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Teoría y Análisis Literario


TP Nº 2

Materia: Teoría y Análisis Literario “C”


Cátedra: Jorge Panesi
TP Nº: Nº2 – 05 de abril de 2016– Dictado por
Juan Pablo Parchuc
Tema: Círculo de Bajtín
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Profesor Juan Pablo Parchuc: Hola, buenas tardes. Me toca dar este segundo
teórico-práctico correspondiente a lo que van a encontrar en el programa como el grupo
de Bajtín y la crítica que formula este círculo intelectual a las concepciones de la
literatura y el lenguaje del Formalismo Ruso. Si se fijan en la primera unidad, van a ver
que aparece enunciado este tema.

Ustedes, además, en las comisiones de trabajos prácticos seguramente están


trabajando, o lo van a hacer, con textos de Bajtín. La función de los teórico-prácticos,
como vieron en la primer clase, que tuvieron con Alejandra Brocato, es de alguna
manera dar un marco a esos debates que después ustedes pueden profundizar en las
lecturas y discusiones de las comisiones de trabajos prácticos.

No me voy a detener en exponer los textos que tenían que leer para hoy sino que
voy a exponer una serie de debates, teniendo en cuenta los conceptos fundamentales y
las discusiones que produce este grupo en relación con el contexto teórico-político del
momento en que escriben estos trabajos. Así, cuando ustedes vayan efectivamente a las
lecturas, reconocerán en lo que vamos a discutir hoy las líneas fundamentales para
poder estudiar esos textos y trabajarlos en las instancias d evaluación.

Les voy dar bibliografía obligatoria para este teórico-práctico, y también les voy
a mencionar los textos que tienen de prácticos, para que más o menos se orienten, si es
que todavía no llegaron a esa instancia. De todos modos, en los trabajos prácticos les
van a dar indicaciones más precisas.

Para esta clase, pensé fundamentalmente en dos textos:

-“El discurso en la vida y el discurso en la poesía” (O, también: “La palabra


en...”), de Voloshinov. En la fotocopiadora van a encontrar una traducción de la cátedra,
hecha a máquina. Les pido que lean esa, aunque hay otras traducciones. Como saben,
las traducciones pasan por muchas instancias. Por eso, prefiero que lean esta versión. Es

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un texto que se publicó por primera vez en 1926.

Estudiante: La traducción de Panesi está en Internet.

Profesor: Perfecto.

Además, está vinculado con un texto clásico, mucho más trabajado en la carrera
de letras, también firmado por Voloshinov, que es Marxismo y filosofía del lenguaje, de
1929. Ese es un libro entero, del cual este trabajo, podríamos decir, es una adelanto o
estudio preliminar.

Verán que en algunas de las traducciones aparece una doble firma: Bajtín,
Voloshinov. Lo mismo pasa con el texto de Medvedev que vamos a trabajar. Esta
cuestión de la autoría tiene que ver con que en el momento en que se publicaron, Bajtín
todavía no era una figura de relevancia como lo fue después, cuando fue recuperado por
estudiantes rusos en la década del '60. Durante los años '20 esos momentos, Voloshinov
y Medvedev tenían más posibilidad de publicar, por los lugares que ocupaban en los
circuitos académicos y culturales rusos. Pero hay una serie de testimonios que se dan
cuenta de que estos textos fueron producidos en conjunto, a dos o tres voces; por eso, en
las traducciones en inglés toman la decisión de poner los dos nombres. Bajtín se ocupó
toda la vida de dejar poco clara esta cuestión; fue el que más vivió de los tres. Pero
nosotros consideramos estos textos como parte de una serie de discusiones en conjunto
de un grupo o proyecto intelectual. Y por lo tanto yo voy a hablar de Bajtín, Voloshinov
o Medvedev casi indistintamente.

El texto de Medvedev que tiene que leer es un capítulo que está tomado de El
método formal en los estudios literarios, que es un libro publicado en 1928. Es el
capítulo número 7 y se llama “Los elementos de la construcción artística”. Es apenas un
capítulo de lo que, como se imaginarán por el título, es un libro enteramente dedicado a
discutir con el Formalismo Ruso. Como saben, el eje del programa de este año son las
polémicas, como un modo de historizar a la teoría literaria. Entonces, en esta clase
vamos a resaltar las polémicas. Fundamentalmente, las polémicas con el Formalismo
Ruso. Pero también vamos a ver una serie de discusiones y diferencias que tiene este
grupo con algunas posiciones dentro del marxismo, en el que se reconocen.

Como texto optativo, van a ver que dejé también, en la fotocopiadora del centro
de estudiantes, un capítulo de Problemas de la poética de Dostoievski, que es un texto
clásico de Bajtín. Se llama “La palabra en Dostoievski”.

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También van a leer un texto de Bajtín en el práctico. Según en comisión estén, va


a ser “El hablante en la novela” o “El problema de los géneros discursivos”. El primero
es un capítulo de un texto de Bajtín sobre la novela, La palabra en la novela, que fue
escrito en el año '34/'35 y recién publicado en la década del '40 como parte de su teoría
de la novela o Teoría y estética de la novela -en su traducción al español-. El segundo
texto, que por lo menos habrán escuchado mencionar como parte de la materia de
Semiología, es un texto que escribe Bajtín posteriormente. Es de la década del '50 y se
publica en Estética de la creación verbal. Tanto este libro como el de Dostoievski se
consiguen. El resto de la bibliografía de Bajtín, es más complicado. Pero hay mucho
digitalizado en Internet, así que se lo pueden bajar de ahí, si quieren profundizar alguna
de estas lecturas.

Estudiante: Marxismo y la filosofía del lenguaje, ¿es obligatorio?

Profesor: no, lo menciono porque seguramente lo van a ver en otros momentos


de la carrera y es el estudio más sistemático que corresponde a este trabajo preliminar
sobre la lengua en “La poesía y la palabra en la vida”, que es el texto que van a leer.

Para empezar, este grupo de autores, junto con otros artistas, científicos e
intelectuales, empiezan a reunirse hacia comienzos de la década del '20 en una ciudad
que se llama Vitebsk. Se ha hablado incluso, como parte de la historia de la teoría
literaria y cultural, de la “ruta de Vitebsk”, para identificarlos. Vamos a ver que muchas
de las cuestiones que van a estudiar tienen resonancias en otros debates posteriores; por
ejemplo, en las discusiones del posestructuralismo con respecto a la semiología.
Incluso, en algunos lecturas materialistas que van a estudiar con los textos de Benjamin
o de Adorno. O en las relaciones de la literatura con la vida, como leemos más adelante
en el programa, con la teoría francesa. Esto tiene que ver con una serie de traducciones
que son retomadas, sobre todo después de la década del '60, no sólo en Rusia, sino
también en Europa. Todorov es traductor de muchos de los textos del Círculo de Bajtín.
Hay otros traductores; al español; por ejemplo, Tatiana Bubnova, que es la persona que
más traducciones hizo al español uy tiene además una obra crítica sobre Bajtín. Lo
importante es remarcar, entonces, las resonancias de muchos de los postulados y
discusiones que proponen estos autores; incluso también el contraste con las posiciones
posteriores.

