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Nicolás Caparrós Sánchez


Perspectiva psicoanalítica del tratamiento de los trastornos de personalidad
Clínica y Salud, vol. 18, núm. 3, 2007, pp. 363-380,
Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid
España

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Clínica y Salud,
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Clínica y Salud, 2007, vol. 18 n.° 3 - Págs. 363-380. ISSN: 1135-0806

ARTÍCULOS

Perspectiva psicoanalítica del


tratamiento de los trastornos de
personalidad
Psychoanalytic treatment of personality
disorders
NICOLÁS CAPARRÓS SÁNCHEZ1

RESUMEN

Se efectúa un recorrido por la obra de Freud en relación con la técnica psi-


coanalítica clásica y sus insuficiencias, para abordar más tarde el estado actual
de las llamadas psicoterapias psicoanalíticas y sus posibles indicaciones.
Entre estas últimas se otorga especial importancia a la presencia del acting, la
compulsión a la repetición, la desintrincación pulsional, y la incapacidad acen-
tuada de elaboración. A continuación aparecen una serie de reflexiones sobre
el encuadre.
El trabajo finaliza con la afirmación de que la psicoterapia psicoanalítica no
es una intervención terapéutica de segundo orden comparada con la cura tipo
sino el dispositivo necesario para trabajar cuadros que no pertenecen al entor-
no neurótico.

ABSTRACT

After a short glance at Freud’s psychoanalytic technique and their limita-


tions, the author addresses the relevance of psychoanalytic therapies and its
indications. Of outstanding importance are concepts such as the acting-out,
the compulsion to repeat, the disentanglement of drives, and the inability to
work through. Also, a number of reflections are made about the setting.

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Perspectiva psicoanalítica del tratamiento de los trastornos de personalidad

Finally, a claim is made that psychoanalytic psychotherapy is not a second


importance psychotherapy compared with standard therapies but the most
suitable therapeutic device for treating personality disorders.

PALABRAS CLAVE

Psicoterapia psicoanalítica, Trastornos de personalidad, Compulsión a la


repetición, Encuadre.

KEY WORDS

Psychoanalytic psychotherapy, Personality disorders, Compulsion to repeat,


Setting.

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Nicolás Caparrós

ANTECEDENTES zonte terapéutico desde su original


visión de las neurosis hasta otros
Cuando me propusieron escribir tipos de cuadros que no se pueden
acerca del tratamiento psicoanalítico encerrar en ese espacio, por mucho
de los trastornos de la personalidad que pretendamos ampliar la exten-
pensé de inmediato en un artículo sión de ese concepto1.
sobre técnica. Más tarde me di cuen-
ta de que hacerlo así implicaba pasar Hasta 1950 la cura tipo unía a su
por alto una serie de cuestiones de alrededor a los psicoanalistas. Pero,
base no bien conocidas y siempre con el interés creciente por los nue-
sujetas a polémica sin las cuales este vos horizontes clínicos, aparecen
artículo carecería de sentido. las llamadas variaciones de la técni-
ca. Las neurosis actuales, incapaces
Las nuevas direcciones del psico- de elaborar la libido, con la consi-
análisis siguen los surcos de los guiente descarga directa de ésta en
nuevos espacios clínicos que en el el cuerpo y las neurosis narcisistas,
curso de su desarrollo se han ido que no invisten al objeto, escapa-
abriendo: análisis infantil, psicopatí- ban a las posibilidades del análisis,
as, psicosis, drogadicción, etc. Al en opinión de Freud.
mismo tiempo, aunque esto último
no resulte tan notorio, el psicoanáli- Es clásico decir que la cura tipo,
sis se encuadra cada vez más den- la cura adaptada a la concepción
tro del modelo de la complejidad, en metapsicológica de las neurosis,
detrimento del modelo científico- reposa en la articulación, a través
positivo y este cambio de paradig- del proceso analítico, de las tres
ma posee consecuencias de la neurosis: la psiconeurosis propia-
mayor importancia. mente dicha –sea la histeria, la neu-
rosis obsesiva o la fobia-, la neuro-
Ahora más que nunca es necesa- sis infantil –que da cuenta de los
rio clarificar qué se entiende por fundamentos traumático-genéticos
psicoanálisis y sobre todo cómo es de los primeros horizontes del des-
el psicoanálisis contemporáneo, arrollo- y la neurosis de transferen-
tanto en el campo que lo define cia – cuya expresión tiene lugar en
desde la metapsicología como en el curso de las sesiones que com-
su actitud ante la cura. ponen la cura.

Desde la muerte de Freud el psi- El mismo Freud advirtió pronto


coanálisis prosigue su andadura; de sobre la insuficiencia de tal plantea-
otro modo quedaría fijado como miento, como se sigue de muchos
dogma para servir de cobijo a sim- trabajos en los que se socava la
ples sectarios. Afortunadamente el omnipresencia de la neurosis con su
psicoanálisis ha extendido su hori- substrato estructural base: el com-

1 De inicio, las neurosis ocuparon gran parte de la nosología psicoanalítica y el concepto, en su

creciente amplitud, se volvió inútil.

