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¿Cómo sobrevivo a la diversidad?

Sanchez Romero Luis Enrique 2°1

Durante toda mi vida, desde que soy pequeño, recuerdo muy bien toda mi
estancia en la escuela y como ha sido mi experiencia durante mi educación. Siempre
he sido un niño muy inquieto, suelo ser muy hablador y me suelo distraer fácilmente,
pero esto a su vez me ha permitido relacionarme y poder socializar con muchas
personas y he logrado congeniar muy bien con amistades de todas las edades y
durante toda mi etapa siendo estudiante. Pero no siempre ha sido así, algunas
ocasiones he sido parte de una sociedad donde no soy bien visto por mi orientación
sexual, desde que he sido niño me he cuestionado sobre ¿Estoy bien siendo así? Este
escrito tiene la finalidad de poder entender sobre como he vivido siendo como soy en
una sociedad diversa y como es que me enfrento a diferentes problemáticas.

Para poder empezar a contar mi experiencia, debo de entender ¿Cómo es la


concepción que tengo sobre diversidad? Para mí, la diversidad va más allá de poder
encasillar en esta categoría a personas con discapacidad, y es que desde niños
solamente usamos o nos referimos a la diversidad como incluir y poder tener una
convivencia con persona que tienen capacidades diferentes cuando existen otros
grupos vulnerables. Para mí la diversidad implica la interacción de personas con
distintos pensamientos, religión, orientación sexual, persona con capacidad,
costumbres y creencias; y que en base a estas características nos podemos comunicar
y que exista un respeto para poder comprender y respetar a las demás personas por su
manera de vivir y tener una convivencia y desenvolvernos en una sociedad. Además,
que la diversidad, no es necesariamente que en un grupo de personas exista una
persona con discapacidad para que exista la diversidad dentro de este grupo. Cuando
iba a en la primaria, tenía un grupo selecto de amistades y que, en la mayoría, eran
niñas (como en la actualidad) y nos juntábamos porque nos gustaban las mismas
cosas en su mayoría y teníamos un grupo de intereses similares. Todas mis amigas
éramos de la misma zona, pero, aun así, algo que influía mucho era la situación
económica, ya que, dependiendo de eso, variaban nuestras actividades eran
completamente diferentes. Un ejemplo era Carol, su mamá , eran licenciada y su papá
era Doctor; ella solía ir a natación todos los días a practicar en las tardes a Ecatepec y
había ocasiones en la cuales tenía que faltar a la escuela porque iba a ir a competir a
otros Estados y pedía permiso al maestro para faltar. Tenía otra amiga que se llamaba
Dulce, ella a comparación de Carol, su mamá era comerciante y su papá, bueno, ella
nos comentaba que no lo conocía, pero que tampoco le hacía falta conocerlo, ya que
todo lo que ella quería es que su mamá estaba orgullosa de ella y de Pepe, su
hermano de 2 años. En varias ocasiones Dulce llegaba a faltar a la escuela porque su
mamá, tenía que ir a trabajar más lejos porque no le alcanzaba con el dinero del
tianguis y por lo tanto ella tenía que cuidar a Pepe para poder ayudar a su mamá y
poder ¨sobrevivir¨ y lograr salir al día. Pero Dulce nunca lo veía así, para ella era lo más
normal que tuviera que cuidar a su hermano menor, ya que, en su familia, la mayoría
de sus primas cuidaban a sus hermanos y dejaban de estudiar para adoptar el rol de la
mamá, por lo tanto, su juego favorito era ¨jugar a la mamá¨, solo que ella ya lo jugaba
sin que ella supiera. Yo siendo hijo único, mi infancia fue distinta, mi mamá es ama de
casa y mi papá es trabajador de Wal-Mart, mi mama aparte de ser ama de casa
también se dedica a las ventas y eso le permitió que siempre estuvieran al pendiente
de mí y pudieran pasar tiempo de calidad conmigo, claro, el dinero no era mucho, pero
si lo suficiente para poder vivir con todas las necesidades y con algunas comodidades,
mi familia es muy acercada a la religión y por lo tanto yo me considero católico más por
herencia que por convicción. En ese entonces aun yo no me descubría y no sabía que
era lo que me gustaba, pues era un niño y para mí lo más importante era poder jugar
con mis amigos en la escuela a las escondidillas. Tenía más amigos, por supuesto,
estaba Alessandra, ella era hija de padres divorciados y tenía uno de los mejores
promedios de la clase; Danna, que vivía con su mamá y su papá, ellos se dedicaban a
las ventas y eran muy adentrados a su religión, ya que ellos eran mormones; Eduardo,
él vivía solo con su papá y su medio hermano y ellos eran comerciantes y Eduardo
aprendió a trabajar en vender verdura desde que aprendió los números, las restas y las
sumas. Aunque pareciera que muchos somos de contextos diferentes, lo que nos unía
a todos nosotros era ¨el botellazo¨ un juego que habíamos inventado en un receso y
que nos juntábamos todos para poder jugarlo, ya que éramos unos simples niños, y
aunque teníamos ideas y creencias diferentes, teníamos algo en común, el poder
divertirnos en cada receso y no ser el que perdiera primero. Para mí, eso es la
diversidad o podemos ejemplificarlo así, diferentes personas que conviven en un
mismo lugar, a pesar de sus diferencias, físicas, biológicas, ideológicas, religiosas,
políticas y económicas y que logran convivir en un mismo espacio para poder divertirse
y poder intercambiar ideas sin repasar el limite o faltándose el respeto y respetando sus
puntos de vista, ya que como siempre y poco a poco he aprendido, mis derechos
acaban cuando empiezan los de la otra persona. Pero no siempre fue así.

