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APLICACIÓN ANTINEOPLASICA

La antimateria resulta mucho más eficaz para combatir el cáncer que las
terapias basadas en protones, según una investigación desarrollada en el
CERN (Consejo Europeo para la Investigación Nuclear) de Ginebra. La
medicina nuclear aplica desde hace medio siglo terapias que destruyen células
cancerígenas gracias a la irradiación de protones sobre los tumores
cancerígenos. Ahora se ha descubierto que las partículas de antimateria son
cuatro veces más efectivas para destruir células enfermas. Y aunque el
hallazgo se encuentra en los primeros estadios de investigación, promete
convertirse en una terapia apenas invasiva, capaz de respetar los tejidos
sanos, y enormemente eficiente. Científicos del CERN en Ginebra han probado
ya con células vivas de hámster con sorprendentes resultados.

El CERN, señala en un comunicado que el llamado experimento ACE


(Antiproton Cell Experiment) es pionero y podría tener aplicaciones futuras en
la terapia contra el cáncer. ACE se puso en marcha en 2003. Los resultados de
este experimento demostraron que los antiprotones son cuatro veces más
efectivos que los protones en su capacidad de acabar con las células
enfermas, por lo que suponen un verdadero descubrimiento realizado gracias a
la colaboración de un equipo de expertos en las áreas de la física, la biología y
la medicina procedentes de 10 institutos de todo el mundo. 
Las terapias actuales de radiación utilizan protones para destruir células, por lo
que el experimento de ACE se centró en comparar la efectividad de estas
partículas subatómicas con la de los antiprotones. Con el fin de simular un
corte transversal de tejido dentro de un cuerpo, se suspendieron en gelatina
unos tubos rellenos de células de hámster, sobre las que los investigadores
hicieron incidir un haz de protones y otro de antiprotones en un campo de
acción de dos centímetros de profundidad hacia dentro del tubo y desde uno de
sus extremos. Luego se evaluó el porcentaje de células supervivientes tras la
radiación a lo largo del camino que había seguido el haz de partículas y
antipartículas. Los resultados demostraron que los antiprotones eran cuatro
veces más efectivos que los protones. Al inicio de la incidencia del rayo de
protones y del de antiprotones, éstos eran más o menos igual de efectivos. Sin
embargo, en la parte final del camino recorrido por las partículas y
antipartículas, el daño celular efectuado por los antiprotones había sido cuatro
veces mayor. 

Eso significa que, para dañar de igual forma a las células, se necesita cuatro
veces menos de radiación con los antiprotones que con los protones, lo que
protege a los tejidos sanos. Dado que el antiprotón puede preservar dichos
tejidos y al mismo tiempo dañar áreas específicas, este tipo de haz o radiación
de antimateria resulta de gran valor en el tratamiento de cánceres recurrentes,
en los que resulta vital conservar sanos el resto de los tejidos. 

Los antiprotones se aniquilan con una parte de los núcleos atómicos de las
células tumorales. La energía liberada en esta aniquilación es proyectada hacia
las células cancerígenas adyacentes, provocando su destrucción.
TOMOGRAFÍA POR EMISIÓN DE POSITRONES (PET)
La imagen PET es de enorme utilidad en el diagnóstico y seguimiento de
tumores y en estudios de viabilidad cardiaca. Además, recientemente se ha
mostrado su potencial para la detección precoz del Alzheimer y otras
enfermedades neurodegenerativas.  El PET se basa en detectar y analizar la
distribución tridimensional que adopta en el interior del cuerpo un radiofármaco
de vida media ultracorta administrado a través de una inyección intravenosa.
Según qué se desee estudiar, se usan diferentes radiofármacos.
La imagen se obtiene gracias a que los tomógrafos son capaces de detectar
los fotones gamma emitidos por el paciente. Estos fotones gamma son el
producto de una aniquilación entre un positrón, emitido por el radiofármaco, y
un electrón del cuerpo del paciente. Esta aniquilación da lugar a la emisión,
fundamentalmente, de dos fotones. Para que estos fotones acaben por
conformar la imagen deben detectarse al mismo tiempo; en una ventana de
tiempo adecuada (nanosegundos), además deben provenir de la misma
dirección y sentidos opuestos, pero además su energía debe superar un umbral
mínimo que certifique que no ha sufrido dispersiones energéticas de
importancia en su trayecto hasta los detectores. Los detectores de un
tomógrafo PET están dispuestos en anillo alrededor del paciente, y gracias a
que detectan en coincidencia a los fotones generados en cada aniquilación
conformarán la imagen. Para la obtención de la imagen estos fotones
detectados son convertidos en señales eléctricas. Esta información
posteriormente se somete a procesos de filtrado y reconstrucción, gracias a los
cuales se obtiene la imagen.
El más importante de ellos es el Flúor-18, para obtener el
trazador Fluorodesoxiglucosa (18FDG). Gracias a lo cual, tendremos la
posibilidad de poder identificar, localizar y cuantificar, el consumo de glucosa.
Esto resulta un arma de capital importancia al diagnóstico médico, puesto que
muestra qué áreas del cuerpo tienen un metabolismo glucídico elevado, que es
una característica primordial de los tejidos neoplásicos. La utilización de la
18FDG por los procesos oncológicos se basa en que en el interior de las
células tumorales se produce, sobre todo, un metabolismo fundamentalmente
anaerobio que incrementa la expresión de las moléculas transportadoras de
glucosa (de la GLUT-1 a la GLUT-9).La 18FDG sí es captada por las células
pero al no poder ser metabolizada, sufre un ¨atrapamiento metabólico¨ gracias
al cual se obtienen las imágenes.
Así, la PET nos permite estimar los focos de crecimiento celular anormal en
todo el organismo, en un solo estudio, por ser un estudio de cuerpo entero, por
lo tanto nos permitirá conocer la extensión. Pero además sirve, entre otras
cosas, para evaluar en estudios de control la respuesta al tratamiento, al
comparar el comportamiento del metabolismo en las zonas de interés entre los
dos estudios.
Para el paciente la exploración no es molesta ni dolorosa. Se debe consultar en
caso de mujeres lactantes o embarazadas ya que en estas situaciones se debe
de retrasar la prueba, o bien no realizarse.
Goya, F. (2013). Antimateria. Revista Red.Escubre 14(2) ,6-10. Recuperado de:
http://nuclear.fis.ucm.es/webgrupo_2007/Redescubre14.pdf.

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