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Introducción
La propiedad intelectual
¿Cuáles han sido sus implicaciones concretas en este proceso de etnocidio? ¿Por qué se ha
implicado o por qué no lo ha hecho? ¿Quién estaba detrás de esas implicaciones? Muchas
veces, y en el caso de la antropología también, el no implicarse en una situación grave significa,
por omisión del deber de socorro, apoyar esa dicha situación.
Si, como estudiosos, estamos asistiendo ya sea de modo directo o indirecto, al análisis de una
situación de destrucción de culturas, deberíamos estar en la obligación de no guardar silencio
sobre ello. Pero muchos antropólogos de las universidades no entran en ese tipo de materia
porque sospecho que intuyen que introducirse en esa "lucha" es como entrar en un pozo sin
fondo.
Quiero hacer un breve repaso histórico de lo que ha significado para los antropólogos y, sobre
todo, para los indios el indigenismo. Nos remitimos también al caso particular de Perú.
Las cosas van a cambiar a partir de 1971, cuando tenga lugar la reunión que patrocina en
Barbados el Consejo Mundial de Iglesias (CMI), con el auspicio de la Universidad de Berna
(Suiza) y la propia Universidad de las Indias Occidentales de Barbados, a la que asisten diversos
antropólogos conocedores de la problemática del indígena amazónico, que acordaron reunirse
en un Congreso de Americanistas y que representaron en ese momento a la antropología
"disidente".
Otro de los aspectos negativos que puede llevar consigo la antropología es, precisamente, la
persona en sí del antropólogo. Ya no sólo sus conexiones políticas o ideológicas, ni sus posibles
dependencias de instituciones u organismos que puedan calificarse de etnocidas; será el
propio individuo, con su conducta dentro de una Comunidad Indígena la que podrá provocar o
no alteraciones o cambios que puedan ser considerados etnocidas.
En cualquier caso, el hecho de que un indígena amazónico vista hoy ropa "occidental" ya es
"peccata minuta", es un tema trasnochado, y habría que volcar toda la importancia hacia los
gravísimos problemas que amenazan a estos pueblos y que, a lo largo de esta investigación,
hemos ido viendo.
La propiedad intelectual
No se daban cuenta estos especialistas de que, en su afán muchas veces de denunciar una
situación o de plasmar una instantánea de lo exótico, recurrían a imágenes que parecían
inofensivas, pero que podían llevar a inducir pensamientos y razonamientos muy alejados de la
realidad o de lo éticamente deseable.
Poco a poco va surgiendo en los Pueblos Indígenas la necesidad de establecer un control sobre
los datos que de sus sociedades y civilizaciones sacan los estudiosos foráneos o extranjeros.
Ejemplos de resistencia ante el "expolio" de conocimiento científico lo tenemos en el Pueblo
Aguaruna que, en los años 70 hundieron en el río parte del material que había recogido y
utilizado en la recolección el botánico norteamericano Brent Berlín, por no querer dejar copia
de sus trabajos ni comprometerse a ello.
Pero, desde los años 90, el uso de todo lo que significa étnico o indígena pasa ya por ser un
asunto eminentemente comercial. Es entonces cuando los dirigentes de las Organizaciones
Indígenas reivindican el derecho a la propiedad intelectual sobre sus conocimientos
ancestrales, sobre su arte, sus medicinas y sus diversas formas de terapia, entre otras cosas.
El tema se hace especialmente delicado en lo que respecta a los pueblos amazónicos, porque
es a la Amazonía hacia donde han sido dirigidas las miradas por parte de las transnacionales
farmacéuticas, que esperan sacar poco menos que el "elixir de la eterna juventud" del, todavía
desconocido en gran mayoría, mundo botánico. Hay tales esperanzas depositadas y atribuidas
a estas plantas, que, al igual que si se tratara de un movimiento mesiánico, ¡son muchos los
científicos que esperan sacar de ellas respuestas para el SIDA, el cáncer y otras muchas
enfermedades infecciosas!"
Las plantas no son las únicas que van a proporcionar a occidente nuevas salidas comerciales.
La diversidad genética seguirá en importancia a éstas, y piensan que su estudio y
experimentación, llevará a la obtención de nuevas vacunas y medicamentos y, a la mejora y
domesticación de determinadas especies que puedan servir para garantizar la alimentación
humana.
Por otra parte, al evaluar los bosques tropicales, los especialistas ya no se van a centrar
exclusivamente en el valor de las clásicas materias primas, que hasta ahora hemos ido viendo a
lo largo de este trabajo (maderas, oro, petróleo, minerales, etc.); ahora estudiarán
minuciosamente el valor potencial de los recursos no descubiertos (especialmente en el área
medicinal) y, se fomentarán investigaciones que permitan el desarrollo de nuevos productos.
Casi podríamos afirmar que se ha abierto un nuevo frente que se avecina contra el Pueblo
Amazónico: el frente científico.
Estos recursos, que se hallan en territorios indígenas, tienen un valor. Como stocks de riqueza,
es decir, recursos aún no extraídos, tendrán un distinto valor a aquellos recursos puestos en el
mercado. Los indígenas se dan cuenta de ello y ven como occidente, una vez más, se sigue
enriqueciendo a costa de lo que ancestralmente les pertenece.
Conclusiones:
En cualquier caso, el hecho de que un indígena amazónico vista hoy ropa "occidental" ya es
"peccata minuta", es un tema trasnochado, y habría que volcar toda la importancia hacia los
gravísimos problemas que amenazan a estos pueblos y que, a lo largo de esta investigación,
hemos ido viendo.
Los Pueblos Indígenas, a través de sus Organizaciones, reclaman el derecho a ser reconocidos
beneficiarios de su propio conocimiento, estando abiertos en todo momento a que estos
conocimientos queden al servicio de la humanidad. Pero si la humanidad está dispuesta a
pagar "lo que sea" a un laboratorio farmacéutico por una medicina "x" y está dispuesta a pagar
a los microbiólogos para que avancen en sus descubrimientos, ¿por qué no se le pueden
reconocer esos derechos de propiedad intelectual a los primeros descubridores de estos
productos naturales?