Bajtín, Medvedev y Voloshinov se empiezan entonces a juntar a comienzos de la

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década del '20, en esta ciudad, y empiezan, sobre todo, una producción más elaborada
hacia el año 1924, cuando se mudan a Leningrado -la actual ciudad de San Petersburgo-,
donde estaba ya constituida l a Escuela para el Estudio de la Lengua Poética (la
OPOIAZ), que disputaba la escena de reconocimiento dentro y fuera de la academia.
Estos autores, relativamente más marginales, discuten y toman posición en ese marco.

En este momento particular de la escena en San Petersburgo había una situación


muy prolífica de discusiones -esto ya lo habrán conversado con el profesor Panesi-, que
empieza a cercenarse cuando nos acercamos a finales de los '20 y comienzos de la
década del '30. Bajtín, por ejemplo, es forzado el exilio a fines de la década del '20.
Medvedev y Voloshinov son víctimas, de maneras más o menos directas, de purgas
vinculadas con la discusión intelectual en ese momento. Hacia 1932 se constituye la
Sociedad de Escritores Rusos y se define, casi de manera incuestionable, una doctrina
única para la producción de arte y literatura para la Rusia soviética, que es lo que se
conoce como Realismo Socialista. Fundamentalmente, tiene que ver con una
concepción pedagógica del arte y la literatura y con una idea de reflejo automático de
las condiciones de producción respecto de la conciencia del autor o de la representación
en la obra. Hoy vamos a trabajar un poco esto. Es la idea de que hay un reflejo
inmediato de la condición de clase en la consciencia del escritor, por ejemplo. Y, como
parte de esta doctrina del realismo socialista, hay una posición adversa a cualquier tipo
de experimentación con la lengua y los procedimientos artísticos, que es entendida
como parte del decadentismo burgués. El utilitarismo todavía forma parte de un
contexto de discusiones vinculadas a la vanguardia y al modernismo que se opone a esta
idea de realismo.

Si ya leyeron a Arvatov, recuerden que su concepción tiene algunos puntos de


contacto con el Círculo de Bajtín, como en el no distanciar a la literatura de la vida, o
pensar que la literatura forma parte del modo en que se organiza la vida. Las
vanguardias asociadas a estas teorías experimentan con el lenguaje, al que no
consideran de ninguna manera transparente. De hecho, proponen formas nuevas, nuevos
procedimientos. En cambio, la corriente del realismo social apelan en general a
tradiciones anteriores y están más protocolizadas.

Esto es parte de un concepto que es importante que tengan en cuenta, de la


misma manea que les mencionaba las fechas de los textos, porque son modos de situar
las discusiones que vamos a desarrollar en la clase de hoy. Tengan en cuenta, también,

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como vieron con el Formalismo Ruso, que todo esto que estudiamos sobre teorías
literaria, está situado en contextos de producción muy problemáticos y polémicos. En
ese sentido, las propuestas que hacen sobre la lengua, sobre la literatura y la cultura, de
alguna manera también dialogan, se oponen, trabajan con esas condiciones de
producción. Por eso les menciono este proceso de centralización cultural que inaugura
el régimen stalinista hacia fines de la década, que evidentemente, va a afectar las
discusiones que muchas veces se pueden leer entre líneas en los textos. Por ejemplo,
Bajtín menciona en su texto sobre la novela los procesos de centralización propios de la
constitución de los estados nacionales. De alguna manera, se puede leer como opinión
desplazada en el trasfondo de esas discusiones el contexto ruso en el que está
escribiendo Bajtín.

Todo esto es importante para no creer que la teoría es un discurso científico,


objetivo, neutral, aislado de sus condiciones, sino que no sólo dialoga con las
condiciones de producción material del arte y la cultura, sino que también de alguna
manera reelabora, incorpora críticamente, como parte de su trama, las condiciones
políticas del momento histórico en el que está escribiendo. Esto se puede ver en
distintos niveles. Seguramente verán, con el profesor Panesi, las desvanecencias que
atraviesan muchos de los autores formalistas; incluso, en cuanto a la posibilidad de
sustento o subsistencia material más básica.

Estudiante: ¿Los formalistas dan cuenta de que su teoría no puede seguir


adelante por las circunstancias materiales, más allá de que la teoría en sí misma podría
haber seguido?

Profesor: en los textos no dan cuenta de eso de manera directa. Pero tengamos
en cuenta que estuvieron bajo fuertes mecanismos de censura. No van a ser tontos,
tampoco, de poner esas cosas en los textos. Sí vemos que son muy desafiantes en un
primer momento, diciendo cosas como “Nosotros somos los verdaderos revolucionarios
de la teoría”, etc. Cuando discuten con Trotsky, lo hacen de par a par. Después están en
las tramas, las condiciones, que se pueden leer ustedes entre líneas en los textos.

La clase de hoy básicamente está organizada en dos partes. En un primer


momento, vamos a trabajar sobre todo con la concepción de la lengua propia del Círculo
de Bajtín y con cómo discute con la concepción de la lengua que nosotros podemos
reconocer en el Formalismo Ruso como parte de su concepción sobre el material, si bien

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tuvieron otros debates con autores de la filosofía del lenguaje... Como les decía, yo me
voy a concentrar en la polémica con el Formalismo, pero vamos a dejar asentadas
algunas cuestiones para que se entienda más integralmente esta concepción del grupo de
Bajtín.

En la segunda parte, nos vamos a concentrar más en lo que sería la concepción


sobre la literatura del Círculo de Bajtín en contraposición con el Formalismo.

Lo primero que deberíamos señalar para aproximarnos a esta concepción sobre la


lengua es algo que van a encontrar en el texto de Voloshinov -que no casualmente está
más focalizado en esta discusión sobre la lengua y el de Medvedev tiene más que ver
con los elementos de la construcción literaria. No es porque ellos, en sus trabajos, no
discutan otras cuestiones, sino que quiero resaltar estos dos componente que están en el
programa-.

Con respecto a la lengua, tenemos que tener en cuenta, en primer lugar, que se
trata, para el Círculo de Bajtín, de una concepción de la lengua entendida como palabra
viva. Van a ver que slovoen ruso se traduce de distintos modos: discurso, lengua,
palabra. Esto es importante para que cuando lean el texto, si bien no van a encontrar la
palabra en ruso, puedan asimilar estos conceptos según la tradición de lectura del
traductor. Verán que aparece, según la orientación que se le quiera dar, un término u
otro.

