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Contrato de Fianza
Contrato de Fianza
FACULTAD DE DERECHO
CONTRATOS PRIVADOS II
CONTRATO DE FIANZA
PROFESORA:
LICDA. IVANNIA BARBOZA CARVAJAL
ELABORADO POR:
PILAR GONZALEZ VALENCIANO
29/10/2008
CONTRATO DE FIANZA
Introducción y concepto:
Convencional:
Es la que nace a la vida jurídica por medio de un contrato entre el fiador que
se obliga a responder por el pago de la deuda subsidiariamente y el acreedor
que acepta el compromiso, siendo éstas las únicas partes en el convenio,
porque no obstante el interés que el deudor tiene en el otorgamiento de la
garantía puesto que en provecho suyo se rinde, no se requiere su
intervención en el contrato a que ella se refiere, pudiendo otorgarse sin su
noticia y aun contra su voluntad, en consideración a que nunca es
susceptible de causarle perjuicio.
Legal:
Es la que se contrae en los casos determinados por la ley, como la que se
requiere para entrar al desempeño de las funciones de notario público, juez
de primera o de segunda instancia y magistrado.
Judicial:
Esta se presenta por orden de un juez para garantizar la seguridad de ciertos
derechos privados, siendo facultad del funcionario fijar con prudencia del
monto de la garantía
El artículo 1303 del mismo código indica que “el fiador podrá obligarse a
menos, pero no a más que el deudor principal tanto en cantidad como en lo
oneroso de las condiciones, y si se hubiese obligado a más; se reducirá su
obligación a los limites de la del deudor”. Si se extingue la obligación principal
lo mismo ocurrirá con la fianza.
Clasificación:
Acreedor:
Obligaciones:
No exigir la obligación antes del plazo.
Derechos:
Exigir al fiador el cumplimiento de la obligación asumida ante la principal
incumplida. Es decir, de acuerdo al contrato y respetando la voluntad prestada
con el consentimiento, el acreedor podrá exigir del fiador todo aquello a que éste
se obligó en el momento de la celebración del contrato.
Deudor:
Obligaciones:
Presentar un fiador con bienes suficientes y que se sujete al domicilio donde la
obligación deba cumplirse.
Derechos:
Si la fianza se hubiese otorgado contra su voluntad el fiador no podrá reclamar
de él otra cosa que aquello a que tuviere derecho al hacedor.
A que el fiador le informe que efectuará el pago.
Fiador:
Obligaciones:
Tener bienes inmuebles suficientes.
Indicar los bienes del deudor cuando opone el beneficio de excusión (en el caso
de la fianza).
Liberarse de la obligación mediante su cumplimiento, subrogándose en los
derechos del acreedor, para repetir contra el deudor principal al que ha afirmado.
Derechos:
El fiador que paga se convierte por este solo hecho en acreedor del deudor
principal, puesto que, en otro caso, se produciría un injustificado enriquecimiento
del deudor y un injustificado empobrecimiento del deudor.
El fiador que paga debe ser indemnizado por el deudor aún cuando la constitución
de la fianza fue sin el consentimiento de este último ( articulo 1317 del código civil y
515 código comercial), en cuyo caso acarreará dos efectos:
Intereses de mora desde que haya noticiado el pago al deudor, aunque éste no
estuviere obligado por la razón del contrato a pagarlos al acreedor.
Gasta que haya hecho desde que dio noticia el deudor de haber sido requerido de
pago: si el fiador informa al deudor de que ha sido requerido de pago y el deudor
no paga, las consecuencias derivadas de este incumpliendo se originan por una
actitud culpable del deudor y le son culpables a él.
Es por todo esto antes expuesto que la acción de reembolso es una acción
indemnizatoria y no puede ser jamás de ganancia.
El art. 1320 del código civil nos indica que cuando hay muchos deudores
principales solidarios de una misma deuda, el fiador de todos o de uno de ellos
tendrá contra cualquiera de los deudores el recurso para repetir el todo de lo que
pagó.
