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Escuela Nacional de Antropología e Historia de México.
1
Una nota en la prensa el día de su cumpleaños 100 se tituló: “Conmemoran el centenario
del ‘etnólogo filósofo’ francés Claude Lévi-Strauss”. Dicha nota inicia así: “‘Me conver-
tí en antropólogo huyendo de la filosofía’, dijo Claude Lévi-Strauss. Y sin embargo el
etnólogo francés de renombre mundial, quien este viernes cumpliría (sic) 100 años, es
para muchos más bien un filósofo. Desde hace más de medio siglo, este hombre discreto
se posiciona en los debates culturales actuales. Dotó de un nuevo significado los concep-
tos de ‘raza’, ‘cultura’ y ‘evolución’, y hace décadas que hizo de la diversidad cultural
un factor esencial de la cohesión social y de la paz, una teoría que en contexto de la glo-
balización gana cada vez más relevancia. Por ello la prensa celebra a este científico co-
mo el ‘etnólogo filósofo’ de su época”. Periódico La Jornada, 28 de noviembre de 2008,
p. 4a.
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2
Véase nota del periódico La Jornada, 10 de agosto de 2009, p. 5a. Al respecto de la conmemo-
rativos de su edad esta nota dice que Lévi-Strauss es crítico respecto a dichos actos: “‘Te felici-
tan a los 90 años porque piensan que no llegarás a los cien’, expresó en la entrevista que
concedió a la radio France Culture, hace más de 10 años. En noviembre pasado (2008) se le de-
dicaron jornadas académicas, homenajes, lecturas, maratones televisivos y hasta el Museo Quai
Branly, de París, impuso a su teatro el nombre de Lévi-Strauss. Sin embargo, en ninguno de los
actos en su honor estuvo presente, ni siquiera el que le rindió la Academia Francesa de la que
forma parte desde 1973”.
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3
Institución especializada de la ONU, creada en 1946 con el objetivo de “contribuir al manteni-
miento de la paz y de la seguridad internacionales, estrechando la colaboración entre las nacio-
nes a través de la educación, la ciencia y la cultura, con el fin de garantizar el respeto de los
derechos humanos y las libertades fundamentales”. Sin embargo EUA: se retiró de ella en 1984,
y Gran Bretaña en 1985. La UNESCO ha llevado a cabo declaraciones y campañas contra el ra-
cismo y la discriminación y a favor de poblaciones tribales e indígenas desde 1950, pasando por
1951-1952, 1964, 1967, 1971, hasta 1992. En 1997 publica un informe sobre “Nuestra diversi-
dad creativa”.
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Véase la bibliografía y hemerografía desglosada año por año que aparece en el opúsculo de C.
Lévi-Strauss, Mito y significado, Prólogo, notas y bibliografía de Héctor Arruabarrena, Alianza
Editorial, libro de bolsillo, México, D.F., 1989, pp. 79-95.
5
Resulta curioso y sintomático que otra vez la UNESCO (con sede en París), se una a la celebración
del centenario de Lévi-Strauss señalándolo “como uno de los grandes intelectuales del siglo
XX”. Véase la primera nota periodística arriba citada, cuyo subtítulo es “La UNESCO lo recuerda
como uno de los intelectuales más relevantes del siglo XX”.
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Tomando algunos aspectos clave discutidos por Lévi-Strauss en sus dos artícu-
los de 1952 y 1971, intento continuar y actualizar el debate entorno a los particu-
larismos y la universalidad que ha permeado la historia de las ciencias
socioculturales; me ubico desde una posición antropológica que se inscribe dentro
del materialismo histórico-dialéctico. Así pues, las cuestiones de la evolución
sociocultural, el carácter y el sentido de la historia, la universalidad humana, la
diversidad histórica y cultural, el racismo, los relativismos, la identidad-otredad,
la macglobalización, la ciberculturalidad del capitalismo, el futuro de la humani-
dad, sus colectividades étnicas y la libertades individuales y colectivas; así como
la situación actual de la discusión cultural en la etnoantropología es lo que se to-
cará brevemente en este ensayo. Temas claves para toda antropología que se pre-
cie de tal, es decir de antropología sociohistórica o de historia socioantropológica,
cuyo sujeto es el ser humano y su praxis histórico-cultural, trasformadora de la
naturaleza.
