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Morales Celaya Anadshieli

Futuros | Ensayo 1
MATERNAJE Y GESTACIÓN: CUANDO EL FUTURO HABLA EN CLAVE DE
TIEMPOS Y CUERPOS DETERMINADOS
RESUMEN
Este texto pretende hacer una reflexión sobre el tiempo y el futuro a partir de dos momentos
claves: la construcción de la maternidad y la crítica a la no maternidad, y el proceso de
gestación y el parto visibilizados en el cuerpo de algunas mujeres y personas gestantes para
analizar y cuestionar como un evento que pareciera ser biológico, se expande a niveles
socioculturales que permiten crear preguntas sobre el estudio del tiempo y los futuros. Lo
anterior retomará parte de la teoría de género, así como la discusión que plantea Castells
(1997) sobre el ciclo vital y el ejercicio reflexivo sobre las expectativas en Bryant y Knight
(2019).

MATERNIDADES Y NO MATERNIDADES DESDE LA CONSTRUCCIÓN DEL


TIEMPO

La noción de maternidad puede explicarse desde tres aspectos: el biológico, el sociocultural


y el subjetivo. En su carácter biológico se incluye el proceso de embarazo, parto, puerperio
y lactancia (Aguinaga, 2004; Asakura, 2000; Barrón, 2004; Palomar, 2004). Desde el enfoque
sociocultural la maternidad se ha entendido como un deber ser de casi toda mujer que hasta
el último siglo ha repuntado en la crítica hacia la negación de la sexualidad y el derecho a
una maternidad elegida e informada.

Mirarla como algo “natural” se basa en una construcción de género donde las instituciones
religiosa son las que más han puesto énfasis en esta idea, por lo que fundan sus narrativas y
comportamientos de las mujeres para plantearse ser madres en algún momento de su vida
como una obligación y hace prohibitiva una sexualidad integral que las consigna a la
subordinación en la sociedad limitando así, sus elecciones sobre su sexualidad y
reproducción, lo que configura un imaginario que es a su vez es “fuente y efecto del género”
(Palomar, 2005).

Por consiguiente, la experiencia subjetiva de la maternidad es aquella que se reconstruye e


interpreta a partir de distintos significados y conocimientos este ideal dentro de contextos y
momentos históricos determinados (Lauretis, 1998) a nivel inconsciente y por lo tanto del
deseo (Ávila, 2005).

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Para Tavira (et.al. 2018), la maternidad históricamente se asocia a la fecundación, protección,
afectos y cuidados de orden natural e instintivo lo cual permite ubicar lo genérico en la esfera
de lo maternal y lo “femenino”. La penalización tanto social y política para quienes rompen
este ideal ortodoxo ha constituido una interrelación entre la experiencia individual y la
experiencia colectiva e histórica de las mujeres y personas gestantes (éstas últimas
visibilizadas con mayor puntualidad en los últimos cinco años) con modelos, discursos,
prácticas y utopías diferentes que se vuelven referencia para su propia construcción como
mujeres madres o no madres y claro, posicionando no solo una demarcación corporal de
elección, sino también a nivel microsocial se integra la noción del tiempo para determina el
ejercicio de maternar o no desde diferentes esferas y cosmovisiones.

Para entender mejor esta idea, Castells (1997) propone hablar del espacio y el tiempo como
dimensiones materiales fundamentales de la vida humana, en este sentido, la maternidad y la
no maternidad en su construcción de género es una forma en que el tiempo ocupa un espacio
cobijado por el rol asociado que dicta que cualquier mujer debe ser madre. Es, por tanto, la
expresión de la sociedad. En ese sentido, se traza una línea temporal para encaminar el
maternaje desde las infancias y así llegar a una adultez “preparada” para esta tarea.