En cuando a la fianza mercantil: el art. 515 del código de comercio expresa que
el fiador que paga se subroga en los derechos y garantías que tenía el acreedor, y
puede exigir del deudor el reembolso del capital, y de los intereses por él
satisfechos y los que corran con posterioridad, los gastos judiciales y de cualquier
otro orden en que él hubiere incurrido por la falta de cumplimiento del deudor.
El fiador civil, puede, aún antes de haber pagado, exigirle al deudor que le
asegure el pago o lo releve de la fianza cuando:
Si pretende ausentarse del país sin dejar bienes sobre los cuales pueda
recaer embargo;
El fiador tiene derecho a oponer todas las excepciones que sean inherentes a la
obligación principal y no las que sean únicamente personales del deudor.
El fiador está obligado a cumplir en caso que el deudor principal no lo haga o sea
insuficiente, salvo que la fianza sea solidaria, en cuyo supuesto tiene acción contra
ambos o uno solo de ellos a su libre elección.
Según el numeral 1302 del cód. civ. el fiador puede obligarse a menos, pero no a
más que le deudor principal tanto como en lo oneroso de las condiciones.
Así mismo, los medios legales por los cuales se extingue ésta (obligación principal)
se encuentran:
Pago
Compensación
Imposibilidad de cumplimiento.
La fianza también puede extinguirse por vía directa, cuando existe alguna causa
que sólo implique la terminación exclusiva del contrato de la fianza, quedando
subsistente la obligación principal. En estos casos procederán las excepciones que
pueden oponer el fiador y que sean propias de la fianza.
El código civil en sus Arts. 1330 y siguientes, indica los modos porque se extingue
la fianza en materia civil en nuestro país, los cuales se citan a continuación.
Cuando por hecho o culpa del acreedor, los fiadores no pueden subrogarse
en los derechos y privilegios anteriores o acompañantes de la fianza. Los
fiadores, aunque sean solidarios, quedan descargados de su obligación en
la misma proporción en que las garantías se han disminuido (Art. 1332 C.
C).
-Nº1391-N-
TRIBUNAL PRIMERO CIVIL .- San José, a las siete horas cincuenta minutos
del veintiséis de noviembre del año dos mil tres.
RESULTANDO:
1.- El Juez de Primera Instancia, en sentencia dictada a las diez horas del veintiocho
de enero del dos mil tres, resolvió: “ POR TANTO: Se rechazan las defensas de falta de
ejecutividad del título, y la genérica de sine actione agit en sus modalidades de falta de
legitimación activa y pasiva, falta de Derecho y falta de interés actual. La de prescripción
se rechaza en cuanto a la obligación principal y se acoge con respecto a los intereses
liquidados en la demanda. Se declara con lugar la demanda ejecutiva simple de Bicsacard
Sociedad Anónima contra Solinsa Soluciones Industriales S.A., Arturo Gerardo Céspedes
Ruiz y Ronny Rodríguez Villalobos. Se confirma la ejecución y los embargos ordenados
interlocutoriamente. Continúese con el procedimiento hasta que los demandados le
paguen a la actora la suma de ochenta y seis mil novecientos treinta y cuatro colones con
cuarenta céntimos, y cuatro mil cuatrocientos dólares de capital, así como los intereses
moratorios futuros hasta el efectivo pago de la totalidad de la obligación, tasa de interés
moratorio para la deuda en colones de un cuarenta y cinco por ciento anual, y en dólares
de un veinte por ciento anual. El pago de las costas es a cargo de la demandada.”.
3.- En los procedimientos se han observado, los plazos y las prescripciones de ley.
Redacta el Juez Gamboa Asch, y;
CONSIDERANDO:
I.- Inventario de hechos ciertos, que destaca la sentencia recurrida, es fiel reflejo
del material de evidencia electo. Merece, homologarse.