Mientras fui creciendo, poco a poco fui descubriendo mi orientación sexual y no


entendía muchas cosas, porque, aunque todos parecen estar de acuerdo y a favor con
la ¨diversidad¨, está bien siempre y cuando exista fuera de sus casas y no alteren los
planes que los padres construyen para nosotros. Cuando más iba creciendo, podía
reconocer mi orientación sexual más claramente, y aunque no era algo que me
avergonzara, era algo que quería tener más privado, porque en secundaria, es una
etapa muy difícil por si, ahora auméntale el ser una persona que no encaja con las
normas o estereotipos que, aunque ya se visibilizan en las calles y se habla más del
tema, aun existes mucha discriminación y comentarios hacia nosotros. Durante mi
época de secundaria, trate de llevarme lo mejor posible con todos, ya que lo que yo
quería era evitar los menos problemas posibles, porque en una etapa muy difícil, lo que
uno menos quiere es tener más problemas. Pero pareciera que cuando la tormenta
pasa, estamos apenas en el ojo del huracán. Un día, a alguien se le hizo gracioso,
correr el rumor que yo era gay y que tenía novio, y no era algo que no era cierto, pero
aún no estaba preparado para poder asimilar tanta información y saber qué hacer. La
primera reacción que pude hacer fue negarlo todo, y es que era lo más factible para
poder calmar todo y evitar los menos cuestionamientos posibles. Pero, aunque negué
todo, y aunque pareciera que nadie comentaba sobre el tema, las miradas al pasar
decían más que todos los cuestionamientos. Aunque durante la secundaria todo
parecía efímero: la popularidad, las calificaciones y los chismes, pero mi rumor parecía
no tener fin. Yo en algún momento pude llegar a pensar que todo se calmaría, pero
existían comentarios que, aunque trataba de evitar los comentarios, era algo imposible,
y todo empeoró cuando empezaron a evitarme para poder trabajar con alguien como
yo. En el salón de clases era comúnmente que mis amigas y yo trabajáramos
normalmente, pero evitábamos tocar el tema; creo que para todos era menos incómodo
el hacer como que nada había cambiado. Mis amigas trataban por no hacer
comentarios o tocar el tema, y es que aún que ya habíamos “crecido” aún éramos muy
nuevos entrando a este mundo y entender muchas realidades. Pareciera que lo que no
nos separaba de niños, ahora era lo que más nos impedía que nos habláramos y
fuéramos amigos. Pero creo que todo era peor en clase de Educación Física, y es que
las clases el profesor solía dividir a los niños de las niñas y pues siempre me tocaba
hacer las actividades con ellos. Era muy feo porque al final de día, ellos no me querían
en sus equipos y era excluido. Para mí, la exclusión tiene que ver con la
discriminación y la falta de empatía con las personas por una forma de pensar, de su
forma de vestir, por su color de piel. Además, que hacemos comentarios ofensivos a
esta persona por ser diferente. Entonces, creo que cuando ellos dijeran “con él no,
porque es Joto” era algo que me hacía sentir mal en todas las expresiones y me hacía
cuestionarme ¿Estoy mal yo por ser como soy? Y es que, aunque durante mi estancia
en la secundaria poco a poco iban disminuyendo, ocasionalmente aún seguían
existiendo. Creo que, durante mi etapa en la prepa, nunca dije nada al respecto y es
que prefería evitar esas actitudes hacia mi persona y aunque los maestros y mis
compañeros eran un poco más abiertos en estos temas, aún existían comentarios
pasivo-agresivos hacia las personas que fueran “diferentes”. Y aunque no lo veían tan
mal, nunca pude decirle a nadie y menos a mis papás.

