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Mercedes, ......... de Febrero de 2020.-
AUTOS Y VISTOS:
Estos autos traídos en estado de dictar sentencia: “FERRADAS, Daniel Orlando y
Ot. C/ RAMOS, Andrea Fabiana S/ NULIDAD DE ACTO JURIDICO”, y;
RESULTANDO:
1°) Q ue a fs. 63/77 se presenta el Dr. Mariano Blazevich, en representación de
Daniel Orlando Ferradas y María del Carmen Cheline, demandando a la Sra. Andrea
Fabiana Ramos por la nulidad de la compraventa del inmueble sito en la calle Buenos
Aires n° 787 de la Ciudad de Salto (B), designado catastralmente como Circ: I, Secc: D,
Manz: 203, Parc: 5-a), partida inmobiliaria n° 8551, de la localidad y partido de Salto
(B); instrumentada mediante la Escritura Pública n° 51 y pasada por ante la Escribana
Silvia Margarita de Paola, con fecha 30 de diciembre de 2015; como así también del
boleto de compraventa de fecha 05 de enero de 2016, con más los daños y perjuicios
ocasionados
Relata que con fecha 30 de diciembre de 2015, la Sra. Andrea Fabiana Ramos
aprovechándose del estado de necesidad, inexperiencia y ligereza de su mandante
Daniel Orlando Ferradas, le compra el inmueble sito en calle Buenos Aires n° 787 de
la Ciudad de Salto (B), escriturándose en dicha operación las 18/24 avas partes
indivisas del mismo, por la suma de pesos trescientos cincuenta mil ($ 350.000) y que
con fecha 05 de enero de 2016, la Sra. Ramos termina de materializar la compra del
cien por ciento del bien, mediante el boleto de compraventa por el que las restantes
6/24 avas partes son compradas a los Sres. Daniel Ferradas y María de Carmen
Cheline, por la suma de pesos trescientos mil ($ 300.000), suma a pagarse al
momento de celebrarse la escritura traslativa de dominio.
Agrega que la Sra. Andrea Fabiana Ramos, aprovechándose del estado de
inferioridad de sus representados, mediante manipulaciones, marchas y contra
marchas con relación al precio, los ha inducido a error logrando un precio vil de
compra de pesos seiscientos cincuenta mil ($ 650.000), de los cuales aún le restan
abonar pesos trescientos mil ($ 300.000), afirmando que en diciembre de 2015 la
propiedad objeto de la operatoria tenía un valor de mercado de pesos tres millones
trescientos veinte mil ($ 3.320.000), es decir que la venta se hizo por un precio vil
que representa un 19,57 % de su valor de mercado y la compradora se hizo de dicha
propiedad abonando simplemente la suma de $ 350.000 el 30 de diciembre de 2015,
suma que representa tal solo el 10,54% del valor de mercado del bien al momento de
realizarse la operación y sostiene que al momento de incoar la demanda, esto es en
febrero de 2018, el valor de la propiedad en el mercado asciende a $ 5.240.000,
representando el precio total de venta ($ 650.000) el 12,40% de aquel y lo
efectivamente abonado ($ 350.000), el 6,67%.
Explica que el accionante Daniel Ferradas, su esposa Marcela Maldonado y su
suegra María del Carmen Cheline conocen a la compradora y a su familia desde hace
más de veinte años, explayándose en la descripción de la vinculación comercial y la
relación de amistad y confianza entre ellos, a punto tal que cuando en el mes de
junio de 2014, cuando el hijo mayor del actor necesitaba alquilar una vivienda, la
hermana de la compradora le alquila una quinta al aquí accionante para que viva su
hijo y su nieto y fue precisamente mientras tramitaban el contrato de locación, que la
actora y su madre le ofrecieron al accionante comprarle el inmueble objeto de autos.
Sigue diciendo que considera todos los elementos antes señalados fueron
determinantes para realizar la operatoria señalada y sostiene que el engaño
implementado por la accionada y su madre para que el Sr. Ferradas y su suegra
firmaran la venta a un precio vil, fue la promesa de entregarle al mismo la casa de la
abuela paterna de la demandada, ubicada en calle Vieytes n°85, en plena Ciudad de
Salto, cosa que nunca ocurrió y así dado que la demandada abusó de la confianza del
Sr. Ferradas y se aprovechó de la ligereza, inexperiencia y necesidad de aquel, en
forma tal que una vez firmados los instrumentos referidos, sin entregar la casa
prometida de Vieytes nº 85 de Salto y vencido el contrato de locación aludido, la
compradora y su familia echaron por la fuerza al Sr. Ferradas y su familia de la finca
que la hermana de la compradora le alquilaba y es así que después de que todo ello
el Sr. Ferradas quedó en la calle, sin techo y con una miserable suma de dinero que
no le alcanza para comprar ni un terreno.