IV.- Ítem mas. El licenciado José Leonardo Céspedes Ruiz, vocero judicial de
los accionados, debate en esta instancia: “... El artículo 611 del Código de Comercio no
dice que esa certificación del CPA sea un título que pueda valerse por si mismo. La
certificación del CPA debe limitarse al saldo de esa cuenta corriente, a nada más. No es
cierto que el mencionado artículo autorice al CPA a certificar, con carácter de título
ejecutivo, quién es el deudor ni quién es el fiador de una obligación, ni cuál es el tipo de
interés ni el plazo pactados. Lo único que puede certificar con carácter de título
ejecutivo es el saldo de esa obligación...” Folios 129 a 131. Reproche inatendible. Ha
discernido este Tribunal, precedente ahora aplicable, lo siguiente: “ I.- En el caso que nos
ocupa, la sociedad accionante aporta el contrato de apertura de cuenta corriente y emisión
de tarjeta de crédito y, como título ejecutivo, certificación emitida por Contador Público
Autorizado. De conformidad. De conformidad con lo establecido en el artículo 611 del
Código de Comercio, las certificaciones emitidas por Contador Público Autorizado, sobre
saldos pendientes de pago a cargo de los tarjetahabientes, constituyen documentos con
fuerza ejecutiva, puesto que la citada disposición hace referencia al rango ejecutivo que
poseen, por un lado, las certificaciones de estos contadores, que emitan en cuanto a
saldos de sobregiros en cuentas corrientes bancarias y, por otro, las certificaciones
libradas por dichos funcionarios, en cuanto a los saldos resultantes en “líneas de créditos
para el uso de tarjetas de crédito”, lo que se interpreta, esto último, como los saldos
pendientes de cancelación, que resulten de la operación de la tarjeta de crédito, según la
correspondiente línea crediticia que se ha otorgado al tarjetahabiente. II.- En definitiva,
esta certificación es la que constituye el documento base, apoto para despachar ejecución
en contra de las personas que allí consigna como obligadas, en cuenta K. y N., ambas de
apellidos B.J. Dicho título se basta a si mismo y no requiere de otra documentación que
refuerce o determine su naturaleza ejecutiva para cursar la demanda en contra de quienes
establezca como obligadas.” Voto N° 324-E de 8:10 horas del 18 de marzo de 1998. El
contador “como emitente y responsable del contenido de la certificación, debe verificar
la exactitud y veracidad de la información. Para ello debe contar con los documentos
necesarios que justifiquen lo certificado mediante la prueba respectiva. No obstante, lo
que es innegable es que todos los firmamentes del contrato; esto es, deudor o deudores y
los fiadores o avalistas, responden solidariamente por el saldo adeudado por concepto del
uso de la tarjeta de crédito. El criterio tiene asidero en la misma reforma al artículo 611
del Código de Comercio...Se podría creer que un contrato para el uso de tarjeta de crédito
no puede contener fiadores o avalistas (ésta última figura utilizada en forma genérica
pero con la aclaración que es una institución propia de la letra de cambio), pero asumir
esa posición es desconocer el derecho de obligarse mediante cualquier documento sin
importar que por disposición de ley goce o no de fuerza ejecutiva. La firma del fiador
conlleva su voluntad libre de responder conjuntamente con el petente de la tarjeta,
manifestación que no puede ser ignorada en el caso de que el titular de la tarjeta entre en
mora al no cancelar el saldo pendiente. Si bien lo dispuesto en el artículo 611 del Código
Mercantil no es del todo claro al respecto, la laguna legislativa se integra con los
principios generales del derecho, en este asunto del derecho civil de obligaciones. No se
trata de justificar certificaciones sin respaldo alguno que puedan generar cobros contra
personas ajenas a los saldos no pagados, sino de mantener la responsabilidad solidaria
entre el dueño de la tarjeta (deudor) y la persona que se compromete en el mismo
contrato a cubrir en las mismas condiciones cualquier monto no cancelado. Esto es lo que
sucede en autos, pues en autos se carece de prueba que desvirtúe lo certificado, en
especial que el apelante no haya firmado el contrato como fiador. Ese extremo ni siquiera
fue alegado de manera expresa, por lo que se entiende que admite haberlo suscrito en su
oportunidad. Por todo lo expuesto, el motivo de inconformidad no es de recibo...” Voto
N° 1063-L de 8:55 horas del 19 de julio del 2000. Elocuente que el contador público
autorizado emitente asevera, que Solinsa Soluciones Industriales Sociedad Anónima es
tarjetahabiente deudora de Bicsacard Sociedad Anónima garantizada con fianza de
Arturo Céspedes Ruiz y Ronny Rodríguez Villalobos. Folios 6 a 7. Imputación que no
desvirtuaron incumpliendo onus probandi como carga que impone el artículo 317, inciso
2°, del enjuiciamiento civil. Recoge aforismo procesal del derecho romano “reus in
exceptionibus reputatibur.” O sea que para el fin de probar la excepción se reputa actor al
demandado. Así como se siente regla de que la prueba incumbe a aquel que afirma, no al
que niega, en este caso, el que excepciona debe probar excepción formulada. Riguroso,
entonces, confirmar veredicto recurrido en lo apelado.
