ha publicado algu
nas obras académicas excelentes sobre la crítica de textos.
El Dr. Peterson se acercó irnos pasos más a sus es
tudiantes y se sentó en su banco cerca de la primera fila
donde estaba sentado Nick.
—Nick. admiro tu fe sincera y respeto tu religión,
pero el propósito de esta clase es el de estudiar la religión
de manera histórica. Alumnos, permítanme hacerles una
pregunta. ¿Dónde está la Biblia original que Dios inspiró?
¿Está en algún museo? ¿Acaso hay alguien que lo sepa?
¿Nick? ¿Alguno de ustedes?
La clase estaba en silencio y, a esta altura, Nick se
había quedado callado también.
—Vamos, alumnos, únanse a la conversación. ¡Cual
quiera puede hablar y ayudar a Nick en esto!
Después de irnos momentos algo incómodos, el profe
sor continuó: “Está bien, Nick. Nadie lo sabe. Escúchenme
alumnos. Nosotros no tenemos el original. No hay eviden
cia alguna que iu i “Dios” haya inspirado estas cartas. Si
este Dios de la Biblia existiera y fuera todopoderoso, ¿no
creen que ya habría aclarado toda nuestra confusión? Por
ejemplo, si ustedes se criaron yendo a la iglesia como yo, o
como nuestro amigo Nick, la Biblia de ustedes tiene proba
blemente cuatro evangelios en el Nuevo Testamento. Pero,
¿sabían que hay muchos otros evangelios que no fueron
incluidos? ¿Qué del Evangelio de Tomás, o los evangelios
de Felipe o de María Magdalena?3
—Alumnos, me preocupan vuestras creencias perso
nales. Pero también me preocupo de vuestra honestidad
intelectual en todas las áreas, incluyendo la historia de la
religión. Desearía tener el tiempo suficiente para explicar
les todo esto hoy, pero seguiremos con el tema a medida
que avance el semestre. El mensaje del cristianismo no es
nada nuevo ni único. Cuando yo comencé a estudiar li
teratura bíblica en mis cursos de posgrado, descubrí que
las historias de dioses que morían y resucitaban, los naci
mientos de vírgenes y los hacedores de milagros estaban
ya diseminados por todo el mundo conocido cuando se
escribieron los evangelios4. En nuestra próxima reunión,
conversaremos sobre estas cosas con más profundidad.
Pueden retirarse.
Dos
EL C A FÉ C A R U T H
HAVEN
EL CANON
¿Q U É O C U R R E C O N L O S
DEMÁS E V A N G E L I O S ?
1 Véase Bart Ehrman: Misquoting Jesús: The Story Behind Who Changed the
Bible and Why (New York: Harper Collins, 2005), 7.
2 Véase Ehrman: MisquotingJesus, p. 89.
3 Ibídem: 24.
4 Gregory A. Boyd y Paul Rhodes Eddy: Lord orLegend?:Wrestling with the
Jesús Dilemma (Grand Rapids: Baker, 2007), 52-53.
5 Véase Ehrman: Misquoting Jesús, p. 89.
6 1 Juan 1.9
7 J. Z. Smith. “Dying and Rising Gods,” en la Encyclopedia o f Religión, ed.
M. Eliade, vol. 4 (New York: Macmillan, 1987), 521. Citado por Boyd y
Eddy: Lord or Legend?, 53.
8 Boyd y Eddy: Lord or Legend?, 53.
9 “Did Christ Rise from the Dead?,” del sitio web de Lee Strobel. Ingresado
el 28 de agosto de 2010, http://www.leestrobel.com/videoserver/video.php?-
clip=strobeltl 115.
10 Véase Josh McDowell: The Da Vinci Code: A Questfo r Answers (Holiday,
Fl: Creen Key Books, 2006), 38.
11 Richard Gordon: Image and Valué in the Graeco-Roman World (Aldershot,
UK: Variorum, 1996), 96. Citado by McDowell: The Da Vinci Code, 38.
12 Bruce M. Metzger: “M ystery Religions and Early C hrtsttanltf' en H fstori-
cal and Literary Studies (Leiden, Netherlands: e. J. Brill, 1968), 11. Citado
por McDowell: The Da Vinci Code, 38.