Para ejemplificar mejor la sentencia, el tiempo de maternar comienza cuando las niñas (o la
mayoría de ellas) se enfrenta al cuidado neonatal a través de muñecos dimensionados a
imagen de bebés para saber cómo cargarlos, cómo darles de comer, cómo hacer que duerman,
la forma en que pueden jugar y las problemáticas a enfrentar como el llanto, cólicos e incluso
en casos más extremos, cuidar de un cigoto con remedios y actividades varias para que
puedan nacer como es el caso de los muñecos Kasimeritos1, lo que deja de lado otras
actividades que de igual forma podrían jugar otro rol social: médica, pediatra, pedagoga,
entre otras.

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Estos muñecos pertenecen a la marca Distroller fundada por Amparo Serrano en 2004. Su línea de diseño ha
creado distintos personajes en los que resaltan los kasimeritos los que a través del juego propone una perspectiva
conservadora respecto al aborto y la maternidad, pues la idea de estos muñecos es que el infante juegue a ser
madre para que pueda llegar a nacer. También se ha notado el racismo e incluso la sexualización infantil en sus
representaciones. Para más detalles visitar: https://bit.ly/3uYPJs4 y https://mexico.distroller.com/neonatos

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Esta trayectoria se sigue en la adolescencia y suma a ello como complemento la búsqueda de
pareja heterosexual estable. En este escenario el tiempo para maternar no lo marcan los
deseos por ejercerla, mucho menos la información adquirida previamente para saber
elementos básicos de crianza, sencillamente como regla numérica si una pareja lleva en unión
cinco o más años, comienza la presión social (en especial a las mujeres) para construir una
noción de lo “bueno” que puede ser enfrentarse a la maternidad, pues se considera que la
permanencia con la persona traería como resultado una crianza asertiva (Díaz y Mejía, 2018).

¿Qué es el tiempo cuando lo miramos bajo la perspectiva de género?, ¿Cómo determinar que
un intervalo de tiempo puede ser buen referente para el ejercicio de la maternidad?, ¿qué
aspectos de la vida biológica están inmersos en la medición del tiempo para llevarse a cabo?,
¿de qué otros factores temporales habría que hacer sentido para la toma de decisiones sobre
ejercer o no la maternidad? Para Vargas (2007:42), el tiempo es parte de nuestra experiencia
cotidiana en formas y sentidos que se nos aparecen como “naturales” pero que son
profundamente culturales. Lo anterior se focaliza en experiencias, prácticas y discursos tan
normalizadas que invitan a mirar la maternidad en la sociedad como parte de algo esperado,
desde los discursos como aquellos donde se es acrítico de que existe la posibilidad de que
una mujer no quiera ejercerla por más juguete con el que haya estado expuesta en la infancia,
y mucho menos por establecer una relación de “mucho tiempo” con una persona.

Este análisis también está determinado por una presión social justificando la “edad
reproductiva” y la falta para darle espacio a los procesos fisiológicos “obligados” del cuerpo
en su tiempo. ¿Por qué no tienes un hijo?”, “¡De perdido ten un hijo!”, “No estés sola” ”Se
te está yendo el tren”, [“ya estás en edad”, “necesita ocuparse tu matriz”] son parte de los
mensajes que reciben las mujeres que no son madres como demandas para cumplir con las
expectativas de género que son producto de una construcción cultural que asocia el ser
mujer con el ser madre (Ávila, 2005:12). Tal como lo refiere Muñíz y Ramos (2017):

Existen diversos motivos por los cuales algunas mujeres permanecen sin hijos y que han sido expuestos
por diversas autoras. Por una parte está la falta de deseo de hijos y el rechazo de la maternidad (Ávila,
2005; Blackstone, 2014; Gillespie, 2000 y 2002; Hird y Abshoff, 2000), por otro lado está la elección
ante los beneficios de no tenerlos (Gillespie, 2000 y 2002; Hird y Abshofff, 2000); los que llevaron a
las mujeres a desistir de tener hijos y con lo cual se exhibe que se había intentado o bien, deseado
(Ávila, 2004; Daver y Saugeres 2004; Hird y Abshofff, 2000); los factores que sólo explican la falta
de hijos, mas no exponen una elección (Daver y Saugeres, 2004; Letherby, 2002; Shaw, 2011) y por
último, los motivos involuntarios (Letherby, 1999).