¿Qué entendemos por 'lengua viva'? Muchos de ustedes están haciendo


gramática, o ya la cursaron. Gramática empieza, generalmente, con la teoría
estructuralista del lenguaje, atribuida a Ferdinand de Saussure y a su Curso de
lingüística general. Podríamos decir que la palabra viva, como hecho material de la
cultura, se opone a esta concepción estructuralista de la lengua. Si ustedes recuerdan,
para estudiar al lenguaje, De Saussure separa lengua y habla. Saussure dice que va a
estudiar la lengua, y no el habla.

La teoría del Círculo de Bajtín sobre la lengua va a priorizar, justamente, lo que


sería el habla por sobre la lengua. Va a entender que la lengua, en definitiva, es una
abstracción teórica que tiene como condición el habla -esto lo dice incluso De Saussure
en el Curso- pero como no le interesa sistematizar su estudio en un sentido positivista,
podríamos decir, se va a dedicar a los enunciados reales de la vida. El Círculo de Bajtín
se va a enfocar en el habla, producida en un contexto social e histórico determinado, y

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no en esta abstracción teórica que es la lengua como “tesoro”, según De Saussure. Por
lo tanto, esta concepción de la lengua apelará a un terreno de disputa donde dialogan,
confrontan, distintas posiciones dentro del lenguaje, distintas formas de valorizar el
mundo de la vida; es decir, donde conviven -de manera conflictiva- distintas lenguas,
incluso dentro de la misma lengua.

Podríamos decir que la concepción de lengua que tiene el Círculo de Bajtín


supone la coexistencia más o menor problemática de distintas lenguas sociales, de clase,
de género, de edad, como posiciones en el lenguaje. Esta concepción supone un terreno
de disputa ideológica donde conviven, de manera conflictiva, diversas lenguas sociales.
Por eso, mencionaba las lenguas de género, por ejemplo. Ahora, podríamos decir que
todas esas lenguas conviven en una misma lengua. Dentro de cada lengua, hay otras
lenguas. En este punto, prefiero hablar de 'heteroglosia', porque resalta la diferencia
dentro de la lengua. En cambio, lo 'pluri' tiende como a una acumulación sin conflicto,
armonizada. La heteroglosia implica una lengua hegemónica que convive con otras
lenguas que le están disputando todo el tiempo esa hegemonía: lenguas marginales,
lenguas bajas, lenguas de género o de nuevas generaciones que vienen a disputar ese
dominio a través del lenguaje.

Estudiante: ¿Y la centralización cultural tuvo influjo para que una lengua


dominase sobre las demás?

Profesor: ustedes habrán estudiado en algún momento cómo la conformación de


los estados nacionales tienen que ver con narrar una victoria, algún episodio
constitutivo, pero también con definir una lengua y una cultura determinada. La
literatura es una de las instituciones fundamentales en ese relato de definición de la
identidad nacional. En ese sentido, también, como parte de esta estrategia, aparecen los
diccionarios o las gramáticas que estandarizan la lengua, una única lengua, la lengua
dominante o que se busca imponer.

Eso es lo que caracteriza y con lo que discute el Círculo de Bajtín, porque los
sentidos que figuran en el diccionario son, en definitiva, los establecidos por una lengua
dominante. Y borran la historia de las luchas que están detrás o por abajo de toda
palabra. La palabra en la vida, la palabra viva, está constantemente en el medio de estas
tensiones, de estas disputas por el sentido y el valor de las acciones y las cosas. El modo
en que nombramos al mundo no es solamente el modo en que lo representamos, sino

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también cómo lo hacemos consciente y actuamos sobre él en consecuencia; el modo en


que leemos la realidad y, por lo tanto, también, actuamos sobre ella.

De alguna manera, al focalizar este carácter diverso, constructivo, le ponen carne


y hueso a esta abstracción teórica de la lingüística, que se parece mucho al concepto de
'lengua' del Formalismo Ruso. Si uno piensa, por ejemplo, en los textos que leyeron de
Shklovski, aparece este material lingüístico casi como un material verbal neutro, sin
sentido, una serie de sonidos, incluso. “La poesía es una danza de los órganos
articulatorios”, decía Shklovski. Aparece reducida la lengua a su mera sonoridad. Eso
borra toda la carnadura, el sentido histórico con el que cargan las palabras.

Les voy a leer una cita muy interesante que está tomada de un texto de Bajtín: “la
palabra no es una cosa sino un medio eternamente móvil y cambiante de la
comunicación dialéctica. Nunca tiende a una sola consciencia o a una sola voz. Su vida
consiste en pasar de boca en boca, de un concepto a otro, de una colectividad social a
otra, de una generación a otra. De este modo, la palabra no olvida su camino, y no
puede librarse hasta el final del poder de los contextos concretos de los cuales había
formado parte. Todo miembro de la colectividad hablante se enfrenta a la palabra no en
tanto palabra natural de la lengua, libre de aspiraciones y valoraciones ajenas,
despoblada de voces ajenas, sino que la recibe por medio de la voz del otro, saturada de
esa voz.”

Es como si la palabra, en esta concepción, guardara como un resto, como una


huella, todos los usos de los enunciados concretos de los cuales formó en algún
momento parte. Y cuando nosotros usamos las palabras también nos colocamos dentro
de esa serie histórica. Es decir, recuperamos en la palabra una u otra orientación
valorativa, una u otra posición ideológica, y la resaltamos como parte de un proceso de
evaluación presente en la enunciación. Es como si habláramos de una especie de
memoria en la materialidad del lenguaje. ¿Dónde está esa memoria? No está en la
consciencia abstracta, en el sentido de Saussure, como un tesoro que poseemos por el
solo hecho de formar parte de una cultura, sino que está en todas las ejecuciones
materiales concretas en las cuales fue usada esa palabra. En los libros, los decretos, las
leyes, los discursos.

En ese sentido, se recupera una materialidad de la lengua fuertemente social e


histórica, porque la lengua, entonces, en cada una de sus palabras, conserva todos esos

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contextos en los que fue usada. Por más que nosotros ignoremos esos marcos, los
reponemos inevitablemente cuando hablamos, porque aprendemos la lengua, también en
un sentido práctico, en enunciados concretos que se desarrollan en el marco de esos
contextos sociales e históricos.

Es inevitable que cuando hablemos nos coloquemos en esa serie. No podemos


salirnos de esa serie, porque las palabras que usamos ya fueron usadas, contienen todas
esas voces, todos eso usos de los otros. Lo de la palabra ajena tiene que ver con que
cada palabra que usamos está saturada de las voces, de la palabra de otro, que nosotros
nos apropiamos, pero al apropiárnosla no podemos desconocer esas voces otras que les
dieron forma.

Vean que es una posición totalmente diferente a la de agarrar el diccionario y


fijarme allí las palabras, según lo que diga la Real Academia Española o la institución
que fuere. Esta concepción de la palabra viva nos permite ver esos significacados
fijados en el diccionario pero también cómo las palabras están todo el tiempo
cambiando sus sentidos y valores de acuerdo a sus usos. Es decir, son resituadas
constantemente. El contexto social e histórico es el que le da sentido o valor. El
momento en que una palabra es usada en términos de un enunciado concreto supone una
escena en que se está produciendo un acto a través de esa palabra. Se vuelven a situar
todos esos sentidos o valores previos. Se actualizan en un enunciado concreto.