13 Edwin M. Yamauchi: Pre-Christian Gnosticism, segunda edición (Grand
Rapids: Baker Book House, 1983), 112. Citado por McDowell: The Da Vin
ci Code, 38.
14 M. J. Vermaseren: M ithras: The Secret God (London: Chatto and Windus,
1963). Citado por McDowell, The Da Vinci Code, 38.
15 John F.Walvoord y Roy B. Zuck, editors: The Bible Knowledge Commen-
tary: O íd Testament (Wheaton: Victor Books, 1985), 1573.
16 Norman L. Geisler y William E. Nix: A General Introduction to the Bible
(Chicago: Moody Press, 1968), 24; David Ewert: A General Introduction
to the B ible: From A ncient Tablets to Modern Translations (Grand Rapids:
Zondervan, 1983), 104-108 y E. Wurthwein: The Text o fthe Oíd Testament:
An Introduction to the B iblia Hebraica, traducida de Errol F. Rhodes (Grand
Rapids: Eerdmans, 1979), 49-53.
17 McDowell: The D a Vinci Code, 15.
18 Marcos 2.23-28
19 Véase Ehrman: M isquoting Jesús, 9.
20 Ibídem.
21 Lee Strobel: The Casefo r the R eal Jesús (Grand Rapids: Zondervan, 2007),
74.
22 Boyd y Eddy: L ord or Legend? 22-23.
23 Ibídem, 23.
24 Millar Burrows: W hat M ean These Stones? The Significance ofArcheology
fo r B iblicál Studies (New York: Meridian Books, 1956), 52.Citadopor Josh
McDowell y Sean McDowell: M ore Than a Carpenter (Carol Stream, H:
Tyndale, 2009), 64.
25 William F. A lbright: R ecent D iscoveries in B ible Lands (New York: Funk
and Wagnalls, 1955), 136. Citado por McDowell y McDowell: More Than a
Carpenter, 65.
26 McDowell y M cDow ell: M ore Than a Carpenter, 65-66.
27 Sir William Ramsay: The B earing o fR ecent D iscovery on the Trustworthi-
ness o f the N ew Testam ent (London: Hodder and Stoughton, 1915), 222.
Citado por McDowell y McDowell: M ore Than a Carpenter, 65-66.
28 Colín J. Hemer: The B o ó k o fA cts in the Setting o f H ellenistic H istory (Wi-
nona Lake, Ind.: Eisenbrauns, 1990). Citado por Norman L. Geisler y Frank
Turek: I D on 1 H ave E nough F aith to B e an A theist (Wheaton: Crossway
Books, 2004), 256-62.
29 Hechos 17.6.
30 F. F. Bruce: “Archaeological Confirmation of the New Testament” en Re-
velation and the Bible, ed. Cari Henry (Grand Rapids: Baker Book House,
1969), 325.
31 Edward Musgrave Blaiklock: Laym an’s Answer: An Examination o f the
New Theology (London: Hodder and Stoughton, 1968), 36.
32 Brían L. Janeway: “The Acts o f the Apostles and the Archaeologists” en
Bible and Spade 12:2 (primavera de 1999), 56.
33 F. F. Bruce: “Archaeological Confirmation o f the New Testament” en Reve
laron and the Bible, ed. Cari Henry, 321.
34 McDowell y McDowell: More Than a Carpenter, 70-71.
35 Véase McDowell y McDowell: More Than a Carpenter, 71.
36 F. F. Bruce: The New Testament Documents: Are They Reliable? (Downers
Grove, 11: InterVarsity, 1964), 16. Citado por McDowell y McDowell: More
Than a Carpenter, 71.
37 McDowell y McDowell: More Than a Carpenter, 71-72.
38 Bruce Metzger, citado en Lee Strobel: The Casefo r Christ (Grand Rapids:
Zondervan, 1998), 60. Citado por McDowell y McDowell: More Than a
Carpenter, 72.
39 Ibídem.
40 Correspondencia personal de Dan Wallace, 6 de enero de 2003. Citado por
McDowell y McDowell: More Than a Carpenter, 73.
