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UNIVERSIDAD NACIONAL INTERCULTURAL DE LA AMAZONIA

FACULTAD DE INGENIERÍA Y CIENCIAS AMBIENTALES


DEPARTAMENTO ACADÉMICO DE CIENCIAS BÁSICAS

ASIGNATURA: DERECHO DE LOS PUEBLOS INDÍGENAS Y AMAZÓNICOS –III CICLO

DOCENTE: JOHNATTAN ADOLFO RUPIRE AÑAZCO

ESTUDIANTES:

-APOLINARIO TAPULLIMA FRANZ

- LOPEZ TORRES JOHANNY MELISSA

- ZELADA CUSTODIO LUZ CLARITA

- ZUMAETA VALENCIA BENJAMIN

YARINACOCHA – PERÚ

2022
CAPITULO 1

LUZ ZELADA: En 2021 se cumplirán 50 años de la histórica reunión realizada en la isla caribeña
de Barbados, en la que un grupo de catorce antropólogos y una antropóloga de países
amazónicos, centroamericanos y europeos se reunieron para reflexionar sobre la situación de
los pueblos indígenas en América. Los participantes en la reunión presentaron informes que
dieron cuenta sobre la violación de los derechos de los pueblos indígenas en sus países,
específica mente: Argentina, Paraguay, Brasil, Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia, Venezuela y
México Al término del encuentro, suscribieron una histórica declaración, “Por la liberación del
indígena”, en la que formularon duras críticas a los gobiernos, las iglesias Católica y Evangélica
y la Antropología que considera a los indígenas solo como objeto de estudio, pero se niega ver
los problemas que los afectan, o, en caso de reconocerlos, limitarse a denuncias retóricas, pero
sin comprometer se con su solución. Tanto la declaración como las presentaciones fueron
recogidos en el libro La situación del indígena en América Latina, editado por el antropólogo
austriaco Georg Grünberg, organizador de ese encuentro, en el que también participó.

En 1977 se realizó una nueva reunión, Barbados II, esta vez con participación de líderes
indígenas, muchos de ellos perseguidos por gobiernos autoritarios o abiertas dictaduras que
ejercían el poder en sus países. Los trabajos presentados, así como una nueva declaración,
fueron publicadas en el libro Indianidad y decolonización en América Latina, editado en México,
en 1979, por el antropólogo mexicano Guillermo Bonfil Batalla, quien también había participado
en Barbados I. Las empresas transnacionales, en acuerdo con los gobiernos nacionales, están
cada vez más interesadas en explotar los recursos que se encuentran en los territorios indígenas,
y para esto despliegan todo su poder corruptor, tanto sobre dichos gobiernos como también
sobre líderes y organizaciones indígenas. La segunda sección, llamada Contemporáneos y
Posteriores, está integrada por profesionales y líderes indígenas, algunos también profesionales,
que, desde la década de 1970, o incluso en la anterior, desarrollaban trabajo compro metido
con los derechos de los pueblos indígenas, y por otros más jóvenes, que han seguido la misma
orientación en las décadas posteriores. Por último, la tercera sección, Barbados e IWGIA, está
compuesta por entrevistas a personas que han desempeñaron un papel importante a lo largo
de la vida del Grupo Internacional de Trabajo sobre Asuntos Indígenas (IWGIA, por sus siglas en
inglés).

JOHANNY LOPEZ: La primera es que muchos de quienes elegimos la antropología como opción
de vida en las décadas de 1960 y 1970, al menos en el Perú, lo hicimos como parte de una
búsqueda personal que, partiendo del cuestionamiento a nuestra propia sociedad, tenía por
finalidad buscar otra manera de organizar las relaciones entre las personas que la que en ese
entonces vivíamos, libre de desigualdades e injusticias, y de las mentiras que servían para
justificarlas. Llegué a la antropología, luego de unos años en la sociología y en la práctica de
cultiva la tierra, por Stefano Varese, como lo he mencionado, con mayor detalle, en la
introducción que escribí para su emblemático libro La Sal de los Cerros, en la edición del Fondo
Editorial del Congreso del Perú. (Años más tarde, en una reunión que se realizaba en el marco
del Tratado de Cooperación Amazónico, en la sede de la Universidad Nacional Simón Bolívar, en
Caracas, escucharía decir a un militar brasileño, uno de los gorilas de la dictadura imperante en
su país, “nosotros no queremos una Amazonia primitiva”, frase con la que justificado los actos
civilizatorios realizados por su gobierno para expandir las fronteras de la colonización.) Sobre la
matanza en Colombia, tal vez más sorprendente que el hecho en sí, fue la resolución de un
tribunal que declaró inocentes a los asesinos, “porque no sabían que matar indios era delito”.
Un hilo comunicaba ambos hechos –las matanzas de indígenas por ganaderos y por caucheros–
acaecidos con una diferencia de poco más de medio siglo, y el genocidio contra los pueblos
indígenas, que fue el tema que movilizó a un conjunto de antropólogos, para organizar el grupo
de Babados. Promotores de esta iniciativa fueron dos estudiantes de los últimos años de
Antropología de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, que ya habían estado en la zona
y escrito un breve informe que daba cuenta de sus impresiones.