dad de culturas. Por ello es que tanto el etnocentrismo (como creencia de que
la cultura propia es superior a las demás) como el relativismo cultural (como
creencia que todas las culturas son viables y valiosas en sí y por sí mismas) podrí-
an considerarse inevitables en el marco de las relaciones culturales. Así se podría
decir que “todas las culturas, todos los pueblos, son etnocéntricos”, y a la vez y
también: “todas las culturas son dignas de respeto y no deben ser sometidas a
juicios parciales de valor o de valía por gente ajena a ellas”7 (es lo que Lévi-
Strauss llama en este artículo: “la paradoja del relativismo cultural”,8 y que años
después dirá que el trató de resolverla buscando “el modo de reconciliar la noción
de progreso con el relativismo cultural”).9
Sobre estos supuestos de partida Lévi-Strauss se lanza a la crítica de todas
las posturas religiosas y filosóficas que han planteado la igualdad y la fraterni-
dad universal como aspiraciones de realización humana (cristianismo, islamis-
mo, budismo, estoicismo, kantismo, marxismo), porque descuidan una
diversidad de hecho y olvidan que “el hombre no realiza su naturaleza en una
humanidad abstracta, sino en culturas tradicionales”.10 Ello también da pie para
que nuestro etnólogo cuestione severamente al evolucionismo antropológico
unilineal llamándolo pseudoevolucionismo o falso evolucionismo pues a dife-
rencia del evolucionismo biológico o “verdadero” que sí toma en consideración
la diversidad como riqueza evolutiva, finge reconocer la diversidad, pero en
realidad la suprime o la toma como medio para sus fines de considerar la evolu-
ción humana como desenvolvimiento único que partiendo del mismo punto debe
hacerla converger al mismo fin (la humanidad única e idéntica a sí misma). To-
do parece indicar que para Claude Lévi-Strauss en este artículo, la diversidad no
es y no debería ser un medio sino un fin en si misma. Pero cómo conciliar la
variabilidad con el desenvolvimiento convergente y afín, es decir, cómo conci-
liar la diversidad y el evolucionismo ya no biológico sino sociocultural, para
responder a su planteamiento de las dos fuerzas humanas complementarias. El
propio Lévi-Strauss señala que el evolucionismo social o antropológico (H.
Spencer, E. Taylor, L. H. Morgan, etc.) no responde adecuadamente (léase cien-
tíficamente) a dicho planteamiento, y que el asunto es resolver el “viejo proble-
7
Véase Thomas Barfield (edit.), Diccionario de antropología, Siglo XXI, México, 2000, pp. 307
y 439.
8
“...es en la medida misma en que se pretende establecer una discriminación entre culturas y las
costumbres como se alcanza más completa identificación con aquellas que se intenta negar”, de
“Raza e historia”, p. 309.
9
De cerca y de lejos, citado por Manuel Garrido en la “Introducción” al libro Raza y Cultura,
Cátedra, colecc. Teorema, Madrid, 2000, p. 18.
10
Ibidem, p. 310.
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Igualmente se puede decir con Leo Kofler que la disputa medieval entre el
nominalismo y el realismo es un:
11
Véase Alfredo Tecla, La teoría del conocimiento y el problema de los universales en la edad
media, editorial Taller Abierto, México, D.F., 1989. Especialmente IV, 2.1, pp. 167-171.
12
Ibidem, p. 168. Para A. Tecla, el materialismo dialéctico resuelve la antinomia universalismo-
particularismo, pues tanto lo particular como lo universal son aspectos que se dan en cualquier
fenómeno.
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Cuadro 1
Civilization Kultur
8razón 8emoción
8seca razón 8emociones populares
8cosmopolitismo 8tradición nacional
8ilustración 8romanticismo
8materialismo 8valores espirituales
8ciencia y tecnología 8artes y artesanía
8rigidez de la burocracia 8genio individual y expresión
de uno mismo
8leyes universales 8percepciones relativas
8objetivo 8subjetivo
8progreso humano 8suceso particular
8superación de las tradiciones, de las 8la búsqueda y afirmación de la
supersticiones y prejuicios irracio- auténtica o genuina cultura
nalcionales
13
Citado por Andrés Barreda Marín, “En torno a la estructura argumental y la fundamenta-
ción en la crítica de la economía política; El Capital, tomo I, cap. 1”, tesis de licenciatura
en Economía, UNAM , Facultad de Economía, México, 1983, nota 17, cap. 3, pp. 252, 253
y 579.