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Perspectiva psicoanalítica del tratamiento de los trastornos de personalidad

plejo de Edipo. El camino viene El Hombre de los Lobos, que hoy


recorrido de manera progresiva y no puede considerarse una psicopatía
exenta de contradicciones. límite, es un elocuente ejemplo de
esta problemática. El caso de S.
En Introducción al narcisismo Pankejeff (1887-1979) resume los
(Freud, 1914a) resulta necesario logros y miserias de esta nueva
modificar la teoría inicial de las pul- dirección de la cura. Su recorrido
siones para dar cuenta de nuevas psicopatológico comienza con una
problemáticas que pronto se llama- blenorragia acompañada de una
rán preedípicas. Más tarde, tras El depresión, que contrae a la edad de
problema económico del masoquis- dieciocho años. La depresión se
mo (1924a), la subversión avanza: agrava por el suicidio del padre en
“Con la aparición de la tendencia 1906 y por el de su hermana en
masoquista en la vida pulsional pla- 1908. Queda postrado y dependien-
nea, desde el punto de vista econó- te de su entorno hasta el extremo
mico, un singular enigma. En efecto, de que se desplaza acompañado de
si el principio del placer rige los pro- su mayordomo. Entre 1910 y 1914
cesos psíquicos de tal manera que es visto por Freud tras haber reco-
el fin inmediato de los mismos es la rrido las consultas de los principales
evitación del displacer y la consecu- psiquiatras alemanes. Freud escribe
ción del placer, el masoquismo ha el relato de su neurosis infantil y
de resultar verdaderamente incom- sobre el desempeño que la sexuali-
prensible (p. 2752)”. dad juega en ella (1914c). Al focali-
zar la atención en este período de
En ese mismo año, en el artículo su historia pretende mostrar la vali-
Neurosis y Psicosis dirá: “La dife- dez de la técnica del psicoanálisis
rencia genética más importante frente a psiquiatras tales como The-
entre la neurosis y la psicosis con- odor Ziehen y Emil Kraepelin, que
siste en que la neurosis sería el habían fracasado en sus intentos
resultado de un conflicto entre el Yo con Serguei.
y el Ello y, en cambio, la psicosis el
desenlace análogo de tal perturba- El Hombre de los Lobos se man-
ción en las relaciones entre el Yo y tuvo bien durante tres años. La
el Mundo exterior (p. 2742)”. Revolución de Octubre le arruina y
se ve obligado a abandonar Rusia
A partir de los años veinte surge con Teresa, su mujer; vuelve a
un interés cada vez mayor por parte Viena. Freud le tratará entre
de los psicoanalistas hacia el per- noviembre de 1919 y febrero de
feccionamiento de la técnica en 1920. Consigue un empleo modes-
aras de obtener mejores resultados to y será apoyado financieramente
terapéuticos. Era otro aldabonazo por Freud y otros analistas. En
que avisaba sobre las insuficiencias 1926 sufre una nueva descompen-
de la primera tópica una vez que sación –cuenta veintinueve años-
ésta se confronta con patologías que esta vez adopta la forma de
preneuróticas. una paranoia. Freud le derivará a

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Nicolás Caparrós

su discípula Ruth Mack-Brunswick, Para no alargar demasiado la


que le analiza durante cinco meses introducción me ocuparé del estado
-a ella se debe el apelativo de de estas cuestiones en nuestros
Hombre de los Lobos por el que la días.
posteridad le conoce-. Esta analis-
ta atiende la base más profunda
de su personalidad que no había UN NUEVO EXPONENTE
sido analizada por Freud y los TERAPÉUTICO: LA
intensos vaivenes transferenciales PSICOTERAPIA PSICOANALÍTICA
que experimenta tanto hacia ella
como frente al mismo Freud. Abordamos así la problemática
Mack-Brunswick consigue esclare- de las psicoterapias psicoanalíticas,
cer su delirio de persecución gra- tema candente que hoy preocupa
cias a un famoso sueño en el que más que nunca por el celo extraor-
los lobos reaparecen amenazando dinario con el que los psicoanalistas
aniquilarle. pretenden mantener su identidad
frente a otras corrientes terapéuti-
Ruth Mack-Brunswick confiesa cas.
en 1945 (Gardiner, 1981, pp. 268-
313) haber mantenido sesiones Al principio las psicoterapias fue-
esporádicas con Serguei durante ron consideradas como “arte
varios años tras 1928 con excelen- menor” frente a la ya mencionada
tes resultados. Esta analista fue de “cura tipo”, alfa y omega del psicoa-
las primeras en utilizar el término nálisis más clásico.
pre-edípico, adoptado con posterio-
ridad por el propio Freud. Asimismo, Las psicoterapias psicoanalíticas
también fue pionera en recalcar la eran practicadas entonces por los
importancia de las relaciones preco- candidatos, o en otros casos se
ces madre-niño. beneficiaban de ellas pacientes que,
por sus características –Yo débil,
El peregrinaje analítico prosigue; presencia de importantes fijaciones
su esposa Teresa se suicidó a raíz pregenitales, etc.- no eran “analiza-
de la anexión de Austria por Alema- bles”.
nia. En 1945 realizó otro análisis y
más tarde uno postrero con Kurt Con el tiempo, la actitud del psi-
Eissler. En 1979 muere en Viena el coterapeuta se torna más activa,
paciente más emblemático del psi- adoptando funciones de apoyo y
coanálisis. utilizando recursos terapéuticos
preverbales que le alejan un tanto
He citado con un cierto deteni- de la teoría y de la técnica del psi-
miento estas novelescas vicisitudes coanálisis original.
de El Hombre de los Lobos, porque
en pocos casos se puede hacer Sin embargo, el panorama clínico
coincidir en un solo paciente tantas actual organiza las cosas de otro
variaciones técnicas. modo, que ya no puede ser entendi-