Para poder caracterizar estas discusiones, me gustaría que entremos un poco en


el problema de la relación entre lenguaje e ideología. La palabra o enunciado real
contiene evaluaciones sociales que se expresan o tienen como marca los acentos o las
entonaciones que colorean esas palabras. Cualquier enunciado, entonces, tiene un
sentido y un valor asociado, que depende del contexto de ejecución, de la escena
ideológica en la cual interviene.

Podríamos decir que, por ejemplo, las luchas de las mal llamadas 'minorías
sociales', suponen una reapropiación de los términos despectivos usados contra ese
colectivo como emblema o identidad. Por ejemplo, el pibe chorro se apropia del término
y construye una cultura como correlato del atributo asignado por los medios y las
instituciones; lo mismo con el término “negro” o “cabecita negra”; estoy pensando en
Estados Unidos, pero también en el ámbito latinoamericano y, más cerca, en nuestro
propio país hace sesenta o un año-. Lo mismo lo podemos pensar con el término 'queer':

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aquel señalado como “raro”, “diferente”, “anormal”, se reapropia del insulto y lo


vuelve bandera de una lucha. Podemos, incluso, salvando las distancias, pensar en el
Formalismo Ruso. El término 'formalismo' es un término negativo que se usó en un
primer momento como mote de estos autores y su teoría; ellos y la historia de la teoría
de alguna manera se lo reapropió, incorporándolo en una nueva serie y forma de
valoración. Pero no es una redefinición que borra la anterior, sino que da cuenta de una
memoria, de una violencia social inscrita en el lenguaje, que es transformada en
emblema de una lucha. Estas identidades sociales, entonces, trabajan sobre el potencial
de cambio del lenguaje y sus condiciones. Un término negativo es reapropiado como
término positivo en el marco de una lucha concreta.

Podemos leer las tramas ideológicas en los propios materiales. No lo estoy


planteando de manera abstracta. Todo queda asentado, guardado, en algún lado. El tema
es cómo lo recuperamos, cómo reconstruimos críticamente esas series históricas, esa
memoria inscrita en la lengua.

La novela, por ejemplo, es un género muy relevante para el Círculo de Bajtín. De


hecho, van a leer textos que están incluidos en la teoría de la novela de Bajtín. La
novela es un género típicamente moderno, ya que permite abrir la literatura a la escena
de debate público en la que confluyen y pelean distintas lenguas. Ese escenario sirve al
mismo tiempo a los fines de la centralización, pero al espacio donde las lenguas se
igualan momentáneamente, y la novela a parece como el material que se abre a distintas
lenguas, a las distintas voces que conviven en una misma narración. De hecho, Bajtín
separa los géneros más estandarizados -que son los estudiados por la filología y los
estudios literarios clásicos- como la lírica, la epopeya, la tragedia, de la novela como
género moderno. Esto le permite a la novela poder ser el lugar donde conviven la
cultura alta y la cultura popular, donde se pueden leer distintas voces sin tener que estar
sometidas a esa jerarquía o distinción cultural. Piensen que la novela es un género
moderno pero también burgués. Entonces, la posibilidad de disputar la escena pública
sin apelar a una autoridad superior o trascendental es fundamental en su nacimiento.

Buscamos resaltar, entonces, el concepto de palabra viva vinculada al concepto


de ideología. Esto es importante porque nos permite situar la discusión en el contexto de
la teoría marxista. Si uno va a la teoría marxista -donde se reconocen estos autores, por
cierto, a pesar de que discuten algunas cosas- encuentra el problema de la ideología

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como un problema político y epistemológico pero también cognitivo, en cuanto señala


la relación del sujeto con el mundo que experimenta. Esto aparece como fundamento de
muchos de los textos de Bajtín que van a leer. Si nos remitimos al esquema clásico
marxiano -propio de los textos de Marx-, veremos que la totalidad social se divide en
base y superestructura. La base es la estructura o infraestructura, donde encontramos las
fuerzas productivas y las relaciones de producción. Las relaciones de producción están
“formateadas” de acuerdo a un modo de organización económico que tiene su correlato
superestructural. En la superestructura tenemos el arte, la literatura, al filosofía, la
religión, el derecho, el sistema jurídico-político... Todos estos productos de la cultura
son productos ideológicos materiales.
Igual, me estoy adelantando un poco, porque en la teoría marxista no
necesariamente aparece la ideología como material. Hay toda una discusión, a lo largo
de las lecturas del marxismo que identifican en primer lugar a la ideología como una
falsa consciencia, un reflejo de la realidad material, como algo que es una abstracción,
sin materialidad. Después, las teorías posteriores, fueron especificando el carácter
material de la ideología, en parte gracias a los aportes de el Círculo de Bajtín.
Se dice -aunque es cuestionable- que todos estos productos ideológicos son
distintos a los naturales, ya que tienen sentido. Todo lo que compone ese mundo
ideológico se diferenciaría de lo concreto, material, propio de la vida práctica. En
general, además, hay una explicación típicamente marxista que habla de la
superestructura como un reflejo, o habla de determinación de la base sobre la
superestructura. Esto quiere decir que todo ese ambiente ideológico sería, según esta
concepción, producto determinado de las condiciones materiales de la existencia, de la
realidad socioeconómica propiamente dicha. Esta lectura aparece por primera vez en
“La ideología alemana”, de Marx y Engels, donde discutiendo con el idealismo -los
autores neohegelianos- plantean que estos “ideólogos alemanes” leen la realidad desde
estos procesos abstractos de la filosofía. Por lo tanto, la ideología es meramente un
reflejo o expresión de la realidad de acuerdo a los intereses de clase de estos autores.
Ahí aparece la metáfora de la cámara oscura, la idea de que hay como una inversión
entre el mundo y la consciencia, que permite apropiarse de esa realidad, que implica
pensar que es la consciencia la que determina el mundo, y no a la inversa, como plantea
el marxismo.
Después, en Marx hay otras lecturas y esto va cambiando. En uno de los textos
más citados de Marx sobre la economía política aparece otro sentido de la ideología:

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habla de ella como ese terreno en que tomamos consciencia, nos apropiamos de la
realidad y actuamos, por ende, sobre ella. Ahí ya no aparece una única ideología
dominante sino la disputa ideológica; entre una ideología burguesa, por ejemplo, y la
propia de los intereses del proletariado. O sea, en ese caso, la ideología pasa a integrar
el terreno de la lucha de clases, una lucha específica que se corresponde con esa lucha
en el plano material.
Hay una tercera lectura, más tardía, en Marx, en la que este problema no aparece
enunciado como un problema de la ideología, pero que lo podemos recuperar así, que es
la que habla de la ideología, la palabra o las categorías del lenguaje como una trama
material en la que se constituye nuestra experiencia del mundo. En esa definición se
empieza a borronear la división entre base y superestructura, porque justamente esa
trama material de conceptos y definiciones de la economía política, por ejemplo, tiene
tanta realidad como las relaciones de clase propias del capitalismo que representan. Es
más, aparecen como imbricadas.
Entonces, la definición empieza a virar hacia un proceso más dialéctico, de
interacción, de mezcla. Es como un ida y vuelta.