Explica que el inmueble objeto de la litis y del cual se desprendieron los
accionantes, les perteneció al Sr. Ferradas por transferencia gratuita, en parte por
donación efectuada por su madre y otra parte por herencia de su padre Eduardo
Perfecto Ferradas y la porción indivisa correspondiente a la Sra. Cheline fue mediante
compra que ésta realizara al hermano del Sr. Ferradas, para que su hija y su yerno
vivieran en una propiedad que fuera 100% de ellos y agrega que la demandada tomó
posesión anticipada del bien en el mes de agosto de 2014, alegando que era
necesario para realizar arreglos de mantenimiento y algunas reformas, ofreciéndole
al Sr. Ferradas compensar ello con el alquiler que aquel le pagaba a la hermana de la
demandada, a lo cual éste accedió para reducir sus gastos y se fue a vivir junto con su
familia a la casa quinta que alquilaba para su hijo, dejando de abonar el canon y
siempre en miras a concretar la operación de compraventa descripta y así la Sra.
Andrea Ramos hizo que su hermana no le cobrara alquileres al actor hasta enero de
2016, más al vencer la locación en Junio de 2016 ocurrió el violento desahucio del
actor y su familia, reteniéndole indebidamente la mayoría de sus objetos personales
para amueblar un hogar, como también las herramientas de trabajo del Sr. Ferradas.
Por último, menciona y describe el intercambio epistolar llevado a cabo entre
las partes y plantea la nulidad de la escritura y el boleto de compraventa con
andamiaje jurídico en el art. 332 del Cód. Civil y Comercial de la Nación, por
encontrarse viciado el acto jurídico por lesión, que es la explotación de un
contratante por otro, en este caso aprovechándose de la confianza, necesidad,
debilidad psíquica e inexperiencia del actor y la desproporción de las prestaciones en
forma acentuada, quedándose la demandada con una casa a un precio vil.
A continuación afirma que el principal daño ocasionado a los actores por el
obrar abusivo de la demandada y su familia, se encuentra en la privación de uso del
inmueble en cuestión, viéndose aquellos imposibilitados de disponer de su única
vivienda familiar desde Julio de 2016, cuando fueron desalojados ilegítimamente por
la fuerza, dejando al actor y su familia en situación de calle y reteniéndole sus objetos
personales, solicitando que el daño de privación de uso quede cuantificado en base a
la pericial de tasación a realizar.
En concepto del daño moral sufrido por los accionantes ante la acción abusiva
e inescrupulosa desplegada por la demandada y su familia, afectando los
sentimientos, tranquilidad y normalidad de la vida de aquello, reclaman la suma de $
150.000 para el Sr. Ferradas y $ 100.000 para la Sra. Cheline.
Por último, fundan en derecho, acompañan la prueba documental y formulan
el petitorio de rigor. 2º) Conferido traslado de la demanda (fs. 78), compareció a
contestarlo a fs.105/113, la Sra. Andrea Fabiana Ramos, por su propio derecho y con
el patrocinio letrado de los Dres. Marcelo Andrés Linares y Christian Ricardo Zanotti,
oponiendo como defensa de fondo al acápite III, la excepción de prescripción de la
acción de nulidad del negocio jurídico atacado instrumentado en un 75% en la
Escritura Pública N° 51 del 30/12/2015y el restante 25% en el boleto de compraventa
de fecha 05/01/2016, en virtud de haberse cumplido en exceso el plazo previsto de
dos años que mencionan los arts. 2562 inc. “a” y 2563 inc. “e” respectivamente del
C.C.C.N. y que no ninguno de los instrumentos pueden ser opuestos a la suscripta.
No obstante, contesta demanda, solicitando su rechazo; efectuando una
negativa de los hechos que detalla y desconociendo la documentación acompañada
por la actora a excepción de la que reconoce expresamente y brinda su propia
versión de los hechos. En primer lugar, afirma que a mediados del año 2014 las
partes comenzaron a entablar las primeras conversaciones sobre la posible compra
del inmueble propiedad de los actores, que finalmente culminaron con la firma de la
mentada escritura pública referente al 75 % de la propiedad y la posterior firma del
boleto de compraventa mencionado por el 25 % restante y que como parte
integrante del precio total de venta del inmueble en cuestión, comprendió además
del monto establecido en aquellos instrumentos acompañado por la actora, en la
entrega material y jurídica de una camioneta Toyota Hilux 4x4, cabina doble SRV 3,0
TDI, dominio GHE265, del año 2007, propiedad de la Sra. Célica Pereyra -madre de la
demandada- que fuera transferido al actor con fecha 02/02/2018; un camión
Mercedes Benz, modelo 55-BM386, Versión 1633, Tipo 26, año 1995, dominio
AKD758, transferido al actor el día 30/07/2014 y un acoplado Golondrina, modelo
AC-3E-TP, año 2005, dominio ETV793, el día 23/07/2014 titularidad del Sr. Oscar L.