Cuando entré a la universidad, por fin les dije a mis papás, y aunque no lo tomaron de
la mejor manera, tampoco fue lo peor. Fue un proceso largo y un poco complicado, ya
que como una vez me dijo la psicóloga “cuando tu decidiste decirles se caen las metas
que tus papás crearon desde que eras un niño para ti”. Y a la fecha creo que es un
proceso delicado por qué vas en contra de lo que mis papas querían para mí. Entonces
Quería que por primera vez pudiera ser yo en un lugar, pero creo que el medio siempre
existió y me causaba una inseguridad de “¿si seré aceptado?” En un inicio trate de
pasar desapercibido, pero tampoco trate de ocultarlo. Y algo curioso paso por primera
vez, cuando alguien me pregunto “¿eres gay?”, por primera vez conteste lleno de
confianza “si”. Ya no le temía a la respuesta que tuvieran las demás personas y aunque
existía el miedo, siempre pensé que encontraría a alguien que me aceptaría tal y como
soy. Por fortuna me rodee de “los nenes Fichus” y hasta la fecha me siento muy
afortunado de estar con todos ellos. Ellos nunca me han discriminado y menos me han
hecho sentir mal por ser como soy y querer a quien yo quiero. Por primera vez entendí
lo que era ser incluido. Y es que, para mí, la inclusión es la forma en la que podemos
estar con las personas sin importar nada, como cuando éramos niños en kínder, tener
ganas de poder hacer cosas sin poder decirle a nadie que está mal en algo. Es poder
compartir experiencias y dar nuestra opinión sobre algo sin pasar el límite del respeto.
Creo que la inclusión es hacer que todas las personas nos sentamos seguras estando
con las demás personas sin miedo a ser juzgados o rechazados.

Yo poco a poco he tenido que reconstruirme y dejar algunas opiniones a un lado sobre
las cosas que creo. He tenido que volver a tener un concepto sobre varias religiones,
sobre varias costumbres, sobre varias formas de pensar, porque mientras voy haciendo
amigos, voy entendiendo que muchas cosas que yo no compartía, a veces son
diferentes a cómo las creía o me la hacían creer. Creo que todos somos diversos, cada
uno tiene cualidades y defectos, pero creo que lo bonito de la diversidad es poder
saber que, aun existiendo diferencias con otras personas, podemos tener un vínculo y
saber que nunca te juzgarán y no te harán de lado. Durante toda mi vida he pasado por
muchas veces en donde he sido excluido, pero también he aprendido de esas
experiencias y he aprendido a poder escoger a nuevas amistades donde me sienta
incluido por la forma en la que soy. Creo que he vivido muchas experiencias tanto para
bien, como para mal, pero para mí, lo importante es poder apropiarnos de esos
comentarios y poder salir adelante, además que podemos elegir con quienes nos
rodeamos y sentirnos en un lugar completamente mejor y poder compartir nuestras
experiencias, ideas, pensamientos y sentir con otras sin miedo a ser juzgados.

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