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Cualquiera que sea el motivo por el cual una mujer decide o no maternar implica por un lado
un sesgo de género que tan solo basta mirar hacia los movimientos feministas y de mujeres
del último siglo en favor por el derecho a decidir como el de “Marea Verde” en Argentina y
su reproducción en América Latina, cuya demanda posiciona una demarcación corporal en
donde no solo se debate por la elección, sino también a nivel microsocial se integra la noción
del tiempo para determina el ejercicio de maternar si se desea, pero ¿por qué tendría que ser
de esta manera?, ¿qué tan importante es tomar en cuenta el tiempo en un proceso corpóreo?
¿realmente es importante contemplar la intervención de un tiempo biológico para decidir si
se ejerce o no la maternidad?, ¿qué pasaría a nivel sociocultural y subjetivo si no fuera el
tiempo biológico quien marque la intenciones de llevar a cabo la maternidad?

Estas preguntas van de la mano para hablar de lo que se desea a futuro, pues como se ha
visto, aunque se refiera a tiempo, la maternidad siempre se contempla como posibilidad para
previsualizar el futuro. El futuro bajo esta idea tiene sus vertientes de análisis en el proceso
de gestación y su culminación con el parto, de lo cual hablaré a continuación.

GESTACIÓN Y PARTO: EXPECTATIVAS DEL FUTURO ENMARCADAS EN EL


CUERPO

El tiempo desde la perspectiva de Ingold (2000), se practica socialmente e implica una


relación con el entorno, las personas y los contextos que va más allá de marcar una
temporalidad cronometrada. Si bien se habló de cómo la maternidad es un evento importante
respecto a la intervención del tiempo, en este apartado me referiré a la forma en que tiempo
y maternidad se entretejen para ofrecer un panorama que nos hable sobre el futuro en dos
momentos importantes del maternaje: el proceso de gestación y su culminación en el parto
para contemplar y orientar las expectativas de ese futuro desde el cuerpo.

De tal manera, la gestación es un momento fisiológico que designa las etapas del embarazo,
desde la fase fecundativa hasta la semana 39 a 42 de embrazo de las mujeres y personas
gestantes. Biológicamente se construye un proceso por el cual se desarrollarán los tejidos,
hasta las conexiones corporales más complejas que darán forma a un neonato y así
contemplar a partir del hecho biológico como se enmarcan nociones sociales y culturales que
derivan el actuar de las mujeres y sus contextos desde los cambios que el cuerpo presenta,
así como los deseos propios y ajenos a la persona.

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El cuerpo comienza a designar que es lo que se tiene que hacer en un futuro, la probabilidad,
la anticipación y las expectativas adquieren mayor sentido a manera que el proceso
gestacional avanza. Lo anterior se contemplan por trimestres del periodo gestacional: en el
primero se pueden notar los malestares físicos y de estado de ánimo, mayor sensibilidad
emocional por los cambios hormonales, así como cambios en el deseo erótico. Para el
segundo trimestre se pueden percibir en el cuerpo respuestas corporales más expuestas
focalizadas con el crecimiento del vientre, que para el tercer y último trimestre se concentra
la forma en que puede culminar el embarazo, mayor movimiento fetal y planteamientos sobre
la forma de parir, entre otros.

A esta noción se agregan ideales biomédicos que darán un bienestar tanto a la persona
gestante como al futuro bebé a partir de considerar lo mejor para cada etapa del embarazo,
como mejorar los hábitos alimenticios, intentar otras actividades físicas, enfrentar
comorbilidades que pongan en peligro el embarazo y sumar requerimientos nutricionales,
También se recurre a una previsión futurista de cuidado a partir de modelos culturales como
hacer votos, ofrendas y promesas a diferentes deidades, realizar distintos rituales de
protección al vientre gestante, así como recurrir a la devoción y petición de distintos
fenómenos naturales para un parto exitoso (producto vivo y sin tanto sufrimiento).