Verdoljak, quien le extendió suficiente poder de venta a la Sra. Célica A. Pereyra y
esta se lo transfirió al actor como parte de pago y asimismo, esta parte afirma que
afrontó a su exclusivo costo y cargo, también como parte de la compraventa en
cuestión, la cancelación de una deuda que el Sr. Ferradas, mantenía con el Banco de
la Provincia de Buenos Aires, Sucursal Salto, por la suma de $ 171.442,67, con más la
suma de $ 25.716,40, en concepto de honorarios. En segundo término, señala que
todas esas operaciones obedecieron a acuerdos previos realizados de buena fe entre
ambas partes y sus importes integraron, en realidad, el precio real de la venta del
inmueble indicado y que correlacionado con ello, ésta parte demandada recibió en el
mes de agosto de 2014, de manos de los vendedores y en forma pacífica la entrega
de la posesión material y jurídica del inmueble adquirido y señala que a la luz de las
operaciones efectuadas por el accionante y descriptas precedentemente, éste último
no puede decir dos años después que no sabía que estaba haciendo o que hubo
explotación o aprovechamiento y al margen que en cuanto a la firma de los
instrumentos cuya nulidad se pretende, fueron realizados ante la Notaria Silvia
Margarita De Paola, que asesoró a las partes. Afirma que de lo hasta aquí expuesto y
de la documentación acompañada surge que no se encuentran reunidos los
requisitos del art. 332 de Código Civil y Comercial de la Nación para considerar nulo
el negocio jurídico, ello desde que no ha existido lesión, instituto de empleo estricto y
restrictivo y que dicho acto jurídico se ha realizado con plena autonomía de la
voluntad y libertad contractual, de buena fe y no se ha dado una desventaja
patrimonial notable, evidentemente desproporcionada, excesiva, grave o grosera y
sin justificación alguna. Funda en derecho, ofrece pruebas y peticiona el rechazo de la
demanda. 3º) Que a fs. 118, se ordenó sustanciar la excepción de prescripción
opuesta por la demandada como defensa de fondo, contestando el traslado a fs.
125/126 el Dr. Mariano Blazevich, en representación de la parte actora, quien solicita
su rechazo al sostener que no se tiene en cuenta la suspensión del término de la
misma en base a la interpelación judicial efectuada el 18/12/2017 mediante carta
documento, notificada a la demandada el día 19 de diciembre de dicho año y que
mereciera la réplica de ésta de fecha 29 de diciembre de 2017, todo ello conforme el
art. 2541 del C.C.C.N. y asimismo, con fecha 05 de Febrero de 2018, la parte actora
inicio el proceso de mediación obligatoria, la cual suspende por 20 días la
prescripción, ello según art. 2543 del mismo digesto fondal; resolviéndose con fecha
06 de Junio de 2018 y bajo código de trámite n° 241900385005503495 -ver fs.130-
diferir su tratamiento para el momento de dictar sentencia. 4°) Posteriormente, con
fecha 29 de Junio de 2018 y bajo el código de trámite n° 237800385005541842 -ver
fs. 135-, se recibió el juicio a prueba, produciéndose aquellas que da cuenta el
certificado de la Sra. Actuaria de fecha 06 de Septiembre de 2019, bajo código de
trámite n° 238600385006194271 –ver fs. 142/143- y tras la declaración de la
caducidad de la prueba testimonial no producida por la demandada –ver resolución
del 07 de noviembre de 2019, bajo código de trámite n° 246100385006313498 (ver
fs. 148/149) y habiendo únicamente la parte accionante presentado su respectivo
alegato; el día 27 de Diciembre de 2019 y bajo código de trámite
n°25060038500639475-ver fs. 507- se llamaron autos para dictar sentencia,
resolución que a la fecha se encuentra firme. Y CONSIDERANDO: Que en primer
término he de dejar sentado que siendo que a partir del 1° de Agosto de 2015 se
encuentra en plena vigencia el Código Civil y Comercial de la Nación, según ley
26.994; el presente caso en todos sus aspectos se rige por el mismo, habida cuenta
que resulta ser la normativa vigente a la fecha de concertación o celebración de los
contratos aquí cuestionados -30 de Diciembre de 2015 y 05 de Enero de 2016- (arts.7
y ccs. del C.C.y C.N.; 163 inc. 5° del C.P.C.C.). I.- Cuestión previa: Excepción de
Prescripción: Es opuesta como defensa de fondo por la accionada Andrea Fabiana
Ramos al acápite III de fs. 106, afirmando que se ha prescripto la acción de nulidad