POR TANTO:
jse
-Nº -G-
TRIBUNAL PRIMERO CIVIL .- San José, a las del de del año dos mil dos.
PROCESO , establecido ante el Juzgado Civil de Mayor Cuantía de San José, bajo
el expediente número . Incoado por , , contra , y MARÍA ELENA OBANDO CASTRO
, mayor, casada, funcionaria bancaria, vecina de Barrio Pitahaya y con cédula de
identidad número uno - quinientos ochenta y seis - doscientos treinta. Además
intervienen como apoderado especial judicial de la parte actora el licenciado Víctor Hugo
Mafiolli Alvarado y de la co-demandada el licenciado Mynor Ignacio Sánchez Ramírez
RESULTANDO
1.- El Juez de Primera Instancia, en sentencia dictada a las trece horas del diez de
octubre del dos mil uno, resolvió: “ POR TANTO: Se declara sin lugar en todos sus
extremos el presente Juicio Ejecutivo Simple, interpuesto por JORGE NÚÑEZ
MONTERO contra GIOVANNI SOLANO CUBERO y MARIA ELENA OBANDO
CASTRO. Firme esta resolución, levántense los embargos decretados en autos. Se
resuelve sin especial condenatoria en costas.”.
2.- En virtud de recurso de apelación interpuesto por el actor, conoce este Tribunal
del presente proceso.
3.- En los procedimientos se han observado, los plazos y las prescripciones de ley.
CONSIDERANDO
I.- Se elimina el elenco de hechos probados que contiene la sentencia
recurrida. En esta instancia se tiene por acreditado: 1) Mediante pagaré número 0545870
suscrito el 11 de diciembre de 1992, el señor Geovannni Solano Cubero con la fianza de
María Elena Obando Castro y Jorge Alberto Nuñez Montero, se constituyó deudor del
Banco Popular y Desarrollo Comunal por la suma de ¢ 500.000 de capital (título en
archivo). 2) El 26 de mayo de 1999, el fiador Jorge Alberto Nuñez Montero cancela al
citado Banco la suma de ¢ 535.990,05 incluyendo capital e intereses adeudados por el
deudor Solano Cubero (recibo certificado número 285 de folio 68 y constancia de
subrogación en archivo). 3) La co-demandada María Elena Obando Castro fue
debidamente notificada el 14 de diciembre del año 2000. El co-accionado Solano Cubero
se apersonó el 13 de marzo del 2001 (acta y escrito de folios 17 y 37).
II.- La demanda ejecutiva la promueve el señor Jorge Alberto Nuñez Montero,
quien aporta como título el pagaré número 0545870 y la constancia de subrogación
expedida por el primitivo acreedor Banco Popular y Desarrollo Comunal. Se despacha
ejecución contra el deudor original Geovanni Solano Cubero y la otra fiadora María
Elena Obando Castro. El primero se apersona a folio 37 sin objetar el cobro, pero la
segunda contesta a folio 25 y se opone porque en su condición de fiadora sólo responde
por la parte proporcional. Opuso las excepciones de falta de derecho, falta de
legitimación pasiva, y prescripción del principal e intereses. En el fallo apelado, el
Juzgado omite pronunciamiento sobre las excepciones y declara sin lugar la demanda.