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Perspectiva psicoanalítica del tratamiento de los trastornos de personalidad

do, ni valorado, desde el eje único de transferencia, cuadros límite y


ortodoxia/heterodoxia. Existen mu- psicosis.
chos pacientes que sometidos a un
análisis clásico desencadenan La psicoterapia psicoanalítica no
angustia y presentan desorientacio- es sólo una simple variación de la
nes profundas que harían pensar técnica en relación a la que se
que éste tendría un efecto iatrogéni- emplea con las psiconeurosis. Su
co. En estos casos desempeña una desarrollo está incluido en una
función primordial la psicoterapia metapsicología psicoanalítica que
psicoanalítica realizada por psicoa- le sirve de fundamento. El psicote-
nalistas. Debo insistir sobre este rapeuta que la pone en práctica
aspecto, que arroja una luz muy debe poseer, para que aquélla
precisa tanto sobre la índole de esta alcance su cabal rendimiento, for-
psicoterapia, como acerca del mación y experiencia personal en
campo clínico al que se debe y de la psicoanálisis, único camino que le
identidad de sus practicantes. permitirá valorar, manejar y elabo-
rar las vicisitudes de este particular
Todas estas cuestiones llevaron encuentro terapéutico. La conoci-
en 1997 a la Asociación Psicoanalí- da neurosis de transferencia, será
tica Internacional a realizar una gran sustituida por la psicosis transfe-
encuesta entre todas sus socieda- rencial o, si se me permite el neo-
des e institutos con la que se trata- logismo, por la psicopatía transfe-
ba de esclarecer las complejas rela- rencial. Para trabar una relación
ciones entre el psicoanálisis y las terapéutica con estos pacientes,
psicoterapias psicoanalíticas (Israel, es necesaria, más que nunca, la
1999). formación psicoanalítica. Cabe
añadir que la psicoterapia psicoa-
O. Kernberg (1999) se ocupa in nalítica así definida es un proceso
extenso de esta cuestión con una con nuevas exigencias cuyo cono-
serie de reflexiones que pueden cimiento se debe incluir por dere-
resumirse en su definición del méto- cho propio en la formación del psi-
do psicoanalítico como caracteriza- coanalista actual.
do básicamente por la interpreta-
ción, el análisis de la transferencia y Podemos concluir este apartado
la neutralidad técnica. añadiendo que, con las precisiones
señaladas, la psicoterapia psicoana-
A partir de esta definición, intenta lítica no es un género menor con res-
poner en perspectiva la manera en pecto al psicoanálisis, sino el pro-
que cada una de las partes que lo ducto de los nuevos desarrollos del
componen pueden y deben ser utili- psicoanálisis, tanto teóricos como
zadas en función de los tres cam- técnicos, que permiten ampliar su
pos de acción que considera: cura campo clínico de acción.
tipo, psicoterapia psicoanalítica y
psicoterapia de apoyo, así como Nos hemos de preguntar si son
sus posibles indicaciones: neurosis realmente significativos estos crite-

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Nicolás Caparrós

rios para establecer la diferencia Indicaciones de la psicoterapia


entre cura tipo y psicoterapia psico- psicoanalítica
analítica.
La primera de ellas se resume en
El problema se presenta con la intolerancia más o menos marca-
aquellos cuadros que no se pueden da del paciente a las reglas de la
entender a partir de la conocida cura tipo. La nosología sirve de
neurosis de transferencia, como es guía a este respecto pero, como
el caso de las psicopatías, que pre- toda aproximación genérica, pre-
sentan defensas que se resisten al senta numerosas excepciones y
análisis. con frecuencia hay que precisar la
situación en el caso concreto, que
Th. Bokanowski (2001) se refiere es a fin de cuentas el fundamento
a esta misma cuestión al mencionar sobre el que descansa el psicoaná-
“(…) esos estados que confrontan al lisis.
psicoanálisis con la clínica del
malestar, donde predominan angus- Existen en la práctica una serie
tias difusas sobre un fondo de páni- de indicaciones principales entre las
co que busca el investimiento, que que destacaré:
desarrollan a menudo transferencias
donde la diferenciación interno/ — La frecuencia de la compul-
externo, sujeto/objeto, se mantiene sión a la repetición en el curso
en precario, lo que representa una del tratamiento.
amenaza para el narcisismo (pp.
114-115)”. — La tendencia a la actuación.