del negocio jurídico atacado, instrumentado en un 75% en la Escritura Pública N° 51
del 30/12/2015 y el restante 25% en el boleto de compraventa de fecha 05/01/2016,
en virtud de haberse cumplido en exceso el plazo previsto de dos años que
mencionan los arts. 2562 inc. “a” y 2563 inc. “e” respectivamente del C.C.C.N. y por
ende ninguno de los instrumentos pueden serle opuestos a la suscripta. Que dicha
oposición merece la réplica de fs. 125/126, efectuada por el Dr. Mariano Blazevich,
en representación de la parte actora, quien solicita su rechazo al sostener que no se
tiene en cuenta la suspensión del término de la misma en base a la interpelación
judicial efectuada el 18/12/2017 mediante carta documento, notificada a la
demandada el día 19/12/2017 y que mereciera la réplica de ésta de fecha
29712/2017, todo ello conforme el art. 2541 del C.C.C.N. y agrega que además, con
fecha 05 de Febrero de 2018, la parte actora inicio el proceso de mediación
obligatoria, la cual suspende por 20 días la prescripción, ello según art. 2543 del
mismo digesto fondal. Que la prescripción liberatoria es una excepción para repeler
una acción por el solo hecho que el que la entable ha dejado durante un lapso de
tiempo de intentarla, o de ejercer el derecho al cual ella se refiere y presenta los
siguientes caracteres: 1ª) se aplica a toda clase de bienes y derechos, que la ley no
haya exceptuado; 2º) requiere la conjugación del factor tiempo con la inacción del
titular durante el período designado por la ley (LLAMBIAS, Jorge Joaquín , “Tratado de
Derecho Civil”, Parte General, t. II, Pág. 658). Que desde ya adelanto mi convencimiento
de que asiste razón al accionante, ello toda vez el art. 2562 del C.C.y C.N, edicta que
prescriben a los dos años, el pedido de declaración de nulidad relativa y de revisión
de actos jurídicos (inc. a) y además introduce en el art. 2563 inc. e) de dicho cuerpo
normativo que en el supuesto de lesión, dicho plazo comienza a correr desde la fecha
en que la obligación a cargo del lesionado debía ser cumplida. Nótese que éste último
artículo es claro en cuanto dispone que el plazo se cuenta desde que la prestación
debe ser cumplida, ello así ya que el lesionado recién tomará real dimensión de la
desproporción cuando deban cumplir con su parte del negocio, lo cual en algunos
supuestos puede darse muchos años después de su celebración (MOISSET de ESPANÉS,
Luis: «La lesión en los actos jurídicos», pág. 202; CLUSELLA, Eduardo, “Código Civil y
Comercial Comentado; t., págs. Ed. Astrea ). Que además y a la luz de los argumentos
esgrimidos por el accionante en su escrito de réplica, lo antes dicho debe conjugarse
necesariamente con todo lo relativo a la suspensión de la prescripción, que sabido es
detiene el cómputo del tiempo por el lapso que dura pero aprovecha el período
transcurrido hasta que ella comenzó (art. 2539 del C.C.y C.N) y que precisamente, el
curso de aquella se suspende, por una sola vez, por la interpelación fehaciente hecha
por el titular del derecho contra el deudor; suspensión que sólo tiene efecto durante
seis meses o el plazo menor que corresponda a la prescripción de la acción (art. 2541
del C.C.y C.N) y también se suspende por pedido de mediación, desde la
comunicación por medio fehaciente de la fecha de la audiencia de mediación o desde
su celebración, lo que ocurra primero (art. 2542 del C.C.y C.N) . En el presente
supuesto, coinciden las partes en cuanto a que el negocio jurídico atacado y que
diera origen a estas actuaciones sobre nulidad en tratamiento, se encuentra
instrumentado una parte (75% o 18/24 avas partes) en la Escritura Pública N° 51 con
fecha 30/12/2015 y la parte restante (25% o 6/24 avas partes) en el boleto de
compraventa de fecha 05/01/2016 (ver fs. 63 vta./64 y 196 vta.) y en que el plazo de
prescripción de la acción de nulidad por lesión subjetiva es de dos años (ver fs. 106
vta., acápite III y 125/126); más surge de fs. 28/29 que el accionante mediante carta
documento CD825433596 , de fecha 18/12/2017, planteó la nulidad de la operatoria
de compraventa plasmada en ambos instrumentos, interpelación que fue
recepcionada por la accionada el día 19/12/2017 y que mereció la réplica de ésta
mediante cartas documento CD 768716566 y CD 768716552 (ver fs. 31/32), de fecha
29/12/2017, instrumentos todos estos reconocidos por la demandada (ver fs.