Fundamenta su decisión en el artículo 786 del Código Civil, norma que exige la
simultaneidad entre el pago y la subrogación. Sostiene que ese medio extintivo no se
produce al diferir la fecha del pago con la constancia emitida por el Banco Popular y
Desarrollo Comunal. De ese pronunciamiento recurre el actor, para quien la subrogación
legal opera a su favor y, por ende, pide se revoque la sentencia desestimatoria y se acoja
la ejecución.
III.- No comparte el Tribunal la tesis de la señora juez a-quo. Le concede al
artículo 786 del Código Civil un alcance que no tiene para este caso concreto y, además,
resuelve un punto no debatido por las partes. Ese proceder oficioso violenta lo dispuesto
en los numerales 99 y 155 del Código Procesal Civil. La doctrina civil de obligaciones
admite dos clase de subrogación: la convencional y la legal. En la primera la subrogación
opera por acuerdo de voluntades; esto es, el acreedor decide subrogar sus derechos y
acciones al tercero que cancela lo debido. Por el contrario, la segunda se verifica de pleno
derecho, por disposición expresa de la ley. Nuestro Código Civil regula la convencional
en el artículo 786 y la legal en el inciso 3º del numeral 790. La simultaneidad que echa de
menos el a-quo se refiere a la subrogación convencional o facultativa, como lo señala el
tratadista costarricense Alberto Brenes Córdoba: “Es facultativo para el dueño de un
crédito conceder la subrogación, pero sí a esto estuviere anuente, es preciso que ella se
verifique al mismo tiempo que el pago, y que conste en el recibo que el acreedor
extienda. Se exige que dichos requisitos sean simultáneos, porque solo así se realizan las
condiciones que hacen posible la subrogación, conforme al rigor de los principios. En
efecto, si ésta se hiciere con anterioridad al pago el acreedor carecería de la facultad de
recibirlo por haber dejado de ser tal acreedor; y si, por el contrario, se pretendiese
verificar la subrogación después de que el acreedor recibió lo adeudado, ya él se hallaría
legalmente impedido para hacer el traspaso por cuanto la deuda quedó extinguida desde
el momento en que recibió su importe” (BRENES CORDOBA, Alberto. Tratado de las
Obligaciones. Editorial Juricentro S.A. 1977 San José. Costa Rica. Pág. 148). Ese
razonamiento es inaplicable a la subrogación legal, como sucede en autos. El Banco
Popular y de Desarrollo Comunal, como acreedor primitivo, subroga los derechos a favor
de uno de los fiadores. El pago realizado por el fiador Nuñez Montero encuadra en lo
dispuesto en el inciso 3º del artículo 790: “A favor de aquel que paga una deuda a la cual
estaba obligado con o por otros”. Esa norma, en su enunciado, de manera expresa
establece que opera totalmente y de pleno derecho, lo que significa que no requiere de la
simultaneidad propia de la subrogación convencional. Por lo expuesto, carece de
importancia la fecha de emisión del documento donde se le subroga al actor la
obligación. Esa forma de pago y, la posibilidad de recuperar el monto cancelado, operó a
su favor de pleno derecho independientemente de la fecha de expedición de la constancia.
Por último, ninguno de los co-demandados se opuso en ese sentido, razón adicional para
revocar el fallo desestimatorio.