14
Ibidem, pp. 252 y 253. Para A. Barreda dicha ilusión es producida y proviene del intercambio
mercantil, “La yuxtaposición entre el trabajo abstracto y concreto es la célula ideológica de
esta ilusión mistificante. O dicho de otra forma, el intercambio mercantil —en virtud de esta
operación representativa de lo abstracto en lo concreto— es una actividad empírica que redu-
ce cotidianamente, práctica y teóricamente, lo universal a lo singular inmediatamente apren-
sible” p. 253.
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17
La postura teórica posmoderna, tanto en filosofía, como en antropología, y con mayor razón en
las artes, es decididamente ultra-relativista, como la ha llamado Christopher Norris, pues pone el
acento y el ultra-acento en la diferencia, la otredad y la alteridad radical (incomensurabilidad
radical de los otros o del otro). Véase su artículo “El escepticismo posmoderno y el alejamiento
de la verdad”, en Rosa Ma. Rodríguez y Ma. Carmen África (eds.), Y después del postmoder-
nismo ¿qué?, Edit. Anthropos, Barcelona, 1998, pp. 106-149.
18
Véase Maurice Godelier, Funcionalismo, estructuralismo y marxismo, cuadernos Anagrama
102, Barcelona, España, 1976, pp. 56-63.
19
Cfr. Julieta Haidar, El Estructuralismo, Juan Pablo Editor, México, 1990. Por ejemplo: “En
síntesis esta proposición conduce a pensar en la posibilidad de llegar a una metaestructura, a una
superestructura generadora de todas las demás, como una estructura primera, y nos encontramos
entonces con las estructuras lógico-universales del espíritu humano” (p. 76). “En el plantea-
miento de un Orden de los órdenes, de una Estructura de las estructuras, también se observa
una ontologización, ya que lo que se propone es un metacódigo, no en el sentido de una dimen-
sión englobadora de las otras construcciones operativas, sino entendido como un principio com-
binatorio fundamental que se sitúa en la mente humana, y que rige todos los códigos” (pp. 142-
143). “...en este análisis debieron emerger las estructuras lógico-universales, sólo aprehendidas
por el modelo construido [...]. Tal complejidad teórica-metodológica se homologa con el com-
plejo funcionamiento del espíritu humano, generador de las estructuras lógico-universales, obje-
to de la fascinación de la antropología estructural. [Y] que están operando en la producción
mítica, en todos los otros fenómenos culturales y en el mismo antropólogo investigador”
(p. 188).
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20
Incluso en el propio planteamiento estructuralista “marxista” de M. Godelier tampoco existe una
concepción humana de la historia sobre la base de la praxis, los proyectos, las necesidades y las
capacidades humanas individuales y colectivas, su planteamiento acerca de la historia no capta
el desarrollo histórico ni las transformaciones evolutivas, pues la historia para Godelier es sólo
históricamente determinada al interior de cada sociedad y para captarla sólo hace falta agregarle
“lo fisiológico” a “lo morfológico” de Lévi-Strauss; en suma deja fuera los contenidos vitales y
conscientes de las estructuras y las funciones, esto es, la vida material y espiritual de los sujetos
individuales y colectivos práxicos. Su incapacidad histórica radica en que quiere dar cuenta de
una historia involuntaria e inconsciente, hecha de procesos estructurales determinados por las
estructuras de producción y reproducción, es decir objetivista, sin la intervención de sujetos con
voluntad, conciencia y fines: los sujetos en su concepción son pseudosujetos. Así, la práctica
revolucionaria que plantea es puramente teórica y retórica o si acaso una conducida por las “es-
tructuras”: anula la revolución. Ibidem, y p. 67.
21
“Si el análisis estructural surge en la mente es porque su modelo ya existe en el cuerpo [...] y
dado que la mente humana no es, después de todo, más que una parte del universo, es probable
que esa necesidad exista porque hay cierto orden en el universo, porque el universo no es un
caos”. Dijo Lévi-Strauss en entrevista a Boris Wiseman. Véase Lévi-Strauss para principiantes,
Era naciente, Buenos Aires, Argentina, 1998, pp. 168-169.