105/107); por lo cual siguiendo lo edictado por el art. 2541 del C.C.y C.N., el plazo de
prescripción se suspendió por seis meses a partir del 19 de diciembre de 2017, fecha
de la interpelación fehacientemente notificada a la demandada. Por ende,
encontrándose fuera de toda discusión que resulta de aplicación el plazo bienal de
prescripción previsto por el art. 2562 inc. a) y 2563 inc. e) del C.C.y C.N y siendo que
dicho plazo estuvo suspendido por seis meses desde la interpelación fehaciente del
19/12/2017 y considerando que la promoción de estos obrados data del 10 de abril
de 2018 –ver cargo de fs. 77 vta.- (art. 2546 y ccs del C.C.y C.N); concluyo que no
habiendo transcurrido el lapso de tiempo designado por la ley al momento de
promoverse la presente, la excepción opuesta debe rechazarse con costas a la
demandada vencida, lo que así dejo decidido (arts. 2539, 2541, 2546, 2562, 2563 y
ccs. del Código Civil y Comercial de la Nación; 68, 163, 344, 486 y ccs. del C.P.C.C.).
II.- Acción de nulidad:
Que en la presente causa los accionantes Daniel Orlando Ferradas y María del
Carmen Cheline pretenden la nulidad de la Escritura nº 51 de fecha 30 de Diciembre
de 2015 y también del boleto de compraventa de fecha 05 de Enero de 2016, por
medio de los cuales se instrumenta la venta de estos a la demandada del inmueble
sito en la calle Buenos Aires n° 787 de la Ciudad de Salto (B), designado
catastralmente como Circ: I, Secc: D, Manz: 203, Parc: 5-a), de la localidad y partido
de Salto (B), entendiendo que la demandada aprovechándose del estado de
necesidad, inexperiencia y ligereza de ambos, con marchas y contramarchas, logro
que se le vendiera la propiedad a un precio vil, notablemente inferior al valor que en
aquel tiempo tenía el bien en el mercado y que en el caso se encuentran
configurados los extremos que determinan la existencia de la lesión subjetiva de
acuerdo a lo que prescribe el art. 332 del Código Civil y Comercial de la Nación.
Reclaman además, los daños y perjuicios ocasionados, compuestos éstos por
la privación de uso y daño moral.
Que por su parte, la accionada Andrea Fabiana Ramos, solicita su rechazo,
efectuando una negativa de los hechos que detalla, afirmando que el negocio jurídico
se hizo de buena fe y que no se encuentran reunidos los requisitos de la lesión
subjetiva que exige el art. 332 del C.C. y C.N., y señala que las negociaciones previas
para realizar la posible compra comenzaron a mediados del año 2014, que aquellas
finalmente culminaron con la firma de los referidos instrumentos, por las partes
indivisas y los montos que en cada uno de ellos se detalla, pero afirma que como
parte integrante del precio total de dicha operatoria, comprendió además del monto
establecido en aquellos instrumentos y en año 2014, en la entrega material y jurídica
de una camioneta Toyota Hilux 4x4, año 2007, dominio GHE265; un camión
Mercedes Benz, año 1995, dominio AKD758 y un acoplado Golondrina, año 2005,
dominio ETV793 y como así el haber afrontado la demandada, a su exclusivo costo y
cargo, como parte del precio de la compraventa en cuestión, la cancelación de una
deuda que el Sr. Ferradas mantenía con el Banco de la Provincia de Buenos Aires,
Sucursal Salto, por la suma de $ 171.442,67, con más la suma de $ 25.716,40, en
concepto de honorarios.
Dicho esto y explicitadas entonces las líneas argumentales que sustentan cada
una de las partes, preliminarmente cabe señalar además de que podrán anularse los
actos jurídicos, viciados de error, dolo, violencia, intimidación o simulación; también
y conforme al art. 332 del Código Civil y Comercial de la Nación, según ley 26.994,
receptando el anterior art 954 del Código Civil, podrá demandarse la nulidad o la
modificación de los mismos cuando una de las partes explotando la necesidad,
debilidad psíquica o inexperiencia de la otra, obtuviera por medio de ellos una
ventaja patrimonial evidentemente desproporcionada y sin justificación;
presumiéndose, salvo prueba en contrario, que existe tal explotación en caso de
notable desproporción de las prestaciones.