En esas problemáticas donde la — La incapacidad más o menos


patología del narcisismo es prepon- acentuada para la elaboración
derante, el objeto es vivido a un psíquica, debida a la presen-
tiempo como demasiado intrusivo y cia de fantasías precoces de
lejano lo que implica una gran difi- gran intensidad.
cultad para elaborar su pérdida; eso
desencadena una verdadera rela- — La estructura masoquista del
ción adictiva. Yo.

Ante estas circunstancias el psi- — La desintrincación pulsional,


coanalista ha de estar particular- con excesiva presencia de la
mente atento a los momentos pulsión de muerte.
angustiosos de estos pacientes que
se unen a defectos básicos de su Naturalmente no tienen que estar
integración; las interpretaciones han presentes todas estas característi-
de ser cautas para poder mantener cas en el mismo paciente.
así una cierta continuidad del psi-
quismo del analizado que garantice Dedicaré una atención suplemen-
una atmósfera continente. taria a alguna de ellas.

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Perspectiva psicoanalítica del tratamiento de los trastornos de personalidad

Compulsión a la repetición En el curso del análisis tal tipo de


pacientes reproduce una y otra vez
La compulsión a la repetición, en la transferencia esa clase de
como señala J. Laplanche, se con- experiencias penosas y displacente-
sidera un factor autónomo irreducti- ras. Intentan interrumpir entonces el
ble a la dinámica conflictiva –es tratamiento y fuerzan al analista a
decir de naturaleza preneurótica- en que los trate con dureza.
la que sólo intervendría la interac-
ción Principio del placer/Principio A primera vista, estos pacientes
de realidad. Repetición por la repeti- sufren de manera pasiva ese eterno
ción misma, por el placer que pro- retorno de lo doloroso, pero un exa-
cura o por el dolor que despierta. men más atento demuestra que no
Repetición, por último, por esa ten- es así, sino que, por el contrario,
dencia que toda pulsión mantiene hay una búsqueda activa de estas
hacia la descarga total que impulsa situaciones.
a la tensión cero.
Como dirá Freud, en estos suje-
Aunque la compulsión a la repe- tos existe una compulsión a la repe-
tición es algo muy complejo, el tición que se sitúa más allá del prin-
aspecto que más nos interesa des- cipio del placer. Freud considera a
tacar aquí es la repetición de ori- la compulsión a la repetición como
gen inconsciente de experiencias una propiedad general de la vida
penosas muy arcaicas. Vista así orgánica. Una vez más los rasgos
posee un carácter que no se del psicoanálisis que, en un primer
puede asimilar al conflicto, fuente examen, se nos antojan incompren-
capital de la neurosis. Freud se sibles, hallan explicación en los fun-
enfrenta a esta cuestión ya en la damentos biológicos. Las pulsiones
primera tópica con Recuerdo, poseen el carácter iterativo de bus-
repetición y elaboración (1914b) car ante todo la ciega descarga.
donde destaca ante todo la ten- Una y otra vez el proceso seguiría
dencia del ser humano a repetir. así de no mediar una serie de cir-
Esta particularidad no habría nece- cunstancias en la existencia que
sitado de un examen detallado de posibilitan la aparición de los víncu-
no ser porque en muchos casos los. Al objeto como lugar donde
donde el análisis fracasa aparece descarga la pulsión, le sucede el
la repetición en forma compulsiva, objeto investido que deviene más
enviando una y otra vez a situacio- tarde objeto histórico. El otro, el vín-
nes penosas. La compulsión a la culo y la libido, rompen la vertigino-
repetición en estas circunstancias sa circularidad que se agota en sí
se constituye en una verdadera misma, perpetua repetición de
resistencia que no procede de un imposible transcendencia. Si el vín-
conflicto entre consciente e culo se asocia al Eros, a la pulsión
inconsciente, sino entre el Yo con de vida, la compulsión a la repeti-
su íntima cohesión de un lado y lo ción debe ser considerada como un
reprimido de otro. efecto de la pulsión de muerte.

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Nicolás Caparrós

Una pulsión en tanto cuenta con mayores resistencias ante un cam-


raíces biológicas es un impulso bio propiciado por el análisis.
inherente del organismo vivo hacia
el reestablecimiento de un estado
anterior, que busca en la urgencia EL ENCUADRE EN LA
de la descarga energética la ausen- PSICOTERAPIA PSICOANALÍTICA
cia total de tensión.
Una vez determinada esta com-
Las experiencias penosas que pleja cuestión que, como se
son génesis de la compulsión a la advierte fácilmente, precisa de
repetición implican la existencia de profundos conocimientos psicoa-
energía libre en forma de dolor, de nalíticos para su identificación,
angustia, circulan sin elaboración tendremos que abordar otro pro-
psíquica posible, sin esa represen- blema de gran importancia que
tación acompañante, condición suele ser tratado de una manera
para su inscripción en el aparato rígida y formalista, me refiero al
psíquico. Angustia y dolor irrepre- número de sesiones semanales
sentables, atemporales, que insisten preciso para que este tratamiento
más allá del proceso histórico del adquiera su debido rango. Está
sujeto. muy extendida la opinión de que
una frecuencia de tres o cuatro
Freud considera la compulsión sesiones semanales es un requeri-
como una resistencia del Ello, así la miento esencial para que la inter-
refiere en El malestar en la cultura vención terapéutica se pueda lla-
(1930). Paulatinamente la trata mar psicoanálisis, mientras que
como sinónimo de tendencia a la una sesión a la semana es cosa
destrucción, quedando unida enton- propia de la psicoterapia psicoana-
ces al masoquismo primario. lítica. Esta creencia debe ser revi-
sada. Se da la circunstancia en la
En Análisis terminable e intermi- práctica de que un paciente some-
nable (1937) dirá de forma taxativa: tido a psicoterapia psicoanalítica
“Inclinémonos delante de la hege- precisa en un momento determina-
monía de estas fuerzas contra las do de un número elevado de sesio-
que se estrellan nuestros esfuerzos” nes, incluso superior al que se
(p. 3358). considera idóneo para la cura tipo.
La tendencia más actual hace hin-
La compulsión a la repetición capié sobre todo en la extensión
abrió el camino hacia la segunda que el tratamiento requiere más
tópica y ha ejercido un gran influjo que en su intensidad.
en la técnica psicoanalítica, obliga-
da con su presencia a entrar en La práctica determina el número
otros derroteros. de sesiones con el auxilio de una
serie de criterios entre los que se
La psique es conservadora y en cuentan los siguientes, citados sin
esa peculiaridad reside una de las establecer un orden de importancia:

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Perspectiva psicoanalítica del tratamiento de los trastornos de personalidad

— La tolerancia concreta del lanzarse a esos dominios, poco o


paciente a las sesiones. Este mal explorados, para hacer valer los
aspecto atañe tanto al número derechos del análisis. Estoy persua-
de éstas como a su duración. dido de que sólo los analistas [no
— Su situación geográfica, que rígidos, añadiré por mi cuenta] pue-
puede resultar decisiva por la den comprender a este tipo de
limitación que imponen los pacientes y hacerles progresar en el
desplazamientos. conocimiento de ellos mismos sin
limitarse al papel de distribuidores
— Los recursos económicos, que de píldoras (pp. 52-53)”.
hay que tener en cuenta si
observamos el principio de El psicoanálisis se enfrenta a nue-
realidad. vas patologías, entre ellas a los lla-
mados trastornos de la personali-
— Su condición socio-laboral. dad –también conocidos como psi-
copatías- y lo hace con otras apor-
En reiteradas ocasiones he mani- taciones metapsicológicas como ya
festado que la psicoterapia y/o el fue el caso –en tiempos de Freud-
psicoanálisis, están al servicio de la de la segunda tópica, desde las
vida y no a la inversa. Quiere esto cuales se podrán abordar tanto las
decir que, por importante que sea el perversiones como los trastornos
análisis, no puede alterar el curso de la personalidad y las psicosis.
vital hasta un extremo en que por
las limitaciones que imponga se Freud definió de inicio las psico-
convierta en una experiencia peno- neurosis de transferencia y dentro
sa y a veces utópica. de ese marco abordó a la neurosis
en general como el negativo de la
perversión. A partir de 1924 el par
EL PROCESO ANALÍTICO EN LA de opuestos será neurosis/psicosis.
PSICOTERAPIA PSICOANALÍTICA En la actualidad, la creciente preo-
cupación sobre los llamados casos
A. Green (2002), que se ha ocu- límite ha obligado a precisar con
pado mucho de estos temas, com- más detalle las diferencias existen-
batió la frecuente objeción de que tes entre estructuras neuróticas y
en la psicoterapia no existe un pro- estructuras psicóticas; es así que la
ceso psicoanalítico: “Lo que nos mayoría de los teóricos no se con-
parece importante [escribe] no es tentan ya con la mera oposición psi-
tomar en cuenta el saber relativa- cosis/neurosis.
mente codificado de la cura clásica
como lo único seguro en relación a Las corrientes psicoanalíticas han
ese continente negro que cubre la recorrido un largo trayecto desde la
psicoterapia. En lugar de rechazar muerte de Freud; desde un punto
ante la ausencia de mapas, la aven- de vista metapsicológico asistimos
tura por esas regiones desconoci- ahora a una suerte de continuo
das, es preciso, por el contrario, entre dos polos: en uno de ellos se