Todo esto que les estoy mencionando como parte de una discusión en el
marxismo incluye una larga serie de discusiones sobre ideología en el marxismo durante
todo el siglo XX. No es que encontramos esto tal cual en Marx sino que, detrás de mis
argumentos, están las lecturas posteriores. Van a reconocer a Althusser en el contexto
del Estructuralismo francés o pueden reconocer cuestiones de los Estudios Culturales
ingleses sobre campo material de la ideología. Es importante incluir en este contexto de
discusiones al Círculo de Bajtín porque forma parte de las condiciones de producción de
este concepto más dialéctico y material de la ideología en el lenguaje.

El lenguaje, de hecho, aparece en Bajtín como la intersección de la base y la


superestructura; es el elemento que media entre esos dos momentos. Porque el lenguaje
tiene una realidad material que queda plasmada en la cultura y, por lo tanto, podríamos
decir que tiene algo de infraestructura y, a su vez, tiene sentido y valor y, por lo tanto,
forma parte del mundo ideológico. Es el material que da forma al mundo ideológico.
Podríamos hablar también de las imágenes y las representaciones, pero si hay un
material fundamental de la ideología este es el verbal.

En el texto de VoloshinovMarxismo y filosofía del lenguaje, Bajtín y


Voloshinovllegan a decir que “la lengua es la arena de la lucha de clases”. Retomando lo

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que mencionamos al comienzo: un campo o terreno en disputa, que es material,


histórica y socialmente concreto. Podríamos decir que en la lengua también se da,
contrariando las lecturas más ortodoxas del marxismo, la lucha de clases. Hay una
disputa por el sentido y por el valor que se da en la lengua y que forma parte de las
luchas históricas de clase.

Estudiante: ¿Dónde ubica el Círculo de Bajtín el lenguaje?

Profesor: en el medio, podríamos decir. No está en el texto que ustedes tienen


que leer, pero en Marxismo y filosofía del lenguaje hay todo un apartado sobre la lengua
en relación con la base y la superestructura. Ahí se ve que la lengua se ubica en el
medio, como elemento mediador.

Estudiante: ¿Hace alguna diferencia entre los términos ‘lenguaje’-‘lengua’?

Profesor: No, al menos yo los estoy usando indistintamente para traducir la


palabra slovo.

Estudiante: ¿Esto también se relaciona con Bourdieu y como éste habla de la


dominación a través del lenguaje?

Profesor: Bourdieu tiene muchos de estos componentes sobre la distinción en la


cultura. Si bien se da en el marco de una tradición más sociológica del estudio de la
cultura, tiene que ver.

Me olvidé de mencionarles, como para que tengan una idea de las cosas que se
discutían en esa época, que, contemporáneamente al Círculo de Bajtín, hay un lingüista
ruso llamado Marr que es considerado como “el” lingüista de la Unión Soviética. Marr
ubica al lenguaje en la superestructura. En la década del cincuenta es el mismo Stalin
quien refuta a Marr.

Estudiante: ¿Y dónde la ubicaba Stalin?

Profesor: En la infraestructura, como una realidad material.

Ahora bien, ¿qué pasa con todo esto y la literatura? Hasta aquí estuvimos
concentrados, fundamentalmente, en la concepción sobre el lenguaje. Ahora tendríamos
que pensar qué pasa con la literatura en el medio ideológico. Es decir, cómo la
literatura, como un producto de la cultura forma parte también del medio ideológico y
puede ser leída de manera específica en ese medio o ambiente ideológico del que habla
el Círculo de Bajtín.

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Los textos que tienen que leer no se detienen mucho en esto, pero el ambiente o
el medio ideológico aparece como un terreno material en el cual los enunciados de la
vida (como serían los discursos y la literatura) aparecen recortando un terreno de
evaluaciones sociales. Y aparece la literatura como cualquier otro discurso ideológico
produciendo un reflejo sobre sus condiciones materiales de existencia. Este reflejo es
específico: cada discurso, cada esfera de producción ideológica produce un reflejo
especifico de ese ambiente o medio ideológico.

Pero la literatura no solo refleja y refracta esas condiciones materiales de


existencia sino que también refleja o refracta las otras ideologías propias de los
discursos sociales. Les leo una cita:

“La literatura es una parte de la realidad ideológica y ocupa un lugar en ella en


forma de obras verbales definidas y organizadas que tienen su propia estructura
específica. Esa forma, al igual que cualquier estructura o marco ideológico, refracta a
su manera la realidad socioeconómica en su proceso generativo. Pero, al mismo
tiempo, la literatura refracta en su “contenido” las refracciones de otras esferas
ideológicas. Es decir, en su “contenido”, la literatura refleja o refracta la totalidad del
horizonte ideológico del cual forma parte.”

En este sentido, van a encontrar que Voloshinov dice que “la literatura es un
poderoso condensador de evaluaciones sociales inexpresadas”. La literatura, a
diferencia de los otros discursos, no solo se vincula de una manera específica, refleja o
refracta esa realidad socioeconómica, sino que, además, porque en su contenido incluye
a todos los otros discursos, refleja, aunque de manera oblicua, las ideologías que están
por detrás o por adelante de todos esos discursos.

Estudiante: (Participación inaudible.)

Profesor: La teoría del Círculo de Bajtín sobre la literatura tiene ciertos bemoles
en relación con la teoría más utilitarista del marxismo. Veremos cómo se diferencian.
No es la teoría clásica determinista del marxismo sobre la literatura que, por ejemplo,
atribuiría la ideología de la obra a la ideología de clase del autor. Cuando hablan de
refractar las otras esferas de la producción ideológica, Bajtín, Medvedev y Voloshinov
están pensando en ese medio opaco de la ideología; los enunciados de la literatura
formulan una evaluación específica que no responde a un proceso de determinación sino
más bien a una interacción entre la realidad social y la literatura.

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En este sentido, podemos ver en algunos textos cómo Bajtín habla de los géneros
de la literatura como formas de entrenar nuestra percepción de la realidad o incluso de
ver aspectos de la realidad, a partir de nuevos géneros, que antes no se podían ver. Por
lo tanto, no es que la realidad determina a la literatura ni que la literatura representa a la
realidad: hay una interacción. Un ejemplo concreto es lo que les mencioné de la novela.
La novela, como género, permite no solo absorber toda la heteroglosia social, propia del
proceso de modernización, sino que a su vez, como género discursivo, permite mostrar
esa disputa por el sentido.

Estudiante: ¿Bajtín considera a la literatura como un género discursivo (…)?