Los rituales vinculados al nacimiento del ser humano constituyen expresiones simbólicas de la vida
social, y representan contextos que, si son analizados con la metodología adecuada, nos revelan
aspectos notables de la comunidad que los organiza. En estas prácticas encontramos, por un lado, la
dimensión de las formas donde se incluiría todo el conjunto de elementos, tanto materiales como
inmateriales implícitos en las diferentes prácticas desarrolladas. Por otro lado, tenemos la dimensión
de las resignificaciones, que supone una profundización de ciertos significados, de símbolos, de
magias, expresiones, de discursos, apareciendo a veces nuevas lecturas y nuevos significados.
(González y Timón, 2018:287)

En estas etapas implica no solo entablar comunicación con el futuro y lo que se espera de
este. Como lo propone Collins (2008), mirar hacia el futuro es legitimar lo que sucede en el
presente, resignificarlo a partir de la comprensión que se tiene del pasado para otorgarle una
nueva identidad.

Finalmente, el parto será un momento cumbre para la gestación, pues se evocan todos los
imaginarios, las cosmovisiones, la información y el conocimiento sobre un hecho biológico
que determinó cambios físicos y sociales en la persona gestante cuyo futuro estará
encaminado a lo vivido con anterioridad. De aquí que se concentren con mayor fervor las
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expectativas y las incertidumbres de las personas que enfrentan un parto con una historia
centrada en el tiempo y la temporalidad del actuar para el futuro.

De la esperanza en el parto y su vinculación hacia el futuro

Para Bryant y Knight (2019) las esperanzas y expectativas son orientaciones que de forma
etnográfica hablan del futuro y la acción incluido el acto de imaginar el futuro para romper
el tiempo lineal que se ha construido desde occidente. Lo anterior, nos permite entender cómo
se enfrenta un parto con los conocimientos adquiridos en la vida cotidiana de la persona
gestante.

Para una mejor referencia se puede ubicar como el parto confluyen dos escenarios
principales: expectativas negativas relacionadas con este que perpetúan ideas de momentos
de miedo, dolor o sufrimiento, así como sentir que no se preparó lo suficiente o la falta de
confianza para vivenciarlo. Por otro lado, se hace énfasis a la necesidad de actuar conforme
a las expectativas pensadas, desde pujar correctamente en el momento de expulsión, hasta
conocer y llevar a cabo lo aprendido para atender a la nueva persona.

¿Por qué entonces el parto es un punto crucial para hablar del futuro? Distintos factores
pueden repercutir en la forma de enfrentarlo y, por tanto, determinar un futuro diferente en
la nueva persona. Uno de los determinantes más complejos es sin duda la decisión sobre el
tipo de parto y la experiencia del parto que permitirán abrir paso a escenarios futuros
complejos. Otros se encaminan con los resultados donde existe un embarazo no planificado
o bien, un nacimiento previo a los nueve meses establecidos, el acompañamiento prenatal y
los procedimientos obstétricos realizados, la atención por el personal de salud o bien, los
procesos de parto con parteria tradicional, técnica y urbana, entre otros.

Castells (1977) estructura, caracteriza y presenta estos escenarios desde su perspectiva


ideológica y epistemológica. Es un periodo de transición, un ciclo vital que viene
acompañado de riesgo e incertidumbre. Incertidumbre porque los cambios en la forma de
entender y organizar el embarazo podrían también dificultar las previsiones de futuro. Sin
embargo, también podemos encontrar como tanto la incertidumbre como la esperanza se
vuelve un factor importante en estos momentos para configurar el actuar.

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Para Bryant & Knight (2019), la esperanza se retoma en un sentido colectivo, la temporalidad
particular con un conjunto de formas de expresar experiencias de dicho proceso a enfrentarse.
El parto, por tanto, se reduce a toma de decisiones que designaran el futuro que de forma
abstracta nos orienta e incorpora un aspecto de movimiento positivo, aunque debemos ser
sensibles a cómo esto es socialmente construido.