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Nicolás Caparrós

encuentra el Self, lo narcisista, el carácter. En el caso de los trastor-


sujeto; en el otro, el objeto, el otro; y nos de la personalidad este con-
entre ambos la llamada intersubjeti- cepto adquiere una importancia
vidad. capital.
El narcisismo, la pulsión de muer- La noción aparece primero en la
te, el antivínculo, la compulsión a la obra de Freud en La interpretación
repetición, el déficit, el sistema de los sueños (1900) a propósito de
madre-bebé y su patología, la las huellas mnésicas; más tarde, en
angustia de fragmentación y el dolor Tres ensayos para una teoría sexual
psíquico, la reacción terapéutica (1905), el carácter viene referido al
negativa, son todas ellas nociones papel desempeñado por las fijacio-
que se hacen imprescindibles en el nes. Freud describe diferentes tipos
tratamiento de lo preneurótico. en relación con las pulsiones parcia-
les en El carácter y el erotismo anal
Y en todo este complejo panora- (1908) y en Varios tipos de carácter
ma late la pulsión. Pulsión siempre descubiertos en la labor analítica
situada en primer plano en los dis- (1916).
tintos momentos de la teoría freu-
diana, pero que en desarrollos pos- En La disposición a la neurosis
teriores ha sido puesta en cuestión, obsesiva (1913) había diferenciado
e incluso eliminada, por ciertas de manera precisa síntoma y carác-
escuelas objetalistas, tal como es el ter. El fracaso de la represión y el
caso de R. Fairnbairn. Existen retorno de lo reprimido son aconte-
muchas otras en las que la pulsión cimientos que están presentes en el
figura sólo de manera nominal sin síntoma. En la formación del carác-
que sea un concepto operativo, ter –dirá- intervienen más la forma-
como es lo que sucede con la ción reactiva y la sublimación.
escuela lacaniana. La razón de todo
ello estriba, quizá, en el pretendido Con la segunda tópica cobra
deseo de “liberar” al psicoanálisis importancia el papel que desempe-
de pesadas hipotecas biológicas y ña el Yo y las identificaciones.
hacer de él un corpus doctrinal
autónomo. Los tipos libidinales representan
una extensión de la caracterología y
al mismo tiempo son un intento de
EL CARÁCTER, CONCEPTO establecer una nosología psicoana-
BÁSICO EN LOS TRASTORNOS lítica original.
DE LA PERSONALIDAD
El carácter representa también la
Sea cual fuere la entidad clínica historia de las elecciones de objeto
analizada, y una vez considerados ya abandonadas. Sus atributos de
los rasgos diferenciales que permi- constancia, que permiten identifi-
ten identificarla, veremos que todas carle, operan al mismo tiempo
se disponen alrededor de una orga- como resistencia en el proceso psi-
nización de la personalidad, el coanalítico.

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Perspectiva psicoanalítica del tratamiento de los trastornos de personalidad

El recorrido que Freud realiza a lo (Caparrós, 1978, 1979a, 1979b, 1980,


largo de su obra a propósito del 1992, 1994, 2005) y remito a estos
carácter queda reflejado en estas trabajos para un análisis detenido
reflexiones de A. Green (2002): “1.- del tema. En 1980 apuntaba que el
Al comienzo de la teoría ésta se Yo que controla el carácter es capaz
organiza alrededor del síntoma. 2.- de manejar la represión. Quiere esto
Más tarde síntoma y carácter se decir que en el trabajo analítico el
contraponen. 3.- El carácter es el carácter puede ser considera-
lugar de la resistencia, lo que lleva a do como la resistencia de la resis-
que el análisis del carácter equival- tencia.
ga al análisis de las defensas narci-
sistas. El narcisismo se puede iden- El análisis de casos no neuróticos
tificar en este aserto: El Ello soy Yo; ha llevado a un nuevo concepto
Yo soy (como el) Ello (p. 195)”. propuesto en su día por P. Marty, el
de funcionamiento mental. Discurre
K. Abraham (1924) insiste sobre en un amplio espectro que va desde
la importancia de las fijaciones en la plena expresión, propia de las
su formación, aspecto en el que neurosis, hasta su abolición en los
insiste I. Sanfeliu (2002): “determi- trastornos psicosomáticos.
nados rasgos del carácter se for-
man en estadios sucesivos y se fun- Las resistencias clásicas conoci-
damentan unos a otros (p.250)”. das en el análisis tradicional sufren
una modificación decisiva con el
Más tarde, con W. Reich (1925), trabajo analítico aplicado a estructu-
seguirán los conceptos de neurosis ras no neuróticas. Aparecen a este
del carácter y carácter neurótico. respecto en la obra de Freud –Más
allá del principio del placer (1920)-
Como señala E. Rodrigué (1996), dos conceptos que modifican todo
“Reich siguió las huellas de Abra- el discurrir del proceso analítico: la
ham, que ya en 1921 había publica- ya mencionada compulsión a la
do su contribución a la teoría del repetición y la reacción terapéutica
carácter anal. Abraham trazó una negativa. Ambas nociones dan
tipología caracterológica del des- cuenta de un más allá de las resis-
arrollo libidinal, hablando de un yo tencias propiamente neuróticas; si
oral, un yo anal y un yo genital. Pero persistiéramos en las coordenadas
para Abraham el carácter era una clásicas de la cura, expresarían los
resistencia transitoria en el recorrido límites de lo analizable.
libidinal, mientras que para Reich
era una función estructurada del yo, El concepto compulsión a la
cuya disolución pasaba a ser la repetición en realidad ve la luz en
meta central de todo análisis (p. Recuerdo, Repetición y Elabora-
387)”. ción (Freud, 1914b), donde se la
relaciona ante todo con el principio
Personalmente me he ocupado del placer; la noción de 1920 esta-
reiteradas veces de esta cuestión rá más ligada a los efectos de la