Profesor: Si estás pensando en una lengua que se vuelve sobre sí misma, en el


sentido de cómo la teoría francesa entiende la literatura, podríamos decir que algo anda
dando vueltas por ahí. Dije antes que la palabra conserva como huella los usos
anteriores, ¿qué pasa con eso en la literatura? La literatura también se incluye dentro de
una serie específica, que es la literaria, que está dentro de un ambiente ideológico
mucho más amplio. Si hay algo que los diferencia del Formalismo es que el Círculo de
Bajtín no recorta a la literatura del medio ideológico sino que la pone en el medio de ese
conflicto.

Estudiante: ¿En el Círculo de Bajtín tenían una visión parecida a la de Adorno


respecto al arte? Es decir, la obra de arte es un fin en sí, pero al permitir ver una realidad
que antes no se pudo ver, se genera un contraste. El arte no busca trasformar la sociedad
sino generar un contraste, a partir del cual, generar contradicciones en la ideología.

Profesor: Tiene que ver. Por eso les dije que muchas de las cosas que se
discuten acá se vinculan con lecturas que vendrán más adelante. No porque Adorno
haya leído el Circulo de Bajtín necesariamente, sino porque tiene que ver con una
concepción de la lengua y la literatura vinculada con la trama ideológica material de la
cultura. Por eso vos podes reconocer algo de lo que dice Adorno.

Estudiante: Ellos hablan de modificar al lector. ¿Qué diferencia hay con la


desautomatización de Shklovski?

Profesor: Piensen que todo el aparato teórico del primer período del
Formalismo, concretamente la desautomatización, por un lado, borra al sujeto y
diferencia entre lengua poética y lengua práctica. El fundamento es la separación de
literatura y vida, que se basa en la distinción entre lengua poética y lengua práctica.

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Estudiante: Lo veo un poco contradictorio, tal vez no lo entendí. Por un lado


hay un reflejo de lo que pasa afuera y, por otro lado, gracias a eso nos damos cuenta de
cosas que no vemos en la misma sociedad en la que esta esa obra.

Profesor: Son siempre, podríamos decir, reflejos oblicuos. No por nada Bajtín
usa el concepto de medio ideológico como un medio opaco. Nunca hay un reflejo
inmediato, transparente de la lengua con respecto a la realidad que intenta representar,
sino que es un reflejo oblicuo. No es como si la literatura o el lenguaje pusieran un
espejo frente a la vida, sino que la reflejan de una manera específica. Es decir, producen
una operación sobre esa realidad que involucra, inevitablemente, al lenguaje.

Para volver a la pregunta, las condiciones en que Shklovski formula la idea de la


desautomatización, sobre todo en términos de sus fundamentos teóricos, están muy lejos
de lo que plantea Bajtín. Sin decirte por eso que Bajtín desconoce la capacidad de la
literatura de extrañar la realidad. Es decir: el fundamento teórico de esta operación del
Formalismo –y particularmente de Shklovski en “El arte como artificio”– requiere
distinguir lengua poética y lengua práctica, cosa que no hace Bajtín; requiere asimismo
separar la literatura de la vida y abstraerla, cosa que tampoco hace Bajtín. Y, además,
requiere borrar la subjetividad, cosa que definitivamente no hace Bajtín.

En el uso que hace Bajtín del concepto de refracción hay una crítica al concepto
de reflejo transparente del realismo que propone el marxismo más mecanicista. No hay
un reflejo inmediato de la realidad social en la obra literaria ni tampoco hay un reflejo
directo de esa realidad social qe determine la consciencia de clase del autor, sino que
tenemos que pensar esta dinámica de relaciones en términos de refracción o reflejo
oblicuo.

¿Saben qué es la refracción?

Estudiante: Cuando la luz pasa por el prisma y se divide en los siete colores.

Profesor: Claro. O por cualquier medio distinto al aire. La idea de refracción


supone que en un medio distinto al aire, las imágenes se distorsionan. El ojo humano
esta entrenado para ver en el aire como medio; pero el aire no deja de ser un medio que
produce su propia refracción. Todos estos conceptos de ideología están muy permeados
de ideas que tienen que ver con cómo experimentamos o percibimos el mundo.

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En la idea de reflejo oblicuo o refracción de la literatura con respecto a la vida y


a los otros discursos, está la idea de un reflejo distorsionado. Para Bajtín, no hay ningún
discurso que implique un reflejo directo. En el medio ideológico conviven distintas
esferas de producción ideológica (la religión, el discurso político, la moral, etc.) que
tienen sus propias formas de refractar de manera específica la realidad. Está muy lejos
de la vieja idea de ideología como velo que impide el acceso a la realidad. Siempre
estamos inmersos en ese medio opaco, conflictivo, de la ideología.

Ahora bien, ¿cómo discute con las posiciones más ortodoxas del marxismo?
Frente a la idea de reflejo inmediato de la realidad social en la literatura en
determinados géneros (por ejemplo, el realismo), el Círculo de Bajtín piensa que la
literatura siempre produce una refracción, un reflejo oblicuo. Nunca es transparente el
vínculo de la literatura con la realidad, porque, de hecho, el lenguaje, al estar inmerso en
su propia conflictividad social, nunca es transparente. La palabra ‘pan’ no se come. Y en
la palabra ‘pan’ conviven una serie de tensiones y discusiones sociales. La palabra ‘pan’
produjo la Revolución Francesa, por ejemplo.

Estudiante: ¿Hay un concepto de realidad detrás de eso?

Profesor: El concepto de realidad siempre está mediado por la ideología, porque


no conocemos un modo de acceder a la realidad que no sea a través del lenguaje. Pero
ojo, esto no quiere decir que la realidad no exista.

Hay unos estudios de neurolingüística que demuestran la imposibilidad de


ciertas personas con afasia de distinguir entre un conjunto de elementos, hilos de
distintos colores y texturas, arriba de una mesa. Como tienen afectada la capacidad de
lenguaje, no pueden hacer distinciones en la realidad. Podríamos trasladar esto y decir
que todo lo que percibimos está tramado por el lenguaje. De hecho, también hay
estudios vinculados al modo que percibimos antes de la adquisición de la lengua: el
mundo hasta entonces es un conjunto heterogéneo, mezcla de sensación y estímulos que
nuestro cerebro no alcanza a reconocer y distinguir. Sin lenguaje, no podemos hacer
distinciones: no podemos reconocer un rostro, no podemos reconocer una realidad por
fuera de nosotros, etcétera.

Por lo tanto, sí hay un concepto de realidad, pero ese concepto de realidad está
vinculado al modo en que la lengua nos permite percibir esa realidad.

Decíamos que las diferencias con el marxismo tienen que ver, por un lado, con la

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teoría del reflejo y la refracción. Por otro lado, también la idea de que la consciencia del
autor no necesariamente refleja la consciencia de clase o propia de la clase.

Estudiante: ¿Esto qué quiere decir?