Agregando dicha norma que los cálculos deben hacerse según valores al
tiempo del acto y la desproporción debe subsistir en el momento de la demanda y el
afectado tiene opción para demandar la nulidad o un reajuste equitativo del
convenio, pero la primera de estas acciones se debe transformar en acción de
reajuste si éste es ofrecido por el demandado al contestar la demanda. (conf. RIVERA,
Julio C., “Instituciones de Derecho Civil, Parte General”, 3° ed., Abeledo Perrot, t. II, pág.
788; CIFUENTES, Santos, “Negocio Jurídico”, 2° ed., Astrea, pág. 614/615; S.C.B.A, Ac.
116.483, sent. del 17/06/2015). En éste supuesto al no haber mediado ninguna
propuesta reductora por parte de la accionada en la etapa oportuna, cabe
adentrarme en el tratamiento de la nulidad plateada por la actora que afirma existir
vicio de lesión subjetiva.
En consecuencia, puesto en tarea de evaluar si a la luz de lo edictado por el
art. 332 del Código Civil y Comercial de la Nación, se ha configurado el vicio la lesión
subjetiva invocado, cabe dejar sentado que éste resulta ser un vicio propio de los
actos jurídicos, fundado en un defecto del mismo consistente en una desproporción
injustificada de las prestaciones, originada en el aprovechamiento por una de las
partes del estado de inferioridad de la otra; por lo cual se ha señalado que para dicha
configuración se requiere la concurrencia de tres requisitos o elementos, uno de
carácter objetivo, que se constituye por la obtención de una ventaja patrimonial
evidentemente desproporcionada y sin justificación y dos elementos subjetivos, uno
en la víctima y que se conforma por la situación de inferioridad en la que aquel se
encuentra -esto es estado de necesidad, debilidad metal e inexperiencia- y el otro
elemento subjetivo en el lesionante y que consistente en explotación o
aprovechamiento por su parte de precisamente la inferioridad del otro
contratante (conf. MOISSET de ESPAÑÉS, Luis, "Los elementos de la lesión subjetiva y
la presunción de aprovechamiento" en J.A. "Doctrina 1974", p. 719 y sgtes. en esp.
nro. IV, letra b, 1, p. 723; , S.C.B.A., Ac. 37.381, sent. del 19/04/1988. Ac. 78.160,
sent. del 19/02/2002). Y al respecto, he de destacar que la télesis del art. 332 del
Código Civil y Comercial de la Nación, siguiendo el antiguo art 954 del Código Civil, no
es otorgar un remedio para sustraerse al cumplimiento de un mal negocio, o
enmendar un mal cálculo, ello dado que en las convenciones bilaterales y en los
contratos de contenido principalmente económico, nunca es exacta la equivalencia
de las prestaciones y no por ello se compromete la licitud del acto, pues la ley no
prohíbe convenir más caro o más barato, o con mayor o menor acierto, según la
inteligencia y suerte de las partes; sino que dicha normativa determina que la nulidad
sólo prosperará si la notable desproporción de las prestaciones -elemento objetivo-
es el resultado de la explotación de la necesidad, debilidad mental o inexperiencia de
la contraparte -elemento subjetivo-, lo cual lleva a tener que poner el acento en el
cálculo, artificio, mala fe o la intención subjetiva de aprovechamiento por parte de
quien resultó holgadamente beneficiado; es decir que el desequilibrio o
desproporción de las prestaciones “per se”, no es causal de nulidad, sino que lo que
caracteriza a la lesión es el aprovechamiento o explotación de la inferioridad del otro
contratante que deviene en perjudicado y por ende, al ser la lesión subjetiva una
excepción a la regla que obliga al cumplimiento de los contratos, ésta resulta de
aplicación restrictiva y extraordinaria, dado que está en juego los principios de la
autoridad de los contratos y de la estabilidad de las relaciones jurídicas que sin duda
interesan también al derecho natural (LLAMBIAS, Jorge J., obra citada, págs. 113/121;
ZANNONI, Eduardo; “Ineficacia y nulidad de los actos jurídicos, Edit. Astrea, pág.
322/326), criterio que ha sido recepcionado por nuestro Máximo Tribunal Provincial y
también por la Cámara de Apelación Civil y Comercial Departamental (conf. Ac.
