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TP investigación: Causa

l. La causa en el Código Civil y en el nuevo Código Civil y Comercial.


II. Concepto y características centrales de la figura.
III. Funciones.
IV. Fundamentos.
V. Consecuencias de la falta de causa fin.

—Existencia de la causa.

En el Derecho de obligaciones la causa constituye la finalidad directa e


inmediata que se persigue con la celebración de un contrato.
La causa debe reunir siempre los requisitos de licitud, existencia y verdad.

l. La palabra "causa" es utilizada por el Cód. Civil en la Parte General de las


Obligaciones en los arts. 499, 500, 501 y 502, para luego volver a retomar la
cuestión en el art. 944 donde define al acto jurídico, enumerando sus "fines
inmediatos".
El art. 499 del Cód. Civil dice textualmente "No hay obligación sin causa, sin
que sea derivada de uno de los hechos, o de uno de los actos lícitos o ilícitos,
de las relaciones de familia o de las relaciones civiles",
El uso de la palabra "causa" y su localización en la sección general de
Obligaciones, ha dado lugar a profundas discrepancias doctrinarias sobre la
verdadera interpretación que debe asignarse al vocablo.
El art. 500 incluye el denominado principio de Presunción de la existencia de
causa, al disponer que "Aunque la causa no esté expresada en la obligación,
se presume que existe, mientras el deudor no pruebe lo contrario". El art. 501
regula lo relativo a la causa real y aparente, establecimiento que "La
obligación será válida aunque la causa expresada en ella sea falsa, si se
funda en otra causa verdadera". Finalmente el art. 502 prescribe que "La
obligación fundada en una causa ilícita, es de ningún efecto. La causa es
ilícita, cuando es contraria a las leyes o al orden público". En base a esto,
debemos afirmar inicialmente que la causa fin debe emplear en su carácter
de elemento de los actos o negocios jurídicos (no de las Obligaciones) y así
lo prevé expresamente el nuevo Código Civil y Comercial.
Su actual localización metodológica en el Código de Vélez es incorrecta.
Doctrina: Adherimos a Bueres, para quien resulta un injustificado desacierto
el desubicar a la causa final de su verdadero sitio, es decir, como un
elemento del negocio jurídico y no de la obligación. Sostiene que esta se trata
de un elemento complejo "que nace en la voluntad'' (entidad vinculada al
negocio jurídico y no a las obligaciones).

● El nuevo Código Civil y Comercial de la Nación, aprobado por Ley


26.994, trata la cuestión de la causa del acto jurídico en la Sección
Segunda del Capítulo 5 del Título IV del Libro Primero —en la Parte
General—.
El art. 281 la define como "el fin inmediato autorizado por el
ordenamiento jurídico que ha sido determinante de la voluntad'.
También integran la causa los motivos exteriorizados cuando sean
lícitos y hayan sido incorporados al acto en forma expresa o
tácitamente si son esenciales para ambas partes”. Luego, en el art.
282, la norma introduce el principio de presunción de causa fin, según
el cual el acto es válido aunque la causa final no esté expresada o si la
expresada es falsa si se funda en otra verdadera. Finalmente, en el art.
283, se refiere a la cuestión del denominado acto abstracto,
estableciendo que "la inexistencia, falsedad o ilicitud de la causa no son
discutibles" en dichos actos mientras no se hayan cumplido, salvo que
la ley lo autorice.

- En el artículo 1012 explica las disposiciones generales para emplear la


causa, en los siguientes artículos, 1013 y 1014, donde reafirma los principios
de necesidad de causa: que debe existir en la formación, subsistir durante su
celebración y mantenerse durante la ejecución del contrato. Determinando
que la falta de causa implica la nulidad, adecuación o extinción del contrato y
de licitud de causa. Sancionando con la nulidad a todo contrato con causa
contraria a la moral, al orden público o a las buenas costumbres, sanción que
extiende al supuesto en que ambas partes lo hubieran concluido por un
motivo ilícito o inmoral, dejando a salvo el caso en que una sola hubiera
obrado por tal motivo ilícito, supuesto en el que la infractora carece de
derecho a invocarlo frente a la otra parte pero la inocente puede reclamar lo
que ha dado, sin obligación de cumplir lo que ha ofrecido.

El nuevo Código modifica y corrige el actual tratamiento en los artículos 500 a


502 del anterior Código Civil, sosteniendo la tendencia doctrinaria que emplea
la cuestión de la causa fin en la Teoría General de los Actos Jurídicos y no en
la denominada Parte General de las Obligaciones.