Profesor: Un autor burgués puede producir una obra no burguesa.

Esto es lo que Engels llama “el triunfo del realismo en Balzac”. Engels dice que
Balzac a pesar de pertenecer a la aristocracia, en su literatura puede mostrar de manera
mucho más concreta la realidad social de su tiempo y los actores que la representan e
incluso ser sumamente corrosivo con su propia clase.

Estudiante: ¿Tiene que ver con el concepto de alienación?

Profesor: La ideología está asociada a la alienación si pensamos en términos de


falsa consciencia. Es decir, si pensamos que estamos sumidos en una ideología que no
nos permite ver o nos separa de la percepción de la realidad tal cual es. El concepto de
Bajtín se aleja de esa noción: la ideología aparece más como producción que como
alienación o falsa consciencia. No aparece como un extrañamiento de la realidad sino
que aparece como una formulación más o menos decuada de esa realidad, más o menos
distorsiva.

Algunos autores como Zdhanov o Plejánov (que, probablemente, el profesor


Panesi nombre en sus clases) tienen que ver con teorías más mecanicistas del marxismo
ortodoxo. Teorías con las que discute el Círculo de Bajtín.

En cuanto a la psicología de clase, podríamos decir, que esa conciencia esta


armada por una multiplicidad de voces y lenguas que se disputan el sentido. Por lo
tanto, no hay una única consciencia de clase sino que la conciencia es colectiva y está
imbuida, como parte de la disputa por el sentido y el poder en una época determinada,
de esa diversidad. Sería muy simplificador reducir una subjetividad a una posición de
clase.

Esto nos habilitaría a plantear, junto a Engels, la posibilidad de que un autor


políticamente conservador, como Borges, escriba cosas que no se ajustan del todo a esa
representación. Es decir: no hay una determinación directa de la posición de clase sobre
lo que escribe una persona. Eso nos reduciría a todos a ser una especie de autómatas y
actuar como nos indica la clase que aparece “grabada” en la consciencia. Por suerte, no
siempre es así.

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Después de este largo recorrido, llegamos a la discusión con el concepto de


literatura o el modo de estudiar la literatura del Formalismo Ruso. Voy a identificar tres
o cuatro elementos para que ustedes lo puedan después leer los textos. Sobre todo, el
texto de Medvedev plantea algunas lecturas bien concretas donde van a reconocer las
clases que tuvieron sobre Formalismo.

Hay discusiones muy concretas que podemos caracterizar entre el Círculo de


Bajtín y el Formalismo Ruso. Una de las diferencias más importantes tiene que ver con
la operación de especificación: cómo producen una especificación de un dominio o
campo de estudio propio de la teoría literaria estos dos grupos.

Parafraseo una cita de Medvedev de El método formal de los estudios literarios.


El marxismo y el método formal se encuentran y chocan en el problema de la
especificación. Sus técnicas de especificación son diametralmente opuestas: los
formalistas consideran la especificación como aislamiento de un dominio que
permanece sellado respecto de las demás fuerzas y energías de la vida ideológica y
social. Para Bajtín, si la literatura es un fenómeno social, entonces, el método formal es
inadecuado. El Formalismo para especificar aísla el material verbal de la literatura y
constituye, como parte de esta operación, su objeto de estudio, que es la literaturnost.
Esa especificación requiere separar lengua poética de lengua práctica y en esa
separación también separa lo propiamente literario del byt (vida cotidiana).

El Círculo de Bajtín no niega la importancia de la especificación, pero la


operación de especificación es distinta. Recupera y valoriza la necesidad de especificar
un dominio material y su forma de abordarlo, pero el modo en que produce ese campo
propio de los estudios literarios es totalmente distinto. Mientras que el Formalismo
(especialmente en el primer período) recorta y separa del resto de las esferas de
producción cultural a la literatura, el Círculo de Bajtín propone una forma de
especificación que resalta la singularidad de la literatura en relación con el resto de los
discursos y prácticas sociales. En esta especificación no hay una idea de literatura
separada de la sociedad y el medio ideológico sino que coloca la literatura dentro del
medio ideológico. Lo que distingue a la literatura es su relación con las otras esferas y
no su separación.

Estudiante: (Participación inaudible.)

Profesor: La literatura trabaja con el mismo lenguaje que la vida. Produce,

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después, con esos materiales formas de refracción de la realidad que le son específicas
en su capacidad de absorber todos esos otros discursos y transformarlos. Pero la lengua
es la misma. El Formalismo se toma el trabajo de distinguir estas lenguas e incluso de
trabajar con el zaum del Futurismo para remarcar cómo hay aspectos de la lengua
poética que son completamente distintos a la lengua práctica.

Estudiante: Estos otros discursos que refleja la literatura, como la teología, ¿no
son literatura?

Profesor: Esa es una operación de lectura que hacés vos, y Borges.

Estudiante: ¿Pero qué diría el Circulo de Bajtín?

Profesor: Que la literatura tiene una serie de características específicas que le


permiten vincularse de una manera determinada con todos esos otros discursos, pero
que no es asimilable a esos otros discursos.

Por ejemplo, como vos decís, el discurso religioso, en términos de la escena


institucional en la que se produce, supone un vínculo con una cierta forma de
organización de los feligreses, la jerarquía eclesiástica, etcétera. Tiene una utilidad que
la literatura no tiene en principio. Hay un proceso de autonomización, que tiene que ver
con las condiciones institucionales de la literatura, que van a estudiar en el próximo
teórico-práctico con Silvia Delfino, que la diferenciaría del discurso religioso.

Si tuviéramos que comparar, la respuesta a la pregunta del compañero es no.


Porque todos los discursos tienen un vínculo con determinadas condiciones de
recepción y producción; la literatura tiene un vínculo específico que es distinto al del
discurso religioso.

Estudiante: ¿Es como que la literatura tiene más capacidad de absorción?

Profesor: “Absorción” es, de hecho, un término que utiliza el Círculo de Bajtín.


La literatura absorbe otros discursos, absorbe los valores y sentidos sociales que viven
en el lenguaje y los plasma de manera específica.

Estudiante: (Participación inaudible.)

Profesora: En realidad, todos los discursos producen algún tipo de refracción.


Lo que tiene la literatura es la posibilidad de vincularse con el resto del medio
ideológico que es recortado en las esferas de producción específicas de la religión, la
política, el derecho. En ese sentido, la literatura -podríamos decir- tiene menos límites:

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permite un vínculo con el lenguaje en todos los sentidos y valores sociales posibles.

Estudiante: (Participación inaudible.)