IV.- Dentro de las excepciones opuestas, se observa la prescripción del
capital. Se ejecuta un pagaré cancelado por uno de los fiadores, lo que sucedió el 26 de
mayo de 1999. Con esa subrogación legal se extingue la deuda y surge una nueva
obligación y empieza a correr el plazo prescriptivo. El pagaré prescribe a los 4 años,
plazo que se interrumpe con la notificación de la demanda a la co-accionada Obando
Castro el 14 de diciembre del 2000. No transcurrió entre una y otra fecha esos 4 años, de
ahí que se deniega la prescripción alegada. Artículos 802 inciso g), 795 e inciso a) del
977 del Código de Comercio. Además, inciso a) del numeral 296 del Código Procesal
Civil. La excepción de falta de derecho es improcedente porque el actor, como nuevo
acreedor por subrogación, goza de suficiente respaldo legal para ejecutar al deudor
original y a la otra fiadora para recuperar lo pagado en un crédito ajeno. Igual suerte corre
la falta de legitimación pasiva. La demanda se dirige bien tanto contra el deudor como la
fiadora, todo a tenor de los artículos 793 y 1328 del Código Civil y 515 del Código de
Comercio. En cuanto a la prescripción de intereses, éstos prescriben al año según el
ordinal 984 inciso b) de ese último cuerpo legal. En el escrito inicial se liquidan réditos
legales del 26 de mayo de 1999 al 28 de agosto del 2000. La demanda se notifica el 14 de
diciembre del 2000, lo que permite declarar prescritos los intereses del 26 de mayo al 13
de diciembre de 1999. Los restantes se aprueban conforme a la tasa legal hasta su
efectivo pago, los cuales deberán ser liquidados en etapa de ejecución.
V.- En definitiva, se revoca la sentencia recurrida. En su lugar se deniegan las
excepciones opuestas, salvo la de prescripción de intereses en los términos analizados en
el considerando anterior. Se confirma el auto que despachó ejecución en lo interlocutorio,
así como el decreto de embargo. El fallo estimatorio difiere para el deudor y para la
fiadora. Al primero se le debe imponer la totalidad de la condena, pues responde como el
obligado directo. Por ese motivo, continúese el procedimiento hasta que el co-demandado
Giovanni Solano Cubero pague al actor la suma de ¢ 535.990,05 de capital, los intereses
legales a partir del 14 de diciembre de 1999 hasta su efectivo pago y ambas costas del
proceso. Distinta es la situación con la co-demandada María Elena Obando Castro, quien
únicamente responde por la parte proporcional a la fianza otorgada. En el pagaré figuran
dos fiadores: el actor y la señora Obando Castro, de manera que ésta debe contribuir con
el otro fiador en el cincuenta por ciento de lo pagado. Bajo ese razonamiento, se le
condena en los mismos términos anteriores, pero la suma a pagar por capital se reduce a ¢
267.995,02. No obstante, se advierte que el actor únicamente puede recibir ¢ 535.990.05
por concepto de capital y los réditos correspondientes. En caso que la deuda la cubra el
co-accionado Solano cubero, la condena contra la fiadora Obando Castro queda sin
efecto. De cubrir ésta su parte proporcional, el señor Solano Cubero responde por el otro
cincuenta por ciento. En la hipótesis de embargo de ambos, el límite es que el actor no
puede recibir más del capital pagado al Banco con los intereses.
POR TANTO
-N ° 136-L-
TRIBUNAL PRIMERO CIVIL.- San José, a las ocho horas veinte minutos del
veintiséis de enero del año dos mil uno.
PROCESO EJECUTIVO , establecido ante el Juzgado Cuarto Civil de Mayor
Cuantía de San José, bajo el expediente número 99-000570-183-CI. Incoado por
SERVIMAS MAXIMA S.A. , representada por su apoderado general judicial Carlos
Valenciano Kamer, mayor, casado, abogado y notario, vecino de San José, cédula de
identidad número 1-494-901, contra FRANCISCO HERNANDEZ QUIROS , mayor,
cédula de identidad número 1-475-937, y GONZALO VILLALTA GEWURTZ , mayor,
cédula de identidad número 1-578-066. Interviene además, como apoderado especial
judicial del co-demandado Villalta Gewurtz, el licenciado Miguel Antonio Arias Maduro.