II. Concepto y características centrales


Doctrina
Busso: la causa de los actos jurídicos puede definirse como “el conjunto de
razones determinantes particulares a cada contratante en su origen, y hechas
comunes en el acto, bien por declaración expresa o bien mediante aceptación
tácita. Estas razones determinantes pueden referirse a resultados futuros o a
hechos presupuestos. La causa es algo subjetivo y psicológico porque se
refiere a la representación mental que el agente ha tenido de esos datos
objetivos"
Dentro de la voluntad como elemento del acto jurídico, podemos situar la
finalidad como íntimamente vinculada a la intención con la que los sujetos
concurren a la celebración de un negocio jurídico, por lo que la causa final
resulta una noción completamente extraña a las obligaciones que emanan de
los hechos ilícitos (en efecto, quien comete un hecho ilícito, aún con intención
de provocarlo (dolo delictual), en todo caso dirige sus actos hacia la
producción del ilícito, quiere dañar, pero no debemos incluir en esa intención
la de obligarse a reparar el daño.) o de cualquier otra fuente extraña a los
actos jurídicos.
Por lo tanto, corresponde afirmar que la causa fin no es un elemento esencial
de las obligaciones, pero sí de los actos o negocios jurídicos.

Todo acto o negocio jurídico tiene una causa final, que es su razón de ser.

El vocablo ha sido expresamente incluido por Vélez en el actual art. 944 del
Cód. Civil: "Son actos jurídicos los actos voluntarios lícitos, que tengan por fin
inmediato establecer entre las personas relaciones jurídicas, crear, modificar,
transferir o aniquilar derechos". El nuevo Código Civil y Comercial lo define en
el art. 259 como "el acto voluntario lícito que tiene por fin inmediato la
adquisición, modificación o extinción de relaciones o situaciones jurídicas". La
causa final del acto jurídico es una noción separada claramente del objeto de
la obligación.
objeto: prestación destinada a satisfacer un interés lícito.

Todos los actos jurídicos tienen causa fin, sea que se dirija a crear
obligaciones, modificarlas o extinguirlas. En los actos unilaterales, hay una
causa única y en los bi o multilaterales, habrá tantas como voluntades
constitutivas.
II. Funciones
- contiene las razones por las cuales el acto se justifica, de modo tal que
la ausencia de ellas conduce a dejarlo sin efecto

- contiene los elementos para apreciar si el acto es lícito, auténtico y


responde a los propósitos que tuvieron las partes al celebrarlo.

- Permite establecer si dichos propósitos han sido verdaderos o


simulados, morales o inmorales, lícitos o ilícitos o si han servido como
contraprestación por una actividad ilícita, etc. La falta de causa final
provoca la nulidad del acto jurídico.

IV. Fundamentos
Centrándonos en las teorías más modernas, denominada teoría sincrética o
dualista de la causa final, que aglutina los aspectos objetivos y subjetivos
estudiados por la doctrina, donde el significado de la causa final aparece
como la armonización de los fines que el ordenamiento jurídico ha previsto
para cada categoría de negocio jurídico y, paralelamente, por los motivos
subjetivos de cada parte, cuando estos últimos salieron de la esfera íntima de
la parte y fueron comunicados expresamente a la otra. Es decir, cuando las
partes expresan sus intereses y se los comunican entre ellas.
Dos significados, objetivos y subjetivo:
a. En el aspecto objetivo, se evidencia como el propósito recíproco y común
de ambas partes de intercambiar mutuamente las atribuciones patrimoniales.
La finalidad es objetiva. Aparece en todos los negocios jurídicos desde su
origen y se extiende durante toda la vida del mismo (etapa funcional) hasta su
total extinción. Cada categoría de negocio jurídico tendrá sus propios
contornos y perfiles económico-sociales. Por ejemplo, la compraventa de
bienes inmuebles —cuyo régimen jurídico se encuentra establecido por el
propio contrato y por las normas imperativas y supletorias que provee el
ordenamiento jurídico— presupone para las partes el intercambio más o
menos parejo de una cosa por el precio en dinero que esa cosa posee en el
momento del negocio. La situación es distinta de la compraventa especulativa
de títulos que cotizan en bolsa, en los que el riesgo de perder las inversiones
realizadas se encuentra ínsito en la actividad y tiene una normativa propia.

b. En el aspecto subjetivo, visualizamos la finalidad concreta, individual,


específica de cada una de las partes. Se trata de los motivos determinantes
de la voluntad jurídica, siempre que sean debidamente exteriorizados y
causalizados, esto quiere decir, que sean comunes a ambas partes si el
negocio es bilateral.