Profesor: De alguna manera, el Círculo de Bajtín recupera el sujeto, tanto


productor/autoral como receptor. A pesar de que no es un estudio de la recepción como
se verá más adelante en el siglo XX. Pero tiene en cuenta esa escena que se produce de
manera inmanente en la obra entre narrador-narratorio, figuras que son la representación
dentro de la obra literaria del que cuenta y el que escucha o lee. Verán en los textos que
el Círculo de Bajtín trabaja con un análisis que reconoce, dentro del texto, la interacción
entre un locutor (alguien que habla), alguien que escucha y un tema, que es
personificado como héroe, una escena enunciativa. Voloshinov lo usa para leer tanto el
lenguaje literario como para leer el lenguaje cotidiano. Esa escena de interacción
seguramente apareció en los trabajos que ustedes están haciendo sobre Borges, donde
todo el tiempo se pone en escena al que narra, al receptor construido dentro del relato o
el héroe del relato que puede remitir a distintas instancias o valores.

Si hay algo que diferencia al Círculo de Bajtín del Formalismo Ruso: la


contemplación del sujeto, de la producción de subjetividad, en los textos.

Estudiante: ¿Cómo definiría el Círculo de Bajtín la literatura?

Profesor: No van a encontrar una definición en el sentido de la literaturnost.


Toda la teoría del Círculo de Bajtín es anti-positivista. Es materialista y, por eso, no
requiere ese recorte del objeto de estudio, del método, etcétera. Van a encontrar a la
literatura como un material más de la cultura en el que se puede leer la conflictividad
del lenguaje de una manera específica y concreta.

Antes de cerrar, me gustaría que tengamos en cuenta los distintos sentidos que le
dan el Círculo de Bajtín y el Formalismo Ruso al material, el contenido y la forma.

Recuerden que en el Formalismo aparece el concepto de material y de


procedimiento (priem) y se borra el contenido. El contenido es un elemento
completamente subsidiario para el Formalismo, es constante, no varía: lo que importa es
el modo en que se da forma al material en la obra literaria. Dentro del primer
Formalismo, la forma no es un recipiente para el contenido sino que la relación que
produce la literatura con los materiales verbales tiene que ver con darle forma al
material. Lo importante son los procedimientos; de hecho, para Shklovski, el sentido de
la obra equivale a la suma de sus procedimientos.

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Ahora bien, ¿qué pasaría con una concepción como la del Círculo de Bajtín?
Bajtín no puede desconocer el contenido. Si bien no tiene una lectura simple de la
relación material-contenido-forma (de hecho, el contenido y la forma aparecen
entramados en el material), no puede desconocer el contenido porque éste da cuenta del
sentido y el valor social absorbidos por la obra. Por lo tanto, Bajtín va a decir que la
forma en literatura no es forma del material sino forma del contenido. Pero además va a
sostener que esta relación aparece plasmada de manera concreta en el material. Por lo
tanto, a lo que se da forma no es al material en un sentido neutro y abstracto sino que
son los contenidos, los sentidos y valoraciones de las palabras, los que son recortados,
seleccionados y dispuestos en la obra.

Dice Bajtín: “La forma artística es la forma del contenido, pero culminada
íntegramente en el material y fijada en él. La obra absorbe el contenido en el sistema
viviente en su proceso de generación, no de sistemas hechos y prefijados. La realidad
entra en la obra ya conocida y evaluada. Los fenómenos entran en el mundo
distanciado del arte con todo su coeficiente valorativo; no como un cuerpo físico
desnudo y sin sentido, sino como un sentido social.”

El procedimiento, cuando actúa sobre el material, está recortando también las


valoraciones sociales. De alguna manera la obra, en su forma, produce una evaluación
de los sentidos y valores contenidos en ella. No porque el autor enuncie su posición
ideológica explícitamente, sino porque actúa sobre un material lingüístico que ya está
valorizado y le da forma.

Estudiante: ¿Es por eso que habla de la visión de mundo del lenguaje en la
novela?

Profesor: Sí. La obra literaria produce una evaluación del mundo en su


“pequeño mundo” y, por lo tanto, recorta y da conclusividad a un proceso de valoración
social. Es decir: en la obra literaria conviven una serie de visiones de mundo, pero
también hay una toma de posición. Esta toma de posición no se da -repito-, en general,
como una toma de posición explícita en el enunciado, sino que se da como una
evaluación de la forma. Es decir: en la disposición de los materiales, de las voces, de los
personajes en la obra hay una evaluación y reelaboración del contexto ideológico en que
se está produciendo esa obra. Hay una toma de posición respecto de la literatura, pero
también respecto de la vida en sentido más amplio.

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La literatura tiene esta ambigüedad, en la cual esta toma de posición no es una


toma de posición abierta y directa sino que, incluso, puede implicar la convivencia de
distintas visiones de mundo. La novela polifónica en Dostoievski implica que no hay un
narrador que tenga una posición clara sino que hay voces que conviven y que están
organizadas por un sistema dentro de la obra y no podemos decir que una voz
prevalezca sobre las otras.

Dice Bajtín sobre la forma: “El procedimiento es una actividad social en tanto
no opera en un medio lingüístico neutral, sino que recorta un sistema de evaluaciones
sociales. La resistencia del material que sentimos en toda obra poética es, de hecho, la
resistencia de la evaluación social que contiene.”. Es decir que cuando el autor entra en
relación con ese material verbal no establece una relación con un material neutro sino
que establece una relación con un material ya formado y que está plagado de voces,
sentidos y valoraciones. Por lo tanto, en el modo en que organiza la obra, el autor
recorta ese sistema de evaluaciones. Los problemas que asume en su tarea de escritura,
las resistencias que encuentra en la elaboración de su obra, tienen que ver con las
tensiones sociales que se reconocen en esa lengua con la que esta trabajando.

Estudiante: ¿Qué quiere decir con “resistencia”?

Profesor: Es la idea de que cuando el autor trabaja con el material encuentra una
resistencia especifica vinculada con la trama de desarrollo técnico del arte y la cultura
en ese momento determinado. Entonces, de alguna manera, los problemas que encuentra
el escritor al escribir tienen que ver con problemas sociales no resueltos en el lenguaje.
Entonces, la obra literaria se enfrenta a esa resistencia y produce un trabajo en relación
con ese contexto de evaluaciones sociales.

Estudiante: ¿Entonces la novela polifónica venció la resistencia?

Profesor: Ahí una voz no se impone sobre las otras. Es el contexto más
dialógico posible. Pero podríamos decir que se enfrentó con una resistencia del material
que resolvió haciendo que ninguna voz se imponga sobre las otras.

Estudiante: En los textos de Adorno que tenemos para leer, ¿está este tema de la
resistencia?

Profesor: Esta en “El artista como lugarteniente” y en la Teoría estética.

Estudiante: (Participación inaudible.)

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Profesor: El último eje de comparación no lo vamos a llegar a desarrollar:


implica la subjetividad y la trama histórica de la cultura que aparece entrecortada y
aislada en el Formalismo y como integridad y territorio en disputa para Bajtín.

Listo, cerramos. Para el próximo teórico-práctico van a trabajar con los textos
Bürger: “Modernización e institucionalización literaria” y la selección de fragmentos de
Teoría de la vanguardia.

Gracias.

Revisado por el profesor a cargo de la clase

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