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22
Véase el Prólogo de Héctor Arruabarrena a Mito y significado, p. 13.
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23
“Raza e historia”, p. 333.
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siendo ella misma estructuralmente mitológica, así que al hacer historia se hace
mitología ya no estáticamente sino dinámica y abiertamente, son dos tipos de
mitología o si se quiere dos tipos de historia cuya función estructural es mante-
ner el “óptimo de diversidad” necesario para que la metaestructura labore y sea.
La verdad de la historia tiene esa limitación estructural de estar dada (mental-
estructuralmente) a priori como metaverdad y metahistoria, por ende la verdad
de la historia se manifiesta como relativa a cada historia particular, a cada grupo
y a cada época (la verdad varía según las culturas), existirían historias (en plu-
ral) que aparecen coaligadas como historias grupales particulares (particularis-
tas). Por ende la postura de Lévi-Strauss coincide con la del escepticismo y el
particularismo históricos. Como han dicho las historiadoras Joyce Appleby,
Lynn Hunt y Margaret Jacob:
Con todo, juzgamos que escepticismo y relativismo son espadas de doble filo. Se
pueden esgrimir contra cualquier poder y promover un mayor grado de inclusión,
pero también pueden dañar a quienes están comprometidos en la búsqueda de algún
tipo de saber. Estas posturas pueden implicar que el entendimiento del pasado es
una construcción ideológica al servicio de intereses particulares, transformando la
historia en una serie de mitos fundadores o robustecedores de ciertas identidades
grupales. Escépticos y relativistas afirman con osadía que la ciencia es mero cons-
tructo social, una secuencia de convenciones lingüísticas o un complicado juego de
poder codificado matemáticamente para asegurar a Occidente el dominio de las ri-
26
quezas planetarias.
26
Véase La verdad sobre la historia, editorial Andrés Bello, Santiago de Chile, 1998, pp. 18-19.
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...tendería a reservar el privilegio de la humanidad a una raza, una cultura o una so-
ciedad; y tampoco olvidar nunca que ninguna fracción de la humanidad dispone de
fórmulas aplicables al conjunto y que una humanidad confundida en un género de
27
vida único es inconcebible, porque se trataría de una humanidad osificada.
Nos encontramos, pues, con que nuestro autor a pesar de que ha señalado y
señala los dos procesos de diversificación-unificación en la humanidad, “la posi-
ción de cada época o de cada cultura en el sistema, la orientación según la cual
esté comprometida, son tales que sólo uno de los dos procesos le parece tener
sentido”. Este es el caso de la cultura occidental (capitalista y, en ese entonces,
soviética) cuya orientación productivista-tecnologista le lleva a priorizar y a privi-
legiar el proceso unificador, uniformizador, queriendo igualarse con lo universal
que sólo le correspondería a la metaestructura. Para nuestro etnólogo, Occidente
se está asemejando a lo lógico universal (“Dios” en nuestra metáfora creadora),
por lo que hay que recordarle tanto sus peligros de osificación, como sus deberes
de preservar la diversidad cultural a riesgo de terminar con la aventura humana (y
consigo mismo como metacultura o cultura de culturas). Afortunadamente Claude
Lévi-Strauss tiene como uno de sus interlocutores conspicuos y políticamente
clave a la institución internacional y a sus representantes (que a su vez represen-
tan a sus Estados-nación capitalistas y “socialistas”, fundamentalmente a los do-
minantes), que se encarga de las cuestiones organizativas culturales (educativas y
científicas) del orden mundial surgido de la Segunda Guerra Mundial. Por ello es
que en los últimos párrafos de su escrito el etnólogo estructuralista esgrime su
espada aparentemente inclusionista, o promotora de la inclusión, para dejarle clara
las tareas (a esa institución y a otras del mismo tipo) de lo que había que llevar a
cabo en esa coyuntura histórica para asegurar los “óptimos de diversidad” y con
ello garantizar la tolerancia y la generosidad entre las culturas humanas. Salvar la
diversidad es lo importante, pero no de sus contenidos históricos que cada época
le dio pues ellos son insalvables, sino sólo de sus formas, y en ese sentido las
misiones de las instituciones internacionales (la UNESCO principalmente) tendrían
que dirigirse a despertar y a liquidar. Es decir, conservacionismo y liquidacionis-
mo a la par: a conservar lo que sea conservable de las formas culturales de adap-
tación y a “desbrozar amputar si fuera necesario, y facilitar el nacimiento de otras
formas de adaptación”, el objetivo de dicha labor cultural sería: “asistir a la
humanidad, y hacer lo menos dolorosa y peligrosa posible la resorción de los di-
versos cadáveres, residuos sin valor de modos de colaboración cuya presencia en
27
Cfr. C. Lévi-Strauss, “Raza e historia”, p. 338.