41 Strobel: The Casefo r the Real Jesús, 70.
42 Craig L. Blomberg: “The Historical Reliability o f the New Testament”, en
William Lañe Craig: Reasonable Faith (Wheaton: Crossway, 1994), 226.
Citado por McDowell y McDowell: More Than a Carpenter, 75.
43 McDowell y McDowell: More Than a Carpenter, 76.
44 J. Ed Komoszewski, M. James Sawyer, Daniel B. Wallace: Reinventing Jes
ús (Grand Rapids: Kregel, 2006), 215.Citado por McDowell y McDowell:
More Than a Carpenter, 76.
45 McDowell y McDowell: More Than a Carpenter, 76.
46 Geisler y Turek: I Don ’t Have Enough Faith to Be an A theist, 228.
47 Komoszewski,Sawyer y Wallace: Reinventing Jesús, 215.Citado por Mc
Dowell y McDowell: More Than a Carpenter, 77.
48 McDowell y McDowell: M ore Than a Carpenter, 77.
49 John Warwick Montgomery: Where Is H istory Going? (Grand Rapids: Zon
dervan, 1969), 46.Citado por McDowell y McDowell: M ore Than a Car
penter, 77.
50 John McRay, citado en Lee Strobel: The Casefo r Christ, 97.
51 2 Pedro 1.16-17 NVI
52 Juan 19.35 NVI
53 McDowell y McDowell: M ore Than a Carpenter, 81.
54 Hechos 2.22 NVI
55 Hechos 26.24 NVI
56 McDowell y McDowell: More Than a Carpenter, 81.
57 F. F. Bruce: The New Testament Documente: Are They Reliable?, 33. Citado
por McDowell y McDowell: More Than a Carpenter, 81.
58 Eusebius: Ecclesiastical H istory , libro 3, capítulo 39. Citado por McDowell
y McDowell: M ore Than a Carpenter, 84-85.
59 Ireneus: A gainst H eresies, 3.1.1. Citado por McDowell y McDowell: More
Than a Carpenter, 85-86.
60 Michael J. Wilkins y J. P. Moreland, editors Jesús Under Fire: M odem
Scholarship Reinvents the H istorical Jesús (Grand Rapids: Zondervan,
1995), 222.
61 Adaptado de Peter Kreeft, citado en Geisler y Turek: / Don ’t Have Enough
F aith to B e an A theist.
62 Chuck Colson, citado en Geisler y Turek: I Don ’t Have Enough Faith to Be
an A theist.
63 F. F. Bruce: The B ooks and the Parchments: How We Got Our English Bible
(Oíd Tappan, NJ: Flemingh. Revell, 1950), 95.Citadopor Josh McDowell:
The N ew E vidence That Demands a Verdict (Nashville: Thomas Nelson Pu-
blishers, 1999), 21.
64 Ralph Earle: H ow We G ot O ur B ible (Grand Rapids: Baker Book House,
1971), 31. Citado por McDowell: The New Evidence That Demands a Ver
d ict, 21.
65 Geisler y Nix: A G eneral Introduction to the Bible , 221. Citado por Mc
Dowell: The N ew E vidence That Demands a Verdict, 22.
66 Ibídem.
67 1 Corintios 9.1
68 Geisler y Turek: ID o n ’t H ave Enough F aith to Be an Atheist, 364-65.
69 Ibídem, 370.
70 1 Corintios 15.53-57
71 McDowell: The D a Vinci Code, 21.
72 “Infancy Gospel o f Thomas” en The L ost Books o fthe B ible and the Forgot-
ten B ooks o fE d e n (Dallas: Word Publishing, 1994), 7.CitadoporMcDowell:
The D a Vinci C ode, 21.
73 “The Gospel o f Thomas”, 114. Citado por McDowell: The D a Vinci Code,
22.
74 The L o st B ooks o f th e B ib le a n d the F orgotten Books o fE d én , 246-47. Cita
do por McDowell: T he D a Vinci Code, 23.
75 Romanos 4.4-5
76 Lucas 15.10