36.460, sent. del 19-VIII-1986, “Ac. y Sent.”, 1986-II-418; Ac. 39.237, sent. del 9-VIII-1988,
“Ac. y Sent.” 1988-III-56, “La Ley” 1988-D-480, “D.J.B.A.” 135-172; Ac. 78.160, sent. del 19-
II-2002; Excma. Cám. Apel. Civ. y Com. Dptal., Sala I, C: 109853, sent. del 28/03/2006; C.
116024 , sent. 27/03/2017, entre otras).
Que ahora bien, en cuanto a la carga probatoria del daño moral, he de partir de
la premisa contenida en el art. 1744 del C.C. y C.N. y que impone que todo daño deba
ser acreditado por quien lo invoca, excepto imputación o presunción legal o
notoriedad, ello lo hace sin distinguir entre la esfera extracontractual y la contractual
y dado que la procedencia del daño moral es de interpretación restrictiva, para no
atender reclamos que correspondan a una susceptibilidad excesiva o que carezcan de
significativa trascendencia jurídica, por lo que queda a cargo de quien lo invoca, la
acreditación precisa del perjuicio que se alega haber sufrido en sus sentimientos,
afecciones o de tranquilidad anímica (AGOGLIA, María M., BORAGINA, Juan C. y MEZA,
Jorge A.o "La prueba del daño moral", en Revista de Derecho de Daños, Nº 4, cit. pág. 157 y
ss.);
SENTENCIA DE CAMARA
Como segunda parte del agravio se ocupa del elemento objetivo, esto
es la “notable desproporción de las prestaciones”. Para lo cual señala
inicialmente que de apreciar su existencia solo relacionando
matemáticamente el precio de los contratos, se pierde de vista la existencia
pública y notoria de la práctica habitual de consignar en las escrituras precios
menores que los reales. Que sin reparar en ésta realidad, el a-quo tuvo por
acreditada la “notable desproporción” únicamente con la pericia de tasación.
Dictamen según el cual el valor de mercado del inmueble a diciembre de 2015
era de U$S 230.000, para ese entonces $ 3.088.900, o sea unas 5 veces más
que el precio del contrato. Pero, dice, esta comparación aritmética se revierte
si se compara el precio con la valuación fiscal, que para 2015 era de $
75.654, con y el valor fiscal al acto, que era de $ 206.537, valores superados
con creces por el precio ($ 650.000). Sostiene así que no solo no hay
desproporción aritmética, sino tampoco económica. Porque el dictamen
pericial, que en lo general no obliga al juez, menos ocurre en el caso ya que el
que se produjo en autos carece de fundamento serio, es solo una apreciación
subjetiva de valores, porque el perito se basó solo en una visita in situ del
inmueble y en su propia y personal experiencia profesional, pero sin
acompañar ningún elemento objetivo que lo respaldara, como publicaciones
especializadas, operaciones de venta concretadas o avisos clasificados de la
época y el lugar. Señala que si bien pudo haber un mejor beneficio
transaccional en las prestaciones de cada parte, (debió decir de una en
detrimento de la otra) ello es propio del negocio inmobiliario y en la ley de la
oferta y la demanda. Añade que más allá de ello, el precio (escrito en el
contrato) en realidad se vio incrementado con la previa entrega a Ferradas de
distintos rodados (una camioneta y un camión con acoplado), cuyos valores
informados ascienden a la suma de $ 715.000, más la cancelación de su
deuda hipotecaria con el Banco de la provincia de Buenos Aires de $
171.442,67 más las costas de $ 25.716,40. Dice que de ese modo, la
contraprestación de su parte en el negocio, sumado el precio más el valor de
los vehículos y el dinero pagado al Banco asciende a la suma de $
1.562.159,07.
Me explico.
Por todo lo hasta aquí expuesto entiendo que la sentencia que anuló
los contratos por estar viciados por lesión (CCyCN 332) y dispone la mutua
restitución de las prestaciones entregadas como su efecto, se ajusta a
derecho, y en consecuencia propongo que se la confirme.
Le asiste razón a los recurrentes. Los actos nulos producen, entre sus
efectos, el de habilitar la reparación de los daños por ellos generados (CCyCN
391). Todo daño para ser indemnizable debe ser cierto, y este lo es: la nulidad
de los actos jurídicos en virtud de los cuales la demandada tomó posesión del
inmueble, causó que sus dueños originales se vieran privados de ella y por
ende de su uso. Esa sola privación del uso de un inmueble que tiene destino
de vivienda familiar (ver pericia de tasador de fs. 293/295) origina
naturalmente, e in re ipsa, una merma patrimonial, que para quien la sufre
consiste o equivale en dinero a su valor locativo. Ya sea que su titular
pretenda alquilarlo y así generar el fruto civil, o que se lo mensure en el
ahorro de ese mismo alquiler si el destino fuera el propio uso.