RESULTANDO:
1.- El Juez de Primera Instancia, en sentencia dictada a las diez horas cinco minutos
del tres de julio del año dos mil, resolvió: "POR TANTO: De acuerdo a lo expuesto y
artículos citados se rechaza la excepción de falta de derecho, falta de causa, falta de
legitimación activa y pasiva, falta de ejecutividad, la genérica de sine actione agit en sus
modalidades de falta de derecho, falta de legitimación activa y pasiva, falta de ejecutividad y
prescripción de intereses opuestas por el demandado. En consecuencia se declara con lugar
el presente proceso ejecutivo simple establecido por SERVIMAS MAXIMA S.A. contra
FRANCISCO HERNANDEZ QUIROS Y GONZALO VILLALTA GEWURTZ por
un monto de principal de QUINIENTOS VEINTITRES MIL NOVECIENTOS
SESENTA Y UN COLON CON CINCUENTA CENTIMOS. Más la suma de VEINTE
MIL OCHOCIENTOS CINCUENTA Y TRES COLONES CON SESENTA Y SIETE
CENTIMOS de intereses corrientes liquidados a partir del veintidós de setiembre de mil
novecientos noventa y ocho al veintidós de octubre de mil novecientos noventa y ocho. Más
la suma de NOVENTA Y DOS MIL QUINIENTOS ONCE COLONES CON
OCHENTA Y UN CENTIMOS de intereses moratorios liquidados a partir del veintitrés
de octubre de mil novecientos noventa y ocho al veintitrés de febrero de mil novecientos
noventa y nueve. Más los intereses posteriores a esta última fecha, pactados al cincuenta y
uno punto veintiséis por ciento anual, los cuales se liquidarán en su oportunidad procesal y
hasta la efectiva cancelación de la obligación. Se confirman los embargos decretados en
autos. Continúen los procedimientos hasta que los accionados hagan pago efectivo de las
sumas aprobadas por principal y las costas procesales y personales de este proceso a las que
se les condena.".-
2.- En virtud de recurso de apelación interpuesto por el apoderado especial judicial
del co-demandado, conoce este Tribunal del presente proceso.
3.- En los procedimientos se han observado, los plazos y las prescripciones de ley.
CONSIDERANDO:
I).- Habiéndose analizado el elenco de hechos que se tuvieran por demostrados en la
sentencia de primera instancia, resulta procedente su aprobación, esto en vista de que ellos
son reflejo de los elementos de convicción que fuera aportados al proceso; sin embargo,
conviene agregar el siguiente: 3).- Que el codemandado Gonzalo Villalta Gewurtz firmó en
calidad de avalista el contrato de emisión de tarjeta de crédito que el también accionado
Francisco Hernández Quirós suscribiera con la compañía actora.(Ver certificación del folio
2, demanda de folios 5 a 6, y copia de contrato de emisión de tarjeta de crédito solicitada
con carácter de prueba para mejor resolver en esta instancia).-
II).- Al efectuar su alegato de expresión de agravios, el apoderado del señor Villalta
Gewurtz señala que jamás un contrato de fianza puede originarse o tenerse por existente con
fundamento en una certificación de contador público autorizado, máxime si tomamos en
consideración que el monto por el cual se otorgara la fianza es menor al que se viene
cobrando, esto en referencia únicamente al capital adeudado, no así en relación con sus
intereses. El fiador no podría estar obligado a más de lo que se indica en la fianza dada por
él, esto en vista de que el monto que certifica el Contador refleja el estado de cuenta de la
tarjeta de crédito utilizada por el tarjetahabiente, quien evidentemente se excedió en el tope
del crédito, pero esto no podría en forma alguna modificar la garantía otorgada por el fiador,
motivos por los cuales la sentencia de primera instancia deberá ser revocada, acogiéndose
las excepciones opuestas por su representado.-
III).- Sobre la posibilidad de que un contador público autorizado pueda certificar no
solamente la obligación del deudor por el saldo en descubierto en vista de la utilización de
una tarjeta de crédito, sino también la fianza o aval que se diera en el contrato respectivo, ya