MIGUEL ÁNGEL ADAME HISTORIA Y DIVERSIDAD CULTURAL:… 77
Los alejamientos
Pero he aquí que casi veinte años después Lévi-Strauss, en su nuevo artículo para
la UNESCO: “Raza y cultura” (1971),31 reniegue de su faz burócrata, pero no así de
su papel divino o sagrado de encarnador de la metaestructura. Así, reconoce en el
Prefacio de su libro Le Regard Éloigné de 1983 y a manera de autocrítica que:
“Ahora bien, en aquella época, para servir a las instituciones internacionales a las
cuales me inclinaba, más, que hoy, a dar crédito, en la conclusión de “Raza e his-
toria” había, de algún modo, forzado la nota”. Pero subraya también que en 1971:
“Tal vez por efecto de la edad y ciertamente por las reflexiones suscitadas por el
espectáculo del mundo, rechacé en esta ocasión esa complacencia [con las institu-
ciones internacionales, especialmente con la UNESCO] convencido de que, para ser
útil a la UNESCO y cumplir con honestidad la misión que se me había confiado,
28
Idem.
29
Andrés S. dice textualmente que: “Lévi-Strauss nos propondrá otra salida, que a falta de situarse
en la perspectiva crítico vital del sujeto revolucionario, consistirá en la defensa del equilibrio en-
tre unidad y diversidad en términos de ‘deber sagrado’ y ‘tarea de instituciones’ [...] propone la
construcción de una violencia institucional que neutralice lo que podría convertirse en violencia
revolucionaria y redondea su propuesta con la recuperación productivista de las diferencias”.
Cfr. “Crítica de Claude Lévi-Strauss en cuanto método, etnia e historia ‘introducción crítica a su
obra’”, en Boletín de Antropología Americana, Instituto Panamericano de Geografía e Historia,
núm. 22, diciembre de 1990, pp. 110 y 111.
30
A la manera de las funciones indigenistas de las instituciones estatales-gubernamentales de los
países americanos con poblaciones indias. Véase nuestro artículo, “Recalcitrante indigenismo
procapitalista”, en Boletín Cultural de la ENAH, Escuela Nacional de Antropología e Historia,
México, D.F., agosto-septiembre de 2001, pp. 6-11.
31
Incluido como cap. I en la recopilación Mirando a lo lejos, Emecé editores, Buenos Aires, Ar-
gentina, 1986, pp. 21-45.
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debía expresarme con toda franqueza”.32 Y esta franqueza reconquistada (no for-
zada) es debida por el espectáculo del mundo 20 años después, ya que las tenden-
cias preponderantemente uniformadoras y homogeneizadoras prevalecen casi
impunemente contra la diversidad cultural, sin que las instituciones internaciona-
les y fundamentalmente la UNESCO, hayan hecho lo suficiente para detenerlas y
salvar la diversidad.
Esto es, nuestro antropólogo belga-francés, se siente decepcionado porque, en
lo fundamental, las tareas encomendadas a dichas instituciones no han sido cum-
plidas, por lo que esgrime ahora el filo de su espada contra el poder institucional
internacional central en sus propias narices (en las narices de los funcionarios de
la UNESCO en París al leer completa su ponencia nada complaciente, que ellos
habían pensado que sería nuevamente complaciente).33 ¿Qué es lo que contiene de
novedoso este más reciente artículo respecto del de 1952? Veámoslo sucinta-
mente.
A mi juicio, básicamente son cuatro las más importantes innovaciones:
32
Véase “Prefacio”, en ibidem, p. 13.
33
Sin embargo al darse cuenta que no, un par de días antes del acto de inauguración del “año
internacional de lucha contra el racismo”, tratan de boicotear la lectura completa de su conferen-
cia, cosa que no logran.