V. Consecuencias de la falta de causa fin


Sin perjuicio de lo ya expuesto sobre lo dispuesto en los arts. 500 a 502, el
Cód. Civil no ha mencionado la falta o falsedad de causa fin como vicio
determinante de la nulidad de los actos (arts. 1040 y ss.), pero esa omisión no
puede desvirtuar el carácter esencial del elemento causa fin en los negocios
jurídicos, por lo que el otorgamiento de un acto sin causa-fin real indica: o
bien que faltó voluntad real de otorgar el acto, en cuyo caso éste no ha
llegado a existir, o bien que se incurrió en error al apreciar la causa
determinante, entonces el caso queda comprendido en el art. 1045, que
refiere al vicio de error o, en el caso de falsa causa, presupone error o
simulación, vicios ambos también mencionados en el art. 1045
En el nuevo Código Civil y Comercial se contemplan sanciones de nulidad
para los supuestos de falta de causa de un contrato o cuando es contraria a
la moral, al orden público o a las buenas costumbres, estableciendo que en el
primer caso (cuando se determinara la falta de causa durante su formación,
celebración o ejecución) ello puede determinar la nulidad o la adecuación o la
extinción del contrato.

• En el derecho romano la palabra causa fue empleada en varios sentidos:

I. Como causa-fuente : investigación del hecho, acto o negocio.


Así, por ejemplo, en relación con la traditio. Este acto supone la entrega
material de una cosa por parte de una persona a otra. Pero para que funcione
como operando la traslación de la propiedad, se torna necesario analizar el
negocio-fuente en cumplimiento del cual se efectúa la traditio. (el
negocio/contexto) por ejemplo: una causa emptionis (por causa de una
compra), o una causa donandi (por causa de una donación), o una causa
dotis (por causa de una dote), o una causa solvendi (por causa de un pago),
se entendía que la traditio operaba la transmisión de la propiedad. En cambio,
ello no ocurría si la causa-fuente era un comodato o un depósito, causas que
no son hábiles para la transmisión de la propiedad. Se ve aquí claramente
como la iusta causa (causa lícita) de la traditio debe referirse al negocio o
acto antecedente. Igual significado existe para la iusta causa de la usucapió.

II. Otras veces, la palabra causa es empleada en el sentido de causa-fin,


entendiendo por tal el fin objetivo por el cual se realiza el negocio o acto. Si
decimos fin objetivo, es para diferenciarlo nítidamente del fin o fines
subjetivos, que serían más bien los "motivos". Por ejemplo: si yo celebro una
compraventa, el fin objetivo, o causa-fin, será el convertirme en dueño de la
cosa; en cambio, los motivos pueden ser múltiples y en principio irrelevantes
para el derecho: he comprado una casa porque me gusta, o porque queda
cerca de mis amigos, o de mi lugar de trabajo.

En el primitivo Derecho Romano, los negocios eran abstractos, es decir que


no interesaba la explicitación de la causa. Así ocurría con el nexum, la
sponsio, la stipulatio. Por ello, si yo me obligaba por estos contratos, quedaba
constreñido al cumplimiento de la prestación debida, aunque la causa fuere
ilícita o contraria a las costumbres. En cambio, en el derecho posterior hubo
que distinguir entre los negocios formales y no formales.
En el caso de los formales, se continúa el principio sentado anteriormente,
admitiendo ciertas defensas para el supuesto de una ausencia de causa o de
ilicitud de la misma, como, por ejemplo, la exceptio doli.
En los no formales, se exige una causa que sea real y lícita. En efecto, si no
había causa, se admitía la condictio sine causa, la cual determinaba la
nulidad del negocio para el supuesto de que la causa por la cual se habla
hecho la prestación no había existido jamás o no ha podido existir
jurídicamente, como la nulidad de una dote entregada en virtud de un
matrimonio imposible de realizar por la existencia de impedimentos.

Bibliografía :
● Manual de derecho romano
ALFREDO Di PIETRO
ÁNGEL ENRIQUE LAPIEZA ELLI

● Marino Abel, la causa en los negocios jurídicos.

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