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Nicolás Caparrós

pulsión de muerte y a la descarga posee del proceso terapéutico con-


total aniquiladora del proceso psí- creto; cuando éste no obedece a las
quico. reglas tradicionales de la cura tipo
habrá que interrogarse sobre la
¿Qué decir de la reacción tera- naturaleza de las fijaciones, el esta-
péutica negativa? do del yo y la posible estructura no
neurótica del paciente.
En algunos pacientes toda resolu-
ción parcial, que debería tener Se debe entender por proceso
como consecuencia una mejoría o psicoanalítico a la creación de una
desaparición pasajera de los sínto- realidad específica nacida del inter-
mas provoca en ellos un aumento cambio que acontece en las sesio-
momentáneo de su sufrimiento, su nes entre terapeuta y paciente; las
estado se agrava durante el trata- dificultades que surgen se deben
miento en lugar de mejorar, dirá en ante todo al trabajo de lo negativo
El Yo y el Ello (Freud, 1923). que emerge como antivínculo y a las
resistencias, especialmente a aque-
Lo importante de esta resistencia, llas que distorsionan la realidad:
a veces definitiva, al proceso tera- escisión y renegación ante todo.
péutico es que no emana del Super-
yó, en forma de autorreproches o de
sentimientos de culpa, sino del ALGUNAS CONSIDERACIONES
efecto antivínculo fruto de la acción SOBRE LA PSICOTERAPIA
de la pulsión de muerte. La reacción PSICOANALÍTICA DE LOS
terapéutica negativa es, de hecho, TRASTORNOS DE
la negación del análisis mismo de la PERSONALIDAD
posible neurosis de transferencia. Si
en la transferencia negativa el ana- A lo largo de este artículo figuran
lista es investido de afectos displa- implícitos bastantes rasgos específi-
centeros, por esta reacción es cos que posee este tipo de trata-
borrado en tanto que ese otro miento. Nos limitaremos ahora a
imprescindible para que sea posible organizarlos de forma manifiesta
el acto terapéutico. añadiendo algunas reflexiones fina-
les.
En esos sujetos importa ante
todo no el deseo de curación sino la El trabajo que ya hemos mencio-
necesidad de estar enfermo. Como nado de P. Israël (1999) en nombre
señala A. Green (1990), el conflicto de un comité de la API sobre el psi-
dominante es el de amor/odio y en coanálisis y las psicoterapias afines
tanto que el amor resulta incierto el merece algunos comentarios. El
odio es seguro. comité que llevó a cabo la encuesta
mencionó, como colofón de la
En el psicoanálisis actual interesa misma, algunas observaciones. L.
sobre todo dejar establecido en el Kirchner, de la Asociación Psicoana-
tratamiento la idea que el analista lítica Norteamericana, apunta un

Clínica y Salud, 2007, vol. 18 n.º 3 375


Perspectiva psicoanalítica del tratamiento de los trastornos de personalidad

desencanto generalizado acerca de Los trastornos de la personali-


la cura tipo en beneficio de un con- dad, desde el punto de vista de la
tinuo que de manera insensible se nosología psicoanalítica, son es-
desliza hacia prácticas más flexi- tructuras preneuróticas pero cabe
bles, así como la creciente tenden- decir también que si su definición
cia a tratar un tipo cada vez más estructural, es decir cualitativa,
variado de pacientes con el auxilio resulta nítida frente a psicosis y
de técnicas analíticas modificadas. neurosis, su especificidad no apa-
rece tan clara en la vertiente cuan-
Una de las diferencias capitales titativa. En la práctica muchos tras-
entre psicoanálisis y psicoterapia tornos de la personalidad lindan
radica en el número de sesiones con lo neurótico y por lo tanto
semanales. La mayor parte de los admiten un análisis esencialmente
institutos no contemplan una forma- clásico, otros en cambio –como
ción específica para el tratamiento sucede con los llamados cuadros
de pacientes no neuróticos. límite- apenas presentan diferen-
cias a la hora del enfoque terapéu-
J.P. Jiménez, de Chile, consigna tico con las psicosis. Ello quiere
que la cura tipo, en su acepción res- decir que debemos tener en cuenta
tringida, se utiliza menos que las un abanico posible de variaciones
terapias psicoanalíticas. L. Goijman, técnicas que llevan de manera
en nombre de la APA (Asociación insensible desde el encuadre clási-
Psicoanalítica Argentina), atestigua co a otros radicalmente alejados de
sobre el progresivo auge de las psi- él.
coterapias psicoanalíticas. La dife-
rencia con la cura tipo estriba en La elección pertinente hay que
que ésta busca una modificación de tomarla, como siempre sucede en
la estructura de la personalidad, su psicoanálisis, a partir del caso con-
aplicación es limitada y el coste creto.
alto. En cualquier caso los objetivos
cambian, se habla ya menos de Como guía orientativa para adop-
curación que de transformación y tar la decisión pertinente podemos
de la capacidad de contraer nuevos apoyarnos en los siguientes pará-
compromisos; cada vez se emplean metros:
menos términos tales como análisis
completo y resolución de la transfe-
rencia. La angustia

Como conclusión capital se llega a No es ni la angustia señal ni la


la idea de que resulta radicalmente angustia automática2, ni la que apa-
diferente el que una psicoterapia sea rece en los ataques de pánico. Se
llevada a cabo o no por un psicoana- trata de una angustia casi perma-
lista, como señala E. Weinshel (1992). nente ante la cual es muy difícil