34
Véase “Raza y cultura”, p. 34.
MIGUEL ÁNGEL ADAME HISTORIA Y DIVERSIDAD CULTURAL:… 79
ii) Lévi-Strauss encuentra que los prejuicios raciales aumentan en lugar de dismi-
nuir, parece ser que su lógica es la de que luego de breves calmas locales, re-
surgen en otras partes con una intensidad todavía mayor. Esto se debe
principalmente, a juicio del padre del estructuralismo antropológico, al fenó-
meno (argumentación nada original sino claramente malthusiana) de la explo-
sión demográfica bajo situación de escasez cada vez mayor de bienes
naturales: “¿Qué sería —pregunta irritado C. Lévi-Strauss—, en fin, de la lu-
cha ideológica contra los prejuicios raciales si se confirmara que siempre y en
todas partes [...] basta con formar equipos de sujetos de cualquier origen y co-
locarlos en una situación de competencia para que se desarrolle en cada uno un
sentimiento de parcialidad y de injusticia frente a sus rivales?”.35 Lo que está
planteando Lévi-Strauss es que ha sido la dinámica uniformizadora y competi-
tiva de la sociedad occidental la que ahora ha propiciado los renacimientos ra-
cistas y que en vez de resolver los problemas de escasez los agudiza, y en
lugar de alimentar selectivamente las formas de diversidad cultural bajo condi-
ciones de justicia y abundancia, nutre los prejuicios raciales. Por consiguiente
el etnólogo estructuralista hace una severa crítica a las instituciones interna-
cionales, incluida la UNESCO, por su incapacidad general de propiciar igualdad
relativa y por la falacia de sus campañas anti-raciales que sólo serían parapetos
o simulacros de buenas intenciones, cuando en el fondo no se resuelven las
causas del racismo.
iii) Antes de pasar a ver sus nuevas propuestas ultrarrelativistas y antiinstitucio-
nales, conviene observar que ahora C. Lévi-Strauss introduce un elemento
importante más en cuanto a la preservación de la diversidad; ya no se trata de
la diversidad cultural y del respeto y la tolerancia de ella a secas, sino que
ahora hace falta el mantenimiento y el florecimiento de la diversidad de la
vida, de la ecología misma podría decirse. Tal vez —sugiere nuestro etnólo-
go— el respeto a la diversidad de la vida sea más importante, pues el respeto
a las culturas sería sólo un caso particular del respeto que debería sentirse
por todas las formas de la vida. Y en ese sentido rechaza tajantemente el
humanismo occidental a favor de una filosofía al estilo budista tibetano
(preservadora de la diversidad biológica-ecológica en todos sus niveles, in-
cluso los más ínfimos).
iv) Claude Lévi-Strauss aboga ahora por la sana distancia geográfica y cultural
de las sociedades no occidentales respecto de la fusión “progresiva” de occi-
dente y de sus instituciones ya que su progreso y sus campañas (incluida la
35
Ibid., pp. 41 y 42.
80 BOLETÍN DE ANTROPOLOGÍA AMERICANA z 43 ENERO-DICIEMBRE 2007
39
Más adelante los comentarios de Todorov y véase atrás la cita de Ch., Norris sobre el ultrarrela-
tivismo y la posmodernidad. En resumen lo que quiere decir Lévi-Strauss con “menos acumula-
tivas” es que es preferible su alejamiento o aislamiento (entre culturas) a su integración
(especialmente a su integración “civilizadora” o monopolizadora). Lo que implica para Todorov
que las culturas se vuelven menos comunicativas e intercomunicables, o sea, que menos se co-
nectan y hasta se hacen ininteligibles como argumenta Norris. Para éste último puede y debe
haber (y ha habido, hay, y habrá) culturas diferentes, pero no ininteligibles (como pretenden los
ultrarrelativismos, por ejemplo de Lyotard o Levinas).
82 BOLETÍN DE ANTROPOLOGÍA AMERICANA z 43 ENERO-DICIEMBRE 2007
40
Cfr., cap. 1, “¿Existe un neorracismo?”, en E. Balibar y E. Wallerstein, Raza, nación y clase,
Iepala, Madrid, 1991, p. 38.
MIGUEL ÁNGEL ADAME HISTORIA Y DIVERSIDAD CULTURAL:… 83
43
Ibidem, pp. 89 y 90.