Los actores se agraviaron por que las sumas otorgadas son reducidas
y no producen la reparación plena del daño, y que también han quedado
desvalorizadas por la inflación durante el proceso, y por ello piden que se
eleve sensiblemente su cuantía.
No necesito extenderme para que se conozca lo difícil que resulta para el juez
valuar (traducir en dinero: CCyCN 1740) el daño extrapatrimonial o
consecuencias no patrimoniales, ya que comprende valores inasibles. Al
punto que la doctrina reconoció siempre que la cuantificación del entonces
llamado daño moral es un asunto actualmente librado a la personal
apreciación y decisión del Magistrado, sin más guía que su intuición al efecto
de esclarecer la equidad de la suma indemnizatoria (Matilde Zabala de
González, “Resarcimiento de Daños”, II, pág. 611).
Desde hace mucho tiempo he tratado de seguir en éste tema los consejos de
un conocido autor, quien predica que se debe ponderar que la indemnización
por éste rubro no debe ser una suma simbólica; tampoco debe producir un
enriquecimiento injusto; debe atender a la gravedad del daño; debe ser una
suma que le permita a la víctima compensar el dolor sufrido con un placer a
disfrutar; y debe tener la razonabilidad de ser pagable por el ofensor dentro
del contexto económico del país y el general estándar de vida (Moset
Iturraspe, “Diez reglas...”, L.L., 1994-A-728).
Con relación a los reintegros de las prestaciones que cada parte hizo a
la otra con motivo de los actos anulados, el “a-quo” se limitó a decir, en la
parte final del considerando o punto II de su sentencia (la acción de nulidad),
que por la nulidad que decretaba disponía la restitución en forma mutua de lo
entregado, dentro del décimo día de adquirir firmeza el presente (arts. 332,
386, 388, 390 y ccs. del CCyCN…).
Esas normas no se refieren al dinero que debe ser restituido, sino a las
cosas. Y la restitución de que acá estamos ocupándonos es la de una suma
de dinero. Cuando la ley reguló los efectos de la nulidad no se ocupó de la
restitución de sumas de dinero. Por lo que corresponde acudir a normas que
se ocupen de una situación análoga (CCyCN 2). Así, el art. 1080 del CCyCN
establece que por la extinción de un contrato, ya sea por rescisión, por
revocación o por resolución, las partes deben restituirse lo que han recibido
en razón del contrato, conforme a las reglas de las obligaciones de dar para
restituir, esto es, la remisión es ahora a los arts. 759 a 761 del CCyCN. Que
también se refieren a cosas. Las obligaciones de dar dinero están legisladas a
continuación, en los arts. 765 a 772. En la especie, el 767 establece que la
obligación (de dar dinero) puede llevar intereses, y son válidos los acordados
entre deudor y acreedor. Pero se refiere a los intereses compensatorios, que
no son los del caso.
Para ser consecuente con la fecha que propuse fijar como el comienzo
de la efusión de los frutos, esto es la de la interposición de la demanda,
entiendo que la mora se produjo en ese mismo momento. Como no hay
acuerdo de partes en contrario, la tasa de los intereses de la suma de dinero
a restituir será la misma que la fijada para las indemnizaciones, que no vino
controvertida a ésta instancia.
Tal es mi voto.
A la misma segunda cuestión planteada, el Sr. Juez Dr.
Roberto Angel Bagattin aduciendo análogas razones, dio su voto en el mismo
sentido.-
Con lo que se dio por terminado el acuerdo dictándose la
siguiente:
SENTENCIA
Mercedes, …18… de marzo de 2021.-
Y VISTOS:
CONSIDERANDO:
Lo que surge del acuerdo que antecede,
SE RESUELVE:
I.- Modificar la sentencia apelada en el sentido que se admite el
rubro indemnizatorio daño emergente ampliándose la condena a la
demandada a pagar a los actores los cánones fijados en el capítulo
correspondiente; completarla en el sentido que la suma a restituir que los
actores deben devolver a la demandada lleva intereses conforme las pautas
del capítulo correspondiente.
II.- Confirmarla en todo lo demás que fuera materia de apelación
y agravios
III.- Imponer las costas de Alzada en un 70% a la demandada y
el restante 30% a los actores.
REGISTRESE. NOTIFIQUESE Y DEVUELVASE.-