2 Aquella que se desencadena por una situación traumática.

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Nicolás Caparrós

hacer asociar al paciente. Perturba afecto será entonces posible hacer


el sueño, obliga a tomar tranquili- el tránsito. Hay pérdida de capaci-
zantes, y coloca al paciente en dades imaginarias.
situaciones alternantes de abati-
miento y excitación.
La atención flotante del analista
A veces esta angustia adopta la
forma narcisista con amenaza de Como señala Green (2006), se
fragmentación yoica. trata de un lujo que el analista no
puede permitirse, a menudo hay
que reemplazarlo por una sensibili-
Los estados de dad exacerbada de la escucha, al
despersonalización acecho de cualquier detalle signifi-
cativo. Cuando la atención flota
Por lo general un estado de este demasiado el analista corre el peli-
tipo –que entraña pérdida de la gro de verse invadido por la somno-
coherencia del yo- y fragilidad en el lencia debido al aburrimiento.
sentimiento de unidad, con sensa-
ciones de extrañeza, reemplaza a la
angustia. La despersonalización Las defensas básicas: renegación
suspende las relaciones de objeto, y escisión
con lo que la transferencia posible
queda anulada. Aunque la represión está siempre
presente en diverso grado, lo carac-
terístico es la escisión, bien sea en
Vida onírica el sentido freudiano como “sí y no”
o en la acepción kleiniana como
Los sueños, vía regia de acceso separación y disociación. La esci-
a lo inconsciente… Los sueños sión se complementa con la identifi-
son escasos; insomnio frecuente cación proyectiva, cuya presencia
mezclado con pesadillas, de las preponderante impide el retorno de
que dicen no recordar nada. A lo reprimido, que tan precioso servi-
veces el recuerdo de una pesadilla cio presta a la cura tipo.
les persigue durante todo el día
después. El trabajo de lo negativo se opone
al insight y –como señaló Bion,
según nos recuerda Green (2006)- la
Dificultad para asociar evacuación predomina sobre la ela-
boración.
Le resulta arduo salir de un tema
que les paralice, que al mismo tiem- La renegación se constituye en
po bloquea las asociaciones. La estos casos como un potente
asociación precisa de la riqueza de mecanismo de defensa que introdu-
investimientos objetales; a través ce importantes modificaciones en la
del hilo conductor de un mismo percepción de la realidad.

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Perspectiva psicoanalítica del tratamiento de los trastornos de personalidad

Transferencia especular son muy frecuentes y exi-


gen por parte del analista una extre-
Desorganizada, inconsistente e mada cautela.
imprevisible, lo que se traduce en
tendencia a la agresividad y en el
frecuente paso al acto. La clásica El paso al acto
transferencia neurótica presupone
una capacidad de elaboración psí- Es una posibilidad muy frecuente
quica de la que estos pacientes y no sólo en el marco de las sesio-
carecen. nes sino también como característi-
ca habitual de su vida de relación:
profesional, familiar, amical, etc.
Contratransferencia

Es este un parámetro que debe El manejo de los afectos


recibir especial atención. La actitud
del paciente, en la que aparecen de Estas psicoterapias están marca-
manera clara los aspectos más das ante todo por los afectos y no
regresivos, tiene la virtud de facilitar por las representaciones; esta
a su vez la movilización, muchas característica halla su máxima ex-
veces de manera especular, de las presión en la frecuencia de afectos
estructuras más arcaicas del propio no ligados, como es el caso de la
terapeuta. Es ahí donde la utilidad angustia, efecto de la conocida pul-
del análisis personal previo se hace sión de muerte.
más evidente. Me atrevería a decir
que incluso es más necesario aún Es también notoria la excesiva
que en la cura tipo. presencia de emociones que, por su
intensidad, anegan el espacio del
Esta reflexión habla por sí sola de pensamiento.
la dificultad intrínseca de la psicote-
rapia psicoanalítica y de la viva
Los conflictos
recomendación de que sea practi-
cada por psicoanalistas.
Son escasos los que se deben al
complejo de Edipo y cuando éstos
Las provocaciones transferencia-
aparecen lo hacen en sus fases pre-
les de muchos de estos pacientes:
vias y menos elaboradas. Esta
actings, exhibición masoquista,
temática se sustituye por la conflic-
agresividad, invitan al analista a
tiva pregenital –anal y oral- y narci-
reaccionar al contenido manifiesto y
sista. Las heridas narcisistas son
a abandonar las escasas oportuni-
muy corrientes en el curso del trata-
dades interpretativas de las que dis-
miento, a veces por causas que, en
pone.
lo manifiesto, juzgamos nimias.
Importa reiterar que las respues- Es frecuente cuando se sienten
tas contratransferenciales de tipo mal que se abstengan de acudir a la

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Nicolás Caparrós

sesión, ante la perplejidad del tera- lugar la primera e importante con-


peuta con poca experiencia en este secuencia es la preponderancia de
tipo de casos. la pulsión de muerte: lo que se tra-
duce en la hegemonía de lo narci-
Como norma general, hay que sista ante lo objetal, los ataques
estar atentos a las frecuentes masivos a los vínculos y la desor-
manifestaciones de la desintrinca- ganización de la estructura de su
ción pulsional; cuando ésta tiene personalidad.

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