44
Ibid., p. 94.
45
Véase T. Todorov, Nosotros y los otros, Siglo XXI, México, D.F., 2000, pp. 83-112.
46
Ibid., pp. 88-93.
MIGUEL ÁNGEL ADAME HISTORIA Y DIVERSIDAD CULTURAL:… 85
productivas del ser-devenir humanos. Ambas son (han sido y serán) susceptibles
de integración bajo un proyecto unificado de emancipación humana como especie
planetaria; es decir que integre las luchas y aspiraciones de identidad, reconoci-
miento y libertad colectiva e individual a nivel étnico-nacional, sexogenérico, de
edad, de creencias y prácticas socioculturales.
La historia y el progreso son contradictorios. La evolución, la involución, el
estancamiento, la aceleración, el retardamiento, la revolución son procesos no
venidos de Dios o entes sobrenaturales y/o ahistóricos (teleologías exmanentes y
deterministas), sino son tejidos a partir de intereses, deseos, expectativas, imagi-
narios e ideologías antropovisonarias y cosmovisionarias de los sujetos humanos
en interacción consigo mismos y en metabolismo con la naturaleza bajo contextos
históricos concretos: las fuerzas termodinámicas, económicas sociales, políticas se
combinan en factores complejos para tensar tendencias y resultados coyunturales
y estructurales, de corto, mediano y largo plazos. La historia humana no se puede
ver sólo como acumulativa y/o estacionaria, es dialéctica y se impulsa así misma
anadialécticamente52 (justamente ante los desafíos que se abren y se renuevan), es
decir, propiciando y retomando las innovaciones, las respuestas y praxis que dan
salidas liberacionales a las opresiones y dominaciones de sujetos y colectividades
(no sólo de los pueblos latinoamericanos sino de todas las poblaciones explotadas
y sometidas del orbe) hacia las superaciones positivas de las contradicciones más
o menos caóticas. Sin embargo, en efecto; éstas superaciones en la historia huma-
na —como en la historia del planeta y de la vida— no están garantizadas por nada
ni por nadie, son superaciones dentro de una historia abierta; específicamente en
la historia humana tienen que ser decididas y construidas en términos semiótico-
simbólicos-ideológicos y en, por supuesto, en términos prácticos y de acción. Esto
es, en términos de la praxis de grupos, sujetos, multitudes y de masas populares
implicados.
Y en este caso, en esta situación actual, el conjunto de la humanidad viva (y
pasada) está implicada en la construcción de la historia humana (que es induda-
blemente bio-antropo-cósmica) que viene, que ya está aquí desafiándonos, exi-
giendo soluciones a los particularismos y a la universalidad problemáticos de que
estamos hechos y de los cuales vivimos bajo el complejo y contradictorio sistema
capitalista mundial. L@s pobres, l@s explotad@s y oprimid@s de cada lo-
calidad y de la globalidad tenemos la palabra, el pensamiento y la voluntad deci-
soria.
52
Véase Enrique Dussel, Filosofía de la Liberación, Bogotá, Colombia, Nueva América, 1996. En
el apartado 5.4, se define el momento analéctico como parte de la dialéctica positiva en el cual
se crea un punto de apoyo para nuevos despliegues que van más allá.
90 BOLETÍN DE ANTROPOLOGÍA AMERICANA z 43 ENERO-DICIEMBRE 2007
Bibliografía
Adame, Miguel Ángel
2001 “Recalcitrante indigenismo procapitalista”, en Boletín Cultural de la
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Barfield, Thomas (edit.)
2000 “Relativismo cultural”, en Diccionario de antropología, Siglo XXI,
México.
Barreda Andrés
1983 “En torno a la estructura argumental y la fundamentación en la crítica de
la economía política”, El Capital, tomo I, cap. 1, tesis de licenciatura en
Economía, UNAM, Facultad de Economía, México.
Díaz-Polanco, Héctor
2007 Elogio de la diversidad, Siglo XXI, México, D.F.
Dussel, Enrique
1996 Filosofía de la liberación, Nueva América, Bogotá, Colombia.
Finkielkraut, Alain
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92 BOLETÍN DE ANTROPOLOGÍA AMERICANA z 43 ENERO-DICIEMBRE 2007
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