este Tribunal se ha pronunciado señalando que es perfectamente factible que ese profesional
certifique la fianza o aval dentro de ese documento y que la acción ejecutiva se siga no
solamente contra el tarjetahabiente, sino también contra el o los fiadores o avalistas. Así,
este Tribunal, por voto número 1063-L, de las ocho horas cincuenta y cinco minutos del
diecinueve de julio del año último pasado señaló en lo que interesa lo siguiente: " Es
indudable que el contador, como emitente y responsable del contenido de la certificación,
debe verificar la exactitud y veracidad de la información. Para ello debe contar con los
documentos necesarios que justifican lo certificado, de ahí que los demandados tienen el
derecho de desvirtuar lo certificado mediante la prueba respectiva. No obstante, lo que es
innegable es que todos los firmantes del contrato; esto es, deudor o deudores originales y los
fiadores o avalistas, responden solidariamente por el saldo adeudado por concepto del uso
de la tarjeta de crédito. El criterio tiene asidero en la misma reforma al artículo 611 del
Código de Comercio, ello producto de las dificultades que presenta las letras de cambio y
otros títulos valores para garantizar el contrato de tarjeta de crédito. La jurisprudencia se ha
mantenido incólume acerca de la inejecutividad de la letra de cambio en estos casos, tesis
apoyada en la imposibilidad de determinar el verdadero saldo adeudado ya que el monto de
la letra refleja el tope del crédito pero no lo realmente debido. Para solucionar la cuestión, el
legislador concede título ejecutivo a la certificación de contador público autorizado,
profesional con las facultades inherentes para indicar el saldo. Se podría creer que un
contrato para el uso de tarjeta de crédito no puede contener fiadores o avalistas( esta última
figura utilizada en forma genérica por con la aclaración que es una institución propia de la
letra de cambio), pero asumir esa posición es desconocer el derecho de obligarse mediante
cualquier documento sin importar que por disposición de la ley goce o no de fuerza
ejecutiva. La firma del fiador conlleva su voluntad libre de responder conjuntamente con el
petente de la tarjeta, manifestación que no puede ser ignorada en el caso que el titular de la
tarjeta entre en mora al no cancelar el saldo pendiente". Lo anterior resulta claro en cuanto
a la obligación que tendría el recurrente como avalista del documento que se ejecuta,
situación que se demuestra no solamente con la certificación emitida por el Contador
Público Autorizado, sino también por la copia del contrato en dónde consta una firma, la
cual es sumamente parecida a la rúbrica puesta por el señor Villalta Gewurtz puesta en
algunos escritos que constan en este proceso.-
IV).- En vista de lo anterior, los argumentos del apelante para sustentar su recurso no
tendrían asidero, ya que esto como avalista del contrato de emisión de tarjeta de crédito,
cuyo saldo adeudado se cobra en este proceso, se encuentra también obligado
solidariamente a responder por dicha obligación, y si en los términos de la contratación se
admitió el sobregiro en la utilización de la tarjeta de crédito, también deberá responder por
ello, ya que con su consentimiento avaló o garantizó el contrato que suscribiera como
tarjetahabiente el señor Hernández Quirós. Así las cosas, resulta claro que la sentencia de
primera instancia fue dictada conforme a derecho y al mérito de los autos, motivo por el cual
deberá ser confirmada en todos sus extremos.-
Se confirma la sentencia recurrida.- El licenciado Celso Gamboa Asch participó en la
votación, pero está imposibilitado para firmar por encontrarse de vacaciones. Artículo 154,
párrafo final del Código Procesal Civil.-
Lic. Celso Gamboa Asch Lic. Frank Araya Knudsen paa
Bibliografía
Ghersi, Carlos A. Contratos Civiles y Comerciales. 6. ed. Buenos Aires. Editorial
Astrea, 2006.
www.google.com
www.poder-judicial.go.cr/scij