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La disnea se puede definir como una experiencia subjetiva de dificultad respiratoria,

que se origina a partir de la interacción de factores fisiológicos, psíquicos, sociales y


ambientales en el individuo, y engloba sensaciones cualitativamente distintas y de
intensidad variable
entre un 33% y un 47% de la población general con cáncer presenta disnea, y su
frecuencia aumenta hasta de un 55% a un 70% en poblaciones con condiciones
terminales.
Al acercarse el final de la vida, conforme el estado funcional de los pacientes declina,
existe una tendencia al aumento en la frecuencia e intensidad de este síntoma
La prevalencia varía con la localización del tumor primario, el estadio de la enfermedad
y otros factores. 
La disnea es un síntoma complejo que no tiene una relación constante con los
parámetros funcionales respiratorios (frecuencia ventilatoria, paO2 y oximetría) Al igual
que ocurre en otros síntomas de enfermos oncológicos, la disnea es multidimensional,
y el objetivo de las diferentes escalas utilizadas es poder medir todos los componentes
que influyen en el síntoma.
En la mayoría de los pacientes es posible lograr un diagnóstico etiológico a partir de
los datos obtenidos por la historia clínica, el examen físico y los estudios
complementarios. Al igual que en el caso del dolor, el único indicador confiable de
disnea es el reporte directo por parte del paciente, y no existe ninguna otra medida
objetiva que de manera aislada permita cuantificar precisamente la disnea
Como aproximación inicial al paciente que presenta disnea es importante
considerar dos aspectos esenciales en la evaluación. En primer lugar, siempre
se debe objetivar la disnea.
Para esto existen numerosas escalas para medirla. Muchas de ellas no han sido
validadas y no hay un Gold Standard establecido. Sin embargo, son de gran
utilidad en la práctica puesto que permiten medir la disnea basal y post
tratamiento, evaluando la efectividad del tratamiento así como también, en el
caso de escalas multidimensionales, son útiles para medir síntomas asociados a
la disnea, puesto que pocas veces se presenta como síntoma aislado.  Existen
escalas unidimensionales como son la escala visual análoga (VAS) y la Escala
de Borg modificada; esta última es útil en pacientes con escolaridad baja o
analfabetos. Están las escalas multidimensionales que son escalas que miden
más de un síntoma. En la práctica, una de las más utilizadas es la escala
multidimentisional “Edmonton Symptom Assessment System” o Escala ESAS, la
cual mide un total de 10 síntomas. Así, si un paciente presenta disnea y
queremos manejarla con opioides también nos será útil la valoración basal de
náuseas
Escalas más frecuentemente utilizadas para medir sólo el síntoma disnea
EVA. Se trata de una línea horizontal o vertical, comúnmente de 100 mm de longitud,
en cuyos extremos se sitúan: «Ausencia de disnea» y «La peor disnea que pueda
imaginar».
VRS (Verbal Scale Rating). Mide la intensidad como: ninguna, ligera, moderada o
severa, y su aplicación es más fácil en la mayoría de las ocasiones.
Cancer Dyspnea Scale (CDS). Se la ha validado recientemente para el cáncer de
pulmón. Es una escala autoaplicable que a través de 12 ítems valora la respuesta al
esfuerzo, la ansiedad y el malestar.
la escala de Borg modificada, permiten un seguimiento más objetivo de este síntoma y
evaluar la efectividad de las medidas terapéuticas emprendida
 En segundo lugar, es importante determinar si hay una causa reversible de esa
disnea. Se debe evaluar las características de la disnea: su presentación
(ejercicio: insuficiencia cardíaca, anemia; en reposo: EPOC, cáncer, ICC
avanzada), progresión (súbita: TEP, EPA; gradual: EPOC, derrame pleural),
factores agravantes (posición: derrame pleural, pericarditis), síntomas asociados
(fiebre, expectoración: infección; distensión abdominal: ascitis).
Estudios de laboratorio e imágenes están indicados en aquellos casos en que
realizar el examen supone un beneficio real para el paciente. Como ejemplo de
esto, no realizar un AngioTAC en un paciente con alta sospecha de TEP no
masivo si la confirmación del diagnóstico no va a cambiar el manejo. Cabe
mencionar que la disnea, al ser un síntoma subjetivo, muchas veces no se
correlaciona con hipoxia. Sin embargo, debemos incluir en nuestra valoración
inicial el saturómetro puesto que nos orientará a la causa y/o el tratamiento

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