FRANZ APOLINARIO: Fue a raíz de un pedido de Stefano Varese, en 1969, para que asistiese a
una gran reunión organizada por comunidades del pueblo Amuesha (hoy llamado Yánesha), en
una localidad vecina a Oxapampa, ciudad amazónica a casi dos mil metros de altitud sobre el
nivel del mar. Fue un acontecimiento histórico –aunque en ese momento no lo sabíamos ya que
solo el paso del tiempo y la resonancia del hecho lo constituyeron como tal–, porque en esa
reunión nació la primera organización indígena moderna en la Amazonia peruana para defender
sus derechos, en un tiempo en que aún no existía legislación que los amparara. Otro encuentro
importante en este camino fue mi vinculación con el médico alemán Theodor Binder, director
del Hospital Amazónico Albert Schweitzer en Pucallpa, y aunque el inicio de esta partió también
de un hecho casual, ya para entonces yo tenía un derrotero establecido. Si querían seguridad
sobre la tierra debían solicitarla como colonos, y esto fue lo que sucedió en 1969 en el
asentamiento llamado Tutumberos, en la quebrada de Tuntungos (afluente derecho del río
Ampiyacu, que a su vez desemboca en el Marañón), donde un grupo de aguarunas, frente al
riesgo de perder todo, optó por recibir parcelas individuales, similares a las que el Estado les
adjudicaba a los colonos. Años más tarde, con la promulgación de las leyes de comunidades
nativas (1974 y 1978), los awajún de ese río y de otro cercano, donde ellos también habían sido
sometidos al mismo proceso, recuperaron sus tierras colectivas y lograron expulsar a los
colonos. (Sobre el tema, ver García et al, 1998 y, en este libro, el artículo de Søren Hvalkof.) Pero
otros cambios habían comenzado ya en esa época, cuyos impactos recién se pondrían en
evidencia años más tarde. El reportaje sobre el Hospital Amazónico despertó mi interés de
indagar acerca de cómo este estaba manejando el tema de los cambios generados por la
inserción de los indígenas en los circuitos de mercado y en las relaciones con el Esta do, ya que,
como he mencionado, esa institución realizaba un trabajo que no se limitaba a la administración
hospitalaria de la salud, sino que había ampliado su visión hacia otros temas con las
comunidades shipibas del Ucayali, como educación, formación de capacidades propias en salud
y “desarrollo”.

BENJAMIN ZUMAETA: EL LIBRO Y LOS RECUERDOS 15 Una carta mía al doctor Binder y una
respuesta suya dieron inicio a una relación de colaboración que se prolongó a lo largo de dos
años, durante los cuales, al mismo tiempo que aprendía y trataba de aportar una mirada
comprensiva a la realidad de las comunidades shipibas, preparaba una iniciativa que permitiera
trabajar, en los temas de salud, educación y “desarrollo” (con todos los vacíos de conocimiento
y prejuicios que me eran propios en ese entonces) con las comunidades aguarunas del Alto
Marañón. Parece contradictorio hablar de la democratización del país tratándose de un
gobierno que se había instalado de la manera señalada, pero lo cierto es que durante esa época
se adoptaron medidas que dieron poder a los que siempre se les había negado, como los
indígenas andinos, a quienes la Reforma Agraria los liberó del latifundismo feudal que imperaba
en los Andes y les devolvió las tierras que les habían sido usurpa das; la ley que convirtió en
empleadas –con derecho a un trabajo regulado por horarios, con seguridad social, goce de
vacaciones y jubilación– a las que hasta entonces se habían desempeñado como siervas
domésticas; y, en el caso de los indígenas amazónicos, los derechos para organizarse libremente
y acceder a las propiedad de sus tierras y bosques1 . Estas, entre otras medidas, dejaban en claro
que por primera vez había una idea para estructurar el país sobre otras bases y no solo mediante
medidas hechas a pedido para seguir favoreciendo a los mismos grupos que siempre se habían
beneficiado del poder. Y nuevamente el libro Como he mencionado, los artículos y entrevistas
de 24 colaboradores han sido organizados en tres secciones, llamadas Fundadores y
Participantes (del movimiento y en las reuniones de Barbados), Contemporáneos y Posteriores
y Barba dos e IWGIA. Antes de presentar la reseña y comentarios sobre los trabajos incluidos en
este libro, quiero expresar mi más sincero agradecimiento a todas las personas auto ras, y esto,
no solo por haber aceptado la invitación a escribir, sino también por su celeridad para responder
mis observaciones y preguntas. Pero más allá de la narración de tragedias, algunas comunes con
los demás países de la cuenca amazónica, hay que poner atención a lo que señala Mosonyi sobre
la importancia que tuvo las Declaración de Barbados, y el movimiento que originó, para la
reivindicación de los derechos de los pueblos indígenas.

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