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Estrategia y Programación
Coherencia entre estrategia y lógica
Definimos la coherencia como una relación entre fenómenos que se expresa en determinación y
condicionamiento. Hablar de coherencia entre estrategia y lógica es replantear la cuestión como
una relación entre un fenómeno material (la estrategia) y un fenómeno conceptual (la lógica). Una
noción más intuitiva de coherencia considera que la estrategia no puede establecerse, diseñarse,
implementarse, al margen de las cuestiones fijadas por la lógica de los procesos que contiene. Es
decid, la estrategia como forma es un continente de cosas concretas, que no pueden ser otras
que los procesos definidos por la lógica programática.
¿Cuál sería el significado de la lógica como determinación de la estrategia?: decir que el proceso
definido por la lógica contiene en sí la capacidad de generar, por lo menos en parte, las formas de
implementar la política que se quiere llevar a cabo.
Las determinaciones de la estrategia serían de tres tipos:
Lógicas: formales o dialécticas
No lógicas: éticas o voluntaristas
Informales: coyunturales situacionales o coyunturales personales
Diagnóstico de salud
Toda propuesta programática comienza por la elaboración de un diagnóstico de situación que se
refiere al objeto de trabajo de la propuesta. Ese diagnóstico no es objetivo sino que se encuentra
sesgado por una intencionalidad que puede definirse como mejorar la situación inicial. Si
deseamos una mayor precisión en cuanto a los aspectos de la situación que se desea mejorar
deberemos introducir en el diagnóstico la manera de destacar esos aspectos, diferenciándolos de
otros que no tienen la misma relevancia para la propuesta programática. Esta es una de las
razones cuya significación es predominantemente técnica por las que hay que diferenciar el
diagnóstico, pero hay otra de mayor importancia que podríamos denominar la razón estratégica, o
la necesidad de crear viabilidad política para la propuesta.
Estas dos razones técnica y estratégica definen dos ejes categoriales que se entrecruzan para
crear la matriz donde su ubican los diagnósticos de salud. A esos dos ejes los llamamos el de los
propósitos y el de los niveles, utilizando el primero para la definición de tres diagnósticos donde
va a estar contenido el sesgo estratégico de la propuesta, en tanto que el segundo será el que
abarque los aspectos técnicos de la misma.
El eje de los propósitos va a contener tres grandes categorías, coincidentes con lo que se puede
considerar como las intenciones globales de cualquier propuesta programática. Estas categorías
son la legitimación, el cambio y el crecimiento. Se diferencian en varios aspectos:
En primer lugar, su propósito está presente siempre, en todas las propuestas que se formulen,
en el doble sentido de legitimar al contenido de la propuesta y al grupo social o institucional que la
formula, en tanto que ni el propósito de cambio ni el de crecimiento tienen por qué estar presentes
ambos y ni siquiera uno de ellos.
En segundo lugar, las categorías que utilizamos no son homogéneas: la legitimación expresa el
intento de mostrar que la propuesta que se hace es beneficiosa para el conjunto de la población, o
para el grupo de la población a la que está destinada, y que el grupo social o la institución que la
formula tiene derecho a hacerlo. El crecimiento (del producto o de la productividad) es una
categoría también sin ambigüedad, pero el concepto de cambio es esencialmente ambiguo, ya
que abarca desde los cambios sociales profundos hasta las pequeñas modificaciones que pueden
interpretarse como los acomodamientos que permiten que la sociedad siga funcionando.
Los diagnósticos de salud se refieren a cuestiones que ocurren simultáneamente en la sociedad y
en un ámbito restringido sectorial de la misma.
El segundo eje que mencionamos es el de los niveles, que corresponde al nivel técnico, que
describimos así: dos niveles se refieren a lo específico de salud y otros dos a las acciones que se
realizan para la atención de aquéllos. Los primeros son el estado de salud (o de enfermedad) de
la población y la situación epidemiológica, los segundos consisten en los servicios que se prestan
y la organización subsectorial que se realiza.
La relación entre los dos ejes genera la matriz de propósitos y niveles, con doce posiciones en las
cuales se ubican los tres diagnósticos que son: el administrativo, el estratégico y el ideológico
correspondiendo a los propósitos de crecimiento, cambio y legitimación de complejidad creciente
en el orden dado. Los significados de cada diagnóstico corresponden a los propósitos y los
ámbitos: el administrativo al crecimiento y actividades de servicio, el estratégico al cambio y
conflictos y el ideológico a la legitimación y sociedad.
A su vez, cada uno de los diagnósticos se refieren a un ámbito distinto de la realidad:
Diagnóstico administrativo: se refiere a las acciones que se realizan desde las instituciones
para resolver los problemas de salud presentes. Este diagnóstico hace referencia a la
planificación normativa: mide recursos, cuantifica metas, relaciona unos y otras mediante
procedimientos que se aproximan a alguna forma de evaluación que implique algún óptimo. Su
enfoque es básicamente funcional, objetivo, traduciéndose en una práctica teórica que elimina lo
social como elemento totalizante aproximándose a la lógica de programación.
Diagnóstico estratégico: se refiere a los intereses y conflictos que aparecen en las diversas
fuerzas sociales que se encuentran en alguna relación con lo que respecta al diagnóstico
administrativo. Es el diagnóstico que define la propuesta estratégica, puesto que se construye
sobre la identificación de la estructura de poder existente en el sector salud.
Diagnóstico ideológico: se refiere al nexo entre las fuerzas sociales estructuradas en torno a
la salud y la totalidad social. El propósito de legitimación es permanente para cualquier decisión o
propuesta que se realice desde el Estado, en un intento de hacer legítima, es decir, no solo legal
sino también válida (favorable, positiva), la propuesta que se realice o la decisión que se toma y
también el sistema social en que se realiza la propuesta o se toma la decisión. Toda decisión o
propuesta tiene como propósito la legitimación, es el proceso mediante el cual se logra que la
misma sea aceptada como legal y válida para el conjunto de la sociedad. La legitimidad de las
propuestas de salud requiere su concordancia con la ideología dominante o hegemónica en salud,
o la creación de una ideología alternativa que establezca su propia legitimidad. Al mismo tiempo,
esa ideología de salud, para ser legítima en cuanto tal, es decir en cuanto ideológica sectorial,
debe conformarse a la ideología social global o conciencia social. De manera que el diagnóstico
ideológico tiene que hacerse en una doble dimensión: la del sector, la de la sociedad.