Como lo menciona Jansen (2021:2), si todos los seres humanos son probablemente capaces
de tener esperanza, la intensidad de su esperanza y la esperanzas específicas que acarician
siempre se adaptan a condiciones particulares ¿En qué circunstancias, en qué momentos y
lugares, ¿La esperanza florece más o menos? ¿Quién espera? ¿Quién espera qué? ¿Cómo
son las intensidades de esperanza y esperanzas de objetos particulares distribuidos entre
categorías de personas?

REFLEXIONES FINALES

Este texto pretendió hacer una reflexión sobre el tiempo y el futuro a partir de la forma en
que se construye la maternidad y la crítica a la no maternidad, y el proceso de gestación y el
parto visibilizados en el cuerpo de algunas mujeres y personas gestantes para analizar y
cuestionar como un evento que pareciera ser biológico, se expande a niveles socioculturales
que permite hablar de aquello que se entiende por tiempo y como este diseña el futuro.

Como se pudo distinguir, el tiempo y el futuro se construye en individual y colectivo, por lo


que maternar o no maternar anticipará diferentes escenarios y distintas posibilidades que
intentaran regresar al pasado para construir futuro.

Sostener estas lógicas de tiempos y futuros desde la esperanza puede retroalimentar la


producción de conocimiento que comúnmente quedan reducidos a grandes eventos sociales
como procesos de globalización, culturales e históricos, sin embargo, desde un ámbito
microsocial se pueden analizar cómo tanto el tiempo como el futuro está inmerso en cada
aspecto de la vida cotidiana y es necesario vincularlo con el quehacer antropológico.

¿Cómo podría funcionar la esperanza a lo largo del tiempo en las prácticas de parto de las
personas?, ¿siempre se pueden encaminar reflexiones y orientaciones no deseados si se
contempla el mayor número de cambios futuros posibles? En términos de los partos y el
trabajo antropológico para hablar del futuro en el proceso gestacional no solo se centra en el

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embarazo, parto y nacimiento, sino en el manejo de códigos culturales, normas sociales
implícitas y explícitas, que forman parte de los sistemas simbólicos presentes en la sociedad
que las practica y eso nos deriva hablar de futuros. Parte de esta realidad futura es enfrentar
las problemáticas del presente y reconocer la ambivalencia que un parto puede tener pese a
las previsiones realizadas.

Estructurar el tiempo y el futuro desde la idea de la maternidad, la gestación y el parto ha


sido un gran reto que sin duda estaré trabajando como parte de mi interés teórico en los
futuros a fin de integrarlo en el análisis que estoy haciendo en mi investigación.

REFERENCIAS
Ávila, Y. 2005. Mujeres frente a los espejos de la maternidad: las que eligen no ser madres.
Revista Desacatos, 17: 107-126.
Bryant, R. y Knight D. (2019). The Anthropology of the Future. Cambridge: Cambridge
University Press,
Gallardo y Ramos (2017). Presión social para ser madre hacia mujeres académicas sin
hijos. Revista Noesis de Ciencias Sociales. Universidad Autónoma de Ciudad Juárez. DOI:
https://doi.org/10.20983/noesis.2019.1.4
González y Timón (2018). Algunos rituales vinculados al nacimiento del ser humano.
Algunos rituales vinculados al nacimiento del ser humano. Anejos a Cuadernos De
Prehistoria Y Arqueología, (3). Disponible en: https://doi.org/10.15366/ane3.rubio2018.022
Palomar, C. 2005. Maternidad, historia y Cultura. Revista de Estudios de género. La
ventana, 22: 35-67.
Salazar, E. (2012). Violencia de género y servicios hospitalarios. Tesis para obtener el
grado de maestra en Estudios de Género. El Colegio de México. México.
Collins, S. (2008). All Tomorrow’s Cultures: Anthropological Engagements with the
Future. Nueva York: Berghahn Books,

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